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Unidad Iv

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MATERIA: Derecho Procesal II y Prácticas.

TITULAR: Dr. Julio Quinteros.

APUNTE SEGÚN PROGRAMA DE ESTUDIO O ENSEÑANZA.

UNIDAD TEMÁTICA IV

Normas de lectura obligatoria.

Artículos 115 a 159; y 169 a 187 del Código Procesal Civil y Comercial de Provincia de Buenos Aires; y normas
concordantes del Código Civil y Comercial de la Nación relativas a la teoría general del acto jurídico y de la ineficacia
de los actos jurídicos. Ley 22.172. Acuerdos de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires que
conforman el digesto de normas relativas al denominado Derecho Procesal Electrónico.

1. ACTOS PROCESALES. Concepto. Actos procesales de comunicación: a) oficios y exhortos; b) notificaciones; c)


vistas y traslados; d) domicilio y clases; e) tiempo hábil, habilitación expresa y tácita; f) plazos procesales:
suspensión, interrupción y ampliación; g) escritos, copias, cargo; h) el expediente; i) las audiencias.

Son actos procesales los hechos voluntarios que tienen por efecto directo e inmediato la
constitución, el desenvolvimiento o la extinción del proceso , sea que procedan de las partes (o
peticionarios) o de sus auxiliares, del órgano judicial (o arbitral) o de sus auxiliares, o de terceros vinculados a aquél
con motivo de una designación, citación o requerimiento destinados al cumplimiento de una función determinada.

Como todos los actos jurídicos, los actos procesales constituyen manifestaciones voluntarias de quienes los cumplen.
En tal circunstancia reside su diferencia respecto de los hechos procesales, que se encuentran, frente a aquéllos, en
relación de género a especie, y a los que cabe definir como todos los sucesos o acontecimientos susceptibles de
producir sobre el PROCESO los efectos antes mencionados (v.gr., fallecimiento o incapacidad de alguna de las partes;
transcurso del tiempo; pérdida o destrucción de documentos; etc.).

Aquellos conceptos, construidos en base a las nociones de acto jurídico del Código de Vélez, hoy se deben vincular con
las nuevas definiciones que contiene el Código Civil y Comercial al respecto. Así, leemos en el art. 259 que "El acto
jurídico es el acto voluntario lícito que tiene por fin inmediato la adquisición, modificación o extinción de relaciones o
situaciones jurídicas" y en el 260, "El acto voluntario es el ejecutado con discernimiento, intención y libertad, que se
manifiesta por un hecho exterior".

No encuadran en el concepto de acto procesal, por lo pronto, aquellas actividades cumplidas fuera del ámbito
del proceso, aunque eventualmente puedan producir efectos en él.

Sobre la base de un criterio objetivo o funcional, y concibiendo el proceso como una secuencia cronológica, resulta
adecuado formular una clasificación de los actos procesales atendiendo a la incidencia que éstos revisten en las tres
etapas fundamentales de dicha secuencia que, como tal, tiene un comienzo, un desarrollo y un final. De allí que,
correlativamente a la existencia de esas tres etapas, resulte pertinente distinguir, ante todo, entre actos procesales de
iniciación, de desarrollo y de conclusión o terminación.

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Actos de comunicación.

Son actos procesales de comunicación o transmisión los que tienen por finalidad poner en conocimiento de las partes,
de los terceros o de funcionarios judiciales o administrativos, una petición formulada en el proceso o el
contenido de una resolución judicial.

Se dividen en oficios, exhortos, notificaciones, vistas y traslados.

Domicilio y clases.

Como regla, los actos del juez y de las partes se realizan en la sede o recinto en que funciona el respectivo juzgado o
tribunal. Existen excepciones a esta regla.

Cuando las actuaciones deban practicarse fuera del radio urbano, pero dentro de la circunscripción judicial, los
jueces podrán trasladarse para recibirlas, o encomendar la diligencia a los de las respectivas localidades.

Cuando se trata de actos procesales que deben realizarse fuera de la circunscripción en que ejerce competencia
territorial el respectivo juzgado o tribunal, debe encomendarse el cumplimiento de aquellos, mediante libramiento
de exhorto u oficio, al juez de la correspondiente localidad.

Los actos de ciertos auxiliares del juez, como los notificadores, se cumplen en el domicilio de las partes o de los
terceros, aunque las constancias de tales actos deben incorporarse luego al expediente.

Las notificaciones constituyen uno de los actos más importantes donde la ley impone a
todo litigante el cumplimiento de una carga específica: la de constitución de domicilio
procesal dentro de un radio determinado y la denuncia del domicilio real.

Se diligenciarán en el domicilio legal todas las notificaciones por cédula que no deban serlo en el real.

Si falta la denuncia del domicilio real o de su cambio, las resoluciones que deban notificarse allí, se notificarán en el
lugar en que se hubiere constituido, y en defecto también de este, quedará constituido domicilio en el juzgado.

Todo cambio de domicilio deberá notificarse por cédula a la otra parte, teniéndose por subsistente el anterior
mientras que esa diligencia no se hubiese cumplido.

Los actos de los terceros deben cumplirse, sea en el recinto del tribunal o fuera de él. Pero, cuando se ejecutan fuera
de la circunscripción territorial del juzgado o tribunal, lo deben ser con intervención del juez de la respectiva localidad.

Ámbito espacial.

La eficacia de los actos procesales depende de su realización en el momento oportuno. Por ello, se establecen períodos
genéricamente aptos para realizar actos procesales, sea fijando lapsos específicos dentro de los cuales es menester
cumplir cada acto procesal en particular.

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Tiempo hábil: las actuaciones judiciales se practicaran en días y horas hábiles, bajo pena de nulidad. Son días hábiles
todos los del año con excepción de: las fiestas aceptadas por la Nación; las previstas por la ley provincial; los
comprendidos en la feria judicial de cada año. La Suprema Corte, podrá disponer asuetos judiciales, durante los cuales
no correrán los plazos.

Los plazos no correrán los días domingos, los que por disposición del Congreso o del poder ejecutivo, no sean
laborables, y los que la Corte declare feriados judiciales. Por medio de la acordada de 1950, la Corte resolvió declarar
feriado con carácter general y permanente para toda la justicia nacional los días sábados.

En lo que concierne a las horas hábiles: para los actos que deben realizarse en el
expediente solamente son hábiles las comprendidas dentro del horario establecido por la
Suprema Corte para el funcionamiento de los tribunales (7 a 14hs.).

Respecto de las diligencias que los jueces, funcionarios o empleados deban


practicar fuera de la oficina, son horas hábiles las que median entre las 7 y las
20hs.
Habilitación expresa y tácita: los días u horas inhábiles pueden, en determinadas circunstancias, habilitarse, es decir
declararse utilizables para el cumplimiento de actos procesales.

A petición de parte o de oficio, los jueces y tribunales deberán habilitar días y horas cuando no fuere posible señalar las
audiencias dentro del plazo establecido, o se tratase de diligencias urgentes cuya demora pudiera tornarlas ineficaces
u originar perjuicios evidentes a las partes.

Las diligencias iniciadas en día y hora hábil podrán llevarse hasta su fin en tiempo inhábil sin necesidad de que se
decrete la habilitación y si no pudiere terminarse en el día, continuará el siguiente hábil, a la hora que en el mismo
acto establezca el juez o tribunal.

Esto evitaría dilaciones y trámites innecesarios, por cuanto comenzada una diligencia ella puede concluirse aun
después de fenecido el horario de tribunales sin que sea necesario ninguna petición de parte con ese objeto.

El Código sanciona con nulidad los actos cumplidos en horas y días inhábiles, aunque se trata
de una nulidad relativa, pues el vicio queda convalidado si el litigante a quien afecta no la
invoca en tiempo oportuno.
Plazos procesales.

Los plazos pueden ser: legales, judiciales y convencionales; perentorios y no perentorios; prorrogables e
improrrogables; individuales y comunes; ordinarios y extraordinarios.

Plazos legales, judiciales y convencionales: Llámese plazos legales a aquellos cuya duración se halla expresamente
establecida por la ley. Por ejemplo, el de 15 días para contestar la demanda.

Son judiciales los plazos fijados por el juez o tribunal. Revisten este carácter, el que el juez debe fijar para que los
peritos designados se expidan.

Son plazos convencionales los que las partes pueden fijar de común acuerdo. Por ejemplo, las partes puede acordar la
abreviación de un plazo mediante una manifestación expresa por escrito.
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Plazos perentorios y no perentorios: un plazo es perentorio (preclusivo o fatal) cuando, una vez vencido, se opera
automáticamente la caducidad de la facultad para cuyo ejercicio se concedió.

El Código consagra la perentoriedad de todos los plazos legales y judiciales.


Plazos prorrogables e improrrogables: un plazo es prorrogable cuando cabe prolongarlo a raíz de una petición
unilateral en ese sentido formulada con anterioridad a su vencimiento, y es improrrogable cuando no puede ser objeto
de tal prorrogación.

El Código asigna tal carácter al plazo que tienen los jueces y tribunales para dictar sentencia, supeditando la
concepción de la prórroga al requisito de que ante la imposibilidad de cumplir dicho acto dentro del plazo legal se haga
saber al tribunal superior con anticipación de 10 días a su vencimiento, y este juzgue admisible la causa invocada.

Todo plazo perentorio es improrrogable ya que descarta la posibilidad de que pueda ser
prolongado a pedido de una de las partes. Pero no todo plazo improrrogable es perentorio,
pues mientras que el primero admite su prolongación tácita en el sentido de que el acto
correspondiente puede cumplirse después de su vencimiento, pero antes de que la otra
parte pida el decaimiento del derecho o se produzca la pertinente declaración judicial, el
segundo produce, a su vencimiento, la caducidad automática del derecho, sin necesidad de
que el otro litigante lo pida ni de que medie declaración judicial alguna.
Plazos individuales y comunes: son plazos individuales aquellos que corren independientemente para cada parte, aun
en el caso de que, como ocurre en el litisconsorcio, actúe más de una persona en la misma posición de parte. Tales
como los plazos para contestar la demanda, para interponer recursos. Son comunes los plazos cuyo cómputo se
efectúa conjuntamente para todos los litigantes, sea, partes contrarias o litisconsortes. Estos comienzan a corren
desde el mismo día siguiente al de la última notificación (los plazos de prueba, y los plazos para alegar).

Plazos ordinarios y extraordinarios: son ordinarios aquellos plazos que se hallan previstos para los casos comunes.
Son plazos extraordinarios los que atienden a la distancia existente entre el domicilio de las partes y la
circunscripción territorial donde funciona el juzgado o tribunal.

Los plazos empezarán a correr desde la notificación, y si fuesen comunes desde la última. No se contara el
día en que se practique la diligencia, ni los días inhábiles.

Los plazos procesales se computan a partir del día siguiente a aquel en que tuvo lugar la notificación o a partir del
momento en que finaliza el día de la notificación, esto es, a las 24 horas.

Los plazos fijados en horas corren ininterrumpidamente, salvo que medie un día inhábil, en cuyo caso corresponde
descontar esas horas. Los plazos fijados en días o meses terminan a la medianoche del día de su vencimiento.

Si se trata de un plazo fijado en horas, el vencimiento se opera al terminar la última de las horas fijadas.

Suspensión, interrupción y ampliación.

Los plazos procesales son susceptibles de suspensión o interrupción. Suspender implica privar temporariamente de
efectos a un plazo; interrumpirlo implica cortar un plazo haciendo ineficaz el tiempo transcurrido.

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Con respecto a la ampliación se establece que para toda diligencia que deba realizarse dentro de la República
Argentina y fuera del asiento del juzgado o tribunal, quedarán ampliados los plazos legales a razón de un día por cada
200 Km. o fracción que no baje de 100 Km.

Las disposiciones que se establecen con respecto a los plazos son aplicables tanto a las partes como a los miembros del
ministerio público y a los funcionarios que a cualquier título intervienen en el proceso.

2. INCIDENTES. Concepto. Clases. Requisitos. Sustanciación. Efectos. Costas.

Son todas las cuestiones contenciosas que pueden surgir durante el desarrollo del proceso y guarden algún
grado de conexidad con la pretensión o petición que constituye el objeto de aquel.
Requieren una resolución especial, pero que no se hallan sometidas a un procedimiento particular sino a una
sustanciación que el Código ha configurado genéricamente para todos ellos.
Clases:
Los incidentes pueden clasificarse en:

 Incidentes específicos: son aquellos a los que la ley les ha dado un trámite especial, el que puede
cubrir todo el desarrollo incidental o cubrir parte de su desarrollo en función de requisitos o
elementos que hacen a su formación, como a su admisión y desarrollo (ej: cuestiones de
competencia por vía inhibitoria, la recusación con causa).
 Incidentes genéricos: son aquellos que se encuentran sujetos a un mismo trámite que la ley
establece sin consideración a la materia sobre la cual versan.
Todas las cuestiones que tuvieren relación con el objeto principal del pleito y no se
hallaren sometidas a un procedimiento especial se tramitarán por las normas establecidas
en los arts. 175 a 187 del Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos
Aires.
Trámite general
El incidente genérico tramitará por pieza separada. Por regla general, no suspende el proceso principal. Debe
estar acompañado de toda la prueba de la que intente valerse.
Si fuese improcedente, el juez podrá rechazarlo sin más trámite (rechazo in limine). La
otra parte tendrá 5 días desde su traslado, para la contestación.
De ser necesaria una audiencia de recepción de prueba, esta será realizada dentro de los 10 días,
pudiendo prorrogarse por otros 10 más en caso de imposibilidad de presentarla.

No se admiten más de 5 testigos por parte.


Efectos:
 No suspende el proceso principal, salvo que el Código o el Juez dispongan lo contrario.
 Si hay más de un incidente, tramitarán conjuntamente siempre que esto sea posible.
 Tienen incidencia sobre el proceso principal, más allá de que sean tramitados en forma separada.
3. NULIDADES PROCESALES. Concepto. Presupuestos: especialidad, convalidación, trascendencia. Efectos.

La nulidad procesal es la privación de efectos imputada a los actos del proceso que adolecen de algún vicio en
sus elementos esenciales y que, por ello, carecen de aptitud para cumplir el fin al que se hallen destinados.
Si bien en virtud de la trascendencia que revisten las formas dentro del proceso, es usual que las
leyes vinculen el concepto de nulidad a la idea de quebrantamiento o violación de algún requisito formal, no

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existen razones válidas que autoricen a excluir, del concepto enunciado, aquellos vicios que afecten a los
requisitos propios de los restantes elementos del acto procesal (falta de competencia del órgano o de capacidad
de las partes, vicios del consentimiento cuando ellos fueren invocables; ilicitud del acto). De allí el término
genérico que utiliza el art. 169, párr. 2º CPCC.

Constituye un principio suficientemente afianzado, el de que todas las nulidades procesales son susceptibles de
convalidarse por el consentimiento expreso o presunto de las partes a quienes perjudiquen. No existen por lo tanto en
el proceso nulidades absolutas; y no altera esta conclusión la circunstancia de que la ley autorice a declarar de oficio la
nulidad (CPCC, art. 172), pues la facultad acordada a los jueces en tal sentido juega en forma paralela y concurrente
con la carga de impugnación que incumbe a la parte interesada en la declaración de nulidad, y no puede ejercerse
cuando ha tenido lugar la preclusión o renuncia de la respectiva impugnación. De allí que la norma mencionada
condicione la declaración a la circunstancia de que "el vicio no se hallare consentido".

Presupuestos.

Son tres los presupuestos a que se halla condicionada la declaración de nulidad: 1º) Existencia de un vicio en alguno
de los elementos del acto procesal;

2º) Demostración de interés jurídico en la invalidación del acto, y de que la nulidad no es imputable a quien pide su
declaración;

3º) Falta de convalidación del acto viciado.

Formas de alegar las nulidades.

Existen en nuestro derecho cuatro formas para alegar la nulidad de los actos procesales: el incidente, el recurso,
la excepción y la acción de nulidad.

Efectos de las nulidades.

"La nulidad del acto —dispone el art. 174 CPCC— no importará la de los anteriores ni la de los sucesivos que sean
independientes de dicho acto".

Por "actos sucesivos" debe entenderse no a los simplemente inmediatos al acto nulo, sino a los que son una
consecuencia directa de él. Si, por ejemplo, se declara la nulidad de la notificación de la providencia que dispuso recibir
la causa a prueba, serán nulos los actos de ofrecimiento y recepción de ella, pero declarada la nulidad de una
declaración testimonial la resolución invalidatoria no alcanza a las restantes diligencias probatorias, aun cuando sean
posteriores.

Asimismo, la nulidad de una parte del acto no afecta a las demás partes que sean independientes de aquélla (CPCC,
art. 174, párr. 2º).

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