Trastorno Del Espectro Autista
Trastorno Del Espectro Autista
Trastorno Del Espectro Autista
El trastorno del espectro autista (TEA) es una condición que afecta el desarrollo del cerebro
y la forma en que una persona se comunica, interactúa y se comporta con los demás. El
término “espectro” se refiere a la diversidad de síntomas y gravedad que pueden presentar
las personas con TEA. Algunas personas con TEA tienen dificultades de aprendizaje, otras
tienen una inteligencia normal o superior, pero todas tienen problemas para adaptarse a
situaciones sociales. El TEA se manifiesta antes de los tres años de edad y dura toda la
vida, aunque los síntomas pueden mejorar con el tiempo y el tratamiento.
No se conoce una causa única para el TEA, sino que se cree que hay múltiples factores
genéticos y ambientales que influyen en su aparición. Algunas personas con TEA tienen
una condición genética conocida, como el síndrome de X frágil o la esclerosis tuberosa,
pero en otros casos no se ha identificado ninguna alteración genética específica. Los
científicos están investigando qué genes y qué factores ambientales, como la exposición a
ciertas sustancias o infecciones durante el embarazo, pueden aumentar el riesgo de
desarrollar TEA.
El diagnóstico del TEA se basa en la evaluación del comportamiento y el desarrollo del
niño por parte de profesionales especializados, como pediatras, psicólogos o neurólogos.
No existe una prueba médica, como un análisis de sangre, que pueda confirmar el
diagnóstico. El diagnóstico precoz es importante para iniciar un tratamiento temprano e
intensivo que pueda mejorar las habilidades sociales, comunicativas y conductuales de los
niños con TEA. El tratamiento puede incluir terapias conductuales, educativas, del lenguaje
y ocupacionales, así como medicamentos para tratar algunos síntomas asociados, como la
ansiedad, la depresión o la hiperactividad.
Los signos y síntomas del TEA varían según cada persona, pero suelen incluir dificultades
para establecer contacto visual, responder al nombre o mostrar interés por los demás;
retraso o ausencia del lenguaje verbal; uso repetitivo o inusual del lenguaje; conductas o
intereses restrictivos o estereotipados; movimientos repetitivos o inusuales;
hipersensibilidad o hiposensibilidad a los estímulos sensoriales; y problemas para
comprender las emociones, las normas sociales o las señales no verbales. Algunos niños
con TEA muestran signos desde el primer año de vida, otros se desarrollan normalmente
hasta los 18 o 24 meses y luego pierden habilidades o muestran cambios en su
comportamiento.
El TEA es una condición que afecta a millones de personas en el mundo y que requiere un
apoyo integral y personalizado tanto para las personas con TEA como para sus familias y
cuidadores. El TEA no impide que las personas con esta condición puedan tener una vida
plena y satisfactoria, sino que les da una forma diferente de percibir y relacionarse con el
mundo. El respeto, la aceptación y la inclusión son fundamentales para promover el
bienestar y el desarrollo de las personas con TEA.
Referencias: