T.3 San Agustín
T.3 San Agustín
T.3 San Agustín
(354-430)
ÍNDICE
3. El problema de Dios.
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1. Introducción
San Agustín es el principal representante de la Patrística: Padres de la Iglesia
considerados los iniciadores de la filosofía cristiana. Se encuentra, junto a san Isidoro
de Sevilla o San Ambrosio en el grupo de la patrística latina (S.IV-VII), cuando esta
lengua sustituye al griego como lengua litúrgica en Occidente.
El pensamiento de la Patrística trató de fijar el contenido doctrinal de la Iglesia
cristiana para combatir contra las herejías surgidas dentro del cristianismo y contra los
ataques paganos.
La obra filosófica de San Agustín es el primer esfuerzo de armonizar Fe y Razón;
Filosofía y Religión.
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A partir de todo lo anterior, te explico la teoría del conocimiento agustiniana:
o CONOCIMIENTO SENSIBLE.
Compartido por el hombre y los animales.
Grado más bajo del saber.
No es fiable y válido por la inestabilidad de las cosas sensibles.
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La filosofía (razón), por lo tanto, es un proceso espiritual (fe) de nuestra
elevación hacia Dios, un proceso de conquista de una interioridad profunda
donde habita la Verdad. Esta búsqueda es un proceso de Transcendencia
(punto máximo de recogimiento del alma) puesto que Dios está en el alma y, a
través de esta línea ascendente, encontraremos el verdadero conocimiento.
3. El problema de Dios
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4. Antropología y moral: el Libre Albedrío
El ser humano ha sido creado por Dios y está compuesto de cuerpo (materia) y
alma (forma) Lo más importante es el alma. El cuerpo es un mero instrumento
del alma.
El alma tiene tres facultades:
o Memoria. Hace posible la reflexión.
o Entendimiento. Permite la comprensión (incluye la razón inferior y la
superior).
o Voluntad. Permite el amor a Dios.
El alma es una sustancia espiritual; indivisible e inmortal (aquí concuerda con
Platón: no puede descomponerse pues su naturaleza es simple, no tiene partes
y es indestructible)
Pero San Agustín negó la teoría platónica de la preexistencia del alma. Su
origen lo explica mediante el traducianismo: el alma se transmite de padres a
hijos al ser generada por los padres.
En cuanto al hombre, se caracteriza por la constante búsqueda más allá de sí
mismo. El hombre busca la felicidad, pero sólo puede hacer feliz al hombre
algo que sea más que el hombre mismo: Dios-De ahí, que el hombre tienda a
autotrascenderse.
El objetivo último del hombre es la salvación. Pero no se alcanza en esta vida;
sino en otra (después de la muerte) Se halla siempre entre el Bien (La luz de
Dios) y el Mal (la oscuridad del pecado) Dios no es responsable del mal que
hay en el mundo, puesto que el mal es defecto o ausencia de ser y de Bien.
El cuerpo no es malo, pero puede ser un obstáculo para la salvación como
consecuencia del pecado original. La salvación del alma es el fin último del
hombre y se logra con la búsqueda y el reencuentro con Dios. Por este motivo
hay que apartarse de los efectos del pecado origina sobre el cuerpo.
En relación con el punto anterior, encontramos el concepto más importante de
la antropología agustiniana: el libre albedrío. Éste se define como la posibilidad
de elegir voluntariamente el bien o el mal; opción que tiende siempre hacia el
polo negativo. Dios nos ha dado el libre albedrío para poder elegir entre el
bien o el mal. Esta es la razón para que se castigue con justicia a quien lo usa
para pecar. Debido al pecado original y a que el cuerpo domina al ser humano
(y no el alma; como debería de ser), es difícil que el hombre elija dejar de
pecar. Sólo la libertad, entendida como gracia divina y que nos empuja a hacer
el bien, puede redimirnos.
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5. Política y sociedad. La ciudad de Dios