Penal II
Penal II
Penal II
Ejercicio
Art. 391. El que mate a otro y no esté comprendido en el artículo anterior, será penado (…)
(1) Digamos que A dispara a B y lo mata. Aquí, A es evidentemente el autor del homicidio.
(2) En otro caso, A mata a B, porque C lo amenazó con matar a su hija en caso contrario. El homicidio es
un delito “de propia mano”, luego, ¿cómo podemos atribuir responsabilidad a C? En este caso, C se
configura como un autor mediato del delito.
(4) A mata a B, con la pistola que C le compró para dicho efecto, mientras D sujetaba a B para que A no
errara el disparo. A es el autor, pero C y D se configuran como cómplices.
(5) A mata a B, huyendo en el auto de C, quien bota la pistola al mar y esconde a A en su casa para que la
policía no huya. Aquí, C cumple rol de complice y encubridor.
Vemos que la discusión no se agota meramente en quien es el autor del delito, porque hay otras formas de
imputar responsabilidad penal.
Se desprende que hay dos formas de participar en un delito; en cuanto autor, o bien en cuanto
participación. En otras palabras, la forma de intervenir en el delito puede ser:
Principal (autoría)
Accesorio (complice y encubridor)
No hay delito sin autor, por lo mismo es que los títulos de imputabilidad de complicidad y encubridor son
accesorios.
Para esta teoría, el legislador ha decidido crear formas accesorias de intervención en el delito, a titulo de
partícipes.
Criticas a la teoría
En primer lugar se critica la gran amplitud de la teoría, no distinguiendo entre los diversos aportes que
realiza cada persona al delito.
También, la autoría pasa a ser residual, aplicando toda vez que no haya una regulación especial.
La teoría también falla para atribuir responsabilidad en los delitos de propia mano; hay una sola persona
que realiza toda la conducta típica, y no se puede atribuir responsabilidad a alguien que contribuyó (según
la teoría, si se podría).
Se critica a la teoría que se basa en criterios causales y no normativos para determinar el carácter decisivo
de la aportación.
(ii) Teoría de la simultaneidad: autor es quien realiza un comportamiento simultáneo que colabora con la
realización del tipo y participe es quien realiza actos previos o posteriores que aportan causalmente a
su realización.
Se critica que se basa en un criterio temporal sin vinculación normativa.
Se critica porque nada obsta a que un participe pueda tener dolo de consumar el delito, y quien ejecuta el
tipo penal podría alegar que actuó con ánimo socii.
(ii) Teoría del interés: Es autor aquel quien tiene un interés personal en que se concrete el resultado
típico.
Se critica que representa un problema de prueba inmenso, y además porque genera contradicciones con lo
que ocurre en el mundo de la acción.
Un ejemplo típico de manual es qué pasa si una madre que recién dio a luz en su casa, con un parto muy
difícil, y le pide a la partera que llene de agua la tina y ahogue al recién nacido. Si atendemos solo al
interés, la madre es el autor, y la partera no es autora.
(iii) En Chile: En general se ha adherido más a teorías subjetivas. La doctrina clásica atiende a la
voluntad del individuo; Etcheberry dice que lo fundamental es la voluntad de quien quiere hacer suyo
el hecho, aunque no haya realizado la acción típica; Garrido Montt propone una teoría normativa de la
autoría, donde se debe atender al propósito típico o finalidad, y a la realización de actos tendientes a
la consecución de ese propósito.
Teorías restrictivas
I. Teoría objetivo formal (Beling)
Es autor quien realiza total o parcialmente la acción típica, y todos los demás son participes. El aporte de
esta teoría es que (1) da un concepto más restringido de autoría, y (2) que establece una relación entre
autoría y tipicidad.
Se critica porque solo sirve para los delitos de propia mano, pero no sirve para fundamentar los casos de
co-autoría,1 ni tampoco para fundamentar la autoría mediata.
1En la co-autoría no necesariamente dos personas realizan el delito; una puede no hacer nada. Por ejemplo, una
persona se queda vigilando mientras otro comete el hurto. Para la teoría de Beling, el vigila no es autor.
II. Teoría del dominio del hecho (Welzel)
Es una teoría que viene de un autor finalista, pero que se ha difundido y tiene su máximo alcance con
Roxin. 2
En su formulación original, Welzel explica que es autor aquél quien domina la situación en términos tales
de que depende de él que se cometa el resultado típico, pero además que él sea capaz de evitarlo (esto
ultimo se conoce como formula negativa de Maurach).
En segundo lugar, cuando exista dominio de la voluntad: un sujeto actúa dominando la voluntad de otros
sujetos (teoría del dominio de la voluntad en estructuras organizadas de poder). 3
En tercer lugar, cuando existe dominio funcional: varios autores dirigen un hecho, teniendo cada uno
dominio de la situación; tienen cada uno dominio condicionado al funcionamiento del plan global.
Caso Corma.-
Calificación Jurídica. Con relación a Jesús Manzur Saca, los hechos referidos bajo el número 1,
constituyen a juicio del Ministerio Público, delitos reiterados de Fraude de Subvenciones, previsto
y sancionado en el artículo 470 n° 8 con relación al artículo 467 inciso final del Código Penal, en
grado de desarrollo de consumado. aquellos consignado bajo el número 2, son constitutivos de
delitos reiterados de Obtención Fraudulenta De Devolución de IVA Exportador, ilícito previsto
y sancionado en el artículo 97 n° 4 inciso tercero del Código Tributario, en grado de desarrollo de
consumado. a su turno, los hechos relatados bajo el n° 3, configuran delitos reiterados de
Presentación de Antecedentes Falsos en las Operaciones de Exportación, previsto y sancionado
en el artículo 169 de la ordenanza general de aduanas, todos ellos en grado de desarrollo de
consumado. Finalmente, los hechos narrados bajo el n° 4, son constitutivos del Delito Tributario
2 Roxin es un autor alemán que ha modernizado el derecho penal, y se considera uno de los más grandes penalistas
alemanes.
3Esta teoría fue fundamental para atribuir responsabilidad a los líderes Nazis, y no castigar a los miles de soldados
que llevaron a cabo materialmente los delitos.
previsto y sancionado en el artículo 97 n° 4 inciso segundo del Código Tributario, en grado de
desarrollo de consumado.
Sentencia.- UNDÉCIMO: Participación. Que a la luz de los antecedentes expuestos (…) Jesús
Elías Carlos Manzur Saca (…) ha sido estimada por el Tribunal en calidad de autor de los delitos
(…) él no solo era la cara visible de las empresas -que en el hecho controlaba-, sino que además era
quien tomaba las decisiones, ya sea en cuanto a la estructura en que se encontraban organizadas las
diversas empresas que participaban en la cadena productiva, de distribución y exportación o -lo que
es del todo relevante- debido a la forma en que se fraguó el engaño típico, pues era el acusado
Manzur quien determinaba el precio que se asignaba a los productos. Por lo tanto, no cabe duda
alguna que el acusado era no solo conforme a lo prevenido en el artículo 99 del Código
tributario, en relación con lo referido en el artículo 15 N°1 del Código Penal, el destinatario de
las normas penales en juego (el empresario, socio mayoritario de las tres empresas relacionadas
que participaron en la cadena productiva que finalizaba con la exportación de los jeans, por más
ficticia que en definitiva resultare), sino que además era quien tanto objetiva como
subjetivamente tenía el dominio del hecho, (…), por cuanto, era él quien podía decidir sobre
la consumación o no del hecho típico y sobre la dirección final del desarrollo del acontecer
delictivo, dependiendo el resultado global de su propia voluntad, pudiendo entonces el
tribunal concluir, que siempre tuvo “las riendas cortas del hecho”.4
Jakobs en el fondo postula que una persona cumple un rol dentro de una organización, y puede evitar
riesgos delictivos; esa persona recibe responsabilidad por su conducta omisiva, habiendo tenido
competencia como para evitar el riesgo de cometer el delito.
No hay un dominio fáctico sino que un dominio institucional referido a la llamada competencia por
organización. Se corrige la teoría anterior agregando al dominio en el hecho la competencia en el hecho.
La infracción del rol general se produce en el ámbito de la organización, ya sea por defectuosa
organización o por no controlar los riesgos que se generan.
4 Riendas cortas del hecho viene a ser una forma en que la doctrina se refiere a tener el dominio del hecho. Debemos
recordar que el dominio del hecho tiene un sentido negativo: haber tenido el poder como para evitar la perpetración
del delito.
Autor en general es aquel sin cuya intervención el hecho típico no puede siquiera principiar a ejecutarse
o, aunque se ejecutara, no sería ya típico o sólo satisfaría las exigencias de un tipo diferente del que se
trata en el caso concreto. Se advirtió, asimismo, que quienes satisfacen las exigencias de este criterio
orientador debe determinarse en forma diferente para los delitos de dominio, los de infracción de un
deber y los de propia mano.- CURY
Los delitos se dividen en tres tipos: de dominio, de infracción de deber, y de propia mano.
Lo primero que hay que notar es que el art. 15, en su inciso primero establece que “se consideran
autores” los que caen en las distintas hipótesis que enumera. Así las cosas, para gran parte de la doctrina
lo que hace el art. 15 es ampliar el concepto de autor, incorporando no solo a aquellas personas que
verdaderamente actúan como autores, sino que también a sujetos que, no siendo verdaderos autores, son
considerados como tales para todos los efectos legales (esencialmente, para la determinación de la pena).7
Así, tenemos distintas posibilidades de autoría: autor de propia mano, autor mediato, coautoría.
7Sin perjuicio de lo cual, YÁÑEZ argumenta que todos los casos del art. 15 son de verdadera autoría y no existiría
una ampliación jurídica del legislador sino que una mala interpretación doctrinaria y jurisprudencial.
8 No hay que confundirlo con los delitos de propia mano, por eso es mejor hablar de autor ejecutor.
Es el autor ejecutor porque efectivamente realiza el tipo penal con su conducta.
(2) La doctrina ha agregado casos donde alguien se sirve de otra persona como si fuera un objeto
inanimado:9
- Es autor de propia mano quien para realizar el comportamiento típico, se sirve de otro como un
instrumento inanimado; casos de “vis absoluta” (A dispara a B, porque C ha forzado su dedo para que
apriete el gatillo).
(3) Se discute el caso del autor que se aprovecha de un sujeto que obra sin dolo. Se trata de casos donde el
autor induce a otro a un error de tipo,10 o se aprovecha de un error preexistente. Por ejemplo, A se sirve
de B, para que éste le lleve un café envenenado (sin saber que está envenenado) a C, dándole muerte.
Para parte de la doctrina serían casos de autoría mediata, pero en realidad, el sujeto instrumentalizado no
tiene dominio del hecho, y por lo mismo no sería autor ejecutor. Esto, según Cury, porque la voluntad del
actor se somete completamente al control del “hombre de atrás”; el actor no tendría el control del devenir
causal porque no tendría ninguna razón para no llevar a cabo la acción típica (pues se encuentra bajo un
error).
Para la doctrina mayoritaria, los tipos penales se referirían directamente al autor ejecutor, toda vez que
contienen enunciaciones como “el que…” o “aquél que…”, por lo que no sería necesario recurrir al art.
15 para afirmar su punibilidad, el cual solo está para solucionar los problemas generados por una
pluralidad de intervinientes. Sin perjuicio de ello, bajo el art. 15 estarían insertos en el No.1, como los que
toman parte en la ejecución del hecho, sea de una manera inmediata y directa (…).
La autoría mediata no puede sino ser dolosa; no se puede imprudentemente doblegar a otro.
9En el fondo, la otra persona es un mero instrumento material para cometer el delito, como si fuera un martillo o un
palo.
10Para determinar la voluntad del instrumento habrá que ver si era un error invencible, pues de ser vencible podría
considerarse como autor de un cuasidelito en la medida que esté tipificado.
1. Por coacción o fuerza, doblegando al autor ejecutivo.
Esta fuerza puede ser física o por amenaza/intimidación. Por ejemplo, una persona amenaza a otra con
matar a su hijo si no comete un delito determinado.
¿Cómo excluiremos la responsabilidad del autor ejecutor? Una posibilidad es considerar que el autor
mediato quebrantó su resistencia psicológica; otra opinión atiende a un criterio normativo, requiriendo
que se configure la causal de exculpación, por fuerza irresistible o miedo insuperable (art. 10 No.9).
Para CURY la segunda opción es la más correcta, requiriendo no que el sujeto se haya visto
psicológicamente superado, sino que el Derecho Penal no le pueda exigir la conducta al sujeto. Así, el
hecho de que una persona ejerza un gran dominio psicológico sobre otra no sería suficiente para exculpar
la conducta de la segunda, como ocurriría en el caso de una mujer que mata a su marido por órdenes de su
amante (el amante sería inductor, y la mujer autora ejecutora).
Ahora bien, en general el criterio usado es el psicológico, de menor estándar que el criterio normativo.
Lo importante aquí es que el hombre de adelante mantiene el dominio del hecho, sin perjuicio de estar
actuando bajo coacción. Él puede, voluntariamente, decidir si comete el delito o no, y por lo mismo es un
autor ejecutor y el hombre de atrás es solo autor mediato, pero el Derecho reconoce que esa voluntad está
severamente afectada y exculpa la conducta (nadie está obligado a ser héroe o santo).11
¿Qué pasa cuando se doblega la voluntad de una persona para que realice delitos no punibles, como el
suicidi? ¿Puede una persona ser autor mediato de un suicidio, doblegando la voluntad del instrumento
para que se mate?12 Cury entiende que, siendo el suicidio impune, el autor material es autor de un hecho
atípico, es decir, autor de nada, y el autor mediato responde como tal por el delito de homicidio.
Si estuviéramos en un caso donde no se doblega la voluntad, sino que se ‘convence’ o induce a la persona
que se mate13 , el hombre de atrás sería solo un inductor, pero impune pues la inducción al suicido no se
castiga (art. 393).
Si se tratara de coacción para el delito de autogestiones, la solución es la misma que con el suicidio:
autoría ejecutiva y autoría mediata. Si se tratara de una mera inducción, y si se considera que las
autolesiones son punibles, entonces tendríamos autoría ejecutiva y autoría por inducción. 14
11Estas son hipótesis de vis relativa, no de vis absoluta como veíamos más arriba, donde verdaderamente el sujeto
deja de tener voluntad y es un mero instrumento.
14 Sin embargo, se ha afirmado mayoritariamente que las autolesiones solo son punibles cuando lesionan otro bien
jurídico distinto, y así el autor debería quedar impune en los casos corrientes (cuando no se lesiona otro bien).
Lo expuesto anteriormente se insertaría bajo la figura de autoría contemplada en el art. 15 No.2 primera
parte:
2°. Los que fuerzan o inducen 15 directamente a otro a ejecutarlo.
Un último caso dudoso es del hombre de atrás que se aprovecha de un miedo insuperable no creado por
él, como ocurriría en el caso del alpinista C que mira a A y B quienes cuelgan de una cuerda después de
un desprendimiento y la cuerda no aguanta el peso de ambos. Si C incita a A a cortar la cuerda, no tiene
el dominio del hecho y es un mero inductor; en cambio si actúa de manera tal como para afectar la
situación (por ejemplo le lanza un cuchillo a A para que pueda cortar la cuerda), habría autoría mediata.
Todo esto según Cury, quien insertaría esta hipótesis en el art. 15 No.2.
Para CURY, esto es efectivamente un caso de autoría mediata; pero para POLITOFF y otros autores este es
un caso de autoría ejecutiva.
(1) Cuando el ejecutor obra dolosamente, pero bajo un error inducido o aprovechado por el hombre de
atrás, concurre autoría mediata del último. Por ejemplo, una persona estimula a una mujer china que llega
a Chile para que se realice un aborto (el aborto es legal en China), asegurándole la legalidad del mismo.
La autora ejecutora domina el curso causal, pero el hombre de atrás cuenta con un dominio superior,
quedando como autor mediato.16
Cury estima que el error de prohibición tiene que ser material, no solo formal, es decir la persona debe
desconocer la lesividad social de la conducta.
Los casos de autoría mediata por error de prohibición están insertos en el art. 15 No.1 segunda parte, pues
el autor mediato, al no sacar al autor ejecutivo de su error, impide o procura impedir que el delito se evite
(de conocer la prohibición, el autor ejecutor no cometería el delito).
(2) ¿Qué pasa si el instrumento está en error, inducido o aprovechado por el hombre de atrás, respecto de
la concurrencia de una causal de exculpación? También se entiende que hay autoría mediata; por ejemplo,
C le dice a A que la cuerda está a punto de romperse, y éste la corta dejando que B caiga al vacío,
sabiendo que eso es un delito, pero confiando en que está exculpado. A tiene el dominio del hecho, pero C
15La parte de inducción la dejamos fuera, pues se trata del autor por inducción que no es un verdadero autor, sino
que se considera como tal para los efectos legales.
16Que el error sea vencible o invencible tiene relevancia en la responsabilidad concreta del ejecutor, pero no debería
ser un factor a considerar al momento de diferenciar entre los distintos tipos de intervinientes.
mantiene un dominio superior y por lo tanto puede ser considerado como autor (mediato) por el art. 15
No.1 segunda parte.
(3) Respecto al error in persona, la doctrina lo discute sobre la base de un caso: A quiere matar a B, pero
es miope y no lo puede distinguir claramente en la multitud. C ayuda a A, pero en el momento ve a D, a
quien odia, y le dice a A que D es B, y A mata a D.
El error en la persona, por el art. 1 inc. 3, es irrelevante para la conducta dolosa de A, pero la pregunta
está en qué se transforma C. Se trataría de un autor mediato (art. 15 No.1 segunda parte) por el dominio
superior que ejerce sobre A, quien se mantiene como ejecutor. Sería, en principio, el único caso de
autoría mediata donde concurre la responsabilidad del autor ejecutor y la del mediato (en todos los demás
la responsabilidad del ejecutor estaría excluida de por sí).
No se considera a que el hombre de atrás doblegue la voluntad del instrumento, sino que ese elemento de
dominar la voluntad se sustituye, fundamentalmente, por la fungibilidad del instrumento. Otros requisitos,
para poder aplicar esta hipótesis es que:
- Estemos frente a una estructura jerarquizada
- Obediencia de mando.
- Fines ilícitos
- Fungibilidad. Da lo mismo quien lo haga, y sobre todo, que si uno no esta dispuesto a hacerlo lo
hace el otro. O sea, la conducta que da comisión el delito es la conducta a del hombre de atrás.
Si bien esta teoría se acogió ampliamente en los 50’ y 60’, en Chile no hay consenso acera de si se
considera o no un supuesto de autoría mediata. Esto porque CURY opina que no lo sería, porque estima
que el requisito de esta es doblegar la voluntad del otro, dominándola el hombre de atrás, y nadie podría
decir que al soldado se le doblega la voluntad, es decir, no habría ni coacción, error, ni actuación sin dolo
que pudiera excluir la responsabilidad. Otros autores consideran que es fundamental para evitar
situaciones de impunibilidad y atribuir responsabilidad para aquellos que domina la situación fáctica el
reconocer que quienes dan las ordenes cometen esos delitos, porque sino la imputación de responsabilidad
solo queda en la base, no imputando responsabilidad a las cúpulas.
Efecto practico de esta discusión en nuestra legislación es limitado porque como en su concepción
original supone una organización cuya finalidad ilícita sea per se, no es un modelo que nos sirva para
atribuir responsabilidad en lo delitos en empresas (eg. delito de contaminación). El problema entonces es
que no es aplicable a esas situaciones pues la estructura supone que haya una organización de tal aparato
con fines ilícitos. En los otros casos de autoría mediata, como error del instrumento, podríamos construir
la imputación a la cúpula, pero no con esta hipótesis.
Así, esta tercera hipótesis no sirve en la practica porque supone que en el origen hablemos de una
organización ilícita, y a su vez, la asignación de penas que establece la ley considera específicamente la
estratificación de funciones en la asociación ilícita (esta se sanciona por el hecho de formarse, sin que sea
necesario que se haya ejecutado el plan criminal. Entonces, como solo se sanciona por eso, es la ley la que
establece que al que la forma le corresponde cierta sanción, etc. Tampoco tiene utilidad practica pues no
lo necesitamos: tiene su propia distribución la ley en relación a la imputabilidad)
En general la doctrina ha dicho que aquí hay autoría mediata, y autoría ejecutiva por parte del
instrumento.
Pero Cury estima que lo correcto es que, dada la voluntad de actuar en común, el trabajador
incorpora como propio el ánimo especial, y sería autor ejecutor, mientras que el patrón sería solo
inductor.
(2) Un último caso dudoso es el del instrumento inimputable por minoría de edad: por ejemplo, una
persona se vale de un niño chico para que entre por una venta pequeña a una casa y hurte. La doctrina
considera que hay autoría directa, ejecutiva, porque el inimputable fue utilizado como un instrumento
inanimado. Es exactamente lo mismo que usar un gancho para forzar la entrada.
III. Coautoría 17
Es una contribución funcional a la comisión o causación del hecho típico. O sea, en conjunto todos tienen
el dominio del hecho; nadie puede realizar por si mismo el delitos dese el punto de vista de la situación
fáctica que se da, no desde el punto de vista teórico.
“Cada sujeto domina el acontecer global en cooperación con los demás (ninguno con control total e
independiente del acontecer típico)”- ROXIN
No se puede por si mismo, de acuerdo al plan o la forma que se organizan, cometer el delito.
Esta coautoría tiene dos aspectos fundamentales y copulativos para su concurrencia.
a. Subjetivo
Ahora bien, no es muy exacto el término porque si bien el acuerdo previo da lugar a una autoría, el
acuerdo también puede ser simultáneo a la comisión del delito, o sea, pueden no haberse puesto de
acuerdo ex-ante, pero uno se puede terminar sumando a última hora, y así el concierto o no acuerdo no
debe necesariamente ser expreso sino que también puede ser tácito. Ahora bien, si uno se suma, ya
habiéndose comenzado a realizar el delito, no responderá por los actos ya realizado; si B se suma a A para
robar una casa, cuando este ya había quebrado la ventana para entrar, B es solo responsable como coautor
por hurto, no por robo.
El acuerdo es fundamental a propósito del exceso del dolo de alguno de los sujetos; por ejemplo dos
personas se ponen de acuerdo para entrar a robar a una casa, y uno de ellos viola a una mujer que estaba
durmiendo. Por la violación, solo responderá como autor ejecutivo el violador mismo, pues no había un
acuerdo respecto a ese delito. Ahora bien, si es que concurrió en los demás un dolo eventual, también
podrán ser considerados como autores.
En el caso de que dos personas intervinieren en la ejecución de un mismo hecho sin acuerdo, no puede
haber coautoría, sino que se habla de autoría accesoria/simultánea. Se da usualmente en los delitos
imprudentes, como los conductores que se pasan la luz roja simultáneamente y producen un choque que
daña a terceros.
El acuerdo de voluntades es necesario pero no suficiente para la coautoría, pues además cada coautor
debe contribuir funcionalmente a la realización del hecho típico. Si fuera por la pura voluntad común, un
cómplice o encubridor fácilmente podría ser considerado como coautor.
b. Objetivo
Es la contribución funcional a la realización del hecho.
“Toma parte en la ejecución de un hecho ‘todo interviniente cuya aportación en fase ejecutiva representa
un requisito indispensable para la realización del resultado pretendido, esto es, aquel con cuyo
comportamiento funcional se sostiene o se viene abajo lo emprendido’. Así, objetivamente, tomar parte en
un hecho no significa realizar parte de un tipo penal, sino contribuir a la ejecución de un hecho de tal
manera que ni el coautor ni los restantes intervinientes puedan ejecutar por sí solos el delito." POLITOFF/
CURY
(1) Los coautores pueden ejecutar de común acuerdo la misma acción típica; como cuando dos personas
disparan contra la víctima. En otras situaciones mas frecuentes, se dividen funcionalmente el trabajo, y así
por ejemplo en el delito de violación una persona ejerce la fuerza y otra accede carnalmente a la víctima
(en los delitos compuestos es fácil apreciar la división del trabajo).
(2) Pero un coautor no necesariamente tiene que intervenir directamente en el hecho típico. En la medida
que su contribución sea decisiva para la consumación, podrá ser autor, como por ejemplo el jefe de una
banda de narcotráfico que organiza el plan y manda a sus subordinados a ejecutarlo; o el experto en abrir
cajas fuertes que abre una para que otros se apropien de las cosas.
(3) Se discute mucho que pasa con el “loro” o vigía, que cuida que no lleguen terceros mientras otro
ejecuta el delito mismo. En la medida que el sea funcional al delito, es decir, decisivo, debe apreciarse
coautoría (por ejemplo, dos sujetos se meten a la casa de una señora sabiendo que ésta va a volver pronto,
y uno se queda en la entrada para dar la señal cuando se esté acercando). Pero si fuera el caso de un
“novato” al cuál los delincuentes quieren entrenar, y lo dejan cuidando sin que en verdad sea necesario,
éste será como mucho un cómplice pero no autor.
(4) Se discute qué pasa con quien ha ejecutado solo actos preparatorios. WELZEL estima que es un
coautor, porque su participación en planear el delito compensa su ausencia en la ejecución del delito; pero
ROXIN, y adhiriendo a él, CURY, estiman que es necesario que el coautor haya participado en la fase
ejecutiva. Es por eso que en realidad el art. 15 No.3 primera parte es en realidad, por lo general, un caso
de complicidad, pues quién facilita medios suele hacerlo en la fase preparatoria.
(5) La coautoría sería posible en la tentativa, cuando uno de ellos da principio a la ejecución en el marco
de una resolución común. Para el delito frustrado, cada uno de ellos deber haber realizado su parte del
plan, y el delito igualmente no se verifica por causas ajenas a su voluntad.
En el caso del art. 15 No.1 segunda parte, “impidiendo o procurando impedir que se evite”, dicha
conducta exige que se estén realizando actos ejecutivos (por el enunciado general del art. 15 No.1: refiere
a tomar parte en la ejecución del hecho). Por lo tanto, es coautor quien amenaza con una pistola a otro,
mientras su compañero le roba todas sus cosas; es coautora la mujer que seduce a un guardia para que
otro pase desapercibido mientras roba, etc… En esto, Cury está de acuerdo con la postura de Yañez; ahora
bien, respecto al loro, en la medida que sea funcional, CURY lo considera autor, mientras que YÁÑEZ
difiere diciendo que nunca lo sería porque no toma parte en la ejecución del hecho y es solo un cómplice.
Ahora bien, respecto del No.3, YAÑEZ postula que, existiendo concierto previo, todas las situaciones
descritas serían de verdadera autoría; CURY difiere, por lo visto anteriormente.
Lo fundamental es que el deber sea diferente de aquel que encuentra origen en una norma penal (e.g no
matar), y que su infracción sea fundante del injusto; de modo que de no mediar quebrantamiento sería
jurídico-penalmente irrelevante.
Encontraríamos aquí delitos cualificados propios, donde el deber incumbe solo a quienes detenten una
determinada cualidad personal, como en el delito de prevaricación; pero también incorporamos en esta
clase de delitos el quebrantamiento de un deber extrapenal que deriva de una especial posición jurídica
del sujeto por su relación con la institucionalidad vigente y no por un carácter personal, como el delito de
falso testimonio y el perjurio.
No constituyen delitos de infracción de deber los delitos cualificados impropios, por ser delitos de
dominio.
El autor del delito de infracción de deber solo puede ser el intraneus, aquel a quien incumbe el deber,
prescindiendo de si cuenta o no con el dominio del hecho. El extraneus solo puede ser partícipe, aunque
en el caso concreto haya tenido en sus manos el dominio de la acción.
Para ser autor hay que estar en condiciones de quebrantar el deber extrapenal. Se impone al legislador
que, cuando desea que el extraneus sea considerado como si fuera autor se ve obligado a disponerlo
expresamente, de manera excepcional (e.g art. 212).
Sin embargo, cuando en el delito de infracción de un deber intervienen varios intraneus, parece que el
criterio del dominio del hecho recobra significación, pues es posible que algunos de ellos dispongan de la
facultad de decidir y otros, en cambio, estén privados de ella.
En los delitos de infracción de deber cabe hacer la distinción entre autoría directa o de propia mano,
autoría mediata y coautoría, con particularidades propias.
Así, el empleado público a que se refiere el art.242 del CP es autor directo del delito de infidelidad en la
custodia tipificado en esa disposición, tanto cuando convence a un tercero cualquiera de que los
documentos o papeles que le están confiados por razón de su cargo son basura desechable y le pide que lo
ayude a deshacerse de ellos arrojándolos al incinerador, como cuando hace lo mismo con otro
funcionario.
Autoría mediata
1.- Es autor mediato, en primer lugar, el intraneus que induce a un extraneus a ejecutar por él el
correspondiente hecho típico. Así, el eclesiástico que desde el extranjero convence al extraneus que
permanece en Chile para que éste destruya en forma plenamente responsable los documentos que a él le
estaban confiados en razón de su cargo, es autor mediato del delito a que se refiere el art. 242 del C.P., y el
ejecutor material sólo cómplice.
2.- Como es obvio, también concurrirá autoría mediata en supuestos como los graficados en el párrafo
anterior si el intraneus coacciona al no obligado o se aprovecha de un error de éste sobre el significado del
hecho, sea a consecuencias de un error de prohibición, o sobre la concurrencia de una exculpante, o sobre
el sentido concreto de la acción o porque se trata de un inimputable. En todos estos casos, sin embargo, la
autoría mediata del hombre de atrás se funda en su condición de intraneus y no en su dominio del hecho,
que en ellos es ir relevante.
3.- Tal como se ha explicado antes, el dominio del hecho recobra importancia cuando, para ejecutar el
delito, el intraneus se sirve de otro intraneus. Así, por ejemplo, si el funcionario A coacciona al empleado
público B para que destruya los documentos y papeles que le habían sido confiados conjuntamente con él,
o forja una situación de necesidad, haciendo creer al otro que la única manera de evitar un mal mayor es
sustrayendo tales papeles y documentos, etc. En tales supuestos A es autor mediato, ya no sólo porque es
intraneus sino más bien a causa de su mayor dominio de la configuración del hecho.
4.- Es muy discutido el caso en que un extraneus se sirve para la ejecución del delito de un intraneus que
obra sin dolo. Así, prosiguiendo con nuestro ejemplo, si el extraneus A, engaña al funcionario B,
convenciéndolo de que quien le confió los documentos y papeles en razón de su cargo, desea que los haga
desaparecer, destruyéndolos.
En supuestos de esta clase, ROXIN aprecia participación del extraneus en el hecho no doloso del obligado,
lo cual lo conduce a sostener que en los delitos de infracción de un deber la participación no requiere en
general que el autor haya actuado con dolo.
Este punto de vista no ha logrado imponerse y parece desacertado. Es cierto que en estos casos la
imposibilidad de castigar como partícipe al hombre de atrás conducirá a su impunidad o, cuando menos, a
sancionarlo por un delito de muy inferior gravedad.
Esto es visto por ROXIN como una "laguna de punibilidad" intolerable. Pero eso no resulta censurable si
se tiene en cuenta que aquí de lo que se trata es de sancionar la colaboración en la infracción de un deber
que, en tanto el ejecutor obraba sin dolo, no ha ocurrido realmente, y que para el hombre de atrás era
imposible puesto que para él la obligación no existe. Por otra parte, aun prescindiendo de lo anterior,
siempre es "más importante que no se pierda la determinación que el dolo garantiza en los tipos a que la
participación se refiere".
5- No existe problema, en cambio, cuando el extraneus se sirve de coacción para conseguir que el
obligado ejecute el hecho, o se vale para ello del error en que éste se encuentra sobre la significación real
del acontecimiento. Como en estos casos el intraneus obra dolosamente y, según se ha explicado es,
además, autor -si bien impune- no existe inconveniente para castigar como partícipe al hombre de atrás.
Coautoría
Puesto que no pueden ser autores, los extraneus tampoco pueden ser coautores de un delito de infracción
de un deber. En ellos, pues, sólo cabe coautoría cuando dos obligados obran conjuntamente, haciendo
cualquier aportación al hecho.
No admiten por lo tanto autoría mediata, ni directa mediante instrumentalización de un tercero no doloso,
o casos en que se emplea al tercero como objeto.
Como lo destaca NOVOA, los criterios para la determinación de los delitos de propia mano son inciertos.
Así, hay autores para los cuales no existen, mientras otros incluyen entre ellos a casi todos los hechos
punibles cuyo comportamiento importa una cierta actividad sexual, a los delitos de simple actividad en
general y a los de omisión.
ROXIN ha establecido dos grupos de hechos punibles que serían de propia mano
1. Delitos de autor juridico penal.
El legislador castiga no el comportamiento sino una condición del sujeto o un modo de vida muchas
veces no dependiente de la voluntad del sujeto. Se trataría de manifestaciones del “derecho penal de
autor”, altamente reprochable y del cuál no quedarían muchos casos; así se han derogado por ejemplos
los delitos de vagancia y mendicidad por la L.19.567 de 1998.
Si se tratara de una conducta de este tipo cometida por error o coacción, no existiría el elemento de
reprochabilidad.
Son pocos los casos; ya se derogó el delito de sodomía, y el único caso que pareciera persistir es el del
incesto.
Los restantes atentados sexuales, en cambio, deben excluirse del grupo de delitos de propia mano, porque
tienen un bien jurídico claramente identificable. Así, por ejemplo, nada obsta a la existencia de autoría
mediata mediante coacción, en el caso de una violación, pues aquí el hombre de atrás ataca, sirviéndose
19 CURY pp.621-622.
del instrumento, la libertad sexual de la víctima, sin que nada importe que él no experimente la
satisfacción de ejecutar el acceso carnal, pues lo que en este caso se reprueba es el quebrantamiento de la
voluntad contraria del ofendido u ofendida, y no la obtención de un placer prohibido.
Por esta razón, también pueden negar la cualidad de delito de propia mano al incesto quienes creen que tal
hecho atenta contra la integridad de la estirpe por las consecuencias dañinas que tendría para la
descendencia la relación sexual entre parientes próximos. Pero este pretendido resultado lesivo contradice
hasta ahora los hallazgos científicos más respetables y, mientras sea así, el criterio expuesto no puede ser
suscrito.
Lo mismo que se ha dicho para los delitos sexuales, vale para los de simple actividad y los de omisión.
Ninguno de ellos es necesariamente un delito de propia mano.
- PARTICIPACIÓN20 -
Lo estrictamente técnico es decir que el concepto general es intervención, y que en un lado hay autoría y
en otra participación: las personas pueden intervenir en el delito como participes o autores, sin perjuicio
de que hay varias formas de participación.
Cuando hablamos de tipos de autoría y participación, decimos tipos en el sentido de tipo penal, porque la
doctrina moderna ha estipulado que el examen de la autoría y participación se hace en relación al tipo
penal realizado por la persona y en ese sentido son un tipo.
CURY.- Es partícipe, en general, el que interviene dolosamente en un hecho ajeno sin concurrir a la
ejecución de la conducta típica ni contar con el dominio de ella, realizando ciertos actos descritos en
forma expresa por la ley y que de ordinario revisten un carácter preparatorio o de colaboración ulterior a
la consumación.
Naturaleza
La complicidad es subsidiaria y accesoria a la autoría, si no hay otro que comete el delito no hay donde
intervenir como participe. Sólo puede ser partícipe aquel de quien se ha decidido ya que no es autor. En
nuestro ordenamiento jurídico, por lo demás, esta característica se encuentra expresamente establecida
para los cómplices y encubridores mediante las cláusulas de subsidiariedad contenidas en los arts. 16 y
17, inc. primero, del C.P, las cuales deben entenderse válidas también respecto de los instigadores a que se
refiere el art. 15, N° 2, segunda parte, y de los cómplices tratados como autores en el N° 3 de ese mismo
articulo.
- Inducción o instigación
- Facilitación de medios (entendemos que está elevada a coautoría por la existencia del acuerdo
previo)
Aspecto subjetivo
La participación existe y es punible solo cuando es dolosa, y se entiende que no existe participación en un
delito imprudente; en otras palabras, la intervención del participe debe ser dolosa, y el delito del autor
también tiene que ser doloso. Se estima que no es sancionable la participación en un delito imprudente.
El efecto que tiene distinguir formas de participación es el reproche desde el punto de vista de la
magnitud de pena que se efectúa. Pero, ¿por qué se reprocha penalmente y se es responsable por haber
colaborado en el delito otro, y no se sancionan solo a los autores?
Teoría del favorecimiento: Al partícipe se le reprocha el colaborar en la comisión del delito. Aquí hay
problemas con el encubrimiento, pues esta teoría dice que se reprocha la conducta en tiempos previos o
simultáneos a la comisión del delito, nada dice en relación con la posterioridad a su comisión.
Formas de participación
1. Instigación
Art. 15 N 2. “Los que … inducen directamente a otro a ejecutarlo”.
Consiste en crear en otro dolosa y directamente una resolución delictiva. Pero esto no es un caso de
autoría mediata como doblego la voluntad; el instigador no domina la voluntad del instigado, sino que lo
que hace es crear en él la voluntad o convencerlo de cometer un delito, pero el instigado que será el autor
ejecutor por el art. 15 N 1, mantiene la libertad para decidir si comete o no el delito (dominio del hecho).
El inductor ha de obrar de manera directa, es decir, por medio de actos positivos orientados a formar la
voluntad delictiva; por lo mismo no puede instigarse por omisión. El hecho de que una persona no
disuada a otra de cometer un delito no la hace partícipe. Pero esto no obsta a que la instigación pueda ser
tácita, y no expresa, como por ejemplo cuando una persona deja “pistas” para que otra crea que su señora
lo está engañando y la mate; lo importante es que se actúe positivamente.
Para que sea punible, no se sanciona que haya convencido de cometer el delito si el instigado no hace
nada. El convencimiento por sí mismo no es punible, para que lo sea es necesario que la voluntad del
autor del delito se exteriorice a lo menos en el principio de ejecución del delito. Esto porque la
punibilidad de los actos preparatorios es excepcional en la ley y por lo mismo, se sanciona estrictamente,
por ejemplo, en el art. 8 del CP.
El instigador tiene que influenciar al autor material para que cometa un delito (tipo) concreto, y por lo
mismo el hecho de dar consejos vahos o apreciaciones generales no configuran instigación; se deriva de lo
anterior que solo pueda instigarse a realizar un hecho doloso.
A su vez, el dolo del inductor tiene que ser de consumar el delito; si una persona convence a otra de que
cometa el delito sabiendo que necesariamente va a fallar, no hay inducción. Esto es muy relevante en el
caso de agentes provocadores; se trata de sujetos asociados o pertenecientes a la policía que se infiltran en
redes de delincuentes para instigarlos a delinquir y así poder arrestarlos in fraganti. Aquí, el agente no
tiene un dolo de que se consuma el delito, sino meramente que se de inicio al mismo y por lo mismo no es
un partícipe punible. Al respecto:
Art. 25 Ley 20.000 de Drogas, que regula técnicas especiales de investigación
Artículo 25.- El Ministerio Público podrá autorizar a funcionarios policiales para que se
desempeñen como agentes encubiertos o agentes reveladores y, a propuesta de dichos funcionarios, para
que determinados informantes de esos Servicios actúen en alguna de las dos calidades anteriores.
(…)
Agente revelador es el funcionario policial que simula ser comprador o adquirente, para sí o
para terceros, de sustancias estupefacientes o sicotrópicas, con el propósito de lograr la manifestación o
incautación de la droga.
(…)
El agente encubierto, el agente revelador y el informante en sus actuaciones como agente
encubierto agente revelador, estarán exentos de responsabilidad criminal por aquellos delitos en que
deban incurrir o que no hayan podido impedir, siempre que sean consecuencia necesaria del desarrollo
de la investigación y guarden la debida proporcionalidad con la finalidad de la misma.
Las desviaciones y excesos de dolo del autor material no gravaran al instigador, salvo el dolo eventual.
Puesto que la ley habla de inducir a ejecutar un hecho, solo puede existir instigación a la autoría; no es
punible convencer a otro de participar como cómplice o encubridor. A su vez, no es punible la instigación
en cadena (el instigador del instigador).
2. Complicidad
Se trata de quien coopera de forma dolosa21 a la ejecución de un hecho por actos previos o simultáneos.
Tratándose de los cómplices, no se requiere que su participación sea necesaria para el delito en términos
causales (determinante), basta que:
- Auxilie o facilite al autor para la comisión del hecho
- Dicha ayuda no ha de ser determinante
- El autor se haya servido de la ayuda o facilitación.
- El auxilio o facilitación puede ser material o intelectual
- La cooperación puede ser por acción u omisión (cuando haya habido un de evitar la consumación en el
caso de la omisión).
- Es necesario que el complice obre con dolo de consumación (basta el dolo eventual).
Sin perjuicio de que el autor se deba haber servido de la cooperación, no debe estar consciente de ello. La
ley no exige un tipo de vinculación entre el autor y complice, no se requiere un acuerdo (otra cosa es que
en la práctica sea usual que exista un concierto previo o plan criminal).
Como vimos, si es que en estos facilitadores de medios concurre un concierto y dominio funcional del
hecho, serán verdaderos coautores.
Para los casos donde no hay dominio funcional, pero existiendo concierto (es un requisito del No.3), son
verdaderos cómplices, pero la ley los trata igualmente como autores.
(2) Art. 15 No.3 segunda parte: Los que, concertados para su ejecución, (…) lo presencian sin tomar
parte inmediata en él.
La mera presencia, que a primera vista parece inofensiva, envuelve una facilitación o reforzamiento de la
actividad ejecutiva cuando ha mediado un concierto.
(3) Art. 16. Son cómplices los que, no hallándose comprendidos en el artículo anterior, cooperan a la
ejecución del hecho por actos anteriores o simultáneos.
3. Encubrimiento
Art. 17 Son encubridores los que con conocimiento de la perpetración de un crimen o de un
simple delito o de los actos ejecutados para llevarlo a cabo, sin haber tenido participación en él como
autores ni como cómplices, intervienen, con posterioridad a su ejecución, de alguno de los modos
siguientes:
1°. Aprovechándose por sí mismos o facilitando a los delincuentes medios para que se
aprovechen de los efectos del crimen o simple delito.
2°. Ocultando o inutilizando el cuerpo, los efectos o instrumentos del crimen o simple delito para
impedir su descubrimiento.
3°. Albergando, ocultando o proporcionando la fuga del culpable.
4°. Acogiendo, receptando o protegiendo habitualmente a los malhechores, sabiendo que lo son,
aun sin conocimiento de los crímenes o simples delitos determinados que hayan cometido, o
facilitándoles los medios de reunirse u ocultar sus armas o efectos, o suministrándoles auxilio o
noticias para que se guarden, precavan o salven.
Están exentos de las penas impuestas a los encubridores los que lo sean de su cónyuge, de su
conviviente civil, o de sus parientes por consanguinidad o afinidad en toda la línea recta y en la
colateral hasta el segundo grado, de sus padres o hijos, con la sola excepción de los que se hallaren
comprendidos en el número 1° de este artículo.
En el art. 456 bis A se regula el delito de la receptación, que consiste en quién se beneficia de especies
originadas de un delito de robo o hurto. Cuando estas conductas son muy próximas al delito, la ley
chilena no las trata como delito autónomo del art. 456, sino que como participación.
Hasta el código del ’95 en España, era muy usual que todas las legislaciones derivadas de Europa
regularan el encubrimiento como participación. Con ese nuevo código, pasan a ser delito autónomo, pero
Chile sigue utilizando una legislación aparentemente deficiente.
El encubridor recibe una sanción dos grados menor a la del autor; es un reproche disminuido. En temimos
de reproche, va (1) Autor, (2) complice, (3) encubridor.
El art. 52 exceptúa de la regla general al encubridor habitual, y le aplica una pena mayor que la normal
(presidio menor en cualquiera de sus grados: de 61 días a 5 años), al punto que incluso podría ser
mayor pena que la del autor.
¿Qué pasa si unos sujetos que acaban de robar un banco le piden a una persona que les esconda el botín
por tres meses, a cambio de 3 millones de pesos? Si la persona acepta, estaría en una situación de
aprovechamiento pero también de facilitación, pues permite que los delincuentes puedan aprovecharse de
su delito.
No sería tan descabellado en ese sentido hacer un reproche por participación, y no como delito autónomo.
¿Se requiere acuerdo previo para el aprovechamiento? Esto se discute, pero en general se considera que
no.
En cuanto al aprovechamiento, se entiende por éste ganancia o utilidad económica. Ahora bien, se
discute si los usos que se haga de la cosa pueden implicar o no una utilidad. Por ejemplo, si me prestan
una cosa robada para que la use, se estaría en la duda si hay beneficio económico. Pero en general es bien
restrictivo el concepto de aprovechamiento.
Cuando el articulo dice “efectos de delito”, se entiende por esto lo producido a raíz del delito.
Se entiende que el aprovechamiento tiene que ser directo, es decir, no puede ser un aprovechamiento por
medio de terceros.
La facilitación tiene que ser directa o de relevancia. En la historia del CP queda claramente señalado que
se descarta como hipótesis de facilitación los meros consejos.
El dolo tiene que apuntar a impedir el descubrimiento del delito, por eso es favorecimiento real y no
personal como el caso anterior.
La conducta no será punible sin embargo si el delito en cuestión ya ha sido descubierto; no se puede
penalizar a alguien por ocultar algo que no es secreto.
Por albergar, no se requiere esconder en la casa; y por ocultar, no tiene que ser solo esconder, puede ser
disfrazarla por ejemplo (o incluso operarla para cambiar su cara).
No es lo mismo que el delito de evasión de detenidos, porque la figura de encubrimiento ocurre antes de
que la persona sea detenida.
Esta hipótesis presenta varias diferencias con la anterior, porque aquí hay una habitualidad de la conducta:
es gente que se ‘dedica’ a proteger a criminales.
Si bien por una parte, para poder ser punible la conducta se requiere probar la habitualidad, desde el punto
de vista el estándar de prueba es más bajo, porque aquí no se exige el conocimiento sobre el crimen o
simple delito que realizó el sujeto; solo tiene que saber que está ocultando o protegiendo a un malhechor.
Así, se exige mayor estándar probatorio en cuanto a la habitualidad, pero menor estándar en cuanto al
conocimiento del encubridor.
Se trata de una ficción del legislador, el encubridor actúa a posteriori del delito, pero igualmente el
sistema lo trata como partícipe, pero ni siquiera le exige concierto previo, ni mucho menos tomar parte en
el delito (el sujeto realmente no tiene ninguna participación en el delito). Además, su pena es autónoma en
la escala de penas respecto de las demás hipótesis de encubridores; así, la pena tampoco depende de la
pena del autor como ocurre con el resto de las participaciones.
Habitualidad implica, según la doctrina, no solo una conducta reiterada (y no una sanción reiterada), sino
una tendencia interna, lo cuál en realidad no tiene mucho contenido como concepto abstracto.
Por ‘malhechores’, habrá de entenderse los autores y demás participes del delito.
¿Por qué se contiene la contra-excepción del No.1? Si no existiera esta norma, sería una forma fácil de
cometer el delito de receptación sin que haya responsabilidad; pero como fundamento mediato sería que
el motivo de encubrir no sería la relación filial, sino que estaría en el interés económico.
- No existe la participación culposa en el hecho doloso de un tercero: solo se puede ser participe
teniendo la voluntad de contribuir al hecho doloso del tercero, lo que equivale a un dolo.
- El exceso en el dolo de uno de los concurrentes o convergentes no agrava a los restantes, ni tampoco
los casos de desviación del dolo a la realización de un delito distinto. Por ejemplo, si dos sujetos
cometen el delito de robo con fuerza en las cosas en lugar habitado, y uno de ellos viola a una de las
personas, ese exceso no perjudica al otro sujeto que solo responde por el delito de robo.
Principio de accesoriedad
La punibilidad de los participes es accesoria de la conducta desplegada por el autor, en el sentido de que
en esta ultima deben concurrir por lo menos determinados elementos del delito para que las de aquellos
puedan ser castigados como tales.
- Media: la punibilidad de los partícipes depende de que el autor haya ejecutado por lo menos una
conducta típica y antijurídica (sería según los autores el sistema acogido por el Código Penal, por un
argumento del texto del art. 15 y 16 donde se habla de participación en el hecho y no en un delito). No
importa entonces si un sujeto está exculpado, pues el participe puede ser sancionado igual.
- Máxima: la punibilidad de los partícipes depende de que el autor haya realizado una conducta típica,
antijurídica y culpable. El sistema recarga la relación participativa al introducir en su estructura
referencias al elemento individualizador del delito. Por eso lo han abandonado también aquellas
legislaciones que en otro tiempo le dieron acogida.
24 Aqui vemos como falla la hipótesis de el encubrimiento como participación, y la deficiencia del tratamiento legal.
- Hiperaccesoriedad: la punibilidad de los partícipes se hace depender, no sólo de que el autor ejecute
una conducta típica, antijurídica y culpable, sino también de que se hayan dado, en el hecho, las
condiciones objetivas requeridas por la ley para imponerle una pena, o de que no concurra, en su caso,
una excusa legal absolutoria. Tampoco este sistema extremo ha encontrado acogida en las
legislaciones. En el C.P. se encuentra expresamente excluido, como puede deducirse del art. 489, inc.
final.
Principio de la exterioridad
Para que sea punible la participación del partícipe, es necesario que el autor haya dado al menos principio
a la ejecución del hecho típico. Se requiere a lo menos la tentativa.
Art. 52 y 53.
Caso 2:
Tercero induce a la madre a dar muerte a su hijo dentro de las 48 hrs después del parto: es inductor de
infanticidio25 o parricidio? Aquí el elemento es uno objetivo, temporalmente hablando: infanticidio.
Vemos que atendiendo al sujeto activo del delito, hay delitos especiales (calificados) propios e
impropios.26 Surge así la pregunta si la accesoriedad puede implicar extender las consecuencias de
circunstancias personales que concurren exclusivamente en el autor (intraneus) a los partícipes (extraneus.
La doctrina mayoritaria ha dicho que a los participes no se comunican las calidades personales de los
autores y que integran la estructura del delito.
NOVOA defiende la comunicabilidad por considerar que un mismo hecho no puede ser calificado
jurídicamente de formas distintas para las distintas personas que intervienen (se funda en la entidad de los
bienes jurídicos amparados por los delitos calificados, lo que ameritaría también una sanción grave para el
extraneus).
GARRIDO MONT sostiene la comunicabilidad de las circunstancias personales por cuanto considera que
hay un mayor disvalor en la conducta de quien coopera a realizar un tipo calificado.
26Según si tienen un correlato en la legislación común (e.g delito de malversación - apropiación indebida) o no (e.g
prevaricación de justicia).
ETCHEBERRY afirma la incomunicabilidad de las circunstancias personales en los delitos calificados
impropios y la comunicabilidad de las mismas en los delitos calificados propios (que fundan el injusto).
Lo que se logra con esta postura es evitar la impunibilidad.27
Se discute que sea un argumento valido el de Cury, porque como dice Etcheberry la calidad personal no se
usa como atenuante o agravante, sino que fundan el delito, y no sería acertado argumentar en base del art.
64.
Ejercicio práctico
Una distinguida dama de Buenos Aires está alojada en Pinamar, en un hotel de gran prestigio. Durante la
cena, A, B, C y D, advierten las joyas de la señora.
A convence a B (quien nunca había cometido un delito ni planeaba hacerlo) de que urda un plan según el
cual, luego de pesar una velada con la mujer, conseguiría que la puerta de la habitación de aquella
quedara cerrada sin llaves, para que C se apoderara de las joyas a la mañana siguiente. D esperaría a C
con su auto para conducirlo a un lugar cercano donde se repartirían las joyas. Los 4 acuerdan a los
términos.
Cuando C llega al día siguiente, la puerta estaba cerrada. Pero, extrae una horquilla y logra abrir la puerta
sin dañarla. Una vez adentro, se apodera de algunas joyas. Al salir, D lo espera, pero en su escapada
termina atropellando a alguien dejándolo herido. Al reunirse, advierten que B creía haber cumplido su
propósito, pero una mucama había cerrado la puerta antes que llegara C.
¿Qué figura tiene A? En principio es instigador, pero eso depende de que B haya actuado como autor,
porque la instigación depende de que se haya cometido el delito. Respecto al cuasi delito, no hay
participación en los cuasi delitos.
Si consideramos que A es instigador, B solo podría ser autor. Bajo el art. 15 no.3 primera parte (facilitar
medios) se podría considerar a B como autor.
Cuando hablamos de pluralidad de delitos, se refiere a situaciones en que la relación un hecho - un delito
se rompe, de modo que hay un hecho que da lugar a más de un delito, o bien, varios hechos que dan lugar
a uno o más delitos.
Hay que recordar que existe el concurso aparente: situaciones donde aparentemente hay dos delitos, pero
en realidad, hay un solo delito pero se da la confusión por un problema de interpretación. Por ejemplo,
matar a alguien con veneno puede dar lugar al delito de homicidio y el homicidio calificado que sanciona
especialmente al que mata utilizando vendo: aquí el ultimo delito absorbe al otro, de modo que no hay
concurso.
Por ejemplo, Pedro mata el 8 de julio a Juan, el 10 de julio a Miguel, y el 12 de julio a Matías. Cuando a
ese sujeto se le procesa, se le procesará por los 3 delitos en conjunto, en un caso de concurso real de
delitos.
Esta norma trata la regla general: de la acumulación material. Se debe cumplir la pena asignada a cada
uno de los delitos que se cometió y por los cuales se es culpable. Así por ejemplo, el sujeto que recibe la
pena de multa por un delito, y otro que implica el presidio mayor en su grado medio, esta persona debe
tanto pagar la multa como cumplir con el presidio.
Acumulación jurídica o exasperación (art. 351 CPP)
Trata una regla especial: siempre que varios delitos ataquen al mismo bien jurídico, se aplicará el art. 351,
y no la del 74.
Si por ejemplo, una persona le roba a Juan y luego a María, afecta el mismo bien jurídico: propiedad.
Aquí, no puede utilizarse la regla de acumulación material, por disposición del CPP.
Artículo 351.- Reiteración de crímenes o simples delitos de una misma especie. En los casos de
reiteración de crímenes o simples delitos de una misma especie se impondrá la pena correspondiente a
las diversas infracciones, estimadas como un solo delito, aumentándola en uno o dos grados.
Si, por la naturaleza de las diversas infracciones, éstas no pudieren estimarse como un solo
delito, el tribunal aplicará la pena señalada a aquella que, considerada aisladamente, con las
circunstancias del caso, tuviere asignada una pena mayor, aumentándola en uno o dos grados, según
fuere el número de los delitos.
Podrá, con todo, aplicarse las penas en la forma establecida en el artículo 74 del Código Penal
si, de seguirse este procedimiento, hubiere de corresponder al condenado una pena menor.28
Para los efectos de este artículo, se considerará delitos de una misma especie aquellos que
afectaren al mismo bien jurídico.
El art. 351 tiene sin embargo una contraexcepción, por medio de la norma de reenvío del inc. 3ro, cuando
la pena según el CPP sea más alta que según el art. 74, primando en ese caso el CP.
En estos casos, la ley lo trata como concurso ideal, aplicando el art. 75 según el cual se aplica la parte más
alta del delito más grave (se divide la pena máxima en dos y se aplica la parte superior).
La doctrina distingue el concurso ideal heterogéneo (un hecho, varios delitos), y el homogéneo (un
hecho, varias veces el mismo delito). A diferencia del concurso real, donde lo que importa es el bien
jurídico afectado, aquí lo que importa es el tipo penal realizado.
Por ejemplo, una sujeto dispara a otra, matándola, y la bala a su vez lesiona a otro (concurso
heterogéneo), o mata a ambas (concurso homogéneo).
28 Principio pro-reo.
La distinción es importante por la regla de penalidad a aplicar. La doctrina no cree aplicable el art. 75
cuando se trata de concurso ideal homogéneo, por 4 razones.
(1) Razón material: no tiene sentido favorecer a alguien que mata a más de una persona con un mismo
hecho, en vez de a alguien que mata a varias personas por distintos hechos.
(2) Razón literal: el art. 75 dice que se aplica la pena más alta del delito más grave, pero aquí no hay
delito más grave porque todas tienen una misma pena.
(3) Razón teleológica: los bienes jurídicos afectados serían personalísimos, y no puede ser que uno valga
más que otro, se debería sancionar por lesionar todas esos bienes, no uno solo.
(4) Por existir un concepto diverso de hecho. Para parte de la doctrina, no puede haber una unidad de
hecho cuando hay una pluralidad de resultados distintos; dice que debería aplicarse la regla del art.
74.
La norma del art. 74 es siempre supletoria de las demás: si su aplicación lleva a una menor pena que la del
art. 351 o art. 75, debe primar el art. 74.
Ya vimos que no es un concurso, sino un problema de interpretación legal, porque un tipo de penal se
aplica de un modo más perfectos que los demás, de modo que esos resultan desplazados.
Fundamento
Está en el non bis in ídem: no se puede sancionar a una persona varias veces por un mismo hecho. Así, el
concurso aparente busca evitar el bis in ídem.
Criterios doctrinarios
Buscan solucionar el problema de interpretación. Sabiendo que no se puede sancionar por todos los tipos
penales aplicables, ¿cómo distinguir cuál aplicar?
ETCHEBERRY cree que solo aplican el criterio de especialidad y subsunción, porque permiten solucionar a
su vez el tema de la alternatividad y subsidariedad. MATUS encuentra hipótesis donde es mejor aplicar la
alternatividad y la subsidariedad.
1. Especialidad
Se trata de una conducta que satisface dos tipos penales, pero ellos están en relación de genero a especie,
de modo que hay que aplicar el especial.
Es un principio de carácter lógico, donde un tipo penal regula de modo más completo el otro. Por
ejemplo, el homicidio con veneno queda recogido dentro del homicidio calificado por veneno
desplazando el homicidio simple. Lo mismo ocurre con el parricidio con respecto al homicidio.
2. Subsunción
Implica que el hecho puede ser captado por dos o más tipos, pero como el desvalor delictivo que implica
la ejecución de uno de ellos contiene al que supone la realización de otro u otros, aquel consume o
absorber a éstos, desplazándolos.
Lo mismo ocurre con el delito de homicidio que absorbe la pena del delito de lesiones, porque para
matar se debe lesionar.
2.2 Penalidad
Para decidir si el desvalor de una conducta valorativamente ya contiene al de otra, también es
relevante tener en cuenta la magnitud de la culminación penal de una u otra.
Lo que dice es que hay que ver la pena asignada: si una pena es excesivamente alta, y la otra baja,
el primero desplaza al segundo por un tema de severidad de la pena.
La doctrina está conteste en 3 casos donde hay concurso aparente según este criterio:
2.3.1 Actos anteriores copenados
El acto que se realiza con anterioridad se entiende absorbido por aquel que se realiza por el
realizado con posterioridad. Por ejemplo, el sujeto que primero comete un homicidio frustrado y
luego lo realiza.
Otra posibilidad es que el sujeto realiza una conducta inicial que absorbe al hecho posterior. Por
ejemplo, se mata a una persona, y luego se entierra, absorbiendo el primer delito al segundo.
3. Alternatividad
En general ha sido descartado por la doctrina mayoritaria por tratarse de un caso especial de consunción.
Sin embargo, MATUS lo trata de rescatar, dandole un sentido diverso del usual en Chile. Para él, busca
subsanar los errores legislativos que frustran la ratio legis, como en la hipótesis donde las circunstancias
agravantes terminan siendo un privilegio: e.g art. 403 bis.
Este articulo castiga el envío de cartas explosivas, que tiene una pena menor al delito de homicidio.
MATUS dice que se debe aplicar la pena del homicidio, porque de lo contrario la pena sería menor incluso
cuando igualmente se está matando a alguien.
El principio encones daría mas importancia al delito que tenga mayor pena.
4. Subsidariedad
Hay concurso aparente, y no ideal de delitos, cuando un hecho pareciera ser captado por dos tipos, pero
por expresa disposición legal uno de ellos resulta desplazado, porque su aplicación se subordina
precisamente a que el otro no ocurra.
Para ETCHEBERRY, el principio carece de autonomía, porque solo se limita a declarar explícitamente la
existencia de una relación de especialidad, entre los tipos aparentemente en conjunto.
MATUS le da utilidad en ciertos casos: hay una relación entre dos o más normas penales cuando, además
del o los casos donde son redundantes, todos tienen un amibo de aplicación independiente (subsidariedad
implícita).
Cuando concurren dos o más figuras calificadas de una misma jurídica básica, ha de ser preferente
la que contenga la calificación más grave (e.g delito de mutilación y el delito de lesión grave gravísima,
donde el ultimo absorbe al primero por tener mayor pena). No es un caso de especialidad porque ambos
delitos sanciona la misma conducta.
Cuando concurren una figura jurídica privilegiada con una o más calificadas (e.g infanticidio y
homicidio calificado). Se privilegiará la figura más benigna, y el calificante como agravante.
El delito es único, cuando la acción es naturalmente única, o en aquellos casos en los que el ordenamiento
jurídico positivo o el derecho consuetudinario ha creado una unidad jurídica sobre la base de una
pluralidad de acciones.- CURY.
Los casos de unidad de delito pueden separarse en dos: unidad natural y unidad jurídica.
UNIDAD NATURAL
Hay unidad natural cuando se realiza una única acción con la finalidad de realizar solamente una vez el
tipo de injusto correspondiente, y exteriorizar su propósito en un contexto unitario.
Se trata del sujeto que con una misma conducta afecta un único bien jurídico pero con distintos objetos
materiales.29
Por ejemplo, un sujeto que entra a robar a una casa y hurta diferentes especies. Con cada acto de hurto,
comete en teoría un delito cada vez, pero al afectar un mismo bien jurídico (propiedad) en un mismo
momento, se considera como un solo delito.
UNIDAD JURÍDICA
Existen distintas acciones, pero la ley o principios jurídicos sin reconocimiento expreso de ella, la valoran
como un único delito.
A diferencia del caso anterior, existen efectivamente varias conductas, que pueden estar separadas
espacio-temporalmente.
Son distintos casos: delitos complejos, delitos permanentes, delitos habituales, delitos de tipicidad
reforzada, delitos de emprendimiento, y delitos continuados.
Algunos han considerado el concurso aparente de leyes penales como un caso de unidad jurídica, por no
existir realmente varios delitos.
Delitos complejos
Son aquellos donde el tipo penal exige necesariamente la comisión o realización de dos o más conductas.
Delitos permanente
Son aquellos casos en que la ley describe un delito cuya consumación se prolonga en el tiempo, creándose
un estado antijurídico permanente. La conducta sigue configurando un solo delito, por mas que el autor
reitere acciones y omisiones dirigidas a mantener aquel estado antijurídico.
Art. 141. El que sin derecho encerrare o detuviere a otro privándole de su libertad, comete el
delito de secuestro y será castigado con la pena de presidio o reclusión menor en su grado máximo.
Juan secuestra a María el 8 de agosto, y ella se escapa el 7 de septiembre. Juan la encierra de nuevo el 8
de septiembre, y la libera el 15 de septiembre. En este caso, solo hay un delito por tratarse de un delito
permanente.
Se entiende que todas la acciones que reitere el sujeto para mantener el estado antijurídico son parte de un
mismo delito.
Los delitos permanente tienen como características que muchas veces contemplan delitos accesorios (e.g
secuestro - lesión física), que se entienden incorporadas al delito en la medida que sean indispensables
para su continuidad (e.g no son indispensables la violación, las lesiones graves gravísimas, etc…).
También hay un efecto aqui respecto a la prescripción: ésta comienza a correr una vez que el estado
antijurídico se rompe. Esto es importante en el caso del secuestro permanente. Ésta es una figura que se
inventó a propósito de los detenidos desaparecidos; como nunca aparecen las personas o los cuerpos, para
evitar la prescripción, se crea una figura bajo la cual se entiende que esas personas siguen secuestradas
(no pueden prescribir así).
Delitos habituales
La tipicidad presupone la ejecución reiterada de la acción, base objetiva indispensable aunque no
suficiente para afirmar la habitualidad. En estos delitos es indiferente la cantidad de veces que el sujeto
realiza, siempre se le sanciona como un solo delito, porque se sanciona al que habitualmente realiza una
conducta.
Artículo 367.- El que promoviere o facilitare la prostitución de menores de edad para satisfacer
los deseos de otro, sufrirá la pena de presidio menor en su grado máximo.
Si concurriere habitualidad, abuso de autoridad o de confianza o engaño, se impondrán las
penas de presidio mayor en cualquiera de sus grados y multa de treinta y una a treinta y cinco unidades
tributarias mensuales.
Actualmente no existen delitos habituales puros, sino que tienden a calificar a otros delitos. Antiguamente
sin embargo existían casos donde la habitualidad no era calificante sino requisito indispensable. Por
ejemplo, el delito de favorecer la prostitución de menores requería que la persona lo realizara a lo menos
dos veces, la primera vez quedaba impune.
Art. 123. Los que tocaren o mandaren tocar campanas u otro instrumento cualquiera para
excitar al pueblo al alzamiento y los que, con igual fin, dirigieren discursos a la muchedumbre o le
repartieren impresos, si la sublevación llega a consumarse, serán castigados con la pena de reclusión
menor o de extrañamiento menor en sus grados medios, a no ser que merezcan la calificación de
promovedores.
Delitos de emprendimiento
Son aquellos en que la realización por parte del sujeto activo de una misma conducta, en distintos
momentos, no configura varios delitos, sino que solo uno. Se entiende que el tipo penal exige que el
sujeto despliegue una actividad.
Delito continuado
Es un delito muy especial porque es uno de los pocos casos donde se ve aplicación de la costumbre en el
derecho penal: no existe el delito en la legislación, sino que es una construcción de la costumbre.
Origen
Tenemos 3 personajes italianos importantes aquí: Baldo, Bartolo y Farinaccio. En la Italia medieval se
creó un delito bajo el cual al sujeto que robaba tres veces o más sufriría la pena de muerte. Estos tres
personajes consideraron que era una pena muy fuerte, y generaron una construcción doctrinaria:
postularon que no existían 3 hurtos, sino que había solo un delito cuando las sustracciones, aunque
ejecutadas en tiempos diversos, han sido realizadas con un propósito unitario.
Concepto
Hay unidad delictiva en el delito continuado cuando se deban considerar que múltiples acciones que se
encuentran separadas en el tiempo-espacio, constituyen un solo delito, por existir un especial vinculo de
continuidad entre todas ellas.
Se trata de un caso distintos a todos los demás, que por lo general se realizan varias conductas en un
mismo contexto temporal; aquí los delitos pueden ocurrir en momentos temporales marcadamente
diferentes, pero siguen siendo un solo delito.
Requisitos
(1) Unidad de sujeto activo
Tiene que ser una misma persona que realice varias veces el delito, aunque no necesariamente en la
misma calidad de autor o partícipe.
La teoría se critica porque no explica nada. No haría otra cosa que deducir de los elementos objetivos una
presunta conexión subjetiva, de la cual se abstienen de aludir.
Conforme a la representación del autor, no era posible consumar el delito sino en forma de fraccionada:
tenía que fraccionar el delito para realizarlo (fraccionamiento necesario). Por ejemplo, una persona quiere
robar una casa utilizando su camioneta para llevarse las cosas pero no le caben las cosas a la vez, por lo
que roba la mitad un día y el otro día la otra mitad; o la empleada domestica que quiere robar toda la
colección de joyas de la dueña de casa, y roba una joya todos los días.
La ejecución de cada uno de ellos se entiende vinculado por una igual motivación del agente, excluida la
existencia de un plan preconcebido. Por ello, existe homogeneidad subjetiva entre los distintos
comportamientos, cuando cada hecho obedece a situaciones motivaciones equivalentes.
No exige entonces un dolo común constante en el tiempo (a diferencia de la teoría subjetiva tradicional),,
ni un plan preconcebido de fraccionar las conductas (a diferencia de Cury), sino que basta que cada acto
sea ejecutado en razón de una situación fáctica idéntica o al menos semejante.
De conformidad con la identificación que propone CURY entre el vinculo de continuidad y la necesariedad
de la fragmentación de la conducta, la relación entre todas las conductas constituyen una relación de
medio a fin, de modo que estaríamos frente a un concurso real medial, que se trata como concurso ideal
por el art. 75 y sancionado con la pena más alta del delito más grave.
Jurisprudencia
ICA Coyhaique, 8 de agosto de 2011
OCTAVO: Que, del examen de los antecedentes existentes, su debido análisis y de lo consignado
expresamente por los jefes del TOP de Coyhaique, por su voto de mayoría, en la sentencia que se ha
impugnado mediante la vía del recurso de nulidad, se puede constatar y concluir que efectivamente, tal
como lo expone el Ministerio Público, existe error de derecho en cuanto a la conclusión a que dicho
tribunal arribó y que motivó que procediera, mediante dicha sentencia, a condenar al acusado P. J.V.O.,
a la pena de cuatro años de presido menor en su grado máximo, como autor del delito continuado de
violación en grado de consumado de la menor de catorce años indicada en los autos, a quien accedió por
vía vaginal con su pene en fechas indeterminadas de los meses de enero y febrero de 2010, en el domicilio
de calle (…) y, particularmente ello, en atención a haber efectuado dicho tribunal una errada
aplicación del derecho que influyo sustancialmente en lo dispositivo del fallo, consistente en haber
calificado los ilícitos de violación como de un delito continuado de violación, en consecuencia que de
los mimos antecedentes y de la propia sentencia aparece en forma clara que en el caso se esta en
presencia de delitos reiterados de violación en la persona de la misma menor, y que deberse haber
considerado la pena impuesta, por el art. 351 del CPP necesariamente debió ser de presidio mayor en
cualquiera de sus grados y no aquella a la que en definitiva se le condeno: cuatro años de presido menor
en su grado máximo.
30Ahora bien, puede ocurrir que existan conductas de diferente pena. Por ejemplo, en los delitos de propiedad (que
son casi todos los casos de delitos continuados) se sanciona según el valor del objeto robado, por lo que para el
delito continuado se considera a veces el monto total como el objeto material y se sanciona según esa pena como un
solo delito.
ITER CRIMINIS
¿Desde cuándo pasa la conducta del agente a tener carácter delictivo y se vuelve merecedora de pena?
¿En qué casos, con qué fundamento y bajo qué condiciones se hacen punibles fases del desarrollo del
delito anteriores a su consumación?
Lo que hay que preguntarse es si, cuando a la persona la descubren en una etapa, se le puede atribuir
responsabilidad por el delito (en este caso delito de incendio en lugar no habitado art. 476 no.1).
En la ejecución del delito, la doctrina reconoce fases: actos preparatorios, actos ejecutivos (tentativa,
frustración, consumación), agotamiento.
Los delitos están tipificados en su sentido de consumado (art. 50 inc.2)31; por lo que hay un problema de
interpretación cada vez que se quiera analizar un delito frustrado o tentado.
- FASE EJECUTIVA -
Delito consumado
Se da cuando se han llevado a cabo todos los elementos que incorpora la descripción típica, y el resultado
cuando así lo requiere el tipo.
“Está consumado el delito cuando el hecho concreto responde exacta y enteramente al tipo abstracto,
delineado por la ley en una norma incriminada especial”.
En suma, sólo puede decirse que un delito está consumado con arreglo al tipo legal de que se trate (“todos
los actos que son esenciales para la ejecución del delito”, al decir de nuestra jurisprudencia).
31 Siempre que la ley designe la pena de un delito, se entiende que la impone al delito consumado.
De la circunstancia que la consumación sea un concepto que sólo puede inferirse de la ley, se sigue que el
delito se consuma, esto es, está “perfecto” en todos sus ingredientes, desde que se realizan todos los
supuestos de la descripción típica, aunque el agente no haya obtenido los eventuales propósitos ulteriores
que perseguía con la perpetración del delito.
Si bien la consumación se identifica con la descripción legal (JAKOBS: consumación puramente formal),
coincide también con la afectación del bien jurídico protegido por el delito (puesta en peligro o lesión) o
consumación material.
Siguiendo con el ejemplo del incendio, vimos que el sujeto utilizó una motosierra para partir las maderas
que sobrevivieron al incendio.
¿Es parte de la consumación del delito de incendio? Vemos que no corresponde a la fase de consumación,
sino que a la de agotamiento del delito.
El delito frustrado solo puede darse para delitos de resultado; el delito de mero resultado solo puede estar
tentado o consumado.
Hay tentativa cuando el culpable da principio a la ejecución del crimen o simple delito por
hechos directos, pero faltan uno o más para su complemento.
En el caso de la tentativa, la conducta típica está incompleta; en el caso de los frustrados la conducta
típica si se realiza pero el resultado no se verifica por otras razones.
Se sanciona con una pena menor, porque el fundamento de la pena está formada por el disvalor de la
acción y el disvalor del resultado.
Reglas
- No hay tentativa en los delitos culposos
- No se sanciona la tentativa en las faltas (art. 9 Las faltas solo se castigan cuando han sido consumadas)
- No hay frustración en los delitos de mera actividad.
Tentativa
En la práctica, la definición del art. 7 enfoca el problema de la tentativa, pero no soluciona el problema de
saber cuándo el delito está o no tentado, porque esto depende de dos cosas: ¿qué significa dar principio a
la ejecución? Y ¿qué significa hechos directos?
El Código Penal tipifica delitos en su dimensión consumada; dado esto, se considera que hay tipos
subordinados de tentativa, en cuando hay que extraerlo del tipo consumado. Ahí está el problema; el CP
no explica en qué consiste el homicidio tentado, sino que hay que mezclar el articulo del homicidio con el
art. 7.
1. Faz objetiva
1.1 Teorías objetivas: en general, para saber cuándo hay tentativa, prescinden por completo del plan del
autor, porque buscan referencias en el tipo penal mismo.
Teorías objetivas propias: el foco para determinar la tentativa mira directamente el tipo penal
(1) Teoria Formal de Beling
El principio de ejecución, que determina la existencia de la tentativa, aparece cuando hay realización
típica; alguna parte de la acción típica tiene que haber sido realizado. Daría lo mismo si la intención
fue delictiva, en la medida que los actos no hayan guardado relación con el tipo.
Así, ver cuándo hay principio de ejecución dependerá de cada tipo penal.
En el ejemplo del incendio, el hecho de prender el fósforo y lanzarlo a la casa sería dar principio de
ejecución.
Ahora bien, se critica que no hay sola una forma de cometer un delito, entonces la teoría se volvería
difusa en el caso concreto.
Así se considerarían ejecutivos los actos que crean un peligro para el bien jurídico.
La critica está en que, al momento de incluir elementos valorativos, se pierde la certeza jurídica.
En el ejemplo del incendio, ya al momento de rocear la casa habría tentativa; ahora bien, una defensa
podría decir que es desde el momento en que se prende el fósforo con la casa ya roceada.
(3) Teorías Escépticas
Son solo ejecutivos los actos que realizan conductas descritas por el tipo, pero esto se deja a la
determinación del juez.
Teorías objetivas impropias: no hay una coincidencia necesaria con la descripción típica, más allá de que
lo que importa es el tipo y no el plan del autor.
(1) Teoría Pragmática de Carrara
Dice que son preparatorios todos los actos equívocos, es decir, actos que objetivamente pueden llevar a
la realización de un delito como llevar a conductas no delictivas. Los actos unívocos, serían los actos
ejecutivos, en cuanto solo pueden llevar a la realización de un acto delictivo.
Los equívocos pueden serlo absolutamente, o relativamente, cuando bajo ciertas circunstancias uno
podría entender que claramente están dirigidos a una realización típica.
Se critica que los actos objetivamente unívocos son escasos y en los relativamente equívocos se
utilizan elementos subjetivos que distorsionan la objetividad del criterio.
Para Carrara, una persona que se encarama sobre el muro de una casa, podría estar tanto dando
ejecución de un delito (robo), como también podría no hacerlo (e.g estaba revisando si estaba su pelota
en la casa de al lado). Pero si esa misma persona va con un pasamontaña y lleva un fierro en la espalda,
ya dejaría de ser equivoco.
Se critica que es común a las teorías objetivas propias en el sentido de que utilizan criterios sin
conexión con el tipo.
En el ejemplo del incendio, habría tentativa también desde el rocear con bencina la casa.
1.2 Teorías subjetivas
(1) Teoría Subjetiva Extrema
Es imposible fijar el limite entre actos preparatorios y actos ejecutivos; habría tentativa en toda
exteriorización de una voluntad mala que se orienta a la ejecución de una acción reprobada por el
Derecho o al logro de un resultado jurídicamente lesivo.
Se critica que destruye la función de garantía del tipo penal, ya que cualquier acto por irrelevante que
sea puede ser sancionado a titulo de tentativa si se considera que implica manifestación de una
“voluntad mala”.
En el caso del incendio, comprar la bencina ya sería tentativa (aquí se ve que la teoría es absurda en la
práctica).
Se critica que el plan del autor solo sirve para analizar en concreto la acción cometida y compararla
con el tipo descrito en la ley, pero luego de ello debe aun determinarse objetivamente si puede
considerarse tentativa o no.
(2) Labatut
No es posible apoyarse en la sola subjetividad para calificar el principio de ejecución, porque esta
expresión que emplea el Código, con el agregado de hechos directos, está indicando que en ningún
caso es permitido prescindir de la materialidad de la actuación criminal. La vía para determinar el
principio de ejecución en cada delito, teniendo claro que no existe una noción general de dichos
principio que sea válida para cualquier figura delictiva, es una cuestión que debe resolverse con un
criterio objetivo, con referencia en cada caso concreto a la actividad a la que alude el verbo rector del
tipo principal.
(3) Etcheberry
Sostiene que el definir el principio de ejecución como momento en que debe detenerse la protección
penal, es un problema práctico, de política criminal. Para este autor, aún adhiriendo a criterios
objetivos, considera que debe estarse primordialmente a aquellos que se refieren a la figura delictiva
como verbo rector y resultado, y a la idoneidad de los hechos para obtener el resultado, ya que sostiene
que no puede decirse que ha comenzado a ejecutar, que se está ejecutando una acción penada por la
ley, quien realiza actos que jamás podrían llegar a producir el resultado constitutivo de tal acción
penada por la ley (ej, maniobras abortivas respecto de mujer no embarazada).
(4) Novoa
Por su parte, considera que lo decisivo en la noción de tentativa, es la circunstancia de estar apoyada
en una relación de causalidad apropiada para el fin perseguido, que se corta antes de la consumación
como consecuencia de un obstáculo o factor ajeno a ella que la anula o que fuerza al sujeto a cesar en
el impulso causal. Ha de tratarse pues, de una actividad material apta para la realización del tipo
proyectado por el sujeto activo.
En el caso del segundo requisito, concierne la potencialidad causal para alcanzar el efecto o resultado
esperado, de donde se sigue la impunidad de la tentativa absolutamente inidónea.
(6) Cury
Se desprende de la teoría objetiva seguida por la doctrina chilena.
Distingue los actos preparatorios de la tentativa en base a una concepción subjetiva, asemejándose su
planteamiento a la llamada teoría subjetiva limitada. Según este autor, la tentativa empieza cuando el
autor da principio directamente a la realización del tipo según su representación del hecho (plan del
autor), ya que para él, el contenido ejecutivo de los tipos penales lo determina en cada caso concreto el
plan individual del autor, de tal suerte que la tentativa comienza con aquella actividad delictiva con la
cual el autor, según su plan delictivo, se pone en relación inmediata con la realización del tipo
delictivo.
(7) Politoff
Estima que la respuesta a la pregunta práctica de cuando estamos frente a hechos directos o inmediatos
a los cuales referir el principio de ejecución es una cuestión de política criminal, influenciada por la
respuesta a la pregunta acerca del fundamento de la penalidad de la tentativa, es decir, de si éste se
hace residir en la puesta en peligro de un bien jurídico tutelado por la respectiva figura penal, o bien,
en la externalización de una voluntad enemiga del derecho. Para este autor, resulta innegable que una
interpretación puramente subjetiva no corresponde ni a las palabras de la ley ni al espíritu de nuestro
código, concebido con arreglo al criterio libera que exige una afectación significativa del mundo
exterior, en la forma de un daño o peligro, de la que en buena medida hace depender la punibilidad.
Adhiere a un concepto objetivo material.
2. Faz subjetiva
No existe dolo de tentativa, solo existe dolo de consumar. Quien realiza un acto tentado, actuaba con un
dolo de consumar, solo que pasa algo por lo cual no se continúa con la acción.
¿Puede haber un dolo eventual en la tentativa? En general se descarta, porque sería extraño que se
realicen actos encaminados a cometer un delito cuando solo se acepta la posibilidad de llegar a cometer
un delito. Además, el art. 7 habla de hechos directos, lo cual descartaría al dolo eventual.
Si a un delito se le exigen ESEs (e.g hurto: ánimo de lucro), ¿se le tienen que exigir también al delito
tentado? Si.
No existe tentativa del cuasidelito; la estructura del cuasi delito no coincide con la tentativa, pues en el
primero se trata de una acción culpable, pero que no quería el resultado.
Delito frustrado
Art. 7 inc. 2 Hay crimen o simple delito frustrado cuando el delincuente pone de su parte todo lo
necesario para que el crimen o simple delito se consume y esto no se verifica por causas independientes
de su voluntad.
En el delito frustrado, no basta un mero principio de ejecución como en la tentativa, se requiere un paso
adicional; la pena del delito frustrado es más alta que la del delito tentado.
Recordemos que el tipo de delito frustrado también es subordinado; no existe tipificación de delitos
frustrados en el código penal, hay que extrapolarlo del delito en su faz consumada.
Faz objetiva
Exigiría realización completa de la acción típica.- CARRARA (concepción objetiva).
Ahora bien, se descarta por lo general ésta concepción, pues realizar todo los elementos del tipo se
confundiría con la consumación.
La doctrina mayoritaria, en una corriente subjetiva, identifica que el elemento clave está en la
representación del autor. Por ejemplo, un sujeto le corta el brazo a un sujeto, y éste queda colgando solo
de un hilo de piel, y luego los doctores se lo logran reunir. Respecto al delito de mutilación, el autor si
habría puesto todo de su parte para mutilar al sujeto, por lo que se configuraría el delito frustrado.
La frustración solo es concebible en los delitos de resultado. En los delitos de mera actividad, sucedería
que la frustración se confundiría con la realización misma del tipo, es decir, la consumación del mismo.
Precisamente, la realización de "todo lo necesario” (siguiendo el lenguaje del art. 7 inc. 2) para que se
realice un delito de actividad lo termina realizando.
Faz subjetiva
Requiere dolo de consumación, y en general se descarta el dolo eventual.
También debe contener los ESEs cuando el delito los exija (e.g hurto).
Las legislaciones comparadas han optado por suprimir referencias al delito frustrado, para utilizar como
termino único el de la tentativa. La verdad es que nuestro Código se ha quedado atrás en ésta materia; el
CP español reúne en un solo concepto de tentativa toda la fase de ejecución imperfecta, y el Alemán habla
de tentativa acabada y tentativa inacabada.
La legislación alemana privilegia el criterio subjetivo que veíamos: requiere que el sujeto crea haber
realizado todo lo necesario para realizar el delito, bastando incluso dolo eventual.
Caso práctico
Existe el delito de robo en bienes naciones de uso público. Por ejemplo, robarse un auto o las cosas que
están en el, es un robo en BNUP (la calle); además implica un robo con fuerza en las cosas.
Así las cosas, un sujeto es sorprendido por Carabineros en el interior del auto al cual le había forzado la
chapa, y ya había sacado la radio y cortado los cables que la sujetaban.
De partida, éste no es un delito consumado, porque el sujeto en el momento sigue realizando la acción
típica.
BUSTOS ha dicho que, si dejados a su curso los hechos, sin necesidad de una nueva intervención del
agente, darían como resultado la consumación del delito, se ha traspaso el límite que nos sitúa en la
tentativa, y habría frustración. En cambio, si la cesación de la actividad ejecutiva del autor, trae consigo
automáticamente la seguridad jurídica que el resultado que éste se había propuesto no tendrá lugar, la
conducta debe todavía considerarse como simple tentativa.
En ese orden de ideas, si en el ejemplo dejáramos congelado al sujeto adentro del auto, con la radio, no
habría consumación del delito de robo porque en ningún momento se estaría terminado de apropiar de la
radio. Tendríamos entonces un caso de tentativa. De la misma manera variamos el ejemplo y el sujeto sale
del auto, si congelamos el caso en ese momento, si habría consumación.
Este criterio es útil porque permite evitar un examen de cuántas acciones tiene que realizar el sujeto para
salir de la tentativa y caer en la frustración.
Siguiendo el mismo criterio de Bustos, cuando la policía captura a un sujeto en la bóveda del banco, solo
hay tentativa; sería recién cuando sale de las dependencias que pasa a haber frustración.32
Otro elemento interesante a considerar es que la ley exige en la frustración que el delito no se realice por
causas ajenas a la voluntad del sujeto; mientras que en la tentativa le es ajeno a la ley.
La Corte Suprema ha dicho que la voluntariedad del sujeto como causa de que el delito haya quedado a
medio camino no es un elemento a considerar para diferenciar entre tentativa y frustración. Por ejemplo,
si el sujeto se arrepintió de robar la radio y no se la llevó, éste no es un criterio relevante para diferencia la
tentativa y frustración del caso. Esto si será importante sin embargo para la punibilidad del hecho como
tentativa o frustración, como veremos en seguida.
Desistimiento de la tentativa
Hemos de considerar por qué el sujeto dio principio al tipo, pero no lo completó.
La doctrina en general repara en que le parece bastante extraño que en el código pena no se incorporara la
norma del código español que añadía en la tentativa la exigencia de que el hechor no continuara con la
ejecución del hecho por cualquier causa que no fuera su propio y voluntario desistimiento. Los autores
estiman que dicha omisión obedeció únicamente a un descuido del legislador, o bien, que no se consideró
necesario incluir una norma de tal obviedad en la medida que con anterioridad al código penal nuestros
tribunales no castigaba la tentativa cuando el autor se arrepentía de su intento.
La doctrina nacional ha respaldado desde un punto de vista sistemático esta concepción, interpretando los
consentidos del art. 7 inc. 2 y 3, al señalar que si el delito frustrado se define como aquel que existe
cuando el delincuente pone todo de su parte pero el delito no se verifica por causa independientes de su
voluntad, una interpretación a contrario sensu nos llevaría a concluir que si la consumación no se produce
por causas dependientes de la voluntad del agente el hecho así incompleto no es punible.
Luego, si el legislador expresamente determinó la impunidad para el autor cuando, aunque haya realizado
toda la acción que debía cumplir, el hecho no se consuma por voluntad suya, con mayor razón no puede
ser punible la situación del que abandona voluntariamente la realización de la acción durante su
ejecución, es decir, antes de que la haya terminado.
Desde el punto de vista objetivo, se entiende que hay desistimiento cuando el sujeto voluntariamente deja
de continuar realizando los actos que llevarán a la consumación del delito, encontrándose en una posición
32De hecho, en general los guardias de locales en supermercados o similares dejan que los ladrones pasen la caja
antes de detenerlos, para que exista frustración.
o con la posibilidad de continuar haciéndolo; si lo deja de hacer porque no puede seguir haciéndolo, no
puede ser un abandono voluntario de la acción típica.
En el orden subjetivo, se desprende del art. 7 inc. 2, en la medida que al describir el delito frustrado, se
señala que el delito no se produce por causas ajenas a la voluntad del hechor, por lo que, a contrario
sensu, tal como señala Cury, la voluntad de abandonar es el requisito más característico del desistimiento,
coincidiendo en general la doctrina, que carece en principio de importancia cuales sean los motivos que
muevan al actor a desistirse.
CURY critica esta teoría porque dice que los sujetos no hacen verdaderamente un cálculo mental al
momento de decidir si se desisten o no.
Lo que se critica, es que desde la prevención especial hay un sinfín de razones por las cuales el sujeto
se desiste.33 En relación a la prevención general, muy pocos se fijarían en la vigencia de las normas
legales.
- La no realización ulterior de ningún acto que esté naturalmente unido con el hecho de la tentativa. La
doctrina mayoritaria, tal como lo hace Muñoz Conde, se inclina por esta segunda posición, señalando
que la definitividad del desistimiento se mide con una consideración concreta, es decir, basta con el
sujeto abandone su propósito originario de cometer la acción típica concreta, independientemente de
Entonces, ante la pregunta de si el art. 7 inc. 3 consagra la impunidad por el desistimiento voluntario, la
respuesta es que no, sin perjuicio de que la doctrina y jurisprudencia hayan entendido que tal conducta no
es punible.
En caso de fracasar, se puede aplicar el atenuante del art. 11 No.7 (reparación del mal causado)
Por ejemplo, el sujeto que mutila a otra persona, pero lo lleva al hospital para que sea curado. Sin
embargo, igualmente pierde el brazo, por lo que solo se puede aplicar el art. 11 para atenuar su
responsabilidad.
La segunda parte de la norma es extraña, pues no está regulando el desistimiento, sino que la auto
denuncia; es decir, regula dos instituciones diferentes, dando el carácter de eximente de responsabilidad
penal a la auto denuncia.
Tentativa inidónea
Un sujeto quiere envenenar a otro, pero por error le echa azúcar a la tasa de té en vez de arsénico; luego,
antes de que el sujeto se la tome, le quita la taza, o por otro hecho independiente de su voluntad el sujeto
no se la toma. ¿Ante qué figura estamos?
Si un sujeto dispara contra otro para darle muerte en la mitad de la noche, pero nunca se da cuenta que el
sujeto no estaba en su cama, ¿hay tentativa? A diferencia del caso anterior, donde no había siquiera inicio
a la ejecución el delito, ¿es tan claro aquí que no se podía llegar a consumar el delito?
Así, sería punible la tentativa incluso cuando se basa en medios inidóneos o cuando atenta contra un
objeto inexistente (como el caso donde no había nadie durmiendo en la cama).
Esta posición se ve reforzada por la teoría subjetiva extrema: toda tentativa es punible, basta para
justificarlo que se exprese una voluntad rebelde contraria al ordenamiento.
Otros argumentos que se han dado es que en realidad toda tentativa es inidónea; de ser idóneas, el delito
se habría cometido. A su vez, también se ha dicho que si utilizando la supresión mental hipotética, bajo
algún supuesto se puede tomar como causa la acción supuestamente inidónea, entonces sería punible.
En general, esta posición mayoritaria recurre a teorías objetivas, a diferencia de la minoritaria, y a lo largo
de la historia hay dos posiciones relevantes:
- CARRARA: distingue entre tentativa absolutamente idónea y relativamente idónea, según el caso
concreto, afirmando la punibilidad de esta última. El sujeto que dispara contra la cama de su víctima
pensando que ella estaba ahí, sería una conducta relativamente idónea, porque circunstancialmente la
conducta podía dar pie al delito (sería distinto si el sujeto estaba de viaje o ya no vivía en esa casa).
Se critica la visión de Carrara porque estaríamos eventualmente, en el caso de las tentativas relativamente
idóneas, sancionado a un sujeto respecto de un elemento que el mismo sujeto desconocía.
- Teoría de la impresión o peligro concreto: atiende al efectivo carácter peligrosos de los actos
realizados, y la potencialidad de conocimiento que haya tenido el sujeto de ellos.
Cuando el medio empleado por el autor para cometer el delito es totalmente inadecuado para lesionar o
poner en peligro el bien jurídico atacado o cuando este bien u objeto no existe, se está ante una tentativa
absolutamente inidónea, lo que constituye el denominado delito imposible.-MONTT
Si corresponde o no aplicar sanción a todo delito que se intente, sea que constituya una tentativa idónea o
inidónea, depende de la doctrina que sobre la naturaleza del delito intentado se tenga. Si se adhiere a las
teorías objetivas, no es punible la iniciación de la ejecución de un delito que carece de toda posibilidad
verdadera de lesionar o poner en peligro el bien jurídico protegido por el tipo: se sancionan los actos por
sus efectos nocivos, no el acto en sí mismo. Ello lleva a distinguir entre tentativa " idónea" e " inidónea" ;
esta última generalmente no se castiga. Si, al contrario, se comparten los principios de las tendencias
subjetivas, toda tentativa de ejecución de un delito es punible, porque estas tendencias exacerban el
desvalor de la acción en desmedro del resultado, o sea de su posible nocividad respecto del bien
amparado; sostienen que lo que se castiga es la conducta del hombre en cuanto importa una posición de
rebeldía en contra del ordenamiento jurídico, y no de las posibles consecuencias de esa conducta.-
MONTT.
Casos
(1) En la causa 17714, de delito de robo con homicidio, la defensa alegó que el conducta era una tentativa
inidónea, porque no había dinero en la caja fuerte. Además alegan un desistimiento porque, al percatarse
que no había dinero, los sujetos se retiraron voluntariamente, sin robar otras especies.
Desde el punto de vista subjetivo, aquí sería importante el plan del delincuente, y se podría decir que su
plan era solo robar ese dinero y en ese sentido el delito era imposible.
La CS estimó que quedó "claramente establecido que los acusados ingresaron al inmueble y realizaron
todos los elementos normativos para la apropiación de especies y durante la ejecución de estos hechos,
mataron a la víctima, por lo que configuraron los elementos de la figura penal del artículo 433 N°1 del
Código Penal; considerando para ello también, lo dispuesto en el artículo 450 del mismo cuerpo legal, que
sanciona como consumados los delitos, bastando que se compruebe que el delito está en grado de
desarrollo de tentativa.”
(2) En la causa 2981 de 2013, dos sujetos intercambiaron etiquetas de productos en un supermercado,
para llevarse un bien a un precio más barato. La defensa alega que, estando probado que un guardia los
observó por las cámaras, por lo que el supermercado (víctima) nunca estuvo en una posición de poder ser
engañada, y el delito sería imposible.
La CS estimó que “en cuanto a la tentativa inidónea, aún asumiendo que los imputados hayan sido
vigilados a través de las cámaras de seguridad durante toda su permanencia en el local, tal circunstancia
no hace necesariamente inaptas sus actuaciones para lesionar el bien jurídico. Antes bien, es un riesgo
asumido por ellos, porque se trata de un hecho de pública notoriedad que esa clase de establecimientos
comerciales están premunidos de dichos sistemas de vigilancia; a menos que se pretenda entender que
obstaría a la perpetración la actuación desembozada, con desprecio por el control externo. No obstante
que en este caso, según se pasa a concluir, el hecho alcanzó un grado de desarrollo que supera la mera
tentativa, no es ocioso consignar que la conducta debe ser sancionada en función de sus circunstancias
concretas de ejecución y de los fines perseguidos con ello. Ha de castigarse ‘toda actualización de la
voluntad que signifique la iniciación o ejecución parcial de la forma de conducta prohibida por el tipo de
injusto si, atendidas las circunstancias cognoscibles para un observador razonable, es capaz de disminuir
el respeto del grupo social por los valores elementales de la acción, o de quebrantar su confianza en el
sistema de protección que se les ha otorgado’ (E.C.U., “Derecho Penal, P. General”, Ediciones
Universidad Católica de Chile, año 2005, p. 580)”
Vemos que en general la realización del hecho típico no trae necesariamente la obtención por parte del
delincuente de su objetivo; por lo mismo, la fase de agotamiento dice relación con alcanzar esos fines
ulteriores.
La regla general es que estas fases no sean punibles, salvo figuras expresamente tipificados.
El agotamiento tiene un efecto civil; por ejemplo en el caso del robo, si el sujeto vendió la especie, pasa a
tener una obligación de indemnizar en vez de restituir.
- ACTOS PREPARATORIOS -
En general se pueden distinguir dos fases, la interna y la externa. La interna tiene que ver con lo que se
plantea el individuo en su pensamiento.
La fase interna
Libertad de pensamiento
Cogitationis poenam nemo patitur
“Los pensamientos no son punibles”;
La regla general es que los pensamiento no son punibles, porque existe una libertad de pensamiento, y el
Estado no puede sancionar a la persona por lo que piensa.
Limitaciones penales
Art. 6 f) Ley 12.927 sobre Seguridad del Estado
Los que hagan la apología o propaganda de doctrinas, sistemas o métodos que propugnen el
crimen o la violencia en cualquiera de sus formas, como medios para lograr cambios o reformas
políticas, económicas o sociales.
Aquí se restringe la libertad de pensamiento para proteger el bien jurídico del orden publico, para evitar
conductas que traten de cambiar el orden político.
Se trata de un acto preparatorio porque el sujeto no está realizando los actos que efectivamente ponen en
peligro al orden público.
Para poder fijar el limite entre que acto preparatorio es o no delicutal hay que ser muy riguroso; por
ejemplo, no es un acto de incitación la persona que racional y calmadamente sostiene una doctrina
abiertamente contraria al orden político. Se requiere que en el acto mismo de incitación haya un peligro
de que la gente realice un acto anárquico (debe generar un clima de agitación).
La idea tiene que tener un contexto social determinado que permita decir que hay una provocación
suficiente sobre las demás personas.
Se tiene que adelantar la lesión del bien jurídico. Hay casos que en el acto preparatorio por si mismo pone
en riesgo el bien jurídico protegido; como el sujeto que llama a la gente a realizar actos contra el Estado.
En el caso de un sujeto que en el cine grita “incendio” para que todos salgan corriendo, hay un acto
preparatorio sancionado, porque sin que se produzca el incendio, se generó alarma pública que pudo
haber terminado por ejemplo en una muerte por la estampida.
Art. 3 Ley 20.000
Artículo 3º.- Las penas establecidas en el artículo 1º se aplicarán también a quienes trafiquen,
bajo cualquier título, con las sustancias a que dicha disposición se refiere, o con las materias primas que
sirvan para obtenerlas y a quienes, por cualquier medio, induzcan, promuevan o faciliten el uso o
consumo de tales sustancias.
El acto de promover se sanciona porque está dirigido a captar consumidores potenciales; la legislación
reprime la creación de un clima necesario donde podría prosperar el tráfico de drogas ilegales. Se está
protegiendo el bien jurídico salud publica.
En todos los actos anteriores se ve que hay una anticipación de la lesión del bien jurídico.
En todos estos casos es difícil distinguir el delito hacia la cual el pensamiento está dirigido.
El sujeto no ha dado principio a la ejecución del hecho delictivo por actos directos, sino que meramente
ha dado inicio a actividades que hacen posible su realización. Por ejemplo, comprar las balas para
asesinar a alguien; o la persona que estudia la estructura de un banco para asaltarlo.
Los actos preparatorios son tales por un principio de adecuación al tipo penal; son preparatorios aquellos
que no son subsumibles al tipo. Por tanto, son anteriores al principio de ejecución; por regla general, en
ellos no se interfiere el bien jurídico protegido.
Por ejemplo, si se compra verano, no se está afectando per se la vida de la otra persona todavía, porque
podría estar destinado a otro uso (e.g matar ratas); si se pone en peligro la vida de la persona cuando se
echa el veneno en su comida.
Fundamento de impunidad
La regla general es que los actos preparatorios sean impunes.
Algunos han dicho que el fundamento está en la mayor posibilidad de la persona de desistir en ese delito;
es más fácil desistir del delito cuando no ha dado inicio a su ejecución.
Art. 7
Otros han visto el fundamento en el art. 7, en particular:
Hay tentativa cuando el culpable da principio a la ejecución del crimen o simple delito por hechos
directos,
Los actos preparatorios no se podrían identificar todavía con el delito mismo; como comprar la soga para
secuestrar a alguien, que no está comprendido dentro del tipo penal.
VANININI distingue entre aquellos actos propiamente ejecutivos (ejecutar), y aquellos actos meramente
preparatorios (preparar), para justificar su impunidad: la ley solo se referiría a los actos ejecutivos.
Clasificación
Si bien los actos preparatorios son impunes, hay que distinguir.
La proposición es una primera etapa; la conspiración implica tomar un paso adicional para planear el
delito.
Exime de toda pena por la conspiración o proposición para cometer un crimen o un simple
delito, el desistimiento de la ejecución de éstos antes de principiar a ponerlos por obra y de iniciarse
procedimiento judicial contra el culpable, con tal que denuncie a la autoridad pública el plan y sus
circunstancias.
Los casos de conspiración y proposición se sancionan cuando se afecta la seguridad exterior o interior del
Estado y cuando se pone en riesgo la salubridad publica.
En segundo lugar, el hecho de existir una multiplicidad de sujetos hace que exista un verdadero peligro en
el bien jurídico, por ser mayor la probabilidad de que se cometa.
Cuando hablamos de estos actos, son en principio preparatorios, pero el legislador los ha sancionado
especialmente: hay un adelantamiento de penalidad.
Son hechos preparatorios per se para cometer delitos, pero que a su vez constituyen delito por si mismos
porque el legislador los ha sancionado como tal.
Es importante señalar que en estos delitos, si el sujeto comete el delito que estaba preparando, no se le
puede sancionar por el delito especial; el delito propiamente tal absorbe al delito preparatorio.
Casos
Art. 445
Art. 445. El que fabricare, expendiere o tuviere en su poder llaves falsas, ganzúas u otros
instrumentos destinados conocidamente para efectuar el delito de robo y no diere descargo suficiente
sobre su fabricación, expendición, adquisición o conservación, será castigado con presidio menor en su
grado mínimo.
El sujeto no ha comenzado a realizar la conducta de robo, está meramente preparando los elementos para
ello, pero el legislador lo sanciona igual.
Tentativa
Los actos preparatorios incriminados propiamente tales no pueden estar tentados, solo se pueden castigar
una vez consumados; sino se estaría sancionando el acto preparatorio de un acto preparatorio, el peligro
de un peligro.
EL DELITO OMISIVO
¿Qué es la omisión?
Antiguamente, se consideraba como lo opuesto de acción, bajo una mirada de “espejo”.
Bajo la concepción normativa, no significa simplemente “no hacer”, sino que un no hacer que constituye
una conducta esperada por el ordenamiento jurídico, y que desde esa perspectiva, puede jurídico
penalmente reprocharse. Para que la omisión sea penalmente relevante, debe existir como contrapartida
un deber de hacer. Así, depende de las normas jurídicas (concepto valorativo), y no de su naturaleza
ontológica.
Concepcion natural:
• Asimilación a la acción: No es un simple no hacer, es el no hacer admitiendo el devenir del suceder
causal (MAYER). Así, es lo mismo lanzarle una roca a una persona, que observar como una piedra cae
por efecto de la gravedad sobre otra persona sin impedirlo.
• Oposición a la acción (KAUFMAN): Si según los finalistas, cuando alguien tiene dominio final de la
acción, puede dirigir la conducción del mismo, entonces desde el punto de vista de la omisión, omite
penalmente quien no hace nada, debiendo haberlo hecho, pero teniendo la capacidad efectiva de haber
evitado el resultado. Tiene que haber un dominio final:
- Conocimiento de la capacidad de obrar que tenga el sujeto
- Capacidad de seleccionar los medios para evitar el resultado, y
- Capacidad efectiva de emplear estos medios.
En el caso del delito de incendio, se penaliza a quien, en términos activos, provoque un incendio. ¿Cómo
podemos penalizar esta conducta cuando sea omisiva?34 Por los incendios del verano, se ha imputado a
las compañías eléctricas por omitir los cuidados propios para evitar el delito. Lo que tenemos que ver es si
se dan las circunstancias de dominio final que postula Kaufman.
Tipos de omisión
Delito de omisión simple u omisión propia
Infracción de una norma imperativa o mandato; se debía hacer algo pero no se hace.
34 Hay doctrina moderna que dice que en ningún caso se puede cometer el delito por omisión.
Desde el punto de vista objetivo, la tipicidad de estos delitos requiere que concurran las particularidades
de la situación descrita por la ley y que no se exteriorice una voluntad final determinada también por el
tipo; esto es, que no se actúe.
Desde el punto de vista subjetivo: el sujeto debe omitir dolosamente la conducta. Si es que omitió el
deber de actuar por ignorancia de que concurrían los presupuestos que lo obligaban a actuar, pero podía
sobreponerse a esa ignorancia, su omisión será culposa, y será castigado en la medida que el tipo penal
contemple tal posibilidad.
Ejemplos:
- Art. 494 No. 14.- El que no socorriere o auxiliare a una persona que encontrare en despoblado
herida, maltratada o en peligro de perecer, cuando pudiere hacerlo sin detrimento propio.
- Art. 295 bis.- (…) al que, habiendo tenido noticias verosímiles de los planes o de las actividades
desarrolladas por uno o más miembros de una asociación ilícita, omite ponerlas oportunamente en
conocimiento de la autoridad.
Pero no encontramos en el CP normas que expresamente se refieran a este tipo de omisión; esa es su
dificultad. Se trata de casos donde el legislador solo ha contemplado el tipo en términos comisivos.
Hay ciertas legislaciones que establecen este tipo de omisión, ya sea a través de una cláusula general, a
propósito de actuar en lugar de otro (CP español) o legislaciones en que se regula en cada delito en
especifico (tipos penales redactados en forma activa en los que la ley señala que pueden realizarse
omisivamente también)
Pero en chile, no señala expresamente esta posibilidad el CP. La doctrina y jurisprudencia establecen que
corresponde al juez construir la conducta de tipo omisivo. No hay problema en los tipos penales en que
hay verbos rectores ambiguos, como por ejemplo, el abandono de menores: no necesariamente es una
conducta activa, pues puede ser también dejar de asistir al menor. Entonces, teóricamente no hay
problema en estos casos.
El problema está cuando estamos frente a tipos penales en que el verbo rector esta claramente establecido
en términos activos, por ejemplo, el que mate a otro.
En primer lugar, cabe preguntarse, precisamente, si es posible construir la tipicidad de un delito sobre la
base de una figura que de manera manifiesta sólo alude a la comisión. La cuestión está resuelta por el art.
492 del C.P. Allí se incrimina a título de cuasidelito a quien "ejecutare un hecho o incurriere en una
omisión que, a mediar malicia, constituiría un crimen o un simple delito contra las personas". Ahora bien,
todos los que la ley denomina "crímenes o simples delitos contra las personas" están concebidos como
delitos comisivos. La referencia del art. 492, por ende, presupone la legitimidad de construir sobre esa
base los correspondientes tipos de comisión por omisión. Y, sin embargo, esto no se dijo en forma expresa
al trazar las descripciones de tales delitos; es de suponer, en consecuencia, que la situación es semejante
aun para el caso de otros tipos de comisión que, no atentando contra las personas, no son alcanzados por
la disposición del art. 492.35
Sobre la base de que existe este fundamento de legitimidad de imputar la comisión por omisión, hay un
problema: ¿Cuál es el limite? ¿Todo delito admite comisión por omisión? Si es que fuera así, toda persona
estaría obligada a actuar para evitar todo tipo de daño, lo cual haría que la tipicidad, en cuánto garantía,
fuera ilusoria (toda persona podría ser imputada por cualquier delito).
La solución más obvia son los tipos penales expresamente contemplados en su faceta omisiva, pero como
eso no es así en la legislación chilena, la doctrina ha tenido que construir las limitaciones interpretando
sistemáticamente la normativa penal. En concreto, se advirtió que en la mayoría de los tipos penales
omisivos (omisión propia), existe una exigencia de actuar dirigida a aquél persona que tutela fácticamente
un bien jurídico, es decir, aquella persona que está en una posición de garante.
Si se debía socorrer a alguien, es porque desde el punto de vista fáctico en el caso concreto el sujeto se
convirtió en el salvaguarda de esa persona. Ese es el fundamento de los delitos de omisión simple
(relación fáctica de tutela de un bien jurídico); y es el mismo criterio que se debe aplicar para poder
fundar una estructura de comisión por omisión.
Así, sólo incurre en comisión por omisión quien, encontrándose en una posición fáctica de garante
respecto al bien jurídicamente protegido, no actúa, a pesar de contar con el dominio final del hecho, para
evitar una lesión o puesta en peligro de dicho bien; el fundamento de atribución está en la posición de
garantía que ocupada el sujeto.
35 CURY p.679-680.
garante es error de tipo; en cambio, el que recae sobre la concurrencia del deber de actuar constituye error
de prohibición. Puede ocurrir, además, que alguien, no obstante ocupar una posición de garante, no esté
obligado a actuar, en virtud de que concurre una causal de justificación. Se trata, pues, de dos conceptos
diferentes.36
Es decir, no solo es necesario que determinemos la posición de garantía sino que ademas en esa situación
debemos acreditar que la persona tiene el dominio final para evitar el resultado.
Ahora bien, se debe determinar de dónde puede surgir la posición de garante en el caso concreto, es decir,
cuáles son las fuentes.
1. Ley
Se trata de casos respecto de los cuales la ley, si bien para efectos distintos de los penales, ha
consagrado un deber de actuar.
Por ejemplo, es posible construir la responsabilidad del padre que mata a su hijo por omitir el darle
alimentos. Pero hay que hacer una distinción esencial: aquí el fundamento del tipo omisivo no es el
deber jurídico de alimentos (reglado por el Código Civil), sino el hecho de la paternidad, al cual, si
la ley civil vinculó la obligación de alimentar al hijo, cabe presumir que la ley penal considera una
situación con relieve suficiente para dar origen a una posición de garante de la que surgirá la
obligación de actuar a fin de evitar la muerte por inanición de la criatura.
Así, si una señora no alimentó a una guagua, pero porque no sabía que era la mamá, tiene un error
respecto de su posición de garantía. Pero en el caso de la madre indígena que deja a su hijo mientras
trabaja, en su cultura era aceptado que dejara a su hijo ahí; si ella no conocía la ley chilena, está es
un error de prohibición.
WELZEL sostiene que aquí importa la relación de hecho, no la jurídica, y que, mientras la obligación
de alimentos rige por la sola existencia del vínculo parental, la de actuar requiere que el hecho de la
paternidad sea conocido.
En la ley está porqué puede imputarse por omisión un delito a un médico, dado que del punto de
vista reglamentario tiene que hacer todo lo posible para salvar la vida del paciente.
36 CURY p. 680-681.
2. Contrato.
Se trata de casos en que, por una relación contractual, se crea una situación fáctica de garante para
una de las partes.
Este es el caso del salvavidas que ostenta una posición de garantía pues es contratado para ese rol:
salvar a la gente.
Ahora bien, incluso si su contrato fuera nulo, o no lo firmó, o todavía no tenía la obligación de
concurrir a la playa, si de hecho asumió la custodia, está en una posición de garante. Debemos
recordar que, al igual que en el caso anterior, lo que importa es la realidad fáctica, y no la vigencia
de la obligación jurídica.
Así, lo relevante es que exista la situación fáctica, sea por agencia oficiosa u otra causa. La persona
que le ofrece ayuda a un ciego para cruzar la calle ya estaría ocupando la posición de garante.
Por lo demás, la misma situación de hecho que se crea establece los limites de la posición de
garantía: el salvavidas no tiene la obligación de salvar a las personas que está en la playa de al lado.
3. Injerencia.
A diferencia de las otras dos fuentes, que no son cuestionadas, la injerencia presenta mas
problemática en cuanto a su aceptación.
Se trata de aquellos casos en que el sujeto crea, por su conducta previa, una situación de peligro
para el bien jurídico tutelado.
Por ejemplo, el dueño de un barco sube a su amigos que no tienen conocimiento de navegación, y
los lleva a dar una vuelta. Luego, llega una tormenta y el barco se hunde, y mueren todos menos el
dueño. Él se puso, por su propio actuar, en una posición de garante de esas personas.
La lógica es que haya alguien que debe velar porque ese riesgo del bien jurídico no se concrete.
Se discute la injerencia como fuente porque sería, supuestamente, ajena a la legislación chilena,
toda vez que nunca se habría contemplado por el sistema un deber jurídico derivado de un hacer
precedente. Además, se estima que existiría una contradicción con el atenuante del art. 11 No.7: el
legislador premia con un atenuante a quien procura impedir las ulteriores consecuencias de un
delito, por lo que no resultaría lógico que el legislador le imponga el deber jurídico de impedir tales
ulteriores consecuencias; no se conciliaría la premiación por un lado, con el deber por el otro
(POLITOFF, BUSTOS).
Sin embargo, se sostiene que no existiría contradicción con el art. 11 No. 7. La ley, en definitiva,
quiere evitar que se lesionen los bienes jurídicos. Para esto, puede otorgar un “premio” para
incentivar que el delincuente actúe de determinar manera, pero ello no implica que el sujeto quede
impune.
A su vez, se argumenta que el art. 142 contemplaría explícitamente la injerencia como fuente de
posición de garante. Esta norma está a propósito de la sustracción de menores, que hace responsable
en términos penales al sustractor del menor cuando en contexto de esa sustracción, el menor sufra
otro tipo de delitos,. Sin perjuicio de la infracción penal de los otros delitos, al sustractor también se
le agrava la pena. Esto seria una muestra de la expresión de la injerencia, puesto que se aumenta la
pena en razón de que el sustractor se convirtió en garante de esos otros bienes jurídico que se vieron
vulnerados por los otros delitos.
A juicio de Cury, la conducta anterior no funda sino una posición de garante dentro de limites
restringidos. Debe concurrir entonces:
- Actuación ilícita
- Voluntaria: la negligencia no es suficiente.
- Ocasionado una alta probabilidad de daño: que haya ocasionado un riesgo relevante.
Sentencia de la CS del 4/8/1998. La conducta de disparar está exculpada, pero el otro cae mal
herido, y lo dejan ahí tirado. En esta segunda situación, el fallo establece que el sujeto se transforma
en garante por haber creado un riesgo de muerte en el sujeto, y se transformó en garante para que
no muriera. Esta sentencia dio lugar a varios artículos de importantes autores: fue el primer fallo
que reconoció la injerencia como fuente de posición de garante.
De este modo, incurriría en un homicidio por omisión el pasajero de la nave que se abstiene de
auxiliar al que cayó por la borda al mar.
Se trata de “comunidades de peligro”: entre todos desarrollan una actividad peligrosa, como ocurre
con los militares, o con los alpinistas.
La lógica detrás es que al organizarse una persona en una actividad que genera riesgo, entonces tiene
deberes de actuación para neutralizar tales riesgos, so pena de su propia responsabilidad por comisión por
omisión. Es similar a la injerencia por el hacer precedente, y es el punto de partida para construir
imputaciones en el ámbito empresarial. Así, entonces, si un andamio se cae porque quedó mal armado, y
mueren los trabajadores, hay una responsabilidad de por medio (para el jefe de obras o encargado de
seguridad).
En la relación institucional, hay una relación paterno-filial, el matrimonio y la llamada confianza especial.
Retomando en análisis del tipo objetivo, se requiere que el tipo en particular admita comisión omisiva,
atendiendo a su estructura y sentido. La doctrina mayoritaria dice que la mayor parte de los delitos de
comisión pueden ser ejecutados mediante omisión. Solo se excluyen aquellos que reclamaran
expresamente una expresión corporal o una manifestación de voluntad positiva, como ocurre con el delito
de bigamia o el delito de incitar a subversión (art. 123).
Garrido Montt ha identificado los elementos característicos de la tipicidad de los delitos de omisión
impropia:
- Que exista una posición de garantía (que se dé la situación de hecho de peligro de un bien jurídico
que le crea al sujeto la obligación de ejecutar una actividad destinada a evitarlo: en el caso de los
padres, que esté en peligro la vida o salud del hijo, que les impone el cumplimiento de la obligación
de cuidarlo, inherente al deber de crianza);
- Que el sujeto incumpla con su deber de actuar, esto es, no se lleve a cabo la acción destinada a evitar
el riesgo (en el ejemplo, que no se alimente al niño o no se le abrigue),
- Que el sujeto haya estado, en el caso específico, en situación de realizar la actividad que de él se
esperaba (que la madre se haya encontrado en la posibilidad de alimentar o abrigar al menor).
- La producción del resultado típico que la acción omitida pudo evitar (en el ejemplo, la muerte del
hijo o el detrimento de su salud).
Los deberes de actuar son aquellos que disminuyen el riesgo de lesión del bien jurídico; o en el sentido
contrario, deberes que de ser infringidos aumentan el riesgo de lesión. Se imputará a aquél que ha creado
un riesgo de lesión, y por eso es posible imputar comisión por omisión.
2. Tipo subjetivo
Hay parte de la doctrina que dice que el dolo para el delito omisivo es distinto que en el caso de la
comisión. Sabiendo que el dolo es conocer y querer todos los elementos del tipo, en este caso solo se
requeriría conocimiento. Así, no se exige una voluntad de omitir, meramente se requiere que el sujeto
haya sabido que estaba en una posición de garantía, tenía deberes, y que su cumplimiento disminuía el
riesgo.
“Tampoco en el delito de omisión impropia cabe hablar de «decisión de omitir», de «voluntad de omitir»
o de omisión consciente; más bien, en el aspecto subjetivo se requiere el conocimiento de la situación
típica, es decir, la representación de la lesión del bien jurídico que amenaza producirse y de las
circunstancias fundamentadoras de la posición de garante; por lo demás, basta la cognoscibilidad de la vía
de salvación para admitir un delito omisivo cuasi-doloso en aquel que no interviene en absoluto. No se
trata de si el omitente ha tomado una decisión de omitir —ello sólo cabría planteárselo en un sentido
totalmente distinto al del delito comisivo—, sino de si el garante capaz de acción ha adoptado (y puesto
en práctica), o no, una decisión de actuar para evitar el resultado. De no haberlo hecho, se da una omisión
impropia cuasi-dolosa.”- KAUFMAN.
Para la profesora, la opinión del autor es peligrosa, porque podría fundar un sistema de responsabilidad
objetiva para el delito omisivo. Ahora bien, la jurisprudencia ha acogido este criterio.
Para Politof, Matus, Ramirez, entre otros, el elemento volitivo si tiene cabida en el tipo omisivo. Se
requiere conocimiento entonces por parte del omiten de la situación típica, la posición de garante y la
posibilidad de acción, así como la actitud personal ante el curso del acontecimiento, más la resolución
voluntaria de no actuar pese a ese conocimiento.
- Debe tenerse por causa el movimiento físico de inhibición que el sujeto realiza cuando no actúa
aún cuando sea imperceptible.
Se critica que no puede explicar la responsabilidad en la omisión culposa, donde el sujeto ni
siquiera advertiría la situación.
- Concepción normativa de MEZGER: es causa del resultado la acción que debía realizar el sujeto y
que no ejecutó. Se comprueba la causalidad mediante la “adición mental hipotética”; es decir, la
acción debida que no se realizó es causa del resultado si, realizándola, aquél se hubiera evitado.
Esto es lo que se conoce como causalidad hipotética.
- No hay causalidad; la atribución del resultado lesivo en los delitos de omisión impropia deriva
simplemente de la posición de garantía que ostenta el sujeto: “el autor nada ha causado, lo que se le
imputa es no haber evitado la lesión de un bien jurídico cuya salvaguarda le competía por la
situación que ocupaba frente a él”.- CURY.
Vistas estas teorías, la pregunta es que cómo en la práctica se puede resolver el problema de la causalidad,
pues es un elemento esencial para la responsabilidad.
BUSTOS : los criterios naturalísticos de la causalidad no pueden aplicarse a los delitos de omisión y debe
recurrirse en estos casos para la determinación de la tipicidad exclusivamente a criterios de carácter
valorativo = «causalidad hipotética», y el método denominado de la “adición mental hipotética” = este
criterio juega con dos hipótesis, la agregación de una acción inexistente y la certeza de la no producción
del resultado.
SILVA SANCHEZ: la doctrina dominante exige, para la imputación del resultado a la omisión, que el
mencionado juicio revele que la acción no realizada lo habría evitado y ello se constate con una
probabilidad rayana en la seguridad (criterio de evitabilidad), razón por la cual el mismo autor afirma
que, en los casos en que ya el juicio objetivo ex ante ponga de relieve que la conducta que no se realiza no
es apropiada para la evitación del resultado sino que, a lo más, puede dificultar su producción o retrasarla
por un período de tiempo de escasa consideración, el no llevarla a término no dará lugar, en ningún caso,
a una realización típica omisiva.
Así, en el caso del incendio: ¿Cómo se puede probar que de haber podado los árboles la compañía
eléctrica, con toda seguridad no se habría causado un incendio? Es ahí donde esta exigencia hace más
difícil la imputación; es decir, de aceptar cómo valido el método, el estándar de prueba que se impone es
mucho más alto.
Lo anterior quiere decir, en suma, que para poder imputar el resultado lesivo a una conducta omisiva, la
prueba de la denominada relación de riesgo (segundo juicio de imputación), deberá contemplar, no sólo la
determinación de que la omisión creó o incrementó un riesgo desaprobado por el ordenamiento jurídico, y
que dicho riesgo fue precisamente aquél que se realizó en el resultado, sino que, además, para afirmar esto
último, que de haberse ejecutado la acción debida, aquella hubiera evitado con toda seguridad la
producción del resultado típico.
Pero en realidad, lo anterior es para imputar dolo directo: es decir, el sujeto habrá actuado con dolo
directo cuando supo no solo que tenía un deber de actuar, sino que además que su omisión, con seguridad
rayana en la certeza, iba a causar un resultado lesivo.
Para hipótesis de dolo eventual, se requiere que el sujeto se haya representado la posibilidad de causar un
daño, y lo haya ratificado; en el caso de la culpa (consciente), que haya representado la posibilidad y
confiado en que no iba a ocurrir.
Antijuridicidad en la omisión
En general los autores estiman que funciona de la misma forma que en los delitos de acción; es decir, es el
contraste de la conducta con el mandato de la norma que se deduce del contexto del ordenamiento
jurídico.
La omisión se considera antijurídica porque viola el mandato; esto queda bastante claro en la omisión
propia, pero la misma lógica se aplica en la omisión impropia.
Pero la jurisprudencia no ha diferenciado la pena para considerar los delitos de comisión por omisión
como menos graves, es decir, no ha sido un elemento para establecer la pena en concreto.
Desde el punto de vista conceptual, no habría problema, en cuanto se trataría de determinadas situaciones
que hacen que una omisión no sea contraria a Derecho.
Los autores consideran que el art. 10 No.12 establecería una causal especifica para la omisión; y éste sería
un correlato del art. 10 No. 10 para los delitos de acción.
10. El que obra en cumplimiento de un deber o en el ejercicio legítimo de un derecho, autoridad,
oficio o cargo.
12. El que incurre en alguna omisión, hallándose impedido por causa legítima…
Culpabilidad
Los autores consideran que funciona de la misma forma, exigiendo los mismos requisitos: imputabilidad,
conciencia de ilicitud (conciencia de que existe el mandado de actuar), normalidad de las circunstancias.
En cuanto a las causales de exculpación, según los autores el art. 10 No. 12 segunda parte sería una causal
especifica:
12. El que incurre en alguna omisión, hallándose impedido por causa … insuperable.
¿Es un correlato éste causal del art. 10 No.9 (obrar violentado por fuerza irresistible o miedo insuperable?
Resulta importante saber si lo consideramos como el correlato o no, porque hay una serie de requisitos
para el art. 10 No.9 (e.g inminencia); ¿debemos exigir esos requisitos a la omisión? La respuesta es que
no, porque por interpretación literal de la norma la causal no hace referencia ni a la fuerza ni miedo.
Para la doctrina, el apreciar una tentativa conceptualmente es muy difícil, y sería más racional apreciar
una frustración.
Esto porque debe operarse con el principio de la inversión. En el delito de acción hay tentativa cuando el
sujeto inicia la ejecución del acto prohibido por el ordenamiento, pero no llega a concluirlo porque
circunstancias ajenas a su voluntad se lo impiden.
Lo que llamamos tentativa de omisión es, en realidad, "la omisión de una tentativa inidónea de impedir un
resultado típico, o sea, una tentativa que, de haber sido emprendida, habría fallado necesariamente", ya
porque "la producción del resultado no era inminente o habría sido impedido por parte de un tercero, o el
que no actuó no estaba en situación de impedir el resultado que amenazaba realmente".
En el fondo, sin embargo, tentativa de acción y de omisión son equivalentes; se trata de la misma
situación contemplada por sus dos caras. En la primera, la norma prohibitiva no pudo ser violada porque
algo se interpuso en el curso causal desencadenado por el agente; en la segunda, la norma imperativa no
pudo ser violada porque el autor, aunque hubiese obrado, no habría podido modificar un curso causal cuya
dirección no dependía de él.
Pero en ambos casos existió el propósito de quebrantar, ora la prohibición, ora el mandato. El primero de
esos propósitos se exteriorizó con el principio de ejecución de la acción; el segundo, con la abstención de
actuar, no obstante la posición de garante que ocupaba el agente.
De este modo, incurre en tentativa de homicidio por omisión el bañero que no acude en auxilio del que se
encuentra a punto de perecer ahogado, si su intervención hubiera sido infructuosa; la madre que no
alimentó a su criatura, si un tercero lo hizo antes de que pereciera; el médico que omite intervenir al
paciente, si, a pesar del diagnóstico, luego resulta que la operación era innecesaria para la supervivencia
del enfermo.
El garante sólo comete tentativa de omisión si permanece inactivo hasta el último momento en que su
intervención hubiera sido eficaz. De manera que éste es siempre, mejor que una tentativa, un delito de
omisión frustrado. Situarla antes supondría castigar intenciones improbables.
En la práctica es muy difícil establecer cuál es el "último momento" de que se habla en el párrafo
precedente. Si la madre abandona a la criatura en un cuarto, al que sólo regresa una semana después,
encontrándose con que el padre vino por ella poco después de su partida, para llevársela y hacerse cargo
de su cuidado, la cosa parece sencilla de solucionar. Pero en la realidad las situaciones suelen ser más
complicadas. A causa de esto, y de la cautela con que la jurisprudencia enjuicia los delitos de omisión, la
tentativa nunca es castigada por nuestros tribunales.
La dificultad está en determinar hasta qué punto el hecho de que el sujeto decida actuar, habiendo
inicialmente omitido el deber, sería eficaz para evitar el resultado lesivo.
Por un argumento gramatical, en Chile no cabe la sanción de la fase imperfecta del delito omisivo; en
ambos casos se requiere una acción.
Coautoría en la omisión
En general se descarta la coautoría, se entiende que si dos sujetos ostentan una misma posición de
garantía, y no actúan, cada uno de ellos comete un delito independiente.
Esto porque una de las características de la coautoría es el acuerdo de voluntades, lo cual no sería
concebible en el delito de omisión, toda vez que la posición de garantía no son compartidas.
Por tanto,
- El que instiga a otro a omitir, teniendo el instigador la posición de garantía, es autor mediato.
- Quien impide actuar al garante es un autor material de un delito de acción.
A propósito de la complicidad, dado que la posición de garante no se comparte, no sería posible que se de
complicidad; el ‘cómplice’ no tiene que el deber de actuar, o de obligar al garante a actuar.
En cuanto al encubrimiento, es perfectamente posible, toda vez que no se trata de una real forma de
participación.
En el derecho comparado (e.g España y Alemania), se ha solucionado incorporando normas que equiparan
la acción con la omisión.
37 Fallo muy útil porque resume todo el problema del delito de comisión por omisión.
IMPUTACIÓN DE LOS DELITOS IMPRUDENTES
La doctrina mayoritaria en nuestro país, conocida como la del “concepto unitario de autor”, sostiene que
en las conductas imprudentes no se puede distinguir entre distintos tipos de intervención que no sean a
título de autor, por lo que no existiría la posibilidad de imputar a título de coautor o partícipe.
En cuánto a la estructura del tipo culposo, no concurre un querer y conocer los elementos del tipo, pero
existe una cognoscibilidad del riesgo inherente a la conducta realizada. Lo más importante es que se basa
en la infracción de una norma de deber de cuidado; no se exige que una persona tenga que preocuparse de
no generar ningún curso causal, sino que tiene que emplear cierta diligencia en la medida que haya un
deber de actuar.
El problema de negar la coautoría está en que existen casos en que el hecho no se comprende o entiende
adecuadamente desde un análisis de los aportes, y en que cada uno de los aportes no son idóneos por si
solos para efectos de producir el resultado lesivo.
Caso Lederspray
Seis integrantes de un gremio directivo votan, en forma unánime, por no retirar un spray para cueros que
podía ser peligroso, y luego por continuar con su comercialización. Una vez que ya habían votado las
cuatro primeras personas (de seis), y se había alcanzado la mayoría, el resto de los votos serían
irrelevantes para alterar la decisión planteada de mantener la comercialización del producto dañino. Por
ende, se debería atender a quienes por medio de la votación “han condicionado o no han condicionado el
resultado” (creado el riesgo).
La sentencia en primera instancia distinguió entre los daños generados con anterioridad a la junta
extraordinaria, y los daños posteriores.
(1) Con anterioridad a la junta, los gerentes eran responsables de lesiones imprudentes por omisión, al no
retirar el producto del mercado y en consecuencia omitir la evitación de daños a la salud de los
consumidores. La coautoría imprudente fue fundamentada en la posición de garante de cada uno
de los gerentes individualmente, basándose en su deber de observación del producto y en el hecho
de que a cada uno de ellos le era posible y exigible la retirada del mismo. Se les atribuye a los
gerentes, por tanto, un deber de aseguramiento del tráfico, basado en la confianza depositada por los
consumidores de éstos.
(2) Desde la junta de directores en 1981, el tribunal sostuvo que éstos se encontraban en conocimiento de
que se producirían más daños en caso de no detener la comercialización, ordenando la retirada del
producto del mercado, por lo que partir de este punto, se generaría un cambio en el título de
imputación a coautoría activa de lesiones dolosas peligrosas. En definitiva, el tribunal condenó a
los 6 gerentes de la empresa WyM y sus filiales por lesiones imprudentes por omisión y coautoría
activa de lesiones peligrosas, distinguiendo entre los daños producidos con anterioridad a la junta de
directores y con posterioridad a ésta.
Lo anterior fue decidido por el tribunal de instancia, que fue recurrido ante el Tribunal Supremo (BGH).
Éste ratificó la sentencia, pero no obstante ello, distingue 3 títulos de imputación, identificando 4
momentos relevantes:
- Etapa impune: durante la comercialización del producto, toda vez que se había creado con
conocimientos técnicos y sin existir pronostico de un posible problema.
- Lesiones imprudentes en comisión por omisión: correspondiente a la etapa entre que se cambió la
fórmula y se realizó la junta extraordinaria, toda vez que en el tiempo intermedio llegaron nuevos casos
de daños.
- Lesiones doloso eventuales en comisión por omisión: luego de la junta extraordinaria de directores,
el BGH determina un cambio en el título de imputación respecto de todas las lesiones generadas por
los productos no retirados del mercado con posterioridad a esta fecha, dada la consciencia que habían
adquirido los directivos de que los aerosoles eran efectivamente peligrosos, por acumulación de
indicios y persistencia en la no retirada.
- Lesiones dolosas cometidas por acción: la conducta activa de introducir nuevos aerosoles en el
mercado (en contraposición a la de dejar pasivamente los que ya estaban circulando), luego de la junta
extraordinaria de 12 de mayo de 1981.
Sin embargo, la doctrina moderna, en relación a la posibilidad de apreciar coautoría en los delitos
imprudentes, ha dicho:
- En los delitos imprudentes, no basta la mera constatación de la relación causal para imputar el
resultado, al igual que ocurre en los delitos dolosos.
- Si se acepta lo anterior, una serie de hechos de ocurrencia diaria en el marco de la actividad
empresarial no podrían resolverse desde un análisis exclusivamente individual entre el aporte del
intervinientes y el resultado lesivo.
- Estos problemas se podrían resolver adecuadamente haciendo uso de las figuras de la coautoría y de la
participación en el marco de los delitos imprudentes.
- La primera como forma de atribuir relación de autoría (mancomunada) a casos de actuación
conjunta en que ninguno de los aportes es exclusivamente causa del resultado; y
- La segunda como criterio para delimitar la asignación de “relación de autoría” dentro de la
actuación conjunta en el contexto de la actividad empresarial.
- Si se acepta que no cualquier aporte a la causación del resultado puede ser considerada como autoría,
se debe determinar cuándo a un sujeto se le puede considerar como autor, siendo necesario probar que
el hecho pertenece al sujeto en concepto de autor. Para estos efectos la doctrina ha desarrollado
conceptos como
- el de “dominio objetivo del hecho”,
- el de la “pertenencia al hecho” o
- el de la “competencia sobre una fuente de peligro”
Dentro de la doctrina española se pueden encontrar claros ejemplos de esta justificación de la coautoría en
las conductas imprudentes:
Algunas parten del “dominio del hecho”.
Así, por ejemplo, Luzón Peña, quien partiendo del concepto de “determinación objetiva del
hecho” o efectivo dominio del hecho, sostiene que la base de la autoría es el examen desde un
punto de vista objetivo acerca de la idoneidad de una conducta para dominar el hecho la que se dará
cuando la misma se encuentre en condiciones de “controlar o determinar el curso de los
acontecimientos hacia el resultado, con independencia de la voluntad del sujeto”.
Por ende, en el caso de que varias acciones unidas sean necesarias para efectos de
determinar objetivamente el “acontecer típico” habrá coautoría imprudente, pero solo en los
casos en que exista acuerdo entre los intervinientes (en caso contrario nos enfrentamos a casos
de autoría accesoria “imprudente o concurrencia de culpas”).
Dentro de la misma doctrina española, Mir Puig, sobre la base de un concepto de autoría conocido
como el de “la pertenencia al hecho”, que es aplicable tanto al delito imprudente como al doloso,
acepta la coautoría en los delitos imprudentes y sostiene que “el común acuerdo no podrá referirse
al resultado, pero sí a la conducta imprudente, que puede ser obra conjunta de varios sujetos”.
En un sentido similar Corcoy Bidasolo señala que: “Para afirmar la coautoría o participación de
uno o varios sujetos en el hecho de otro, es necesario que exista una realización colectiva del hecho;
esto será así cuando exista voluntad consciente de participar en la conducta imprudente de otro, o
un acuerdo dirigido a realizar conjuntamente esa conducta imprudente que, en ese caso, será obra
conjunta de varios sujetos”. Para esta autora, la coautoría en conductas imprudentes determina la
aplicación del principio de “imputación recíproca” de cada una de las aportaciones de los
intervinientes. (Autor es quien tiene la “evitabilidad como consecuencia del dominio efectivo del
riesgo”: no es suficiente la posibilidad objetiva de evitar el resultado lesivo, sino que además es
requisito la presencia de un “deber de evitar” que se relaciona con la “cognoscibilidad” del
resultado lesivo.).
Otra forma utilizada para fundamentar la coautoría imprudente viene dada por la construcción de una
“teoría global de la coautoría” (debe alejarse de la noción de “dominio del hecho” y por medio de la
normativización de la figura de la coautoría, basarse más bien en la teoría de la imputación objetiva).
Punto de partida en esta construcción es la idea de que el tipo objetivo en los delitos imprudentes
y dolosos es la misma. En este sentido, por ejemplo, van Weezel señala que “la base de los
conceptos de dolo e imprudencia es una y la misma, la cognoscibilidad. Si se la puede considerar
actualizada en un grado que permite calificarla de conocimiento, se le llama dolo; sino
imprudencia”.
Las formas de participación no pueden clasificarse en dolosas e imprudentes sino que estos
términos deben reservarse para la imputación subjetiva “que se predica de cada uno de los
intervinientes”.
La principal diferencia con la postura anterior, dice relación con la innecesariedad de la resolución
conjunta (el “ponerse de acuerdo”) de los sujetos que actúan como criterio fundamental para
construir la coautoría.
En el fondo, lo que se exige es que los intervinientes, de acuerdo a su posición social y ámbito de
relación hayan debido contar con determinada configuración del riesgo y por ende, su deber de
evitar implique, de acuerdo a la regulación del mismo sector, competencias por los riesgos de otros.
Es decir, se exige por un lado, cuando se enfrente a casos de corresponsabilidad por división de
trabajo, que cada uno de los intervinientes tenga competencia “sobre al menos una de las fuentes de
peligro concurrentes y un deber de consideración sobre las fuentes de peligro concurrentes”
En este mismo sentido Feijóo Sánchez sostiene que lo relevante es determinar si en ciertos casos o
supuestos “existe una responsabilidad o competencia común por un riesgo o por un hecho o se trata
de una responsabilidad aislada y meramente concurrente”.
Esta referencia directa a un ámbito de interacción social tan común se conecta con la idea de que la
determinación del deber de cuidado se hace siempre desde determinado contexto concreto, y si de
lo que se trata es de determinar ámbitos de competencia, o de responsabilidad relativos a estados de
capacidad para evitar daños a bienes jurídicos, es necesario atender a ciertos criterios
configuradores de esta atribución de competencia que atienden necesariamente a datos de contexto
que permiten determinar, caso a caso, quién es responsable de la infracción a la norma de cuidado
(en el fondo, quién es competente por el resguardo de ésta).
Generalidades
Atenuantes que consisten en eximentes incompletos
Art. 11. Son circunstancias atenuantes:
1a. Las expresadas en el artículo anterior, cuando no concurren todos los requisitos necesarios
para eximir de responsabilidad en sus respectivos casos.
Hay que notar que en el art. 10 hay ciertos eximentes que no se pueden presentar de manera incompleta
en un caso concreto. Por ejemplo, el caso fortuito como causal de atipicidad es una causal blanca y negra,
no hay un punto intermedio.
Se ha entendido que esta norma es susceptible de ser aplicada aún no constando requisitos formales de
una norma, si es que son susceptibles de división intelectual, como sucede por ejemplo con la locura o
demencia (existe una gradualidad de la locura.38
Las mismas razones que se presentan al eximir de responsabilidad, se estarían presentando también en
estos casos, solo que no en su totalidad. Este es el fundamento de este atenuante.
Los autores han sostenido sin embargo que debe presentarse el requisito esencial de la causal; cada
causal tiene un elemento sin el cual no puede existir de ninguna manera, ni siquiera incompletamente. Por
ejemplo, no se puede alegar una legitima defensa si es que no hubo agresión; o si se trata de un estado de
necesidad, no puede alegarse si es que no está presente el mal inminente.
El art. 11 tiene una serie de causales donde todas tienen un efecto común de atenuación (de hecho
pertenecen al grupo de causales atenuantes comunes). Sin embargo, en ciertas ocasiones esta norma del
art. 11 No.1 tiene un efecto privilegiado, regulado en el art. 73, cuando concurren la mayor parte de los
requisitos de la eximente.
Por ejemplo, si en una legitima defensa lo único que falla en toda la ecuación es que el medio resultó
ligeramente excesivo a lo que la racionalidad demanda, se puede alegar que la causal eximente está
prácticamente presente. Ante esto, el efecto atenuante puede llegar a ser mucho mayor (de 1, 2 o 3
grados), en comparación a las otras atenuantes.
38Podríamos tener el caso de una enfermedad mental sin efecto en el ámbito penal, como una depresión; a su vez,
una locura propiamente tal; y finalmente un rango intermedio donde una persona es imputable pero tiene cierta
afectación mental.
Atenuantes fundadas en móviles del agente
Podemos distiguir de inmediato entre (i) Atenuantes pasionales y (ii) Celo de de la justicia.
El fundamento de las atenuantes está en que la libertad del sujeto está limitada, como sucede en los casos
de exculpación, pero no al punto de exculpar la conducta (casos de eximentes incompletas).
Vemos que hay un requisito de proporcionalidad, lo cual es bastante limitante en la aplicación de esta
circunstancia. Pero, ante un caso donde no se da la proporcionalidad, se puede alegar el art. 11 No. 5 lo
cual sin embargo representa el problema de que se va a tener que probar una afectación en las
capacidades volitivas o intelectuales de la persona.
¿Qué pasa si soy agredido ilegítimamente, y respondo de manera racional pero sin que haya mediado
provocación suficiente? ¿Es un eximente incompleto o una atenuante pasional? ¿Cómo se distingue
entre ellas? La atenuante pasional se presentaría cuando ya no exista el repeler una agresión
ilegítimamente, es decir, se actúa de manera vengativa una vez ya cometido el delito.
— Vindicación de ofensas
4a. La de haberse ejecutado el hecho en vindicación próxima de una ofensa grave causada al
autor, a su cónyuge, o su conviviente, a sus parientes legítimos por consanguinidad o afinidad en toda
la línea recta y en la colateral hasta el segundo grado inclusive, a sus padres o hijos naturales o
ilegítimos reconocidos.
La causal demanda una gravedad en la ofensa, pero a diferencia de la situación anterior no exige una
proporcionalidad.
Además, no hay identificación respecto a la persona sobre la cual cae el delito, como en el caso
anterior.
— Arrebato y obcecación
5a. La de obrar por estímulos tan poderosos que naturalmente hayan producido arrebato y
obcecación.
En este ultimo caso se debe probar una afectación a la capacidad volitiva o intelectual del sujeto; las
otras dos presumen la concurrencia de esta situación (no los exige como requisito), pues conforme a
las máximas de la experiencia, quienes actúan inmediatamente después de una amenaza en su contra, o
luego de haber sido ofendidos, no están en su plena capacidad.
El arrebato alude a la afectación de facultades volitivas, mientras que la obcecación alude a afectación
de facultades intelectuales; ahora bien, la norma dice “arrebato y obcecación”, por lo que se discute en
doctrina si se trata de que son requisitos copulativos o no (la doctrina chilena mayoritaria39 se inclina
por decir que no son copulativos).
Para algunos autores (e.g Etcheberry), la circunstancia está restringida a funcionarios públicos por
razones históricas. Sin embargo, dado que la norma no distingue y es amplia, la doctrina nacional
mayoritaria dice que es aplicable a cualquier persona.
¿Qué pasa con el autor por convicción (aquella persona que actúa por sus convicciones personales,
como Robin Hood o Hitler)? ¿Podría acceder a esta atenuante? Es dominante que se estime que esta
norma se refiere a la justicia objetiva; es decir, quien en cumplimiento de la ley y el Derecho se excede
en su comportamiento y comete un delito. El autor por convicción realiza delitos incluso en contra del
ordenamiento, como por ejemplo una persona que crea que hay que robarle a los ricos para repartirlo
entre los pobres.
La persona ha cometido un delito por su celo, pero dado que su motivación fue hacer cumplir el
Derecho (e.g entrar a registrar a una casa), se permite aplicar esta atenuante.
¿Qué pasa si una mujer estimula sexualmente a un hombre, y éste hombre llega a cometer un delito de
acoso sexual? ¿Podría beneficiarse por una circunstancia atenuante?
Aquí partimos de la base obvia que hay un delito: pero primero tenemos que ver si el art. 11 No. 3 aplica
al tipo sexual en cuanto a la provocación. Podríamos ver en en el sujeto una limitación de la libertad,
aunque no al punto de exculparlo. El profesor estima que debe reconocerse aquí, más que una
provocación, un arrebato y obcecación, lo cual demanda que el sujeto pruebe su limitación.
Hace poco hubo un caso en que el tribunal oral en lo penal acogió el atenuante para un caso de abuso
sexual, lo cual generó gran discusión. El profesor opina que, a pesar de ser discutible, no es del todo
descartable atenuar la responsabilidad en estos casos.
39 Cury, Garrido, Matus. Autores como Etcheberry indican que serían copulativos.
Atenuantes fundadas en la personalidad del sujeto
Irreprochable conducta anterior
Art. 11 No. 6.- Si la conducta anterior del delincuente ha sido irreprochable.
Ya vimos que esto presenta un problema, por el derecho penal de autor: se responde por la conducta en
concreto, o se debería responder así, y no por la situación particular del sujeto.
Incluso podría llegar a sostenerse la situación contraria: una persona que no ha cometido delitos
anteriormente, es una que vive en un ambiente menos propicio al delinquir, y por ende tiene una
responsabilidad mayor de no cometer delitos. Esto pensando en el sentido de que una persona que
constantemente comete delitos se circunscribe a un ambiente donde no prima el respeto por la ley, sino
que los sujetos quedan condicionados al delito.
Una forma de sostener el atenuante, que al profesor no le gusta mucho, es decir que es posible presumir
que una persona que delinque por primera vez se vio afectada por una situación anómala no conocida por
el resto capaz de alterar su capacidad de actuar conforme a Derecho; es una especie de presunción de
disminución de su culpabilidad.
¿Qué es irreprochable conducta anterior? En la jurisprudencia, después de mucho debate, es pacifico que
refiere a no haber sido condenado por delitos, que queda registrado en un ‘extracto de filiación y
condena’.40
Ahora, si una persona “limpia” comete varios delitos en un corto tiempo, al momento de condenarlo solo
se debería aplicar el atenuante para el primer delito cometido.
Procurar con celo reparar el mal causado o impedir sus ulteriores perniciosas consecuencias
Art. 11 No.7.- Si ha procurado con celo reparar el mal causado o impedir sus ulteriores
perniciosas consecuencias.
Se quiere o insta a que las personas reparen los males que cometen; a través de una atenuante.41 Ahora
bien, hay delitos que no admiten esta atenuante, como el robo con intimidación.
Se habla de ‘procurar’, es decir, no requiere que el sujeto logre alcanzar la reparación; pero, tiene que ser
procurar con celo.
41 Esto cobra especial utilidad en el ámbito de las negociaciones que se dan con el fiscal y el defensor.
Entrega voluntaria a la justicia
Art. 11 No. 8.- Si pudiendo eludir la acción de la justicia por medio de la fuga u ocultándose, se
ha denunciado y confesado el delito.
Este numeral impone una serie de condiciones, que le quita aplicación práctica.
En la práctica, y por razones de economía, y evitar un juicio oral, el fiscal puede acceder a que se
reconozca el atenuante, aun cuando el sujeto no ha dicho nada, para llegar a un procedimiento abreviado
por aceptar el sujeto los antecedentes y los hechos imputados.43 Así, la norma recibe también un carácter
procesal, aplicable incluso cuando no ha habido ayuda sustancial.
- CIRCUNSTANCIAS AGRAVANTES44 -
Generalidades
Cuando consideramos los factores legales para la determinación de una pena, encontramos:
- Pena establecida por ley
- Grado de participación
- Iter criminis
- Atenuantes y agravantes
- Extensión del mal causado y situación económica del condenado.
Si hay solo un atenuante, y ningún agravante, el tribunal tiene vedado implementar la pena que sea de la
mitad mayor hasta el limite. E.g Hurto art. 446 nº3 impone la pena de 61 a 540 dias, de modo que sólo
podría imponerse una pena de hasta 300 días.
Las agravantes que vamos a ver son los genéricos del art. 12 ; son genéricas porque concurren en casi
todos los delitos. Vamos a ver muchas, pero hay varias que no tienen mucha aplicación práctica ya que se
43 Para el fiscal es útil esto no solo por economía, sino que también por certeza, puesto que los juicios siempre
generan incertidumbre sobre si se va a condenar o no. O también puede hacerlo por razones humanitarias hacia la
víctima, por ejemplo para no exponer a una víctima a una especie de doble trauma: el delito y tener que revivirlo en
el juicio.
No producen el efecto de aumentar la pena las circunstancias agravantes que por sí mismas
constituyen un delito especialmente penado por la ley, o que ésta haya expresado al describirlo y penarlo.
Tampoco lo producen aquellas circunstancias agravantes de tal manera inherentes al delito que
sin la concurrencia de ellas no puede cometerse.
A su vez, ha de recalcarse la importancia del art. 64, sobre la comunicabilidad del agravante.
Art. 64. Las circunstancias atenuantes o agravantes que consistan en la disposición moral del
delincuente, en sus relaciones particulares con el ofendido o en otra causa personal, servirán para
atenuar o agravar la responsabilidad de sólo aquellos autores, cómplices o encubridores en quienes
concurran.
Las que consistan en la ejecución material del hecho o en los medios empleados para realizarlo,
servirán para atenuar o agravar la responsabilidad únicamente de los que tuvieren conocimiento de ellas
antes o en el momento de la acción o de su cooperación para el delito.
Naturaleza y fundamento
La doctrina solía decir que todas las agravantes eran de naturaleza subjetiva, porque reflejaban la mayor
perversidad y peligrosidad del sujeto, lo cual es inaceptable bajo una mirada moderna del Derecho. En
efecto, la postura anterior implica seguir un derecho penal de autor y no de actos, pues se atiende a la
personalidad del actor, prescindiendo del hecho ilícito propiamente que no sería mas que un síntoma de
ese estado de la persona.
Ahora bien, es cierto que hay algunas causales agravantes que parecen responder a esa idea, apartándose
de la culpabilidad. Para CURY, hay que considerarlas excepciones, y no como la regla general de los
agravantes.
Que las agravantes tengan una naturaleza subjetiva pueden entenderse en un sentido distinto, más
correcto; por ejemplo, que todas se fundan en la mayor reprochabilidad al autor. Ahora bien, eso tampoco
es exacto; un análisis al art. 12 revela que algunas de las agravantes implican más bien una extensión
objetiva de la ilicitud, en razón de una lesión accesoria a otros bienes jurídicos.
Contra la opinión anterior, se argumenta que el art. 64 distingue entre agravantes objetivas y subjetivas.
Pero en realidad, este argumento no es del todo convincente, toda vez que la distinción no responde a una
verdadera distinción de objetividad/subjetividad.
Para CURY, lo cierto es que los agravantes tienen distintos fundamentos: algunas de ellas implican un
aumento de la antijuridicidad; un gran número se basa, en efecto, en la existencia de una mayor
reprochabilidad; las hay que responden primordialmente a consideraciones político-criminales, y existe,
por fin, al menos una respecto de la cual es preciso reconocer que carece de todo sustento razonable en un
derecho penal de culpabilidad y, posiblemente, en cualquiera. El detalle pertenece al análisis de cada una
en particular.
Clasificaciones
La opinión dominante nacional y española es que solo hay distinción practica entre atenuantes objetivos y
subjetivo, en atención especial al art. 64 sobre la comunicabilidad.
Cury precisa la idea anterior. Lo cierto es que el art. 64 no contrapone la objetividad/subjetividad del
agravantes, sino que opone las "que consistan en la disposición moral del delincuente, en sus relaciones
particulares con el ofendido o en otra causa personal", a "las que consistan en la ejecución material del
hecho o en los medios empleados para realizarlo". Así, aquí lo que la doctrina denomina subjetivo alude
a cualidades personales del sujeto que interviene en la realización de la conducta o participa en ella, al
paso que lo designado con la expresión objetivo se refiere a las modalidades materiales de la ejecución del
hecho o a los recursos físicos de que el autor se vale pare llevarlo a cabo.
Para CURY, la “causa personal” del art. 64 inc.1, comúnmente considerada como elemento subjetivo,
refiere a dos cosas distintas:
1. Características inherentes a la persona que sólo pueden afectar la antijuricidad de su conducta,
porque solo el que las porta puede:
- Lesionar accesoriamente de otros bienes
- Solo él es pasible de un mayor reproche.
- Unicamente él es posible relacionar los motivos que aconsejan la exasperación de la punibilidad
para el logro mejor de los fines de la pena.
Las causales agravantes “objetivas” serían en realidad circunstancias relativas a la forma de ejecución
material del hecho, cuyo empleo o aprovechamiento en el caso concreto depende de la voluntad de cada
uno de los intervinientes en su realización, los cuales se presume que han asentido en que se eche manos
de ellas si sabían que se lo haría en el momento de la acción o de su cooperación para el delito.
a) Son circunstancias agravantes subjetivas de la primera clase -esto es, basadas en características
personales del sujeto- las de los No. 7, 8, 14, 15 y 16 del art. 12, y la del art. 72, inc. segundo.
b) Son circunstancias agravantes subjetivas de la segunda clase -esto es, fundadas en los ánimos,
tendencias o actitudes especiales que se exigen del sujeto-, las de los N°s. I o , 2 o , 5 o primera parte y 6
o del art. 12 del C.P
c) Por fin, son circunstancias objetivas las consagradas en los No. 3, 4, 5 segunda parte, 9, 10, 11, 12, 13,
17, 18 y 19 del art. 12.
Respecto a la traición, sería el aprovechamiento, para la ejecución del delito, de la confianza que la
víctima o un tercero han depositado en el hechor, o que éste se ha granjeado con ese objeto. Se trata de un
abuso de confianza.
Respeto a obrar sobre seguro, significa ocultamiento del cuerpo del hechor o de los medios de comisión,
con el objeto de provocar la indefensión de la víctima frente al ataque. Se expresa, asimismo, en acciones
dirigidas a burlar la vigilancia de terceros erigidos en guardianes del bien jurídico.
Lo mismo que respecto de la traición, el autor puede crear por sí mismo las condiciones ventajosas en que
actuará o aprovechar unas preexistentes.
Se discute acerca de la naturaleza del agravante. Hay quienes dicen que es objetivo, de modo que basta
que la víctima se encuentre en una situación de indefensión real para que haya alevosía, independiente de
la voluntad del autor; así habría alevosía toda vez que se ataque a un anciano o un niño porque las
características personales de la víctima le dan una ventaja necesaria al atacante.
La opinión dominante dice que es subjetiva, y así el sujeto activo tiene que haber actuado con el propósito
de aprovecharse de la situación de indefensión en que la víctima se encuentra.
Ahora bien, en rigor los autores hablan de una alevosía mixta, porque objetivamente la víctima tiene que
estar en indefensión, y subjetivamente el actor debió aprovecharse para consumar el delito.
Con arreglo a lo expuesto, cuando el estado de indefensión de la víctima preexiste, podrá apreciarse
alevosía si esa condición fue decisiva para la ejecución del delito por el autor. Por el contrario, si es
patente que el agente habría actuado aunque el sujeto pasivo hubiera contado con la posibilidad de
oponerle resistencia efectiva, la agravante debe ser descartada.
Por otro lado, a lo largo de la ley penal existen figuras punibles de carácter complejo, en las que la
"abrazadera típica" ha enlazado infracciones dirigidas contra otros bienes jurídicos a auténticas lesiones
contra las personas (vida e integridad corporal). Así sucede, por ejemplo, en los arts. 140, inc. segundo,
141, inc. tercero, 142 N° 1, letra b), 372 bis y 433 N° 1 del C.P., por no citar sino algunos. La cuestión de
si la alevosía agrava también la pena en esos casos sólo ha sido resuelta expresamente y en sentido
afirmativo para los atentados violentos contra la propiedad (art. 456 bis, inc. segundo del C.P). No
obstante, la opinión dominante estima que es aplicable a todos ellos. Este es, en efecto, el criterio
correcto; pero ha de tenerse presente que para que así ocurra se requiere que la alevosía esté vinculada a
la ejecución del ataque contra la vida o la integridad corporal de la víctima.
Por lo que toca a su fundamento, la alevosía es una agravante de carácter mixto. Implica, por una parte,
un incremento de la antijuridicidad, a causa de la posición desvalida en que se sitúa o encuentra al bien
jurídico de protección; por la otra, un reproche de culpabilidad acentuado, a causa de la mayor
perversidad moral, "que es también mayor libertad expresada en la energía para vencer la propia
inhibición”.
La causal requiere que participen a lo menos dos personas en el delito, uno inductor y el otro autor
material; a su vez la opinión mayoritaria exige acuerdo previo sobre la recompensa, aunque no su
recepción por el instigador.
No basta, por consiguiente, con que el autor abrigue la esperanza de ser recompensado porque sabe que el
hecho puede ser agradable o provechoso para un tercero. Por otra parte, no es indispensable que la
expectativa del lucro sea el único motivo que determina al instigado, pero debe constituir por lo menos
uno de los que concurren a decidirlo. A causa de lo último, la agravante no debe apreciarse si el autor
estaba resuelto ya a delinquir cuando se le ofrece el premio o remuneración.
Por precio debe entenderse el valor pecuniario en que se estima una cosa o servicio. Recompensa, en
cambio, según la opinión dominante en la doctrina nacional, es cualquier otro premio distinto del
pecuniario. Ahora bien, Cury estima que la recompensa debe ser avaluable económicamente: ¿cómo
podría sostenerse que es igualmente reprochable el que mata a otro a cambio de una suma de dinero, que
quien lo hace, por ejemplo, a causa de que la instigadora le ha ofrecido contraer matrimonio con él o
porque alguien le ha prometido promocionar y obtener el reconocimiento de sus creaciones artísticas?.
CURY no está de acuerdo con lo anterior; se ha hecho ver, con razón, que la voz "mediante" puede
significar tanto "por medio de" como "en atención a" o "en razón de". No hay, en realidad, motivo alguno
para suponer que el legislador haya querido emplearlo aquí en el primero de tales sentidos. Tanto más
cuanto que ello implicaría excluir de la agravación al autor material, pues quien en realidad delinque "por
medio" del precio, recompensa o promesa pareciera ser únicamente el inductor. En rigor, para lograr que
la agravante surta efectos respecto de ambos concurrentes, es preciso atribuir al adverbio "mediante" sus
dos sentidos posibles a un mismo tiempo, lo cual es evidentemente inadmisible.
Por otra parte, la afirmación de que en estos casos el inductor obra siempre por cobardía es, cuando
menos, antojadiza. En efecto, bien puede ocurrir que lo haga, por ejemplo, a causa de que se encuentra en
la imposibilidad física de ejecutar personalmente el delito, como si se tratara de un paralítico que quiere
vengarse de quien lo dejó en ese estado o del que mancilló el honor de su hija. En tales situaciones carece
de fundamento el juicio de reprobación incrementada que se pretende hacer recaer sobre él.
Por último, aun en los supuestos en que efectivamente quien otorga el premio o hace la promesa se
comporta así por falta de valor, parece exagerado parificar la reprochabilidad de su conducta a la de quien
delinque sólo por afán de lucro. Ser cobarde es una debilidad, pero difícilmente una falta de moralidad
comparable a la codicia desenfrenada del que no se detiene siquiera ante el delito en su deseo de medrar.
ETCHEBERRY sostiene un criterio que permanece más bien solitario en nuestra doctrina, con arreglo al
cual la causal de agravación del art. 12, N° 2 -no así la calificante segunda del art. 391 N°1 - tiene carácter
objetivo. Ese punto de vista significa despojar casi por completo a la agravante de una sustentación
satisfactoria y, por consiguiente, parece equivocado. Además, conduce a resultados inconvenientes.
Implica, por ejemplo, que también debe exasperarse la pena de aquellos concurrentes a los cuales es ajeno
el acuerdo existente entre el inductor y uno cualquiera de los autores materiales, por el solo hecho de
conocer su existencia y aunque sus propios motivos para intervenir en el acto sean, incluso, atenuatorios.
Tal cosa es inaceptable.
Finalmente, debe tenerse presente que respecto al delito de homicidio la agravante examinada cumple
funciones calificantes, de conformidad con lo dispuesto por el art. 391, N°1, circunstancia segunda del
C.P. Aunque la redacción de ambos preceptos es distinta, los criterios que aquí se han defendido para la
interpretación del art. 12, N° 2, reducen considerablemente la importancia de dicha diferencia.
La esencia de la agravante consiste en el empleo de medios de comisión que, por naturaleza, crean un
peligro accesorio a causa de su capacidad para "ocasionar grandes estragos o dañar a otras personas"
distintas de aquella que es víctima del delito. El sujeto, pues, tiene que haberse servido de esos recursos
en la ejecución de la conducta típica. Si, en cambio, solamente se aprovecha de una situación catastrófica
preexistente para delinquir, deberá apreciarse la causal de agravación a que se refiere el art. 12, N° 10, y
no ésta.
La agravante concurre si los medios empleados son potencialmente catastróficos. No es necesario que
hayan provocado realmente el desastre.
No.4 - Ensañamiento
4a. Aumentar deliberadamente el mal del delito causando otros males innecesarios para su
ejecución.
La disposición no emplea el nombre ensañamiento para designar la agravante; pero éste se usa
expresamente por la ley cuando se refiere a la calificante del homicidio consagrada por el art. 391, N°1,
circunstancia cuarta, que, con algunas variantes, corresponde a la causal de agravación examinada aquí.
No son males susceptibles de apreciación aquellos de que la víctima no puede percatarse, como,
verbigracia, el descuartizamiento del cadáver, o el dar de golpes al lesionado que se encuentra
inconsciente. Por otra parte, cuando el daño accesorio es constitutivo por sí mismo de un delito, debe
castigarse el concurso y desestimarse la agravante.
Desde el punto de vista subjetivo, el ensañamiento requiere deliberación, vale decir, en el sentido que aquí
se atribuye al concepto, una extensión del dolo al incremento del mal y su innecesariedad.
La deliberación no puede presumirse del medio empleado por el agente. Pues, como ya se ha dicho, bien
puede suceder que el autor se represente ese recurso como el único disponible para consumar el delito o
que ignore la índole de sus efectos.
La agravante se funda en un aumento del injusto determinado por la agregación de los "males" superfluos,
los cuales implican un daño mayor y un atentado accesorio contra los sentimientos de piedad imperantes
en el grupo social. Naturalmente, de ello deriva también una reprochabilidad más acentuada; pero ésta es
una consecuencia y no la base sobre la que descansa primordialmente la agravación. A causa de lo
expuesto, el ensañamiento se comunica a los partícipes.
No.5 - Premeditación
5a. En los delitos contra las personas, obrar con premeditación conocida o emplear astucia,
fraude o disfraz.
Tenemos por un lado la premeditación conocida, y por el otro lado emplear astucia, fraude o disfraz.
La premeditación se parece a la alevosía sobre seguro; ésta ultima presupone a la premeditación, y por un
tema de non bis in ídem no podrían concurrir.
La segunda modalidad dice relación con el empleo de astucia, fraude o disfraz. GARRIDO MONTT estima
que se trata de distintas formas de engaño. Sin embargo, respecto de la astucia, él mismo hace un análisis
diciendo que más que ser un engaño, se trataría de una habilidad; si el sujeto es hábil para determinada
actividad no se le podría aplicar la agravante.
Respecto de estas formas de engaño, la doctrina ha dicho que necesariamente el engaño tuvo que haber
tenido éxito.
Sin embargo, hay que tener ojo con aquellos tipos penales donde ya exista mención a estos engaños, en
especial el art. 440 No.3-
El culpable de robo con fuerza en las cosas efectuado en lugar habitado o destinado a la
habitación o en sus dependencias, sufrirá la pena de presidio mayor en su grado mínimo si cometiere el
delito:
3°. Introduciéndose en el lugar del robo mediante la seducción de algún doméstico, o a favor de
nombres supuestos o simulación de autoridad.
¿Podremos aplicar agravante del art.12 a este delito? No, porque ya está comprendido dentro del delito.
Aquí tenemos un tema de non bis in ídem, pero también hay legislación penal que lo regula. Así el art.
63.-
No producen el efecto de aumentar la pena las circunstancias agravantes que por sí mismas
constituyen un delito especialmente penado por la ley, o que ésta haya expresado al describirlo y penarlo.
Tampoco lo producen aquellas circunstancias agravantes de tal manera inherentes al delito que
sin la concurrencia de ellas no puede cometerse.
En un caso, un sujeto se hace pasar como trabajador dentro de un hotel, y producto del engaño consiguió
la llave de la caja fuerte de la recepción, sustrayendo las especies. El juez (procedimiento antiguo) trató
de aplicar este agravante, sin embargo no se pudo aplicar porque el art. 12 No.5 habla de delitos contra
las personas.
El fundamento de la agravante es idéntico al de la alevosía, con la cual tiende a confundirse. Por tal
motivo, las dos agravantes son incompatibles. Asimismo, de aquí deriva que la disposición haya sido
objeto de críticas, pues se la denuncia, con razón, como un despliegue inútil de casuismo e, incluso, como
una pretensión absurda de exigir al delincuente actitudes de lealtad y gentil hombría respecto de su
víctima.
Puesto que, como se ha explicado, el abuso presupone la concurrencia de una actitud subjetiva en el
agente, la agravante no se comunica a los partícipes en los cuales ésta no se presenta.
La violación supone el uso de fuerza (art. 361), de modo que aquí opera el art. 63.
Hemos de recordar que no basta que exista la confianza, tiene que haber un abuso de ella, en el sentido de
que sin esa confianza no se pudo haber llegado al resultado lesivo.
¿Se comunica este agravante? Que se comunique un agravante (art. 64) refiere a casos de dos o más
imputados en el delito, donde el agravante respecto de uno se aplica al resto. El abuso de confianza dice
relación con una situación personal, de modo que no se comunica.
Hubo un caso de un sujeto que pasó la noche con la víctima, y antes de irse sustrajo especies mientras la
mujer dormía: se le aplicó el agravante de abuso de confianza.
Art. 260. Para los efectos de este Título y del Párrafo IV del Título III, se reputa empleado todo
el que desempeñe un cargo o función pública, sea en la Administración Central o en instituciones o
empresas semifiscales, municipales, autónomas u organismos creados por el Estado o dependientes de él,
aunque no sean del nombramiento del Jefe de la República ni reciban sueldos del Estado. No obstará a
esta calificación el que el cargo sea de elección popular.
Si recordamos la clasificación de los delitos entre comunes y especiales, vimos que los especiales podían
ser propios e impropios, donde los propios incorporan los clásicos delitos de funcionarios públicos. Por lo
mismo, el art. 12 No.8 pierde aplicación por efecto del art. 63 y la regulación especial de los delitos.
No. 9 -Ignominia
9a. Emplear medios o hacer que concurran circunstancias que añadan la ignominia46 a los
efectos propios del hecho.
Ahora bien, este agravante de alguna manera es extraño, porque ya de por sí ser víctima de un delito
pareciera generar deshonra.
Supongamos un caso donde unos delincuentes entran a la casa donde habita una pareja, los amarran, y
luego obligan a uno a ver como violan a otro. La doctrina ha dicho que este es un caso de ignominia, en
cuanto al daño moral que se le genera a la víctima.
Se ha dicho que aquí solo el dolo directo permite aplicar la ignominia, aunque autores como CURY dicen
que no es necesario, es decir, basta el dolo eventual.
Hay que diferenciarlo del art. 12No.3 en cuanto éste dice relación que, con ocasión de una situación
extrema, se cometa el delito, pero no generando esa situación.
La doctrina ha dicho que la situación grave tiene que ser de orden público (e.g terremoto 2010 en
Concepción), aunque CURY ha dicho que también puede ser de orden privado (e.g enfermedad grave),
pero ésta bastante solo en esa teoría.
Se parece al art. 12 No.1, porque la alevosía puede absorber la situación. La Fiscalía no aplica este
agravante porque ya existe un tipo penal que prohibe el porte indebido de armas.
La mayoría de los delitos se cometen de noche, por lo que en realidad no recibe mucha aplicación; viene a
ser casi inherente al delito que se cometa de noche. El criterio de la doctrina ha sido la predominancia de
la oscuridad: que en el caso concreto haya más oscuridad que luz, lo cual es bastante inútil. De hecho, si
una persona, durante el día, se vale de la oscuridad dentro de una bodega para cometer el delito, no se
puede aplicar el agravante (dice “de noche”).
En cuanto al despoblado, se entiende por tal aquel lugar donde no se espera la concurrencia de personas a
lo menos en el corto plazo.
Si imaginamos un delito de desacato (desobediencia a la orden judicial), ¿aplica el agravante? No, porque
el desacato de por sí involucra un desprecio a la autoridad (aplicación del art. 63); otro tanto sucede con el
delito de rebelión.
Ahora bien, si la víctima sufre el delito estando en ejercicio de sus funciones, ¿aplica aquí el agravante?
CURY estima que necesariamente para aplicar el agravante la persona tiene que haber estado en ejercicio
de sus funciones, porque de lo contrario podría concurrir el agravante del art. 12 No.18. En cambio,
GARRIDO MONTT estima que no es necesario.
Es “impropia” porque establece que el sujeto comete un delito mientras está cumpliendo condena o
después de haberla quebrantado.
La doctrina dominante señala que hay dos hipótesis, pero respecto de la segunda, ésta no tendría
aplicación, por non bis in ídem.
Dado que el art. 90 ya consagra un delito para la hipótesis de quebrantamiento, no puede además aplicarse
un agravante por el mismo hecho.
Respecto de la primera hipótesis, hay que atender al art. 91, que solo tiene aplicación respecto de este
agravante en su inciso primero y ultimo. El inciso 2 y 3 no permite aplicación del agravante, porque estos
ya señalan una pena especifica, es decir, son delitos en si mismo. En cambio el inc. 1 y ultimo no señalan
penas, solo señalan formas de actuar.
Este agravante solo aplica para caso de penas restrictivas o privativas de libertad, y privativas de otros
derechos. Si se tratara de penas pecuniarias, no tiene aplicación.
El delito que se comete en reincidencia puede ser el mismo delito, como también uno distinto más o
menos graves. Algunos han dicho que incluso pueden aplicarse para delitos constitutivos de faltas, en
cuanto el art. 3 las incorpora como delitos, y el art.12 No.14 refiere a los delitos. Sin embargo, hay un
argumento que dice que no es aplicable a las faltas, en virtud del art. 104.-47
Las circunstancias agravantes comprendidas en los números 15 y 16 del artículo 12, no se
tomarán en cuenta tratándose de crímenes, después de diez años, a contar desde la fecha en que tuvo
lugar el hecho, ni después de cinco, en los casos de simples delitos.
Si bien habla del No.15 y16, bajo un argumento en favor de la defensa, el legislador directamente señaló
plazos de prescripción para simples delitos y crímenes. Si no hay plazo para las faltas, pareciera ser que
nunca se pensó en ellas como causales de reincidencias.
Por ejemplo, esta causal tendría lugar si un condenado comete un delito dentro de la cárcel donde cumple
su condena.48 Ahora bien, en la práctica la Fiscalía no suele aplicar el No.12 para estos casos.
Se solía hablar de “castigado”, lo cual se modificó, porque según la doctrina castigado es aquella persona
ya cumplió su condena; por lo que si la persona no había cumplido su condena, no era aplicable el
agravante. Hoy, dada la modificación, basta que se haya condenado a la persona y deja de importar si está
cumpliendo o ya cumplió.
47 Articulo importante.
48 Recordar que no siempre el cumplimiento de la pena tiene que ser con cárcel efectiva, puede cumplirse en
libertad.
El art. habla de “delitos”, de modo que tienen que ser a lo menos dos.
La única forma en que el agravante no se aplique, habiendo sido condenado el sujeto, sería bajo la
amnistía, la cual extingue por completo su responsabilidad (es como si nunca hubiera cometido el delito)
Si se tratara de un indulto (art. 93 No.4), no borra los antecedentes penales, por lo que el sujeto es un
condenado, solo que no tiene que cumplir con la pena, de modo que el agravante es aplicable.
El nuevo delito tiene que ser de distinta especie (según el bien jurídico afectado): de lo contrario,
estaríamos en el caso del No.16.
A su vez, se requiere que la pena nueva sea de igual o mayor entidad. La gran mayoría de la doctrina
estima que la igual o mayor pena se tiene que en abstracto y no en concreto (según los demás factores
legales para la determinación de la pena): viendo la pena que pone la ley para el delito, atendiendo al
grado más elevado si es que hay muchos.
Ahora bien, ya hay sentencias de la CS que han dicho que para efectos de reincidencia se tiene que
analizar en concreto, bajo la siguiente lógica (lo veremos con un caso práctico):
Una persona comete dos delitos de homicidio el 2008 y 2009. El 2008, es condenado a 3 años y
un día por aplicación de atenuantes del art. 11 No.3 y 6, y porque el homicidio era frustrado, lo
cual corresponde a una pena de simple delito; en cambio, la pena en abstracto es de 10 años y un
día, que corresponde a una pena de crimen. Aplicando el art. 104, los simple delitos no pueden
ser utilizado luego de 5 años para efectos de reincidencia, mientras que los crímenes duran hasta
10 años.
Hay que considerar la pena en concreto porque el tribunal tuvo en conocimiento todos los
antecedentes del caso, y llegó a la conclusión de que la pena era una en concreto, en nuestro
caso, una pena de simple delito que ya prescribió y no sirve para la reincidencia. Por lo demás,
el efecto de no tener un agravante afecta la determinación de la pena, por lo que habría un tema
de justicia por detrás.
Para saber si se trata de delitos de la misma especie, hay dos criterios: la identidad absoluta y la identidad
relativa. En antiguo CPP en su art. 509 señalaba que se consideran delitos de la misma especie todos los
delitos que se encuentren dentro del mismo titulo del CP. El problema es que en el CP, bajo los delitos
contra las personas tenemos por ejemplo el homicidio, pero a su vez la injuria y calumnia, que no parecen
ser de la misma entidad.
La doctrina dominantes estima que se tiene que seguir el criterio de la identidad relativa: no tiene que ser
el mismo delito (identidad absoluta, e-g robo con violencia - robo con violencia). Habría de analizar
cuales son los bienes jurídicos que se han puesto en riesgo o lesionado.
CURY, ETCHEBERRY, y otros, dicen que debe analizarse (1) el bien jurídico protegido, y (2) la forma en
que se ejecutó el delito. Esto ultimo es importante, por ejemplo, un delito de malversación de fondos vs
una apropiación indebida se ejecutan de maneras distintas y es discutible que lleguen a ser de la misma
entidad.
La doctrine mayoritaria estima que éste lugar se entiende en sentido amplio: cualquiera sea, pero siempre
que esté destinado al ejercicio de un culto permitido. E.g un cura que comete abusos sexuales dentro de
una iglesia.
ETCHEBERRY señala que los lugares tienen que ser permanentemente destinadas al ejercicio del culto;
respecto de lugares ocasionales sería discutible (e.g un delito cometido durante un via crucis que pasa por
la calle).
¿Tiene que ser el delito ejecutado completamente dentro del lugar sagrado? Náquira estima que no es
necesario, el principio de ejecución tiene que darse dentro del lugar.
Culto permitido es todo aquel que no vaya en contra de la moral, buenas costumbres u orden público. La
doctrina ha dicho que tiene que ser una manifestación de adoración o a lo menos respeto a algo; el
problema está en que el culto se le rinde a muchas cosas, pero no todos tienen la entidad suficiente que
parece necesaria (e.g culto al monstruo del spaghetti volador).
Subjetivamente, todo lo que se necesita es que el sujeto se represente la situación objetiva existente y
quiera, no obstante, desplegar la conducta típica.
La dignidad es la posición de superioridad moral que se reconoce a una persona respecto de otras en
atención a las cualidades relevantes que públicamente se le atribuyen y que, en ciertos casos, se ha
manifestado mediante el otorgamiento de distinciones honoríficas oficiales o la destinación a cargos de
elevada jerarquía. Se trata, pues, de un concepto relativo a la situación ocupada por ofensor y ofendido,
que no depende necesariamente de las funciones desempeñadas por éste, y en ningún caso de
consideraciones atingentes a la "clase social" de que procede. El concepto de autoridad debe entenderse
en el sentido amplio que se le atribuyó al tratar de la agravante contemplada por el N° 13 del art. 12 . Tal
como se explicó allí, la diferencia radica en que la disposición de este N° 18 surte efectos cuando la
ofensa o desprecio no se dirigen contra la autoridad como tal, sino de la persona que está investida de ella.
La edad se refiere a la que, por ser ascendente respecto de la del ofensor, debiera normalmente inspirarle
respeto. El sexo, a su vez, al femenino, pues con arreglo a los sentimientos imperantes en el medio social
contemporáneo, sólo las mujeres son objeto de una deferencia especial por este motivo.
La morada es el "hogar" de la persona, el lugar en que ella desarrolla su vida doméstica, y no su domicilio
civil. La agravante no opera cuando la morada es común a ofensor y ofendido, "pues en tal caso no se da
la exigencia de respeto debido a la habitación "ajena". Tampoco surte efectos cuando el ingreso a la
morada es inherente al tipo de delito respectivo; como en los casos de robo con fuerza en las cosas en
lugar habitado, violación de morada, etc. Finalmente, también debe excluírsela si ha mediado provocación
del ofendido, concepto que ha de entenderse en el mismo sentido que se le atribuyó al tratar de la legítima
defensa.
No.19 - Escalamiento
19a. Ejecutarlo por medio de fractura o escalamiento de lugar cerrado.
Hoy en día, se encuentra por todos los delitos contra la propiedad; por lo que tiene escasa o nula
aplicación.
Art. 132. Cuando en las sublevaciones de que trata este título se supone uso de armas, se
comprenderá bajo esta palabra toda máquina, instrumento, utensilio u objeto cortante,
punzante o contundente que se haya tomado para matar, herir o golpear, aun cuando no se
haya hecho uso de él.
Rara vez se usa como agravante, y el tribunal escasamente lo acepta: (1) si hay un tipo de armas, ya están
en el delito de uso de armas o en el porte ilegal de armas de la Ley de Armas; (2) en ciertos delitos como
el robo con violencia, el uso de armas ya está incorporado en la intimidación; en ambos casos hay non bis
in ídem.
No.21 -
21ª. Cometer el delito o participar en él motivado por la ideología, opinión política, religión o
creencias de la víctima; la nación, raza, etnia o grupo social a que pertenezca; su sexo, orientación
sexual, identidad de género, edad, filiación, apariencia personal o la enfermedad o discapacidad que
padezca.
- CIRCUNSTANCIA MIXTA -
Art. 13. Es circunstancia atenuante o agravante, según la naturaleza y accidentes del delito:
Ser el agraviado cónyuge o conviviente civil, pariente por consanguinidad o afinidad en toda la
línea recta y en la colateral hasta el segundo grado, padre o hijo del ofensor.
Hay ciertas materias en que la intromisión de la ley puede resultar más dañina que el acto ilícito mismo, y
por lo mismo tenemos ciertas ELAs relacionadas a la familia (art. 489).
Según el bien jurídico, vemos que el parentesco puede agravar o atenuar; así por ejemplo en el caso de la
propiedad puede atenuar, mientras que en el caso de la vida, actúa como agravante.
En ciertos casos, la relación de parentesco hace parecer más reprochable la conducta, y vice versa.
“Según la naturaleza”, dice relación con los bienes jurídicos que pueden importar agravante o atenuante.
“Según los accidentes”, dice relación con las circunstancias propias del caso.
Ambas tienen que ser integradas para saber si vamos a estar ante un agravante o atenuante. Por ejemplo,
si un hijo mata a su madre con una droga para que deje de sufrir (e.g estaba en estado vegetal), si miramos
solo al bien jurídico (vida), debería haber un agravante, pero considerando las circunstancias concretas del
hecho eso no parecería razonable.
TEORÍA DE LA PENA
Vemos que en general todas las circunstancias modificatorias de responsabilidad se relacionan con algún
elemento del delito, intensificando o atenuando sus efectos: todo esto se plasma en lo que se llama la
pena.
La pena es una pérdida o disminución de derechos personales que se impone al responsable de un delito.
El Código Penal no define pena. ¿Cómo se diferencia de una sanción administrativa? Es importante pues
serían aplicables las limitaciones y garantías de su imposición.
Reglas Constitucionales.
- Ningún delito se castigará con otra pena que la establecida en una ley promulgada con anterioridad a su
perpetración, a menos que una nueva ley favorezca al afectado. 19 Nº 3, inciso 7º.
- Ninguna ley podrá establecer penas sin que la conducta que se sanciona esté expresamente descrita en
ella 19 Nº 3 inciso 8º.
- Las penas privativas de libertad sólo pueden cumplirse en la casa del condenado o en lugares públicos
destinados a este objeto. Asimismo, la pena de incomunicación nunca puede impedir que el funcionario
encargado de la casa de detención visite al preso que se encuentre en ella. 19 Nº 7 letra d.
- La pena de muerte sólo podrá establecerse por delito contemplado en ley aprobada con quórum
calificado. 19 Nº 1. (Considerar Pacto de San José de Costa Rica 4.3).Se prohíbe la aplicación de todo
apremio ilegítimo. 19 Nº 1 inciso final.
- No podrá imponerse la pena de confiscación de bienes, salvo en el caso del delito de asociaciones
ilícitas y exceptuado la de comiso en los casos establecidos en las leyes. 19 Nº 7 letra g CPR
- La confiscación de bienes es la adjudicación al Fisco de los bienes de un delincuente, lo que opera
como un castigo para éste.
- No podrá aplicarse como sanción la perdida de los derechos previsionales. 19 Nº 7 letra h.
- Los indultos y las amnistías sólo pueden ser otorgados por ley, y los indultos particulares, por el
Presidente de la República, debiendo arreglar su ejercicio a las normas generales que fije una ley. 63 Nº
16 y 32 Nº 14 CPR.
Simple delito
Todas las penas privativas (salvo la prisión) y restrictivas menores, destierro y suspensiones de cargo u
oficio público.
Falta
Es esencialmente la pena de prisión.
Según su autonomía.
Principales
Son aquellas que no requieren de la existencia de otras para existir y subsistir. (Todas las contempladas en
la escala general del art. 21 C.P., salvo las inhabilidades y suspensiones, que siempre son accesorias)
Accesorias
Son aquellas que acompañan a otras principales y sin las cuales no puede existir (Ej: privativas de ciertos
derechos, como la incomunicación).
Indivisible
No admite fraccionamiento. (ej: perpetuas)
Compuesta
Delito tiene asignadas diversas penas (varias indivisibles o varios grados de una divisible) Ej. El delito de
parricidio Art. 390, violación art. 361 o en el homicidio calificado y simple art. 391 Nº 1 y 2
respectivamente.
Penas aflictivas
Aflictiva
Art. 37. Para los efectos legales se reputan aflictivas todas las penas de crímenes y respecto de las de
simples delitos, las de presidio, reclusión, confinamiento, extrañamiento y relegación menores en sus
grados máximos.
A partir de lo anterior se puede afirmar que toda pena que impone una privación o restricción de libertad
igual o superior a tres años y un día es pena aflictiva.
Tiene relevancia para el ejercicio de ciertos derechos constitucionales (pérdida de calidad de ciudadano
art. 16 Nº 2 y 17 Nº 2 C. Pol), en relación al beneficio de remisión condicional de la pena y reclusión
nocturna art. 4º letra a) y 8 letra a) respectivamente de la Ley Nº 18.216 y en materia procesal penal en lo
relativo a la libertad provisional (antiguo sistema). En el Código Procesal Penal es relevante para la
revisión por parte del Fiscal Regional de la aplicación del archivo provisional.
Según su naturaleza (bien jurídico)
Penas corporales
Aquella que recae sobre la vida, integridad corporal o salud del condenado.
- Ley 19.734 Supresión de la pena de muerte.
Penas infamantes
Aquella que afecta el honor del condenado.
- Ej. La degradación (art. 228 y 241 CJM).
Presidio, reclusión y prisión (celda solitaria e incomunicación son modalidad). En la realidad, el presidio
y la reclusión no tienen diferencia, porque existirá un régimen de trabajo según la capacidad del
establecimiento penitenciario.
A su vez, tampoco se suele condenar a un régimen de trabajo por el costo que representa, en comparación
al beneficio marginal que traería.
El presidio/reclusión menor abarca de 61 días a 5 años, y el mayor de 5 años y 1 día hasta 20 años.
Escala prisión
Prisión grado máximo 41 a 60 días
Prisión grado medio 21 a 40 días
Prisión grado mínimo 1 a 20 días.
Principios
1. Modo de contar las penas: art 57 y 58 CP
Art. 57. Cada grado de una pena divisible constituye pena distinta.
Art. 58. En los casos en que la ley señala una pena compuesta de dos o más distintas, cada una
de éstas forma un grado de penalidad, la más leve de ellas el mínimo y la más grave el máximo.
La ley puede imponer una sola pena, o un rango de penas. Por ejemplo, en la estafa residual la pena va de
los 61 días a 540 días; mientras que en la receptación se impone la pena de presidio en cualquiera de sus
grados.
Tratándose de la pena privativa de libertad (prisión, reclusión o presidio), hacia abajo de la prisión (1 día)
está la multa, y el tope está en el presidio perpetuo calificado.
La multa se considera como la pena más baja para cada escala (art. 60)
50Así por ejemplo si un delito dice que la pena es presidio en su grado medio a máximo, formalmente hay una pena,
pero materialmente en realidad tenemos dos penas (cada grado es una pena).
Factores de determinación de una pena
Hay distintos elementos para determinar cual es la pena en el caso concreto:
- La pena señalada en el delito
- Iter criminis
- Grado de participación
- Atenuantes o agravantes
- La mayor o menor extensión del mal causado (es el ultimo factor a considerarse)
- Situación económica del sujeto
Son los siguientes factores los que permiten determinar precisamente la pena.
2) Grado de desarrollo
Artículos 50 a 55 y 61.
En general, la pena está prevista para el delito consumado; si está frustrado, implicará un grado menos; y
si está tentado, se rebajará 2 grados.
La rebaja es desde la pena inferior. Ahora bien, qué pasa si tenemos un rango de penas, ¿cómo se baja uno
o dos grados? Esto se discute, y hay dos teorías:
- Se permite ampliar el rango de la pena agregando uno o dos grados inferiores. Por ejemplo, presidio
mayor en su grado medio a presido mayor en su grado máximo, pasaría a ser (si se baja un grado)
presidio mayor en cualquiera de sus grados.
- Se rebaja por tramo. Por ejemplo, presido perpetuo mayor en su grado máximo a presido perpetuo
calificado pasaría a ser (si se baja un grado) presido mayor en su grado medio a presido perpetuo
simple.
No aplica para casos en que existe norma especial: para ciertos delitos, la ley prevé que se imponga la
pena del delito consumado,51 aun cuando esté tentado o frustrado (e.g 450 CP; robo por sorpresa; robo en
lugar habitado o destinado a habitación).
3) Grado de participación
En el caso de los autores, se aplica la pena de la ley; si es cómplice, se resta un grado; y si se es
encubridor, se rebaja en dos grados. La rebaja es desde la pena inferior.
51 Esto se justifica en razón del bien jurídico protegido, para desincentivar esos delitos.
No aplica para casos en que existe norma especial (eg. art. 293- asociaciones ilícitas, y 52 inc 3º).
- Cuando la circunstancia es parte del tipo, sea porque está incluida expresamente o porque es inherente
al delito.
- Cuando la circunstancia constituye en si mismo un delito especialmente penado.
b) Comunicabilidad de circunstancias
El art. 64 divide las circunstancias atenuantes o agravantes en personales y materiales. Las materiales se
comunicarán en la medida que hayan sido conocidas por todos.
Art. 64. Las circunstancias atenuantes o agravantes que consistan en la disposición moral del
delincuente, en sus relaciones particulares con el ofendido o en otra causa personal, servirán para
atenuar o agravar la responsabilidad de sólo aquellos autores, cómplices o encubridores en quienes
concurran.
Las que consistan en la ejecución material del hecho o en los medios empleados para realizarlo,
servirán para atenuar o agravar la responsabilidad únicamente de los que tuvieren conocimiento de ellas
antes o en el momento de la acción o de su cooperación para el delito.
A. Si la pena señalada es una indivisible (e.g presido perpetuo simple), el tribunal la aplicará sin
considerar los agravantes; pero concurriendo dos o más atenuantes, podrá aplicar la pena inferior en
uno o dos grados.
B. Si la pena es una compuesta por varias indivisibles (e.g presido perpetuo calificado y simple):
A. Concurriendo solo un atenuante, debe aplicarse el grado mínimo.
52Para el caso del agravante de reincidencia, se considera que tiene que haber una condena previa al tiempo de la
comisión del hecho punible para efectos de considerarse como tal.
B. Concurriendo solo agravantes, debe aplicarse el grado máximo.
C. Habiendo dos o más atenuantes, sin agravantes, podrá imponerse la pena inferior en uno o
dos grados.
C. Si la pena es un grado de una divisible (e.g presido menor en su grado mínimo):
A. Concurriendo solo un atenuante, deberá aplicarse el minimum
B. Concurriendo solo un agravante, deberá aplicarse el máximum.
Para efectos de calcular el mínimum o máximum, se debe partir la extensión de la pena en dos; la parte
superior equivale al máximum y la menor al mínimum. Así por ejemplo, la pena de presidio menor en su
grado mínimo se extiende de los 61 a 540 días: el punto medio son 300 días. Si concurriere solo un
atenuante, el tribunal tendrá que fijar una pena comprendida entre el rango de 61 y 300 días (e.g 100 días
de presidio); si solo hay agravantes, la pena será una entre 301 días y 540 (e.g 400 días de presidio).
C. Concurriendo dos o más atenuantes, sin agravantes, se podrá rebajar la pena en uno o dos
grados.
D. Concurriendo dos o más agravantes, sin atenuantes, puede aplicarse la pena superior en un
grado.
D. Si la pena consta de dos o más grados, sea porque la forman varios grados de una divisible (e.g
presido menor en su grado mínimo a máximo); una o dos indivisibles y una o más grados de una
divisible (e.g presido mayor en su grado máximo a presido perpetuo calificado); o diversos grados de
penas divisibles (e.g prisión en su grado medio a presido menor en su grado medio):
A. Habiendo solo atenuantes, no podrá aplicarse el grado máximo (si la pena consiste en presido
menor en su grado mínimo a máximo, solo pueden aplicarse las penas de presido menor en su
grado mínimo a medio).
B. Habiendo solo agravantes, no podrá aplicarse el grado mínimo.
C. Habiendo dos o más agravantes, sin atenuantes, el tribunal podrá imponer la pena superior en
un grado.
D. Habiendo dos o más atenuantes, sin agravantes, el tribunal podrá imponer la pena inferior en
uno, dos o tres grados.
Finalmente es importante recordar que si el atenuante consiste en un eximente incompleto (art. 11 No. 1),
y concurren la mayoría de los requisitos, se podrá bajar la pena en 1, 2 o 3 grados (art. 73).
5) Extensión del mal causado y facultades económicas del culpable
1) Regla general del art. 69
Art. 69. Dentro de los límites de cada grado el tribunal determinará la cuantía de la pena en
atención al número y entidad de las circunstancias atenuantes y agravantes y a la mayor o menor
extensión del mal producido por el delito.
Con estos 5 factores de determinación de la pena, podemos fijar la pena concreta: es decir, el número de
días exactos que le corresponde cumplir a la persona, o el monto exacto en el caso de las multas. Si
una sentencia dice que se condena a la persona a presido menor en su grado mínimo, no está
estableciendo una pena, porque lo único indica es que el sujeto tiene que cumplir una condena de entre 61
días a 540; la pena debe indicar con exactitud el numero de días, comprendido entre ese rango, que el
sujeto debe cumplir (e.g 400 días).
Caso práctico
Jacqueline del Carmen Parra Parra es acusada del delito de hurto en una multitienda, por un valor de
82,000 pesos.
Análisis:
- Pena señalada en el delito: art. 446 3º: presidio menor en su grado mínimo y multa de cinco unidades
tributarias mensuales, si excediere de media unidad tributaria mensual y no pasare de cuatro unidades
tributarias mensuales. Es decir, una pena de 61 días a 540.
Un último tema a considerar en esta pena es la posibilidad de que la condenada acceda a modos de
cumplimiento alternativos, como veremos en seguida.
- EJECUCIÓN DE LAS PENAS -
Penas privativas de libertad
Modo común o ejecución efectiva propiamente tal.
Art. 19 Nº 7 d) CPR. La privación de libertad sólo puede cumplirse en la casa del condenado o
en lugares públicos destinados a ese objeto.
Como castigo disciplinario sólo puede imponerse encierro en celda solitaria; incomunicación con
personas extrañas al penal; y otras de menor gravedad, máximo 1 mes (repetición requiere resolución
judicial fundada).
Libertad condicional
Art. 1 Reglamento de Libertad Condicional.- La libertad condicional es un modo de cumplir
en libertad, bajo determinadas condiciones, y una vez llenados ciertos requisitos, la pena privativa de
libertad a que está condenado un delincuente por sentencia ejecutoriada.
Requisitos - Art. 4º
Art. 4°. Tiene derecho a salir en libertad condicional todo individuo condenado a pena privativa
de libertad de mas de un año de duración, que reúna los siguientes requisitos:
— 1° Haber cumplido la mitad de la condena que se le impuso por sentencia definitiva (o rebaja),
con excepción de los condenados por delitos:
- de parricidio,
- homicidio calificado,
- robo con homicidio,
- violación o sodomía con resultado de muerte,
- infanticidio y elaboración o tráfico de estupefacientes, a quienes se les podrá conceder el
beneficio de la libertad condicional cuando hubieren cumplido dos tercios de la pena.
Si hubiere obtenido, por gracia, alguna rebaja o se le hubiere fijado otra pena, se considerará
ésta como definitiva;
Así entonces, la libertad condicional está inherentemente asociada al cumplimiento efectivo de la pena.
Vemos por lo demás que la libertad condicional solo puede asociarse a una pena privativa superior a un 1
año en duración.
La regla general es que se pueda salir a libertad condicional por haber cumplido la mitad de la pena
efectiva.
En algunos delitos, se fijan distintos criterios para acceder a la libertad condicional, en cuánto a pena
efectiva cumplida:
- Parricidio, homicidio calificado, robo con homicidio, violación y sodomía con resultado de
muerte, infanticidio y elaboración o tráfico de estupefacientes: requiere 2/3.
- Presidio perpetuo simple: requiere 20 años.
- Presidio perpetuo calificado: requiere 40 años de cumplimiento efectivo.53
- Pena de más de 20 años: requiere 10 años (la pena quedará fijada en 20 años).
- Pena de hurto o estafa de más de 6 años: requiere 3 años.
Este es un requisito difícil de cumplir; basta con una amenaza de pelea que genere un incidente para que
se pierda la conducta intachable.
¿Qué pasa si el sujeto es un profesional? Se ha generado una problemática porque se ha dicho que
aprender un oficio supone no tener uno previo. En el caso de personas que ya han recibido una instrucción
formal, no sería necesaria cumplir con este requisito.
La libertad condicional se obtiene por Decreto Supremo (vía administrativa, no lo otorga el juez), a
petición de la Comisión de Libertad Condicional que funciona en las C.A. Una vez obtenida, el Tribunal
de Conducta lleva Libro de Vida.
A pesar de lo que se podría pensar, la libertad condicional es bastante reducida en su aplicación (5-10%).
Extensión
Art. 3. El período de libertad condicional durará todo el tiempo que le falte al penado para
cumplir su condena, y la pena se reputará cumplida si obtiene su indulto o si terminare el período de
libertad condicional sin que haya sufrido una nueva condena o sin que se haya revocado su libertad
condicional.
53 Lo cual no quiere decir que el presidio perpetuo calificado tenga una duración de 40 años; es para toda la vida.
Obligaciones a que quedan sujetos (se someten a tribunal de conducta):
Art. 31. Los condenados en libertad condicional están obligados de un modo especial:
1. A no salir, sin la autorización debida, del lugar que se les haya fijado como residencia;
2. A asistir a una escuela o establecimiento de instrucción y a desempeñar el trabajo que se les
haya designado, sin que puedan faltar ningún día, ni llegar atrasados o salir antes de la hora, salvo por
enfermedad o por alguna causa poderosa que deberán justificar ante el respectivo Tribunal de Conducta;
3. A presentarse una vez cada semana, el día domingo antes de las doce meridiano, a la Policía
que corresponda y mostrar al Oficial de Guardia los certificados a que se refiere el número 4º del artículo
32 de este Reglamento, pudiendo la Dirección General de Policías disponer en los casos que estime
conveniente que esta obligación la cumplan ante el respectivo Tribunal de Conducta.
El mismo día deberán presentarse al Tribunal de Conducta del cual dependan y entregarán
dichos certificados a la persona que designe el mismo Tribunal.
Deberán también justificar ante este Tribunal sus inasistencias al trabajo o a la escuela y los
atrasos y salidas anticipadas.
Los condenados que trabajen por su cuenta obtendrán el certificado de trabajo del Jefe de la
Compañía o Destacamento de Gendarmes que forma parte del Tribunal de Conducta respectivo;
4. A obedecer todas las órdenes que les dé el Tribunal de Conducta que les corresponda.
Revocación de la libertad condicional. Art. 35º
Indulto
Art. 38.- Cuando un reo en libertad condicional haya cumplido la mitad de esta pena, obteniendo
invariablemente las mejores clasificaciones por su conducta, aplicación al trabajo y dedicación al
estudio, podrá solicitar del Supremo Gobierno, por intermedio del Tribunal de Conducta respectivo, que
le indulte el tiempo que le falte.
Art. 1 Ley 18.216. La ejecución de las penas privativas o restrictivas de libertad podrá
suspenderse por el tribunal que las imponga, al conceder alguno de los beneficios alternativos
siguientes:
a) Remisión condicional de la pena;
b) Reclusión parcial
c) Libertad vigilada
d) Libertad vigilada intensiva
e) Expulsión
F) Prestación de servicios en beneficio de la comunidad
54Respecto a los requisitos que digan relación con condenas anteriores, en general se ha dicho que debe existir
condena previa al momento del hecho delictivo, aunque esto se discute.
La anterior posibilidad encuentra ciertas restricciones: art. 1 inc. 2, 3 y 4.
- A determinados delitos consumados: secuestro (formas más graves), sustracción de menores, violación
propia, violación impropia, violación con homicidio, parricidio, homicidio calificado y simple, algunos
tipos penas de ley de armas (salvo eximente incompleta).
- En caso de delitos de ley de tráfico, no se impondrá prestación de servicios. En caso de condenados
anteriormente por delitos de ley de tráfico no se impondrá ninguna forma de cumplimiento alternativo
(salvo reconocimiento de cooperación eficaz).
- A delitos de robo con intimidación en caso de que haya sido condenado anteriormente por robo con
violencia o intimidación simple o calificado o robo en lugar habitado, destinado a la habitación o
dependencias.
¿Por qué las restricciones? Respecto a los modos alternativos, existe una cierta apreciación social de que
son, en definitiva, excusas al cumplimiento, y el legislador ante esto considera ciertas excepciones.
Art. 1 inc. Final Para los efectos de esta ley, 55 no se considerarán las condenas por crimen o
simple delito cumplidas, respectivamente, diez o cinco años antes de la comisión del nuevo ilícito
Concesión y negación
Art. 24. El tribunal que conceda, de oficio o a petición de parte, alguno de los beneficios
previstos en los Títulos anteriores, deberá así ordenarlo en la respectiva sentencia condenatoria,
expresando los fundamentos en que se apoya y los antecedentes que han dado base a su convicción.
Si el tribunal negare la petición para conceder algunos de los beneficios previstos en esta ley,
deberá exponer los fundamentos de su decisión en la sentencia.
Revocación
1) Incumplimiento grave o reiterado
2) Nueva condena por otro delito.
1. Remisión condicional
Artículo 3°.- La remisión condicional consiste en la sustitución del cumplimiento de la pena
privativa de libertad por la discreta observación y asistencia del condenado ante la autoridad
administrativa durante cierto tiempo.
Esto es lo que se ha llamado requisitos subjetivos, que deja de lado el análisis objetivo enfocado en el
quantum de la pena que se consagra en las letras a y b. l
Con todo, no procederá la remisión condicional como pena sustitutiva si el sentenciado fuere
condenado por aquellos ilícitos previstos en los artículos 15, letra b), o 15 bis, letra b), debiendo el
tribunal, en estos casos, imponer la pena de reclusión parcial, libertad vigilada o libertad vigilada
intensiva, si procediere.
Quienes obtienen este beneficio son personas que rara vez vuelven a delinquir; en general se trata de
delitos de menor entidad, como la persona que roba en un supermercado, o el que comete un delito dentro
de una empresa.
2. Reclusión parcial
Artículo 7°.- La pena de reclusión parcial consiste en el encierro en el domicilio del condenado o
en establecimientos especiales, durante cincuenta y seis horas semanales. La reclusión parcial podrá ser
diurna, nocturna o de fin de semana, conforme a los siguientes criterios:
1) La reclusión diurna consistirá en el encierro en el domicilio del condenado, durante un lapso
de ocho horas diarias y continuas, las que se fijarán entre las ocho y las veintidós horas.
2) La reclusión nocturna consistirá en el encierro en el domicilio del condenado o en
establecimientos especiales, entre las veintidós horas de cada día hasta las seis horas del día siguiente.
3) La reclusión de fin de semana consistirá en el encierro en el domicilio del condenado o en
establecimientos especiales, entre las veintidós horas del día viernes y las seis horas del día lunes
siguiente.
Es una pena muy común para personas alcohólicas, que no suelen cumplir con los requisitos para la
remisión condicional porque ya han cometido un delito más de una vez.
Ya no se trata entonces de una vigilancia discrecional; existe un delegado de libertad vigilada que le
impone un régimen al penado.
b) Que el penado no hubiere sido condenado anteriormente por crimen o simple delito. En todo
caso, no se considerarán para estos efectos las condenas cumplidas diez o cinco años antes,
respectivamente, del ilícito sobre el que recayere la nueva condena, y
En general se prepara un informe por Gendarmería, que no es impositivo para el juez (pero normalmente
lo sigue), donde se pronuncia sobre si la medida parece eficaz para su efectiva reinserción. Por ejemplo,
pasa mucho en los casos de violadores que no se considere como medida eficaz.
5. Expulsión
Procede solo para extranjeros que no residen legalmente en el país, si el sujeto fuera condenado a una
pena igual o inferior a cinco años de presidio o reclusión menor en su grado máximo.
La persona expulsada no puede volver dentro de 10 años; de hacerlo, deberá cumplir con la pena efectiva.
En este proceso interviene el Ministerio del Exterior, quien es el organismo que gestiona la expulsión.
c) Si concurriere la voluntad del condenado de someterse a esta pena. El juez deberá informarle acerca
de las consecuencias de su incumplimiento.
Esta pena procederá por una sola vez y únicamente para el caso en que los antecedentes penales anteriores
del condenado hicieren improcedente la aplicación de las demás penas sustitutivas establecidas en la
presente ley. Es decir, se trata de un sujeto que no puede acceder a ningún tipo de beneficio; se le permite
prestar servicios a la comunidad, para el caso de delitos menores, como por ejemplo la venta de discos
piratas (presidio menor en su grado mínimo).
Esta es la única medida que requiere la aceptación voluntaria del condenado; en todas las demás depende
absolutamente del juez.
CAUSALES DE EXTINCIÓN DE RESPONSABILIDAD PENAL
Por causas de extinción de responsabilidad entendemos ciertas situaciones que, en algunos casos
producen la exclusión total o parcial de los efectos de una responsabilidad penal previamente existente y
declarada. Pero, en otros casos determinan solamente la imposibilidad de pronunciarse sobre ésta
responsabilidad, ya sea para afirmarla o bien para negarla.
Algunos autores (CURY) sostienen que en algunos casos pondrá fin a la responsabilidad penal existente y
declarada, en otros casos impide la declaración de su presencia o ausencia. Sin perjuicio de ello, debe
tenerse presente que ante la existencia de un delito éstas causales operan siempre extinguiendo la
responsabilidad penal con independencia de la declaración judicial de ésta última. (discutible).
La ley no expresa lo que debe entenderse por responsabilidad penal. Para cierta doctrina, se identifica la
responsabilidad con la culpabilidad; CURY observa que esto es así por regla general, pero en ciertos casos
la culpabilidad no es suficiente sino que además debe ser complementado por otras situaciones.
Por ejemplo, tenemos las condiciones objetivas de punibilidad que configuran un requisito adicional. Así,
el Art. 489.-
Están exentos de responsabilidad criminal y sujetos únicamente a la civil por los hurtos,
defraudaciones o daños que recíprocamente se causaren:
1°. Los parientes consanguíneos en toda la línea recta.
2°. Los parientes consanguíneos hasta el segundo grado inclusive de la línea colateral.
3°. Los parientes afines en toda la línea recta.
4°. Derogado.
5°. Los cónyuges.
6° Los convivientes civiles.
La excepción de este artículo no es aplicable a los extraños que participaren del delito, ni
tampoco entre cónyuges cuando se trate de los delitos de daños indicados en el párrafo anterior.
Además, esta exención no será aplicable cuando la víctima sea una persona mayor de sesenta
años.
El art. 489 se trata de una Excusa Legal Absolutoria (ELA), donde se configura el delito en todos sus
elementos, pero aún así el legislador no sanciona al autor.
Las causales de extinción se diferencian completamente de las excusas que excluyen la configuración del
delito: atipicidad, excusa justificante, excusa exculpante. En estos casos, no se configura el delito por lo
que no puede haber responsabilidad penal en ningún caso.
La mayor parte de las causales de extinción participan de las circunstancias o características de una ELA;
sin embargo, hay dos causales de extinción que no se configuran de esta manera:
1. Muerte del imputado
2. Cumplimiento de la condena
Clasificaciones
Según los efectos
1. Aquellas que efectivamente extinguen una responsabilidad ya nacida
Tenemos:
- Muerte del condenado, posterior a la sentencia condenatoria
- Cumplimiento de la condena
- El indulto, amnistía, y perdón del ofendido después de la sentencia condenatoria.
- Prescripción de la pena
2. Aquellas que impiden establecer la responsabilidad penal, aún cuando concurran indicios razonables de
su existencia
- Muerte del imputado, antes de la sentencia firme
- Amnistía y perdón del ofendido antes de la sentencia firme
- Prescripción de la acción penal
Según el fundamento
1. Imposibilidad de determinar o hacer efectiva la responsabilidad
- Muerte del imputado o condenado
2. Aquella derivada del principio de legalidad
- Cumplimiento de la condena
Según su naturaleza
1. Simples especificaciones de principios generales
- Muerte
- Cumplimiento
Así entonces, la muerte solo puede extinguir verdaderamente la responsabilidad cuando ésta ya ha sido
declarada por sentencia firme. En cambio, si el sujeto muere antes de la sentencia condenatoria, la muerte
impide la determinación de alguna responsabilidad.
En el caso de las penas pecuniarias, son transmisibles a los herederos en la medida que exista sentencia
ejecutoriada condenatoria anterior a la muerte.
CURY estima que es incorrecto que las penas pecuniarias sean transmisibles, bajo la siguiente lógica: las
multas y comiso son penas penales, y no son en ningún caso una indemnización a la víctima. Siendo
entonces la responsabilidad penal personalísima, no deberían transmitirse. Ahora bien, bajo otra
perspectiva, declarada la responsabilidad penal y existiendo una multa asociada, esa multa grava el
patrimonio, y éste patrimonio pasa a los herederos con ese crédito del Estado.
La pena de multa se puede conmutar: 1/3 de UTM por día o fracción de 12 horas. Así, lo que se transmite
a los herederos es la obligación de pagar la multa en dinero, no puede ser transmutada por los herederos.
La responsabilidad civil de la persona subsiste a su muerte, la cual si consiste en la indemnización.
La pena se entiende cumplir cuando ha existido cumplimiento efectivo; se entiende cumplida también
cuando el condenado ha sido beneficiado con un modo alternativo de cumplimiento o por la libertad
condicional y ha cumplido con las obligaciones de ellas derivadas.
Si es que una condena es modificada por un indulto, pero no modificada en su totalidad, se entenderá que
la pena se cumplirá cuando el sujeto cumpla con el tiempo restante; pero no se entiende que se extinguió
por el indulto, sino que por el cumplimiento.
El perdón no siempre extingue la responsabilidad penal ya declarada; por ejemplo, hay momentos en que
incluso cuando la víctima perdone al ofendido, la responsabilidad penal subsista (casos de acción penal
pública).
La amnistía consiste en que el legislador para el caso concreto, sea durante el proceso (amnistia propia,
puesto que extinguiría verdaderamente el delito) o ya condenado (aministía impropia,56 pues extingue la
pena), no permita que no se aplique la ley. Normalmente se da para delitos de carácter político.
Algunos han dicho que el art. 93 solo consagraría la amnistía según su faceta impropia, pues el No.3
habla de extinguir al responsabilidad penal y los efectos de la pena; pero por su propia naturaleza se
acepta la amnistía propia.
La amnistía tiene una consagración constitucional en el art. 63 No.16 de la CPR, procediendo siempre por
ley.
A su vez es importante considerar el DS 2191 de 1978, dictado por la Junta de Gobierno que concedió
amnistía por los delitos perpetrados durante la vigencia del estado de sitio entre el 11 de septiembre de
1973 y 10 de marzo de 1978.
Siendo un acto legislativo de revalorización del caso, puede ser otorgada en cualquier momento por el
poder legislativo.
“Amnistía” viene de “amnesis”; olvidar, se trata de borrar el delito. Así, la persona amnistiada se
encuentra en la misma posición que alguien que no cometió el delito. Dado que se extingue el delito, se
extingue toda penal asociada: principal y accesorias.
La doctrina unánime señala que la amnistía deja subsistente todos los efectos civiles derivados del delito.
Al igual que la amnistía, es un instrumento de política criminal. Sea que provenga del Presidente o del
legislador, se concede una ELA, pero que tiene efectos restringidos respecto de una persona que ya ha
sido declarada criminalmente responsable por un delito(s).
Siempre es una auténtica causal de extinción entonces, porque siempre opera después de la condena; no
así con la amnistía que puede otorgarse durante el proceso.
El indulto se concede atendiendo a que se considera beneficioso para los condenados; pero no es una
revalorización de los hechos, se trata de un perdón para una situación que sigue siendo legalmente
reprochable para todos los efectos.
Dado que el indulto tiene un carácter personal, procede en principio respecto de toda clase de delitos. Sin
embargo, se exceptúa el caso del art. 9 inc. 3 de la CPR: los delitos calificados como terroristas no pueden
ser indultados.
Respecto de los efectos del indulto, tanto el indulto general como el particular pueden ser totales (perdona
al condenado de todas las penas de forma completa, para lo cual tiene que referirse a cada una de ellas de
forma explícita) o parciales.
El indulto siempre tiene que señalar explícitamente las penas que se quieren perdonar, lo cual incluye las
penas accesorias.57
Es importante recordar el efecto del indulto: la persona indultada mantiene el carácter de condenado para
todos los efectos (art. 93 No.4 segunda parte).
Se trata de la extinción de responsabilidad penal por disposición del titular de la acción penal respecto de
delitos de acción privada (ETCHEBERRY).
b) Después del delito antes de la condena: Según algunos autores (Cury) el perdón del ofendido
antes de la condena opera como “causal de extinción de la acción penal” (incluso puede operar respecto
de delitos de acción penal mixta antes del inicio del proceso), no constituyendo causal de extinción de la
responsabilidad penal, para otros (Novoa) constituye causal de extinción de responsabilidad incluso antes
de la condena.
Efectos (CURY)
- Exime sólo de la obligación de cumplir la pena, no de sus efectos.
- No cabe devolución de multa y no extingue acciones civiles.
Prescripción
Institución en virtud de la cual, por el solo transcurso de un determinado lapso de tiempo, se extingue la
responsabilidad penal ya declarada en una sentencia firme (prescripción de la pena), o se excluye la
posibilidad de establecerla legalmente (prescripción de la acción penal).
Conforme al art. 94, la prescripción dependerá según la gravedad de la pena asignada al delito.
- Crímenes penados con presidio perpetuo, reclusión perpetua, relegación perpetua: 15 años.
- Demás crímenes: 10 años
- Simples delitos: 5 años
- Faltas: 6 meses.
- Imprescriptibles: El juez no podrá dictar sobreseimiento definitivo respecto de los delitos que,
conforme a los tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes, sean
imprescriptibles o no puedan ser amnistiados, salvo en los casos de los números 1° y 2° del artículo 93
del Código Penal. Art. 250 CPP.
Siendo una pena compuesta (e.g prisión y multa), regirá siempre la pena privativa de libertad; y no
existiendo pena privativa, se estará según la pena más grande.
Art. 95. El término de la prescripción empieza a correr desde el día en que se hubiere cometido el
delito.
Parte de la doctrina cree que se requiere la consumación del hecho típico, incluyendo el resultado si el
tipo lo exige. El problema está en que no necesariamente el resultado se dará al mismo momento de la
realización del hecho típico; la regla anterior es simple solo para los delitos instantáneos.
CURY estima que la comisión del delito concluye con la realización por parte del sujeto de su actividad.
El cómputo del plazo se inicia en la misma oportunidad tanto para el delito consumado como frustrado; y
en la tentativa, desde que se da principio de la ejecución.
Las reglas anteriores, como dice el art. 94 inc. final, son sin perjuicio de disposiciones especiales del
Código (prescripciones de corto tiempo). Por ejemplo.-
• Art. 431. La acción de calumnia o injuria prescribe en un año, contado desde que el ofendido
tuvo o pudo racionalmente tener conocimiento de la ofensa.
• Delito de giro doloso de cheque: prescribe en 1 año, desde el protesto del documento (lo hace
el banco).
Art. 96. Esta prescripción se interrumpe, perdiéndose el tiempo transcurrido, siempre que el
delincuente comete nuevamente crimen o simple delito, y se suspende desde que el procedimiento se
dirige contra él; pero si se paraliza su prosecución por tres años o se termina sin condenarle, continúa la
prescripción como si no se hubiere interrumpido.
(1) La interrupción hace perder el tiempo ya transcurrido; y esto ocurrirá desde el momento en que el
sujeto comete otro crimen o simple delito; la falta no es suficiente para interrumpir.
Ahora bien, solo sabremos que el sujeto cometió un crimen o simple delito desde el momento en que lo
condenan judicialmente; así, solo se interrumpirá la prescripción si es que media en el tiempo intermedio
sentencia condenatoria firme.
Sin embargo, a raíz de la delación de los procesos penales, la interpretación judicial ha variado: se
entendió que no se demanda sentencia condenatoria. Esto se vio en el caso de la Fujimori: la respuesta de
la Corte es que el sujeto cometió un delito por el que no había sido condenado, y se resolvió que se había
interrumpido el plazo. Para el profesor en estricto rigor, no estando determinada la responsabilidad, no
puede interrumpirse el plazo, porque no hay sentencia que determine que eso efectivamente sucedió.
(2) Respecto de la suspensión, ésta se cuenta desde el momento en que el sujeto es sometido a proceso.
Ahora bien, la suspensión presenta un problema respecto a desde cuándo se cuenta. Por ejemplo, se
presenta querella quedando 6 meses para que opere la prescripción: a Fiscalía no va a entablar la acción
penal con el mero mérito de la querella, sino que tiene que investigar y eso puede demorar más de 6
meses.
- En el antiguo proceso penal: “desde que se dirige procedimiento judicial contra el culpable” se prestó
para distintas interpretaciones.-
- Desde que se someta a proceso (doctrina mayoritaria)
- Desde que se instruya sumario
- Desde que materialmente exista antecedentes que permiten dirigir el proceso contra el culpable
- En el nuevo process penal: se estableció que la formalización trae como efecto la suspensión del plazo
(art. 233 CPP). Pero no dice que sea la única forma; en la mayoría de los casos será correcto decir que
la prescripción se suspende con la formalización, pero hay casos críticos que han generado
controversias. Por lo demás, no se ha derogado la frase “desde que el procedimiento se dirige contra
él” del art. 96; luego, presentar querella desde luego que sería dirigir procedimiento contra el sujeto.
Otros han dicho que la orden de detención importaría dirigir el proceso contra el sujeto. Todas estas
formas son discutidas.
Son los mismos plazos que para el art. 93 No.6, pero la diferencia esencial es que aquí estamos hablando
de la pena en concreto, y no en abstracto como en el caso de la prescripción de la acción penal.
No existen plazos excepcionales de prescripción de la pena, sea para su duración o para el inicio del
cómputo.
58No es claro qué significa una paralización del procedimiento: se discute si las diligencias de investigación serían
fundamento suficiente como para no aplicar el art. 96. La doctrina mayoritaria dice que es una cuestión de hecho.
La prescripción se interrumpe de la misma manera que en el caso anterior, es decir, por cometer simple
delito o crimen; y no se suspende.
Art. 99. Esta prescripción se interrumpe, quedando sin efecto el tiempo transcurrido, cuando el
reo, durante ella, cometiere nuevamente crimen o simple delito, sin perjuicio de que comience a correr
otra vez.
Es decir, el cómputo del plazo se duplicará, contando un día de plazo cada dos reales que hayan pasado.
La doctrina señala que como el art. 100 es solo aplicable respecto del computo de años, no sería aplicable
respecto de (1) las faltas, (2) penas de simples delitos menores a 1 año.
Por razón de este articulo es que cuando una persona es detenida, lo primero que se hacer es pedir a la
PDI que envíe registros de entradas y salidas del país.
3. Art. 102. La prescripción será declarada de oficio por el tribunal aun cuando el imputado o
acusado no la alegue, con tal que se halle presente en el juicio.
“Con tal que se halle presente en el juicio” dice relación con una presencia jurídica: abogado defensor.
4. “Media Prescripción”
Art. 103. Si el responsable se presentare o fuere habido antes de completar el tiempo de la
prescripción de la acción penal o de la pena, pero habiendo ya transcurrido la mitad del que se exige, en
sus respectivos casos, para tales prescripciones, deberá el tribunal considerar el hecho como revestido
de dos o más circunstancias atenuantes muy calificadas y de ninguna agravante y aplicar las reglas de
los artículos 65, 66, 67 y 68 sea en la imposición de la pena, sea para disminuir la ya impuesta.
Esta regla no se aplica a las prescripciones de las faltas y especiales de corto tiempo.
Hay quienes han sostenido que no debería existir la media prescripción, toda vez que no se debería
beneficiar al sujeto por eludir la justicia, sin perjuicio de que eventualmente, habiendo pasado el lapso de
tiempo, es necesario consolidar situaciones y dejar al sujeto impune. Pero otros las han justificado
diciendo que, habiendo sucedido el delito hace mucho tiempo sin que prescriba, la justicia demandaría
que la pena sea menor (BECCARIA).
En opinión del profesor, los plazos de prescripción en Chile son demasiado breves, sobretodo si se mira a
la legislación comparada.
Se ha dicho que la media prescripción no es una causal de extinción de responsabilidad penal, solo de
atenuación de la misma (NÁQUIRA). Así se transforma en una atenuante (privilegiada), y no en una causal
de extinción. Esto se discutió acerca de la responsabilidad penal por delitos imprescriptibles. Los
defensores de los imputados por delitos cometidos en dictadura alegaron media prescripción; y se discutió
si era aplicable, pues esos delitos no eran prescriptibles. En la medida que se entienda como atenuante,
debería ser aplicable.
5. Art. 104. Las circunstancias agravantes comprendidas en los números 15 y 16 del artículo 12
(reincidencia propia genérica y especifica), no se tomarán en cuenta tratándose de crímenes, después de
diez años, a contar desde la fecha en que tuvo lugar el hecho, ni después de cinco, en los casos de
simples delitos.
6. Art. 105. Las inhabilidades legales provenientes de crimen o simple delito sólo durarán el tiempo
requerido para prescribir la pena, computado de la manera que se dispone en los artículos 98, 99 y 100.
Esta regla no es aplicable a las inhabilidades para el ejercicio de los derechos políticos.
La prescripción de la responsabilidad civil proveniente de delito, se rige por el Código Civil.
Existen otras, pero las anteriores serían la más relevantes; encontramos también el Principio de
Oportunidad.