Semana 15 - Ineficacia Del Acto Juridico
Semana 15 - Ineficacia Del Acto Juridico
Semana 15 - Ineficacia Del Acto Juridico
jurídico
POR
ANÍBAL TORRES VÁSQUEZ
2. Clases de ineficacia
La ineficacia es parcial cuando el acto produce una parte de sus efectos pero no
los demás. El acto contiene una o más estipulaciones ineficaces junto a otras
que son eficaces. Por ej., el testamento produce los efectos queridos por el
testador, menos las disposiciones en favor del notario y sus parientes, y de
testigos testamentarios, por cuanto el art. 688 dispone que tales disposiciones
son nulas. Otro ej., nadie puede dar por donación más de lo que puede dar por
testamento, el contrato de donación es inválido, por tanto ineficaz, en la parte
que exceda de esta medida (art. 1629).
Esta clasificación se hace sobre la base del momento a partir del cual el acto
jurídico no produce efectos.
1. Ineficacia es inicial
La ineficacia es inicial (ab initio, ab origine, originaria) cuando el acto jurídico no
produce efectos desde su celebración; la causal que la determina existe desde
ese momento. De allí que el acto nace ineficaz, como en los casos siguientes:
2. Ineficacia posterior
d. El acto tiene una eficacia temporalmente limitada o para que subsista necesita
que se den determinadas circunstancias. Por ej., el acto sujeto a condición o a
plazo resolutorios; el testamento militar caduca a los tres meses desde que el
testador deja de estar en campaña y llega a un lugar del territorio nacional donde
sea posible que otorgue testamento en las formas ordinarias prescritas en el
Código (art. 715).
La ineficacia legal del acto jurídico está dispuesta por ley, v. gr., el testamento no
produce efectos sino a partir del momento de la muerte del testador (art. 686).
El acto jurídico con ineficacia absoluta carece de efectos para toda persona, por
eso se dice que es una ineficacia erga omnes. Por ej., el acto nulo no produce
efectos para nadie, por cuya razón la acción para la declaración de nulidad puede
ser hecha valer por quienquiera, que tenga interés, contra cualquiera. Puede
hacerse valer por cualquiera de las partes, por terceros o contra terceros.
La ineficacia absoluta puede ser total o parcial. Es total cuando todas las
estipulaciones del acto no producen efectos para nadie como el caso de la
compraventa nula. Asimismo, es parcial, cuando solamente algunas de las
estipulaciones del acto no producen efectos para nadie, mientras que las otras
surten todos sus efectos frente a todos los que quedan involucrados en dicho
acto. Por ej., en un testamento con estipulaciones a favor de los parientes del
testador y otras a favor del notario ante el cual se otorgó, las primeras son
eficaces ante los parientes o sus herederos (art. 686), mientras que las
estipulaciones a favor del notario adolecen de ineficacia absoluta, ni el notario ni
sus herederos tienen derecho a reclamar herencia alguna (art. 688).
La ineficacia relativa también puede ser parcial o total, según que solamente
alguna de las estipulaciones del acto jurídico o todas ellas sean ineficaces frente
a todos los sujetos.
La ineficacia automática opera de pleno derecho, ipso iure, por el solo mandato
de la norma jurídica, no requiere de sentencia judicial que lo declare, y si se
pretende ante los tribunales para que la declaren, la acción y la sentencia son
meramente declarativas, se declara un estado de ineficacia ya existente. Por ej.,
el acto al cual le falta la manifestación de voluntad (art. 219.1). La ineficacia
automática es creada por la ley en protección del interés general, razón por la
que el juez puede declararla de oficio.
El acto jurídico tiene una plena eficacia actual, pero acaecido un suceso futuro el
acto deviene en ineficaz. Por ej., los actos sujetos a condición o plazo
resolutorios, tienen plena eficacia, pero pendiente, ya que si se cumple la
condición o una vez llegado el término, cesan de producir sus efectos.
3. Remedios jurídicos.
Los remedios jurídicos son los instrumentos que la ley pone a disposición de las
partes del acto jurídico o de terceros interesados para que, ante la presencia de
defectos, puedan determinar la cancelación o revisión de la eficacia negocial. Así
tenemos la nulidad, anulabilidad, resolución, rescisión, revocación, acción de
cumplimiento del contrato, la supresión o reducción de las donaciones que
exceden la porción disponible de la herencia, la acción de separación de cuerpos
de los cónyuges, etc. Son establecidos en la ley ponderando comparativamente
los intereses en conflicto; privilegiando a unos y sacrificando a otros se
establece si debe prevalecer este o aquél remedio ante un determinado defecto
del acto jurídico.
Los remedios judiciales se activan también por iniciativa de las partes mediante
una acción judicial, o sea requieren del pronunciamiento del juez. Ejemplos: la
acción para el cumplimiento forzoso de un contrato o la de resolución (art. 1428);
la de anulación (art. 222). En casos como estos, la cancelación de los efectos
del acto o su modificación se produce por sentencia judicial consentida o
ejecutoriada. Por tal razón, la sentencia tiene carácter constitutivo.
Según lo permita la ley, en unos casos la parte víctima del defecto puede elegir
entre el remedio negocial y el remedio judicial, por ej., en los contratos con
prestaciones recíprocas, ante el incumplimiento de una parte, la otra puede
utilizar la resolución judicial (art. 1428) o la resolución de pleno derecho (art.
1429) para disolver el contrato. En otros casos, el remedio, si bien se activa por
iniciativa de parte, necesariamente tiene que ser judicial, v. gr., la rescisión.
A fin de evitar el pleito que podría promoverse o finalizar el que está ya iniciado,
siempre está el remedio de la transacción para que las partes, haciéndose
concesiones recíprocas, resuelvan sus conflictos (art. 1302).
Los remedios en interés de las partes son los que protegen el interés particular
de la parte del acto que se vería perjudicada con la producción de los efectos; no
puede ser alegado por otras personas: el remedio de la anulabilidad solamente
corresponde a la parte afectada por el error, dolo, violencia, intimidación, o con
incapacidad relativa, o que es víctima de la simulación relativa; la rescisión por
venta de bien ajeno solo compete al comprador (art. 1539); la acción de
cumplimiento y de resolución de contrato con prestaciones recíprocas son
remedios a favor del contratante que ha cumplido frente al contratante
incumplidor (art. 1428); la acción de separación de cuerpos corresponde al
cónyuge afectado con la causal prevista en la ley (arts. 333, 334 y 335). Se
activan solamente a iniciativa de la parte afectada.
Los remedios en interés general están orientados a cancelar los efectos del acto
jurídico anómalo para que no se vea afectada la sociedad. Se cancela los efectos
del acto en protección del interés general que debe prevalecer sobre el interés
particular de las partes (ej., la acción de nulidad absoluta). Son activados por
impulso de parte o de cualquier tercero afectado, incluso puede ser declarada de
oficio por el juez.
Los remedios por defectos originarios atacan a los defectos del acto existentes
en el momento de su celebración, por ej., la falta de algún elemento esencial o
requisito de validez o estos están afectados por algún vicio: Estos remedios son
la nulidad y la anulabilidad.
Los remedios por defectos sobrevinientes reaccionan contra los defectos que
se originan en la etapa de ejecución del acto válido (ej., una de las partes
contratantes incumple con ejecutar su obligación, etc.). Por ej., la resolución, la
revocación.
Los remedios extintivos tienen por finalidad disolver el vínculo jurídico como
ocurre con la nulidad, resolución, rescisión, etc.
[2] Citado por MARTÍN PÉREZ, La rescisión del contrato, cit., p. 183.
[3] BETTI, Emilio, Teoría generale del negozio giuridico, en Trattato di Diritto civile
italiano, dir. por VASALLI, Turín, 196O, p. 468, (citado por MARTÍN PÉREZ, La
rescisión del contrato, cit., p. 184).
[5] Art. 50. Cláusulas abusivas de ineficacia absoluta. Son cláusulas abusivas de
ineficacia absoluta las siguientes:
[9] [Continúa en el libro] (ver: LLOVERAS DE RESK, María Emilia, Tratado teórico-
práctico de las nulidades, Depalma, Buenos Aires, 1985, pp. 13 y ss.).
[10] Cuando la ineficacia es provocada el negocio nace eficaz, pero con una
eficacia claudicante (…) La sentencia crea entonces el estado jurídico de
ineficacia de un negocio que ha sido hasta ese momento claudicantemente
eficaz (DIEZ-PICAZO, Eficacia e ineficacia del negocio jurídico, cit., pp. 825-826).