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Informe

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INTRODUCCION

La segunda guerra Mundial fue un violento conflicto en que se vieron implicados un


centenar de países de todo el mundo y provoco millones de muertes, puesto que fue más
violenta y destructiva que la primera guerra Mundial. Ya que hubo consecuencias
económicas, materiales y demográficas que afecto a cada país involucrado.

Teniendo en cuenta todo lo dicho anteriormente se plantea la siguiente problemática:


¿Cuáles fueron las consecuencias demográficas, económicas y materiales de la segunda
guerra mundial?

Las cifras solo son un pequeño ejemplo de la magnitud de la guerra y durante este
periodo la población de los países involucrados ya no producía siquiera productos para
su propia alimentación, ya que se prestaba total atención en ganar la guerra, trayendo
como consecuencia la hambruna en todos los países involucrados.

Surge la necesidad de investigar este problema para dar a conocer que durante la
segunda guerra mundial tuvieron lugar algunos de los episodios más crueles y
devastadores de la historia de la humanidad, ya que llevo a cabo millones de muertes,
pérdidas materiales y, también fue la primera y única vez que se utilizó un arma nuclear.

Es importante investigar este problema porque el conflicto, tanto en Europa como en


Asia, tuvieron pérdidas humanas impresionantes, las mayores que una guerra haya
producido en toda la historia, también la economía de los países involucrados estaba al
borde de la bancarrota y enfrentaban problemas de abastecimiento de comida, de
vivienda y de trabajo a sus ciudadanos. Los déficits presupuestarios, la devaluación de
las monedas nacionales y la inflación eran el pan de cada día.

Con esta investigación se beneficiarán los alumnos del Colegio Privado Maria
Auxiliadora

Con esta investigación se pretende dar a conocer las consecuencias demográficas,


materiales y económicas de la segunda guerra mundial.

El objetivo propuesto es:

Identificar las consecuencias demográficas, materiales y económicas de la segunda


guerra mundial

Y como objetivo específico:

Mencionar las consecuencias demográficas causada por la segunda guerra mundial,


indicar la crisis económica durante la guerra y definir los daños materiales que causo
este conflicto.

Los limites con lo que tropezó esta investigación fue el escaso material de información

Las fuentes de información fueron extraídas de internet y de libros.


La metodología utilizada fue descriptiva

Esta investigación plantea la hipótesis:

Hipótesis alterna: Si la segunda guerra mundial trajo consigo varias consecuencias


demográficas, económicas y materiales, entonces el mundo recibió un gran impacto que
de alguna manera acarrearía varios conflictos en el futuro.

Hipótesis nula: Si la segunda guerra mundial no trajo consigo varias consecuencias


demográficas, materiales y económicas, entonces el mundo no recibió un gran impacto
y no acarrearía conflictos en el futuro.

Esta investigación plantea la variable:

Variable independiente: Las consecuencias demográficas, materiales y económicas son


debidas a la enorme destrucción que causo la segunda guerra mundial.

Variables dependientes: Algunas consecuencias de esta guerra fue: la pérdida de


población, perdidas materias, deudas y crisis económicas en todo el mundo.
DESARROLLO
BIOGRAFIA DE ADOLF HITLER

Hijo de un aduanero austriaco, su infancia transcurrió en Linz y su juventud en Viena.


La formación de Adolf Hitler fue escasa y autodidacta, pues apenas recibió educación.
En Viena (1907-13) fracasó en su vocación de pintor, malvivió como vagabundo y vio
crecer sus prejuicios racistas ante el espectáculo de una ciudad cosmopolita, cuya
vitalidad intelectual y multicultural le era por completo incomprensible. De esa época
data su conversión al nacionalismo germánico y al antisemitismo.

Su infancia estuvo rodeada del maltrato de su padre y de las mudanzas continuas. Buen
estudiante de pequeño perdió el interés por la escuela como una forma de revelarse
contra su padre ya que quería que él quería que fuera agente aduanero. Hitler siempre
dijo que fue un pintor frustrado, por ello pintó todo lo que pudo durante su vida e
incluso fingió una enfermedad para poder ser expulsado con 16 años de la escuela y
dedicarse a la pintura. Adolf Hitler fue un estudiante mediocre que no llegó a finalizar
la enseñanza secundaria. Solicitó el ingreso en la Academia de Bellas Artes de Viena,
pero no fue admitido por carecer de talento. Permaneció en esa ciudad hasta 1913,
donde vivió gracias a una pensión de orfandad y a algunos ingresos de los cuadros que
pintaba.

Fue entonces cuando comenzó a leer libros históricos y mitología alemana. Esta
obsesión por los relatos sobre el pueblo alemán le convirtió en un ferviente nacionalista
pangermano, que aborrecía a los Habsburgo y la diversidad étnica del Imperio
Austrohúngaro. Fue entonces cuando comenzó a leer libros históricos y mitología
alemana. Esta obsesión por los relatos sobre el pueblo alemán le convirtió en un
ferviente nacionalista pangermano, que aborrecía a los Habsburgo y la diversidad étnica
del Imperio Austrohúngaro.

En 1913 Adolf Hitler huyó del Imperio Austro-Húngaro para no prestar servicio militar;
se refugió en Múnich y se enroló en el ejército alemán durante la Primera Guerra
Mundial (1914-18). La derrota le hizo pasar a la política, enarbolando un ideario de
reacción nacionalista, marcado por el rechazo al nuevo régimen democrático de la
República de Weimar, a cuyos políticos acusaba de haber traicionado a Alemania
aceptando las humillantes condiciones de paz del Tratado de Versalles (1919).

De vuelta a Múnich, Hitler ingresó en un pequeño partido ultraderechista, del que


pronto se convertiría en dirigente principal, rebautizándolo como Partido
Nacionalsocialista de los Trabajadores Alemanes (NSDAP). Dicho partido se declaraba
nacionalista, antisemita, anticomunista, antiliberal, antidemócrata, anti pacifista y
anticapitalista, aunque este último componente revolucionario de carácter social
quedaría pronto en el olvido; tal abigarrado conglomerado ideológico,
fundamentalmente negativo, se alimentaba de los temores de las clases medias alemanas
ante las incertidumbres del mundo moderno. Influido por el fascismo de Mussolini, este
movimiento, adverso tanto a lo existente como a toda tendencia de progreso,
representaba la respuesta reaccionaria a la crisis del Estado liberal que la guerra había
acelerado.

COMIENZA LA POLITICA

Hitler ingresó en un partido ultraderechista en el que fue ascendiendo hasta ser el


máximo dirigente. Este partido, el Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores
Alemanes, se declaraba antisemita, nacionalista, antiliberal, anticomunista y anti
pacifista.
Influido por Mussolini, este partido se alimentaba de los temores de los alemanes ante la
crisis que vivía el estado. El primer intento fallido por alzarse con el poder fue en 1923
por el cuál acabó en la cárcel durante nueve meses, durante los que escribió su obra Mi
Lucha. En este libro plasmaba sus ideas políticas y los patrones a seguir para llevar a la
fuerza aria a lo más alto.

Una vez abandonó la prisión, Hitler reflotó el Partido Nacionalsocialista expulsando a


todos aquellos que no compartieran sus ideales o que pudieran hacerle sombra. Fue
entonces cuando se rodeó de Goering, Goebbels y Himmler. El trabajo conjunto de su
séquito llevó del lado de Hitler a miles de alemanes descontentos con la crisis en la que
estaba el país.

Poco a poco fueron ganando adeptos hasta que en 1933 fue nombrado jefe de gobierno
por Hindenburg. Estando ya en la posición de poder, destruyó el régimen constitucional
e instauró una dictadura de partido único con él como máximo referente.

Daba comienzo el Tercer Reich, un régimen totalitario nacionalista exacerbado y con la


exaltación de la superioridad racial.

Tras la muerte de Hindenburg, Hitler se proclamó Führer de Alemania sometiendo al


ejército a un juramento de fidelidad. Todos aquellos que no lo siguieran acabaron
muertos o malheridos en la Noche de los Cuchillos Largos de 1934. Además, se
aceptaron las Leyes de Nuremberg que iban allanando el camino a Hitler para el
exterminio sistemático de los judíos.

Hitler comenzó a entablar lazos fuertes con otros dictadores europeos como Mussolini o
Franco y mandando tropas a las contiendas de éstos en sus países, la antesala y un terreno de
prácticas ideal para la IIGM. Las autoridades nazis tomaron el control de la economía, los
medios de comunicación y todas las actividades culturales, haciendo depender los
puestos de trabajo de la lealtad a su ideología. Contaba con su policía secreta,
la Gestapo, y con las cárceles y campos de concentración para intimidar a sus
oponentes, aunque la mayoría de los alemanes le apoyaban con entusiasmo.

El avance de la industria armamentística acabó con el desempleo, los trabajadores se


vieron atraídos por un ambicioso programa de ocio y los éxitos alcanzados en política
exterior impresionaron a la nación. De este modo, consiguió moldear al pueblo alemán
hasta convertirle en la herramienta flexible que necesitaba para establecer el dominio de
Alemania sobre Europa y otras partes del mundo. Ridiculizó el concepto de igualdad
entre los seres humanos y reivindicó la superioridad racial de los alemanes. Puesto que
se consideraban miembros de una raza superior, creían tener derecho a dominar a todas
las naciones a las que habían sometido.

Adolf Hitler inició el rearme de Alemania en 1935 (en contra de lo acordado en


el Tratado de Versalles que había puesto fin a la I Guerra Mundial en lo referente a la
derrotada Alemania), envió tropas a la región desmilitarizada de Renania en 1936, y
anexionó Austria y los Sudetes (Sudeten); de Checoslovaquia en 1938. El resto del
territorio checoslovaco quedó bajo control alemán en marzo de 1939.

Hitler acudió en ayuda de las tropas rebeldes de la Guerra Civil española (1936-1939),
encabezadas por Francisco Franco. Ninguno de los líderes de otros países se opuso a
estas acciones, desconcertados ante el temor de que se produjera una nueva guerra.

Firmó el pacto de neutralidad Germano-soviético con la promesa de que cedería a la


Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) una parte del territorio
de Polonia cuando esta nación fuera derrotada, para lo cual la atacó en septiembre de
1939. Los polacos fueron sometidos con rapidez y sus aliados, los británicos y los
franceses, que habían declarado la guerra a Alemania, no pudieron hacer nada para
ayudarles.

A medida que transcurría el tiempo, la derrota se hacía más inevitable, pero Hitler
continuaba negándose a capitular ante la creencia de que Alemania no merecía
sobrevivir por no haber conseguido cumplir su misión.

MUERTE DE HITLER

Al amanecer del 30 de abril de 1945, Hitler pidió reunir a todo el cuerpo médico y se
despidió de él, ante la estupefacción y sollozos de los presentes. Según Junge, Hitler
quedó contemplando pensativo un cuadro de Federico el Grande en su despacho y luego
a continuación ordenó que el personal que no fuese indispensable abandonara el
Búnker. Hizo llamar a Otto Günsche y a Heinz Linge, sus ayudantes, y les dio estrictas
instrucciones de cómo debían actuar en el momento del suicidio y qué hacer con su
cuerpo y el de Eva Braun. Günsche inició los preparativos y llamó a Erich Kempka, el
chófer de Hitler, para que de inmediato subiera bidones de gasolina hacía la salida del
jardín de la cancillería.

Hacia el mediodía, se reunió con sus secretarias y almorzó silenciosamente una comida
basada en pastas; luego se despidió de cada una de ellas regalándole una cápsula de
cianuro. Posteriormente se despidió de la familia Goebbels, sin hacer caso a las
peticiones de Magda Goebbels de que no se suicidase.

Hacia las 15:30 horas, Hitler y Eva Braun se reunieron frente a la sala de mapas
contigua al despacho privado y se despidieron de sus edecanes, Heinz Linge y Otto
Günsche, quienes cerraron la puerta; un par de minutos después se escuchó un solo
disparo ahogado.

Los edecanes esperaron unos 15 minutos y encontraron a Hitler doblado sobre sí mismo
en un sillón exhibiendo una mueca deformada en su boca, con una pistola Walther
PPK de 7,65 mm caída de su mano derecha y con un hilo de sangre manchando la cara
del líder. Eva Braun no alcanzó a percutir su arma y estaba tendida a lo largo del diván
con los ojos aún abiertos; el efecto del cianuro no le permitió el uso del arma.

CONSECUENCIAS DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL.

Consecuencias económicas.
La guerra fue acompañada de la debacle económica. Las economías de los países
involucrados estaban a borde de la bancarrota y enfrentaban problemas de
abastecimiento de comida, de vivienda y de trabajo a sus ciudadanos. Los déficits
presupuestarios, la devaluación de las monedas nacionales y la inflación eran el pan de
cada día.

Al igual que en 1919, los Estados Unidos, salieron como la potencia más beneficiada de
la guerra gracias a su infraestructura económica intacta, el declive de las potencias
europeas y la creciente exportación de productos económicos y culturales hacia las
zonas ocupadas de Europa y Japón. En 1945, los Estados Unidos producían más de la
mitad de los bienes y servicios del mundo y desplazaban así las potencias europeas en el
mercado mundial.

Para dar un soporte estructural a su dominio económico los E.U. diseñaron nuevas
instituciones financieras y comerciales y trazaron las reglas de la economía
internacional con la creación de organismos como el Banco Mundial (BM) y el Fondo
Monetario Internacional (FMI) en Bretton Woods (1944). Para reconstruir a Europa y
aumentar su influencia en el continente los E.U. idearon el Plan Marshall y en el caso
de Japón se consideró que la ocupación directa fuera la mejor solución para asegurar sus
intereses económicos.

A consecuencia de los combates terrestres y aéreos, Europa quedó devastada. Los


masivos bombardeos, ejecutados, tanto por las potencias del Eje (durante la primera fase
del conflicto), como por los aliados (en la segunda) agravaron el
problema. Ciudades, industrias, nudos ferroviarios y carreteras quedaron seriamente
dañados. Millones de toneladas de barcos fueron enviados al fondo del mar. Se calcula
que Europa perdió aproximadamente el 50% de su potencial industrial. Otro tanto
sucedió a Japón. El sector agrícola también se vio afectado; se perdieron cosechas
enteras, y el hambre, erradicada en Europa desde el siglo XVIII, apareció de nuevo.
En China millones de personas perecieron por ese motivo.

En 1948, Ludwig Erhard se hizo cargo de la economía de toda la Alemania no ocupada


por las tropas soviéticas, es decir, la zona en la que, en 1949, se constituiría la República
Federal. En muy poco tiempo, realizó la reforma monetaria que creó el nuevo marco
alemán; y de un día para otro suprimió la mayor parte de los numerosos controles de
precios y regulaciones que existían en la economía alemana y eliminó las cartillas de
racionamiento. Es conocida la anécdota del general Clay, jefe de las fuerzas de
ocupación norteamericanas, quien dijo a Erhard con respecto a estas políticas: "Todos
mis asesores me dicen que sus medidas son desaconsejables en estos momentos". Y éste
le respondió: "Es curioso. Los míos me dicen lo mismo". Pero, con sus reformas, el
milagro económico alemán se había puesto en marcha.

Un enorme descenso sufrió la agricultura del suelo durante la guerra. Por ejemplo, en
Asia y especialmente China, la agricultura irrigada del arroz desapareció, haciendo que
mucha gente no pudiera llevarse nada a la boca y por tanto desatándose una mortal
hambruna. Los campos de trigo de Ucrania que antaño alimentaban a parte de Europa
habían quedado quemados, lo que acabó en una desnutrición de tal calibre que dejó
medio millón de muertos. El ámbito rural de Polonia resultó inservible con las
consecuentes hambrunas. Lo mismo sucedió en Holanda durante el invierno por la falta
de materias primas y electricidad. Alemania y Japón tuvieron la suerte de que sus
campos de cultivo apenas fueron tocados, con lo cual su agricultura apenas notó
contratiempos.

Sobre el mar la economía fue afectada muy negativamente debido a las pérdidas de la
flota mercantil, ya que durante el conflicto los Océanos Atlántico, Pacífico, Índico y
Ártico fueron testigos de millares de hundimientos con millones de toneladas brutas. De
hecho, las flotas mercantes de las principales potencias habían quedado reducidas a un
40% de su capacidad total. Gran Bretaña fue el principal afectado por esta crisis al no
contar apenas con suficientes buques para abastecer a la población de las Islas
Británicas y a sus colonias. Más de 10.000 barcos fueron hundidos durante toda la
guerra entre los diversos bandos.

La industria bélica se fortaleció en detrimento de la de bienes de consumo. El sector


servicios se resintió igualmente. Una vez concluido el conflicto resultó una difícil tarea
la reconversión de la industria pesada, destinada a producir equipamiento militar, en
otra encaminada a producir bienes y servicios. En Estados Unidos y, sobre todo en la
URSS, la industria militar siguió jugando un papel crucial, debido al hecho de
la "Guerra Fría", situación que no se alteraría hasta la década de los 90

Las guerras no solo se ganan en el campo de batalla, para lograr la victoria en un


conflicto es necesario disponer de abundantes recursos, materias primas, un gran
poderío industrial y una mano de obra capaz de satisfacer las necesidades del Ejército y
de la población. Es por ello por lo que en la Segunda Guerra Mundial la Economía fue
un factor decisivo y la lucha por el acceso a los recursos fue clave.

En definitiva, la recesión económica y la crisis financiera son la consecuencia del tipo


de industrialización predominante durante este siglo. Esta industrialización se basó en
un patrón tecnológico en el cual la rama metalmecánica -en especial la automotriz- y la
industria bélica fueron elemento central. El petróleo, que sustituyó al carbón como
energía fundamental, está directamente asociado a ese modelo de desarrollo. El Estado,
interviniendo para crear espacios privilegiados de valorización de los capitales a través
de diversos mecanismos de regulación y el crédito, sosteniendo la demanda, han jugado
un papel decisivo.

La industria electrónica, en especial la microelectrónica, es desde hace años la aspirante


a reemplazar a la metalmecánica como motor del proceso de acumulación de capital,
pero hasta el momento, no ha demostrado capacidad para conseguirlo. Su desarrollo
requiere más intensidad de capital y genera menor empleo que la metalmecánica. El
tránsito del viejo al nuevo patrón tecnológico se plantea como antagónico con la elevada
concentración de capital que está sosteniendo el sistema financiero, cuya crisis es
herencia del viejo modelo. También enorme fue el coste monetario. La gran parte del
dinero se perdió invirtiendo en armamento o endeudándose las naciones con terceras a
cambio de la obtención de favores. Por otro lado, el oro de los países ocupados por el
Eje o la URSS fue embargado, no volviéndose a saber más de ello en la mayoría de los
casos.

No se saneó la economía mundial hasta el anuncio del Plan Marshall en 1947, un


programa de donación de crédito estadounidense para la recuperación económica de
Europa. Los países que se beneficiaron de ello, acelerando su reconstrucción fueron
Gran Bretaña, Francia, Italia, Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Noruega, Suecia,
Dinamarca, Alemania Occidental, Austria, Grecia, Portugal, Suiza, Irlanda, Islandia y
Turquía.

Si hay un recurso que fue vital en la Segunda Guerra Mundial, es el petróleo, pues era
imprescindible para obtener gasolina y plásticos. Los aliados disponían de abundantes
reservas de petróleo y la geografía les favorecía, a lo que había que añadir que las
principales compañías petroleras eran estadounidenses y británicas. Por su parte, la
Unión Soviética contaba con importantes yacimientos y producía el 10% del petróleo
mundial.

Por eso, no pocos sectores vinculados a la industria bélica y electrónica han considerado
la guerra como "solución" a la crisis. En el conflicto del Golfo Pérsico, la tecnología
electrónica se constituyó desde un primer momento en la clave militar. Aspecto para
considerar es que la industria de la electrónica está dominada por capitales
estadounidenses y japoneses, por ese orden. En buena medida, las alzas de las bolsas de
Japón y Estados Unidos en el primer día de la guerra se explican por el impulso que ésta
y otras industrias tendrían gracias al conflicto. (No debe olvidarse que la informática
surgió de aplicaciones militares en la Segunda Guerra Mundial).

Conviene destacar que no hace falta citar a políticas de principios de siglo para asociar
la guerra con la recuperación económica capitalista. John Walker y Harold Vatter,
profesores de economía estadounidenses, han destacado que los años de mayor auge
económico de Estados Unidos, han sido los de la Guerra Mundial, los de la Guerra de
Corea y la mayor parte de los de la Guerra de Vietnam. Podríamos añadir, además, que
fueron las ventas de armamento y los préstamos a Francia y Gran Bretaña durante la
Segunda Guerra Mundial los elementos que posibilitaron a Estados Unidos alcanzar la
hegemonía mundial al final de esta.

Ciudades, industrias, nudos ferroviarios y carreteras quedaron seriamente dañados. Se


calcula que Europa perdió aproximadamente el 50% de su potencial industrial. El sector
agrícola también se vio afectado; se perdieron cosechas enteras, y el hambre, erradicada
en Europa desde el siglo XVIII, apareció de nuevo.

Por contra, la economía estadounidense salió reforzada y experimentó un


espectacular auge, especialmente en su sector industrial, con un crecimiento del
producto interior bruto en torno al 10% anual. El país americano se había convertido en
el mayor proveedor de productos manufacturados a los aliados, a quienes había
concedido importantes sumas de dinero en forma de créditos. En 1945 era acreedor de
la mayoría de los estados y controlaba dos tercios del total de las reservas mundiales de
oro. Su hegemonía como potencia industrial, financiera y agraria se impuso sin
discusión, superando a la de su principal oponente, la URSS.

Las economías de los países involucrados estaban a borde de la bancarrota y


enfrentaban problemas de abastecimiento de comida, de vivienda y de trabajo a sus
ciudadanos. Los déficits presupuestarios, la devaluación de las monedas nacionales y la
inflación eran el pan de cada día.

Para dar un soporte estructural a su dominio económico los E.U. diseñaron nuevas
instituciones financieras y comerciales y trazaron las reglas de la economía
internacional con la creación de organismos como el Banco Mundial (BM) y el Fondo
Monetario Internacional (FMI) en Bretton Woods (1944). Para reconstruir a Europa y
aumentar su influencia en el continente los E.U. idearon el Plan Marshall y en el caso de
Japón se consideró que la ocupación directa fuera la mejor solución para asegurar sus
intereses económicos. En el período posterior a la Primera Guerra Mundial se dio una
cooperación muy estrecha, abierta y oculta, el entrelazamiento de capitales accionarios
entre empresas estadounidenses y alemanas. Es bien conocida la firme conexión de la
IG Farbenindustrie con los estadounidenses, en particular, no sin la participación de los
conocidos hermanos Dulles. La cooperación fue directa y, por otra parte, se mantuvo
incluso durante la Segunda Guerra Mundial. Era una poderosa empresa química, que
jugó un papel muy importante en la cooperación entre Estados Unidos y Alemania en el
campo de la construcción de automóviles y tractores, productos químicos, incluyendo
municiones, petróleo sintético y caucho.

Precisamente fueron los americanos quienes promovieron el “Plan Dawes” que sugiere
préstamos a Alemania para que pueda pagar las reparaciones correctamente. El plan
acercó a Alemania y los Estados Unidos, permitiendo aumentar la presencia del capital
norteamericano. El papel de muchas personas conocidas, incluido el padre del futuro
presidente John F. Kennedy, también fue importante.

La guerra constituyó un esfuerzo económico centralizado, repitiendo las pautas de la


primera, pero a una escala mucho mayor. Los grandes contendientes —entre los que no
estaba Francia, que fue ocupada fulminantemente por las tropas alemanas—: Alemania,
el Reino Unido, Italia y la URSS, más Estados Unidos y Japón fuera de Europa, trataron
de centralizar férreamente todas sus operaciones y destinaron al esfuerzo bélico una
proporción de los recursos nacionales (del PIB) netamente superior a la que habían
dedicado durante la primera gran guerra. La fuerte movilización militar y económica
tensó al máximo las capacidades productivas de todos los países implicados. De hecho,
el paro, que aún coleaba como una herencia de la gran depresión, desapareció por
completo por efecto de la movilización bélica. El PIB no aumentó en el conjunto de
Europa, aunque sí en los países beligerantes que no sufrieron la ocupación militar. El
caso más extremo es el de Estados Unidos. En cambio, la ocupación nazi implicaba una
desviación del esfuerzo productivo hacia finalidades, usualmente militares, definidas
por el alto mando alemán. El cuadro siguiente pone de manifiesto la diversidad de las
trayectorias de los países contendientes.

Entre las principales consecuencias económicas de la Segunda Guerra Mundial hay que
destacar: la destrucción de Europa y la consolidación de los E.E.U.U. como potencia.

- La Destrucción de Europa:

Las pérdidas humanas y el costo total de la guerra no han podido ser calculadas con
exactitud. Se especula que los gastos llegaron a un billón de dólares, a los que hay que
añadir las fabulosas pérdidas en los destrozos de las propiedades públicas y privadas,
especialmente en el continente europeo, cuyas ciudades y campos de cultivo quedaron
destruidos. También Hiroshima y Nagasaki en Japón, fueron destruidas y prácticamente
desaparecieron.

La economía y las finanzas en estos países quedaron desorganizadas y sin miras de


solución. La producción disminuyó. No había capitales. Los déficits presupuestarios
eran grandes. El desempleo iba en aumento. El descontento, las manifestaciones y las
huelgas se hicieron sentir por todas las ciudades europeas.

- La Consolidación de los Estados Unidos como Potencia:

La posguerra no acarreó ningún problema a este país. Por el contrario, su adelanto


económico y tecnológico experimentó un desarrollo extraordinario, que lo coloca como
la primera potencia en el Mundo.

Aparte de estas dos grandes consecuencias, durante el conflicto, las industrias se


dedicaron a la producción masiva de armamento y material de guerra. A partir de 1945
la reconversión de estas industrias fue difícil: en la URSS y EE.UU. subsistió
una industria militar permanente que sostendrá, en el futuro, la carrera de armamentos.

Los grandes contendientes —entre los que no estaba Francia, que fue ocupada
fulminantemente por las tropas alemanas—: Alemania, el Reino Unido, Italia y la
URSS, más Estados Unidos y Japón fuera de Europa, trataron de centralizar férreamente
todas sus operaciones y destinaron al esfuerzo bélico una proporción de los recursos
nacionales (del PIB) netamente superior a la que habían dedicado durante la primera
gran guerra. La fuerte movilización militar y económica tensó al máximo las
capacidades productivas de todos los países implicados. De hecho, el paro, que aún
coleaba como una herencia de la gran depresión, desapareció por completo por efecto de
la movilización bélica. El PIB no aumentó en el conjunto de Europa, aunque sí en los
países beligerantes que no sufrieron la ocupación militar. El caso más extremo es el de
Estados Unidos. En cambio, la ocupación nazi implicaba una desviación del esfuerzo
productivo hacia finalidades, usualmente militares, definidas por el alto mando alemán.
El cuadro siguiente pone de manifiesto la diversidad de las trayectorias de los países
contendientes. Las potencias del Eje habían realizado el grueso de su preparación para
la guerra antes de la misma. Alemania se esforzó al máximo para aumentar su PIB, pero
sus resultados fueron muy discretos. Peores fueron los japoneses, y aún más
decepcionantes los italianos, aunque en este último caso hay que tener en cuenta que
Italia pasó a ser un país ocupado a partir del verano de 1943. El esfuerzo bélico nazi
debe ser apreciado juntamente a dos otros elementos: el de sus aliados filos fascistas y
el de los países ocupados. Los países aliados del Eje mantuvieron, a trancas y barrancas,
el nivel del PIB de preguerra. Los más próximos a Alemania, como Austria (que no era
realmente un aliado, sino que fue anexionada por Alemania), lo consiguieron a lo largo
de la guerra y sólo se hundieron el último año, con la ocupación aliada. Bulgaria y
Hungría, dos ejemplos de aliados tardíos, 383 lograron resistir la caída del PIB mucho
mejor que los países ocupados. Éstos, la evolución de cuyo PIB está descrita en la parte
intermedia del cuadro, tuvieron una trayectoria desastrosa. Los que llegaron a un mejor
modus vivendi con el invasor, como Noruega, se limitaron a caídas máximas del PIB
del 17 por 100. Dinamarca, Holanda y Bélgica sufrieron caídas superiores al veinte por
100. Dinamarca, que llegó a caer un 22,5 por 100 en 1941 se fue recuperando después
en la medida que no resulto conflictiva para Hitler. Holanda y Bélgica empeoraron su
trayectoria cada año. En 1943 ya estaban un veinticinco por 100 por debajo de su PIB
de 1939. Mientras Bélgica, liberada y administrada por los aliados tempranamente,
remontó en 1944, Holanda sufrió duramente la guerra en 1944 y llegó a hundirse a la
mitad de su PIB prebélico. Francia sufrió, año tras año, más que los anteriores; la
ocupación y la guerra sumieron en el caos y la destrucción el noroeste de su territorio.
Como en los demás países, la ocupación significó desorganización, sabotajes y desvío
de recursos productivos (material de transporte, maquinaria, materias primas,
trabajadores) hacia Alemania, de modo que el aumento del PIB alemán se obtuvo, en
buena medida, vía explotación de países ocupados. El esfuerzo bélico consumía
enormes recursos, y esquilmaba una extensión creciente de territorio, y con una
intensidad cada vez mayor. En algunos países —los escasos datos de Grecia lo muestran
— la explotación y el caos fueron profundos, llevándose por delante dos tercios del PIB.

Consecuencias materiales
La Segunda Guerra Mundial superó claramente a la Primera, tanto por la duración y la
intensidad de los combates como por las pérdidas humanas y los recursos que se
utilizaron: participaron 72 Estados, fueron movilizados 110 millones de hombres, el
coste económico de la guerra fue cuantiosísimo y hubo más de 40 millones de muertos.
El panorama de las destrucciones materiales era también desolador; numerosas
viviendas y otras construcciones fueron destruidas. Las comunicaciones (puertos,
ferrocarriles, puentes y viaductos) y las grandes ciudades sufrieron los daños mayores.
Alemania perdió 20% de sus viviendas y Gran Bretaña 9%, a causa de los bombardeos
que afectaron también numerosas fábricas. En Francia, Italia y Alemania, aparte de
ciertos sectores como el de la siderurgia, las instalaciones industriales habían sufrido
menores daños; en las naciones de tradición industrial lo que impediría la recuperación
sería la falta de materias primas y recursos financieros.

Pero fue en la Europa oriental donde las destrucciones alcanzaron mayor magnitud: en
la Unión Soviética 17.000 ciudades y 70.000 pueblos fueron arrasados y, en conjunto,
este país perdió más de 20% de su potencial industrial e incalculables daños en la
agricultura y la ganadería. Polonia quedó arruinada, casi no quedaba edificio en pie,
había perdido más de un tercio de su capacidad de producción y se encontraba al borde
de la hambruna. En Yugoslavia, pueblos y campos quedaron destruidos y el país había
perdido aproximadamente 38% de su capacidad productiva.

La Unión Soviética, a pesar de las grandes pérdidas materiales y humanas que sufrió por
el conflicto, salió muy fortalecida. El campo socialista se extendió a los países de
Europa Central y oriental, y la Unión Soviética se convirtió en su centro dirigente. La
Revolución China estaba en curso y tampoco se haría esperar. Los próximos años
mostrarían la intensidad de dicho enfrentamiento.

Desastrosas fueron las pérdidas materiales en todo el Planeta Tierra. Las ciudades
estaban destruidas, los pueblos y aldeas arrasados, los campos quemados y los bosques
chamuscados. La industria había reducido su capacidad de producción a niveles
mínimos, muchos yacimientos de materias primas habían desaparecido y las zonas de
cultivo estaban convertidas en ceniza. Incendiados resultaron cuantiosos pozos de
petróleo y oleoductos, siendo también intransitables los medios de transporte como las
carreteras o vías de ferrocarril. Toda las finanzas extranjeras y la moneda nacional de
cada país se devaluaron mundialmente a límites inimaginables. Con todo este panorama
era evidente el gigantesco desastre económico que hacía morirse de hambre a una gran
parte de las naciones del mundo.

Arrasado al completo quedó el oeste de la Unión Soviética, siendo 77.000 ciudades o


aldeas destruidas, las principales industrias desmanteladas y gran parte del petróleo
quemado, de hecho, únicamente el país siguió adelante gracias a las nuevas fábricas de
Asia Central y los Urales que iniciaron una nueva etapa industrial. En Polonia el ámbito
urbano era inexistente, pues todas sus ciudades desaparecieron prácticamente. Alemania
y Japón quedaron económicamente destrozadas y casi sin ninguna de sus ciudades en
pie; solamente la mentalidad trabajadora de estos dos pueblos hizo posible una rápida
reactivación económica que impidió la caída en una hambruna.

Ciudades de Europa y Asia fueron arrasadas al 100%, como el caso de Alemania en


Dresde y Colonia, en Polonia de Varsovia, en la Unión Soviética de Stalingrado y
Kharkov, en Gran Bretaña de Coventry, en Francia de Caén, en Rumanía de Ploiesti, en
Italia de Cassino o en Japón de Hiroshima y Nagasaki pulverizadas por las bombas
atómicas. Otras metrópolis quedaron casi destruidas como Leningrado en Rusia, Berlín
y Hamburgo en Alemania, Tokyo y Osaka en Japón, Manila en Filipinas, Falaise en
Francia, Beijing en China, Darwin en Australia, Budapest en Hungría y Rangún en
Birmania. Muchas otras ciudades sufrieron daños muy graves y destrucciones como
Londres, Dover, Southampton, Plymouth, Liverpool, Manchester y Belfast en Gran
Bretaña; Düsseldorf, Meckelenburgo, Munich, Viena, Nuremberg y Hessen en
Alemania; Yokohoma, Kobe, Fukuoka o Kure en Japón; Sevastopol, Minsk, Kíev o
Moscú en la Unión Soviética; o Milán y Génova en Italia. De menor gravedad fueron
las destrucciones de Heilsinki en Finlandia, Diego Suárez y Sidney en Australia, Imphal
y Kohima en India, Shangai y Changde en China, Vancouver en Canadá, Tobruk en
Libia, Mogadiscio en Somalia, Arnhem y Rotterdam en Holanda, Bruselas y Bastogne
en Bélgica, Cracovia y Lödz en Polonia, Bagdad y Bassora en Irak, Praga en Chequia,
Bratislava en Checoslovaquia, Narvik en Noruega, Bangkok en Thailandia, Belgrado en
Serbia, Zagreb en Croacia, Ljubliana en Eslovenia, Pogdorica en Montenegro,
Kasserine en Túnez, Atenas en Grécia, Sofia en Bulgaria, Haifa y Tel Aviv en Palestina,
Addis Abebba en Etiopía o la Valetta en Malta.

Para el conjunto del conflicto de 1939-1945, tanto en Europa como en Asia, las cifras de
pérdidas humanas son impresionante, las mayores que una guerra haya producido en
toda la historia. En total se calculan 55 millones, 25 millones de cuales era militares y el
resto civiles, sin contar 5 millones de judíos asesinado en el Holocausto ocasionado por
los Nazis. Pero esto es sólo una estimación aproximada, las destrucciones de registros
civiles por bombardeos aéreos, la confusión provocada por los traslados de población –
que imposibilita distinguir entre fallecido y desaparecidos- y la pérdida de parte de la
documentación han impedido un mayor acercamiento a la cifra real de los muertos.

Desaparecieron ciudades, vías férreas, carreteras, puentes y plantas industriales, así


como se afectaron los campos más fértiles.

Alemania debió aceptar la rendición incondicional y los aliados dividieron su territorio


en cuatro zonas de ocupación (norteamericana, inglesa, francesa y soviética). La ciudad
de Berlín, situada en la zona rusa, también fue dividida en cuatro zonas de ocupación. El
tratado de paz firmado entre los E.E.U.U. y algunos de sus aliados con Japón, no fue
suscripto por la U.R.S.S.

Durante la Segunda Guerra Mundial tuvieron lugar algunos de los episodios más
cruentos de la historia de la humanidad. Se calcula que en total fallecieron entre 50 y
100 millones de personas, 400.000 de ellas en Reino Unido. Los daños materiales
fueron también devastadores, como se puede apreciar en las imágenes de grandes
núcleos urbanos reducidos a escombros. Sin embargo, lo que no se sabía hasta ahora es
que esos daños pudieron darse también muy lejos de la superficie terrestre, en una capa
de la atmósfera situada a unos 300 kilómetros de altitud.

Esta es la conclusión del estudio que acaba de publicar en Annales Geophysicae un


equipo de investigadores de la Universidad de Reading, en Reino Unido. En él, analizan
cómo afectaron las ondas de choque generadas por las explosiones de las bombas a la
cantidad de electrones presentes en la ionosfera. Sus conclusiones son de gran interés
para comprender la magnitud real de los daños ocasionados por los bombarderos. Pero
eso no es todo, ya que también pueden extrapolarse a la actualidad para comprender
cómo afectarían a la atmósfera impactos artificiales, como el de entonces, o naturales,
como los causados por rayos, erupciones volcánicas o terremotos.

El alcance casi planetario del teatro de operaciones bélicas y la duración del conflicto
explican que la movilización de recursos humanos (probablemente más de 100 millones
de ciudadanos de unos 60 países) y materiales no tuviera precedentes. A ello contribuyó
también la aplicación generalizada de los avances técnico-científicos al armamento
(aviación, carros de combate, cohetes autopropulsados, bombas atómicas, etc.). El coste
directo del conflicto en gastos militares se ha calculado en un billón de dólares de la
época; esto es, algo así como cinco veces el producto anual de los EEUU, la mayor
economía mundial por entonces. Se trata de una estimación claramente a la baja, pues
no incluye el valor de las viviendas, instalaciones industriales e infraestructuras de
transporte (carreteras, vías férreas, etc.) destruidas. Tampoco se tiene en cuenta otros
costes (financieros, pensiones, etc.). Durante la fase de máxima actividad militar, algo
más de un tercio del producto mundial se destinaba a fines bélicos. La victoria de los
Aliados frente al Eje se debió en buena medida a la superioridad económica
norteamericana. La intensidad del esfuerzo bélico realizado por los EE UU es puesta de
manifiesto por los siguientes datos: en 1945, el gasto militar del gobierno federal
equivalía al 37,5% del PIB y al 89,5% del gasto total. Los préstamos de EEUU a Gran
Bretaña y la URSS también resultaron decisivos para la victoria aliada

Las consecuencias atmosféricas de la guerra


Las ondas de choque afectaron a la concentración de electrones de la ionosfera, a unos
300 kilómetros de la superficie terrestre

Para realizar el estudio, estos investigadores, procedentes de los departamentos de


Meteorología e Historia de la Universidad de Reading, se ayudaron de datos extraídos
del Centro de Investigación de Radio de Slough, en Reino Unido. Concretamente, se
centraron en los cambios del registro de respuesta de la ionosfera en torno a 152 grandes
ataques de las fuerzas aliadas, llevados a cabo entre 1943 y 1945.

La ionosfera es una capa de la atmósfera terrestre que se encuentra ionizada


permanentemente con motivo de los efectos de las radiaciones solares. Una de sus
propiedades más importantes es que refleja las ondas de radio procedentes de la Tierra,
facilitando que éstas puedan viajar a grandes distancias. Por eso, cualquier
comportamiento anómalo podría afectar a la respuesta de tecnologías tales como las
comunicaciones de radio, el GPS, los radiotelescopios o algunos radares de alerta
temprana.

Estas perturbaciones normalmente serían generadas por una actividad solar inadecuada,
aunque también podrían tener otros orígenes. Al menos esa era la teoría de estos
investigadores, que quisieron analizar si las ondas de choque generadas por las bombas
podrían producir un efecto similar. Y así fue, ya que comprobaron que la concentración
de electrones en las zonas de la ionosfera situadas sobre los puntos en los que estallaron
las bombas disminuía notablemente. Las causas no están claras, aunque se cree que
podrían estar relacionadas con un sobrecalentamiento de la atmósfera superior.

Aviones más potentes, bombas más grandes


Los aviones de cuatro motores de los aliados estaban dotados para portar bombas
mucho más pesadas que los alemanes, que solo contaban con dos motores. Un gran
ejemplo de ello es la Grand Slam, que con sus diez toneladas se convirtió en la bomba
más pesada de todas las que se lanzaron durante la Segunda Guerra Mundial. Por lo
tanto, no resulta extraño que fuesen precisamente los pilotos de los bombarderos aliados
los que reportaron que incluso los propios aviones se veían dañados después del
impacto de las bombas, a pesar de estar volando muy por encima de la altura
recomendada. También son más que conocidos los daños que generaron las ondas
expansivas en las inmediaciones de la explosión. Sin embargo, nadie pensó en los
efectos que esto puedo tener en la ionosfera y, ¿quién sabe?, quizás también en los
mecanismos de comunicación por radio empleados durante la contienda.

Las consecuencias que hoy en día puede tener el deterioro de esta capa de la atmósfera
sobre este tipo de tecnologías son bastante preocupantes, de ahí la importancia de este
estudio. Ahora, los investigadores tienen dos retos por delante. Por un lado, comprobar
si impactos naturales, como los rayos, las erupciones volcánicas o los terremotos pueden
generar efectos similares. Por otro, analizar si los bombardeos de los alemanes, con
bombas mucho más pequeñas, generaron también algún tipo de perturbación. Esto les
permitiría detectar cuál es la energía explosiva mínima capaz de afectar a la ionosfera.

Consecuencias demográficas
La Segunda Guerra Mundial ha sido el conflicto que más víctimas ha provocado en la
historia de humanidad. Por su causa perdieron la vida aproximadamente 54 millones de
personas, a los que hubo que sumar 65 millones de heridos (entre ellos, 35 millones
graves), y 3 millones de desaparecidos...

A diferencia de otras guerras, la mayoría de los afectados fueron civiles no


combatientes (98% en Polonia). Las razones de ello se debieron
los bombardeos masivos perpetrados sobre grandes núcleos urbanos, la desnutrición,
las enfermedades, y el lanzamiento de las bombas nucleares sobre Japón. El empleo de
un armamento altamente sofisticado incrementó el número de caídos en los frentes de
batalla. La política nazi de creación de campos de concentración y exterminio produjo
millones de muertos, especialmente entre las minorías raciales consideradas inferiores,
como la judía y la gitana. Estas cifras solo son un pequeño ejemplo de la magnitud de la guerra, y
durante este periodo la población de los países involucrados, ya no producían siquiera productos para su
propia alimentación, ya que se prestaba más atención a tratar de ganar la guerra que a poder mantener la
alimentación de la población, esto provoco que se dieran hambrunas en estos países. Pero la segunda
guerra mundial también tuvo efectos positivos, por ejemplo, durante este periodo hubo un desarrollo
tecnológico impresionante, se inventaron medios de transporte más sofisticados, armamento con mejor
tecnología, y esto marco una nueva forma de vida. En cuanto a los efectos sociales, la segunda guerra
significó el inicio de la participación de la mujer en la economía y en la vida política, fue a partir de
entonces cuando se empezó a reconocer el papel de la mujer en la sociedad. Por ejemplo, en los países
involucrados en la guerra, la población quedó compuesta mayoritariamente por mujeres, ancianos y
niños; ya que los hombres se habían ido a la guerra, esto provoco que la población económicamente
activa se viera mermada.

En términos geográficos, el mayor número de víctimas lo experimentó Europa oriental.


Especial significado adquirieron los 21 millones de muertos de la Unión Soviética (10%
de la población) o los 5 millones de Polonia (20% del total de sus habitantes). En
Asia, China perdió 13 millones de personas, la mayor parte como consecuencia del
hambre y las enfermedades. Por contra, Estados Unidos, a pesar de su participación en
todos los escenarios de guerra, cosechó aproximadamente 300.000 víctimas, un número
significativamente bajo si se compara con el de otros contendientes. Igual sucedió
con Canadá y Australia. Ello se debió fundamentalmente a que sus territorios nacionales
no fueron escenario de combates. Estas cifras solo son un pequeño ejemplo de la magnitud de la
guerra, y durante este periodo la población de los países involucrados, ya no producían siquiera
productos para su propia alimentación, ya que se prestaba más atención a tratar de ganar la guerra que a
poder mantener la alimentación de la población, esto provoco que se dieran hambrunas en estos países.
Pero la segunda guerra mundial también tuvo efectos positivos, por ejemplo, durante este periodo hubo
un desarrollo tecnológico impresionante, se inventaron medios de transporte más sofisticados,
armamento con mejor tecnología, y esto marco una nueva forma de vida. En cuanto a los efectos
sociales, la segunda guerra significó el inicio de la participación de la mujer en la economía y en la vida
política, fue a partir de entonces cuando se empezó a reconocer el papel de la mujer en la sociedad. Por
ejemplo, en los países involucrados en la guerra, la población quedó compuesta mayoritariamente por
mujeres, ancianos y niños; ya que los hombres se habían ido a la guerra, esto provoco que la población
económicamente activa se viera mermada.

No hay unanimidad en el balance de pérdidas humanas. Ahora bien, todas las


estimaciones arrojan resultados escalofriantes. Al menos 16 millones de militares y 26
de civiles fallecieron a causa del conflicto. La factura se vio incrementada por el
elevado número de heridos y discapacitados permanentes. los países con pérdidas
humanas más elevadas fueron la URSS, China y Alemania. sin embargo, las dos
primeras posiciones las ocupan Polonia y Lituania. Asia, que, relativamente, había
tenido pocas víctimas durante la Gran Guerra, sufrió también intensamente los horrores
de una guerra que tuvo consecuencias mucho más lesivas para la población civil que
ninguna otra anterior. Campos de exterminio de minorías étnicas (judíos, gitanos y
otros) y bombardeos aéreos masivos de ciudades –bombas atómicas en Hiroshima y
Nagasaki incluidas- y de centros industriales constituyeron trágicas novedades que
incrementaron sustancialmente la mortalidad de la población no combatiente. El
desplazamiento forzoso de millones de personas, principalmente en Europa, vino a
añadir dramatismo al desolador panorama al que se enfrentaban los supervivientes de la
Segunda Guerra Mundial
Numerosas ciudades, como Hiroshima, Nagasaki, Dresde, Stalingrado,
Varsovia, Coventry, etc., fueron arrasadas, ocasionando el desplazamiento forzoso de
millones de personas. La alteración de las fronteras y la política de reubicación
planificada por los estados agravaron la situación. En total se calcula que unos 40
millones de personas hubieron de desplazarse forzosamente de su lugar de residencia
anterior a la guerra, dando lugar en muchos casos a un cambio radical en el mapa étnico
de vastas áreas, especialmente de Europa Central. Un claro ejemplo de esos cambios fue
la creación del Estado de Israel (1947), que acogió a judíos apátridas procedentes de
toda Europa.

Por añadidura, la natalidad sufrió un notable descenso que repercutió en


la merma generalizada de la población.

La Segunda Guerra Mundial ha sido el conflicto que más víctimas ha provocado en la


historia de humanidad. Por su causa perdieron la vida aproximadamente 54 millones de
personas, a los que hubo que sumar 65 millones de heridos, y 3 millones de
desaparecidos.

A diferencia de otras guerras, la mayoría de los afectados fueron civiles no


combatientes, debido a los bombardeos masivos sobre grandes núcleos urbanos, la
desnutrición, las enfermedades, y el lanzamiento de las bombas nucleares sobre Japón.
El empleo de un armamento altamente sofisticado incrementó el número de caídos en
los frentes de batalla. La política nazi de creación de campos de concentración y
exterminio produjo millones de muertos, en términos geográficos, el mayor número de
víctimas lo experimentó Europa oriental.

Numerosas ciudades fueron arrasadas, ocasionando el desplazamiento de millones de


personas.

Desde un punto de vista demográfico, la Segunda Guerra Mundial fue la mayor


catástrofe de la historia, pues significó la muerte de unos 60 millones de hombres,
incluida en esta cifra la población civil. El país más castigado fue Rusia, ya que el
número de muertos en la contienda superó los 20 millones. Alemania perdió 7 millones
de hombres, Polonia, 6 millones; Japón, 2 millones. Los países occidentales fueron
afectaos en menor intensidad. El total de víctimas no puede ser atribuido únicamente a
las operaciones militares en los distintos frentes, pues también abundaron las víctimas
entre la gran masa de población, ancianos, mujeres y niños, en la retaguardia sufrieron
las consecuencias del hambre, las epidemias y, en numerosas ocasiones, los
bombardeos. También deben incluirse las personas que sufrieron deportaciones y
persecuciones. En 1945 se descubrieron los campos de concentración nazis, donde
hallaron la muerte unos 6 millones de judíos, aparte de los 7 millones que fueron
deportados. A las deportaciones hay que añadir los movimientos migratorios originados
por los constantes cambios territoriales: la guerra se extendió a 60 países de cinco
continentes y de ellos 24 fueron invadidos y unos 800 millones de personas sufrieron las
consecuencias de la guerra.
La segunda guerra mundial fue mucho más destructiva que la primera. El armamento
más moderno utilizado segó muchas más vidas (unos 16 millones de militares). Pero,
además, el enconamiento entre los adversarios fue mucho más profundo lo que puso en
marcha políticas de aniquilación sistemática de las poblaciones civiles, que acabaron
con la vida de otros 26 millones de personas. La más conocida consistió en los campos
de concentración, trabajo forzoso y exterminio ideados por los nazis. Pero no fue la
única. Los mismos nazis realizaron operaciones de exterminio in situ en múltiples
ocasiones. La ferocidad de la guerra involucró por completo a los no combatientes. Ahí
donde la guerra fue más cruenta las pérdidas de vidas fueron millonarias y afectaron
hasta un diez por 100 de toda la población (así fue en la URSS, Polonia, Alemania y
Yugoslavia).

Se nos suele ofrecer una visión de la II Guerra Mundial que se compone sobre todo de
escenas de batallas terrestres y navales Stalin grado, El Alamein, Normandía, Midway,
protagonizadas por tanques, aviones, acorazados o submarinos. Pero si tomamos en
cuenta lo que la guerra significó en términos de su coste en vidas humanas, que se cifra
en torno a los 70 millones, su historia se transforma por completo.

Lo primero que sorprende es descubrir que la supuesta contienda mundial fue, sobre
todo, una guerra entre alemanes y rusos: de los 20 millones de militares muertos, unos
16 millones corresponden a las pérdidas de los ejércitos soviético y alemán, mientras
que las de los ejércitos de Francia, Reino Unido y EEUU, sumadas, pasan muy poco de
un millón.

De los 20 millones de militares muertos, 16 eran de los ejércitos soviético y alemán

Más importante aún es percatarse de que una de las características que distinguen esta
guerra de las que se produjeron anteriormente en la Historia es el hecho de que hubo
muchas más muertes civiles que militares: por lo menos dos de cada tres de los
fallecidos en la guerra fueron hombres, mujeres y niños asesinados al margen de
cualquier proceso legal, aniquilados en campos de internamiento o de trabajo, o
víctimas del hambre causada por la contienda.

Las batallas nos ofrecen espectáculos terribles: los 60.000 soldados alemanes muertos
en Stalin grado y la destrucción producida en Kursk, la mayor batalla de todos los
tiempos, en la que participaron millones de hombres, 13.000 tanques y 12.000 aviones.
Jrushchov, que recorrió aquel campo días más tarde, recordaría toda su vida los
centenares de tanques que empezaban a oxidarse bajo el sol del verano, después de
haber ardido con sus tripulaciones dentro, y el olor a muerte que se extendía por todos
lados. O la última gran batalla de la guerra, la de Okinawa, donde murieron 70.000
soldados japoneses y 12.000 norteamericanos y donde perecieron también más de
100.000 de los habitantes de la isla, atrapados entre el fuego de ambos bandos.

Investigadores nipones experimentaron armas bacteriológicas en los presos chinos


Y, sin embargo, estos no son más que episodios menores en comparación con las dos
mayores carnicerías de la guerra, que fueron el holocausto nazi y el más olvidado, pero
no menos atroz, de los japoneses en su intento de conquista del continente asiático.

En el caso de los nazis, se habla siempre de los cerca de seis millones de judíos
exterminados, pero se suele olvidar que no fueron las únicas víctimas, sino que hay que
incluir, entre otros, a más de tres millones de prisioneros de guerra soviéticos que fueron
internados en reductos vigilados, sin alimentos para sobrevivir. La Guía del
Holocausto de la Universidad de Columbia admite que, en una definición amplia, se
puede considerar que las víctimas del holocausto nazi fueron unos 17 millones.

Mientras los crímenes nazis recibieron amplia publicidad al término de la guerra, no


sucedió lo mismo con los de Japón, a quien se atribuyen de 20 a 30 millones de víctimas
civiles, en especial de etnia china, pero que se benefició de una ocultación que
favorecieron los norteamericanos, interesados en conseguir su colaboración en la Guerra
Fría.

En comparación con la amplia difusión de lo sucedido en campos como el de


Auschwitz, se habló mucho menos de las atrocidades cometidas por los japoneses con
los prisioneros de guerra y los civiles en los cruceros de la muerte y en unos campos de
concentración en que se les obligaba a trabajos agotadores. O se habló mucho más de
Mengele que del general Ishii Shiro, que dirigía el centro de investigación de armas
bacteriológicas de Pingfan, cerca de Harbin (en Manchuria), conocido como 'unidad
secreta 731', donde un millar de investigadores japoneses experimentaron armas
bacteriológicas con los presos chinos y practicaron la vivisección sin anestesia en seres
humanos. Se decidió echar tierra sobre las responsabilidades de quienes habían
participado en esta infamia y se le ofreció inmunidad a cambio de los resultados de sus
investigaciones.

Para satisfacer las demandas de venganza, se escenificó en Alemania una representación


de castigo en el proceso de Núremberg, que dictó 12 sentencias de muerte, al igual que
se hizo en otro proceso similar en Tokio. Pero la realidad fue que hubo poco empeño en
castigar a los que habían cometido estos crímenes. Muchas sentencias de muerte a
miembros de la Gestapo o de las SS fueron conmutadas al poco tiempo, de modo que
algunos estaban a los pocos años en cargos directivos de las grandes empresas
alemanas. Y los industriales, que se habían beneficiado explotando inhumanamente a
los trabajadores esclavos, salieron bien librados. En especial los japoneses, que se
niegan todavía hoy a pagar ninguna indemnización, alegando, como hace Mitsubishi,
que es discutible afirmar que los japoneses invadieran China y que esta compleja
cuestión debe dejarse para que la aclaren en el futuro los historiadores (en 2008 el
general Tamogami, jefe de la fuerza aérea japonesa, sostuvo públicamente que la
ocupación de territorios asiáticos la habían hecho para liberarlos del imperialismo
occidental).

Pero la existencia de estos casos de impunidad, de los que se beneficiaron sobre todo las
clases dirigentes, no implica que la derrota no causara numerosas víctimas, de las que
no se suele hablar y que no se agregan a las listas de las de guerra, como en estricta
justicia debería hacerse. El mayor de los daños sufridos por los derrotados fue, en
Europa, el del desplazamiento de civiles, en especial de alemanes, no sólo de las tierras
ocupadas después de la conquista nazi, sino de regiones en que sus familias vivían
desde hacía mucho tiempo. Todo comenzó con la despavorida marcha hacia el oeste de
los que habitaban en la Prusia oriental, en Pomerania y en Silesia, ante el avance de los
ejércitos rusos. En el verano de 1945, apenas acabada la guerra, cinco millones de
alemanes habían participado en esta fuga. Y ése era tan sólo el comienzo. Lo peor fue la
expulsión, en los tres años siguientes y de acuerdo con medidas aprobadas en Potsdam
por las potencias vencedoras, de otros siete millones de hombres y mujeres que
habitaban en Polonia, Checoslovaquia, Rumanía o Hungría.

El coste total en términos de vidas humanas de esta sangrienta posguerra europea, como
consecuencia de los malos tratos, violaciones, linchamientos y suicidios que sufrieron
los expulsados, en especial los que vivían en Polonia y Checoslovaquia, puede haber
sido de unos dos millones de civiles, sin contar otros tantos, o tal vez más, entre los
soldados presos en manos de los vencedores.

Japón se vio igualmente obligado a repatriar a cerca de siete millones, que no eran sólo
los soldados, sino los numerosos civiles que se habían instalado en Corea, Manchuria y
Taiwán.

Esta mirada hacia atrás sobre los costes humanos de la II Guerra Mundial debería no
sólo cambiar nuestra percepción del drama de esta guerra, sino hacernos más sensibles a
los costes humanos de la violencia que reina hoy en un orden mundial desquiciado, que
sigue cobrándose vidas humanas en los últimos 10 años, por ejemplo, unos cinco
millones en el Congo ante la indiferencia general.

Otras víctimas de persecución y asesinato fueron homosexuales, gitanos y


comunistas, así como artistas, intelectuales y todos aquellos a los que el gobierno
considerara una amenaza para la sociedad, incluyéndose hombres, mujeres y niños de
cualquier edad. También los discapacitados y las personas con trastornos mentales
fueron objetivo de eliminación.

Otros horrores como la experimentación médica con humanos y las vivisecciones


fueron cometidos también en el territorio ocupado por los nazis, así como gran multitud
de bombardeos a civiles por parte de ambos bandos.

Sin duda alguna los muertos fueron la consecuencia más grave de la Segunda Guerra
Mundial, pues ya no tenían ningún retorno. Más de 80 millones de personas perdieron la
vida en el conflicto, es decir, más de un 2% de la población mundial total. La Unión
Soviética se llevó la peor parte con 27.000.000 de muertos, la mitad civiles. China
perdió 15.000.000 de personas, quedando su cifra en segundo puesto. Alemania en la
guerra que inició tuvo 9.000.000 de muertos, una parte militares, otros civiles caídos en
los bombardeos y otra población expulsada de Europa Oriental. Polonia, país por el que
se empezó la contienda, descendió en porcentaje de habitantes más de un 20% con
5.000.000 de muertos. Al Japón el conflicto le costó más de 3.000.000 de víctimas
mortales, de las cuales muchas perecieron en los bombardeos o con las bombas
atómicas. Países con otras cifras de un millón de muertos cada uno fueron Yugoslavia,
India, Rumanía, Indonesia e Indochina. Otras naciones del Eje tuvieron elevadas cuotas
de caídos como Hungría 750.000 e Italia 600.000. Tanto la Francia Libre como la
Francia de Vichy sufrieron juntas 600.000 fallecidos por su patria. Estados Unidos no
fue bombardeado ni atacada su población civil, pero a pesar de todo 500.000 militares
murieron. Gran Bretaña por su parte perdió a 450.000 compatriotas. El resto de los
países de Europa como Holanda, Grecia, Finlandia, Bulgaria, Bélgica, Lituania,
Letonia, Estonia y Escandinavia sufrieron otros tantos centenares o decenas de miles de
muertos, lo mismo que el Sudeste Asiático y Oceanía. Por último, la población de
África encajó medió millón de fallecidos más.

CONCLUSION Y RECOMENDACIÓN
Se ha logrado el objetivo de la investigación, el cual es identificar las consecuencias
demográficas, económicas y materiales de la segunda guerra mundial.

La segunda guerra Mundial fue un violento conflicto en que se vieron implicados un


centenar de países de todo el mundo y provoco millones de muertes, puesto que fue más
violenta y destructiva que la primera guerra Mundial. Ya que hubo consecuencias
económicas, materiales y demográficas que afecto a cada país involucrado.
Las cifras solo son un pequeño ejemplo de la magnitud de la guerra y durante este
periodo la población de los países involucrados ya no producía siquiera productos para
su propia alimentación, ya que se prestaba total atención en ganar la guerra, trayendo
como consecuencia la hambruna en todos los países involucrados.

Se recomienda para futuras investigaciones estudiar sobre las consecuencias sociales de


la segunda guerra Mundial.

Webgrafía

Consecuencias económicas
(http://www.claseshistoria.com/2guerramundial/consecuencias-economicas.html)

Otra pagina (https://portalacademico.cch.unam.mx/alumno/historiauniversal2/unidad2/


segundaGuerraMundial/consecuenciasEconomicas)
Otra pagina
(https://ocw.ehu.eus/pluginfile.php/4665/mod_resource/content/1/Tema_6/Carreras-
La_segunda_guerra_mundial.pdf)

Consecuencias materiales
(http://grupo282elmundodespuesdelaguerra.blogspot.com/2013/03/perdidas-materiales-
humanas.html)

Consecuencias demográficas
(http://www.claseshistoria.com/2guerramundial/consecuencias-demograficas.html)

Otra pagina (http://javithebeast.wixsite.com/iiguerramundial/consecuencias-


demogrficas)

Otra pagina (http://recopilandoypensando.blogspot.com/2009/09/las-consecuencias-


demograficas-de-la.html)

Otra pagina
(https://ocw.ehu.eus/pluginfile.php/4665/mod_resource/content/1/Tema_6/Carreras-
La_segunda_guerra_mundial.pdf)

Biografía de Adolf Hitler (https://www.biografiasyvidas.com/biografia/h/hitler.htm )

Hitler (https://canalhistoria.es/perfiles/adolf-hitler/ )

OTRA Muerte de Hitler (https://es.wikipedia.org/wiki/Muerte_de_Adolf_Hitler )

ANEXO
INDICE
Agradecimiento

1. Introducción
1.1 Antecedente
1.2. Planteamiento del problema
1.3 Justificación del problema
1.4 Objetivo general
1.5 Objetivo especifico
1.6. Limites
1.7 Metodología utilizada
1.8 Materiales utilizados
1.9. Hipótesis
1.10. Variables
2. Desarrollo
2.1. Biografía de Adolf Hitler
2.2. Comienza la política
2.3. Muerte de Hitler
2.4. Consecuencias económicas
2.5. La destrucción de Europa
2.6. La consolidación de loa Estados Unidos como Potencia
2.7. Consecuencias Materiales
2.8. Las consecuencias atmosféricas de la segunda Guerra
2.9. Aviones más potentes, bombas más potentes
2.10. Consecuencias demográficas
3. Conclusión
4. Webgrafía
5. Anexos
5.1. Información adicional
5.2. Imágenes
5.3. Glosario de términos
Glosario De términos

Abigarrado: Que está compuesto de muchos elementos muy diversos, sin guardar orden
o conexión entre ellos. (https://es.thefreedictionary.com/abigarrada )

Añadidura: Indica que la acción del verbo al que acompaña ocurre además de otra
ya expresada. (https://es.thefreedictionary.com/a%C3%B1adidura )

Contienda: Lucha, enfrentamiento o discusión. (https://definicion.de/contienda/ )

Declive: Decadencia de una persona, objeto o construcción. Y, por otra parte, el


término declive es un sinónimo de decadencia. (
https://www.definicionabc.com/general/declive.php )

Déficit: Cantidad que falta a los ingresos para que se equilibren con los gastos.
(https://definicion.de/deficit/ )

Descenso: Trayecto desde una posición elevada a otra más baja


(https://es.thefreedictionary.com/descenso )

Hambruna: Escasez generalizada de alimentos básicos que padece una población de


forma intensa y prolongada (https://definicion.de/hambruna/ )

Impunidad: Circunstancia de no recibir castigo un delito o un delincuente


(https://concepto.de/impunidad/ )

Magnitud: Propiedad de los cuerpos que puede ser medida, como el tamaño, el peso o la
extensión (https://conceptodefinicion.de/magnitud/ )
Obsesión: Estado de la persona que tiene en la mente una idea, una palabra o una
imagen fija o permanente y se encuentra dominado por ella.
(https://definicion.de/obsesion/ )

Potencia: Poder y fuerza con que cuenta una persona, un grupo, una entidad o un estado,
especialmente en un determinado ámbito, para imponerse a los demás o para influir en
ellos o en el desarrollo de los hechos. (https://definicion.de/potencia/ )

Víctimas: Persona o animal que sufre un daño o un perjuicio a causa de determinada


acción o suceso. (https://es.thefreedictionary.com/v%C3%ADctimas )
Webgrafía

Consecuencias económicas
(http://www.claseshistoria.com/2guerramundial/consecuencias-economicas.html)

Otra pagina (https://portalacademico.cch.unam.mx/alumno/historiauniversal2/unidad2/


segundaGuerraMundial/consecuenciasEconomicas)

Otra pagina
(https://ocw.ehu.eus/pluginfile.php/4665/mod_resource/content/1/Tema_6/Carreras-
La_segunda_guerra_mundial.pdf)

Consecuencias materiales
(http://grupo282elmundodespuesdelaguerra.blogspot.com/2013/03/perdidas-materiales-
humanas.html)

Consecuencias demográficas
(http://www.claseshistoria.com/2guerramundial/consecuencias-demograficas.html)

Otra pagina (http://javithebeast.wixsite.com/iiguerramundial/consecuencias-


demogrficas)

Otra pagina (http://recopilandoypensando.blogspot.com/2009/09/las-consecuencias-


demograficas-de-la.html)

Otra pagina
(https://ocw.ehu.eus/pluginfile.php/4665/mod_resource/content/1/Tema_6/Carreras-
La_segunda_guerra_mundial.pdf)

Biografía de Adolf Hitler (https://www.biografiasyvidas.com/biografia/h/hitler.htm )

Hitler (https://canalhistoria.es/perfiles/adolf-hitler/ )

OTRA Muerte de Hitler (https://es.wikipedia.org/wiki/Muerte_de_Adolf_Hitler )

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