Informe
Informe
Informe
Las cifras solo son un pequeño ejemplo de la magnitud de la guerra y durante este
periodo la población de los países involucrados ya no producía siquiera productos para
su propia alimentación, ya que se prestaba total atención en ganar la guerra, trayendo
como consecuencia la hambruna en todos los países involucrados.
Surge la necesidad de investigar este problema para dar a conocer que durante la
segunda guerra mundial tuvieron lugar algunos de los episodios más crueles y
devastadores de la historia de la humanidad, ya que llevo a cabo millones de muertes,
pérdidas materiales y, también fue la primera y única vez que se utilizó un arma nuclear.
Con esta investigación se beneficiarán los alumnos del Colegio Privado Maria
Auxiliadora
Los limites con lo que tropezó esta investigación fue el escaso material de información
Su infancia estuvo rodeada del maltrato de su padre y de las mudanzas continuas. Buen
estudiante de pequeño perdió el interés por la escuela como una forma de revelarse
contra su padre ya que quería que él quería que fuera agente aduanero. Hitler siempre
dijo que fue un pintor frustrado, por ello pintó todo lo que pudo durante su vida e
incluso fingió una enfermedad para poder ser expulsado con 16 años de la escuela y
dedicarse a la pintura. Adolf Hitler fue un estudiante mediocre que no llegó a finalizar
la enseñanza secundaria. Solicitó el ingreso en la Academia de Bellas Artes de Viena,
pero no fue admitido por carecer de talento. Permaneció en esa ciudad hasta 1913,
donde vivió gracias a una pensión de orfandad y a algunos ingresos de los cuadros que
pintaba.
Fue entonces cuando comenzó a leer libros históricos y mitología alemana. Esta
obsesión por los relatos sobre el pueblo alemán le convirtió en un ferviente nacionalista
pangermano, que aborrecía a los Habsburgo y la diversidad étnica del Imperio
Austrohúngaro. Fue entonces cuando comenzó a leer libros históricos y mitología
alemana. Esta obsesión por los relatos sobre el pueblo alemán le convirtió en un
ferviente nacionalista pangermano, que aborrecía a los Habsburgo y la diversidad étnica
del Imperio Austrohúngaro.
En 1913 Adolf Hitler huyó del Imperio Austro-Húngaro para no prestar servicio militar;
se refugió en Múnich y se enroló en el ejército alemán durante la Primera Guerra
Mundial (1914-18). La derrota le hizo pasar a la política, enarbolando un ideario de
reacción nacionalista, marcado por el rechazo al nuevo régimen democrático de la
República de Weimar, a cuyos políticos acusaba de haber traicionado a Alemania
aceptando las humillantes condiciones de paz del Tratado de Versalles (1919).
COMIENZA LA POLITICA
Poco a poco fueron ganando adeptos hasta que en 1933 fue nombrado jefe de gobierno
por Hindenburg. Estando ya en la posición de poder, destruyó el régimen constitucional
e instauró una dictadura de partido único con él como máximo referente.
Hitler comenzó a entablar lazos fuertes con otros dictadores europeos como Mussolini o
Franco y mandando tropas a las contiendas de éstos en sus países, la antesala y un terreno de
prácticas ideal para la IIGM. Las autoridades nazis tomaron el control de la economía, los
medios de comunicación y todas las actividades culturales, haciendo depender los
puestos de trabajo de la lealtad a su ideología. Contaba con su policía secreta,
la Gestapo, y con las cárceles y campos de concentración para intimidar a sus
oponentes, aunque la mayoría de los alemanes le apoyaban con entusiasmo.
Hitler acudió en ayuda de las tropas rebeldes de la Guerra Civil española (1936-1939),
encabezadas por Francisco Franco. Ninguno de los líderes de otros países se opuso a
estas acciones, desconcertados ante el temor de que se produjera una nueva guerra.
A medida que transcurría el tiempo, la derrota se hacía más inevitable, pero Hitler
continuaba negándose a capitular ante la creencia de que Alemania no merecía
sobrevivir por no haber conseguido cumplir su misión.
MUERTE DE HITLER
Al amanecer del 30 de abril de 1945, Hitler pidió reunir a todo el cuerpo médico y se
despidió de él, ante la estupefacción y sollozos de los presentes. Según Junge, Hitler
quedó contemplando pensativo un cuadro de Federico el Grande en su despacho y luego
a continuación ordenó que el personal que no fuese indispensable abandonara el
Búnker. Hizo llamar a Otto Günsche y a Heinz Linge, sus ayudantes, y les dio estrictas
instrucciones de cómo debían actuar en el momento del suicidio y qué hacer con su
cuerpo y el de Eva Braun. Günsche inició los preparativos y llamó a Erich Kempka, el
chófer de Hitler, para que de inmediato subiera bidones de gasolina hacía la salida del
jardín de la cancillería.
Hacia el mediodía, se reunió con sus secretarias y almorzó silenciosamente una comida
basada en pastas; luego se despidió de cada una de ellas regalándole una cápsula de
cianuro. Posteriormente se despidió de la familia Goebbels, sin hacer caso a las
peticiones de Magda Goebbels de que no se suicidase.
Hacia las 15:30 horas, Hitler y Eva Braun se reunieron frente a la sala de mapas
contigua al despacho privado y se despidieron de sus edecanes, Heinz Linge y Otto
Günsche, quienes cerraron la puerta; un par de minutos después se escuchó un solo
disparo ahogado.
Los edecanes esperaron unos 15 minutos y encontraron a Hitler doblado sobre sí mismo
en un sillón exhibiendo una mueca deformada en su boca, con una pistola Walther
PPK de 7,65 mm caída de su mano derecha y con un hilo de sangre manchando la cara
del líder. Eva Braun no alcanzó a percutir su arma y estaba tendida a lo largo del diván
con los ojos aún abiertos; el efecto del cianuro no le permitió el uso del arma.
Consecuencias económicas.
La guerra fue acompañada de la debacle económica. Las economías de los países
involucrados estaban a borde de la bancarrota y enfrentaban problemas de
abastecimiento de comida, de vivienda y de trabajo a sus ciudadanos. Los déficits
presupuestarios, la devaluación de las monedas nacionales y la inflación eran el pan de
cada día.
Al igual que en 1919, los Estados Unidos, salieron como la potencia más beneficiada de
la guerra gracias a su infraestructura económica intacta, el declive de las potencias
europeas y la creciente exportación de productos económicos y culturales hacia las
zonas ocupadas de Europa y Japón. En 1945, los Estados Unidos producían más de la
mitad de los bienes y servicios del mundo y desplazaban así las potencias europeas en el
mercado mundial.
Para dar un soporte estructural a su dominio económico los E.U. diseñaron nuevas
instituciones financieras y comerciales y trazaron las reglas de la economía
internacional con la creación de organismos como el Banco Mundial (BM) y el Fondo
Monetario Internacional (FMI) en Bretton Woods (1944). Para reconstruir a Europa y
aumentar su influencia en el continente los E.U. idearon el Plan Marshall y en el caso
de Japón se consideró que la ocupación directa fuera la mejor solución para asegurar sus
intereses económicos.
Un enorme descenso sufrió la agricultura del suelo durante la guerra. Por ejemplo, en
Asia y especialmente China, la agricultura irrigada del arroz desapareció, haciendo que
mucha gente no pudiera llevarse nada a la boca y por tanto desatándose una mortal
hambruna. Los campos de trigo de Ucrania que antaño alimentaban a parte de Europa
habían quedado quemados, lo que acabó en una desnutrición de tal calibre que dejó
medio millón de muertos. El ámbito rural de Polonia resultó inservible con las
consecuentes hambrunas. Lo mismo sucedió en Holanda durante el invierno por la falta
de materias primas y electricidad. Alemania y Japón tuvieron la suerte de que sus
campos de cultivo apenas fueron tocados, con lo cual su agricultura apenas notó
contratiempos.
Sobre el mar la economía fue afectada muy negativamente debido a las pérdidas de la
flota mercantil, ya que durante el conflicto los Océanos Atlántico, Pacífico, Índico y
Ártico fueron testigos de millares de hundimientos con millones de toneladas brutas. De
hecho, las flotas mercantes de las principales potencias habían quedado reducidas a un
40% de su capacidad total. Gran Bretaña fue el principal afectado por esta crisis al no
contar apenas con suficientes buques para abastecer a la población de las Islas
Británicas y a sus colonias. Más de 10.000 barcos fueron hundidos durante toda la
guerra entre los diversos bandos.
Si hay un recurso que fue vital en la Segunda Guerra Mundial, es el petróleo, pues era
imprescindible para obtener gasolina y plásticos. Los aliados disponían de abundantes
reservas de petróleo y la geografía les favorecía, a lo que había que añadir que las
principales compañías petroleras eran estadounidenses y británicas. Por su parte, la
Unión Soviética contaba con importantes yacimientos y producía el 10% del petróleo
mundial.
Por eso, no pocos sectores vinculados a la industria bélica y electrónica han considerado
la guerra como "solución" a la crisis. En el conflicto del Golfo Pérsico, la tecnología
electrónica se constituyó desde un primer momento en la clave militar. Aspecto para
considerar es que la industria de la electrónica está dominada por capitales
estadounidenses y japoneses, por ese orden. En buena medida, las alzas de las bolsas de
Japón y Estados Unidos en el primer día de la guerra se explican por el impulso que ésta
y otras industrias tendrían gracias al conflicto. (No debe olvidarse que la informática
surgió de aplicaciones militares en la Segunda Guerra Mundial).
Conviene destacar que no hace falta citar a políticas de principios de siglo para asociar
la guerra con la recuperación económica capitalista. John Walker y Harold Vatter,
profesores de economía estadounidenses, han destacado que los años de mayor auge
económico de Estados Unidos, han sido los de la Guerra Mundial, los de la Guerra de
Corea y la mayor parte de los de la Guerra de Vietnam. Podríamos añadir, además, que
fueron las ventas de armamento y los préstamos a Francia y Gran Bretaña durante la
Segunda Guerra Mundial los elementos que posibilitaron a Estados Unidos alcanzar la
hegemonía mundial al final de esta.
Para dar un soporte estructural a su dominio económico los E.U. diseñaron nuevas
instituciones financieras y comerciales y trazaron las reglas de la economía
internacional con la creación de organismos como el Banco Mundial (BM) y el Fondo
Monetario Internacional (FMI) en Bretton Woods (1944). Para reconstruir a Europa y
aumentar su influencia en el continente los E.U. idearon el Plan Marshall y en el caso de
Japón se consideró que la ocupación directa fuera la mejor solución para asegurar sus
intereses económicos. En el período posterior a la Primera Guerra Mundial se dio una
cooperación muy estrecha, abierta y oculta, el entrelazamiento de capitales accionarios
entre empresas estadounidenses y alemanas. Es bien conocida la firme conexión de la
IG Farbenindustrie con los estadounidenses, en particular, no sin la participación de los
conocidos hermanos Dulles. La cooperación fue directa y, por otra parte, se mantuvo
incluso durante la Segunda Guerra Mundial. Era una poderosa empresa química, que
jugó un papel muy importante en la cooperación entre Estados Unidos y Alemania en el
campo de la construcción de automóviles y tractores, productos químicos, incluyendo
municiones, petróleo sintético y caucho.
Precisamente fueron los americanos quienes promovieron el “Plan Dawes” que sugiere
préstamos a Alemania para que pueda pagar las reparaciones correctamente. El plan
acercó a Alemania y los Estados Unidos, permitiendo aumentar la presencia del capital
norteamericano. El papel de muchas personas conocidas, incluido el padre del futuro
presidente John F. Kennedy, también fue importante.
Entre las principales consecuencias económicas de la Segunda Guerra Mundial hay que
destacar: la destrucción de Europa y la consolidación de los E.E.U.U. como potencia.
- La Destrucción de Europa:
Las pérdidas humanas y el costo total de la guerra no han podido ser calculadas con
exactitud. Se especula que los gastos llegaron a un billón de dólares, a los que hay que
añadir las fabulosas pérdidas en los destrozos de las propiedades públicas y privadas,
especialmente en el continente europeo, cuyas ciudades y campos de cultivo quedaron
destruidos. También Hiroshima y Nagasaki en Japón, fueron destruidas y prácticamente
desaparecieron.
Los grandes contendientes —entre los que no estaba Francia, que fue ocupada
fulminantemente por las tropas alemanas—: Alemania, el Reino Unido, Italia y la
URSS, más Estados Unidos y Japón fuera de Europa, trataron de centralizar férreamente
todas sus operaciones y destinaron al esfuerzo bélico una proporción de los recursos
nacionales (del PIB) netamente superior a la que habían dedicado durante la primera
gran guerra. La fuerte movilización militar y económica tensó al máximo las
capacidades productivas de todos los países implicados. De hecho, el paro, que aún
coleaba como una herencia de la gran depresión, desapareció por completo por efecto de
la movilización bélica. El PIB no aumentó en el conjunto de Europa, aunque sí en los
países beligerantes que no sufrieron la ocupación militar. El caso más extremo es el de
Estados Unidos. En cambio, la ocupación nazi implicaba una desviación del esfuerzo
productivo hacia finalidades, usualmente militares, definidas por el alto mando alemán.
El cuadro siguiente pone de manifiesto la diversidad de las trayectorias de los países
contendientes. Las potencias del Eje habían realizado el grueso de su preparación para
la guerra antes de la misma. Alemania se esforzó al máximo para aumentar su PIB, pero
sus resultados fueron muy discretos. Peores fueron los japoneses, y aún más
decepcionantes los italianos, aunque en este último caso hay que tener en cuenta que
Italia pasó a ser un país ocupado a partir del verano de 1943. El esfuerzo bélico nazi
debe ser apreciado juntamente a dos otros elementos: el de sus aliados filos fascistas y
el de los países ocupados. Los países aliados del Eje mantuvieron, a trancas y barrancas,
el nivel del PIB de preguerra. Los más próximos a Alemania, como Austria (que no era
realmente un aliado, sino que fue anexionada por Alemania), lo consiguieron a lo largo
de la guerra y sólo se hundieron el último año, con la ocupación aliada. Bulgaria y
Hungría, dos ejemplos de aliados tardíos, 383 lograron resistir la caída del PIB mucho
mejor que los países ocupados. Éstos, la evolución de cuyo PIB está descrita en la parte
intermedia del cuadro, tuvieron una trayectoria desastrosa. Los que llegaron a un mejor
modus vivendi con el invasor, como Noruega, se limitaron a caídas máximas del PIB
del 17 por 100. Dinamarca, Holanda y Bélgica sufrieron caídas superiores al veinte por
100. Dinamarca, que llegó a caer un 22,5 por 100 en 1941 se fue recuperando después
en la medida que no resulto conflictiva para Hitler. Holanda y Bélgica empeoraron su
trayectoria cada año. En 1943 ya estaban un veinticinco por 100 por debajo de su PIB
de 1939. Mientras Bélgica, liberada y administrada por los aliados tempranamente,
remontó en 1944, Holanda sufrió duramente la guerra en 1944 y llegó a hundirse a la
mitad de su PIB prebélico. Francia sufrió, año tras año, más que los anteriores; la
ocupación y la guerra sumieron en el caos y la destrucción el noroeste de su territorio.
Como en los demás países, la ocupación significó desorganización, sabotajes y desvío
de recursos productivos (material de transporte, maquinaria, materias primas,
trabajadores) hacia Alemania, de modo que el aumento del PIB alemán se obtuvo, en
buena medida, vía explotación de países ocupados. El esfuerzo bélico consumía
enormes recursos, y esquilmaba una extensión creciente de territorio, y con una
intensidad cada vez mayor. En algunos países —los escasos datos de Grecia lo muestran
— la explotación y el caos fueron profundos, llevándose por delante dos tercios del PIB.
Consecuencias materiales
La Segunda Guerra Mundial superó claramente a la Primera, tanto por la duración y la
intensidad de los combates como por las pérdidas humanas y los recursos que se
utilizaron: participaron 72 Estados, fueron movilizados 110 millones de hombres, el
coste económico de la guerra fue cuantiosísimo y hubo más de 40 millones de muertos.
El panorama de las destrucciones materiales era también desolador; numerosas
viviendas y otras construcciones fueron destruidas. Las comunicaciones (puertos,
ferrocarriles, puentes y viaductos) y las grandes ciudades sufrieron los daños mayores.
Alemania perdió 20% de sus viviendas y Gran Bretaña 9%, a causa de los bombardeos
que afectaron también numerosas fábricas. En Francia, Italia y Alemania, aparte de
ciertos sectores como el de la siderurgia, las instalaciones industriales habían sufrido
menores daños; en las naciones de tradición industrial lo que impediría la recuperación
sería la falta de materias primas y recursos financieros.
Pero fue en la Europa oriental donde las destrucciones alcanzaron mayor magnitud: en
la Unión Soviética 17.000 ciudades y 70.000 pueblos fueron arrasados y, en conjunto,
este país perdió más de 20% de su potencial industrial e incalculables daños en la
agricultura y la ganadería. Polonia quedó arruinada, casi no quedaba edificio en pie,
había perdido más de un tercio de su capacidad de producción y se encontraba al borde
de la hambruna. En Yugoslavia, pueblos y campos quedaron destruidos y el país había
perdido aproximadamente 38% de su capacidad productiva.
La Unión Soviética, a pesar de las grandes pérdidas materiales y humanas que sufrió por
el conflicto, salió muy fortalecida. El campo socialista se extendió a los países de
Europa Central y oriental, y la Unión Soviética se convirtió en su centro dirigente. La
Revolución China estaba en curso y tampoco se haría esperar. Los próximos años
mostrarían la intensidad de dicho enfrentamiento.
Desastrosas fueron las pérdidas materiales en todo el Planeta Tierra. Las ciudades
estaban destruidas, los pueblos y aldeas arrasados, los campos quemados y los bosques
chamuscados. La industria había reducido su capacidad de producción a niveles
mínimos, muchos yacimientos de materias primas habían desaparecido y las zonas de
cultivo estaban convertidas en ceniza. Incendiados resultaron cuantiosos pozos de
petróleo y oleoductos, siendo también intransitables los medios de transporte como las
carreteras o vías de ferrocarril. Toda las finanzas extranjeras y la moneda nacional de
cada país se devaluaron mundialmente a límites inimaginables. Con todo este panorama
era evidente el gigantesco desastre económico que hacía morirse de hambre a una gran
parte de las naciones del mundo.
Para el conjunto del conflicto de 1939-1945, tanto en Europa como en Asia, las cifras de
pérdidas humanas son impresionante, las mayores que una guerra haya producido en
toda la historia. En total se calculan 55 millones, 25 millones de cuales era militares y el
resto civiles, sin contar 5 millones de judíos asesinado en el Holocausto ocasionado por
los Nazis. Pero esto es sólo una estimación aproximada, las destrucciones de registros
civiles por bombardeos aéreos, la confusión provocada por los traslados de población –
que imposibilita distinguir entre fallecido y desaparecidos- y la pérdida de parte de la
documentación han impedido un mayor acercamiento a la cifra real de los muertos.
Durante la Segunda Guerra Mundial tuvieron lugar algunos de los episodios más
cruentos de la historia de la humanidad. Se calcula que en total fallecieron entre 50 y
100 millones de personas, 400.000 de ellas en Reino Unido. Los daños materiales
fueron también devastadores, como se puede apreciar en las imágenes de grandes
núcleos urbanos reducidos a escombros. Sin embargo, lo que no se sabía hasta ahora es
que esos daños pudieron darse también muy lejos de la superficie terrestre, en una capa
de la atmósfera situada a unos 300 kilómetros de altitud.
El alcance casi planetario del teatro de operaciones bélicas y la duración del conflicto
explican que la movilización de recursos humanos (probablemente más de 100 millones
de ciudadanos de unos 60 países) y materiales no tuviera precedentes. A ello contribuyó
también la aplicación generalizada de los avances técnico-científicos al armamento
(aviación, carros de combate, cohetes autopropulsados, bombas atómicas, etc.). El coste
directo del conflicto en gastos militares se ha calculado en un billón de dólares de la
época; esto es, algo así como cinco veces el producto anual de los EEUU, la mayor
economía mundial por entonces. Se trata de una estimación claramente a la baja, pues
no incluye el valor de las viviendas, instalaciones industriales e infraestructuras de
transporte (carreteras, vías férreas, etc.) destruidas. Tampoco se tiene en cuenta otros
costes (financieros, pensiones, etc.). Durante la fase de máxima actividad militar, algo
más de un tercio del producto mundial se destinaba a fines bélicos. La victoria de los
Aliados frente al Eje se debió en buena medida a la superioridad económica
norteamericana. La intensidad del esfuerzo bélico realizado por los EE UU es puesta de
manifiesto por los siguientes datos: en 1945, el gasto militar del gobierno federal
equivalía al 37,5% del PIB y al 89,5% del gasto total. Los préstamos de EEUU a Gran
Bretaña y la URSS también resultaron decisivos para la victoria aliada
Estas perturbaciones normalmente serían generadas por una actividad solar inadecuada,
aunque también podrían tener otros orígenes. Al menos esa era la teoría de estos
investigadores, que quisieron analizar si las ondas de choque generadas por las bombas
podrían producir un efecto similar. Y así fue, ya que comprobaron que la concentración
de electrones en las zonas de la ionosfera situadas sobre los puntos en los que estallaron
las bombas disminuía notablemente. Las causas no están claras, aunque se cree que
podrían estar relacionadas con un sobrecalentamiento de la atmósfera superior.
Las consecuencias que hoy en día puede tener el deterioro de esta capa de la atmósfera
sobre este tipo de tecnologías son bastante preocupantes, de ahí la importancia de este
estudio. Ahora, los investigadores tienen dos retos por delante. Por un lado, comprobar
si impactos naturales, como los rayos, las erupciones volcánicas o los terremotos pueden
generar efectos similares. Por otro, analizar si los bombardeos de los alemanes, con
bombas mucho más pequeñas, generaron también algún tipo de perturbación. Esto les
permitiría detectar cuál es la energía explosiva mínima capaz de afectar a la ionosfera.
Consecuencias demográficas
La Segunda Guerra Mundial ha sido el conflicto que más víctimas ha provocado en la
historia de humanidad. Por su causa perdieron la vida aproximadamente 54 millones de
personas, a los que hubo que sumar 65 millones de heridos (entre ellos, 35 millones
graves), y 3 millones de desaparecidos...
Se nos suele ofrecer una visión de la II Guerra Mundial que se compone sobre todo de
escenas de batallas terrestres y navales Stalin grado, El Alamein, Normandía, Midway,
protagonizadas por tanques, aviones, acorazados o submarinos. Pero si tomamos en
cuenta lo que la guerra significó en términos de su coste en vidas humanas, que se cifra
en torno a los 70 millones, su historia se transforma por completo.
Lo primero que sorprende es descubrir que la supuesta contienda mundial fue, sobre
todo, una guerra entre alemanes y rusos: de los 20 millones de militares muertos, unos
16 millones corresponden a las pérdidas de los ejércitos soviético y alemán, mientras
que las de los ejércitos de Francia, Reino Unido y EEUU, sumadas, pasan muy poco de
un millón.
Más importante aún es percatarse de que una de las características que distinguen esta
guerra de las que se produjeron anteriormente en la Historia es el hecho de que hubo
muchas más muertes civiles que militares: por lo menos dos de cada tres de los
fallecidos en la guerra fueron hombres, mujeres y niños asesinados al margen de
cualquier proceso legal, aniquilados en campos de internamiento o de trabajo, o
víctimas del hambre causada por la contienda.
Las batallas nos ofrecen espectáculos terribles: los 60.000 soldados alemanes muertos
en Stalin grado y la destrucción producida en Kursk, la mayor batalla de todos los
tiempos, en la que participaron millones de hombres, 13.000 tanques y 12.000 aviones.
Jrushchov, que recorrió aquel campo días más tarde, recordaría toda su vida los
centenares de tanques que empezaban a oxidarse bajo el sol del verano, después de
haber ardido con sus tripulaciones dentro, y el olor a muerte que se extendía por todos
lados. O la última gran batalla de la guerra, la de Okinawa, donde murieron 70.000
soldados japoneses y 12.000 norteamericanos y donde perecieron también más de
100.000 de los habitantes de la isla, atrapados entre el fuego de ambos bandos.
En el caso de los nazis, se habla siempre de los cerca de seis millones de judíos
exterminados, pero se suele olvidar que no fueron las únicas víctimas, sino que hay que
incluir, entre otros, a más de tres millones de prisioneros de guerra soviéticos que fueron
internados en reductos vigilados, sin alimentos para sobrevivir. La Guía del
Holocausto de la Universidad de Columbia admite que, en una definición amplia, se
puede considerar que las víctimas del holocausto nazi fueron unos 17 millones.
Pero la existencia de estos casos de impunidad, de los que se beneficiaron sobre todo las
clases dirigentes, no implica que la derrota no causara numerosas víctimas, de las que
no se suele hablar y que no se agregan a las listas de las de guerra, como en estricta
justicia debería hacerse. El mayor de los daños sufridos por los derrotados fue, en
Europa, el del desplazamiento de civiles, en especial de alemanes, no sólo de las tierras
ocupadas después de la conquista nazi, sino de regiones en que sus familias vivían
desde hacía mucho tiempo. Todo comenzó con la despavorida marcha hacia el oeste de
los que habitaban en la Prusia oriental, en Pomerania y en Silesia, ante el avance de los
ejércitos rusos. En el verano de 1945, apenas acabada la guerra, cinco millones de
alemanes habían participado en esta fuga. Y ése era tan sólo el comienzo. Lo peor fue la
expulsión, en los tres años siguientes y de acuerdo con medidas aprobadas en Potsdam
por las potencias vencedoras, de otros siete millones de hombres y mujeres que
habitaban en Polonia, Checoslovaquia, Rumanía o Hungría.
El coste total en términos de vidas humanas de esta sangrienta posguerra europea, como
consecuencia de los malos tratos, violaciones, linchamientos y suicidios que sufrieron
los expulsados, en especial los que vivían en Polonia y Checoslovaquia, puede haber
sido de unos dos millones de civiles, sin contar otros tantos, o tal vez más, entre los
soldados presos en manos de los vencedores.
Japón se vio igualmente obligado a repatriar a cerca de siete millones, que no eran sólo
los soldados, sino los numerosos civiles que se habían instalado en Corea, Manchuria y
Taiwán.
Esta mirada hacia atrás sobre los costes humanos de la II Guerra Mundial debería no
sólo cambiar nuestra percepción del drama de esta guerra, sino hacernos más sensibles a
los costes humanos de la violencia que reina hoy en un orden mundial desquiciado, que
sigue cobrándose vidas humanas en los últimos 10 años, por ejemplo, unos cinco
millones en el Congo ante la indiferencia general.
Sin duda alguna los muertos fueron la consecuencia más grave de la Segunda Guerra
Mundial, pues ya no tenían ningún retorno. Más de 80 millones de personas perdieron la
vida en el conflicto, es decir, más de un 2% de la población mundial total. La Unión
Soviética se llevó la peor parte con 27.000.000 de muertos, la mitad civiles. China
perdió 15.000.000 de personas, quedando su cifra en segundo puesto. Alemania en la
guerra que inició tuvo 9.000.000 de muertos, una parte militares, otros civiles caídos en
los bombardeos y otra población expulsada de Europa Oriental. Polonia, país por el que
se empezó la contienda, descendió en porcentaje de habitantes más de un 20% con
5.000.000 de muertos. Al Japón el conflicto le costó más de 3.000.000 de víctimas
mortales, de las cuales muchas perecieron en los bombardeos o con las bombas
atómicas. Países con otras cifras de un millón de muertos cada uno fueron Yugoslavia,
India, Rumanía, Indonesia e Indochina. Otras naciones del Eje tuvieron elevadas cuotas
de caídos como Hungría 750.000 e Italia 600.000. Tanto la Francia Libre como la
Francia de Vichy sufrieron juntas 600.000 fallecidos por su patria. Estados Unidos no
fue bombardeado ni atacada su población civil, pero a pesar de todo 500.000 militares
murieron. Gran Bretaña por su parte perdió a 450.000 compatriotas. El resto de los
países de Europa como Holanda, Grecia, Finlandia, Bulgaria, Bélgica, Lituania,
Letonia, Estonia y Escandinavia sufrieron otros tantos centenares o decenas de miles de
muertos, lo mismo que el Sudeste Asiático y Oceanía. Por último, la población de
África encajó medió millón de fallecidos más.
CONCLUSION Y RECOMENDACIÓN
Se ha logrado el objetivo de la investigación, el cual es identificar las consecuencias
demográficas, económicas y materiales de la segunda guerra mundial.
Webgrafía
Consecuencias económicas
(http://www.claseshistoria.com/2guerramundial/consecuencias-economicas.html)
Consecuencias materiales
(http://grupo282elmundodespuesdelaguerra.blogspot.com/2013/03/perdidas-materiales-
humanas.html)
Consecuencias demográficas
(http://www.claseshistoria.com/2guerramundial/consecuencias-demograficas.html)
Otra pagina
(https://ocw.ehu.eus/pluginfile.php/4665/mod_resource/content/1/Tema_6/Carreras-
La_segunda_guerra_mundial.pdf)
Hitler (https://canalhistoria.es/perfiles/adolf-hitler/ )
ANEXO
INDICE
Agradecimiento
1. Introducción
1.1 Antecedente
1.2. Planteamiento del problema
1.3 Justificación del problema
1.4 Objetivo general
1.5 Objetivo especifico
1.6. Limites
1.7 Metodología utilizada
1.8 Materiales utilizados
1.9. Hipótesis
1.10. Variables
2. Desarrollo
2.1. Biografía de Adolf Hitler
2.2. Comienza la política
2.3. Muerte de Hitler
2.4. Consecuencias económicas
2.5. La destrucción de Europa
2.6. La consolidación de loa Estados Unidos como Potencia
2.7. Consecuencias Materiales
2.8. Las consecuencias atmosféricas de la segunda Guerra
2.9. Aviones más potentes, bombas más potentes
2.10. Consecuencias demográficas
3. Conclusión
4. Webgrafía
5. Anexos
5.1. Información adicional
5.2. Imágenes
5.3. Glosario de términos
Glosario De términos
Abigarrado: Que está compuesto de muchos elementos muy diversos, sin guardar orden
o conexión entre ellos. (https://es.thefreedictionary.com/abigarrada )
Añadidura: Indica que la acción del verbo al que acompaña ocurre además de otra
ya expresada. (https://es.thefreedictionary.com/a%C3%B1adidura )
Déficit: Cantidad que falta a los ingresos para que se equilibren con los gastos.
(https://definicion.de/deficit/ )
Magnitud: Propiedad de los cuerpos que puede ser medida, como el tamaño, el peso o la
extensión (https://conceptodefinicion.de/magnitud/ )
Obsesión: Estado de la persona que tiene en la mente una idea, una palabra o una
imagen fija o permanente y se encuentra dominado por ella.
(https://definicion.de/obsesion/ )
Potencia: Poder y fuerza con que cuenta una persona, un grupo, una entidad o un estado,
especialmente en un determinado ámbito, para imponerse a los demás o para influir en
ellos o en el desarrollo de los hechos. (https://definicion.de/potencia/ )
Consecuencias económicas
(http://www.claseshistoria.com/2guerramundial/consecuencias-economicas.html)
Otra pagina
(https://ocw.ehu.eus/pluginfile.php/4665/mod_resource/content/1/Tema_6/Carreras-
La_segunda_guerra_mundial.pdf)
Consecuencias materiales
(http://grupo282elmundodespuesdelaguerra.blogspot.com/2013/03/perdidas-materiales-
humanas.html)
Consecuencias demográficas
(http://www.claseshistoria.com/2guerramundial/consecuencias-demograficas.html)
Otra pagina
(https://ocw.ehu.eus/pluginfile.php/4665/mod_resource/content/1/Tema_6/Carreras-
La_segunda_guerra_mundial.pdf)
Hitler (https://canalhistoria.es/perfiles/adolf-hitler/ )