Lectura Inicial
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LECTURA INICIAL
NATURALEZA HUMANA
LA NATURALEZA HUMANA
La pregunta ¿qué es el hombre? Busca aquello que todos tenemos en común. A esto se
le suele llamar esencia o naturaleza. El debate acerca de qué es la "naturaleza humana"
(y si realmente, existe, de algún modo) ha dado lugar a interpretaciones tan variadas y a
polémicas tan inacabables que, antes de estudiar en qué consiste, se hace preciso
esclarecer los conceptos de naturaleza en general, y naturaleza humana en particular.
Estamos en un terreno donde conviene despejar los equívocos.
LA TELEOLOGÍA NATURAL
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VALORES DEL SER
Llámese teleología (del griego τέλος, fin, y -logía) al estudio de los fines o propósitos de
algún objeto o algún ser, o bien literalmente, a la doctrina filosófica de las causas finales.
Ese orden es un orden dinámico. Esto es especialmente claro en el caso de los seres
vivos: su plenitud se alcanza tras el crecimiento. El orden significa armonía y belleza,
plenitud y perfección de las cosas. Por eso se puede decir que lo más importante en el
hombre son los fines, es decir, aquellos objetivos hacia los cuales tiende y se inclina. El
hombre, por naturaleza, ha nacido para lo excelente. Y eso no está dado en el punto
de partida más que como inclinación natural. Dar cuenta de esa inclinación es una tarea
de la cual cada uno es, en último extremo, el responsable.
Pero también sería parcial el modelo historicista o relativista, según el cual el hombre es
relativo a cada época, a cada cultura, etc.: no habría una naturaleza humana, sino
diversidad de seres humanos en relación a los cuales los bienes del hombre, los fines, la
moralidad, etc., variarían, no siendo ningún sistema mejor o peor que su contrario.
Tan dualista es el racionalista que pretende hacer una ciencia exacta del hombre, como el
historicista o relativista cultural. Para unos, la naturaleza humana está, por así decir, por
encima del tiempo y del espacio. Para otros, no existe sino lo que existe son los individuos
concretos. Ambas posturas nos abren al conflicto entre naturaleza y libertad: ¿es la
nuestra una naturaleza libre?, ¿cabe libertad si resulta que se impone una naturaleza
dada?, ¿no supone la libertad que la realidad humana debe ser creada por cada hombre?,
¿hay un conflicto entre naturaleza y libertad?
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VALORES DEL SER
Lo natural en el hombre, como en todos los demás seres tiene carácter de fin, es algo
hacia lo cual nos dirigimos. Este fin no se puede entender de un modo cronológico (pues,
en ese caso, sólo tendrían verdadera naturaleza humana los hombres que alcanzaran una
determinada perfección y edad; los niños, fetos, ancianos, enfermos mentales, etc., o no
habrían alcanzado esa naturaleza o la habrían perdido). No se dice fin en sentido
cronológico sino de un modo más delicado al que hemos hecho referencia con
anterioridad: el fin del hombre es la verdad y el bien porque, de hecho, ya desde el inicio
de su existencia (y desde que empieza a ejercer operaciones de un modo más visible)
anhela alcanzar la verdad y lograr el bien, y por eso mismo se mueve hacia ellos
desarrollando su historia. Es decir, por naturaleza se posee desde el principio el fin que a
la vez (históricamente, o por razón) estructura la tensión de esa búsqueda en qué
consiste nuestra existencia.
La pregunta ¿qué es el hombre? se transforma en esta otra: ¿eres capaz de llegar a ser
aquello a lo que, desde el inicio de tu existir, estás llamado? "¿Qué hace el hombre a
partir de sí mismo, como ser que actúa libremente, o qué puede y debe hacer?" Y así,
descubrimos que "la naturaleza se trasciende a sí misma en el hombre", "el hombre
supera infinitamente al hombre" (Pascal). La naturaleza humana es auto trascendencia,
apertura, actividad y posesión de aquellos fines que le son propios: el hombre sólo es él
mismo cuando va más allá de lo que es de un modo fáctico (basado en hechos), hacia lo
que todavía no es pero que se le presenta como la única posibilidad adecuada a la
riqueza de su apertura, de su proyecto. Renunciar a ello sería renunciar a la grandeza de
la vocación que todo hombre tiene por naturaleza o –como afirma la teología-, sería
renunciar a la llamada que Dios (Trinidad de Personas) ha hecho "a cada" hombre
(persona).
La naturaleza humana invita a alcanzar el fin que le es más propio, a no conformarse con
su punto de partida, sino a aceptar la tensión del anhelo de perfección, de excelencia, que
hay en ella. "Hombre, atrévete a ser quien eres", sería el compromiso que plantea la
capacidad de acción del hombre. "Atreverse indica que depende de una decisión de la
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VALORES DEL SER
voluntad de cada quien: el hombre en este sentido es una tarea para sí mismo: en sus
manos está el acertar o el fracasar.
Justamente se puede hablar de vidas fracasadas si resulta que ya está inscrita en toda
existencia la posibilidad de lo mejor. De no ser así, a lo sumo podría decirse que hay
distintas opciones, más o menos atractivas pero igualmente válidas. De ese modo, ser
justo o injusto dependería de una decisión emocional, pero no habría diferencia de valor
entre esas dos actitudes. Pero la verdad es que eso no se lo cree nadie: el justo atrae, el
malvado repele. Pero centremos la atención sobre esa idea: el hombre es libre. ¿De qué
modo va a influir este hecho en la acción de la persona?
Por un lado, el bien y la verdad sólo se pueden alcanzar libremente. Nadie que no quiera
puede llegar a ellos a base de obligarle. Al final, la decisión de respeto del bien de otros
depende no tanto de los argumentos racionales que se le den, como de su propia decisión
de respeto. Si tuviéramos que convencer a alguien de la conveniencia de no maltratar a
sus padres estaríamos tratando con una bestia, y lo mejor sería cuidarse de que nos
atacara también a nosotros. No atender a razones es una de las posibilidades a las que
nos abre la libertad.
Además, no está asegurado alcanzar el propio bien ni la verdad. Hay que quererlos. Los
fines de la naturaleza humana vienen exigidos (se anhelan, se buscan) pero se pueden
conseguir o no. Depende de la libertad, de que a mí me dé la gana. Como decía Albert
Camus: "el hombre es la única criatura que se niega a ser lo que ella es".
Los modos concretos de alcanzar la verdad y el bien no están dados, porque es la libertad
quien tiene que elegirlos. Está dado el fin general de la naturaleza humana (felicidad,
perfección), pero no los medios que conducen a esos fines. Es decir, hay muchísimo que
inventar, que decidir, a lo que aventurarse. La orientación general está dada por nuestra
naturaleza, pero ésta necesita que la persona elija los fines secundarios y los medios.
Y dado que no está asegurado que alcancemos los fines naturales del hombre, la
naturaleza humana tiene unas referencias orientativas para la libertad; es decir, tiene
unas normas, unas leyes que le permiten encauzar (libremente) el cumplimiento de ese
anhelo constitutivo. Si se cumple lo indicado en ellas estaremos un poco más cerca del
objetivo. Si no se cumple, nos alejaremos de él.
Esas normas tampoco se cumplen necesariamente, sino solamente si uno quiere. Pero
están ahí porque la realidad humana está ahí, y "tiene sus leyes", sus caminos. Y es que
el desarrollo de la persona y el logro de sus fines naturales tienen un carácter moral, ético.
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VALORES DEL SER
Por tanto, no cabe entender la ética como un "reglamento" que venga a molestar a los
que viven según les apetece. Sin ética no hay desarrollo de la persona, ni armonía del
alma. A poco que se considere quién es el hombre, enseguida surge la evidencia de que,
por ser persona, es necesariamente ético: "la ética es aquel modo de usar el propio
tiempo según el cual el hombre crece como un ser completo". La naturaleza humana se
realiza y perfecciona mediante decisiones libres, que nos hacen mejores porque
desarrollan nuestras capacidades. El hombre, o es ético, o no es hombre.