Alma de Cristo
Alma de Cristo
Alma de Cristo
ALMA DE CRISTO
PARAFRASIS AFECTIVA
QUINTA EDICION
MENSAJEROS DE LA VIDA
APÓSTOLES DE LA EUCARISTÍA
informa@edisluxmundi.com
Imprimí poiest.
GREGORIUS SZ. CESPEDES, S. I.
Praep. Prov. Legión
Nihil obstal:
Dr. FRANCISCUS PAJARES
Censor
Imprimatur:
+ JOSEPHUS, Episcopus santanderiensis
Impreso en España
El «Anima Christi»
~5~
día siguiente, cuando en la prensa del mundo se te-
mía tener que dar la noticia de la muerte del Papa,
se anunció su franca mejoría. (La prensa dio cuenta
de este hecho el 21 y 22 de noviembre de 1955).
♦ ♦ ♦
~6~
alma a adentrarse más. También los predicadores
encontrarán, diseminados, sugerentes temas de fácil
desarrollo.
Con ser comentario, notarás que aún te deja mu-
cho margen para el coloquio personal e íntimo con
Cristo.
La densidad de ideas y de afectos hace que este
comentario no sea para leído, sino para saboreado
en pequeñas dosis, seguro de que tanto más sabroso
lo hallarás cuanto más trates de hacerlo vivencia
personal por la meditación. Su lectura seguida te
cansaría pronto. Para facilitar su meditación lo he-
mos numerado, de suerte que cada número guarde
cierta unidad de tema.
Será, pues, mejor que sin prisas, te detengas allí
donde encuentres inspiración, sentimientos, gustos,
consolación, habla interior, sin preocuparte de
pasar adelante.
Si se te acaba el tiempo, reza el resto de la oración
y despídete de Jesús Sacramentado.
Habituado ya a este comentario, luego, el solo
rezo seguido del «Alma de Cristo», lo sentirás lleno
de evocaciones, reminiscencias sabrosas de la ante-
rior meditación.
JUAN CARRASCAL, S. J.
~7~
ALMA DE CRISTO
Y mándame ir a Ti.
Amén
~8~
l.-Alma de Cristo, santifícame.
1. 1. Alma santa, alma pura, alma noble de Cristo,
modelo de toda santidad, santifícame.
Alma de Cristo humilde, delicada, cariñosa, hazme
semejante a Ti, santifícame.
Alma de Cristo, que realizaste el plan divino de
santidad humana, haz que no frustre tus planes de
santidad sobre mí, santifícame.
Alma de Cristo, que fuiste creada y santificada con
la plenitud de gracia y dones del Espíritu Santo, para
mi santificación, santifícame.
Alma de Cristo, que desde que fuiste creada me
conociste sin desprecio y me amaste con inmensas
ansias de mi salvación y de mi santificación, realiza
en mí la meta suprema de tu amor, santifícame.
~9~
Alma de Cristo, que unida personalmente al Verbo
desde tu primer instante, estuviste sumergida en la
visión beatica, santifica esta mi alma desterrada.
2. 2. Alma de Cristo, triste por mí con tristezas de
muerte en el huerto, santifica mis tristezas.
Alma de Cristo, desamparada de tu Padre en la
Cruz, por mí, santifica mis desamparos.
Alma de Cristo, separada de tu cuerpo santísimo
en la muerte, por mí, santifica mis separaciones y la
última de todas ellas, mi muerte.
3. 3. Alma de Cristo, unida sustancialmente a la
divinidad santificadora, santifica la mía que se une a
Ti en la sagrada Comunión que me hace tu Taber-
náculo.
Santifica mis potencias.
Memoria de Cristo, santifica mi memoria con tu
divina presencia y el recuerdo de tus beneficios, de tu
amor.
Entendimiento de Cristo, santifica mi entendi-
miento con la luz de tu conocimiento.
Voluntad de Cristo, sometida en todo a la voluntad
de tu Padre celestial, santifica mi voluntad con la
aceptación de la tuya en todo.
~ 10 ~
4. 4. Alma de Cristo, santifícame con tu gracia para
que viva de ella y sepa comunicarla a otras almas.
Santifica mi fe para que sea viva, práctica. Mi
esperanza para que sea firme. mi amor para que sea
puro, sacrificado.
Alma de Cristo, Redentor mío, a quien recibo en
mi Eucaristía, vete obrando en mi alma tu deseo y mi
gran anhelo, tu obra de transformación en Ti,
santifícame.
~ 12 ~
y tan velados en el Sagrario, miradme:
~ 14 ~
para llamarme,
para levantarme y sostenerme,
salvadme
Manos de Cristo, clavadas en la cruz para interce-
der siempre por mí, salvadme.
~ 15 ~
Enséñame a leer en Ti tu amor eterno y tu amor
temporal a mí:
amor desinteresado,
amor sacrificado, amor delicado, amor
siempre actual.
~ 16 ~
Corazón de Cristo, Cuerpo de Cristo, escondido en
la Eucaristía y hecho alimento de mi alma, semilla de
resurrección y arras de vida eterna, sálvame.
3.-Sangre de Cristo, embriágame.
~ 17 ~
Sangre de Cristo, que infundes fortaleza en los
mártires, embriágame de tu virtud, que mi debilidad
humana sólo se podrá curar con la transfusión de tu
Sangre Divina.
~ 18 ~
4-Agua del Costado de Cristo, lávame.
77. 1. Agua limpísima, inmaculada, «agua viva» que
saltas hasta la vida eterna, lávame.
Agua que, como de escondida fuente, brotaste de
tu corazón golpeado y herido con la lanza, lávame.
Agua hecha vivo y perenne reflejo de un amor que
no muere, lávame.
Agua representada todos los días en las gotas que
el sacerdote echa en el cáliz de mi misa, lávame.
~ 19 ~
pies de tantos pasos pecaminosos, mis manos
de tantos atrevimientos.
~ 20 ~
Agua del Costado de Cristo, seme límpido espejo
donde vea yo la fealdad de mi alma, lávame.
Agua del Costado de Cristo, lávame, más y más
lávame.
~ 21 ~
22. 2. Pasión de Cristo, pasión de amor divino, de
dolor infinito, de silencio sublime, confórtame para
que quiera padecer por Ti.
Padecer penitentemente, como pecador,
pacientemente como cristiano,
amorosamente como redimido,
corredentor e hijo.
Pasión de Cristo, confórtame contra los enemigos
de tu gloria; contra los enemigos de tu Iglesia; contra
los enemigos de tu cruz.
~ 22 ~
Pasión de Cristo, única que puede ser consuelo en
la pena,
fortaleza en el dolor,
modelo en la muerte,
confórtame en la vida y en la muerte, oh mi única
esperanza.
Pasión de Cristo, confórtame.
~ 23 ~
Oh buen Jesús, todo amable y deseable, esperanza
del alma que por Ti suspira y anhela; dulzura de mi
corazón, escúchame, tengo mucho que alabarte.
Oh buen Jesús, escondido por mí en el Sagrario
para oírme siempre, escúchame, tengo mucho que
decirte.
En medio de las voces que resuenan en mi cora-
zón:
Voces del pasado que me remuerde e inquieta,
voces del presente que me entristece y turba,
voces del futuro que me intimida y asusta,
pues, oh buen Jesús, en medio de esas voces, escú-
chame:
Escúchame: yo necesito
más luz que el ciego de Jericó,
más perdón que el buen ladrón,
más socorro que la mujer cananea,
más compasión que los más afligidos y mi-
serables.
~ 25 ~
te hablan mis pecados...
Tú sabes escuchar.
~ 27 ~
Y a mi voz de cansancio y decaimiento responda tu
palabra de fortaleza y aliento.
~ 28 ~
vida y santidad; Fuente de toda
Consolación;
~ 29 ~
33. 5. Escóndeme como en refugio de resurrección
gloriosa, como en mística cárcel donde viva por Ti
sin libertad.
«Quiero olvidarlo todo por buscarte;
quiero dejarlo todo por tenerte;
quiero ignorarlo todo por saberte;
quiero perderlo todo por hallarte».
34. 6. Escóndeme:
como se esconde el barro en el horno, para que se
ennoblezca;
como se esconde la semilla en la tierra, para que
fructifique;
como se esconde lo frágil en sitio seguro, para que
no se rompa;
como se esconde una cosa preciosa, para que no se
pierda.
Escóndeme hasta el día de mi muerte, para que
ese día me encuentre dentro de tu Corazón y me
escondas para siempre dentro de tu gloria.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
~ 30 ~
la cara y resistirle. Es la actitud de los fuertes. Pero
yo soy débil y mi enemigo es poderoso y, sobre todo,
astuto. Mi defensa será no encontrarme con él; mi
táctica, la de esconderme. Sí, esconderme como los
polluelos debajo de las alas de la gallina, esconderme
como el pajarillo en su nido, sin otra defensa que su
debilidad y su madre.
***
Pero no soy yo, Jesús, eres Tú quien me ha de
esconder; para que sepas que ahí estoy, que soy tuyo,
que has tomado como propia mi defensa y que eres
Tú quien me has escondido para ser Tú mi refugio.
Tú mi defensa. Tú mi salvación.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
¿Qué me importa que ahí pase inadvertido para el
mundo, si no lo paso para Ti?
~ 31 ~
¿Qué me importa que los hombres no vean mis
sacrificios, mis penas, mis silencios, mis lágrimas, si
los ves Tú?
Escondido: que así fue tu vida en este mundo; que
así tu obra en las almas; así tu
permanencia en el Sagrario.
Jesús, dentro de tus llagas escóndeme, que allí a
solas
quiero abrazártelas,
quiero besártelas,
quiero ungírtelas,
quiero curártelas;
que allí a solas quiero vivir siempre escondido y
siempre amado; perderme en Ti, Jesús y no encon-
trarme.
~ 32 ~
De Ti, que eres la verdad y sin quien todo es
mentira y engaño.
~ 33 ~
flor el sol, al ave el aire, a la raíz la savia...
***
~ 34 ~
fórmula tan humana de oración. Ya ves, Señor, que
pecadores los hombres, al menos no somos en-
greídos. «No permitas». Hasta ahí llega lo firme de
mis resoluciones, lo inconmovible de mis propósitos,
hasta un «¡no permitas!». Porque si lo permites, a
pesar, Señor, de todos mis propósitos y resoluciones,
caeré.
***
~ 35 ~
mitas que los siga y me pierda; aunque tengas incluso
que aparentar a veces que eres sordo a mis ruegos,
indiferente a mis locos deseos...
***
~ 36 ~
Sé que puedo todo mal y que esa es mi omnipo-
tencia, pero Tú, oh buen Jesús, no lo permitas, que a
todo puede llegar tu Omnipotencia.
~ 37 ~
Defiéndeme, buen Pastor, que conoces y amas a
tus ovejas y las tienes en tus manos y no permites
que nadie te las arrebate.
~ 38 ~
Defiéndeme de sus engaños y tentaciones, con tu
santo amor y con tu santo temor.
~ 39 ~
Cuando mis labios, llamándote, pronuncien por
última vez tu adorable nombre, Tú, oh buen Jesús,
llámame también.
~ 40 ~
misteriosa y temible eternidad y se encuentre sola
ante Ti, su Juez, entonces, oh buen Jesús, llámame.
* * *
~ 42 ~
corazón. Una voz así no puede ser sino el testimonio
de una amistad inquebrantable.
***
~ 43 ~
Muy alto tiene que sonar la voz de nuestra miseri-
cordia para que ahogue las voces de mis culpas, que
piden venganza; las voces de mis infidelidades, que
piden castigo.
~ 44 ~
funto y a Lázaro sepultado resucitar.
~ 45 ~
siempre antiguo y siempre nuevo;
como el ciervo a las fuentes de las aguas, con una
sed irresistible;
como el hijo pródigo a su padre, acogedor y mise-
ricordioso, con una esperanza nunca defraudada y
fallida.
~ 46 ~
No puede haber mandato más lleno de cariño que
el que en la hora de la muerte me mandes, oh Jesús,
ir a Ti.
Señor, yo que he recalcitrado tantas veces contra
vuestros mandamientos.
Yo que los he creído a veces casi exigentes...
Os pido no me neguéis este mandato, el más
amable, quizá el único sobre el que me atrevo a
formular un deseo absoluto de que se realice en mí.
Jesús, en la hora de mi muerte, llámame y mán-
dame ir a Ti; para que no tengas que mandarme que
me aparte de Ti.
Ahora comprendo esta tremenda e ineludible dis-
yuntiva y sumisión de la Humanidad a tu mandato.
Todos los hombres han de estar siempre bajo el
cumplimiento de un mandato tuyo, o de bendición en
el Cielo, contigo, o de reprobación en el infierno,
lejos de Ti.
~ 47 ~
Para que mi cielo sea el desquite eterno de tantas
infracciones a tus mandamientos.
Para que a cuantos pudieran echarme en rostro mi
presencia
entre ángeles, yo tan manchado;
entre apóstoles, yo tan perezoso y tibio;
entre mártires, yo tan reacio al sufrimiento, les
pueda responder: Es que Jesús, el Rey de la Gloria,
me mandó ir a El
Mándame ir a Ti.
Para que eternamente te pueda responder; Aquí
estoy, Señor, pues me llamaste.
~ 50 ~
13.-Por los siglos de los siglos.
~ 51 ~
Por los siglos de los siglos,
para que sea ya por fin mi vida un himno eterno a
tu amor y una conquista definitiva de tu Corazón:
Corazón de Dios, Corazón de Padre, Corazón de
Redentor, Corazón de Amigo.
14.-Amén.
61. 1. Así sea. Porque este es y ha sido el anhelo
supremo de mi vida.
2. Así creo. Porque esta fe es la que me sostiene y
alumbra en la noche de la vida.
3. Así espero. Porque me he confiado a tu divino
Corazón y no ha de salir fallida mi confianza.
4. Así te pido que sea. Porque todo ha de ser don
tuyo, bondad tuya, misericordia tuya, oh buen Jesús.
Amén.
***
~ 52 ~
tornadizos e inconstantes.
~ 53 ~
todas las almas, aun las más jóvenes, y hasta se
afirma que el fondo de las almas grandes es la
melancolía.
Y lo peor es que tu misma posesión en esta vida
no se sustrae a esta ley. La fe es oscura y el
poseerte por fe es un modo imperfecto que no
sacia el alma que aspira a tus eternas claridades.
Por eso, por los resquicios más incontenibles de
mi corazón, se me escapan aquellas quejas
amorosas de vuestro siervo Tomás de Aquino:
«Oro fiat illud quod tan sitio».
Colmad, colmad, os pido,
mi tan antiguo, acuciador anhelo.
que caigan ya los velos,
que cara a cara veros sólo ansío.
Amén. No sé más que decir. Me quedo en este
Amén.
Como en puerta abierta a toda aspiración y
deseo que me encamine a Ti;
~ 54 ~
Como en programa de santidad, aceptación de
todo lo que tu voluntad santa me envíe, me pida,
quiera de mí.
~ 55 ~
Si esta oración te ha hecho bien y piensas que se lo
puede hacer a otros, dala a conocer, propágala.
~ 56 ~
~ 57 ~