Copia de Trabajo Grupal Clinica Penal-1
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MINISTERIO PUBLICO
El ministerio público es un organismo autónomo y jerarquizado, cuya función es dirigida
en forma exclusiva a la investigación de los hechos constitutivos de delito, los que
determinen la participación punible y los que acrediten la inocencia del imputado y, en
su caso, ejercer la acción penal publica en forma previa por ley.
El ministerio publico realiza sus actuaciones procesales a través de cualquier de los
fiscales que, con sujeción a lo dispuesto en la ley, intervenga en ellas. Los fiscales, en
los casos que tengan a su cargo, dirigirán la investigación y ejercerán la acción penal
publica con el grato de independencia, autonomía y responsabilidad que establece esta
ley.
En el sistema procesal penal, son los fiscales los que dirigen a las policías en la
investigación de los delitos. Los fiscales y sus equipos deben además proteger a las
víctimas y testigos y ejercer la acción penal pública, esto significa, llevar ante los
tribunales a los imputados y buscar que los jueces apliquen las sanciones cuando
corresponde.
La actividad de las Fiscalías se inicia normalmente cuando se recibe una denuncia.
Esta es presentada por la víctima o por un denunciante, ante la policía, los tribunales
con competencia criminal o en las Fiscalías.
El sistema busca la eficiencia en la tramitación de las causas, a través de diferentes
tipos de término de los casos: sentencias definitivas, dictadas por los tribunales; salidas
alternativas o facultades de término que aplican las propias Fiscalías.
DEFENSA
Definición:“Acción o efecto de defender o defenderse. Medio de justificación de un
acusado. Instrumento con que uno se defiende”.
Antecedentes: “Goldschmidt asegura que la institución de la defensa se conocía en el
derecho antiguo y nos informa que en Grecia al imputado le correspondía la carga de
hacer su defensa, aunque con la opción de que un letrado le elaborara los memoriales
respectivos. Posteriormente se acostumbró la representación, de modo que el acusado
comparecía por medio de terceros, citando a Demóstenes como uno de los
representantes más sobresalientes de la época”. Para el derecho romano, la defensa
correspondía al imperante patrono de entonces, de manera que el patrón o amo era
quien representaba y cuidaba de la defensa y de ahí que a los defensores se les
llamara patronos. Después del imperio, la defensa se constituyó en una profesión
privilegiada, estaba a cargo de los Advocati, que podían ser los magistrados o altos
funcionarios estatales. En el derecho germano, la defensa se hacía por representación
a cargo de intercesor, que podía prestar determinadas declaraciones, permitiéndose
corregirlas posteriormente por el representado sino le parecían adecuadas. Hacia 1532,
con el Código Carolino, ya el procesado podía designar a un intercesor o se le
nombraba uno de oficio. De aquí arranca la defensa institucional, para que el imputado
pueda proveerse de ella, ya sea individualizado o quien haya de postularlo, o para que
se le designe uno oficialmente.
Antecedentes de la defensa en la legislación guatemalteca: En Guatemala el
primer antecedente sobre la defensa de la persona se encuentra en el Código de
Procedimientos en materia penal de 1877 reformado en 1879, este Código permitió la
defensa sólo al terminar el sumario y después de tomada la confesión con cargos al
procesado (equivalente al señalamiento de hechos, o cargos imputable; continuó el
Decreto presidencial No. 551 de 1898, hasta su derogatoria por el Decreto número 17-
73 del Congreso de la República, que actualmente rige el país.
Derecho de defensa: El derecho de defensa o principio de defensa es estudiado por
varios doctos que proporcionan las siguientes definiciones: El tratadista Vazquez Rosi
citado por Lucero define a la defensa como“una norma de rango constitucional, válida
para todo tipo de proceso, derivada de los valores de seguridad jurídica y de igualdad
de oportunidades, ligada a una recta administración de justicia y concretada a través de
las disposiciones de los códigos de rito que posibiliten, de manera más amplia, la
debida contradicción ante la acción, permitiendo que si accionado pueda ser oído,
hacer valer su razones, ofrecer y controlar la prueba e intervenir en la causa, en un pie
de igualdad con la parte actora, todo con independencia del derecho sustantivo en
litigio”.El procesalista Moras define que “la defensa es una función procesal que como
oponente a la de la acusación corresponde al procesado para oponerse a la acusación,
la que podrá ejercerse por el propio imputado siempre que no afecte su eficacia, o por
un abogado particular de su confianza o por un defensor público”. Así mismo Binder
afirma que la inviolabilidad del derecho de defensa es la garantía fundamental con la
que cuenta el ciudadano, porque es el único que permite que las demás garantías
tengan una vigencia y concreten en el proceso penal”. El derecho de defensa cumple
dentro del derecho penal, un papel particular: por Lucero Gómez, Vagner Farid, Los
efectos jurídicos del abandono,una parte, actúa en forma conjunta con las demás
garantías; por la otra, es una garantía que torna operativas a todas las demás. Por ello,
el derecho de defensa no puede ser puesto en el mismo plano que las otras garantías
procesales. La inviolabilidad del derecho de defensa es la garantía fundamental con la
que cuenta el ciudadano, porque es el único que permite que las demás garantías
tengan una vigencia concreta dentro del proceso penal. Cualquier persona, por el solo
hecho de que se le impute la comisión de un hecho punible está asistido por el derecho
de defensa en toda su plenitud. Es muy importante tener en cuenta que el derecho de
defensa no puede tener limitaciones; según algunas legislaciones y alguna doctrina, el
derecho de defensa como tal se adquiere una vez que la imputación gana cierto grado
de verosimilitud. Sólo a partir de una imputación formal el imputado adquiere el carácter
de sujeto procesal, y el derecho de defensa sólo puede ser ejercido por el sujeto
procesal en cuanto tal”.El derecho de defensa debe ser ejercido desde el primer acto
del procedimiento en sentido lato, es decir, desde el mismo momento en que la
imputación existe, por vaga e informal que ésta sea, y tal es su importancia que el
ejercicio se aprecia desde una doble vertiente, es decir, como manifestación de una
verdadera aplicación legítima del poder penal del Estado, que se entiende que la
Constitución no sólo exige que el imputado pueda ejercer su derecho de defensa, sino
que para reforzarlo, se establece la obligación de la asistencia letrada; es decir que el
imputado debe ser asistido por un abogado con conocimiento de la leyes y del proceso.
Principales manifestaciones del derecho de defensa:
El derecho de defensa material: El derecho a la defensa material es el derecho que
tiene el imputado a intervenir personalmente en el procedimiento para ejercer su
defensa, también llamada autodefensa. De esta forma, el imputado puede a lo largo del
procedimiento realizar declaraciones, hacer pedidos al fiscal, al juez, proponer por sí
mismo pruebas, etc. En el debate tiene además el derecho a la última palabra.
La declaración de imputado: El derecho de ser oído constituye el primer medio de
defensa del imputado, su observancia es vital en todo el procedimiento, es la base
primordial de protección de los derechos de la persona y fortalece la seguridad jurídica.
Así mismo el derecho de declarar voluntariamente las veces que se requiera y guardar
silencio si así lo desea. El Artículo 15 del Código Procesal Penal en desarrollo del
Artículo 16 de la Constitución Política de la República de Guatemala, estipula el
principio de declaración libre, por el que el imputado no puede ser obligado a declarar
contra sí, ni a declararse culpable. La declaración tiene por finalidad básica, ser un
medio de defensa material y una fuente de información privilegiada y absoluta, como
existía en el proceso anterior. No se puede plantear acusación, sin haberse oído al
imputado.
Derecho a la defensa técnica: El Código Procesal Penal, obliga a que la defensa
técnica sea realizada por un abogado. El imputado tiene derecho a elegir a un abogado
de su confianza o a que se le nombre uno de oficio Artículo 92 del Código Procesal
Penal. Aptitud solamente los abogados colegiados activos podrán ser defensores
Artículo 93 del Código Procesal Penal. El Artículo 104 del Código Procesal Penal
prohíbe al abogado descubrir circunstancias adversas a su defendido, en cualquier
forma en que las hubiere conocido, con lo que se refuerza la idea de que la obligación
primera del abogado no es el esclarecimiento de los hechos, sino la defensa del
imputado.
Necesario conocimiento de la imputación: El derecho de defensa implica el derecho
a conocer los hechos que se le imputan, desde el momento de la detención, y antes de
la primera declaración, como al plantear la acusación y al iniciarse el debate; para de
esta manera poder defenderse. El respeto a este principio genera la obligatoria
correlación entre acusación y la sentencia, por el cual no se puede condenar por
hechos que no se haya acusado.
Derecho a tener un traductor: El imputado tiene derecho a tener traductor o intérprete
de su confianza para que lo asista durante sus declaraciones, en los debates o en
aquellas audiencias donde sea necesaria su presencia; cuando no comprendiere
correctamente el idioma oficial, según el Artículo 90 del Código Procesal Penal; la
norma es bastante clara, sin embargo, no basta tener un conocimiento aproximado de
la lengua, por lo que tendrán derecho aquellos que aun entendiendo el español, no lo
dominen con soltura.
Naturaleza jurídica: Se dice que es de orden público porque la defensa es obligatoria
para toda persona procesada, desde el momento que exista una imputación en contra,
por irrelevante que parezca, y porque es un deber del Estado proporcionarle a todos
aquellas personas que no tienen los recursos suficientes para contratar un defensor de
confianza.
Características del derecho de defensa: A continuación, serán analizadas algunas
de las características del derecho de defensa, debido a la importancia y la
trascendencia que tienen dentro del sistema de justicia.
De carácter constitucional: La Constitución Política de la República de Guatemala en
el Artículo 12 establece que la defensa de la persona y sus derechos son inviolables,
que nadie podrá ser condenado ni privado de sus derechos, sin haber sido citado, oído
y vencido en proceso legal. El Derecho de defensa tiene como función el oponerse a
los cargos que se imputan a la persona y la potestad de dinamizar el resto de
garantías. En virtud de supremacía constitucional, todo el ordenamiento jurídico debe
guardar armonía con los valores, principios y normas que en ella se establecen,
principalmente con el derecho de defensa.
Inherente a la persona: Todo individuo sujeto a procedimiento legal ante los órganos
jurisdiccionales, goza del derecho fundamental de ser asistido por un defensor letrado.
Es decir que todas las personas sin excepción alguna pueden hacer uso del derecho
de defensa ante cualquier imputación por vaga que ésta sea. Este derecho es de
carácter absoluto, reconocido por múltiples legislaciones y con una valoración especial
por su doble condición de derecho propio y de garantía de otros derechos.
De orden público: El derecho de defensa constituye un deber y una obligación del
Estado, y está obligado a garantizarles a todos sus habitantes esta garantía como
garante del Estado de Derecho. La forma en que el Estado nos garantiza este derecho
es nombrando un abogado defensor de oficio cuando se carece de recursos
económicos.
No es restrictivo: El derecho de defensa no se restringe sólo al ámbito penal, sino que
abarca todas las ramas del derecho como el derecho civil, laboral, mercantil, etc. pues
el texto constitucional se orienta en sentido amplio cuando establece que la defensa de
la persona y sus derechos son inviolables. Si bien es cierto tiene mayor relevancia en
los procesos judiciales, pero su aplicación es imperativa en todo tipo de
procedimientos, aun ante la administración pública y organismo legislativo y cualquier
otra esfera de actuación, toda vez se afecten derechos de una persona. La declaración
del imputado, en consecuencia, es el momento particular del proceso penal en el cual
se ejerce el derecho de defensa, es más el imputado nunca podrá ser obligado a
declarar, y por no tener restricciones este derecho puede desarrollarse en cualquier
etapa del proceso, manifestándose a lo largo del mismo cuando el imputado propone
pruebas, hace peticiones al fiscal como al juez, en el debate tiene la última palabra
para defenderse. La Constitución Política de la República de Guatemala, en los
Artículos siete y ocho contempla la posibilidad de ejercer el derecho de defensa en el
momento de la detención, pues existe la obligación de la autoridad de notificar la causa
que la motivó, la autoridad que la ordenó y la información de que puede proveerse de
un defensor, el cual podrá estar presente en todas las diligencias policiales y judiciales.
En el Código Procesal Penal se encuentra regulado en el Artículo 92 y lo establece
como “si prefiere defenderse por sí mismo, el tribunal lo autorizará solo cuando no
perjudique la eficacia de la defensa técnica”, teniendo presente que por ninguna razón
puede quedarse sin la asistencia del defensor letrado, tan inviolable es este derecho
que si la persona no cuenta con la capacidad económica para contratar un abogado, el
Estado como garante del Estado de derecho de le asigna uno de oficio.
Defensa técnica: A esta defensa, según Francesco Carnelutti citado por Barrientos se
le conoce como específica, pero en la legislación procesal o profesional es la “que se
lleva a cabo ya no por parte del acusado, sino por personas peritas, que tienen como
profesión el ejercicio de esta función técnico-jurídico de defensa de la partes que
actúan en el proceso penal, para poner de relieve el derecho y contribuir con su
conocimiento a la orientación y dirección en orden a la consecución de los fines que
cada parte persigue en el proceso y, en definitiva, facilitar los fines del mismo”. Cuando
se habla de la defensa técnica penal, se refiere concretamente a la defensa que está
en manos de un abogado legalmente facultado y con los conocimientos jurídicos
necesarios para hacer valer de una forma técnica todas las acciones, argumentaciones,
y recursos que tiendan a proteger los intereses de su patrocinado dentro del proceso,
es el asistente técnico de confianza del imputado, por eso suele distinguirse entre
defensor de confianza o privado y el defensor de oficio, éste debe responder a un
interés parcial dentro del proceso, el del imputado, así lo estipula el Artículo 14,
numeral tres, literal b del Pacto Internacional de Derecho Civiles y Políticos, así como el
Artículo ocho, numeral dos, literal c, d y e de la Convención Americana. Se debe
entender que el defensor técnico no debe ser considerado como un auxiliar de la
justicia o un órgano de la administración judicial, sino como el sujeto procesal que vela
por los intereses y necesidades de la defensa de su cliente. El imputado siempre tiene
el derecho de nombrar un defensor de confianza, cuando el Estado le nombre uno de
oficio, y en última instancia, si hubiere colisión de voluntades prevalecerá la del
imputado ya que él es titular del derecho de defensa. El Código Procesal Penal regula
el derecho a elegir un abogado defensor de confianza. Si no lo hiciere, el tribunal lo
designará de oficio a más tardar antes de que se produzca su primera declaración
sobre el hecho, según la reglamentación para la defensa oficial. La intervención del
defensor no menoscaba el derecho del imputado a formular solicitudes y observaciones
con el objeto de garantizar su defensa. El derecho a la defensa puede ser ejercida
desde el primer acto del procedimiento dirigido en su contra hasta su finalización, ya
que la ausencia del mismo significa la nulidad de los actos realizados; y bajo tal
concepto es concebida la garantía dentro del proceso penal guatemalteco. El imputado
no puede contar con el auxilio de más de dos abogados simultáneamente durante los
debates o en un mismo acto. Cuando intervengan dos defensores o más la notificación
practicada a uno de ellos bastara respecto de ambos, y la sustitución de uno por el otro
no alterará los trámites ni facultades autónomas, salvo cuando la ley expresamente
imponga una división de funciones, según el Artículo 96 del Código Procesal Penal del
Congreso de la República de Guatemala.
El defensor: Es el profesional del derecho que asistirá técnicamente al sindicado y que
cuenta con la confianza del mismo para defender sus derechos. Defensor de confianza
o privado:“Es aquel que el imputado puede elegir. El imputado siempre tiene derecho a
nombrar un defensor de confianza, aun cuando el Estado le hubiere nombrado un
defensor público. Y si el imputado nombra un defensor privado, éste desplaza
necesariamente al defensor público, puesto que se privilegia la posibilidad de contar
con una persona de confianza para un menester tan delicado.
Defensor de oficio o público: “El defensor público es el que el Estado brinda como
un servicio cuando el imputado no nombra defensor o es incapaz de costear sus
servicios”. Él Estado de Guatemala respetuoso de las garantías constitucionales y
procesales, cuenta con el Instituto de la Defensa Pública Penal, para garantizar no sólo
el derecho de defensa de las personas de escasos recursos, sino también las garantías
del debido proceso.
La renuncia de la defensa técnica: El defensor podrá renunciar al ejercicio de la
defensa técnica, en cuyo caso el Ministerio Público o el tribunal competente fijará un
plazo para que el imputado pueda reemplazarlo, vencido el cual será sustituido por un
defensor nombrado de oficio por el tribunal. El renunciante no podrá abandonar la
defensa hasta que intervenga el sustituto. No se podrá renunciar durante el debate o
las audiencias, según el Artículo 102 del Código Procesal Penal. Como se observa la
legislación permite a los profesionales del derecho renunciar al cargo de defensor, sin
embargo, también se regula que este debe primero ser reemplazado por otro
profesional, es decir que en ningún momento podrá abandonar a su patrocinado y por
consiguiente dejarlo sin la asistencia técnica.
Abandono de la defensa técnica: Se considerará que existe abandono de la defensa
cuando el defensor, una vez aceptado el cargo, se abstiene de proseguir la actividad
defensiva sin motivo justificado. De acuerdo con lo indicado, el fundamento del
abandono de la defensa se centra, en aquélla obligación que tiene el abogado de
representar a su cliente en todas las instancias, así como en la coadyuvancia que
surge con su actuación profesional ética con la Administración de Justicia. También se
considerará abandonada la defensa y corresponderá su reemplazo, si el defensor no
comparece a la audiencia o se aleja de ella, suspendiéndose entre tanto el desarrollo
del acto hasta tanto no entre en funciones un nuevo defensor que represente al
imputado. “Este es un principio constitucional relacionado con el de inmediación, que
toda persona tiene derecho a contar con la asistencia jurídica para ejercer su defensa y
es por lo tanto derecho del imputado, nombrar a un abogado de su confianza como
defensor para que lo asista o lo represente en todo y a lo largo del juicio”. Es sólo
cuando el imputado no procede a designar al defensor o cuando se rehúsa a hacerlo,
cuando el juez está facultado para designarle a un defensor público penal para que lo
asista o lo represente a lo largo de todo el proceso penal. Como puede apreciarse el
abandono de la defensa podría darse en cualquier etapa del proceso penal, y no existe,
salvo justa causa, la posibilidad de que el abogado como defensor no asista a la
audiencia o renuncie a la defensa de su cliente, de allí que si el defensor justifica su
inasistencia al acto por enfermedad o por circunstancia sobrevenidas (caso fortuito o de
fuerza mayor) debidamente comprobadas, el juez debe suspender el acto y fijar una
nueva oportunidad para su celebración, a objeto de dar oportunidad a que estén
presentes los interesados. Existe también la posibilidad de que el defensor solicite al
juez, con la debida anticipación, el diferimiento del acto, en cuyo caso, procede
acordarlo. Según la legislación guatemalteca, específicamente en el Artículo 103 del
Código Procesal Penal encontramos el abandono del defensor, y establece que:el
defensor del imputado no puede sin causa justificada abandonar la defensa o dejar sin
asistencia técnica al imputado, sin perjuicio de las responsabilidades en que por ello
incurra intervendrá el sustituto; ante la imposibilidad de éste se procederá a su
reemplazo inmediato por un defensor nombrado de oficio y aquellos no podrán ser
nombrados nuevamente en el procedimiento. La resolución se comunicará al imputado
y se le instruirá sobre su derecho a elegir otro defensor de confianza. El abandono de
la defensa constituye falta grave y obligará, a quien incurra en el, al pago de costas
provocadas por el reemplazo, sin perjuicio de las sanciones correspondientes. El
abandono será comunicado inmediatamente al Tribunal de Honor del Colegio de
Abogados y Notarios de Guatemala, Artículo 105 del Código Procesal Penal. En
consonancia con lo anterior la Ley del Organismo Judicial establece en el Artículo 202
que: los abogados son responsables de los daños y perjuicios que sufran sus clientes
por su ignorancia, culpa, dolo, descuido, negligencia o mala fe comprobadas. El Código
Penal es aun más severo al regular esta anomalía jurídica ya que lo tipifica como un
delito, esto se encuentra regulado en el Artículo 465 del Código Procesal Penal el cual
establece: el delito de patrocinio infiel: el abogado o mandatario judicial que, de
cualquier modo, perjudicare deliberadamente los intereses que le estuvieren confiados,
será sancionado, siempre que el hecho no constituyere un delito más grave, con prisión
de uno a tres años e inhabilitación especial por el doble tiempo de la condena. Por su
parte el Tribunal de Honor, del Colegio de Abogados y Notarios de Guatemala sanciona
esta actitud por violar deberes contenidos en el Código de Ética Profesional.
Determinar los motivos por los que se produce esta reprochable actitud, resultaría casi
imposible, ya que los abogados defensores simplemente dejan de prestar el auxilio
requerido, abandonando el caso sin dar explicación alguna, dejando al cliente en un
estado de indefensión frente a sus adversarios. Si bien es cierto el sindicado no podrá
comparecer a juicio sin el auxilio de un abogado defensor, porque así lo establece la
legislación guatemalteca, también es cierto que el abandono de la defensa técnica es
un acto prohibido para los abogados; sin embargo esas prohibiciones pareciera que los
abogados defensores las desconocen o bien las ignoran simplemente, el caso es que
esta situación se ha dado, se continúa practicando y difícilmente sea erradicada ya que
no existe un verdadero control ni precedente alguno que marque un alto a tan
reprochable actitud.
Defensor Mandatario: En el juicio por delito de acción privada a instancia de parte, el
imputado podrá hacerse representar por un defensor con poder especial para el caso.
No obstante, el tribunal podrá exigir su comparecencia personal. Artículo 106 del
Código Procesal Penal.
EL SINDICADO EN PRIMERA DECLARACION
La primera declaración, es el acto procesal donde se le formula al sindicado la
imputación objetiva del hecho que se le sindica y la calificación jurídica que se le
atribuye, informándole de los medios de convicción que existen en su contra y de la
forma en que quedará sujeto al proceso penal.
La declaración del sindicado es la vía principal a través de la cual se ejercita la
exigencia constitucional de ser oído en el proceso. Este acto es una de las bases del
derecho de defensa, contenido en el artículo 12 de la Constitución. La declaración es
una herramienta del sindicado para ejercitar su defensa en el proceso penal. Esta
concepción rompe con la tradición anterior en la que la declaración del imputado era
medio de prueba. De hecho, en los sistemas de corte inquisitivo, el reconocimiento de
culpabilidad por parte del sindicado, es decir, la confesión, era la prueba más
importante. La confesión del imputado era suficiente para dictar la condena ya que
hacía plena prueba.
En el actual Código Procesal Penal, la aceptación de los hechos por parte del imputado
carece del valor decisivo que antes se le atribuía. Frente a ella, el Ministerio Público
no queda dispensado de agotar la investigación. Las confesiones pueden no
ser ciertas y obedecer a fanatismos, al miedo a un interrogatorio, a amenazas, a
encubrir a un tercero, por ello, el tribunal no podrá dictar sentencia condenatoria
basándose exclusivamente en la declaración del imputado. Serán necesarios otros
medios de prueba que confirmen la aceptación de los hechos por el sindicado.
También es obligatoria la presencia del agente o auxiliar fiscal, por ser el responsable
en el ejercicio de la acción penal, quien deberá formular requerimiento luego de
concluida la declaración de imputado. La presencia obligatoria del Ministerio Público
en esta diligencia surge del cumplimiento del principio de inmediación, propio del
sistema acusatorio que, además exige de un órgano requirente frente al órgano que
decide.
Es criterio de la autora que la diligencia de declaración del sindicado, es innecesaria
dentro del proceso penal guatemalteco, no solo carece de utilidad, sino resulta gravosa
tanto para el sindicado, como para el órgano jurisdiccional y para el Estado en general,
por lo que de manera breve se pretenden realizar algunas reflexiones que motiven en
el lector el análisis de dicha diligencia y pueda en perspectiva visualizar un escenario
de un proceso penal sin dicha diligencia.
Actualmente y a pesar que desde el año 1992 se ha implementado un sistema
acusatorio, dentro del proceso penal guatemalteco se debe obligatoriamente recibir la
DECLARACIÓN DEL SINDICADO, mediante una audiencia que requiere la presencia
de todos los sujetos procesales. Todo proceso debe consistir en una serie de etapas en
la que cada una constituya una herramienta indispensable para obtener el objetivo
final, por lo que se debe determinar la utilidad que cada etapa representa para la
obtención de dicho objetivo u objetivos; además en cada etapa se deben aplicar con
rigurosidad los principios y garantías que rigen la materia.
Aunque en la audiencia de primera declaración y en ejercicio de la defensa material, el
sindicado acepte los hechos que se le imputan, tal declaración no puede tomarse en
cuenta en el sistema acusatorio que impone al ente investigador probar la culpabilidad
y si se niega a declarar tal circunstancia no puede utilizarse en su perjuicio. Por
considerar que de manera empírica, es decir a través de la simple observación, se
puede percibir que la audiencia de primera declaración del sindicado representa altos
costos económicos, en alguna ocasiones traslados del sindicado, retardo en la
administración de justicia, violación a derechos humanos e incumplimiento a
compromisos adquiridos internacionalmente por el Estado de Guatemala; además
viabiliza un sistema de corrupción que se encuentra principalmente en el sistema
penitenciario debido al hacinamiento en las cárceles, asimismo a través de los medios
de comunicación es del conocimiento público que en algunas ocasiones se han
producido ataques entre los sindicados, poniendo en peligro la vida e integridad física
de los sujetos procesales y población civil, además de otra serie de factores como
consecuencia de la obligatoriedad de la práctica de esta diligencia; por lo tanto es
indispensable estudiar la utilidad de la primera declaración para obtener los fines del
proceso penal guatemalteco.
Por lo tanto, deviene inadmisible que, en otro tipo de casos, el proceso no pueda
iniciarse de la misma forma, pues el ente acusador tiene la facultad de investigar de
oficio todos los hechos que por acción pública tiene por imperativo legal perseguir. De
allí que la audiencia de declaración del sindicado deviene innecesaria en el proceso
penal guatemalteco y por lo tanto es necesario reformar y adecuar la normativa a fin
que los procedimientos se ajusten a requerimientos internacionales que el Estado de
Guatemala se ha comprometido a respetar debiendo adecuar la normativa nacional a
los mismos.