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QUEJOSO: “HUGO NAVA AGUILAR”

ASUNTO: SE INTERPONE DEMANDA


DE AMPARO INDIRECTO

C. JUEZ DE DISTRITO EN MATERIA DE AMPARO PENAL


EN EL ESTADO DE PUEBLA, EN TURNO.

HUGO NAVA AGUILAR, por mi propio derecho, señalando como


domicilio para oír y recibir toda clase de notificaciones, citas y documentos, el ubicado en Avenida
24 Sur “501”, Local número 14, de la Colonia Azcárate, en esta Ciudad de Puebla, Puebla; solicitando
autorizar en los términos de los artículos 12 y demás relativos y aplicables al C. Licenciado en Derecho
STEFAN JOHN DE PASQUALE ENRÍQUEZ quien cuenta con cédula profesional número 08798818
registrada en el Sistema Único de Registros del Poder Judicial de la Federación; y solicitando también
autorizar, en los términos de la del párrafo primero del citado artículo 12 de la Ley de Amparo, a los CC.
Licenciados ALEJANDRO CRUZ LÓPEZ RAMOS, para oír y recibir notificaciones e imponerse de
autos; por lo que ante ustedes respetuosamente comparezco para exponer lo siguiente:

QUE vengo por medio del presente escrito y con fundamento en lo dispuesto por los
artículos 103, 107 y los diversos 1º , 8º, 14º, 16º, 17º, 19, 20, 21, 22 y demás relativos y aplicables
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; 1º, fracción I, 2, 5, 6, 11, 12, 21, 33
fracción IV, 79, fracciones II, III inciso a) y VI, 108, y demás relativos aplicables de la Ley de
Amparo, a demandar EL AMPARO Y PROTECCIÓN DE LA JUSTICIA FEDERAL, contra
las autoridades que señalo como responsables y por los actos y omisiones que les describo y
preciso, por lo que para cumplir con lo dispuesto por artículo 108 de la Ley de Amparo, procedo a
señalar.

I.- NOMBRE Y DOMICILIO DEL QUEJOSO.- ha quedado indicado en el presente


escrito.

II.- NOMBRE Y DOMICILIO DEL TERCERO PERJUDICADO.- por la


Naturaleza del Acto Reclamado (MATERIA PENAL), no existe.

III.- AUTORIDADES RESPONSABLES.- En atención a que los


actos reclamados son distintos, tanto desde el punto de vista formal como material de su contenido,
señalaré a las autoridades responsables clasificándolas en dos distintos grupos, correspondiendo el
primero a las que tienen la calidad de Ordenadoras y el segundo a las que tienen la calidad de
Ejecutoras:

Señalo como Autoridades Ordenadoras:

A) CIUDADANO JUEZ DE ORALIDAD PENAL Y DE EJECUCION DEL


SISTEMA ACUSATORIO ADVERSARIAL, EN FUNCIONES DE
ADMINISTRADOR GENERAL DE LOS JUZGADOS DE ORALIDAD PENAL
Y DE EJECUCIÓN DE TODAS LAS REGIONES JUDICIALES DEL ESTADO.
B) CIUDADANO JUEZ DE ORALIDAD PENAL Y EJECUCIÓN DEL SISTEMA
ACUSATORIO ADVERSARIAL DE LA REGION JUDICIAL CENTRO, CON
SEDE EN PUEBLA.
C) CIUDADANO JUEZ DE ORALIDAD PENAL Y EJECUCIÓN DEL SISTEMA
ACUSATORIO ADVERSARIAL DE LA REGIÓN JUDICIAL CENTRO-
PONIENTE, CON SEDE EN CHOLULA.
Señalo como Autoridad Ejecutora.-

A) FISCALÍA GENERAL DEL ESTADO DE PUEBLA.


Con domicilio bien conocido en Boulevard Héroes del 5 de mayo esquina con 31
oriente, s/n, Colonia Ladrillera de Benítez, Puebla, Puebla.
B) FISCALÍA DE INVESTIGACIÓN METROPOLITANA.
C) Con domicilio bien conocido en Boulevard Héroes del 5 de mayo esquina con 31
oriente, s/n, Colonia Ladrillera de Benítez, Puebla, Puebla.
D) FISCALÍA ESPECIALIZADA EN DERECHOS HUMANOS.
Con domicilio ubicado en Avenida 12 oriente, número 415, Centro Histórico,
Puebla, Puebla.
E) FISCALÍA DE INVESTIGACIÓN REGIONAL.
Con domicilio ubicado Boulevard Héroes del 5 de mayo esquina con 31 oriente,
s/n, Colonia Ladrillera de Benítez, Puebla, Puebla.
F) FISCALÍA ESPECIALIZADA EN INVESTIGACIÓN DE DELITOS DE ALTA
INCIDENCIA.
Con domicilio en Calle 11 Sur 12122, San Francisco Mayorazgo, Puebla, Puebla.
G) FISCALÍA ESPECIALIZADA EN INVESTIGACIÓN DE DELITOS DE
VIOLENCIA DE GÉNERO CONTRA LAS MUJERES.
Con domicilio en Avenida 10 oriente, número 417-bis, Centro Histórico, Puebla,
Puebla.
H) AGENCIA ESTATAL DE INVESTIGACIÓN.
Con domicilio bien conocido en la ciudad de Puebla.
I) UNIDAD DE INVESTIGACIÓN LA POPULAR. UNIDAD ESPECIALIZADA
DE INVESTIGACIÓN DE DELITOS CONTRA LA VIDA Y LA INTEGRIDAD
CORPORAL.

J) C. Director General de la Policía Ministerial de la Fiscalía General del Estado de


Puebla, con domicilio ampliamente conocido.

K) C. Comandante General de la Policía Ministerial de la Fiscalía General del Estado


de Puebla, con domicilio ampliamente conocido.

IV.- ACTO RECLAMADO.

A).- De las Autoridades que señalo como responsables ordenadoras, les Reclamo a
título de Inconstitucional e Ilegal, LA ORDEN DE APREHENSIÓN, DETENCIÓN O
COMPARECENCIA, .

V.- GARANTIAS CONSTITUCIONALES VIOLADAS:

La Autoridad que señalo como Responsable Ordenadora, al decretar su


Inconstitucional Auto de Formal Prisión, violó en Agravio de la quejosa, mis derechos humanos,
mis Garantías de Libertad, Legalidad y Seguridad Jurídica, mis garantías en mi carácter de
inculpada, mi derecho de defensa y garantías de juicio justo que contemplan los artículos 1º, 14º,
16º, 17º, 19º, 20º, 21º y 22º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

VI.- FECHA DE CONOCIMIENTO DEL ACTO RECLAMADO Y PROTESTA DE LEY.

Manifiesto, BAJO PROTESTA DE DECIR VERDAD que los hechos o abstenciones que me
constan, y que constituyen los antecedentes de los actos reclamados son ciertos y son los
siguientes:

H E C H O S.

Que el día martes 26 de Enero del 2016, cuatro individuos (dos mujeres y dos hombres) que
dijeron ser Agentes de la Policía Ministerial del Estado me detuvieron mientras cargaba en brazos
a mi hijo de 10 meses de nacido, sin precisar los actos por los que ejecutaban una orden de
Aprehensión, (no me especificaron por parte de cual juzgado penal), utilizando la fuerza y el hecho
de ser acompañada por mi menor hijo, así como, sin documento que justificara la supuesta orden
de Aprensión en mi contra; por lo que me trasladaron a una Agencia del Ministerio Público,
desconozco cual, y bajo coacción (golpes y amenazas en contra mía y en contra del bienestar de mi
hijo de 10 meses) me obligaron a dar una declaración ministerial en mi contra y sin abogado
presente, por la comisión de un delito (secuestro), que supuestamente cometí siendo menor de
edad. Pues se me mencionó que dicho delito supuestamente lo cometí en el año 2013.

VII.- CONCEPTOS DE VIOLACION:

ÚNICO.- Se hace valer en contra del acto de autoridad consistente en el Auto de Formal Prisión
dictado en mi contra, por la autoridad que resulte responsable de las señaladas en el capítulo III
inciso a) de esta demanda, actuando de manera Inconstitucional e Ilegal al privarme de mi libertad
por la supuesta comisión del delito de secuestro; la responsable violó mis garantías de Libertad,
Legalidad y Seguridad Jurídica, previstas por los artículos, 1º, 14º, 16º, 17º, 19º, 20º, 21º y 22º, de
la Constitución Política de lo Estados Unidos Mexicanos. Ahora bien, se hace necesaria la
reproducción de las garantías constitucionales vulneradas por la autoridad que resulte responsable
al dictar el auto de formal prisión recurrido, que a la letra señalan:

“Artículo 1o.
En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en
esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de
las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos
y bajo las condiciones que esta Constitución establece.

Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de conformidad con esta Constitución y
con los tratados internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección
más amplia.

Todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover, respetar,
proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los principios de universalidad,
interdependencia, indivisibilidad y progresividad. En consecuencia, el Estado deberá prevenir,
investigar, sancionar y reparar las violaciones a los derechos humanos, en los términos que establezca
la ley.

“Artículo 14.- …
Nadie puede ser privado de la vida, la libertad o de sus propiedades, posesiones o derechos, sino
mediante juicio seguido ante los tribunales previamente establecidos, en el que se cumplan las
formalidades esenciales del procedimiento y conforme a las leyes expedidas con anterioridad al hecho.
…”
“Artículo 16.- Nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o posesiones, sino
en virtud de mandamiento escrito de la autoridad competente, que funde y motive la causa legal del
procedimiento.

Artículo 19.- Ninguna detención ante autoridad judicial podrá exceder del plazo de setenta y dos horas,
a partir de que el indiciado sea puesto a su disposición, sin que se justifique con un auto de vinculación
a proceso en el que se expresará: el delito que se impute al acusado; el lugar, tiempo y circunstancias de
ejecución, así como los datos que establezcan que se ha cometido un hecho que la ley señale como
delito y que exista la probabilidad de que el indiciado lo cometió o participó en su comisión.

El Ministerio Público sólo podrá solicitar al juez la prisión preventiva cuando otras medidas cautelares
no sean suficientes para garantizar la comparecencia del imputado en el juicio, el desarrollo de la
investigación, la protección de la víctima, de los testigos o de la comunidad, así como cuando el
imputado esté siendo procesado o haya sido sentenciado previamente por la comisión de un delito
doloso. El juez ordenará la prisión preventiva, oficiosamente, en los casos de delincuencia organizada,
homicidio doloso, violación, secuestro, trata de personas, delitos cometidos con medios violentos como
armas y explosivos, así como delitos graves que determine la ley en contra de la seguridad de la nación,
el libre desarrollo de la personalidad y de la salud.

De igual manera se viola en mi agravio la garantía de JUSTICIA PRONTA Y EXPEDITA,


precepto señalado en el artículo 17º Segundo párrafo de la Constitución que señala lo siguiente:

ArtÍculo 17.-
…..
Toda persona tiene derecho a que se le administre justicia por tribunales que estaran expeditos para
impartirla en los plazos y terminos que fijen las leyes, emitiendo sus resoluciones de manera pronta,
completa e imparcial. su servicio sera gratuito, quedando, en consecuencia, prohibidas las costas
judiciales.

…”

De los preceptos constitucionales anteriormente invocados, se desprenden las garantías de certeza


y seguridad jurídica, las cuales consisten en otorgarle al gobernado los elementos necesarios para
estar en aptitud de defenderse ante los actos de molestia de las autoridades. La garantía de
seguridad jurídica, en su expresión genérica, exige del legislador el establecimiento de normas que
otorguen certeza y seguridad a los gobernados y que a la vez sirvan de orientación a la autoridad
respectiva para imponer la sanción aplicable, pero sobre todo que al momento de emitir cualquier
acto, le otorgue certeza plena al gobernado.

Sirve de apoyo a lo anterior la siguiente jurisprudencia 2a./J. 144/2006, de la Segunda Sala de la


Suprema Corte de Justicia de la Nación, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo
XXIV, Octubre de 2006, página 351, de rubro y texto:

“GARANTÍA DE SEGURIDAD JURÍDICA. SUS ALCANCES. La garantía de seguridad jurídica


prevista en el artículo 16 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, no debe
entenderse en el sentido de que la ley ha de señalar de manera especial y precisa un procedimiento para
regular cada una de las relaciones que se entablen entre las autoridades y los particulares, sino que debe
contener los elementos mínimos para hacer valer el derecho del gobernado y para que, sobre este
aspecto, la autoridad no incurra en arbitrariedades, lo que explica que existen trámites o relaciones que
por su simplicidad o sencillez, no requieren de que la ley pormenorice un procedimiento detallado para
ejercer el derecho correlativo. Lo anterior corrobora que es innecesario que en todos los supuestos de la
ley se deba detallar minuciosamente el procedimiento, cuando éste se encuentra definido de manera
sencilla para evidenciar la forma en que debe hacerse valer el derecho por el particular, así como las
facultades y obligaciones que le corresponden a la autoridad.”
Tesis de jurisprudencia 144/2006. Aprobada por la Segunda Sala de este Alto Tribunal en sesión privada
del veintinueve de septiembre de dos mil seis

Asimismo, es aplicable la siguiente tesis aislada, Octava Época, Semanario Judicial de la


Federación y su Gaceta, Tomo XI, Enero de 1993, página 253, de rubro y texto:

“GARANTIA DE LEGALIDAD. QUE DEBE ENTENDERSE POR. La Constitución Federal, entre


las garantías que consagra en favor del gobernado, incluye la de legalidad, la que debe entenderse como
la satisfacción que todo acto de autoridad ha de realizarse conforme al texto expreso de la ley, a su
espíritu o interpretación jurídica; esta garantía forma parte de la genérica de seguridad jurídica que tiene
como finalidad que, al gobernado se proporcionen los elementos necesarios para que esté en aptitud de
defender sus derechos, bien ante la propia autoridad administrativa a través de los recursos, bien ante la
autoridad judicial por medio de las acciones que las leyes respectivas establezcan; así, para satisfacer el
principio de seguridad jurídica la Constitución establece las garantías de audiencia, de fundamentación y
motivación, las formalidades del acto autoritario, y las de legalidad.”

CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA ADMINISTRATIVA DEL PRIMER


CIRCUITO.

Atento a lo anteriormente invocado, el citado párrafo del artículo 14 Constitucional, encierra las
reglas fundamentales de interpretación e integración en el derecho mexicano, es decir que el
órgano jurisdiccional ha de resolver, de acuerdo con la ley, las controversias que conoce cuando en
aquella se prevé la situación jurídica controvertida por ende el significado y alcance de dicha
garantía constitucional constriñe a la autoridad jurisdiccional a que se abstenga de emitir
sentencias definitivas que no se apeguen a la letra o a la interpretación jurídica de la ley, o a falta
de esta en los principios generales del derecho.

Es así que en virtud de la garantía constitucional anteriormente invocada, los juzgadores se


encuentran obligados a sujetarse a lo estrictamente prevenido por la ley, que contemple la
situación jurídica por la que deban pronunciarse y emitir un fallo definitivo, resultando que si al
momento de formular la resolución definitiva el juzgador no se abocó a lo rigurosamente
contemplado en la ley, se estaría vulnerando a la esfera jurídica del gobernado en virtud de que el
mismo no tendría la plena certeza de haber sido juzgado conforme a lo prevenido por nuestra Carta
Magna.
Aunado a lo anterior, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha determinado que:

“La fundamentación es el deber a cargo de la autoridad de citar con exactitud y precisión la


ley, el ordenamiento, el precepto legal o reglamentario o conjunto de ellos, que le den
competencia o facultades para emitir el acto de molestia de que se trate y que sean aplicables
al caso concreto, otorgándole certeza y seguridad jurídica al particular frente a esos actos ”

Esto con el fin de cumplir con el principio de legalidad emanado del artículo 16 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos; ahora bien la motivación exigida por el numeral 16 de
la Carta Magna consiste en el razonamiento contenido en el texto del acto de molestia, en donde se
concluye que dicho acto encuadra perfectamente en determinado precepto legal, es decir:

“Motivar... es externar las consideraciones relativas a las circunstancias de hecho que se


formuló la autoridad para establecer la adecuación del caso concreto a la hipótesis legal".

Asimismo, se reproduce la siguiente jurisprudencia respecto al alcance de la garantía de audiencia


que protege el artículo 14 Constitucional:

[J]; 7a. Época; 2a. Sala; Informes; Informe 1974, Parte II; Pág. 25
AUDIENCIA, ALCANCE DE LA GARANTIA DE. En los casos en que los actos
reclamados impliquen privación de derechos, existe la obligación por parte de las autoridades
responsables de dar oportunidad al agraviado para que exponga todo cuanto considere
conveniente en defensa de sus intereses; obligación que resulta inexcusable aun cuando la ley
que rige el acto reclamado no establezca tal garantía, toda vez que el artículo 14 de la
Constitución Federal impone a todas las autoridades tal obligación y, consecuentemente, su
inobservancia dejaría a su arbitrio decir acerca de los intereses de los particulares, con
violación de la garantía establecida por el invocado precepto constitucional.

Como ya se dijo con anterioridad, la solicitud de Amparo y Protección de la Justicia Federal en el


presente asunto, es en relación a la violación de garantías individuales que genera la emisión del
acuerdo de fecha 12 de Noviembre de 2015, dictado por la Junta Especial Número Dos de las que
integran La Junta Local de Conciliación y Arbitraje; violación de garantías citadas y explicadas a
continuación:

1. Garantía de Audiencia.- Consagrada en el artículo 14 Constitucional, la cual señala la


existencia de la obligación por parte de las autoridades responsables de dar oportunidad al
agraviado para que exponga todo cuanto considere conveniente en defensa de sus intereses;
el espíritu de dicha garantía, es el de evitar que se deje en estado de indefensión al posible
afectado con el acto privativo o en situación que afecte gravemente a sus defensa. Su
inobservancia dejaría al arbitrio de las autoridades decir acerca de los intereses de los
particulares, con violación de la garantía establecida por el invocado precepto
constitucional.

[J]; 7a. Época; 2a. Sala; Informes; Informe 1974, Parte II; Pág. 25. de rubro: AUDIENCIA, ALCANCE
DE LA GARANTIA DE.

2. Garantía de debido proceso legal.- Consagrada en el artículo 14 Constitucional, en la parte


relativa a que los juicios deben llevarse a cabo ante autoridad competente, cumpliendo con
“…. las formalidades esenciales del procedimiento…” lo que implica necesariamente que
los procedimientos jurisdiccionales seguidos ante las autoridades respectivas
(administrativas), se tramiten conforme a las disposiciones procesales exactamente
aplicables al caso concreto, pues de lo contrario transgrede el derecho positivo y, por ende,
se actualiza la infracción a la garantía de que se trata.

[TA]; 9a. Época; T.C.C.; S.J.F. y su Gaceta; III, Junio de 1996; Pág. 845, de rubro y texto:
GARANTIA DE DEBIDO PROCESO LEGAL CONTENIDA EN EL ARTICULO 14
CONSTITUCIONAL. DEFINICION. La garantía de debido proceso legal consagrada en el
artículo 14 constitucional, en la parte relativa a que los juicios deben llevarse a cabo ante autoridad
competente, cumpliendo con "... las formalidades esenciales del procedimiento..." implica
necesariamente que los procedimientos jurisdiccionales seguidos ante las autoridades respectivas, se
tramiten conforme a las disposiciones procesales exactamente aplicables al caso concreto, pues de lo
contrario se transgrede el derecho positivo y, por ende, se actualiza la infracción a la garantía de que se
trata.

3. Garantía de debida fundamentación y motivación.- Consagrada en el artículo 16


Constitucional, la cual impone a la autoridad responsable la obligación de fundar y motivar
su mandamiento, sin excepción, a favor de todos los gobernados.

[J]; 7a. Época; 2a. Sala; S.J.F.; 30 Tercera Parte; Pág. 57. de rubro y texto:

FUNDAMENTACION Y MOTIVACION, GARANTIA DE. Para que la autoridad cumpla la garantía de


legalidad que establece el artículo 16 de la Constitución Federal en cuanto a la
suficiente fundamentación y motivación de sus determinaciones, en ellas debe citar el precepto legal que le
sirva de apoyo y expresar los razonamientos que la llevaron a la conclusión de que el asunto concreto de que
se trata, que las origina, encuadra en los presupuestos de la norma que invoca.

4. Garantía de seguridad jurídica.- Consagrada en el artículo 16 Constitucional, versa sobre


el contenido de los elementos mínimos para hacer vale el derecho del gobernado y para
que, sobre este aspecto, la autoridad no incurra en arbitrariedades.
J. 144/2006, de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Tomo XXIV, Octubre de 2006, página 351, de rubro: “GARANTÍA DE
SEGURIDAD JURÍDICA. SUS ALCANCES.

5. Garantía de imparcialidad.- Consagrada en el artículo 17 Constitucional, es una condición


que debe revestir a los juzgadores que tienen a su cargo el ejercicio de la función
jurisdiccional, la cual consiste en el deber que tienen de ser ajenos o extraños a los
intereses de las partes en controversia y de dirigir y resolver el juicio sin favorecer
indebidamente a ninguna de ellas.
[J]; 10a. Época; 1a. Sala; S.J.F. y su Gaceta; Libro V, Febrero de 2012, Tomo 1; Pág. 460, de rubro y
texto:

IMPARCIALIDAD. CONTENIDO DEL PRINCIPIO PREVISTO EN EL


ARTÍCULO 17 CONSTITUCIONAL. El principio de imparcialidad que consagra el
artículo 17 constitucional, es una condición esencial que debe revestir a los juzgadores que tienen a su
cargo el ejercicio de la función jurisdiccional, la cual consiste en el deber que tienen de ser ajenos o
extraños a los intereses de las partes en controversia y de dirigir y resolver el juicio sin favorecer
indebidamente a ninguna de ellas. Así, el referido principio debe entenderse en dos dimensiones: a) la
subjetiva, que es la relativa a las condiciones personales del juzgador, misma que en buena medida se
traduce en los impedimentos que pudieran existir en los negocios de que conozca, y b) la objetiva, que
se refiere a las condiciones normativas respecto de las cuales debe resolver el juzgador, es decir, los
presupuestos de ley que deben ser aplicados por el juez al analizar un caso y resolverlo en un
determinado sentido. Por lo tanto, si por un lado, la norma reclamada no prevé ningún supuesto que
imponga al juzgador una condición personal que le obligue a fallar en un determinado sentido, y por el
otro, tampoco se le impone ninguna obligación para que el juzgador actúe en un determinado sentido a
partir de lo resuelto en una diversa resolución, es claro que no se atenta contra el contenido de las dos
dimensiones que integran el principio de imparcialidad garantizado en la Constitución Federal.

Las violaciones constitucionales aludidas, que afectan la esfera jurídica de la hoy quejosa, se
comprueban al tenor de los siguientes argumentos.

A.- De los hechos expuestos, se advierte la violación al debido proceso legal que debe imperar en
todo juicio de naturaleza penal de trascendencia negativa en la esfera de derechos fundamentales
con que cuenta todo gobernado, los cuales se encuentran protegidos por nuestra Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como los diversos tratados internacionales suscritos
por el Estado Mexicano en este rubro.

En principio, no debe olvidarse que la Constitución Federal establece diversos derechos en materia
penal, cuya observancia en un proceso de esa índole es obligatoria para el estado, previo a decretar
una sentencia condenatoria contra un gobernado, con lo cual respetará principios de derecho penal
en un estado democrático. Además, la presunción de inocencia (que constituye uno de esos
derechos), implica, entre otras circunstancias, que no es el gobernado quien debe demostrar su
inocencia en la comisión de un hecho que se le atribuye; por el contrario, la culpabilidad (en
sentido amplio del término) le corresponde acreditarlo al Estado, a través de la institución del
Ministerio Público, como se advierte del contenido de la jurisprudencia emitida por el Pleno de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en la página 14, Tomo XVI, agosto de 2001,
Novena Época, publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, materia penal
constitucional, cuyo rubro y texto son:

“PRESUNCIÓN DE INOCENCIA. EL PRINCIPIO RELATIVO SE CONTIENE DE MANERA


IMPLÍCITA EN LA CONSTITUCIÓN FEDERAL. De la interpretación armónica y sistemática
de los artículos 14, párrafo segundo, 16, párrafo primero, 19, párrafo primero, 21, párrafo
primero, y 102, apartado A, párrafo segundo, de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, se desprenden, por una parte, el principio del debido proceso legal que
implica que al inculpado se le reconozca el derecho a su libertad, y que el Estado sólo podrá
privarlo del mismo cuando, existiendo suficientes elementos incriminatorios, y seguido un
proceso penal en su contra en el que se respeten las formalidades esenciales del
procedimiento, las garantías de audiencia y la de ofrecer pruebas para desvirtuar la
imputación correspondiente, el Juez pronuncie sentencia definitiva declarándolo culpable; y
por otra, el principio acusatorio, mediante el cual corresponde al Ministerio Público la función
persecutoria de los delitos y la obligación (carga) de buscar y presentar las pruebas que
acrediten la existencia de éstos, tal y como se desprende de lo dispuesto en el artículo 19,
párrafo primero, particularmente cuando previene que el auto de formal prisión deberá
expresar "los datos que arroje la averiguación previa, los que deben ser bastantes para
comprobar el cuerpo del delito y hacer probable la responsabilidad del acusado"; en el
artículo 21, al disponer que "la investigación y persecución de los delitos incumbe al
Ministerio Público"; así como en el artículo 102, al disponer que corresponde al Ministerio
Público de la Federación la persecución de todos los delitos del orden federal,
correspondiéndole "buscar y presentar las pruebas que acrediten la responsabilidad de
éstos". En ese tenor, debe estimarse que los principios constitucionales del debido proceso
legal y el acusatorio resguardan en forma implícita el diverso principio de presunción de
inocencia, dando lugar a que el gobernado no esté obligado a probar la licitud de su
conducta cuando se le imputa la comisión de un delito, en tanto que el acusado no tiene la
carga de probar su inocencia, puesto que el sistema previsto por la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos le reconoce, a priori, tal estado, al disponer expresamente
que es al Ministerio Público a quien incumbe probar los elementos constitutivos del delito y
de la culpabilidad del imputado.”

Así pues, con la finalidad de que tal derecho sea garantizado, debe considerarse que en el ejercicio
de la acción penal (inicio del proceso penal), el Ministerio Público debe acreditar el cuerpo del
delito y la probable responsabilidad del inculpado, lo que únicamente significa que debe justificar
por qué en la indagatoria en cuestión, se advierte la existencia del conjunto de los elementos
objetivos o externos que constituyen la materialidad del hecho delictivo y la probable
responsabilidad de un sujeto; es decir, dicho análisis solo tiene un carácter presuntivo, pero debe
estar acreditado sobre una base firme.

Así pues, el citado principio da lugar a que el gobernado no esté obligado a probar la licitud de su
conducta cuando se le imputa la comisión de un delito, en tanto que no tiene la carga de demostrar
su inocencia, sino que es al Ministerio Público a quien incumbe acreditar los elementos
constitutivos del delito, así como la probable responsabilidad penal del consignado.

Por ende, si el fiscal investigador o agente del ministerio público, no recabó, o fue deficiente en
acervar su material probatorio, para incriminar al inculpado, y el Juzgador otorga un alcance
probatorio mayor al que tienen las actuaciones ministeriales, es evidente que este actuar resulta
violatorio de los derechos fundamentales del enjuiciado, concretamente el que se presuma su
inocencia, que se encuentra implícito en la constitución federal y en los numerales 11.1 de la
Declaración Universal de Derechos Humanos, 14.2 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos y 8.2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, disposiciones
internacionales a las cuales hay que atender con motivo de la reforma al artículo 1°
constitucional, de nueve de junio de dos mil once, que obliga a todas las autoridades del país
(incluido los Juzgados de Distrito en Materia Penal en el Estado de Puebla, a regir su actuar de
conformidad con los derechos humanos garantizados tanto en la Carta Magna como en los tratados
internacionales en los que México forma parte.

Ilustra el anterior aserto, la jurisprudencia número 18/2012, sustentada por la Primera Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, correspondiente a la Décima Época, que a la letra
establece:
“CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD Y DE CONVENCIONALIDAD (REFORMA
CONSTITUCIONAL DE DIEZ DE JUNIO DE DOS MIL ONCE). Mediante reforma publicada en el
Diario Oficial de la Federación el 10 de junio de 2011, se modificó el artículo 1 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, rediseñándose la formac en la que los órganos del
sistema jurisdiccional mexicano deberán ejercer el control de constitucionalidad. Con anterioridad a
la reforma apuntada, de conformidad con el texto del artículo 103, fracción I, de la Constitución
Federal, se entendía que el único órgano facultado para ejercer un control de constitucionalidad lo
era el Poder Judicial de la Federación a través de los medios establecidos en el propio precepto; no
obstante, en virtud del reformado texto del artículo 1° constitucional, se da otro tipo de control, ya
que se estableció que todas las autoridades del Estado mexicano tienen obligación de respetar,
proteger y garantizar los derechos humanos reconocidos en la Constitución y en los tratados
internacionales de los que el propio Estado mexicano es parte, lo que también comprende el control
de convencionalidad. Por tanto, se concluye que en el sistema jurídico mexicano actual, los jueces
nacionales tanto federales como del orden común, están facultados para emitir pronunciamiento en
respeto y garantía de los derechos humanos reconocidos por la Constitución Federal y por los
tratados internacionales, con la limitante de que los jueces nacionales, en los casos que se sometan
a su consideración distintos de las vías directas de control previstas en la Norma Fundamental, no
podrán hacer declaratoria de inconstitucionalidad de normas generales, pues únicamente los
órganos integrantes del Poder Judicial de la Federación, actuando como jueces constitucionales,
podrán declarar la inconstitucionalidad de una norma por no ser conforme con la Constitución y los
tratados internacionales, mientras que las demás autoridades jurisdiccionales del Estado mexicano
sólo podrán inaplicar la norma si consideran que no es conforme a la Constitución Federal o a los
tratados internaciones en materia de derechos humanos.”

Con motivo de lo anterior, es claro que la imputación efectuada por la representación social y
corroborada por el Juez al dictar auto de formal prisión en mi contra por la supuesta comisión del
delito de secuestro, es violatoria de mis derechos humanos fundamentales y garantías individuales,
debido a que, como lo expuse previamente en el apartado de “HECHOS“, la detención de que fui
objeto no respetó se efectuó en franca contravención a las disposiciones legales aplicables y aún en
contra de los derechos humanos fundamentales del hombre y del ciudadano, sin respetar la
garantía de debido proceso legal y derecho de defensa, actos ejecutados sin razones, ni motivos, ni
pruebas suficientes para comprobar los elementos estructurales del tipo penal, tal como será
expresado en párrafos subsecuentes, ya que con ellas no se destruye la presunción de inocencia
[Prevista en los artículos 8.2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos; 11.1 de la
Declaración Universal de Derechos Humanos y 14.2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos.] que operan a mi favor, que se encuentran protegidos por el artículo 1º de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como en los demás tratados internacionales sobre
derechos humanos suscritos y ratificados por nuestro país.

Así las cosas, en concepto de la suscrita, el atento y cuidadoso análisis del material probatorio que
pueda obrar en la causa penal que exista en mi contra, como ya se dijo, esta no arrojará datos
suficientes y eficaces para tener por demostrada mi responsabilidad, puesto que no se debe tomar
en cuenta mis declaraciones ministeriales que fueron recabadas con la sombra de la tortura de que
fui objeto, situación que ignoró el juzgador al momento de emitir su resolución constitucional, lo
cual, está tajantemente prohibido en nuestro sistema jurídico como por la Convención Americana
de Derechos Humanos.

Se insiste, que el reconocimiento del derecho a la presunción de inocencia por el artículo 20 de la


Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos comporta un cambio esencial en la
naturaleza de esta regla básica de la ordenación de un proceso penal. Una vez consagrada
constitucionalmente, la presunción de inocencia ha dejado de ser un principio general del derecho
que ha de informar la actividad judicial (in dubio pro reo) para convertirse en un derecho
fundamental que vincula a todos los poderes públicos y que es de aplicación inmediata.
Haciéndose necesaria también la reproducción de esta disposición constitucional vulnerada, como
sigue:

Artículo 20. El proceso penal será acusatorio y oral. Se regirá por los principios de
publicidad, contradicción, concentración, continuidad e inmediación.

B. De los derechos de toda persona imputada:
I. A que se presuma su inocencia mientras no se declare su responsabilidad mediante
sentencia emitida por el juez de la causa;
II. A declarar o a guardar silencio. Desde el momento de su detención se le harán saber los
motivos de la misma y su derecho a guardar silencio, el cual no podrá ser utilizado en su
perjuicio. Queda prohibida y será sancionada por la ley penal, toda incomunicación,
intimidación o tortura. La confesión rendida sin la asistencia del defensor carecerá de todo
valor probatorio;
III. A que se le informe, tanto en el momento de su detención como en su comparecencia
ante el Ministerio Público o el juez, los hechos que se le imputan y los derechos que le
asisten. Tratándose de delincuencia organizada, la autoridad judicial podrá autorizar que se
mantenga en reserva el nombre y datos del acusador.
La ley establecerá beneficios a favor del inculpado, procesado o sentenciado que preste
ayuda eficaz para la investigación y persecución de delitos en materia de delincuencia
organizada;
IV. Se le recibirán los testigos y demás pruebas pertinentes que ofrezca, concediéndosele el
tiempo que la ley estime necesario al efecto y auxiliándosele para obtener la comparecencia
de las personas cuyo testimonio solicite, en los términos que señale la ley;
V. Será juzgado en audiencia pública por un juez o tribunal. La publicidad sólo podrá
restringirse en los casos de excepción que determine la ley, por razones de seguridad
nacional, seguridad pública, protección de las víctimas, testigos y menores, cuando se
ponga en riesgo la revelación de datos legalmente protegidos, o cuando el tribunal estime
que existen razones fundadas para justificarlo.
En delincuencia organizada, las actuaciones realizadas en la fase de investigación podrán
tener valor probatorio, cuando no puedan ser reproducidas en juicio o exista riesgo para
testigos o víctimas. Lo anterior sin perjuicio del derecho del inculpado de objetarlas o
impugnarlas y aportar pruebas en contra;
VI. Le serán facilitados todos los datos que solicite para su defensa y que consten en el
proceso.
El imputado y su defensor tendrán acceso a los registros de la investigación cuando el
primero se encuentre detenido y cuando pretenda recibírsele declaración o entrevistarlo.
Asimismo, antes de su primera comparecencia ante juez podrán consultar dichos registros,
con la oportunidad debida para preparar la defensa. A partir de este momento no podrán
mantenerse en reserva las actuaciones de la investigación, salvo los casos excepcionales
expresamente señalados en la ley cuando ello sea imprescindible para salvaguardar el éxito
de la investigación y siempre que sean oportunamente revelados para no afectar el derecho
de defensa;
VII. Será juzgado antes de cuatro meses si se tratare de delitos cuya pena máxima no
exceda de dos años de prisión, y antes de un año si la pena excediere de ese tiempo, salvo
que solicite mayor plazo para su defensa;
VIII. Tendrá derecho a una defensa adecuada por abogado, al cual elegirá libremente
incluso desde el momento de su detención. Si no quiere o no puede nombrar un abogado,
después de haber sido requerido para hacerlo, el juez le designará un defensor público.
También tendrá derecho a que su defensor comparezca en todos los actos del proceso y éste
tendrá obligación de hacerlo cuantas veces se le requiera, y
IX. En ningún caso podrá prolongarse la prisión o detención, por falta de pago de
honorarios de defensores o por cualquiera otra prestación de dinero, por causa de
responsabilidad civil o algún otro motivo análogo.
La prisión preventiva no podrá exceder del tiempo que como máximo de pena fije la ley al
delito que motivare el proceso y en ningún caso será superior a dos años, salvo que su
prolongación se deba al ejercicio del derecho de defensa del imputado. Si cumplido este
término no se ha pronunciado sentencia, el imputado será puesto en libertad de inmediato
mientras se sigue el proceso, sin que ello obste para imponer otras medidas cautelares.
En toda pena de prisión que imponga una sentencia, se computará el tiempo de la
detención.

Así las cosas, la presunción de inocencia, además de constituir un principio o criterio informador
del ordenamiento procesal penal, es ante todo un derecho fundamental.

En esta lógica, la CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS reconoce


el derecho a la presunción de inocencia en su artículo 8.2, el cual establece lo siguiente:

“8.2. Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia
mientras no se establezca legalmente su culpabilidad. (…).
La Corte Interamericana ha destacado la importancia del derecho a la presunción de inocencia al
señalarlo como un fundamento de las garantías judiciales, según el cual las personas deben ser
consideradas inocentes hasta que se acredite plenamente su culpabilidad.

En el mismo sentido, la Corte Interamericana ha sostenido que “el derecho a la presunción de


inocencia es un elemento esencial para la realización efectiva del derecho a la defensa y acompaña
al acusado durante (todo el) proceso hasta que una sentencia condenatoria que determine su
culpabilidad quede firme, (de modo que este) derecho implica que el acusado no debe demostrar
que no ha cometido el delito que se le atribuye, ya que el onus probandi corresponde a quien
acusa”.

Así las cosas, a través de la consagración de este principio se entiende que la eficacia de la pre-
instrucción y proceso penal deriva ahora de su carácter de medio civilizado de persecución y
represión de la delincuencia, en tanto respeta los derechos fundamentales de los individuos, lo que
convierte a la pre-instrucción penal en un proceso con todas las garantías, lo cual es la aspiración
del constituyente al establecer todos los derechos de defensa.

La naturaleza y alcances del derecho fundamental a la presunción de inocencia determinan una


configuración compleja en su contenido, pues influyen con notoria eficacia tanto en el tratamiento
que debe darse al imputado antes y durante el desarrollo del procedimiento, como en la actividad
probatoria que se practique con el objeto de demostrar su culpabilidad, sin dejar de lado su
singular trascendencia en el contexto general de todo el proceso penal. Así, de la presunción de
inocencia es posible predicar que tiene, básicamente, un triple significado: como regla de
tratamiento respecto al individuo, como regla probatoria y como regla de juicio o estándar
probatorio en el proceso.

Las vertientes más estudiadas de la presunción de inocencia son las que se refieren a su cualidad
de regla probatoria y de estándar probatorio o regla de juicio que debe ser aplicada en el momento
de dictar sentencia.

La presunción de inocencia como regla probatoria es un derecho que establece los requisitos que
debe cumplir la actividad probatoria y las características que deben reunir los medios de prueba
para poder considerar que existe prueba de cargo válida y destruir así el estatus de inocente que
tiene todo procesado. En consecuencia, no cualquier prueba puede enervar la presunción de
inocencia, sino que ésta debe practicarse de acuerdo con ciertas garantías y de una determinada
forma para cumplir con esa finalidad. En esta línea, deben existir pruebas que puedan entenderse
de cargo, es decir, pruebas sobre la existencia del delito y la responsabilidad del acusado, y que
hayan sido suministradas por el Ministerio Público con respeto a los principios y garantías
constitucionales que rigen su práctica. Así, puede decirse que este derecho entra en juego en un
momento anterior a la valoración de las pruebas, cuando el juez examina si las pruebas presentadas
por el investigador pueden considerarse válidamente como pruebas de cargo.

Por otro lado, la presunción de inocencia como regla de juicio o estándar probatorio puede
entenderse como una norma que ordena a los jueces el dictar libertad con las reservas de ley del
inculpado cuando durante la investigación no se han aportado pruebas de cargo suficientes para
acreditar la existencia de los elementos del delito y la probable responsabilidad de la persona. Así
entendida, la presunción de inocencia no aplica al procedimiento probatorio (la prueba entendida
como actividad), sino al momento de la valoración de la prueba (entendida como resultado de la
actividad probatoria)

Pues bien, existe otra vertiente de la presunción de inocencia que ha sido menos estudiada: la
presunción de inocencia como regla de trato en su vertiente extraprocesal.

Esta faceta de la presunción de inocencia constituye un derecho fundamental a recibir la


consideración y el trato de no autor o no partícipe en hechos de carácter delictivo o análogos a
éstos y determina, por ende, el derecho a que no se apliquen las consecuencias o los efectos
jurídicos anudados a hechos de tal naturaleza. En pocas palabras, la Constitución no permite
condenas anticipadas. Asimismo, y a diferencia de lo que sucede con la regla de juicio, la
violación a esta vertiente de la presunción de inocencia puede emanar de cualquier agente del
Estado, especialmente de las autoridades policiales o de Procuración de Justicia.
Dada la trascendencia de una acusación en materia penal, la Constitución otorga al imputado una
serie de derechos fundamentales a fin de garantizar que se efectúe un juicio justo en su contra, sin
embargo, de nada sirven estos derechos cuando las autoridades encargadas de investigar el delito
realizan diversas acciones que tienen como finalidad exponer públicamente a alguien como
responsable del hecho delictivo. Frente a estas acciones se corre el enorme riesgo de condenar al
denunciado antes de tiempo, ya que el centro de gravedad que corresponde al proceso como tal, se
ha desplazado a la imputación pública realizada en esta caso por el Agente del Ministerio Público
y/o el Procurador General del Estado de Puebla, que ha incidido en la determinación judicial de
someterme a proceso.

Además, la violación a la presunción de inocencia como regla de trato puede afectar de una forma
–intraprocesal– mucho más grave aún los derechos relativos a la defensa del acusado. Puede
introducir elementos de hecho que no se correspondan con la realidad y que, en el ánimo del
tribunal, y sobre todo de las víctimas y de los posibles testigos, actúen después como pruebas de
cargo en contra de los más elementales derechos de la defensa.

Así, la presunción de inocencia se relaciona tanto en el proceder de las autoridades en su


consideración a la condición de inocente de la persona, como con la respuesta que pueda provenir
de las demás partes involucradas en el juicio.

La violación a la regla de trato de la presunción de inocencia puede influir en un proceso judicial


cuando la manipulación de la realidad por parte del Procurador General de la República tiende a
referirse a: (i) la conducta, credibilidad, reputación o antecedentes penales de alguna de las partes,
testigos o posibles testigos; (ii) la posibilidad de que se produjere una confesión, admisión de
hechos, declaración previa del imputado o la negativa a declarar; (iii) el resultado de exámenes o
análisis a los que hubiese sido sometido alguien involucrado en el proceso; (iv) cualquier opinión
sobra la culpabilidad del detenido; y (v) el hecho de que alguien hubiera identificado al detenido,
entre muchas otras.

Así, en este tipo de escenarios resulta que el “verdadero juicio” se celebró mucho antes de la
aparición del juez. En las situaciones a las que nos estamos refiriendo, el PROCURADOR o el
MINISTERIO PÚBLICO no pretenden facilitar información de la causa que se tramita ante los
tribunales, sino anticipar o reproducir su desarrollo, pero sin cumplir con las garantías del debido
proceso.

Esta misma lógica ha sido sostenida por la Corte Interamericana, la cual estableció en el Caso
Cabrera García y Montiel Flores Vs. México que “el principio de presunción de inocencia implica
que los juzgadores no inicien el proceso con una idea preconcebida de que el IMPUTADO ha
cometido el delito que se le imputa, por lo que la carga de prueba (recae en) quien imputa”.

Es importante señalar que el respeto de las autoridades policiales y ministeriales a la regla que
venimos desarrollando se encuentra exigido en nuestro ordenamiento jurídico, no solo en virtud
del derecho a la presunción de inocencia sino también por lo establecido en el artículo 21
constitucional.

En efecto, el artículo 21 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos consagra el


principio de buena fe ministerial, al establecer que: “la actuación de las instituciones de seguridad
pública se regirá por los principios de legalidad, objetividad, eficiencia, profesionalismo, honradez
y respeto a los derechos humanos reconocidos en esta Constitución”.

Resulta indudable que con la inclusión de este apartado en el artículo 21 constitucional, el


constituyente tuvo por objetivo establecer un estándar constitucional relativo a la actuación del
Procurador, Ministerio Público, policías: la legalidad, la honestidad, la eficiencia y el
cumplimiento de las normas de derechos fundamentales.

Como lo ha establecido la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la seguridad pública va de la


mano, necesariamente, del respeto al orden constitucional. En esta lógica, “resulta inadmisible
constitucionalmente un criterio que propicie la proliferación y fortalecimiento de fenómenos que
atenten gravemente contra los integrantes del cuerpo social, así como de cualquier otro que
favoreciera la arbitrariedad de los órganos del Estado que, so pretexto de la seguridad pública,
pudieran vulnerar las garantías individuales consagradas en el Código Supremo”.
Así las cosas, el Juzgado Segundo de Distrito en Materia de Procesos Penales en el Estado de
México con sede en Toluca, desconoce que la presunción de inocencia determina una
configuración compleja en su contenido y que, en los términos desarrollados en su resolución
constitucional, pasa por encima de las tres vertientes más estudiadas de la presunción de inocencia
(como regla de tratamiento respecto al individuo, como regla probatoria y como regla de juicio o
estándar probatorio en el proceso).

En efecto, la hoy quejosa, fuí expuesta sometida a un mal trato y un espectáculo público en mi
detención, lo que resulta inadmisible en un sistema democrático de derechos y libertades. Nadie
que hubiese visto la televisión, escuchado la radio o leído los periódicos y revistas en el mes de
octubre de dos mil catorce, podría negar el espectáculo a que fui sometido por el Procurador
General del Estado de Puebla y el C. Agente del Ministerio Público a cargo, representados por los
cuatro agentes ministeriales que me detuvieron. Por ello cualquier proceso judicial realizado
después, no podría ser más que una mera formalidad, pues el ánimo del juzgador está viciado por
las tremendas infamias que ha creadas por el Procurador y el Ministerio Público en mi contra. Tal
situación, resulta un hecho notorio para usted autoridad de amparo.

La Corte Interamericana ha condenado enfáticamente la práctica consistente en exponer ante los


medios de comunicación a personas imputadas por la comisión de delitos, cuando aún no han sido
condenadas por sentencia firme. Al respecto, dicho tribunal sostuvo que “el derecho a la
presunción de inocencia (…) exige que el Estado no condene informalmente a una persona o emita
(un) juicio ante la sociedad que contribuya así a formar una opinión pública, mientras no se
acredite conforme a la ley la responsabilidad penal de aquella”

En el caso, la exhibición a que fui sujeta generaron en el caso concreto un efecto corruptor en toda
la investigación y preinstrucción, viciando cualquier tipo de evidencia incriminatoria que pueda
surgir o haya surgido en contra de la suscrita pues fue efectuado fuera de todo cauce constitucional
y legal. El material probatorio afectado por el efecto corruptor provoca su falta de fiabilidad,
situación que impacta mis derechos humanos, ya que es indudable que la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos protege el derecho que tiene toda persona a que, en caso de ser
condenada, su condena no tenga como base evidencia de cuestionable fiabilidad, especialmente
cuando ésta es imputable a la actuación ilegal de la autoridad. Así, cuando la falta de fiabilidad en
el material probatorio sea una consecuencia de la arbitrariedad de las autoridades, las cuales no
hubiesen tutelado efectivamente los derechos fundamentales de los inculpados en la búsqueda de
la verdad, indefectiblemente se producirá un efecto corruptor sobre todo el procedimiento,
viciando tanto al procedimiento en sí mismo como a sus resultados.

Sirve de refuerzo a lo anteriormente expuesto, la tesis jurisprudencial que a continuaci;on se


transcribe:

DETENCIÓN ILEGAL. LO ES AQUELLA QUE NO SE LLEVÓ A CABO BAJO LOS SUPUESTOS DE


FLAGRANCIA O CASO URGENTE, SINO CON MOTIVO DEL CUMPLIMIENTO A UNA ORDEN DE
LOCALIZACIÓN Y PRESENTACIÓN MINISTERIAL Y, CON BASE EN ELLA, EL INCULPADO
RINDE SU DECLARACIÓN Y POSTERIORMENTE ES CONSIGNADO ANTE LA AUTORIDAD
JUDICIAL (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE CHIAPAS). En términos de los párrafos quinto, sexto y
séptimo del artículo 16 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, cualquier
persona puede detener al indiciado en el momento en que esté cometiendo un delito o
inmediatamente después de haberlo perpetrado, poniéndolo sin demora a disposición de la autoridad
más cercana y ésta con la misma prontitud a la del Ministerio Público, debiendo existir un registro
inmediato de la detención; asimismo, sólo en casos urgentes, cuando se trate de delito grave así
calificado por la ley y ante el riesgo fundado de que el indiciado pueda sustraerse a la acción de la
justicia, el Ministerio Público podrá, bajo su más estricta responsabilidad, ordenar la detención de las
personas, fundando y expresando los indicios que motiven su proceder, supuesto que sólo podrá
tener lugar siempre que no se pueda ocurrir ante la autoridad judicial por razón de la hora, lugar o
circunstancia. Además, en los casos de detenciones por urgencia o flagrancia, el Juez que reciba la
consignación deberá ratificar inmediatamente la detención del indiciado o decretar su libertad con las
reservas de ley. Por su parte, del artículo 269 del Código de Procedimientos Penales para el Estado
de Chiapas (abrogado), se advierte que se justifica la detención de una persona cuando sea
sorprendida en comisión flagrante del ilícito o en caso urgente. A su vez, el numeral 269 Bis A de esa
legislación procesal dispone que habrá caso urgente cuando concurran las siguientes circunstancias:
a) se trate de delito grave así calificado por la ley; b) exista riesgo fundado de que el indiciado pueda
sustraerse a la acción de la justicia; y, c) el Ministerio Público no pueda ocurrir ante la autoridad
judicial para solicitar la orden de aprehensión por razón de la hora, lugar o cualquier otra
circunstancia. Ahora bien, con base en el referido marco normativo, si la detención de un sujeto
ocurre sin que se den los supuestos de flagrancia y/o caso urgente citados, sino con motivo del
cumplimiento de una orden de localización y presentación girada por el fiscal investigador para que
comparezca a declarar dentro de una averiguación previa y en virtud de esa presentación el
inculpado rinde su declaración, quedando posteriormente consignado ante la autoridad jurisdiccional,
dicha deposición es ilegal. Ello es así, porque la comparecencia ante el agente ministerial obtenida a
través del cumplimiento de la orden de localización, búsqueda y presentación del indiciado, con
independencia de que afecta temporalmente su libertad deambulatoria no tiene como propósito
lograr su detención; sino que aquél acuda ante el fiscal a declarar y una vez finalizada la diligencia
que motiva su presencia pueda retirarse del lugar, consideración que se sustenta en términos de la
jurisprudencia 1a./J. 109/2011 (9a.), de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, de rubro: "ORDEN DE BÚSQUEDA, LOCALIZACIÓN Y PRESENTACIÓN DEL INDICIADO
PARA DECLARAR DENTRO DE LA AVERIGUACIÓN PREVIA. SI BIEN NO TIENE LOS
ALCANCES DE UNA ORDEN DE DETENCIÓN, AFECTA TEMPORALMENTE LA LIBERTAD
DEAMBULATORIA DE LA PERSONA.". En consecuencia, si el sujeto no es detenido en flagrancia o
bajo el supuesto de caso urgente, sino en virtud de una orden de localización y presentación
ministerial y, con base en ella, rinde su declaración y, posteriormente, es consignado ante la
autoridad judicial, su detención es ilegal.

CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO DEL VIGÉSIMO CIRCUITO.

Amparo directo 1082/2014. 16 de abril de 2015. Unanimidad de votos. Ponente: Jorge Mason Cal y
Mayor. Secretario: Salomón Zenteno Urbina.
Amparo directo 911/2014. 30 de abril de 2015. Unanimidad de votos. Ponente: Héctor Martín Ruiz
Palma. Secretario: Aldo Barrientos Torres.
Amparo directo 979/2014. 4 de junio de 2015. Unanimidad de votos. Ponente: Héctor Martín Ruiz
Palma. Secretario: Aldo Barrientos Torres.
Nota: La tesis de jurisprudencia 1a./J. 109/2011 (9a.) citada, aparece publicada en el Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, Libro I, Tomo 2, octubre de 2011, página
1059.

B.- Por otro lado Tal como lo manifesté en el apartado de “HECHOS” de esta demanda de
garantías, y es conveniente traer a cuentas nuevamente de manera enunciativa en el presente
concepto de violación, La Autoridad Responsable, OMITIÓ el hecho de que la suscrita era menor
de edad al momento de supuestamente cometer el ilícito que se me imputa, violandolas garantías
ya indicadas.

Bajo ese tenor de ideas, se aplicaron en forma inexacta lo dispuesto por los artículos 4° y 6º del
Código Penal del Estado Libre y Soberano de Puebla,

Artículo 4.- Las Leyes Penales del Estado de Puebla se aplicarán a las personas infractoras de las
mismas, cualquiera que sea su nacionalidad y residencia. Se es penalmente imputable a partir de
los dieciocho años en el Estado de Puebla, del Código de Defensa Social del Estado de Puebla en
Vigor, al querer imputarme un supuesto delito, supuestamente cometido cuando era menor de
edad.

Artículo 6.- Los delitos se juzgarán aplicando la ley vigente en el momento de cometerse.

En efecto, la Autoridad Responsable, al no valorar el hecho de que la hoy quejosa era menor de
edad al momento de supuestamente cometer dicho ilícito, violó las garantías ya indicadas,
tomando en cuenta que, no existen datos suficientes y bastantes, que hagan imputable de la
probable responsabilidad Penal a la hoy quejosa.

Resultando Aplicable a lo anterior, La Tesis aislada del TRIBUNAL COLEGIADO,


consultable a fojas 633, del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, novena época, tomo
IV, agosto de 1996.
AUTO DE FORMAL PRISION.- ES VIOLATORIO DEL
ARTICULO 19, CONSTITUCIONAL, SI NO SE HACE EL ESTUDIO DEL
CONJUNTO DE HECHOS QUE INTEGRARON LA PRESUNTA
RESPONSABILIDAD DEL INCULPADO CON PRUEBAS EVIDENTES.

Por lo tanto no se acredita con plenitud lo ordenado por el artículo 19, Constitucional, si el Auto de
Formal Prisión no se sustenta en un conjunto de hechos que integren los datos suficientes para
Justificar la Probable Responsabilidad de una persona con pruebas evidentes, pues además, los
antecedentes que arroje la Averiguación deben ser suficientes, no solo para hacerla posible,
entendiéndose como tal la calidad de poder ser, de ser factible, sino de hacerlo verosímil, que se
puede probar, puesto que el artículo 19, Constitucional, no tiene el alcance estrecho que se le ha
conferido, sino uno mayor, ya que no es posible admitir que sea rigorista en su parte objetiva, al
expresar que el tipo Penal debe quedar comprobado necesariamente y tolerante en su parte
subjetiva, concediendo con ello que con simples datos pueda restringirse la Libertad de una
persona con todas las graves consecuencias que tal acto trae aparejado en el orden moral, social,
económico, familiar y Jurídico; y si la Autoridad Responsable no efectúo en el proceso relativo la
valoración de todas las pruebas que puedan obrar en la causa penal.

Cobran aplicación en el presente asunto las siguientes tesis jurisprudenciales, que rezan:

“EDAD PENAL MÍNIMA. ES OBLIGACIÓN DEL JUEZ DE LA CAUSA DETERMINAR LA


IMPUTABILIDAD O INIMPUTABILIDAD DEL INCULPADO ANTES DEL DICTADO DE LA
SENTENCIA, POR LO QUE LA EMITIDA BAJO TAL CIRCUNSTANCIA DE INCERTIDUMBRE ES
VIOLATORIA DE GARANTÍAS. Si el inculpado, al rendir sus declaraciones ministerial y preparatoria,
manifestó tener menos de dieciocho años de edad al momento de la comisión de los hechos
delictivos por los que se le juzgó, y de autos se advierte que no existe prueba alguna que corrobore
su dicho o que la autoridad judicial haya recabado las probanzas idóneas para determinar la edad
del activo, resulta inconcuso que el dictado de la sentencia bajo tal circunstancia de incertidumbre es
violatoria de garantías en perjuicio del sentenciado, toda vez que antes del dictado de dicha
resolución, el Juez de la causa está obligado a determinar su imputabilidad o inimputabilidad,
además, en los casos como el antes descrito, la carga de la prueba corresponde al juzgador.

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL DÉCIMO PRIMER CIRCUITO.


Amparo directo 342/90. 26 de septiembre de 1990. Unanimidad de votos. Ponente: Raúl Murillo
Delgado. Secretaria: María Cristina Torres Pacheco.
Amparo directo 221/91. 10 de julio de 1991. Unanimidad de votos. Ponente: Raúl Murillo Delgado.
Secretaria: María Cristina Torres Pacheco.
Amparo directo 525/2006. 23 de noviembre de 2006. Unanimidad de votos. Ponente: Víctorino Rojas
Rivera. Secretario: Juan Ramón Barreto López.
Amparo directo 601/2006. 29 de noviembre de 2006. Unanimidad de votos. Ponente: Víctorino Rojas
Rivera. Secretario: Juan Ramón Barreto López.
Amparo directo 208/2007. 16 de mayo de 2007. Unanimidad de votos. Ponente: Víctorino Rojas
Rivera. Secretario: Juan Ramón Barreto López.

“INIMPUTABILIDAD. CUANDO EXISTA DUDA SOBRE LA MINORÍA DE EDAD DEL INCULPADO,


CORRESPONDE A LA AUTORIDAD JUDICIAL LA OBLIGACIÓN DE RECABAR LOS DATOS PARA
DETERMINARLA (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE JALISCO). De la interpretación concatenada de
los artículos 275, 278, segundo párrafo y 282 del Código de Procedimientos Penales del Estado de
Jalisco, se advierte que cuando en el proceso penal no exista prueba directa para demostrar
cualquier hecho esencial o circunstancial que interese al sentido y alcance del fallo, el Juez o tribunal
del conocimiento apreciará cuidadosamente en su conjunto los indicios que resulten de las diversas
pruebas aportadas, siendo obligación del Juez de instrucción tomar conocimiento directo del
procesado y sus circunstancias peculiares, y cuando sea necesario comprobar un derecho civil lo
hará por cualquier medio de prueba en el curso de la misma etapa procesal; por tanto, cuando en un
proceso existen pruebas y actuaciones que se contradicen sobre la edad cierta del procesado,
corresponde a la autoridad judicial la obligación de recabar los datos para determinar la mayoría de
edad, pues conforme al artículo 180 del ordenamiento legal citado es quien debe allegarse los
medios necesarios para estar en aptitud de determinar si el inculpado es imputable o inimputable en
la comisión del delito que se le atribuye, ya que la edad es un requisito indispensable para incoar el
proceso.

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL TERCER CIRCUITO.


Amparo directo 1/2003. 15 de abril de 2003. Unanimidad de votos. Ponente: Jorge Humberto Benítez
Pimienta. Secretario: Francisco Javier Villaseñor Casillas.
Nota: Esta tesis contendió en la contradicción 66/2003-PS resuelta por la Primera Sala, de la que
derivó la tesis 1a./J. 40/2004, que aparece publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Novena Época, Tomo XX, julio de 2004, página 90, con el rubro: "INCULPADO.
CORRESPONDE AL JUEZ DEL PROCESO ALLEGARSE DE LOS MEDIOS DE PRUEBA PARA
COMPROBAR SU EDAD CUANDO NO ESTÉ SUFICIENTEMENTE ACREDITADA Y EXISTA
POSIBILIDAD DE QUE SEA MENOR.

“MENORES INFRACTORES. NO SON SUJETOS A LA LEY PENAL, SINO A PROCEDIMIENTOS


ESPECIALES (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE JALISCO). Los menores infractores no son sujetos
a la ley penal, pues de la lectura del artículo 13 del Código Penal para el Estado de Jalisco, en su
capítulo IV, relativo a las causas excluyentes de responsabilidad, se desprende que: "Excluyen de
responsabilidad penal las causas de inimputabilidad, las de inculpabilidad y las de justificación. I. Son
causas de inimputabilidad: a) El hecho de no haber cumplido dieciocho años de edad, al cometer la
infracción penal ..."; asimismo el artículo 1o. de la Ley de Readaptación Juvenil para la citada
entidad, textualmente dispone: "Los infractores menores de dieciocho años, no podrán ser sometidos
a proceso ante las autoridades judiciales sino que quedarán sujetos directamente a los organismos
especiales a que se refiere la presente ley, para que previa la investigación y observación
necesarias, se dicten las medidas conducentes para su educación y adaptación social, así como
para combatir la causa o causas determinantes de su infracción ... Se considerarán menores
infractores los que teniendo menos de 18 años de edad, cometan una acción u omisión que las leyes
penales sancionen."; por su parte, el numeral 6o. de la referida ley especial, establece: "Son
autoridades y órganos encargados de la aplicación de la presente ley: I. El Consejo Paternal de la
capital del Estado y los que se establezcan en las cabeceras municipales en los términos de ley. II.
La Granja Industrial Juvenil de Recuperación. III. Las dependencias del Patronato de la Asistencia
Social en el Estado y los hogares sustitutos."; por otro lado, el precepto 18 de la Constitución
Federal, en su párrafo cuarto, dispone: "La Federación y los gobiernos de los Estados establecerán
instituciones especiales para el tratamiento de menores infractores."; con base en lo anterior, debe
válidamente sostenerse que los menores de edad infractores no son delincuentes sujetos a la ley
penal, y por tanto, no es posible que en el procedimiento administrativo al que se encuentren sujetos,
se analice si en su detención medió o no el supuesto de la flagrancia, pues aun cuando el artículo
1o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, señala "En los Estados Unidos
Mexicanos todo individuo gozará de las garantías que otorga esta Constitución ..."; sin embargo,
tratándose de los infractores menores de dieciocho años, al no poder someterlos a proceso ante las
autoridades judiciales competentes, es obvio que quedan sujetos directamente a organismos e
instituciones especiales para su tratamiento, para que a través de ellos y mediante medidas
educativas y de adaptación social, procedan a combatir las causas que determinaron su infracción;
de donde se desprende que si por disposición de la propia ley, los mencionados menores no pueden
ser sujetos a proceso ante las autoridades judiciales, menos es dable observarse la aplicación de
preceptos legales que atañen sólo a la esfera del proceso mismo (instruible sólo a personas mayores
de dieciocho años), como es el caso dispuesto en el párrafo sexto, del artículo 16 constitucional
(antes de su última reforma, publicada en el Diario Oficial de la Federación, el día ocho de marzo de
mil novecientos noventa y nueve, en vigor al día siguiente), el cual en lo conducente, dice: "En casos
de urgencia o flagrancia, el Juez que reciba la consignación del detenido deberá inmediatamente
ratificar la detención o decretar la libertad con las reservas de ley.", apartado este, que por aludir al
"Juez que reciba la consignación del detenido", necesariamente se vincula con las restantes
garantías que tiene el inculpado en todo proceso del orden penal, que diáfanamente enumera el
artículo 20 de nuestra Carta Magna; de ahí que no exista obligación por parte del presidente del
Consejo Paternal, para calificar si en la detención de un menor, medió o no el supuesto de la
flagrancia. En tal virtud, si la detención de un menor infractor se lleva a cabo sin que exista orden de
aprehensión y no se da el supuesto de flagrancia, ningún perjuicio le irroga, supuesto que, se itera,
los menores, por disposición legal, no deben ser sometidos a proceso penal ante autoridades
judiciales competentes, y por ende, no deben aplicarse preceptos legales que atañen a la esfera del
proceso mismo (aplicables sólo a mayores de dieciocho años); por tanto, no es indispensable que
para la retención de un menor medie flagrancia u orden de aprehensión, en virtud de que tal requisito
sólo es dable tratándose de personas imputables, respecto de las cuales exista denuncia, acusación
o querella de un hecho determinado que la ley señale como delito, sancionado cuando menos con
pena privativa de libertad y existan datos que acrediten los elementos que integran el tipo penal y la
probable responsabilidad del indiciado en su comisión. A mayoría de datos, en el caso los menores
de edad, no perpetran delitos, sino que cometen infracciones, por tanto, no pueden ser sometidos a
proceso penal ante las autoridades judiciales, ni tratárseles como delincuentes, sino que quedan
sujetos a las instituciones y organismos especiales, para su educación y adaptación social, conforme
a lo dispuesto en los artículos 18 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 1o.,
5o., 21, 22, 23 y 24 de la Ley de Readaptación Juvenil para el Estado de Jalisco.

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL TERCER CIRCUITO.


Amparo en revisión 92/99. Presidente y Secretario del Consejo Paternal para Menores Infractores de
Guadalajara, Jalisco. 3 de junio de 1999. Unanimidad de votos. Ponente: Óscar Vázquez Marín.
Secretario: Ernesto Antonio Martínez Barba

“EDAD PENAL MÍNIMA. EFECTOS DE LA REFORMA AL ARTÍCULO 18 DE LA CONSTITUCIÓN


POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS, PUBLICADA EN EL DIARIO OFICIAL DE LA
FEDERACIÓN EL 12 DE DICIEMBRE DE 2005. La autoridad jurisdiccional de amparo debe tomar
en cuenta el texto vigente de la Constitución Federal al momento de resolver la cuestión planteada,
de manera que cuando se está ante una reforma constitucional que altera el contenido de normas
generales que no se han ajustado a ésta, dichas normas deben considerarse inconstitucionales a
partir de la entrada en vigor de la reforma constitucional de que se trate. En ese sentido, es
indudable que ese supuesto se actualiza respecto de todas las normas penales de los códigos
punitivos de las entidades federativas que, en materia de la edad penal mínima, no han ajustado su
contenido normativo al artículo 18 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en
vigor desde el 12 de marzo de 2006, pues a partir de esta fecha, el texto constitucional estableció
una garantía individual en favor de cualquier persona que, siendo menor de dieciocho años, hubiera
desplegado una conducta considerada como delito y, en consecuencia, hubiera sido indiciado,
procesado, sentenciado o condenado a una sanción penal. Por ello deben considerarse
inconstitucionales aquellas normas que establezcan una edad penal mínima distinta a la que señala
el artículo 18 constitucional.

En relatadas consideraciones, se muestra la clara afectación que se me ocasiona, vulnerándose en


mi perjuicio lo dispuesto por los artículos 1º, 14, 16 y 17, 18, 19, 21 y 22 de nuestra Carta Magna,
y por los motivos antes expuestos es que vengo ante ese H. Juzgado de Distrito, a solicitar el
amparo y la protección de la justicia federal, en contra del acto de la a quo, consistente en el
acuerdo de fecha 12 de Noviembre de 2015, mediante el cual se difiere la audiencia de
conciliación, demanda y excepciones, para celebrarse hasta el día 05 de abril de 2016, algo que
además de exagerado, es ilegal, y se encuentra desprovisto de una fundamentación y motivación,
pues contraviene las normas rectoras del procedimiento laboral, y se opone a lo dispuesto por el
artículo 685 de la Ley Federal del Trabajo. Por tanto solicito atentamente a ese H. Juez, conceda el
amparo y la protección de la justicia federal, dejando sin efectos el acto reclamado (acuerdo de
fecha 12 de noviembre de 2015), y obligue a la A quo a que dicte otro en su lugar, en el que
atendiendo a las circunstancias particulares del hecho, señale una nueva fecha que sea más cercana
en el año de calendario, para la celebración de la audiencia mencionada, toda vez que sus propios
errores y negligencias, han propiciado la falta de celebración de la audiencia referida, y esto no
justifica, ni funda, ni motiva de ningún modo el hecho de señalar esa fecha tan lejana, como nuevo
día y hora para la celebración de la audiencia referida.

VIII.- SUPLENCIA DE LA QUEJA DEFICIENTE

Por lo anteriormente expuesto, solicito conforme a lo previsto por el artículo 79, fracción III inciso
a) de la Ley de Amparo, se supla la deficiencia de los conceptos de violación, de la presente
demanda de garantías, por tratarse de un acto emitido por una autoridad en el ámbito penal, que
pone en riesgo mi libertad ante una orden de Aprehensión y/o Comparecencia y/o, presentación
y/o localización, entre otras garantías. Para mayor explicación es aplicable la presente tesis
jurisprudencial que por identidad jurídica hago mía y transcribo:

“SUPLENCIA DE LA DEFICIENCIA DE LOS CONCEPTOS DE VIOLACION EN MATERIA PENAL.


INTERPRETACION ARMONICA ENTRE LOS ARTICULOS 78, PARRAFO TERCERO Y 149 DE LA
LEY DE AMPARO.”

IX.- PETICIÓN DE CONSTANCIAS.

Conforme a lo previsto por el artículo 117 párrafo cuarto de la Ley de Amparo, solicitamos a su
Señoría recabe todas las constancias que les sirvieron de base al Juez, para dictar la resolución
impugnada, ya que por el momento no estoy en posibilidad de solicitarlas (por desconocer qué
juzgador emitió el mandato en mi contra, además de estar recluido en el CERESO REGIONAL De
la Ciudad de San Pedro Cholula”), para lo cual solicito se requiera dichas constancias. Tiene apoyo
la siguiente solicitud en la siguiente tesis jurisprudencial que cito a continuación y hago mía:

“SUPLENCIA DE LA QUEJA EN AMPARO PENAL. DEBEN RECABARSE DE OFICIO LAS


CONSTANCIAS PROCESALES QUE PRUEBEN LA CONSTITUCIONALIDAD O
INCONSTITUCIONALIDAD DEL ACTO RECLAMADO.”

X.- CAPÍTULO DE SUSPENSIÓN.

Con apoyo en lo dispuesto por los artículos 125, 126, 127, 128, 130, 136 y demás relativos de la
Ley de Amparo, solicito me sea otorgada la suspensión de los actos reclamados y de las
consecuencias legales, primero de forma provisional y en su momento definitiva, a fin de que no se
me prive de la libertad, pues ello atentaría al principio de presunción de inocencia y de la última
ratio del derecho penal.

Por lo que con el otorgamiento de dicha suspensión tendrá por efecto evitar que los suscritos
seamos privados de la libertad injustamente. Y en su oportunidad quedar a disposición en cuanto a
nuestra libertad personal de su Señoría.

Por todo lo argumentado en la presente demanda de garantías y lo que en su momento se acreditará


de los actos impugnados y las constancias citadas, así como de la suplencia de la deficiencia, pido
que se me otorgue el amparo y la protección de la Justicia Federal.

XI.- RESERVA

Ahora bien, debido a que hasta el día de hoy ignoro la mayor parte lo que acontezca con respecto
al proceso penal que se me imputa, desconociendo constancias y/o hechos, indagatorias y todo lo
que se desprenda del mismo, solicito a ese H. Juez se me reserve mi derecho para ampliar la
demanda de amparo que en esta vía solicito conforme a lo establecido por el artículo 111 de la Ley
de Amparo Vigente.

Por todo lo anteriormente expuesto, A USTED CIUDADANO JUEZ DE DISTRITO


EN MATERIA PENAL EN EL ESTADO DE PUEBLA, muy respetuosamente le pido:

PRIMERO.- Tenerme por interpuesta la presente demanda de Amparo Indirecto, en


contra del Inconstitucional Auto de Formal Prisión. Solicitando el Amparo y Protección de la
JUSTICIA FEDERAL, a favor de la quejosa ANDREA CERÓN LUNA O ANDREA PEREZ
LUNA.

SEGUNDO.- Tenerme como domicilio para oír y recibir notificaciones, el ya


mencionado en el presente escrito, y por autorizados para tal efecto, a las personas indicadas.

TERCERO.- Al resolver en definitiva el presente Juicio de Garantías, se me


CONCEDA EL AMPARO Y LA PROTECCION DE LA JUSTICIA FEDERAL, que solicito
a mi favor.

San Pedro Cholula 8 de Febrero del 2016.


PROTESTO LO NECESARIO

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ANDREA CERÓN LUNA, O TAMBIÉN CONOCIDA COMO
ANDREA PEREZ LUNA.

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