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QUE vengo por medio del presente escrito y con fundamento en lo dispuesto por los
artículos 103, 107 y los diversos 1º , 8º, 14º, 16º, 17º, 19, 20, 21, 22 y demás relativos y aplicables
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; 1º, fracción I, 2, 5, 6, 11, 12, 21, 33
fracción IV, 79, fracciones II, III inciso a) y VI, 108, y demás relativos aplicables de la Ley de
Amparo, a demandar EL AMPARO Y PROTECCIÓN DE LA JUSTICIA FEDERAL, contra
las autoridades que señalo como responsables y por los actos y omisiones que les describo y
preciso, por lo que para cumplir con lo dispuesto por artículo 108 de la Ley de Amparo, procedo a
señalar.
A).- De las Autoridades que señalo como responsables ordenadoras, les Reclamo a
título de Inconstitucional e Ilegal, LA ORDEN DE APREHENSIÓN, DETENCIÓN O
COMPARECENCIA, .
Manifiesto, BAJO PROTESTA DE DECIR VERDAD que los hechos o abstenciones que me
constan, y que constituyen los antecedentes de los actos reclamados son ciertos y son los
siguientes:
H E C H O S.
Que el día martes 26 de Enero del 2016, cuatro individuos (dos mujeres y dos hombres) que
dijeron ser Agentes de la Policía Ministerial del Estado me detuvieron mientras cargaba en brazos
a mi hijo de 10 meses de nacido, sin precisar los actos por los que ejecutaban una orden de
Aprehensión, (no me especificaron por parte de cual juzgado penal), utilizando la fuerza y el hecho
de ser acompañada por mi menor hijo, así como, sin documento que justificara la supuesta orden
de Aprensión en mi contra; por lo que me trasladaron a una Agencia del Ministerio Público,
desconozco cual, y bajo coacción (golpes y amenazas en contra mía y en contra del bienestar de mi
hijo de 10 meses) me obligaron a dar una declaración ministerial en mi contra y sin abogado
presente, por la comisión de un delito (secuestro), que supuestamente cometí siendo menor de
edad. Pues se me mencionó que dicho delito supuestamente lo cometí en el año 2013.
ÚNICO.- Se hace valer en contra del acto de autoridad consistente en el Auto de Formal Prisión
dictado en mi contra, por la autoridad que resulte responsable de las señaladas en el capítulo III
inciso a) de esta demanda, actuando de manera Inconstitucional e Ilegal al privarme de mi libertad
por la supuesta comisión del delito de secuestro; la responsable violó mis garantías de Libertad,
Legalidad y Seguridad Jurídica, previstas por los artículos, 1º, 14º, 16º, 17º, 19º, 20º, 21º y 22º, de
la Constitución Política de lo Estados Unidos Mexicanos. Ahora bien, se hace necesaria la
reproducción de las garantías constitucionales vulneradas por la autoridad que resulte responsable
al dictar el auto de formal prisión recurrido, que a la letra señalan:
“Artículo 1o.
En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en
esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de
las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos
y bajo las condiciones que esta Constitución establece.
Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de conformidad con esta Constitución y
con los tratados internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección
más amplia.
Todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover, respetar,
proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los principios de universalidad,
interdependencia, indivisibilidad y progresividad. En consecuencia, el Estado deberá prevenir,
investigar, sancionar y reparar las violaciones a los derechos humanos, en los términos que establezca
la ley.
“Artículo 14.- …
Nadie puede ser privado de la vida, la libertad o de sus propiedades, posesiones o derechos, sino
mediante juicio seguido ante los tribunales previamente establecidos, en el que se cumplan las
formalidades esenciales del procedimiento y conforme a las leyes expedidas con anterioridad al hecho.
…”
“Artículo 16.- Nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o posesiones, sino
en virtud de mandamiento escrito de la autoridad competente, que funde y motive la causa legal del
procedimiento.
Artículo 19.- Ninguna detención ante autoridad judicial podrá exceder del plazo de setenta y dos horas,
a partir de que el indiciado sea puesto a su disposición, sin que se justifique con un auto de vinculación
a proceso en el que se expresará: el delito que se impute al acusado; el lugar, tiempo y circunstancias de
ejecución, así como los datos que establezcan que se ha cometido un hecho que la ley señale como
delito y que exista la probabilidad de que el indiciado lo cometió o participó en su comisión.
El Ministerio Público sólo podrá solicitar al juez la prisión preventiva cuando otras medidas cautelares
no sean suficientes para garantizar la comparecencia del imputado en el juicio, el desarrollo de la
investigación, la protección de la víctima, de los testigos o de la comunidad, así como cuando el
imputado esté siendo procesado o haya sido sentenciado previamente por la comisión de un delito
doloso. El juez ordenará la prisión preventiva, oficiosamente, en los casos de delincuencia organizada,
homicidio doloso, violación, secuestro, trata de personas, delitos cometidos con medios violentos como
armas y explosivos, así como delitos graves que determine la ley en contra de la seguridad de la nación,
el libre desarrollo de la personalidad y de la salud.
ArtÍculo 17.-
…..
Toda persona tiene derecho a que se le administre justicia por tribunales que estaran expeditos para
impartirla en los plazos y terminos que fijen las leyes, emitiendo sus resoluciones de manera pronta,
completa e imparcial. su servicio sera gratuito, quedando, en consecuencia, prohibidas las costas
judiciales.
…”
Atento a lo anteriormente invocado, el citado párrafo del artículo 14 Constitucional, encierra las
reglas fundamentales de interpretación e integración en el derecho mexicano, es decir que el
órgano jurisdiccional ha de resolver, de acuerdo con la ley, las controversias que conoce cuando en
aquella se prevé la situación jurídica controvertida por ende el significado y alcance de dicha
garantía constitucional constriñe a la autoridad jurisdiccional a que se abstenga de emitir
sentencias definitivas que no se apeguen a la letra o a la interpretación jurídica de la ley, o a falta
de esta en los principios generales del derecho.
Esto con el fin de cumplir con el principio de legalidad emanado del artículo 16 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos; ahora bien la motivación exigida por el numeral 16 de
la Carta Magna consiste en el razonamiento contenido en el texto del acto de molestia, en donde se
concluye que dicho acto encuadra perfectamente en determinado precepto legal, es decir:
[J]; 7a. Época; 2a. Sala; Informes; Informe 1974, Parte II; Pág. 25
AUDIENCIA, ALCANCE DE LA GARANTIA DE. En los casos en que los actos
reclamados impliquen privación de derechos, existe la obligación por parte de las autoridades
responsables de dar oportunidad al agraviado para que exponga todo cuanto considere
conveniente en defensa de sus intereses; obligación que resulta inexcusable aun cuando la ley
que rige el acto reclamado no establezca tal garantía, toda vez que el artículo 14 de la
Constitución Federal impone a todas las autoridades tal obligación y, consecuentemente, su
inobservancia dejaría a su arbitrio decir acerca de los intereses de los particulares, con
violación de la garantía establecida por el invocado precepto constitucional.
[J]; 7a. Época; 2a. Sala; Informes; Informe 1974, Parte II; Pág. 25. de rubro: AUDIENCIA, ALCANCE
DE LA GARANTIA DE.
[TA]; 9a. Época; T.C.C.; S.J.F. y su Gaceta; III, Junio de 1996; Pág. 845, de rubro y texto:
GARANTIA DE DEBIDO PROCESO LEGAL CONTENIDA EN EL ARTICULO 14
CONSTITUCIONAL. DEFINICION. La garantía de debido proceso legal consagrada en el
artículo 14 constitucional, en la parte relativa a que los juicios deben llevarse a cabo ante autoridad
competente, cumpliendo con "... las formalidades esenciales del procedimiento..." implica
necesariamente que los procedimientos jurisdiccionales seguidos ante las autoridades respectivas, se
tramiten conforme a las disposiciones procesales exactamente aplicables al caso concreto, pues de lo
contrario se transgrede el derecho positivo y, por ende, se actualiza la infracción a la garantía de que se
trata.
[J]; 7a. Época; 2a. Sala; S.J.F.; 30 Tercera Parte; Pág. 57. de rubro y texto:
Las violaciones constitucionales aludidas, que afectan la esfera jurídica de la hoy quejosa, se
comprueban al tenor de los siguientes argumentos.
A.- De los hechos expuestos, se advierte la violación al debido proceso legal que debe imperar en
todo juicio de naturaleza penal de trascendencia negativa en la esfera de derechos fundamentales
con que cuenta todo gobernado, los cuales se encuentran protegidos por nuestra Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como los diversos tratados internacionales suscritos
por el Estado Mexicano en este rubro.
En principio, no debe olvidarse que la Constitución Federal establece diversos derechos en materia
penal, cuya observancia en un proceso de esa índole es obligatoria para el estado, previo a decretar
una sentencia condenatoria contra un gobernado, con lo cual respetará principios de derecho penal
en un estado democrático. Además, la presunción de inocencia (que constituye uno de esos
derechos), implica, entre otras circunstancias, que no es el gobernado quien debe demostrar su
inocencia en la comisión de un hecho que se le atribuye; por el contrario, la culpabilidad (en
sentido amplio del término) le corresponde acreditarlo al Estado, a través de la institución del
Ministerio Público, como se advierte del contenido de la jurisprudencia emitida por el Pleno de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en la página 14, Tomo XVI, agosto de 2001,
Novena Época, publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, materia penal
constitucional, cuyo rubro y texto son:
Así pues, con la finalidad de que tal derecho sea garantizado, debe considerarse que en el ejercicio
de la acción penal (inicio del proceso penal), el Ministerio Público debe acreditar el cuerpo del
delito y la probable responsabilidad del inculpado, lo que únicamente significa que debe justificar
por qué en la indagatoria en cuestión, se advierte la existencia del conjunto de los elementos
objetivos o externos que constituyen la materialidad del hecho delictivo y la probable
responsabilidad de un sujeto; es decir, dicho análisis solo tiene un carácter presuntivo, pero debe
estar acreditado sobre una base firme.
Así pues, el citado principio da lugar a que el gobernado no esté obligado a probar la licitud de su
conducta cuando se le imputa la comisión de un delito, en tanto que no tiene la carga de demostrar
su inocencia, sino que es al Ministerio Público a quien incumbe acreditar los elementos
constitutivos del delito, así como la probable responsabilidad penal del consignado.
Por ende, si el fiscal investigador o agente del ministerio público, no recabó, o fue deficiente en
acervar su material probatorio, para incriminar al inculpado, y el Juzgador otorga un alcance
probatorio mayor al que tienen las actuaciones ministeriales, es evidente que este actuar resulta
violatorio de los derechos fundamentales del enjuiciado, concretamente el que se presuma su
inocencia, que se encuentra implícito en la constitución federal y en los numerales 11.1 de la
Declaración Universal de Derechos Humanos, 14.2 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos y 8.2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, disposiciones
internacionales a las cuales hay que atender con motivo de la reforma al artículo 1°
constitucional, de nueve de junio de dos mil once, que obliga a todas las autoridades del país
(incluido los Juzgados de Distrito en Materia Penal en el Estado de Puebla, a regir su actuar de
conformidad con los derechos humanos garantizados tanto en la Carta Magna como en los tratados
internacionales en los que México forma parte.
Ilustra el anterior aserto, la jurisprudencia número 18/2012, sustentada por la Primera Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, correspondiente a la Décima Época, que a la letra
establece:
“CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD Y DE CONVENCIONALIDAD (REFORMA
CONSTITUCIONAL DE DIEZ DE JUNIO DE DOS MIL ONCE). Mediante reforma publicada en el
Diario Oficial de la Federación el 10 de junio de 2011, se modificó el artículo 1 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, rediseñándose la formac en la que los órganos del
sistema jurisdiccional mexicano deberán ejercer el control de constitucionalidad. Con anterioridad a
la reforma apuntada, de conformidad con el texto del artículo 103, fracción I, de la Constitución
Federal, se entendía que el único órgano facultado para ejercer un control de constitucionalidad lo
era el Poder Judicial de la Federación a través de los medios establecidos en el propio precepto; no
obstante, en virtud del reformado texto del artículo 1° constitucional, se da otro tipo de control, ya
que se estableció que todas las autoridades del Estado mexicano tienen obligación de respetar,
proteger y garantizar los derechos humanos reconocidos en la Constitución y en los tratados
internacionales de los que el propio Estado mexicano es parte, lo que también comprende el control
de convencionalidad. Por tanto, se concluye que en el sistema jurídico mexicano actual, los jueces
nacionales tanto federales como del orden común, están facultados para emitir pronunciamiento en
respeto y garantía de los derechos humanos reconocidos por la Constitución Federal y por los
tratados internacionales, con la limitante de que los jueces nacionales, en los casos que se sometan
a su consideración distintos de las vías directas de control previstas en la Norma Fundamental, no
podrán hacer declaratoria de inconstitucionalidad de normas generales, pues únicamente los
órganos integrantes del Poder Judicial de la Federación, actuando como jueces constitucionales,
podrán declarar la inconstitucionalidad de una norma por no ser conforme con la Constitución y los
tratados internacionales, mientras que las demás autoridades jurisdiccionales del Estado mexicano
sólo podrán inaplicar la norma si consideran que no es conforme a la Constitución Federal o a los
tratados internaciones en materia de derechos humanos.”
Con motivo de lo anterior, es claro que la imputación efectuada por la representación social y
corroborada por el Juez al dictar auto de formal prisión en mi contra por la supuesta comisión del
delito de secuestro, es violatoria de mis derechos humanos fundamentales y garantías individuales,
debido a que, como lo expuse previamente en el apartado de “HECHOS“, la detención de que fui
objeto no respetó se efectuó en franca contravención a las disposiciones legales aplicables y aún en
contra de los derechos humanos fundamentales del hombre y del ciudadano, sin respetar la
garantía de debido proceso legal y derecho de defensa, actos ejecutados sin razones, ni motivos, ni
pruebas suficientes para comprobar los elementos estructurales del tipo penal, tal como será
expresado en párrafos subsecuentes, ya que con ellas no se destruye la presunción de inocencia
[Prevista en los artículos 8.2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos; 11.1 de la
Declaración Universal de Derechos Humanos y 14.2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos.] que operan a mi favor, que se encuentran protegidos por el artículo 1º de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como en los demás tratados internacionales sobre
derechos humanos suscritos y ratificados por nuestro país.
Así las cosas, en concepto de la suscrita, el atento y cuidadoso análisis del material probatorio que
pueda obrar en la causa penal que exista en mi contra, como ya se dijo, esta no arrojará datos
suficientes y eficaces para tener por demostrada mi responsabilidad, puesto que no se debe tomar
en cuenta mis declaraciones ministeriales que fueron recabadas con la sombra de la tortura de que
fui objeto, situación que ignoró el juzgador al momento de emitir su resolución constitucional, lo
cual, está tajantemente prohibido en nuestro sistema jurídico como por la Convención Americana
de Derechos Humanos.
Artículo 20. El proceso penal será acusatorio y oral. Se regirá por los principios de
publicidad, contradicción, concentración, continuidad e inmediación.
…
B. De los derechos de toda persona imputada:
I. A que se presuma su inocencia mientras no se declare su responsabilidad mediante
sentencia emitida por el juez de la causa;
II. A declarar o a guardar silencio. Desde el momento de su detención se le harán saber los
motivos de la misma y su derecho a guardar silencio, el cual no podrá ser utilizado en su
perjuicio. Queda prohibida y será sancionada por la ley penal, toda incomunicación,
intimidación o tortura. La confesión rendida sin la asistencia del defensor carecerá de todo
valor probatorio;
III. A que se le informe, tanto en el momento de su detención como en su comparecencia
ante el Ministerio Público o el juez, los hechos que se le imputan y los derechos que le
asisten. Tratándose de delincuencia organizada, la autoridad judicial podrá autorizar que se
mantenga en reserva el nombre y datos del acusador.
La ley establecerá beneficios a favor del inculpado, procesado o sentenciado que preste
ayuda eficaz para la investigación y persecución de delitos en materia de delincuencia
organizada;
IV. Se le recibirán los testigos y demás pruebas pertinentes que ofrezca, concediéndosele el
tiempo que la ley estime necesario al efecto y auxiliándosele para obtener la comparecencia
de las personas cuyo testimonio solicite, en los términos que señale la ley;
V. Será juzgado en audiencia pública por un juez o tribunal. La publicidad sólo podrá
restringirse en los casos de excepción que determine la ley, por razones de seguridad
nacional, seguridad pública, protección de las víctimas, testigos y menores, cuando se
ponga en riesgo la revelación de datos legalmente protegidos, o cuando el tribunal estime
que existen razones fundadas para justificarlo.
En delincuencia organizada, las actuaciones realizadas en la fase de investigación podrán
tener valor probatorio, cuando no puedan ser reproducidas en juicio o exista riesgo para
testigos o víctimas. Lo anterior sin perjuicio del derecho del inculpado de objetarlas o
impugnarlas y aportar pruebas en contra;
VI. Le serán facilitados todos los datos que solicite para su defensa y que consten en el
proceso.
El imputado y su defensor tendrán acceso a los registros de la investigación cuando el
primero se encuentre detenido y cuando pretenda recibírsele declaración o entrevistarlo.
Asimismo, antes de su primera comparecencia ante juez podrán consultar dichos registros,
con la oportunidad debida para preparar la defensa. A partir de este momento no podrán
mantenerse en reserva las actuaciones de la investigación, salvo los casos excepcionales
expresamente señalados en la ley cuando ello sea imprescindible para salvaguardar el éxito
de la investigación y siempre que sean oportunamente revelados para no afectar el derecho
de defensa;
VII. Será juzgado antes de cuatro meses si se tratare de delitos cuya pena máxima no
exceda de dos años de prisión, y antes de un año si la pena excediere de ese tiempo, salvo
que solicite mayor plazo para su defensa;
VIII. Tendrá derecho a una defensa adecuada por abogado, al cual elegirá libremente
incluso desde el momento de su detención. Si no quiere o no puede nombrar un abogado,
después de haber sido requerido para hacerlo, el juez le designará un defensor público.
También tendrá derecho a que su defensor comparezca en todos los actos del proceso y éste
tendrá obligación de hacerlo cuantas veces se le requiera, y
IX. En ningún caso podrá prolongarse la prisión o detención, por falta de pago de
honorarios de defensores o por cualquiera otra prestación de dinero, por causa de
responsabilidad civil o algún otro motivo análogo.
La prisión preventiva no podrá exceder del tiempo que como máximo de pena fije la ley al
delito que motivare el proceso y en ningún caso será superior a dos años, salvo que su
prolongación se deba al ejercicio del derecho de defensa del imputado. Si cumplido este
término no se ha pronunciado sentencia, el imputado será puesto en libertad de inmediato
mientras se sigue el proceso, sin que ello obste para imponer otras medidas cautelares.
En toda pena de prisión que imponga una sentencia, se computará el tiempo de la
detención.
Así las cosas, la presunción de inocencia, además de constituir un principio o criterio informador
del ordenamiento procesal penal, es ante todo un derecho fundamental.
“8.2. Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia
mientras no se establezca legalmente su culpabilidad. (…).
La Corte Interamericana ha destacado la importancia del derecho a la presunción de inocencia al
señalarlo como un fundamento de las garantías judiciales, según el cual las personas deben ser
consideradas inocentes hasta que se acredite plenamente su culpabilidad.
Así las cosas, a través de la consagración de este principio se entiende que la eficacia de la pre-
instrucción y proceso penal deriva ahora de su carácter de medio civilizado de persecución y
represión de la delincuencia, en tanto respeta los derechos fundamentales de los individuos, lo que
convierte a la pre-instrucción penal en un proceso con todas las garantías, lo cual es la aspiración
del constituyente al establecer todos los derechos de defensa.
Las vertientes más estudiadas de la presunción de inocencia son las que se refieren a su cualidad
de regla probatoria y de estándar probatorio o regla de juicio que debe ser aplicada en el momento
de dictar sentencia.
La presunción de inocencia como regla probatoria es un derecho que establece los requisitos que
debe cumplir la actividad probatoria y las características que deben reunir los medios de prueba
para poder considerar que existe prueba de cargo válida y destruir así el estatus de inocente que
tiene todo procesado. En consecuencia, no cualquier prueba puede enervar la presunción de
inocencia, sino que ésta debe practicarse de acuerdo con ciertas garantías y de una determinada
forma para cumplir con esa finalidad. En esta línea, deben existir pruebas que puedan entenderse
de cargo, es decir, pruebas sobre la existencia del delito y la responsabilidad del acusado, y que
hayan sido suministradas por el Ministerio Público con respeto a los principios y garantías
constitucionales que rigen su práctica. Así, puede decirse que este derecho entra en juego en un
momento anterior a la valoración de las pruebas, cuando el juez examina si las pruebas presentadas
por el investigador pueden considerarse válidamente como pruebas de cargo.
Por otro lado, la presunción de inocencia como regla de juicio o estándar probatorio puede
entenderse como una norma que ordena a los jueces el dictar libertad con las reservas de ley del
inculpado cuando durante la investigación no se han aportado pruebas de cargo suficientes para
acreditar la existencia de los elementos del delito y la probable responsabilidad de la persona. Así
entendida, la presunción de inocencia no aplica al procedimiento probatorio (la prueba entendida
como actividad), sino al momento de la valoración de la prueba (entendida como resultado de la
actividad probatoria)
Pues bien, existe otra vertiente de la presunción de inocencia que ha sido menos estudiada: la
presunción de inocencia como regla de trato en su vertiente extraprocesal.
Además, la violación a la presunción de inocencia como regla de trato puede afectar de una forma
–intraprocesal– mucho más grave aún los derechos relativos a la defensa del acusado. Puede
introducir elementos de hecho que no se correspondan con la realidad y que, en el ánimo del
tribunal, y sobre todo de las víctimas y de los posibles testigos, actúen después como pruebas de
cargo en contra de los más elementales derechos de la defensa.
Así, en este tipo de escenarios resulta que el “verdadero juicio” se celebró mucho antes de la
aparición del juez. En las situaciones a las que nos estamos refiriendo, el PROCURADOR o el
MINISTERIO PÚBLICO no pretenden facilitar información de la causa que se tramita ante los
tribunales, sino anticipar o reproducir su desarrollo, pero sin cumplir con las garantías del debido
proceso.
Esta misma lógica ha sido sostenida por la Corte Interamericana, la cual estableció en el Caso
Cabrera García y Montiel Flores Vs. México que “el principio de presunción de inocencia implica
que los juzgadores no inicien el proceso con una idea preconcebida de que el IMPUTADO ha
cometido el delito que se le imputa, por lo que la carga de prueba (recae en) quien imputa”.
Es importante señalar que el respeto de las autoridades policiales y ministeriales a la regla que
venimos desarrollando se encuentra exigido en nuestro ordenamiento jurídico, no solo en virtud
del derecho a la presunción de inocencia sino también por lo establecido en el artículo 21
constitucional.
En efecto, la hoy quejosa, fuí expuesta sometida a un mal trato y un espectáculo público en mi
detención, lo que resulta inadmisible en un sistema democrático de derechos y libertades. Nadie
que hubiese visto la televisión, escuchado la radio o leído los periódicos y revistas en el mes de
octubre de dos mil catorce, podría negar el espectáculo a que fui sometido por el Procurador
General del Estado de Puebla y el C. Agente del Ministerio Público a cargo, representados por los
cuatro agentes ministeriales que me detuvieron. Por ello cualquier proceso judicial realizado
después, no podría ser más que una mera formalidad, pues el ánimo del juzgador está viciado por
las tremendas infamias que ha creadas por el Procurador y el Ministerio Público en mi contra. Tal
situación, resulta un hecho notorio para usted autoridad de amparo.
En el caso, la exhibición a que fui sujeta generaron en el caso concreto un efecto corruptor en toda
la investigación y preinstrucción, viciando cualquier tipo de evidencia incriminatoria que pueda
surgir o haya surgido en contra de la suscrita pues fue efectuado fuera de todo cauce constitucional
y legal. El material probatorio afectado por el efecto corruptor provoca su falta de fiabilidad,
situación que impacta mis derechos humanos, ya que es indudable que la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos protege el derecho que tiene toda persona a que, en caso de ser
condenada, su condena no tenga como base evidencia de cuestionable fiabilidad, especialmente
cuando ésta es imputable a la actuación ilegal de la autoridad. Así, cuando la falta de fiabilidad en
el material probatorio sea una consecuencia de la arbitrariedad de las autoridades, las cuales no
hubiesen tutelado efectivamente los derechos fundamentales de los inculpados en la búsqueda de
la verdad, indefectiblemente se producirá un efecto corruptor sobre todo el procedimiento,
viciando tanto al procedimiento en sí mismo como a sus resultados.
Amparo directo 1082/2014. 16 de abril de 2015. Unanimidad de votos. Ponente: Jorge Mason Cal y
Mayor. Secretario: Salomón Zenteno Urbina.
Amparo directo 911/2014. 30 de abril de 2015. Unanimidad de votos. Ponente: Héctor Martín Ruiz
Palma. Secretario: Aldo Barrientos Torres.
Amparo directo 979/2014. 4 de junio de 2015. Unanimidad de votos. Ponente: Héctor Martín Ruiz
Palma. Secretario: Aldo Barrientos Torres.
Nota: La tesis de jurisprudencia 1a./J. 109/2011 (9a.) citada, aparece publicada en el Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, Libro I, Tomo 2, octubre de 2011, página
1059.
B.- Por otro lado Tal como lo manifesté en el apartado de “HECHOS” de esta demanda de
garantías, y es conveniente traer a cuentas nuevamente de manera enunciativa en el presente
concepto de violación, La Autoridad Responsable, OMITIÓ el hecho de que la suscrita era menor
de edad al momento de supuestamente cometer el ilícito que se me imputa, violandolas garantías
ya indicadas.
Bajo ese tenor de ideas, se aplicaron en forma inexacta lo dispuesto por los artículos 4° y 6º del
Código Penal del Estado Libre y Soberano de Puebla,
Artículo 4.- Las Leyes Penales del Estado de Puebla se aplicarán a las personas infractoras de las
mismas, cualquiera que sea su nacionalidad y residencia. Se es penalmente imputable a partir de
los dieciocho años en el Estado de Puebla, del Código de Defensa Social del Estado de Puebla en
Vigor, al querer imputarme un supuesto delito, supuestamente cometido cuando era menor de
edad.
Artículo 6.- Los delitos se juzgarán aplicando la ley vigente en el momento de cometerse.
En efecto, la Autoridad Responsable, al no valorar el hecho de que la hoy quejosa era menor de
edad al momento de supuestamente cometer dicho ilícito, violó las garantías ya indicadas,
tomando en cuenta que, no existen datos suficientes y bastantes, que hagan imputable de la
probable responsabilidad Penal a la hoy quejosa.
Por lo tanto no se acredita con plenitud lo ordenado por el artículo 19, Constitucional, si el Auto de
Formal Prisión no se sustenta en un conjunto de hechos que integren los datos suficientes para
Justificar la Probable Responsabilidad de una persona con pruebas evidentes, pues además, los
antecedentes que arroje la Averiguación deben ser suficientes, no solo para hacerla posible,
entendiéndose como tal la calidad de poder ser, de ser factible, sino de hacerlo verosímil, que se
puede probar, puesto que el artículo 19, Constitucional, no tiene el alcance estrecho que se le ha
conferido, sino uno mayor, ya que no es posible admitir que sea rigorista en su parte objetiva, al
expresar que el tipo Penal debe quedar comprobado necesariamente y tolerante en su parte
subjetiva, concediendo con ello que con simples datos pueda restringirse la Libertad de una
persona con todas las graves consecuencias que tal acto trae aparejado en el orden moral, social,
económico, familiar y Jurídico; y si la Autoridad Responsable no efectúo en el proceso relativo la
valoración de todas las pruebas que puedan obrar en la causa penal.
Cobran aplicación en el presente asunto las siguientes tesis jurisprudenciales, que rezan:
Por lo anteriormente expuesto, solicito conforme a lo previsto por el artículo 79, fracción III inciso
a) de la Ley de Amparo, se supla la deficiencia de los conceptos de violación, de la presente
demanda de garantías, por tratarse de un acto emitido por una autoridad en el ámbito penal, que
pone en riesgo mi libertad ante una orden de Aprehensión y/o Comparecencia y/o, presentación
y/o localización, entre otras garantías. Para mayor explicación es aplicable la presente tesis
jurisprudencial que por identidad jurídica hago mía y transcribo:
Conforme a lo previsto por el artículo 117 párrafo cuarto de la Ley de Amparo, solicitamos a su
Señoría recabe todas las constancias que les sirvieron de base al Juez, para dictar la resolución
impugnada, ya que por el momento no estoy en posibilidad de solicitarlas (por desconocer qué
juzgador emitió el mandato en mi contra, además de estar recluido en el CERESO REGIONAL De
la Ciudad de San Pedro Cholula”), para lo cual solicito se requiera dichas constancias. Tiene apoyo
la siguiente solicitud en la siguiente tesis jurisprudencial que cito a continuación y hago mía:
Con apoyo en lo dispuesto por los artículos 125, 126, 127, 128, 130, 136 y demás relativos de la
Ley de Amparo, solicito me sea otorgada la suspensión de los actos reclamados y de las
consecuencias legales, primero de forma provisional y en su momento definitiva, a fin de que no se
me prive de la libertad, pues ello atentaría al principio de presunción de inocencia y de la última
ratio del derecho penal.
Por lo que con el otorgamiento de dicha suspensión tendrá por efecto evitar que los suscritos
seamos privados de la libertad injustamente. Y en su oportunidad quedar a disposición en cuanto a
nuestra libertad personal de su Señoría.
XI.- RESERVA
Ahora bien, debido a que hasta el día de hoy ignoro la mayor parte lo que acontezca con respecto
al proceso penal que se me imputa, desconociendo constancias y/o hechos, indagatorias y todo lo
que se desprenda del mismo, solicito a ese H. Juez se me reserve mi derecho para ampliar la
demanda de amparo que en esta vía solicito conforme a lo establecido por el artículo 111 de la Ley
de Amparo Vigente.
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ANDREA CERÓN LUNA, O TAMBIÉN CONOCIDA COMO
ANDREA PEREZ LUNA.