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Hermandad

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Los Wissen

Ralph Wissen, el propietario del título de vizconde de Wissen, había muerto.

Murió a manos del marqués de Weiden. El crimen, fue realizar culto al mal.

“¡Ahh! ¡Duele!”

Nadie creía que el fiel Ralph Wissen realmente se dedicara a la adoración


demoníaca. Simplemente se rieron, ante la codicia del marqués de Weiden. Sin
embargo, nadie quiso salvarlo.

No es muy notorio, pero el interés es una buena forma de cegar a las personas.

Ralph Wissen era un hombre tan transparente que la gente no tenía de donde
recoger migas y comerlas. Pero el marqués Weiden comparado con él, era muy
poco humano. La gente fingió no conocer las buenas prácticas del vizconde
Wissen y las acusaron con un negro corazón. Y los pocos conocidos de Wissen,
que no se dejaron comprar por el dinero, fueron manipulados y presionados por
la opinión pública y finalmente dejaron de defenderlo.

Bajo el ejército del marqués Weiden, el vizconde Wissen fue destruido. Fue
decapitado y su esposa Eliza Wissen se suicidó arrojándose al vacío.

“Hermano, Hyung…”

Y sus dos hijos, lograron escapar.

“Maxim…”

“Hermano… ¿papá, mamá…?”

El niño de cabello platinado, Jürgen Wissen, y el niño de cabello castaño,


Maximilian Wissen. Los niños, de 9 y 5 años, respectivamente, huyeron a las
montañas cerca del valle Wissen. Jürgen, ahora tenía que cuidar a su hermano
menor. Ralph Wissen le confió el cuidado de Maximilian a Jürgen Wissen justo
antes de morir, y este aceptó con orgullo.

Cruzó las montañas con lágrimas en sus ojos, sin embargo, Maximillian aún era
demasiado joven.

“Estoy diciendo que es difícil”.

Maximilian comenzó a derramar sus lágrimas y se sentó exhausto. Jürgen trató


de enojarse con él, pero no pudo y cerró sus labios con fuerza. La sangre corría
por la rodilla de Maximilian. el aliento sofocado de Maximilian salía por los
labios rebosantes de saliva. Un niño de cinco años no soportaría la dura caminata
por la montaña en la noche.

Jürgen, lo miró con una expresión sombría y después se mordió sus pequeños
labios con fuerza.

“Hermano, es difícil”.

Maximilian continuó derramando lágrimas.

Jürgen miró por encima de los arbustos. Una tenue luz iluminaba la cresta. Las
tropas del marqués de Weiden los estaban buscando.

“Tengo que proteger a mi hermano”.

El marqués de Weiden trató de no dejar ninguna semilla que pudiera ponerlo en


peligro en el futuro. Su asedio fue muy denso. El marqués quería impedir que los
hijos del vizconde Wissen crecieran y reclamaran la propiedad de la mina de
diamantes, era por eso que las tropas del marqués recorrían las montañas con
cautela, atentos a cualquier movimiento.

“Amo a mi hermano…”

Jürgen contuvo la respiración y miró a Maximilian quien lloraba apretando su


boca con sus pequeños dientes. Era un hecho seguro que ambos morirían si
continuaban por ese camino.

Jürgen tenía paciencia y sabiduría, sin embargo, no tenía la fuerza suficiente para
correr con su hermano menor en sus brazos. Jürgen abrazó a Maxim en silencio.
El rostro decidido del niño era tan sólido como un árbol de raíces profundas.
Volvió a la vereda de la que había llegado y escondió a Maximilian en una
pequeña cueva por lo que ya habían pasado.

“Jürgen hermano”.

¿Por qué lo pensaba tanto? Maximilian trató de no caer y colocó sus pequeños
brazos alrededor del cuello de Jürgen. Esté susurró en voz baja mientras obligaba
a Maximilian a alejarse de su cuerpo, el pequeño, gimiendo y tratando de no
separarse de la calidez de su hermano mayor sollozó.

“No es una despedida eterna”.

“Hermano”.

Jürguen se quitó un amuleto de su cuello y lo puso en el de Maximilian. Era el


símbolo de la casa del vizconde Wissen. Maximilian gritó. Su hermano mayor
limpió silenciosamente las lágrimas del niño.
“Nos vamos a reencontrar, Maxim”.

Nuevamente el grito de Maximilian fue audible. Jürgen susurró, mientras lo


escondía en las profundidades de esa cueva.

“Quedémonos aquí. Nos esconderemos aquí”.

“Hermano…”

Jürgen se rió entre lágrimas.

“Juguemos al escondite. Maxim. No tengas miedo, si tu ganas. Podremos


encontrarnos de nuevo”.

“Odio jugar al escondite…”

“Aunque no te guste, tienes que hacerlo. Maxim, escucha bien, cuando el sol
vuelva a salir, baja de esta montaña”.

Besando la suave mejilla de Maximilian, Jürgen salió de la cueva, dejando lo más


valioso que tenía ahí. Y atrajo al ejército del marqués de Weiden a la dirección
contraria.

Lo único que pudo dejarle a su hermano menor, fue una promesa.

“Más tarde, cuando te encuentres conmigo de nuevo, tienes que recordarme, ¿lo
prometes?”

Dieciséis años después de esa despedida, Jürgen Wissen dejó de hablar.

“Ohhh…”

Un joven de veinticinco años, se encontraba arrodillado frente a una vieja cama,


mientras tragaba un sucio pene con su boca, hasta lo más profundo de la
garganta. Una mano mullida estaba sosteniendo fuertemente el cabello platinado
que estaba opaco y seco.

El hombre gritó.

“Oye, ¿no puedes abrir más la boca?”

Jürgen con lágrimas alrededor de sus ojos asintió y abrió lo más que pudo su
pequeña boca.

“¡Ni siquiera vales lo que he pagado! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Me siento estafado!”
Al escuchar esas palabras, Jürgen jadeó. Derramó sus lágrimas transparentes
mientras rodeaba con su lengua el grotesco pene de ese viejo. El olor repulsivo le
daba ganas de vomitar.

“Mixim, por favor olvídate de mí”.


Jürgen
EL mercenario Woolriver exhaló un aliento salvaje y puso un pene sucio en el
suave y esponjoso agujero de Jürgen. El cuerpo peludo, maloliente y
desagradable de ese hombre aplastaba el esbelto cuerpo de Jürgen. Como un
jabalí, el viejo gordo se movía mientras apretaba la estrecha cintura de Jürgen y
pegaba su espalda a su sudado y regordete pecho.

Jürgen gimió patéticamente.

Un chorro de agua brillante recorrió sus suaves mejillas. El hombre que golpeó
sus nalgas sin delicadeza de repente movió la mano para agarrar fuertemente esa
pequeña cabeza. El cuerpo de Jürgen se estremeció fuertemente. La mitad de ese
feo pene estaba perforándolo.

Woolriver se rió.

“Este cachorro es fácil de masticar… jajaja.”

Incluso conociendo el hecho de que el joven sentía un profundo dolor, continuó


perforándolo, el rostro del viejo se distorsionó y se volvió aún más feroz.
Woolriver levantó la mano, en un acto precipitado de suma violencia.

La cabeza de Jürgen rebotó.

***

El líder de la los Mercenarios Black Eagle era famoso por sus violentos actos en
la cama. Había muchos prostitutos que acababan al borde de la muerte después
de pasar solo una noche con él. El viejo que compró a Jürgen esperaba que por lo
menos tuviera un cierto nivel de técnica y experiencia para darle placer.

“¡Él es una basura! ¿Cómo puedes decir que es de tus mejores agujeros? ¿Eh?”

Sin embargo, las altas expectativas se fueron abajo cuando Jürgen no pudo
aguantar más y colapsó repetidas veces durante el feroz acto. La aparición de
delgadas membranas de hilo carmesí comenzaron a teñir las desgastadas sábanas.
Jürgen no podía mover su cuerpo adecuadamente, sentía un escozor y dolor
punzante en su agujero.

Incapaz de saciar los deseos de Woolriver por completo, Jürgen lloró mientras
Woolriver volvió a perforar su desquebrajado trasero. Era más que obvio. Jürgen
no tenía experiencia. Ël era solo una cara suave, tierna, con ojos brillantes.
Aunque para Woolriver, solo era basura. Por esa razón el mercenario se enojó
con el propietario del lugar, Wingel.
Wingel era el dueño de ese lugar, que tenía en su fachada un letrero que
anunciaba era “La Casa del Ángel.” Ese cartel fue diseñado al día siguiente que
Jürgen llegará.

“Oh, apreciado invitado… Jürgen es claramente el Ángel más cotizado de esta


casa”.

“¡Callate! Prefiero hacerlo con un cerdo que con ese agujero”.

El negocio de Wingel era muy popular, mientras tuvieras con que pagar,
realmente no importaba qué uso le dabas a la mercancía. Pero Woolriver era
especial, era conocido por ser rudo y uno de los mercenarios más violentos.
Wingel era solo una mosca y tuvo que agachar su cabeza y disculparse por el mal
servicio. Woolriver estaba enojado y se retiró después de recibir un reembolso.

“¡¿Este idiota no pudo hacer su trabajo apropiadamente?”

Por supuesto, que cuando el cliente se fue, Wingel estaba enfurecido y golpeó a
Jürgen.

“¡Eres un chico malo! ¡Muy malo!”

“¿Ya no puedes usar correctamente tu agujero? ¿Eh? ¿Tenías que abrir las
piernas y dejar que te cogiera? ¡¿No puedes hacer eso?!”

Jürgen, que era golpeado por una escoba, sollozó, mientras sentía como una
mano sujetaba fuertemente su cabello y lo sacudió, tirándolo al suelo y gritándole
con frialdad.

“¡Consigue más clientes ahora mismo! ¡Gana dinero para tu propia comida!”

Jürgen mirando al piso asintió. Mientras escuchaba la risa burlona de Wingel,


quien le tiró al piso una bata para que cubriera su cuerpo desnudo.

“¡No seas un idiota!”

Jürgen se tambaleó y agarró la ropa. Luego se dirigió a la habitación lateral. Era


evidente que él era el símbolo de la casa del ángel. Cuando cumplió los veinte
años, la popularidad de Wingel alcanzó su punto máximo, uno nunca antes visto
y, desde entonces, había experimentado un fuerte declive. Cuando Jürgen llegó a
la edad de los veintes los que lo buscaban constantemente fueron prescindiendo
de su servicio.

Aunque se puede decir que Jürgen era una belleza típica por sus mejillas como
una rosa, su raro cabello platinado y su piel blanca como la nieve. Había muchos
otros chicos en la casa de los ángeles que eran como él. Y la mayoría de ellos
eran más incluso más jóvenes. Por lo que con el paso del tiempo, comenzó a
parecer más maduro. A medida que la grasa de sus pechos fue creciendo
gradualmente. Al cumplir los veinticinco años, su cuerpo era muy esbelto y
diminuto, sin embargo, había nacido con un útero masculino.

Ya no podía usar ropa ajustada o cantar en voz alta. El cuerpo flaco y


esquelético, carente de músculos era completamente diferente al de una mujer.
Además, había muchos cantantes masculinos que tenían un agujero menos
perforado que Jürgen, quien desde una edad temprana lo habían forzado a este
tipo de trabajo.

Los visitantes que pagaban por la compañía de Jürgen en el pasado, comenzaron


a pagar por la compañía de otros ángeles y él pasó a ser un prostituto veterano,
que era lo mismo a una basura, algo despreciable.

Wingel criticaba y reprendía a Jürgen, viéndolo con desprecio. Cuando Jürgen


era joven, el hombre que ahora actuaba como si fuera a perder su vesícula biliar,
era dulce. Pero si no podía traer dinero, entonces lo trataba con dureza.

Al final, Jürgen salió a la calle. Para atraer a un invitado con esa ropa traslúcida y
vulgar. De hecho era el acto más bajo en el que podía caer un prostituto. Había
muchos riesgos en la calle, desde borrachos, hasta mercenarios a los que no les
importaba matar mientras perforaban un agujero. Podría ser acosado, secuestrado
o golpeado.

Pero nada de eso importaba y fue obligado a salir casi desnudo por la calle.

Jürgen, que entró en la habitación, se acuclilló sobre la palangana y raspó el


semen con sangre seca de su interior. Estaba limpiando tan bruscamente su
cavidad interna que podía sentir como él mismo abría nuevas fisuras por la suave
y delgada pared, aguantando el dolor, se cambió la ropa y salió por la ventana.

“Daño”.

Lo de Woolriver fue rápido. Sin embargo, el área alrededor de su ano había


quedado prácticamente despellejada. Si recibe un pene en ese estado,
definitivamente será muy doloroso. Incluso ahora tendrá problemas en ir al baño
por un tiempo. De todos modos, Jürgen no podía rebelarse en contra de las
órdenes de su proxeneta.

“Solo hazlo y sigue haciéndolo hasta que consigas dinero”.

WIngel dijo que le daría el trato más ruin y cruel si él no llegaba con una cierta
cantidad de dinero. Eso era realmente repugnante y escalofriante a la vez. Jürgen
no quería interactuar con los bastardos cerdos de allá afuera.

“Te traeré la cantidad que me pidas”.


Jürgen, continuó mostrando un comportamiento que no encajaba con su
personalidad extrovertida, sin embargo, había perdido toda esperanza y
simplemente acató las palabras del proxeneta y salió a mostrar su trasero en
busca de dinero. En medio de sus desesperación, Jürgen tomó la mano de un
transeúnte.

“¡Alejate!”

La reacción fue la esperada. Todos lo miraban con desaprobación y aunque


Jürgen estaba seguro que muchos de ellos, se comportarían diferente en el local
de Wingel. En la calle la realidad era otra. El transeúnte desapareció molesto,
escupió directo al rostro de Jürgen y lo arrojó, Jürgen se tambaleó, mientras veía
como un borracho ponía sus manos sobre una mujer prostituta, estrujando sus
senos en plena vía pública. Ambos estaban riendo.

Después de un momento, volteó la cabeza.

Ni siquiera podía hablar con un policía, nada, estaba completamente solo. Wingel
lo mataría si su nombre se veía involucrado en un escándalo.

“Lo haré más barato”.

Se acercó de nuevo a otro transeúnte y se colgó de su brazo. A diferencia de otros


prostitutos, Jürgen suplicó, sin temblar, ni gritar, solo susurró. Cuando hablaba
así, los tipos que tenían esos gustos asquerosos, se retorcían. El problema era que
la mayoría de esas personas tenían absurdos comportamientos sexistas, pero en
esta situación urgente en la que se encontraba, Jürgen no tenía ninguna otra
opción.

“¿Acaso eres un perro sin dueño?”

Un cliente potencial, puso la mano sobre su pecho y lo comenzó a frotar. Luego,


inconforme, el hombre se soltó del desesperado agarre de Jürgen. Fue cuando él
sollozo. Su rostro inclinado y finas facciones lo hacían ver muy atractivo y
seductor. Sin embargo, con una expresión sutil en su rostro, el transeúnte miró a
Jürgen y este le devolvió la mirada.

“Te daré la cantidad de quieras”.

Luego, como si el hombre estuviera sacudiendo la mano de Jürgen, este se


separó, tragó saliva y exhaló un suspiro de alivio.

Hoy podría evitar los azotes de Wingel. En el momento que escuchaba eso,
escuchó una voz.

“El marqués de Wissen finalmente ganó”.


“¿Qué? Entonces, ¿ese marqués se está convirtiendo en un pavo real peligroso
ahora?”

“Dado que ahora todos los Wissen han muerto, no tiene otra opción”.

El hombre tomó a Jürgen del brazo.

“¿Cuánto cuestas?”

Cuando Jürgen se percató de la pregunta, el hombre estaba enmarcando una ceja.

“¿Qué?”

Después de hacer esa solicitud, el hombre miraba el rostro de Jürgen con una
mirada molesta. ¿No le agradaban los hombres que vendían sus cuerpos?. Luego
Jürgen pudo sentir un escalofrío ante esa mirada feroz.

“Uh, oye…”

El rostro de Jürgen estaba pálido y exhausto. En ese momento, Jürgen no pudo


continuar estrechando la mano del hombre que lo estaba guiando. Dejando atrás
todo lo que había dicho, Jürgen soltó ese suave toque y corrió entre una multitud.
Para su mala suerte, las personas que se cruzaron con él eran unos mercenarios.

“¿Qué está pasando?”

“¿Qué es esto?”

Jürgen no era así, en otras circunstancias ese era uno de los mejores clientes que
podría haber conseguido, sin embargo estaba muy asustado. Él había sido
domesticado por un proxeneta feroz y perdió toda esperanza desde su infancia.
Aprendió a vivir en un burdel y a soportar el dolor de ser perforado una y otra
vez, hasta que su ano se desgarrara. Nadie se preocupaba por él.

“Wissen, el artista Wissen ganó… ¡Ay!”

“¡Oye tu perra loca!”

Jürgen accidentalmente chocó con uno de los mercenarios, era algo inevitable.

“¡Oye Patrick, creo que esa perra quiere coger contigo! Abrele las nalgas y coge
con él”.

A simple vista, fue un acto imprudente correr hacia ellos. Esos mercenarios,
estaban perdidos de borrachos por el alcohol y si regresaba con hematomas en su
cuerpo Wingel estaría molesto.
“¿Puedo meterla primero? ¡Oh! ¡Mira esas nalgas!”

Jürgen, que estaba nervioso, se dio cuenta demasiado tarde que su muñeca había
sido sujetada con fuerza por uno de los mercenarios. Era demasiado tarde para
correr. Los hombres se burlaron de él y tocaron todo su cuerpo sin delicadeza.
Jürgen sollozo. Su rostro era realmente hermoso, y eso provocó que una lasciva
sonrisa se dibujara en el rostro de esos hombres.

“¡Detente! ¡Dejame ir!”

“¿Pero qué? ¿no eres tú un prostituto?”

El mercenario, que volvió a mirar el rostro empapado en lágrimas de Jürgen,


sonrió con una mirada libidinosa. No pasó mucho tiempo antes de que se revelara
un bulto entre sus piernas. Agarró el culo de Jürgen con una de sus manos. Pero
nuevamente un grito salió de su boca.

“¡Detente, detente ahora mismo!”

“¿Y si no? ¿Y si no quiero?”

“Eso, eso es”.

“¿Qué? ¿qué puede hacer alguien como tú?”

El mercenario apretó más la muñeca de Jürgen mientras se burlaba de él. Jürgen


que tenía las caderas torcidas, gritó. Las risas se extendieron entre los hombres
que lo rodeaban.

“¡Déjame ir!”

La escena era terrible. Jürgen estaba sollozando y gritando, mientras los hombres
se reían de él y lo tocaban sin consideración. Esa situación por muy mala que se
viera, era algo común de ver en las calles circundantes a los burdeles. La gente
simplemente ignoraba la revuelta. Jürgen se convirtió en presa de esos lobos, de
una manera muy estúpida y fue acosado sin poder hacer nada al respecto.

Jürgen, presa del pánico, movió delicadamente su mano y suavemente acarició la


mejilla del mercenario, llegando a un punto donde con sus uñas, rasgó su piel.

“¡Ahhh! ¡Patrick! ¡Tu rostro!”

“¡Oye! ¡Estás sangrando!”

Una llama feroz se asomó por los ojos de un mercenario llamado Patrick.

“¡Este Perro!”
Era un insulto para cualquier mercenario que un patético prostituto viera su
sangre correr. El hombre que estaba riendo hace unos momentos, levantó los
puños contra Jürgen. La rabia lo había vuelto una bestia.

El tratar de enfrentarse a él lo convertiría en un pastel de sangre y huesos rotos.


Sin embargo, Jürgen tenía a su favor que los hombres estaban muy borrachos y el
mercenario tropezó sin poder alcanzar a golpear su objetivo.

Fue porque una mano detuvo el golpe.

“¡Bien…! ¡¿Qué demonios?!”

“¡Patrick!”

El mercenario perdió por completo la conciencia cuando un certero golpe lo


impactó directamente en el rostro.

***

“Uh, Uh …”

“¡¿Qué diablos…?!”

Fue un hombre muy alto, con un cuerpo tonificado quien había protegido a
Jürgen. Se veía docenas de veces más escalofriante que los mercenarios ahí
reunidos. El hombre de pelo castaño, había apretado tan fuerte la muñeca de
Patrick que la había roto. Sus compañeros estaban impresionados y corrieron
hacia él, pero su final no fue diferente al del otro mercenario.

Todo pasó en un instante. Los mercenarios estaban retorciéndose de dolor y


gimiendo en el suelo. Finalmente, Jürgen no pudo evitar la curiosidad de ver al
hombre, no podía comprender lo que había pasado. No sabía si agradecer al
extraño o salir corriendo de ahí. El hombre de aspecto intimidante lo miró
durante un tiempo y luego se dio la vuelta. Cuando el hombre comenzó a
distanciarse más y más, Jürgen se despabiló y gritó.

“¡Espera!… ¡Detente!”

El cuerpo del hombre que estaba alejándose se detuvo. Jürgen corrió hacia él y
rápidamente le tomó el brazo.

“Estás sangrando”.

No era una situación normal, sin embargo, Jürgen no podía dejarlo ir así nada
más. Trató de mostrarle su agradecimiento de la única forma que podía.

“Limpiaré la sangre por ti”.


Al ver al hombre que lo salvó herido, dejó de preocuparse por lo que estaba o no
bien y simplemente se ofreció a ayudarlo. El hombre lo miró fijamente, la
mirada penetrante le hacía temblar. Sin embargo, esa mirada estaba vacía, no
tenía nada, ni sentimientos, ni brillo, era total oscuridad.

Jürgen dudo un poco, pero después lo guió a su habitación.

“Lamento traerte a un lugar como este, pero solo te curare, no te haré nada
malo”.

Jürgen lamento francamente llevar a un hombre que parecía ser una buena
persona a ese horrible lugar. “¿Qué tipo de persona creerá que soy al entrar a
ese lugar?” Ese hombre había barrido el suelo con un grupo de violentos
mercenarios, con tremenda facilidad. Todo pasó en cuestión de segundos. A
primera vista, era un hombre peligroso, pero ¿no fue él el primero en actuar
imprudentemente?.

Incluso con esos pensamientos, Jürgen negó con su cabeza y se acercó al hombre
pensando que solo era una cuestión de gratitud, nada más. Aunque
desafortunadamente fue obligado a vender su cuerpo desde una edad muy
temprana, aún tenía unos vagos recuerdos de una vida como noble. Recuerdos
que estaban enterrados y confusos tras una caída que sufrió de niño. La nostalgia
de aquellos vagos y difuminados recuerdos no era comparable con el pequeño
niño que fue vendido y obligado a entrar en la madriguera del ratón, para ser
despedazado.

“Levanta los brazos, por favor”.

Ante eso, Jürgen solo estaba intentando dar una misera gratitud.

Jürgen se acercó al hombre que estaba sentado en la cama y desabrochó la camisa


ensangrentada. Estaba pensando que sería buena idea lavar la ropa del hombre
que se había ensuciado por su culpa.

El hombre siguió obedientemente sus instrucciones.

Al retirar la camisa, Jürgen pudo ver el pecho bien formado del hombre. Era un
cuerpo entrenado, musculoso, con cicatrices de lo que debieron haber sido
terribles heridas. Parecía ser tan duro como el acero. Jürgen dudo un poco, pero
después sacó un paño y lo humedeció con agua y una mezcla de hierbas que
utilizaba para cicatrizar su ano cuando se rompía por su trabajo. Comenzó a curar
y limpiar la herida en el cuerpo de ese hombre.

El hombre no separó la mirada de Jürgen en ningún momento.

Cuando Jürgen notó esa mirada insistente, frotó los nudillos ensangrentados con
el paño. Los ojos azules de ese hombre parpadeaban lentamente. El paño se fue
tiñendo de rojo carmesí y cuando terminó de limpiar toda las zonas lastimadas lo
retiró sonriendo gentilmente.

“¿Puedo tomar un poco de leche caliente?”

El hombre hizo esa petición en voz baja.

“Lo siento, eso no es posible”.

Jürgen abrió los ojos y se quedó paralizado. El hombre tomó la muñeca


temblorosa de Jürgen, mientras este estaba erguido.

“¿No estabas tratando de hacer esto antes…?”

Jürgen, que tenía un rostro pálido, puso su mano sobre la del hombre y
gentilmente la empujó.

“No, solo no quiero hacer eso ahora… Lo siento. No puedo”.

Wingel, golpeó la puerta de la habitación de Jürgen, diciendo que tenía un


hombre para que pasara la noche. Esas palabras aterrorizaron a Jürgen, quien
miró al hombre nuevamente y comenzó a quitarse la ropa.

Limpio rápidamente su cuerpo con una toalla húmeda. Jürgen cerró los ojos con
fuerza, esta situación era tan patética. El hombre no dejaba de mirarlo, y Jürgen
comenzaba a sofocarse.

“Pagame…”

Tener dignidad no le serviría de nada. Así que Jürgen escupió esas palabras con
urgencia.

“Pequeño roble de flores… ¿Qué estás diciendo?”

También era divertido decir que recompensaría a su benefactor, pero en esta


situación no tenía otra opción más que pedirle dinero. Era su única salida.
Sabiendo eso, Jürgen siguió hablando, apretando fuertemente sus ojos, ante una
frustración inmensa que llenaba su corazón.

“En su lugar, te daré el servicio que tú desees”.

No tenía otra opción, era ganar el dinero de hoy por medio de ese hombre o tener
que ser perforado por una bestia y después golpeado por Wingel.

Aún así, el hecho de que se involucró en una pelea pronto llegaría a los oídos de
Wingel. Era cuestión de tiempo para que lo castigaran. Wingel no lo iba a dejar
escapar libre de esta.
“¿Vas a…?”

Esto era mejor que ser golpeado y mutilado.

El hombre se rió suavemente.

“¿Servicio?”

El tono fue sarcástico y Jürgen agachó la mirada avergonzado. El hombre se le


quedó mirando por un buen rato y se movió hacia la cama.

Jürgen vaciló, pero se acercó a él.

El hombre extendió su mano y rodeó la estrecha cintura de Jürgen con uno de sus
brazos. Jürgen hizo una pausa por un momento, abrió sus piernas y colocó sus
caderas sobre el hombre, estaba acostumbrado a levantar sus talones y apoyar sus
manos en las rodillas del cliente.

Sus nalgas eran suaves y blandas como la nieve, al abrirse de piernas su agujero
quedó abierto. El ano de Jürgen no estaba completamente sanado y menos con lo
que habían hecho en la pelea. El hombre colocó un dedo en la suave cavidad
interior de Jürgen. Al moverse notó que la cavidad estaba inflamada y rasposa,
parecía desgarrada.

Un gruesos dedos comenzaron a excavar en su delicado interior. El ano que


comenzaba a humedecerse fue empapado de aceite.

Suaves caricias lo envolvieron, los dedos del hombre eran suaves en su tacto.

“Oh, si…”

Murmuró el hombre, mientras observaba el pecho de Jürgen.

“¿Cuál es tu nombre?”

Fue una pregunta normal, pronunciada por un rostro inexpresivo Jürgen


respondió, tratando de reprimir sus gemidos.

“Yo… Soy Mitchell”.

Sus manos temblaban, mientras sus nalgas estaban siendo abiertas. Todo su
cuerpo se retorcía con un placer desconocido. La mandíbula de Jürgen tembló
finamente. El hombre estuvo estimulando su ano con sus dedos un buen rato.

Una extraña conversación dio inicio de repente.

“Estaba buscando a un hombre llamado Wissen”.


Jürgen respondió jadeando.

“Oh”.

“¿Conoces a alguien llamado así?”

Por supuesto que Jürgen conocía ese nombre, pero tenía décadas que no lo
escuchaba salir de ninguna boca.

“Una ciudad lejana… Sí… Fue un vizconde”.

El dedo en su interior se detuvo. Jürgen no pudo contener la respiración y


terminó por escupir un gran suspiro.

Después del silencio, la conversación fluyó.

“¿Te refieres al vizconde de Wissen?”

Jürgen se tocó sus labios con el rostro sonrojado. Y emitió un murmullo casi
inaudible.

“Si”.

El hombre no se movió ni dijo una sola palabra por un rato. Jürgen estiró
suavemente su mano hacia atrás y tocó el ano dilatado.

“Ya veo, yo también soy de la tierra de Wissen”.

La voz fue suave.

Jürgen se subió a la cama. Apoyó su rostro y levantó sus caderas, en espera de la


inserción.

El hombre se movió lentamente.

Su cuerpo se estremeció en la cama. Al escuchar el sonido de la cremallera


abriéndose, Jürgen apretó la sábana con sus puños. Cuando la erección se acercó
y rozó su agujero. Jürgen pudo sentir un tamaño espeluznante y contuvo la
respiración.

Era enorme, con ese tamaño, podría cobrar el doble o el triple, su cuerpo no lo
soportaría. Pero Jürgen simplemente decidió callar. El hombre no tenía malos
modales en el sexo y recibir dinero por esas suaves caricias no era tan malo.

Pero cuando el pene de tamaño inimaginable lo perforó, Jürgen se arrepintió de


esos pensamientos.
“¡Ah!”

Jürgen gritó mientras apretaba la sábana. El hombre había sido muy considerado
con él, sin embargo, Jürgen notó como la sangre comenzaba a salir de su roto ano
de todas formas. Habría sufrido mucho y no importa qué tan cuidadoso fuera, al
final él ya estaba roto.

“¡Oh! ¡Woow!”

Todo su cuerpo fue sacudido debajo del enorme cuerpo del hombre. Era una
sensación que nunca había experimentado con ningún otro cliente. Jürgen dejó
que la mano del hombre frotara su trasero, sin pensar en detenerlo o cerrar su
agujero.

El enorme pene perforaba rápidamente la resquebrajada cavidad interior. Llegó


un punto donde Jürgen comenzó a reprimir sus sollozos y el hombre comenzó a
entrar y salir de su agujero más lentamente, pero Jürgen finalmente gritó.

“¡Oh! ¡Duele! ¡Duele!”

El hombre extendió su mano y secó las lágrimas de Jürgen. Quien se sorprendió


del suave toque y se encogió de hombros. Se escuchó una suave y tierna voz.

“Bien”.

Una mano acarició la frente de Jürgen.

“¿Eh…?”

Esas palabras calmaron su mente. El cuerpo de Jürgen se relajó y la tensión en su


ano disminuyó permitiéndole al hombre poder moverse lentamente dentro de él.

Mientras su pene lo perforaba, el hombre acarició el cabello platinado de Jürgen.


Y tiró de él con una fuerza suave y moderada, no le iba hacer daño. La barbilla
de Jürgen estaba levantada, mientras su cabeza estaba echada hacía atrás. Las
caderas de Jürgen fueron sacudidas, unos susurrantes sollozos salían de la boca
de Jürgen.

Podía sentir la enorme erección perforarlo y llegar hasta sus intestinos.


Finalmente colapsó.

Cuando despertó su ano estaba escurriendo semen tintado de rojo. Y el hombre


yacía a un lado de la cama fumando un cigarrillo. Jürgen emitió un suspiro.

Una voz lúgubre fue sonora.

“¿Dices que estabas haciendo un servicio?”


Jürgen respondió con rudeza.

“¿Qué más quieres?”

El hombre mordió el cigarrillo en sus labios.

“Vete si no quieres nada más”.

Sin embargo, Jürgen exhaló un pequeño suspiro.

“¿Qué tal si intentas masturbarte?”

Parecía que el hombre lo deseaba demasiado. Si, lo había hecho con anterioridad,
pero pensaba que era incapaz de poder sentir placer.

“No hay nada que me repugne más que eso”.

El hombre levantó su mano y barrió los labios de Jürgen mientras se reía. Jürgen
lo miró y pensó que esa sonrisa era encantadora. Dudando Jürgen se arrodilló y
lo miró fijamente y en silencio. En poco tiempo, el hombre extendió su mano
señalando la mesa.

Jürgen subió con cuidado a la mesa, mientras el hombre le susurraba al oído.

“Qué tal si lo intentas con una vela, ¿Eh?”

Jürgen asintió, tomó la vela, y abrió sus piernas. Se apoyó en los hombros del
hombre para no caer y pudo vislumbrar sus propias extremidades abiertas ante
ese hombre. La mano de Jürgen bajó lentamente hasta su agujero y él mismo
colocó la vela en su cavidad. Su húmedo agujero succionó la larga y delgada vela
sin dificultad.

Jürgen se encontraba moviendo la vela con su mano. Extrañamente comenzó a


expulsar suaves gemidos.

“Ah…”

El interior de la habitación de Jürgen no estaba muy iluminado, era oscuro. La


luz del amanecer penetró débilmente a través de la ventana y uno de esos rayos
de luz atravesó la mesa. Esa tenue luz iluminó la blanca piel de Jürgen, que se
encontraba jugando con su mano. Separó aún más sus piernas. Nuevamente,
él gimió fuertemente. Jürgen inclinó su barbilla y se cubrió el rostro. Estaba
pensando que era una imagen muy sucia.

“Ah…”

El que lo veía mientras se masturbaba habló


“No puedo verte”.

Jürgen, con las manos detenidas, se acostó en la mesa y abrazó una se sus
piernas, dejando expuesto su agujero al hombre.

“¿Puedes verlo mejor ahora?”

El hombre rió juguetonamente.

“Mucho mejor”.

Luego murmuró.

“No puedo creer que realmente vendas tu cuerpo”.

Jürgen no supo el significado de esas palabras. Solo podía gemir y raspar su


interior con la vela. La mirada del hombre estaba atrapada en el ano perforado de
Jürgen. Su suave cavidad aceptó la vela fácilmente.

sus piernas estaban completamente extendidas, con la mirada del hombre que no
se despegó de ese ano rojo.

“¡Ohhhhhh!”

Jürgen insertó la vela profundamente en su agujero y sin poder reprimir su


creciente placer, eyaculó. El hombre que lo miraba con un rostro inexpresivo,
decepcionó a Jürgen. Incluso cuando él estaba revoloteando como un pez ante el
placer, la expresión en el rostro de ese hombre era fría, como si viera algo
desagradable.

El hombre se levantó y dejó de mirar al jadeante Jürgen. Este se estremeció


cuando sintió como un traqueteo que provenía de la cama. Volteó la mirada y
abrió grandemente los ojos al ver todas las monedas de plata que estaban siendo
regadas.

El hombre lo volvió a mirar con una expresión fría.

“¿Eh?”

Unas palabras surgieron.

“Perteneces a la casa del ángel”.

Esas simples palabras hicieron que el rostro de Jürgen se desfigurara. Jürgen


sintió su corazón ser despellejado. Es algo que tendría que cargar toda su vida.
Tres días después, el hombre fue a la casa del ángel y solicitó el servicio de
Jürgen.

Al día siguiente también.

El día después de ese también.

El día siguiente también.

Había pasado más o menos un mes.

***

El hombre dijo ser Mac Miller, un caballero del nuevo marqués de Wissen.

Maximilian Wissen, ahora marqués, lo había enviado a la capital para investigar


sobre un asunto personal.

Ese hombre se convirtió en el cliente de Jürgen, un prostituto, y suavemente le


susurró unas palabras.

“¿Pero cómo puedes hacer esto?”

“¿Qué?”

La voz era contundente. Jürgen yacía en la cama y lo miraba sin comprender bien
la pregunta. El rostro bañado por los suaves rayos del sol suavizó la fría
expresión y lo que parecía una lúgubre atmósfera se fue suavizando.

Jürgen miró al apuesto hombre por un momento e inclinó su cabeza. Sin


esperanza de cambiar esa expresión, se metió bajo la manta y fue directamente
hasta la ingle de ese hombre. La mano del hombre cayó inmediatamente sobre la
cabeza de Jürgen sin hacer presión.

Jürgen bajo la manta oscura, chupaba la gran erección del hombre. Sus labios
eran delgados y podía sentir como la erección estaba palpitando. Con la sangre
comenzando a circular, Jürgen trató de tragar esa gruesa vara de enorme grosor,
sin embargo, ni siquiera podía meterla por completo en su pequeña boca, trataba
de hacerlo lo mejor posible.

La mano que estaba sobre su cabeza, comenzó a presionar cada vez con más y
más determinación.

Jürgen gimió, mientras el pene del hombre perforaba lentamente su garganta.

“Ohhhh”.
El pene bloqueaba su garganta, su boca estaba completamente abierta y trató de
introducirlo hasta su úvula. EL tamaño del pene que entraba aumentó y presionó
a Jürgen. Éste, que estaba temblando, se movió. El semen comenzaba a
derramarse desde su boca, su rostro estaba sonrojado y cubierto de saliva,
mientras que sus ojos estaban humedecidos.

“¡Due…! ¡Puag!”

Jürgen jadeó. Se apoyó en las piernas del hombre y lo miró. la sangre comenzaba
a escurrir de la comisura de la boca de Jürgen. Sus mejillas estaban convexas. El
hombre estaba llevando su mano a la boca de Jürgen, pero este rechazó el
contacto y negó con la cabeza mientras tragaba el semen restante en su boca. En
ese momento se arrugó la frente del hombre.

“¿Quien eres?”

Jürgen escupió una risa sarcástica ante esa absurda pregunta. Ahora ya estaba
acostumbrado a la frialdad de ese hombre. Sabía que él aunque en el exterior
parecía rudo, era realmente muy amable con él.

Ignorando la pregunta, Jürgen respondió.

“Gracias”.

“¿Gracias?”

Jürgen solo miró al hombre en silencio. Wingel no le había vuelto a golpear


desde que ese hombre había llegado. Ante ese pensamiento, su corazón se
detuvo.

“Si, gracias”.

Jürgen miró al hombre de brillantes ojos azules curvados. Estaba verdaderamente


agradecido. Era un hombre muy apuesto, de unos veinticinco años, se veía
educado. Un hombre tan atractivo como él seguramente era admirado y deseado
por personas muy importantes. Por mucho que Jürgen fuera guapo, él ya era
demasiado viejo como prostituto. Tomando en cuenta que comenzaron a
prostituirlo desde muy pequeño, no tenía sentido que el caballero de un marqués
le otorgará su protección. Él era demasiado realista.

La vida no tenía nada bueno que ofrecerle.

“Gracias Mac”.

Para Jürgen, la llegada de ese hombre fue un milagro.


Mac miró esos ojos llenos de sinceridad y se asombró un poco. Jürgen tenía una
ligera sonrisa en su pálido rostro. Hubo un silencio confortable durante un rato.

Los labios de Mac se abrieron lentamente.

“Este trabajo, ¿podrías dejar de hacerlo?”

Fueron unas palabras que dejaron perplejo a Jürgen.

“¿Qué?”

Ante esa pregunta, Mac no dijo nada más. Simplemente mordió el cigarrillo en su
boca un par de veces y luego lo frotó en el cenicero de la mesita de noche.

“Ven conmigo, Mitchell”.

En ese momento, los ojos de Jürgen se abrieron de par en par.

Mac escupió una vez más.

“Sígueme, estoy seguro que el marqués de Wissen te protegerá”.

En esos momentos, Jürgen estaba más que listo para romper con ese hombre. El
hombre, que había llegado a la capital por órdenes de ese marqués, tenía que
regresar en algún momento no muy lejano.

Los hombros de Jürgen comenzaron a temblar.

Una cosa era cierta, estaba desesperado.

“Wingel”.

Jürgen soltó una voz quebradiza.

“Wingel jamás me dejará libre”.

El hombre, que miró fijamente los ojos nublados durante un rato, soltó unas leves
palabras.

“Bien”.

Ese fue el final.

Jürgen derramó suaves lágrimas en ese momento. Se sentía muy agradecido.


Estaba feliz por haber conocido a ese hombre. Para él que estaba acostumbrado a
no tener nada, ahora tenía un buen recuerdo.

“Yo, yo…”
Tenía un nudo en su garganta y por unos momentos tartamudeó.

Mac era la única persona que lo trató como ser humano, se mostró amable y
nunca fue violento. Con las yemas de sus dedos limpió las lágrimas de Jürgen.
Incluso en ocasiones lo llevaba a cenar. Hubo noches donde pagó por su
compañía y no tuvieron relaciones sexuales.

En ese momento, Mac sostuvo a Jürgen en sus brazos y lo reconfortó por un


tiempo en silencio. Jürgen se sentía protegido en los brazos de Mac. Por primera
vez en su vida se alegró de tener un cuerpo que llamara la atención de ese
hombre.

Le gustaba esa compasión miserable que le daba el hombre.

“Te seguiré”.

A Jürgen le agradaba Mac.

“Oh, gracias… gracias”.

Su voz estaba ahogada por la mezcla de emociones en su interior. Los ojos de


Jürgen estaban llenos de lágrimas mientras miraba al hombre de ojos azules.
Jürgen murmuró en un tono suave, casi inaudible, mientras se enfrentaba a esa
mirada penetrante.

“¿Sabes?”

“¿Qué?”

Jürgen escondió su rostro en el pecho del hombre.

“Mitchell es el nombre que me otorgaron cuando llegué aquí, en ese entonces, no


recordaba nada”.

Jürgen susurró en voz baja.

“Tiempo después, recordé que mi nombre real era Jürgen”.

El cuerpo del hombre se tensó de inmediato, sin embargo, al poco rato se relajó
nuevamente.

“Oh”.

Jürgen habló.

“No estoy seguro, pero puede ser que sienta algo por ti”.
Jürgen sonrío amargamente, mirando el rostro de un estúpido hombre. Ni
siquiera tenía el valor de decirlo claramente. ¿Por qué? ¿Por qué? El no era un
cobarde.

“Quiero decir…. que… Te amo, Mac”.

Muy en lo profundo de su corazón no se sintió reconfortado una vez que expresó


esas palabras. Jürgen se sintió confundido por ese sentimiento de angustia que lo
invadía.

Mac no era un hombre hablador, ni amistoso. Era un poco tosco en la cama, pero
para él, que estaba acostumbrado a ser desgarrado todas las noches hasta que su
ano sangrara, simplemente sintió que, comparado a eso, el tacto de Mac eran
como unas suaves plumas.

A diferencia de su fría apariencia, las yemas de sus manos limpiaron con dulzura
las lágrimas que recorrían las mejillas de Jürgen y acariciaron su rostro
suavemente.

Era muy posible que este fuera un sentimiento unilateral. De todos modos Jürgen
estaba preparado para ser rechazado. No tenía nada que perder. Mejor dicho,
nunca había tenido nada en primer lugar.

“No pienses que quiero algo a cambio o que deseo que correspondas esto”.

Jürgen habló con cautela mientras miraba con atención la expresión en el rostro
de Mac, que se había endurecido con la repentina confesión.

“Estoy muy agradecido y satisfecho con el hecho de que no me lastimaras”.

“No, está bien”.

Mac Miller rompió el discurso de Jürgen.

Luego sonrió un poco.

“Esta bien.”

Jürgen parecía confundido con los sentimientos contradictorios que emanaban de


él. Ante semejante confesión, Mac sonrió y frotó la suave cabellera platinada con
sus manos.

Jürgen tuvo que mirarle a los ojos. Quizás sus palabras fueron innecesarias e
hicieron sentir incómodo a Mac. Comenzó a sentir remordimiento, ¿Qué pasaba
si se arrepentía de sacarlo de ese lugar?…
Sin embargo, no pasó mucho tiempo, cuando un imponente carruaje llegó afuera
de la casa del ángel.

Era un carruaje con la bandera del marqués de Wissen.

***

Jürgen Wissen sintió su cabeza hecha añicos cuando vio esa bandera y comenzó
a correr presa del pánico. Su mente estaba mezclando recuerdos negros,
dolorosos, terribles, ¿ese era su pasado?.

No pudo correr muy lejos, fue capturado por las manos de Maximilian en una
montaña en la cual ya había estado, hace muchos, muchos años.

Una mirada de hielo se apoderó de los ojos de Maximilian. Jürgen miró a ese
hombre con una expresión de terror en su rostro.

“Tu me usaste”.

Jürgen comenzó a reconocer gradualmente ese rostro.

“Maximilian…”
Maximilian
Un prostituto había pronunciado el nombre de su hermano.

Cuando lo conoció, Maximilian Wissen ya era un frío témpano de hielo, que


había sido calcinado por la sed de venganza. Le tomó mucho tiempo, pero logró
su venganza y eso acabó con su corazón.

El enemigo que había matado a sus padres y quemado su casa. El que mató
cruelmente a su amado hermano mayor que en ese entonces era muy pequeño.
Mientras vivía como un guerrero errante, nunca olvidó su venganza.

Para él, la vida después de eso era absurda, no importaba cuanda riqueza
acumulara, cuan poderoso fuera ahora, nada regresaría de la muerte a su hermano
mayor.

Maximilian había perdido todo deseo de vivir.

Fue entonces que decidió deambular una noche por las calles de la capital.

“El marqués Wissen ganó… ¡Ay!”

Era un nombre difícil de escuchar, Maximilian se detuvo ante algo interesante


que escuchó. De alguna manera, un hermoso joven, fascinante le tocó el brazo.
¿Qué era esa extraña calidez?

“Debe estar como pavoreal ahora”.

Al principio, estaba interesado en esos rumores, había un extraño rumor que


circulaba con nombre de su familia. ¿Quién se atrevería a hacer algo así?. Pero
después, extrañamente sus oídos se ensordecieron al ver a ese joven.

Entonces se quedó realmente satisfecho en la cama con ese joven. Tiempo


después, se dio cuenta que no podía dejar de mirarlo. Y cuando le sonrió por
primera vez, descubrió que su corazón aún podía acelerarse.

Como si eso no fuera suficiente.

“Creo que te amo”.

Cuando escuchó eso, Maximilian se dio cuenta.

“No está mal”.

Él estaba enamorado de ese pobre hombre.


Sus subordinados estarían realmente molestos con él. Aceptar a un hombre que
vende su cuerpo como amante… pero no podía con la idea de que otro hombre lo
tocara. Aquellos que ni siquiera habían logrado salvar a su antiguo maestro,
porque estaban asustados ante el ejército del antiguo marqués de Weiden,
podrían ser ejecutados de todos modos.

Cualquier perro que ladre, podría pisarlo.

Sin embargo, su traición dejó una profunda cicatriz.

Maximilian volvió a sentir como su corazón se llenaba de ira.

***

“¡Ahhhhhhhh!”

Era un hombre sucio.

Un prostituto vulgar que abría las piernas a quien pagara unas pocas monedas y
escupía palabras venenosas con esos labios adornados como pétalos de hermosas
rosas. Tenía un corazón miserable con una apariencia lastimera.

“¡No!… ¡Qué!”

Maximilian se dio cuenta que Jürgen lo había traicionado cuando recibió la


noticia que había escapado. Jürgen no lo amaba. Uso a Maximilian para escapar
de la casa del ángel que era famoso por sus tratos terribles y extremos abusos.

Michell conocía su identidad desde el principio y utilizó la situación a su


beneficio.

Tan pronto como supo eso. Maximilian no pudo soportar la ira que aumentaba en
su cabeza. No podía matarlo, pero tenía que confirmar sus terribles sospechas.

“¿Sabías quién era desde el principio y me utilizaste?”

Esas fueron las palabras que pronunció cuando vio a Jürgen en manos de sus
soldados. Jürgen luchaba por liberarse. Luego tembló al escuchar las terribles
palabras de Maximilian.

Fue puesto en cuclillas.

Nadie le creería. ¿Quién podría creer que su memoria había regresado de la


nada?… Luego habló con una débil sonrisa.

“Si”.
No importa lo que dijera, no había nadie que creyera sus palabras.

“…”

“Lo siento”.

Dicho eso, Jürgen cerró los ojos y ya no abrió su boca.

Jürgen fue capturado de esa manera y fue encerrado en una prisión secreta dentro
del territorio de Wissen. La prisión estaba conectada a la habitación de
Maximilian. Entonces, al confinar a Jürgen en esa prisión, Maximilian podía ir y
venir por ese pasillo todas las noches.

No habría manera de que escapara. Solo así Maximilian pudo dormir más
tranquilo.

“¿Maxi…?”

Luego lo violo.

“Oh… ¡No! ¡No! ¡No!”

No importa lo mucho que resistiera Jürgen, era demasiado débil en comparación


con Maximilian.

Maximilian mordió los suaves labios que gritaban de dolor. Aplastaba el cuerpo
herido de ese delgado joven de pelo platinado con su gruesa erección. Apretó su
pene entre las suaves nalgas y lo sacó hasta que Jürgen se desmayó. Él no podía
dejar de gritar.

“¡No! ¡No hagas esto! ¡No lo hagas!”

Después de desenmascarar sus verdaderas intenciones, Jürgen no le entregó más


amor a Maximilian. Rechazó al marqués de Wissen, mientras lloraba
amargamente por reconocer todo lo que había hecho con él.

“Yo te usé”.

Y cada vez que Maximilian escuchaba esas palabras, sentía un impulso terrible
por hacer daño a Jürgen.

“Eres el marqués, señor… Lo usé”.

Tenía un sentimiento abrumador por estrangular el cuello de ese hombre que


lloraba y escupía esas peligrosas palabras.
“¡Tírame de nuevo a un burdel! ¡¿Qué hombre tan sucio recurre a un prostituto
barato para satisfacer sus impulsos?!”

Y escuchando esas palabras, Maximilian se dio cuenta.

“…”

Esas palabras se vinieron a su mente cuando miró detenidamente el rostro de


Jürgen empapado en lágrimas.

“Te encantaría regresar a abrir tu trasero, ¿no es así?”

Entonces Maximilian Wissen, que había enfriado su ira, se encontró con una
mirada irresistible y nuevamente su cólera explotó.

Pensó que estaba enamorado de su apariencia. A partir del momento en el que le


sonrió mientras era perforado por su erección, Maximilian contempló la hermosa
sonrisa de Jürgen. Era difícil para él admitir que se sentía cómodo al lado de esa
encantadora sonrisa.

Quería tenerlo tan sólo para él. Era algo tan puro, tan hermoso que no podía
imaginar cómo era que lo podían lastimar tanto. ¿Cómo era posible que un ser
tan hermoso vendiera su cuerpo a esos puercos? ¿Cómo acabó un ser tan inocente
en un sucio callejón?

Maximilian pensó que solo sería una noche con un prostituto.

Pero se burló de sí mismo.

‘Estoy loco por él‘.

De hecho, momentos después confirmó en su mente que estaba enamorado.

Pero incluso dándose cuenta de eso. Maximilian no hizo nada. No liberó a Jürgen
ni le confesó su amor.

En cambio, abusó de él, una y otra vez.

Traición e ira.

Revivió el sentimiento de ser abandonado por él ser que más amaba en la vida,
con esos sentimientos de odio, aceptó que sus sentimientos eran deseos
retorcidos, pero no se detuvo.

Nadie en este mundo se merecía su amor.

Michell intentó escapar manipulando sus sentimientos.


“Jürgen”.

Maximilian tomó represalias contra Jürgen.

“No te dejaré ir tan fácilmente”.

Era un amor intenso y un odio atroz.

“¡Ah!, Ma… Marqués”.

Así que ese calabozo se convirtió en Sodoma.

Maximilian descubrió un nuevo placer y alegría al pisotear el hermoso cuerpo de


Jürgen. Abusó de ese delicado cuerpo de muchas maneras. El placer que le
provocaban sus gritos lastimeros hacía palpitar su erección. La satisfacción de
humillarlo y avergonzarlo lo excitaban, la lujuria era más intensa al ver ese
cuerpo lleno de sangre. Rápidamente golpeaba su cintura.

Pasaron días de intenso placer unilateral.

Mientras el placer continuaba, Maximilian llamó a Jürgen.

“Jürgen”.

Eso era una muestra de generosidad, algo que ni el mismo Maximilian podía
comprender.

“Dime que me amas”.

No podía imaginar lo que había vivido el hombre que quemó y mató a la familia
del marqués de Weiden.

“Entonces perdóname”.

“Di que me amas, entonces te sacaré de esta prisión”.

Sin embargo, Jürgen no aceptó esa generosa oferta.

Solo una palabra, era todo lo que pedía Maximilian, pero para Jürgen, era todo lo
que le quedaba.

“En ese caso… mmmm, si haces eso… ¡Ahhhhh! ¡No!”

Jürgen se rebelaba con tanta fiereza y determinación que Maximilian no lograba


entender.

Negarse a confesar su amor. Eso era algo que no comprendía Maximilian.


‘Dijiste que me usaste… ¿Por qué no dices esas palabras que son tu salida fácil
de este lugar?’

“¿Por qué demonios eres tan estúpido?”

***

‘Amor’.

Los ojos de Maximilian se hundieron profundamente, mientras la realidad de


Jürgen se comenzó a distorsionar.

“Es amor”.

El arsénico hizo efecto.

“Tuk, Tuk”.

EL agua caía y comenzaba a correr por el suelo de ese oscuro sótano.

Jürgen, que llevaba un parche en el ojo, tembló. Lo colgaron del techo con las
muñecas atadas a la espalda. Con el cuello atado a una estructura fijada al
suelo, la cintura y las manos estaban colgando de cadenas conectadas al techo.

Maximilian estaba jugueteando con el suave trasero de Jürgen.

La fina erección blanca y redonda parecía sacudirse cuando los chorros de agua
helada lo bañaban.

La gran mano de Maximilian sujetaba firmemente las caderas de Jürgen.

Maximilian, que había estado estimulando ese agujero durante un tiempo, lo


extendió repentinamente a ambos lados. Vió un agujero muy lastimado, que
sufrió por una vida de abusos al ser prostituido. Mientras jugaba con un ano roto
que no podía cerrarse por completo y del cual goteaban finas gotas color carmesí,
no esperó más y empujó su gran cuenca dentro de él.

“¡Ahhh! … ¡Duele! ¡Duele! ¡Duele!”

Jürgen gritó.

Cuando tuvo ocho canicas, finalmente sacudió su trasero y sollozo.

Una más.

Una más.

Y otra más.
“¡No! ¡No! ¡Detente!”

Jürgen notó como el suelo tenía un pequeño charco de color rojo carmesí y la
expresión en su rostro fue de terror. Sentía sus paredes internas arder, mientras su
rostro estaba empapado de sudor. No, era cierto, todo su cuerpo estaba atado al
techo. Su apariencia era verdaderamente desvergonzada.

Maximilian tragó saliva al ver ese hermoso cuerpo, era sensacional ver como la
sangre corría de la ingle de Jürgen y se unía a la sangre encharcada en el suelo.
Movió su mano al entremedio de las nalgas del sollozante Jürgen. Abrió los
labios mientras empujaba con su dedo índice las cuentas que habían salido de la
presión.

Una voz raspó los oídos de Jürgen.

“Entonces, ¿estás listo para decir que me amas?”

El cuerpo de Jürgen tembló y su conciencia finalmente colapsó.

Las manos de Maximilian frotaban las suaves nalgas de Jürgen. al poco tiempo,
le insertó un tapón en forma de cono en el ano. Fue el momento en el que Jürgen
gritó agonizante. Sabía el significado de ese tapón. El tapón estaba conectado a
una manguera.

Maximilian murmuró, girando la llave de la manguera.

“Después de esto, estarás completamente limpio de todo rastro que otros hombre
haya dejado en ti”.

EL agua comenzó a fluir. Jürgen gritó. El pánico estaba esparcido por todo su
rostro. Sin importar que tuviera el tapón, el agua comenzaba a derramarse de su
agujero.

El vientre de Jürgen comenzó a hincharse.

Su grito fue desesperado.

Maximilian simplemente lo miró con esos ojos inexpresivos.

“Jürgen”.

Si, era muy doloroso, ni siquiera Wingel fue capaz de hacerle eso cuando quedó
embarazado por primera vez a sus 15 años.

“Dime que me amas”.

Pero, ¿Por qué no era capaz de decir esas palabras?


“¡Oh! ¡Si! ¡Lo haré!…”

Jürgen gritó. Las suaves nalgas se agitaron frente a los ojos de Maximilian. quien
parpadeó lentamente, sintiendo un doloroso palpitar en su ingle.

“No, ah, ah, no… ¡Duele!”

Un grito desgarrador se perdió en esa prisión.

“¡Ay! ¡Ahhhhh!”

Maximilian lo escuchó y se acercó silenciosamente a él.

La espalda de Jürgen fue golpeada suavemente, como si los dedos de Maximilian


estuvieran tocando una partitura de piano. Mientras sus ojos no podían dejar de
mirar el cuerpo de Jürgen. Después de un rato, Maximilian retiró el tapón del ano
de Jürgen.

Maximilian vio como el agua se comenzó a derramar como una hermosa fuente
humana. Mientras las enormes canicas caían, fue tomándolas, una a una.
Maximilian abrazó la espalda de Jürgen y descendió sus brazos hasta su vientre,
el cual apretó.

“¡Ah! ¡No!”

Jürgen gritó, tirando su trasero hacia atrás. Las manos que colgaban de las
cadenas sujetas al techo revolotearon. Casi todas las cuencas de vidrio habían
salido, solo quedaban unas pocas, en ese momento, Maximilian metió de un solo
golpe su gruesa erección.

Jürgen gritó.

Maximilian sacudió su erección mientras era succionado por el ano sangrante de


Jürgen. Un pene ardiente entraba y salía, perforando el ano roto de Jürgen.

Jürgen gritó y gritó. Llegó un punto en el que todo ese terrible dolor se
desvaneció.

Cuando Jürgen despertó, estaba en los brazos de Maximilian. Jürgen casi le decía
a Maxim, por su apodo nuevamente, sin darse cuenta. Pero se despabiló
rápidamente y pudo cerrar fuertemente sus labios.

Maximilian frotó la cabeza de Jürgen que estaba recargada en su pecho con un


rostro inexpresivo. Jürgen presionó su mejilla contra ese cálido pecho. El sonido
de ese corazón latía suavemente. Al escuchar ese ritmo, Jürgen exhaló un suspiro
tembloroso.
Escuchó una voz lúgubre.

“Tú…”

Una mano áspera frotó la cabeza de Jürgen. El cuerpo se encogió con esa caricia
extraña. Sus ojos estaban nublados como si estuviera borracho. Jürgen se frotó la
cara contra el pecho de Maximilian, como si fuera una especie de mimo
romántico.

“Sé que mientes”.

Jürgen levantó la cabeza levemente y miró a Maximilian.

Maximilian lo miró por un momento con un rostro manchado de miedo.

“Sé sincero conmigo”.

“…”

“Dime la verdad”.

La mandíbula de Jürgen temblaba finamente. La desesperación se filtra en su


pálido rostro, Maximilian susurró en voz baja.

“¿Es cierto que me amas?”

Jürgen no respondió. Maximiliano lo miraba con ojos azules ardientes.

“¿No me usaste?”

Seguramente le estaba mirando en ese momento con ojos tímidos.

Los labios de Maximilian se torcieron.

Había una voz ansiosa por una respuesta.

“¿Me amaste?”

Jürgen derramó lágrimas.

La gran mano se apoderó de su mejilla con fiereza. Una sonrisa blanca fluyó.
Maximilian habló con voz temblorosa.

“Pero me traicionaste”.

Maximilian susurró, mirando a los ojos húmedos.

“¿Por qué hiciste eso, Jürgen?”


Maximilian frotó las mejillas llenas de lágrimas y esperó una respuesta. Con el
paso del tiempo, Jürgen abrió los labios y soltó una voz oscura.

“No puedo, Maxim…”

Maximilian endureció su rostro mientras se enfrentaba a esos ojos húmedos.


Hermandad
Rodó por un acantilado y fue rescatado por un bandido.

Fue vendido en burdel por él y se convirtió en un niño cantante masculino e hizo


tareas domésticas. Luego se convirtió en un joven y fue vendido una y otra vez.
A los quince años se descubrió que había nacido con un útero masculino pero su
cuerpo no pudo soportar esa carga y perdió a ese bebé. Luego llegó a los
veinticinco años.

Hasta entonces, Jürgen sentía que había perdido algo importante en su vida. A
Maximilian.

Él había prometido volver, sin embargo, esa promesa no pudo cumplirse.

Y en algún momento la mente de Jürgen bloqueó todo recuerdo de Maximilian y


no pudo reconocerlo.

Un cuerpo sucio.

Su vida era miserable. Desde que tenía memoria había sido obligado a vender su
cuerpo por tan solo una moneda de plata. Jürgen no era él mismo niño tenaz del
pasado. Al recordar los ojos puros de su hermano menor, a quien abandonó en
esa cueva. La mente de Jürgen comenzó a colapsar.

Cuando escuchó que habían aparecido los descendientes del vizconde Wissen, se
alegró pero nuevamente su mente colapsó. Maximilian estaría mejor sin él.
Nuevamente su mente bloqueo todo recuerdo.

Estaba convencido que su vida siempre había sido así y que los recuerdos eran su
imaginación, se convenció a sí mismo que solo estaba soñando.

Pero todo llegó de golpe con esa bandera.

‘No sabía que eras tú’.

Su propio hermano menor abusó de él.

Cometió un pecado imperdonable.

Hizo algo tan vergonzoso.

No, eso no era verdad.

‘En ese momento… no sabía que eras tú…’


Pero lo más terrible era, que él estaba desesperado por saber cuál era la realidad.
No podía estar con él, no podía ser el amante de su hermano.

Jürgen tembló al enfrentarse a los ojos llenos de ira de Maximilian.

‘No, no me mires así Maxim… Yo solo quería protegerte’.

La culpa lo consumía.

***

Poco después de que Mac Michell resultara ser el marqués de Wissen. Jürgen no
pudo emitir ninguna palabra durante el trayecto. Jürgen estaba en el carruaje,
junto a Maximilian, que parecía haberse quedado dormido con los brazos
cruzados, pero de repente abrió los ojos en silencio.

“…”

Jürgen estaba temblando con un rostro pálido. Extirpando la carne de sus uñas
haciéndolas sangrar. Maximilian abrió los labios mientras lo miraba, era evidente
que estaba hecho un lío de nervios.

“No hagas eso”.

La puesta de sol se filtraba sutilmente por la ventana.

Maximilian habló lentamente.

“El ducado de Wissen es ahora un lugar hermoso. Tú… estás volviendo a casa”.

Esas palabras rompieron el corazón de Jürgen.

En ese momento, Jürgen apenas podía respirar, sentía una gran opresión en su
pecho. La puesta de sol empapó el rostro inexpresivo de Maximilian. Ese rostro
era frío, pero los ojos irradiaban calidez.

Maximilian trató de reconfortar a Jürgen.

“No dejaré que te maten como a mi padre”.

Esa voz sonaba tranquila.

Maximilian miraba a Jürgen con esos profundos ojos azules.

“Te protegeré a ti y a Wissen”.

Jürgen comenzó a sentir una pesadez en sus ojos.


“Quizá te agrade Maxim”.

Parecía que le habían clavado una daga en su corazón. Jürgen inclinó la cabeza,
reprimiendo los sollozos. Maximilian extendió su mano y agarró a Jürgen del
brazo. Lo abrazó y sentó en su regazo. Jürgen estaba aturdido.

Luego lo abrazó con fuerza y tocó su sien con sus labios. Con una suave caricia,
Jürgen comenzó a derramar lágrimas.

“Te amo”.

Desde que fue vendido a su primer cliente, la vida de Jürgen fue un infierno,
hasta que apareció Mac frente a él. Maximilian abrazó el cuerpo enfermo de
Jürgen y lo reconfortó en silencio. Secó las gotas de sudor frío de la frente de
Jürgen y le dio de comer un pan suave y esponjoso.

Maximilian susurró en voz baja, acariciando a Jürgen.

“Eres mío”.

En la habitación oscura, solo brillaban unos ojos azules.

Jürgen pensaba que era una pena que esos hermosos ojos azules tuvieran un
semblante tan frío. El rostro de Maximilian era sutilmente iluminado por la tenue
luz de las velas.

Esperaba que él lo salvará, y realmente lo salvó.

Lo rescató de ese burdel, donde había llevado una vida de desesperación.

Por eso, Jürgen estaría eternamente agradecido.

‘Te amo’.

Su hermano menor, Maximilian Wissen, del que se separó cuando era niño.

‘Te amo, Mac’

Jürgen, atrapado de nuevo en la misma montaña de la que había huido de niño,


estaba pensando muchas cosas, mientras veía esa expresión ardiendo con una
sensación de traición.

‘Te amo Maxim’.

Miró confuso el rostro de su hermano menor, que había crecido tanto, y ahora era
un hombre adulto.
En ese momento, Jürgen estaba en conflicto con las sensaciones extrañas dentro
de su estómago.

“Cierra tus ojos”.

Cierra los ojos.

Nada es real… Nada es real.

Pero no podía seguir engañandose.

‘¿Sabías quién era desde un principio?’

Jürgen jadeó. Su memoria apenas se había comenzado a estabilizar. Sin embargo,


Jürgen sonrió amargamente y mintió.

“Sí”

‘Maxin, te odio’.

“Lo siento”.

‘Cuanto nos volvamos a encontrar tienes que reconocerme ¿lo prometes?’

***

“Te amo, Maximilian, marqués de Wissen”.

Finalmente, Jürgen dejó de luchar y cayó a la boca de la serpiente.


Epílogo
“Te amo, Maximilian, marqués de Wissen.”

Un día, Jürgen finalmente lo dijo.

Cuando escuchó esas palabras, Maximilian no pudo comprender adecuadamente


el significado de ellas, por lo que solo se quedó analizandolas, palabra por
palabra.

“¿Qué?”

“¿Comiste?”

“¿Dormiste bien?”

Las palabras fluyeron suavemente como si hubieran estado detenidas durante


mucho tiempo. Como resultado, Maximilian se sintió avergonzado.

“¿Qué he oído ahora?”

Jürgen parpadeó lentamente, mirando a Maximilian.

“¿Eso es todo?”

Sólo entonces Maximilian pudo abrir los labios.

“Ah”.

Y escupo con una voz absurda.

“¿Podemos ir afuera?”

Eso fue algo que el propio Maximilian dijo y lamentó haberlo hecho. Ante las
estúpidas palabras, Maximilian contuvo la respiración y se calló por un
momento. Entonces Jürgen abrió sus labios.

“No, voy a salir”.

Pero Jürgen negó con la cabeza. Fue el acto que detuvo el pensamiento de
Maximilian.

Maximilian arqueó las cejas y lo miró confundido. Jürgen lo miró con una leve
sonrisa.

Luego habló en voz baja.


“Te amo, Maxim”.

Maximilian hizo una pausa por un momento, sintiendo el extraño sentido de las
palabras, pero tuvo que evitar actuar como un loco borracho o como un completo
idiota por la inmaculada y pura sonrisa de Jürgen.

“Bien”.

Era como estar poseído por una hermosa hada regordeta.

“Estarás para siempre en mi prisión, Jürgen”.

Jürgen respondió con una sonrisa ligera como la niebla. Por lo tanto, Jürgen
aceptó a Maximilian y ya no lo rechazaría. Lo abrazó suavemente y separó sus
piernas.

“Te amo”.

Habló con voz conmovedora y sonrió con esos suaves labios que ocupaban la
mente de Maximilian.

Pero de alguna manera, Maximilian se percató que estaba ahora más ansioso que
antes.

Se siente como si estuviera en una línea estrecha donde al más mínimo error todo
colapsaría.

Jürgen encantador.

De alguna manera, no estaba satisfecho con tener en sus brazos al joven de


cabello platinado, a quien sus ojos habían marcado desde la primera vez que lo
conoció. Entonces Maximilian trató de dejar su marca en su cuerpo. Mordió mi
cuello y apretó sus hombros. Trató de atraparlo, como si fuera a desaparecer
como una burbuja si apartaba su vista de él.

No sabía por qué.

‘Te amo, Maxim’.

Parecía que no podía separarse de él, era doloroso siquiera pensar en ello.

‘¿Por qué es esto?‘

Fue algo que confundió a Maximilian.

‘¿Por qué estoy haciendo esto?’


Y pronto se dio cuenta de la verdad.

“¡Señor, tenemos noticias de que hay un pequeño rastro de Jürgen. Podría estar
vivo!”

Porque no había secretos perfectos en el mundo. Todo podía ser descubierto,


sabiendo cómo y dónde buscar.

“… Se dice que fue vendido a la casa del ángel”.

Maximilian no pudo moverse en el lugar por un tiempo cuando escuchó eso.

“Movilizalos a todos”.

“…”

“¿A cada uno, señor?”

Pasó el tiempo y se despertó. La mazmorra continua a la habitación es el lugar


donde se encuentra encerrada un hada encantadora y astuta. Caminó por el
pasillo y abrió la puerta, Maximilian finalmente pudo llegar hacia Jürgen, quien
dormía en la cama de esa prisión, acurrucado como un bebé.

Maximilian contuvo el aliento y agarró su garganta.

‘Estamos jugando al escondite Maxim…’

Jürgen Wissen, quien lo dejó en esa cueva con una promesa detrás. Le habían
dicho que cayó por un acantilado y murió. En ese momento Maximilian derramó
lágrimas. “¿Jürgen estaba muerto?” Maximilian levantó ese delgado cuerpo con
una suave voz.

“Shhhh. No tengas miedo.”

‘Si, él me llamó Maxim un día’.

‘Si tu ganas. Podremos reencontrarnos de nuevo’.

Jürgen miró a Maxim con una expresión adormilada. Tan pronto como miró el
rostro de Maximilian, Jürgen dejó de frotarse sus ojos adormilados.

Luego hizo una expresión sutil.

“Jürgen”.

Maximilian habló con dureza.

“Hermano…”
Jürgen miró a Maximilian.

Con el paso del tiempo, habló con un rostro tranquilo.

“Me pediste que te reconociera cuando nos volviéramos a encontrar”.

Pobre de los hermanos Wissen.

“Maxim”.

En ese momento Maximilian vaciló. Jürgen simplemente miró al hombre que


estaba colapsando en el suelo con un rostro sereno. Estaba imaginando que
llegaría un día como este. Y también estaba pensando en cómo debería de
responderle.

Si Maximilian quería un amante, Jürgen estaba dispuesto a dárselo.

‘¿Quieres a un hermano mayor?’

Jürgen le tocó suavemente los labios.

“Maxim”.

Entonces, tendría que morir.

El tiempo había pasado.

El hombre, que estaba hace unos momentos temblando en el suelo, finalmente


recobró la conciencia.

Jürgen se mantuvo a su lado en silencio.

Unos ojos azules miraron a Jürgen con determinación.

“Ah”.

Maximilian lo miró con ojos inyectados en sangre y se movió. Su mano tomó el


colgante de su cuello y lo arrojó a la chimenea ardiente. Fue cuando los ojos de
Jürgen se abrieron como platos.

Jürgen miró inexpresivamente como el fuego destruía el colgante. Cuando Jürgen


se movió de nuevo para ver a Maximilian, su rostro ahora parecía un océano
pacifico.

Maximilian miraba a Jürgen con unos ojos furiosos.

‘¿Qué es todo esto?’


Jürgen, miraba congelado la escena y colapso en los brazos de Maximilian
cuando una mano agarró firmemente su muñeca y tiró de ella con fuerza.

Maximilian besó los labios de Jürgen, que soltó un breve suspiro cuando recibió
el feroz y profundo beso, mientras era sujetado por el cuello.

En el momento en que sus labios se separaron, Jürgen abrió su boca nuevamente.

“Si, marqués”.

Los ojos azules de Jürgen estaban llenos de emoción, entusiasmo y tristeza.


Mientras se enfrentaban al otro par de ojos igualmente azules, Maximilian exhaló
un suspiro largo y tembloroso. Maximilian, reflejado en esos ojos claros, tenía un
rostro parecido al de Jürgen.

Jurgen susurró en voz baja.

“Si esa es tu elección…”

Una pálida sonrisa se dibujó en la boca de Maximilian.

Maximilian se rió de las palabras de Jürgen.

Luego lo abrazó y lo llevó a su cama.

Durante su vida Jürgen Wissen no pudo escapar de las secuelas de Wissen y fue
confinado a una mazmorra.

Sin embargo, extrañamente, nunca había sentido tanta felicidad como ahora.

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