Tema 2.
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EMPRESA: ELABORACIÓN,
IMPLANTACIÓN, SEGUIMIENTO Y
EVALUACIÓN
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UNIDAD 1. LA IGUALDAD DE
OPORTUNIDADES ENTRE
HOMBRE Y MUJERES
1.1 MARCO CONCEPTUAL Y JURÍDICO
La Declaración del Milenio en 2000 supuso otro hito importante en este camino, al
establecer los llamados "Objetivos del Milenio", cuyo plazo de consecución es el año
2015, entre los que se incluye la igualdad entre hombres y mujeres como una de las
metas a alcanzar. El último informe de avance de los ODM de 2010 subraya que la
igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres y el empoderamiento de la mujer
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son condiciones esenciales para superar la pobreza, el hambre y las enfermedades. Sin
embargo, los avances siguen siendo lentos. Hoy en día, millones de mujeres en el
mundo son víctimas de violencia y de discriminación, no tienen acceso a un trabajo
decente y su salario es considerablemente menor que el de los hombres.
En mayo de 2011, cinco años después del primer Pacto Europeo por la Igualdad de
Género de 2006, el Consejo de la UE, consciente de la necesidad de reafirmar y apoyar
la estrecha relación entre la Estrategia de la Comisión Europea para la igualdad entre
mujeres y hombres (2010-2015) y la Estrategia Europa 2020, reafirmó su voluntad de
cumplir con los objetivos de la UE en materia de igualdad entre mujeres y hombres y
adoptó un segundo Pacto Europeo por la Igualdad de Género (2011-2020). En este
Pacto, el Consejo insta a los Estados miembros y a la Unión Europea a adoptar medidas
para cerrar las brechas de género en el empleo, promover una mejor conciliación de la
vida laboral y vida privada para mujeres y hombres a lo largo de toda su vida y combatir
todas las formas de violencia contra las mujeres.
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Dado que la igualdad entre mujeres y hombres es un principio transversal en el ámbito
de la Unión Europea, en sus esfuerzos por aumentar la cohesión económica, territorial
y social, la Unión debe tener por objetivo, en todas las fases de ejecución de los Fondos
EEI, eliminar las desigualdades entre hombres y mujeres y promover su igualdad, así
como luchar contra cualquier forma de discriminación.
Por ello, y conforme al Reglamento 1303/2013, del Parlamento Europeo y del Consejo,
de 17 de diciembre de 2013, por el que se establecen disposiciones comunes relativas
a los Fondos de la Unión Europea, los Estados miembros y la Comisión deben velar por
que se tenga en cuenta y se promueva la igualdad entre hombres y mujeres y la
integración de la perspectiva de género en todas las fases de preparación y ejecución
de los programas financiados con los diferentes Fondos.
Además, el Fondo Social Europeo tiene entre sus misiones el fomento de la igualdad de
género y la igualdad de oportunidades, y puede financiar acciones:
• Para fomentar la igualdad entre hombres y mujeres en todos los ámbitos, incluidos
el acceso al empleo, la progresión en la carrera profesional, la conciliación de la vida
laboral y la vida privada y la promoción de igual remuneración por igual trabajo.
Muchas han sido las normas que se han adoptado desde la proclamación de la
Constitución, fundamentalmente en los ámbitos civil, penal y laboral, introduciendo la
igualdad de trato en las relaciones familiares y laborales. Destacan normas como la Ley
39/1999, de 5 de noviembre, para promover la conciliación de la vida familiar y laboral
de las personas trabajadoras o la Ley 30/2003, de 13 de octubre, sobre medidas para
incorporar la valoración del impacto de género en las disposiciones normativas que
elabore el Gobierno; y, posteriormente, normas que pretenden dar una respuesta
integral al problema de la violencia y de las desigualdades que sufren las mujeres, como
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la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de medidas de protección integral contra
la violencia de género y la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la Igualdad
efectiva de mujeres y hombres.
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alcanzar. Y es –precisamente– esta idea la que subyace en la elaboración de líneas de
trabajo: la de que aún tenemos que abordar aquellos obstáculos que hacen que la
"igualdad real" todavía se encuentre muy por detrás de la "igualdad formal".
Otro dato importante para considerar, en relación con la situación de las mujeres en el
mercado de trabajo, es que, en el año 2013, y según los datos de la media de los cuatro
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trimestres de ese año de la Encuesta de Población Activa del INE, estas han
representado el 73,26% del total de las personas con jornada a tiempo parcial.
Según datos del INE, la brecha salarial entre mujeres y hombres en España, aunque
muestra una ligera tendencia a su reducción en los últimos años, constituye un
fenómeno persistente.
La ganancia de las mujeres por hora normal de trabajo suponía, en 2011, último dato
disponible, el 83,67% de la hora normal de trabajo de los varones (16,33% de brecha
salarial). En términos de ganancia anual, en ese mismo año, la ganancia anual de las
mujeres era del 77,01% de la ganancia anual de los varones (22,99% de brecha
salarial).
Mención especial requieren las mujeres en las que concurren otros factores adicionales
al sexo que pueden conducir a situaciones de discriminación y potenciar la ausencia de
una igualdad de oportunidades efectiva en el mercado de trabajo; en estos casos es
preciso hacer referencia al concepto de discriminación múltiple que pone de relieve la
conexión que existe entre el sexo y factores como la discapacidad, el origen racial o
étnico, la edad, el estatus socioeconómico, la orientación sexual, etc.
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No es posible abordar un análisis de la igualdad de oportunidades entre mujeres y
hombres en el empleo sin hacer referencia expresa a la segregación horizontal, por
actividades, y vertical, esto es, por ocupaciones; fenómenos que acaban por determinar,
en gran medida, las condiciones del empleo (salarios, temporalidad, progreso
profesional, etc.).
A pesar de los avances hasta ahora, las mujeres y los hombres todavía tienden a
trabajar en diferentes tipos de trabajo y suelen concentrarse en diferentes sectores de
actividad. Por otro lado, dentro del mismo sector y/o de la misma empresa, las mujeres
desempeñan ocupaciones de menor valor y peor remuneración.
Conciliación y Corresponsabilidad
El 24,16% de las mujeres con edad comprendida entre los 16 y los 64 años, con al
menos un hijo o hija de 14 años o menos, forman parte de la población inactiva. En
términos absolutos, suponen 1.237.400 mujeres frente a 176.600 varones en la misma
situación.
Según se deduce de las Encuestas de Empleo del Tiempo, las mujeres dedican menos
tiempo que los hombres a todas las categorías de actividades, con la única excepción
de aquellas que tienen que ver con el cuidado del hogar y de la familia.
A pesar de que los patrones en el empleo del tiempo de mujeres y hombres parecen
estar acercándose, existen diferencias significativas, tanto en el porcentaje de personas
de cada sexo que dedica parte de su tiempo a las distintas actividades, como en el
tiempo empleado en las mismas.
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Las mayores diferencias se concentran en el empleo del tiempo dedicado al cuidado del
hogar y de la familia, a las aficiones y la informática, y al trabajo remunerado.
Por otra parte, la misma encuesta refleja que las mujeres, en su conjunto, realicen o no
otra actividad, dedican diariamente a tareas vinculadas con el hogar y la familia una
media de 4 horas y 7 minutos, mientras que los hombres destinan 1 hora y 54 minutos.
Las mujeres disponen, por el contrario, de casi una hora menos de tiempo libre al día
que los hombres.
A partir de ese momento, las mujeres elegidas como diputadas del Congreso de los
Diputados se ha ido incrementando y, en los tres últimos procesos electorales, su
número se ha estabilizado entre 126 y 124 diputadas electas y su porcentaje respecto
al total de personas elegidas ha sido del 36,00% en 2004 y del 35,43% en 2011.
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Si se acumulan los datos de todas las elecciones generales celebradas desde 1977, el
porcentaje de mujeres elegidas para el Senado es del 15,83% y el de varones del
84,17%.
También respecto al número de víctimas mortales, 2012 fue el año con menor número
de víctimas (52) desde que en 2003 comenzaron a elaborarse las estadísticas sobre
violencia de género. En 2013, han sido 54 las mujeres asesinadas. Los datos muestran
que la mayoría de las víctimas mortales eran parejas actuales de sus agresores,
convivían con ellos y los homicidios se produjeron en el domicilio común de la pareja.
En relación con la respuesta institucional, los datos ponen de manifiesto que los
recursos puestos a disposición por las Administraciones Públicas para apoyar a las
víctimas de violencia de género gozan de un reconocimiento muy generalizado. Sirva
como ejemplo que el servicio telefónico 016 de información y asesoramiento jurídico en
materia de violencia de género, desde su puesta en funcionamiento en septiembre de
2007 y hasta el 31 de diciembre de 2013, ha atendido 411.666 llamadas relacionadas
con la violencia de género.
En relación con los menores expuestos a la violencia de género, más del 70% de las
mujeres que refieren estar sufriendo o han sufrido violencia de género tienen hijos e
hijas menores que, por tanto, también son víctimas de la misma; el 61,7% de las mujeres
que estaban sufriendo actualmente maltrato afirmaron que aquellos padecieron
directamente situaciones de maltrato en algún momento.
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– Más de una quinta parte de los y las adolescentes justifica en cierta medida la
violencia como reacción a una agresión; aparecen nuevas formas de ejercer violencia
como consecuencia del uso de las nuevas tecnologías que tienen una especial
incidencia en la juventud.
– Las mujeres con discapacidad son víctimas de violencia de género con mucha
mayor frecuencia que las mujeres que no sufren discapacidad; la proporción de mujeres
con discapacidad grave que se siente maltratada por la pareja con la que convive es 4,6
veces mayor.
En relación con otras formas de violencia contra la mujer, como los matrimonios
forzados, agresiones sexuales o mutilación genital femenina, aunque se están
produciendo importantes avances en la recogida de datos sobre la trata de mujeres y
niñas con fines de explotación sexual, se considera que la dimensión real de este grave
delito en nuestro país aún se desconoce.
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Índice Europeo de Igualdad de Género
En relación con el mismo, España ocupa la décima posición, con una puntuación de
54,0, que es, exactamente, la media para el conjunto de los 27 países comunitarios (en
el momento de realización del índice, aún no se había incorporado Croacia).
España obtiene una puntuación inferior a la media en los ámbitos de empleo, dinero
(recursos) y tiempo, mientras que obtiene una puntuación más elevada en los ámbitos
de poder, conocimiento y salud.
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UNIDAD 2. INTEGRACION DEL
ENFOQUE DE GENERO EN LA
EMPRESA
Entre las décadas del 70 y 80 la tendencia dominante en materia de políticas orientadas
a revertir las desigualdades entre mujeres y varones pasaba por demandar la
integración de ellas en los planes y programas de desarrollo. En un primer momento,
estas políticas estuvieron inspiradas en el enfoque de Mujer y Desarrollo (WAD); luego
en el de Mujer en el Desarrollo (WID) y por último en la perspectiva de Género y
Desarrollo (GAD).
Durante los 90 y bajo el influjo del Plan de Acción promulgado en la Conferencia Mundial
de la Mujer de Naciones Unidas, realizada en Beijing, el énfasis se desplazó hacia una
nueva concepción estratégica: la así llamada transversalización o en algunos casos
institucionalización de la perspectiva de género (volveremos sobre este tema más
adelante). La misma indica la necesidad de integrar los principios de igualdad/equidad
de género a lo largo de todas las fases de formulación de políticas, programas y
proyectos institucionales: desde la planificación hasta la gestión, el monitoreo y la
evaluación de los procesos y resultados.
Esta constatación hizo evidente que, sin transformar a las instituciones y el modo en
que éstas representan los intereses y los aportes femeninos, la meta de la igualdad de
género no podía lograrse (Goetz, 1995).
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Teresa Rees (1998) propone una clasificación de las concepciones y/o estrategias que
con más frecuencia han sido utilizadas en la búsqueda de la incorporación del principio
de equidad de género en el campo de las políticas públicas. Estas son:
Rees califica esta perspectiva como débil porque se concentra exclusivamente en los
derechos formales de las mujeres especialmente como trabajadoras y no aborda
muchas de las causas estructurales de la desigualdad de género. Especialmente
aquellas más sutiles que se “filtran” a través de los “contratos o relaciones informales”
entre mujeres y varones en diferentes ámbitos.
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Allí se demanda a los gobiernos y otros actores implementar acciones concretas y
permanentes de integración de la equidad de género en todas las políticas y programas,
lo cual implica que antes de tomar cualquier decisión que afecta al conjunto de la
sociedad se debe realizar un análisis de sus posibles efectos, tanto positivos como
negativos, en mujeres y varones de los distintos grupos sociales.
Con ello se intenta que la atención sobre la igualdad de las mujeres no sea un tema
específico que dé lugar a políticas focalizadas en un grupo considerado minoritario o
vulnerable, ni un agregado, generalmente periférico, en las políticas existentes.
Condiciones facilitadoras
3. Se exigen pruebas de que los objetivos de igualdad de género y las políticas que
afectan especialmente a las mujeres (como las sociales) hayan tenido prioridad sobre
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otras metas importantes (en términos de recursos financieros y humanos, tipo de
medidas adoptadas, etc.).
¿Qué condiciones se requieren para asegurar los cambios en las organizaciones que
deciden adoptar este enfoque?
3. Los métodos de evaluación del impacto de género permiten analizar ex ante las
consecuencias que una determinada política podría tener para la igualdad de género,
con el fin de poder prevenir los efectos negativos antes de que se tome la decisión. El
análisis desde la perspectiva de género contribuye a reconocer si las necesidades de
las mujeres y los varones se tienen igualmente en cuenta y son parte de los objetivos,
metas y actividades de la propuesta.
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En cuanto a la puesta en práctica, las evaluaciones demuestran que la
transversalización de género requiere la apertura de nuevos canales de consulta y de
cooperación con actores de la sociedad civil, y el reforzamiento de las redes y espacios
existentes.
Conforme a las recomendaciones de los expertos del Consejo de Europa, una correcta
aplicación del mainstreaming de género demanda el cumplimiento de los siguientes
requisitos:
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¿Qué otros componentes son necesarios e incluso imprescindibles?
Obstáculos
Institucionales:
Sobre este último aspecto, un estudio de Aruna Rao y David Kelleher23 sobre las
“estructuras profundas” de las organizaciones demuestra cómo la desigualdad de
género se perpetúa a través de la valorización del heroísmo individualista, la disociación
entre el trabajo y la familia, el poder excluyente y la “monocultura del instrumentalismo”.
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• Cuando no hay un sistema de incentivos y penalidades ni tampoco una
propuesta de logros o metas mínimas.
• La capacitación en género consiste en uno o pocos eventos, en lugar de un plan
sistemático y sostenible. También cuando no se relaciona con las prácticas
diarias de los equipos y organizaciones y no se toman en cuenta los aspectos
culturales.
Relativos a la implementación:
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transversalidad o mainstreaming. Remite a la a relación entre inequidades de género y
las originadas en pertenencias étnicas, de clase, religión o sexualidad.
La intención es cuestionar la creencia de que “un formato sirve para todo” cuando en la
realidad se intersectan múltiples desigualdades y cada una de ellas a su vez se
manifiesta de diversos modos y con distintas dinámicas.
Hay que tener en cuenta que “las instituciones no son neutrales en cuanto a los patrones
y valores de género y suelen asentarse en modelos de desarrollo positivista. Operan
dentro de marcos masculinistas y reflejan en sus estructuras de gestión y administración
las relaciones y jerarquías de género. El estatus quo de género se mantiene y reproduce
sistemáticamente en las instituciones a través de las políticas públicas y la inversión de
recursos”. Y, podemos agregar, en las relaciones entre las personas, tanto formales
como informales (nos referimos no sólo a la discriminación o violencia explícita sino
también al acoso verbal, la devaluación, la exclusión, el abuso de autoridad, la falta de
reconocimiento, etc.)
Por tanto, el esfuerzo debiera orientarse hacia un cambio organizacional que impregne
con una visión de derechos y de igualdad de género las culturas de las instituciones,
sus reglas, procedimientos, rituales, sistemas de reclutamiento y promoción,
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modalidades de capacitación, sistemas de incentivos, y se apoye en decisiones políticas
del más alto nivel y normativas cuyo cumplimiento es monitoreado sistemáticamente.
• Mujeres y varones disfrutan por igual de los derechos humanos civiles, políticos,
económicos, sociales y culturales que sustentan los valores de libertad, participación,
igualdad, equidad y respeto por las diferencias y un desarrollo integral y sostenible.
Como veremos en esta sección, no existe un único marco o modelo para integrar la
equidad de género en políticas, programas y proyectos.
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intervengan, los aliados que se involucren, las experiencias previas en materia de
equidad de género, los recursos humanos y económicos disponibles, entre otros.
Al realizar una selección es importante tener en cuenta las diferencias que existen entre
ellos, tanto en las interpretaciones explícitas o implícitas de la desigualdad de género
como en los fines y medios que proponen para abordarla y los resultados que se
obtienen.
Antes de optar por uno de ellos es útil tomar en cuenta una clasificación que realiza
Naila Kabeer (1992) sobre las formas en que el enfoque de igualdad de género se
expresa en las políticas. Menciona tres tipos:
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- Las políticas redistributivas de género intentan trasformar la distribución existente
de poder y recursos para crear una relación más equilibrada y por ello apuntan a los
intereses estratégicos de género. Pueden focalizarse en ambos géneros, y también en
mujeres y varones por separado.
Como ya hemos dicho, el primer paso para desarrollar proyectos y políticas que
promuevan la igualdad de género es realizar un análisis de género. Dependiendo de las
características de la política, puede realizarse a nivel micro o macro.
Parte de un análisis de la división del trabajo por género y, según el proyecto, incluye
otras variables asociadas como edad y condición económica, en las esferas
reproductivas, productivas y sociopolíticas.
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Clases de trabajo
• Económicos
• Políticos/legales
• Ambientales
• Culturales Legales
• Creencias religiosas
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¿Cuándo usar este marco?
1. Cuando se necesita realizar un análisis en el nivel micro que ayude a los Estados
Miembros a desarrollar políticas en los niveles macro o regional.
Por ejemplo, el proceso de la Cumbre de las Américas está promoviendo cada vez más
políticas para facilitar la liberalización del comercio en todo el Continente. Su meta es
aumentar la prosperidad económica general en la Región.
3. Las empresas pequeñas y medianas (PyME) tienen más capacidad para expandir
el comercio de sus productos ya que se benefician considerablemente de cualquier
medida que facilita o abarata el envío de mercaderías o servicios de un país a otro, así
como del uso de las tecnologías de información y comunicación.
4. Las grandes empresas extranjeras tienen acceso a los mercados locales (antes
restringidos) y poseen la capacidad de socavar su producción al ofrecer productos a
precios más bajos. Ello es posible por la eliminación de altas tarifas arancelarias de
importación u otras barreras a la libre circulación de mercancías.
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5. El ingreso de las empresas multinacionales a los mercados locales puede tener
un efecto desigual en industrias dominadas por mujeres o varones, ya que se observa
que la producción local, a nivel de la comunidad, está frecuentemente dividida de
acuerdo con el sexo. Por ejemplo, en las artesanías predominan las mujeres, mientras
que ellos son mayoría en otras áreas de trabajo.
- Control
- Concientización
- Participación
- Acceso
- Bienestar
Estos estratos son jerárquicos, si una intervención se focaliza en los más altos existe
una mayor posibilidad de incrementar el empoderamiento de las mujeres. Por el
contrario, si se concentra sólo en el bienestar, es poco probable que ellas se beneficien.
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En su opinión, el proceso de toma de decisiones sobre ciertos recursos es más
importante para la adquisición del empoderamiento de las mujeres que el acceso
igualitario a los recursos.
Resulta de especial interés que se incluya, entre los niveles de intervención de las
políticas, la concientización entendida como la comprensión del carácter sociocultural
de los roles de género y su necesidad de cambio de los estereotipos y patrones
discriminatorios.
Su modelo no especifica si las intervenciones deben dirigirse sólo a las mujeres, a los
varones o a ambos (grupos mixtos), pero sí enfatiza que el empoderamiento de ellas
debe ser una preocupación de ambos. Esto debe estar muy claro en la manera en que
el proyecto se define y la amplitud con la que aborda los temas de las mujeres.
Algunas críticas señalan que este enfoque puede ser estático y lineal al no tomar en
cuenta de qué manera las situaciones cambian a lo largo del tiempo y cómo influye el
complicado sistema de derechos, demandas y responsabilidades que existe entre ellos,
ni el papel que juegan las instituciones.
Mapeo de alcances
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observan en el comportamiento, las relaciones, acciones y actividades de las personas,
grupos y organizaciones con las que trabaja directamente.” En este sentido, el Mapeo
de Alcances cuestiona las creencias comunes sobre la medición del impacto como un
proceso lineal, de causa-efecto y predecible.
Sostiene que dada la complejidad del proceso de desarrollo es sumamente difícil, sino
imposible, evaluar el impacto en el corto plazo. Tampoco la evaluación en los impactos
a largo plazo brinda el tipo de información y de retroalimentación que los programas
necesitan para mejorar su desempeño. Por estos motivos, se concentra sobre los
alcances en lugar del impacto.
Sostiene que “los conceptos de “atribución” e “impacto” son imposibles de atribuir a una
intervención aislada de un conjunto de factores y por tanto pueden limitar las
posibilidades de extraer un aprendizaje de las evaluaciones y de los esfuerzos en pro
del desarrollo.
Sostiene que dada la complejidad del proceso de desarrollo es sumamente difícil, sino
imposible, evaluar el impacto en el corto plazo. Tampoco la evaluación en los impactos
a largo plazo brinda el tipo de información y de retroalimentación que los programas
necesitan para mejorar su desempeño. Por estos motivos, se concentra sobre los
alcances en lugar del impacto.
Sostiene que “los conceptos de “atribución” e “impacto” son imposibles de atribuir a una
intervención aislada de un conjunto de factores y por tanto pueden limitar las
posibilidades de extraer un aprendizaje de las evaluaciones y de los esfuerzos en pro
del desarrollo.
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2.2 OBSTÁCULOS Y ESTRATEGIAS PARA LA ACCIÓN
Por todo lo antedicho, es necesario destacar que la integración del enfoque de género
en las políticas implica, al menos, lo siguiente:
Sin embargo, en su mayor parte, éstas no integran una perspectiva de género. Los
analistas y planificadores tienden a asumir que las políticas tendrán un impacto uniforme
o igual en mujeres y en varones o que son neutras en términos de género.
Pese a todas las recomendaciones que se han venido planteando puede ocurrir que
suceda un fenómeno que se denomina “evaporación de la Política”, es decir un proceso
por el cual sus fundamentos y metas se desvanecen en el transcurso de la formulación
y sobre todo en su ejecución.
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UNIDAD 3. LOS PLANES DE
IGUALDAD PARA EMPRESAS
Así, el diseño de Plan de Igualdad incorpora las oportunidades que tiene la empresa
como un valor para introducir medidas de igualdad entre mujeres y hombres que
posibiliten mejorar, profundizar y/o ampliar las oportunidades con las que ya cuenta la
empresa.
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Algunos ejemplos:
• Una empresa que antes de iniciar el proceso de implantación del Plan de Igualdad
tiene el compromiso explícito de impulsar la igualdad entre mujeres y hombres, (en un
código ético, un manual de acogida o incluso en el convenio colectivo), estará en una
posición aventajada para integrar la igualdad como uno de los ejes centrales de la
cultura y políticas de organización.
De la misma manera, el diseño del Plan de Igualdad se hace eco de los indicadores de
mejora que están relacionados con las carencias o desigualdades detectadas en el
diagnóstico en relación con la igualdad entre mujeres y hombres y muy especialmente,
en relación a la gestión de los recursos humanos.
Algunos ejemplos:
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Diseño mediante un proceso negociado
En todos los casos, los Planes de Igualdad deberán ser negociados con la
representación legal de los trabajadores. La Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para
la igualdad efectiva entre mujeres y hombres, en su Artículo 47 garantiza el derecho a
la información, tanto de la plantilla como de la representación legal, sobre el contenido
de los Planes de Igualdad y la consecución de sus objetivos. Además, la representación
sindical debe incluir entre sus objetivos prioritarios la negociación de medidas dirigidas
a promover el Plan de Igualdad.
Las empresas con plantillas superiores a doscientas cincuenta personas deben negociar
los Planes de Igualdad en el marco de la negociación colectiva cuando sus convenios
colectivos sean de ámbito empresarial. En este caso, puede incorporarse como anexo
al convenio, o añadir entre las cláusulas del convenio, los contenidos directamente
relacionados con las relaciones laborales que incorpore el Plan.
Las empresas que de la misma manera están obligadas, pero están adscritas a
convenios colectivos de ámbito superior a la empresa, harán efectiva la negociación de
los Planes de Igualdad en los términos y condiciones que se establezcan en dicho
convenio. Para hacer efectivo este deber, es necesario que cada empresa inicie un
proceso de negociación específica.
2. Acciones y medidas.
4. Personas responsables.
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5. Presupuesto.
6. Seguimiento y evaluación.
Definidos de acuerdo con los resultados del diagnóstico, en relación con los
desequilibrios y/o desigualdades a corregir y mejorar.
Algún ejemplo:
Objetivos específicos que concreticen las metas a seguir, siempre en conexión con los
objetivos generales.
Algunos ejemplos:
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2. Acciones y medidas
Unas medidas serán de carácter temporal (acciones positivas) para corregir las
desigualdades y desequilibrios detectados y otras, de carácter permanente para
asegurar la integración de la igualdad de oportunidades en el conjunto de la
organización.
Que ajuste y defina el tiempo para desarrollar cada una de las acciones y medidas y la
secuencia de éstas en una programación por el tiempo que se acuerde en el diseño del
Plan.
Algún ejemplo:
• El Plan puede tener una duración bianual, por tres o cuatro años. Se puede ajustar
la programación trimestralmente o mes a mes durante los dos, tres o cuatro años de
duración del Plan.
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4. Personas responsables
Algunos ejemplos:
5. Presupuesto
Algunos ejemplos:
• Una medida sobre la difusión del Plan de Igualdad entre la plantilla no necesita
una dotación presupuestaria específica si se utilizan los canales de comunicación
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habituales que tiene la empresa para la difusión, como, por ejemplo, la intranet, tablones
de anuncios o revista corporativa.
6. Seguimiento y evaluación
La evaluación permite:
• Conocer y valorar la incidencia del Plan en una mejora continua de los objetivos
de igualdad en la empresa.
Por tanto, uno de los contenidos del Plan debe ser la configuración de un sistema de
indicadores de seguimiento y evaluación que midan si se han realizado las acciones
propuestas, los resultados y el impacto de cada acción y medida, así como del Plan en
su conjunto. Además, tendrán que identificarse las dificultades encontradas y las
soluciones aportadas.
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¿Qué se especifica en una acción o medida de un Plan de Igualdad?
2. Objetivos de ésta: meta que se quiere conseguir, aspecto que se quiere corregir.
6. Calendario, es decir, fecha de inicio y fecha de finalización. Puede ser una acción
que perdure a lo largo del tiempo, en tal caso, se tiene que especificar.
1. Nombre de la medida
2. Objetivos
General
Específicos:
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3. Descripción y Procedimiento
Estos procedimientos deben incluir criterios para identificar mujeres con potencial y
garantizar el incremento de las candidaturas y promoción de mujeres en todos los
procesos de promoción.
6. Calendario
7. Presupuesto
• Procedimiento elaborado.
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Claves sobre las acciones y medidas del Plan
Una vez diseñado el Plan de Igualdad y negociado y/o acordado por las partes
correspondientes, se inicia su desarrollo o implantación en función del cronograma
previsto, informando previamente de su contenido a todo el personal y afianzando los
compromisos de las personas que estarán directamente implicadas en la ejecución de
las distintas actuaciones.
1. Información y Comunicación
Al inicio del Plan de Igualdad se debe informar, tanto al equipo directivo, como a la
representación de los trabajadores y a toda la plantilla, del compromiso adquirido, de los
objetivos a conseguir, así como del proceso y el papel de las partes. De esta manera,
se facilitará la transparencia y la generación del clima adecuado para su desarrollo,
además de contribuir a hacer partícipe a todas las personas.
Por lo tanto, hay que mantener informada a toda la empresa sobre los objetivos, los
contenidos y las personas destinatarias.
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Aunque el Plan contemple acciones de información-comunicación específicas en su
comienzo, se deben programar periódicamente actuaciones de esta naturaleza para
informar sobre el desarrollo de este.
Para garantizar que todo el personal recibe la información sobre el Plan, se deben
utilizar y adecuar los canales formales de información y comunicación habituales en la
empresa.
Algunos ejemplos:
Así mismo, resulta necesario que el conjunto del equipo directivo y de los mandos
intermedios reciban formación en materia de igualdad, pues tienen la responsabilidad
de trasmitir la cultura y valores de la empresa al equipo de trabajo.
Por último, la plantilla al completo también debe recibir formación, o al menos, tiene que
participar en acciones específicas de sensibilización para garantizar la incorporación de
la igualdad entre mujeres y hombres en todo el organigrama de la empresa y favorecer
la superación de desigualdades.
Algunos ejemplos:
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• También se puede incorporar un módulo de igualdad en cada curso que tenga
lugar en la empresa, independientemente de la materia que se aborde.
Es necesario integrar y programar las acciones y medidas del Plan entre las actividades
que tienen lugar de forma habitual en cada departamento o área funcional. Se trata de
que a través de una planificación ajustada queden integradas las medidas del Plan en
el desarrollo de la actividad, de manera que adquiera un carácter prioritario como el
resto de las actuaciones de la empresa y no queden en un segundo plano de interés o
prioridad. Para ello, se recomienda que la persona responsable desarrolle una
planificación con cronograma de trabajo lo más adaptado posible a la actividad del área
o departamento de trabajo al que se adscribe cada medida e incorpore los posibles
ajustes en el calendario de trabajo e incluso, en la asignación de recursos materiales
y/o humanos. De esta manera, desde el inicio se están sentando las bases para un
adecuado desarrollo del Plan, dejando escaso margen a imprevistos y retrasos en su
desarrollo y, lo que, es más, se está contribuyendo a la integración de la igualdad
efectiva de mujeres y hombres en la empresa al introducirse de forma sistemática como
una prioridad, en las fases de planificación y ejecución.
Algunos ejemplos:
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b) Revisión del lenguaje no sexista de los documentos internos y externos de la
empresa. Se puede asignar una persona o a un pequeño grupo que, de manera
sistemática, hagan la revisión y propongan las modificaciones de acuerdo con el
principio de la igualdad.
Los indicadores deben tener coherencia con las acciones y medir el desarrollo, los
resultados y la eficacia de cada acción, de manera que se identifiquen elementos de
mejora que permitan adaptar el Plan a las necesidades que vayan surgiendo. Por ello,
los indicadores previstos para cada acción son susceptibles de cambio o ampliación
para responder de forma adecuada a estas necesidades.
Claves de desarrollo
• Hacer difusión, tanto interna como externa, de los avances más significativos que se
vayan produciendo en el desarrollo del Plan.
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UNIDAD 4. EJECUCION DEL
DIAGNOSTICO Y
ESTABLECIMIENTO DE
MEDIDAS
4.1 QUÉ ENTENDEMOS POR DIAGNÓSTICO
El diagnóstico debe incluir información sobre los elementos que pueden generar
discriminaciones en la empresa (humanos, económicos, materiales, de organización,
etc.) y de qué recursos dispone la empresa para plantear el cambio.
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Características de un diagnóstico en materia de igualdad:
• Es una herramienta que aporta una fotografía de cómo se encuentra una empresa en
relación con la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres.
4.2 PROPÓSITO
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futuros cambios, dar respuesta a las necesidades del personal y de modernización de
la empresa y es el punto de partida necesario para la integración de la igualdad.
El diagnóstico puede ser elaborado o apoyado, en alguna de las fases, por personal
externo especializado en materia de igualdad, quien colaborará de manera estrecha con
la Comisión de Igualdad.
La dirección de la empresa
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En este equipo resulta esencial la participación de las personas responsables de la
gestión de recursos humanos y es recomendable la implicación de aquéllas que tienen
la responsabilidad en temas de calidad, comunicación, prevención de riesgos, entre
otras.
Representación sindical
Así mismo, tiene un papel destacado como informante clave, cuyas opiniones permiten
contrastar o completar las procedentes de otras partes.
Plantilla
Toda la información recogida, los resultados del análisis y las conclusiones obtenidas
se plasman en un documento final o informe de diagnóstico sobre la igualdad de
oportunidades entre mujeres y hombres en la organización.
• los indicadores más significativos en materia de igualdad que se tienen que abordar
para corregir las posibles desigualdades en la organización.
• las oportunidades que pueden facilitar el diseño y posterior desarrollo del Plan de
Igualdad.
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ESTRUCTURA DE UN INFORME DE DIAGNÓSTICO:
• Características de la empresa.
- Reclutamiento y Selección.
- Formación Continua.
- Política Salarial.
- Política de Conciliación.
- Salud Laboral.
- Comunicación.
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Conclusiones del diagnóstico
En base a los indicadores de mejora del apartado anterior se formulan los objetivos en
materia de igualdad que den respuesta a las necesidades detectadas. A continuación,
se presenta una propuesta de medidas que faciliten el cumplimento de los objetivos
identificados en las diferentes materias.
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