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Tema 4. Sucesiones

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TEMA 4 (LECCIÓN 9): LA SUCESIÓN LEGAL.

LA SUCESIÓN
CONTRACTUAL. LAS SUCESIONES ESPECIALES.

1. LA SUCESIÓN LEGAL

1.1. Introducción

El tema que se aborda responde prima facie a una pregunta: ¿qué


ocurre cuando una persona no ha ordenado para de su
fallecimiento el destino de su patrimonio designando quién ha de
venir a sustituirla en la titularidad del mismo? La respuesta es
ofrecida por la ley, que previene entonces quienes habrán de ser
llamados a la herencia, en qué orden y en qué porcentaje o
proporción. A esta solución que ofrece el Ordenamiento jurídico,
se le llama indistintamente sucesión legítima, legal, intestada, o
abintestato.

Pero tal solución legal supletoria, no solo entra en juego ante la


ausencia de testamento —sobre el cual se ha iniciado el
planteamiento— (o, en su caso, de pacto sucesorio, con más
intensidad en los Derechos forales y en bastante menor medida en
el Derecho común), sino también ante la ocurrencia de otros
supuestos que la precisan para que la herencia no quede vacante.
De tales supuestos, que serán objeto de posterior estudio, son
ejemplos: que el testador no haya dispuesto de todos sus bienes,
cuando el heredero instituido es incapaz de suceder, el testamento
es nulo o, habiendo sido inicialmente válido, ha perdido luego su
eficacia, por la repudiación de la herencia etc.

Han de hacerse también en este preliminar unas precisiones


terminológicas. En efecto, no parece procedente denominar
“legitima” a este tipo de sucesión por cuanto se corre el peligro de
confundirla con la sucesión legitimaria o forzosa (arts. 806 y ss.
CC). Tampoco parece correcto llamarla “abintestato”, porque
puede tener lugar en diversos casos donde sí hay testamento. Por
eso, el término “legal” es el más expresivo y el que utilizaremos
para referirnos a ella, como contraposición a la sucesión
voluntaria.

Repercusión del Reglamento Europeo de Sucesiones sobre la ley


aplicable a la sucesión

El Reglamento 650/2012 de 4 de julio establece un importante cambio


para determinar la ley aplicable a la sucesión en su artículo 21.1º,
indicando que “salvo disposición contraria del presente Reglamento, la
ley aplicable a la totalidad de la sucesión será la del Estado en el que el
causante tuviera su residencia habitual en el momento de su
fallecimiento”. Recuérdese que el artículo 9.8º CC indica que “la
sucesión por causa de muerte se regirá por la ley nacional del
causante en el momento de su fallecimiento, cualesquiera que sea la
naturaleza de los bienes y el país donde se encuentren”.
1.2 Fundamento

La sucesión legal tiene por objeto que no quede vacante la


herencia del causante, extremo demandado por principios de
organización social e incluso de orden público: el sistema jurídico
entiende peligroso que una determinada herencia quede sin
titular por cuanto puede provocar situaciones generadoras de
desorden, abandono, apropiación de bienes sin control, incluso
contra la voluntad del causante que solo incurrió en una
imprevisión testamentaria, o le sobrevino inadvertida la muerte, o
ya por entender que su silencio constituía un testamento tácito. En
razón a ello, la ley actuando como protectora de la propiedad
arbitra fórmulas que facilitan la transmisión y lleva a cabo un
llamamiento a determinados parientes del causante por motivos
de solidaridad familiar, deber de asistencia y presunción del
mutuo afecto que ha debido existir entre ellos, y también a razones
de comodidad al ser los familiares los únicos de los que cabe Delación: ofrecimiento
fácilmente un abstracto nombramiento. Agotados tales concreto con posibilidad
inmediata de aceptar la
llamamientos sin resultado, la ley llamará al Estado con la misma
herencia o repudiarla.
finalidad.

1.3. Concepto y características

Su concepto se recoge en el artículo 658.1º y 2º CC: “La sucesión


se defiere por la voluntad del hombre manifestada en testamento,
y, a falta de éste, por disposición de la Ley. La primera se llama
testamentaria y la segunda legítima”.

Puede decirse, por tanto, que es la sucesión hereditaria que se


defiere por ministerio de la ley, porque es ella quien hace
directamente el llamamiento a los interesados sin que
intervenga ninguna declaración de voluntad. El llamamiento
legal es el título material, y el título formal, desde la entrada en
vigor de la Ley 15/2015, de Jurisdicción Voluntaria, es el acta
notarial de declaración de herederos abintestato, salvo para el
supuesto de que herede el Estado, en cuyo caso se requiere
declaración administrativa.
Sus características son:

1ª. Es supletoria de la sucesión voluntaria, pues solo en defecto


de ésta se recurre a los llamamientos legales, como claramente se
manifiesta en el artículo 658 CC.

2ª. Es compatible con la sucesión voluntaria cuando el de cuius


no ha dispuesto de todos sus bienes. Así, el artículo 658.3º CC
establece: “Podrá también deferirse en una parte por voluntad del
hombre, y en otra parte por disposición de la ley”.

3ª. El llamamiento a la herencia es siempre como heredero,


incluso cuando el sucesor es el Estado. Hay que excepcionar el caso
del cónyuge viudo cuando es llamado exclusivamente por la cuota
legal usufructuaria. En cierto modo, podría entenderse también
como excepción el “derecho de predetracción” que concede al
cónyuge sobreviviente el artículo 1321 CC.

4ª. Para la efectividad del llamamiento, se requiere


declaración formal que acredite el título de heredero. La
condición de heredero legal requiere un acta notarial de
declaración de herederos abintestato regulado en los artículos 55
y 56 de la Ley del Notariado y en el artículo 209 del Reglamento
Notarial, ya sean los herederos descendientes, ascendientes,
cónyuge o colaterales.

Ejemplo 1

Misael, casado y con tres hijos, fallece en Alcalá del Río (Sevilla). Transcurridas
dos semanas desde su óbito, su viuda y sus hijos acuden a un abogado para que
les asesore en la tramitación sobre la herencia. Dicho profesional les informa de
que el primer paso a dar es saber si el fallecido había o no otorgado testamento.
Para ello, es preciso acudir con el certificado de defunción al Registro de Actos de
Última Voluntad. Una vez realizado dicho trámite y expedido el referido
certificado se constata que el fallecido no había otorgado testamento notarial, y
ante la ausencia también de testamento ológrafo, el abogado les indica que se
debe instar Acta Notarial de Declaración de Herederos. Para ello, será necesario
acudir a notario competente (art. 55.1º LN), con la siguiente documentación:
certificado de defunción, certificado negativo de actos de última voluntad, libro
de familia, certificados de matrimonio y nacimiento de los hijos y DNI del finado
o certificado de empadronamiento acreditativo de su último domicilio. El acta
puede ser instada por cualquier persona con interés legítimo a juicio del Notario
(art. 55.1º y 2º LN), necesitando la comparecencia de dos testigos que afirmen
constarle de ciencia cierta que el causante había fallecido intestado en estado de
casado y con la única descendencia de los tres hijos. Transcurrido el plazo
reglamentariamente establecido, el notario declarará por notoriedad quienes
son los herederos del causante. Con dicho título podrán llevar a cabo la escritura
pública de herencia (aceptación. pura y simplemente o a beneficio de inventario,
y adjudicación, o en su caso de repudiación).
1.4. Los sistemas de sucesión legal

Las reglas o principios usados por la ley para ordenar la herencia,


pueden contraerse a dos:

1º) El sistema subjetivo o personal, que atiende exclusivamente


a la relación de parentesco con el causante para fijar el orden
sucesorio. Dentro de éste, existen dos subsistemas:

a) El llamado de las tres líneas, de inspiración romanista, donde


el orden sucesorio se determina por las líneas a que pertenecen
(descendente, ascendente y colateral), y dentro de cada línea, por
la proximidad de grado.

b) Y el de parentelas, de origen germánico, que consiste en


agrupar cada ascendiente con sus descendientes. Así, una primera
parentela la constituiría el causante con sus descendientes; una
segunda los padres del causante con sus descendientes
(correspondería al padre, hermanos, sobrinos del difunto); otra
tercera a los abuelos con los suyos (es decir, al abuelo con los tíos,
primos segundos y sobrinos segundos del causante). En la cuarta
parentela, en cambio, la mayor proximidad de grado atribuye el
derecho a toda la herencia. Cada parentela excluye a la siguiente y
la distribución de los bienes dentro de cada una no es uniforme, ni
igual para todos sus miembros. En definitiva, como dice LACRUZ
BERDEJO, “lo decisivo no es la proximidad de parentesco del
heredero con su causante, sino la proximidad de estirpe, de modo
que el criterio del llamamiento a la herencia no había de ser
simplemente la mejor línea y la proximidad de grado, sino el tener
con el causante el más cercano ascendiente común”.

2ª) El sistema objetivo o real, también llamado troncal. Tiene


en cuenta junto al parentesco, la raíz, el origen familiar de los
bienes, para determinar el sucesor de los mismos, con la finalidad
de que éstos vuelvan al patrimonio de donde procedieron o al de
sus parientes más cercanos. La condición de heredero no se
determina por la relación de parentesco con el causante de la
herencia, sino por la que tiene con el antiguo titular del bien. Pero,
con este sistema, de origen medieval, no se agota todo el
patrimonio del causante, ya que solo rige para los bienes de
procedencia familiar; además su aplicación es compleja, pues
requiere investigar el origen de estos bienes y reconstruir a partir
de ahí la relación de parentesco. La vigencia de este sistema es
limitada, pudiéndose encontrar algunos ejemplos en el Derecho
foral de Navarra y en los artículos 811 y 812 CC.

Frente al sistema de troncalidad, considerado hoy una reliquia


histórica, la regulación moderna, en beneficio de la simplicidad, se
decanta por el sistema de atribución de bienes por el exclusivo
dato del parentesco, esto es, por el sistema de las tres líneas. Este
sistema, según LACRUZ BERDEJO, se quiere relacionar por la
doctrina con una supuesta preferencia de afectos, que también
había inspirado a los juristas romanos, según la cual el cariño
familiar primero desciende, luego asciende, y finalmente se
extiende. En la actualidad, con la reforma de 1981, podemos decir
con HIDALGO GARCÍA que, antes de extenderse, el cariño pasa
por el cónyuge viudo, debido a lo cual se antepone el
llamamiento de éste al de los hermanos.

1.5. El sistema adoptado por el Código Civil.

Nuestro Ordenamiento jurídico sigue el sistema subjetivo, y


dentro de éste el de tres líneas, combinando la sucesión preferente
de descendientes y ascendientes con la cuota usufructuaria del
cónyuge viudo, apareciendo finalmente los colaterales y, en última
instancia, el Estado.

La aplicación de nuestro Código Civil se concreta en reglas y


excepciones, usando ciertos criterios de ordenación: así,
establece tres clases de sucesores (los parientes, el viudo o la
viuda y el Estado). Dentro de la clase de los parientes, la
sucesión es por línea; el llamamiento de los herederos dentro
de cada línea, se hace siguiendo el criterio de la proximidad de
grado; y dentro de cada grado, la herencia se divide por
cabezas.

Dicho lo anterior, el elenco de posibles sucesores llamados por


la ley, nos viene dado en el artículo 913 CC, según el cual: “A
falta de herederos testamentarios, la ley defiere la herencia a
los parientes del difunto, al viudo o viuda y al Estado”.

Como puntualiza IDALGO GARCÍA, el anterior precepto no recoge


el orden de suceder, ya que dentro de la mención de los parientes
caben tanto los descendientes y ascendientes que heredan con
preferencia al cónyuge, como los colaterales hasta el cuarto grado
que solo heredan a falta de éste. A pesar de la mención genérica y
conjunta, estos órdenes sucesorios no lo hacen de una misma
manera ni son excluyentes los unos de los otros de manera
necesaria, salvo en el caso del Estado que sucede siempre en
último lugar. Además, el derecho del cónyuge viudo se concreta en
dos posibilidades: de no haber descendientes ni ascendientes
sería heredero universal; y de concurrir con éstos tendría el
derecho a la legítima usufructuaria de los artículos 834 y ss. CC.

Los principios que rigen el orden de llamamiento son:


1º. En primer lugar se distinguen tres clases de sucesores: los
parientes (cuya relación se funda en la consanguinidad, o en la
adopción), el viudo o la viuda y el Estado. Estas clases de
herederos no son excluyentes entre si, pues el cónyuge viudo
concurre por su cuota legal usufructuaria con descendientes y
ascendientes.

2º. Dentro de la clase de los parientes, la sucesión es por


líneas, que son excluyentes entre sí.

El parentesco puede ser en línea recta (personas que descienden unas


de otras; por ejemplo, padres e hijos), y en línea colateral (personas que
sin descender unas de otras, proceden de un tronco común; por
ejemplo, hermanos). Dentro del parentesco en línea recta, se distingue
entre la descendente (es la que une al cabeza de familia con los que
descienden de él: padres, hijos, nietos etc…), y la ascendente (la que une
a una persona con aquellos de quienes desciende: padres, abuelos
etc…). Vid., artículos 916 y 917 CC.

El orden es el siguiente: es preferente el descendiente


matrimonial o extramatrimonial (art. 931 CC), o por
adopción (art. 108 CC). En su defecto, se llama al
ascendiente (art. 935 CC). Después, al cónyuge viudo
(arts. 944 y 945 CC). Siguen los hermanos y sobrinos
(art. 946 CC). Después, los parientes colaterales hasta el
cuarto grado (art. 954 CC), y, por último, el Estado (art.
956 CC).

3º. El llamamiento a los herederos de cada una de estas líneas,


se hace siguiendo el criterio de proximidad de grado.

En cuanto al cómputo del parentesco (cada generación es un grado),


tratándose de la línea recta, el hijo dista del padre un grado, dos del
abuelo y tres del bisabuelo. Tratándose de línea colateral, se sube al
tronco común y después se baja hasta la persona con quien se hace la
computación; un hermano dista dos grados de otro, tres del tío
(hermano de su padre o madre), cuatro del primo hermano, y así en
adelante). Vid., artículos 915 y 918 CC.

De tal forma que el más cercano excluye al más remoto (art. 921
En virtud del derecho de
CC). Esta regla tiene una importante excepción en el derecho de representación, cuando
representación, pues en virtud del mismo los descendientes de una persona no llegó a
un llamado a la herencia se colocan en el lugar que le heredar por haber muerto
antes que el causante,
correspondería a éste (art. 924 CC). Para ver cuando cabe
perdiendo una herencia
derecho de representación, vids., artículos 924, 190, 191 y 929 intestada que habría
CC. Según dispone el artículo 925 CC, “el derecho de recaído en él si viviera, el
representación tendrá lugar siempre en línea recta descendente, derecho a esa herencia
pero nunca en la ascendente. En línea colateral solo tendrá lugar intestada se confiere a sus
descendientes.
en favor de los hijos de los hermanos, bien sean de doble vínculo,
bien de un solo lado”. Por su parte, el artículo 927 expresa que
“quedando hijos de uno o más hermanos del difunto, heredarán a
éste por representación si concurren con sus tíos. Pero si
concurren solos, heredarán por partes iguales”. Señalemos por
último que, no cabe representación en caso de repudiación de la
herencia (art. 923 CC).

Ejemplo 2

El causante, Hermenegildo, teniendo dos hijos y dos nietos de otro hijo


premuerto, concurrirán a la sucesión: los dos hijos vivos por derecho propio
(descendientes de primer grado) y los nietos (descendientes de segundo grado)
por derecho de representación. Heredando los nietos la porción que hubiera
heredado su padre si viviera.

4º. Dentro de cada grado, la herencia se divide por cabezas,


con lo que se consigue un reparto igualitario entre los llamados
(art. 921 CC). Esta regla general cuenta con algunas excepciones,
a saber:

– La división por estirpes de la herencia cuando los herederos


son llamados por derecho de representación, ya que éstos heredan
únicamente la cuota que le correspondería a su ascendiente (art.
926 CC).

Ejemplo 3

Sería la porción que heredan los nietos de Hermenegildo en el ejemplo 2. Es decir,


si Hermenegildo falleció dejando un caudal relicto de 600.000 €, los hijos le
suceden en un valor de 200.000 € cada uno, y los nietos en los 200.000 €
restantes (a dividir por cabezas, o sea, la cantidad de 100.000 € para cada uno)
que hubieran correspondido a su padre de haber sobrevivido.

– También se divide la herencia por estirpes cuando suceden


exclusivamente los nietos y demás descendientes del causante
(art. 933 CC).

Ejemplo 4

Clotilde falleció en estado de viuda habiendo tenido dos hijos, Enrique y Pablo,
que le habían premuerto. Enrique había dejado dos hijos, Camilo y Pilar, y Pablo
tres, Cristino, Mercedes y Encarnación. Constituyendo el caudal hereditario de
Clotilde la cantidad de 600.000 €, le corresponderá por derecho de
representación 150.000 € a cada uno de los hijos de Enrique y 100.000 € a cada
uno de los hijos de Pablo.

– Cuando concurren al llamamiento hermanos de doble


vínculo con hermanos de vínculo sencillo, los primeros heredan el
doble que los segundos (arts. 949 y 951 CC); por lo que también
quiebra en este supuesto el principio de división igualitaria por
cabezas.

Ejemplo 5

Esperanza falleció en estado de soltera y sin ascendientes ni descendientes,


siendo los parientes más próximos Ramón y María Rosa, habidos en el primer
matrimonio de su padre, y Carlos e Inmaculada, habidos junto a la finada en el
segundo matrimonio de su padre. Siendo los primeros medio hermanos
(hermanos de vínculo sencillo) y los segundos hermanos de padre y madre
(hermanos de doble vínculo), y siendo el caudal hereditario de 600.000 €, los
hermanos de doble vínculo tomarán el doble que los de vínculo sencillo. Es decir,
Ramón y María Rosa 100.000 € cada uno y Carlos e Inmaculada 200.000 € cada
uno.

1.6. Los presupuestos de la sucesión legal

Este apartado corresponde a la pregunta con que iniciamos el


epígrafe introductorio, sobre cuándo se produce la sucesión legal.
Dice al respecto el artículo 912 CC, que tal sucesión tiene lugar:

1º) Cuando uno muere sin testamento o con testamento nulo,


o que haya perdido después su validez.

– La inexistencia de testamento requiere una acreditación que


tiene lugar con un certificado de defunción y otro negativo del
Registro de Actos de Última Voluntad (art. 56.1º LN). En sede de
intervención del caudal hereditario, el artículo 791.1º LEC dispone
que: “A falta de otros medios, el tribunal ordenará mediante
providencia que sean examinados los parientes, amigos o vecinos
del difunto sobre el hecho de haber muerto éste abintestato y si
tiene parientes con derecho a la sucesión legítima”. Ha de tenerse
en cuenta que, aun con las acreditaciones anteriores, cabe la
posibilidad de la aparición de un testamento ológrafo del que no
se tuviera constancia, lo que impediría la apertura de la sucesión
legal.

– En cuanto a la nulidad habrá de estarse a las causas de invalidez


del testamento, esto es, cuando existan vicios materiales o
formales, falta de capacidad etc. Tal nulidad ha de declararse por
sentencia firme salvo que consientan en ellas los afectados.

– La ineficacia sobrevenida tiene lugar cuando un testamento


inicialmente válido pierde su eficacia posteriormente. Se da en los
siguientes casos: a) revocación total o parcial producida en virtud
de la aparición de un testamento posterior total o parcialmente
revocatorio, a no ser que se revoque posteriormente el segundo
testamento, en cuyo caso no se abre la sucesión intestada en todo
o en parte, sino que cobra vida el anterior (art. 739 CC). b)
aparición de un testamento puramente revocatorio del anterior. c)
adolecer el testamento de los defectos formales contemplados en
el artículo 742.1º CC: “se presume revocado el testamento cerrado
que aparezca en el domicilio del testador con las cubiertas rotas o
los sellos quebrantados, o borradas, raspadas o enmendadas las
firmas que lo autoricen”, a no ser que se pruebe la autenticidad del
mismo conforme a lo dispuesto en sus párrafos 2º y 3º. d) los
testamentos especiales caducados por incumplimiento de
formalidades posteriores, como el ológrafo no protocolizado en el
plazo establecido en el artículo 689 CC. En relación al testamento
militar, vids., artículos 719 y 720 CC; y en cuanto al marítimo, el
artículo 730 CC. e) prescripción del derecho del heredero
testamentario para aceptar la herencia (vids., arts. 192, 1016 y
1963 y ss. CC).

2º) Cuando el testamento no contiene institución de heredero


en todo o en parte de los bienes, o no dispone de todos los que
le corresponden al testador. En este caso la sucesión legal
tendrá lugar solamente respecto de los bienes de que no
hubiese dispuesto. Tiene lugar, como dice el enunciado, cuando
existe una parte de la herencia sin designación testamentaria. Se
recoge aquí el principio de compatibilidad entre sucesión testada
e intestada, expresamente contemplada en el artículo 764 CC. Ello,
como señala en la doctrina GONZÁLEZ CARRASCO, permite
entender comprendido en esta regla: a) cuando la nulidad o
ineficacia sobrevenida es parcial, en cuyo caso la apertura de la
sucesión legal tiene por objeto la parte afectada. b) la falta de
designación de heredero alguno (como ocurre cuando el
testamento se limita a reconocer un hijo). c) la renuncia total o
parcial o incapacidad del legatario cuando toda la herencia se ha
distribuido en legados (arts. 888 a 890 CC). d) cuando el testador
ha nombrado heredero en usufructo de los bienes, sin designar
heredero para la nuda propiedad.

3º) Cuando falta la condición puesta a la institución de heredero,


o éste muere antes que el testador, o repudia la herencia sin tener
sustituto y sin que haya lugar al derecho de acrecer.

La falta de cumplimiento de la condición suspensiva puesta a la


institución de heredero provoca la apertura de la sucesión legal. A
este supuesto se asimila el nombramiento de los nondum concepti
en el caso de que no lleguen a existir: STS 3 de abril 1965 (Tol
4320639) y RDGRN 27 diciembre 1982.

La premoriencia o renuncia abren la sucesión legal a no ser que


exista sustituto nombrado o se den los supuestos del derecho de
acrecer. A las anteriores excepciones hay que añadir el caso de que
el heredero premuerto sea descendiente del testador, en cuyo caso
sus propios descendientes, representarán a éste en la herencia
(art. 814.3º CC), sin que pueda entenderse que existe preterición
del heredero forzoso no nombrado, y sin que por lo tanto se anule
la institución de heredero en el caso del artículo 814.2º in fine CC
(GONZÁLEZ CARRASCO).

4º) Cuando el heredero instituido es incapaz de suceder.


Abarca la incapacidad en sentido estricto (art. 745 CC) así como a
las causas de indignidad sucesoria del artículo 756 CC, a excepción
de la 4ª. Es de aplicación el artículo 758 CC, calificándose la
capacidad en el momento de la apertura de la sucesión. Además, la
incapacidad no provocará la apertura de la sucesión intestada si
hay sustitución o derecho de acrecer.

Supuestos no contemplados en el artículo 912 CC.

El artículo 912 CC ha sido criticado en la doctrina por ser


incompleto, ya que los casos que enumera no agotan los supuestos
en los que es preciso proceder total o parcialmente a la apertura
de la sucesión legal, así:

– El de la destrucción del testamento. Este supuesto es


asimilado por la jurisprudencia a la inexistencia de testamento. La
destrucción o desaparición del testamento cuya existencia conste
en el Registro de Actos de Última Voluntad conllevará la apertura
de la sucesión legal cuando no se disponga de ninguna copia
autorizada, siempre que la imposibilidad de reconstruirlo
conforme a la legislación notarial haya sido comprobada en juicio
declarativo. En caso de varios testamentos sucesivos, la
destrucción comprobada no otorga vida al testamento anterior,
sino que se abre igualmente la sucesión legal.

– El cumplimiento de una condición resolutoria bajo la que se


fue instituido heredero. Es el caso del heredero llamado a
adquirir la herencia solo si se cumple determinada condición.
Siendo incumplida, los herederos abintestato son llamados a la
herencia.

– Los supuestos de preterición errónea o no intencional de


herederos forzosos, en que se anula la institución de
heredero (art. 814.2º CC).

– En la doctrina se añaden otros supuestos: como los casos de


establecimiento de un término inicial o final; el modo causalizado
incumplido; o la condición captatoria.

1.7, El orden de suceder abintestato en el Código Civil


1.7.1. La sucesión de los hijos y descendientes

El artículo 930 CC dispone que “la sucesión corresponde en


primer lugar a la línea recta descendente”, sin límite de grado,
añadiendo el artículo 931 CC “… sin distinción de sexo, edad, o
filiación”. Este último precepto (reformado por ley de 13 de
mayo 1981) hace que hereden por igual los hijos matrimoniales,
los extramatrimoniales y los adoptivos, así como sus
descendientes, poniéndose así fin a la tradición legal que
dispensaba distinto tratamiento a los hijos y descendientes en
razón de su nacimiento.

Las reglas que operan en la sucesión de los descendientes son:

– Para el caso de que los descendientes llamados a heredar fuesen


hijos del causante, heredan siempre por derecho propio,
dividiéndose la herencia en partes iguales (art. 932 CC).

– Los nietos y demás descendientes suceden por derecho de


representación, dividiéndose la herencia por estirpes y cada una
de éstas por cabezas o partes iguales. (art. 933 CC).

– Si concurrieren hijos del causante con descendientes de otros


hijos, los primeros heredan por derecho propio y los segundos por
derecho de representación (art. 934 CC).

– Si el hijo ha muerto después del causante sin haber aceptado o


renunciado a la herencia, por el ius transmisiones podrán suceder
en su cuota sus herederos (art. 1006 CC), ya que no se da en este
caso el derecho de representación.

– En el caso de que algún hijo renuncie a la herencia, su parte


acrecerá a los demás herederos legales, pues tampoco aquí opera
la representación por sus descendientes (art. 922 CC).

Lo anterior debe entenderse sin perjuicio de la legítima del


cónyuge viudo que establecen los artículos 834 y 837 CC. La
sucesión legal no excluye la aplicación de las normas sobre la
legítima que deberán cumplirse también respecto de los hijos o
descendientes.

1.7.2. La sucesión de los ascendientes

A falta de hijos y descendientes, heredarán los ascendientes, según


establece el artículo 935 CC. A tal efecto la ley llama:

1º) En primer lugar, al padre y a la madre, que se dividirán la


herencia por mitad (art. 936 CC). Si solo viviere uno de ellos al
tiempo de abrirse la sucesión, éste será el único llamado,
sucediendo en toda la herencia conforme al principio de
proximidad de grado excluyente de los demás (art. 937 CC).

Ejemplo 1

El matrimonio integrado por Rosario —hija de Manuel y Pilar— e Ignacio —hijo


de José y Dolores— han tenido tres hijos, José Ignacio, Rosa y Andrés. Fallecido
Andrés, soltero y sin descendientes, dejando un caudal hereditario de 100.000 €,
corresponderá a cada uno de sus padres la cantidad de 50.000 €. En el supuesto
de que Rosario hubiera premuerto a su hijo Andrés, su padre Ignacio, sería
llamado a suceder por la totalidad, esto es, 100.000 €.

2º) Faltando los padres, la sucesión corresponde a los


ascendientes siguiendo el principio de proximidad de grado (art.
938 CC). En estos casos, el llamamiento a suceder dependerá de si
los ascendientes del mismo grado llamados a suceder pertenecen
o no a la misma línea.

– Si pertenecen a la misma línea, la herencia se dividirá por


cabezas (art. 939 CC.)

Ejemplo 2

Siguiendo el ejemplo anterior, supongamos que a la muerte de Andrés ya han


fallecido sus padres —Rosario e Ignacio— y sus abuelos paternos —José y
Dolores—. Los abuelos maternos —Manuel y Pilar— serán llamados a la herencia
que se dividirá por cabezas (por partes iguales), es decir 50.000 € para José y
50.000 € para Dolores.

– En caso de que los ascendientes de igual grado fueran de líneas


diferentes, la herencia se distribuirá por mitad entre la línea
paterna y materna (art. 940 CC). Dentro de cada línea, la división
se hará, a su vez, por cabezas (art. 941 CC).

Ejemplo 3

Siguiendo con el ejemplo propuesto, pensemos ahora que a la muerte de Andrés


ya han fallecido sus padres —Rosario e Ignacio— y su abuelo paterno —José—.
Concurriendo ascendientes del mismo grado —abuelos maternos y abuela
paterna— y diferente línea —paterna y materna—, la abuela paterna —
Dolores— será llamada a la mitad (50.000 €), y los abuelos maternos —Manuel
y Pilar— a la otra mitad (50.000 €) a dividir entre los dos —25.000 € a Manuel
y los otros 25.000€ a Pilar—. Art. 811 CC: “El ascendiente
que heredare de su
El llamamiento a los ascendientes no excluye el derecho del descendiente bienes que
éste hubiese adquirido por
cónyuge viudo al usufructo de la mitad de la herencia, que le
título lucrativo de otro
corresponde como legítima (art. 837.1º CC). ascendiente, o de un
hermano, se halla obligado a
reservar los que hubiere
adquirido por ministerio de
ley en favor de los parientes
que estén dentro del tercer
grado y pertenezcan a la
línea de donde los bienes
proceden”.
En la sucesión legal de ascendientes (como en la sucesión
testamentaria), por mandato del artículo 942 CC habrá de tenerse
en cuenta la posible existencia de reserva lineal (art. 811 CC) y de
la reversión o retorno de las donaciones (art. 812 CC.). A este
respecto, el artículo 942 CC, ubicado en la sección que contempla
la sucesión de la línea recta ascendente, dispone: “Lo dispuesto en
esta sección se entiende sin perjuicio de lo ordenado en los
artículos 811 y 812 CC, que es aplicable a la sucesión intestada y a
la testamentaria”. Art. 812 CC: “Los
ascendientes suceden con
Por último ha de señalarse que tras la reforma operada por la Ley exclusión de otras personas
11/1981 (e incluso con anterioridad, en relación con la sucesiones en las cosas dadas por ellos
a sus hijos o descendientes
abiertas tras la entrada en vigor de la CE) no existe distinción
muertos sin posteridad,
alguna entre ascendientes matrimoniales y no matrimoniales. cuando los mismos objetos
Pero es requisito para adquirir la cualidad de sucesor que la donados existan en la
filiación haya sido legalmente determinada conforme a los sucesión. Si hubieren sido
artículos 120 y ss. CC. enajenados, sucederán en
todas las acciones que el
donatario tuviera con
1.7.3. El parentesco de adopción y la sucesión de la familia de
relación a ellos, y en el
sangre precio si se hubieren
vendido, o en los bienes con
El artículo 178 CC, tras establecer en su párrafo 1º que la adopción que se hayan sustituido, si
produce la extinción de los vínculos jurídicos entre el adoptado y los permutó o cambió”.
su familia anterior, en su párrafo 2º ordena que por excepción
subsistirán los vínculos jurídicos con la familia materna o paterna,
según el caso:

1ª. Cuando el adoptado sea hijo del cónyuge o de la persona unida


al adoptante por análoga relación de afectividad a la conyugal,
aunque el consorte o la pareja hubiera fallecido.

El comentario que hace LACRUZ BERDEJO sobre esta excepción es el


siguiente: “Si el adoptado se hallaba bajo la patria potestad de los
progenitores naturales, y uno de ellos se casa con el adoptante (o el
cónyuge viudo), la adopción extingue el parentesco con el progenitor no
cónyuge del adoptante, y lo conserva con el cónyuge, y por tanto toda la
familia de éste. En suma, una rama consanguínea es sustituida por la
adoptiva, y la otra persiste. El adoptado puede recibir por herencia
intestada de cualquiera de los parientes de ambas ramas (la
consanguínea con la que conserva relación y la adoptiva sustituyente),
y causa la suya a favor de unos y otros”.

2º. Cuando uno solo de los progenitores haya sido legalmente


determinado y el adoptante sea persona de distinto sexo al de
dicho progenitor, siempre que tal efecto hubiere sido solicitado
por el adoptante, el adoptado mayor de doce años y el padre o
madre cuyo vínculo haya de persistir.

En cuanto a esta excepción, entiende el mismo autor que puede tratar


de reproducir el mismo efecto del primero en relación con las parejas
no casadas.
1.7.4. La sucesión del cónyuge viudo

Si el cónyuge viudo concurre a la herencia con descendientes o con


los ascendientes del causante, tiene derecho a la legítima (art.
807.3º CC), que en el primer caso constituye el usufructo de un
tercio, y en el segundo, de la mitad de la herencia (arts. 834 y 837
CC).

Ejemplo 1

Teodomiro fallece dejando viuda —Bienvenida— y dos hijos —Teófila y Carlota.


Constituyendo su único bien una finca urbana de carácter privativo valorada en
90.000€, corresponde a su viuda un tercio en usufructo sobre la misma y el resto
a los dos hijos por partes iguales.

Ejemplo 2

En el mismo supuesto propuesto en el ejemplo anterior, pero falleciendo


Teodomiro sin descendientes y sobreviviéndole su padre Leovigildo,
correspondería a su viuda la mitad en usufructo sobre la misma y el resto a su
padre.

El cálculo del valor del En defecto de descendientes o ascendientes, antes que los
usufructo, ya sea por colaterales, sucederá en todos los bienes del difunto el cónyuge
adquisición inter vivos o sobreviviente (art. 944 CC). Esta norma fue introducida por la Ley
mortis causa, se obtiene de
11/1981, que alteró el orden de los llamamientos sucesorios en
aplicar sobre el pleno
dominio del bien o bienes beneficio del cónyuge viudo que, antes de tal modificación, era
concretos el porcentaje que llamado a la herencia detrás de los hermanos y sobrinos del
resulta de restar a 89 causante. Ejemplo 3
(índice que ofrece la
Hacienda Pública) la edad En el mismo ejemplo que se viene proponiendo, pero falleciendo Teodomiro sin
del usufructuario a la fecha descendientes ni ascendientes, correspondería a su viuda el 100% de la finca
de fallecimiento del urbana.
causante. Ej: continuando
con el primer supuesto de – Supuestos en que no tiene lugar el llamamiento. Si el cónyuge
Teodomiro y su esposa estuviere separado legalmente o de hecho al tiempo de la apertura
Bienvenida —de 79 años al
de la sucesión (art. 945 CC, según redacción de la LJV). Tampoco
fallecimiento de su
cónyuge— el usufructo de tiene lugar el llamamiento cuando existe sentencia de divorcio,
un tercio de la finca urbana habida cuenta de la disolución del vínculo que éste conlleva (arts.
de 90.000€ sería: 90.000€ 85 y 89 CC).
dividido en tres tercios
sería 30.000€ —por lo que Por lo que se refiere a la separación de hecho, la problemática que
ya tenemos el importe
plantea viene dada por las dificultades de prueba. Al respecto, dice
sobre el que ha de calcular
el usufructo. Al tener la PÉREZ ESCOLAR que los casos de conflictos al tiempo de la
viuda 79 años, 89 – 79 = apertura de la sucesión no pueden ser muy numerosos dado que
10. El 10% de 30.000€ será la presunción de convivencia conyugal se destruye con la admisión
3.000€. a trámite de la demanda de separación (art. 102.1º CC).

– Reconciliación de los cónyuges. La reconciliación de los


cónyuges separados judicialmente da lugar a que el sobreviviente
conserve sus derechos sucesorios legales en la herencia del
premuerto, pues con dicha reconciliación quedan sin efecto las
consecuencias de la separación (art. 84.1º CC). También este
precepto fue reformado por la Ley 15/2005.

– Falta de inscripción del matrimonio en el Registro civil.


Aunque el precepto exige un matrimonio existente en el momento
anterior al fallecer el causante, no habrá llamamiento cuando no
se ha celebrado formalmente, pero sí cuando, habiéndose
celebrado, no se haya inscrito en el Registro civil, al tener la
inscripción un carácter meramente declarativo (art. 61 CC), que
puede ser subsanado posteriormente [STC 15 noviembre 2004
(Tol 516649)].

– Matrimonio nulo, y supuesto de que la nulidad se obtenga


con posterioridad a la muerte del causante. Tampoco existe
llamamiento cuando el matrimonio se ha declarado nulo [STS 11
mayo 1976 (Tol 4248927)]. Para el supuesto de que la declaración
de nulidad se obtenga con posterioridad a la muerte del causante,
una vez aceptada la herencia, por aplicación de la llamada doctrina
del “matrimonio putativo” que para estos casos consagra el
artículo 79 CC (que se refiere los efectos ya producidos), da lugar
a que el sobreviviente conserve sus derechos sucesorios como
efectos producidos por el matrimonio antes de su nulidad si lo fue
de buena fe.

1.7.5. La sucesión de los colaterales

En defecto de descendientes, ascendientes y cónyuge viudo, la


herencia corresponde a los parientes colaterales (art. 946 CC)
siguiendo el principio de proximidad (arts. 943 y 944 CC), y hasta
el cuarto grado (art. 954 CC). Dentro de este ámbito quedan
comprendidos los hermanos, tanto de doble vínculo (de padre y
madre), como de vínculo sencillo (de padre o de madre: medio
hermano o hermanastros), hijos de hermanos (sobrinos), hijos de
medio hermanos (sobrinos de hermanastros) y el resto de los
colaterales hasta el cuarto grado.

Esta sucesión en favor de los hermanos, y, en su caso, de los hijos


de hermanos, se rige por las siguientes reglas:

1ª. Los hermanos y los hijos de hermanos (sobrinos; por derecho


de representación) suceden con preferencia a los demás
colaterales (art. 946 CC).

2ª. Si no existieran más que hermanos de doble vínculo, éstos


heredarán por partes iguales (art. 947 CC).
Ejemplo 1
Art. 920 CC: “Llámase doble
vínculo al parentesco por
Guillermo y Beatriz, ya fallecidos, tuvieron tres hijos: Inés, Mariano —que tiene
parte del padre y de la
un hijo, Santos—, y Basilio —que tiene dos hijas, Justa y Rufina. Habiendo
madre conjuntamente”.
fallecido Inés dejando una herencia de 600.000€, serán llamados a suceder
Mariano y Basilio que, en cuanto hermanos de doble vínculo del causante,
heredaran por partes iguales (300.000€ cada uno).

3ª. Si concurren hermanos con sobrinos, hijos de hermanos de


doble vínculo, los primeros heredarán por cabeza y los segundos
por estirpe (en virtud del derecho de representación (art. 948 CC).

Ejemplo 2

Benito fallece en estado de viudo sin descendientes ni ascendientes, dejando


solamente a su hermano Máximo y a sus sobrinos Julián y Felipe, hijos de su
premuerto hermano Fabián. El único bien de la herencia lo constituye una finca
rústica valorada en 100.000€. Le corresponde a su hermano Máximo la mitad —
Art. 949 CC: “Si 50.000€— y la otra mitad, a sus sobrinos Julián y Felipe, es decir 25.000€ a cada
concurrieren hermanos de uno. Al heredar el primero por cabeza y los segundo por estirpes y por derecho
padre y madre con medio de representación.
hermanos, aquéllos
tomaran doble porción que 4ª. Si concurren solo hermanos de padre y madre con medio
éstos en la herencia”. hermanos, los primeros tomarán doble porción que éstos en la
herencia (art. 949 CC).

Ejemplo 3

Ramón y Ana tuvieron dos hijos —Luis Carlos y Marta—. Fallecido Ramón, Ana
contrae matrimonio con Francisco con el que tiene un hijo —Antonio—.
Habiendo fallecido Ana, posteriormente fallece soltero y sin descendientes ni
ascendientes Luis Carlos dejando una herencia de 300.000€, y siendo sus
parientes más próximos Marta —hermana de doble vínculo— y Antonio —
hermano de vínculo sencillo—. A la herencia de Luis Carlos serán llamados Marta
por un valor de 200.000€ y Antonio por uno de 100.000€.

5ª. Si los únicos llamados son medio hermanos (hermanastros), ya


sean unos por parte de madre y otros por parte de padre, heredan
todos por partes iguales (art. 950 CC).

Ejemplo 4

José Ignacio y Vanessa contrajeron matrimonio del que tuvieron un hijo —Julio—
. Tras haberse divorciado, José Ignacio fruto una relación more uxorio con
Angélica, tiene un hijo —Gumersindo—. A su vez, Vanessa se casa con Ángel con
el que tiene un hijo —Cayetano—. A la muerte de Julio, soltero y sin
descendientes ni ascendientes, únicamente le sobreviven como parientes más
próximos sus hermanos de vínculo sencillo Gumersindo y Cayetano. Habiendo
fallecido Julio dejando una herencia de 400.000€, le corresponde a cada hermano
la mitad, es decir, 200.000€.

6ª. Conforme al artículo 951 CC “Los hijos de medio hermanos


sucederán por cabezas o por estirpes según las reglas establecidas
para los hermanos de doble vínculo”. Debe distinguirse que sean
sobrinos de hermanos y sobrinos de medio hermanos, ya que los
primeros reciben el doble que estos. Es evidente que si solo
concurren sobrinos de hermanos o sobrinos de medio hermanos,
heredan por partes iguales.

Ejemplo 5

Moisés y Águeda tuvieron una hija —Irene—. Fallecida Águeda, del nuevo
matrimonio de Moisés con Andrea nacieron dos hijos: Daniel — que tiene un hijo,
Damián— y Marta —que tiene dos, María y Martín—. Habiendo premuerto
Moisés y Marta, fallece Irene dejando una herencia de 300.000€. A la herencia de
Irene serán llamados Daniel —medio hermano de la causante— por derecho
propio —150.000€—, así como María y Martín —hijos de medio hermanos de la
causante— por derecho de representación —75.000€, para María y otros
75.000€ para Martín—.

Ejemplo 6

En el caso anterior, de haber premuerto Daniel, serían llamados a suceder por


derecho propio, Damián —100.000€—, María —100.000€— y Martín —
100.000€—.

7ª. No existiendo cónyuge viudo, ni hermanos, ni hijos de


hermanos, ni obviamente descendientes ni ascendientes, suceden
los demás parientes hasta el cuarto grado (art. 954 CC). La
sucesión de estos colaterales se verificará sin distinción de líneas
ni preferencia entre ellos por razón de vínculo (art. 955 CC), y no
jugará el derecho de representación (art. 925 CC).

1.7.6. La sucesión del Estado

En defecto de parientes en línea recta (descendente y ascendente),


cónyuges y colaterales hasta el cuarto grado, la herencia se
atribuye al Estado (art. 956 CC), que adquiere como heredero (a
título universal) por un título de derecho sucesorio.

Las reglas de sucesión a favor del Estado, son las siguientes:

– Es exigible la previa Declaración Administrativa de Heredero


(art. 958 CC).

– Una vez declarada heredera la Administración del Estado, se


solicitará del Juzgado la entrega de bienes y derechos mediante
acta acompañada de una relación de los mismos (art. 9.1 del
Decreto 1373/2009).

– Liquidado el caudal hereditario por el Estado, se ingresará la


cantidad resultante en el Tesoro Público, salvo que, por la
naturaleza de los bienes heredados, el Consejo de Ministros
acuerde darles, total o parcialmente, otra aplicación. Dos terceras
partes del valor de ese caudal relicto será destinado a fines de
interés social, añadiéndose a la asignación tributaria que para
estos fines se realice en los Presupuestos Generales del Estado
(art. 956 CC).
– Los derechos y obligaciones del Estado como heredero son los
mismos que los de cualquiera de éstos, si bien la herencia se
encuentra siempre aceptada a beneficio de inventario sin
necesidad de declaración alguna al respecto (art. 957 CC).
Igualmente ha de entenderse que el Estado no puede repudiar la
herencia ya que más que un derecho como heredero, tiene una
función basada en un interés público objetivo e irrenunciable; ya
que el artículo 956 CC dice de forma imperativa que “heredará el
Estado”, no que podrá heredar el Estado.

– Buena parte de las Comunidades Autónomas con competencias


en materia de Derecho civil han reconducido a su favor el
llamamiento del artículo 956 CC. Así, la Comunidad Foral de
Navarra, la Comunidad Autónoma Gallega y la Generalidad
Catalana. También la Comunidad Valenciana, aun sin tener
Derecho foral preexistente en materia sucesoria.

– Todo lo anterior ha de completarse con la Ley 33/2003 de 3 de


noviembre del Patrimonio de las Administraciones Públicas, que
prevé las adquisiciones hereditarias por el Estado, y el Real
Decreto 1373/2009 de 28 de agosto, por el que se aprueba su
Reglamento.

1.7.7. La sucesión legal en los Derechos civiles autonómicos

Cataluña: la Ley 40/1991 de diciembre —“Código de sucesiones por


causa de muerte en el Derecho Civil de Cataluña”—, dedica su título IV
(arts. 322 a 349) a la sucesión intestada. Posteriormente fue sustituida
por la Ley 10/2008, de 10 de julio, del libro IV del Código civil de
Cataluña, relativo a las sucesiones. Aragón: la Ley de Aragón 1/1999,
de 24 de febrero, título VII (arts. 201 a 221) se dedica a la que denomina
sucesión legal. Dicha Ley ha sido refundida por el Decreto Legislativo
1/2011 de 22 de marzo, del Gobierno de Aragón por el que se aprueba
con el título de “Código del Derecho Foral de Aragón”, el texto refundido
de las leyes civiles aragonesas. Navarra: en el capítulo XIV de la
Compilación de Derecho Civil de 1973, se regula la sucesión legal en las
Leyes 300 a 314. La Ley 304 —modificada en 1987— establece de
forma detallada el orden de suceder. País Vasco: la Ley de DerechoCivil
Foral de 1 de julio de 1992, regulaba la sucesión abintestato en el libro
primero “Del Fuero Civil de Bizkaia” (arts. 67 a 73). Dicha Ley ha sido
derogada por la reciente promulgación de la Ley 5/2015, de 25 de junio,
de Derecho Civil Vasco que regula la sucesión legal o intestada en los
artículos 110 a 117. Galicia: la Ley 2/2006, de 14 de julio (capítulo VI)
se ocupa de la sucesión intestada (arts. 267 a 269). Islas Baleares: la
Compilación vigente de Baleares, Texto Refundido de 6 de septiembre
de 1990, dispone que la sucesión abintestato se rige por lo dispuesto en
el Código civil, salvo ciertas especialidades.

2. LA SUCESIÓN CONTRACTUAL

2.1. Introducción
Tiene esta figura como base un pacto sobre la herencia, un
contrato vinculante con eficacia mortis causa. Se trata de una
forma de sucesión que en nuestro Ordenamiento jurídico común
tiene mínima aplicación, tomando más relevancia en los Derechos
forales. Otros sistemas jurídicos, inspirados en el Derecho
germánico, conocen gran diversidad de pactos sucesorios. Nuestro
Código, sin embargo, siguiendo la tradición del Derecho romano
donde goza de supremacía la libertad testamentaria (que conlleva
que la voluntad del testador sea revocable), se inclina por la
exclusión (salvo algunas excepciones) de los pactos sucesorios
que, por el contrario, tienen como característica fundamental su
irrevocabilidad.

2.2. Concepto y características

CÁMARA LAPUENTE define el contrato sucesorio como “el


negocio jurídico mortis causa bilateral o plurilateral mediante el
que se ordena el destino total o parcial de la herencia, de manera
que la voluntad del ordenante y futuro causante queda vinculada
a otra voluntad, sin que aquél pueda revocar unilateralmente la
ordenación acordada sobre su herencia”.

Siguiendo al citado autor, sus características son: 1ª. Bilateralidad


(o pluraliteralidad), ya que además del causante debe intervenir
al menos otra persona, que no necesariamente tiene que ser el
favorecido por el pacto. 2ª. Irrevocabilidad por actos unilaterales
de los otorgantes. 3ª. Conservación de las facultades dispositivas
inter vivos del futuro causante, siempre que con ellas no se
pretenda perjudicar al beneficiario del pacto dejando sin
contenido la delación contractual. 4ª. Carácter personalísimo. 5ª.
Carácter predominantemente formal o solemne.

Se distinguen tres tipos:

1º. Pacto afirmativo, mediante el cual se lleva a cabo una


designación de heredero o legatario por los contratantes. 2º. Pacto
negativo, por el que quien por cualquier título legal puede ser
llamado a la herencia renuncia a su expectativa antes de la
apertura de la sucesión, a través de un acuerdo bilateral e
irrevocable. 3º. Pactos sobre la sucesión de un tercero, en los que
los contratantes disponen de los bienes integrados en la futura
sucesión de un tercero, que no participa en el negocio.

2.3. Prohibición en el Derecho positivo español

El artículo 1271.2º CC prohíbe con carácter general los contratos


sucesorios al establecer que “sobre la herencia futura no se podrá,
sin embargo, celebrar otros contratos que aquellos cuyo objeto sea
practicar entre vivos la división de un caudal y otras disposiciones
particionales conforme a lo dispuesto en el artículo 1.056”. Sin
embargo, en los Derechos civiles autonómicos se admiten diversas
modalidades de contratos sucesorios.

El fundamento de la prohibición, como se dijo en la introducción,


es preservar la libertad absoluta del de cuius para modificar su
voluntad.

2.4. Excepciones o supuestos admitidos

1ª. Según el artículo 826 CC “la promesa de mejorar o no mejorar,


hecha por escritura pública en capitulaciones matrimoniales, será
válida. La disposición del testador contraria a la promesa no
producirá efecto”.

2ª. Las mejoras contractuales irrevocables. Según el artículo 827


CC “la mejora, aunque se haya verificado con entrega de llaves,
será revocable, a menos que se haya hecho por capitulaciones
matrimoniales o por contrato oneroso celebrado con un tercero”.

3ª. La donación de bienes futuros para caso de muerte realizada


entre consortes. Según el artículo 1341.2º CC, los futuros esposos
“podrán donarse antes del matrimonio en capitulaciones bienes
futuros, solo para el caso de muerte, y en la medida marcada por
las disposiciones referentes a la sucesión testada”, es decir con el
límite de las legítimas.

2.5. La sucesión contractual en los Derechos forales o especiales

Aragón: la sucesión contractual se regula en los artículos 62 y ss. de la


Ley 1/1999 de 24 de febrero. Como ya se ha señalado dicha Ley ha sido
refundida por el Decreto Legislativo 1/2011 de 22 de marzo, del
Gobierno de Aragón por el que se aprueba con el título de “Código del
Derecho Foral de Aragón”, el texto refundido de las leyes civiles
aragonesas. Cataluña: el Código de Sucesiones de 30 de diciembre de
1991, recoge en su art. 7 la prohibición general, a salvo determinadas
excepciones. Posteriormente fue sustituida por la Ley 10/2008, de 10
de julio, del libro IV del Código civil de Cataluña, relativo a las
sucesiones. Galicia: Ley de 14 de junio de 2006 regula la sucesión
contractual en el capítulo III del título X (arts. 209 a 227). Navarra: la
Compilación de 1 de marzo de 1973 reformada por Ley de 1 de abril de
1987 (Leyes 172-183) admite la sucesión contractual. Es importante la
Ley 112 que regula las donaciones propter nupcias de señalada
importancia en su territorio. País Vasco: la Ley 5/2015, de 25 de junio,
de Derecho Civil Vasco que regula los pactos sucesorios en los artículos
100 a 109. Islas Baleares: en Mallorca, es expresión de la sucesión
contractual la donación universal de bienes (arts. 8 y ss. de la
Compilación de 6 de septiembre de 1990); así como la llamada
definición (arts. 50 y 51) que es un pacto sucesorio de carácter negativo
o de renuncia. En Ibiza y Formentera se admiten los pactos sucesorios
(arts. 72 y ss.). En Menorca, en esta materia se aplica lo dispuesto en el
Código civil.
3. LAS SUCESIONES ESPECIALES

3.1. Introducción

Junto a las normas de sucesión legal del Código civil, existen reglas
singulares relacionadas con el especial destino de los bienes, que
utilizan criterios de atribución de la condición de sucesor mortis
causa distintos de los usados por las reglas generales. Estas
normas suelen tener en común el producir la alteración del orden
de suceder señalado en los arts. 912 a 958 CC.

3.2. La sucesión vinculada

3.2.1. Idea general

Se caracteriza por la circunstancia de que el titular de un


patrimonio carece de facultad de disposición sobre el mismo, al
encontrarse vinculado a una determinada línea de sucesión. La
institución típica era el mayorazgo que, como dice LASARTE
ÁLVAREZ, la legislación desamortizadora y desvinculadora,
primero, y el Código civil, después, lo convirtieron en figura
histórica. No obstante, el rechazo de la realidad familiar,
económica y política hacia la sucesión vinculada, aún en la
actualidad la sucesión de los títulos nobiliarios se encuentra
sometida a sus normas.

3.2.2. La sucesión en los títulos nobiliarios

El Decreto de 4 de junio de 1948 establecía que del título no podía


disponerse a través de testamento, sino observando
obligatoriamente la línea de sucesión establecida en el título de
concesión. En su defecto, lo establecido para la Corona de España
en el artículo 57 CE establece que “la sucesión en el trono seguirá
el orden regular de primogenitura y representación, siendo
preferida siempre la línea anterior a las posteriores; en la misma
línea el grado más próximo al más remoto; en el mismo grado, el
varón a la mujer, y en el mismo sexo, la persona de más edad a la
de menos”.

A raíz de la Constitución, ha sido discutida la precedencia del


hombre sobre la mujer (no así el criterio de la superior edad),
habiéndose pronunciado el Tribunal Supremo, a partir de la
Sentencia de 20 de junio de 1987 (Tol 1736763), de forma
reiterada que la preferencia del varón sobre la mujer debe
considerarse contraria a los principios constitucionales.
Asimismo, el Tribunal Constitucional [sentencia de 3 de julio de
1997 (Tol 83269)], se pronunció en el sentido de que la primacía
del sexo masculino, en cuanto regla histórica que tiene sus raíces
en los siglos medievales, no puede considerarse inconstitucional.
En la actualidad, la desigualdad por razón de sexo ha sido
suprimida por la Ley 33/2006, de 30 de octubre sobre igualdad
del hombre y la mujer en el orden de sucesión de los títulos
nobiliarios, en cuyo artículo 1 se indica que “el hombre y la mujer
tienen igual derecho a suceder en las Grandezas de España y
títulos nobiliarios, sin que pueda preferirse a las personas por
razón de su sexo en el orden regular de llamamientos”.

3.3. Otras sucesiones especiales

Otras sucesiones que tienen particulares normas, son las que


brevemente enumeramos:

– En las explotaciones agrarias. Con objeto de procurar que


ciertas explotaciones agrarias cuya posible división las convierta
en económicamente no rentables, se legisla tratando de evitar el
excesivo minifundismo. Así, se establecen especiales supuestos de
subrogación familiar en los derechos derivados de la Ley 19/1995,
de 4 de julio, de Modernización de las Explotaciones Agrarias.

– En los arrendamientos rústicos y urbanos. El carácter social


que imprime la legislación especial en materia de arrendamientos
rústicos y urbanos es el fundamento de la transmisión mortis
causa de la posición del arrendatario a favor de determinadas
personas expresamente determinadas en la ley, como excepción a
la regla general de extinción del contrato. Así, en las especialidades
sucesorias establecidas en la Ley 4/2003 de Arrendamientos
Rústicos, modificada por el artículo único 12 de la Ley 26/2005
(vid., art. 24.e: “determinación del sucesor en la cualidad de
arrendatario de entre los sucesores legítimos del fallecido”). Así
también, la subrogación por muerte del arrendatario de vivienda
en la Ley de Arrendamientos Urbanos 29/1994 (vid., art. 16).

– Predetracción. Dentro del Código civil podemos encontrar una


regla especial en el artículo 1321, que establece en su primer
apartado que:” Fallecido uno de los cónyuges, las ropas, el
mobiliario y enseres que constituyan el ajuar de la vivienda
habitual común de los esposos se entregarán al que sobreviva, sin
computársele en su haber”.

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