La Psicología Humanista..
La Psicología Humanista..
La Psicología Humanista..
Materia:
Seminario de teoría y sistemas psicológico (PSI-019-71).
Maestro/a:
Mariano Peñaló.
Tema:
La Psicología Humanista.
Introducción
Al introducir este importante tema que se denomina como Psicología humanista a un
movimiento de la Psicología que surge en el siglo XX y se desarrolla fundamentalmente
en las décadas de los años 50 y 60.
Nace en Estados Unidos con el lanzamiento del manifiesto Bugental, como reacción al
psicoanálisis y conductismo más ortodoxo que imperaban en la práctica
psicoterapéutica en aquel entonces. Sin embargo, esta corriente no se ha considerado
nunca a sí misma como competitiva con las otras dos sino con vocación de
complementarlas, e incluso integrarlas en un contexto teórico más amplio.
Carl Rogers
Su método terapéutico, la terapia centrada en el cliente, o terapia no directiva, parte de
la hipótesis central de que el individuo posee en sí mismo medios para la
autocomprensión y para el cambio del concepto de sí mismo, de las actitudes y del
comportamiento autodirigido (Pezzano, 2001). El terapeuta debe proporcionar un clima
de actitudes psicológicas favorables para que el paciente pueda explotar dichos medios.
Rogers sostiene que la crianza y sobre todo el papel de la madre es un factor básico para
lograr una personalidad adulta. De 1942 en su Counseling and Psychotherapy, funda las
bases de su client-centered therapy o Terapia centrada en el cliente, piedra angular del
movimiento de la Psicología Humanista (Pezzano, 2001). La Psicoterapia de Rogers se
centra en la persona, que él llama cliente y no paciente, porque no es pasivo sino activo
y responsable en el proceso de mejorar su vida, debiendo decidir consciente y
racionalmente qué está mal y qué debe hacer al respecto. El terapeuta es como un
confidente o consejero que escucha y alienta en un plano de igualdad, con una actitud
comprensiva, entendiéndolo. A esta actitud que debe tener terapeuta la denomina
“encuentro”.
Sus teorías abarcan no sólo las interacciones entre el terapeuta y el cliente, sino que
también se aplican a todas las interrelaciones humanas. La terapia cogerían contrasta
con las perspectivas psicológicas freudianas y las sociales de Alfred Adler y de Albert
Bandura, por el uso preferente de la empatía para lograr el proceso de comunicación
entre el cliente y el terapeuta o, por extensión, entre un ser humano y otro. En el
enfoque centrado en la persona Carl Roger dejó el papel de terapeuta frío y rígido del
terapeuta pasivo y obtuvo grandes resultados, mediante esta práctica encontró
actitudes que son necesarias para promover el desarrollo humano, estas son:
• La congruencia hacia el otro: Esto se refiere a que la persona debe negar lo menos
posible lo que está experimentando al relacionarse con su cliente, es necesario que
se dé cuenta de lo que está pasando en esa relación, no tomar una actitud
defensiva, tratar de estar en contacto consigo mismo para poder expresarse cuando
considere que es significativo para el trabajo que se está haciendo o para su
paciente. Roger proponía que esta actitud que tomara el profesional hacia su cliente
facilitaría su trabajo para que el paciente se diera cuenta también de su propia
experiencia.
• Otra de las actitudes que propuso fue la consideración positiva: se refiere a
despojarse de los juicios, considerando a las personas que irán aumentando con
mayor conocimiento del otro, cuando el paciente logra captar esta aceptación,
también es capaz de darse cuenta de que se le tiene confianza y fe y así logra
sentirse en libertad de ser lo que es.
• La última es la empatía: se habla de tener la capacidad de ponerse verdaderamente
en el lugar de la otra persona, de visualizar al mundo como la otra persona
realmente lo ve, sin perder la cualidad de uno mismo.
Carl Rogers creía que la personalidad de cada persona se desarrollaba según el modo en
el que consigue ir acercándose a (o alejándose de) sus objetivos vitales, sus metas. Esta
idea de que el desarrollo personal y el modo en el que el individuo lucha por llegar a ser
como se quiere ser es una idea central de la psicología humanista, pero para Carl Rogers
tiene especial importancia, porque para él es a través del desarrollo personal como se
forma el carácter y el modo de ser.
Las personas altamente funcionales se caracterizan por estar en un proceso constante
de autoactualización, es decir, búsqueda de un ajuste casi perfecto con los objetivos y
las metas vitales. Este proceso de desarrollo personal se encuentra en el presente, por lo
que siempre está en funcionamiento. De este modo, la personalidad de las personas
altamente funcionales es, para Carl Rogers, un marco en el que fluye en tiempo real un
modo de vivir la vida que se adapta a las circunstancias constantemente. Según Carl
Rogers, los rasgos de la personalidad que definían a las personas altamente funcionales
están definidos según las siguientes características.
1. Apertura a la experiencia
2. Estilo de vida existencial
3. Confianza en uno mismo
4. Creatividad
5. Libertad de elección
6. Carácter constructivo
7. Desarrollo personal
El dilema del hombre. Barcelona: Gedisa (Orig. 1967). PÉREZ ÁLVAREZ, M. (1996).
Tratamientos psicológicos (cap. 8). Madrid: Universitas. POCH, J. y ÁVILA, A. (1998).
Madrid:
SHEM, S. (2000). Monte Miseria. Barcelona: Anagrama. SMITH, G., GLASS, G.V. y
MILLER, T.I. (1980). The benefits of psychotherapy. Baltimore: The John Hopkins.
Conclusión
Para la Psicología Humanista, el hombre es libre y autodeterminado; su
comportamiento y su perspectiva son altamente subjetivos y son
importantes en la terapia. Según los humanistas, el sujeto es esencialmente
bueno y se desarrolla gracias a su deseo de realización.