Deterioro de La Capa de Ozono 2
Deterioro de La Capa de Ozono 2
Deterioro de La Capa de Ozono 2
La reducción de la capa de ozono aumenta el nivel de radiación ultravioleta que llega a la superficie de la tierra, lo
cual, a su vez, puede aumentar las probabilidades de sobreexposición a los rayos ultravioleta y los problemas de
salud asociados con ello, como cáncer, cataratas e inhibición del sistema inmunitario .
La capa de ozono es una región de la atmosfera terrestre que contiene una concentración relativamente alta de
ozono (03). Esta capa se encuentra en la estratosfera, a una altitud de aproximadamente 10 a 15 kilómetros sobre
la superficie de la tierra. Su principal función es absorber y filtrar gran arte de la radiación ultravioleta (UV)
procedente del sol, protegiendo así a la vida en la tierra de los daños causados por esta radiación, como las
quemaduras solares y el aumento del riesgo de cáncer de piel. La capa de ozono es esencial para mantener el
equilibrio climático y la salud del planeta
En este ensayo vamos a hablar sobre el “Deterioro de la Capa de Ozono”, la importancia que tiene sobre el
planeta tierra, las funciones y beneficios de tener una capa de ozono, que pasaría si no tuviéramos una capa de
ozono, también hablaremos de como el ser humano lamentablemente está acabando con lo único que nos protege
de que los rayos ultravioletas del sol no lleguen con mayor intensidad al planeta tierra y a todo ser vivo en habita
en ella, porque de ser así, estos mismos rayos solares terminarían matando a todo ser humano, la supervivencia
sería muy insoportable.
En la actualidad muchos de nosotros nos quejamos por las fuertes temperaturas que soportamos hoy en día o
también escuchamos decir “Que fuerte que esta el sol” pero no nos preguntamos por qué sucede esto o cual es el
motivo principal, tenemos un concepto sobre el por qué pasan estas cosas, pero solo llega a eso, no nos
preocupamos de cómo evitar o reparar el problema en el que ya estamos viviendo
El exagerado crecimiento demográfico, está agotando aceleradamente los recursos naturales del planeta, además
de generar más contaminación y a la vez el hombre mantiene un constante crecimiento industrial para satisfacer
https://www.minambiente.gov.co/asuntos-ambientales-sectorial-y-urbana/capa-de-ozono-y-radiacion-
ultravioleta/#:~:text=La%20capa%20de%20ozono%20filtra,la%20vida%20en%20la%20tierra
https://www.un.org/es/climatechange/preserving-the-ozone-layer#:~:text=La%20capa%20de%20ozono
%20es,la%20vida%20sobre%20el%20planeta.
https://www.cdc.gov/spanish/nceh/especiales/radiacionuv/index.html
4.1.1.- EN QUE AYUDA LA VITAMINA D?
Ayuda al cuerpo a absorber el calcio, una de las principales sustancias necesarias para tener
huesos fuertes. Junto con el calcio, la vitamina D contribuye a prevenir la osteoporosis, una
enfermedad que hace que los huesos se vuelvan más delgados y débiles y sean más propensos a
fracturas.
Uno de los sectores más importantes que emplea SAO son los equipos de refrigeración y aire
acondicionado, donde los CFC y HCFC se emplean como refrigerantes en los circuitos de
enfriamiento.
Las SAO también se emplean como agentes espumantes en la fabricación de espumas, como
solventes de limpieza en la industria de la electrónica, como propulsores en los productos en
aerosol, como esterilizantes, como agentes para combatir el fuego, como fumigantes para controlar
pestes y enfermedades y como materias primas.
https://www.gub.uy/ministerio-ambiente/politicas-y-gestion/sustancias-agotan-capa-ozono-saos
Los científicos descubrieron un gran agujero en la capa en 1985. Solo dos años después, se firmó el
Protocolo de Montreal, en el cual 46 países se comprometieron a eliminar gradualmente los químicos dañinos.
Cuando en 1974 los investigadores Frank Sherwood Rowland (28 de junio 1927 – 10 de marzo de 2012) y
Mario Molina (19 de marzo de 1943 – 7 de octubre de 2020) contaron al mundo que los espráis de laca para el
pelo dañaban el componente de la atmósfera que nos protege de la radiación ultravioleta solar, las reacciones
no fueron de simple incredulidad: un alto cargo de la química DuPont calificó la teoría de “cuento de ciencia
ficción”, “montón de basura” y “absoluta idiotez”. Sin embargo, poco después el llamado agujero de ozono
pasaba a convertirse no solo en una preocupación global, sino también en uno de los símbolos del activismo
verde de los años 80. La rápida reacción para atajar el problema, prohibiendo los compuestos nocivos,
representa el mayor éxito logrado por un acuerdo internacional en materia de medio ambiente. Pero también
se trata de un ejemplo de cómo el progreso tecnológico busca soluciones más sostenibles a los problemas que
el propio progreso tecnológico ha ocasionado.
El acierto de Rowland y Molina, químicos de la Universidad de California en Irvine, consistió en atar cabos
que habían pasado inadvertidos a otros. A comienzos de los años 70 se sabía que el cloro y otras sustancias
pueden catalizar la destrucción del ozono, un compuesto formado por tres átomos de oxígeno que está
presente en mayor proporción en una capa de la estratosfera terrestre, y que detiene gran parte de la dañina
radiación UV. Sin embargo, nadie había ligado este fenómeno con los clorofluorocarbonos (CFC), gases que
empezaron a producirse industrialmente en los años 30 y que se empleaban extensivamente como propelentes
de aerosoles, como refrigerantes y para fabricar espumas plásticas. Los CFC son inertes, por lo que pueden
permanecer en la atmósfera durante tiempo indefinido. Rowland y Molina propusieron que la degradación de
los CFC por la luz solar liberaba cloro, lo que podía resultar en un deterioro considerable de la capa de ozono.
Pese a las reacciones iniciales al estudio de los dos químicos, de inmediato tanto los experimentos como las
mediciones atmosféricas confirmaron que estaban en lo cierto. En 1985, un estudio del British Antarctic
Survey descubrió algo que sorprendió a la comunidad científica, un descenso especialmente acusado de la
concentración de ozono sobre la Antártida, cuando lo esperado era que el declive se distribuyera por igual en
todo el planeta. Al año siguiente, la investigadora de la Administración Oceánica y Atmosférica de EEUU
(NOAA) Susan Solomon aportaba la explicación: el frío de los inviernos en los polos forma nubes
estratosféricas polares, en las cuales se favorece la degradación de los CFC y otros halocarburos –compuestos
de carbono y elementos halógenos como el cloro, el flúor, el bromo o el yodo–, generándose más cloro libre,
que en la primavera austral acentúa la destrucción del ozono.
El consenso científico sobre el agujero de ozono llevó a algunos países a adoptar medidas unilaterales, y en
1987 un total de 46 naciones firmaron el Protocolo de Montreal, destinado a abandonar la producción de
sustancias destructoras del ozono. Sin embargo, la industria aún se resistía a ceder: en 1988 el presidente de
DuPont, Richard Heckert, escribía al Senado de EEUU: “En este momento, la evidencia científica no apunta a
la necesidad de una drástica reducción de las emisiones de CFC. No hay ninguna medición disponible de la
contribución de los CFC a ningún cambio observado en el ozono”.
El Protocolo de Montreal, en vigor desde 1989, es a menudo contemplado como el acuerdo internacional de
protección del medio ambiente más exitoso de la historia. De hecho, según la ONU, es hasta ahora el único
tratado de esta organización que ha sido ratificado por todos los países del planeta, los 197 estados miembros.
De forma transitoria, los CFC han sido reemplazados por hidroclorofluorocarbonos (HCFC), presuntamente
menos dañinos para la capa de ozono, con el objetivo de sustituirlos en su totalidad por hidrofluorocarbonos
(HFC) y otros compuestos. Estos son más inestables en la baja atmósfera, por lo que su impacto sobre el
ozono estratosférico se supone bajo o nulo. Gracias a la reducción de los CFC, en 2018 la NASA mostró por
primera vez que la destrucción de ozono había disminuido en un 20% con respecto a 2005, y las previsiones
hablaban de una desaparición casi completa del agujero antártico entre 2060 y 2080.
https://www.bbvaopenmind.com/ciencia/medioambiente/que-fue-de-el-agujero-de-la-capa-de-ozono/
#:~:text=16%20Mayo%201985,hip%C3%B3tesis%20de%20Rowland%20y%20Molina.
A finales de 2020 se descubrió que los incendios que habían devastado Australia un año antes habían
provocado una importante destrucción del ozono de la capa de ozono en el hemisferio austral. Ahora, un
estudio efectuado por investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) ha identificado el
mecanismo por el cual tiene lugar esta alarmante destrucción, toda una advertencia de lo que puede suceder
con un planeta sobrecalentado y donde los incendios son cada vez más abundantes, duraderos y masivos.
Además de devorar millones de hectáreas de bosques, los enormes pirocumulonimbos —nombre técnico que
reciben las columnas de humo que alcanzan alturas de kilómetros— se elevaron hasta alcanzar la estratosfera,
inyectando millones de toneladas de aerosoles. Meses después, los datos registrados por los satélites
revelaban que este humo, de alguna manera, había provocado la destrucción de parte de la capa de ozono. En
concreto, entre un 3% y un 5% del ozono presente en las latitudes medias del hemisferio sur, en el cinturón
localizado sobre Australia, Nueva Zelanda y regiones de África y Sudamérica. Además, tras alcanzar las
regiones polares arrastrados por las corrientes de aire estratosféricas, habían provocado la destrucción del
ozono de los bordes del agujero de ozono localizado sobre la Antártida, ampliándolo en 2,5 millones de
Km2 —un 10% de su extensión total antes de que se diese este evento.
La constatación de los datos recolectados motivó que científicos del MIT comenzasen a investigar el
mecanismo por el cual el humo de los incendios había provocado esta masiva destrucción de ozono. Un
mecanismo que ahora ha sido identificado gracias a un estudio que ya había anticipado sus primeros
resultados hace apenas un año.
https://www.bbvaopenmind.com/ciencia/medioambiente/como-los-incendios-destruyen-la-capa-de-ozono/
Si se mantienen las políticas actuales, se espera que la capa de ozono recupere los valores de 1980 (antes de la
conformación del agujero de ozono) aproximadamente en 2066 en la Antártida, en 2045 en el Ártico y en
2040 en el resto del mundo. Las variaciones en el tamaño del agujero de ozono en la Antártida, sobre todo
entre 2019 y 2021, se debieron principalmente a las condiciones meteorológicas. Sin embargo, cabe señalar
que la superficie y la profundidad del agujero de ozono ha disminuido desde el año 2000.
“Según el último informe cuadrienal, la capa de ozono se está recuperando, lo que es una fantástica noticia.
Nunca se destacará lo suficiente hasta qué punto el Protocolo de Montreal ha contribuido a la mitigación del
cambio climático. En los últimos 35 años, el Protocolo se ha convertido en un verdadero defensor del medio
ambiente”, señaló Meg Seki, Secretaria Ejecutiva de la Secretaría del Ozono del Programa de las Naciones
Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). “Las evaluaciones y los exámenes que realiza el Grupo de
Evaluación Científica siguen siendo un componente esencial de la labor del Protocolo, que ayuda a informar a
las instancias normativas y decisorias”.
https://public.wmo.int/es/media/comunicados-de-prensa/la-capa-de-ozono-se-est%C3%A1-recuperando-lo-
que-ayudar%C3%A1-evitar-hasta-un-05-#:~:text=Si%20se%20mantienen%20las%20pol%C3%ADticas,en
%20el%20resto%20del%20mundo.
CONCLUSION
La conclusión sobre el deterioro de la capa de ozono es que se trata de un problema ambiental grave que
ha sido causado principalmente por la liberación de sustancias químicas conocidas como
clorofluorocarbonos (CFC) y otros compuestos halogenados. A medida que estas sustancias se acumulan
en la atmósfera, destruyen gradualmente la capa de ozono, que es crucial para proteger la Tierra de la
radiación ultravioleta dañina del sol.
Sin embargo, el proceso de recuperación es lento y continúa siendo un desafío global. Se requiere una
vigilancia constante y un cumplimiento estricto de los acuerdos internacionales para garantizar la
protección continua de la capa de ozono y la salud de nuestro planeta. Además, es importante seguir
investigando y abordando las nuevas amenazas potenciales para la capa de ozono, como los
contaminantes emergentes, para garantizar su preservación a largo plazo.