Copia de Tesis Ismael EG
Copia de Tesis Ismael EG
Copia de Tesis Ismael EG
TESIS
Que para obtener el título de
Licenciado en Historia
PRESENTA
Ismael Espinosa García
DIRECTOR DE TESIS
2
Agradecimientos
3
anotaciones, correcciones y detalles puntuales. Al doctor Mario
Santiago Jiménez, por sus exactas observaciones y sugerencias
durante la revisión del borrador de este texto. Al doctor Rodrigo
Laguarda Ruiz, quien creyó desde un principio en este proyecto y
que estuvo siempre atento a los cambios, sugerencias y darle un
puntual seguimiento a lo largo del camino burocrático que implicó
este proceso.
4
ÍNDICE
Introducción p. 7
5
Capítulo Cuatro. El fin de una época p. 124
4.1 La llegada de Ruiz Cortines y Ernesto Peralta
Uruchurtu al poder p. 126
6
Introducción
1Salvador Novo, “Las locas y la Inquisición”, en Las locas, el sexo, los burdeles,
Prólogo de Luis Guillermo Piazza, México, Diana, 1979, p. 11.
7
culturales en los que han participado personajes no heterosexuales,
esto con la finalidad de entender mejor cómo es que se han llevado a
cabo este tipo de relaciones socioafectivas que fueron condenadas
por la mayor parte de la sociedad mexicana. Las preguntas siguen al
aire: ¿qué hubo previo a esta conformación de grupos de lucha
política por los derechos civiles de los homosexuales? ¿Qué
espacios ocuparon dentro de la clandestinidad que las ciudades
permitían para el encuentro de estos sujetos?
Dentro del sector académico hay que señalar que hubo una
gran influencia por parte de la historiografía de lengua inglesa en
revisar la vida de los homosexuales en diversas temporalidades.
Gracias a múltiples líneas de investigación como la Historia Cultural,
la Historia Urbana e incluso la Historia de las Mentalidades, se han
estudiado varios ámbitos no sólo relacionados con la sexualidad:
también las manifestaciones sociales y espacios de convivencia
donde se han desarrollado muchas relaciones socioafectivas entre
los homosexuales. Tal y como propusieron Michel Foucault y Marc
Augé,5 hay espacios delimitados geográficamente que tienen una
7
Sobre los espacios de interacción homosexual en esta época recomendamos
revisar George Chauncey, Gay New York: Gender, Urban Culture, and the Making of
the Gay Male World, 1890-1940, Estados Unidos, Basic Books, 1994, 496 pp., y
Robert Aldrich (Ed.), Gays y lesbianas. Vida y cultura. Un legado Universal, Trad. de
Beatriz Rendo Andaluz, Donostia, España, Nerea, 2006, 384 pp. Ils.
8 John D’Emilio y Estelle B. Freedman, “Redrawing the Boundaries”, en Intimate
Matters. A History of Sexuality in America, 2a. ed., Estados Unidos, The University of
Chicago Press, 1997, p. 289. [La traducción es del autor de esta tesis]
11
Siendo más específicos en nuestra búsqueda sobre la vida
social de los homosexuales en la capital mexicana encontramos
cuatro trabajos en los que se hace un acercamiento al estudio a
estos puntos de encuentro en el siglo XX. El primer texto que ha
servido de utilidad para definir nuestra época de estudio, y dar un
contexto sobre el tema, es la tesis de Carlos Medina Caracheo y
Carlos David Vargas Ocaña: La vida nocturna en la Ciudad de
México: centros nocturnos, cabarets y burdeles 1935-1945.9 En este
trabajo los autores analizan cómo se consideraban los diversos
espacios de entretenimiento: desde los centros nocturnos, los
cabarets y los burdeles.
historia de la cultura gay, México, Planeta, 2010, 271 pp. (Temas de Hoy).
11 Juan Carlos Bautista, “La noche al margen. Brevísima relación de la vida nocturna
14
represalia moral y sin ser sujetos de señalamientos como lo eran en
casi toda la ciudad. Y a pesar de que el título de este trabajo dice
“cabaret: espacio de sociabilidad”, nos centraremos en varios centros
nocturnos, no nada más en los cabarets, dando un vistazo a grandes
rasgos sobre la vida nocturna de los homosexuales de la capital.
15
sido considerado como una “forzosa salida del armario” en la vida
nacional: el famoso escándalo del “baile de los 41”, un hecho en el
que varios hombres fueron juzgados y enviados a realizar trabajos
forzados a Vale Nacional, en Yucatán, sólo por asistir ataviados de
mujeres a una fiesta. También revisamos qué sucedió durante la
primera mitad del siglo XX con los homosexuales en materia penal y
la visión médica que se tenía sobre ellos. Justamente sin estos
elementos no entenderíamos por qué, lejos del discurso religioso que
los condenaba, también lo fueron en el ámbito burocrático a pesar de
que ninguna legislación prohibía este tipo de relaciones. Cabe
señalar aquí los primeros estudios realizados por el criminólogo
Carlos Roumagnac y el psiquiatra Alfonso Millán, donde calificaron a
estos sujetos como seres criminales y con severas afectaciones
mentales, por lo que proponían enviar a los homosexuales a la cárcel
o a centros de salud psiquiátrica para su reinserción social.
20
Capítulo Uno
p. 53.
21
En el ámbito social, los años siguientes al periodo
revolucionario fueron de gran importancia. Se buscaba el ideal de un
nuevo mexicano en el que la patria y la dignidad fueran sus valores
fundamentales, así como diversas manifestaciones artísticas y
culturales que exaltaran el espíritu de la mexicanidad, aquello que
representaba a la nación de forma histórica y culturalmente; incluso
la charrería se convirtió en un deporte nacional convirtiendo al charro
en la imagen esencial que representó a todo el país llamando la
atención de los turistas.21
‘Lo mexicano’ ante la propia mirada y la extranjera”, en Historia Mexicana, Vol. 62,
núm. 4, abril-junio de 2013, p. 1654.
22
artísticos y el compromiso de atender las urgencias expresivas de
una nación nueva o diferente”.23
24
pues es tan lindo que lo viste de niña.”26 Chucho aparece como el
estereotipo de afeminado que recurre a una identidad no viril y que
vive a expensas de su madre lo que ocasiona —según el autor de la
novela— su trastorno mujeril.
noviembre de 1901.
26
pudor. En principio se contaron 42 detenidos en esta fiesta, pero
finalmente se concluyó que eran 41. Paralelo a esta historia se corrió
un rumor que el desaparecido era nada más y menos que Ignacio de
la Torre y Mier, yerno del entonces presidente Porfirio Díaz quien, se
supone, había huido de la redada. El baile significó un brutal quiebre
en la sociedad mexicana, especialmente la del sector burgués, por
ello es que estos sujetos debían recibir un castigo ejemplar.
27
primera vez la palabra “maricón” para denominar a los
homosexuales.
Otra de las expresiones que hubo ante este suceso fue la publicación
en 1906 de la novela Los cuarenta y uno: novela crítico-social, escrita
por Eduardo A. Castrejón que, hasta hace poco más de una década,
fue redescubierta en el Fondo Rafael Heliodoro Valle que forma parte
del Fondo Reservado de la Biblioteca Nacional de México y
publicada en 2010 por la UNAM.31
32 McKee Irwin señala que un probable autor de esta novela sea el Gral. Mariano
Ruiz (1846-1932) pues en el ejemplar que se encuentra en la Biblioteca Nacional de
México se avisa al lector de otro libro del mismo autor en próxima aparición:
Reminiscencias históricas: cuadros de la Guerra de Reforma, de la Intervención y el
Imperio, una “memoria nunca publicada del General Mariano Ruiz”, quien fuera
diputado federal de 1866 a 1912 y gobernador de Nayarit de 1904 a 1911. Ibídem, p.
29-31.
33 “Dos palabras”, en Eduardo A. Castrejón (seud.), op. cit., p. 66-67. [Las cursivas
32
del mundo.41 Cuando Roumagnac analizó a los presos de la Cárcel
de Belén encontró varios casos de adolescentes detenidos que
tenían relaciones sexuales entre ellos, donde el mayor de ellos
jugaba un papel activo (penetrador) y el menor el pasivo (penetrado)
siguiendo la imagen de masculino/femenino o de protector y
protegido.42
41
Acusado de sodomía, Oscar Wilde fue encontrado culpable de haber pervertido a
Lord Alfred Douglas, hijo del marqués de Queensberry y condenado a dos años de
prisión. Para más detalle con respecto a la obra de Wilde y el enorme significado
que tuvo para los homosexuales véase el apartado “Espectros de Wilde”, en Didier
Eribon, Reflexiones sobre la cuestión gay, Trad. de Jaime Zulaika, Barcelona,
Anagrama, 2000, pp. 195-335 (Argumentos, 259).
42 Buffington, op. cit., p. 195.
43 Ibídem, p. 197.
33
relevancia durante la lucha armada similar al baile de los 41. Lo que
sí se puede asegurar es que los homosexuales siguieron
movilizándose entre la clandestinidad, principalmente en las grandes
urbes del país. Aquellos que eran detenidos tenían dos opciones: ser
encarcelados o pagar una fuerte suma monetaria para evitar el
escarnio público (y esto sólo aplicaba para quienes pudieran pagar
una extorsión tan grande para resanar su “dispensa moral”).44
44 Carlos Monsiváis, “Los iguales, los semejantes, los (hasta hace un minuto)
perfectos desconocidos (A cien años de la redada de los 41)”, en Que se abra esa
puerta. Crónicas y ensayos sobre la diversidad sexual, México, Paidós Mexicana,
Debate Feminista, 2010, p. 91.
45 John Womack, “Reformas a la resistencia”, en Zapata y la Revolución Mexicana,
34
condición personal, pues su nombre verdadero era Amalia Robles
Ávila; es decir, una mujer travestida de hombre que manejó a su
cargo diversos grupos militares del Ejército Libertador del Sur.
Proveniente de Xochilapa, Guerrero, se unió al movimiento
revolucionario en 1911. De 1912 a 1918 se mantuvo en armas
siendo condecorada (o en ese momento, condecorado) como
coronel. En 1924 se le negó dicho título cuando apoyó al gobierno
de Álvaro Obregón contra la rebelión delahuertista debido a su
condición biológica, pero siguió en pie de lucha con el grado de
sargento. Su vida como Amelio y su indumentaria no sólo
manifestaron su valentía al momento de enfrentarse en batalla,
también se reflejó en su vida personal: en los años 30 conoció a
Ángela Torres, pareja amorosa en esa época y seguramente de
años posteriores.47
36
uno de los lugares con más establecimientos comerciales, se
encontraban diversos personajes:
54 Enrique Aguilar, Elías Nandino: una vida no/velada, 2a. ed., México, Océano,
2000, pp. 86-90 (Tiempo de México). Los cinturitas eran aquellos bailadores de
danzón que se caracterizaban precisamente “por mover la cintura” de forma rítmica.
[Las negritas son del autor de esta tesis]
39
El ambiente se convertía también en andar en los centros de
esparcimiento que eran destinados para la gente de clases
humildes. A pesar de que estos sujetos se consideraban de una élite
educada no les importaba adentrarse en zonas donde lo marginal no
existía, ya que ellos se identificaron plenamente con estas personas
por su condición sexual excluyente. De esta manera, la convivencia
homosexual comenzó por descubrir que los centros nocturnos
podían convertirse en lugares de encuentro y de ligue, previo a que
se abrieran otros lugares como los vapores, cines o cabarets donde
podían reunirse con personas similares a ellos.
55
Artículo 789, en Código Penal para el Distrito Federal y territorio de la Baja
California sobre delitos del fuero común y para toda la República Mexicana,
Chihuahua, Librería de Donato Miramontes, 1883, p. 197, Revisado en Colección
Digital de la Universidad Autónoma de Nuevo León,
http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1020013105/1020013105.html (Consultado el 16 de
noviembre de 2015).
56 Ibídem, Artículos 790 y 791.
57 Ibídem, Artículo 787.
58 Vid supra, p. 32.
41
torpes de otro”.59 Este delito aplicaba casi en la mayoría de los casos
en que se vieron involucrados homosexuales y personas travestidas
ya que podrían atentar en contra de los más jóvenes. Los casos de
corrupción de menores eran considerados como “actos
consumados” por lo que la pena era de dos años (si es que el
afectado era mayor de 11 años) a cuatro años (si el corrompido era
menor de 11 años). Si el reo tenía un parentesco familiar, le eran
despojados sus bienes, así como la potestad de sus descendientes;
si era una persona que tuviera una autoridad moral (como un tutor o
maestro) o alguno de sus criados, la pena aumentaba “una cuarta
parte” a lo señalado, es decir, su condena era de 2.5 a cinco años de
prisión.60
59 Artículo 804, en Código Penal para el Distrito Federal, op. cit., p. 199.
60 Ibídem, Artículo 806.
61 En 1872 las autoridades alemanas establecieron en el Párrafo 175 de su Código
44
Tras 60 años de estar rigiendo la conducta de los mexicanos,
en 1931 se promulgó un nuevo Código Penal que tendría diversas
reformas y cambios en el ámbito político y social. En el tema de los
delitos de moral pública y corrupción de menores se impusieron
medidas más severas, además de que en esta nueva
reglamentación aparecen por primera vez los delitos sexuales, de los
cuales se catalogan los atentados al pudor, el estupro y la violación.
45
la corrupción de menores era penada con multas de cinco a mil
pesos y de seis a dos años de prisión.70
46
que evita que el aparato judicial criminalice a los homosexuales e
invitaba a buscar las interpretaciones científicas sobre esta
conducta. Sin embargo, el propio González de la Vega estaba de
acuerdo con el jurista español Luis Jiménez de Asúa al subrayar que
“un tratamiento médico opoterápico bien dirigido; prudentes
operaciones quirúrgicas en ciertos casos; y a lo sumo, cuando el
sujeto haya demostrado ser peligroso para la sociedad y los
particulares, medidas asegurativas [sic] de custodia y protección
constituyen el único tratamiento eficaz contra los homosexuales.”73
48
a diseñar proyectos que mejorarán la funcionalidad de las calles y el
estilo de vida de los capitalinos y turistas.
Alemán con el presidente Miguel Alemán como su sobrino. Más adelante veremos
que este probable lazo familiar pudo haber influido en una de las campañas morales
dirigidas por Casas Alemán durante su mandato como regente de la capital del país.
53
territorio nombrando a sus delegados de manera libre con base en
los lineamientos exigidos.85
54
Manuel González; y la construcción de la Ciudad Universitaria, al sur
de la Ciudad de México, en el Pedregal de San Ángel, y que fue
planeada por los arquitectos Mario Pani y Enrique del Moral,
aplicando las ideas modernistas de la arquitectura en lo que hoy es
el recinto principal de la UNAM.
87 José Emilio Pacheco, Las Batallas en el Desierto, 3a. ed., México, Era, 2011, p.
14.
88 Escrita en 1946, la crónica de Novo nos detalla a grandes rasgos los orígenes y el
desarrollo que la Ciudad de México ha tenido a lo largo de sus casi cinco siglos de
historia. La narración trata de una visita guiada que el autor da a un amigo
extranjero. Este trabajo resultó de un concurso de ensayos sobre la ciudad en ese
mismo año; Novo, al parecer, participó con un pseudónimo y resultó ganador. El
premio constó de tres mil pesos que donó generosamente para la construcción de la
nueva Ciudad Universitaria que albergaría a la UNAM. Véase la breve nota
introductoria de Óscar Kaufmann Parra (sobre la edición de los diez años de esta
publicación), “Unas Palabras sobre el Autor”, en Salvador Novo, Nueva Grandeza
Mexicana. Ensayo sobre la Ciudad de México y sus Alrededores, México, La Prensa,
1956, p. XIX-XXIV (Populibros La Prensa, 2).
55
ciudad, a mano de sus transportes ferrocarrileros centralizados
en Buenavista desde que el progreso urbano los expulsó de
una Estación Colonia que hoy miramos, mi amigo y yo,
substituída por un limpio, ancho, hermoso, asoleado parque. 89
96Carlos Medina Caracheo y Carlos David Vargas Ocaña, “La Ciudad de México,
1935-1945”, en La Vida Nocturna en la Ciudad de México: centros nocturnos,
cabarets y burdeles 1935-1945”, Tesis de licenciatura en Historia, México, UNAM,
Escuela Nacional de Estudios Profesionales Acatlán, 1996, p. 12.
58
Vivir en el antro en cualquiera de sus formas conduce a detener
el tiempo por unas horas, entrar en el hechizo de los riesgos y el
calor colectivo. Mito o laberinto, el antro permite la única entrada
al país de nunca jamás asequible a todos, el convencimiento
placentero de flotar entre las fronteras extremosas de lo bueno y
lo malo ante la elección individual. Eso que sólo puede
disfrutarse un instante antes de desvanecerse en el aire, con la
mañana encima.97
una entrevista: “Una de las cosas importantes [que hice en el cine mexicano] es que
enriquecí al medio con ritmos y artistas nuevos. Trabajé acá con Damaso Pérez
Prado, a quien conocía como excelente arreglista; traje el mambo, el calipso, la
cumbia… Pérez Prado y yo le pusimos ritmo a aquellos años de la vida en México.”
Cristina Pacheco, “Ninón Sevilla: la estrella que vino del mar”, en Los Dueños de la
Noche, México, Plaza & Janes Editores, 2001, p. 21.
99 González Rodríguez, op. cit., p. 79.
59
orquesta o banda que tocaba toda la noche hasta que cerrara el
local. Entre sus asistentes acudían políticos, intelectuales, artistas de
renombre y gente de clases sociales acaudaladas. Fueron estos
lugares los que más mostró el cine mexicano en su llamada época
dorada pues con ellos se reflejaba perfectamente la imagen de una
ciudad (y una sociedad) moderna donde fluctuaba el dinero.
100 Novo. “Regalos, Ocasiones de Contento”, en: op. cit., p. 39. El Fifí era un
“Hombre presumido y que se ocupa de seguir las modas”. Tarzan era aquél varón
que tenía una condición física musculosa y acudía a bailar con ropa ajustada para
resaltar sus cualidades corporales. Los pachucos fueron estos personajes que
vestían trajes holgados, saco con enormes hombreras, zapatos de charol y un gran
sombrero con una pluma de adorno. El pachuco más famoso de todo el país fue el
actor Germán Valdés Tin-Tan al salir en muchas de sus películas con esta
vestimenta llamada zoot-suit.
60
enfermedades y vicios. El olor exclusivo de los dancings es el
resultado de sus espacios y la atmósfera varía según la hora y
la estación del año.101
62
se llamaba un buen rato. Lujosas, atractivamente instaladas.
Las señoritas putas o “pupilas”, administrada su conducta
profesional por la señora madrota, con la delicada pericia con
que un buen director de orquesta maneja las cuerdas y los
alientos: a las especialistas en violines o a las virtuosas del
clarinete, disponían de alcobas individuales completamente
equipadas con un lecho cuya muelle amplitud afrontara
cualquier gimnástica fantasía; espejos estratégicamente
situados para multiplicar el goce plástico, y lavabos de peltre o
porcelana para las abluciones de despedida, después de haber
discretamente depositado en el buró de cubierta de mármol el
importe convenido por el solaz. 105
1966, Selecciones y notas de Octavio Paz, Alí Chumacero, José Emilio Pacheco y
Homero Aridjis, 3a. ed., México, Siglo XXI Editores, 1995, p. 242.
63
asistían a cabarets de primera categoría. Las empleadas de estos
lugares eran calificadas moralmente como “el pecado andante” por
lo que debían rectificar su camino ante Dios y ante la sociedad. En
una entrevista, Yolanda Montés “Tongolele” describe que ella fue
duramente criticada por ser una estrella famosa:
107 Pacheco, “Tongolele: en el arte lo que cuenta es el estilo”, en op. cit., p. 31.
64
nocturnos. Octavio Paz analizó la imagen del homosexual como algo
tolerado mientras se siguieran los roles sociales establecidos. Al
respecto señala que:
Teatros Cines Restaurantes Restaurantes Cafés Cabarets Cabarets Dancings Dulces y Neverías
Internacionales Mexicanos (1ª Clase) (2ª Clase)
• Principal • Alameda • Sanborns • Fonda • Acapulco • Patio • Leda • Dreamland • Dulcería de Celaya
• Esperanza • Metropolitan • Lady Baltimore Santa Anita • Tupinamba • Rossignol • El Burro • Parisién • La Flor de Tabasco
Iris • Máximo • Kiko’s • Las • Café Paris • Ciro’s • Java • Pirata • Zahler’s
• Arbeu • Briseño • Circulo Vasco Cazuelas • Fornos • Minuit • La Rata • Salón México • La Flor de Guerrero
• Fabregas • Goya • Club France • Taquito • Express • Casanova Muerta • Colonia • El Negrito
• Colón • Modelo • Prendes • Los Charros • Chufas • Sans Souci • Mata Hari • Los Ángeles • París
• Lírico • Odeón • Papillón • Tenampa • Flor de México • El Retiro • Linterna • California • Los Tranvías
• Follies- • Friné • Cucaracha • Norteños • El Globo • Río Rosa Verde Dancing Club
Bergere • Jockey Club • Centro Gallego • La Blanca • La Gacela • Waikiki • La Fuente • Smyrna
• Colonial • Parisiana • Manolo • Tacuba • Abel • Conchita
• Tívoli • Casino • Tampico Club • Eréndira • La Concordia • Patria
• Margo • San Hipólito– • Morocco • Donaji • Don Quijote • Clave Azul
Monumental • Lincoln • Monotes (Hotel Regis) • Bagdad
• Venecia • La Vie • Chinos (Callejón • Orangerie • Estambul
• Salón Rojo Pariesienne de Dolores) • Agua Azul • Ba-Ba-Lú
• Palacio • Bellinghausen • El Moro • Guadalajara • Tranvía
• Mundial • Tío Hupfer • La Ópera de Noche • El Cisne
• Rex • Cisne • Molino Rojo
• Teresa • Zandam • Olímpico
• Savoy • Restaurante • Imperio
Chapultepec • Atzimba
• Salón Bach • 5to. Patio
• La Fama Italiana • Can Can
• Teka • Lupe
• Butch’s
Manhattan
• Ambassadeurs
110 Cuadro realizado con datos obtenidos de: Salvador Novo, Nueva Grandeza Mexicana. Ensayo sobre la Ciudad de México y sus Alrededores,
Prólogo de Óscar Kaufmann Parra, México, La Prensa, 1956, 161 pp. (Populibros La Prensa, 2); Armando Jiménez, Sitios de rompe y rasga en
la Ciudad de México: salones de baile, cabarets, billares, teatros, México, Océano, 1998, 280 pp.; y Sergio Peralta Sandoval, Hotel Regis:
historia de una época, México, Diana, 1996, 175 pp.
67
Capítulo Dos
68
enérgica del protestantismo que era, para los católicos
mexicanos, una amenaza aterradora. Muchos de ellos
temían y criticaban las consecuencias destructivas sobre
la familia en diversos hábitos o en instituciones
identificadas con la sociedad norteamericana tales como
el divorcio, la anticoncepción, las actitudes permisivas
hacia las mujeres, la moda, las escuelas de educación, el
rock and roll y la sexualidad precoz en los jóvenes. Por lo
tanto, aunque la Iglesia reconociera papel de liderazgo de
los Estados Unidos en la lucha contra el comunismo,
quería proteger a la sociedad mexicana de la influencia
cultural que inevitablemente acompaña presencia de
Estados Unidos en las sociedades extranjeras. 111
Por otra parte, las instancias del Estado hacían su propio papel
moralizador: en diciembre de 1940, la Procuraduría de Justicia del
Distrito Federal realizó una campaña contra las “masajistas” que
laboraban en algunos burdeles clandestinos y casas de juegos de la
ciudad. Algunos de estos lugares estuvieron respaldados bajo el
poder de gente “influyente”, por lo que los dueños de los antros no
dudaron en realizar demandas contra el director de la Procuraduría e
incluso exigiendo su renuncia.112
111
Soledad Loaeza, “Mexico in the Fifties: Women and Church in Holly Alliance”, en
Women’s Studies Quaterly. Gender and Culture in the 1950s, Vol. 33, núm. 3-4, The
Feminist Press at the City University of New York, otoño-invierno, 2005, p. 148. [La
traducción es del autor de esta tesis]
112 Carlos Medina Caracheo, “Y después, aquí… en la ciudad de los cuarenta”, en El
113 Ibídem, p. 51, apud Ana Luisa Luna, “Nada nuevo bajo el Sol” en La crónica
Policiaca en la ciudad de México. Nota Roja 40’s, México, Diana, 1993, pp. 53-54.
114 Ibídem, p. 52.
70
2.1 Regulaciones de los centros nocturnos en el Distrito Federal
71
acudían en su mayoría a buscar pareja o bailar “muy pegadito” con
alguna parroquiana. No había formas de bailar, se perdían
inhibiciones, penas y vergüenzas.117
72
la entrada a mujeres “solas” que percibieran una comisión por
consumo (fichaje),120 aunque este tipo de actividades eran más
comunes en los cabarets de segunda categoría y en los salones de
baile donde los concurrentes bailaban con alguna damisela por la
cantidad de 20 centavos. El baile dependía de la persona interesada
pues algunas mujeres que fichaban hacían el famoso “meneadillo”
que consistía en que la mujer moviera la cintura acercándose al
varón, lo que provocaba espasmos de placer y gozo.121
123
Reglamento de Cafés Cantantes y Cabarets, op. cit., Artículo 10, p. 15.
124L. F. Bustamante, “Clausurado un teatro pornográfico. Aumentó el ‘rodeo’”, en
Suplemento de Policía, Año III, núm. 295, 1° de julio de 1948, p. 12.
74
clandestinos pues “bastan los cabaretuchos para cumplir la misión
que la falena tiene ante la sociedad civilizada de occidente”.125
125 Gabriela Pulido Llano, “El espectáculo ‘sicalíptico’ en la Ciudad de México, 1940-
1950”, en Rodolfo Palma Rojo, Gabriela Pulido Llano y Emma Yanes Rizo,
Rumberas, boxeadores y mártires. El ocio en el siglo XX, Introducción de Mario
Camarena Ocampo y José Mariano Leyva, México, INAH, 2013, p. 66 (Claves para
la Historia del siglo XX Mexicano).
126 “Reglamento de Cafés Cantantes o Cabarets y Salones de Baile”, op. cit.,
76
puñales encima de él, y pese a ello había que seguir viviendo y
hacerse de un caparazón como el de las tortugas”.128
128 Enrique Aguilar, Elías Nandino: una vida no/velada, 2a. ed., México, Océano,
2000, p. 196 (Tiempo de México).
129 Carlos Monsiváis, “Los gays en México: la fundación, la ampliación, la
consolidación del gueto”, en Que se abra esa puerta. Crónicas y ensayos sobre la
diversidad sexual, México, Paidós Mexicana, Debate Feminista, 2010, p. 126.
77
cómo conoció a un joven que sedujo por sus “cualidades y
proporciones físicas”.130
79
algún compañero entre las butacas y los sanitarios. Ya en estos años
comenzaban a operar cines con funciones “sólo para adultos” a las
que concurrían —en la gran mayoría de casos— hombres solteros,
como el cine Savoy ubicado en el pasaje Wong (en la actual calle 16
de septiembre en el corazón del Centro Histórico) donde estrenaron
la película La dama del burlesque aún bajo la prohibición del
Departamento de Censura.135 En estos espacios los asistentes iban y
venían en la oscuridad de la sala para buscar alguien con quien
pudieran tener un encuentro íntimo: primero buscaban una seña o
movimiento que los hiciera reconocerse (miradas bragueteras), se
sentaban junto a quien les pareciera atractivo y empezaban por
repegar una pierna con la de su compañero; si éste accedía, podían
ir acercando las manos hacia la rodilla, la entrepierna, hasta llegar a
los genitales. Otro cine de mala fama fue el Cinelandia ubicado en el
número 6 de la avenida San Juan de Letrán: a pesar de ser un
espacio para un público infantil, los adultos que asistían regularmente
eran “pederastas de aspecto respetable” que, aprovechando de ver a
un niño solito, se sentaban junto a ellos:
http://www.letraslibres.com/blogs/correo-fantasma/recuerdo-del-cinelandia
(Consultado el 9 de noviembre del 2015).
80
Por último, los grandes espacios como parques y avenidas fueron
muy concurridos también por los homosexuales de esa época,
especialmente en horarios nocturnos como La Alameda, que fue uno
de los espacios de ligue y encuentro. En este gran parque y viejo
pulmón de la ciudad, desde la época colonial se sabía del contcto de
hombres con otros hombres para tener encuentros de manera
clandestina. En esta zona se encontraban jóvenes “de apariencia
viril” llegados de provincia que vieron una forma fácil de ganar dinero
prostituyéndose en este parque y en calles de la llamada zona de
tolerancia como Cuauhtemotzín (hoy Fray Servando Teresa de Mier)
y del Órgano, que unía al centro de la ciudad con el barrio de
Tepito.137 También dentro del Bosque de Chapultepec, en las
calzadas de Poetas y Filósofos, concurrían homosexuales que
buscaban a jóvenes para llevarlos a su casa, aunque estaban
expuestos a peligros y amenazas por parte del personal policiaco
quienes aprovechaban estas situaciones extorsionándolos bajo
amenazas de dar a conocer su situación.138
137
Boivin, op. cit., pp. 122-123.
L. F. Bustamante, “Cómo explotan algunos agentes a los homosexuales”, en
138
140 Sergio Fernández, "El descaro de los sodomitas", en Suplemento de Policía, Año
III, núm. 281, 25 de marzo de 1948, pp. 7-8.
83
juego de las manos bajo la mesa y el coito visual”.141 Parece ser que
este antro se encontraba en la zona centro de la capital, ya que
según los testimonios que tiene este autor eran asiduos a los
teatros, así como el bar Los Eloínes que se encontraba justo frente
al Teatro Lírico y donde sus asistentes regularmente asistían
vestidos de traje smoking a “codearse con el peladaje”;142 este
recinto se encontraba amenizado con una orquesta cubana
(recuérdese la influencia musical afrocaribeña en boga) y decorado
con un cuadro del artista Carlos Mérida. Es curiosa esta mezcla de
personajes en un solo lugar: en esa época queda perfectamente
clara la división social en clases altas y bajas, y que no cualquiera
podía entrar a determinados lugares, en este caso centros
nocturnos.
85
militares, y que sus asistentes eran llamados adelitas recordando a
las mujeres que participaron durante el movimiento revolucionario. 147
Es probable que estos lugares fueran cabarets de segunda clase
dedicado a gente de estratos sociales bajos que ofrecían un
espectáculo donde travestis y bailarines homosexuales participaban,
llamando la atención de hombres y curiosos que paseaban por la
zona. Estando tan cerca de los límites de la Ciudad de México —y
donde la pobreza y la prostitución se conjuntaban— los parroquianos
de El Tenampa y Las Adelas pertenecían a determinadas capas de
clases sociales medias y altas. Concluida la fiesta (cerca de las siete
de la mañana) algún antro de Las Adelas se convertía en una
lechería donde las señoras y amas de casa se formaban desde
temprano viendo a los asistentes salir del local.148
87
Poco a poco los lugares de ambiente homosexual de la
ciudad se fueron desplazando del centro hacia otras zonas que
comenzaban a adquirir un prestigio económico. La ampliación de la
avenida Reforma hacia el norte, y modernizada con camellones y
fuentes para mejorar su estructura urbana, permitió que se abrieran
bares y cabarets donde se pudieran reunir gentes de clases
económicas altas al que los homosexuales de prestigio intelectual y
social pudieran acudir. En las avenidas Chapultepec y Florencia, de
la colonia Juárez, se abrió L’Etui (El Estuche, curioso nombre que
parecía una analogía con la vida secreta de muchos, estar en el
clóset) donde Chucho, un afamado mesero comunicaba los chismes
más recientes del ambiente.152 Sus asistentes creaban en este
espacio un lugar de convivencia cultural donde las discusiones
literarias no faltaban, así como exposiciones de diversos artistas.
Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, México, Vol. XV, núm. 58, agosto
de 1987, p. 131,
http://www.analesiie.unam.mx/index.php/analesiie/article/view/1372/1359
(Consultada el 13 de noviembre del 2015).
155 Monsiváis, op. cit., p. 125.
88
Por el rumbo de la avenida Dr. Vértiz, en el número 118, se
encontraba el Leda, un cabaretucho al que asistían personajes
importantes como Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, Roberto
Montenegro, Julio Bracho, Emilio, el Indio, Fernández, María Félix,
Luis Buñuel, Carlos Chávez, Agustín Lara y Pita Amor (quien una
ocasión tuvo un altercado con unos asistentes por haber posado
desnuda para el esposo de Frida Kahlo).156 Pero no sólo gente
intelectual era asidua ferviente a este lugar pues también era uno de
los lugares predilectos por “peladitos, albañiles, sastres, mecánicos,
boleros y carpinteros” ya que la dueña del lugar, la pintora María
Izquierdo, tenía apariencia física folklórica, por lo que poetas,
pintores y gente de los barrios bajos llegaron a identificarse con ella
y el antro.157 El establecimiento se encontraba decorado con murales
hechos por la propietaria del Leda, donde se mostraba a Leda,
personaje de la mitología griega junto a un cisne, y otro donde se
veía a Agustín Lara tocando el piano. En la literatura posterior a
estos años se describe a este cabaret como un asiduo lugar de
encuentros entre homosexuales:
156
L. F. Bustamante, “Fue abofeteada en un cabaret la poetisa Pita Amor”, en
Magazine de Policía, Año 11, núm. 558, 12 de septiembre de 1949, p. 11. Sobre el
Leda la nota detalla: “No cesaban aún los comentarios, los más picarescos,
coasionados [sic] por el desnudo y la dedicatoria, cuando Pita provocó el tercero. En
esta ocasión tuvo como escenario un cabaret de barriada, el “Leda”, donde una
parte de la concurrencia está formada por gentes equivocadas”. [Las negritas son
del autor de esta tesis]
157 Jiménez, “Leda”, en op. cit., p. 90.
89
reunión de la crema y nata de la homosexualidad capitalina
frecuentemente visitada por él cuando estaba solo e iba en
pos de la aventura fácil buscando a alguien con quien pasar
la noche, claro está, todo ello a espaldas de Alberto.158
158 Sergio González Rodríguez, “En el antro”, en Los bajos fondos. El antro, la
bohemia y el café, 2a. ed., México, Cal y Arena, 1989, p. 55, apud Alberto Teruel,
Los inestables, México, Costa-Amic, 1968. [Las negritas son del autor de esta tesis]
159 Al respecto, el cronista Armando Jiménez señala que este local tuvo dos épocas:
164
Donald Webster Cory (seud.), El Homosexual en Norteamérica. Estudio
Subjetivo, Prólogo de Albert Ellis, México, Compañía General de Ediciones, 1953,
427 pp. (Ideas, Letras y Vida). Al parecer quien escribe este libro (que sirvió como
una guía de vida de los homosexuales de la posguerra en la Unión Americana) era
Edward Sagarin miembro de la Mattachine Society, uno de los primeros grupos que
luchaban por la igualdad y no discriminación de los homosexuales en Estados
Unidos. Es curioso que este libro se haya publicado en México en una editorial tan
importante como la Compañía General de Ediciones de la que Martín Luis Guzmán
(editor de la revista Tiempo) fuera presidente.
93
El tema, en efecto, […] había sido, si rarísimas veces tocado por
los novelistas del XIX (el Vautrin de Balzac) envuelto
impúdicamente en los mayores eufemismos. Zola, el audaz, le
alzó pelo a servirse de la novelesca carta-confesión biográfica de
un corresponsal que le habría proporcionado tema riquísimo si
se hubiera atrevido a usarla. No es en realidad sino cuando
Proust vierte en la novela contemporánea el torrente abrumador
de personajes entre los que circula el barón de Charlus, cuando
el tema parece recibir el nihil-obstat, y desatar entonces, por
reacción, toda una moda: el Jesus-Caille, de Francis Carco; el
Un homme et un autre, de Henri Deberly; el Adonis Bar, de
Maurice Duplessis; El proceso de Lord Chelsea, de Abel
Hermant, etcétera; una moda que hizo traducir La Muerte en
Venecia, de Thomas Mann, que llegó al teatro con The Green
Bay Tree, y que aun alcanzó, y poco valiosamente, a la pudorosa
producción en castellano, con El ángel de Sodoma, de Alfonso
Hernández Cata.165
94
parados —uno junto al otro— cerca de un pilar y
comenzamos a platicar. Después nos acercamos a la barra
a tomar un refresco. Platicando, platicando se hizo tarde y
le propuse que si quería ir a mi casa, que ahí sobraba un
cuarto que sí… y a la hora de la hora ¡salió joto!
Nunca tuve relaciones con afeminados, ¡nunca! 167
168 Sergio de la Mora, “Pedro Infante Unveiled. Masculinities in the Mexican ‘Buddy
Movies’”, en Cinemachismo. Masculinities and Sexuality in Mexican Films, Austin,
Texas, University of Texas Press, 2006, p. 89. [La traducción es del autor de esta
tesis]
169 Monsiváis, op. cit., p. 125.
96
Luna de la Fuente, Ricardo López Méndez y Elías Nandino. Letras
como “Es inútil” de 1943 llegaron a cantarse en la soledad nocturna:
“He soñado esta noche temblando que yo era tu dueño, he besado
con fiebre tu boca sedienta de amor. Pero todo era un sueño fingido,
mentira de un sueño. Y despierto en la vida no encuentro sino mi
dolor”.170
170 Pável Granados, “Un grito aquí en la sangre (Reflexiones sobre la obra de
Gabriel Ruiz)”, en Michael K. Schuessler y Miguel Capistrán (Coords.), México se
escribe con J. Una historia de la cultura gay, México, Planeta, 2010, pp. 204-205
(Temas de Hoy).
171 Alfred Kinsey, Wardell B. Pomeroy y Clyde E. Martin, “Relaciones
Homosexuales”, en Conducta sexual del Hombre, Trad. de José Clementi, Buenos
Aires, Siglo Veinte, 1967, 2 v., t. II, p. 640.
97
convirtiendo a este libro en un bestseller que se agotaría
rápidamente en librerías.
172
Alfred Kinsey, Wardell B. Pomeroy y Clyde E. Martin, “Medio Rural-Urbano y
Actividades Sexuales”, en op. cit., p. 471.
173 Samuel Steward en entrevista a Terence Kissack, “Alfred Kinsey and
100
denigrara la vida nocturna de la urbe, así como a los homosexuales
que en ella transitaban.
101
Capítulo Tres
102
En cierta manera la prensa tuvo un papel importante al
divulgar imágenes y discursos moralistas que atacaban directamente
a los establecimientos de enviciar y corromper a la sociedad
mexicana. El tema de la invasión cultural por parte de los Estados
Unidos también se impuso dentro de las esferas de opinión de los
diarios capitalinos. Si bien ingresaba mucha inversión monetaria y
distintos estilos de vida por parte del país vecino del norte, los
columnistas de la prensa atacaban argumentando que se destruían
la cotidianidad y las tradiciones. Esto no fue lo más preocupante sino
la forma en que la ciudadanía comenzaba a explorar otras partes de
su intimidad.
103
a este grupo de “seudo plásticos y escribidores burguesillos que,
diciéndose poetas puros, no son en realidad sino puros
maricones”.176 Aquel que se atreviera a desafiar la masculinidad de la
nueva patria mexicana estaba maldito, impuro, “se rajaba”, por lo que
había que rebajarlo a un grado de afeminamiento para que fuera
totalmente ridiculizado. Y justamente al finalizar la Segunda Guerra
Mundial hubo quienes acusaron a la homosexualidad de ser una
herencia abyecta para la sociedad: “Este vicio se ha extendido
mucho en todas las ciudades y en todos los países; es el regalo que
nos dejó la guerra”.177
176 Diego Rivera, “Arte Puro: Puros Maricones”, en Obras, reunidas y presentadas
por Esther Acevedo, Leticia Torres Carmona y Alicia Sánchez Mejorada, 3 v., t. II,
parte I, Textos Polémicos 1921-1949, México, El Colegio Nacional, 1996, p. 85.
177 Luis Alonso, “Hijos de la desvergüenza”, en Magazine de Policía, Año 11, núm.
104
Comunicaciones para impedir que se repita tan degradante
espectáculo y que se multe a los culpables de haberlo
presentado.178
apareció en la década de los años 30 hasta principios de los años 60. Como una
comparación, podríamos decir que fue la revista antecedente de Alarma! aunque no
contenía imágenes tan explícitas ni violentas como la segunda publicación. Su
director fue Demetrio Medina Estrella y aparecía como un suplemento del periódico
Excélsior los días lunes, y los jueves su Suplemento. Gabriela Pulido Llano,
“Magazine de Policía, una fuente para la historia de México”, en Diario de Campo,
Tercera época, núm. 9, julio-agosto de 2015, p. 23,
https://revistas.inah.gob.mx/index.php/diariodecampo/issue/view/569 (Consultada el
10 de febrero del 2017).
105
3.1 Espacios del pecado
107
categoría. Si precisamente el Salón México se caracterizaba por ser
un punto de encuentro de distintos tipos de personas, tanto de
convivencia como de ligue y baile, esta película enfatizó el toque de
perversión y lujuria que gente de ideas conservadoras tenían sobre
estos lugares. Al respecto Manuel Magaña Contreras183 señala en
una de sus memorias que esta película “ocasionó un daño grave a la
juventud” de esa época pues logró que años después se realizara
una clausura masiva de centros nocturnos, además de mostrar “lo
que fue un lugar de esparcimiento del pueblo aficionado al arte-
deporte del ritmo y la melodía” como los dancings.184
Otra de las causas por las que los centros nocturnos fueron
señalados como espacios de peligro era por la supuesta intromisión
de agentes e inversionistas extranjeros al abrir locales donde
permitían la prostitución y venta de drogas a plena luz del día o
durante la noche.189 Como mencionábamos en el capítulo dos
algunas instituciones religiosas y conservadoras no estaban del todo
de acuerdo con que los valores y formas de vida norteamericanas
ingresaran a México ya que ponían en riesgo la moral y buenas
costumbres del país. Chava Flores (compositor de música popular
188 Sergio Fernández, “El descaro de los sodomitas”, en Suplemento de Policía, Año
III, núm. 281, 25 de marzo de 1948, p. 8. En relación con la prisión del Carmen,
parece que el autor de la nota pudo haberse confundido: la única prisión con ese
nombre era la que se encontraba en el pueblo de San Ángel, en el sur de lo que era
el Distrito Federal; sin embargo, en 1929 fue expropiada por el INAH para la
construcción del Museo del Carmen (que aún pervive). Es probable que en la calle
Del Carmen, cerca del Palacio Nacional, en el corazón de la Ciudad de México,
hubiera una delegación de policía donde llevaban a los detenidos de esa zona.
189 Julio Pérez, “Vergüenzas citadinas”, en Magazine de Policía, Año 11, núm. 683, 4
de febrero de 1952, p. 7.
110
mexicana) atribuye al comercialismo de la década de los años 50 el
deterioro y “falta de amor a la tierra” natal lo que llevó a que los
mexicanos perdieran su identidad ante la invasión estadounidense
pues:
Los principales motivos por los que las autoridades realizaron cateos
y redadas en algunos establecimientos nocturnos se debían a
reclamos de vecinos que se quejaban de la funcionalidad inmoral y
la práctica de actividades ilícitas dentro de sus instalaciones. Ya que
la zona centro de la ciudad se encontraba saturada de centros
nocturnos, cabarets y salones de baile, algunas casonas del sur de
las zonas limítrofes de la capital se convirtieron en centros de
diversión y bares clandestinos; incluso se permitía la entrada a
menores de edad, como el caso del Swing Club ubicado en la
colonia Roma: algunos vecinos se quejaban de este local pues se
114
Los detenidos eran llevados a la penitenciaria del Distrito
Federal: el Palacio Negro de Lecumberri. A fin de no contaminar a
otros presos de homosexualismo, eran llevados a la crujía J junto
con muchos de sus “compañeros” ya que se creía que un afeminado
podía contagiar a diez reclusos de vicios y perversiones, así como
crear una cadena sucesiva.196 Los sujetos más peligrosos eran
enviados a cumplir sentencias más largas en las famosas Islas
Marías197 incluyendo algunos homosexuales que tenían condenas
amplias: en diciembre de 1950 se envió un gran “cargamento” de
miembros de la crujía J de la prisión de Lecumberri para realizar
trabajos pesados, con la esperanza de que pudieran regresar al
camino de la virtud.198
196
José Agustín Martínez, “Algunas cuestiones importantes en relación con el
homosexualismo”, en El Homosexualismo y su Tratamiento, Prólogo de José Ángel
Ceniceros, México, Botas, 1947, p. 142.
197 Ubicadas frente a las costas de Nayarit, en el norte de México, las Islas Marías
199 Carlos Monsiváis, “Los que tenemos unas manos que no nos pertenecen (A
propósito de lo queer y lo rarito)”, en Que se abra esa puerta. Crónicas y ensayos
sobre la diversidad sexual, México, Paidós, Debate Feminista, 2010, p. 55.
200 Beatriz Preciado, “Manifiesto por un hombre interior: el despertar de la conciencia
201 Al respecto, cabe hacer un paréntesis sobre el origen de las palabras travesti y
transexual: el primero fue acuñado por el sexólogo alemán Magnus Hirschfield para
designar a las personas que tienen un fetiche por la ropa de su sexo opuesto; por
otra parte, transexual fue propuesta por el doctor Henry Benjamin en 1954 para
definir a las personas que buscan una metamorfosis completa para ser quien de
verdad son, es decir, una persona dentro de un cuerpo que no le corresponde. Naief
Yehya, “De la pornografía casera a la perversión de la inocencia. Géneros y
revelaciones”, en Pornografía. Obsesión sexual y tecnológica, México, Tusquets
Editores, 2012, p. 255 (Ensayo Tusquets).
202 Danton Romay, “Explotadores de ‘cristinas’”, en Magazine de Policía, Año 11,
203 Gabriela Pulido Llano, “El espectáculo ‘sicalíptico’ en la Ciudad de México, 1940-
1950”, en Rodolfo Palma Rojo, Gabriela Pulido Llano y Emma Yanes Rizo,
Rumberas, boxeadores y mártires. El ocio en el siglo XX, Introducción de Mario
Camarena Ocampo y José Mariano Leyva, México, INAH, 2013, p. 45 (Claves para
la Historia del siglo XX Mexicano).
118
historias de corte novelístico y de personajes históricos (como la vida
del general Antonio López de Santa Anna).
119
En esas fotos se puede estudiar la psicología de esos hombres
que no están conformes con la misión que les asignó la
naturaleza y que a todo trance, por instinto o por degradación de
sentimientos e impulsos tratan de convertirse en seres animados
por la misma sensibilidad de lo de su sexo contrario, como si se
tratara de un renunciamiento total a la vida que por razón de su
envoltura humana debían llevar.204
204 Mario Montes, “Cuando los hombres son mujeres”, en Suplemento de Policía,
Año III, núm. 252, 4 de septiembre de 1947, p. 13.
205 Carlos Monsiváis, “Los gays en México: la fundación, la ampliación, la
207 Anónimo, “Falsificadores y asesinos”, en Magazine de Policía, Año 11, núm. 702,
16 de junio de 1952, pp. 18-19.
208 Nick Winter, “Bárbaro crimen a tubazos”, en Magazine de Policía, Año 11, núm.
121
Es curioso que una publicación de este tipo comenzara a
desaparecer las notas de cabarets y homosexuales en la capital a
partir de 1953. Probablemente con la campaña moralizadora
emprendida por el regente del Distrito Federal Ernesto P. Uruchurtu
se declaró que periódicos de este tipo fueran eliminando la nota roja
para evitar que la gente supiera de los horrendos crímenes que se
cometían en la urbe y a nivel nacional. Los casos de homosexuales
asesinados o los que sirvieron como escarmiento público fueron
publicándose como una advertencia a los ciudadanos de lo que les
pasaba a aquellos que se enfrentaran a la justicia moral, por lo que
mostraron a estos sujetos de la forma más humillante y
deshumanizada que podían.
122
el escándalo en caso de que fueran personalidades importantes de
la esfera pública.
123
Capítulo Cuatro
El fin de una época
124
La capital del país crecía a pasos largos, tanto en
infraestructura urbana como en niveles de población.
Paulatinamente, los habitantes del Distrito Federal fueron buscando
otras zonas donde pudieran habitar sin vivir el caos que ocasionaba
el tránsito desplazándose hacia las periferias del norte y oriente
estableciendo asentamientos irregulares, en especial en las
demarcaciones Iztapalapa, Iztacalco, Tlalpan y Azcapotzalco que
tiempo después serían administrados por parte de las autoridades
hacia mediados y finales de la década de los años 50209
especialmente con la creación de Ciudad Satélite, ubicada en el
municipio de Naucalpan, en el Estado de México.
209Fabiola Patricia Monroy Valverde, “Alto en rojo: obras más urgentes por realizar”,
en La Selva de Acero. Crónica de la ciudad de México bajo la primera administración
de Ernesto P. Uruchurtu (1952-1958), Tesis de maestría en Urbanismo, México,
UNAM, Facultad de Arquitectura, 2005, p. 49.
125
4.1 La llegada de Ruiz Cortines y Ernesto Peralta Uruchurtu al
poder
Tras una campaña electoral bastante reñida en el mes de junio de
1952, el Secretario de Gobernación del sexenio alemanista (y
también paisano veracruzano) Adolfo Ruiz Cortines fue elegido como
el sucesor de Miguel Alemán. A casi nadie le sorprendió esta victoria
ya que muchos sabían de la relación tan estrecha que ambos
personajes tenían durante la administración que terminaba en ese
año.210 Desde este momento comenzó el mito de la política mexicana
en la que se determinaba al siguiente sucesor presidencial por medio
del “dedazo” o, como mejor se le designó, el “tapado”.
126
En temas económicos Ruiz Cortines introdujo de nuevo la
inversión y la tecnología extranjera con base en criterios de
rentabilidad,212 reemplazando al modelo de sustitución de
importaciones de la administración anterior así como tener cierta
“prudencia en el gasto público, bajos salarios, búsqueda de créditos
exteriores, apertura a las inversiones estadunidenses y estabilidad de
precios y de la paridad del peso”.213
216 Soledad Loaeza, “Mexico in the Fifties: Women and Church in Holly Alliance”, en
Women’s Studies Quaterly. Gender and Culture in the 1950s, Vol. 33, núm. 3-4, The
Feminist Press at the City University of New York, otoño-invierno, 2005, p. 155.
217 Cisneros Sosa, op. cit., p. 138.
128
lanzó como candidato a la presidencia) antes de ser nombrado
regente del Distrito Federal a principios de 1952.218
218
Diane E. Davis, “La administración urbana y el equilibrio de los sectores del
partido, 1944-1958”, en El Leviatán Urbano. La ciudad de México en el siglo XX,
Trad. de Eduardo L. Suárez, México, Fondo de Cultura Económica, 1999, pp. 183-
184.
219 Ibídem, p. 189.
220 Manuel Magaña Contreras, “La metamorfosis”, en Siete Regentes y un
131
aproximadamente gracias a la producción y venta de la industria
petroquímica a Estados Unidos.223
223
Manuel Gollás, “Breve relato de cincuenta años de política económica”, en
Lorenzo Meyer e Ilián Bizberg (Coords.), Una Historia Contemporánea de México, 4
v., t. I Transformaciones y Permanencias, México, Océano, 2005, p. 237 (Tiempo de
México).
224 Alan Brinkley, “La Guerra Fría”, en Historia de Estados Unidos. Un país en
construcción, Trad. de Carlos Julio Briceño y Félix A. Esquivia M., México, McGraw-
Hill, 2003, pp. 899-900.
225 Monroy Valverde, op. cit., p. 65.
132
del Departamento de Estado de la Unión Americana. Como señala
David K. Johnson:
226 David K. Johnson, The Lavender Scare. The Cold War Persecution of Gays and
Lesbians in the Federal Government, Chicago, University of Chicago Press, 2004,
pp. 21-22. Johnson se refiere por “Escándalo Lavanda” a la unión del “escándalo
rojo” (que era ese miedo estadounidense por un posible ataque comunista de la
URSS) y del color rosa que era usado en los campos de concentración nazis para
identificar a los homosexuales. [La traducción es del autor de esta tesis]
227 Beatriz Preciado, “Manifiesto por un hombre de interior: el despertar de la
232 Sergio González Rodríguez y Enrique Flores, “La ciudad de las noches y
soledades”, en Elsa Fujigaki Cruz y Ricardo de León Banuet (Coords.), Asamblea de
ciudades años 20s/50s, ciudad de México. Museo del Palacio de Bellas Artes en
1992: catálogo, México, Museo del Palacio de Bellas Artes, 1992, p. 158.
233 N. Padilla, “Mayor vigilancia en la ciudad”, en Magazine de Policía, Año 11, núm.
137
dueño no desistió en clausurar dicho lugar queriendo reinaugurarlo
en el mes de octubre, pero las autoridades no se lo permitieron.239
241 Demetrio Medina E., “Los equívocos y los equivocados”, en Magazine de Policía,
Año 11, núm. 718, 6 de octubre de 1952, pp. 6-7.
242 Colorín (pseud.), “Prostíbulo con hombres de pupila”, en Magazine de Policía,
139
Esta campaña de censura contra diversas publicaciones
afectó también al sector editorial. Por ejemplo, en 1954 el
Departamento de Derecho de Autor le negó el registro a Adela
Palacios (esposa del filósofo Samuel Ramos) de su novela El
Hombre debido a que en la trama desfilan “morbosidades, lujuria,
homosexualismo y conversaciones obscenas” lo que atacaba a las
“buenas costumbres y socava la familia”.244 Ya que la trama de esta
novela se ubicaba en La Habana, recurrió al Instituto Mexicano-
Cubano de Relaciones Culturales para que en 1956 pudiera ser
publicada. Esta obra sobresale por incluir a dos personajes
homosexuales: Ramón, un joven de 17 años que gusta de
travestirse e ir a algunos cabarets a bailar, y un novelista que se
enamora de este muchacho en una noche donde consume
marihuana y terminan juntos en un hotel. A pesar de no ser los
protagonistas de esta historia, el final de ambos es trágico pues
Ramón muere en brazos del novelista, como si el único desenlace
que tuviera este tipo de relaciones fuera la muerte.
244 Carlos Monsiváis, “Isela Vega ¡Viva México hijos de la decencia! (Del nuevo
status de las ‘malas palabras’)”, en Amor Perdido, México, Era, 1977, p. 339
(Biblioteca Era).
140
4.3 Los nuevos espacios e inicios de la vida gay
141
Durango, en la colonia Roma, vivía Graciela Olmos “La Bandida”,
dueña de uno de los burdeles más famosos de la Ciudad de México.
Se decía que esta mujer tenía muchas conexiones con personajes
famosos de la vida pública, así como con políticos y periodistas.
Algunos rumores señalaban que Miguel Alemán asistía varias veces
a su local y que el propio Uruchurtu tenía una oficina de despacho.245
Se sabía también que dentro de este burdel había camareros y
prostitutos afeminados, por lo que se convirtió en uno de los lugares
más frecuentado por homosexuales.
248 José César del Toro, “De los Contemporáneos a la masacre de Tlatelolco (1921-
1970)”, en El cuerpo rosa. Literatura gay, homosexualidad y ciudad. Los espacios de
entretenimiento a través de la novela, Madrid, Verbum, 2015, p. 109.
249 Macías-González, op. cit., p. 524.
143
ejemplo, en un apartado describía la forma de vida que los gays-
alegres tenían día con día en las calles de la ciudad:
250
Donald Webster Cory (pseud. de Edward Sagarin), “En la calle más ‘alegre’ de la
ciudad”, en El Homosexual en Norteamérica. Estudio Subjetivo, Prólogo de Albert
Ellis, México, Compañía General de Ediciones, 1953, p. 167 (Ideas, Letras y Vida).
251 Carlo Coccioli, Fabrizio Lupo, Trad. de Aurelio Garzón del Camino, 5a. ed.,
México, Compañía General de Ediciones, 1967, 417 pp. (Ideas, Letras y Vida). La
primera edición en México fue publicada en 1953 con un prefacio del mismo autor
escrito en la Ciudad de México.
252 Macías-González, op. cit., p. 525.
144
Las casas de solteros se convirtieron en los nuevos espacios
en el que se pudieran reunir y realizar diversas fiestas para que los
homosexuales interactuaran entre ellos; la domesticidad de los
varones homosexuales lograría que muchos comenzaran a fijarse en
diversos aspectos como la decoración y los detalles de las casas
para apropiarse del lugar. En Estados Unidos aparece una revista
que masculiniza el espacio femenino por excelencia que es el hogar:
Playboy se manifiesta contra los valores del matrimonio puritano y
sus consecuencias al magnificar la imagen del soltero que se
mantiene dentro de cuatro paredes; es decir, se construye un
espacio doméstico exclusivamente para los varones.253 Sin embargo
este manifiesto guiado por Hugh Hefner se dedica sólo a los
heterosexuales: la casa como espacio de diversión, pues al
masculinizar dicho espacio no se pueden tolerar otras prácticas
como la homosexualidad. Por ello es que estos sujetos como
hombres solteros adoptarían parte de la nueva ideología de Playboy
pero aplicado a tener contacto con otros homosexuales.
150
únicamente con el incremento de la economía en la capital: también
se debe analizar como una coyuntura específica en la que diversos
factores sociales y culturales influyeron para que pudieran aparecer
este tipo de establecimientos. Ante ello, la intromisión de valores e
ideales estadounidenses, así como la imagen de un país cosmopolita
—que dejaba de lado las viejas rencillas revolucionarias—
comenzaron a introducirse dentro de la vida cotidiana de los
mexicanos como en la adquisición de productos de marcas
extranjeras, la televisión, la radio, el cine, la música e incluso la forma
de vestir.
151
convivir con diversos tipos de personas, pero de día debían mantener
ciertas apariencias y conductas sociales como una forma de
protección. Asimismo, hubo homosexuales que transgredían las
normas comunes al salir vestidos de mujeres durante el día, por lo
que fueron señalados como un peligro ya que no respetaban las
leyes de la moral y las buenas costumbres. Cabe señalar el caso que
se mencionó en este trabajo, en el que un afeminado obtuvo un
amparo para evitar ser encarcelado por su apariencia, pues
argumentaba que “era su cuerpo y podía andar como él quisiera”.
Llama la atención que un juez le haya otorgado dicho amparo y sin
ningún precedente por lo que surgen nuevas interrogantes: ¿qué
requisitos se tenían que cumplir para que se pudiera obtener este
tipo de amparos? Si se sigue la línea de que estos sujetos eran
vistos como seres enfermos, surgirían nuevas preguntas para
realizar un nuevo estudio sobre las patologías mentales que los
psiquiatras analizaban, además de los ya mencionados en este
trabajo.
259 Actividad clandestina donde se busca tener sexo en lugares públicos como
parques, el campo, playas, etcétera. Este tipo de actividades se da más entre
varones homosexuales.
152
recibir un escarmiento social. Hay que señalar también el caso de las
cristinas, las primeras personas transexuales que vivieron en México
y cómo fueron objeto de señalamiento por algunos discursos
médicos y en la misma prensa, así como sus actividades cotidianas y
las labores a las que se dedicaban al no poder obtener un empleo
fijo.
153
censuraban la asistencia a estos lugares. En cambio, el cine mostró
una faceta optimista sobre dichos locales para atraer turismo e
inversiones extranjeras en la capital, lo cual tuvo un éxito
impresionante. También el cine mostró algunas escenas y actrices
con las que muchos homosexuales se identificaron o fueron
admiradores en gran escala de divas como María Félix, Dolores del
Río, y rumberas como Ninón Sevilla, Rosa Carmina, Tongolele, entre
otras, dando pie a que algunas estrellas travestis tuvieran shows en
cabarets imitándolas en sus espectáculos.
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español Alfonso Hernández Cata; el Informe Kinsey o El Homosexual
en Norteamérica, texto controversial que no sólo afectaba a los
estadounidenses pues era una defensa social para los homosexuales
de todo el mundo y publicado por una editorial mexicana de gran
prestigio como la Compañía General de Ediciones. Por ello la esfera
intelectual era un lugar donde podían expresarse libremente los
homosexuales y tener muchos contactos ya que algunos poetas,
artistas y escritores convivían de manera clandestina en sus casas o
estudios. De ahí que fuera tan importante que en algunos
restaurantes, cafés y bares cercanos al Barrio Universitario de la
ciudad fueran visitados por estos personajes en donde podían
reunirse sin ningún temor a ser juzgados.
155
condenaba las desviaciones no heterosexuales— le impedía
expresar públicamente sus vínculos socioafectivos. Si bien es cierto
que con el famoso escándalo del “Baile de los 41” (a principios del
siglo XX) puso en tela de juicio este “fenómeno social”, el temor a ser
encarcelado y juzgado socialmente permeó en todos los
homosexuales que mantenían lazos afectivos. Por ello es que la
esfera privada fue por mucho tiempo su único espacio de convivencia
y contacto.
156
servirían como incubadoras de diversos activismos homosexuales.
En México dos hechos permitirían generar una revolución sexual: el
movimiento estudiantil de 1968, donde hombres y mujeres
participaron de manera equitativa en las diversas manifestaciones
rompiendo los roles sociales a los que estaban acostumbrados; y la
aparición de grupos como el Frente Homosexual de Acción
Revolucionaria (FHAR, inspirado en el activismo francés) y Grupo
Lambda de Liberación Homosexual que comenzaron a salir a las
calles convocando a una liberación sexual.260
consolidación del gueto”, en Que se abra esa puerta. Crónicas y ensayos sobre la
diversidad sexual, México, Paidós, Debate Feminista, 2010, p. 140.
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