4.corazon Con Karma. Xaviera Taylor
4.corazon Con Karma. Xaviera Taylor
4.corazon Con Karma. Xaviera Taylor
SAGA CORAZONES - 4
XAVIERA TAYLOR
XAVIERA TAYLOR
SAGA CORAZONES 4
SAFECREATIVE
Código: 1202201111021
Fecha 20-feb-2012
© Xaviera Taylor
Khabox editorial
CODIGO: KE-007-0024
ISBN-13: 978-1508444442
ISBN-10: 1508444447
Capítulo 1
Por él habría corrido al lado de Alex y lo hubiera alejado de Dani sin pensarlo
dos veces, pero no quería actuar como un enfermo celópata, lo último que
quería era perder a Alex por sus celos.
Miró el apuesto rostro de Alex y le dieron ganas de suspirar. Estaba loco por
él, nunca se había enamorado antes y ahora estaba aterrado. Porque aunque
fueran pareja y vivieran juntos, no podía tapar el sol con un dedo, con el dolor
de su corazón había admitido para si mismo la verdad, Alex no lo amaba.
No se había dado cuenta hasta que unas semanas atrás había escuchado sin
querer una conversación del primo favorito de Alex, Gino, con otro de sus
primos. No recordaba la conversación, pero sí una frase que había dicho Gino:
“Christian tiene más chance de durar con Alex que cualquier otro, ¿no te has
fijado cuan parecido es a Dani?”
Por más que trataba de buscar el parecido entre Dani y él, no lo encontraba.
Lo único similar entre ambos era la tez clara y el color castaño claro de su
pelo. Dani apenas medía un metro setenta y dos y él uno setenta y seis, y
aunque ambos eran delgados, la delgadez de Dani era por su enfermedad, no
natural como la suya. Sus ojos además eran oscuros a diferencia de los Dani
que eran grises.
No quería pensar que era solo un premio de consolación para Alex y que en
cualquier momento se iba a cansar de él o lo que era peor, en qué momento
Dani saldría del closet y le quitaría a su novio.
Vio a Alex ir a saludar a una prima que acababa de llegar, mientras Dani
silenciosamente se dirigía al patio. Aprovechó la oportunidad de hablar a
solas con Dani y disculpándose con el primo de Alex siguió a Dani hasta el
patio. El exterior estaba desolado, era invierno y no había nadie en el patio
helándose aparte de ellos dos.
La verdad era que no se veía bien, la salud de Dani nunca había sido buena,
pero últimamente los episodios eran cada vez más seguidos. Y en esos
momentos al acercarse notó que estaba pálido.
—No. —Le dijo negando con la cabeza.— Solo tengo una taquicardia, pero si
Alex lo sabe va a querer llevarme al hospital.
Suspiró aliviado y sintió lástima por él. Dani tenía un problema cardiaco
bastante severo, tan severo que tenía un aparato implantado para controlar
sus taquicardias. No quiso ni pensar cuan serio podría volverse más adelante
su problema.
—Estoy bien, ya pasó… —Le dijo mirándolo serio.— ¿De qué quieres hablar?
—Lo sé, no te estoy acusando de nada Dani. Pero a veces pareciera… —Se
mordió los labios para no dejar salir a borbotones sus celos.— Últimamente
hemos tenido muchos problemas y discusiones por tu culpa.
—¿Por mi?
—Sí, ustedes dos son demasiado cercanos. Y eso me está volviendo loco.
—Dani, no es normal que se hablen tan seguido. ¡Habla más contigo que
conmigo! —Dijo tratando de no enfadarse.— Hace unos días perdimos la
reserva en un restaurante porque llamaste a Alex poco antes de salir y
estuvieron conversando cuarenta y cinco minutos. Y no es poco habitual, más
de una vez hemos llegado tarde al cine o a conciertos por la misma razón.
Sabía que Dani era sincero, lo conocía lo suficiente para saber que era una
muy buena persona.
—Lo sé Dani. Por eso quise hablar contigo, si le digo a Alex vamos a terminar
peleando y va a pensar que no me agradas, y no es así, de verdad te aprecio
pero necesito que te alejes un poco.
—No quiero nada radical, solo que lo llames una vez a la semana en vez de
tres veces al día.
—Oh. —Respiró aliviado Dani.— Pensé que me ibas a pedir que no volviera a
verlo.
Honestamente, eso le habría encantado. Pero sabía que era imposible. El día
que le diera a elegir a Alex entre Dani y él, sabía perfectamente a quien
elegiría su novio. Y no sería a él.
—Gracias. —Lo miró con sus preciosos ojos grises brillando.— No me había
dado cuenta cuanto te afectaba mi amistad con Alex. Él siempre ha sido mi
mejor amigo y comparto todo con él, a veces olvido que… que…
—Yo también tengo un mejor amigo, pero Marco nunca ha afectado mi vida
sentimental.
Dani asintió y no dijo nada más, pero Chris pudo ver que estaba triste.
—Si te sientes mejor, creo que sería buena idea que entremos. Te puedes
resfriar y sería peor para tu salud.
—Es una lástima que no seas gay, ustedes habrían sido la pareja perfecta. —
Soltó sin pensarlo y se arrepintió en el segundo que lo dijo.
Él mismo había perdido a toda su familia el día que decidió salir del closet,
sus padres no le hablaban y no dejaban que su hermano menor estuviera en
contacto con él, con excepción de algunos primos estaba solo en el mundo por
su decisión. Así que no podía respetar a alguien que no era capaz de afrontar
quien era.
Cuando finalmente Alex se giró hacia él se sorprendió al darse cuenta que lo
estaba mirando fijo.
Habían pasado mucho tiempo desde la noche que habló con Dani. Y hace unos
meses había cometido el peor error de su vida. El día que falleció la mamá de
Dani, hizo que Alex eligiera entre Dani y él, y obviamente Alex no lo había
escogido.
Ni siquiera debería sorprenderle, era de esperarse que Dani por fin hubiera
salido del closet cuando murió su madre.
Siempre supo que Alex estaba enamorado de Dani, pero aún así no paraba de
preguntarse qué debería haber hecho distinto, no paraba de preguntarse por
qué Alex no pudo amarlo.
Pero siempre supo la respuesta: Dani. Alex siempre había amado y siempre
amaría a Dani. Nunca hubo nada que pudiera hacer.
Su primer instinto fue darle un buen golpe, pero él nunca había abusado de
nadie más débil que él y Dani siempre le había parecido frágil.
—¿Dani? ¿Que haces aquí tan lejos del mar? —Dijo fingiendo una sonrisa.
—No sabía que tú y Alex aún eran amigos. —Preguntó Dani extrañado.
Dani lo miró con ojos tristes y Chris sintió un nudo en el estómago. No podía
golpearlo físicamente, pero sí podía lastimarlo tanto como él lo había
lastimado.
—Hemos estado hablando estas últimas semanas, pero hoy vine a verlo, una
cosa llevó a la otra y las cosas se dieron, estuvimos juntos de nuevo. Alex está
arriba ahora, se quedó tomando una ducha, ya sabes...
Una parte de él le decía que parara, pero no podía. Era como en las
caricaturas, tenía un Chris bueno que le decía que se detuviera, que lo que
hacía no era correcto y tenía otro Chris malo que lo hacía seguir adelante.
—¿Cuando se vayan?
—A Londres. Por el trabajo Alex debe ir a Londres y me pidió que fuera con él.
—No, creo que es mejor que me vaya, solo estaba en la ciudad y quería
saludarlo.
Probablemente lo primero que había hecho Dani fue llamar a Alex y ya ambos
sabían lo que había hecho. Su corazón dolió pensando que en pocos minutos
ellos se reconciliarían y él seguiría solo y con el corazón roto.
Se giró para dirigirse a su camioneta y finalmente dejó salir las lágrimas que
había estado conteniendo.
Capítulo 2
Chris miró su reloj por tercera vez en la última media hora. Estaba en la
consulta médica de un otorrino. Habían pasado más de cuatro años desde que
Alex le rompiera la nariz cuando se enteró de las mentiras que le había dicho
a Dani. Todavía recordaba esa noche y sentía ganas de llorar.
Pero peor aún eran los remordimientos de la noche de su encuentro con Dani.
Había querido dejar salir su dolor y sin pensarlo dijo todas las palabras
correctas para arruinar la relación de Alex con Dani. Él no era así, él no hacía
esas cosas, pero estaba herido, dolido, furioso y actuó sin pensar.
Unas semanas después se enteró que Alex había partido solo a Londres, pero
no supo si había sido por culpa de sus mentiras. Con Marco, su mejor amigo y
jefe, habían viajado a Europa a un seminario, y a pesar de todo lo en contra
que estuvo Marco, Chris aprovechó la oportunidad para ir a Londres y ver a
Alex.
Cuando lo vio, supo que Dani no le había dicho nada. Alex lo recibió igual que
siempre y cuando le preguntó por Dani, solo contestó: “No funcionó”. En esos
momentos quiso decirle la verdad, contarle lo que había hecho, pero sabía
que Alex iba a odiarlo, y él aún amaba a Alex, no soportaría saber que lo
odiaba.
El joven tenía el pelo liso y sedoso, corto en la nuca pero un poco más largo
adelante, las brillantes hebras caían sobre sus ojos y él las retiraba con sus
inquietas manos. Cuando notó que Chris lo miraba levantó la vista y lo vio
directamente.
Christian se quedó sin aliento ante los ojos más hermosos y más azules que
había visto nunca. El contraste con su piel morena los hacía brillar como dos
diamantes.
—Se atrasó con una cirugía. —Le dijo una sexy y profunda voz.
—Tomando en cuenta que soy el profesor… —Le dijo con una sonrisa coqueta.
— Dudo que la clase se lleve a cabo sin mí.
—¿En serio? Gracias. —Le dijo dándole una profunda mirada.— Soy Alen por
cierto.
Le encantaban los hombres como aquel, lo volvían loco los hombres que
derrochaban testosterona, pero más le gustaban como Christian, no tan
grandes que se impusieran sobre él, pero que fueran masculinos.
No le gustaban los gays demasiado femeninos, para eso saldría con una
mujer. A él a veces se le arrancaba la loca que tenía dentro, sobre todo
cuando salía a bailar, pero para él le gustaban los hombres que se vieran bien
hombres.
Eso había sido lo que más le había atraído de Tony, el compañero de básquet
con el que se había acostado unos meses atrás. Tony no era para nada su tipo,
era alto y moreno, él prefería a los hombres más bajos, a los que pudiera
acurrucar en sus brazos. Pero con Tony se había dejado llevar por su
atractivo, el rudo detective era tan varonil que podía quedarse el resto de su
vida en el closet y nadie dudaría de él.
Volvió a mirar a Christian y le dieron ganas besar esos labios tensos hasta que
se relajaran. Notó que Chris evitaba su mirada, sonrió pensando en que Chris
estaba nervioso porque también lo encontraba atractivo.
—No. Soy hijo de padre mapuche y madre alemana. —Miró a Christian para
ver su reacción, por lo general la gente se sorprendía cuando decía que era
mapuche, no era común por sus ojos azules.
—No, es mapuche, significa “el que ilumina la noche”. —Le dijo con una
sonrisa coqueta, esperando que captara el mensaje.— También “claridad de la
noche” y “luz de noche”, pero más o menos esa es la idea.
Christian sonrió ante esa declaración. La sonrisa más linda que Alen había
visto nunca. Con esa sonrisa, no debería ser tan serio, Alen quería hacerlo
sonreír de nuevo para ver sus ojos brillando nuevamente.
—¿Es posible que Alen pase primero? Él está apurado y yo puedo esperar. —
Le dijo a la recepcionista.
—Te debo una. —Le dijo a Christian cuando iba hacia la consulta.
Ya le habían dado el alta así que estaba vestido y sentado en una silla cerca
de la ventana esperando que Marco, llegara a buscarlo.
Cuando alguien entró por su puerta pensó que era su amigo, pero al levantar
la vista, la hermosa figura de Alen estaba allí. Y para su sorpresa también
tenía los ojos en tinta y el mismo parche que él en el puente de la nariz.
A pesar de que no estaba interesado en salir con nadie, aquel sexy y hermoso
hombre había estado en su mente desde el día que lo conoció. Viéndolo ahora
frente a él nuevamente, no pudo evitar sonrojarse, si Alen supiera que su
imagen era la que evocaba últimamente cuando se masturbaba, se moriría de
vergüenza.
—No puedo creerlo… —Dijo Alen desde la puerta con una sonrisa.
—Yo también dejé pasar casi un año desde que me la rompí, así que
aproveché las vacaciones de invierno para operarme de una vez, si no lo hacía
ahora no lo haría nunca. —Dijo entrando en su cuarto y parándose frente a él
apoyado en la cama.
Por todos los cielos, que lindo era Alen. Hasta con los ojos morados se veía
lindo.
—¿Mi nariz se ve bien? —Preguntó Alen moviendo la cara hacia los lados.
—No noté que se viera mal antes de la cirugía. —¿En serio su nariz ahora se
iba a ver mejor? Le parecía imposible que Alen pudiera lucir mejor de lo que
ya lo hacía— ¿Cómo se ve la mía?
Abrió grande los ojos asustado pero al mirar a Alen, vio que estaba que se
moría de la risa.
—No puedo…
—No, pero no estoy en un buen momento ahora. Estoy recién saliendo de una
mala relación… —Antecedida de otras aún peores, le faltó agregar.
—¿Corazón roto?
—No. Pero tengo asuntos que solucionar aún y me prometí estar solo un
tiempo y tomarme las cosas con calma.
¿Qué diablos estaba mal con él? ¿Por qué no aceptaba salir con Alen? Miró los
hermosos ojos de Alen y pensó que era una estupidez negarse. No le estaba
pidiendo que se casaran, solo salir. Tal vez solo acostarse con él no era tan
mala idea…
Chris se paró a ver que estaba escribiendo, pero Alen se acercó a él y le puso
el papel en la mano.
—Es mi teléfono.
Chris se quedó congelado sin saber que decir. Hasta que Alen simplemente se
inclinó y lo besó suavemente.
Y se olvidó de por qué no podía salir con él. Los dulces y suaves labios de Alen
lo besaron y nada más importó. Lamentablemente ambos estaban con la nariz
recién operada y el beso fue más corto de lo que quería.
Cuando abrió los ojos notó que Alen lo miraba con dulzura y aún sostenía su
mano, mientras la acariciaba suavemente. Chris todavía lo miraba sin saber
que decir.
Cuando Alen salió por la puerta principal de la Clínica, su mejor amigo Erick
estaba esperándolo en su pequeño automóvil. Se había comprado aquel
vehículo poco después de salir de la universidad, pero él era muy alto para
ese coche tan pequeño, así que el que solía conducirlo era Erick. Su mejor
amigo era bajito, apenas y le llegaba al hombro, pero tenía un lindo y
compacto cuerpo.
Siendo objetivo, Erick era bastante atractivo, aunque no sabía por qué su
amigo no lo calentaba como lo hacía Christian. Probablemente era porque
Alen era hijo único, así que su mejor amigo era lo más cercano a un hermano
que había tenido nunca.
Ahora trabajaba como obrero, ganaba el mínimo, pero con un trabajo decente.
A la que no le gustaba su nueva vida era a su ex esposa, la que prefería que
Erick ganara más dinero, no importándole si tenía que hacer algo ilegal.
Aún así era lindo, tenía un pelo que era casi tan oscuro como el suyo, pero en
vez del pelo liso lo tenía ondulado, no lo ocupaba demasiado largo, pero aquel
cabello provocaba pasarle la mano y acariciar sus sexys rizos. Lo más lindo de
él sin embrago era su mirada, sus ojos eran color miel, y tenía una mirada
especial, como si hubiera vivido mil vidas, ojos cálidos, dulces y de una
seguridad a los que podrías confiarle tu vida.
Había conocido a Erick hace más de tres años, cuando Alen necesitaba
compartir su departamento porque no le alcanzaba el dinero para vivir solo.
Un amigo los había presentado porque Erick también necesitaba un lugar
barato donde vivir. En esa época su amigo acababa de separarse de su esposa
y tenía un niño recién nacido. A pesar de su matrimonio, Erick era gay, pero
aún estaba en closet, principalmente porque su ex esposa era una bruja y le
haría la vida imposible si se enteraba que su amigo tenía preferencia por los
hombres y no por las mujeres.
Actualmente Alen tenía un buen trabajo en una escuela privada del barrio
alto. No ganaba un gran sueldo, era solo profesor, pero aunque ya le
alcanzaba el dinero para vivir solo, seguían viviendo juntos, principalmente
porque le gustaba tener la compañía de Erick.
—¿Se puede saber por qué sonríes así? —Preguntó su amigo sacándolo de sus
pensamientos.
—Todavía no lo puedo creer, parece que el doctor nos programó las cirugías
el mismo día. Y lo operaron de lo mismo que a mí.
—¡Lo sé! Le di mi teléfono, así que espero que me llame. No sé qué diablos
tiene, pero te juro que me vuelve loco. En un momento estuvimos tan cerca
que no pude aguantarme y lo besé.
—¿En la boca?
—¿Dónde más? —Dijo sonriendo.— Y me lo devolvió.
—Sabes que, eso es tan injusto, aún con los ojos morados y la nariz hinchada
andas por ahí conquistando hombres.
Alen rió con las palabras de Erick. Era verdad que él no le faltaban los
hombres y que en los últimos años había sido bastante facilón, para ser
honestos bastante puto. Pero no quería seguir buscando eternamente a su
media naranja.
—Si hay justicia en este mundo amigo, ya verás que tu príncipe azul va a
llegar. —Le dijo a Erick apretando su muslo.
Aún si cerraba los ojos podía sentir el breve beso de Alen. Y recordaba su
promesa, Alen tenía más besos para él y los quería todos.
—Aló.
—¡Por supuesto! —Dijo sin poder parar de sonreír.— ¿Ya resolviste tus
asuntos?
—Bien dicho. Estoy cerca del metro. ¿Quieres que pase por ti?
—No, la verdad es que no. Solo estaba en mi departamento sin hacer nada.
Christian le dio la dirección que resultó ser muy cerca de donde estaba, tanto
que le salía más rápido caminar que tomar el metro.
Pero allí estaba Alen frente a él, y al ver su hermosa y honesta sonrisa no
sintió ni una gota de arrepentimiento.
En ese momento Alen abrió los ojos y lo miró directamente. No pudo evitar
ruborizarse.
—Suena bien.
Chris fue por las cervezas y cuando volvió Alen estaba sentado en una de las
sillas y movía la pierna de la misma manera que lo hacía cuando lo conoció en
la consulta del doctor, le pasó la cerveza y se sentó a su lado.
—Generalmente, pero a muchos desafortunados como yo, les sigue hasta que
son adultos.
—No. Ya estoy acostumbrado. —En esos momentos una suave brisa llegó
hasta ellos y Alen volvió a cerrar los ojos disfrutando la sensación.— Es
agradable aquí… y muy alto.
Chris vivía en un piso diecinueve, así que la vista era muy buena.
—Sí, es agradable.
—Un poco más de cuatro años. Antes de eso estuve viviendo con un novio,
pero las cosas no funcionaron, así que me vine aquí.
—No, nunca he vivido solo. —Dijo con una sonrisa.— Pero nunca he vivido con
un novio.
—No, mis padres no son ricos, pero ambos son profesionales y me enviaban
suficiente dinero, eso hasta el último año, después me mandaban casi lo justo
y si no hubiera sido por mi amigo probablemente no habría sobrevivido.
—Fue entonces cuando les dije que era gay. —No pudo evitar que su voz
sonara triste.
Y en ese momento se dio cuenta que la había contado a Alen cosas personales
que no solía compartir con nadie.
—Lo lamento. Cosas así apestan. ¿Pero sabes qué? Hace mucho tiempo que
descubrí que el problema no somos nosotros, el problema es de ellos, que no
pueden aceptar a quien es distinto.
—¿Aburrido?
—Claro. Imagínate que sería de este mundo sin las drags queens, sin la jaula
de las locas, sin los desfiles del orgullo gay…
—Deberías sonreír más seguido. Eres demasiado serio teniendo esa sonrisa
tan linda.
—¿Qué cosa?
—¿Por qué no hacerlo? Estoy sano, mi madre también lo está, tengo amigos,
un trabajo que me encanta… Supongo que no tengo motivos para no sonreír.
—¿En qué? ¿En qué vez el vaso medio vacío? ¿O en que te conviene estar
cerca de mí?
—Claro.
Alen lo siguió al interior del departamento y Chris se puso aún más nervioso,
solo tenía que girarse y besarlo, solo eso y podría volver a sentir los labios de
Alen.
Si, si se lo habían dicho, Alex amaba su trasero, solo después se dio cuenta
que era una de las cosas que tenía en común con Dani.
—¿Como cuáles?
—Esa hermosa erección que tienes desde que entré en tu departamento. —
Dijo tomando sus manos y acercándolo a su cuerpo.— Hace juego con la mía.
Chris estaba mudo, Alen estaba cada vez más cerca hasta que suavemente lo
abrazó por la cintura. No pudo quedarse quieto y colocó sus manos en el
fuerte pecho de Alen. Sintió los labios suaves de Alen besar su frente y
suspiró encantado, levantó el rostro esperando sentir un suave beso como el
que había recibido en la clínica, pero Alen juntó sus labios y lo besó
intensamente.
Rápidamente subió las manos a su cuello para acercarlo aún más. Alen sabía
besar muy bien y él no quería dejar de besarlo, sus labios eran suaves, cálidos
y al mismo tiempo le transmitían tanta pasión que dejaba claro que no solo
quería besar su boca.
Sus cuerpos pegados se rozaban en todas las partes correctas y las manos
fuertes de Alen recorrían su espalda acercándolo aún más. Se dejó abrazar y
acarició el cuello y los hombros de Alen, tenía los hombros anchos y
musculosos, tal como le gustaban.
Alen los movió lentamente y cayeron juntos en el sofá. No pudo evitar gemir
cuando Alen lo tomó de las caderas y lo acercó a él rozando sus erecciones,
rápidamente levantó la rodilla sobre su cadera para sentirlo mejor.
Alen dejó de besarlo para mirarlo y sonreír antes de levantar más su camisa y
sacársela por la cabeza. Chris quedó hipnotizado por su moreno y lampiño
torso, y de inmediato llevó su boca a uno de los pezones, Alen entonces gimió
y llevó las manos a su cabeza masajeándolo.
Le encantaba como Alen decía su nombre, con su voz ronca y sexy hacía que
los vellos de la nuca se le erizaran.
Miró los hermosos ojos azules de Alen y le importó un comino ir muy rápido.
—Sí, sí quiero.
—Por allá. —Dijo Chris apuntando al pasillo, pero sin dejar de besarlo.
—Te quiero en una cama para cogerte hasta dejarte inconsciente. —Dijo Alen
acercándolo a él y besándolo.
—Gracias. —Dijo Chris sonriendo con un hilo de voz y empujando más las
caderas hacia atrás restregando el lindo y firme culo contra su erección.—
Quiero tocarte también.
—Eres tan guapo... —Le dijo a Chris, quien se puso levemente colorado.
—Tú eres el guapo, cuando te vi en la consulta pensé que eras el hombre más
sexy que había conocido. —Dijo Chris acariciando su pecho y bajando las
manos hasta acariciar su erección.
Alen se puso aún más duro si es que aquello era posible. Dejó que Chris lo
tocara y él se concentró en besarlo, en tocar cada rincón de su boca con la
lengua. Cuando Chris bajó aún más la mano hasta sus testículos jadeo y
detuvo a su amante.
Alen sonrió y dejó las cosas al lado de la cabeza de Chris, su pequeño hombre
estaba muy equivocado si creía que solo iba a cogerlo y terminar rápidamente
todo. Tenía la intención de disfrutar su encuentro, el siempre hacía todo
rápido, excepto el sexo, con el sexo disfrutaba y alargaba cada momento.
Sobre todo si el hombre en cuestión era Chris, pensaba besarlo, chuparlo y
acariciarlo completo, centímetro por centímetro.
Chris estaba caliente como el infierno, Alen era tan sexy, tan dulce y tan
caliente que estaba a punto de explotar. Quería sentirlo dentro de él, pero
casi gime de la frustración cuando dejó las cosas a un lado y comenzó a
besarlo. Chris iba a protestar, pero Alen lo besó y comenzó a descender por
su cuerpo hasta su entrepierna. La caliente lengua de Alen pasó por la
húmeda cabeza y jugó con su duro pene casi llevándolo a la locura, cuando
por fin lo tragó, Chris casi gritó de placer.
Alen subía y bajaba la boca por su eje chupándolo con tal entusiasmo, que iba
a explotar en cualquier momento.
—Alen...
Chris comenzó a mover las caderas contra la mano de Alen y no duró casi
nada, antes de tirar la cabeza hacia atrás y correrse con fuerza en la mano de
su amante.
No necesitó pedírselo dos veces. Chris se giró y separó las piernas para darle
acceso a Alen. Cuando sintió el dedo lubricado de su amante comenzó a gemir
suavemente.
—Se siente bien. —Dijo con un hilo de voz cuando Alen metía el dedo casi
completo.
Chris rió y Alen metió rápidamente un segundo y luego un tercer dedo. Chris
gimió y apretó la almohada bajo su cabeza.
Alen se arrodilló sobre la cama y ubicó a Chris también de rodillas contra él,
con su espalda apoyada en el pecho de Alen. Lo separó un poco para
colocarse en su entrada y lo penetró suavemente.
Chris gimió, Alen era grande y dolía un poco, pero iba avanzando lentamente.
Colocó la cabeza sobre el hombro de Alen y se dio cuenta que la posición le
permitía controlar la penetración, así que empujó un poco más descendiendo
lentamente sobre el pene de su amante.
—¿Estás bien? —Preguntó Alen contra sus labios. Cuando Chris gimió un sí,
Alen comenzó a moverse.
—¡Oh por Dios! —Chris casi gritó cuando Alen comenzó a casi salir por
completo y luego enterrarse una y otra vez profundamente.
Su amante se enterró una última vez con un gemido ronco mientras se corría
también. Chris aún tenía su mano en el cuello de Alen y lo acarició
lánguidamente mientras ambos recuperaban el aliento. Alen seguía
acariciando su ahora flácido pene mientras besaba su cuello.
—Sí, fue wow... —Contestó riendo y girando su cabeza para besar a Alen.
Esta vez el beso fue tierno. Alen lo abrazó por la cintura y se quedaron así
unos minutos, ni siquiera le importó que Alen aún estuviera dentro de él, se
sentía a gusto así, saciado y abrazado dulcemente por Alen.
Alen lo besó una última vez en el cuello y luego salió lentamente de su cuerpo.
Chris se dejó caer agotado sobre la cama y miró a Alen caminar desnudo al
baño.
Él era delgado, siempre lo había sido, además también hacía deportes… Pero
solo cuando Marco lo arrastraba a ello. Ni de broma tenía un cuerpo tan
precioso como aquel.
Cuando Alen salió del baño estaba medio erecto de nuevo y Chris lo miró
sorprendido.
Chris comenzó a sentir que se ponía duro de nuevo con las palabras de Alen.
Y su hermoso amante bajó la vista para mirar su pene.
—Lo ves, tu pene está de acuerdo conmigo. —Dijo Alen levantando las cejas.
No pudo evitar reírse con la mirada pícara de Alen, quien en dos segundos
rápidamente los volteó para acostarse sobre la cama y ponerlo sobre él.
Ni siquiera con Alex, había amado a Alex, pero jamás se había sentido con él
así. No sabía por qué y en ese momento, cuando Alen comenzó a moverse,
tampoco le importó.
Capítulo 5
Alen no podía dejar de sonreír. Aún no podía creer que había hecho el amor
con Christian.
¡Con Christian!
—No puedo creer que hayas construido este edificio. —Le dijo a Chris y
viendo como se sonrojaba levemente.
—Eso suena como si lo hubiera hecho yo solo, solo fui parte de todo el enorme
grupo de personas que se necesitan para hacer un edificio.
—Sí, es verdad. Me gusta sobre todo enseñar a los niños pequeños, los
grandes a veces ya están malcriados y no puedes hacer nada por corregirlos,
pero los pequeños absorben todo lo que les dices.
—Me gusta cuando hablas de tu trabajo, se nota que amas lo que haces.
—¿En serio? No me había dado cuenta. —Dijo Chris sonriendo.— Llevo más de
diez años trabajando y no me he detenido a pensar en ello, pero si lo pienso…
Tienes razón, amo mi trabajo.
—¿Tuviste que empezar a trabajar cuando tus padres te rechazaron?
Alen sonrió por dentro. Le gustaba que Chris fuera fiel con su jefe y más le
gustaba pensar que también lo fuera con sus relaciones amorosas.
Chris también miró el reloj y a Alen le pareció ver que su alegría decaía.
—¿Crees que voy a dejar que tomes un taxi, cuando puedo acompañarte?
Chris se acomodó sobre él con las piernas abiertas, haciendo que sus penes se
rozaran. Colocó las manos en las caderas de Chris para acercarlo más y Chris
subió las suyas a su cuello acercándolo y besándolo suavemente.
Alen no aguantó más, se paró con Chris aún en sus brazos y fue derecho al
dormitorio.
—¿De dónde sacas tanta energía? —Preguntó con voz ronca.— Apenas y
puedo abrir los ojos.
Chris sonrió, sabía que le jabonaría más que la espalda. Por toda respuesta
estiró la mano para que Alen entrara a la ducha.
La noche anterior había sido, por decir lo menos, intensa. No recordaba haber
tenido una maratón de sexo así nunca, ni siquiera cuando era joven más
joven. Pero claro, él nunca antes se había acostado con nadie hiperactivo.
Entre el pene, la boca y las manos de Alen, había perdido la cuenta de las
veces que se había corrido.
Era estúpido, pero aquella frase le desagrado, no quería pensar en Alen con
otros hombres. ¿Qué diablos le pasaba? ¿Estaba celoso?
—Estoy bien, solo necesito que me jodas. —Dijo con voz ronca.
No necesitaba que le diera tiempo, estaba más que dilatado con todo lo que
habían estado cogiendo durante la noche.
—Tus deseos son órdenes cariño. —Le dijo Alen sonriendo mientras
comenzaba a entrar y salir de su ano.
—Oh maldición que bien se siente… —Casi gritó cuando se corrió en la mano
de Alen.
Alen lo empujó aún más contra las baldosas pegando por completo su cuerpo
a su espalda, se empujó una última vez dentro de él y se corrió con un gemido
profundo.
Sonrió con la idea de andar con una marca en el cuello como si fuera
adolescente, pero no le importó. Dudaba que Alen lo hubiera hecho a
propósito y siendo justos él le había dejado una marca similar en el hombro
durante la noche.
Alen sentía su corazón latir acelerado, durante la noche ninguno de los dos
había hablado sobre si volverían a verse, después de las maravillosas horas
que habían pasado juntos, Alen quería volver a estar con Chris pero no sabía
si él también lo quería.
No solo quería volver a verlo, quería una relación con Chris, quería estar con
él, hablar con él y volver a sostenerlo mientras dormía.
Le había dicho a Chris que lo dejara en el metro pero un poco antes de llegar
le pidió que se detuviera.
—Aquí está bien, cerca del metro hay demasiada gente y no podré despedirme
de ti.
—Gracias por la mejor noche de mi vida y… ¿Qué quieres hacer esta noche?
Era el quinto que construía junto a él. A Marco y él les gustaba estar cerca y
vigilar todo, por lo que solo hacían uno o dos proyectos a la vez. La empresa
de la familia de su amigo era pequeña comparada con las grandes
constructoras que existían en el mercado, pero poco a poco y con mucho
esfuerzo, se estaban haciendo un nombre.
Chris llegó casi veinte minutos tarde y en cuanto entró en la oficina, Marco
levantó la vista. Sabía que a su amigo no le molestaba su atraso, él solía ser
puntual, por lo tanto era más curiosidad que otra cosa.
—No, todo marcha según lo programado y hablé con el capataz de… ¿Eso que
tienes en el cuello es un chupón? —Preguntó Marco sonriendo.
—Vaya, vaya, ahora veo porque llegas tarde… ¿Tu hombre chupetón no te
despertó?
—Si lo hizo. —Dijo con una sonrisa satisfecha.— Pero no hay nada como una
larga y caliente ducha para despertar.
—Alen…
—Bueno, ya no lo estoy, lo veré de nuevo esta noche. —Dijo con una enorme
sonrisa.
—Me alegro por ti. Mírate, no has parado de sonreír desde que cruzaste la
puerta.
—Alen me dijo que era demasiado serio, que debía sonreír más.
—Al parecer lo que te faltaba para sonreír era un buen polvo. —Le dijo riendo.
—¿Varios?
—No, me refiero a que te gusta mucho, no solo la parte física. Conectaste con
él.
Si, había conectado con Alen como nunca había hecho con nadie. ¿Eso lo
hacía tan especial? Sintió una punzada de miedo al pensar en que quizás solo
para él había sido especial. A lo mejor para Alen solo había sido una buena
noche de sexo.
—¿Qué cosa?
¿Era solo idea suya o el día estaba más brillante que otras veces?
Capítulo 6
Hace varios años que no iba a comer allí, la última vez había terminado en el
estacionamiento con la nariz rota. No sabía por qué, pero necesitaba volver a
su restaurante favorito y necesitaba a Alen con él allí.
Demonios.
Se quedó cerca de la puerta donde no pudieran verlo. ¿Qué debía hacer? ¿Se
quedaba en el lugar y se arriesgaba a pasar un mal momento? ¿O podía llevar
a Alen a otro sitio?
Volvió a mirar por un momento y Alex le sonrió a Dani, luego tomó su mano y
la besó dulcemente.
Ver la tierna escena lo lastimó. Alex lo había dañado de muchas maneras y los
recuerdos de todo lo sucedido entre ellos lo deprimió. Era una estupidez, él ya
no amaba a Alex, lo tenía claro, pero aún le dolía que Alex no lo hubiera
amado, que hubiera despreciado su amor como si no valiera nada.
Canceló la reserva y se giró sobre sus talones para salir del lugar.
—Hola cariño, sé que estoy un poco atrasado, pero voy saliendo y estoy
cerca…
—Sí, solo no estoy de ánimo hoy. Te llamo mañana. —Le dijo antes de cortar
la llamada sin siquiera despedirse.
Bruscamente sacó su carro del lugar y condujo sin rumbo fijo hundido en sus
depresivos pensamientos.
—¡Idiota! —Gritó Alen furioso.— ¡Maldito idiota hijo de las mil putas!
—¡Me acaba de plantar! —Le dijo a Erick.— ¡El muy imbécil me acaba de
plantar!
—No, eso lo hubiera entendido, solo no estaba de ánimo… —Le dijo con un
tono burlón.— ¡Hasta me colgó el maldito teléfono!
—Lo siento… —Le dijo Erick con una sonrisa triste.— ¿Vas a salir igual?
—No puedo ofrecerte una cena italiana, pero si un par de sándwiches y una
cerveza.
—Me parece fantástico. Solo que vas a tener que aguantar mi mal humor.
—No creo que te dure mucho. Es raro que estés de mal humor…
—¿Por qué diablos me hago esto Erick? ¿Por qué me ilusiono con idiotas que
siempre terminan decepcionándome?
—Por supuesto.
Alen solía llevar a sus conquistas al departamento, pero Erick nunca lo hacía,
solo una vez había visto salir un hombre del departamento, pero eso había
sido varios meses atrás. No creía que Erick no tuviera sexo, pero al parecer
jamás los traía a casa.
—No, claro que no. Solo estaba pensando en que nunca has traído a nadie en
todo el tiempo que llevas aquí. Excepto aquel tipo alto que vi salir una vez…
—No tengo mucha suerte con los hombres y prefiero que no vean a hombres
salir o entrar aquí conmigo. —Le dijo bajando la vista.— Si Sara se llega a
enterar me hará la vida más imposible aún. Es capaz de prohibirme ver a mi
hijo.
Pero había dos factores que impedían que Erick se fuera, el principal era que
el arriendo era barato y si se cambiaba iba a tener más gastos y por lo tanto
menos ingresos, cosa que no le convenía a Sara, porque le sacaba cada
centavo que podía a su amigo.
Incluso Alen solía cuidar al pequeño cuando Erick no podía hacerlo. Así que
Sara debía tragarse su orgullo y aguantar que fuera parte de la vida de Erick.
—¿Por qué nunca has salido a conocer chicos conmigo? —Preguntó sonriendo.
—Por lo mismo, tú sales a conocer chicos, yo solo te los espantaría. —Le dijo
mostrándole su mano mala.
—¿Tú también me miras con la boca abierta? —Le dijo sonriendo coqueto.
Alen se paró y fue hacia su amigo, tomó la mano de Erick y la llevó hacia su
erección. Erick abrió los ojos sorprendido y trató de quitar la mano, pero se la
retuvo.
—Eres atractivo. —Le dijo con decisión.— Me has provocado una erección
cada vez que comemos juntos. Así que espero que eso te aclare las cosas.
—Eso no es cierto…
—¡No! Solo quiero decir que… —Comenzó a balbucear.— ¡Eres terrible! ¿Lo
sabías?
—Porque no puedes resistirte a nada que tenga pene, camine en dos pies y no
tenga pelos o plumas.
Erick, lo miró unos segundos antes de inclinarse hacia él y mirarlo con esos
ojos profundos que su amigo tenía.
—Sabes, no creo que el hombre que me describiste solo sea un idiota. Debió
pasarle algo y él solo…
—¿Y si no lo hace?
Suspiró resignado. Sabía que había otros hombres, pero él quería a Christian.
No le interesaban otros hombres, solo uno.
—¿Y por eso lo plantaste? ¿Por qué viste al idiota en el mismo lugar?
—Si…
Marco se refería a Alex siempre como “el idiota”. Su mejor amigo había
cerrado filas en su favor después de su ruptura y luego de que Alex le
rompiera la nariz, aquello se había convertido en un odio encarnado contra
Alex. Había que decirlo, su amigo era el más leal sobre la tierra, ni siquiera
después de que le contara lo de las mentiras que le había dicho a Dani había
cambiado su postura. Seguía de su lado.
—Eres un estúpido.
—No te hagas el ofendido porque sabes que tengo razón. No te había visto tan
entusiasmado con alguien desde tu mala experiencia con el idiota.
—Lo sé…
—No entiendes…
—No, no entiendo. Ya pasaron más de cuatro años Chris. El idiota hizo su vida
y tú deberías hacer lo mismo, debes pasar la hoja de una vez.
—Yo lo hago.
—¿En serio? ¿Hace cuanto que no sales con alguien? Y no me refiero a los
polvos rápidos que tienes cada tanto. Me refiero a una relación.
Marco podía tener a cualquier hombre que quisiera, era guapo y cada vez que
iban a un lugar gay, los hombres lo rondaban como moscas, él pocas veces les
hacía caso, pero cuando lo hacía, era una conquista segura. A pesar de eso,
no había tenido una relación estable desde la muerte de Tommy.
—¡Mentiroso!
—Lo sé, no soy estúpido. Tomy había uno solo… —Le dijo con tristeza.
—¿Por qué diablos no me enamoré de ti Marco? Todo habría sido más fácil.
Siempre se lo había preguntado. Ellos eran como Alex y Dani, amigos muy
íntimos. Incluso habían salido cuando estaban en la universidad, pero lo de
ellos no había funcionado. Cuando Marco conoció a Tomy, aquello había sido
amor a primera vista y él se había hecho a un lado para que su amigo fuera
feliz.
—A lo mejor hay algo mal en mi… —Confesó por fin su mayor miedo.— Por
eso nadie me ama. Ni siquiera mis padres…
—No hay nada malo en ti Chris. —Le dijo Marco besando su cabeza.— Yo te
amo, no tenemos química sexual, pero te amo.
—Eres el único.
—Eso no es verdad, toda mi familia también te ama. A veces incluso creo que
mi hermana te quiere más que a mí, eso lo sabes.
—¿Crees que Alen… me perdone por ser tan idiota? —Iba a preguntar “¿Crees
que Alen pueda llegar a amarme?” pero su amigo siempre había sido honesto
con él y le dio miedo que Marco le dijera que no.
Eso esperaba. Lo de ellos había sido demasiado especial para arruinarlo por
una estupidez. Tenía una larga lista de fracasos amorosos y lo último que
quería era ver el nombre de Alen en ella.
Capítulo 7
Chris odiaba que Marco le dijera muñeco, y su amigo lo llamaba siempre así,
principalmente para molestarlo.
—¡No me llames así! —Dijo en voz baja.— ¿Qué haces acá? ¿No ibas a ver las
casas de la costanera?
—No hace falta, hablé con el capataz y dice que está todo bien. Así que vine a
ver cómo estás.
—¿Llamaste a Alen?
—No, no te lo daré. —Lo tenía en el bolsillo de su camisa, así que Marco podía
verlo perfectamente.— Te conozco, vas a llamarlo, o lo que es peor vas a
obligarme a llamarlo y no quiero interrumpir su trabajo.
—Oh no, no, no, no. ¡Mi teléfono! —Dijo corriendo hacia el borde.
—Sí, pero no era nada importante, además ahora todo es incluso más seguro y
queda todo respaldado.
Chris no estaba tan seguro de eso, así que igual cruzó los dedos para que el
número de Alen pudiera recuperarse, si no… No quería pensar en esa
posibilidad.
Alen miró por centésima vez su teléfono. Odiaba cuando esperaba ansioso que
un hombre lo llamara. Siempre esa maldita espera era la peor parte.
La noche que habían pasado juntos había sido increíble. Él era un caliente, no
había duda de eso, pero jamás había estado más encendido en su vida,
simplemente no podía recordar haber tenido una noche mejor que aquella. Y
no solo por la parte física, pensó que había logrado atravesar el muro que
Chris trataba de mantener a su alrededor, pensó que lo de ellos había sido
especial.
Se había sentido tan bien en sus brazos, tan correcto. Cuando estaba con
otros hombres siempre una parte de su cerebro le decía que no debía hacerlo,
o que aquel hombre no le convenía, pero con Chris no.
Sabía que a veces era solo “el chico buen polvo” para algunos hombres. Por
eso aún no podía creer como se habían entregado el uno al otro con Chris.
Con él había sentido que le correspondía lo que estaba entregando. No sentía
que lo estuviera utilizando.
Hasta ahora, en ese momento se sentía “el chico buen polvo” nuevamente.
¿Qué estaba mal con él? ¿Por qué aguantaba que lo trataran así? Él era una
buena persona, debía hacerse respetar, no debía dejarse pisotear por
cualquiera.
Christian lo miró con cara de pocos amigos y Marco se dejó caer en la silla
frente a él.
—No, no y no. El tiene mi número y sabe donde vivo, pero como yo lo planté y
no podré llamarlo, ahora va a pensar que no quiero volver a verlo.
—Mierda.
Chris estuvo toda la siguiente hora buscando rastros de Alen Mariante por
todo el ciberespacio, le importó una mierda que estaba en horario de trabajo,
Marco incluso se sentó a su lado y lo ayudó, pero para su desánimo la
búsqueda fue un fracaso. No había nada, como si no existiera, solo
encontraron una referencia y era de una página antigua que ya no conectaba.
—No puede ser que no haya nada de él, no tiene un nombre muy común. —
Dijo Marco atónito.
Jugar básquet era una de las pocas cosas que últimamente se le antojaba
hacer a Alen. El partido semanal con sus amigos lo ayudaba por un rato a
olvidarse de todo.
Tony no parecía mejor que él. Al parecer había tenido una relación amorosa
con su mejor amigo, Leo. Y aquello no había terminado bien.
Cuando pasó por las canchas de squash se congeló en su lugar. En una de las
canchas había dos hombres jugando, uno de los jugadores era alto y muy
guapo, y demonios, se parecía muchísimo a Brian Kinney el personaje
protagonista de su serie de televisión favorita, Queer as Folk, y el otro
hombre… Era Christian.
Él había estado decaído por su rechazo, deprimido por primera vez en su vida,
por su culpa… ¡Y él estaba feliz! ¡Feliz y sonriendo!
Claro que estaba feliz, no tenía motivos para estar triste, Alen no había
significado absolutamente nada para él. Solo había sido “el chico buen polvo”
de una noche.
Corrió a los camarines y se duchó conteniendo las ganas de llorar. Una vez
que estuvo en los vestidores se sentó en una de las bancas obligando a su
cuerpo a moverse.
—¿Qué haces todavía por acá? —La profunda voz de Tony resonó en los
vestidores sacándolo de su ensoñación.
—Estaba... Estaba mirando un partido de squash. —Le dijo con voz triste.
—Sí, es que vi a un ex jugando squash. Estaba con otro hombre y... Soy un
idiota.
—Puede ser, pero soy tan patético que lo estuve mirando jugar squash y
pensando en que ojala yo tuviera a alguien para restregarle por las narices
también.
—Solo porque tiene buen culo. ¿Has visto algo más aburrido y más estúpido
que darle a una pelota que rebota en la pared?
—¿Las carreras de autos? ¿Has visto algo más idiota que dar las mismas
vueltas una y otra vez?
Alen sonrió y al mirar sobre el hombro de Tony vio a Christian con aquel
guapo hombre en el vestidor, ambos sonrientes.
No podría soportarlo, la imagen de Christian con otro hombre era como una
tenaza que le estaba apretando el centro del pecho.
Chris llevaba más de dos semanas pensando solo en Alen. Por más que
trataba, no lograba sacárselo de la cabeza. Había buscado todas las maneras
que se le ocurrieron para encontrarlo y todo había sido inútil.
—¿Qué ideas?
—Pensé en pedirle a mi contador que busque sus datos en ese programa que
tiene. En el que investiga los créditos de todo el mundo. Si Alen tiene una
tarjeta de crédito puede aparecer su dirección.
Y una esperanza era mejor que nada. Sobre todo lo del registro de llamadas,
así tuviera que llamar a todos los números de esa lista, daría con Alen. ¿Cómo
no se le ocurrió antes?
Aún estaba de buen humor cuando entraron a los vestidores, apenas había
atravesado la puerta y lo primero que vio fue a dos hombres besándose
apasionadamente frente a él. Cuando miró mejor y vio que uno de los
hombres era Alen el corazón se le cayó al suelo.
—Lo siento, no sabía que había alguien más. Espero no haberlos incomodado.
El no era capaz de hablar, estaba impactado y tratando con todas sus fuerzas
en no abalanzarse sobre aquel sujeto y dejar salir toda su rabia.
¿¡Conocido!? ¡Habían cogido toda una maldita noche! ¡Alen había tenido su
pene en la boca! ¿¡Y solo lo presentaba como un conocido!?
Chris quiso gritar en ese momento, era seguro que ellos continuarían en casa
lo que estaban haciendo en el vestidor.
—Ya estoy listo. —Le dijo Alen terminando de abrocharse las zapatillas y
tomando su bolso.
Christian quería volarle la mano al muy infeliz para que no tocara a Alen. Pero
toda su rabia se volvió tristeza, él debería estar tocándolo, él debería ser el
que llevara a Alen a casa, pero no tenía derecho a hacerlo, lo había perdido
por ser un redomado imbécil.
Cuando Alen y Tony por fin se marcharon, se dejó caer en una de las bancas
desanimado.
Chris lo miró con cara de pocos amigos y Marco lo miró con cara de disculpa.
—¿Estás loco?
—No, no lo estoy. ¿No viste como él te miró? Estoy seguro que siente algo por
ti, aún estas a tiempo si quieres alcanzarlo y explicarle lo que pasó.
—Por Dios Chris… —Marco lo miró sorprendido.— ¿Cómo puedes creer algo
así?
—¡Porque es la verdad! ¡Me voy a quedar solo porque soy una mala persona!
¡No merezco que nadie me ame!
No iba ser una buena compañía esa noche, su mente seguía en Alen. En Alen
y Tony. Las imágenes de ellos dos juntos lo estaban matando.
No era mala idea ir a beber algo, incluso emborracharse por esa noche
parecía una buena idea en ese momento, necesitaba adormecer su mente, así
no pensaría que Alen probablemente estaba teniendo sexo con el guapo
hombre con el que se había ido a casa.
Alen aún sentía su corazón latir fuerte en su pecho. El encuentro con Chris no
había durado más de cinco minutos pero lo había dejado profundamente
afectado.
Por suerte Tony estaba más cuerdo que él, porque lo rechazó amablemente.
Cuando escuchó la negativa de Tony se sintió aliviado, en realidad no quería
acostarse con él, habría sido un error, porque habría estado pensando todo el
tiempo en Chris.
—¿Qué cosa?
—No es que no queramos estar juntos, pero no podemos. —Dijo con tristeza.—
¿Y lo tuyo con Christian? ¿Tampoco tiene arreglo?
—No, él no me quiere.
—No lo creo.
—Aún así, deberías hablar con él. Lo que dije es cierto, la manera en que te
miró cuando saliste conmigo… Ni siquiera era rabia, parecía con el corazón
roto.
—No puedo llamarlo, borré su número de teléfono. Por cierto, también borré
el tuyo. —Le dijo en un tono de “por idiota”.
Tony sonrió.
—Eso no fue muy inteligente. Borrar el de Christian lo entiendo. ¿Pero el mío?
Estuvo tentado de pedirle como favor a Tony que arrestara a Chris, que lo
arrestara por robo y daño a la propiedad privada.
Marco había tenido muchas esperanzas con Alen, había pensado que él iba
poder curar el corazón de su amigo, para que por fin olvidara al idiota de
Alex.
—Tú eres Tony. —El nunca recordaba los nombres, pero difícilmente olvidaría
el suyo. ¿Como podía olvidar el nombre del hombre que le rompió el corazón a
su mejor amigo?
—¿Pensaba llamarlo?
—Sí, estuvo todo el tiempo tratando de encontrar a Alen y cuando por fin da
con él, prácticamente te lo estabas comiendo.
—No he recibido quejas. —Le dijo sonriendo.— Me pareció ver que tu amigo
aún siente algo por Alen. ¿Es así?
—Porque quiero ayudar a Alen, pero si tu amigo solo quiere jugar con él...
—¡No! Él no es así, está muy interesado en Alen, no quiso venir hoy porque lo
afectó verte con él.
—Solo lo besé para que tu amigo nos viera. Alen y yo salimos hace unos
meses pero no estamos juntos, ese día solo lo llevé a su casa y nos tomamos
una cerveza, nada más.
—Solo quería no sentirse tan mal porque él estaba contigo y pensó que
ustedes estaban juntos.
—Mierda...
—¿Por lo menos puedes darme su teléfono para hablar con él? ¿O explicarle lo
que pasó para que llame a Chris?
—Te daré su teléfono y puedo explicarle, pero no creo que Alen lo llame, está
muy dolido con él. —Tony se quedó pensando un momento antes de hablar
nuevamente.— Pero creo que podemos hacer algo por ellos...
Le dijo con una sonrisa traviesa a Marco.
Capítulo 9
Probablemente estaba allí para cenar con su novio. No iba a poder soportarlo,
no podría quedarse y verlo con otro hombre de nuevo.
—¿Qué...?
—No, por favor quédate. —Le pidió levantándose y reteniéndolo del brazo.—
Cena conmigo.
—No sé si esa sea una buena idea. —Dijo Alen un poco reticente.
—Por favor… Después de todo, te debo una cena.
Alen pareció dudar unos minutos y después solo asintió brevemente. Cuando
ambos se quedaron solos, ninguno de los dos habló. Alen tampoco lo miraba y
se notaba incómodo.
—Te debo una disculpa por dejarte plantado aquella vez… —Dijo por fin
terminando con aquel silencio incómodo.
—Ya no importa.
—Mi teléfono cayó de un piso quince, se hizo pedazos y perdí tu número, por
eso no pude llamarte, no es que no quisiera. No sabes cuánto quise hacerlo...
—¿De verdad?
—Pensé que no querías saber más de mí, así que borré tu número. —Dijo Alen
avergonzado.— Si no lo hacía te iba a llamar una y otra vez hasta que
terminaras mandándome al diablo.
—Me alegra saberlo. —Dijo Alen mirándolo con sus hermosos ojos.— Me
encanta tu sonrisa.
—Es genial.
Alen aún sentía celos de Marco. No le gustaba que Chris pasara todo el día
con un ex amante.
—¿Qué pasa?
—Nada. Solo pensaba que no debe ser fácil trabajar con un ex amante. —Dijo
tratando de fingir que no le importaba.
—Fue algo muy lindo que hicieras algo así por ellos. ¿Todavía están juntos?
—Si, Tomy llegó a ser mi amigo también. —Dijo con una sonrisa dulce y los
ojos brillantes.— Era pequeñito y al lado de Marco se veía más diminuto aún,
además era el hombre más dulce que he conocido.
—Nos conocimos hace un año más o menos. Ambos jugamos básquet con un
grupo de amigos.
—¡No! Solo tuvimos algo sin importancia poco después de conocernos, pero
ahora solo somos amigos.
—No parecían solo amigos el otro día. —Dijo con el ceño fruncido.
Chris casi gime en voz alta cuando Alen lo besó suavemente. El corto beso lo
dejó con ganas de lanzarse sobre él y besarlo hasta que le dolieran los labios,
pero al mirar alrededor recordó que estaban en un lugar público.
Al parecer solo una pareja que estaba cerca se dio cuenta de que Alen lo
había besado en la boca. Afortunadamente la pareja solo sonrió y siguió
cenando sin sorprenderse.
Sabía que aún había personas de mente estrecha que habrían armado un
escándalo porque ellos se demostraran afecto en público. Había que dar
gracias al cielo que las cosas iban cambiando día a día y esperaba algún día
no tener que besarse con su pareja casi furtivamente en un lugar público.
Después de ese dulce momento la cena fue todo lo que debería haber sido la
vez que lo había plantado. Agradeció que Marco hubiera elegido ese lugar
romántico. No sabía como lo había hecho su amigo para juntarlos, pero en ese
momento solo se dedicó a disfrutar de la compañía de Alen.
La conversación fue tan relajada que incluso le confesó los intentos que había
hecho para ubicarlo.
—Lo sé. Tuve que cerrar todo lo que tenía en Internet. Apenas y tengo correo
electrónico y solo unas pocas personas lo tienen.
—Y no lo tomó muy bien. —Lo dijo más como una afirmación que como una
pregunta.
—Guau.
—Sí, lo peor fue cuando comencé a salir con otro hombre. Lo siguió a él, le
dijo un montón de mierda de mí y logró que terminara conmigo.
—¿Lo del hombre que me dejó? —Negó suavemente con la cabeza.— No. Pero
no me importó mucho, él no debería haber creído toda esa mierda que le
dijeron de mi, además no era una relación importante.
Él había sido aún peor que el ex novio de Alen. Es más, él era el ex novio
psicópata de Alex.
Alen todavía no entendía que había pasado o que había dicho para cambiar el
ánimo de Chris. En un momento estaba alegre y sonriente y al siguiente era
melancólico, casi como avergonzado. Pero aún no entendía por qué.
—¿Me vas a decir que pasó? ¿Hice o dije algo mal? —Preguntó finalmente.
—No eres tú… —Parecía que iba a decir “No eres tú, soy yo”. Aunque se
detuvo antes de lanzar aquella estúpida y trillada frase, él la captó enseguida.
—Vaya… —Dijo molesto.— De verdad que por un momento te creí todo el
cuento de que perdiste mi número y todo eso.
—Yo no… —Chris comenzó a negar con la cabeza pero Alen estaba tan
molesto que no lo dejó hablar.
—¿Qué diablos fue eso? —Dijo Chris sin aliento llegando a su lado.
—¿No eres tú, soy yo? —Dijo aún molesto.— Esa frase la he oído tantas veces
que ya le tengo adjudicada. Si la buscas en el diccionario aparece mi foto al
costado.
—Lo lamento Alen, no era mi intención decir eso. Te dije cuando te conocí que
tenía unos asuntos pendientes. Lo que te iba a decir es que no es tu culpa que
yo a veces me ponga idiota.
Alen aún tenía las llaves en la mano y no sabía si creerle a Chris. ¿Qué pasaba
si otra vez lo dejaba sin llamarlo? ¿Tenía el valor de arriesgarse de nuevo con
él?
—Tú también me gustas mucho Alen y sé que quiero estar contigo, pero me
asusta un poco. La última vez que alguien me importó tanto como tú, terminé
con el corazón roto.
—No, pero terminamos por su culpa y poco después él ya estaba con Dani.
Técnicamente nunca me engañó, pero Dani siempre estuvo entre nosotros.
—¿Todavía lo amas?
Alen no le creyó del todo, una parte suya creía que Chris aún estaba
enamorado de su ex.
Lo miró una vez más y su corazón latió acelerado ante el rostro serio de Chris.
Si, si valdría la pena intentarlo. No sabía si podía hacerlo olvidar a Alex, pero
bien valía la pena tener a Chris para besar esos labios y verlo sonreír.
Chris estaba feliz. Más feliz de lo que había estado en las últimas semanas.
Alen y él acababan de hacer el amor y ahora estaban acurrucados juntos
acariciándose lánguida y tranquilamente.
Alen lo miró antes de girarse un poco y abrazarlo incluso más cerca. Su novio
estaba excitado, lo había estado por un buen rato, ya que ese parecía ser su
estado permanente cuando estaban juntos.
Chris sabía que era bueno con el sexo oral, más de una vez se lo habían dicho
y hacérselo a Alen era aún mejor. Su novio se retorcía, lo acariciaba y gemía
de manera deliciosa.
—Chris, Chris…
Comenzó a chuparlo con fuerza y Alen comenzó a empujar sus caderas hacia
su boca. Humedeció un dedo y acarició con él el apretado agujero de Alen.
Chris lo chupó más fuerte y buscó con su dedo la próstata de Alen, cuando la
acarició su novio se estremeció en sus brazos.
Después de todo, quizás había hecho algunas cosas bien en su vida, porque su
karma mejoraba minuto a minuto.
Alen se relajó cuando Chris lo penetró suavemente con dos dedos. El pensar
en Chris penetrándolo lo tenía al borde.
Chris lo miró con una sonrisa pícara antes de tomar su erección con una
mano y penetrarlo profundamente con la otra. Su control se perdió y se corrió
espasmo tras espasmo de placer en la mano de Chris.
—Chris…
—¿Estás bien?
—Si, por favor muévete, me estás volviendo loco así quieto. —Dijo moviendo
las caderas contra Chris.
Chris se había metido en su corazón. Desde que lo vió por primera vez se
había metido profunda e irremediablemente en su corazón. Besó a Chris
nuevamente y rogó porque no lo volviera a abandonar, porque cada pedazo de
su corazón quería estar con él.
Capítulo 10
Chris se despertó abrazado al cálido cuerpo de Alen. Se sentía muy bien estar
sostenido así, pensó que no le molestaría despertar cada día abrazado a él. La
idea lo hizo sonreír tontamente.
Recordó que Alen tenía un compañero así que se puso la ropa interior antes
de salir al pasillo, después de pensarlo dos veces también se puso los
pantalones.
Al salir del baño sintió ruido en la sala y caminó discretamente hacia el lugar
para recoger su chaqueta. Le sorprendió encontrar la ropa ordenada con
cuidado sobre el sofá. La noche anterior Alen lo había llevado directo hacia el
dormitorio mientras arrojaban las prendas que se iban sacando.
A la luz del día pudo mirar con calma el lugar, era un departamento pequeño,
pero muy lindo, de hecho le sorprendió el buen gusto en la decoración. No
había cosas caras, pero quien decoró las había utilizado muy bien, haciendo
lucir el lugar cálido y acogedor.
Tomy era muy delgado y tímido por lo que siempre parecía que estaba
encogido, el compañero de Alen en cambio, se erguía todo lo que daba su baja
estatura y tenía unas espaldas anchas, incluso a través de la camiseta se
podía ver unos brazos bien marcados.
No era Tomy, pero bien podía ser su hermano. Su hermano guapo, por que
definitivamente el compañero de Alen era mucho más guapo que Tomy.
—Prefiero esperar a Alen y desayunar con él, pero un café suena bien. Soy
Christian por cierto. —Dijo estirando la mano para estrechar la de Erick.
—¿Cómo diablos terminó contigo anoche? Se supone que iba a salir con... –
Erick se interrumpió, no queriendo decir algo que perjudicara a Alen.
—¿Con Tony? –Le dijo con una sonrisa tranquilizadora.— Ni idea, se supone
que yo iba a cenar con mi mejor amigo, pero el mozo tenía instrucciones de
juntarnos, no dijo de quien eran las ordenes pero sospecho que de mi amigo.
Erick le pasó una taza de café con la mano derecha y colocó con dificultad un
posavasos con la izquierda y pudo ver que la tenía bastante dañada.
—No la escondas. No quise hacerte sentir incómodo. Solo pensaba que debió
ser un accidente doloroso.
—¡Papi!
Una mujer entró detrás del pequeño. La mujer hubiera sido bonita si no fuera
porque era bastante vulgar. El pelo era de un color rubio demasiado
oxigenado y el maquillaje sobrecargado no ayudaba para nada a su
apariencia.
Erick se giró hacia él, con una orgullosa sonrisa mostrándole al pequeño. El
niño tenía los mismos rizos desordenados y la misma sonrisa de su papá.
—Chris, este es mi hijo, Marco. Y ella es mi ex esposa Sara. Sara, él es...
—¿Y este Romeo sin camisa quien es? —Preguntó Sara.— ¿Otro de los putos
de Alen?
La mujer miró a Alen y el antagonismo que había entre ambos era palpable.
—No cobro cariño, lo hago solo por placer, lo de cobrar te lo dejo a ti.
—Vaya ejemplar que te cogiste. —Dijo Sara, esta vez hablándole a él.— Si
aceptas un consejo, huye mientras puedas cariño.
—Solo hablas de celosa, ya quisieras tu cogerte a alguien tan guapo como yo.
—No gracias, he comido cosas mejores, incluyendo al único que tú no. Sé que
te molesta no poder poner tus manos sobre Erick.
—Dile a Erick que paso por el niño a las cinco. —Dijo saliendo molesta por la
puerta y dando un portazo.
—Ese fue el round semanal de Alen con Sara. —Respondió Erick entrando en
el cuarto.— Esta vez fue corto porque estabas tú.
—Es mi hobby favorito, hacer que se ponga roja de la rabia. —Dijo Alen
sonriendo y sirviéndose una taza de café.
—Dejé a Marco viendo televisión. —Dijo Erick acercándose a Alen.— ¿Así que
si fuera gay, ya hace tiempo que habrías cogido mi lindo culo?
—Ve tras él. —Le dijo Erick empujándolo hacia el dormitorio.— ¡Ahora!
—Necesito que me digas que está mal, si no, está relación no va a funcionar.
—Si la quiero, pero pensé que tú no querías… Después de todo no te faltan los
hombres. —Dijo Chris tratando de reír pero sonó demasiado tenso.
Alen se incorporó un poco sobre el codo para poder mirarlo a la cara.
—¿Es eso? ¿Te molesta lo que dijo Sara sobre otros hombres?
—No. —Mintió Chris sin mirarlo a los ojos.— Tú tienes tu pasado y yo el mío.
—¡Mentiroso! ¡Si te molesta! —Alen lo miró fijamente con una ceja levantada.
—No… Un poco… —Chris no pudo escapar del escrutinio de Alen así que
finalmente casi gritó.— ¡Sí! ¡Si me molesta! No quiero saber, ni siquiera
quiero pensar en los hombres con los que has estado…
—¿Promiscuo?
—¿Lo sabes?
—Porque no quiero estar sobre ti, no quiero que me dejes como dejaste a tu
novio, el psicópata.
—Pero me siento como uno. Más de una vez he perdido un novio por mis celos
y no quiero que vuelva a pasar. No quiero perderte porque no puedo controlar
mis celos…
—No han sido tantos. También me divertí cuando tenía tu edad, es solo que
ahora quiero algo más estable, más... —Le dijo mirándolo serio.— Pero si
quieres seguir divirtiéndote...
—Erick y yo solo somos amigos. Las palabras de Sara, son solo para
enfadarme, no puedes tomártelas en serio.
—Qué bueno que quieras, porque tomaste mi virtud anoche, así que tienes
que hacerte responsable. —Le dijo sonriendo.
—Dudo que a ti o a mi nos quede algo de virtud… —Dijo Chris riendo.— Pero
esto es lo que quiero Alen. Estar contigo. Poder confiar, poder entregarme
por completo a una relación nuevamente.
Para Chris los siguientes meses de su vida fueron increíbles. Su relación con
Alen era la mejor relación que había tenido nunca. Su novio era divertido,
alegre y hacía que todo a su alrededor fuera mejor. Hasta Marco que odiaba a
todos sus novios, adoraba a Alen.
Aún no le gustaba pensar que su novio fuera amigo de Tony, menos aún si al
detective besaba a sus amigos de esa manera, pero de todas formas Chris
había acompañado a su novio a visitar a Tony al hospital cuando le
dispararon, su reconciliación con Alen había sido en parte obra de Tony, así
que le alegró que se recuperara de la grave herida.
Con el paso de las semanas también pudo comprobar que la relación entre
Alen y Erick era únicamente de amistad. Su novio le había confirmado lo que
él ya sospechaba, que Erick era gay.
Su afecto por Erick había crecido día a día, a pesar de que su personalidad no
era igual a la de Tomy era igual de dulce, simpático y tierno. Estar con él era
como volver a estar con su amigo fallecido, le provocaba una sensación de
calidez que extrañaba desde que su amigo había muerto.
El único problema de su creciente amistad con Erick era que Alen, quien no
sabía lo del parecido de su amigo con Tomy había insistido en presentarlo con
Marco.
Hasta ahora había evitado por todos los medios posibles que Marco conociera
a Erick, el hombre era demasiado parecido a Tomy y sería una impresión
demasiado fuerte para su amigo.
Eso a pesar de que una parte de él sabía que Erick sería perfecto para Marco,
pero era una situación demasiado bizarra que Marco tuviera un novio tan
parecido físicamente a su pareja fallecida.
Chris suspiró pensando en su novio. Hacer el amor con Alen seguía siendo
increíble, pero lo de ellos no era solo físico. El solo abrazar a Alen y dormir en
sus brazos lo hacía feliz. Tanto que estaba pensando seriamente en pedirle
que vivieran juntos. Para él aquello era un paso muy serio, después de su
amarga experiencia con Alex tenía mucho miedo de dar aquel paso.
Más decepcionado que enojado la rompió en todos los pedazos que pudo y la
arrojó a la basura.
Había pasado las fiestas de fin de año con Alen, su mamá y Erick. Chris sonrió
recordando a la mamá de su novio, era rubia y con los mismos ojos azules que
Alen. Evelyn era una mujer muy dulce y se había mostrado feliz de que
estuviera con su hijo. En los pocos días que estuvo con ellos antes de volver al
sur, sintió como si hubiera vuelto a tener una madre. Ahora al recibir
nuevamente el rechazo de su progenitora lo hizo deprimirse.
Cuando su novio llegó su ánimo no era el mejor, en cuanto Alen entró fue
directo a sus brazos.
Chris no tenía ánimo de contestar, solo se abrazó a Alen con ganas de llorar.
—¿Acostumbrado a qué?
Alen sabía que había enviado aquella tarjeta. Y le había dicho que lo
encontraba una pérdida de tiempo.
—No quiero asumirlo. No puedo entender como mis padres pueden solo
haberme sacado de su vida. El que sea gay no es algo que pueda cambiar.
¿Cómo mis padres no entienden eso? ¿Cómo puede ser más importante
aparentar frente a sus amigos que amar a su propio hijo?
—Mi piel es muy oscura para considerarme alemán y mis ojos muy claros para
ser mapuche, nunca encajé en ningún lado y después para rematar todo salí
del closet.
—Si, pero solo ella. —Dijo Alen tomando su mano.— Mi mamá casi no tiene
familia, pero mi papá sí. Por su lado de la familia tengo abuelos, tíos, primos y
ninguno me habla.
—No… no me habías contado. ¿No te hablan por tus ojos o porque eres gay?
—Es una larga historia. Todo partió cuando mis padres se conocieron, para
toda la comunidad fue difícil aceptar que él se enamorara de una alemana, la
familia por parte de mi padre viene de una antigua línea de lonkos o jefes de
tribu, pero finalmente lo aceptaron. Luego nací yo y mis ojos me hicieron
diferente.
—¿Nunca te aceptaron?
—¡Yo no le hablo a él! —Dijo orgulloso.— Cuando le dije que era gay tenía
dieciséis años, yo sabía que era gay hace rato y ya no quería mentir. Él
consideró que era lo peor que le podía haber hecho, me golpeó y me echó de
la casa con lo puesto.
—Dios…
—Mi mamá peleó con él, se gritaron, fue una tremenda pelea y finalmente mi
mamá me mandó a la casa de su mejor amiga a pasar la noche. A la mañana
siguiente llegó con una maleta con mis cosas y otra maleta con las de ella.
—¿Por mi culpa? Si, mi mamá dijo que yo era una parte de ella y que si mi
papá no me aceptaba a mí, tampoco a ella.
Chris pensó cuan afortunado había sido Alen con su mamá. Recordó como sus
padres solo lo hicieron a un lado de una forma mucho más sutil y mucho más
fría, y por fin entendió que Alen tenía razón, él ya no era una parte de ellos,
tal vez nunca lo había sido.
—Al principio sí, pero ya viste que somos muy unidos. El estar en ciudades
distintas no quiere decir que estemos lejos, ahora existen muchas maneras de
estar conectados.
Chris tragó el nudo que tenía en la garganta. Alen había pasado por cosas
mucho peores que él y aún así era alegre y positivo. Era algo que debía
aprender de él.
—¿Cómo puedes ser tan positivo con todo lo que te ha tocado vivir?
—Cariño, hay gente que la ha pasado peor que nosotros. Cuando mi papá me
golpeó y me echó, me pasé toda la noche llorando y preguntándome por qué
Dios me había hecho así. Pero a la larga comprendí que si él me hizo como
soy, ¿quién diablos soy yo para contradecirlo?
—¿Así de fácil?
—No, me tomó muchos meses, pero al final entendí que tratar de cambiar mi
sexualidad es tan imposible como querer cambiar el color de mis ojos o el de
mi piel.
—Ni yo a ti. Eres perfecto como eres. Es más, en las palabras de una gran
profeta… Lady Gaga…
—¿Lady Gaga?
—No cariño, así que si tu familia no te acepta, el problema son ellos, no tú.
—Lo sé. Creo que lo que más extraño es a mi hermano menor… Sé que él me
quería y sé que son mis padres los que lo alejaron de mí.
—Eso espero, no tengo a nadie más, lo más cercano a una familia que tengo
es la familia de Marco.
Chris sonrió con las palabras de Alen. Podía verlos como familia, tal como
estuvieron en Navidad, una pequeña familia. Se acercó a Alen y lo abrazó
colocando la cabeza en su pecho.
—Eso suena lindo. —Dijo cuando Alen lo abrazó más cerca de él.— Después
de todo lo que me contaste de verdad me siento un idiota. ¿Por qué demonios
me aguantas?
—Porque te amo. ¿Por qué más? —Dijo Alen serenamente besando su cabeza.
Chris no sabía que decir, aún estaba impactado por la declaración de Alen. La
única vez que le había dicho a un hombre que lo amaba había sido a Alex.
Ahora tenía a su precioso novio diciendo las palabras que tanto esperó
escuchar. No las había esperado de Alen y sin embargo se las dijo tal como
era él, de manera honesta y sincera.
Chris miró el sereno rostro frente a él y vio claramente el amor en sus ojos.
Quería decirle que también lo amaba, porque esa era la verdad, lo amaba más
de lo que nunca había amado a nadie.
—No tienes que contestar amor. Solo quiero que sepas que hay alguien que te
ama como eres y que quiere estar para siempre contigo.
—Está bien, sé que el idiota que te lastimó te dejó con el corazón muy herido
y sé que tienes miedo de decirlo, pero yo no soy él. Alex no te amaba Chris,
pero yo sí, yo siempre te amaré. Esa es la diferencia.
Pero esta vez era diferente, esta vez cuando Alen se corrió junto a Chris le
pudo decir las palabras que salían de su corazón.
Te amo.
Al día siguiente Chris aún estaba algo impactado por la declaración de Alen.
Llevaba años creyendo que nadie nunca lo amaría, sin embargo Alen lo
amaba.
No pudo seguir hablando porque en ese momento Marco tomó una de las
carpetas de la mesa y lo golpeó fuerte en la cabeza con ella.
—¡¿Qué demonios te pasa a ti?! ¿Te das cuenta el daño que le hiciste a tu
relación con Alen?
—No es tu asunto.
—¡Sí lo es! —Le dijo molesto.— He visto como te has boicoteado una y otra
vez en los últimos años. Eligiendo a idiotas por sobre hombres mejores o
alejando a los medianamente decentes. No dije nada porque ninguno de ellos
me gustaba para ti. Pero Alen es diferente.
—Pero…
—Porque no los dejas acercarse a ti, Alen es el único que ha podido traspasar
esa barrera. Y lo digas o no, estás enamorado de él, lo de ustedes fue amor a
primera vista.
—No lo fue.
—¡Claro que si! No te viste cuando fui a recogerte a la clínica, sonreías con
cara de tonto y sostenías aquel papel con su teléfono como si fuera un tesoro.
Y no me hagas recordarte todo lo que hiciste para encontrarlo cuando
perdiste su número.
Era verdad, Alen y él habían estado locos el uno por el otro desde que se
conocieron.
—Sí.
—Muñeco, debes dejar de una vez por todas de comparar todas tus relaciones
con tu relación con Alex.
—¡No lo hago!
—Si lo haces y debes entender que si tu relación con Alex fue un desastre, no
fue tu culpa. Él fue quien tuvo una relación contigo estando enamorado de
otro. Cualquier relación que tuviera iba a terminar igual.
—Eso fue después que terminaron, pero no hiciste nada mal mientras
estuvieron juntos, que él no pudiera amarte no fue tu culpa.
—¿Solo a veces?
—Y debes cortar las idioteces en este momento. Él no solo es perfecto para ti,
es exactamente la persona que necesitas. Alguien honesto, sincero, en quien
puedas depositar tu confianza. Así que no te permitiré que te portes como un
idiota y lo arruines.
—Jamás pensé que tendría un novio que aprobarás…
—Se han visto cosas más extrañas. —Le dijo levantando los hombros para
quitarle importancia.
—¿Esperanzas?
—Sí, siempre creí que uno se enamoraba solo una vez en la vida. Cuando me
enamoré de Tomy, pensé que estaría con él para siempre, que sería el único
amor de mi vida y así que cuando él murió…
—Cuando pasaste por lo de Alex, pensé lo mismo de ti, pero conociste a Alen y
te volviste a enamorar. Así que ahora puedo creer que podemos enamorarnos
más de una vez en la vida.
—Lo es, y te pareces muchísimo a él, ahora entiendo porque tienes tanto éxito
cuando vamos a algún lugar gay. Eres la fantasía de todos los que han visto la
serie.
—Espera… Una vez un tipo me llamó Brian mientras cogíamos… ¿Es por eso?
—I want your psycho, your vertical stick. —Le cantó al oído poniendo la mano
sobre su duro pene.
—No solo bailo bien, también hago otras cosas bien… —Dijo mientras seguía
acariciándolo y cantando.— You know that I want you, And you know that I
need you, I want a bad, bad romance.
Antes de que pudiera decir nada, Alen lo besó y lo levantó de las caderas
sentándolo sobre la mesa de la cocina, instantáneamente abrió las piernas
para que su novio se ubicara entre ellas. Se abrazó a Alen quien movía las
caderas contra su erección al ritmo de Lady Gaga.
Chris sacó su teléfono del bolsillo con intención de apagarlo, pero cuando
miró la pantalla y vio que era Marco.
—Está bien muñeco, te llamaba para darte buenas noticias, mi papá me acaba
de llamar, por fin pudo cerrar el trato con Rivera.
—Eso es genial, ellos tienen varios contratos con el gobierno, nos asegurará
trabajo por mucho tiempo.
—Le dije lo mismo a mi papá y sugerí un aumento de sueldo para ambos, pero
él dijo que no.
—Yo… Lo se, pero no pensé jamás que haría algo así. ¿No te molesta?
—Lo sé, por eso te digo que te mereces ser socio. Has trabajado muy duro en
esta empresa, incluso más que yo.
—¡Claro que sí! No celebres hasta muy tarde, dile a Alen que le de algo de
descanso a tu trasero.
—Vamos a cenar. —Le dijo a Alen.— Tengo ganas de celebrar. ¿Qué quieres
comer?
—Sí, pero no voy hace tiempo. Es el lugar donde te cité el día que te dejé
plantado. —Dijo un poco avergonzado.
—Entonces que bueno que voy contigo, así me aseguro que no me plantes de
nuevo. —Dijo Alen riendo.
—Gracias por la cena cariño, la próxima vez invito yo. Aunque creo que
cuando lleguemos a casa te daré las gracias apropiadamente. —Dijo Chris con
una mirada maliciosa.
Alen miró en la dirección de sus ojos, pero no pudo localizar a quien había
borrado la sonrisa de su rostro.
Alen volvió a mirar alrededor pero el lugar estaba lleno y no había nadie que
le pareciera conocido. Demonios, esto no le gustaba, estaba seguro que solo
había dos situaciones que podían haber puesto a Chris así. O había visto a sus
padres o lo que era peor, a su ex, Alex.
Aún se avergonzaba de lo que había hecho y Alex era una de las personas que
sabía de su horrendo comportamiento. Si Alex lo confrontaba frente a Alen y
él se enteraba de lo que había hecho…
Alex estaba sorprendido de verlo, eso quería decir que no lo había notado
antes.
—Chris…
No se notaba molesto, pero Alex tenía su maldito carácter italiano que podía
explotar en cualquier momento.
—La última vez que fuiste amable conmigo, casi arruinaste nuestras vidas.
—¡Eres un caradura!
—¿Yo? El que dijo un montón de mentiras para separarme de Dani no fui yo.
—Dani, Dani, Dani. Tu única prioridad siempre fue Dani. ¡Pero yo era tu
pareja entonces, no él! Jamás te importó lo que sentía. Yo te amaba Alex y me
mantuviste esperándote sabiendo que estabas enamorado de otro hombre,
solo me utilizaste esperando a Dani.
—Pude cometer errores. —Dijo Alex serio.— Pero nunca te herí a propósito
como tú lo hiciste.
—Si todos debemos responder por nuestros errores, entonces espero que
algún día se te devuelva el daño que hiciste y sepas lo que es que te separen
de quien amas y que no puedas hacer nada para evitarlo. —Fue lo último que
dijo Alex girándose y saliendo furioso del baño.
—Nada…
—¿A Alex?
—Si, a Alex.
—¿Con su novio?
—Eso es lindo.
—Es una estupidez. —Dijo con amargura.— En este país puedes hacer una
ceremonia con bombos y platillos, pero al final no sirve de nada, legalmente
no eres nada de tu pareja.
Para Alen, una ceremonia así sería válida, daba lo mismo los términos legales.
Pero para Chris que probablemente prefería que Alex fuera soltero, no valía
nada.
Chris se sentó sobre la cama con gesto cansado. La noche se había arruinado
y no creía posible que el humor de Chris mejorara.
Pero no podía decirle que no. Lo amaba tanto que jamás podría decirle que
no.
¿En quien pensaba Chris cuando hacía el amor con él? ¿Estaría pensando en
Alex?
Recién ahora podía realmente dimensionar el dolor que había sufrido Marco
al perder a su pareja.
A pesar de todo, él quería algo así con Alen, quería que se prometieran amor
para siempre, llevar un anillo con el nombre de Alen grabado… Quería estar
con él para siempre.
Pero para eso debía partir por expresarle a Alen sus sentimientos.
Alen era una luz que había llegado a iluminar todo lo oscuro de su vida.
—¿Crees que soy una mala persona? —Preguntó Alex preocupado cuando
finalmente habló.
—Puede ser, pero que seas una mala persona no es una de ellas. ¿Crees que
te habría dejado adoptar a Ema si te considerara una mala persona?
—Si, creo que lo fuiste.— Dijo honestamente, logrando que Alex lo mirara.—
Pero no creo que lo hicieras a propósito.
—No es cierto.
—Sí lo es. Sé que fui el culpable de que ustedes rompieran. —Alex había
comenzado a negar con la cabeza, pero Dani siguió hablando.— Sé que tenías
problemas con él por mi culpa, Christian me lo dijo.
—Unos meses antes de que falleciera mi mamá. Me contó los problemas que
tenían y me pidió que me alejara un poco.
—¿En serio?
—Sí. Pensé que por fin los discursos homofóbicos de tu mamá habían logrado
alejarte de mí. Así que cuando ella falleció y me llamaste corrí a tu lado.
—Vamos Alex… ¿Por qué crees que nadie se extrañó de que estuviéramos
juntos? Nos comportábamos como novios pero sin la parte física.
—¿Eso hacíamos?
—Sí, lo único que cambió cuando empezamos a ser novios es que ahora nos
besamos y hacemos el amor, pero nuestra dinámica de pareja sigue siendo la
misma.
—Nunca pude entender que Chris tuviera tantos celos de ti. —Confesó por fin.
— Ahora tiene sentido.
—Imagina lo que fue para Chris, él debió verme como tu amante, como el
hombre responsable del quiebre de su relación. Luego para peor te abre su
corazón y tú le dices “no gracias estoy con Dani”. Y justo después de eso la
primera persona con la que se encuentra es conmigo, con el hombre
responsable de su corazón roto. Honestamente no puedo culparlo, quizás
habría hecho lo mismo si estuviera en su lugar.
—Jamás debería haberle creído, pero lo hice. Y eso es mi culpa. Los tres
cargamos culpas y pagamos por los errores que cometimos. Y ya es tiempo de
olvidar lo que pasó.
—Eres maravilloso Dani. Como siempre tienes razón. Y como siempre eres el
único que logra meter algo de razón en mi dura cabeza.
—Solo no quiero que te arruines la noche si nos volvemos a topar con él. —
Dijo Dani abrazándose más cerca de Alex.— Ni que termines con una úlcera
antes de los cuarenta.
Desde la noche anterior sentía un dolor profundo en la mitad del pecho, era
tan profundo que lo sentía casi físico.
Mientras corría por el parque recordaba todos los momentos vividos con
Chris los últimos meses, en especial la noche anterior. No podía sacar de su
cabeza su cambio de humor cuando vio a Alex.
Él podía estar en la misma habitación con todos sus ex, incluido el psicópata y
no se alteraría de esa manera. ¿Cuánto había amado Chris a Alex? ¿Cuánto lo
amaba todavía?
Se enderezó y recordó la noche anterior, Chris había sido tan dulce cuando
hicieron el amor, tan lleno de amor. Todavía se preguntaba si en esos
momentos estaba pensando en Alex o en él.
Chris ahora estaba con él y no tenía nada que perder, ellos iban a estar juntos
para siempre, porque si una relación se está basada en el amor, el tenía
suficiente para ambos.
—Hola cielo, ¿Qué tal el ejercicio? —Preguntó más feliz de lo que lo había
visto en meses.
—Bueno, dejé la ducha limpia. Bueno, más o menos, ya sabes como soy… —
Dijo Chris sonriendo y acercándose a él.
—No me importa.
Cuando sus labios lo besaron quiso gritar. ¿Cómo podía besarlo así, si iba a
reunirse con su ex en menos de media hora?
Chris terminó el increíble beso y le sonrió con la más bella de las sonrisas.
Levantó los hombros, en esos momentos lo único que quería era llorar, le
importaba un pepino que hacer en la tarde.
—Está bien gruñón, vete a la ducha y te llamo más tarde cuando estés de
mejor humor.
—Por supuesto. ¿Dónde más iba a ir? —Le dijo sin mirarlo a la cara.
Chris llegó un poco antes y se sentó a esperar a Dani. Todavía no podía creer
que Dani lo hubiera llamado y quisiera verlo.
Quería hacer algo especial para él, que todo fuera perfecto para que supiera
cuanto lo amaba y que quería pasar el resto de su vida juntos.
Se saludaron y Dani se sentó frente a él, no sabía que decirle, no sabía ni por
dónde comenzar. Ambos estaban incómodos, era obvio, pero Chris quería
hablar también con él. Sentía que le debía una disculpa grande a Dani.
—Si, aún no se porqué. Pensé que tal vez algún día te llamaría para preguntar
por qué habías hecho… No sé… Es una tontería supongo.
—No. No lo es. Sé que es difícil que creas cualquier cosa que te diga por
todas las mentiras que te dije anteriormente.
—De verdad lamento mucho el daño que les hice. —Dijo tratando de sonar lo
más sincero posible.— Si pudiera volver atrás haría todo distinto.
—No debí creerte. —Dijo Dani tranquilamente.— Pero los celos me cegaron.
Él pensar que ustedes hubieran vuelto…
—Me lo dices a mí. Alex nunca entendió por qué sentía tantos celos de ti. Pero
veía como te miraba, como se comportaba cuando estabas cerca. Era terrible
sabes…
—Lo sé. Y yo también te debo una disculpa por eso Chris. Se que mi relación
con Alex era inapropiada entre dos amigos y siento como que te quité a tu
novio. No lo hice intencionalmente, de verdad nunca quise herirte.
—Lo sé, así debió ser siempre. Si soy honesto, todo el tiempo que estuve con
Alex, en el fondo siempre supe que estaba enamorado de ti.
—Tú y todo el mundo, creo que los dos únicos tontos que nunca lo notamos
fuimos él y yo.
—Es verdad.
—¿A Alex? No, por supuesto que no. —Sonrió al pensar en Alen.
—Lo sacó a patadas. —Le dijo con una sonrisa.— Se llama Alen y es
maravilloso.
—Solo el nombre, son muy diferentes. Alen está siempre feliz, sonriendo, todo
parece mejor cuando estoy con él.
—Me alegra verte sonreír así. Sé que Alex también se alegrará de saber que
eres feliz.
—No le digas que hablé contigo. No quiero que vuelva a romperme la nariz.
—Hace varios años. Me dijo que estabas muy enfermo, así que debió ser antes
de tu trasplante.
—Debió ser cuando estaba hospitalizado. Recuerdo que llegó con los nudillos
rotos y cuando pregunté me dijo que se había caído.
—Eres el único que siempre lograba todo con él. Nunca supe como lo hacías,
pero siempre admiré que no te aprovecharas de él.
—No, yo creo que es el amor. Alen podría lograr que me parara de cabeza si
me lo pidiera. Y es como tú, no se aprovecha de eso, al contrario es muy
generoso con su afecto.
—Si, yo también lo creo. —Dijo Dani mirando su reloj.— Ya debo irme, Alex y
yo queremos llegar temprano para pasar la tarde con nuestra hija.
—¿Hija? —Preguntó sorprendido.
—Ahora somos tres. Estamos en proceso de adoptar una niña. —Dijo Dani
orgulloso.
—Eso es realmente increíble. Y creo que es genial. —Dijo con una sonrisa
sincera.— Justo anoche le decía a mi novio de los pocos derechos que tenemos
en este país. Por lo de Marco. ¿Recuerdas cuando lo dejaron fuera del funeral
de su pareja?
—Me imagino. —Dijo Dani con tristeza.— No se si yo podría soportar algo así.
—No es molestia.
Chris llevó a Dani a su hotel y luego partió a su trabajo más ligero de lo que
había estado en años.
Sentía que la culpa que llevaba cargando todo esos años ya no estaba. Y se
sentía más libre también para poder entregarse cien por ciento a Alen.
Maravillosamente libre.
Alen llevaba varios minutos bajo el frío chorro de agua que caía de la ducha. Y
aún no podía calmarse.
Chris desayunó con Alex. Cuando llegó a la cafetería y los vio de lejos, ambos
estaban conversando algo tensos, pero después se relajaron y sonrieron,
probablemente recordando viejos tiempos.
Se había imaginado a Alex diferente, tal vez alto como él, pero el hombre que
estaba con Chris era todo lo que él no era y eso le dolía. Chris estaba
enamorado de alguien que era absoluta y diametralmente distinto a él.
¿Por qué diablos estaba con él si le gustaban los hombres bajitos, delgados y
medios rubios?
No quería pensar donde habían ido o peor aún no quería pensar que Chris se
había acostado con él.
No era justo. ¿Porque había tenido que enamorarse como un tonto para que
viniera Chris y le rompiera el corazón?
Está bien, él había sido un maldito puto, pero jamás había mirado a otro
hombre desde que estaba con él, jamás lo habría engañado.
Se había dicho que no se rendiría con Chris, pero en esos momentos lo único
que quería era huir. Huir de Chris, huir de sus sentimientos, huir de su
decepción.
Porque en ese momento lo que más le dolía era pensar que sus esperanzas de
que algún día Chris se enamorara de él eran inútiles.
Capítulo 15
Miró el reloj por décima vez, eran más de las tres y media de la mañana y no
podía pegar un ojo. Gracias al cielo ya era sábado y podría dormir hasta
tarde. Aunque estaba pensando seriamente apenas se levantara conducir al
sur para buscar a Alen.
El ruido era diferente esta vez y el movimiento comenzó a ser más y más
intenso.
Podía oír los ruidos exteriores, gente gritando, vidrios quebrándose y las
alarmas de los autos sonando. Pero el peor ruido era el que sonaba como un
trueno saliendo de la tierra que lo sacudía todo.
El movimiento era tan fuerte, que por unos segundos pensó que el edificio no
aguantaría, sabía que era una construcción antisísmica, él mismo se había
preocupado de eso, pero una parte de su cerebro esperaba que en cualquier
momento el edificio se derrumbara.
Los segundos seguían pasando. ¿Cuánto había pasado ya? ¿Un minuto? ¿Dos?
A él le parecían horas mientras su departamento se sacudía de lado a lado y él
rogaba que Alen y Marco estuvieran a salvo.
Cuando el movimiento comenzó a cesar, pudo por fin respirar, estaba sano y
salvo.
¿Y Alen? ¿Y Marco?
—Tranquila, ya va a pasar.
Jamás había sentido algo como aquello. Había vivido temblores fuertes, pero
jamás un terremoto. Nunca pensó que serían así, esto era más terrible de lo
que se imaginaba, ahora entendía por qué su mamá les tenía pánico, aquello
era horrible.
Cuando todo se detuvo por fin, no podía moverse, sentía que el aire se hacía
espeso con el polvo en suspensión y que le faltaba el aire. Pensó en que su
madre estaba cerca pero no podía oírla. No podía moverse, trató de gritar
llamándola pero no le salía la voz. Se iba a desmayar, sentía que se estaba
yendo a negro y pensó en Chris, donde estuviera rogaba porque estuviera
bien, porque él estaba atrapado entre escombros...
Alen... Por favor que respondiera rogó mientras aguantaba el nuevo temblor.
Se estremecía de solo pensar en las vidas que podría costar que no hubieran
hecho bien las cosas.
—Supongo que no tan mala como en el veintitrés. ¿Tu familia está bien?
—Sí, hablé con mi hermana, ni siquiera se sintió en el norte. Así que supongo
que tu familia también está bien.
—No, ayer no se por qué, cuando llegué a casa se había ido a la casa de su
mamá. Hablé con ella y me dijo que estaba allí, pero él no quiso hablar
conmigo.
—Concepción.
—¿Qué?
—El epicentro fue en Concepción, ocho punto ocho, acá fue de ocho punto
dos.
—Se que cerca del río, el edificio se llama algo de río... pero no recuerdo el
nombre.
—Oh por Dios… Chris, siéntate.
—¿Qué pasa?
Si Marco le pedía que se sentara era porque le iba dar una noticia que lo iba a
alterar.
—Eso creo.
Por Dios no. Christian negó con la cabeza, era un intento inútil porque Marco
no podía verlo.
No, él tenía que ir a buscar a su novio. No podía ser, no podía haber sucedido
eso. Alen estaba bien, debía estar bien.
—No irás solo en ese estado, quédate donde estás, prepararé un bolso con
ropa y te acompaño. ¿Estás bien?
Estaba temblando como una hoja, no estaba bien, pero necesitaba cortarle a
Marco, necesitaba seguir llamando a Alen, estaba seguro que su novio le
respondería.
—Estoy bien, te espero. —Le dijo colgando y marcando el número de Alen una
y otra y otra vez.
Marco avanzaba hacia el departamento de Chris en medio de la ciudad que
estaba sumida en la oscuridad, sin semáforos era una boca de lobos, la única
luz provenía de los automóviles, algunas pocas linternas y muchos vidrios
rotos que brillaban cuando los carros pasaban y los iluminaban con sus focos.
Chris estaba hecho pedazos. Se mecía nervioso en una silla con el teléfono
pegado a su oreja, tenía los ojos rojos y una vecina estaba a su lado
sosteniendo su mano.
—También escuché las noticias, es el Alto Río, el edificio que se derrumbó era
el Alto Río... Se derrumbó...
Su vecina lo abrazó y les pidió que tuvieran cuidado. Ni siquiera eran aún las
cinco de la mañana, apenas había pasado poco más de una hora desde el
terremoto y parecía que había pasado un siglo.
Rogó que nada le hubiera sucedido a Alen, era un buen muchacho y además
Chris lo amaba. Le había costado mucho encontrar por fin el amor y perderlo
tan pronto sería devastador para su amigo, él lo sabía, nadie mejor que él
sabía lo que era perder al amor de tu vida.
El viaje que duraba seis o siete horas iba a tomarles muchísimo más. No
estaban ni siquiera la mitad del camino y ya llevaban más de cuatro horas de
viaje.
Había sido una odisea conseguir agua y otra igual de complicada conseguir
combustible. El paisaje en el camino era devastador, donde antes brillaban los
paisajes verdes y las hermosas casas coloniales ahora resaltaban los caminos
cortados, los puentes caídos y cientos de casas en el suelo.
Las noticias de un maremoto que había azotado la costa solo los había hecho
angustiarse más, Concepción no estaba cerca de la costa, pero el pensar en
las personas que habían muerto...
Cerca de las diez de la mañana Chris se rindió con el teléfono. Solo lo bajó a
su regazo y lo mantuvo entre sus dedos esperando que sonara en cualquier
momento.
Pero no sonó.
Finalmente el viaje duró cerca de doce horas. Tanto Marco como él estaban
exhaustos, pero su amigo no había querido pasarle el volante a Chris, y con
razón, sus nervios estaban en un estado lamentable. El viaje había sido una
tortura, pensando en lo que estaría pasando Alen si es que estaba en aquel
edificio.
Cuando estaban a unos cuantos metros Christian casi corrió hacia el edificio.
Trataba de pensar que todo estaría bien, tal vez había salido con algún amigo,
tal vez no estaba en casa. Tal vez no era el edificio correcto, pudo escuchar
mal el nombre...
Chris quería gritar y llorar. Alen no podía estar allí, aquello debía ser una
pesadilla, su novio no podía estar allí.
Agradeció que Marco estuviera con él y que pudiera mantener la mente fría,
porque él no podía. Lo empujó hacia unos bomberos y comenzaron el horrible
proceso de conseguir información, de averiguar si habían sacado personas
vivas del edificio y a qué hospital las habían trasladado.
Finalmente dieron con un voluntario que tenía una lista de las personas que
habían sido enviadas al hospital. El nombre de Alen no estaba en la lista...
Pero el nombre de Evelyn sí.
—Puede que su hijo estuviera con él, un joven de veintisiete años, moreno,
alto…
—No recuerdo a nadie con esa descripción, voy a averiguar y les digo. —Dijo
el voluntario y corrió hacia los rescatistas.
—Ya revisamos ese piso y no encontramos a nadie más con vida. ¿Están
seguros? ¿Cómo para que volvamos a revisar?
—No estamos seguros, pero creemos que sí. —Dijo Marco.— Ayer en la tarde
estaba con ella.
Eso era, probablemente Alen está muerto. Chris solo asintió. Si Alen estaba
allí, no se movería hasta que lo sacaran, como fuera...
—La sacamos hace unas horas, ella está bien, ya está en el hospital.
Alen cerró los ojos, los tenía con tierra y le dolían.
Alen volvió a cerrar los ojos, estaba tan cansado, pronto estaría en el hospital
con su mamá, aún no sabía cómo, pero habían sobrevivido. ¿Y Chris? ¿Chris
estaría bien?
—No te rindas muchacho, quédate conmigo. —Le decía el bombero una y otra
vez.— Tienes gente que te está esperando afuera muchacho, no te rindas.
Esta era sin duda la peor espera de su vida. Los voluntarios habían vuelto a
recorrer el piso donde estaba el departamento de Evelyn. Pero aún no tenía
noticias.
Marco ahora estaba con casco y con una pechera de rescatista ayudando
junto a los demás voluntarios. Con su experiencia en ingeniería y construcción
asesoraba los lugares correctos donde apoyarse o donde taladrar para no
dañar aún más la estructura.
No podía pensar, no podía imaginar lo que su pobre Alen había pasado… por
su culpa.
Por fin su karma lo había alcanzado, castigándolo con la persona que amaba.
Si Alen moría sería su culpa, solo suya.
—No debería estar aquí. —Dijo aturdido.— Alen estará mejor sin mi.
—¡Los accidentes pasan, idiota! ¡Y no por eso es tu culpa! ¡Ya es hora que la
cortes con la idiotez del karma!
—Pero…
—Yo no…
—Si tu idiota teoría es cierta, dime que fue lo que hice. ¿Que fue lo que hice
para perder a Tomy? ¡Contéstame!
Chris se quedó sin saber que contestar, Marco tenía razón, su amigo nunca
había lastimado a nadie, era un hombre correcto, bueno y sin embargo había
perdido a su pareja.
—A los dos. Acompáñame, nos aseguraremos que estés cerca cuando saquen
a Alen.
Marco besó su cabeza antes de llevarlo abrazado lo más cerca que pudo del
edificio destruido y lo sostuvo durante la penosa espera.
Alen escuchaba las voces a su alrededor y sentía que lo movían con cuidado.
—¿Alen? Aún estoy aquí amigo, debes resistir un poco más, falta poco para
sacarte de aquí.
Sintió nuevamente que se iba a desmayar. Chris, quería a ver a Chris, pero su
novio estaba muy lejos, sentía que estaba al final de sus fuerzas y quería
despedirse. Quería ver su rostro y que lo besara antes de volver a
desmayarse.
Volvió a cerrar los ojos exhausto, comenzó a sentir que lo movían con más
facilidad y también escuchó aplausos a su alrededor. Abrió los ojos
brevemente y notó que ya estaba fuera del edificio, o lo que quedaba de él.
Una vez que lo tuvieron a nivel del piso comenzó a escuchar gritos y ordenes.
—¡Alen! ¡Alen! —Una voz conocida lo llamó, pero pudo escucharla entre
medio del ruido y los gritos.
Chris, Chris estaba allí. Trataba de abrir los ojos pero era como tratar de
mover automóvil a pulso.
—¡Alen! —La voz de Chris ahora estaba más cerca de él y discutía con alguien
para acercarse, quería gritar que lo dejaran acercarse más, pero no tenía las
fuerzas.— ¡Soy su novio!
—Chris… —Susurró débilmente. Pero en ese momento notó que tenía una
mascarilla sobre la boca, ¿hace cuanto la tenía? No lo sabía.
—¡Déjenlo acercarse! —La voz del bombero que había estado a su lado
ordenó.— ¿Alen? ¿Puedes oírme? Tu novio está aquí amigo.
—Chris… —Susurró.
—No, no hables, solo resiste amor. Por favor resiste, te amo Alen, no me dejes
amor, quédate conmigo.
Alen quería gritar de alegría, pero su pobre cuerpo agotado ya no pudo más y
se entregó a la oscuridad sintiendo los labios de Chris en su frente.
Chris estaba sentado junto a Marco en la sala de espera del hospital. Alen
llevaba varias horas en cirugía. Le habían permitido ir en la ambulancia con
Alen, y estuvo todo el camino besando su mano y diciéndole que lo amaba.
Marco había seguido a la ambulancia hasta el hospital y no se habían movido
aún de allí.
Antes de entrar a cirugía le habían hecho más exámenes para ver la extensión
de las heridas, pero Chris aún no sabía los resultados, aunque el doctor le
advirtió que si Alen se salvaba podría quedar paralizado del cuello hacia
abajo.
—No, gracias.
—Estoy seguro que Alen estará bien, con lo inquieto que es, ya verás como en
poco tiempo estará en pie y sorprenderá a todos los doctores. —Dijo
sonriendo.
Chris respiró aliviado como no lo había hecho nunca. El doctor le permitió ver
a Alen unos minutos mientras Marco fue corriendo a darle a Evelyn las
buenas noticias.
El ver a Alen todo hinchado y golpeado era horrible, pero no pudo evitar dar
las gracias al cielo porque hubiera salido con vida de aquel lugar.
Una vez más lo besó y le dijo que lo amaba hasta casi quedarse ronco.
Capítulo 16
Cuando encontró por fin la habitación, le sorprendió ver que Alen no estaba
solo. Un hombre alto estaba a los pies de la cama de Alen y lo tocaba
suavemente en la pierna sana. Su primer instinto fue decirle a aquel sujeto
que le quitara las manos de encima a su novio, pero al acercarse se dio cuenta
que el hombre era una versión adulta de Alen, pero con los ojos oscuros.
—¿Puedo ayudarlo?
—Ellos están bien. Evelyn va a ser dada de alta durante la mañana y Alen en
poco tiempo.
—Eso es bueno. Me preocupé mucho cuando supe que ellos estaban en ese
edificio.
—Por lo menos tendrá un marido con buen sueldo. —Dijo sonriendo con
tristeza.— Se lo merece, siempre fue un buen niño, siempre trató de hacerme
sentir orgulloso.
—¿Y lo logró?
—Siempre. Éramos muy unidos cuando era niño. —Su mirada se entristeció
un momento antes de volver a hablar.— Después me dijo aquello de que era…
ya sabe, y no pude…
Chris sintió tristeza por él. Por una parte lo entendía, era un hombre de
campo, de tradiciones, no debía ser fácil aceptar que su hijo fuera gay,
además era obvio que aún amaba a Alen y probablemente a Evelyn, pero su
maldito orgullo lo mantenía lejos de los que amaba.
Escuchó a Chris correr hacia la ventana y cerrar las cortinas. Hizo un nuevo
intento con sus ojos y esta vez la habitación en penumbras fue más tolerable.
—Duele…
—Ella está bien, la van a dar de alta en un rato más. Ella está algo golpeada y
con una muñeca esquinzada, pero por lo demás no le pasó nada. Ella dijo que
la protegiste con tu cuerpo amor, así que te llevaste la peor parte.
—Fue horrible…
—Lo sé, para mí también fue muy fuerte. El edificio donde estabas se
derrumbó. Cayó de espaldas, afortunadamente el departamento de tu mamá
estaba en la parte que quedó arriba y no abajo.
—¿Solo el de mi mamá?
—Sí, Marco ha estado ayudando de voluntario y me dijo que por lo que ha
visto, probablemente tenía problemas estructurales. Yo no me fijé, lo único
que quería era verte salir de ese infierno.
Comenzaba a sentirse cansado y con ganas de cerrar los ojos, pero la mirada
nerviosa de Chris lo mantuvo alerta. Su novio seguía acariciando su mano,
pero estaba tenso, lo conocía lo suficiente como para saber que algo le
sucedía.
Cerró los ojos cansado aún sintiendo los dulces labios de su novio. Era
patético, aún molesto y dolido como estaba con Chris quería otro beso. Trató
de dormir pero las imágenes del terremoto venían a su cabeza, sentía como si
todas las imágenes fueran un sueño que le costaba recordar.
Hubo una imagen que lo dejó aturdido, Christian llorando y diciéndole que lo
amaba, rogándole que se quedara con él. Abrió los ojos de golpe y el dolor
volvió a golpearlo, Chris corrió a su lado y lo miró preocupado.
¿Lo había soñado? ¿Christian había estado allí? ¿De verdad Chris le había
dicho que lo amaba? ¿O solo lo había soñado?
Si, sentía mucho dolor, le dolía el corazón, le dolía el alma. Miró a Chris,
rogando silenciosamente que le dijera que lo amaba, pero no lo hizo. Así que
cerró los ojos recordando la declaración de amor de Chris, recordando ese
pequeño momento y rogando que aquel recuerdo fuera real.
Capítulo 17
Habían pasado casi dos meses desde terremoto. Chris le sonrió a Alen que iba
sentado a su lado en la camioneta. Su novio aún tenía la pierna inmovilizada y
usaba muletas, pero había aprendido rápidamente a usarlas y ya corría por
todo el departamento con ellas.
Su relación sin embargo no estaba tan bien, Alen se comportaba más frío con
él desde el terremoto, no habían conversado de lo ocurrido ese día, ni las
razones que tuvo Alen para dejarlo y partir al sur.
Alen había tratado varias veces de hablar al respecto, pero Chris evitaba a
toda costa la conversación, tenía mucho miedo de que su novio lo dejara, era
un temor constante que había cargado los últimos meses.
Chris iba todos los días a verlo, pero no habían vuelto a dormir juntos, al
principio la excusa fue que Alen estaba herido y luego fue que su novio no
quería ir a su departamento, le aterraba el solo pensar en quedarse a dormir
en el piso diecinueve.
Chris finalmente estacionó su camioneta frente a una casa de las que había
construido con Marco, el proyecto estaba terminado y podrían mudarse juntos
cuando quisieran. Chris aún no le había contado a Alen, pero había puesto en
venta su departamento, si su novio no era capaz de poner un pie en aquel
lugar, entonces él tampoco lo quería, si Alen necesitaba estar en tierra firme,
eso le daría.
Esperaba que Alen entendiera que si quería que vivieran juntos en esa casa
era porque quería estar con él para siempre. Sonrió imaginándolos juntos en
aquel lugar, era un barrio residencial tranquilo, cerca de su trabajo y del
trabajo de su novio.
Caminó hacia su puerta justo cuando Alen estaba acomodando sus muletas.
Cuando Chris abrió la puerta, Alen se quedó boquiabierto, era una casa
amplia, con mucha luz. Era perfecta.
—Es perfecta…
—Quiero comprarla.
—¿Y tu departamento?
—Lo importante es que nos guste a ambos. —Le dijo Chris con una sonrisa.—
Quiero que vivas conmigo…
—No. —Dijo negando con la cabeza.— No creo que sea una buena idea.
Después de salir de la preciosa casa que le mostró Chris ninguno de los dos
había dicho ni una sola palabra al otro. A Alen Todavía le dolía haber
rechazado a Chris. La casa era preciosa, era el tipo de lugar donde le
encantaría vivir con Chris. Un hogar para ambos.
Pero no podía vivir con Chris en esos momentos, no así como estaban. Alen
había intentado varias veces conversar respecto al día del terremoto, pero su
novio evadía la conversación y Alen estaba cada vez más frustrado y
paranoico.
Alen no quería perder a Chris, pero sentía que nuevamente estaba chocando
con una pared y esta vez no sabía cómo atravesarla, no veía la forma de
hacerlo. Se torturaba pensando que tal vez esa pared era que todavía estaba
enamorado de Alex, o tal vez después de aquel encuentro en la cafetería
habían comenzado a verse nuevamente, sabía que Chris le ocultaba algo, pero
no sabía qué.
En esos momentos su mamá se dio cuenta que algo pasaba. Algo serio.
—Mamá…
Cuando finalmente quedaron a solas, ninguno de los dos habló. Alen se sentó
en el sofá y Chris se sentó en el sillón, lejos de él. Si las cosas fueran
diferentes Chris y él estarían sentados en el mismo sofá, abrazados y sin
poder quitarse las manos de encima.
—Vamos Chris… Creo que deberíamos dejar de fingir que no pasa nada. Ya
hemos aplazado demasiado esta conversación ¿no crees?
Chris se inclinó hacia delante apoyando los codos en las rodillas.
A Alen se le cayó el alma a los pies. Tragó fuerte tragándose el nudo que tenía
en la garganta, se obligó a no llorar, no iba a llorar como una niñita delante
de Chris, no lo haría.
¿Cómo diablos habían llegado a este punto? Hasta el día anterior al terremoto
todo era maravilloso. ¿Cómo pudo un simple encuentro en un restaurante
arruinar todo?
—Con Alex…
—Ese no era Alex, era Dani. —Dijo Chris confundido.— ¿Por eso te fuiste al
sur? ¿Pensaste que te estaba engañando con Alex?
—Aún había cosas pendientes que debía aclarar y lo hice con Dani esa
mañana.
Chris se tensó nuevamente, no podía contarle a Alen lo que había hecho, era
demasiado vergonzoso, no quería que Alen lo viera como alguien capaz de
hacer algo así, no quería que lo viera como a su ex novio psicópata.
Alen notó su cambio de actitud y soltó sus manos con brusquedad. Estaba
muy enojado, su novio estaba furioso con él.
—Por Dios Chris esto no es sobre mí. Eres tú el que no sabe lo que quiere.
—¡No lo digas ahora! No has sido capaz de decir que me amas en todo este
tiempo, no lo digas solo para que te crea ciegamente.
—¿Por qué? ¡Porque tuviste que esperar a que me cayera un edificio encima
para decirlo! Y no lo has vuelto a decir desde entonces. Solo puedo creer que
lo dijiste porque pensabas que iba a morir.
—Ya no lo sé, solo sé que me ocultas algo Chris y no puedo estar contigo así.
Ocultándome cosas y no sabiendo lo que sientes en realidad.
Chris se pasó las manos por el pelo con gesto cansado. ¿Cómo diablos se
habían enredado tanto las cosas? ¿Cómo pudo permitir que Alen no se sintiera
amado?
Todo este lío se había armado por no ser honesto con Alen cuando debió
serlo. Ahora si no le decía la verdad iba a perderlo, pero si le decía lo que
había hecho, Alen lo dejaría de todas maneras.
Si por Alex había mentido y lastimado, por Alen pelearía hasta la muerte.
Alen miraba molesto a Chris, la verdad era que se había ablandado un poco
cuando Chris le dijo que lo amaba. En realidad más que un poco, estaba
hecho una masa y Chris podría hacer lo que quisiera con él, pero no se lo
diría a su novio, no iba a ceder, sabía que le ocultaba algo y quería la verdad.
Y la quería ahora.
—¿No puedes solo confiar en mí? Es algo del pasado que no tiene que ver
contigo.
—¿Que no tiene que ver conmigo? —Preguntó molesto.— Tiene todo que ver
cuando afecta nuestra relación. Mira como estamos y dime que no nos afecta,
entonces te diré que no importa.
—Lo sé, soy el culpable de este lío. Dios no merezco que me ames, soy un
desastre… Y aún no conoces lo peor de mí.
—¡Por supuesto que no! —Dijo Chris ofendido.— No he dormido con nadie
más que contigo desde que nos conocimos.
—¿Entonces por qué me mentiste? ¿Por qué no me dijiste que estabas con
Dani?
Mil distintas ideas pasaron por su cabeza, ¿Qué era tan malo?
—Yo… Yo… Traté de separarlo de Alex. —Dijo Chris avergonzado.— Más bien,
los separé. Por un tiempo al menos.
Chris le contó toda la historia, desde su relación con Alex, sobre su ruptura,
su encuentro con Dani y todas las mentiras que le había dicho y la peor parte
las consecuencias de lo que había hecho.
—Sorprendido más bien. –Dijo Alen aún medio confundido.— Es tan distinto
de ti. El hombre que conozco, que se hizo a un lado para que su amigo fuera
feliz, no haría algo así.
—Pero lo hice. —Dijo avergonzado.— Dios, soy una mala persona, no soy
mejor que tu ex novio psicópata. Soy incluso peor que él, soy horrible…
Cuando su ex lo había acosado había sido una pesadilla. Pero al oír hablar a
Chris de no querer dejarlo, de luchar por él, en vez de molestarle, lo hizo
sentir una sensación cálida en el pecho.
—Me río porque sobre exageraste esto casi hasta la idiotez. –Dijo Alen
acercándose más a Chris.— Para empezar lo que hiciste no fue bueno, pero
fue una reacción impulsiva, no lo planeaste y además le pediste disculpas a
Dani eso quiere decir que lamentas lo que hiciste.
—¿Lo ves? No eres malo, solo cometiste un error. Uno muy feo, pero error.
—Lo sé, por eso necesitaba decirle a Dani cuanto lamentaba lo que hice.
—¿Te perdonó?
—La última vez que lo vi, me dijo que no quería volver a verme. De hecho
también me dijo que no volviera a acercarme a Dani. Y después de la
discusión en el restaurante, no quería que volviera a romperme la nariz.
—Te aseguro que lo merecía. Además me alegra que lo hiciera. —Le dijo
acariciando sus manos.
Alen le sonrió a Chris y tiró de sus manos para sentarlo sobre él a horcajadas
sobre sus caderas. Acarició su nariz y su novio por fin le devolvió la sonrisa.
—La tuya también. —Dijo Chris colocando los brazos alrededor de su cuello.—
Ahora que sabes toda la fea verdad sobre mi… ¿Vas a dejarme?
—Claro que no amor. Nunca pensé en hacerlo, solo quería saber que era lo
que me ocultabas y botar por fin ese muro que sentía que nos estaba
separando.
—Na… —Le dijo levantando los hombros.— Estoy enamorado de ti, me vas a
tener que aguantar por mucho tiempo.
—Lo sé, soy un tonto… —Le dijo riendo y besándolo.— No volveré a esperar a
casi perderte para decir que te amo.
—Te amo, te amo, te amo, te amo. —Dijo mientras besaba cada rincón de su
cara.
Los deseos de Chris parecían ser los mismos porque movía las caderas
rozando sus erecciones. Alen levantó rápidamente la camisa de Chris y se la
sacó por la cabeza, no esperó mucho antes de llevar su boca al bello pecho de
Chris y chupar con anhelo sus pezones.
Alen llevó su boca a los dulces labios de Chris y lo besó profundamente antes
de apartarse y mirarlo con una sonrisa.
Chris casi llevó corriendo a Alen hasta el dormitorio. Lo desvistió tan rápido
que varios botones pasaron a mejor vida. Cuando por fin quedaron desnudos,
Alen lo preparó rápidamente. Sin esperar demasiado se colocó sobre él ya que
era la mejor posición para la pierna de su novio.
Bajó sobre el duro pene de Alen, disfrutando por fin sentirlo dentro de él.
Había extrañado tanto estar con su novio.
Alen gimió, antes de acercarlo a su boca y besarlo mientras Chris bajaba las
caderas hasta sentarse completamente sobre Alen.
Levantó las caderas y volvió a bajarlas, esta vez ambos gimieron al mismo
tiempo. No iba a durar nada, había pasado mucho tiempo y estaba demasiado
necesitado.
—Yo me estoy conteniendo por ti cielo. –Dijo Chris contra sus labios.
—Te amo Alen. –Dijo Chris cuando se corrió también sobre el estómago de
Alen.
—Si quiero vivir contigo. En especial si es en la casa que vimos hoy, ame esa
casa, es perfecta.
—No quería cuando sentía que me ocultabas algo, ahora que ya se todo y no
hay razón para no estar juntos para siempre.
—Yo también te amo Chris. –Suspirando Alen lo abrazó más cerca.— Espero
que nos podamos mudar juntos pronto, o mi mamá va a tener que ir al
supermercado muy seguido de ahora en adelante.
Chris se río junto a Alen, su novio tenía razón. Quería tenerlo a su lado,
dormir abrazados y despertar en medio de besos y caricias tal como estaban
ahora.
—Entonces hablaremos con él, quiero que sea un hogar para ambos.
Marco y él habían hablado mucho con Rivera, era un hombre mayor que
quería jubilarse, su único hijo era doctor y no estaba interesado en seguir con
la empresa de su padre, así que al hombre no le había quedado otra que
vender.
Era la única cláusula que había exigido dentro del contrato, proteger a los
trabajadores de su programa social.
—El hombre hace buenas casas. –Le comentó Chris a Marco cuando se
dirigían a las oficinas de la obra.
Miró más allá de Marco y maldijo al ver a Erick acercarse a ellos, todavía no
le contaba a Marco del parecido de Erick con Tomy, y en esos momentos se
arrepintió de no haberlo hecho antes, porque su amigo se iba enterar en unos
pocos segundos y de la peor manera.
Marco debió notar su mirada de espanto, porque se comenzó a girar a ver que
lo había asustado.
Marco perdió de golpe el poco color que le quedaba en el rostro, sabía lo que
estaba viendo Marco: a Tomy. Y su amigo no iba a racionalizar como él lo hizo
cuando conoció a Erick, que el hombre frente a él no podía ser su novio
muerto.
—¿Qué le pasó?
—Creo que fue el calor. –Dijo rápidamente.— ¿Me ayudas a llevarlo adentro?
—Hey, necesito ayuda. –Grito Erick a dos hombres que se voltearon a verlo.
—¿Trabajas aquí? –Le preguntó a Erick, una vez que se había encargado de
Marco.
—No, no lo sabía.
—¿Qué hacen ustedes aquí? –Preguntó Erick mirando a Marco como si fuera
el único hombre en la habitación.
—La familia de Marco compró la empresa del señor Rivera, así que ahora soy
tu jefe, bueno Marco también.
No, no lo iba a estar. Si su amigo iba a tener que ver a Erick seguido ahora
que iba a ser su jefe, las cosas no iban a estar tan bien como todos esperaban.
—No es él. —Le dijo Chris cogiendo su mano.— Se parece mucho, pero no es
él.
—Pensé...
—Lo siento Marco, no quise decírtelo antes porque sabía que sería impactante
para ti.
—¡Soy el maldito dueño de este lugar! ¡Sácalo de aquí! ¡No quiero volver a
verlo!
—Aunque quisiera, no puedo. –Dijo con voz firme.— Es uno de los empleados
que Rivera dejó protegido en el contrato. Lo siento Marco, pero es imposible
despedirlo. Estás atascado con él.
Epílogo
—Y se desmayó, allí en mis brazos, obviamente no pude con su peso, así que
solo lo recosté.
Su amigo necesitaba mucho ese trabajo y no sería fácil para él encontrar otro
por sus antecedentes. Alen incluso no había querido dejar a Erick hasta
encontrar un compañero para su amigo, porque sabía lo duro que sería para
su amigo pagar el arriendo solo.
—¿Qué hizo?
—Por supuesto que sí, los dos o tres primeros meses dejaba mi dormitorio
cerrado con llave y no dejaba nada de valor a mano. Hasta que un día dejé
unas monedas sueltas sobre el mesón de la cocina.
—No las robó, pero las tomó prestadas. Al día siguiente yo las había olvidado,
pero cuando Erick llegó al departamento me las devolvió y se deshizo en
disculpas porque se había quedado sin cambio y las había tomado prestadas
sin permiso para pagar el pasaje de metro. Se disculpó hasta al cansancio y
me di cuenta que lo que más le preocupaba era lo que yo pensara de él.
—Una bicoca, pero pensé que si le preocupaba tanto lo que pensara de él por
solo unas pocas monedas, no tomaría algo más caro. Así que de a poco fui
dejando cosas por el departamento y finalmente a dejar mi puerta abierta y
Erick jamás tomó nada que no fuera de él.
—Lo es.
Cuando su teléfono sonó, Chris lo sacó del bolsillo con intención de apagarlo,
pero cuando miró la pantalla el identificador decía “Regalo de cumpleaños”.
Él no había grabado ese número y además faltaban dos semanas para su
cumpleaños.
—¿Qué...?
—Creo que debes contestar esa llamada. —Dijo Alen tomando sus muletas y
yendo hacia el jardín.
—Soy Rafael.
Rafael. Su hermano.
—Yo también, mis papás dijeron que no querías saber nada de nosotros. Por
mucho tiempo pensé que eras tu quien no nos querías.
Alen.
—También fue una sorpresa para mí. –Dijo sonriendo.— Creo que el que envió
el teléfono fue mi novio.
—Entonces dale las gracias de mi parte.
—¡Claro que no! Sé que ese es el motivo porque mis papás me quieren lejos
de ti, pero es una estupidez porque soy heterosexual. Además no soy
homofóbico, no tengo problemas con eso.
—Quería darte algo especial. –Le dijo Alen secando sus lágrimas con su
camiseta.
—Lo sé, pero no sabía si mi plan iba a funcionar, así que lo envié un poco
antes.
—¿Cómo lo lograste?
—Eres increíble Alen, no sabes cuanto te amo… —Dijo besándolo con amor.
—Si los tuviera no me habría llamado. Sabe que soy gay y además le dije que
mi novio había enviado el teléfono. Mi pidió que te diera las gracias.
Alen lo miró extrañado levantando una ceja. Chris le contó sobre la visita de
su padre en el hospital y lo que había conversado con él.
—Pero eso no sirve amor. ¿De que sirve amar a alguien de esa forma?
—Yo lo lamento por él. –Dijo su novio tranquilamente.— Está solo por su tonto
orgullo. En cambio yo tengo a mi mamá y te tengo a ti.
—Y yo a ti. In… che poye... neimi Alen. —Dijo Chris pronunciando muy mal.
Alen lo miró con amor, pero Chris pudo ver la pregunta que siempre estaba
en la mente de su novio: ¿Más que a Alex?
En su tiempo libre, disfruta de viajar, cocinar cosas dulces, hacer yoga y crear
historias acerca de hombres guapos y enamorados.
Hace unos años, comenzó a escribir en blogs relatos que por lo general tienen
una buena dosis de drama; le gustan los finales felices y los personajes
imperfectos pero adorables, que deben superar sus miedos para estar con la
persona que aman.
Saga Almas
1- Tras la cordillera
Saga Corazones
1- En mi corazón
2- Corazones solitarios
3- Corazón infiel