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Casos de Derecho Societario

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

2011

© Roberto Guerrero Valenzuela y Matías Zegers Ruiz-Tagle, 2011.


Se prohíbe la reproducción o cita de todo o parte de este documento sin la autorización expresa de los
autores.
Los autores agradecen la colaboración de doña Rosario Martínez L. y de doña Sofía Moena M.

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

INDICE
INTRODUCCIÓN 1

1. EMPRESA Y SOCIEDAD 2

2. LA SOCIEDAD COLECTIVA CIVIL 4


2.1.- Introducción y concepto 4
2.2.- Elementos esenciales 5
2.3.- La sociedad de hecho 20
2.4.- Responsabilidad de los socios por las obligaciones sociales 26
2.5.- Embargabilidad de los derechos sociales 26
2.6.- Disolución y liquidación 30

3. LA SOCIEDAD COLECTIVA COMERCIAL 32


3.1.- Introducción y concepto 32
3.2.- Calificación del contrato de sociedad 32
3.3.- Solemnidades 38
3.4.- Representación de la sociedad colectiva 41
3.5.- El nombre o razón social 47
3.6.- Distribución de beneficios 47
3.7.- Cesión de los derechos sociales 48
3.8.- Administración 51
3.9.- Prohibiciones de los socios 54
3.10.- Retiro o muerte de un socio 60
3.11.- Disolución y liquidación 64

4. NULIDAD Y SANEAMIENTO DE SOCIEDADES 71


4.1.- La nulidad en las sociedades 71
4.2.- Responsabilidad de la sociedad nula 77

5. SOLUCIÓN DE CONFLICTOS ENTRE LOS SOCIOS 79

6. SOCIEDAD EN COMANDITA 81

7. LA ASOCIACIÓN O CUENTAS EN PARTICIPACIÓN 87

8. LA SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA 93


8.1.- Constitución 93
8.2.- Modificación 96
8.3.- Administración 97
8.4.- Embargabilidad de derechos sociales 104
8.5.- Responsabilidad de los socios 109

9. LA SOCIEDAD ANONIMA 113


9.1.- Constitución 113

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9.2.- Las acciones 113


9.3.- Administración y representación de la sociedad anónima 119
9.4.- Responsabilidad de los directores 122
9.5.- Juntas de accionistas 131
9.6.- Pactos de accionistas 132
9.7.- Transformación, fusión y división 138
9.8.- Disolución y liquidación 142
9.9.- Levantamiento del velo corporativo 144

10. LA SOCIEDAD POR ACCIONES (SpA) 155

11. EMPRESA INDIVIDUAL DE RESPONSABILIDAD LIMITADA 156

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

INTRODUCCIÓN

El presente texto busca llenar un vacío en los materiales de apoyo docente, pues
contiene una recopilación de jurisprudencia y doctrina relativa al Derecho
Societario, esto es, al conjunto de normas que informan el derecho de sociedades
en nuestro ordenamiento jurídico, especialmente en lo concerniente a las
sociedades mercantiles. Asimismo, pretende ser de ayuda tanto para profesores
de derecho comercial, en la preparación de sus clases, como para alumnos y, por
qué no, para profesionales que requieran de fuentes jurisprudenciales y
doctrinales en apoyo de sus casos particulares.

En la actualidad, no existe un texto con el mencionado contenido y como


consecuencia de lo anterior, la enseñanza del derecho adolece de una grave
falencia, la cual muchas veces impulsa a la repetición de los contenidos en forma
abstracta, privando a los alumnos del enfoque práctico que enriquece y facilita el
proceso del aprendizaje. Por ello, este trabajo pretende servir de complemento a
los textos existentes. Mediante él, se intenta modificar las metodologías de
enseñanza empleadas en la actualidad, mediante la aplicación práctica de cada
uno de los temas explicados por el profesor en clases, pues posee un especial
énfasis en desarrollar en los estudiantes la habilidad de enfrentarse a
problemáticas reales, empleando las herramientas entregadas en clases para su
solución.

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

1. EMPRESA Y SOCIEDAD

Empresa y sociedad son dos conceptos cercanos pero no son sinónimos. En


efecto, Empresa responde a un concepto económico y Sociedad es un concepto
jurídico.

Como ya señalamos Empresa es un concepto económico que se puede definir


como la organización de capital y trabajo asalariado destinada a un fin económico,
o bien como un organismo económico y social, financieramente independiente,
que se propone producir para el mercado ciertos bienes o servicios, generalmente
con un propósito de lucro.

Por su parte Sociedad es un concepto jurídico definido por el artículo 2053 del
Código Civil: “La sociedad o compañía es un contrato en que dos o más personas
estipulan poner algo en común con la mira de repartir entre sí los beneficios que
de ello provengan.”

Las empresas de cierta importancia normalmente están organizadas jurídicamente


como sociedades pero existen empresas individuales que no constituyen
sociedades jurídicamente hablando.

Empresa es a fondo, lo que Sociedad es a forma, por cuanto la Empresa podrá


organizarse bajo aquella forma social que se ajuste en mayor medida a sus
necesidades. Empresa es un concepto económico que puede estar revestido por
cualquiera de los tipos sociales que contiene nuestro ordenamiento jurídico,
mientras en la práctica cumpla con los requisitos que el mismo impone para dicho
tipo. En efecto, la Sociedad es un medio jurídico que permite o facilita la
organización de la Empresa. En definitiva, es un ropaje o revestimiento jurídico
para la Empresa.

La sociedad, por tanto, debe cumplir con ciertos requisitos:

1. Requisitos comunes a todo acto jurídico:


a) Consentimiento;
b) Capacidad;
c) Objeto; y
d) Causa;

2. Requisitos especiales del contrato de sociedad:


a) Existencia de al menos dos socios, excepciones desde el acto
constitutivo y sobrevinientes1;
b) Deben estipular poner algo en común, esto es, contribuir con un aporte;
c) Participación en las utilidades;
d) Contribución para soportar las pérdidas; y

1
Excepciones en el acto constitutivo: Sociedad por Acciones; y excepciones sobrevinientes; Como
consecuencia del ejercicio del derecho de retiro en las Sociedades Anónimas.

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e) Affectio societatis.

Por otra parte, Sociedad y Empresa se diferencian del concepto de


establecimiento de comercio, el cual se define como el conjunto de bienes
materiales e inmateriales destinados a un fin económico, comprendiéndose en él,
el derecho de llaves y los intangibles que importa una empresa en marcha que
produce ingresos. Una sociedad/empresa puede tener uno o varios
establecimientos de comercio o bien no tener ninguno.

De esta forma aun cuando estos tres conceptos se encuentran muy próximos no
son asimilables.

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

2. LA SOCIEDAD COLECTIVA CIVIL

2.1 Introducción y concepto.

El artículo 2059 del Código Civil distingue entre las sociedades civiles y
comerciales. Al respecto, señala que son sociedades comerciales las que se
forman para negocios que la ley califica de actos de comercio y las otras son
civiles. Por tanto, las sociedades civiles son aquellas que se constituyen para un
objeto diferente de aquellos que la ley califica como “actos de comercio”. Que la
sociedad colectiva civil realice ciertos actos que se califiquen de comercio,
esporádicamente, no la convierte en una sociedad comercial. No obstante, si
dentro de sus objetos hay actos de comercio, la sociedad es comercial sin
importar el efectivo giro que ejerza.

La sociedad colectiva civil es consensual, esto, en cuanto la ley no exige


solemnidades especiales para su constitución y reforma, aplicándose la regla
general civil de la consensualidad de los contratos. La responsabilidad de los
socios es simplemente conjunta y su disolución se sujeta a las reglas de la
partición de comunidades. La administración de la sociedad colectiva civil puede
corresponder a un mandatario designado de común acuerdo (en el pacto social o
en un acto posterior) o bien a todos los socios (artículo 2081 del Código Civil).

Las partes pueden someter una sociedad de objeto civil a la regulación de las
sociedades comerciales.

Bibliografía:

A) BAEZA PINTO, Sergio: De la Capacidad para Celebrar Ciertos Contratos de


Sociedad, Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo LVIII, 1961, pp. 160-
167.
B) GUZMÁN REYES, Arturo - LIRA URQUIETA, Pedro: El Contrato de Sociedad
y los Incapaces, Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo LVIII, 1961, pp.
57-69.
C) PUELMA ACCORSI, Álvaro: Sociedades, Tomo I, Editorial Jurídica de Chile,
Santiago, 2002, pp. 140 y ss.

Jurisprudencia:

1) Corte Suprema, 8 de abril de 1986: “Asociación Nacional de Ahorro y


Préstamo con Corte de Apelaciones de Santiago”
Fallos del mes, Año 1987, Nº 341, p. 108 - 109, sent. 11.

Doctrina:
La sociedad en sus estatutos estableció que no obstante su carácter civil, su
liquidación se haría conforme a las sociedades mercantiles, Art. 410 al 418 del
Código de Comercio. De acuerdo a lo prevenido en los artículos 399 y 412 de
dicho Código, la sociedad pudo ser emplazada válidamente al ser notificados dos

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

de sus tres liquidadores, número que los habilita para administrar y representar a
la sociedad.

Caso:
La Sociedad “Constructora Edificios Nueva Providencia”, estableció en sus
estatutos sociales que, no obstante su carácter civil, su liquidación se efectuará de
conformidad a las normas de las sociedades mercantiles y en especial las
contenidas en los artículos 410 al 418 del Código de Comercio.

En estas circunstancias, de acuerdo con lo previsto en el artículo 399 del referido


Código, aplicable al caso según lo dispone el artículo 412 del mismo cuerpo de
leyes, la sociedad puede ser emplazada válidamente al notificarse a dos de sus
tres liquidadores, número que de acuerdo a la ley los habilita para administrarla y
representarla.

De este modo, no correspondía exigirle a la recurrente notificar además al tercer


miembro de la comisión liquidadora, sobre todo si éste se encontraba fuera del
país. Los jueces recurridos, al ordenar dicha notificación, han cometido falta que
es necesario corregir por la vía disciplinaria.

Por lo expuesto, la Corte acogió el recurso de queja deducido en representación


de la Asociación Nacional de Ahorro y Préstamo, sólo en cuanto se elimina de la
resolución recurrida, traída a la vista, la frase “sin perjuicio de que se notifique al
tercer miembro de la comisión liquidadora”.

2.2 Elementos esenciales.

El artículo 2053 del Código Civil define la sociedad como un contrato en que dos o
más personas estipulan poner algo en común con mira de repartir entre sí los
beneficios que de ello provenga. La sociedad forma una persona jurídica, distinta
de los socios individualmente considerados.

Los requisitos esenciales del contrato de sociedad son:


a) Que los socios deben ser a lo menos dos.
b) Que deben estipular poner algo en común, esto es, contribuir un aporte.
c) Que la sociedad debe tener un objeto lucrativo.
d) Que todos los socios soporten las pérdidas que la sociedad experimente,
como contrapartida de las utilidades que reciben.
e) Que entre los socios haya affectio societatis.

Bibliografía:

A) DAVIS CALDERÓN, Arturo: La Sociedad y sus Elementos Esenciales,


Revista de Derecho Universidad de Concepción, Nº 117, 1961, pp. 3-47.
B) HAMEL, Joseph: La “Affectio Societatis”, Revista de Derecho y
Jurisprudencia, Tomo XXIII, 1926, pp. 147-166.

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Jurisprudencia:

1) Corte Suprema, 15 de julio de 1925: “Rueda con Wuth y Otro”


Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo XXIII, 1926, I, pp.333 - 342.

Doctrina:
El contrato de participación de utilidades no tiene existencia en el derecho chileno.
Es esencial para que exista sociedad que dos o más personas estipulen poner
algo en común con la mira de repartirse entre sí los beneficios que de ello
provenga, doble requisito cuya concurrencia prescribe el legislador, estableciendo,
por una parte, que no hay sociedad si cada uno de los socios no pone algo en
común apreciable en dinero que forme parte del haber de la sociedad, que es lo
que constituye una persona jurídica distinta de los socios individualmente
considerados; y por otra, que tampoco hay sociedad sin participación en los
beneficios, apreciables igualmente en dinero.

Por lo tanto, si no aparece del tenor literal de la escritura ni de la intención de los


contratantes que las personas que comparecen a su otorgamiento se obligan a
poner alguna cosa en común con el objeto de obtener un lucro divisible entre ellos,
no existe contrato de sociedad.

Caso:
El día 21 de marzo de 1905, ante el notario don Abraham del Río, comparecieron
los señores Carlos Wuth y José Domingo Rueda, otorgando una escritura pública
que señalaba lo siguiente: “que por indicación del señor Rueda, el señor Wuth
compró a don Joaquín Demarchi y a don Darío Schiattino, un terreno compuesto
de los lotes A y B, ubicado en el camino de Melipilla de esta ciudad, según
escritura otorgada ante el notario que autoriza, con fecha 18 del presente mes;
que el precio que se pagó por ese terreno fue de $20.000, según consta de la
citada escritura; que esta compra la hizo el señor Wuth para revender los terrenos
por lotes o en un solo cuerpo y al mejor precio posible. Por la presente vienen en
declarar que de las utilidades que resulten de la negociación, pertenecerá un 50
por ciento al señor Rueda, después de pagarse el señor Wuth de los gastos que
haya efectuado y de reembolsarle su dinero con más el interés del uno por ciento
mensual. Este cincuenta por ciento pertenecerá al señor Rueda por la
participación que le corresponde, por haber sido él el que proporcionó el negocio y
por estar encargado de la venta de los terrenos, para cuyo efecto queda facultado
ampliamente. El precio de venta de los terrenos lo fijarán de común acuerdo entre
ambos. El señor Rueda acepta todo lo expuesto en esta escritura”.

Pasados algunos años, don Alfredo Muñoz, curador de la herencia yacente de don
José Domingo Rueda, junto con don Pedro Luis González, en calidad de
cesionario del señor Rueda del 50 % de participación de las utilidades
correspondientes al señor Rueda en virtud de la escritura de 21 de marzo de 1905,
entablaron una demanda contra la sucesión del señor Wuth fundándose en que la
referida escritura de 21 de marzo de 1905 deja constancia de un contrato de
participación de utilidades, el cual equivaldría a un contrato de sociedad. En vista

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

de lo anterior, el Conservador de Bienes Raíces de Santiago debe anotar al


margen de la inscripción del terreno, la escritura de participación de utilidades.
Además, solicitan que se nombre un liquidador para practicar la liquidación y
distribución del la sociedad.

Los demandantes fundan su acción, en el hecho de que, en vida, el difunto señor


Rueda interpuso una demanda ordinaria en contra del señor Wuth, con el objeto
de obtener que se declarase la validez de la escritura pública de participación de
utilidades de 21 de marzo de 1905. Si bien la demanda fue acogida en primera
instancia, la Corte de Apelaciones de Santiago, negó lugar a ella, acogiendo el
recurso de casación interpuesto por los herederos del señor Wuth, quienes
alegaron la inexistencia de la sociedad, por tratarse simplemente de un mandato
conferido por el señor Wuth al señor Rueda, para la venta de un determinado
inmueble comprado por el primero por su propia cuenta.

Además, los demandantes afirman que, de la lectura de la escritura, se desprende


cómo se generó el negocio y con qué objeto se hizo: Rueda concibió el negocio, y
cómo no tenía dinero disponible para llevarlo a cabo, buscó a Wuth, quien
proporcionó los fondos con los cuales se pagó el precio del terreno, y Wuth lo
compró no para sí, sino para revender los terrenos por lotes o en un solo cuerpo y
al mejor precio posible. Las partes señalaron expresamente el destino de las
utilidades, expresando que “de las utilidades que resulten en la negociación,
pertenecerá un cincuenta por ciento al señor Rueda, después de pagarse el señor
Wuth de los gastos que haya efectuado”. Es más, las partes nuevamente
manifestaron su intención al declarar que “este cincuenta por ciento pertenecerá al
señor Rueda por la participación que le corresponde, por haber sido él el que
proporcionó el negocio, y por estar encargado de la venta de los terrenos”. En
consecuencia, la referida escritura de 21 de marzo de 1905 deja constancia de un
contrato de sociedad que reúne todos los requisitos legales, ya que existe un
aporte de ambos socios y repartición de utilidades en partes iguales. El señor
Wuth aporta dinero y Rueda aporta sus servicios.

Además, la sentencia de casación que negó lugar a la demanda interpuesta por el


señor Rueda declaró que se trataba de un contrato de participación de utilidades.

En el escrito de contestación, los herederos del señor Wuth alegaron que la


escritura ya mencionada no es de “sociedad ni de cosa parecida, y que a lo más
podría considerársela como un mandato” conferido por el señor Wuth al señor
Rueda, cuya remuneración se habría fijado de antemano. Este mandato habría
terminado con la muerte del mandante y mandatario, antes de la ejecución de
algún acto en su cumplimiento. Además, afirman que de haberse tratado de un
contrato de sociedad, el señor Rueda no adquirió derecho alguno en virtud de ella,
por no haberse alcanzado a constituirla en forma, ni hacer efectivos los aportes, y
porque Rueda no realizó operación de ningún género.

El 23 de abril de 1920, el juez de primera instancia negó lugar a la demanda, por


tratarse la escritura de un mandato, en que Wuth confía a Rueda la gestión de un

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

negocio determinado por cuenta y riesgo del primero, siendo tal mandato
remunerado, el que quedó perfeccionado por la aceptación de Rueda en la misma
escritura. La sentencia señala expresamente que dicho contrato no puede ser
calificado de sociedad, por las siguientes razones: a) las partes no han puesto
nada en común; b) el señor Wuth compró unos terrenos con ánimo de
revenderlos, por indicación del señor Rueda, y en pago de este servicio y reventa
de ellos, ofreció a éste una remuneración especial; c) no se comprende la
escritura de sociedad sin haber social, formado por el aporte de los asociados; en
la especie no existe haber social, ya que el dueño de los terrenos, el señor Wuth
no aporta el dominio de los mismos, ni el usufructo, ni nada apreciable en dinero;
d) porque Los Código Civil y de Comercio establecen sólo tres especies de
sociedades, y en ninguna de ellas se encuentra el contrato de 21 de mayo de
1905, el cual tampoco puede ser calificado de asociación o cuentas en
participación; e) a mayor abundamiento, de los contratos anteriores celebrados
entre el señor Wuth y Rueda, se desprende que la intención que ambos han tenido
al concurrir al otorgamiento de la escritura de 21 de marzo de 1905 no es otra que
la de celebrar un mandato remunerado, tal como los contratos análogos
celebrados con anterioridad.

Los demandantes apelaron esta sentencia, siendo confirmada por la Corte de


Apelaciones de Santiago el 5 de junio de 1922. No conformes con el fallo, los
demandantes interpusieron recurso de casación en el fondo, afirmando que el
contrato no es un mandato para vender porque si a Rueda se le daba, por una
cláusula del contrato, amplia facultad para vender y por otra se le quitaba la
facultad de pactar el precio y las condiciones de recibirlo, es indudable que el
presunto mandatario estaba imposibilitado para celebrar el contrato, ya que siendo
requisitos esenciales de la compraventa la cosa y el precio, la falta de
cualesquiera de ellos origina la nulidad absoluta. En virtud de lo anterior, un
mandato para la venta de un bien raíz en que no se dé al mandatario la facultad
de pactar, al mismo tiempo, sobre la cosa y el precio, es nulo absolutamente, pues
no existe el encargo de vender. Si el mandatario no podía vender a nombre del
mandante, por no tener facultad de pactar y recibir el precio, es indudable que el
mandatario no podía obligar al mandante por falta de causa.

Agregaron que la escritura de 21 de marzo de 1905 no deja constancia de un


mandato, sino de un verdadero contrato de sociedad al consignar los siguientes
hechos: a) la compra efectuada por Wuth de un lote de terrenos por el precio de
$20.000; b) que Wuth no efectuó esta compra para sí, sino para revender los
terrenos; c) que, de las utilidades que resultaren de la negociación, un 50%
pertenecerá a Rueda después de deducidos los gastos y del reembolso del dinero
y sus intereses por Wuth; d) que este 50% pertenecerá a Rueda por la
participación que le corresponde, por haber sido él el que proporcionó el negocio y
por estar encargado de la venta de los terrenos, para cuyo efecto queda
ampliamente facultado; y e) que el precio de los terrenos lo fijarán de común
acuerdo entre ambos.

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

La Corte Suprema resolvió que de la escritura pública de 21 de marzo de 1905, en


que se funda la demanda, “no aparece ni de su tenor literal, ni de la intención de
los contratantes, señores Wuth y Rueda, que uno y otro se obliguen a poner
alguna cosa en común con el fin de obtener un lucro divisible entre ellos”, puesto
que al hacer en ella el señor Wurth, con la aceptación del señor Rueda, las
declaraciones ya mencionadas, “no aporta al fondo común que debería formar el
haber social, ni la propiedad ni el usufructo de los terrenos que él había ya
adquirido y pagado por su sola cuenta”. Asimismo, tampoco el señor Wuth aportó
la propiedad de los $20.000 pagados como precio en la compra del inmueble, ya
que por el hecho de haberlos pagado con anterioridad a la celebración del
supuesto contrato de sociedad no los tenía ya en su patrimonio, no pudiendo, en
consecuencia aportarlos a la sociedad que sólo posteriormente se habría
constituido en esa mencionada escritura.

En consecuencia, el contrato pactado en dicha escritura no es de sociedad ni


procede, por lo tanto, su liquidación, “porque las dos partes no han puesto nada en
común, con el ánimo de repartir entre sí las utilidades que de ello provenga, y
porque la participación en las utilidades de la negociación de reventa de terrenos,
que en dicha escritura se asigna a don José Domingo Rueda, es a título de
remuneración especial por sus servicio, y no como participante en el lucro
obtenido del social, que no existe”.

Además, la Corte Suprema resolvió que, aun cuando los recurrentes calificaron el
contrato como “participación de utilidades”, tal contrato no tiene existencia en
nuestro derecho, el cual sólo reconoce el contrato de asociación o cuentas en
participación.

2) Corte de Apelaciones de Santiago, 16 de mayo de 1913: “Von Bogen con


Doll y Buzeta”
Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo X, II, pp. 51 - 57.

Doctrina:
No es posible calificar como sociedad el contrato por el cual el dueño de un fundo
encarga su administración a otra persona, estipulándose que tendría como
remuneración de sus servicios el 50% de las utilidades que se obtuvieran previa
rebaja de una cantidad determinada en que se estimaba el interés de los capitales
con que se trabajaba, si dicho administrador, que se atribuye la calidad de socio,
no prueba haber celebrado con el dueño del fundo un contrato de sociedad y,
además, si la correspondencia intercambiada entre ambos manifiesta que era
simplemente el administrador. La circunstancia de que el administrador recibiera
como remuneración de sus servicios una parte de las utilidades, no le da el
carácter de socio y no puede significar la celebración de un contrato que los
interesados no pensaron celebrar, sino que es una forma de determinar el monto
de lo que debía pagársele como precio por su trabajo.

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

Caso:
Don Alejandro Von Bogen entabla demanda contra don Enrique Döll y José
Buzeta, a fin de que se declare la existencia de una sociedad de hecho entre ellos
y se proceda a su inmediata liquidación, fundando su petición en los siguientes
hechos:

El 1° de abril de 1909, Von Bogen hizo entrega del fundo “Las Higueras” a los
señores Enrique Döll y Buzeta, dueños de éste. El asunto controvertido en el litigio
radica en la clasificación del contrato que Von Bogen celebró verbalmente con los
señores Döll y Buzeta. Las condiciones del contrato fueron las siguientes:
a) El señor Von Bogen debía pagar 52.000 pesos anuales por canon de
arrendamiento del fundo “La Higuera” ;
b) Las utilidades resultantes de la administración y servicios industriales
prestados por Von Bogen con motivo del negocio referido debían
distribuirse de tal modo que una mitad correspondiera a los señores Döll y
Buzeta y la otra mitad a Von Bogen; y
c) Von Bogen tendría a su cargo el cultivo del fundo, la compra y venta de
todo lo necesario para su mejor explotación y consiguientes utilidades; es
decir, la administración general del negocio con las más amplias facultades
y con entera libertad para proceder.

El demandante afirma que al imponer los señores Döll y Buzeta la obligación de


pagar por el arrendamiento del fundo la suma de $ 52.000 anuales, del producto
bruto del fundo debía sacar dicha cantidad y del sobrante deducir previamente el
valor de los gastos, y el saldo, si lo hubiere, constituiría la utilidad líquida. En
consecuencia, si no hubiese utilidades no podría cobrarles a los demandados un
sueldo en pago de sus servicios industriales y de administración. Dado que el
administrador o mandatario tiene derecho a cobrar remuneración por su trabajo,
haya o no producido utilidades el fundo administrado, no se trata en la especie de
un administrador. Al contrario puesto que se no les ha estipulado un sueldo fijo, se
le debe considerar como socio industrial de la referida sociedad de hecho.

El señor Döll contestó la demanda, afirmando que el demandante no ha sido sino


un simple administrador de la hacienda. El año 1901 la sucesión de don José del
C. Buzeta nombró administrador del fundo “La Higuera” al demandante, con un
sueldo fijo al principio, pero después se le concedió el veinte por ciento de las
utilidades del fundo, más la cantidad de $25.000. Este contrato venció el 1° de
abril de 1906 y fue renovado, conservando la calidad de administrador del fundo,
pero sólo modificándose la estimación del valor del fundo y de sus enseres y
existencias, sobre las cuales debían pagar los señores Döll y Buzeta un interés del
7.5 %, aumentándose a un 50% la participación que en el resto de las utilidades
debía pagarse el señor Von Bogen. Se trata, por lo tanto, de un contrato verbal de
arrendamiento de servicios, en el cual Von Bogen cumple el rol de un simple
administrador del fundo a quien se le asignó una remuneración de sus servicios,
en lugar de sueldo fijo, cierta participación de los beneficios.

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

El juez negó lugar a la demanda en cuanto ésta solicitaba la declaración de la


existencia de una sociedad de hecho. El fallo reconoce únicamente que Von
Bogen fue administrador del fundo, y que como remuneración tenía derecho al
50% de las utilidades que se obtuvieran previa rebaja de la suma de 52.000 pesos
en que se estimaba el interés de los capitales con que se trabajaba. En el
considerando segundo se señala: “que el demandante no ha probado haber
celebrado con los demandados un contrato de sociedad, y por el contrario, la
correspondencia cambiada entre ambos y que invoca en apoyo de sus
afirmaciones, manifiesta que era simplemente administrador del fundo “La
Higuera” y que los actos que ejecutaba en tal carácter lo eran no como dueño,
sino como empleado de los señores Döll y Buzeta.”

A continuación, la sentencia enfatiza que la “circunstancia de que el demandante


recibiera como remuneración de sus servicios, una parte de las utilidades, no le da
el carácter de socio; esto es, no puede significar la celebración de un contrato que
los interesados no pensaron celebrar, sino que es una forma de determinar, como
cualesquiera otra, el monto de lo que debía pagársele como precio de su trabajo”.

Esta sentencia fue confirmada por la Corte de Apelaciones.

3) Corte de Apelaciones de Santiago, 23 de octubre de 1914: “Guttmann,


Maurer y Cía. con de la Cerda”
Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo XI, II, pp. 75-113.

Doctrina:
No puede calificarse como sociedad el contrato en virtud del cual una de las partes
entrega a otra cierta cantidad de dinero destinada a operar en negocios de ésta,
quien se reserva la propiedad de esos negocios y se obliga a restituir
íntegramente aquella cantidad en los plazos y forma convenidos, abonando un
determinado interés anual y participando, además, el acreedor en la mitad de las
utilidades que produjeran los negocios a que se destinaba el dinero. Este contrato
es un mutuo, al cual accidentalmente se agregan cláusulas relativas a los
beneficios prometidos al acreedor en compensación del capital pagado. Los
aportes sociales o lo que se estipula poner en común es lo que forma el capital
social, patrimonio de la sociedad. En la especie, no se constituyó ese capital
social, ya que los bienes a que se destinaba el dinero quedaron en el patrimonio
individual del deudor, a quien se hizo entrega del monto convenido para fines de
su exclusivo interés y no para la formación de un fondo colectivo. El contrato
objeto de este litigio no es de sociedad, pues las partes no manifestaron su
intención de constituir una sociedad, ya sea expresa o tácitamente, no
conteniendo la convención estipulación alguna que permita presumir la referida
intención.

En consecuencia, quien entregó dinero en virtud del contrato referido debe ser
considerado como acreedor en el concurso a que da origen la quiebra del deudor.

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

Caso:
Durante el concurso voluntario de don Jorge Rodríguez Cerda, se presentó don
José Manuel de la Cerda a fin de verificar un crédito de $176.250, procedente de
una escritura de mutuo otorgada el 21 de enero de 1910. En la cláusula primera,
se estipuló que don José Manuel de la Cerda daba en préstamo a don Jorge
Rodríguez, por el término de ocho años, la cantidad de $150.000, que el deudor
destinaría a los trabajos de su fundo “Santa Adela”, donde existía una fábrica de
conservas, y reparaciones de otro inmueble. En la cláusula segunda, el señor De
la Cerda se obliga a entregar la cantidad convenida en el plazo de cuatro a seis
meses a contar de la fecha de la escritura, declarando el señor Rodríguez ya
haber recibido $13.481,46 y debiendo otorgarse escritura pública por las demás
sumas que el señor Rodríguez fuera recibiendo hasta enterar la cantidad de
$150.000. Además, se estipuló que, “en compensación, Rodríguez abonará el
interés del 12% anual y participará a don José Manuel De la Cerda en la mitad de
las utilidades que produzca el negocio de “Santa Adela” y la casa de calle Los
Carreras números 90 a 98”. A fin de garantizar sus obligaciones, el señor
Rodríguez constituyó hipoteca sobre los inmuebles ya mencionados.

El 3 de abril de 1912, el señor Rodríguez reconoció, mediante escritura pública,


haber recibido del señor De la Cerda la cantidad que faltaba para enterar los
$150.000, según lo convenido.

Durante el concurso, el crédito verificado por De la Cerda fue impugnado por los
señores Guttmann, Maurer y Cía., quienes afirman que el contrato celebrado el 21
de enero de 1910 es un contrato de sociedad colectiva, el cual pretende el señor
De la Cerda hacer pasar como mutuo, susceptible de verificación en el concurso
de su consocio Rodríguez. A su juicio, en el referido contrato, De la Cerda pone su
dinero y Rodríguez su fundo y su industria de fábrica de conservas, bajo la
estipulación expresa de repartir las utilidades. Por lo tanto, por más que las partes
por conveniencia o ingenuamente lo continúen llamando mutuo, es un contrato de
sociedad, pues los contratos son lo que son por su esencia y no por los nombres
que les den los contratantes. En consecuencia, don José Manuel De la Cerda, no
sólo no es acreedor de este concurso, sino que es deudor solidario de él.

El apoderado de don José Manuel De la Cerda, contestó argumentando que no


basta la existencia de uno o más rasgos comunes en dos instituciones para
confundirlas e identificarlas, o que degeneren la una en la otra, si no son
exactamente los mismos todos los elementos esenciales que deben concurrir en
cada una de ellas. Es por esto que si bien el contrato de sociedad comparte
elementos comunes con otros contratos, éstos no pueden calificarse como de
sociedad, pues no concurren todos los elementos necesarios para ello.

La simple reunión de bienes que no responda al propósito de formar con ellos un


fondo común y de crear una persona jurídica distinta no autoriza para sostener
que existen aportes de los contratantes. Por lo tanto, sin aportes no puede
formarse un patrimonio colectivo y, en consecuencia, una sociedad. Además, si
durante la vigencia de la sociedad ningún socio puede exigir la restitución de sus

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

aportes, el contrato en que se estipula que a su terminación, o antes deberán


restituirse a uno de los contratantes, a todo evento cualesquiera que sean los
resultados del negocio, los capitales por él introducidos, esa sola estipulación aleja
la idea de sociedad, pues resulta inconciliable con las bases esenciales de la
estructura social, ya que esos capitales no contribuirían nunca a formar el fondo
social, ni soportarían parte alguna en las pérdidas.

Finalmente, si las partes no han querido asociarse, no habrá sociedad, dado que
más que en ningún contrato, la intención de las partes (affectio societatis) es
decisiva en materia de sociedad, porque permite diferenciarlas de otras
convenciones semejantes. En el contrato mencionado, las partes emplean
términos cuyo sentido nadie ignora, como “dar en préstamo” y “entregar”, las
cuales excluyen la existencia de la intención de crear una sociedad.

El 29 de octubre de 1913, el juez resolvió dar lugar a la impugnación, por estimar


que el contrato de 21 de enero de 1910 importaba “la celebración de un negocio
en participación, sin constituir, sin embargo, sociedad legalmente establecida por
la falta de cumplimiento de algunos requisitos esenciales”. Si bien es cierto que en
la mencionada escritura el señor De la Cerda comparece otorgando un préstamo
al señor Rodríguez, “llama particularmente la atención de que en ninguna de sus
estipulaciones se consignara la obligación, característica del mutuo, de restituir
una suma de dinero igual a la prestada; y que, en cambio, se estableciera que en
compensación Rodríguez Cerda pagaría a De la Cerda el interés del 12% al año y
le participaría con la mitad de las utilidades que le produjera el negocio de “Santa
Adela” y la casa de calle Carreras de esta ciudad, lo que está demostrando que la
obligación de restituir quedaba compensada y extinguida con la de pagar los
intereses y la mitad de las utilidades”. En virtud de lo anterior, “la negociación
formada sobre la base de aportes recíprocos para la explotación del negocio
industrial y agrícola de “Santa Adela”, en la forma ideada y puesta en práctica de
antemano por Rodríguez Cerda, no puede degenerar en un simple mutuo por el
hecho de haberse omitido que De la Cerda cargaría con una cuota en las pérdidas
posibles de ella, porque en el silencio de los contratantes al respecto, se entiende
por presunción de la ley que los socios cargan con esas pérdidas a prorrata de su
cuota de utilidades; y porque lo que la ley no acepta es la formación de sociedad
sin participación de beneficios”.

Esta sentencia fue apelada, resolviendo la Corte de Apelaciones revocarla en


virtud de las siguientes consideraciones:
- El contrato referido no cumple con los requisitos esenciales para ser
considerado como sociedad, pues los contratantes nada han puesto en
común. En efecto, el señor De la Cerda entregó al señor Rodríguez Cerda
cierta cantidad de dinero destinada a operar en negocios del mismo
Rodríguez Cerda, reservándose éste último, la propiedad de dichos
negocios y contrayendo la obligación de restituir íntegramente el dinero al
señor De la Cerda en los plazos y forma indicados en el contrato.
- En la especie, no se constituyó capital social, ya que los bienes de
Rodríguez Cerda quedaron en su patrimonio individual, y el dinero de De la

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

Cerda fue entregado a aquel para fines de su particular interés y no para


contribuir a la formación de un fondo colectivo con que debiera operar la
presunta sociedad. Siendo igualmente necesario, para la existencia del
contrato de sociedad, que las partes tengan la intención de celebrarlo, los
señores De la Cerda y Rodríguez no manifestaron su intención de formar
sociedad, ni de modo expreso, ni de un modo tácito, porque en ninguna
parte del contrato se nombra siquiera la palabra sociedad, ni se da a los
contratantes el nombre de socio u otro análogo, ni se contiene estipulación
alguna que permita presumir dicha intención. Al contrario, las partes
calificaron la escritura como “mutuo”, empleando expresiones que
convienen al referido contrato de mutuo, excluyendo la idea de sociedad.
- Dado que no se constituyó una sociedad, y por tanto una persona jurídica
distinta de los socios individualmente considerados, Rodríguez continuó la
gestión de sus negocios como antes en su propio nombre y no como
personero de alguna sociedad. En consecuencia, el crédito presentado por
el señor De la Cerda para su verificación, es crédito acreedor, no siendo
aceptable su impugnación.

4) Corte Suprema, 7 de noviembre de 2006: “Banco Do Brasil S.A con


Sociedad Agrícola Ardisana y Cornejo Ltda.”

Doctrina:
El artículo 2.053 del Código Civil establece como elementos esenciales de una
sociedad, la existencia de dos o más socios, la intención de formar sociedad o
affectio societatis, el aporte de los socios y la repartición de beneficios y pérdidas,
a los que algunos agregan también la personalidad jurídica de la sociedad.

Que, respecto al aporte de los socios, lo que constituye el requisito esencial es su


estipulación en la escritura social, sea que el socio efectúe el aporte o
simplemente que se obligue a efectuarlo. Es decir, lo que constituye un elemento
de la esencia de una sociedad es el capital o fondo social, el cual es el conjunto de
los aportes entregados o prometidos por los socios a la sociedad. Lo anterior
implica que todos y cada uno de los socios al menos estén obligados a aportar
algo a la sociedad, y atendido a ello puede distinguirse entre aportes pagados o
enterados y aportes prometidos o por pagar, último caso en que el socio está
aportando un crédito a la sociedad, del cual el aportante es el propio deudor.

Caso:
Banco Do Brasil S.A. interpone demanda en juicio ordinario, solicitando al Tribunal
de Letras de San Vicente de Tagua Tagua que declare la inexistencia o en
subsidio la nulidad absoluta de la Sociedad Agrícola Ardisana y Cornejo Ltda. por
carecer ésta de uno de los requisitos esenciales de existencia o validez de toda
sociedad, como es el aporte de capital. La demanda la dirige en contra de Carlos
Guillermo Cornejo Chacoff, ingeniero agrónomo, con domicilio en Germán Riesco
628 de San Vicente T.T. y en contra de Narciso Ardisana Suárez, ignora profesión,
con domicilio en Horacio Aránguiz Nº 956 de la comuna de San Vicente de Tagua
Tagua.

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

Expresa en la demanda que el Banco Do Brasil S.A. es acreedor de la Sociedad


Agrícola Ardisana y Cornejo Ltda. por la suma equivalente en moneda nacional a
26.147,232 Unidades de Fomento que al 01 de septiembre de 1999 representaban
su equivalente en pesos a $ 390.183.115 más los intereses devengados desde el
01 de agosto de 1995. Que para obtener dicho crédito los representantes de la
Sociedad declararon como activo de la misma un bien raíz ubicado en la localidad
de Tunca de la comuna de San Vicente de Tagua Tagua cuya inscripción de
dominio a nombre de la Sociedad Agrícola Ardisana y Cornejo Ltda. constaba a fs.
46 Nº 69 del Registro de Propiedad del año 1992 del Conservador de Bienes
Raíces de San Vicente de Tagua Tagua. Este inmueble era antes de ser aportado
a la Sociedad, de dominio común de los futuros socios Cornejo y Ardisana,
demandados de autos. Que para seguridad y garantía del crédito la sociedad
entregó en hipoteca el bien raíz ya señalado, por lo que el Banco Do Brasil
financió íntegramente la construcción de una planta de secado de maíz en el
mismo predio.

Que por sentencia de 06 de octubre de 1997, este Tribunal decretó la rescisión del
aporte efectuado a la Sociedad por Cornejo Chacoff correspondiente al 50% de los
derechos sobre el bien raíz citado, ordenando se cancelara la inscripción de
dominio a favor de la sociedad. El fundamento de la sentencia se encontró en el
artículo 1749 del Código Civil que impone al marido la obligación de obtener la
autorización de su cónyuge para enajenar bienes raíces sociales cuando se está
casado bajo el régimen de sociedad conyugal, cual es el caso del demandado
Carlos Cornejo Chacoff y que no pidió la autorización correspondiente al efectuar
el aporte a la Sociedad.

Que por efecto de la sentencia citada anteriormente y que por ser declarativa ha
reconocido la nulidad de un aporte estableciendo una situación jurídica existente al
momento de celebrar el contrato social. La cuota en el bien raíz de dominio de la
sociedad conyugal de Cornejo Chacoff y su cónyuge Verónica Bardina, nunca fue
de dominio de la sociedad, lo cual se desprende como consecuencia de la nulidad
declarada en sentencia que tiene fuerza de cosa juzgada, artículo 1687 del Código
Civil. Si la sociedad nunca fue dueña del 50% de derechos en el bien raíz y
tampoco recibió el aporte de dinero prometido quiere decir que la sociedad es
inexistente en relación a las razones que a continuación expone.

Que los requisitos de existencia de cualquier sociedad, son el aporte de los socios,
la formación de un capital social, la participación en las utilidades, concurrencia en
las pérdidas y personalidad de la sociedad. Que el artículo 2055 del Código Civil
dispone: No hay sociedad si cada uno de los socios no pone alguna cosa en
común, ya consista en dinero o efectos, ya en una industria, servicio o trabajo
apreciable en dinero y que tampoco hay sociedad sin participación de beneficios y
que no debe entenderse por beneficio el puramente moral. Que la falta de uno de
los requisitos de existencia social significa que el acto jurídico en sí mismo no es
tal, ya que el efecto de la sentencia que declaró nulo el aporte de Cornejo al ser
retroactiva estableció la existencia del vicio ad initium, y por lo tanto, desde la

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

fecha de la constitución de la sociedad ha faltado el aporte social. Que el Código


de Comercio es coincidente con el Código Civil al establecer en su artículo 352 Nº
4 el capital que introduce cada uno de los socios y en su artículo 375 dispone que
el fondo social se compone de los aportes que cada uno de los socios entrega o
promete entregar a la sociedad. En la especie Cornejo Chacoff no ha entregado
nada al fondo social y como no puede haber una sociedad compuesta de un solo
socio, se concluye que ésta, es inexistente.

Además señala que la apariencia de sociedad se traduce en la existencia de una


sociedad de hecho y los terceros de buena fe como es el caso del Banco
acreedor, tienen derecho en contra de todos y cada uno de los socios, sin perjuicio
de que los actos celebrados con la sociedad de hecho en el tiempo intermedio,
son perfectamente válidos. (Además el demandante deja entrever una posible
colusión entre Cornejo Chacoff y su esposa para burlar los derechos que el Banco
tiene como acreedor).

La parte demandada contesta la demanda señalando que la teoría de la


inexistencia, según parecer del abogado de los demandados, no es más que una
teoría usada en las cátedras por cuanto no existe en nuestra legislación
disposición alguna que la consagre. La inexistencia está asimilada a la nulidad
absoluta. Señala además que existe contradicción por parte del demandante al
pedir que se declare a la sociedad como inexistente y que además, los actos
celebrados por la sociedad sean declarados válidos. Y que las Sociedades de
Hecho están reglamentadas en los artículos 2057 y 2058 del Código Civil, y este
último establece en forma clara que se forman por una causal de nulidad, no de
inexistencia de un acto jurídico.

Respecto de la petición subsidiaria de nulidad, la parte demanda señala que esta


petición también debe ser rechazada en razón a que la parte demandante
sustenta su petición en la falta de aporte de uno de los socios por cuanto la
sociedad nunca ha sido dueña del 50% del capital que le correspondía aportar a
Cornejo Chacoff, lo que no es efectivo, puesto que el social, no sólo está formado
con el aporte del bien raíz, sino además por el aporte en dinero de $ 6.000.000
que cada socio se obligaba a pagar por mitad dentro del plazo de dos años. Por
otra parte señala que el contrato de sociedad no es un contrato real que se
perfeccione con la entrega de una cosa, sino que basta para la existencia de la
misma en lo que se refiere al capital, la promesa u obligación de entregar un
aporte. La sociedad nació a la vida jurídica con la suscripción de la escritura
pública de constitución inscrita y publicada en extracto en forma legal y que solo
bastaba la promesa de los socios de aportar al fondo social una suma de dinero,
que no es un requisito ni de validez ni de existencia de la sociedad el que los
socios, sus representados, cumplieran con las obligaciones establecidas en el
pacto social, lo que éstos han cumplido en la forma antes dicha, no afectando a la
existencia o validez de la sociedad el que dicho aporte se pague o se entere
efectivamente al momento de suscribir el pacto social, pues lo que la ley exige es
que el socio se obligue a enterar un aporte consistente en dinero o en cualquier
otra clase de bienes y que si alguno de los socios no cumpliera con el aporte a

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

que estaba obligado en el pacto social, sólo se incurre en una causal de


incumplimiento de contrato tal como lo señala el artículo 379 del Código de
Comercio que establece las sanciones por el incumplimiento, siempre entregado a
los socios cumplidores y nunca a terceros.

Por otra parte, la parte demanda solicita subsidiariamente la prescripción de la


acción, pues ya habrían transcurrido más de cuatro años desde la constitución de
la sociedad, hecho que rechaza el actor señalando que el plazo debe
contabilizarse desde la fecha de la dictación de la sentencia que rescindió el
aporte de Cornejo, plazo que aún no se encuentra vencido.

Al respecto el Tribunal de Primera Instancia decidió rechazar la solicitud formulada


en lo principal, a saber la inexistencia de la sociedad, pero acogió la petición
subsidiaria declarando la nulidad de la misma. En efecto el citado fallo resolvió
entre otros puntos lo siguiente: “Que se acoge la demanda en cuanto se declara
que la Sociedad Agrícola Ardisana y Cornejo Ltda. es nula por faltarle un requisito
de existencia y de validez en su constitución, como es el patrimonio social por no
haber cumplido los socios con el aporte a que se habían obligado en la escritura
de constitución de la sociedad. Que se acoge además la petición formulada por el
actor en cuanto a que los demandados Narciso Ardisana Suárez y Carlos
Guillermo Cornejo Chacoff, deben responder con sus bienes en forma solidaria al
pago de la deuda contraída en nombre y en representación de la Sociedad
Agrícola Ardisana y Cornejo Limitada en el equivalente en pesos a 26.147,232
Unidades de Fomento, más intereses para operaciones reajustables conforme lo
dispuesto en la ley 18.010, a contar del 01 de agosto de 1995 hasta su pago real y
efectivo”. El Tribunal de Primera Instancia rechazó también la excepción de
prescripción opuesta.

La parte demandada interpuso un recurso de apelación en contra de la referida


sentencia, el cual fue resuelto por la Corte de Apelaciones de Rancagua,
acogiendo el citado recurso, y rechazando en consecuencia en todas sus partes la
demanda deducida en lo principal. En efecto, la Corte resolvió en base a los
siguientes argumentos:

- Que según se desprende del artículo 2.053 del Código Civil, son elementos
esenciales de una sociedad, la existencia de dos o más socios, la intención de
formar sociedad o affectio societatis, el aporte de los socios y la repartición de
beneficios y pérdidas, a los que algunos agregan también la personalidad jurídica
de la sociedad.

- Que, respecto al aporte de los socios, lo que constituye el requisito esencial es


su estipulación en la escritura social, sea que el socio efectúe el aporte o
simplemente que se obligue a efectuarlo. Es decir, lo que constituye un elemento
de la esencia de una sociedad es el capital o fondo social, el cual es el conjunto de
los aportes entregados o prometidos por los socios a la sociedad. Lo anterior
implica que todos y cada uno de los socios al menos estén obligados a aportar
algo a la sociedad, y atendido a ello puede distinguirse entre aportes pagados o

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

enterados y aportes prometidos o por pagar, último caso en que el socio está
aportando un crédito a la sociedad, del cual el aportante es el propio deudor.

- Que, las acciones que se otorgan en caso de que un socio no entere el aporte
estipulado en la escritura de constitución social, como ocurre en el caso de marras
respecto del socio Carlos Guillermo Cornejo Chacoff, mencionadas en el motivo
anterior no son ni la inexistencia ni la nulidad de la sociedad y la única acción
capaz de ponerle término a una sociedad por el incumplimiento del aporte de un
socio, es la disolución, acción facultativa que sólo puede ser intentada por
cualquiera de los socios, pero en ningún caso por parte de terceros ajenos a la
sociedad, no siendo por lo demás, la acción deducida en autos, razonamientos por
los que es rechazada la acción de nulidad absoluta de la sociedad de autos,
intentada en forma subsidiaria.

- Que, habiéndose rechazado la inexistencia y nulidad alegadas, teniendo por


tanto plena vigencia en el derecho la “Sociedad Agrícola Ardisana y Cornejo
Limitada , persona jurídica distinta de sus socios, la que no fue emplazada en
autos, resulta procedente rechazar también la solicitud de los socios señores
Cornejo y Ardisana, sean declarados deudores y condenados solidariamente al
pago de 26.147,232 U.F. pues dicha deuda fue contraída por la sociedad, contra la
cual, por lo demás, el actor ya ha seguido dos juicios tendientes a obtener el pago
de la misma deuda, roles 3788 95 del Vigésimo Juzgado Civil de Santiago y 2486
98 del Decimonoveno Juzgado Civil de Santiago, y cuyas compulsas han sido
tenidas a la vista.

- Que en base a las consideraciones anteriores no resulta necesario pronunciarse


sobre la excepción de prescripción interpuesta.

Tal como señalamos precedentemente, la Corte de Apelaciones de Rancagua,


acogió el recurso de apelación interpuesto por la parte demanda y rechazo la
demanda de autos en todas su partes, fallo que fue confirmado por la Corte
Suprema conociendo del recurso de casación en el fondo interpuesto por la
demandante.

5) Corte Suprema, 25 de julio de 1960: “Frigerio Concha, Enrique con Kramm


Kiesling, Juan”
Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo LVIII, I, pp. 95-99.

Doctrina:
Para que pueda prosperar la demanda en que se pide que se reconozca la
existencia de una sociedad de hecho entre el actor y el demandado, es
indispensable que se compruebe fehacientemente que existió un acuerdo de
voluntades en que dos o más personas decidieron poner algo en común con la
mira de repartirse entre sí los beneficios que de ello provengan, pacto que, al
menos, debe reunir tres elementos esenciales: aporte, reparto de beneficios e
intención de formar sociedad. El affectio societatis es, sin duda, el elemento

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

principal, pues si no se demuestra esa intención, no puede darse por establecida


la existencia de la sociedad.
Incumbe al actor probar la existencia de la sociedad de hecho que se invoca, y no
es obstáculo para que se desestime la demanda el hecho de que el demandado
no prueba que el actor era su empleado, como afirmó al excepcionarse.

Caso:
Don Enrique Frigerio Concha interpuso una demanda en contra de don Juan
Kramm Kiesling, a fin de que se declare la existencia de una sociedad de hecho
entre ambos para la explotación de un negocio de carnicería en el Mercado
Municipal de Las Condes. Según el señor Concha, él aportó las instalaciones
donde funcionaría la carnicería y su trabajo personal. En virtud de dichos aportes,
reclama la cantidad total de $1.050.000.

El demandado, don Juan Kramm refutó los hechos afirmados por el demandante,
señalando que jamás existió una sociedad entre ambos, pues Frigerio sólo fue su
empleado por el lapso de 10 días, después de los cuales lo despidió.

La demanda fue rechazada por el tribunal de primera instancia, siendo confirmada


la sentencia por la Corte de Apelaciones de Santiago. Contra dicho fallo, el
demandante interpuso recursos de casación en la forma y en el fondo.

La Corte Suprema resolvió lo siguiente, confirmando la sentencia recurrida:


- Para que pueda prosperar una demanda en que se pide que se reconozca la
existencia de una sociedad de hecho, “es indispensable que se compruebe
fehacientemente que existió un acuerdo de voluntades en que dos o más
personas decidieron poner algo en común con la mira de repartirse entre sí los
beneficios que de ello provengan, pacto que al menos debe reunir tres
elementos esenciales: 1) aportes, pues no hay sociedad si los socios no se
obligan a aportar algo ya sea que consista en dinero o efectos, ya sea en
industria, servicio o trabajo apreciable en dinero, sea que el aporte se efectúe
en propiedad o en usufructo; 2) reparto de beneficios, pues el fin de una
sociedad es el lucro pecuniario de los socios a diferencia de otra clase de
personas jurídicas y 3) intención de formar sociedad. El affectio societatis es
sin duda el elemento principal, puesto que, si no se demuestra esta intención
no puede darse por establecida la existencia de una sociedad. La diferencia
entre una sociedad de hecho y una legal consiste en que en la sociedad legal
se han cumplido todas las formalidades que la ley establece para la existencia
como tal para cada tipo de ellas y en la de hecho, se han omitido una o más de
dichas exigencias”.
- Dado que en la especie no se comprobó la existencia de un contrato social, ni
la realización de aportes, ni la forma en que habrían de repartirse las pérdidas
y beneficios, resulta indudable que la demanda no podía prosperar. Respecto
al peso de la prueba, correspondía al demandante probar la existencia de la
sociedad de hecho que negó el demandado. La circunstancia de que el
demandado no acreditara que el señor Frigerio había sido su empleado, “no

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

puede servir para excusar al demandante de su obligación de comprobar el


fundamento de su acción”.

2.3 La sociedad de hecho.

Sociedad de hecho es toda aquella sociedad (de personas o capital) que en su


constitución no cumplió con los requisitos para perfeccionarse; es decir, una
sociedad que no reúne los elementos esenciales para subsistir legalmente. Esta
sociedad existe de hecho frente a terceros, para amparar los intereses de estos
últimos.

La subsistencia de hecho de la sociedad que adolece de un vicio de nulidad,


produce diferentes efectos, para lo cual es necesario distinguir:
a) Entre los socios: Estos pueden solicitar la nulidad, como acción o
excepción, mientras exista la sociedad de hecho.
b) Entre un socio y terceros:
• Terceros acreedores sociales: Los socios responden
solidariamente a los terceros con quienes hubieren contratado a
nombre o interés de la sociedad de hecho.
• Tercero acreedores personales: Les interesa la nulidad de la
sociedad, pues declarada se aumenta el patrimonio personal
del socio deudor. El socio que se oponga debe probar la validez
de la sociedad.
• Terceros deudores sociales: Éstos no pueden sustraerse de
cumplir con sus obligaciones, aun cuando la sociedad sea
declarada nula.
c) Entre Terceros: Si los acreedores personales solicitan la nulidad de la
sociedad, los acreedores sociales deberán probar que la sociedad se
ha constituido legalmente.

El principal derecho que se origina para un socio de una sociedad de hecho es


pedir la liquidación de la misma, que recaerá en las operaciones anteriores y se
hará según las reglas del cuasicontrato de comunidad, sin considerar las
estipulaciones sociales. Los frutos y ganancias devengados por la sociedad se
repartirán en proporción a los aportes de los socios.

Bibliografía:

A) TORRES ZAGAL, Oscar: Las Sociedades de Hecho e Irregular (con


Referencia a la Sociedad Colectiva Comercial), Revista de Derecho
Universidad Católica de Valparaíso, Volumen 19, 1998, pp. 193-198.
B) UBILLA GRANDI, Luis: Sociedades Irregulares y la Sociedad de Hecho,
Revista de Derecho Universidad Católica de la Santísima Concepción. Nº 9,
2001, pp. 107-111.

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

Jurisprudencia:

1) Corte Suprema, 5 de septiembre de 1951: “Silva con Romanini”


Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo XLVIII, I, pp. 429-437.

Doctrina:
La sociedad de hecho es aquella que se forma entre dos o más personas sin
pacto expreso, con el objeto de hacer una explotación o labor en común de una
cosa o negocio, que nace de una serie de hechos y circunstancias especiales de
colaboración, sólo explicables por la existencia de la sociedad. Ese conjunto de
hechos y circunstancias deben constar materialmente, a fin de que se haga notoria
la cooperación entre los asociados, en un plano de igualdad, sin que haya, por
consiguiente, ninguna duda respecto a que, en lugar de la sociedad, concurra otro
acto jurídico, como un arrendamiento de servicio o un mandato remunerado.

La sociedad regular de hecho, de carácter consensual, que se origina de hechos


con fisonomía jurídica, debe reunir todos los requisitos que se suponen en el
contrato de sociedad. En efecto, ha de haber en ella, en primer lugar affectio
societatis, en seguida, el aporte que cada uno de los socios debe hacer y, por
último, la participación en las utilidades.

Caso:
A principios del mes de agosto de 1941, Luis Alberto Silva Silva y Luis Romanini
Fioravanti celebraron un contrato innominado en virtud del cual ambos se
comprometían a trabajar en la explotación de las siembras de chacras y maderas
en el fundo Lo Ibacache de propiedad de don Claudio Matte Pérez. El señor
Romanini debía acompañar los capitales necesarios y Silva su trabajo, para
repartirse por mitades los productos de la explotación del fundo.

En 1942, ambos arrendaron los potreros El Plantel y El Rosario al señor Matte,


para sembrar papas, maíz y cebollas. El señor Silva dirigía personalmente todos
los trabajos y labores de la explotación agrícola, realizando los pagos a los
trabajadores y proporcionando animales y algunas herramientas para dichas
labores.

Sin embargo, del total líquido de las ganancias generadas, Silva sólo recibió una
parte. En virtud de lo anterior, interpuso una demanda en contra de don Luis
Romanini Fioravanti, a fin de que se declare que éste se encuentra obligado a
pagarle su participación en los productos y utilidades generadas en virtud del
referido contrato, el cual considera que se trata de una asociación o cuentas en
participación. Además solicita que se le indemnicen los daños ocasionados por el
incumplimiento.

El demandado alegó que era falsa la afirmación del demandante en cuanto la


existencia de una sociedad entre ambos. Al contrario, afirmó el señor Silva fue
contratado como capataz o administrador de algunas faenas que se realizaban en

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

el fundo, concediéndosele el derecho de sembrar una cuadra de la chacra a


medias. No se pactó nada respectó a participación en las utilidades del negocio.

La sentencia de primera instancia acogió la demanda, ordenando pagar al


demandado la suma de $357.160.555, más un 6% de interés, por revestir el
demandante la calidad de socio del señor Romanini. Dicho fallo fue revocado por
la Corte de Apelaciones, porque el actor no logró probar la existencia de un
vínculo jurídico entre las partes en virtud del cual emanaren las acciones
entabladas en el juicio. Contra la sentencia de alzada, el demandante dedujo
recurso de casación en el fondo.

La Corte Suprema estableció que el asunto central consiste en determinar la


naturaleza del contrato celebrado entre los litigantes, es decir, establecer si se
trata de una sociedad de hecho, o asociación, o un contrato innominado.

“La sociedad de hecho, como su nombre lo indica, es aquella que se forma entre
dos o más personas sin pacto expreso, con el objeto de hacer una explotación o
labor en común de una cosa o negocio, que nace de una serie de hechos o
circunstancias especiales de colaboración, sólo explicables por la existencia de
una sociedad. Este conjunto de hechos y circunstancias debe constar
materialmente, a fin de que se haga notoria la cooperación entre los asociados, en
un plano de igualdad, sin que haya, por consiguiente, ninguna duda, respecto a
que, en lugar de sociedad, concurra otro acto jurídico como arrendamiento de
servicios o un mandato remunerado”.

Dado que no fue posible establecer quien arrendó los fundos explotados por los
litigantes, o la forma en que las partes acordaron la división de las utilidades, y
sólo se acreditó que el señor Silva dirigió personalmente las labores en los
predios, “no puede desprenderse una sociedad regular, sin pacto expreso entre
las partes”. La Corte estimó que no se logró probar la existencia de “cooperación
estrecha e igualitaria (affectio societatis)”, ni la existencia de aportes, ni el ánimo
de repartirse los beneficios, por lo que rechazó el recurso de casación en el fondo.

2) Corte de Apelaciones de Santiago, 2 de abril de 1992: “Muñoz con


Guevara”
Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo LXXXIX, II, pp. 27-30.

Doctrina:
La existencia de una relación de confianza y familiaridad entre dos personas que
atienden un local comercial no es suficiente para establecer la existencia de una
sociedad de hecho.

Caso:
Don Juan Muñoz interpone demanda para que se declare la existencia de una
sociedad de hecho entre él y la fallecida madre del demandado, doña Berta Núñez
Correa. El demandante alega que el objeto de dicha sociedad era la explotación

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

de un local comercial ubicado en Av. Independencia 2973, el cual era atendido por
ambos.

Mediante la prueba testimonial, se logró acreditar que entre las dos personas
existía una relación de familiaridad y confianza, que atendían el mismo local
comercial y que habitaban en el mismo domicilio. Sin embargo, varios de los
testigos manifestaron explícitamente no estar en condiciones de afirmar
enfáticamente que hacían vida marital. Asimismo, mediante los testimonios de los
testigos se logró acreditar que si bien el demandante y la señora Núñez atendían
juntos el negocio desde 1954, doña Berta Núñez había adquirido y era dueña del
negocio desde antes de 1954. Asimismo, todos los testigos coincidieron en que el
aludido negocio estaba a nombre de Berta Núñez y que a su nombre se extendían
las patentes y las facturas por compra de las mercaderías.

Por otra parte, las propiedades que figuran a nombre de doña Berta Núñez fueron
adquiridas y pagadas por ésta, tal como consta en las respectivas escrituras.

La Corte resolvió que la sola circunstancia de que ambos atendieran el local


comercial es “insuficiente para acreditar la existencia de la sociedad de hecho
alegada y mucho menos para hacer que, como consecuencia de aceptarse su
existencia, se llegue a la conclusión de que los bienes raíces comprados por doña
Berta Núñez Corrotea e inscritos a su nombre, e incluso un bien raíz que figura
comprado e inscrito por el demandado de autos –que en la pretendida sociedad es
un tercero absoluto- hayan pertenecido a dicha sociedad y no a quienes aparecen
como sus legítimos dueños”.

3) Corte de Apelaciones de San Miguel, 4 de diciembre de 1985: “Castrol


Chile S.A. con Valladares Contreras, Ascensión”.
Gaceta Jurídica, Nº 66, p. 63.

Doctrina:
Cualquier socio en la sociedad de hecho responde de las deudas sociales, sin
perjuicio de los reembolsos que corresponda entre los demás asociados, acorde
los aportes y la división de las ganancias y pérdidas acordadas en el pacto social.

Caso:
El día 2 de febrero de 1983, se constituyó una sociedad de hecho entre don
Osvaldo del Rosario Silva y doña Ascensión de las Mercedes Valladares
Contreras, para la explotación de un negocio de lubricantes, repuestos y
accesorios para automóviles.

Sin embargo, con anterioridad a la constitución de dicha sociedad, el


establecimiento de comercio operaba dirigido por ambos. En el desarrollo de sus
actividades comerciales, el señor Silva y la señora Valladares suscribieron letras
de cambio a favor de la empresa Castrol Chile S.A., pero en las letras suscritas
por ambos se omitió la individualización del señor Silva.

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

Para obtener el pago de las letras, en 1985 Castrol Chile S.A. inició un juicio
ejecutivo contra ambos socios. La señora Valladares se defendió interponiendo
una excepción de nulidad de la obligación, la cual fue desestimada por el tribunal
“pues respecto de la ejecutada el título es perfectamente válido”.

La Corte de Apelaciones resolvió que por tratarse de una sociedad de hecho


suscrita con posterioridad a la suscripción de los documentos mercantiles con que
se acciona en autos por el ejecutante, “no resulta inoficioso recordar que de
acuerdo con los principios generales de derecho aplicables a la materia, cualquier
socio en la sociedad de hecho responde de las deudas sociales, sin perjuicio de
los reembolsos que corresponda entre los demás asociados, acorde los aportes y
la división de las ganancias y pérdidas acordadas en el pacto social”.

4) Corte Suprema, 19 de noviembre de 1980. “Artes Roselló, Angela y otro”


(recurso de queja).
Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo LXXVII, III, p. 120.

Doctrina:
La comunidad formada por la cesión de derechos, hecha por los integrantes de
una sociedad de hecho, es responsable solidariamente con el anterior dueño del
pago de las imposiciones que se adeuden a las instituciones de previsión.

No habiéndose acreditado en autos el término de giro, debe concluirse que sólo ha


habido una cesión de derechos en la primitiva sociedad lo que confirma la
conclusión precedente.

Caso:
Los miembros de la sociedad de hecho “Pérez Alvarez Hnos. Ltda.”, efectuaron
una cesión de sus derechos a una comunidad llamada “Artes Alvarez”. La cláusula
sexta de la escritura de cesión expresa que “como consecuencia de lo anterior,
queda formada una nueva comunidad sobre el establecimiento industrial de
panadería denominado “Santa Isabel”, que comprende todas sus instalaciones,
maquinarias, materias primas, mercaderías, útiles, patentes municipales y los
demás derechos incorporales que habilitan su funcionamiento, entre don José
Alvarez Artes con derechos sobre el 5% del haber común y doña Ángela Filomena
Artes Roselló, con derechos sobre el 41% del haber común”. A continuación, en
otra cláusula, los comparecientes declaran que, para efectos tributarios, los
comuneros serán responsables de los impuestos adeudados por la sociedad de
hecho.

El conflicto surge cuando los ex trabajadores de la sociedad de hecho, demandan


a los comuneros por el pago de las cotizaciones previsionales adeudadas por
aquélla. Los comuneros se defendieron interponiendo una tercería de dominio,
alegando que la comunidad no tenía responsabilidad alguna respecto a las deudas
previsionales de la sociedad. El juez rechazó la tercería, por considerar que se
acreditó que la comunidad se reconoció como continuadora de la sociedad de
hecho. La Corte Suprema confirmó el fallo, señalando que si la comunidad se

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

hace responsable de las deudas tributarias de la sociedad de hecho, no existe


motivo para considerar que no lo sea respecto de las deudas previsionales.

5) Corte de Apelaciones de Santiago, 4 de enero de 1996: “Sociedad


Inversiones Santa Paula con Misleh Hnas.”
Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo XCIII, II, pp. 1-5.

Doctrina:
La sociedad de hecho se equipara con una comunidad. La muerte de un socio no
significa que la sociedad desaparezca inmediatamente, pues no puede alterar o
extinguir los derechos de terceros.

Caso:
El 1° de septiembre de 1989, la sociedad Inversione s Santa Paula celebró un
contrato de arrendamiento sobre un inmueble de su propiedad con una sociedad
de hecho denominada “Misleh Hermanas”, representada por doña Victoria Misleh.
Las partes estipularon que el contrato duraría 5 años.

El 5 de septiembre de 1994, la sociedad arrendadora demandó la restitución en


forma inmediata del local comercial, por haberse vencido el plazo de duración del
arriendo.

La sociedad de hecho demandada interpuso una excepción dilatoria por “falta de


algún requisito legal en el modo de oponer la demanda”, señalando que el contrato
en cuestión se habría visto alterado sustancialmente por la muerte de su socia,
doña Faride Misleh, quedando doña Victoria como única socia sobreviviente, por
lo que la sociedad no podría subsistir. Agrega que la sociedad demandada “no
existe y el libelo dirigido en su contra tiene la misma validez que el que se pudiera
dirigir en contra de una persona fallecida. Así, ni el nombre ni el domicilio o giro de
la sociedad Misleh Hermanas tiene existencia alguna y consecuentemente el actor
ha inventado esos datos, pues tuvo oportuno y claro conocimiento del fallecimiento
de Faride Misleh y del término de la sociedad”. Finalmente, se defiende diciendo
que el contrato de arrendamiento pactado entre las dos sociedades finalizó con la
muerte de doña Faride, surgiendo un nuevo contrato entre ella y la sociedad
demandante, el cual nada tiene que ver con el anterior. En forma subsidiaria a la
contestación de la demanda, Victoria Misleh entabla una demanda reconvencional
en contra de la actora, a fin de obtener la restitución de UF 160, las que recibió en
garantía del contrato suscrito con la sociedad Misleh Hermanas.

El Tribunal estimó que la defensa de la demandada se basaba en la “disolución”


experimentada por la sociedad de hecho a causa de la muerte de una de sus
socias.

A juicio de los sentenciadores, “es un hecho indisputado en la causa, el que la


sociedad de autos, es de aquellas calificadas como “de hecho” figura que nuestra
cátedra equipara a una “comunidad” de bienes y personas. Si así fuere, esa
“comunidad”, sería “una especie de cuasicontrato” al decir del artículo 2304 del

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

Código Civil y en tal estado, “el derecho de uno de los comuneros sobre la cosa
común (el derecho como arrendataria), es el mismo que el de los socios en el
haber social” (artículo 2.305 del Código Civil). De este modo, en nuestro
ordenamiento jurídico, la comunidad deriva hacia las normas de las sociedades, lo
que obliga al intérprete a recurrir al mismo Código referido, para determinar los
exactos alcances que se generan con el fallecimiento de uno de los socios”.

Al morir la socia, “pudo haberse producido la “disolución” de la sociedad de hecho


que ella integraba con su hermana, pero no ha habido cambio jurídico alguno en
relación a la entidad acreedora, en este caso la arrendadora, pues debe
entenderse que la entidad pasó a un proceso de liquidación”. En dicho proceso de
liquidación, primero debe ponerse término a las relaciones con terceros, y después
a las relaciones de los propios socios entre sí. Es por eso que muchas sociedades
de personas en casos similares, y por un lapso prolongado, actúan bajo el
epígrafe “en liquidación”, evidenciando que pese a estar disueltas, pueden actuar
válidamente dentro de su giro administrativo habitual.

En consecuencia, el citado contrato de arrendamiento, desplegó plenamente sus


efectos, pese a la muerte de una de las socias, “ya que resulta absurdo pensar
que por la sola muerte de una de ellas, puedan alterarse, y aun extinguirse,
derechos de terceros”. La disolución de la sociedad no ha producido efecto jurídico
alguno en la relación arrendador-arrendatario habida entre ambas sociedades. En
vista de los fundamentos expresados, el tribunal dio lugar a la demanda,
disponiendo que la demandada deberá restituir el inmueble dentro del plazo de 15
días.

2.4 Responsabilidad de los socios por las obligaciones sociales.

El artículo 2095 del Código Civil indica con respecto a las obligaciones
válidamente contraídas por la sociedad, que de ellas responden los socios a
prorrata de su interés en la sociedad, agregando que la cuota del insolvente grava
a los otros. Sólo habrá solidaridad si esta fuere expresamente pactada por los
socios o por mandato especial de éstos.

Bibliografía:

PUELMA ACCORSI, Álvaro: Sociedades, Tomo I, Editorial Jurídica de Chile,


Santiago, 2002, pp. 200 y ss.

2.5 Embargabilidad de los derechos sociales.

El acreedor de un socio no puede embargar el aporte de este a la sociedad, por


cuanto dicho aporte ya no pertenece al socio, sino a la sociedad, la cual es una
persona jurídica distinta del socio individualmente considerado. No obstante lo
anterior, pueden embargarse y subastarse los derechos de un socio en la
sociedad, pero en el entendido de que el deudor no pierde su calidad de socio, ni
la administración de la sociedad si la tuviere. El adjudicatario sólo adquiere en este

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

caso, el derecho a percibir las asignaciones que se le hagan al ejecutado, a


cuenta de los beneficios o sus aportes al momento de producirse la disolución de
la sociedad y la liquidación del haber social.

En consecuencia, los derechos sociales en las sociedades de personas son


bienes embargables, toda vez que su inembargabilidad no se encuentra
establecida por los artículos 1618 del Código Civil ni en el artículo 445 N° 18 del
Código de Procedimiento Civil2.

Bibliografía:

A) ALVAREZ CID, Carlos - ROJAS SEPÚLVEDA, Mario: Admisibilidad y Efectos


Jurídicos del Embargo y la Enajenación Forzada de la Cuota de Interés del
Socio de una Sociedad Comercial de Personas, Revista de Derecho
Universidad de Concepción, Nº 192, 1992, pp. 167-203.
B) MEDINA INFANTE, Roberto: Embargo sobre Derechos Sociales, Revista de
Derecho Universidad Católica del Norte (Sede Coquimbo), Nº 6, 1999, pp.
157-166.
C) MUNITA BECERRA, Enrique: Embargabilidad del Derecho Social de un
Socio en una Sociedad de Personas, por un Acreedor Personal Suyo, Revista
de Derecho y Jurisprudencia, Tomo LVII, 1960, pp. 89-103.
D) VIADA LOZANO, Alberto: Efectos del Embargo y realización de Derechos
Sociales en una Sociedad de Personas, Revista de Derecho Universidad
Católica del Norte (Sede Coquimbo), Nº 8, 2001, pp. 221-228.

Jurisprudencia:

1) Corte Suprema 30 de junio de 1983: “Ernesto Horr Schowalm”


Fallos del Mes, Año 1983, Nº 295, p. 286 - 287, sent. 19.

Doctrina:
De lo dispuesto en los artículos 380 y 404 del Código de Comercio y en el artículo
2096, inciso 3º del Código Civil, se desprende que el acreedor de un socio no
puede embargar el aporte de éste a la sociedad, ya que obviamente, no le
pertenece a él sino a una persona jurídica distinta.

Pueden embargarse los derechos de un socio en una sociedad de personas y


subastarse, pero en el bien entendido de que el deudor, esto es, el ejecutado, no
pierda la calidad de socio ni la administración de la sociedad, si la tuviere, y que el
subastador sólo adquiere el derecho a percibir las asignaciones que se hagan al
ejecutado a cuenta de los beneficios o sus aportes o acciones al momento de

2
Hacemos presente que hay fallos recientes que al respecto señalan que los derechos sociales
son inembargables por cuanto se trata de derechos intuito personae. Sin perjuicio de dicha
diferencia argumentativa, dicho fallos llegan a la misma conclusión en cuanto a que lo que puede
embragarse son las asignaciones a las que el socio tiene derecho.

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

producirse la disolución de la compañía y división o liquidación del haber social,


según se trate de sociedades civiles o comerciales.

Caso:
Ernesto Horr Schowalm, accionista de la sociedad Fundo los Chilcos Limitada es
demandado en juicio ejecutivo, solicitándose al efecto el embargo y remate de los
derechos y acciones en dicha sociedad. En primera instancia, se declara válido el
embargo en lo que dice relación con las acciones y derechos que en la sociedad
Fundo los Chilcos Limitada tiene el ejecutado señor Schowalm y se ordena el
remate de este bien. Esta sentencia es revocada por la Corte de Apelaciones, que
califica el bien como inembargable y, por ello, objeto de un recurso de queja.

El art. 380 del Código de Comercio, dispone en su inciso 1º que los acreedores
personales del socio no podrán embargar durante la sociedad el aporte que este
hubiere introducido; pero les será permitido solicitar la retención de la parte que en
ella tuviere para percibirla al tiempo de la división social.

El art. 404 del mismo Código de Comercio prohíbe a los socios en particular, en su
número 4º, ceder a cualquier título su interés en la sociedad y hacerse sustituir en
el desempeño de las funciones que le corresponden en la administración,
agregando que la cesión o sustitución sin previa autorización de todos los socios
es nula.

Por tanto, puede embargarse a su favor las asignaciones a cuenta de los


beneficios sociales o de sus aportes o acciones, como también le es permitido
solicitar la retención de la parte de interés que en ella tuviere el socio deudor para
percibirla al tiempo de la división social.

Lo establecido en el artículo 445 del Código de Procedimiento Civil en cuanto a


que no son embargables, de conformidad al Nº 18, los demás bienes que leyes
especiales no prohíben embargar, debe entenderse que, en lo referente a los
derechos del deudor en una sociedad de personas puede serlo, pero con las
limitaciones que la misma ley estatuye. En consecuencia, pueden embargarse los
derechos de un socio en una sociedad de personas y subastarse, pero en el bien
entendido de que el deudor, esto es, el ejecutado, no pierda la calidad de socio ni
la administración de la sociedad, si la tuviere, y que el subastador sólo adquiere el
derecho a percibir las asignaciones que se hagan al ejecutado a cuenta de los
beneficios o sus aportes o acciones. También le es permitido solicitar la retención
del interés que en ella tuviere el socio deudor para percibirla al momento de
producirse la disolución de la compañía y división o liquidación del haber social,
según se trate de sociedades civiles o comerciales.

Por consiguiente, la Corte expresa que los señores Ministros recurridos al revocar
la resolución de primera instancia y declarar nulo el embargo en lo que dice
relación con las acciones y derechos que en la sociedad Fundo los Chilcos
Limitada tiene el ejecutado señor Schowalm y dejar sin efecto,
consecuencialmente, la que ordena el remate de este bien, que califica como

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

inembargable, ha cometido una falta que debe corregirse por la vía disciplinaria.
La Corte acoge el recurso de queja, y resuelve que se deja sin efecto la resolución
que declara nulo el embargo y, consecuencialmente, ordena el remate del bien.

2) Corte Suprema, 27 de junio de 1991, “BASF Chile S.A. Queja Civil”.


Fallos del Mes, Año 1991, Nº 391, p. 208, sent. 9.

Doctrina:
Los derechos sociales en las sociedades de personas son bienes embargables,
toda vez que su inembargabilidad no se encuentra establecida por una norma
general (artículos 1618 del Código Civil, y 445 Nº 18 del Código de Procedimiento
Civil), como tampoco es consecuencia de las prohibiciones establecidas en los
artículos 380 del Código de Comercio y 2096 del Código Civil, pues éstos se
refieren a los bienes sociales.

Caso:
En el caso se embargaron derechos que le corresponden al demandado como
socio en una sociedad de responsabilidad limitada y el punto que debe resolverse
es si estos derechos que están en su patrimonio se encuentran dentro de la regla
general de los bienes inembargables.

El artículo 2096 del Código Civil señala que el acreedor de un socio no tiene
acción sobre los bienes sociales y el artículo 380 del Código de Comercio expresa
que los acreedores personales del socio no podrán embargar durante la sociedad
el aporte que éste hubiere introducido, agregando que le será permitido solicitar la
retención de la parte del interés que en ella tuviese para percibirla al tiempo de la
división social.

Se apoya esta tesis en el artículo 404 del Código de Comercio que prohíbe a los
socios ceder a cualquier título su interés en la sociedad y hacerse sustituir en el
desempeño de las funciones que les correspondan en la administración, sin
autorización del socio.

Lo que prohíbe el artículo 380 es el embargo del aporte que el socio hubiere
introducido a la sociedad, cosa distinta a que se embarguen los derechos que el
socio tiene en la sociedad, derechos que tiene incorporado en su patrimonio. Por
lo tanto, lo que puede embargarse son sus derechos de socio, ya que estamos
hablando de un bien que pertenece al deudor y que queda incluido en el derecho
de prenda general de los acreedores regulado por los artículos 2094 y 2096 del
Código Civil. No existe en el derecho chileno ninguna norma que prohíba este
embargo ni tampoco alguna que declare que los derechos de los socios sean
inembargables.

Por tanto, queda absolutamente establecido que los derechos sociales en una
sociedad de personas son embargables, toda vez que su inembargabilidad no se
encuentra establecida en la ley general (artículos 1618 del Código Civil y 445, Nº
18 del Código de Procedimiento Civil), como tampoco es consecuencia de las

05/03/2011 29
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

prohibiciones establecidas en los artículos 380 del Código de Comercio y 2096 del
Código Civil, pues estos se refieren a bienes sociales.

En el merito de lo expuesto precedentemente, la Corte Suprema acogió el recurso


de queja, y revocó el fallo recurrido, declarándose válido el embargo trabado.

2.6 Disolución y liquidación.

1) Corte de Apelaciones de Talca, 26 de octubre de 1906: “Meza con


Espinoza”
Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo IV, 1906-1907, pp.58-63.

Doctrina:
La sociedad colectiva civil se disuelve por la muerte de cualquiera de los socios,
menos cuando por disposición de la ley o por el acto constitutivo haya de continuar
entre los socios sobrevivientes con los herederos del difunto o sin ellos.

Si en el acto constitutivo de la sociedad se fija el plazo de nueve años para su


duración y se agrega que la negociación no terminará por ninguna causa o motivo
antes del plazo estipulado, no procede demanda de disolución del contrato
fundada en el fallecimiento de uno de los socios ocurrido antes del vencimiento del
plazo. No habiéndose probado que el socio demandado ha incurrido en mora en el
cumplimiento de sus obligaciones no procede la demanda de resolución del
contrato.

Caso:
El 17 de abril de 1902 don Cayetano Espinosa y su hijo don Cayetano Segundo
Espinosa celebraron un contrato de sociedad civil, con el objeto de explotar los
fundos ”Pencahue” y “Patagüillas” y otros terrenos, en la forma que este último lo
estimara conveniente. La cláusula primera del contrato fija el plazo de nueve años
contados desde la fecha del otorgamiento de la escritura para poner término a la
negociación, expresándose en la cláusula sexta que ésta no terminaría por
ninguna causa o motivo antes del plazo estipulado. En la cláusula tercera, don
Cayetano Segundo contrajo la obligación de rendir cuenta al fin de cada año.
Además, en dicha cláusula se estipuló que las ganancias que produzca la
sociedad serán repartidas por partes iguales entre los socios al final de cada año o
una vez liquidados los productos. Finalmente, en la cláusula octava se señaló que
en caso de fallecimiento de don Cayetano Espinosa o su mujer doña Gregoria
Meza, todas las dificultades que surjan del contrato serán resueltas sin ulterior
recurso por don Francisco David Valenzuela, a quien designan las partes como
árbitro arbitrador.

En agosto de 1904, don Cayetano Espinosa fallece. Posteriormente, los herederos


de don Cayetano, encabezados por su mujer doña Gregoria Meza, recurrieron a
los tribunales de justicia solicitando que se declare disuelta la sociedad. En
subsidio de la petición principal, solicitaron que se declare resuelto por el

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

incumplimiento de la obligación impuesta por la cláusula tercera a don Cayetano


Segundo.

El tribunal de primera instancia dio lugar a la demanda sólo en lo referido a la


resolución del contrato.

La Corte de Apelaciones resolvió que no constaba en autos que el demandado se


haya negado a dar cuenta a la demandante y los demás herederos de las
utilidades producidas en los fundos comprendidos en la sociedad. En
consecuencia, no procede declarar en mora al demandado por el cargo que se le
hace de no haber repartido a los demandantes la mitad de las utilidades sociales
Por lo tanto, revocó la sentencia, declarando que no ha lugar la demanda.

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

3. LA SOCIEDAD COLECTIVA COMERCIAL

3.1 Introducción y concepto

La sociedad colectiva comercial es una sociedad de personas3, que se


perfecciona a través de solemnidades, dotada de personalidad jurídica. En la
sociedad colectiva comercial, los socios tienen libertad para establecer su sistema
de administración y cada uno de ellos responde solidaria e ilimitadamente del
pago de las obligaciones sociales legalmente constituidas bajo la razón social.

Como consecuencia de su carácter de sociedad de personas, por regla general no


pueden cederse los derechos sociales, sino con el consentimiento de los demás
socios. Además, ciertos hechos que afectan al socio personalmente como la
muerte o la quiebra, pueden acarrear el término de la sociedad.

La sociedad colectiva comercial es una sociedad solemne, esto es, la ley exige el
cumplimiento de solemnidades para su constitución, reforma y disolución,

La Sociedad Colectiva Comercial se rige por las normas del Código de Comercio y
en subsidio por las reglas de las sociedades colectivas civiles.

Bibliografía:

A) MAZEAUD, León: La Nacionalidad de las Sociedades, Revista de Derecho y


Jurisprudencia, Tomo XXV, 1928, pp. 52-68.
B) MORAND VALDIVIESO, Luis: Sociedades, Editorial Jurídica de Chile,
Santiago, 1998, p. 31 y ss.
C) PÉREZ DE ARCE LARENAS, CAMILO: Nacionalidad de las Sociedades.
Apuntes y Reflexiones, Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo XC,
1993, pp. 91-117.
D) PUELMA ACCORSI, Álvaro: Formalidades de Constitución de la Sociedad
Colectiva Comercial y de la Sociedad de Responsabilidad Limitada, Revista
de Derecho y Jurisprudencia, Tomo LXII, 1965, pp. 39-61.
E) PUELMA ACCORSI, Álvaro: Sociedades, Tomo I, Tercera edición actualizada
y aumentada, Editorial Jurídica de Chile, pp. 247 – 255).

3.2 Calificación del contrato de sociedad

De acuerdo a lo dispuesto por el artículo 2059 del Código Civil, son comerciales
las sociedades que se forman para negocios que la ley califica como actos de
comercio, y el resto de las sociedades son civiles. Las sociedades mixtas, son

3
Se consideran como sociedades de personas aquellas en que la persona de los socios constituye
una condición determinante para la celebración y subsistencia de la sociedad. En las sociedades
de capital, no interesa mayormente la persona del socio, siendo libremente cedibles sus derechos,
no afectando a la sociedad las circunstancias que puedan afectar a la persona del socio. (Puelma
Accorsi, Álvaro: Sociedades, Tomo I, Tercera edición, editorial Jurídica de Chile, p. 164)

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

comerciales, ya que basta que uno de solo de sus objetos sea calificado como
acto de comercio para que adquiera este carácter.

Tanto las Sociedades Anónimas como las Sociedades por Acciones y las
Empresas Individuales de Responsabilidad Limitada son siempre comerciales,
independiente de cuál sea su objeto.

Jurisprudencia:

1) Corte de Apelaciones de Tacna, 15 de marzo de 1912: “Trujeda y Otros


con Franichevich”
Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo IX, II, pp. 49-62.

Doctrina:
El hecho de habérsele dado equivocadamente a la sociedad, en el encabezado de
la escritura social, el nombre de comercial, el cumplimiento de algunas de las
formalidades, y que las partes hayan remitido las dificultades que pudieran
suscitarse entre los socios al conocimiento de un juez de comercio, no son causa
para que pierda su verdadero carácter civil.

La ejecución de actos de comercio por parte de la sociedad tampoco le hace


perder su carácter civil, porque la ley para clasificar la sociedad no considera los
actos que ella pueda realizar durante la vigencia del contrato, sino los negocios
para los que fue formada.

El poder dado por alguno de los socios a un tercero para que les represente en
sus intereses personales relativos a la sociedad no implica la incorporación del
tercero a la sociedad. Si el socio se encuentra impedido de conferir tal poder, por
prohibición expresa, ello no causa la disolución de la sociedad, ya que no se trata
de una causal prevista por la ley, sino únicamente origina la nulidad del poder.

Caso:
El 23 de julio de 1908, los señores Abel Trujeda, Fidel Astoreca, Benigno Quiroga
y Juan Franicevich celebraron un contrato de sociedad colectiva, denominada “A.
Trujeda y Compañía”. Dicha escritura contemplaba la siguiente enunciación “Que
reducen a escritura pública el contrato de sociedad comercial colectiva que consta
de las siguientes estipulaciones...”. El objeto de esta sociedad era la explotación
de la oficina salitrera “Diana”.

De acuerdo a lo estipulado en la cláusula 3° el uso de la firma social corresponde


al socio Trujeda. En caso de impedimento de éste último, el uso de la razón social
corresponderá a don Fidel Astoreca. La cláusula cuarta establece que el socio
Franicevich “atenderá a la instalación de la oficina salitrera durante algún tiempo
no menor de dos años y así él como cualquiera otro socio que desempeñe cargos
podrán ser sustituidos por mayoría de votos cuando se estimare conveniente”.

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

En la cláusula sexta de la escritura, se expresa que los señores Trujeda, Astoreca


y Quiroga son socios capitalistas, pues don Juan Franicevich sólo aporta su
industria.

Posteriormente, el 2 de septiembre de 1909, el socio Franicevich vendió a don


Manuel Risueño el 50% de los derechos que le correspondían en la sociedad. En
la cláusula sexta de dicho contrato de compraventa, el señor Franicevich otorga
poder al señor Risueño para representar sus intereses personales en la sociedad.

Los restantes socios, se opusieron a la venta, entablando acción ante los


Tribunales a fin de que se declare que dicha venta es prohibida, y por tanto nula,
por lo que procede la resolución y disolución de la sociedad.

El demandado rechazó las pretensiones de los demandantes señalando que la


sociedad es una sociedad civil, atendida a su naturaleza, objeto y estipulaciones,
pues no fue formada para la celebración de negocios que la ley califica de actos
de comercio. Para que la sociedad, no obstante ser civil, se sujetase a las reglas
del Código de Comercio, habría sido necesario que se hubiera estipulado
expresamente, lo que no ocurre en este caso. Por lo tanto, la calificación de
comercial es errónea, pues no deja de ser una sociedad colectiva civil, ya que el
señor Franicevich aportó sus derechos y acciones en una sociedad salitrera
denominada “Natiche”, entre otros derechos. Siendo la sociedad civil, el señor
Franicevich pudo vender la mitad de sus derechos en la sociedad, así como
conferir poder para ser representado respecto de esos derechos. Siendo la
sociedad civil, el demandado pudo vender la mitad de su participación, formando
una sociedad particular en la que nada tienen que ver los demandantes. El señor
Franicevich ha asociado a sí mismo, a un tercero y no ha incorporado a éste a la
sociedad “A. Trujeda y Compañía”. Asimismo, el poder conferido por el señor
Franicevich no implica la incorporación de un tercero a la sociedad.

Dado que la sociedad se contrató por plazo fijo, no procede la renuncia como
causal de disolución ya que no existe motivo grave alguno de los contemplados
por la ley que haga procedente dicha disolución. El contrato de venta y el poder
otorgados por el señor Franicevich no implican una infracción al deber de aportar
su industria, pues éste también aportó otros servicios y bienes apreciables en
dinero de acuerdo a lo estipulado en la cláusula cuarta de la escritura social.

En la reconvención, el demandado afirma que los actores pretenden excluirlo


injustamente de la sociedad, a fin de disfrutar exclusivamente de las ganancias de
ésta después de haber aprovechado sus conocimientos. Con este objetivo, han
excluido al señor Franicevich de toda injerencia en la administración social,
vulnerando lo pactado en el acto constitutivo, el cual confiere a los socios el
derecho a tomar parte en la administración en los actos que requieren de
unanimidad. En consecuencia, el señor Franicevich tiene derecho a oponerse a
los actos administrativos de sus consocios si estima que pueden producir un daño
a la sociedad, así como a pedir que le rindan cuenta.

05/03/2011 34
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

Los demandantes respondieron señalando que el Código de Comercio es


aplicable a la sociedad, por lo cual debe ser declarada nula absolutamente por la
omisión de los requisitos exigidos por dicho cuerpo legal. En consecuencia existe
entre las partes un contrato de comunidad.

El 9 de septiembre de 1911, el Juzgado de Iquique, negó lugar a la demanda por


estimar que “el hecho de habérsele dado, equivocadamente a la sociedad, en el
encabezamiento de la escritura social, el nombre de comercial, de que se hayan
llenado algunas de las formalidades prescritas para la constitución de esta clase
de sociedades, y de que las partes hayan remitido las dificultades que pudieran
suscitarse entre los socios al conocimiento de un juez de comercio, no son causa
para que pierda su verdadero carácter civil, porque para ello habría sido menester,
por disposición expresa de la ley, que se hubiera estipulado que la sociedad
aunque no comercial por naturaleza, quedaría sujeta a las reglas de esta clase de
sociedades”.

Dicho carácter civil tampoco desaparece por la ejecución de actos de comercio,


pues la ley “no considera los actos que la sociedad pueda realizar durante la
vigencia del contrato para hacer la distinción de civil y comercial, sino los negocios
para que ha sido formada”.

El fallo de primera instancia consideró que la ausencia del demandado no


constituye una falta a las obligaciones contraídas en la escritura social, que no le
impone semejante prohibición, pues ha cumplido con los compromisos de atender
a la instalación y administración de la oficina salitrera en la forma consignada en el
contrato social.

En vista de que el poder conferido a don Manuel Risueño no lo incorpora a la


sociedad “A. Trujeda y Compañía”, pues sólo lo faculta para representar los
intereses personales del mandante sujetos a las estipulaciones convenidas en la
escritura social, la renuncia que hacen los demandantes a la sociedad es
inadmisible.

Respecto a la facultad de uso de la razón social, el fallo señala que “lleva consigo
la de administración por cuanto su ejercicio importa un acto de administración, y
que, por lo tanto, la escritura social ha señalado a los socios encargados de ésta
última con sólo designar a los que autorizaba para representarla y obligarla en
actos concernientes al giro de los negocios sociales”.

Además de rechazar la demanda, este fallo acoge la reconvención resolviendo


que la sociedad “A. Trujeda y Cía." subsiste entre los socios que concurrieron a su
constitución el día 23 de julio de 1908, sin perjuicio de la sociedad particular
establecida entre los señores Franicevich y Risueño, con motivo del contrato de
compraventa. La administración de la sociedad “A. Trujeda y Cía.” debe ejercitarse
únicamente por las personas que tienen el uso de la razón social de acuerdo a lo
estipulado en la cláusula tercera, las que deberán rendir cuenta de su
administración en los periodos fijados en la escritura social. La validez de los actos

05/03/2011 35
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

ejecutados por los señores Trujeda, Quiroga y Astoreca sin consultar al


demandado, será materia de otro litigio.

Apelada la sentencia de primera instancia ante la Corte de Apelaciones fue


confirmada, con las siguientes precisiones:

- Siendo “A. Trujeda y Cía.” una sociedad minera, es aplicable el Código de


Minería que permite a los socios disponer libremente de su derecho en la
sociedad.

- Sin embargo, “el uso de la razón social y la facultad de administrar son


distintos, pueden ser conferidos a una sola persona o a varias, separada o
conjuntamente, de tal manera que la autorización conferida para hacer uso
de aquella no confiere por sí sola la facultad de administrar”, de lo cual se
desprende que la autorización conferida en la cláusula tercera del contrato
de sociedad al señor Trujeda para usar la firma social y, en caso de
impedimento de éste, al señor Astoreca, no los faculta para la
administración social.

- Habiendo reconocido los demandantes que administraron la sociedad con


prescindencia del señor Franicevich por más de un año, tiene éste derecho
a pedir que se le rinda cuenta.

- En conclusión, la Corte estimó que la administración corresponde a todos


los socios en conformidad a lo estipulado en el contrato social, y a las
reglas generales si no se designase un administrador especial.4

2) Corte de Apelaciones de Santiago, 16 de marzo de 1908: “Simó con Sanz”


Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo VI, Sección II, 1908-1909, pp. 83-85.

Doctrina:
Si se forma una sociedad “para explotar un negocio de compraventa de terrenos,
construcción de edificios y de materiales de construcción, teniendo como base la
adquisición de los terrenos” y se conviene que “durará dos años pero se liquidará
inmediatamente si antes de esa fecha se hubieren vendido los terrenos”, esa

4
La revocatoria fue acordada con el voto en contra del Ministro señor Parada Benavente, quien
señaló lo siguiente: La facultad de usar de la razón social que a determinados socios se concede
en la cláusula tercera “implica la facultad concedida a esos socios de obligar a la sociedad sin
previa autorización de ella en cada caso, y por lo mismo la de obrar a nombre y en representación
de la sociedad”. En consecuencia “los socios que tal facultad tienen, son y deben ser considerados
como administradores de los bienes sociales, con exclusión de los demás que no tienen la
autorización necesaria para representar a la sociedad”. Lo anterior, resulta incomprensible con el
tenor literal de la cláusula referida, pues al reconocer en los socios que tienen el uso de la razón
social facultades exclusivas de administración, se contradice con el artículo 2081 del Código Civil,
el cual permite a cada uno de los socios ejecutar por sí solos cualquier acto administrativo. De esta
forma si el pacto social impide la realización de todo acto o contrato sin la firma social, no se
comprende cómo podrán administrar los socios que no tienen facultad para usarla.

05/03/2011 36
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

sociedad es civil y no comercial, porque el objeto principal de esa sociedad no


puede estimarse como un acto de comercio.

Dado el carácter de comercial, el acreedor de un pagaré firmado por el gerente de


esa sociedad no tiene acción para exigir su pago de uno sólo de los socios,
fundándose en que la sociedad comercial es nula por no haber sido constituida
legalmente y, por tanto, sus socios son solidariamente responsables de las
obligaciones sociales, si tal sociedad es civil.

Aunque la sociedad colectiva civil responde respecto de terceros de la totalidad de


las deudas contraídas a su nombre, los socios sólo responden a prorrata de su
interés social y sólo responden solidariamente cuando así se expresa en el título
de la obligación.

Caso:
Don Rafael Simó citó a don Miguel Sanz para que éste reconociera una deuda de
un pagaré suscrito por la suma de $5.000. Ante la negativa de Sanz, Simó
interpuso una demanda ordinaria, para que se declarara que el demandado debía
pagarle $10.000. El libelo se funda en los siguientes hechos:
- El 1º de septiembre de 1906, el demandado y otras personas constituyeron por
escritura pública una sociedad denominada “Población Santa Filomena”,
designando como gerente general de ésta a don José M. Lorca. Sin embargo,
la sociedad no fue inscrita en el Registro de Comercio.
- Posteriormente, el gerente de la sociedad firmó dos pagarés por la suma de
$5.000 cada uno a favor del demandante.
- Dado que la sociedad no se encuentra constituida legalmente, ya que no fue
inscrita en el Registro de Comercio, los demandados son solidariamente
responsables de acuerdo a lo dispuesto por el artículo 357 del Código de
Comercio.

El demandado contestó la demanda señalando que el demandante ha partido de


un supuesto erróneo al dar a la sociedad el carácter comercial. Afirma que la
sociedad tiene como base la compra y venta de los terrenos de la Población Santa
Filomena, de modo que las demás operaciones son simplemente accesorias y
sólo complementan la base principal del contrato. En consecuencia, se trata de
una sociedad colectiva civil, a la que debe aplicarse el art. 2095 del Código Civil el
cual no establece que existe responsabilidad solidaria.

En el escrito de réplica, el demandante insiste en que la sociedad es comercial,


aunque una de sus operaciones consista en la venta de bienes raíces. Funda su
afirmación en el hecho de que el objeto de la sociedad consistía en la explotación
principalmente de una industria alfarera, como lo señala expresamente la escritura
y es por eso que se nombró un socio industrial.

En la dúplica, el demandado refuta lo señalado por el demandante, ya que la base


de la sociedad es la compraventa de terrenos, y que los socios industriales iban a
prestar a la sociedad los servicios de administración y a gestionar los actos

05/03/2011 37
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

necesarios para la consecución de los fines sociales. Finalmente, asegura que es


inexacto que los socios se hubieren impuesto la obligación de registrar la sociedad
en el Registro de Comercio.

El 22 de junio de 1907, el juez resolvió lo siguiente:


- Que, de acuerdo a lo señalado en la escritura social, uno de los objetos para
los cuales fue constituida la sociedad consistía en la fabricación de materiales
de construcción. Siendo este objeto un acto de comercio, la sociedad de que
se trata es comercial. Dado que la sociedad no se encuentra inscrita, la
omisión del requisito legal de la inscripción produce nulidad absoluta entre los
socios, quienes son responsables solidariamente frente a terceros con quienes
hubieren contratado a nombre y en interés de la sociedad
- En virtud de lo anterior, se condena al demandado a pagar la suma de $5.000,
correspondientes a la suma que menciona el pagaré (el tribunal estimó que la
demanda, en cuanto cobra la cantidad de $10.000 deduciendo lo que produzca
el remate de una propiedad embargada en la Población Santa Filomena, no es
precisa y por tanto es improcedente en esa parte)

Esta sentencia fue apelada por el demandante, resolviendo la Corte revocarla,


teniendo presente lo siguiente:

Resulta indispensable para determinar la responsabilidad solidaria del


demandado, establecer si se trata o no de una sociedad comercial. Al respecto, la
cláusula primera de la escritura social señala que “los nombrados se asocian para
explotar un negocio de compraventa de terrenos, construcción de edificios y de
materiales de construcción, etc., teniendo como base la adquisición de los
terrenos pertenecientes a la población Santa Filomena, situados en la
prolongación de la Avenida Ecuador de esta ciudad”. La cláusula séptima agrega
que “la sociedad durará dos años; pero si antes de esa fecha los terrenos se
hubieren vendido, se liquidará inmediatamente; en caso contrario, se hará un
nuevo contrato en las condiciones que convengan las partes”.

A juicio de la Corte, las cláusulas ya mencionadas, establecen claramente cuál es


el objeto principal de la sociedad, objeto que en ningún caso se encuentra
comprendido en la enumeración del artículo 3º del Código de Comercio, pues se
refiere a la explotación de bienes raíces. De esta forma, en su quinto
considerando, la Corte señala que “aunque la sociedad colectiva civil sea obligada
respecto a terceros a la totalidad de la deuda que a su nombre se contraiga, no
por esto los socios son obligados solidariamente o de otra manera que a prorrata
de su interés social, sino cuando así se exprese en el título de la obligación y ésta
se haya contraído por todos los socios”.

3.3 Solemnidades

El Código de Comercio en sus artículos 350 a 358 exige una serie de


solemnidades para la constitución, la reforma y la disolución de la sociedad
colectiva comercial.

05/03/2011 38
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

La sociedad colectiva comercial se constituye por escritura pública, la cual debe


contener las menciones indicadas en el artículo 352 del Código de Comercio, sin
embargo, no todas las menciones de dicho artículo son esenciales ya que hay
algunas que son suplidas por la ley en caso de silencio del estatuto social.
Un extracto de la escritura pública se debe inscribir, dentro de los 60 días
contados desde el otorgamiento de la misma, en el Registro de Comercio del
Conservador de Bienes Raíces correspondiente al domicilio de la sociedad.

Jurisprudencia:

1) Corte Suprema, 6 de junio de 1961: “Andueza de Martín Luisa y otra con


Foell W. Marta”
Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo LVIII, I, pp. 151 -153.

Doctrina:
La efectividad del aporte efectuado por uno de los socios, según consta en el
contrato de sociedad, no puede admitir prueba de ninguna especie que desvirtúe
su tenor.

Caso:
El 12 de agosto de 1953, don Joaquín Andueza A. celebró con su cónyuge doña
Marta Foell Wolf un contrato de sociedad comercial de responsabilidad limitada,
bajo la denominación “Sociedad Joaquín Andueza y Cía. Limitada”. En la cláusula
tercera de este contrato se estipuló que el capital social sería de un millón de
pesos, aportados de la siguiente forma: a) el socio Andueza $800.000 pesos
enterados ya en caja en dinero efectivo, cuentas por cobrar y en las instalaciones
del negocio que él ya tenía; y b) la socia señora Foell la suma de $200.000 pesos
en dinero efectivo, acciones y bonos, suma ya enterada en caja.

Luego del fallecimiento del señor Andueza, sus hijas doña Luisa Andueza de
Martín y doña María Andueza Larrazábal, interpusieron una demanda en contra de
la señora Foell para que se declare que el contrato celebrado el día 12 de agosto
de 1953 es absolutamente nulo. Las hermanas Andueza afirman que durante la
partición de la herencia de su padre, se comprobó que la señora Foell no había
hecho ningún aporte, ni en dinero ni en acciones ni en bonos. Sin embargo, pese
a no haberse cumplido con un requisito esencial para la existencia de la sociedad,
la señora Foell estuvo recibiendo utilidades del negocio que sólo se originaron con
los aportes del señor Andueza.

La sentencia de primera instancia, rechazó la demanda, por estimar que la prueba


agregada en autos no puede desvirtuar el contenido de la escritura social, en la
que consta que la demandada enteró en caja el aporte a que se obligó en el pacto
social. Y la de segunda, conociendo el recurso de apelación, la confirmó sin
modificaciones.

05/03/2011 39
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

No obstante los resultados del litigio, las hermanas Andueza no se conformaron


con ello, interponiendo un recurso de casación en el fondo, a fin de someter el
asunto al conocimiento del Supremo Tribunal. En el fallo la Corte Suprema
resolvió que “de la efectividad del aporte efectuado por la demandada según
consta en la cláusula tercera de dicho contrato de sociedad no puede admitirse
prueba de ninguna especie que desvirtúe su tenor, como lo expresa
terminantemente el artículo 353 del Código de Comercio.”

2) Corte Suprema, 15 de junio de 1929: “Heck con Rebolledo”


Gaceta, 1929, Nº 43, p. 379 (RDJ, Tomo XXVII, I, p. 379-383)

Doctrina:
Las solemnidades necesarias para la constitución de una sociedad se exigen en
beneficio e interés únicamente de los terceros y no de los socios, por lo cual su
omisión no puede en ningún caso perjudicar a aquéllos en sus relaciones con
éstos. Por tanto, si bien es cierto que dicha omisión produce nulidad absoluta
entre los socios, deja subsistentes a favor de los acreedores sociales todos los
medios de acción que la ley reconoce contra el patrimonio de la sociedad
constituida en forma válida, y especialmente el derecho de pedir la declaración de
quiebra de la sociedad, por tener ésta en dicho caso, respecto de los acreedores,
personalidad jurídica que la distingue de los socios individualmente considerados.

Caso:
Con fecha 20 de octubre de 1915, se formó una sociedad colectiva comercial entre
don Simón Rebolledo y don Víctor Barra, denominada “Rebolledo y Barra”. El
objeto social era la compra y venta de frutos del país, fijándose como duración de
la sociedad el plazo de tres años, contados desde esa fecha, los que se
cumplieron el 30 de septiembre de 1918. Sin embargo, transcurrido el plazo de
duración de la sociedad, ésta continuó funcionando y no fue liquidada sino hasta el
25 de junio de 1919.

Don Alberto Heck interpuso una demanda contra don Simón Rebolledo, quien
quedó a cargo del activo y pasivo de la sociedad, a fin de que se declare que
debía pagarle la cantidad de 1.500 sacos de trigo blanco. En el libelo, señala que
dicha obligación pesa sobre el demandado, pues éste último tomó a su cargo el
activo y pasivo de la citada sociedad y además por ser solidariamente responsable
de las obligaciones contraídas por la sociedad.

El demandado refutó lo anterior, afirmando que los documentos en que consta


dicha obligación fueron firmados varios meses después de terminada la sociedad.
Por lo tanto, la obligación de que ellos dan constancia no fue legalmente contraída
y su ex socio usó indebidamente la firma social.

El demandante replicó, señalando que en nada influye el hecho de que los


documentos se firmaran después de la llegada del día que se fijó para el término
de la sociedad, puesto que continuó con sus operaciones en las mismas

05/03/2011 40
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

condiciones, como una sociedad de hecho, en la que los socios responden


solidariamente a los terceros con quienes hubiese contratado.

El juez de letras acogió la demanda, lo que motivó la interposición de un recurso


de apelación. La Corte de Apelaciones de Concepción la revocó, afirmando que
las obligaciones no formaban parte del pasivo de la sociedad, por lo que no
pueden ser consideradas dentro de las obligaciones que se obligó a pagar el
demandado en el acto de la liquidación. Del mismo modo, no es posible establecer
la existencia de responsabilidad solidaria en virtud de la existencia de una
sociedad de hecho, porque no resulta aplicable el inciso segundo del artículo 357
del Código de Comercio, el cual se refiere a las sociedades que son nulas por
haberse omitido la escritura social o cualquiera de las circunstancias prescritas en
el artículo 355.

La circunstancia que se haya procedido a la liquidación de la sociedad en una


fecha posterior a la expiración del plazo, no es un antecedente bastante para dar
por establecido que se haya prorrogado ese plazo, puesto que la liquidación viene
como consecuencia de la disolución y puede practicarse el mismo día en que ésta
se verifica o en otro diferente sin que exista un prórroga.

El demandante interpuso contra la sentencia del Tribunal de Alzada un recurso de


casación en el fondo. La Corte Suprema acogió dicho recurso en virtud de las
siguientes consideraciones:
- El artículo 357 del Código de Comercio no debe interpretarse en el sentido en
el sentido de la sentencia recurrida, pues no realiza la distinción que contiene
dicha sentencia. Por el contrario, la ley exige para la prórroga del contrato de
sociedad los mismos requisitos que para su constitución, siendo sancionada su
omisión con la nulidad absoluta, sin perjuicio de la responsabilidad solidaria de
los asociados por las obligaciones contraídas por la sociedad de hecho.
- En el supuesto de que dicho precepto no fuera suficientemente explícito para
interpretarlo en tal sentido, “la razón que tuvo en vista el legislador para
establecer tal sanción y responsabilidad solidaria, es la misma si se considera
una sociedad con vicios en su constitución o con defectos legales en su
prórroga, ya que se han querido evitar fraudes y engaños a terceros de buena
fe que contratan con una sociedad que creen bien constituida o legalmente
prorrogada a fin de que los socios no se escudan en sus propias omisiones
para resistirse al cumplimiento de las obligaciones que han contraído”.

3.4 Representación de la sociedad colectiva.

Jurisprudencia:

1) Corte Suprema, 21 de abril de 1986: Recurso de Queja interpuesto por


Banco de Chile en autos caratulados “Banco de Chile con Sociedad
Inmobiliaria Collico Limitada”
Fallos del Mes, Año 1986, Nº 329, p. 103 - 105, sent. 7.

05/03/2011 41
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

Doctrina:
Conforme a los artículos 2071 del Código Civil y 385 del Código de Comercio, la
gestión de los negocios sociales está encargada a los administradores, que son
todos los socios y cada uno de ellos administra independientemente, de lo cual se
sigue que cuando se delega esta facultad en dos o más socios quiere decir
únicamente que los otros quedan excluidos de la gestión de los negocios como lo
señala expresamente el Art. 392 del Código del ramo, pero no que los socios
administradores deban actuar en forma conjunta, salvo que inequívocamente así
se diga.

Caso:
El Banco de Chile interpuso demanda ejecutiva en contra de la Sociedad
Inmobiliaria Collico Limitada, representada por don Gastón da Bove, señalando
haber suscrito un contrato de préstamo con la ejecutada y, para facilitar el pago de
la deuda, el representante de la mencionada firma aceptó un pagaré que no fue
pagado oportunamente, por lo que se solicita la ejecución de la deuda.

La ejecutada interpuso la excepción de falta de requisitos para que el documento


tenga fuerza ejecutiva, fundándola en que don Gastón da Bove, al firmar el pagaré
en representación de la Sociedad ejecutada, no estaba habilitado para obligarla
válidamente, ya que en la cláusula 4ª del pacto social se estipuló que la
administración y uso de la razón social correspondía a los socios conjuntamente, y
por tanto no tiene validez para obligar a la sociedad la firma de uno de los socios,
por lo que el acto es nulo absolutamente. Subsidiariamente, de declararse válido
el acto, debe ser inoponible para don Aldo da Bove su parte, ya que el mandatario,
don Gastón da Bove, actúo sin poder suficiente o excediendo las facultades que
tenía para representar a la sociedad.

En la cláusula cuarta del aludido pacto social se estipuló que “la administración y
el uso de la razón social corresponderá a los socios don Gastón da Bove y don
Aldo da Bode, quienes cuando actuando en representación de la Sociedad y
anteponiendo la razón social a su firma, la representarán con las más amplias
facultades, pudiendo obligarla en toda clase de actos...”

La Corte Suprema señaló que el tenor literal de la cláusula transcrita


precedentemente permite concluir que no fue la intención de las partes que los
dos socios designados debían usar la razón y firma social conjuntamente, pues
debe tenerse presente que en principio y salvo pacto en contrario, conforme a los
artículo 2071 del Código Civil y 385 y siguientes del Código de Comercio, la
gestión de los negocios sociales está encargada a los socios y cada unos de ellos
administra independientemente, de lo cual se sigue que cuando se delega esta
facultad en dos o más socios quiere decir únicamente que los otros quedan
excluidos de la gestión como por lo demás lo señala expresamente el artículo 392
del Código de Comercio, pero no que los socios administradores deban actuar en
forma conjunta, salvo que inequívocamente así se diga, lo que no ocurre en la
misma especie.

05/03/2011 42
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

Por tanto, procede desestimar las excepciones deducidas por la ejecutada por
carecer de fundamentos, de manera que los Jueces recurridos al no resolver así
hicieron una errada apreciación de los antecedentes de autos y cometieron falta
que este Tribunal está en el deber de reparar por la vía disciplinaria.

La Corte Suprema acogió el recurso de queja formulado por el Banco de Chile,


dejándose sin efecto la sentencia impugnada, rechazándose las excepciones
impuestas.

2) Corte Suprema, 3 de julio de 1964: “José María Martínez con Sociedad


Sefarian y Mayor Limitada”
Fallos del Mes, Año 1964, Nº 68, p. 145 - 146, sent. 8

Doctrina:
Si las letras de cambio que sirven de base a la ejecución aparecen aceptadas a
nombre de la sociedad sólo por uno de los dos socios a quienes en el pacto social
se confirió “conjuntamente” el uso de la razón social, y no ha probado provecho de
la sociedad, el título, que constituyen dichas letras, no tiene mérito ejecutivo
respecto de ella. La regla especial del Art. 373 del Código de Comercio prevalece
sobre la general de su artículo 399.

Caso:
Don José M. demandó ejecutivamente a la sociedad S. y M. Ltda., por el cobro de
cinco letras de cambio protestadas por falta de pago, y aceptadas por el socio Otto
M. S.

El socio recurrido de pago en representación de la demandada, don Gabriel S.,


opuso excepción del Nº 7 del 464 del Código de Procedimiento Civil, basándose
en que las referidas letras fueron aceptadas por uno de los socios, cuya sola firma
no obligaría a la sociedad, por cuanto sería necesario la firma de ambos socios
como se establece en el pacto social. El tribunal acogió dicha excepción.

En el recurso de casación en el fondo, el ejecutante señaló como infringidos los


artículos 373, 399 y 376 del Código de Comercio, en relación con el artículo 464
del Nº 4 del Código de Procedimiento Civil y el artículo 13 del Código Civil,
expresando que “la sentencia infringe lo dispuesto en el artículo 373 del Código de
Comercio, por cuanto lo aplica a una situación que no se encuentra regida por
dicho precepto, sino que por el artículo 399 del mismo cuerpo legal”.

El órgano de expresión de una persona jurídica es su representante legal, quien la


manifiesta, cuando se trata de un sociedad colectiva comercial, por el uso de la
razón social o firma social.

De acuerdo al artículo 371 del Código de Comercio “sólo pueden usar la razón
social el socio o socios a quienes se haya conferido tal facultad por la escritura
respectiva”.

05/03/2011 43
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

La Corte Suprema reproduce los siguientes considerandos, expuesto ya por el


tribunal de alzada: a) el uso de la razón social se confirió conjuntamente a ambos
socios en el pacto social; b) las letras de cambio fueron aceptadas sólo por uno de
los socios; c) no se ha probado que la obligación se hubiere convertido en
provecho para la sociedad.

En atención a lo anteriormente expuesto, la Corte Suprema rechazó el recurso de


casación en el fondo, puesto que la sentencia recurrida ha aplicado correctamente
los artículos 373 del Código de Comercio y 434 Nº 4 del Código de Procedimiento
Civil. Por tanto, como se hace considerar en la sentencia citada, “la sociedad no
resulta responsable del cumplimiento de las obligaciones que aquél ha suscrito”.
Además, el artículo 399 del Código de Comercio no fue vulnerado, ya que es la
regla general sobre la materia, pero para el caso en cuestión existe una normativa
especial en el artículo 373 del Código de Comercio que prima sobre la norma
general.

3) Corte Suprema, 6 de diciembre de 1963: “Mario Weinstein con Carlos


Prieto”
Fallos del Mes, Año 1963, Nº 61, p. 277, sent. 4

Doctrina:
El socio que aceptó ser aval de la deuda, queda obligado al pago de la letra en los
términos del artículo 681 y 683, en relación con el 680 del Código de Comercio.
Por consiguiente infringe dichos preceptos la sentencia que, vinculando la
obligación del aval con la aceptación de la letra decide que las excepciones Nº 7 y
Nº 14 del Código de Procedimiento Civil, opuestas por el ejecutado avalista -socio
de la sociedad- deben ser acogidas porque las letras han sido aceptadas por un
socio que no tenía facultad para obligar a la sociedad, y, por consiguiente adolece
de nulidad. Está decisión vulnera, además, los artículos 399 inciso final y 626 del
citado Código de Comercio, que señala efectos distintos a la nulidad para el caso
en contravención.

Caso:
Don Carlos P. se opuso a la ejecución deducida en su contra, interponiendo las
excepciones del Nº 7 y Nº 14 del 464 del Código de Procedimiento Civil. Ambas
excepciones se fundan en que las letras de cambio no han sido aceptadas
correctamente por la firma deudora Juan P. y Cía., pues ésta, para quedar
legalmente ligada, debe ser representada por dos de sus socios, y en la especie
sólo fueron aceptadas por uno de ellos. A pesar de ello, se rechazan las
excepciones porque el ejecutado don Carlos P. aceptó pagar las letras en calidad
de aval.

En segunda instancia se revocó el fallo de primera instancia, acogiendo las


excepciones interpuestas por el demandado, porque las letras fueron aceptadas
por un socio que no tenía facultad para obligar a la sociedad y, por consiguiente,
adolece de nulidad. Además, el tribunal de alzada dispuso que el aval afianza
solidariamente obligaciones válidas, ya que si así no fuera, no podría quedar

05/03/2011 44
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

subrogado en la acción del acreedor y el deudor solidario puede oponer a la


demanda todas las excepciones que resultan de la naturaleza de la obligación y,
además, las personales suyas.

El demandante interpuso recurso de casación en el fondo contra el fallo de


segunda instancia, por infringir los artículos 680, 682, 683 del Código de
Comercio, entre otros.

El tribunal resolvió que de los fundamentos reproducidos, aparece que la cuestión


que esta Corte debe dilucidar es determinar el valor del aval constituido por un
tercero -el ejecutado en este caso- en una letra aceptada por una sociedad sin las
exigencias o requisitos exigidos en el pacto social.

Del examen de los artículos 8º, 680, 681, 682, 683 se desprende que el aval es un
tercero “extraño a la letra de cambio”, sin ningún vínculo con las demás personas
que intervengan en ella y que se constituye responsable de su valor por el sólo
hecho de haber puesto “simplemente su firma en la letra”. O sea, su obligación de
pagarla nace directamente de ese hecho, sin que, por consiguiente, pueda
considerársele vinculado con las obligaciones de las demás personas que según
la ley puedan estar también obligadas al mismo pago.

Por la consideración anterior, el fallo recurrido ha vulnerado los preceptos de los


artículos 681, 683 en relación al 680, en cuanto desechó las excepciones por
haber sido aceptadas por un socio que no tenía facultad para obligar a la
Sociedad, no obstante que los preceptos citados establecen que la obligación del
aval de pagar la letra es independiente de las otras personas obligadas al pago de
la misma.

En virtud de los razonamientos ya expresados, la Corte Suprema acogió el recurso


de casación en la forma, confirmando la sentencia de primera instancia y ordenó
continuar con la ejecución hasta el pago del total de la deuda.

4) Corte Suprema, 28 de julio de 1983: Guzmán V., Javier cin Forcelledo P.,
José”
Fallos del Mes, Año 1983, Nº 296, p. 361 - 366, sent. 18.

Doctrina:
El acreedor que demanda a un deudor solidario se enfrenta a un deudor puro y
simple, que contrajo la obligación solidaria al celebrarse el contrato porque
pertenecía a la sociedad colectiva comercial aceptante de las letras de cambio que
fueron protestadas. Situaciones posteriores al nacimiento de la obligación no lo
exoneran del cumplimiento solidario de ésta, salvo lo que pueda resolverse en el
juicio respectivo.

Caso:
La firma Comercial Esso Limitada, exhibiendo dos letras de cambio aceptadas por
la Sociedad Forcelledo y Compañía, preparó la vía ejecutiva notificando a doña

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

María Martínez como representante de dicha sociedad y luego demandó


ejecutivamente en contra de don José Forcelledo, como socio de esa sociedad
colectiva comercial en razón de que éstos responden solidariamente por las
deudas sociales.

El ejecutado se opuso deduciendo la excepción del Nº 7 del artículo 464 del


Código de Procedimiento Civil, fundado en dos hechos: a) en que la sociedad fue
declarada en quiebra, y b) en que el socio dejó de ser parte de ella porque se
retiró de la sociedad. Son los socios y no los ex socios los que responden
solidariamente de las deudas sociales.

La sentencia de primera instancia acogió la excepción opuesta por el ejecutado,


desechando la demanda ejecutiva, fundado en que se trata de un título ejecutivo
imperfecto que no le fue notificado del protesto de las letras, esto porque él se
retiró de la sociedad antes de la notificación.

Apelada esta sentencia por el ejecutante, la Corte de Apelaciones de Santiago la


confirmó sin introducirle rectificaciones o modificaciones, pero agregándole
consideraciones en atención a que el título ejecutivo era imperfecto, porque no se
notificó del protesto al ejecutado.

En contra del fallo de alzada se interpuso un recurso de casación en la forma, por


incurrir en el vicio de ultra petita, puesto que el examen se extendió a ver si el
título era o no perfecto para proceder con la ejecución. La Corte Suprema expuso
las siguientes consideraciones:

1) Que en este caso el ejecutado fundó su excepción en dos hechos: a) en


que la sociedad fue declarada en quiebra, y b) en que el socio dejó de
ser parte de ella porque se retiró de la sociedad.
2) Que como puede verse, en el fallo recurrido se desecha la demanda
ejecutiva por un hecho que no fue fundamento de la excepción opuesta,
esto es, por una causa de pedir que no fue aducida en la oposición, con
lo que se incurrió en un vicio de ultra petita, debiendo tal vicio invalidar
el fallo impugnado ya que éste incurre en él.

Por las consideraciones anteriores, se acogió el recurso de casación en la forma y


se dictó sentencia de reemplazo, siendo las consideraciones más relevantes:
1) Que en el caso el crédito que se hace valer son dos letras de cambio y
de las fechas de éstas se infiere que el ejecutado dejó la sociedad
después de que ésta se obligó al aceptar las letras.
2) Que la excepción fundada en la quiebra de sociedad no es válida
porque la demanda fue dirigida no contra la sociedad, sino contra uno
de sus socios, en su calidad de codeudor solidario, solidaridad
establecida en el artículo 370 del Código de Comercio.
3) Que la obligación válidamente contraída bajo el sistema de solidaridad
pasiva, coloca a cualquiera de los socios en la situación de cumplir la
obligación, como aparece en el artículo 1515 del Código Civil.

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

En el fondo, el acreedor que demanda a un deudor solidario se enfrenta


a un deudor puro y simple, que contrajo la obligación solidaria al
celebrarse el contrato porque pertenecía a la sociedad colectiva
comercial aceptante de las letras de cambio que fueron protestadas.
Situaciones posteriores al nacimiento de la obligación no lo exoneran del
cumplimiento solidario de ésta, salvo lo que pueda resolverse en el juicio
respectivo.
4) De lo anterior se infiere que no puede prosperar la excepción del Nº 7
del artículo 464 del Código de Procedimiento Civil en ninguno de los
aspectos planteados.

3.5 El nombre o razón social

El artículo 365 del Código de Comercio expresa que la razón social en las
sociedades colectivas comerciales es la fórmula enunciativa de los nombres de
todos los socios o de alguno de ellos, con el agregado de las palabras “y
compañía”. Solo el nombre de los socios puede figurar en la razón social, por lo
que si uno de los socios se retira o muere se deberán reformar los estatutos de la
misma.

Bibliografía:

A) GRAU GRANELL, Francisco: La Razón Social y la Razón Comercial, Revista


de Derecho y Jurisprudencia, Tomo IX, 1912, pp. 148-154.
B) PUELMA ACCORSI, Álvaro: Sociedades, Tomo I, Editorial Jurídica de Chile,
Santiago, 2002, pp. 204 y ss.

3.6 Distribución de beneficios

La regla general es que los beneficios se distribuyen según lo que hayan acordado
los socios en los estatutos de la sociedad. Si nada se establece en los mismos, los
artículos 382 y 383 disponen que los socios capitalistas dividirán las ganancias y
pérdidas a prorrata de sus aportes, y a los socios industriales le corresponderá el
equivalente al aporte más módico y no soportará pérdidas.

Jurisprudencia:

Corte de Apelaciones de Antofagasta, 3 de mayo de 1989.


Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo LXXXVI, II, pp. 219.

Doctrina:
La negativa a repartir utilidades es un acto ilegal y arbitrario. El administrador de
una sociedad según los términos de su mandato, al cual debe ceñirse, no está
autorizado para negarse al pago de las utilidades que los socios han acordado,
acto de disposición que le vincula, razón por la cual debe limitarse a cumplirlo.

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

Caso:
Al no actuar el administrador en la forma aludida, ha cometido un acto ilegal y
arbitrario, ya que por definición legal el contrato social tiene por objetivo el logro y
repartición de las utilidades. Por tanto, una vez acordado por los socios el reparto
de utilidades, el administrador se encuentra obligado a repartirlas, por lo cual su
decisión de no hacerlo, importa una privación, respecto de los socios recurrentes,
de algo que les pertenece, como es su derecho de propiedad sobre esas
utilidades.

Esta sentencia fue confirmada por la Corte Suprema el 21 de diciembre de 1989.


La Corte Suprema señaló que “el reparto de utilidades no constituye un acto de
administración de las sociedad que puede ser o no realizado por el administrador
social, porque se trata de un acto de disposición acordado por los socios en el que
éstos resolvieron, conforme al contrato que los vincula, percibir las utilidades
producidas, razón por la que aquél frente a tal acuerdo debe limitarse a su
cumplimiento”.

3.7 Cesión de los derechos sociales

Dado que se trata de una sociedad de personas, para ceder los derechos sociales,
los socios requieren el consentimiento unánime de los demás socios y una
reforma de estatutos.

Bibliografía:

PUELMA ACCORSI, Álvaro: Sociedades, Tomo I, Editorial Jurídica de Chile,


Santiago, 2002, pp. 204 y ss.

Jurisprudencia:

1) Corte Suprema, 29 de agosto de 2001: “Llanos Bonilla, Lidia y otros con


Troncoso Castillo, Tomás Alfonso y otra”
Fallos del Mes, Años 2000 a 2002, agosto, Nº 501, pág. 2135 - 2150, sent. 4.

Doctrina:
El contrato social es un contrato intuito persona, razón por la cual las facultades de
disposición respecto de los derechos sociales, se encuentran limitadas, y
sometidas a la aprobación unánime de los demás consocios. En efecto, toda
modificación de las cláusulas del pacto social, como en efecto lo es la entrada o
salida de un socio, requerirá siempre de la aprobación unánime de todos ellos.

Caso:
En representación de doña Lidia Llanos Bonilla y Otros, se interpuso demanda de
nulidad en contra de don Tomás Troncoso Castillo y de doña Gladys del Carmen
Lagos Alvarado, para que en definitiva se declare que es nulo absolutamente el
contrato de cesión de derechos sociales efectuado entre los demandados
Troncoso y Lagos, ambos socios originales de la sociedad, en virtud del cual la

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

segunda cedió al primero sus derechos sociales en la sociedad comercial de


responsabilidad limitada, Sociedad Comercial Ventura y Otros Limitada, nulidad
absoluta que opera con efecto retroactivo y, que en virtud de la nulidad y efecto
señalado queda sin efecto, se revocan y es inoponible a las partes la cesión de
derechos ya mencionada, por la que se cede el equivalente al 33,33 por ciento de
los derechos sociales.

Constatada la demanda, los demandados solicitaron el rechazo de ella, por ser


falsos los hechos expuestos, como asimismo es falso que la vendedora hubiera
omitido el consentimiento y conocimiento de los socios, porque la oferta se hizo a
ambos en forma simultánea. Además solicitó el rechazo del libelo porque la
cláusula décima del contrato social permite la cesión de derechos entre los
miembros que componen la sociedad sin necesidad de otra autorización. La
cláusula décima del pacto social, indica que “las partes acuerdan que si cualquiera
de los socios desea vender sus derechos puede hacerlo, pero deberá preferir a los
otros en iguales condiciones”.

El Tribunal de primera instancia rechazó la demanda, ya que no existe disposición


alguna que impida al socio enajenar sus derechos sociales, ni exigencia alguna de
contar con el consentimiento de los demás socios a la hora de enajenarlos, esto,
en virtud del derecho que confiere la cláusula décima del contrato social.

Deducida apelación, la Corte de Apelaciones de Chillán, acogiéndola, revocó la


sentencia apelada, atendiendo a lo dispuesto en los artículos 404 Nº 3 del Código
de Comercio, 1683 del Código Civil y 186 y 277 del Código de Procedimiento Civil,
en cuanto se declaró la nulidad absoluta del contrato de cesión de derechos
sociales celebrado por los demandados.

Fundamenta la revocación del fallo impugnado en que la cuestión debatida es la


determinación de si para la venta o cesión de las acciones de un socio a otro la
cláusula décima antes referida exigía o no el consentimiento o aprobación de los
otros socios y si correspondía aplicar la sanción de nulidad contemplada en el
artículo 404 del Código de Comercio.

Aun cuando por la cesión mencionada no se incorporó a terceros en la sociedad,


ya que se trató de la cesión de un socio a otro, es claro que la disposición del
artículo 404 Nº 3 del Código de Comercio consagra dos prohibiciones diferentes:
a) El socio administrador no puede delegar por completo su poder; b) El socio no
puede, sin el consentimiento de los demás consocios, ceder sus derechos, no
distinguiendo entre cesionario socio y cesionario extraño.

El espíritu de la prohibición antes indicada mira la armonía que debe haber entre
los socios, por lo que tanto en la cesión de su interés social de un socio a un
tercero, como en la que hace un socio a otros, subsiste el cuidado del legislador
para que tal cesión sea conocida de todos los socios y, aun más, autorizada por
ellos, por cuanto el retiro o la cesión es algo que viene a lastimar la esencia del
contrato, por el espíritu ya mencionado que la ley supone en él. El sentido del

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

inciso 2º artículo 404 Nº 3 del Código de Comercio es claro cuando dice: “la cesión
o sustitución sin previa autorización de todos los socios es nula”.

Contra esta sentencia se interpuso un recurso de casación en la forma y en el


fondo, el primero basado en la infracción del Nº 5 del artículo 768 del Código de
Procedimiento Civil, basado en que el fallo de alzada, para acoger la acción
deducida, se ha limitado a analizar la aplicación de la prohibición contenida en el
artículo 404 Nº 3 del Código de Comercio en cuanto a su verdadero sentido y
alcance, pero nada ha dicho respecto de las razones por las cuales no
corresponde aplicar la cláusula décima contenida en el pacto social. Al respecto,
sólo se limita a mencionar la existencia de esta disposición contractual pero omite
referirse a las consideraciones por las cuales debe preferirse la disposición legal
del Código de Comercio en lugar de aquélla.

El fallo impugnado ha incurrido en el vicio formal contemplado en el artículo 768 Nº


5 del Código de Procedimiento Civil, en relación con los Nº 4 y 5 del artículo 170
del mismo Código, puesto que carece de las consideraciones de hecho y de
derecho y de la enunciación de las leyes, o en su defecto de los principios de
equidad que le sirven de fundamento para desestimar la aplicación de la cláusula
décima de la escritura social y preferir la sanción contemplada en el artículo 404
Nº 3 del Código de Comercio; en consecuencia, procede acoger el recurso de
casación en la forma deducido por los demandados.

Dictando sentencia de reemplazo la Corte señala que es necesario, para una


adecuada decisión del asunto sometido a este Tribunal, analizar cuál es el
verdadero sentido y alcance de la cláusula décima del contrato social, en la que
los socios y litigantes de este juicio declararon, como se ha dicho, que si
cualquiera de ellos” desea vender sus derechos, puede hacerlo, pero deberá
preferir a los otros en iguales condiciones”.

El Código de Comercio en el Nº 3 de su artículo 404, sanciona con la nulidad la


cesión de derechos o sustitución de un socio “sin previa autorización de todos
ellos”. Ahora bien, como la ley no ha descrito la forma en que deba otorgarse
dicha autorización, sino sólo la oportunidad, que debe ser previa, útil es entonces
determinar si la cláusula mencionada en el primer fundamento de esta resolución,
contiene la autorización previa que exige la disposición legal.

La cláusula prevé la situación contemplada en la norma legal antes señalada, cual


es, “si uno de los socios desea vender sus derechos”, agregando a continuación
“puede hacerlo”. Dicha forma verbal no puede sino interpretarse como un permiso
o autorización, que unida a la afirmación anterior, constituye el cumplimiento de
las exigencias establecidas en el Nº 3 del artículo 404 invocado. Tal autorización,
manifestada en el pacto social es, además, previa o anterior a la ocurrencia del
hecho que refiere.

En estas condiciones, estos sentenciadores estiman que en autos se ha cumplido


con el requisito señalado en la ley, puesto que las contratantes, en la cláusula

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

décima del pacto social, han otorgando la autorización requerida por la ley para
que un socio pueda enajenar sus derechos sociales, estipulación que es todo
válida en virtud del principio de autonomía de la voluntad y es obligatorio para los
contratantes en razón de lo señalado en al artículo 1545 del Código Civil. A mayor
abundamiento, no cabe otra interpretación de dicha estipulación, si su sentido
debe apuntar a producir algún efecto, pues si no concluyera de la manera
antedicha ella carecería de finalidad.

Habiéndose resuelto invalidar el fallo de segundo grado, resulta innecesario


pronunciarse respecto del recurso de casación en el fondo deducido.

En consecuencia, en la escritura de cesión de derechos sociales realizada entre


doña Gladys Lagos y don Tomás Troncoso, no se ha incurrido en el vicio de
nulidad contemplado en el artículo 404 Nº 3 del Código de Comercio, por lo que se
confirmó la sentencia de primer grado.

3.8 Administración

La sociedad colectiva puede ser administrada por todo los socios conjuntamente o
por un mandatario, e incluso, los estatutos de la sociedad pueden establecer otros
sistemas válidos de administración como por ejemplo un órgano colegiado.

Si el estatuto de la sociedad nada dice, se entiende que todos los socios tienen la
facultad de administrar la misma, lo que quiere decir que cada vez que un socio
ejecuta un acto de administración obliga tanto a la sociedad como a cada uno de
los socios de forma solidaria e ilimitada. Así, el acreedor tiene como persona
obligada no solo a la sociedad, sino que también a cada uno de los socios
colectivos.

Bibliografía:

A) CARREÑO NIGRO, Héctor: Responsabilidad de los Administradores en una


Sociedad Colectiva, Actualidad Jurídica (Universidad del Desarrollo), Nº 2,
2000, pp. 253-263.
B) CUNEO MACCHIAVELLO, Andrés: El Directorio como una Forma de
Administración y Representación de la Sociedad Colectiva, Revista Chilena
de Derecho, Volumen 13 Nº 3, 1986, pp. 453-462.
C) LYON PUELMA, Alberto: Conflicto de Intereses en las Sociedades, Revista
Chilena de Derecho, Volumen 29 Nº 1, 2002, pp. 47-93.
D) RIOSECO ENRÍQUEZ, Gabriel: La Administración en las Sociedades de
Personas, Revista de Derecho Universidad de Concepción, Nº 187, 1990, pp.
7-26.

05/03/2011 51
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

Jurisprudencia:

1) Corte Suprema, 16 de marzo de 1978: Recurso de Queja interpuesto por


Lechera del Sur S.A. en autos caratulados “Lechera del Sur S.A. con Viña
Santa Rosa del Peral S.A.”
Fallos del Mes, Año 1978, Nº 232, p. 4 - 5, sent.3.

Doctrina:
La referencia que el artículo 8º del Código de Procedimiento Civil hace al “gerente”
de sociedades civiles y comerciales a quien considera su representante para todos
los efectos judiciales, cualesquiera que sean las disposiciones estatutarias o de la
escritura social, alcanza a los gerentes generales de las sociedades y no a los
gerentes especiales relacionados con alguna actividades de la empresa como son
los llamados gerentes administrativos.

Caso:

La Sociedad Lechera del Sur S.A. interpuso demanda contra la sociedad Viña
Santa Rosa del Peral S.A., notificando al señor Claudio Rojas Leiva en
representación de ésta última.

Don Claudio Rojas Leiva ocupa el cargo de gerente administrativo, designación


hecha por el directorio de la sociedad anónima Viña Santa Rosa del Peral en
sesión de 29 de marzo de 1976. Se trata, por tanto, de uno de aquellos gerentes
especiales relacionados con algunas actividades de la empresa y no posee las
facultades de representación legal que corresponda exclusivamente al gerente
general.

La referencia que hace el Código de Comercio a los “administradores” de esas


sociedades, a quienes igualmente otorga la misma representación que a los
gerentes, debe entenderse hecha a los que por ley deben considerarse
administradores, o sea, a los socios administradores de ciertas sociedades o a los
administradores o directores designados por las juntas de accionistas en otra
clase de ellas, caso en que no se encuentra el señor Rojas, que fue notificado de
la demanda ejecutiva entablada por la Lechera del Sur S.A. a la sociedad Viña
Santa Rosa del Peral, como si aquel la representase exclusivamente, pues no es
uno de sus directores (ni tampoco, como se dijo, su gerente general). Es necesario
estarse en tal caso a las limitaciones de su representación o mandato acordadas
por directorio al nombrarlo, circunscrito a representar a la sociedad sólo si actúa
conjuntamente con algún director.

En consecuencia, la notificación de la demanda ejecutiva de la Sociedad Lechera


del Sur S.A. hecha al señor Rojas, en representación de la sociedad Viña Santa
Rosa del Peral no tuvo la virtud de emplazar a ésta en el juicio ejecutivo de que se
trata, quedando notificado únicamente cuando presento su escrito de excepciones,
firmado por el señor Rojas y, además, por un director de la sociedad.

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

Por esto, la Corte Suprema acogió el recurso de queja y dejó sin efecto la
resolución dictada por la Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago, que revocó
la resolución impugnada de primera instancia, teniéndose como oportunamente
opuestas las excepciones deducidas en ese juicio por la sociedad ejecutada.

2) Corte Suprema, 6 de diciembre de 1963: “Weinstein W., Mario con Prieto


L., Carlos”
Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo LX, I, pp. 376-380.

Doctrina:
La circunstancia de que un mandatario exceda los límites de su mandato y acepte,
sin la concurrencia de otro administrador una letra de cambio, no trae aparejada la
nulidad o falta de requisitos de la letra de cambio, sino que en virtud del artículo
626 del Código de Comercio, se le considera como que ha aceptado
personalmente dicho documento y en tal caso dicho avalista garantiza la
obligación del aceptante.

El acto celebrado por un administrador contraviniendo las cláusulas que le


ordenan obrar de consuno en la escritura social, es válido y surte todos los efectos
respecto de terceros de buena fe, la cual se presume.

Caso:
Don Mario Weinstein inició un juicio ejecutivo en contra de don Carlos Prieto, a fin
de proceder al cobro de unas letras de cambio. Durante la ejecución, el ejecutado
señor Prieto opuso las excepciones de faltarle al título alguno de los requisitos
establecidos por las leyes para que tenga fuerza ejecutiva y la nulidad de la
obligación, fundadas en que las letras de cambio que sirven de título a la ejecución
no han sido aceptadas debidamente por la sociedad deudora, Juan Pérez y
Compañía Limitada, ya que dicha sociedad, para quedar legalmente emplazada,
debía ser representada por dos de sus socios: el señor Juan Pérez Ugarte y otro,
y en la especie, los documentos sólo han sido aceptados por el señor Pérez.
Dichas excepciones fueron rechazadas por el Juez de Letras, porque el ejecutado
señor Prieto aceptó pagar las letras en calidad de aval de las mismas,
encontrándose obligado directamente a su pago. La circunstancia invocada por el
ejecutado podría favorecer a la sociedad “Juan Pérez y Compañía Limitada” para
excepcionarse de pagar las letras, pero no puede alterar las relaciones que
existen, como aval, entre Prieto y Weinstein.

Apelada la sentencia, la Corte de Apelaciones revocó la sentencia. A juicio del


Tribunal de Alzada, por la escritura de la sociedad “Juan Pérez y Cía. Ltda.” se
estipuló que la administración de la sociedad y uso de la razón social
corresponderían al socio don Juan Pérez, quien deberá obrar conjuntamente con
cualquiera de los socios, doña María Olga Francisca Correa de Prieto o doña
Teresa Larraín Echeverría, pudiendo de esta forma girar, aceptar, endosar y
avalar letras de cambio entre otras facultades. Puesto que las letras que motivan
la ejecución fueron aceptadas a nombre de la sociedad sólo por don Juan Pérez,

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

un socio que no tenía poder para obligar a la sociedad, las excepciones deben ser
acogidas porque las letras adolecen de nulidad.

Por otra parte, el aval afianza solidariamente obligaciones válidas, pues de lo


contrario no podría quedar subrogado en la acción del acreedor, y el deudor
solidario puede oponer todas las excepciones que emanan de la naturaleza de la
obligación, además de las personales suyas.

Contra la sentencia de la Corte de Apelaciones, se dedujo recurso de casación,


resolviendo la Corte Suprema acogerlo, en virtud de lo siguiente:
- El asunto controvertido consiste en determinar el valor del aval constituido por
un tercero –el ejecutado en este caso- en una letra aceptada por una sociedad
sin las exigencias establecidas en la escritura social. Conforme a lo dispuesto
en los artículos 623 inciso 8°, 680 y 683 del Códig o de Comercio, el avalista es
un “tercero “extraño a la obligación” sin ninguna vinculación con las personas
que intervengan en ella, y que se constituye responsable de su valor por el sólo
hecho de haber puesto “simplemente su nombre en la letra”. O sea, su
obligación de pagarla nace directamente de este hecho, sin que, por
consiguiente, pueda considerársele vinculado con las obligaciones de las
demás personas que según la ley puedan estar también obligadas al mismo
pago, sin perjuicio, naturalmente, de las acciones que pueda entablar contra
quien estime procedente para resarcirse de lo pagado por él”.
- Al considerar nulas las letras de cambio, la sentencia recurrida infringe la ley,
vinculando la obligación del aval con la aceptación de la letra. Esta decisión
vulnera lo prescrito por los artículos 399 y 626 del Código de Comercio. El
primero de dichos preceptos, en su inciso final señala que “Si no obstante la
oposición o defecto de mayoría se ejecutare el acto o contrato, éste surtirá
todos sus efectos respecto de terceros de buena fe y el administrador que lo
hubiere celebrado responderá a la sociedad de los perjuicios que a ésta se
siguieren.” En consecuencia, “el acto celebrado por un administrador
contraviniendo las cláusulas que le ordenaban obrar de consuno en la escritura
social es válido y surte todos sus efectos respecto de los terceros de buena fe,
y como la buena fe se presume y la sentencia no da por establecido el hecho
de que existiere mala fe por parte del ejecutante, la nulidad declarada por los
sentenciadores viola el precepto anteriormente citado”.
- “La circunstancia de que un mandatario exceda los límites de su mandato y
acepte sin la concurrencia de otro administrador una letra de cambio, no trae
aparejada la nulidad o falta de requisitos de la letra de cambio”, sino que se le
considera como que ha aceptado personalmente ese documento, y en tal caso
el avalista garantiza la obligación de dicho aceptante.

3.9 Prohibiciones de los socios

El artículo 404 del Código de Comercio establece una serie de prohibiciones a los
socios, las cuales intentan evitar que se de una competencia desleal entre los
mismos.

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

Jurisprudencia:

1) Corte Suprema, 29 de abril de 1929: “Arostegui Luis con Arostegui


Miguel”
Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo XXVII, I, pp.280-286.

Doctrina:
Amplitud de la expresión “negocios” a que alude la prohibición contenida en el Nº 2
del art. 404 del Código de Comercio. La compra hecha por uno de los socios con
dinero del haber social y en beneficio propio es una operación que se halla
comprendida en el art. 404 como prohibida expresamente ejecutar a los socios en
particular.

La compra que el socio hace de los derechos que le corresponde a un tercero en


otra sociedad formada para explotar un privilegio industrial, importa una operación
lucrativa y por este solo hecho se incluye dentro del precepto mencionado. En
consecuencia, no procede sostener que los negocios prohibidos a los socios en
dicha disposición son únicamente aquellos que tienen por fin una especulación
mediante transacciones más o menos continuas y verificadas dentro de plazos
cortos.

Caso:
En marzo de 1916, los señores Miguel y Luis Aróstegui, comerciantes, convinieron
en formar una sociedad por el plazo de 10 años, para explotar un negocio de
elaboración de maderas y fábrica de carpintería denominado “Taller Americano”.
El capital era de la suma de $87.181,06 aportados en iguales partes y la razón
social “Aróstegui Hnos.” podría ser usada indistintamente por ambos socios,
quienes a la vez tendrían la administración de la sociedad.

El 17 de octubre de 1917, los socios convinieron mediante una escritura pública


formar con el señor Guillermo Yanetti Castillo una sociedad bajo la razón social
“Aróstegui Hnos. y Yanetti”, a fin de explotar un privilegio industrial para la
compresibilidad, impermeabilidad e incombustibilidad del cartón, que Yanetti tenía
establecido para la fabricación de tejas y cubiertas de techos.

“Aróstegui Hnos.” aportaban el local donde funcionaba el Taller Americano, la


dirección superior y personal para la industria y Yanetti el privilegio obtenido,
debiendo distribuirse las ganancias y las pérdidas por mitad entre los socios.

El 29 de abril de 1921, el señor Yanetti vendió a don Miguel Aróstegui sus


derechos en la sociedad “Aróstegui Hnos. y Yanetti”, por el precio de $40.000, de
los cuales el vendedor declaró recibir en ese acto la suma de $30.000 en dinero
efectivo y el saldo de $10.000 sería pagado el 1° d e enero de 1922 sin intereses.

El 11 de junio de 1922, don Luis Aróstegui acudió ante un juzgado de letras


señalando que, en virtud de ciertas diferencias entre él y su consocio, resulta

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

imprescindible la designación de un árbitro para la solución del conflicto, de


acuerdo a lo estipulado en el contrato social.

Constituido el tribunal arbitral, don Luis Aróstegui solicitó que se declare que la
adquisición efectuada por don Miguel Aróstegui a don Guillermo Yanetti usando
los fondos de la sociedad debe formar parte de los bienes sociales. Para pagar la
cuota al contado, don Miguel giró un cheque por $10.000 en la cuenta que tenía la
sociedad en el Banco Nacional, suma que depositó en la cuenta que con el
nombre de Techo Americano tenía también la sociedad en el Banco de Chile, en
donde el mismo don Miguel giró el cheque por cuenta de la sociedad, por la suma
de $30.000 a favor de Yanetti.

Durante el juicio arbitral, don Miguel reconoció haber comprado para sí los
derechos de Yanetti, sin emplear fondos pertenecientes a la sociedad. El hecho de
que hubiese girado $30.000 de la cuenta del establecimiento “Techo Americano”
no implica que con ese dinero haya pagado el precio de la compra de los derechos
sociales.

Agregó que, de la lectura del artículo 404 del Código de Comercio, no es posible
desprender que lo adquirido por un socio con dineros sociales sea de la sociedad.
Si la ley sólo establece que la sociedad se hace responsable y dueña de las
ganancias, no puede sostenerse que también tenga derecho a la adquisición. Se
trata, en consecuencia, de un precepto de excepción dentro de la regla general de
que lo que alguien gana con su actividad y a su nombre es suyo y no ajeno. Esta
excepción, se aplica sólo en el caso de que se compruebe que la operación se
hizo con fondos comunes. En resumen, la sanción que contempla el precepto
citado se reduce a la siguiente: restituir los fondos distraídos, entregando a la
sociedad lo que se hubiere ganado usando esos fondos.

Por lo tanto, si se exige la restitución de los fondos, no puede exigirse a la vez la


entrega de lo que con ellos se adquirió, pues implicaría exigir dos veces la misma
cosa. Finalmente, agrega que no se trata de un “negocio” en el sentido que
precisa el artículo citado, pues es una adquisición de carácter permanente. Dicho
término implica que el dinero empleado por el socio haya producido en un plazo
breve y por medio de ciertos actos de comercio, las utilidades que se reclaman.

El 22 de febrero de 1926, el árbitro don Gustavo Silva Campos dictó la sentencia


en la que estableció que las utilidades del negocio “Techo Americano” ascendieron
a $150.000, y que los beneficios correspondientes a la cuota comprada a don
Guillermo Yanetti por don Miguel Aróstegui pertenecen a la sociedad Aróstegui
Hnos. El dominio de la cuota comprada al señor Yanetti corresponde a don Miguel
Aróstegui. El fallo arbitral consideró que existían presunciones fundadas de que
los $30.000 que retiró don Miguel Aróstegui se destinaron a pagar al señor Yanetti
la cuota correspondiente por la adquisición de sus derechos en la sociedad
“Aróstegui Hnos. y Yanetti”. Además, el árbitro rechazó la interpretación de la
palabra “ganancias” esbozada por don Miguel Aróstegui, en el sentido de que no

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

comprende las adquisiciones permanentes, pues la disposición legal citada no


contempla distinción alguna.

Por lo tanto, de las utilidades del negocio denominado “Techo Americano” se debe
deducir la suma de $40.000, precio de venta de los derechos del señor Yanetti,
resultando el total de $150.000, los cuales deben distribuirse entre los socios de
acuerdo a lo prescrito en el acuerdo social.

La Corte de Apelaciones confirmó el laudo arbitral, y contra dicho fallo se interpuso


recurso de casación en el fondo.

Conociendo de dicho recurso, la Corte Suprema resolvió que no procedía ninguna


de las infracciones invocadas como fundamento del recurso, en virtud de las
siguientes consideraciones:
- En vista de que la compra de que se trata la realizó uno de los socios con
“dineros del haber social y en beneficio propio, es incuestionable que aquella
operación se halla comprendida entre las que el artículo 404 N° 2 del Código
de Comercio prohíbe expresamente ejecutar a los socios en particular, so pena
de llevar a la masa común las ganancias y cargar él sólo con las pérdidas,
aparte de restituir a la sociedad los fondos distraídos e indemnizarle los daños
que ésta hubiere recibido”.
- La operación efectuada entre Miguel Aróstegui y Yanetti, “importa una
operación lucrativa y de interés para el comprador y vendedor y por este solo
hecho cae dentro de la denominación negocio que contiene el precepto legal
recordado, y no es, por consiguiente, atendible la distinción que pretende hacer
el recurrente al argumentar en el sentido que los negocios prohibidos a los
socios en la disposición recordada son únicamente aquellos que tienen por fin
una especulación mediante transacciones más o menos continuas y verificadas
dentro de cortos plazos”.
- La compra de que se trata, además de constituir una transacción relativa a
bienes y derechos que revestían para el vendedor las características de una
industria de positivos beneficios, también fue de gran importancia para el
comprador, pues en su virtud entró a sustituir los derechos de un socio de una
sociedad que produjo utilidades claramente reconocidas por el interesado.
- “Estando formado el fondo común de una sociedad por el capital aportado por
cada socio y de las utilidades que pueda arrojar en el curso de las operaciones,
no es dable aceptar como dineros particulares de cada socio las utilidades que
arrojen los balances que se efectúen periódicamente, y por lo tanto,
considerarse facultado, sin un convenio expreso entre ellos para extraer o
aplicar a sus negocios particulares el todo o parte de esas utilidades”.

2) Corte Suprema, 26 de octubre de 1905: “Manger con Harán”


Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo III, I, p.104.

Doctrina:
El socio que, aun creyéndose autorizado para retirar la parte de las utilidades que
pueden corresponderle después de cada balance, aplica a sus negocios

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

particulares fondos comunes, debe llevar a la masa común las ganancias de los
negocios que invierta en esos fondos.

No pueden ser considerados como capitales particulares de cada socio las


utilidades que puedan arrojar los balances.

Caso:
Don Luis Manger y don Honorato Harán constituyeron una sociedad colectiva
mercantil el 17 de marzo de 1890, en la ciudad de Concepción. En enero de 1895,
los socios constituyeron un arbitraje para liquidar la sociedad.

Desde el 8 de abril de 1890 hasta el mes de enero de 1895, el socio administrador


don Honorato Harán destinó dineros del fondo común a sus negocios particulares,
entre ellos la suma de $808.567,13, tal como consta en las diversas partidas
anotadas en su cuenta del libro mayor durante cinco años. Además, en las
compras que hacía para sus negocios particulares usaba el crédito y nombre de la
sociedad.

En vista de estos hechos, don Luis Manger entabló una demanda formulando
como petición “que las utilidades obtenidas por don Honorato Harán en sus
negocios particulares emprendidos con dineros extraídos del fondo común de la
sociedad extinguida “Manger Harán” ingresen a dicho fondo común para
distribuirlos con arreglo al contrato social, debiendo además indemnizar los daños
que la sociedad hubiere sufrido, tomando para ello en cuenta la diferencia que
resultare entre el tanto de las utilidades de esos negocios particulares y el que se
habría alcanzado en el supuesto de que esos fondos no hubieran sido sustraídos”

En la contestación, el demandado negó la realización de negocios particulares con


dineros de la sociedad. Afirma que sí ha hecho negocios particulares por su propia
cuenta con dinero propio y en uso de la autorización expresa que a ambos socios
confiere el contrato social. Agregó que el demandante incurre en una confusión, ya
que supone que las utilidades sociales pasan a formar parte del capital o fondo
social. Al respecto, el demandado señala que el capital o fondo social está
constituido por los aportes de los socios, y ese capital no puede jamás ser tocado.
Mientras existió la sociedad, ese capital permaneció intacto y nunca fue sustraído
para negocios particulares, tal como consta en los libros. Sin embargo, no sucede
lo mismo con las utilidades que produce anualmente la sociedad, las cuales no
pasan a incrementar el capital social, sino que cada socio tiene derecho a retirar,
después de cada balance anual, la parte del beneficio que le corresponde.
Además afirmó que mientras existió la sociedad siempre tuvo capitales sobrantes
y disponibles. En conclusión, sostuvo que cada socio puede después de cada
balance anual retirar la parte de utilidades que le corresponda.

La resolución arbitral de primera instancia acogió la demanda, siendo confirmada


por la Corte de Apelaciones de Concepción el 29 de octubre de 1903.

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

La Corte Suprema, conociendo del recurso de casación en la forma interpuesto


por el señor Harán, resolvió que el fallo recurrido acertadamente relacionó
numerosos antecedentes, para deducir de sus conjunto que “don Honorato Harán,
creyéndose facultado para retirar la parte de las utilidades que podían
corresponderle después de cada balance, aplicó a sus negocios particulares
fondos comunes”.

3) Corte de Apelaciones de Santiago, 20 de mayo de 1999: “Mebus Mesa,


Rodolfo con Mebus Barrueto, Marcelo y Otro”
Gaceta Jurídica, Nº 227, pp. 98-99.

Doctrina:
La explotación por cuenta propia consiste en obtener utilidades en beneficio
personal, sin que se precise para ello que el socio que así actúe lo haga “a
nombre propio”, sino incluso a nombre de un tercero que participa como testaferro,
o que intervenga en calidad de socio de una sociedad comercial que opera en el
mismo giro.

Caso:
Don Rodolfo Mebus Mesa y don Marcelo Mebus Barrueto eran socios de una
sociedad comercial. Sin embargo, paralelamente cada uno de los socios creó
otras sociedades comerciales, dedicadas fundamentalmente a la comercialización,
procesamiento, importación y exportación de productos del mar.

Ambos socios estimaron vulnerado por el otro el precepto del art. 404 Nº 4 del
Código de Comercio, que prohíbe a los socios en particular “explotar por cuenta
propia el ramo de industria en que opere la sociedad, y hacer sin consentimiento
de todos los consocios las operaciones particulares de cualquiera especie cuando
la sociedad no tuviere un género determinado de comercio”. Según la Corte, el art.
404 Nº 4 del Código de Comercio, distingue claramente dos situaciones: la de las
sociedades que operan en un ramo “determinado”, y la de aquellas otras que no
tuvieran un “género determinado” de actividad, cuestiones ambas que se
relacionan con las negociaciones sobre que deba versar el giro de la sociedad (art.
352 Nº 5 del Código de Comercio), y que conforme al principio de autonomía de la
voluntad pueden tener una amplitud de mayor o menor grado.

Asimismo, la Corte consideró que las sociedades creadas paralelamente por


ambas partes se dedicaban fundamentalmente a la comercialización,
procesamiento, importación y exportación de productos del mar, actividad
específica y determinada que, en cuanto tal, se encuentra regulada en el acápite
inicial del citado Nº 4 del artículo 404 del Código de Comercio, que proscribe a los
socios la explotación “por cuenta propia” de ese ramo de industria, ni aun con el
consentimiento de sus consocios, que sólo sería idóneo para autorizar
“operaciones particulares” de otros socios en el evento que la compañía matriz no
tuviere un “género determinado” de comercio, cuyo no es el caso de autos.

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

La interpretación de la norma citada, precisa determinar el sentido y alcance de la


locución “por cuenta propia”, pues “mientras la demandada y el actor en su
demanda reconvencional sostiene en su apelación que debe entendérsela en un
sentido restrictivo, por tratarse de una disposición prohibitiva y sancionadora”, el
sentenciador concluye que “es indiferente que se desarrolle personalmente o por
interpósita persona toda vez que el objetivo de la ley es evitar la práctica del
comercio”. El sentido natural de “explotar es “sacar utilidad de un negocio o
industria en provecho propio”. Por lo tanto, “dentro de esta significación, explotar
por cuenta propia equivale a obtener utilidades en beneficio personal, sin que se
precise para ello que el socio que así actúe lo haga a “nombre propio”, sino incluso
a nombre de un tercero, que participa como testaferro o palo blanco, o que
intervenga en calidad de socio de una sociedad comercial que opera en el mismo
giro, cuyo es el caso de autos.” Dado lo anterior, se confirma la sentencia apelada
de 25 de junio de 1996.

3.10 Retiro o muerte de un socio

Cuando existen sólo dos socios, la muerte de uno de ellos produce la “disolución
de la sociedad” (a menos que los estatutos sociales señalen algo distinto), lo cual
no significa que ésta muera en forma instantánea.

La disolución no es el fin, la extinción de la sociedad, sino que señala el principio


de su etapa final.

La sociedad no se extingue, sino que muda su objeto e inicia una nueva etapa
tendiente a extinguir las relaciones con los terceros, primero, para después
proceder a la división del haber social entre los socios. Por lo tanto, no se modifica
de ningún modo la posición y los derechos de los acreedores sociales respecto de
la sociedad.

Bibliografía:

VILLEGAS, Carlos Alberto: Tratado de las Sociedades, Editorial Jurídica de Chile,


1995, p. 176.

Jurisprudencia:

1) Corte Suprema, 19 de octubre de 1967: “Zamorano C. Marta y Otro”


Revista de Derecho y Jurisprudencia, 1967, I, 351-355.

Doctrina:
Cuando la sociedad ha de continuar entre los socios sobrevivientes con los
herederos del socio difunto, éstos son socios individualmente considerados, a
menos que en el contrato social se haya estipulado que debe considerárseles en
conjunto como una entidad hereditaria.

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

Caso:
Para determinar si en la continuación de la sociedad con los herederos del socio
fallecido éstos son socios individualmente considerados, o si lo son como entidad
hereditaria, corresponde aplicar primero las leyes sobre sucesión hereditaria a fin
de determinar la persona o las personas de los herederos. A continuación, es
preciso recurrir a las disposiciones del contrato social y, subsidiariamente, a los
preceptos legales relativos a la sociedad, para resolver si cada heredero es socio,
o si lo son todos en conjunto considerados como entidad.

En cuanto a los preceptos, varios llevan a la conclusión de que los herederos del
socio fallecido son socios individualmente considerados: arts. 2103 y 2105 del
Código Civil y 401 del Código de Comercio. Este último señala en su parte final:
“cuando se haya estipulado que la sociedad haya de continuar con los socios
sobrevivientes y los herederos del difunto”, en esta frase aparecen dos sujetos
plurales “socios sobrevivientes” y “herederos del difunto”, comprendiendo el
primero a todos los socios sobrevivientes considerados como individualidades y no
como ente colectivo, y el segundo, a todos los herederos del socio difunto
considerados de la misma forma. En consecuencia, no existen motivos para
considerar que una terminología análoga denota la idea de pluralidad cuando
alude a los socios sobrevivientes y una idea de colectividad cuando alude a los
herederos del socio difunto.

Por lo tanto, si la sociedad debe continuar entre los socios sobrevivientes con los
herederos del socio difunto, éstos son socios individualmente considerados, a
menos que en el contrato social se establezca que deben ser considerados en
conjunto, como una entidad hereditaria.

2) Corte Suprema 24 de enero de 1984: “Osorio, Fernando y otro con Cía.


Agr. Forestal”
Fallos del Mes, Año 1983, Nº 302, p. 838 - 854, sent. 10.

Doctrina:
Si en una sociedad colectiva fallece uno de los socios, la sociedad se disuelve, y
es esta la regla fundamental sobre la materia, que se encuentra establecida en el
Art. 2103 del Código Civil. Dicha regla admite la excepción que contempla el
mismo artículo, cual es, la estipulación expresa en contrario en el contrato social.

En la especie, la sentencia no desconoce la fuerza obligatoria del contrato de


sociedad de que se trata y al estimar que los cesionarios de los derechos
hereditarios que correspondían a los herederos de quien era uno de los socios,
tienen los derechos de los herederos cedentes, hicieron una acertada apreciación
jurídica del contrato.

Caso:
Por el fallecimiento del señor Casali socio de la “Sociedad Forestal del Maule
Limitada”, se declara la liquidación de dicha sociedad. Sin embargo, los herederos
del socio fallecido cedieron los derechos hereditarios que les correspondían en

05/03/2011 61
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

dicha sociedad, generando un conflicto de intereses entre los actuales socios,


principalmente por la naturaleza de la sociedad.

La “Compañía Agrícola Forestal Fortuna Sociedad Limitada”, en su calidad de


cesionaria de los derechos hereditarios del accionista fallecido, ha solicitado que
se declare que procede la designación, por el juez de turno, de un árbitro
arbitrador para que conozca de las dificultades que se han producido entre los
socios con motivo de la vigencia y liquidación de la “Sociedad Forestal del Maule
Limitada”.

La demandada, contestando, opuso excepciones, basando la excepción de falta


de acción y de derecho del demandante para solicitar el nombramiento de un
árbitro, por las siguientes razones: que los herederos del socio fallecido no se
apersonaron en la sociedad dentro del plazo de treinta días contados desde su
fallecimiento como está dispuesto en la escritura social, por motivos de publicidad;
que la sociedad, al fallecimiento del socio, continuó funcionando de hecho y
posteriormente se disolvió y liquidó; agregaron que no se les reconoce la calidad
de socios a los cesionarios de los derechos hereditarios, ya que el socio fallecido
no tenía la facultad de incorporar a terceros ajenos a la sociedad, facultad que
mucho menos tienen sus herederos, esto, sin el consentimiento de los socios.
Expresó también que la cesión de derechos hereditarios aludida no dio a los
demandantes la calidad de socios, porque en esa cesión no fueron parte los
demás socios; por último, agregó que conforme a la escritura social son los socios
los únicos que tienes la facultad de provocar el arbitraje.

La sentencia de primera instancia rechazó las excepciones opuestas por la


demandada en su contestación y acogió la demanda interpuesta por los actores,
sentencia que fue objeto de recurso de apelación. La Corte de Apelaciones de
Santiago rechazó el aludido recurso de apelación y confirmó la sentencia de
primera instancia.

En contra de este último fallo se interpuso por la demandada los recursos de


casación en la forma y en el fondo.

En cuanto al recurso de casación en el fondo el recurrente da por infringidas las


siguientes disposiciones:

a) Los artículos 1545, 1560, 1562 y 1563 del Código Civil, en relación con las
cláusulas 12 y 14 de la escritura de constitución de la Sociedad Forestal del Maule
Limitada; puesto que la demanda indica que los demandantes son cesionarios de
los herederos de los socios de dicha sociedad; que los demandantes no son,
pues, socios, son terceros; mientras no se haga constar con las solemnidades
respectivas (artículo 4º de la Ley 3918; 354 del Código de Comercio; 7º Nº 4º y 30
del Reglamento del Registro de Comercio) el cambio de los socios en el Registro,
sea por una muerte de uno de los socios o por modificación de la sociedad, no
puede legalmente sostenerse que invisten, también, esa calidad otras personas de
las que, según la escritura social y su inscripción tienen esa calidad.

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

Conforme el artículo 4º de la Ley 3918, esta situación ocurrirá, esto es, la


subsistencia de la sociedad a la muerte de un socio, aun cuando no conste en la
escritura social, no obstante, por razones legales de publicidad deben cumplirse
dichas formalidades. Si los socios de la Sociedad Forestal del Maule Limitada
convinieron en que la sociedad subsistiera a la muerte de un socio en la persona
de sus herederos, pero estableció que ellos deberían apersonarse en un plazo de
30 días de la sociedad, es obvio que perseguían la publicidad de hecho, y su
inobservancia hace inoponible el hecho a los demás socios a menos que se
enteraran por vía diferente, indirecta;

b) La Sociedad Forestal del Maule Limitada es una sociedad de personas y no de


capitales en que el nombre de sus socios o su calidad sea indeterminada o algo
secundario, por lo que debe interpretarse restrictivamente la cesión de derechos
hereditarios hecha por los herederos del señor Casali a los demandantes, ya que,
como no han convenido en ello los demás socios, tal cesión de derechos en la
sociedad sería nula, conforme a los artículos 2088 y 10 del Código Civil. Por tanto,
el fallo ha violado la cláusula 14 del mismo contrato, porque ésta establece que
son sólo los socios quienes califican el funcionamiento de la sociedad y como los
demandantes no son socios sino cesionarios, no tienen éstos el derecho a
provocar el arbitraje que solicitan.

La interpretación de las cláusulas de un contrato con el objeto de determinar la


intención de los contratantes y sin desconocer la fuerza de una estipulación
determinada, es una cuestión de hecho, privativa de los jueces de la instancia,
cuyo control no corresponde al Tribunal de Casación, puesto que la intención que
las partes han tenido, los jueces la deducen del mérito de la propia convención y
de los antecedentes reunidos en el proceso, que aprecian privativamente, y no de
la ley. La sentencia que se impugna, para interpretar las cláusulas 12 y 14 del
contrato ha establecido en forma precisa la intención de los contratantes en cuanto
al derecho de los herederos del socio fallecido a continuar la sociedad en virtud de
las cláusulas establecidas en el contrato, y habiéndose ceñido en la interpretación
a la norma principal del artículo 1560 del Código Civil y estando clara la intención
de las partes, no cabe la aplicación de otras normas legales de interpretación.

La cuestión planteada por la demandada para sostener la falta de derecho para


pedir el nombramiento del árbitro arbitrador por no ser socios, ni herederos de los
socios; que se trata de una sociedad de personas en la que no es admisible la
cesión de derechos, y que sólo se había previsto la continuidad de la sociedad con
los herederos del socio fallecido, es una cuestión de derecho que corresponde
resolver al Tribunal de Casación. En consecuencia, éste es el problema que le
corresponde resolver a este Tribunal: si los cesionarios reemplazan a los
herederos en todos sus derechos y obligaciones y si la cesión trasfiere al
cesionario la calidad de heredero que tenía el cedente. Este Tribunal considera
ajustado a derecho tanto los razonamientos del fallo recurrido, como su
conclusión. En efecto, existen numerosas disposiciones de las que se desprende
la identidad legal del cedente y del cesionario.

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

Conforme lo dispone el artículo 1909 del Código Civil lo que cede el heredero o
legatario sin especificar de qué se compone el legado o herencia, es la calidad de
heredero o legatario, el artículo 1910 del mismo código razona en el mismo
sentido. En consecuencia en nuestro derecho el cesionario adquiere todos los
derechos que tenía el heredero cedente, así como, todas las obligaciones, todo lo
que corrobora que el cesionario ocupa la misma posición jurídica del cedente.

El problema de la efectividad de la celebración del contrato y del contenido de sus


cláusulas es una cuestión de hecho que no le corresponde al resolver al este
Tribunal, en esta materia al Tribunal de Casación sólo le corresponde ver si la
infracción de la ley del contrato importa o no una violación del derecho establecido
en él en favor de alguna de las partes; en esta parte, el recurso carece de asidero
puesto que la sentencia no desconoce la fuerza obligatoria del contrato de la
Sociedad Forestal del Maule Limitada, no se ha hecho una equivocada
apreciación jurídica del contrato, ni se le han atribuido efectos distintos de los que
la legalmente le corresponden. Por estos aspectos, la Corte rechazó los recursos
de casación en fondo y en la forma.

3.11 Disolución y liquidación

La disolución es un “hecho que marca el principio del fin de una sociedad”. Al


menos esto es lo que ocurre en los sistemas latinos o continentales donde la
disolución de la sociedad está marcada por el acaecimiento de ciertos hechos a
los cuales la ley, les ha dado la aptitud de iniciar el proceso de término de la
sociedad. Por si parte, la liquidación corresponde al conjunto de operaciones
posteriores a la disolución de la sociedad necesarias para concluir los negocios
pendientes. Su objeto es extinguir obligaciones con los terceros y con los socios, a
fin de determinar la existencia de utilidades y/o pérdidas. Después de la disolución
y durante el tiempo que la sociedad se encuentre en liquidación su personalidad
jurídica subsiste.

En los sistemas anglosajones la circunstancia es la inversa, pues primero ha de


procederse a la liquidación de la sociedad y sólo una vez que estos actos se
completan se puede decir que la sociedad “esta disuelta”.

Las causales de disolución varían en nuestro derecho dependiendo de si se trata


de sociedades de personas o de capital, pues por la naturaleza de unas y otras, el
hecho que marca su término estará ligado también a ellas.

Bibliografía:

PRADO PUGA, Arturo: Alcance de la Cláusula de Prórroga Automática de una


Sociedad Colectiva Comercial, Revista Chilena de Derecho, Volumen 27 Nº 3,
2000, pp. 501-505.

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

Jurisprudencia:

1) Corte Suprema, 21 de septiembre de 1962: “Rice Campodónico de Molinari


y otro con Emilio Molinari”
Fallos del Mes, Año 1962, Nº 46, p. 187 - 192, sent. 1

Doctrina:
La sociedad colectiva comercial disuelta sigue subsistiendo, mediante una ficción,
durante su liquidación para los efectos y objetivos de ésta. La adquisición que
hace un ex socio de una sociedad colectiva comercial en liquidación de un
inmueble de dicha sociedad no es adjudicación, sino compraventa.

Caso:
La Sociedad L. T. y Cía. demandó al Fisco para que se declarara nulo el pago de
determinada cantidad de dinero, correspondiente al impuesto de compraventa de
un inmueble de la compañía en liquidación.

El juez de primera instancia negó lugar en todas sus partes a la demanda


entablada en contra del Fisco de Chile. El demandante apeló y la Corte de
Apelaciones confirmó la sentencia de primera instancia en todas sus partes.

Se interpone recurso de casación, cuyas solicitudes se basan en el asunto a


dilucidar por esta Corte de Casación, a resolver si la disolución de la Sociedad L.
T. y Cía., producida por la expiración del plazo estipulado, determina su extinción
inmediata, y la subsiguiente liquidación de la misma, pusieron término o no a su
existencia, ya que, según sostiene la sentencia, por tratarse de una sociedad
mercantil, ella siguió subsistiendo con su personalidad jurídica propia hasta su
total y completa liquidación. Naturalmente, para este sólo efecto y objetivo, en
virtud de la ficción de la supervivencia de la personalidad jurídica de la sociedad
en liquidación, que permite considerar subsistente la personalidad jurídica de la
sociedad disuelta, mientras dure la liquidación y para el sólo efecto de ella.

Según lo afirma el recurrente, la sociedad desapareció y perdió su existencia para


todos los efectos legales, desde el momento mismo de su disolución, siguiendo a
ella un estado de comunidad entre los socios que sobreviven hasta la división de
los bienes que componen su haber, división que debe realizarse conforme a las
reglas de la partición de los bienes hereditarios.

Como consecuencia de lo anterior, es necesario esclarecer y precisar la


naturaleza jurídica de la transferencia del inmueble perteneciente a la referida
sociedad, efectuada por el liquidador de ella, a los señores C. N. y S. T., este
último, ex socio de la sociedad disuelta quienes la adquirieron conjuntamente en
un remate verificado con admisión de licitadores extraños, lo que implicó un
contrato de compraventa para ambos. Respecto del ex socio, esto implicó un acto
de adjudicación que no tuvo más alcance que singularizar el dominio del bien, la
cuota correspondiente, al ex socio y que, por tanto, no está gravado con el
impuesto de compraventa.

05/03/2011 65
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

La Corte Suprema expresa las siguientes consideraciones:


1) Frente a la tesis sustentada por el demandante en el sentido de que el acto
jurídico de que da cuenta la escritura pública no tiene, respecto del ex socio
don S. T. el carácter de un contrato de compraventa, sino que ha sido una
adjudicación, porque: a) la sociedad, para todos los efectos legales, se
extingue en el momento mismo de su disolución; b) a la extinción sigue un
estado de comunidad que termina por la partición; y c) a la disolución de la
sociedad, ella se extinguió, y la misión del liquidador no ha sido otra que
poner fin ha dicho estado de comunidad, de lo que se deduce que los actos
pueden tener el carácter de compraventa cuando los bienes de la ex
sociedad los adquiere un extraño y el carácter de adjudicación cuando
dichos bienes se radican en el patrimonio de un socio.
2) Que este planteamiento del demandante, es exacto tratándose de la
liquidación de una sociedad civil, de la sociedad conyugal, de una
comunidad o en la partición de una herencia, más no lo es en el campo de
la legislación comercial donde, como se verá a continuación, imperan
principios sustancialmente diferentes.
3) Que, en efecto, la sociedad comercial que se disuelve por el vencimiento
del plazo, como la actual, no desaparece como pretende que ocurra el actor
sino que sigue subsistiendo con personalidad jurídica propia hasta su total y
completa liquidación, naturalmente, sólo para este efecto y objetivo. La
consecuencia natural de la disolución de la sociedad es su liquidación. Por
la disolución debería extinguirse la sociedad y, por ende, todas sus
actividades; pero un cambio tan repentino puede originar diversas
complicaciones como graves consecuencias tanto respecto de los
acreedores sociales que perderían su privilegio para pagarse sobre el
patrimonio social, como respecto de los propios socios que quedarían en un
estado de comunidad.
4) Que justamente para evitar esos inconvenientes propios de la extinción
inmediata de la sociedad y el cese absoluto y total de todas sus actividades,
se ha creado la ficción de subsistencia o supervivencia de la personalidad
jurídica de la sociedad en liquidación, en virtud de la cual se declara
subsistente la personalidad jurídica de la sociedad disuelta mientras dure la
liquidación y para el sólo efecto de ella.
5) Que luego del examen hecho en los considerandos que anteceden resulta
forzoso concluir que la sociedad “L.T. y Cía. en liquidación” no ha
desaparecido y ha continuado y continúa como persona jurídica, hasta su
completa y total liquidación, si su disolución ha producido entre los socios
una comunidad sobre los bienes sociales, ya que estos pertenecen a la
sociedad que es una persona jurídica distinta de los socios individualmente
considerados. La sociedad conserva su propiedad sobre el patrimonio y los
socios no tienen derecho alguno sobre él.

Según el mérito de lo expuesto, la Corte Suprema procede a desechar el recurso


de casación en el fondo interpuesto por el demandante, esto, por no haberse
infringido las disposiciones legales que se suponen violadas, confirmándose la

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

sentencia de alzada, que a su vez confirma la sentencia de primera instancia que


negó lugar en todas sus partes a la demanda entablada contra el Fisco, como
consta en los autos traídos a la vista.

2) Tribunal Arbitral, 31 de diciembre de 1963: “Cía. Fierros de Atacama con


Sociedad Minera San Javier y Otros”. (Arbitro: Marco Vargas Sepúlveda).
Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo LX, 1963, VI, 1-18.

Doctrina:
Si bien la sociedad dentro del giro de los negocios es una persona de derecho
privado distinta de los socios individualmente considerados, no es menos cierto
que el contrato que le ha dado vida y fijado su duración, como también el que la
prorroga o le pone término es obra exclusiva de la voluntad soberana de los
socios; nace mediante el vínculo contractual producto del concurso de voluntades
de éstos y estos mismos socios pueden en cualquier momento de común acuerdo
ponerle término sin intervención de persona alguna extraña.

Por lo tanto, el incumplimiento por un tercero de una cláusula del contrato social
sancionada con la disolución anticipada de la sociedad, es simplemente una
condición resolutoria causal que mira únicamente al interés particular de los socios
que la formaron y los actuales cesionarios de los derechos sociales. No cabe duda
que, estando en discusión la vida misma de la sociedad, no se puede pretender
traer al debate judicial, en el que debe discutirse acerca de si se ha verificado o no
dicha condición resolutoria, atendidos los propósitos que la inspiraron al
establecerse, a una persona jurídica de capacidad limitada a su giro, y que no
intervino en la generación del contrato, pues vino a nacer a la vida jurídica sólo
cuando los presuntos socios llegaron a acordar las condiciones del contrato social
y se cumplieron las solemnidades legales; como tampoco es necesario la
presencia del representante de la sociedad para que los socios puedan discutir y
acordar voluntariamente su prórroga o su terminación.

Para resolver si se mantiene el vínculo contractual entre los socios la sociedad


misma es una persona extraña porque ninguna prestación se le exige, y su
comparecencia al juicio resultaría no sólo carente de objetivo, sino también
indebida, puesto que no tiene capacidad para discutir su propia supervivencia
contra la voluntad de los socios. El derecho para exigir judicialmente la liquidación
anticipada de la sociedad es una cuestión que afecta exclusivamente al interés de
los socios y ninguna intervención tiene la sociedad misma.

Caso:
El 10 de agosto de 1956, se constituyó la Sociedad Minera Cerro Colorado de
Vallenar. Dicha sociedad estaba conformada por los siguientes socios: Compañía
de Fierros de Atacama, Compañía Salitrera de Tarapacá y Antofagasta, Sociedad
Minera San Javier y don Fernando Varas Aguirre. En dicha escritura se estipuló
que la sociedad se regirá supletoriamente por las disposiciones del Código de
Minería, y su objeto será la explotación minera y en especial la de las pertenencias

05/03/2011 67
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

mineras que aportan la Compañía Salitrera de Tarapacá y Antofagasta, y las de la


Compañía Fierros de Atacama, ubicadas en Freirina y Vallenar.

En la cláusula 30°, se estableció que se deberá pro ceder al nombramiento de un


árbitro arbitrador para conocer de las dificultades que se produzcan entre los
socios, o entre éstos y la sociedad, relacionadas directa o indirectamente con la
validez, aplicación, interpretación, cumplimiento, resolución, disolución,
terminación o liquidación de este contrato de sociedad.

El 11 de noviembre de 1959, la Compañía Salitrera Tarapacá y Antofagasta cedió


parte de sus acciones a la Sociedad Minera San Javier.

En 1962, el representante de la Compañía Fierros de Atacama, don Donato


Delmonte Stubenrauch, solicitó la disolución anticipada de la Sociedad Minera
Cerro Colorado de Vallenar, por no haberse dado cumplimiento a la cláusula 23°
de la escritura social (ésta prescribe que la Compañía Fierros de Atacama tiene
derecho como accionista de las series B y C a recibir mensualmente a cuenta de
utilidades, dentro de los cinco primeros días del mes siguiente la cantidad de 17
centavos de dólar por cada acción). En virtud de la disolución de dicha sociedad,
pide la restitución de los aportes, pues se ha extinguido el usufructo que la
Compañía Fierros de Atacama aportó a dicha sociedad sobre las pertenencias
mineras indicadas en la cláusula segunda de la escritura social. Por lo tanto, la
Compañía Fierros de Atacama tiene el dominio pleno de las pertenencias mineras
antes referidas. La demandante Compañía Fierros de Atacama entabló demanda
contra sus consocios, la Sociedad Minera San Javier, Compañía Minera de
Tarapacá y Antofagasta y don Fernando Varas Aguirre.

En su escrito de contestación, una de las sociedades demandadas, Sociedad


Minera San Javier, alegó que la acción de la demandante está dirigida a obtener la
declaración respecto de la Sociedad Minera Cerro Colorado de Vallenar, del
incumplimiento de las obligaciones impuestas en la escritura social. Por
consiguiente, si la Sociedad Minera Cerro Colorado de Vallenar no ha cumplido
con sus obligaciones y por tal motivo procede solicitarse la declaración de
disolución, es contra dicha sociedad y no contra los socios, contra quien debe
deducirse la demanda.

El fallo arbitral estableció lo siguiente:


- Si bien la sociedad es una persona jurídica distinta de los socios
individualmente considerados, “no es menos cierto que el contrato que le ha
dado vida y fijado su duración, como también el que la prorroga o le pone
término, es obra exclusiva de la voluntad soberana de los socios; nace
mediante el vínculo contractual, producto del concurso de voluntades de éstos,
y estos mismos socios pueden en cualquier momento de común acuerdo
ponerle término sin intervención de persona alguna”. Por lo tanto, el
incumplimiento por un tercero (en este caso la Sociedad Minera Cerro
Colorado de Vallenar) de una cláusula del contrato social sancionada con una
disolución anticipada de la sociedad, “es simplemente una condición resolutoria

05/03/2011 68
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

casual que mira única y exclusivamente al interés particular de los socios que
la formaron y a los actuales cesionarios de derechos sociales”. No cabe duda
que estando en discusión la vida misma de la sociedad, no se puede pretender
traer al debate judicial; en él sólo debe discutirse si se ha verificado o no la
condición resolutoria, “a una persona jurídica de capacidad limitada a su giro
que no intervino en la generación del contrato, pues vino a nacer a la vida
jurídica sólo cuando los presuntos socios llegaron a acordar las condiciones del
contrato social y se cumplieron las solemnidades legales”.

Del mismo modo, tampoco es necesaria “la presencia del representante de la


sociedad para que los socios puedan discutir y acordar su prórroga o
terminación. Es incuestionable que para resolver si se mantiene o no el vínculo
contractual entre los socios, la sociedad misma es una persona extraña,
porque ninguna prestación se le exige, y su comparecencia al juicio resultaría
no sólo carente de objetivo sino también indebida, puesto que no tiene
capacidad para discutir su propia supervivencia contra la voluntad de los
socios”.

- En consecuencia, el derecho para exigir judicialmente la liquidación anticipada


es un derecho que corresponde exclusivamente al interés de los socios.
Reafirma lo anterior el hecho de que, en la especie, el derecho a solicitar la
disolución de la sociedad nace del incumplimiento de una cláusula expresa del
contrato, cuyas consecuencias sólo afectan a las personas ligadas por el
vínculo contractual. Por lo tanto, si se discute el cumplimiento de cláusulas
contractuales, no procede la intervención de personas que no concurrieron a
pactarlas, salvo los cesionarios de éstas, quienes por tener derechos
actualmente en la sociedad son sus continuadores y les afectan las
consecuencias del juicio (en este caso: la Compañía Minera San Miguel).
- En vista de que el incumplimiento de la cláusula 23° aparece plenamente
probado, y que el mismo contrato señala como causal de disolución anticipada
dicho incumplimiento, procede dicha disolución y en consecuencia finaliza el
usufructo sobre las pertenencias mineras de propiedad de la demandante.

3) Corte Suprema, 22 de octubre de 1907: “Alvani con Charters Colvin y


Compañía”
Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo V, I, pp. 72-74.

Doctrina:
No es nula la sentencia contra una sociedad colectiva, en un juicio seguido contra
uno de los socios, que tenía el uso de la razón social, aun cuando se haya
liquidado con anterioridad a la demanda, porque mientras existan obligaciones
imputables a la sociedad, los terceros pueden exigir judicialmente su cumplimiento
de la persona que tenía la representación de ella y era por consiguiente
responsable.

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

Caso:
Don Salvador Alvani, zapatero, compró una máquina aparadora en la que
trabajaban sus hijas con una utilidad de cinco a ocho pesos diarios. Su mujer, de
quien se encuentra separado de hecho, estableció un pequeño negocio de
provisiones, el cual abastecía comprando en diversas casas comerciales entre las
que figuraba “Charters y Colvin”. Para responder a los requerimientos del negocio,
la mujer de Alvani debió trasladarse a un nuevo local. Mientras se efectuaban los
arreglos al nuevo establecimiento, Alvani fue notificado de una orden expedida por
el Juez de Letras del Crimen. Sin embargo, Alvani no cumplió la orden, por lo que
fue enviado a prisión por quince días y se allanó su casa, retirándose especies por
más de $1.000, incluida la máquina aparadora ya mencionada, para pagar así una
deuda de $300 a favor de la sociedad “Charters y Colvin”. Posteriormente, Alvani
fue absuelto por el juez. Dado que la retención de los bienes le causó un perjuicio,
Alvani entabló demanda en contra de la sociedad “Charters, Colvin y Compañía”
para obtener su resarcimiento. El tribunal de primera instancia acogió la demanda,
obligando a la sociedad demandada al pago de una indemnización de $300 por los
perjuicios ocasionados por la privación de la máquina aparadora. Al ser apelada la
sentencia, la Corte de Apelaciones de Santiago condenó a la demandada al pago
de todo perjuicio, aumentando el monto de la indemnización a la suma de $900.
Contra esta sentencia, Don Arturo Colvin y don Federico Latcham interpusieron
recurso de casación en la forma, alegando que la demanda fue notificada a don
Arturo Colvin, quien no poseía la representación legal de la sociedad, pues ésta ya
se había liquidado a la fecha de la interposición de la demanda.

La Corte resolvió rechazando el recurso, ya que si bien en la escritura de


constitución de la sociedad figura el señor Colvin como representante legal, en la
escritura posterior de incorporación de un nuevo socio se faculta a cualquiera de
los socios indicados para el uso de la razón social. En el tercer considerando, se
expone que “la cuestión relativa a saber si la sociedad indicada se halla vigente o
no por su liquidación es inoficiosa respecto de terceros contratantes, o de aquellos
que pretendan hacer efectivos los actos ejecutados por la sociedad, a su nombre,
o que le impongan la responsabilidad legal; pues mientras existan pendientes
obligaciones imputables a la sociedad, dichos terceros pueden seguir juicio en
orden a ellos, con el que tenía la representación legal de la compañía, cuya es la
dicha responsabilidad, y por consiguiente las actuaciones efectuadas en autos con
quien ha representado a la sociedad según la escritura de constitución, han surtido
todos sus efectos legales”.

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

4. NULIDAD Y SANEAMIENTO DE SOCIEDADES

La Ley N° 19.499 de 1997 establece un sistema para sanear la nulidad de las


sociedades comerciales, creando una vía para validar las sociedades de forma
más rápida. Procede sólo respecto de vicios de forma, tales como la inscripción o
publicación (artículo 350 Código de Comercio), pero no para vicios de fondo, tales
como la falta de aporte o la existencia de un solo socio. Para que haya lugar a
saneamiento, la sociedad debe constar en escritura pública, en instrumento
reducido a escritura pública o en instrumento protocolizado.

Bibliografía:

A) BAEZA OVALLE, Gonzalo: Tratado de Derecho Comercial, Tomo II, Editorial


Lexis Nexis, 2008, pp. 1098-1174.
B) FLORES ACUÑA, José Miguel: Los Distintos Tipos Societarios y su Nulidad
en el Derecho Chileno, Revista de Derecho Universidad Católica de la
Santísima Concepción. Nº 8, 2000, pp. 161-168.
C) REYES MADARIAGA, Julio: La Ley de Saneamiento de Vicios de Nulidad de
Sociedades. Nuevo Régimen Sancionatorio y Procedimiento de
Saneamiento, Cuadernos Jurídicos Universidad Adolfo Ibáñez, Nº 9, 1997,
pp. 1-46.
D) UBILLA GRANDI, Luis: Algunos Aspectos de la Nulidad e Inexistencia de la
Sociedad Anónima Ordinaria, Revista de Derecho Universidad Católica de la
Santísima Concepción. Nº 5, 1996, pp. 207-214.
E) UBILLA GRANDI, Luis: La Nulidad del Contrato de Sociedad. Breve Análisis
de la Ley 19.499, Revista de Derecho Universidad Católica de la Santísima
Concepción. Nº 6, 1998, pp. 115-131.
F) UBILLA GRANDI, Luis: De las Sociedades y la EIRL: Requisitos, nulidad y
saneamiento. Lexis Nexis, 2003.
G) WATKINS SEPÚLVEDA, Ana María: La Nulidad Absoluta y el Contrato de
Sociedad, Revista de Derecho Universidad Católica de Valparaíso, Volumen
19, 1998, pp. 221-228.

4.1 La nulidad en las sociedades.

Jurisprudencia:

1) Corte Suprema, 30 de agosto de 1976: Recurso de Queja interpuesto por


Juan Ochea y otros en autos caratulados “Filomena L. S. de R. con Juan
Ochea y otros”

Fallos del Mes, Año 1976, Nº 212, p. 186 - 190, sent. 9.

Doctrina:
La falta de intención de formar sociedad debe ser coexistente con su constitución,
ya que debe constar en el instrumento mismo indubitablemente, por lo que,
descubierta y declarada a los siete años de la fecha del contrato cuando ya la

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

sociedad había operado y las partes habían sometido a arbitraje algunas


dificultades producidas entre ellas, va también en contra de la estabilidad de las
convenciones y de los negocios que pueda haber intervenido.

Caso:
Doña María L. S. demandó a los señores Juan O.A., Esteban y Manuel H. G.,
solicitando que se declare la inexistencia legal del contrato de sociedad que los
cuatro celebraron el 4 del marzo de 1968, bajo la razón social de Inmobiliaria
Edificio Salvador Donoso Limitada, por falta de concurso de voluntad para darle
vida jurídica. En subsidio, pidió se acogiera la nulidad de dicho contrato por falta
de razón social ajustada a la Ley Nº 3918 y por burlar el artículo 1317 del Código
Civil, existiendo entre las partes sólo comunidad sobre el inmueble de calle
Salvador Nº 770 de Valparaíso; que en el caso de acceder a cualquiera de esas
peticiones, se resolviera que desde 1968 ha existido una comunidad en el dominio
señalado, la que ha prevalecido hasta ahora entre las partes.

Por sentencia de primera instancia se declaró que se hacía lugar a la demanda en


cuanto a las peticiones 2º,3º y 4º, desechándose la referencia a la 1º, esto es, la
solicitud de declarar inexistente legalmente el contrato de sociedad.

El fallo fue apelado y la demandante adhirió a la apelación. La Corte de


Apelaciones de Valparaíso confirmó el fallo de primera instancia, indicándose que
la petición de la nulidad de la sociedad solicitada por la demandante, se acoge por
las razones destacadas por la Corte y no por los fundamentos de la acción.

Contra este fallo se interpusieron recursos de casación en el fondo, en la forma y


de queja. El de fondo fue declarado inadmisible por la Corte Suprema, el de forma
tuvo a los recurrentes por desistido y el de queja es objeto de las siguientes
consideraciones.
1) Que doña L. de R. dueña de la propiedad ubicada en calle Salvador en
Valparaíso, vendió a los demandados el 50% de los derechos de dominio
sobre el inmueble, en común y por iguales partes. El 4 de marzo de 1968,
formaron una sociedad civil de responsabilidad limitada, cuyo objeto será la
administración y explotación del inmueble mencionado, del que los socios
son dueños en común y que aportan a la sociedad.
Según el contrato de sociedad, se establece que el capital fue la suma de
Eº 220.000, de los cuales la demandante aporto Eº 110.000 y los otros
socios Eº 37.000 cada uno, enterando sus aportes con la transferencia de
sus derechos en el inmueble mencionado, que fue avaluado en Eº 220.000.
2) Que en los considerandos 1º, 2º y 3º del fallo recurrido se enumeran los
elementos esenciales del contrato de sociedad a saber: a) la estipulación
un aporte; b) la repartición de los beneficios; c) la participación en las
pérdidas; d) la intención precisa y determinada de celebrar un contrato de
sociedad y no otro.
3) Que la Corte de Apelaciones dio por salvada la apariencia de una sociedad
en cuanto a aporte a reparto de utilidades y concurrencia en las pérdidas, o
sea, a los elementos esenciales antes señalados, en la letra a), b) y c). Da

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

también por salvada la apariencia de sociedad de responsabilidad limitada,


esto por la razón social, ya indicada, nombre en el cual si bien es cierto no
se lee el de ninguno de los socios, se hace una referencia al objeto social.
4) Que los jueces recurridos no advierten la intención de formar una sociedad
porque los contratantes al aportar el bien raíz, estipulan en el contrato que
la administración seguirá siendo común. Que además los sentenciadores
advierten la falta de intención de formar la sociedad, porque además los
contratantes estipularon que era necesaria la concurrencia de todos para
vender, gravar, enajenar, incluso mediante aporte a otra sociedad, el
inmueble, mientras fuera sociedad limitada, limitación que luego
desapareció. En consecuencia, concluye que no existe sociedad, sino
comunidad, y que el contrato social tiene la intención de modificar un
régimen que la ley prevé para el cuasicontrato. Termina expresando que
existen requisitos suficientes para declarar la nulidad de oficio del contrato
de sociedad.
5) Que la regla general es declarar la nulidad a petición de parte y sólo por
excepción cuando la ley faculta de oficio. La excepción del artículo 1683 del
Código Civil expresa que debe declararse cuando sea “manifiesta”, dicho
vocablo según las regla de interpretación debe entenderse en su sentido
natural y obvio; que los jueces para establecer la intención de formar
sociedad, como ellos mismos lo reconocen, han recurrido no sólo a lo
expresado en el pacto, esto es, a lo manifiesto, sino que, también
analizaron el conjunto de sus estipulaciones, interpretando sus cláusulas y,
en general, el espíritu de la convención.
6) Ahora bien dentro de las facultades de los administradores de la sociedad
está la de vender la propiedad con la concurrencia de todos los interesados;
la de comprar y vender bienes, entre otras. Lo anterior no obsta que, en
caso de enajenación del inmueble de calle Salvador Donoso, sin
previamente haber modificado el objeto de la compañía, se producirá la
disolución de la sociedad por la finalización del negocio para que fuera
contraída. En cuanto a la participación de las utilidades, en el contrato de
sociedad se establece un beneficio para la actora, en parte garantizado, lo
que debe haber influido en su decisión de formar la sociedad. No se
estipuló, pues, en la convención, sólo una forma de administrar el edificio,
repartirse sus frutos y concurrir en sus gastos, sino que se convino en un
nuevo contrato, en el de sociedad, ya que para lo primero les habría
bastado nombrar un administrador proindiviso con las facultades que
quisieran darle.
7) Que la falta de intención de formar sociedad debe ser coexistente con su
constitución, ya que debe constar en el instrumento mismo
indubitablemente, por lo que descubierta y declarada a los siete años de la
fecha del contrato, cuando ya la sociedad había operado y las partes
habían sometido a arbitraje algunas dificultades producidas entre ellas, va
también en contra de la estabilidad de las convenciones y de los negocios
en que pueda haber intervenido.
8) Que, en consecuencia, en el caso que se está analizando no es dable
concluir que en el contrato aparece el vicio que pudiera acarrear la nulidad

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

absoluta, sino lo contrario, por lo que los jueces no pudieron ni debieron


declararlo de oficio.
9) Que la demandada pidió la nulidad por falta de razón social, la cual no
procede por cuanto el nombre de la compañía hace referencia al objeto
social, con el agregado de limitada. Las partes tenían el derecho a pedir la
división en cualquier momento, mientras éste fuera común, pero, una vez
aportado a la sociedad, el bien deja de ser común por haber pasado al
dominio exclusivo de la sociedad.

Por lo anterior, la Corte Suprema acogió el recurso de queja, dejando sin efecto la
sentencia recurrida, y confirmó la sentencia de primera instancia en cuanto
desechó la petición primera y revocó en lo que respecta a la petición 2ª, 3ª y 4ª.

2) Corte Suprema, 10 de julio de 1991: “Olivares Naranjo, Hugo y Otros.


Queja Civil”
Fallos del Mes, Año 1991, Nº 392, p. 314, sent.13.

Doctrina:
En el contrato de sociedad por el que se constituyó una sociedad colectiva no se
contempló una excepción a la unanimidad exigida por el art. 2054 del Código Civil
para su modificación sustancial. Resulta inconcuso que la modificación, que por
escritura pública quiere hacerse en el caso, tiene el carácter de sustancial, pues
se transforma la primitiva sociedad en otra de naturaleza jurídica distinta. En
consecuencia, no habiendo concurrido a este acto la unanimidad de los socios
debe acogerse la demanda intentada en lo principal.

Caso:
Don Hugo Olivares Naranjo solicitó que se declare la nulidad de la trasformación
de la sociedad colectiva comercial Hernán Ávalos Mercado y Compañía a la
Compañía Minera Esperanza Sociedad Contractual Minera, manteniéndose la
vigencia de la sociedad colectiva comercial original, ya que la suscripción de la
escritura pública de transformación solamente fue suscrita por noventa y ocho de
los ciento dos miembros de la sociedad.

Al respecto, el inciso final del artículo 2054 del Código Civil preceptúa que “la
unanimidad es necesaria para toda modificación substancial del contrato, salvo en
cuanto el mismo contrato estatuya otra cosa”, debiendo entenderse por
modificación substancial “lo esencial y más importante de una cosa”, al tenor del
Diccionario de la Real Academia de la Lengua.

Además, en el contrato de sociedad no se contempla una excepción a la


unanimidad exigida por la ley y, siendo la trasformación de la sociedad una
modificación substancial, pues se transforma la primitiva sociedad en otra de
naturaleza jurídica distinta, este requiere de la suscripción de la unanimidad de los
socios.

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

Atendida la característica de esencialmente solemnes que revisten las sociedades


colectivas comerciales, resulta que la omisión anotada precedentemente acarrea
la nulidad de los actos efectuados en contravención a la ley, en atención a lo
dispuesto en el artículo 1682 del Código Civil y a la normativa aplicable a esta
clase de sociedades, lo cual se encuentra corroborado por el artículo 358 del
Código de Comercio, el que preceptúa que “el cumplimiento tardío de las
solemnidades prescritas, la ratificación expresa y la ejecución voluntaria del
contrato no lo purgan del vicio de nulidad”

A la misma conclusión se llega si se ha producido la disolución de la sociedad,


pues el artículo 2107 del Código Civil dispone que “la sociedad podrá expirar en
cualquier tiempo por el consentimiento unánime de los socios” lo que en el caso
de los autos no ocurrió, sin que tenga valor la alegación de la ratificación posterior
alegada, en virtud del artículo 358 del Código de Comercio.

El artículo 360 del Código de Comercio establece que los socios no podrán alegar
la nulidad de la sociedad ni por acción ni por excepción después de disuelta la
sociedad de hecho. Por tanto, subsiste la posibilidad de alegar la nulidad de la
sociedad mientras subsista la sociedad de hecho.

En primera instancia no se acogió la demanda y esto se confirmó en apelación.


Por ello, se interpuso el presente recurso de queja por el demandante. En virtud
de las consideraciones anteriormente expuestas, la Corte Suprema acogió el
recurso de queja, sólo en cuanto deja sin efecto la sentencia de autos, y declaró
que, revocándose el fallo impugnado, se acoge, en todas sus partes, la demanda
deducida en lo principal por don Hugo Olivares Naranjo.

3) Corte Suprema, 19 de junio de 1991: “Peña Betancourt, Rebeca”.


Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo LXXXVIII, I, pp. 32-35.

Doctrina:
El aporte de uno de los socios es la causa del aporte de los demás, el interés
jurídico que los ha determinado a celebrar el contrato. Si falta ese aporte, los de
los demás carecerán de causa.

La nulidad por omisión de las solemnidades que el Código de Comercio prescribe


para las sociedades comerciales es nulidad absoluta, según lo dispuesto por el
artículo 1682 del Código Civil, por tratarse de requisitos exigidos en consideración
a la naturaleza del contrato y no al estado o calidad de las partes.

La nulidad de las sociedades comerciales sólo alcanza a los socios. De esta


forma, entre los socios la sociedad es nula y se transforma en una sociedad de
hecho, subsistiendo, sin embargo frente a terceros como si fuera válida.

Caso:
En Concepción, el 20 de junio de 1989, doña Rebeca Peña Betancourt y doña
Josefa Coll Neves celebraron un contrato de sociedad comercial denominada

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

“Sociedad Peña y Coll Limitada” para proceder a la explotación de un local


comercial. El contrato señala que el objeto social consiste en la “compra, venta,
distribución, representación, y en general, la comercialización a cualquier título de
todo tipo de materias primas, insumos, por mayor o al detalle, del rubro de
paqueterías, botonerías, bazares, regalos y similares, y otras relacionadas con
éstas que las socias acuerden”. En la escritura social, la señora Peña aportaba a
la sociedad el arriendo del local, donde funcionaría el negocio y del cual ella era
arrendataria desde el año 1958, en las mismas condiciones que ella lo tenía.
Asimismo se estipuló que una vez terminada la vigencia de la sociedad, se
devolvería el arriendo, derecho de llaves, muebles y útiles aportados.

En la cláusula 19° se estipuló que “se compromete d oña Rebeca Peña Betancourt
a prestar toda su colaboración y a cumplir con todas las gestiones necesarias y
conducentes a lograr que el contrato de arrendamiento del local 33 de calle Barros
Arana 631 de Concepción, sea traspasado o transferido a la Sociedad Peña y Coll
Limitada, en las mismas condiciones que actualmente lo tiene la señora Peña”.

Sin embargo, en el contrato las partes sólo valorizaron los aportes en dinero y en
mercaderías que fueron de $1.500.000 la señora Coll y $1.500.000 en
mercaderías la señora Peña, sin señalar el valor de la cesión del arriendo
efectuado por ésta última.

Luego de algún tiempo, la señora Peña interpuso una demanda a fin de que se
declare la nulidad de la sociedad, por no cumplir con los requisitos del artículo 352
del Código de Comercio, ya que no se estipuló la valorización del aporte más
importante que ella efectuó a la sociedad: la cesión del arriendo del local a la
sociedad. Afirma además que tampoco se valorizaron los servicios que se obligó a
realizar para que el contrato de arrendamiento fuera traspasado o transferido a la
sociedad.

El fallo de primera instancia, dio lugar a la demanda, por considerar que la


intención de las partes era la de aportar el arriendo de la propiedad señalada.
Puesto que los artículos 2055 y 2101 del Código Civil establecen la necesidad del
aporte de los socios para la validez del contrato, si uno de ellos no efectúa dicho
aporte, los demás pueden declarar disuelta la sociedad, pues sus obligaciones
carecerían de causa. “En efecto, se dice que el aporte de uno de los socios
constituye la causa del aporte de los demás, el interés jurídico que los ha
determinado a celebrar el contrato, y si falta ese aporte, los de los demás
carecerán de causa”.

Siendo las sociedades comerciales contratos esencialmente solemnes, la nulidad


que proviene de la omisión de cualquiera de las solemnidades que exige la ley es
absoluta, por tratarse de requisitos exigidos en consideración a la naturaleza del
contrato, y no al estado o calidad de las partes.

En consecuencia, la omisión de la valorización del arrendamiento aportado por la


señora Peña a la sociedad, o bien la forma en que debía hacerse el justiprecio de

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

este aporte para el caso en que no se le hubiese asignado valor alguno, como
asimismo los servicios por ella realizados para lograr el traspaso a la sociedad del
contrato de arrendamiento, acarrea la nulidad absoluta del contrato de sociedad.

En la especie, si bien la sociedad había iniciado las actividades sociales, las


partes pueden alegar la nulidad en las relaciones entre sí. Pese a tratarse de una
nulidad proveniente de un vicio que las socias conocían o debían conocer, lo que
de acuerdo a lo dispuesto por el artículo 1683 del Código Civil, les debiera impedir
alegar la ineficacia, “el artículo 360 del Código de Comercio les permite, sin
embargo, alegar la nulidad de la sociedad en sus relaciones entre sí”. Este
precepto fue interpretado por la sentencia del siguiente modo: si los socios no
pueden alegar la nulidad del contrato después de disuelta la sociedad de hecho, “a
contrario sensu, mientras subsista la sociedad de hecho, es decir, mientras haya
un conjunto de bienes destinados a efectuar las operaciones que constituyen el
giro ordinario de la sociedad, los socios pueden alegar la nulidad de la sociedad”.

En conclusión, “la nulidad de las sociedades comerciales alcanza únicamente a


los socios: entre ellos, la sociedad es nula y se transforma en una sociedad de
hecho. Pero frente a terceros, la sociedad subsiste como si aún fuera válida”.

Este fallo fue confirmado por la Corte Suprema, al revocar la sentencia de


segunda instancia que lo dejaba sin efecto.

4.2 Responsabilidad de la sociedad nula.

Jurisprudencia:

Corte de Apelaciones de Santiago, 19 de enero de 1988.


Gaceta Jurídica, Nº 91, p. 25-26.

Doctrina:
En la especie, la ejecutada es una sociedad de hecho denominada Sociedad
Minera Miramar y Otro, la cual opuso la excepción consistente en la nulidad de la
obligación (artículo 464 N° 14, Código de Procedimi ento Civil). Dicha excepción se
fundaba en que los pagarés cuyo pago se intentaba obtener mediante el juicio
ejecutivo, fueron suscritos por don César Aime Fuentes, quien se arrogó las
calidades de gerente general y administrador de una sociedad que era nula, por lo
que no podía contraer obligaciones civiles. La Corte de Apelaciones dictaminó que
el juicio ejecutivo no es el medio apto para obtener la declaración de nulidad o de
inexistencia de una sociedad, pues es materia propia de un juicio de lato
conocimiento. Sin embargo, otra cosa distinta es plantear la nulidad de la
obligación motivo del juicio ejecutivo, por vicios que afecten al vínculo y no a la
sociedad que lo contrajo.

Además, agregó que, de acuerdo a lo dispuesto en los arts. 357 al 364 del Código
de Comercio en concordancia con los arts. 2057 y 2058 del Código Civil, “una
sociedad nula tiene la categoría de ser de hecho, y frente a terceros debe cumplir

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

con el pago de las deudas”. En virtud de lo anterior, se debe rechazar la excepción


de la nulidad de la obligación, procediendo la ejecución de dicha obligación.

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

5. SOLUCIÓN DE CONFLICTOS ENTRE LOS SOCIOS

El artículo 227 del Código Orgánico de Tribunales establece que deben resolverse
por árbitros los asuntos siguientes: 4° Las diferen cias que ocurrieren entre los
socios de una sociedad anónima, o de una sociedad colectiva o en comandita
comercial, o entre los asociados de una participación, en el caso del artículo 415
del Código de Comercio. Se trata en consecuencia de uno de los casos de
arbitraje forzoso previstos por nuestra legislación.

Sin embargo, tratándose de sociedades anónimas la referida norma sufre


modificaciones por cuanto el artículo 125 de la L.S.A. establece que en los
estatutos sociales se establecerá la forma como se designarán él o los árbitros
que conocerán las materias a que se refiere el Nº 10 del artículo 4º de dicha ley,
señalando a continuación que el arbitraje que establece la L.S.A. es sin perjuicio
de que, al producirse un conflicto, el demandante pueda sustraer su
conocimiento de la competencia de los árbitros y someterlos a la decisión de la
justicia ordinaria. Este derecho no podrá ser ejercido por los directores, gerentes,
administradores y ejecutivos principales de la sociedad. Tampoco por aquellos
accionistas que individualmente posean, directa o indirectamente, acciones cuyo
valor libro o bursátil supere las 5.000 unidades de fomento, de acuerdo al valor de
dicha unidad a la fecha de presentación de la demanda.

Jurisprudencia:

Corte Suprema, 28 de septiembre de 1989: “Peoza Miranda, Erika con Arenas


Gutiérrez Angelina”
Fallos del Mes, Año 1989, Nº 370, p. 572 - 574, sent. 15.

Doctrina:
Habiéndose producido dificultades entre las dos socias, la recurrida, en lugar de
acudir ante el árbitro designado en la escritura de sociedad, procedió
unilateralmente a cerrar el local del restaurante que explotaban en conjunto.

Con su actuación, la recurrida vulneró el derecho de libertad de trabajo de la


recurrente, por lo que, conforme al Art. 19 Nº 16 de la Constitución Política, se dio
lugar al recurso de protección.

Caso:
Doña Erika Pezoa, recurre de protección en contra de doña Angelina Arenas,
fundando el recurso en que ambas pactaron por escritura pública una sociedad
colectiva comercial para explotar conjuntamente un negocio de restaurante y que
últimamente se han producido dificultades entre ambas socias y la recurrida, en
lugar de acudir a la intervención de los árbitros designados en la escritura,
procedió unilateralmente a cerrar el local en que funcionaba el restaurante, con

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

fragrante infracción a sus garantías constitucionales de la libertad del trabajo y el


derecho de propiedad consagrado en el artículo 19 Nº 16 y 24 de la Constitución.
Conforme al artículo 20 de la misma Constitución, se pide el cese inmediato de la
perturbación, para que la recurrente pueda seguir ejerciendo los derechos que
como socia le corresponden en la mencionada sociedad.

La recurrida pide el rechazo del recurso, porque sólo es procedente cuando el


derecho vulnerado no tuviera una protección especial en el ordenamiento jurídico
ordinario y en el caso se trata de una materia de arbitraje forzoso.

El Tribunal al evaluar los hechos expresó que el artículo 227 del Código Orgánico
de Tribunales dispone que los problemas entre los miembros de la sociedad
deben ser resueltos por árbitros, y en el caso lo menciona el contrato social en la
cláusula décima; como las partes designaron un árbitro para la resolución de
conflictos, a la recurrida le estaba vedado cerrar el local unilateralmente, como
reconoce que lo hizo. Además, por haber cerrado el local, la recurrida vulneró el
legítimo derecho a la propiedad y la libertad de trabajo de la recurrente, lo cual
hace procedente el presente recurso, sin perjuicio que las partes concurran
posteriormente a la instancia arbitral para resolver los conflictos que se susciten
en la sociedad, como está pactado en la escritura social.

Por las consideraciones anteriores, la Corte Suprema acogió el recurso de


Protección deducido por doña Erika Pezoa, ordenando a doña Angelina Arenas a
reabrir el local en que funcionaba el restaurante en el plazo de cuarenta y ocho
horas.

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

6. SOCIEDAD EN COMANDITA

Son sociedades en comanditas aquellas sociedades que se celebran entre una o


más personas que se comprometen a llevar a la caja común un determinado
aporte, obligándose sólo hasta la concurrencia de él, y una o más personas que se
obligan a administrar exclusivamente la sociedad, por sí o por sus delegados y en
su nombre particular.

Estas sociedades constituyen una transición entre las sociedades de personas y


de capitales, participando de las características de ambas. En silencio del Código
de Comercio se aplican las normas de las sociedades colectivas. A mayor
abundamiento, en caso de duda respecto de la calidad de un contrato de
sociedad, éste se reputará de sociedad colectiva.

En las sociedades en comanditas hay dos clases de socios:


a) Colectivos o gestores: administran la sociedad, respondiendo solidaria e
ilimitadamente de todas las obligaciones sociales; y
b) Anónimos o comanditarios: aportan capital, no participan en la
administración y responden de las obligaciones sociales hasta la
concurrencia de sus aportes prometidos o enterados.

La sociedad en comandita puede ser simple o por acciones.

Bibliografía:

A) LÓPEZ SANTA MARÍA, Jorge: Sociedad en Comandita por Acciones.


Remoción, por Haberse Hecho Indigna de Confianza, de la Sociedad de
Responsabilidad Limitada Gestora de la Correspondiente en Comandita
(Sentencia Arbitral), Revista Chilena de Derecho, Volumen 9 Nº 3, 1982, pp. 623-
639.
B) PUELMA ACCORSI, Álvaro: Las Sociedades en Comandita por Acciones,
Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo LVIII, 1961, pp. 88-101.
C) VARELA VARELA, Raúl: Constitución de una Sociedad en Comandito por
Acciones (Informe en Derecho), Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo LVIII,
1961, pp. 123-130.
D) BAEZA OVALLE, Gonzalo: Tratado de Derecho Comercial, Tomo II,
Editorial Lexis Nexis, 2008, pp. 743-789.

Jurisprudencia:

1) Corte Suprema 13, de enero de 1922: “Cañas con Virgilio”.


Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo XXI, I, p. 544-553. (Gaceta Jurídica,
1922, 1º semestre, Nº 25, p. 96).

Doctrina:
Es nulo absolutamente el contrato de sociedad en comandita en que se asigna a
uno de los socios como único beneficio una renta fija mensual, pues esa no es una

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

participación en los beneficios reales, sino una remuneración por el dinero


entregado por ese socio a la sociedad. Asimismo, es nulo el contrato en que se
estipula que si las utilidades del negocio no exceden de cierta suma, toda ella será
entregada a uno de los socios comanditarios, quedando el otro comanditario y los
demás socios gestores sin participación alguna en los beneficios.

Caso:
El 17 de mayo de 1913, doña Rafaela Martínez viuda de Virgilio y los señores
Federico, Héctor y julio Virgilio Martínez, Oscar Laporte Alaysa y don Carlos
Naranjo Hughes, celebraron un contrato de sociedad comercial en comandita para
girar en distintos actos de comercio, tomando sobre sí el activo y pasivo de la
extinguida sociedad “Agustín Virgilio e Hijos”, denominada “Virgilio Hnos. y Cía.”.

En la cláusula 3°, se estipuló que los señores Lapo rte, Federico, Héctor y Julio
Virgilio Martínez serían socios gestores encargados de la administración y del uso
de la firma social. La cláusula 5° establece que la s ganancias y pérdidas se
repartirán entre el socio comanditario señor Naranjo y los cuatro gestores en
partes iguales, correspondiendo a cada uno un 20%. La señora Martínez viuda de
Virgilio, tendrá como único beneficio la renta fija mensual de $2.500.

El capital social de $1.000.000 se formó con el aporte de $710.000 dados por la


señora Martínez y con el de $58.000 dado por cada uno de los otros cinco socios.

La duración de la sociedad será de 9 años y 3 meses contados desde el 1° de


abril de 1913, subsistiendo aun cuando fallezca alguno de los socios
comanditarios o uno o más de los gestores, continuando con los herederos de los
fallecidos, siendo únicos administradores los gestores sobrevivientes.

Además, se impuso la obligación a los gestores de efectuar un balance general


cada 30 de junio, quedando facultados para establecer la reserva necesaria para
aumentar el fondo de reservas, el cual deberá aumentarse hasta llegar a la suma
de $500.000, la que se repartirá a la terminación de la sociedad entre el socio
comanditario señor Naranjo y los cuatro socios gestores, correspondiendo a cada
uno un 20%.
Durante la vigencia de la sociedad, la señora Martínez viuda de Virgilio falleció.
Luego de su deceso, sus herederos entablaron una demanda, solicitando al
Tribunal que se declare que el referido contrato de sociedad es nulo, por lo que
procede la liquidación de las operaciones realizadas y la restitución del aporte de
la difunta. Observaron los demandantes, que si bien en el contrato no se le asignó
participación alguna en los beneficios, ni responsabilidad en las pérdidas, en la
práctica sucedió todo lo contrario. En subsidio de la petición principal, solicitaron
que se proceda a la disolución de la sociedad y su posterior liquidación.

En la contestación de la demanda, la sociedad “Virgilio Hermanos y Compañía”


solicitó que se rechace la demanda en todas sus partes. En efecto, en la cláusula
5° se establece que doña Rafaela tendrá derecho a u na renta de $2.500
mensuales. Respecto a los aportes, según la escritura de sociedad, la señora

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

Martínez aportó $710.000, y los demás socios $290.000, enterándose un capital


de un millón de pesos. Además, puesto que la señora Martínez suscribió
personalmente el pacto social, no podría haberlo atacado de nulidad absoluta,
porque se lo prohíbe expresamente el artículo 1683 del Código Civil. Por lo tanto,
tampoco tendrían derecho a hacerlo sus herederos. En cuanto a las pérdidas, no
obstante la no participación de ellas en el contrato para la señora Martínez, en el
hecho sucede todo lo contrario, ya que su capital figura como aportado, formando
parte del fondo social y, como tal, responsable de las obligaciones sociales.

La sentencia de primera instancia, negó lugar a la demanda, por considerar que el


referido contrato cumple con todos los requisitos legales para ser catalogado de
sociedad en comandita simple comercial, pues la señora Martínez “aceptó la forma
de participación en los beneficios, recibiendo una suma mensual en compensación
de su aporte y libertándose de las pérdidas que afectarían única y exclusivamente
a los demás asociados”.

La Corte de Apelaciones de la Serena, confirmó dicho fallo, lo que motivó que los
demandantes entablaran recurso de casación en el fondo contra la resolución del
Tribunal de Alzada.

La Corte Suprema resolvió revocar la sentencia, en virtud de lo siguiente:


- La calificación jurídica de sociedad realizada por la sentencia recurrida se funda
en que en la escritura pública que da testimonio del contrato objeto del litigio,
aparece claramente la intención de los contratantes de formar una sociedad en
comandita, observándose todas las solemnidades prescritas por la ley para la
validez de esta clase de contratos.
- Si bien las partes están de acuerdo en que el contrato fue de sociedad en
comandita, quiere decir que la intención de los contratantes fue la de celebrarlo.
Sin embargo, la controversia radica en determinar si a dicha convención le falta
algo de lo que constituye su esencia, o si es plenamente válido.
- En el contrato se convino en la repartición de las ganancias y pérdidas entre el
socio comanditario y los cuatro gestores, dejando a la señora Martínez una renta
fija mensual de $2.500, lo que equivale “asignar una remuneración por dinero
aportado por la señora Martínez, más no darle una participación en los beneficios
reales, que es lo que la ley exige”. Agrega que, “corrobora este concepto la
consideración de que si las utilidades del negocio no excedieren de treinta mil
pesos, todas ellas habría que entregarlas a la socia comanditaria doña Rafaela
Martínez, quedando el otro comanditario y los cuatro gestores sin participación
alguna en los beneficios”. En consecuencia, la falta del requisito esencial
establecido en el artículo 2055 del Código Civil, consistente en la participación en
los beneficios reales, apreciable en dinero, vicia de nulidad el contrato porque la
ley lo prescribe para su valor.

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

2) Corte Suprema, 1º de junio de 1918: “Zalduondo y Cía. con Agulló Hnos. y


Cía.”
Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo XVI, I, p. 21-25.

Doctrina:
Entre las facultades del socio gestor de una sociedad en comandita simple, cuyo
giro es la compra y venta de mercaderías nacionales o extranjeras, socio facultado
para el uso de la razón social y para practicar toda clase de compromisos por
cuenta de la sociedad en Chile y en Europa, adquirir crédito en las instituciones
bancarias o particulares, comprar y vender muebles e inmuebles, está la de
comprar letras o libras esterlinas para el pago de los artículos que con arreglo al
giro de la sociedad hubiere adquirido y la de vender las mismas letras o libras
esterlinas que por cualquier causa no hubiere alcanzado a invertir en aquellos
menesteres.

En consecuencia, un contrato de esta especie, celebrado por el socio gestor obliga


a la sociedad.

Caso:
El 27 de enero de 1906 se constituyó una sociedad comercial en comandita simple
denominada Zalduondo y Cía., con asiento principal en Santiago y con sucursal en
Valparaíso. En el contrato social figuran como socios gestores don Julio Lorca y
don Federico Zalduondo, confiriéndoseles derecho a utilizar la razón social, ya sea
conjunta o separadamente. Asimismo, en la escritura de constitución de la
sociedad, se indicó que su giro versaba sobre la compra y venta de mercaderías
nacionales y extranjeras. En la cláusula 7º de dicho contrato, se señalaba que los
socios gestores estaban facultados para practicar toda clase de compromisos por
cuenta de la sociedad en Chile y en Europa, adquirir créditos en las instituciones
bancarias o particulares, comprar o vender muebles e inmuebles.

El socio gestor de Zalduondo y Cía., don Federico Zalduondo, celebró por


intermedio del corredor don Juan Echeverría un contrato de compraventa de letras
exigibles, con los señores Agulló Hermanos. En virtud de dicho contrato, la
sociedad Zalduondo y Cía. quedó obligada a entregar el día 10 de diciembre de
1907 la suma de mil libras esterlinas, al cambio de doce peniques, y otra cantidad
igual al mismo tipo de cambio, el día 24 del mismo mes.

Sin embargo, posteriormente la Sociedad Zalduondo y Cía., a través de su


representante legal don Eulogio Vargas, interpuso demanda en contra los señores
Agulló Hermanos y don Juan Echeverría, solicitando que se declare que don
Federico Zalduondo no pudo celebrar válidamente, en representación de
Zalduondo y Cía., el mencionado contrato y que, por tanto, su mandante no se
encuentra obligado a cumplirlo. En el libelo, la sociedad demandante alegó que
dicho contrato no puede hacerse valer porque la cláusula 5º del contrato social
determina el giro de la sociedad, el cual es la compraventa de mercaderías
nacionales y extranjeras únicamente. En virtud de lo anterior, el contrato celebrado

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

por el señor Zalduondo se encuentra fuera del giro de la sociedad, siendo además
innecesario e inconducente a los fines sociales.

La sociedad Zalduondo y Cía. funda su demanda en el artículo 384 del Código de


Comercio, aplicable a las sociedades comanditarias según lo establece el artículo
474 del mismo cuerpo legal. Esta norma establece que en la administración de la
sociedad colectiva el régimen de la sociedad se ajustará a los pactos que
contenga la escritura social y el artículo 387 señala que, por disposición de la ley,
cada uno de los socios, es decir, los socios gestores tratándose de sociedades
comanditarias, puede realizar válidamente todos los actos y contratos
comprendidos en el giro de la sociedad o necesarios o conducentes a la
consecución de los fines que ésta se hubiere propuesto. En conclusión, a juicio de
la actora, la ley da a los socios gestores derechos y atribuciones de mandatarios,
cuyo poder y representación están limitados únicamente por la ley y el contrato
social, por lo cual sólo pueden ejecutar los actos y contratos comprendidos en el
giro social, y si ejecutan actos o contratos no comprendidos en él, comprometen
exclusivamente su responsabilidad personal, sin afectar la razón social
indebidamente empleada.

En respuesta a la demanda, la sociedad Agulló Hermanos y Cía., señaló que la


operación celebrada por don Federico Zalduondo no traspasa los límites de sus
facultades como socio gestor, ya que “contratos de esa naturaleza en casa de
importación como la de Zalduondo y Cía., son negociaciones corrientes para el
pago de sus obligaciones en el extranjero”. Además, agrega que “las dudas que se
sugieren en la demanda sobre las facultades de el señor Zalduondo son materia
de carácter interno de la sociedad Zalduondo y Cía., así como las cuestiones que
se susciten a ese respecto pueden debatirse entre los socios, pero no con los
terceros que contratan con la firma social. Sólo en el caso en que el señor
Zalduondo no hubiera tenido derecho a usar la firma social, podría hacerse alguna
observación al contrato firmado a nombre y en interés de la firma que
representaba”.

Por su parte, don Juan Echeverría expuso que siendo su actuación de simple
intermediario entre el vendedor y el comprador, “no le afectan en nada las
acciones que mejor juzguen hacer valer el comprador y el vendedor”.

El tribunal de primera instancia negó lugar a la demanda, por considerar que “todo
comerciante necesita para el giro de su negocio, comprar letras o libras esterlinas
para el pago de los artículos que adquiere, y puede vender las que no invierta en
las operaciones que por cualquiera circunstancia no realice”.

Ambas partes apelaron esta sentencia, siendo resuelta por la Corte de


Apelaciones de Valparaíso el 11 de noviembre de 1909. El fallo de alzada
confirmó la sentencia de primera instancia. Contra la sentencia de la Corte de
Apelaciones, la sociedad demandante dedujo recurso de casación en el fondo.
Dicho recurso se fundó en que la sociedad Zalduondo y Cía. fue constituida con el
objetivo exclusivo de realizar en Chile operaciones de importación de mercaderías

05/03/2011 85
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

extranjeras y compraventa de mercaderías nacionales, por lo cual las operaciones


efectuadas por don Federico Zalduondo extralimitaron la órbita de sus
atribuciones. Al respecto, señaló que “la venta a plazo y al descubierto de las
letras oro, o libras esterlinas no está comprendida en este giro, y como es de todo
punto evidente que un comerciante importador de mercaderías extranjeras si bien
está obligado a comprar letras oro, o libras para solucionar las obligaciones que
pueda tener pendientes en Europa, en ningún caso necesita vender esos valores,
sobre todo en descubierto”.

La Corte Suprema confirmó la sentencia recurrida, señalando “que entraba en las


facultades conferidas a los socios gestores y, en consecuencia, en las de don
Federico Zalduondo, la compra de letras o libras esterlinas para el pago de los
artículos que, con arreglo al giro de la sociedad, hubieren adquirido, y la venta de
las mismas libras o letras que por cualquier causa no hubieren alcanzado a invertir
en aquellos menesteres”. Por lo tanto, los contratos celebrados son plenamente
válidos.

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

7. LA ASOCIACIÓN O CUENTAS EN PARTICIPACIÓN

El artículo 507 del Código de Comercio define la asociación o cuentas en


participación, señalando que “es un contrato por el cual dos o más comerciantes
toman interés en una o muchas operaciones mercantiles, instantáneamente o
sucesivas, que debe efectuar uno de ellos en su nombre o bajo su crédito
personal, a cargo de rendir cuenta y dividir con sus asociados las ganancias o
pérdidas en la proporción convenida”.

De la normativa que la regula, se desprende que la asociación es un contrato


consensual, esencialmente privado, que no constituye una persona jurídica, ni
tiene razón social, patrimonio colectivo, ni domicilio, en el cual el gestor es el único
dueño del negocio en las relaciones externas. Por tanto, cabe entenderla como un
contrato meramente vinculatorio para las partes celebrantes e inoponible respecto
de terceros.

De su estructura se denota la existencia de dos clases de socios, un socio gestor


que contrata con terceros, y el o los partícipes o socios ocultos. Solo el socio
gestor resulta obligado frente a terceros, y de acuerdo al artículo 510 del Código
de Comercio el gestor se reputa único dueño.

Bibliografía:

PUELMA ACCORSI, Álvaro: Sociedades, Tomo I, Editorial Jurídica de Chile,


Santiago, 2002, pp. 151 y ss.

Jurisprudencia:

1) Corte Suprema, 19 de Octubre de 1988: “Instituto de Diagnóstico S.A.


INDISA con Servicio de Impuestos Internos”
Fallos del Mes, año 1988, Nº 359, p. 634 - 643.

Doctrina:
La cesión por Instituto de Diagnóstico S.A. (INDISA) a los médicos de un inmueble
e instalaciones para que éstos realicen su labor fue un aporte al contrato de
asociación y no una acción directa de INDISA considerada como ente activo y
dueña de una clínica.

El aporte de INDISA, que en eso consiste la entrega del establecimiento a los


médicos, es propio del contrato de asociación y no desnaturaliza dicho contrato,
sino que, al contrario, es elemento indispensable en su formación, si para las
operaciones que ejecutan los gestores es necesario un aporte material, como es
lógico que lo sea. Lo esencial de la participación es que el gestor obre por cuenta
propia aunque los medios de que se valga no le pertenezcan realmente, si bien,
como dice el art. 510 del Código de Comercio, es reputado como dueño del
negocio en sus operaciones externas.

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

Por haber desconocido la naturaleza del contrato de cuentas en participación


celebrado por INDISA con un grupo de médicos, la sentencia recurrida infringe los
arts. 507, 508, 509 y 510 del Código de Comercio, por no aplicarlos, con influencia
en lo dispositivo del fallo, al girar contra dicha sociedad el impuesto al valor
agregado que no le correspondía pagar conforme al art. 28 del Código Tributario.

Voto disidente de los abogados integrantes Juan Colombo y Cecil Chelew, para
quienes es un requisito de la asociación el que ambos contratantes sean
comerciantes, el cual no se cumpliría en la especie “por cuanto los servicios
prestados por los médicos no son de carácter mercantil y ellos, al realizarlos, lo
han hecho en el ejercicio de su profesión, resultando imposible que por ello
adquieran la calidad de comerciantes. Por otra parte, el contrato no contiene
estipulación alguna referente a la división de las ganancias y pérdidas.”

Caso:
Contra la sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago, que confirmó en
todos sus partes la del Director Regional Metropolitano del Servicios de Impuestos
Internos, que no dio lugar a la reclamación interpuesta por el Instituto de
Diagnóstico S.A., INDISA, esta organización interpuso un recurso de casación en
el fondo que funda en la trasgresión de los artículos 507, 508, 509 y 510 del
Código de Comercio en relación con el artículo 28 del Código Tributario.

La sentencia recurrida, en cuanto confirma la de primera instancia estableció los


siguientes hechos; a) Que INDISA como propietario de un inmueble, celebró con
varios médicos el 31 de diciembre de 1976, un contrato de explotación y control
técnico-administrativo del Departamento de Radiología, en que los médicos
asumieron la responsabilidad exclusiva frente a terceros de la labor profesional
que allí prestan, por la cual se obligaron a entregar las boletas correspondientes;
b) INDISA percibe como participación en los honorarios de los médicos el 58%
que se calcula, deducidos los gastos necesarios y que ha sido objeto del cobro por
el Servicio de Impuestos Internos del 20% correspondiente al Valor Agregado; c)
Sobre dicho 58% se ha declarado y pagado la tasa adicional del artículo 21 de la
Ley de Impuesto a la Renta; d) En los gastos necesarios que debe pagar INDISA
se cuentan la adquisición de nuevos equipos, de materiales e implementos y la
reparación de los que sufran desperfectos.

El recurso de casación en el fondo presentado por INDISA se funda en dos


principios: la libertad de contratación y la limitación del Impuesto al Valor Agregado
a las operaciones o servicios que estén relacionados con tareas mercantiles o
industriales.

El fondo del asunto está en determinar si el contrato celebrado por los médicos
con INDISA es una asociación o cuenta en participación, cosa que en el fallo
impugnado se niega.
Los argumentos jurídicos que los falladores han tenido en consideración para
negar al contrato la naturaleza de asociación que las partes quisieron darle son las
siguientes:

05/03/2011 88
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

a) INDISA presta servicios de clínica comprendidos en el artículo 20 N° 4 de la Ley


de la Renta, puesto que pone a disposición de los médicos todos los elementos
necesarios para el examen, diagnóstico y tratamiento que los profesionales
decidan;
b) El aporte de INDISA, que en eso consiste en la entrega del establecimiento a
los médicos, es propio del contrato de asociación y no desnaturaliza dicho contrato
sino que, al contrario, es elemento indispensable en su formación, si para las
operaciones que ejecutan los gestores es necesario un aporte material, como es
lógico que lo sea. Lo esencial de la participación es que el gestor obre por cuenta
propia aunque los medios de que se valga no le pertenezcan realmente, si bien,
como dice el artículo 510 del Código de Comercio, es reputado como dueño del
negocio en sus operaciones externas;
c) Distinta sería la situación -dice el fallo recurrido- si se pusiera a disposición de
los médicos el inmueble y las maquinarias para que éstos los utilizaran
directamente con su propio personal y recursos, ya que en tal evento existiría un
arrendamiento de bien muebles o inmuebles y no “el servicio de clínica que es el
que está realizando INDISA en la actualidad”;
d) La situación que el fallo plantea es exactamente igual a la que existe entre
INDISA y los médicos, con las únicas diferencias de que INDISA paga al personal
que los doctores eligen; pero estas diferencias tampoco desvirtúan el contrato de
asociación celebrado porque el aporte del inmueble y las maquinarias, en vez del
arrendamiento, y el personal elegido por ellos, confieren a los médicos la
independencia que el contrato exige para que los gestores actúen en nombre
propio;
e) La sentencia confirmatoria recurrida sostiene que la cláusula cuarta del contrato
en que se dice que regirán las normas de los artículos 507 a 510 inclusive del
Código de Comercio, es contraria a estos preceptos porque el contrato de
asociación o en cuenta en participación es exclusivo de comerciantes;
f) La afirmación anterior es errónea porque en virtud de la libertad de contratación
los contratantes hubiesen repartido en las cláusulas del contrato todos los
principios contenidos en esas disposiciones habrían realizado un contrato lícito, y
si, para evitar una repetición, se refirieron a ellas en forma explícita establecieron
también una cláusula lícita;
g) La sentencia recurrida sostiene asimismo que el contrato celebrado por INDISA
con los médicos no contiene cláusulas alguna sobre el reparto de las ganancias y
pérdidas, cláusulas esenciales en un contrato de asociación;
h) La afirmación anterior está en el considerando undécimo párrafo C y es
contraria al hecho aludido en el considerando 5° de la sentencia confirmada por la
recurrida, donde dice que el 58% que percibe INDISA resulta de deducir los gastos
necesarios, lo que es una forma de calcular las ganancias y las pérdidas de uno
de los contratantes, puesto que los gastos resultarán mayores al 58% de las
entradas, INDISA nada recibiría y se vería afectado su capital. Y en cuanto a los
doctores, no los amenaza otro albur que la no percepción de honorarios por la
labor realizada, lo que constituiría su única pérdida. De esta manera aunque el
contrato lo consagra indirectamente, su contenido es bastante para tener como
cumplido el requisito que la sentencia en recurso echa de menos;

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

En atención a lo expresado, la Corte Suprema acogió el recurso de casación en el


fondo deducido en contra de la sentencia de 20 marzo de 1986, en el sentido de
que ella se anule en cuanto confirma la de primera instancia y se negó a dejar sin
efecto las liquidaciones practicadas por el Servicio de Impuestos Internos.

2) Corte de Apelaciones de Santiago, 8 de junio de 1990: “Novoa con Novoa”


Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo LXXXVII, II, pp. 129-131.

Doctrina:
Aun cuando el artículo 507 del Código de Comercio señala que el contrato de
asociación se celebra entre dos o más comerciantes, basta con que el gestor sea
comerciante para que pueda existir ese contrato.

La asociación de cuentas en participación tiene un carácter esencialmente privado


y su formación no requiere de solemnidad alguna, pudiendo acreditarse su
existencia por cualquier medio legal. Es una sociedad de hecho en la que sólo
aparece el gestor ante terceros.

Caso:
Don Jorge Novoa Dapelo interpuso una demanda solicitando que se declare la
existencia de un contrato de asociación o cuentas en participación entre él y el
demandado, su hermano Patricio Novoa, respecto del negocio de transportes del
demandado, cuyo valor se estima en $45.000.000, de los cuales le correspondería
el 20%. Además, solicita que se liquide la asociación. El demandado negó la
existencia de dicho contrato.

El 28° Juzgado de Letras de Santiago negó lugar a l a demanda, por lo que el


demandante interpuso recursos de casación en la forma y apelación.

Conociendo del recurso de apelación, la Corte resolvió lo siguiente:

Que si bien “el artículo 507 del Código de Comercio dice que el contrato de
asociación se celebra entre dos o más comerciantes los tratadistas están de
acuerdo en que ello no es totalmente efectivo pues basta con que el gestor sea
comerciante para que pueda existir ese contrato”. En la especie, el demandado
dice ser transportista y reconoce tener una empresa de transporte, por lo cual
debe concluirse que es comerciante.

Además, el fallo señala que “la asociación o cuentas en participación tiene un


carácter esencialmente privado y su formación no requiere solemnidad alguna,
pudiendo acreditarse su existencia por cualquier medio legal. En realidad puede
decirse que es una sociedad de hecho en la que sólo aparece el gestor ante
terceros”.

A juicio de la Corte, la prueba rendida permitió acreditar la existencia de la


asociación. En especial, se hace referencia a las siguientes probanzas:

05/03/2011 90
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

a) Prueba testimonial en la que los testigos señalan que el demandado les


comentó que estaba asociado con su hermano Jorge, quien habría
adquirido un camión, manifestando todos ellos conocer al actor como
empleado y al demandado como dueño de la empresa de transporte de
bebidas y vinos.
b) Oficios del Banco de Chile en los cuales se demuestra que en la cuenta
corriente del demandado el actor tenía poder para girar.
c) Expediente de un juicio laboral en el cual uno de los trabajadores de la
empresa de transportes, demandó conjuntamente a los hermanos Novoa
como propietarios de la empresa. En la sentencia se estableció que el
demandante de los autos laborales trabajó al servicio de los hermanos
Novoa.

Como conclusión, la Corte dio por establecida la existencia del contrato de


asociación o cuentas en participación entre las partes, la que debe ser liquidada,
señalando que la declaración del porcentaje correspondiente a la participación del
demandante en la empresa del demandado, es materia de otro juicio.

3) Corte Suprema, 11 de abril de 1961: “Sociedad O. Scassi y Cía. Ltda. con


Impuestos Internos”
Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo LVIII, I, p. 63 - 65.

Doctrina:
Las condiciones del contrato que las partes denominan “asociación o cuentas en
participación”, en el cual se conviene que una de ellas dedicará a las actividades
en el cargo de jefe de ventas o en cualquier otro cargo o misión que le señale la
otra y en forma exclusiva todo su tiempo, actividad y conocimientos técnicos, y
que en caso de que resulten pérdidas la primera no soportará parte alguna en
ellas, no se avienen con las señaladas en el artículo 507 del Código de Comercio
para ese contrato.

Caso:
El 8 de junio de 1949, la sociedad “O. Scassi y Cía.” celebró con su empleado don
Odoardo Moltedo Costa un contrato que las partes denominaron “asociación o
cuentas en participación”. En dicho contrato, se convino que el señor Moltedo
“dedicará a estas actividades en el cargo de jefe de ventas o en cualquier otro
cargo o misión que le señale la firma “O. Scassi y Cía.” y en forma exclusiva todo
su tiempo, actividad y conocimientos técnicos”, y que “en caso de que resultaren
pérdidas, el asociado señor Moltedo no soportará parte alguna en ellas.”

Posteriormente, la sociedad “O. Scassi y Cía. Ltda.”, reclamó de las liquidaciones


de impuesto a la renta de los años 1954, 1955 y 1956 practicadas por el Servicio
de Impuestos Internos. La reclamante manifestó que se deben efectuar
rectificaciones porque se han agregado a la renta imponible ciertas sumas que la
aumentan, incrementando en consecuencia el monto que debe pagar por
concepto de dicho impuesto. A juicio de la sociedad reclamante, se han

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

considerado erróneamente el monto correspondiente a las participaciones


pagadas a don Odoardo Moltedo.

La Corte Suprema, conociendo del recurso de reclamación que se interpuso en


contra del veredicto de la Dirección General de Impuestos Internos, resolvió que
las condiciones de la citada cláusula “no se avienen con las señaladas en el
artículo 507 del Código de Comercio para el contrato de “asociación o cuentas en
participación”. Por otra parte, la existencia de un contrato de trabajo entre las
partes, lleva a concluir forzosamente que “el referido contrato de asociación o
cuentas en participación no hizo perder al señor Moltedo su calidad de empleado
particular, y que las condiciones sobre participaciones establecidas en ese
contrato no pueden considerarse sino como un medio para fijar o aumentar la
remuneración del señor Moltedo como empleado de la firma”.

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

8. LA SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA

Es aquella en que todos los socios administran por sí o por mandatarios elegidos
de común acuerdo, y en que la responsabilidad de los socios está limitada al
monto de sus aportes o a la suma que a más de éstos se determine en los
estatutos sociales.

Se trata de combinar la sociedad de personas en cuento a su funcionamiento y


estructura con la sociedad anónima en cuanto a la responsabilidad de los socios.

Este tipo social se caracteriza por la existencia de un capital determinado como


garantía para los acreedores, representado por cuotas sociales que no son
negociables y cuya transferencia está sometida a restricciones. Este tipo social
puede tener máximo 50 socios.

La limitación de responsabilidad de los socios, los transforma en irresponsables de


las deudas sociales, por cuanto los socios sólo estarán obligados a enterar su
aporte, por lo que cumplida dicha obligación, éstos carecen de responsabilidad
alguna respecto de las deudas sociales.

Bibliografía:

A) BÓRQUEZ PINCHEIRA, Aníbal: Notas Acerca de la División de Sociedades


de Responsabilidad Limitada, Revista de Derecho Universidad de
Concepción, Nº 211, 2002, pp. 65-80.
B) CLARO SOLAR, Luis: La Ley Nº 3.918 de 14 de Marzo de 1923 sobre
Sociedades de Responsabilidad Limitada, Revista de Derecho y
Jurisprudencia, Tomo XX, 1923, pp. 1-17.

8.1 Constitución.

Se trata de un contrato solemne que está sujeto a las siguientes formalidades en


su constitución:
a) Otorgamiento de escritura pública;
b) Inscripción de extracto en el Registro de Comercio; y
c) Publicación de extracto en el Diario Oficial.

Los requisitos contenidos en las letras b) y c) deben efectuarse dentro 60 días


contados desde la referida escritura.

Bibliografía:

PUELMA ACCORSI, Álvaro: Formalidades de Constitución de la Sociedad


Colectiva Comercial y de la Sociedad de Responsabilidad Limitada, Revista de
Derecho y Jurisprudencia, Tomo LXII, 1965, pp. 39-61.

Jurisprudencia:

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

1) Corte Suprema, 17 de abril de 1996: “Ricardo Bayelle Nauhm con Servicio


de Impuestos Internos”
Fallos del Mes, Año 1998, Nº 479, p. 1926 - 1932, sent. 2.

Doctrina:
Se reclamó de la liquidación practicada a un contribuyente por el Servicio de
Impuestos Internos, al no poder probar la disponibilidad de los fondos con los que
realizó aportes en dos sociedades de responsabilidad limitada, aduciendo el
contribuyente que tal aporte no habría sido de la cuantía que se señala en el pacto
original, al haberse ratificado el aporte con posterioridad en nueva escritura
pública. El Juez Tributario rechazó la reclamación fundado en que tal escritura
posterior no tendrá el carácter de modificatoria sino de rectificatoria, alcanzándole
la limitación de prueba contemplada en el artículo 350 del Código de Comercio.

Interpuesto un recurso de casación en el fondo, la Corte rechazó el recurso


fundado en que, aun cuando el Código de Comercio autoriza a los socios para
reformar, ampliar o modificar el contrato, debiendo reducir tal convención a
escritura pública y cumpliendo los requisitos del artículo 354 del mismo texto,
limita tal facultad, al restringirla a pactos que surtirán efectos desde su adopción,
excluyendo toda declaración que importe alterar retroactivamente el estatuto de la
Sociedad.

Caso:
Don Ricardo Bayelle presentó oposición a la liquidación practicada por el Servicio
de Impuestos Internos por la aplicación del artículo 70 de la Ley de la Renta, por la
no justificación del origen y disponibilidad de los fondos que el contribuyente
aportó, con fecha 1° de abril de 1993, a dos socied ades de responsabilidad
limitada.

La oposición se fundamentó en; a) Que el aporte en dinero efectuado a la


sociedad Big All Export Import Ltda., fue de $200.000 y no de $9.700.000 como
erróneamente se expresa en el pacto de constitución de 1º de abril de 1993, error
que se corrigió legalmente por escritura pública de 28 de octubre de 1993, acorde
con la norma del artículo 352 del Código de Comercio e incluso se repactó la
sociedad para hacer los aportes efectivamente ejecutados; b) Agrega que lo
mismo ocurrió en el caso de la sociedad Transportes Faride Ltda., constituida con
fecha 1º de abril de 1993 y modificada legalmente con fecha 13 de septiembre de
1993, según lo cual el aporte en dinero fue de $100.000 y no de $15.000.000; c)
Señaló, que si bien el artículo 1700 del Código Civil establece que las
declaraciones dispositivas de la escritura pública hacen plena fe en contra de los
otorgantes, tal situación admite prueba en contrario, como lo es otra escritura
pública legal y válidamente otorgada por las mismas partes; d) Rechazó la
interpretación que hicieron los fiscalizadores al practicar las liquidaciones, por
desconocer el valor probatorio de las escrituras públicas modificatorias antes
mencionadas.

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

El Juez Tributario rechazó la reclamación, puesto que a su juicio la escritura


posterior no tiene el carácter de modificatoria sino que de rectificatoria, al sustituir,
según la propia expresión usada en dicho instrumento, la cláusula quinta sobre el
capital social de la escritura primitiva. Según lo anterior, la rectificación surte
efectos desde la fecha del pacto original, teniendo pues efecto retroactivo, a
diferencia del instrumento modificatorio, que rige sólo a futuro. Estableciendo el
carácter rectificatorio, llegó a la conclusión de que sí le alcanza la limitación de la
prueba que establece el artículo 353 del Código de Comercio no pudiéndose, por
tanto, probar por su intermedio la falta de veracidad de las declaraciones
contenidas en el pacto original.

Apelada la sentencia, la Corte de Apelaciones de Valdivia confirmó la sentencia de


primera instancia.

El reclamante interpuso un recurso de casación en el fondo dando por infringido


los artículos 350 y 353 del Código de Comercio; 19 a 24 y 1545 y 1560 del Código
Civil y 21 del Código Tributario. Al respecto la Corte Suprema expresó las
siguientes consideraciones:
1.- Que, explicitando sus fundamentos, el recurso expresa que ha habido error de
derecho en el rechazo de la prueba consistente en escrituras públicas por las
cuales, modificando lo pertinente de un pacto social, se rectificó la equivocación
en que incurrieron los contratantes al declarar íntegramente pagado el capital
social, en circunstancias que sólo se había enterado en arcas una mínima parte de
él; y, se dice, tal rechazo es equivocado porque la sentencia no advirtió que las
sociedades de las que se trata han hecho constar sus pactos sociales en dos
escrituras públicas, tal y como lo autoriza el artículo 352 del Código de Comercio y
cumpliendo con los requisitos establecidos en el artículo 354 de ese cuerpo legal.
2.- Que de lo dicho se desprende que el recurso entiende que el error de derecho
en que incurre la sentencia circunscribe a los artículos 350 y 353 del Código de
Comercio, en cuanto ella declara que ninguna prueba puede alterar el contenido
del pacto social, en circunstancia que la primera disposición citada autorizaría la
modificación de lo convenido, con la sola exigencia de sujetar esta última a los
requisitos legales;
3.- Que, sin embargo, lo cierto es que la sentencia no sólo rechazó la reclamación
por el motivo atacado en el recurso, sino también porque estimó que las escrituras
acompañadas en parte de prueba no constituían modificaciones sino
rectificaciones del pacto social, las que quedarían excluidas de la aludida
autorización. Por producir efectos retroactivos incompatibles con el sentido de las
modificaciones permitidas, en cuanto éstas sólo pueden consistir en alteraciones
sobrevinientes y de efecto ultractivo;
4.- Que, en efecto, el artículo 350 del Código de Comercio autoriza a los socios
para reformar, ampliar o modificar el contrato, reduciendo tales convenciones a
escrituras públicas y cumpliendo con los requisitos del artículo 354 del mismo
cuerpo legal; pero limita tal facultad en cuanto, al ejemplificar las reformas
posibles, restringiéndolas a pactos que surtirán efecto desde su adopción,
excluyendo entonces todo pacto que importe alterar retroactivamente el estatuto
de la sociedad. Esta limitación obedece, naturalmente, a la necesidad de proteger

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

la buena fe de los terceros que contraten con la sociedad, cuyos intereses podrían
resultar lesionados si se permitiera que los socios desconocieran lo originalmente
convenido, pretextando la existencia de errores cuya corrección proveerían
mediante escrituras aclaratorias, con efecto retroactivo.
Por lo expuesto, la Corte Suprema rechazó el recurso de casación en el fondo
confirmando la sentencia recurrida.

8.2 Modificación.

Requiere de la unanimidad de los actuales socios y está sujeta al cumplimiento de


ciertas solemnidades.

Jurisprudencia:

1) Corte de Apelaciones de Santiago, 12 de enero de 1987. “Banco de Chile


con Distribuidora Ranco”.
Gaceta Jurídica, Nº 79, p. 45.

Doctrina:
La modificación del contrato de sociedad sin cumplir con los requisitos legales, no
produce efectos.

Caso:
En escritura de modificación de la sociedad Distribuidora Ranco Limitada, los
socios modificaron la cláusula quinta del pacto social, en cuanto administrará la
sociedad y hará uso de la razón social el socio Luis Patricio Le Roy Alvarez,
mientras los otros dos socios deben actuar conjuntamente para administrar la
sociedad y usar la razón social de la misma. Sin embargo, el extracto de la
referida escritura de modificación de la Sociedad no fue publicado en el Diario
Oficial conforme a lo indicado por la ley.

Dado lo anterior, no puede estimarse que la ejecutada ha perdido su calidad de


representante de la sociedad demandada mediante la modificación de la escritura
social, toda vez que el art. 3º de la Ley Nº 3918 dispone que el extracto de la
escritura debe ser publicado en el plazo que se indica, por una sola vez en el
Diario Oficial, sin el cual no tiene valor alguno entre los socios y son responsables
solidariamente los socios fundadores de todas las obligaciones contraídas en
interés de la sociedad.

No habiendo acreditado la ejecutada el cumplimiento de este requisito, debe


concluirse que la acción pudo dirigirse en su contra como representante de la
sociedad demandada, es decir, se cumplen en el caso todos los requisitos para
que el título tenga fuerza ejecutiva en su contra en la calidad que se invocó.

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

8.3 Administración.

Todos los socios administran por sí o por mandatarios elegidos de común


acuerdo.

Bibliografía:

LÓPEZ SANTA MARÍA, Jorge: Administración y Disolución de Sociedad Civil de


Responsabilidad Limitada, Revista de Derecho Universidad Católica de
Valparaíso, Vol. 10, 1986, pp. 43-62. (también publicado en Revista de Derecho y
Jurisprudencia, Tomo LXXXIV, 1987, pp. 75-86).

Jurisprudencia:

1) Corte Suprema, 21 de septiembre de 1962 “Rice Campodónico de Molinari


y otro con Emilio Molinari”
Fallos del Mes, Año 1962, Nº 46, p. 192 - 198, sent. 2.

Doctrina:
Hay intención de celebrar una promesa de compraventa en la cláusula contractual
que expresa que “el socio sobreviviente tendrá derecho de manifestar su voluntad
de adquirir el haber del socio fallecido”.

Caso:
Los señores Juan y Emilio M. constituyeron una sociedad comercial de
responsabilidad limitada, para girar en el ramo de elaboración y venta de fideos y
demás productos similares y ejecutar otras operaciones comerciales que ambos
socios acordaran. En la cláusula quinta de la escritura social se convino que “la
duración de la sociedad sería de tres años, a contar desde el 1° de septiembre de
1942”, pero se agregó que “si con seis meses de anticipación, a lo menos, con
anterioridad a la expiración de este plazo, alguno de los socios no manifestare su
voluntad de poner término a la sociedad, se entenderá prorrogada por el período
de dos años y así sucesivamente por períodos de dos en dos años. Por otra parte,
en la cláusula novena se estipuló “en caso de fallecimiento de alguno de los
socios, la sociedad continuará con el sobreviviente y los herederos del fallecido; el
socio sobreviviente tendrá exclusivamente la administración de la sociedad, y los
herederos del socio fallecido deberán nombrar una sola persona que los
represente a todos, la que no tendrá la facultad de usar la razón social ni de
administrar”. Se añadió en la misma cláusula que “con todo, el socio sobreviviente,
dentro de los sesenta días al fallecimiento, tendrá el derecho de manifestar la
voluntad de adquirir el haber del socio fallecido, conforme al balance que se
practique a la fecha del fallecimiento, debiendo pagar el haber del socio fallecido
con veinticinco por ciento dentro de los sesenta días siguientes al balance y con
setenta y cinco por ciento a veinticuatro meses plazo, a contar desde la misma
fecha, con más el interés del siete por ciento anual, quedando prohibido el socio
sobreviviente disponer de las maquinarias y bienes raíces de la sociedad hasta el
entero del haber del socio fallecido”; y “manifestando el socio sobreviviente su

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

voluntad de adquirir el haber del socio fallecido, quedan obligados los herederos
de éste a otorgar las escrituras y demás actos que sean necesarios para transferir
sus derechos al socio sobreviviente, actos que deberán efectuarse conjuntamente
con el pago de la primera cuota”. Ocurrido el fallecimiento del socio don Juan M.,
el otro socio, don Emilio M., por escritura de 27 de abril de 1951, y en virtud de lo
dispuesto en la cláusula novena del contrato social, declaró que era su voluntad
adquirir el haber social del socio fallecido.

Doña Rice C. por sí y en representación de su hijo Garólomo M., herederos del


socio fallecido, demandó a don Emilio M. y solicitó que se declarara: a) que la
cláusula novena del contrato social, es una promesa de compraventa que no
produce obligación alguna; b) que la manifestación de voluntad que se expresa en
el contrato social no obliga a los actuales demandantes, como herederos de don
Juan M. a venderle el haber social de este causante en la precitada sociedad; c)
que la sociedad mencionada se disolvió el 31 de agosto de 1951, o, en subsidio en
la fecha que el tribunal determine; d) que debe procederse a la liquidación de esta
misma sociedad en conformidad a las reglas contenidas en los artículos 407 y
siguientes del Código de Comercio y 2115 del Código Civil

Se fundó la demanda en que la sociedad constituida por ambos socios tenía un


plazo de duración de tres años, que iría prorrogándose de dos en dos
sucesivamente, si con anterioridad a la expiración del plazo, alguno del los socios
no manifestare su voluntad contraria, lo que efectivamente ocurrió porque ninguno
de los socios dio aviso hasta la fecha del fallecimiento del socio. Se estipuló en la
cláusula cuarta que en caso de fallecimiento de uno de los socios la sociedad
continuaría funcionado con el socio sobreviviente y los herederos del fallecido.
Don Emilio M. otorgó una escritura que hace manifestación de voluntad de adquirir
el haber del socio fallecido. En la citada cláusula novena los contratantes trataron
de establecer una promesa de compraventa de sus derechos de socios, no sólo
con caracteres muy extraños y por lo tanto inaceptables, sino que también sin
cumplir con todas las exigencias que señala el artículo 1554 del Código Civil.

El demandado, al contestar, pidió el rechazo de la demanda y sostuvo que no es


efectivo que la cláusula cuestionada contuviera una promesa de compraventa,
pues ella importa una cláusula convencional pactada por los socios para liquidar la
sociedad; y de hecho esta sociedad está liquidada, por la aceptación del socio
sobreviviente de pagar a los actores el haber del socio fallecido, y lo único que
falta es efectuar tal pago.

La sentencia de primera instancia rechazó todas las peticiones de la demanda y,


apelado el fallo, fue confirmado por la Corte de Apelaciones de Santiago.

Los demandantes, en el recurso de casación en el fondo, mencionan como


infringidos los artículos 1560, 1562, 1545, 1554, 1793, 1681 y 1682 del Código
Civil y 408 y 415 del Código de Comercio. Al respecto la Corte Suprema expresó
las siguientes consideraciones:

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

1.- Respecto de los preceptos 1560, 1562 y 1545 del Código Civil, que consagran
la fuerza obligatoria de los contratos legalmente celebrados, el recurso carece de
sustentación, supuesto que la sentencia no desconoce la fuerza obligatoria del
contrato de sociedad, y, antes, por el contrario, le otorga plena eficacia a todas sus
estipulaciones.
2.- Luego, se denuncia la infracción del artículo 408 del Código de Comercio,
porque no puede calificarse de fórmula especial de liquidación un convenio
destinado a prevenir la disolución de la sociedad. Dicho fundamento también
carece de respaldo, porque en realidad dicho precepto importa una mera norma
lógica de procedimiento, la cual no ha sido contrariada, supuesto que los
falladores de fondo se limitaron a decidir que el conjunto de las estipulaciones del
contrato social permite concluir que la sociedad se disuelve y, en consecuencia, se
liquida si el socio sobreviviente hace uso de la opción que se le reconoce, para
manifestar su voluntad de adquirir el haber del socio fallecido, en los términos que
el mismo contrato determina, todo lo cual demuestra que tal infracción no se ha
producido.
3.- Los otros motivos de casación en los cuales se pone de relieve el
quebrantamiento de los artículos 413 del Código de Comercio, 1554 N° 4 y 1682 y
1681 del Código Civil, deben ser consideradas en conjunto, porque todos
pretenden demostrar la aludida nulidad de la cláusula novena del pacto social, en
razón de que dicha disposición no importa una forma de liquidación sino que una
promesa de compraventa que carece de eficacia legal, por no estar debidamente
especificada, tanto porque no se determina cual de las sucesiones será la
vendedora, como porque sólo se grava a la sucesión del socio premuerto que
queda obligado a vender si el socio quiere comprar, el que no asume esta
obligación.

El artículo 413 del Código de Comercio lo único que hace es enumerar las
obligaciones del liquidador de una sociedad. Por tanto, como en esta sociedad se
estableció una forma diferente de liquidación, es obvio que esta infracción no
puede imputarse a la sentencia. El contrato de promesa de compraventa, que
generalmente se entiende como aquel por el cual las partes se obligan a celebrar
un contrato determinado en cierto plazo o bajo ciertas condiciones, no ha sido
definido en el Código Civil, puesto que en el artículo 1554 únicamente se señala la
norma de contenido negativo al expresarse que la promesa de celebrar un
contrato no produce obligación alguna, salvo que, concurran los requisitos que se
indican; y en lo referente al recurso que se viene tratando: “3°. Que la promesa
contenga un plazo o condición que fije la época de la celebración del contrato”; y
“4°. Que en ella se especifiquen de tal manera el c ontrato prometido, que sólo
falten para que sea perfecto, la tradición de la cosa, o las solemnidades que las
leyes prescriban”. Estas son las consecuencias que producirían la nulidad de la
cláusula novena del contrato social.

En lo que atañe a estas exigencias, el propio recurso reconoce que en la


estipulación cuestionada se contiene una condición; el fallecimiento de uno de los
socio; y en lo que respecta al plazo de 60 días que se otorga al sobreviviente para
manifestar su voluntad, además del plazo para consignar el haber del socio

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

fallecido, todo lo que demuestra que en esta parte el recurso no se aviene con la
realidad del proceso.

Como antes se recordó, la liquidación de una sociedad o de cualquier otro estado


de indivisión, al término de ellos, puede hacer necesaria la realización de diversas
operaciones o la celebración de diferentes actos para cumplir los fines que
mediante la liquidación se persiguen. En la especie, los jueces del mérito
sostienen que los socios pactaron una forma convencional para liquidar la
sociedad; y los demandantes, por su parte, afirman que se trata de una promesa
recíproca de compraventa, que no cumple con los requisitos legales.

Entre ambas posiciones no se advierte incompatibilidad legal, supuesto que la


promesa de compraventa que se contendría en la cláusula debatida podría
importar una manera de llegar a la liquidación de la sociedad. En este evento,
resulta inconcuso que la referida promesa debe cumplir con los requisitos exigidos
para su validez.

Por lo expuesto, la Corte Suprema rechaza el recurso de casación interpuesto,


puesto que los jueces de fondo no incurrieron en infracción de ninguno de los
mencionados preceptos.

2) Corte Suprema, 27 de enero de 1994: Recurso de Queja interpuesto por


José Guerra Castaño y otros.

Fallos del Mes, Año 1993, Nº 422, p. 1204 - 1205, sent. 11.

Doctrina:
Incurre en falta el juez árbitro que decreta la medida precautoria de prohibición
absoluta para que un socio realice y ejerza actos de administración en la sociedad
de que es miembro y le prohíbe inmiscuirse en cualquier forma en la
administración de los negocios sociales, en circunstancias de que el pacto social
vigente confiere el uso de la razón social indistintamente a cualquiera de los
socios.

Caso:
La parte demandante solicitó al juez árbitro que conoce de la causa la medida
precautoria de prohibición absoluta al demandado de realizar o ejercer actos de
administración en la Sociedad Hotelera Nueva Providencia Limitada y en el
establecimiento comercial de propiedad de la sociedad, quedándole prohibido, a
contar de la fecha, realizar, celebrar o ejecutar ningún acto o contrato a nombre de
dicha sociedad.

El tribunal de primera instancia ordenó la medida precautoria. El tribunal de alzada


confirmó la resolución, y esta fue objeto de un recurso de queja por el demandado.
Este recurso se fundó en que dicha medida precautoria, en los términos que
aparece solicitada debió ser denegada por cuanto significa, en el hecho, privar
anticipadamente de la administración de la sociedad al socio demandado, lo que

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

atenta contra la cláusula tercera del pacto social actualmente vigente según la cual
el uso de la razón social y la administración corresponderá indistintamente a
cualquiera de los socios, quienes podrán actual conjunta o separadamente y, a la
vez, equivale a acceder provisoriamente a una de las peticiones que se formulan
en la demanda.

La Corte acogió el recurso de queja, sólo en cuanto se deja sin efecto la


resolución impugnada, en la parte que se concede la medida precautoria solicitada
por el demandante, y en su lugar se decide, que no se da ha lugar dicha medida,
sin perjuicio de otros derechos que pueda hacer valer el demandante en relación
con las situaciones que expuso para fundar su solicitud.

3) Corte de Apelaciones de Santiago, 27 de julio de 1990: “Sigdo


Exportaciones con Cabrera”
Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo LXXXVII, II, pp. 154-156.

Doctrina:
La administración conferida a uno o más socios de una sociedad colectiva es un
mandato que faculta para realizar actos de administración, el cual se rige por los
artículos 2071 y siguientes del Código Civil. Estas normas son también aplicables
a las sociedades de responsabilidad limitada. Como mandato, confiere
naturalmente al mandatario el poder de efectuar los actos de administración, entre
los cuales se encuentra cobrar los créditos del mandante que pertenezca al giro
administrativo ordinario.

Caso:
En virtud de un crédito concedido por Sigdo Exportaciones Ltda. al señor Cabrero,
para pagar una deuda con Sigdo Koppers Comercial S.A., éste suscribió un
pagaré. La sociedad Sigdo Exportaciones Ltda. se encontraba constituida por dos
socios: Ingeniería y Construcción Sigdo Koppers S.A. y S.K. Comercial S.A. El
pago de la deuda se haría en dos cuotas.

El deudor pagó la primera cuota a don Gustavo Núñez, personero de Sigdo


Koppers Comercial S.A., quien anteriormente le había dado plazo para postergar
el pago de ella. Sin embargo, la sociedad acreedora inició una ejecución en contra
del deudor, porque el señor Núñez no tenía facultades suficientes para otorgar
prórrogas de las deudas de la sociedad. El ejecutado opuso las excepciones de
prórroga del plazo y oportuno pago de la primera cuota

El Tribunal de Primera Instancia accedió a la ejecución, resolución que fue


apelada por el ejecutado. La Corte revocó la sentencia en virtud de las siguientes
consideraciones:
a) Si bien el señor Núñez no tenía facultades suficientes, su actuación fue
ratificada por la sociedad Sigdo Koppers Comercial S.A. al recibir el pago de la
obligación. Dicho pago, “fue hecho a quien la ley autoriza para recibir, en su
calidad de socia administradora de la sociedad acreedora y por tratarse de un
crédito correspondiente al giro ordinario de la demandante, lo que se ve

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

corroborado por el hecho de que aquella sociedad recibió el pago sin reparo
alguno de su parte”.
b) La administración conferida a uno o más socios de una sociedad colectiva, “es
un mandato de acuerdo a lo dispuesto en los artículo 2071 y siguientes del Código
Civil aplicable a las sociedades de responsabilidad limitada en virtud de lo
dispuesto en el artículo 4º de la Ley 3.918; y como tal mandato, confiere
naturalmente al mandatario el poder de efectuar los actos de administración, como
son, entre otros, cobrar los créditos del mandante que pertenezcan al giro
administrativo ordinario”.

4) Corte Suprema, 21 de abril de 1986: “Banco de Chile con Inmobiliaria


Collico Limitada”
Gaceta Jurídica, Nº 70, p. 28-30.

Doctrina:
Los socios administradores actúan de forma individual, salvo que en el pacto
social, inequívocamente se diga que deban actuar conjuntamente, lo que no
ocurrió en la especie.

Caso:
El Banco de Chile interpuso una demanda ejecutiva en contra de la sociedad
Inmobiliaria Collico Limitada, representada por don Gastón Da Bove Agüero,
señalando haber suscrito un contrato de préstamo con dicha sociedad. Para
facilitar el pago de la deuda, el representante de la mencionada sociedad, firmó
ante notario un pagaré por $ 75.794.127, el cual no fue pagado oportunamente.

La sociedad ejecutada se defendió oponiendo las excepciones de falta de


requisitos legales del título ejecutivo y nulidad de la obligación. Don Gastón Da
Bove al firmar el pagaré a la vista y el respectivo contrato de préstamo bancario,
en representación de la sociedad, no se encontraba habilitado para hacerlo. Al
respecto, la cláusula cuarta del pacto social establece que la administración y el
uso de la firma social corresponderán a los socios don Gastón Da Bove A. y don
Aldo Da Bove A., lo cual implica que les corresponde en forma conjunta a ambos.
En virtud de lo anterior, el pagaré es nulo porque fue suscrito sólo por uno de los
socios, debiendo manifestarse la voluntad social mediante una actuación conjunta.

La mencionada cláusula del pacto social señala lo siguiente “la administración y


uso de la razón social corresponderá a los socios don Gastón Da Bove Agüero y
don Aldo Da Bove Agüero, quienes actuando por la sociedad y anteponiendo la
razón social a su firma, la representarán con las más amplias facultades, pudiendo
obligarla en toda clase de actos...”. El Supremo Tribunal interpretó esta
estipulación en el siguiente sentido “no fue la intención de las partes que los dos
socios designados debían usar de la razón y firma social conjuntamente, pues
sobre el particular debe tenerse presente que en principio y salvo pacto en
contrario, conforme a los artículos 2071 del Código Civil y 385 y siguientes del
Código de Comercio, la gestión de los negocios sociales está encargada a los
administradores los cuales son todos los socios y cada uno de ellos administra

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

independientemente, de lo cual se sigue que cuando se delega esta facultad en


dos o más socios quiere decir únicamente que los otros quedan excluidos de la
gestión de los negocios como por lo demás lo señala el artículo 392 del Código del
Ramo, pero no que los socios administradores deban actuar en forma conjunta,
salvo que inequívocamente así se diga, lo que no ocurre en la especie”.

Además, la Corte infirió de otros actos que se probaron durante el proceso, que la
aplicación práctica que las partes dieron a la cláusula de administración y uso de
la razón social, fue que el socio Gastón Da Bove obligaba válidamente a la
sociedad. Por ejemplo: solicitó en representación de la sociedad la apertura de
una cuenta corriente, registró su firma y firmó los cheques, dos de los cuales
fueron cobrados por su consocio don Aldo Da Bove, además de pedir el crédito.

5) Corte de Apelaciones de Santiago, 2 de junio de 2000: “Schipmann


Holvigue, Eduardo con Inversiones Otoñal Ltda.”
Gaceta Jurídica Nº 240, pp. 89-91.

Doctrina:
No corresponde la aplicación del art. 2144 del Código Civil, que se refiere a los
impedimentos legales del mandatario para comprar por sí o por interposita
persona las cosas que el mandante ha ordenado vender, al caso del socio
administrador exclusivo de una sociedad de responsabilidad limitada que,
facultado para vender toda clase de bienes inmuebles –actividad incluida dentro
del giro social- compra para sí inmuebles sociales, en ejercicio de atribuciones
estatutarias que no emanan de un contrato de mandato celebrado entre la
sociedad y el administrador.

Atendida su condición de socio administrador y no de mandatario, y el hecho de


tratarse de especies de una persona jurídica distinta del representante, no se ha
requerido aprobación del mandante, por lo cual las enajenaciones no adolecen del
vicio de nulidad que se les imputa.

Caso:
Don Eduardo Schipmann Holvigue, actuando en representación de don Luis
Herrera Millacura y doña María Elba Farías Rojas, interpuso una demanda en
juicio declarativo contra de don Javier Zulaica Arrizabalaga, tanto en su calidad de
persona natural como de representante legal de la Sociedad Inversiones El Otoñal
Ltda. a fin de que el Tribunal declarara la nulidad absoluta de las escrituras
públicas de compraventa de los inmuebles individualizados en autos, y en virtud
de lo anterior, ordenare la cancelación de las inscripciones de dominio a que
dieron lugar dichas escrituras de compraventa. El actor funda la demanda en la
falta de capacidad del mandatario interviniente para autocontratar.

En efecto, don Javier Zulaica Arrizabalaga, en su calidad de representante legal


de la Sociedad Inversiones El Otoñal Ltda., celebró un contrato de compraventa
respecto de unos inmuebles pertenecientes a la sociedad, los cuales adquirió para
sí.

05/03/2011 103
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

El demandado fundamentó su defensa en que la actora confunde la causa de


pedir con el objeto de la demanda, suponiendo que aquella se basa en una
eventual falta de capacidad de la vendedora, cuando en realidad lo que alega es la
incapacidad del mandatario para autocontratar.

En virtud de las escrituras de constitución de la Sociedad Inversiones El Otoñal


Ltda. y de cesión de derechos y modificación de dicha sociedad, don Javier
Zulaica A. era socio mayoritario y administrador exclusivo de esta sociedad
comercial de responsabilidad limitada y que detentaba, según la escritura de
modificación de la sociedad, las mismas facultades que se le otorgaban a los
socios administradores en la escritura primitiva de constitución, entre las que se
mencionaba las de comprar y vender toda clase de bienes muebles o inmuebles,
actividades que formaban parte, entre otras, de los objetivos sociales. Sólo puede
concluirse que la facultad de enajenar emana de su condición de socio
administrador”. En consecuencia, la enajenación de los inmuebles se efectuó en
ejercicio de las atribuciones que el “contrato social le otorgaba a través de sus
estatutos y no emanaban de un contrato de mandato celebrado entre la sociedad y
el administrador, de suerte que no corresponde aplicar a la situación de que se
trata, las normas relativas a aquel instituto y en particular el art. 2144 del Código
Civil, que se refiere a los impedimentos legales del mandatario para comprar por sí
o por interpuesta persona las cosas que el mandante ha ordenado vender.”

La sentencia agrega en su segundo considerando que, tampoco es posible aplicar


al caso sub lite las normas ya mencionadas, respecto al demandado que si bien
compra para sí los inmuebles de dominio de la sociedad, se trata de especies de
una persona jurídica diferente en cuya representación actúa como socio
administrador estando facultado para ello y no como mandatario de la misma. En
consecuencia, no requiere de la aprobación del mandante. Por lo tanto, las
transferencias de dominio efectuadas a través de contratos de compraventa
celebrados entre la Sociedad Inversiones El Otoñal Ltda. y don Javier Arrizabalaga
no adolecen de vicio de nulidad que afecte su validez.

8.4 Embargabilidad de derechos sociales.

Nos remitimos a lo señalado al respecto en la página 26 de este texto.

Jurisprudencia:

1) Corte de Apelaciones de Arica, 1º de octubre de 1986.


Gaceta Jurídica, Nº 76, pp. 26-27.

Doctrina:
Las disposiciones del Código Civil, únicamente permiten a los acreedores
embargar las asignaciones que se hagan a su deudor por concepto de beneficios
sociales, aportes o acciones, sin que se encuentren autorizados para retener los
derechos del socio en la compañía.

05/03/2011 104
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

Caso:
Se inició un juicio ejecutivo en contra de don Alberto Koch, quien era socio de una
sociedad de responsabilidad limitada denominada “Inversiones Arica Limitada”.
Durante el curso de la ejecución, se planteó el dilema de determinar si los
derechos del socio ejecutado eran susceptibles de ser embargados y
posteriormente realizados para el pago de la deuda. Los estatutos de la sociedad
“Inversiones Arica Limitada”, nada prescriben al respecto. Para dilucidar el asunto,
la Corte de Apelaciones de Arica, resolvió que era necesario remitirse a las
disposiciones del Código Civil y de Comercio que versan sobre el asunto, en virtud
de lo previsto en la cláusula primera de la escritura social y lo dispuesto en el
artículo 4, inciso segundo de la Ley Nº 3.918.

Al respecto, el inciso 3º del artículo 2096 del Código Civil expresa que los
acreedores de un socio “podrán también pedir que se embarguen a su favor las
asignaciones que se hagan al deudor por cuenta de los beneficios sociales o de
sus aportes o acciones”. Este último precepto es atinente, pues “únicamente
permite a los acreedores embargar las asignaciones que se hagan a su deudor
por concepto de beneficios sociales, aportes o acciones, sin que se encuentren
autorizados para retener los derechos del socio en la compañía; esto como
resultado de la estructura de la sociedad colectiva civil, cuyo artículo 2088
establece que “ningún socio, aun ejerciendo las más amplias facultades
administrativas puede incorporar a un tercero en la sociedad sin el consentimiento
de sus consocios”.

Que en atención al carácter civil de la sociedad, es menester ajustarse al mandato


del Código Civil, pero aún recurriendo al Código de Comercio, la solución es
análoga, pues el artículo 380 de este último señala “los acreedores personales de
un socio no podrán embargar durante la sociedad el aporte que éste hubiere
introducido; pero les será permitido solicitar la retención de la parte de interés que
en ella tuviere para percibirla al tiempo de la división social”, a su vez, el artículo
404 Nº 3 dispone que “se prohíbe a los socios en particular: 3º Ceder a cualquier
título su interés en la sociedad y hacerse sustituir en el desempeño de sus
funciones que le correspondan en la administración. La cesión o sustitución sin
previa autorización de todos los socios es nula”.

Que al tenor de las normas transcritas, en la sociedad colectiva mercantil, “los


acreedores del socio pueden retener el interés de éste en el patrimonio de la
compañía, a condición de esperar la división social para hacerlo efectivo; esto
también como corolario, que el socio no puede ceder su cuota a terceros, por su
voluntad o albedrío; sin embargo, en la especie, prevalecen las reglas del Código
Civil, atendida la índole de la compañía del socio ejecutado.”

2) Corte de Apelaciones de Santiago, 10 de Enero de 2008: “Sergio Fabián


Contreras Saavedra con Mario Paredes Gaete”

Doctrina:

05/03/2011 105
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

Las sociedades comerciales de responsabilidad limitada, al igual que las


colectivas comerciales, son sociedades de personas, porque se forman “intuito
personae”, por las responsabilidades que la ley establece. El Código de Comercio
prohíbe a los socios ceder a cualquier título su interés en la sociedad y hacerse
sustituir en el desempeño de las funciones que le correspondan en la
administración, teniendo como sanción la cesión o sustitución sin previa
autorización de todos los socios la nulidad, razón por la cual se concluye que los
actos relacionados con la administración de la sociedad son actos personalísimos
(considerando 9º).

Por lo anterior, y considerando que los artículos 1618 Nº 9 del Código Civil y 445
Nº 15 del Código de Procedimiento Civil disponen que no son embargables los
derechos cuyo ejercicio es enteramente personal, no se ajusta a derecho el
embargo de los bienes sociales del ejecutado en la sociedad de responsabilidad
limitada, debiendo quedar excluidos de aquél (considerandos 10º y 11º).

En las sociedades de personas, como son intuito personae, no es indiferente para


un socio la persona del otro socio, resulta imposible introducir, aunque sea la
fuerza emanada de los tribunales, a un tercero a una sociedad por la vía del
embargo y posterior remate de sus derechos en la sociedad, pues al ser
personalísimos son inembargables (considerando 12º).

El acreedor personal de un socio únicamente puede, durante la vigencia de la


sociedad, solicitar una medida cautelar de retención de la parte de interés que
dicho socio tuviere en la sociedad para percibirla al tiempo de la división social,
una vez extinguida la sociedad (considerando 13º).

Caso:
La sociedad Campos de Angostura Limitada se constituyó por escritura pública de
fecha 31 de enero de 1996, ante el Notario de Santiago, don Humberto Quezada
Moreno, por los señores Mario Paredes Gaete, Rodrigo Paredes Jiménez y César
Serani Martelli. Esta sociedad fue inscrita a fojas 4.661 Nº 3.805 del Registro de
Comercio de Santiago correspondiente al año 1996. Don Mario Paredes Gaete
tenía una participación en la sociedad equivalente al 90% de los derechos sociales
y además era su socio administrador.

Por otra parte, y a título personal don Mario Paredes Gatica contrajo deudas para
con don Sergio Fabian Contreras Saavedra por la suma de $181.051.200.

Es del caso que don Mario Paredes Gatica no pagó a don Sergio Fabian
Contreras Saavedra la antedicha deuda, razón por cual este último en el año 2001
inició un juicio de cumplimiento de obligación de dar en contra del primero. En
dicho juicio, el deudor fue debidamente emplazado, requerido de pago y trabado el
embargo sobre bienes de su propiedad entre ellos los derechos sociales de los
cuales don Mario Paredes Gaete era titular en la sociedad Campos de Angostura
Limitada. (Estos derechos fueron rematados más adelante en el mismo
procedimiento).

05/03/2011 106
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

En dicho procedimiento, el deudor, haciendo uso del derecho consagrado en el


inciso segundo del artículo 519 del Código de Procedimiento Civil, solicitó que se
excluyeran del embargo los derechos sociales por ser estos inembargables, a lo
que el Tribunal de Primera instancia no accedió por estimar que la realización de
los bienes de que se trata no recae en el aporte efectuado en su oportunidad en la
Sociedad sino que sobre sus derechos sociales y por otra que estos no se
encuentran entre aquellos inembargables que figuran en el artículo 445 del Código
de Procedimiento Civil.

Esta resolución fue objeto de un recurso de apelación por parte del ejecutado que
ha motivado el primer ingreso de estos autos acumulados (lo resuelto a propósito
del segundo ingreso, será tratado en el caso siguiente de este apunte). Al respecto
la Corte de Apelaciones de Santiago señaló que las sociedades comerciales de
responsabilidad limitada, al igual que las colectivas comerciales, son sociedades
de personas, porque se forman “intuito personae”, por las responsabilidades que
la ley establece. Por lo anterior, y considerando que los artículos 1618 Nº 9 del
Código Civil y 445 Nº 15 del Código de Procedimiento Civil disponen que no son
embargables los derechos cuyo ejercicio es enteramente personal, no se ajusta a
derecho el embargo de los bienes sociales del ejecutado en la sociedad de
responsabilidad limitada, debiendo quedar excluidos de aquél (considerandos 9°,
10º y 11º). Por otra parte, la Corte también señala que en las sociedades de
personas, como son intuito personae, no es indiferente para un socio la persona
del otro socio, resulta imposible introducir, aunque sea la fuerza emanada de los
tribunales, a un tercero a una sociedad por la vía del embargo y posterior remate
de sus derechos en la sociedad, pues al ser personalísimos son inembargables
(considerando 12º). Y agrega que el acreedor personal de un socio únicamente
puede, durante la vigencia de la sociedad, solicitar una medida cautelar de
retención de la parte de interés que dicho socio tuviere en la sociedad para
percibirla al tiempo de la división social, una vez extinguida la sociedad
(considerando 13º).
En virtud de lo anterior la Corte resolvió excluir del embargo los derechos que el
ejecutado señor Mario Paredes Gaete tiene respecto de la sociedad Inmobiliaria
Campos de Angostura Limitada, dejando en consecuencia, sin efecto el remate de
los referidos derechos sociales, practicado el día 7 de diciembre de 2006.

3) Corte de Apelaciones de Santiago, 09 de Mayo de 2008: “Sergio Fabián


Contreras Saavedra con Mario Paredes Gaete”

Doctrina:
Corresponde excluir del embargo los derechos sociales del socio ejecutado en una
sociedad de responsabilidad limitada, puesto que son derechos de carácter
personalísimo. En efecto, en las sociedades de personas su contrato de formación
se caracteriza por ser “intuito personae”, quedando prohibido para sus socios
ceder su interés en la sociedad o hacerse sustituir en la administración, y si lo
hacen, deben contar con la autorización de todos los socios, pues de no ser así la
cesión o la sustitución adolecerán de nulidad, por lo que si fueran embargable sus

05/03/2011 107
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

derechos sociales en ese tipo de sociedades se les estaría colocando en la


situación de poder ser subastados, permitiendo la incorporación de un tercero
extraño, el adjudicatario, a la sociedad, sin el acuerdo de los otros socios. En este
mismo sentido, los artículos 1618 del Código Civil y 445 del Código de
Procedimiento Civil disponen que son inembargables los derechos cuyo ejercicio
es enteramente personal (considerandos 1º a 7º).

Caso:
Don Mario Paredes Gaete era titular de derechos sociales en la sociedad
denominada Sociedad Constructora e Inversiones Marga Marga Limitada.

Por otra parte, tal y como se señaló en el Caso N° 1, a título personal don Mario
Paredes Gatica contrajo deudas para con don Sergio Fabian Contreras Saavedra
por la suma de $181.051.200.

Es del caso que don Mario Paredes Gatica no pagó a don Sergio Fabian
Contreras Saavedra la antedicha deuda, razón por cual este último en el año 2001
inició un juicio de cumplimiento de obligación de dar en contra del primero. En
dicho juicio, el deudor fue debidamente emplazado, requerido de pago y trabado el
embargo sobre bienes de su propiedad entre ellos los derechos sociales de los
cuales don Mario Paredes Gaete era titular en la sociedad denominada Sociedad
Constructora e Inversiones Marga Marga Limitada.

En dicho procedimiento, el deudor, haciendo uso del derecho consagrado en el


inciso segundo del artículo 519 del Código de Procedimiento Civil, solicitó que se
excluyeran del embargo los derechos sociales por ser estos inembargables, a lo
que el Tribunal de Primera instancia no accedió por las mismas razones ya
expresadas en el caso N°1.

Esta resolución fue objeto de un recurso de apelación por parte del ejecutado que
ha motivado el segundo ingreso de estos autos acumulados. Al respecto la Corte
de Apelaciones de Santiago señaló que las sociedades de responsabilidad
limitada están regidas por la Ley Nº 3.918 y en lo no reglado en ella, por los
artículos 349 a 423 del Código de Comercio; siendo dable consignar que el
artículo 404 de este último estatuto dispone, en su Nº 3, que se prohíbe a los
socios ceder a cualquier título su interés en la sociedad y hacerse sustituir en el
desempeño de las funciones que le correspondan en la administración, y que la
cesión o sustitución sin previa autorización de todos los socios es nula,
conteniéndose similar regla en el artículo 380 de ese Código. Lo anterior corrobora
el carácter personalísimo que corresponde al derecho social en referencia. Señala
además que, los artículos 1618 del Código Civil y 445 del Código de
Procedimiento Civil, disponen que son inembargables los derechos cuyo ejercicio
es enteramente personal. Por lo anterior, la Corte resolvió que no procede
disponer el embargo de los derechos sociales del socio ejecutado en la compañía
de que se trata, por lo que debió accederse a su solicitud de excluir ese bien de
esa cautelar, motivo por el cual se revocará en lo pertinente la resolución en
alzada, debiendo además alzarse el embargo trabado sobre tales derechos.

05/03/2011 108
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

8.5 Responsabilidad de los socios.

En este tipo social, la responsabilidad personal de cada uno de los socios está
limitada al monto de sus aportes, o a la suma que a más de estos se indique. A
falta de declaración expresa, la responsabilidad de los socios está limitada al
monto de los respectivos aportes. De esta forma, los socios de una sociedad de
son irresponsables de las deudas sociales. En definitiva, la limitación de
responsabilidad no dice relación con las obligaciones de la sociedad (la que
responderá de ellas con todo el patrimonio social), sino que se refiere a la
responsabilidad de los socios, los que sólo serán responsables de su aporte. De
este modo, la responsabilidad del socio consiste en enterar su aporte al capital
social, por lo que si éste ya pagó su aporte no tendrá que responder en las
obligaciones de la sociedad.

Jurisprudencia:

1) Corte de Apelaciones de Santiago, 8 de septiembre de 1978.


Gaceta Jurídica, Nº 17, p. 12.

Doctrina:
Siendo claro que el ejecutado es una sociedad de responsabilidad limitada las
responsabilidades pecuniarias derivadas de las obligaciones contraídas por la
sociedad de esa naturaleza, sólo han podido hacerse efectivas sobre los bienes
de dicha persona jurídica.

Caso:
Siendo claro que el ejecutado es una sociedad de responsabilidad limitada las
responsabilidades pecuniarias derivadas de las obligaciones contraídas por la
sociedad de esa naturaleza, sólo han podido hacerse efectivas sobre los bienes
de dicha persona jurídica y, si bien es cierto que los socios responden hasta el
monto de sus aportes, en el juicio no se ha demandado también personalmente a
los socios para hacer valer tal responsabilidad.

Dados los términos en que ha quedado encuadrada la relación procesal en el


juicio de que se trata, el juez no ha podido legalmente decretar el embargo
respecto de las especies que “el deudor posee en su domicilio particular” cuya
ubicación se le indicó, distinta de aquella que se había señalado como sede de la
sociedad, ya que por la circunstancia no era concebible jurídicamente la existencia
de un “domicilio particular” respecto de una sociedad, es obvio que tal diligencia se
ha pretendido hacerla extensiva a las especies pertenecientes al representante de
la sociedad en su calidad de particular, en circunstancias que éste no figura en la
causa como ejecutado. Tal pretensión ha quedado en evidencia al haber recaído
el embargo sobre especies que manifiestamente no corresponden a las que son
propias del giro o actividad de la sociedad ejecutada.

05/03/2011 109
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

2) Corte Suprema, 6 de Abril de 2009: “Piñera Echenique, José M. con


Santana Sepúlveda, Mauricio y otras”

Doctrina:
La sociedad de responsabilidad limitada es una sociedad de personas en la cual la
responsabilidad personal de cada uno de los socios está limitada al monto de sus
aportes, o a la suma que a más de estos se indique. A falta de declaración
expresa, la responsabilidad de los socios está limitada al monto de los respectivos
aportes. En definitiva, la limitación de responsabilidad no dice relación con las
obligaciones de la sociedad (la que responderá de ellas con todo el patrimonio
social), sino que se refiere a la responsabilidad de los socios, los que sólo serán
responsables de su aporte. De este modo, la responsabilidad del socio consiste en
enterar su aporte al capital social, por lo que si éste ya pagó su aporte no tendrá
que responder en las obligaciones de la sociedad.

Caso:
Don José Miguel Carlos Piñera Echeñique dedujo demanda de tercería de
posesión en contra de don Mauricio Andrés Santana Sepúlveda y de la Sociedad
Miguel y Miguelo`s Pub Ltda., representada por don Andrés Michel Vidal Villalón, a
fin que se acoja su demanda de tercería de posesión respecto del vehículo marca
Nissan, Modelo Pathfinder Lux 3.5, automático, color gris oscuro, año 2003,
patente VK 5802-7, del cual es poseedor, y en definitiva se la acoja, alzando el
embargo que pesa sobre el mismo, con costas si hubiere oposición.

El tribunal de primer grado negó lugar a la referida demanda, sin costas, por
estimar que la parte vencida tuvo motivos plausibles para litigar. A su turno, la
Corte de Apelaciones de Santiago confirmó la decisión de primer grado.

En contra de esta última resolución, la parte demandante dedujo recurso de


casación en el fondo, por haber sido dictada, a su juicio, con infracciones de ley
que han influido en lo dispositivo de la sentencia, a fin que se la invalide y se dicte
la de reemplazo que detalla.

El tercerista funda su recurso en la infracción de lo dispuesto en los artículos 19 a


24 y 2053 del Código Civil, 2 y 4 de la Ley N° 3.91 8 y 19 N° 24 de la Constitución
Política de la República. Indica que conforme lo dispuesto en el artículo 2053 del
Código Civil, la sociedad forma una persona jurídica distinta de los socios
individualmente considerados, por lo que tiene un patrimonio distinto al de éstos.
Asimismo, del análisis de los artículos 2 y 4 de la Ley N° 3.918, los socios
arriesgan en la empresa social los bienes aportados. Si la sociedad tiene pérdidas,
pierden todo o parte de esos aportes, pero nunca son responsables frente a
terceros. Por ello, y conforme lo disponen los artículos 455 y 456 del Código de
Comercio, son directa y exclusivamente responsables de la entrega del valor sus
aportes, de manera que no responden frente a terceros por deudas sociales, por lo
que estos últimos tienen derecho de prenda para hacerlo efectivo sobre el
patrimonio de la sociedad y no sobre el patrimonio de los socios, aserto doctrinario
que ha sido ratificado por los tribunales superiores de justicia. Por ello, sostiene

05/03/2011 110
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

que queda en evidencia que no corresponde perseguir deudas contraídas por la


sociedad en bienes particulares del socio, como ha ocurrido en autos, ya que no
existe norma alguna en materia laboral que haga excepción a las disposiciones
antes descritas, que permitan embargar bienes personales de un socio de la
sociedad empleadora

Por todo lo anterior, sostiene que el manifiesto error en la aplicación de las normas
descritas implica a su vez una infracción al artículo 19 N° 24 de la Constitución
Política de la República, que establece el derecho de propiedad, ya que un
embargo sobre un bien particular de un socio, sin fundamento legal que lo
autorice, implica una abierta restricción al derecho de propiedad y a las facultades
que de él emanan, toda vez que su parte se ha visto impedido de disponer
libremente de él, sin perjuicio que, de mantenerse el embargo y proceder al
remate del bien, implicará en definitiva una usurpación de tal derecho. En
definitiva, expresa que el tribunal de segundo grado, al hacer suyos los
fundamentos de primera instancia, incurre además en infracción de las normas de
interpretación de las leyes, toda vez que el tribunal de primera instancia, en una
confusa cita a la historia de la Ley N° 3.918 ha om itido respetar su tenor literal,
que es claro, incurriendo en una rebuscada interpretación con el objeto de evitar
aplicar las normas en comento.

En su considerando cuarto, la Corte Suprema dispuso que, para resolver la


procedencia del recurso en análisis, es necesario tener en cuenta que, conforme
lo dispone expresamente el inciso final del artículo 2053 del Código Civil, las
sociedades constituyen una persona jurídica distinta de los socios individualmente
considerados, por lo que no es posible confundir el patrimonio social con el
patrimonio de cada uno de los socios.

A su turno, en el considerando quinto la Corte determinó que, asimismo, es


necesario tener en consideración que lo que distingue a la sociedad de
responsabilidad limitada, creada por la Ley N° 3.91 8 el año 1923, es precisamente
que la responsabilidad personal de los socios queda limitada a sus aportes, o a la
suma que a más de éstos se indique (artículo 2 de la ley citada). Una cuestión
diversa es la que ocurre en las sociedades colectivas, en que los socios son
responsables de todas las obligaciones legalmente contraídas bajo la razón social.
Por ello, resulta erróneo el autorizar la persecución del patrimonio personal de los
socios de una sociedad de responsabilidad limitada, empleadora en estos autos,
para responder de las obligaciones que la empresa contrajo con el trabajador
demandante.

En su considerando sexto la Corte Suprema dispuso que sobre la base de lo


concluido resulta que al desestimar la demanda, pretendiendo hacer efectiva la
responsabilidad patrimonial del empleador sobre bienes personales del socio, en
la sentencia impugnada se han infringido los artículos 2053 del Código Civil, así
como 2 y 4 de la ley 3.918, infracciones que constituyen los errores de derecho
denunciados en el recurso en análisis, además de las normas de hermenéutica
legal contenidas en los artículos 19 y 22 del primer cuerpo de leyes citado, al dar a

05/03/2011 111
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

las mencionadas disposiciones un alcance y sentido que ellas no tienen, y que han
influido sustancialmente en lo dispositivo del fallo impugnado por cuanto han
llevado a rechazar la tercería de posesión deducida.

Por lo anteriormente expuesto, la Corte Suprema acogió el recurso de casación en


el fondo y, en consecuencia, se invalidó la sentencia de alzada y se la reemplazó
por la que se dicta a continuación, sin nueva vista y separadamente. En dicha
sentencia de reemplazo la Corte Suprema acogió la tercería interpuesta, dejando
sin efecto el embargo dispuesto respecto del vehículo marca Nissan, Modelo
Pathfinder Lux 3.5, automático, color gris oscuro, año 2003, patente VK 5802-7,
que se encuentra inscrito a nombre del tercerista.

05/03/2011 112
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

9. LA SOCIEDAD ANONIMA

El artículo 1 de la Ley de Sociedades Anónimas define a ésta como “una persona


jurídica formada por la reunión de un fondo común, suministrado por accionistas
responsables solo por sus respectivos aportes y administrada por un directorio
integrado por miembros esencialmente revocables”.

Las principales características de este tipo de sociedades son las siguientes: es


una sociedad de capital; los socios no responden de las obligaciones sociales sino
solo de sus aportes; su administración está entregada por ley a un órgano
colegiado; es solemne.

Las sociedades anónimas pueden ser de tres tipos: abiertas, especiales y


cerradas, estando las dos primeras sometidas a la fiscalización de la
Superintendencia de Valores y Seguros.

9.1 Constitución

Las formalidades que exigen los artículos 3, 4 y 5 de la Ley de Sociedades


Anónimas para la constitución de las mismas son: escritura pública con las
menciones del artículo 4°, la inscripción de su ext racto en el Registro de Comercio
del domicilio social y su publicación en el Diario Oficial dentro de 60 días desde la
escritura de constitución.

Bibliografía:

A) PRADO PUGA, Arturo: Alcance del Art. 43, Nº 1 de la Ley de Quiebras en


Relación con la Sociedad Anónima, Gaceta Jurídica, Nº 125, 1990, pp. 7-15.
B) SANDOVAL LÓPEZ, Ricardo: Acerca del Objeto en la Sociedad Anónima,
Revista de Derecho Universidad de Concepción, Nº 179, 1986, pp. 75-82.
C) PUELMA ACCORSI, Álvaro: Sociedades, Tomo II, Tercera edición
actualizada y aumentada, Editorial Jurídica de Chile, pp. 487 – 501.

9.2 Las Acciones

El capital de una S.A. debe ser fijado de forma precisa en los estatutos y solo
puede ser aumentado o disminuido por reforma a los estatutos. Conforme al
artículo 11 de la Ley, el capital se divide en acciones de igual valor.

La mayoría de la doctrina señala que existen tres conceptos para el término


acción: (i) la acción como un documento, un título de crédito que representa los
derechos de los accionistas; (ii) la acción como una parte alícuota del capital de la
sociedad; (iii) la acción como fuente de derechos.

A su vez las acciones se clasifican en: (i) pagadas y suscritas, no pagadas; (ii)
acciones ordinarias o preferentes; (iii) acciones con o sin valor nominal; (iv)

05/03/2011 113
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

acciones con o sin derecho a voto; y (v) acciones de pago o acciones liberadas de
pago.

Las acciones son nominativas y su suscripción debe constar por escrito en la


forma que indica el Reglamento de Sociedades Anónimas.

Bibliografía:

A) ALCALDE RODRÍGUEZ, Enrique: Los Convenios sobre el Voto y las


Limitaciones a la Transferencia de Acciones en la Sociedad Anónima: Otra
Vuelta de Tuerca a la Autonomía Privada, Revista Chilena de Derecho,
Volumen 30 Nº 1, 2003, pp. 113-128.
B) LÓPEZ SANTA MARÍA, Jorge: Informe en Derecho sobre Compra de
Acciones por el Albacea de la Sucesión Vendedora, Revista de Derecho
Universidad Católica de Valparaíso, Volumen 8, 1984, pp. 129-141.
C) LÓPEZ SANTA MARÍA, Jorge: Sociedad Anónima. Prohibición de Enajenar
las Acciones frente al Principio de la Libre Transmisibilidad de Ellas. Sistema
de Acciones “Serie B”. Es un Sistema de Fideicomisos o es Ilegal y Debe
Suprimirse (Informe en Derecho), Revista de Derecho Universidad Católica
de Valparaíso, Volumen 3, 1979, pp. 115-134.
D) LUCO ILLANES, Nicolás: Protección a los accionistas minoritarios frente a la
toma de control de una sociedad anónima abierta, Revista Chilena de
Derecho, Volumen 22 Nº 3, 1995, pp. 417-438.
E) MARTÍN VERGARA, Carlos: En Torno a la Evolución Histórica de la
Problemática del Accionariado en la Sociedad Anónima, Revista de Derecho
Universidad Católica de Valparaíso, Volumen 7, 1983, pp. 127-149.
F) MARTÍN VERGARA, Carlos: Algunas Consideraciones sobre el Sistema
Clásico de Proteccionismo del Accionariado en la Gran Sociedad Anónima,
Revista de Derecho Universidad Católica de Valparaíso, Volumen 11, 1987,
pp. 29-51.
G) PUELMA ACCORSI, Álvaro: Sociedades, Tomo II, Tercera edición
actualizada y aumentada, Editorial Jurídica de Chile, pp. 538-559.

Jurisprudencia:

1) Corte Suprema, 7 de octubre de 1991: “Nortindal S.A. con González Pérez,


Jesús”
Fallos del Mes, Año 1991, Nº 395, p. 534 - 539, sent. 8.

Doctrina:
Constituye omisión ilegal la negativa del gerente general de una sociedad anónima
cerrada a inscribir un traspaso de acciones, aduciendo pretextos varios que la ley
no contempla, con lo que desconoce el derecho de propiedad del comprador
recurrente de protección y la obligación legal de inscribir la transferencia sin más
trámite.

05/03/2011 114
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

Consta de los antecedentes que el traspaso del caso fue firmado por el vendedor y
por el comprador, por dos testigos y por un notario, quien además de autorizar las
firmas, dejó testimonio del poder con que actuaba la persona que aparece como
representante del vendedor. En consecuencia, se puede dejar establecido que en
el aludido traspaso se cumplieron las formalidades exigidas por la ley 18.046 en su
artículo 12 y en los artículos 15 y 16 de su reglamento.

Caso:
Con fecha 24 de junio de 1991 don Prudencio Santa Cruz, vendió a Nortindal S.A.
54.000 acciones de que era dueño en la sociedad Pesquera Iber-Chile S.A.,
firmando ambas partes el documento llamado traspaso de acciones, el que fue
suscrito ante Notario Público.

Dicho traspaso fue entregado el 25 de junio de 1991 en las oficinas de la sociedad


para los efectos del registro respectivo, pero en carta recibida el 10 de julio del
mismo año dirigida a Nortindal S.A., el Sr. González, gerente general de la
sociedad Pesquera Iber-Chile S.A., se negó a inscribir las acciones, aduciendo
que no se habría cumplido en la transferencia los requisitos del artículo 7º de los
estatutos sociales.

Por lo anterior, Nortindal S.A. recurrió de protección en contra del gerente general
de la sociedad Pesquera Iber-Chile S.A., por afectar su legítimo derecho de
propiedad sobre dichas acciones

Según los recurrentes, esta actitud del Gerente General contraviene el artículo 12
de la Ley Nº 18.046, el cual señala que no puede la sociedad pronunciarse sobre
la transferencia de las acciones, estando obligado a inscribir sin más trámite los
traspasos que se le presenten.

Al respecto, la Corte expresó, que el sistema en materia de registro de traspaso de


acciones que existía en el D. F. L. 251 de 1931 es diferente al de la ley en
vigencia: la Nº 18.046, en virtud de la cual la sociedad no puede pronunciarse, no
puede emitir opinión sobre la transferencia que se le presenta. Aún más, el artículo
17 del Reglamento de la ley dispone que la inscripción se practicará dentro de las
24 horas siguientes de habérsele presentado el traspaso de acciones para su
inscripción.

El recurrido sostuvo que inscribir el traspaso de acciones no constándole su


ofrecimiento previo a los demás accionistas, representa para él un acto contrario a
los estatutos; pero la verdad es que no inscribir el traspaso de acciones efectuado
con las formalidades requeridas constituye una seria infracción a la ley, y el hecho
de que una infracción a los estatutos deba ser resuelta por árbitro designado o por
la justicia ordinaria, no es razón suficiente para negar la inscripción de la
transferencia de acciones que la ley impone, sin más trámite y, además, la obliga
a no pronunciarse sobre dicha transferencia.

05/03/2011 115
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

Por lo antes expresado, la Corte Suprema acogió el recurso de protección,


estimando que el Sr. González Pérez, incurrió en una omisión ilegal que vulnera la
garantía constitucional del Nº 24 del artículo 19 de la Constitución Política de la
República, puesto que se ha negado a registrar el traspaso de acciones
compradas por un accionista a otro aduciendo pretextos varios que la ley no
contempla, con lo que desconoce el derecho de propiedad del recurrente.

2) Corte Suprema, 27 de noviembre de 1991: “Doña Javiera Inversiones S.A.


con Bolsa de Comercio de Santiago, Bolsa de Valores”
Fallos del Mes, Año 1991, Nº 396, p. 630 - 637, sent. 6.

Doctrina:
Puestos en el lugar de examinar los requisitos y exigencias legales del traspaso de
acciones, se estima que en la especie procede rechazar la inscripción porque el
acto de registro es un acto jurídico causal que, por lo mismo, atiende a la causa o
motivo, o lo que conocemos por título o antecedente de la adquisición. Por lo
mismo, la causa que ha de examinarse y calificarse, debe consistir en un acto
válido y legítimo. Si se invoca una compraventa o cesión de derechos, el vendedor
o cedente debe ser dueño o actuar alguien por éste con facultades suficientes. Si
el dueño es una sociedad, deberá estar vigente y no disuelta, como sucede en
este caso. Si fuera una comunidad, deberán obrar por sí o por representante todos
y cada uno de los comuneros. Por último, este acto jurídico causal se opone al
negocio abstracto, que hace abstracción de la causa y que por tanto se basta a sí
mismo. El llamado “traspaso de acciones” por tanto, no se basta a sí mismo.

Al atenderse a la causa, título o antecedente se pone en juego el principio registral


denominado de la calificación y que puede definirse como la función jurídica
determinativa de la inscripción y su contenido, o bien su reprobación o rechazo.
Por lo tanto, la legalidad de la inscripción convierte a los funcionarios que registran
en intérpretes autorizados u autónomos de las leyes. Ello se debe a que el registro
es algo más que una mera transcripción de contratos o una toma de razón de
derechos y alcanza a ser una declaración sumaria de propiedad u otro derecho, lo
cual conduce a la legitimación.

Caso:
Don Roger Buissone Yancy, en su calidad de gerente general de la sociedad
anónima Doña Javiera Inversiones S.A., recurrió de protección en contra de la
Bolsa de Comercio de Santiago, Bolsa de Valores, por infringir el artículo 12 de la
ley 18.046 y 15 y 16 del Reglamento de Sociedades Anónimas, pues el recurrente
adquirió de la sociedad Jaras y Edwards una acción de la Bolsa de Comercio por
el precio de $ 45.000.000, cumpliendo los requisitos legales, y esta entidad se ha
negado a inscribir, como lo ordenan esos preceptos, ese traspaso, con lo cual ha
privado a la sociedad Doña Javiera Inversiones S.A. del legítimo ejercicio de la
garantía asegurada en el Nº 23 del Art. 19 de la Constitución Política de la
República, esto es, de la facultad de adquirir el dominio pleno sobre una acción de
la Bolsa, a pesar de tener el justo título para acceder a ese dominio.

05/03/2011 116
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

La Bolsa de Comercio de Santiago sostuvo improcedente el recurso, porque no ha


existido ningún acto u omisión ilegal y arbitraria, ya que si bien existe la obligación
de inscribir sin más trámite los traspasos de acciones, siempre que ellos cumplan
los requisitos mínimos del reglamento, ello no le impide revisar y calificar si la
transferencia cumple con los requisitos de fondo, como es el de verificar si el
tradente es el dueño o poseedor de las acciones que transfiere, y no otra cosa es
lo que ella ha hecho al no proceder a la inscripción en este caso, en atención a
que los documentos acompañados, según afirma, acreditan que la sociedad Jaras
y Edwards estaba ya disuelta al tiempo de la cesión que se intentó inscribir por la
cesionaria.

La Corte de Apelaciones acogió el recurso de protección interpuesto por la


sociedad Jaras y Edwards y dicha resolución fue apelada ante la Corte Suprema.

La Corte Suprema estableció que en la especie se ha promovido una cuestión


relacionada con una rama autónoma del derecho conocida universalmente como
Derecho de los Registros. Al respecto, en la sociedad anónima existe el Registro
de Accionistas, el que publicita la división del capital en acciones, como también la
venta, cesión o traspaso de éstas, además de variados efectos jurídicos derivados
de contratos o bien de resoluciones judiciales, la inscripción que se práctica en
dicho registro es del tipo superlativo que se conoce con el nombre de constitutiva,
a diferencia de la llamada declarativa, de mucho menor mérito. Por tanto, ella
constituye el dominio y a la vez lo prueba por sí misma. Como consecuencia, y por
razones obvias, la responsabilidad en la decisión de inscribir es muy grande. A
mayor abundamiento, la prueba contra el registro es poco menos que imposible.

El punto planteado en el recurso de protección, como fundamento de trasgresión


de dominio y su ejercicio, es puramente de derecho y consiste en la correcta
interpretación que debe darse a las normas y principios que regulan el traspaso de
acciones. Mientras Javiera Inversiones S.A., como recurrente de protección,
sostiene que debe atenerse el intérprete a la literalidad de lo dispuesto en los
artículo 12 de la Ley sobre Sociedades Anónimas, y 15 y 16 del Reglamento
respectivo, camino que conduciría, según ella, a cursar sin mayor análisis y sin
más trámite el traspaso propuesto a la Bolsa de Comercio de Santiago, Bolsa de
Valores, está última estima que, en general, existe un deber de calificación del
título que se invoca.

La Corte entiende el acto de registro como un acto jurídico causal. Por tanto, el
llamado traspaso de acciones no se basta a sí mismo, por lo que la legalidad de la
inscripción convierte a los funcionarios que registran en intérpretes autorizados y
autónomos de las leyes. Ello se debe a que el registro es algo más que una mera
trascripción de contratos o toma de razón de derechos, y alcanza a ser una
declaración sumaria de propiedad u otro derecho, lo cual conduce a la
legitimación.

La Corte establece que el recurrente, erróneamente, pretendió negar las


atribuciones y derechos propios del registro de accionistas en su principal función

05/03/2011 117
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

de calificación, aduciendo que todo el procedimiento queda limitado al aspecto


meramente formal que abordan los artículos 15 y 16 del Reglamento. Y aun más,
afirma, que no podría decirse en términos tan absolutos, que el recién citado
artículo 15 atiende estrictamente sólo a lo formal, desde el momento que exige
cedente, y no es tal, en la especie, un representante de una sociedad disuelta que
obra como si estuviera vigente.

La Corte Suprema acoge la apelación al recurso de protección, y deja sin efecto la


resolución dictada por la Corte de Apelaciones de Santiago y ordenó a la Bolsa de
Comercio de Santiago, Bolsa de Valores, inscribir el traspaso de acciones,
rechazándose el recurso de protección interpuesto por “Doña Javiera Inversiones
S.A.”.

3) Corte de Apelaciones de Santiago, 5 de junio de 1990: “Rodríguez con


Espínoza”
Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo LXXXVII, II, pp. 119-122.

Doctrina:
Además de las normas especiales contempladas en la Ley Nº 18.046, a la
enajenación de acciones se pueden aplicar las normas de derecho común,
respecto de los efectos de las obligaciones. La inscripción de la compraventa de
acciones en el registro de accionistas, constituye una formalidad de dicho contrato.

Caso:
Don Juan Espínola Prieto celebró una convención con doña Nieves Rodríguez
Cañas, en virtud de la cual le transfirió a ésta 8.821 acciones de la serie A de la
Compañía de Acero del Pacífico, recibiendo el precio de la compraventa. Sin
embargo, el señor Espínola, con posterioridad al traspaso de las acciones, pero
antes de que la cesionaria inscribiera la cesión, enajenó las acciones a un tercero.
Este hecho motivó que la señora Rodríguez entablara una demanda en su contra,
por haberle privado de los valores y las utilidades producidas por dichas acciones
en esa época. En especial, la demandante reclamó la indemnización de los
perjuicios que sufrió por perder la posibilidad que tuvo de suscribir un aumento de
capital durante dicho período. El demandado alegó que el traspaso de acciones se
perfeccionó por la sola suscripción de la cesión de acciones y que hubo
negligencia por parte de la compradora en inscribir dicha compraventa en el
registro de accionistas.

La Corte de Apelaciones resolvió que el traspaso de acciones o cesión celebrada


entre las partes “constituye una compraventa de esos valores, contrato que la
compradora cumplió pagando el precio de dicha venta y que a su vez el vendedor
incumplió al impedir que ésta consolidare su título y obtuviera la posesión
definitiva de dichas acciones y poder disponer como dueña de ellas, mediante la
inscripción del traspaso de ellas”. Además de las normas contempladas por la Ley
de Sociedades Anónimas y su respectivo Reglamento, “no hay ningún
inconveniente en aplicar las disposiciones del derecho común, en cuanto éstas se
refieren a los efectos de las obligaciones, que impone el deber del vendedor,

05/03/2011 118
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

tratándose de una especie o cuerpo cierto, de entregar la cosa y además


conservarlas hasta que esta entrega se produzca”. Lo mismo sucede con las
obligaciones del vendedor relativas a la entrega o tradición de la cosa, en especial
lo referente al deber de soportar los costos que se hicieren para poner la cosa a
disposición del comprador, y la entrega inmediata después de la compraventa.

En la especie, el vendedor no cumplió con la obligación de entregar la cosa


vendida (las acciones), las que enajenó posteriormente a un tercero,
“aprovechando la circunstancia de que dicha cesión no aparecía inscrita en el
registro de accionistas, acto que no pudo realizar legalmente puesto que enajenó
especies que ya no le pertenecían y que se encontraban aún en su poder, por el
hecho de no haberse producido la inscripción en el registro, que le otorga a la
compañía emisora de dichas acciones la publicidad necesaria para saber quiénes
son los actuales titulares de las acciones que conforman su capital”.

Además, la Corte consideró no aplicable a favor del demandado el artículo 17 del


Reglamento de Sociedades Anónimas, el cual previene que la cesión de las
acciones producirá efectos respecto de la sociedad y de terceros desde que se
inscriban en el registro de accionistas, en vista del contrato de cesión y del título.
El demandado “como cedente, no puede ser considerado como tercero en esta
operación, sino como parte interesada y en estas condiciones le produjo efectos
dicho traspaso desde la fecha en que lo celebró y por lo tanto, de ésa época
responde por el incumplimiento de entregar las acciones que le impuso la
celebración del aludido contrato”.

Respecto a los perjuicios alegados por la demandante, en cuanto a la pérdida de


la oportunidad de suscribir el aumento de capital, el Tribunal consideró que no se
debe dar lugar a ellos, ya que la actora no logró acreditar que pudo estar en
condiciones de suscribir dichos aumentos mediante el pago de la emisión de
acciones nuevas.

En definitiva, la Corte revocó la sentencia de primera instancia dando ha lugar a la


demanda, sólo en cuanto el demandado deberá cumplir el contrato entregando
8.821 acciones serie A de la referida sociedad, más el pago de intereses
corrientes desde la notificación de la demanda hasta su pago.

9.3 Administración y representación de la sociedad anónima

El artículo 31 de la L.S.A. le encomienda al directorio de cada sociedad anónima


su administración, el cual puede ejercer dicha administración directamente o
mediante ejecutivos que establezca el mismo directorio.

Tanto el número de directores como la duración de éstos en sus cargos serán


determinados en los estatutos, con ciertas limitaciones establecidas en la L.S.A.,
distinguiendo si se trata de sociedades anónimas abiertas o cerradas.

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

Los directorios de las S.A. cerradas no podrá estar integrado por menos de tres
miembros, y los de las S.A. abiertas por menos de cinco, salvo en el caso que
deba designar director independiente y el comité del artículo 50 bis, caso en el
cual el mínimo es de siete directores.

Por su parte, la ley otorga el carácter de representante legal de la sociedad


anónima al directorio.

Bibliografía:

PUELMA ACCORSI, Álvaro: Sociedades, Tomo II, Tercera edición actualizada


y aumentada, Editorial Jurídica de Chile, pp. 596- .

Jurisprudencia:

1) Corte de Apelaciones de Santiago, 1 de julio de 1998: “Banco de Chile con


Agrícola Santa Fe S.A.”
Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo XCV, II, pp. 44-46.

Doctrina:
El directorio se encuentra facultado para conferir mandato judicial a nombre de la
sociedad. El acta constituye el mandato.

Caso:

Comparece el abogado señor Enrique Reyes Zurita en representación del Banco


de Chile señalando que su representada es dueña de pagaré suscrito a la orden
del Banco de Chile por Agrícola Santa Fe S.A., y dado la falta de pago del capital
e intereses acordados se ejerce el derecho de cobro del referido pagaré.

Durante el juicio ejecutivo, los representantes de la sociedad ejecutada


interpusieron, entre otras, la excepción del artículo 464 n° 2 CPC, esto es la falta
de personería o representación legal de quien comparece a nombre del
ejecutante. Señalan que el mandato judicial al señor Reyes no habría sido
otorgado con las solemnidades exigidas por la ley para los mismos, siendo
otorgado en una sesión de directorio a la cual no asistió el notario público.

En este fallo, la Corte Suprema señala que “el Directorio de una Sociedad
Anónima está plenamente facultado para conferir mandato judicial a un abogado
mediante acuerdo adoptado en sesión legalmente constituida”, por lo que si el
Acta respectiva se ha reducido a escritura pública, el mandato judicial así otorgado
en la persona del abogado cumple con los requisitos legales establecidos en el
artículo 6, inciso segundo del Código de Procedimiento Civil, esto es que el
mandato se haya otorgado por “escritura pública ante Notario”.

05/03/2011 120
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

Dado lo anterior, se rechazan las excepciones interpuestas por los demandados y


se ordena que se siga con la ejecución hasta el entero pago de las sumas
adeudadas con intereses penales, reajustas y costas de la causa.

2) Corte Suprema, 21 de octubre de 1993: “Banco de Chile con Sociedad


Pelegrino Cariola S.A.”
Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo XC, I, pp. 113-117.

Doctrina:
El directorio posee plenas facultades para conferir poder judicial por acuerdo
adoptado en sala legalmente constituida y debe reducirse a escritura pública. El
mandato conferido por el directorio de un banco no supone necesariamente la
precedencia y suscripción de la matriz por todos los directores.

Caso:
La Corte Suprema resolvió que “el directorio de un banco está facultado para
conferir mandato judicial a un abogado, a fin de que lo represente en juicio, puesto
que el directorio en cuanto órgano de la sociedad no puede actuar judicialmente y
que ello, atendido el hecho de que debe adoptarse, como acuerdo “en sala
legalmente constituida”, deberá hacerse en dos actos sucesivos llamados a
integrarse: el acuerdo de la sala y la reducción a escritura pública. Se trata, en
consecuencia, de un acto jurídico complejo, integrado por dos actos sucesivos
que, como se señala, se integran en función del otorgamiento del mandato,
delegando, de ese modo, la representación judicial del banco”.

La interpretación contraria llevaría al contrasentido de que, estando la


representación judicial de la sociedad radicada en el directorio, sin perjuicio de las
funciones propias del gerente, el directorio no podría ejercer una de sus funciones
relevantes, como es asumir la representación judicial de la sociedad habilitando al
efecto a un abogado.

En consecuencia, el hecho de que corresponda al gerente la representación de la


sociedad, no obsta para que el directorio la represente judicial y
extrajudicialmente. “La ley, en esta parte, ha dado a ambos órganos de la persona
jurídica, la facultad de ejercer esta representación, la cual, siendo esencialmente
delegable, puede radicarse en abogado habilitado para el ejercicio de la profesión
de abogado cuando ella se ejerce en el ámbito judicial”.

El directorio de una sociedad anónima “ejerce sus funciones por medio de


“acuerdos”, que expresan la “voluntad del órgano” por medio del cual la persona
jurídica se administra. Estos acuerdos deben consignarse en acta y sólo pueden
llevarse a efecto una vez que esta sea aprobada por el directorio”. Agrega el
Supremo Tribunal, “no se divisa de qué manera, ante esta normativa excepcional,
podría exigirse que para conferir mandato judicial deba el directorio de la sociedad
anónima, luego de adoptado el acuerdo, constituirse en pleno en una notaría para
suscribir una escritura pública correspondiente. Más aún, si tal ocurriera no estaría
los directores expresando la voluntad del “órgano”, sino individualmente la suya

05/03/2011 121
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

propia, puesto que el acuerdo habría sido adoptado en la respectiva sesión,


estando “en sala legalmente constituida”.

9.4 Responsabilidad de los directores

La responsabilidad en que incurre un director lo obliga a indemnizar de todo


perjuicio a quién sufrió el daño, que puede ser la sociedad, los accionistas o
terceros, o todos o alguno de ellos.

En el caso de actos dolosos o culposos cometidos por un director derivados de


falta de diligencia en el ejercicio de sus funciones, el artículo 41 de la L.S.A. limita
la responsabilidad del director solo respecto de la sociedad y sus accionistas,
excluyendo a terceros. Al efecto el artículo 41 de la L.S.A. señala que los
directores, deberán emplear en el ejercicio de sus funciones el cuidado y diligencia
que los hombres emplean ordinariamente en sus propios negocios, respondiendo
en consecuencia, a los menos, de culpa leve.

Por su parte, el artículo 45 de la L.S.A. establece ciertos casos en que se presume


la culpa de los directores.

Si bien existen normas especificas en materia de responsabilidad de los


directores, los artículos 133 y 133 bis de la L.S.A. ha establecido el régimen
general en materia de responsabilidad, estableciendo el referido artículo 133 que
la persona que infrinja dicha ley, su reglamento o en su caso, los estatutos
sociales o las normas que imparta la Superintendencia ocasionando daño a otro,
está obligada a la indemnización de perjuicios. Lo anterior es sin perjuicio de las
demás sanciones civiles, penales y administrativas que correspondan, señalando
además el citado artículo que los directores, gerentes y liquidadores que resulten
responsables, lo serán solidariamente entre sí y con la sociedad que administren,
de todas las indemnizaciones y demás sanciones civiles o pecuniarias derivadas
de la aplicación de las normas a que se refiere esta disposición. Por su parte el
artículo 133 bis otorga una acción directa a los accionistas para reclamar en
nombre de la sociedad las indemnizaciones que correspondan por los perjuicios
por ésta sufridos.

Bibliografía:

A) ALCALDE RODRÍGUEZ, Enrique: Relaciones entre el Interés Social y el


Interés Personal de los Directores de una Sociedad Anónima, Actualidad
Jurídica (Universidad del Desarrollo), Nº 5, 2002, PP.243-253.
B) GARCÍA MORALES, Pedro: Deberes de los Directores de Sociedades
Anónimas Bajo la Ley Nº 19.705, Un enfoque Comparado, Revista Chilena
de Derecho, Volumen 29 Nº 3, 2002, pp. 621-636.
C) PFEFFER URQUIAGA, Francisco: Nuevas Normas sobre Gobierno
Corporativo y Mayores Responsabilidades para los Directores de Sociedades
Anónimas, Revista Chilena de Derecho, Volumen 27 Nº 3, 2000, pp. 485-
499. ver también Gaceta Jurídica, Nº 244, 2000, pp. 7-23.

05/03/2011 122
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

D) PUELMA ACCORSI, Álvaro: Sociedades, Tomo II, Tercera edición


actualizada y aumentada, Editorial Jurídica de Chile, pp. 638-640.
E) RIOSECO ENRÍQUEZ, Gabriel: Responsabilidad de los Directores de
Sociedades Anónimas, Revista de Derecho Universidad de Concepción, Nº
178, 1985, pp. 107-112.
F) ROMERO SEGUEL, Alejandro – DÍAZ VILLALOBOS, José Ignacio: La
Acción de Responsabilidad Civil del Artículo 133 bis de la Ley de Sociedades
Anónimas, Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo XCIX, 2002, pp. 51-
65.

Jurisprudencia:

1) Corte Suprema, 7 de octubre de 1985: “Amparo deducido por Vargas S.,


Daniel y otros, en relación con querella caratulada Feria Persa de Valparaíso
S.A. con Vargas S., Daniel y otros”
Fallos del Mes, N° 323, p. 707 - 708.

Doctrina:
Los miembros del directorio de una sociedad, no obstante que sus estatutos no los
autorizan para recibir ninguna clase de estipendios, se pagaron las sumas de
dinero que la sentencia indica como remuneración, con lo que infringieron el art.
35 del Reglamento de Sociedades Anónimas, configurando con ello el delito de
apropiación indebida prevista en el art. 470 Nº 1 del Código Penal, en relación con
su art. 467 Nº 1.

Caso:
Edmundo Navarrete Malaw en su calidad de gerente de la Feria Persa de
Valparaíso S.A., se querelló en contra de dos accionistas de dicha sociedad, que
ejercieron el cargo de directores entre los años 1981 y 1982, época en que, con
infracción de los estatutos de la sociedad y sin autorización de la junta de
accionistas, procedieron a auto cancelarse diversas sumas de dinero en calidad
de remuneraciones, recibiendo cada uno de ellos entre $230.000, $155.000,
$150.000 y $90.000, no obstante que los estatutos no autorizaban a los miembros
del directorio para recibir ninguna clase de remuneraciones ni estipendios, por lo
que infringieron el artículo 38 del Reglamento de Sociedades Anónima, que
prescribe, que sólo procede remunerar a los directores cuando el estatuto así lo
establece.

En sentencia de primera instancia, la Jueza del Tercer Juzgado del Crimen de


Valparaíso dictó una orden de prisión en contra de los mencionados directores,
como autores del delito de apropiación indebida. Los querellados recurrieron de
amparo contra la resolución dictada por la jueza, esgrimiendo que no existe mérito
suficiente que justifique el auto de prisión dictado en su contra, por considerar que
los hechos de la causa no constituyen un delito y no cumplen con los requisitos del
274 del Código de Procedimiento Penal.

05/03/2011 123
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

Los amparados reconocieron haber sido directores durante los ejercicios 1981 y
1982, señalando que las sumas antes especificadas fueron remuneraciones por
labores particulares en la Feria Persa, pero que no fueron contratados por escrito
ni se contabilizaron estas sumas, por lo que atendida estas razones se rechazó el
balance presentado por el directorio.

La Corte Suprema declaró que la orden de prisión dictada en contra de los


amparados fue dictado por un juez facultado para ello, habiendo mérito suficiente
en un caso previsto por la ley, y guardándose las solemnidades legales, por lo que
desestimó el recurso de amparo.

2) Corte de Apelaciones de Santiago, 11 de octubre de 2000: “Pedro Félix de


Aguirre Lamas; César Hidalgo Calvo con Roberto Verdugo Gormaz; Pedro
Pizarro Baltz”

Doctrina:
En razón de que la quiebra se debió a un actuar negligente, los demandados
están obligados a indemnizar solidariamente a los accionistas minoritarios por la
pérdida del valor que representaban sus acciones.

Caso:

El asunto que se debatió en esta causa consistió, por una parte, en establecer si
los señores Roberto Verdugo Gormaz y Pedro Pizarro Baltz incurrieron en
conductas dolosas y/o culposas en la administración de la sociedad Pesquera
Santa Ana S.A., que en definitiva provocaron la quiebra de la referida sociedad
con el consiguiente perjuicio patrimonial para los accionistas minoritarios
demandantes Sres. Pedro Félix de Aguirre Lamas y César Hidalgo Calvo, que no
participaron en la administración de la empresa y, por otra, en determinar la
cuantía de los perjuicios sufridos por esos accionistas minoritarios.

Al respecto, los actores acompañaron los siguientes elementos de prueba:

A) Escritura de transacción y dación en pago de dos barcos, de fecha 18 de


diciembre de 1991 ante el Notario de Santiago don Víctor Manuel Correa
Valenzuela, que da cuenta del traspaso del dominio de los barcos Área Milla y
Canadelo de propiedad de Pesquera Santa Ana S.A. a la empresa Pesquera
Mar Antártico S.A., en pago de una deuda de $323.078.904, y de haberse
pagado 4.622,56 Unidades de Fomento por concepto de costas procesales y
personales. Este documento no fue objetado dentro del plazo de citación.

B) Escritura de resciliación de fecha 27/02/92 ante el Notario Benjamín García,


Suplente de don Aliro Veloso, por la que se dejó sin efecto la dación en pago
señalada en la letra A). Este documento no fue objetado dentro del plazo de
citación.

05/03/2011 124
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

C) Copia de la escritura pública de la Junta Extraordinaria de Accionistas N° 2,


de fecha 27 de mayo de 1992, de la que aparece que el Sr. Roberto Verdugo
Gormaz entregó los barcos Área Milla y Canadelo en pago a Pesquera Mar
Antártico S.A., sin autorización del Directorio de la empresa, toda vez que el
Presidente de ella Manuel Lagoa B. señaló en esa Junta que: nos hemos
encontrado con la ausencia de la propiedad de dos de los buques, Área Milla y
Canadelo, con un crédito hipotecario del Banco Santander sobre el buque
Brisca de US$1.000.000 y con una serie de deudas de acreedores por
cantidades importantes, y que la dación en pago indicada en la letra A) se
rescilió gracias a la gestión del criminalista Juan Pablo Hermosilla, que, por
encargo de los socios españoles Sres. Manuel Lagoa Barros y Raúl López
García, anunció querellas criminales al Sr. Roberto Verdugo Gormaz.

D) Confesional en la que el demandado Sr. Roberto Verdugo Gormaz


reconoce que dio en pago los barcos sin aprobación del Directorio y ser el
controlador, conjuntamente con Pedro Pizarro B., de la sociedad Pesquera Mar
Antártico S. A., empresa que recibió los barcos en pago.

E) Se agregaron las pólizas de seguro de la Compañía de Seguros Cruz del


Sur de los barcos Área Milla, Brisca y Canadelo, con las cuales se acredita que
cada barco estaba avaluado y asegurado en US$980.000, documentos que no
fueron objetados dentro del plazo de citación.

F) Informe de la Compañía de Seguros Cruz del Sur que acredita el valor de


los mismos barcos en la cantidad señalada en la letra anterior, documentos que
no fueron objetados dentro del plazo de citación.

G) Estatutos de Pesquera Santa Ana S.A., según escritura de 19-12-1988 ante


el Notario Raúl Undurraga L., en la cual los socios españoles de Pesquera
Santa Ana S.A. aportan derechos sobre los tres referidos barcos, donde no
existe constancia de que la sociedad se haga cargo de pagar los gastos de la
travesía de España a Chile ni de apero o pertrecho de los mismos.

H) Carta Compromiso, de 19 de abril de 1988, donde consta que los socios


españoles de Pesquera Santa Ana S.A., señores Manuel Lagoa Barros y
Francisco Figueiredo Pérez, se comprometieron a traer a Chile en perfectas
condiciones y a sus expensas los referidos barcos, documento autorizado por
Notario el mismo día de suscripción del contrato social indicado en la letra G). 3.

I) A fojas 22, Balances de Pesquera Santa Ana S.A. de los años 1990 y 1991,
donde aparece, entre otras deudas, aquélla del pago a acreedores extranjeros
por $396.388.062.

J) Balance de Pesquera Mar Antártico S.A. del año 1990, en el cual consta que
el patrimonio de esta empresa era de $167.729.100.

05/03/2011 125
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

K) Publicación en el Diario Oficial de fecha 27-06-93 de la sentencia de Quiebra


de Pesquera Santa Ana S.A., que no fue objetado dentro del plazo de citación.

L) Acta de Sesión de Directorio N° 8 de la empresa Pesquera Santa Ana,


documento que no fue objetado dentro del plazo de citación.

M) El demandante Pedro F. De Aguirre acompañó certificado del médico Sr.


Gabriel Prat Alemparte, con el cual consta que padecía, desde junio de 1991
hasta la fecha de presentación del documento referido, el 18-11-1994, cáncer
pulmonar, lo que le impedía trabajar, documento que no fue objetado dentro del
plazo de citación.

N) Los demandantes acompañaron dos publicaciones de prensa, referidas a


sanciones aplicadas en Chile y el extranjero a otras empresas del demandado
Sr. Roberto Verdugo, las que fueron objetadas.

O) Informe del perito designado en autos a petición de los demandantes, Sr.


Guillermo Brucher Encina; a fojas 515 rola ampliación del mismo.

El informe determinó el valor patrimonial de Pesquera Santa Ana S.A. a la fecha


de presentación de la demanda, considerando el valor de los tres barcos y de las
licencias de los barcos, determinándolo en $1.575.188.132 al 31 de julio de 1992;
hace una estimación de las utilidades netas con una administración medianamente
diligente, estimándolas en $80.000.000 para 1990 y en $120.000.000 para 1991, y
determina el origen real y efectivo de una serie de deudas y pagos efectuados por
Pesquera Santa Ana S.A., bajo la gerencia de Roberto Verdugo. El perito señaló
que gran parte de los ingresos percibidos en los períodos anteriores debieron
desviarse a la cancelación de los gastos de la traída de los barcos desde España.
Estos debieron haber sido solventados, de acuerdo a los antecedentes de autos,
por los accionistas de las naves. Es aquí donde se produce conjuntamente con los
gastos de administración, la elevada pérdida del año 1991. Todo lo anterior trajo
como consecuencia un estado de insolvencia a la fecha de la quiebra, producto de
una administración sumamente ineficiente.

Así también indica el peritaje que existía una serie de pagos y/o deudas asumidas
por el Sr. Roberto Verdugo G., en su calidad de Gerente de la empresa, que no
tienen justificación, tales como el pago a Francisco Figueiredo Pérez por
$20.098.481, que serían fondos a rendir; el reconocimiento de la supuesta deuda
con Pesquera del Mar Antártico S.A. por $323.078.904 y por la cual se dieron en
pago dos barcos. Al respecto, señala textualmente: Mayores antecedentes a fin de
establecer la composición de esta deuda no fue posible efectuar, dada la carencia
de análisis a la fecha del juicio civil de reconocimiento de deuda en el 2° Juzgado
Civil de Santiago, Rol N°2.425-91. Tampoco tiene ju stificación la deuda por
US$400.000 con la Compañía de Integración de Actividades, respecto de la cual el
perito señala: No fue posible determinar el origen y efectividad de la existencia de
esta deuda.

05/03/2011 126
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

Por su parte, los demandados entregaron las siguientes pruebas:

A) El demandado, Sr. Roberto Verdugo Gormaz, acompañó oficio ordinario N°


910 de 13-07-94 de la Fiscalía Nacional de Quiebras, que da cuenta que
Pesquera Santa Ana S.A. aparece en listado de empresas decretadas en
quiebra; copia fotostática de escritura pública de fecha 7-04-94 ante la Notario
Sra. María Angélica Zagal C., que da cuenta de la venta de los tres barcos de
Pesquera Santa Ana S.A. por el Síndico; copia autorizada de escritura de
transacción y dación de pago de fecha 18 de diciembre de 1991 ante el Notario
Víctor Manuel Correa Valenzuela, copia fotostática de publicación de la quiebra
de Pesquera Santa Ana S.A. en el Diario Oficial de 30-06-93; copia fotostática
autorizada ante Notario de unas página de Diario Oficial respecto de créditos
reconocidos en la quiebra; documentos no objetados dentro del plazo de
citación.

B) El demandado Roberto Verdugo G. acompañó copia de peritaje contable y


su ampliación, rendido por el perito Sergio Donoso Salgado, en el proceso
criminal Rol N° 182.160-6 del Tercer Juzgado del Cr imen de Santiago,
documento cuya objeción –formulada por los demandantes dentro del plazo de
citación– fue aceptada por el fundamento primero.

C) En escrito de fojas 214, el demandado Roberto Verdugo reconoce y confiesa


que la ya referida escritura de transacción y dación en pago de los barcos fue
dejada sin efecto por actuación directa de los demandantes Sres. Aguirre e
Hidalgo que, conjuntamente con otros accionistas, estimaron era lesiva para los
intereses de la compañía.

En base a la prueba rendida por las partes, relacionada con sus dichos y los
demás antecedentes del proceso, se pudieron considerar como establecidos los
siguientes hechos: Que don Pedro Félix de Aguirre Lamas y don César Hidalgo
Calvo eran accionistas minoritarios de Pesquera Santa Ana S.A. Que don Roberto
Verdugo Gormaz fue gerente de Pesquera Santa Ana desde el 9 de enero de
1990 hasta el 9 de marzo de 1992, con plenos poderes, y que don Pedro Pizarro
Beltz era Director Suplente y accionista de Pesquera Santa Ana S.A. Que don
Roberto Verdugo Gormaz y don Pedro Pizarro Baltz eran los accionistas
controladores de Pesquera Mar Antártico S.A. Que don Roberto Verdugo Gormaz
dio en pago sin autorización del Directorio de Pesquera Santa Ana S.A., los barcos
Área Milla y Canadelo a Pesquera del Mar Antártico S.A. con el concurso del Sr.
Pedro Pizarro Baltz, que actuó como representante legal de esta última empresa
recibiendo los barcos en pago, y que la referida dación en pago se rescilió
después de habérsele anunciado al Sr. Verdugo querellas criminales por parte de
los socios españoles Sres. Manuel Lagoa Barros y Raúl López García, y
habiéndolo exigido así los accionistas De Aguirre e Hidalgo, no acreditándose de
contrario a qué correspondía la supuesta deuda de $323.078.904, por la cual se le
había dado en pago los barcos.

05/03/2011 127
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

Así, también se pudo considerar como establecido que Roberto Verdugo Gormaz
pagó $396.388.062 equivalentes a US$1.065.728,83 a diferentes acreedores
extranjeros –Pérez Quiruga, Manaval, Polar Ibérica, Cancelas Costa, Regenasa,
London Diesel, Insolux Naval, Hnos. Rodríguez, etc., por el despacho desde
España de los barcos Brisca, Área Milla y Canadelo. Que don Roberto Verdugo
Gormaz pagó al socio español Sr. Manuel Lagoa Barros la suma de $104.330.551
equivalentes a US$304.171 para financiar los gastos de traída de los barcos de
España a Chile. Que el mismo Roberto Verdugo Gormaz pagó a don José Lagoa
Santo Domingo $38.140.791 y a don Francisco Figueiredo Pérez $20.098.481,
sumas no rendidas las primeras y con falta de antecedentes las segundas. Que
don Pedro F. De Aguirre L. y don César Hidalgo Calvo no tuvieron participación en
la administración de la empresa ni en los actos de disposición de bienes y pagos a
terceros realizados por el Sr. Roberto Verdugo G. y por el Sr. Pedro Pizarro B. Y,
por último, que con motivo del Contrato de Transacción y dación en pago de UF
4.622,52 Unidades de Fomento por concepto de costas procesales y personales,
que no consta hayan sido devueltas a la empresa al resciliarse el contrato.

De esta manera, se infringió el N° 7 del art. 42 de la ley citada, toda vez que el
Gerente Verdugo y el Director con ese contrato obtuvieron ventajas indebidas, al
recibir la empresa Mar Antártico S.A. dos barcos en un precio que no era el del
valor comercial en que estaban asegurados (US$980.000 cada uno) y, además,
por esta operación se pagó por Santa Ana a Mar Antártico UF 4.622,56 por
concepto de honorarios que no consta se hayan reembolsado a la primera.
También se infringió el artículo 44 de la referida ley, por cuanto teniendo interés
los Sres. Verdugo y Pizarro en el negocio por poseer más del 10% de las acciones
de Mar Antártico S.A., no sometieron a conocimiento y aprobación del Directorio la
operación y ésta no se ajustó a las condiciones de equidad similares a las que
habitualmente prevalecen en el mercado. El interés en la operación de dación en
pago de los referidos Sres. Verdugo y Pizarro constituye una presunción de
derecho que no admite prueba en contrario. Y, finalmente, se infringió el artículo
45 de la citada ley, y en consecuencia se presume la culpabilidad de los Sres.,
Verdugo y Pizarro, ya que ellos se beneficiaron en forma indebida indirectamente
a través de Pesquera Mar Antártico S.A., al recibir en pago cada uno de los barcos
en UF 18.024,25, o sea, en US$400.000 aproximadamente, en circunstancias que
cada barco tenía un valor comercial de US$980.000, todo en perjuicio de
Pesquera Santa Ana S.A.

El pago a diferentes acreedores españoles por $396.388.062 por el despacho de


los barcos desde España, que aparece en los balances de la empresa y en el
informe pericial efectuado por Roberto Verdugo, y el pago que éste hizo a Manuel
Lagoa Barros por $104.330.551 y a José Lagoa Santo Domingo por $38.140.681
por gastos de traída de barcos a Chile, infringe el artículo 42, numerales 4 y 7 de
la ley N° 18.046, toda vez que el Sr. Verdugo ha pa gado deudas que no eran de
cargo de la empresa en perjuicio evidente del interés social (N°7), presentándole a
los accionistas cuentas irregulares (N°4). Tales de udas no eran de cargo de la
empresa, puesto que los Sres. Figueiredo y Lagoa se habían comprometido a
poner los barcos en Chile a sus expensas, de acuerdo a Carta Compromiso, y por

05/03/2011 128
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

cuanto en el pacto social se expresó que los socios españoles aportaban derechos
en las naves, los que se avaluaron en una cantidad determinada de común
acuerdo por los accionistas, en forma unánime, de acuerdo al artículo 15 de la ley
N° 18.040.

Así, el informe pericial del Sr. Guillermo Brucher Encina, emitido de acuerdo a
normas de los artículos 409 y siguientes del Código de Procedimiento Civil,
reafirma plenamente lo dicho en los razonamientos anteriores, cuyo contenido y
conclusiones ilustran cabalmente a esta Corte en el sentido que el descalabro
económico de la empresa se debe a la gestión del Sr. Roberto Verdugo G., reñida
con el orden, respeto y la buena fe que deben imperar en los negocios y ha sido
contraria a las normas ya citadas de la ley N°18.04 6 y a la generales contenidas
en los Código de Comercio y Civil, lo que permite calificarla como negligente y
causante del mal estado de los negocios que llevó a la quiebra a Pesquera Santa
Ana S.A., como consecuencia de lo cual los accionistas minoritarios perdieron el
valor que representaban sus acciones, y obliga solidariamente al Sr. Roberto
Verdugo y al Sr., Pedro Pizarro B., a indemnizar a los demandante por los
perjuicios sufridos a partir de la pérdida de su patrimonio, de conformidad a los
artículo 7°, 33, 41, 42, 44, 45, 46, 50, 74 y 133 d e la ley N°18.406 en relación con
los artículos 2314, 2316 y 2317 del Código Civil.

Por lo tanto, establecida la responsabilidad de los demandados, corresponde


determinar los perjuicios que deben indemnizar a los demandantes, para lo cual se
cuenta con los datos que entregan los documentos que se detallan en los
fundamentos tercero y cuarto de este fallo, tales como el estatuto de la Pesquera
Santa Ana, su balance, pólizas de seguros e informe de la compañía respectiva.
En especial, es de relevancia lo concluido por el perito señor Brucher, que es
concordante con aquellos otros elementos del proceso, quien señala en síntesis,
que el valor patrimonial de la empresa –que se perdió, según consta del balance
respectivo– era de $1.575.188.132 y que las utilidades netas, con una correcta y
eficiente administración, debieron de ser $80.000.000 en 1990 y $120.000.000 en
1991.

Con tales antecedentes, y haciendo una apreciación prudencial de los daños, en


uso de la facultad que así lo permite, la Corte fijó los perjuicios por daño directo,
en $150.000.000 respecto de don Pedro Félix de Aguirre Lamas, y en $30.000.000
respecto de don César Hidalgo Calvo; y por lucro cesante, en $15.000.000
respecto del primero y en $1.500.000 respecto del segundo, atendido que sus
porcentajes accionarios son de 10% y 2% respectivamente. Sumas que deberán
reajustarse a contar de la fecha de la última notificación de la demanda, de
acuerdo a la variación del Índice de Precios al Consumidor entre el mes anterior a
ella y el precedente al pago efectivo; e incrementarse con intereses para
operaciones no reajustables a contar del momento en que quede ejecutoriada la
sentencia.

Que la actividad conjunta de los demandados, que justifica la solidaridad dicha,


que afecta a los demandados, lo es sólo por una parte de la obligación que acá se

05/03/2011 129
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

declara, pues dicha actividad conjunto de ambos –en cuanto aquí interesa y
conforme a los antecedentes– está en la dación en pago referida en el fundamento
5° (apartado 5.D) de este fallo, negociación que se estima incidente en un 50%
respecto del actuar negligente que condujo a la situación de pérdida de patrimonio
y perjuicios que se ha dejado establecida como base de la indemnización que se
ordena por esta Corte.

En consecuencia, para la Corte los demandados son responsables de la


indemnización que se declarará en lo resolutivo, de la siguiente forma: en un
100% de ella, don Roberto Verdugo, y en un 50% don Pedro Pizarro; siendo la
obligación solidaria en el 50% del monto total que importará esa declaración. Por
estos fundamentos, la Corte revocó el fallo referido de 20 de mayo de 1997, y se
decidió, en su lugar, acoger la demanda interpuesta por los Sres. Pedro Félix de
Aguirre Lamas y César Hidalgo en contra de los Sres. Roberto Verdugo Gormaz y
Pedro Pizarro Baltz, sólo por los montos, reajustes, intereses y solidaridad
señalados en los fundamentos noveno y décimo del fallo. Sin costas, por no haber
sido totalmente vencida la demandada.

3) Corte de Apelaciones de Santiago, 17 de junio de 2006, “Juan Diéguez


Manfredi con Superintendencia de Valores y Seguros”

Doctrina:
Se exige, de forma general a todas las sociedades anónimas, que las operaciones
sean aprobadas previamente por el directorio, y es el incumplimiento de dicha
exigencia lo que precisamente autoriza la intervención de la Superintendencia de
Valores y Seguros.

Las normas de la Ley N° 18.046 persiguen dar transp arencia a los mercados de
valores y velar por su eficiencia y, con ello, proteger a los inversionistas, lo que
beneficia el crecimiento económico del país, conductas como la desplegada por el
recurrido constituyen un grave atentado a dichos fines.

Caso:
Se trata de un recurso de apelación interpuesto en contra de las Resoluciones
Exentas de la Superintendencia de Valores y Seguros números 573 y 88 del 23 de
diciembre de 2004 y de 9 de febrero de 2006, las cuales impusieron a don Juan
Diéguez Manfredini una multa de 10.000 unidades de fomento por haber infringido
los dispuesto en el artículo 44 de la ley 18.046 en relación a lo que prescribe el
artículo 50 de la misma.

Los recurrentes señalan que corresponde aplicar las normas relativas a las
empresas sanitarias bajo la supervigilancia de la Superintendencia de Servicios
Sanitarios, y no la de la Superintendencia de Valores y Seguros. La Corte rechaza
el argumento anterior, dado que se trataría de normas complementarias, siendo la
ley de S.A. una norma de carácter general aplicable a todas ellas. En efecto el
señor Diéguez, gerente general de Essbío, infringió el artículo 44 de la referida ley
al no informar, al directorio de la referida sociedad la relación de interés que

05/03/2011 130
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

mantenía con empresas del grupo Hidrosan, aprobando el directorio la celebración


de ciertos contratos con empresas de dicho grupo desconociendo la relación de
interés existente.

Conforme a lo anterior, la Corte de Apelaciones, ,confirma la sentencia recurrida, y


tomando en consideración que el señor Diéguez no ha incurrido en otras
infracciones, que su conducta no generó consecuencias que ameriten mantener la
multa y su capacidad económica, rebaja la multa impuesta a 6.000 unidades de
fomento.

9.5 Juntas de accionistas

Los accionistas de las sociedades anónimas se reunirán en juntas ordinarias o


extraordinarias de accionistas, celebrándose las primeras una vez al año de
acuerdo a lo que fijen los estatutos, y las segundas cuando sean especialmente
citadas. Tanto las materias de las juntas, la forma de citación a las mismas, y el
ejercicio de voto en ellas, son reguladas en la ley y en el reglamento de
sociedades anónimas.
Una novedad que introdujo la Ley 20.382 de 2009 en su artículo 60, es la
posibilidad de las juntas de autoconvocarse cuando concurran a éstas la totalidad
de las acciones emitidas con derecho a voto.

Bibliografía:

UBILLA GRANDI, Luis: Impugnación de Acuerdos de Juntas Generales de


Accionistas y de Directorio, Revista de Derecho Universidad Católica de la
Santísima Concepción. Nº 8, 2000, pp. 151-159.

Jurisprudencia:

1) Corte de Apelaciones de Santiago, 24 de Mayo de 1994: “Carter Holt


Harvey International con Inversiones Los Andes”
Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo XCI, II, pp. 51 -53.

Doctrina:
El articulo 57 Nº 4 de la Ley 18.046 obliga a convocar a junta extraordinaria
cuando se pretende enajenar el activo fijo y el pasivo de la sociedad o el total del
activo, pero no cuando se enajena por parcialidades un porcentaje menor al 100%
de las acciones de la compañía.

Caso:
La sociedad de Inversiones y Desarrollo Los Andes S.A. es una sociedad anónima
cerrada, compuesta únicamente por dos socios (uno de los cuales es la Sociedad
Carter Holt Harvey International). El patrimonio de esta sociedad se encontraba
constituido principalmente por acciones de Compañía de Petróleos de Chile S.A.
(Copec). Ante la eventualidad de que el directorio de Inversiones y Desarrollo Los
Andes S.A. decidiera enajenar por parcialidades y hasta el 99% de las acciones de

05/03/2011 131
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

Copec, Carter Holt Harvey International interpuso una medida prejudicial


precautoria contra la sociedad Inversiones y Desarrollo Los Andes. Dicha medida
prejudicial tenía por objeto evitar la enajenación masiva de las acciones de Copec,
para así asegurar el resultado de la acción de nulidad que posteriormente se
entablaría contra la decisión del directorio de efectuar la enajenación ya referida.

El 15 de noviembre de 1993, el tribunal de primera instancia negó lugar a la


medida prejudicial solicitada. Contra esta resolución, la sociedad demandante
interpuso un recurso de apelación.

La Corte de Apelaciones de Santiago, confirmó la sentencia de primera instancia


señalando lo siguiente:
i.- La ley establece la obligatoriedad de convocar a una junta extraordinaria de
accionistas sólo para el caso que se pretenda enajenar el activo fijo y pasivo de la
sociedad o el total de su activo. Por lo tanto, si eventualmente la sociedad de
Inversiones y Desarrollo Los Andes S.A. decidiera enajenar por parcialidades y
hasta el 99% de las acciones de Copec, las que constituyen prácticamente la
totalidad del patrimonio de la sociedad, no sería exigible la convocatoria a una
junta extraordinaria de accionistas.
ii.- La Sociedad de Inversiones y Desarrollo Los Andes S.A. es una sociedad
anónima cerrada, compuesta únicamente por dos socios, “razón por la cual se
confunden en los hechos el Directorio y la Junta de Accionistas. En consecuencia,
aun cuando no exista una obligación de convocar a una junta extraordinaria, ella
podrá en todo caso suplirse por el derecho a exigir que se convoque a una reunión
extraordinaria del Directorio solicitada por dos directores titulares de la sociedad,
situación prevista expresamente en los estatutos, en la cual podrán adoptar las
medidas conducentes a garantizar los derechos de las partes”.
iii.- “Que hasta la fecha no ha sido acreditado en autos que existan motivos
fundados para estimar que se pretenda realizar una enajenación masiva de las
acciones de Copec, y no ha sido mencionada irregularidad alguna respecto de la
gestión del patrimonio de la sociedad que pueda ser apreciada por este tribunal
como una medida encaminada a privar a la acción principal de toda posibilidad de
cumplimiento” 3º.
iv.- En resumen, no habiéndose rendido en autos prueba alguna que permita una
presunción grave de que la acción de nulidad que se persigue por Carter Holt
Harvey International se verá frustrada por la enajenación de parte del patrimonio
de Los Andes S.A., se deniega la medida prejudicial precautoria que se solicita.

9.6 Pactos de accionistas

Los pactos de accionistas son “convenciones cuya finalidad esencial es la de


mancomunar esfuerzos para lograr influencia en la voluntad de la sociedad
emisora de los títulos en cuestión”.5

5
Martorell, Ernesto Eduardo: Tratado de los Contratos de Empresa, Ediciones De Palma. Buenos
Aires, 1997, p. 145.

05/03/2011 132
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

La doctrina define a los pactos de accionistas como “convenios que tienen por
objeto vincular ocasional o duraderamente a determinados accionistas entre sí,
para seguir en la sociedad una conducta determinada, más corrientemente,
impedir la enajenación de las acciones e imponer el voto en las asambleas en
determinado sentido”6. En el pacto de accionistas, dos o más socios estipulan
derechos y obligaciones respecto del ejercicio de sus prerrogativas sociales,
comprometiendo los derechos que emanan de la tenencia de las acciones. En
virtud del pacto de accionistas, se crea una comunidad dirigida a la consecución
de un fin determinado, el que en definitiva se traducirá en la obtención de lucro,
maximizando las utilidades de la sociedad. El pacto de accionistas crea una
organización paralela y subyacente a la sociedad, dotada de vida independiente,
pero de cuya eficacia depende de la existencia social.7

Bibliografía:

A) ALCALDE RODRÍGUEZ, Enrique: Los Acuerdos de Actuación Conjunta, el


Control y el Derecho de Voto en la Sociedad Anónima, Actualidad Jurídica
(Universidad del Desarrollo), Nº 2, 2000, pp. 233-252.
B) ALCALDE RODRÍGUEZ, Enrique: Los Convenios Sobre el Voto y las
Limitaciones a la Transferencia de Acciones en la Sociedad Anónima: Otra
Vuelta de Tuerca a la Autonomía Privada, Revista Chilena de Derecho,
Volumen 30 Nº 1, 2003, pp. 113-128.

Jurisprudencia:

1) Corte Suprema, 19 de junio de 1996: “Copec S.A.”


Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo XCIII, I, pp. 94-96.

Doctrina:
El pacto de accionistas es una ley para las partes y, en general, un estatuto
intangible para toda autoridad. La existencia de juicios iniciados o por iniciar en los
que se dicte la validez del pacto no lo priva de su eficacia.

Caso:
La sentencia recurrida, dictaminó que la Superintendencia de Valores y Seguros
omitió impartir las instrucciones requeridas por el director de “Inversiones y
Desarrollo Los Andes S.A.” (en adelante, “Los Andes”), don Máximo Pacheco
Matte, para su cumplimiento con la filial “Celulosa Arauco y Constitución S.A.”, por
existir un pacto entre los accionistas de “Los Andes”, Inversiones Socorama S.A. y
Carter Holt Harvey International Limited. Dicho pacto limitaba las facultades de los
suscriptores en lo relativo a la administración del giro ordinario de la compañía, la
plena y libre administración y disposición de sus inversiones, especialmente en las

6
Halperín, Isaac: Manual de Sociedades Anónimas, Editorial De Palma. Buenos Aires, 1963, p.
129.
7
Rivadeneira Polidori, Pabla: Exigibilidad de los Pactos de Accionistas, Tesis para optar al grado
de Licenciado en Derecho, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, 2002, pp. 5 y ss.

05/03/2011 133
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

empresas subsidiarias de Los Andes. La SVS estimó que la calidad de sociedad


anónima cerrada de Los Andes le impedía impartir instrucciones, a las que
también se oponía el hecho de encontrarse discutida la validez del pacto ante
diversos tribunales de justicia.

El fallo recurrido declara que si bien a la Superintendencia de Valores y Seguros


no le corresponde interpretar el pacto celebrado entre los accionistas de Los
Andes por carecer de atribuciones para ello, no es menos efectivo que debió
cumplir con la obligación que le impone su Ley Orgánica en su artículo 4° letra a),
en cuanto le atribuye como función la de interpretar las leyes, reglamentos y
demás normas que rigen a las entidades fiscalizadas y dictar órdenes, impartir
instrucciones y fijar normas para su cumplimiento, y que en ejercicio de esa
función, debió acceder al requerimiento del director de Los Andes, razón por la
cual hace lugar a la reclamación deducida por ese director y ordena que debe
instruirse al Presidente, Gerente General y Directorio de Celulosa Arauco S.A.
para que en lo sucesivo convoquen a aquél a las reuniones de directorio de esa
empresa, reconociéndole derecho a voz y facultad de imponerse de los libros y
antecedentes de la misma.

Sin embargo, a juicio de la Corte Suprema “el fallo no ha expresado en virtud de


qué disposición podría la Superintendencia impartir la instrucción que se le
requería para sin desconocer la fuerza vinculatoria del pacto de accionistas, el que
de conformidad con los artículo 1545 y 1687 del Código Civil Constituye una ley
para las partes y, en general, un estatuto intangible para toda autoridad, hasta en
tanto no sea dejado sin efecto por resciliación o causa legal, esto es, una eventual
declaración de nulidad”.

Por otra parte, agrega el Máximo Tribunal, “la existencia de juicios, iniciados o por
iniciarse, en los cuales haya de discutirse la validez del referido pacto no importa
privar a éste de su eficacia, pues éste último efecto no se produce sino una vez
firme o ejecutoriada la sentencia que lo declare nulo”.

Dado que se encontraban pendientes diversos juicios en los que se discutía la


nulidad del pacto social de Los Andes, de un mandato otorgado por el directorio de
Los Andes, la nulidad del pacto de accionistas y conductas contrarias a la libre
competencia, no era posible acceder a las pretensiones del director de Los Andes,
ya que de acogerlas, “podría perjudicarse en forma irreversible a la contraparte en
estos autos, al emitir un pronunciamiento que importa en el fondo una decisión
anticipada de las nulidades solicitadas por esa parte, y a que se ha hecho
referencia anteriormente”. En definitiva, la Corte acogió el recurso de queja,
resolviendo que los ministros recurridos han incurrido en una falta grave que
procede dejar sin efecto.

05/03/2011 134
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

2) CAM, ROL 289-02, 12 de septiembre de 2002

Doctrina:
Incompatibilidad de cláusulas arbitrales contempladas en el contrato de sociedad y
el pacto de accionistas. El árbitro designado en conformidad a lo estipulado en el
pacto de accionistas es incompetente para resolver cuestiones relacionadas a la
sociedad. Requisitos de la oferta de compra de acciones contemplada en el pacto
de accionistas.

Caso:
El 14 de febrero de 1997, don J.F.A., en adelante X, y la sociedad Z. Chile S.A., en
adelante Z, constituyeron una sociedad denominada E.P.S.A.

El 28 de mayo de 1997, los únicos socios de E.P.S.A celebraron un pacto de


accionistas, en cuya Cláusula 7ª sometían a la decisión de un juez árbitro las
diferencias que se suscitaran entre ellas en razón de dicho pacto.

El 17 de octubre del año 2001 se constituyó un juicio arbitral para conocer el


conflicto existente entre don X (demandante), y Z (demandada), previsto en la
Cláusula 7ª del pacto de accionistas celebrado en 1997.

En la sentencia dictada en esos autos, con fecha 19 de octubre del año 2001, el
árbitro resolvió “que en estos autos se está conociendo solamente la aplicación de
lo previsto en las cláusulas séptima y octava del pacto de accionistas, de manera
que conservará su competencia y jurisdicción para resolver controversias que se
produzcan fuera de las previstas en las cláusulas séptima y octava del pacto de
accionistas, que abordaría oportunamente si su designación se encuentra vigente
cuando se promuevan”.

Durante el cumplimiento de esta sentencia, surgió una nueva controversia entre


las partes, por lo cual la sociedad Z recurrió nuevamente al árbitro, interponiendo
una demanda, en la que solicitaba que se declare que la oferta efectuada por don
X de comprar acciones de la sociedad E.P.S.A. (de propiedad de Z), en los
términos establecidos en la sentencia arbitral, no es válida ni vinculante para Z.

A raíz de ello, en el mes marzo de 2002, las partes constituyeron un nuevo


arbitraje, señalando expresamente “estar de acuerdo en que el árbitro conserve la
jurisdicción y competencia para resolver cualquier otro conflicto que se suscite
dentro de las relaciones entre las partes a raíz del Pacto de Accionistas, mientras
conserve facultades para ello”.

Al contestar la demanda, la demandada Z dedujo demanda reconvencional,


solicitando al árbitro que declare la disolución de la sociedad E.P.S.A., de la cual
ambas partes eran socias, y su inmediata liquidación.

La parte demandante, en respuesta a la demanda reconvencional, alegó la falta de


jurisdicción del árbitro para conocer tanto de la reconvención como para designar

05/03/2011 135
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

liquidador, pues en la Cláusula 23° de la escritura social, se establece una


modalidad distinta a la prevista en la Cláusula 7° del Pacto de Accionistas en
virtud de la cual estaba actuando el árbitro, y de liquidación de la sociedad.

Sin embargo, el árbitro resolvió que no se ha derogado ni modificado ninguna de


las referidas cláusulas. Por lo tanto, la disolución de la sociedad debiera ser
resuelta de acuerdo con lo estipulado en el contrato de sociedad. En lo referente a
las controversias que se produzcan entre los socios dentro del pacto de
accionistas, deberán someterse a lo estipulado en la cláusula arbitral prevista en
él. En efecto, la disolución de una sociedad es una materia que esencialmente
atañe al contrato de sociedad y en virtud de las disposiciones legales, debe estar
sometida en cuanto a las diferencias a su respecto entre los socios, a las
estipulaciones de ese contrato.

La parte demandante solicitó al árbitro que declare lo siguiente:


(i) que la oferta formulada por don X el 23 de noviembre de 2001, “no cumple con
el procedimiento y las estipulaciones del Pacto de Accionistas y es por ende
contraria a los estatutos de E.P.S.A. y a la sentencia del Sr. Juez Árbitro”.
(ii) que adicionalmente la oferta es contraria a la ley, desde el momento que su
ejecución supondría la suscripción de actos jurídicos y contratos, en especial la
fianza y codeuda solidaria de E.P.S.A. y la transferencia en dominio y entrega en
pago de bienes que componen el activo de la misma, carentes de causa y, por lo
mismo, inexistentes o al menos absolutamente nulos;
(iii) que, en consecuencia, la oferta formulada por don X no es válida ni vinculante
para Z;
(iv) que, como consecuencia de lo anterior, ha precluido el derecho de don X de
formular, dentro de los treinta días siguientes a la notificación de la sentencia del
día 19 de octubre de 2001 una oferta de compra de acciones de conformidad a lo
establecido en la cláusula octava del pacto de accionistas de E.P.S.A., con pleno y
completo y fiel apego a sus estipulaciones;
(v) en subsidio de lo solicitado, dado que la oferta adolece de los defectos
mencionados, no puede dar lugar a la aplicación del procedimiento de compra y
venta contemplado en la cláusula 8° del pacto de ac cionistas de E.P.S.A.

En la contestación, la demandada, argumentó que su oferta es plenamente válida


y ajustada a derecho. Además, interpone reconvención solicitando la disolución y
liquidación de la sociedad E.P.S.A., por estimar que el demandante infringió el
pacto de accionistas al no hacer uso dentro de plazo de sus opciones para aceptar
o rechazar la oferta.

En resumen, el conflicto consiste en determinar si la oferta de X se ajusta a la ley y


a lo dispuesto por los estatutos, el pacto de accionistas y la sentencia arbitral
anterior, para concluir si se ha cumplido con el procedimiento de compraventa de
acciones pactado en la Cláusula 8° del pacto de acc ionistas.

Al dictar el fallo, el juez árbitro señaló que “la disolución de la sociedad constituye
una decisión que sólo puede decretar el árbitro designado en el contrato de

05/03/2011 136
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

sociedad, por tratarse de un hecho consubstancial con su existencia como tal,


dada la subsistencia de ambas cláusulas arbitrales y no existiendo ningún hecho o
antecedente concreto que revele la voluntad de las partes de derogar o modificar
alguna de ellas. A mayor abundamiento, la propia Ley de Sociedades Anónimas
regula el arbitraje y liquidación de una sociedad anónima que lógicamente deberán
quedar sometidas a los árbitros designados en sus estatutos y no en un pacto de
accionistas, por tratarse, en general, de normas de derecho público que los
accionistas no pueden modificar”.

Habiéndose establecido que el árbitro carece de jurisdicción y de competencia


para disolver la sociedad y que la oferta de X es válida, el árbitro debió decidir
entre las siguientes las alternativas:
a) declarar que al no pronunciarse Z en el plazo contemplado en el pacto de
accionistas, debe considerarse que acepta la oferta con las consecuencias
previstas en dicho pacto; y
b) el procedimiento de compraventa de acciones establecido en el pacto se
encuentra agotado porque el propio oferente y el destinatario, al entablar la
reconvención demandando la validez de la oferta, estarían reconociendo que no
produjo efectos la falta de pronunciamiento del recipiente sobre la oferta, que sólo
ha sostenido en la demanda deducida sentirse desvinculado de ella; procedería en
derecho y equidad y respetando el fallo arbitral anterior, y teniendo presente que el
recipiente ha tenido causa plausible para demandar, pues es el camino que le deja
abierto un fallo arbitral pronunciado en un arbitraje como el de que se trata y
resolver que el plazo que tiene Z para pronunciarse sobre la oferta, previsto en el
pacto de accionistas, debe contarse desde la fecha de la notificación de la
sentencia en que se declara válida y vinculante la oferta cuestionada.

El árbitro optó por esta última alternativa, por encontrarla más ajustada a la ley y a
la equidad, al espíritu del pacto de accionistas, y a lo resuelto en el arbitraje
anterior.

El fallo arbitral rechazó la demanda reconvencional, por falta de jurisdicción y


competencia, en virtud “de la subsistencia de ambas cláusulas arbitrales y la
inexistencia de algún hecho o antecedente concreto que revele la voluntad de las
partes de derogar o modificar dichas cláusulas. Por lo tanto, resulta evidente que
la disolución de la sociedad constituye una decisión de competencia exclusiva del
árbitro designado en el contrato social, por tratarse de un hecho consubstancial
con su existencia como tal. Ello, por lo demás se deduce de lo dispuesto en los
Arts. 4º Nos 9 y 10; 67 Nº 3, 103 Nº 5 y 105 y 125 de la Ley de Sociedades
Anónimas, disposiciones que regulan el arbitraje y liquidación de una sociedad
anónima, los cuales deberán quedar sometidos a los árbitros designados en sus
estatutos y no en un pacto de accionistas, por tratarse, en general, de normas de
derecho público que los accionistas no pueden modificar”.

Asimismo, la demanda fue denegada, al declarar que la oferta de compra de las


acciones de la sociedad E.P.S.A. de propiedad de Z formulada por don X, se
encuentra ajustada a derecho, pudiendo cumplirse en la forma propuesta. Dicha

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

oferta, no contraviene los estatutos de la sociedad, ni el pacto de accionistas, ni la


sentencia pronunciada por el mismo árbitro en la controversia anterior, y obliga a Z
en los términos convenidos en el pacto.

El laudo arbitral consigna que Z tendrá un plazo de 60 días corridos para aceptar o
rechazar la policitación, o efectuar una contraoferta por la totalidad de las acciones
de X en el mismo precio y condiciones de la oferta. Dicho plazo se contará desde
la notificación de la sentencia, con las consecuencias expresamente previstas en
la Cláusula 8° del pacto de accionistas.

En resumen, el juez árbitro rechazó la demanda, declarando que la oferta de


compra de las acciones de la sociedad E.P.S.A. formulada por don X está
ajustada a la ley y por ello puede cumplirse en la forma propuesta, fijando un plazo
de sesenta días corridos para que Z se pronuncie sobre dicha oferta.

9.7 Transformación, fusión y división

9.7.1 Transformación

La transformación de una sociedad es el cambio de especie o tipo social, para lo


cual deben cumplirse con los requisitos que exige cada especie de sociedad.

Pueden ser de tres tipos:


a) Transformación de otro tipo de sociedad en sociedad anónima. Es
necesario cumplir las exigencias de constitución de las sociedades
anónimas.
b) Transformación de sociedad anónima a otro tipo de sociedad. Hay que
cumplir las formalidades de ambos tipos de sociedades.
c) Transformación de sociedad anónima en sociedad sujeta a normas
especiales: Debe obtenerse la autorización que está prevista para éstas y
cumplir con las exigencias establecidas para ellas.

Bibliografía:

MORAND VALDIVIESO, Luis: Sociedades, Editorial Jurídica de Chile, Santiago,


1998, p. 144.

Jurisprudencia:

1) Corte Suprema, 7 de julio de 1960: “Sociedad Molino de Talca Limitada


con Servicio de Impuestos Internos”
Fallos del Mes, Año 1960, p. 63 -64, sent. 1

Doctrina:
Para efectos tributarios, autorizada la existencia de la sociedad anónima, son de
su cargo, si así lo acuerdan unánimemente los socios, todas las actividades del

05/03/2011 138
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

negocio aportado desde la fecha de la escritura social y no desde el decreto que


autoriza existencia de la sociedad anónima.

Caso:
Se acogió el recurso de casación en el fondo deducido en contra de una sentencia
de segunda instancia que confirmó la del Director de Impuestos Internos, que
negó lugar a la reclamación de la Sociedad Limitada recurrente por la liquidación
practicada.

La sentencia recurrida negó lugar porque por escritura pública la sociedad limitada
aportó todo su activo y pasivo a la sociedad anónima acordando que desde ese
momento ésta se haría cargo de todos los asuntos de la primera, siendo por tanto,
desde ese momento que está obligada a cumplir con las obligaciones tributarias.
La recurrente, afirmó por su lado que se vulneró el art. 427 del Código de
Comercio, puesto que la sociedad anónima sólo existe por el decreto del
Presidente de la República que autoriza su existencia. Por tanto la sociedad
limitada continuó existiendo como persona jurídica sujeta al impuesto.

Ahora bien, dicha sentencia infringió dicho precepto, como se dijo, porque la
constitución jurídica de una sociedad anónima no es un acto espontáneo, por el
contrario, es un proceso complejo de formación y que termina con la dictación de
un decreto supremo que la declara legalmente instalada. Dentro de este proceso
deben distinguirse las siguientes etapas: a) La primera que se inicia con el
otorgamiento del certificado del depósito del prospecto de formación en las
oficinas de la Superintendencia respectiva, hasta el otorgamiento de la escritura
social y durante la cual los organizadores no tienen otra atribución que la de
percibir el dinero que entreguen los subscriptores de acciones para depositarlo en
una cuenta bancaria de la que sólo puede ser girado una vez autorizada la
existencia de la sociedad y constituido su directorio; b) la segunda, que se
extiende desde la escritura de constitución de la Sociedad hasta que se dicte el
decreto que autoriza su existencia y en el cual, si bien la sociedad aún no tiene
existencia legal, que le permita actuar como persona jurídica, pueden los socios
de acuerdo al artículo 459 del Código de Comercio, celebrar aquellos actos
necesarios para el planteamiento de la empresa, adquiriendo derechos o
contrayendo obligaciones para hacerse efectiva una vez que esta haya obtenido la
personalidad jurídica; c) la tercera, es en la que la sociedad ya existe como
persona jurídica. Sin embargo, si en el decreto no se autoriza la instalación de la
sociedad anónima, su existencia queda supeditada a la autorización por medio del
decreto.

En el caso, la sociedad limitada acordó aportar todos sus activos y pasivos y tomar
por cuenta la sociedad anónima los negocios de la sociedad limitada. Esto
claramente es una forma de mejorar el planteamiento del negocio, pero de
ninguna manera puede suponer la existencia de la sociedad anónima como
persona jurídica. Por tanto, en virtud del acuerdo antedicho, desde la fecha de la
escritura social, los negocios de la sociedad limitada cuyo activo y pasivo se
aportó, continuarán realizándose por cuenta de la sociedad anónima que se está

05/03/2011 139
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

constituyendo, y comprometiendo su responsabilidad, para hacerse efectiva en el


momento que se obtenga su autorización.

En consecuencia, tributariamente, una vez autorizada la existencia de la sociedad


anónima, deben considerarse como realizados por su cuenta todas las actividades
del negocio aportado, desde la fecha de la escritura social.

2) Corte Suprema, 27 de enero de 2003, “Policarpo Muñoz Ayala; Paulina


Valenzuela Fuenzalida; Nadia Traslaviña Zúñiga con Alberto Sfeir Younis;
Sociedad Inversiones Rentas Alta Gracia S.A.; Alicia del Carmen Quezada
Cáceres”

Doctrina:
La cuestión a resolver en el presente recurso dice relación con conflictos
derivados de controversias entre accionistas de una sociedad anónima que es
transformada con posterioridad a una sociedad de responsabilidad limitada, que
se refieren básicamente a la calidad y registro de los accionistas, conformación del
directorio y, por ende, a la administración de la Sociedad.

Caso:
Se trata de un recurso de protección interpuesto por una parte de los accionistas
de la sociedad Empresa Intercomunal Ocho Los Leones S.A. Los recurrentes
señalan que un grupo de accionistas de la sociedad (representantes de un 30% de
las acciones), al celebrar una junta de accionistas y acordar en la misma la
transformación de la sociedad y designar al representante de la misma sin los
quórum suficientes, habrían vulnerado, entre otros, los artículos 58, 62, 65, 67
inciso 2° N°1 y 100 de la Ley 18.046 y las garantía s constitucionales establecidas
en el artículo 19 N° 2 y N° 24 de la Constitución.

La Corte de Apelaciones en sentencia de 15 de noviembre de 2002, señala que el


recurso de protección es una acción de carácter cautelar dirigida a actos cuya
arbitrariedad o ilegalidad sean evidentes, y al no reunirse en este caso las
referidas características rechaza el recurso deducido, rechazo que es confirmado
posteriormente por la Corte Suprema.

9.7.2 División

La división de una sociedad anónima consiste en la distribución del patrimonio de


esa sociedad entre ella y una o más sociedades anónimas que se constituyen al
efecto, correspondiendo a cada accionista de la sociedad dividida la misma
proporción de acciones que tenía en la primera.

Para la división es necesario el acuerdo en junta extraordinaria de accionistas, la


que, requiere quórum de dos tercios de las acciones emitidas con derecho a voto,
para su constitución y aprobación, y debe celebrarse ante notario.

05/03/2011 140
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

La aprobación de la junta incorpora a todos los accionistas de la primitiva sociedad


a la o las nuevas que se crean, de pleno derecho.

Al respecto, la Superintendencia de Valores y Seguros en el Oficio N° 2.048 de


fecha 14 de Junio de 1989 ha señalado que en el caso en que con motivo de la
división de una sociedad anónima se distribuya su activo formado por acciones,
debe entenderse que la distribución que se hace del patrimonio de la sociedad
anónima que se divide corresponde necesariamente a la asignación de cuotas de
una universalidad jurídica y consecuencialmente no existe propiamente una
transferencia o transmisión de bienes, sino que hay una especificación de
derechos preexistentes, los cuales, en virtud de la decisión societaria adoptada en
la forma y mayoría que prescribe la ley, quedan radicados en entidades jurídicas
independientes. Lo anterior fue dictaminado por la SVS, respondiendo a una
consulta formulada por el Servicio de Impuestos Internos sobre la materia

Bibliografía:

MORAND VALDIVIESO, Luis: Sociedades, Editorial Jurídica de Chile, Santiago,


1998, p.144.

9.7.3 Fusión

La fusión consiste en la reunión de dos o más sociedades en una sola que las
sucede en todos sus derechos y obligaciones, y a la cual se incorporan la totalidad
del patrimonio y accionistas de las sociedades fusionadas.

Se distingue:
a) Por creación: Cuando los activos de dos o más sociedades que se
disuelven se aportan a una tercera que se crea, y que se hace cargo del
pasivo de las sociedades que desaparecen.
b) Por incorporación: Cuando una o más sociedades que se disuelven son
absorbidas por otra que ya existe, que adquiere todos los activos y asume
todos los pasivos.

En estos casos no se liquidan las sociedades disueltas. Debe ser aprobada en


junta extraordinaria de accionistas.

Bibliografía:

1) MORAND VALDIVIESO, Luis: Sociedades, Editorial Jurídica de Chile,


Santiago, 1998, pp. 144 y ss.
2) LIZANA, Claudio y PAVIC, Lorena: Control Preventivo de Fusiones y
Adquisiciones frente a la Legislación Antimonopolios, Revista Chilena
Derecho, Volumen 29 Nº 3, 2002, pp. 507-541.

05/03/2011 141
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

1) Corte de Apelaciones de Santiago, 23 de Marzo de 1994: “Banco Bhif con


Sergio Fernández Rojas”

Doctrina:
Conforme a lo dispuesto por el artículo 99 de la Ley N° 18.046, como
consecuencia de la fusión de sociedades anónimas la que resulta subsistente
sucede, a las absorbidas, en todos sus derechos y obligaciones, una vez
cumplidas las formalidades legales. Por lo expuesto, no ha sido necesaria la
anotación al margen de la hipoteca en la que el Banco funda su acción, o una
nueva inscripción de ella, para que el Banco pasare a ser titular de dicho derecho,
ya que tal anotación sólo cumpliría el rol de actualizar la historia del derecho real
de hipoteca.

9.8 Disolución y liquidación

Nos remitimos a lo señalado al respecto en la página 64 de este texto.

Jurisprudencia:

1) Corte de Apelaciones de Santiago, 3 de noviembre de 2000: “Garcés con


Sociedad Comercial Instrumentación Electrónica S.A.”
Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo XCVII, II pp. 109-113.

Doctrina:
Para configurar la causal de disolución de una sociedad anónima contenida en los
artículos 103 Nº 5 y 105 de la Ley de Sociedades Anónimas, la infracción puede
incidir en la violación de cualquier norma obligatoria para la sociedad o sus
administradores, sea que ésta se cometa por acción u omisión o mediante
autorización de un acto o hecho ilícito y que cause o haya causado perjuicio a los
accionistas o la sociedad.

En cuanto al perjuicio, si bien su existencia constituye un hecho que debe


establecerse en el juicio, el monto del mismo o la cantidad de accionistas a
quienes afecta no constituye una exigencia expresa de la ley. Consecuente con lo
anterior, el tribunal que conoce de la solicitud de disolución está facultado para
apreciar en conciencia la prueba que las partes rindan tendientes a acreditar estos
extremos (voto en contra del abogado integrante don Domingo Hernández).

Caso:
En este fallo la Corte estableció como requisitos para la disolución de las
sociedades anónimas no sometidas a la fiscalización de la Superintendencia, por
aplicación de los artículos 103 N° 5 y 105 de la Le y N° 18.046, los siguientes:
1.- Que se trate lógicamente de una sociedad no sometida a la fiscalización de la
Superintendencia, no distinguiéndose entre sociedades abiertas o cerradas;
2.- Que lo pidan mediante demanda judicial accionistas que representen a lo
menos el 20% de su capital;

05/03/2011 142
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

3.- Que exista infracción grave de ley, reglamento o demás normas que le sean
aplicables a la sociedad y que les causare perjuicio a los accionistas o a la
sociedad.

En la especie, no existe controversia respecto de los dos primeros requisitos. En


efecto, lo único que se discute es la existencia de la infracción y el perjuicio que
ella cause o haya causado a los accionistas o a la sociedad.

Dado el carácter general que posee la norma referida a la infracción grave, es


posible concluir que “para configurar la causal referida dicha infracción puede
incidir en la violación de cualquier norma obligatoria para la sociedad o sus
administradores, sea que ésta se cometa por acción u omisión o mediante
autorización de un acto o hecho ilícito”. En cuanto al perjuicio, si bien su existencia
es un hecho que debe establecerse en el juicio, el monto del mismo o la cantidad
de accionistas a quienes afecta no constituye una exigencia de la ley. Por lo tanto,
se faculta al tribunal que conoce de la solicitud de disolución para apreciar en
conciencia la prueba que las partes rindan para demostrar el daño y su extensión.
En este caso, los hechos constitutivos de la infracción eran los descritos por los
artículos 42 N° 1 y 2 de la LSA, los cuales prohíbe n a los directores “proponer
modificaciones de estatutos y acordar emisiones de valores mobiliarios o adoptar
políticas o decisiones que no tengan por fin el interés social, sino sus propios
intereses o los de terceros relacionados”; e “impedir u obstaculizar las
investigaciones destinadas a establecer su propia responsabilidad o la de los
ejecutivos en la gestión de la empresa”; y en el artículo 44, en cuanto a que “una
sociedad anónima sólo podrá celebrara actos o contratos en los que uno o más
directores tengan interés por sí o como representantes de otra persona, cuando
dichas operaciones sean conocidas y aprobadas por el directorio y se ajusten a
condiciones de equidad similares a las que habitualmente prevalecen en el
mercado.

Los acuerdos que al respecto adopte el directorio serán dados a conocer en la


próxima junta de accionistas por el que la presida, debiendo hacerse mención de
esta materia en su citación. Se presume de derecho que existe interés de un
director en toda negociación, acto, contrato u operación en la que deba intervenir
él mismo, su cónyuge o sus parientes hasta el segundo grado de consanguinidad
o afinidad, o las sociedades o empresas en las cuales sea director o dueño directo
o a través de otras personas naturales o jurídicas de un 10% o más de su capital.
No se entenderá que actúan como representantes de otras persona, los directores
de las sociedades filiales designadas por la matriz, ni aquellos que representen al
Estado, a los organismos de administración autónoma, empresas fiscales,
semifiscales o de administración autónoma que, conforme a la ley, deben tener
representantes en la administración de la sociedad o ser accionistas mayoritarios
de ésta”.

Además la Corte señala que “en la apreciación que la ley impone al juez no ha de
olvidarse la exigencia general de que los accionistas deben ejercer sus derechos
sociales respetando los de la sociedad y los de los demás accionistas y que,

05/03/2011 143
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

particularmente los Directores, habrán de tener en cuenta que el fin social consiste
siempre en obtener un beneficio y, con tal objeto, deben evitar todo tipo de trabas
para el normal desenvolvimiento de los negocios y respetar con igual celo, los
derechos e intereses de los socios minoritarios”. En consecuencia, la Corte
confirma la sentencia de primera instancia, la cual acogió la acción intentada por el
demandante.

9.9 Levantamiento del velo corporativo

Esta teoría busca evitar los abusos que se producen al instrumentalizar la


personalidad jurídica con fines contrarios a derecho. La misma tiene por objetivo
evitar los abusos de derecho que pueden cometer los socios/accionistas
amparándose en la limitación de responsabilidad que la personalidad jurídica de la
compañía les brinda.

La teoría del levantamiento de velo corporativo pretende separar la forma externa


de la personalidad jurídica de las compañías, para indagar y llegar a las personas
y bienes que están detrás de ella.

Se la ha criticado argumentándose que es muy difícil determinar hasta donde hay


dolo de las personas detrás de una sociedad, así como por la falta de certeza
jurídica que se produce al respecto.

Bibliografía:

A) ARAYA ESCOBAR, Cristián: La Máscara Social, Revista de Derecho


Universidad Católica de Valparaíso, Volumen 16, 1995, pp. 45-54.
B) MEREMÍNSKAYA, Elina: Levantamiento del Velo Societario, Gaceta Jurídica,
Nº 280, 2003, pp. 17-39.

Jurisprudencia:

1) Arbitro Antonio Ortúzar Solar, Santiago, 28 de marzo de 2002

Caso:
Con fecha 12 de agosto de 1998, XXX, por una parte e YYY, por sí y en
representación de ZZZ (el Negocio YYY), por la otra, celebraron una promesa de
asociación, cuyo objeto era la realización en conjunto del negocio de
arrendamiento de maquinarias de soldar, grupos generadores y otros similares y
prestación de los correspondientes servicios técnicos.

Con motivo de diversos acuerdos, las partes procedieron a llevar a cabo diversas
actuaciones relacionadas con la negociación pactada y que se pueden identificar
como:
a) Constitución de la Sociedad Operativa, que efectuará la operación del
negocio acordado realizar.

05/03/2011 144
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

b) Contrato de compraventa de activos entre la Sociedad Operativa y ZZZ,


que consta en escritura pública, de 11 de noviembre de 1998, en cuya
virtud la sociedad del Sr. YYY transfiere a la Sociedad Operativa
diversos Activos en el precio de $ MMM.
c) Traspaso de Acciones de la Sociedad Operativa a favor de AAA,
perteneciente a don YYY, en virtud del cual Inversiones XXX traspasó a
la sociedad del señor YYY el 18,5% del caudal accionario de la
Sociedad Operativa.
d) Pacto de Accionistas, de 9 de noviembre de 1998, que contiene diversos
acuerdos entre XXX y don YYY por sí y por AAA, que regula el ejercicio
de determinados derechos en la Sociedad Operativa.
e) Entre las obligaciones asumidas en el pacto de accionistas, se menciona
lo referente a la opción de venta de acciones de la Sociedad Operativa,
acordada por las partes, estipulada en la Cláusula Tercera, y que ha
sido hecha efectiva y en cuya virtud las acciones de AAA deben ser
traspasadas a XXX.

XXX y la Sociedad Operativa sometieron al conocimiento del árbitro arbitrador la


demanda en contra de don YYY y AAA, por los acontecimientos que se relacionan
con el negocio habido entre las partes y que se funda en los siguientes hechos:
a) No fueron entregados los activos listados en el Anexo A de la Compraventa
de Activos, por un valor de $ MMM.
b) No se ha ejercido la opción de compra de bienes comprendidos en la
Compraventa de Activos y que estaban tomados en leasing y que
representan un valor de $ MMM.
c) No fueron incorporados a la venta activos que eran necesarios para el
funcionamiento del negocio y que deberían haberlo sido de acuerdo a la
Promesa de Asociación y a la Compraventa de Activos, por un monto de $
MMM.
d) Infracción de la obligación de no competir asumida por don YYY, ya sea
personalmente o a través de terceras personas, tanto en la promesa de
asociación como en el pacto de accionistas. Esta obligación de no competir
en desmedro de la Sociedad Operativa tiene una vigencia de hasta 3 años
después de que el señor Herrera dejara de ser accionista.

Por vía de ejemplo se señala:


A) La ejecución de actos en desmedro de la sociedad, como la celebración de
negocios relacionados bajo la estructura jurídica de la sociedad BBB,
constituida con fecha 31 de agosto de 1998, por don JJJ y don KKK, ambos
ligados íntimamente a don YYY.
B) La utilización de la persona jurídica CCC.
C) La contratación de personal de la Sociedad Operativa.
D) AAA, vinculada al Sr. YYY, mantiene vigente diversos registros marcarios
en clases comunes con el rubro de la Sociedad Operativa, como son las
marcas FFF, GGG y HHH.

05/03/2011 145
CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

La demandante, luego de análisis aspectos legales y doctrinarios, concluye que en


las sociedades anónimas cerradas es factible decretar la exclusión de accionistas.
Y solicita en el petitorio la exclusión de AAA, sociedad cuyo propietario es don
YYY, de la Sociedad Operativa.

Respecto a la solicitud anterior la demandante señala que la legislación de


sociedades anónimas no se refiere derechamente a la exclusión, y que la ley no
prohíbe expresamente que tal exclusión se decrete por sentencia judicial.
Fundándola en la ejecución de actos por don YYY, que no guardan la mínima
lealtad con la compañía cuyas acciones detenta. Y respalda su afirmación en la
teoría de los actos propios, en la unidad del negocio celebrado y en las
obligaciones de los socios de una sociedad anónima consistente en el deber de
lealtad para con la sociedad.

Don YYY, contestó la demanda dando una explicación de la génesis de la


asociación y expresando que sólo tiene por objeto encubrir la mala gestión y peor
administración de la Sociedad Operativa de parte del personal contratado con
intermediación de XXX. Al efecto, se expresa que todas las afirmaciones que se
contienen en la demanda y que describen presuntos incumplimientos imputables a
los demandados, son sólo voladores de luces y maniobras empleadas por los
actores, precisando los siguientes argumentos:

1.- De la obligación de transferir todos los activos no incluidos en la venta y que


formaban parte del Negocio YYY y de no ser posible, del pago del valor del bien
respectivo.

La cláusula referente a los activos objeto de la compraventa expresa, “todos los


necesarios para la continuación del giro del Negocio Herrera hasta esta fecha,
excluidos tres computadores personales y cuatro camionetas”, la intención de las
partes fue que la compra de los activos incluyera también los intangibles
necesarios para que el negocio pudiese seguir desarrollándose.

Se afirma que las camionetas singularizadas en la demanda nunca pertenecieron


a las empresas que formaron parte del Negocio YYY. Se agrega que estos
vehículos están inscritos a nombre de CCC y otras personas, que no forman parte
del Negocio YYY.

A mayor abundamiento, se agrega que en la cláusula novena del contrato de


compraventa de activos, las partes dieron por cumplida la promesa de
compraventa.

2.- Referente a la cláusula de no competir y a su infracción.

Se aduce que la cláusula de no competir sería nula por no cumplir con los
requisitos de objeto lícitos y causa lícita, infringiendo los Artículos 1461 y 1462 del
Código Civil. Además sería contraria a la legislación de libre competencia en
conformidad a Artículo 1° DL 211 sobre Libre Compet encia.

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

Se destacó que no es efectivo que don YYY haya llevado adelante, un decidido y
sistemático ofrecimiento de servicios comerciales del giro de Sociedad Operativa.
Se señaló al respecto que los negocios efectuados bajo la estructura jurídica de
FFF, tuvieron el objeto de explotar el nicho abandonado por el Negocio YYY y que
la Sociedad Operativa no tenía interés y que consistía en el arriendo de
hidrolavadoras.

Se explicó que CCC celebró con la Sociedad Operativa un contrato de prestación


de servicios consistente en todo tipo de asesoría en el arrendamiento y asistencia
técnica de equipos soldadores, grupos generadores y equipos anexos.

Se rechazó la existencia de solidaridad invocada en la demanda y se dan los


fundamentos legales para ello, agregándose que la fianza y codeuda solidaria
pactada el 9 de noviembre de 1998 se extinguió el 9 de de noviembre del año
2000.

Se dedujo demanda reconvencional, y se evacuan los trámites de dúplica y


réplica, como a continuación se expresa.

En la réplica, se ratificó la demanda en todas sus partes, se contesta la demanda


reconvencional, y en forma previa se efectúan diversas consideraciones,
precisando los siguientes puntos:
1. La operación consistió en la compra de un establecimiento
comercial;
2. La explicación en qué consistía el “Negocio YYY”;
3. El contenido de la cláusula Sobre Unidad del Negocio”;
4. El sentido del Negocio;
5. Que todo lo anterior son los elementos que básicamente permiten
comprender el entorno en el cual se desarrolló la operación de
asociación y compra del “Negocio YYY”.

En la dúplica, se confirmaron las excepciones opuestas en la contestación de la


demanda, ratificando las maniobras fraudulentas realizadas por el gerente general
de la Sociedad Operativa, así como, la nulidad de la cláusula de no competir.

El Juez Árbitro llamó a oír sentencia y con lo relacionado y considerando expuso:

1.- En cuanto la petición de la incompetencia de este sentenciador para


pronunciarse sobre la nulidad de la cláusula de no competir, invocada por la
demandada, cabe mencionar que no existe disposición legal alguna que sustraiga
del conocimiento de la justicia arbitral el pronunciamiento sobre la validez de una
cláusula como la que nos ocupa, ya que no se trata de una materia de arbitraje
prohibido como señala la demandante, ni tampoco se ha radicado su conocimiento
en los organismos creados por el DL 211 de 1973 sobre la Libre Competencia.

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

2.- En cuanto al fondo del litigio de autos consistente en la demanda principal y


la reconvención de la demanda, el tribunal se ha formado la opinión de que el
negocio acordado por las partes fue una operación compleja, en que se trataba de
obtener que una empresa internacional de prestigio y proveedora de equipos que
se importaba a Chile se asociara con una empresa local de su confianza, para que
en su conjunto abordaran el negocio del arrendamiento de grupos generadores
eléctricos, soldadoras y la prestación de servicios afines a la construcción,
mediante la adquisición del negocio que tenía en Chile don YYY, que era el mayor
operador que controlaba del orden del 80% del mercado local. Para asegurarse el
éxito futuro, se planificó que el señor Herrera continuara en el negocio actuando
como gerente de ventas y asesor de la nueva sociedad que se formaba,
reconociéndole a su vez una participación del 18.5% de ella, a cambio de que el
Sr. YYY se obligare en el futuro a no competir de modo alguno con la nueva
sociedad, sin que mediare un desembolso efectivo de su parte.

El éxito de la operación planificada radicaba en que existiera una comunidad de


intereses entre todos los integrantes del negocio, en forma tal que todos miraren al
mejor interés de la nueva sociedad operativa. Esa comunidad de intereses
requería de la leal y efectiva ejecución de las obligaciones asumidas, y en este
aspecto debe mencionarse lo fundamental que era el concurso personal de don
YYY y el fiel cumplimiento que él diera a la obligación asumida de no competencia,
a que se aludía en la cláusula décimo tercera de la promesa de asociación y sexta
del pacto de accionistas.

Por esto, y en conformidad a la prueba rendida, apreciada de acuerdo a la equidad


y la prudencia, fluye que los presupuestos tenidos por las partes para el éxito del
negocio proyectado no se cumplieron, fundamentalmente por la actuación de don
YYY, quien incumplió diversas obligaciones asumidas en la promesa de
asociación y el pacto de accionistas firmado por las partes.

3.- En relación al objeto de la operación, han surgido tres diferencias entre las
partes que se pueden resumir como sigue:
a) Si se hizo entrega por el Negocio YYY a la Sociedad Operativa de todos los
activos que aparecen en el listado anexo a la compraventa de activos.

Al respecto, el demandante ha sostenido que posteriormente a la firma del


contrato de compraventa se pudo determinar la existencia de activos
faltantes. Por su parte, los demandados sostienen que en la cláusula
novena del contrato se expresa “que la entrega material de los activos se
realizó en el acto, a plena satisfacción de la compradora”. A su vez, los
demandantes no niegan la existencia de la cláusula, pero afirman que los
días posteriores a la firma pudieron haberse retirado u ocultado alguno de
ellos sin que el comprador lo pudiere percibir a simple vista.

Parece razonable pensar que los compradores debieron haber tomado las
medidas de control, ya sea en cuanto a verificar que se hubiese recibido
todos los activos o determinar su ubicación en su caso. Al no haberse

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

tomado dichas medidas, que son propias de un actuar diligente, y al


comprobarse posteriormente la existencia de activos faltantes, la
responsabilidad es del comprador.

Por lo anterior, cabe concluir que no ha lugar a lo demandado en cuanto a


ordenar la entrega de los activos faltantes, porque no cabe trasladar la
responsabilidad a las demandadas, correspondiendo a los demandantes
agotar la investigación para confirmar sus aseveraciones. A juicio del
sentenciador, no se encuentra suficientemente probado que la
responsabilidad de los activos faltantes corresponda al demandado.

b) En lo que respecta al objeto de los contratos de leasing, ha quedado


comprobado que los bienes individualizados en la demanda se encontraban
incluidos en la compraventa de activos y que no han sido traspasados a la
Sociedad Operativa, si bien su precio fue pagado oportunamente y los
bienes se encuentran físicamente en poder de la Sociedad Operativa.

Ha quedado asimismo probado que en los contratos con BHIF Leasing S.A.
y con Marc Leasing S.A. se hizo efectiva la opción de compra y que CCC ha
emitido facturas a favor de la Sociedad Operativa, faltando en consecuencia
efectuar el traspaso que legalmente corresponde, en atención a que dichas
facturas son insuficientes.

De lo expuesto, debe concluirse que debe acogerse la demanda en el


sentido que se traspasen efectivamente todos los bienes objeto de los
contratos de leasing y que, de no hacerlo, se restituya respecto de ellos el
valor pagado en la compraventa.

c) Si la operación acordada incluía otros activos no individualizados en el


listado anexo a la compraventa, que estaban destinados al funcionamiento
del Negocio YYY.

El sentenciador declara que el sentido de la cláusula cuarta de la promesa


de asociación es que dichos bienes son parte del Negocio YYY, esto, a la
luz de la prueba testimonial rendida. Confirma esta conclusión que el Sr.
YYY tenía varias sociedades y que se valía del conjunto de ellas para su
operación, por lo que parece lógico pensar que si existían bienes que se
empleaban en el negocio que se deseaban excluir, debió el Sr. YYY
manifestarlo para que así lo acordaran las partes, tal como con los otros
activos mencionados y que fueron objeto de exclusión.

Debe consignarse que a igual conclusión se llega si se considera la


cláusula cuarta de la promesa de asociación, ya que agrega que “la
intención de las partes es que la compra de los activos incluya también
todos los intangibles necesarios para que el negocio pueda seguir
desarrollándose”.

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

Por las razones expuestas, debe concluirse que corresponde acogerse la


demanda en cuanto a que se deben considerar incluidos en la compraventa
de los activos los bienes individualizados, aun cuando no sean de
propiedad del Sr. YYY, pues queda de manifiesto que estos están incluidos
en los intangibles necesarios para el giro del negocio.

4.- En relación a la nulidad de la cláusula de no competir, habiéndose ya


disipado el punto en el sentido de que el juez arbitral es competente para conocer
de dicha alegación.

Al respecto, cabe precisar que en opinión del sentenciador las restricciones que se
impongan en un contrato tendiente a impedir la permanente realización de una
determinada actividad comercial son consideradas en principio atentatorias a la
garantía constitucional del Artículo 19 N° 21 de Co nstitución Política y e DL N°
211. Sin embargo, por otra parte, nada impide que se pacte transitoriamente una
restricción que no obedece a una finalidad de cercenar la libre competencia, sino
que a un fin diferente, como es asegurar el éxito de un acuerdo de voluntades libre
y espontáneo y fruto de una negociación, como es el caso a que se refieren estos
autos.

Cabe agregar que tratándose del caso en análisis, el Sr. YYY –para asegurar la
continuidad de la operación- pasó a ser gerente de ventas y asesor de la nueva
sociedad, producto de la asociación acordada, con lo cual la restricción es
implícita, al menos durante la vigencia del contrato.

De los documentos acompañados y en especial del pacto de accionistas, se


desprende el carácter esencial de la obligación de que don YYY no participará
directa o indirectamente en los negocios de las empresas XXX y de la Sociedad
Operativa, estipulándose además que el Sr. YYY permanecería ligado al negocio,
con el objeto de potenciarlo al máximo.

La doctrina se ha ocupado también de este aspecto al tratar la venta de


establecimientos comerciales, condenado actos de competencia desleal, no sólo
respecto al funcionamiento de un negocio sino que también a la contratación de
personal clave por parte del vendedor del establecimiento comercial.

El Código de Comercio recoge el principio ético en comento al disponer en el


Artículo 404 sobre la sanción que recae sobre el socio de una sociedad colectiva
que compite con ella, declarándose que el beneficio debe traspasarse a la
sociedad.

Especial mención cabe hacer al fallo de 20 de octubre de 1999 dictado por el


árbitro arbitrador designado por la Cámara de Comercio de Santiago, don José
Tomás Guzmán Salcedo, en que se discutió la constitucionalidad de un pacto de
de no competir y en su considerando 9 se expresa que “el principio de la
autonomía de la voluntad permite a las partes de un contrato establecer
limitaciones a sus derechos, que pueden traducirse en obligaciones de no hacer,

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

que es lo que ha ocurrido en autos, al limitar las partes, recíprocamente , el campo


en que pueden ejercer sus actividades por un plazo determinado”.

Por último, no resulta válido para los demandados luego de haber pactado la
cláusula de no competir, alegar su nulidad, puesto que según el artículo 1683 del
Código Civil, no podrán solicitar la nulidad aquellos que celebraron el acto a
sabiendas o debiendo saber del vicio de nulidad que se alega.

Por lo anterior, procede cumplir la existencia de la obligación de no competir, y


que ha sido objeto de reparo por las partes. Por lo que cabe analizar, si don YYY
llevó adelante un decidido y sistemático ofrecimiento de servicios comerciales con
el mismo giro de la Sociedad Operativa, y si el objeto de FFF fue explotar el nicho
que abandonó la empresa del Negocio YYY que no era de interés de la Sociedad
Operativa el arriendo de hidrolavadoras.

Del análisis se concluye que don YYY ha incumplido la obligación de no competir,


pactada entre las partes en la referida promesa de asociación, por lo siguiente:
A) Que FFF ha utilizado el fax de la sociedad CCC, para sus fines comerciales,
cotizando clientes;
B) Que en diferentes medios de publicidad FFF señala como teléfonos
comerciales y oficinas los mismos que pertenecen a CCC, que es propiedad
del señor YYY;
C) La página de internet www.Amarillas.cl el criterio de búsqueda “CCC” indica
once empresas del rubro de máquinas soldadoras y generadores que
corresponden a FFF y todas con el teléfono mencionado en B);
D) El mismo resultado aparece en la página correspondiente a FFF
produciéndose así una coincidencia con CCC;
E) La página web de FFF señala como número de teléfono el que corresponde
también a CCC;
F) Don YYY al mes de enero de 2001, época en que se estaba llevando el
litigio objeto de este fallo, consultó a la Cámara Oficial de España de
Comercio información de empresas españolas que podían cotizar
generadores eléctricos. Posteriormente, en marzo de 2001, en el
Informativo Económico de dicha Cámara apareció una oferta de
“Representaciones YYY” para buscar socio estratégico en el área de
negocio de generación similar;
G) Informe de Dicom que acredita que don YYY es propietario de inmuebles de
calle Parroquia 1351, que corresponde también al domicilio de FFF;
H) Diversos certificados emitidos por el Departamento de Propiedad Industrial,
de 4 de septiembre de 2001, certifican que las marcas “FFF”, “AAA.
Arriendos FFF” y “AAA. Arriendos FFF construyendo un sueño”, han sido
solicitadas por AAA, con domicilio en calle LLL 1234, perteneciente a don
YYY, contigua a la de FFF y CCC, signadas con el N° 5678.

Asimismo y en relación con lo expuesto precedentemente, cabe concluir que la


AAA que pertenece a don YYY, ha sido un instrumento fundamental para facilitar
el llevar a cabo la competencia ilegítima con la Sociedad Operativa obteniendo el

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

registro de las marcas que permitieron el actuar de FFF, en perjuicio de la


Sociedad Operativa.

5.- En relación a la obligación asumida por don YYY en la cláusula sexta del
pacto de accionistas, de no contratar directa ni indirectamente a trabajadores que
presten o hayan prestado servicios a la Sociedad Operativa, se declara la validez
de la cláusula que se trata sólo de una convención, que descansa en la moral que
debe aplicarse en los negocios y que tiende a asegurar que no se produzca una
competencia desleal mediante la contratación del personal para competir
ilegítimamente.

En atención a la prueba rendida, queda de manifiesto que don YYY ha incumplido


esta obligación, por lo que debe responder por los perjuicios causados.

6.- Habiéndose declarado el incumplimiento de la obligación de no competir


asumida por don YYY, procede pronunciarse sobre la solicitud de que responda
solidariamente con AAA a indemnizar a la Sociedad Operativa y a XXX, perjuicios
que se estiman en la suma de U.F.14.000 que se deben incrementar en el
equivalente de UF 1.000 mensuales durante el juicio en autos.

En consideraciones a lo expuesto en autos, el Tribunal estima que debe darse ha


lugar a la indemnización por la cantidad de UF 25.000, debiendo pagarse por don
YYY la cantidad de U.F. 10.000, y AAA la cantidad de U.F. 15.000, dejándose
constancia que no procede declarar la solidaridad pasiva, en atención a que ella
no se encuentra pactada y de acuerdo a nuestro ordenamiento jurídico las únicas
fuentes de la solidaridad son la convención, el testamento y la ley, sin que pueda
emanar de un fallo judicial.

7.- Respecto al daño moral que se solicita, se declara que en el caso en


análisis nace de una relación contractual y ,por tanto, no se divisa existencia de
daño moral que se haya causado por las demandadas a la Sociedad Operativa, ya
que, apreciado de acuerdo a la prudencia y equidad, no se ha acreditado la
existencia de un daño o lesión que pudiere haber afectado la reputación o
prestigio o a la persona de la demandante, más allá de su interés patrimonial,
motivo por el cual procede desechar esta parte de la demanda.

8.- Sobre la petición de exclusión de AAA como accionista de la Sociedad


Operativa, procede analizarlo conjuntamente con la petición de que si se rechaza
la exclusión, el precio que corresponde pagar a XXX por la opción de compra de
acciones realizada, sea compensada con el monto que le corresponde pagar a la
AAA por concepto de indemnización, considerando el valor libro de las acciones.

El sentenciador declara que la institución jurídica de la exclusión no es posible en


las sociedades anónimas de acuerdo al régimen jurídico aplicable a éstas, por lo
que no ha lugar a la petición. Por lo anterior, y atendiendo a que se ha hecho
efectiva la opción de compra por parte de XXX y lo solicitado como acción
subsidiaría, procede declarar que el pago por compensación, considerándose

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

como precio de la compraventa la suma de U.F. 14.940,02 que corresponde al


18,5% de la cantidad de U.F. 80.757,93 fijada como valor de libros de la Sociedad
Operativa al 31 de diciembre de 2001.

9.- En lo referente a la demanda reconvencional, respecto al pago de


remuneraciones solicitado por los servicios prestados como director de la
Sociedad Operativa por don YYY, se declara, que corresponde pagar a don YYY
el monto de $30.990.110 hasta el mes de marzo de 2002, por concepto de
remuneración.

Declárese tanto respecto de la demanda principal como de la demanda


reconvencional, que deben considerarse rechazadas todas las demás peticiones,
alegaciones y defensas hechas valer.

2) Corte de Apelaciones de Punta Arenas, 27 de marzo de 2008: “Salomón


Catrilef Hernández y otros con Pesca Cisne S.A.”

Doctrina:
Para enfrentar los problemas que puedan suscitarse debido a la posible ocultación
del verdadero estado de las cosas que se puede hacer con los atributos de la
personalidad jurídica, esto es, cuando se muestra al exterior algo distinto de lo que
es la realidad, la jurisprudencia anglosajona creó la Teoría del Levantamiento del
Velo, que consiste en una técnica judicial que permite al tribunal, en ciertas
ocasiones, ignorar o prescindir de la forma extrema de la persona jurídica para
penetrar en su interior, a fin de develara los intereses subyacentes que se
esconden tras ella y alcanzar a las personas y bienes que se amparan bajo el velo
de la personalidad, con el objeto de poner fin a fraudes y abusos mediante la
aplicación directas de las normas jurídicas respecto de los terceros que resulten
perjudicados. Esta teoría se sustenta en la equidad, la buena fe, la trasparencia en
el tráfico jurídico, la prevención de la simulación y la sanción del fraude.

Se concluye que distintas empresas que pertenecen un conglomerado han mal


utilizado las instituciones jurídicas, ocupando la estructura formal de la
personalidad jurídica para atentar contra la buena fe, la seguridad y trasparencia
del tráfico jurídico, abusando del derecho y evadiendo responsabilidades y
obligaciones que le corresponden de acuerdo a la ley, porque estas empresas
están ejecutando negocios propios, y no negocios ajenos en forma transitoria.

Caso:
La empresa Pesca Chile S.A., efectúa un llamado a distintos trabajadores para
trasladarlos y embarcarlos en una nave “Maya V” en otro país con el fin de
desarrollar actividades pesqueras. El capitán de la empresa ingresó a aguas
australianas para realizar una pesca ilegal, pese a que la embarcación contaba
con todos los elementos necesarios para realizar la pesca en mar abierto.

Los trabajadores que tripulaban la nave interponen demanda contra la empresa


pues, producto de la actuación ilegal del capitán del barco, fueron apresados,

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

detenidos, dejados en un recinto penitenciario, condenados y expulsados de


Australia.

Con el fin de excusarse de su responsabilidad, la empresa demandada insiste en


que es solo un correo en la labor o un gestor de negocios ajenos, con lo que
abusa de la personalidad jurídica ya que elude normas legales y las traslada a la
empresa en el extranjero, la cual es constituida por varias sociedades de la misma
familia Gonzalez – Corral pertenecientes al mismo conglomerado de Pesca Chile
S.A. y que finalmente son una misma empresa, quedando los trabajadores en
indefensión.

Tras lo anterior, y al demostrar que se cumplen todos los requisitos de la


responsabilidad extracontractual, la Corte da lugar a la demanda interpuesta por
los trabajadores y , revocando la sentencia anterior, condena a Pesca Chile S.A. a
la indemnización de perjuicios por daño moral ocasionado a cada trabajador por la
cantidad de US$25.000.

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

10. LA SOCIEDAD POR ACCIONES

El artículo 19 de la ley de mercado de capitales II, que modifica el Código de


Comercio, introduciendo un nuevo tipo social: la Sociedad por Acciones. Conforme
a dicha disposición la Sociedad por acciones es “una persona jurídica creada por
una o más personas mediante un acto de constitución válidamente perfeccionado
de acuerdo con los preceptos de esta ley, cuyos derechos en el capital son
representados por acciones”.

La característica más importante e innovadora de este tipo social, es que puede


constituirse por una o más personas, es decir puede ser una sociedad
unipersonal.

La SpA puede constituirse por escritura pública o instrumento privado, un extracto


del acto constitutivo debe ser inscrito en el Registro de Comercio y publicado en
el Diario Oficial en el plazo de un mes.

Bibliografía.

A) BAEZA OVALLE, Gonzalo: Tratado de Derecho Comercial, Tomo III,


Editorial Lexis Nexis, 2008, pp. 1316-1332.
B) JARA BAADER, Andrés: Sociedades Por Acciones, Revista Chilena de
Derecho, vol. 34 N0 2, pp. 251 – 288.
C) BRZOVIC GONZÁLEZ, Franco: Sociedades Por Acciones. Análisis de la
Ley 20.190, www.microjuris.cl.
D) MORAND, Luis: Sociedades: Con la Normativa sobre la Empresa Individual
de Responsabilidad Limitada (Ley N° 19.857) y Socie dades por Acciones (Ley N°
20.190), Jurídica de Chile, 2008, pp. 165 – 168.
E) TORRES ZAGAL, Óscar: Derecho de Sociedades, LexisNexis, 2007, pp.
568 – 606.
F) VIVEROS BLOCH, María José: Sociedad por acciones: Análisis de un
nuevo tipo social, 2006, Librotecnia.

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

11. LA EMPRESA INDIVIDUAL DE RESPONSABILIDAD LIMITADA

La ley 19.857 autoriza el establecimiento de empresas individuales de


responsabilidad limitada. De acuerdo al artículo 2° de dicha ley la empresa
individual de responsabilidad limitada “es una persona jurídica con patrimonio
propio distinto al del titular, es siempre comercial y está sometida al Código de
Comercio cualquiera sea su objeto; podrá realizar toda clase de operaciones
civiles y comerciales, excepto aquellas reservadas a las sociedades anónimas”.

El titular de una E.I.R.L. es responsable solo hasta el monto que se comprometió a


aportar en el acto constitutivo o sus modificaciones.

Su constitución es solemne: escritura pública, extracto autorizado ante notario,


inscrito en el Registro de Comercio y publicado en el Diario Oficial dentro de los 60
días siguientes a la fecha de la escritura.

La administración corresponde al titular de la empresa, el cual puede designar un


gerente general y otorgar poderes especiales o generales.

Bibliografía.

A) ROMÁN RIVERA, RICARDO: La empresa individual de responsabilidad


limitada en Chile, Metropolitana Ediciones, 2003.
B) MORAND, LUIS: Sociedades: Con la Normativa sobre la Empresa
Individual de Responsabilidad Limitada (Ley N° 19.8 57) y Sociedades por
Acciones (Ley N° 20.190), Jurídica de Chile, 2008, pp. 169 – 172.
C) TORRES ZAGAL, ÓSCAR: Derecho de Sociedades, LexisNexis, 2007,
pp.188 – 204.

Jurisprudencia.

1) Corte de Apelaciones de Santiago, 29 de junio de 2006: “Asesorías


Jurídicas Luis Andrés HG Guzmán EIRL con Ilustre Municipalidad de
Santiago”

Doctrina:
No procede el cobro de patente municipal a una empresa individual de
responsabilidad limitada de asesorías jurídicas, adicional a la que paga el abogado
que la conforma como tal, por no corresponder a una sociedad de inversión o de
profesionales, pues no es de ninguna manera una sociedad, sino una persona
jurídica sui generis.

Caso:
Don Luis Guzmán en su calidad de representante de Asesorías Jurídicas Luis
Andrés Guzmán EIRL, presenta un recurso de ilegalidad contra el D.S. 2° N° 32 de
enero de 2006, el cual cobra una patente municipal a la EIRL referida. Señala el
recurrente que la EIRL no ejerce actividad lucrativa alguna distinta de la que

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CASOS Y MATERIALES DE DERECHO SOCIETARIO

desarrolla su único integrante en calidad de abogado y persona natural y por la


cual ya paga patente. Por lo anterior pide que se deje sin efecto el Decreto
evitando pagar doble patente municipal.

Por su parte los representante de la Municipalidad indican que el DFL relativo a


Rentas Municipales no excluye a las E.I.R.L. por tratarse de personas jurídicas
con patrimonio propio, y dice que la patente de los abogados y aquellas impuestas
a sociedades son totalmente distintas una de otra.

La Corte de Apelaciones señala que la norma sobre Rentas Municipales se refiere


a sociedades de inversión o de profesionales y resulta que la E.I.R.L. no es de
ninguna manera una sociedad, sino una persona jurídica sui generis. Además los
tributos solo pueden ser establecidos por ley, por lo que si se excluyó a la E.I.R.L.
es porque, en este caso, está conformado por un abogado que ya paga patente
municipal.

Dado lo anterior, la Corte acoge el reclamo de ilegalidad y deja sin efecto el


Decreto dictado por la Municipalidad.

05/03/2011 157

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