Clase No. 1 A 5 Derecho Financiero y Bancario
Clase No. 1 A 5 Derecho Financiero y Bancario
Clase No. 1 A 5 Derecho Financiero y Bancario
A su vez, la ejecución de estas funciones trae como como consecuencia una serie
de transferencias monetarias de signo inverso ya que suponen salidas de dinero
de las cajas públicas que constituyen los gastos públicos.
En este aspecto, la actividad financiera se distingue de todas las otras que ejecuta
el Estado en que no constituyen un fin en si misma, o sea que no atiende
directamente a la satisfacción de una necesidad de la colectividad, sino que
cumple una función instrumental porque su normal desenvolvimiento es condición
indispensable para el desarrollo de otras actividades. Esto es así, porque ninguna
actuación del Estado sería posible, si no se hubiese obtenido previamente los
fondos necesarios para solventar su actividad en procura de satisfacer sus
necesidades públicas.
Por otra parte, dichas personas y entidades son en última instancia, las
destinatarias de los diferentes empleos que el Estado realiza de sus ingresos por
medio de los egresos o gastos públicos.
Cabe agregar que la actividad financiera está integrada por tres actividades
parciales diferenciadas a saber:
El poder financiero
El poder de imperio en cuya virtud se ejerce la actividad financiera. Su mayor y
más típica manifestación se encuentra en la autoridad que tiene el Estado para
exigir contribuciones coactivas a los particulares que se hayan bajo su jurisdicción
(potestad tributaria), pero no es su única manifestación.
Recursos Públicos
Definición
Las erogaciones a cargo del Estado son atendidas con recursos de variada
naturaleza, de índole patrimonial o de Derecho Privado unos y de Derecho Público
otros, sin excluir alguno que es difícil ubicar en una u otra categoría. La aplicación
del concepto de gasto público, que excede, el cuadro restringido de la
administración para alcanzar una significación amplia, hace objetables las
definiciones que concretan los ingresos a las erogaciones relacionadas con los
servicios públicos, resultando preferible concebirlos en sentido lato, como los
ingresos que obtiene el Estado preferentemente de dinero, para la atención de las
erogaciones determinadas por exigencias administrativas o de índole económico-
social.
Constituyen recursos del Estado los procedimientos mediante los cuales éste logra
el poder de compra necesario para efectuar las erogaciones propias de su
actividad financiera.
Clasificaciones
Generalmente se admite la distinción entre recursos originarios o inmediatos y
recursos derivados o mediatos, según provengan del patrimonio del Estado o
¨deriven¨ de la economía privada, pero se ha señalado que éstos últimos -ingresos
de derecho público- se vinculan con la soberanía estatal, que es originaria y
proceden de economías privadas, por lo cual en cierto modo son también
derivados.
Recursos Parafiscales
Se han creado categorías especiales de gravámenes que, siendo análogos a los
tributos, se diferencian de éstos por algunas connotaciones, como ser:
Emisión Monetaria
La inflación que de ese recurso puede surgir significa, sin duda, una disminución
del poder de compra de todos aquellos que no pueden reajustarse de inmediato el
nivel de sus ingresos reales según la desvalorización de la moneda. En tal sentido
puede decirse que la inflación constituye un impuesto y se le agrega el adjetivo
¨ciego¨ para indicar que no incide a contribuyentes indicados por la ley sino
afectados por el azar, como consecuencia de la disminución de los ingresos
reales. La inflación a diferencia de los impuestos, no tiene como criterio inspirador
el principio de la capacidad contributiva, ni responde a ningún otro criterio de
justicia o de eficiencia o de política económica, siendo casi siempre la
consecuencia no deseada de una política desaprensiva de gastos y recursos.
UNIVERSIDAD RURAL DE GUATEMALA
Maestría en Ciencias Jurídicas y Sociales
Derecho Financiero y Bancario
Lic. Evelyn Lorena Archila Ramírez
Tributos
A lo largo de la historia ha existido una relación tensa entre los tributos y los individuos.
En la antigüedad, el tributo nació como una especie de instituto de dominación.
Representaba la imposición de una carga por parte los más fuertes sobre los más débiles,
de los pueblos vencedores sobre los derrotados, del monarca sobre sus súbditos. Tal y
como indica Condorcet Rezende la relación tributaria era concebida como una relación de
absoluta dependencia, que incluso llegaba a ser confundida con una relación de vasallaje
o subordinación. Así, en sus orígenes, el establecimiento y el cobro de tributo era
realizado de forma arbitraria y antojadiza sin responder a criterios de justicia, solidaridad o
seguridad. Esa concepción del tributo se prolongó a lo largo del tiempo, e incluso hasta
inicios del siglo pasado la relación tributaria era vista apenas como una relación de poder.
Se entendía que el poder tributario encontraba su fundamento única y exclusivamente en
la Soberanía Estatal –en el poder de imperio del Estado- y en la necesidad de recaudar
recursos.
Podemos afirmar que el tributo constituye un deber fundamental, cuyo fundamento está
altamente impregnado por los valores de la solidaridad y la justicia. Dentro de ese
contexto, evidentemente el individuo desempeña un papel activo dentro de la sociedad,
toda vez que a través del tributo pasa a ser ciudadano contribuyente de la comunidad de
la cual es parte. Así, el tributo es un instrumento al servicio de la sociedad que permite la
existencia material del Estado y la inducción de comportamientos correctos conforme a
los valores de la comunidad.
Origen
Los griegos desarrollaron un intenso comercio, hicieron producción manufacturera
organizada en talleres de propiedad del estado. El tesoro público era manejado por la
aristocracia cuyo jefe era llamado Arconte quien recaudaba los impuestos. En Esparta
pagaban los impuestos e iban a la guerra solamente los campesinos, los comerciantes,
los industriales y los navegantes. Los ciudadanos eran la clase social parasitaria que se
mantenían de los tributos, de los Periecos (contribuyentes). En Atenas hubo un código de
UNIVERSIDAD RURAL DE GUATEMALA
Maestría en Ciencias Jurídicas y Sociales
Derecho Financiero y Bancario
Lic. Evelyn Lorena Archila Ramírez
leyes y tratamiento igualitario de los ciudadanos ante la ley; dividía la sociedad en cuatro
clases y las obligaciones tributarias eran proporcionales a la riqueza. La clase más pobre
no pagaba impuestos y no prestaba servicio militar (principio de progresividad). Las bases
de la civilización romana fueron griegas y etruscas de cuyos pueblos tomaron la cultura y
organización, entre ellas las instituciones tributarias sin mayores modificaciones. Sila
general de ejércitos romanos impuso fuertes impuestos a los habitantes del Asia Menor.
Anuló los privilegios que tenían los caballeros en el cobro de impuestos. Alejandro Magno
mantuvo las instituciones tributarias pero ante manejos imprecisos de fondos, creó el
cargo de inspector de finanzas con funciones de vigilancia y control. Hoy conocida como
Contraloría. Roma tomó las instituciones tributarias de los griegos sin modificaciones de
importancia. Una de las principales causas de la caída del imperio Romano, fueron los
altos impuestos especialmente para la población agrícola.
La tributación en América
Los impuestos más importantes establecidos por el régimen colonial fueron el tributo
(sobre el individuo y la tierra), el diezmo (para la religión, para el sostenimiento de la
iglesia) y el almojarifazgo que gravaba el tráfico de mercancías. El tributo, que tuvo que
hacerse tomando por base las organizaciones nativas, que obligaba a que cada individuo
pagara una suma anual. Esta institución se articula con una similar traída por la cultura
feudal española, en América fue vigilada y reglamentada especialmente por la Real
Corona para impedir las tendencias feudiformes y separatistas de los avecindados y
ennoblecidos.
Las tasas de tributos se hacían periódicamente por visitación de las audiencias para
adecuar la realidad demográfica y la condición de pobreza de los indios con lo que
supuestamente tenían que tributar para el encomendero, el doctrinero (estipendio que le
daba el encomendero). Este fue otro de los factores que hicieron decaer los tributos para
los feudatarios y el Estado español, llevándolos a aquellos a la búsqueda de otras
opciones de renta en la consecución de estancias o haciendas semi-empresarial, minas y
comercio.
Esta situación fue hábilmente aprovechada por los comerciantes guatemaltecos, quienes,
deteniendo dicho principio, impusieron su monopolio sobre el resto de las provincias del
reino, constituyéndose en los únicos intermediarios entre la metrópoli y el Reino de
Guatemala. La ciudad de Santiago de Guatemala se estableció como puerto de entrada y
salida de todos los productos traficados con España. El control sobre la comercialización
del añil fortaleció tanto a comerciantes como a la ciudad misma, que se convirtió en plaza
comercial del Reino. Allí confluían los granos y productos cultivados en el altiplano
indígena con el ganado y otros artículos provenientes de las lejanas regiones de
Nicaragua y Costa Rica.
Los comerciantes guatemaltecos otorgaban créditos para impulsar los cultivos y eran
también sus principales compradores. Al mismo tiempo, ellos realizaban los intercambios
comerciales con la metrópoli de manera regular. Esta variedad de funciones los convirtió
en agentes indispensables a niveles económicos muy poderosos en el terreno político. La
corona española se encargaba de firmar capitulaciones con los conquistadores, las cuales
estipulaban que, los mismos, quedaban obligados a conquistar en nombre del Rey, fundar
ciudades, separar para la corona una quinta parte de la ganancia obtenida (quinto real) y
evangelizar a los indígenas, lo cual se convirtió en la principal excusa para aceptar como
justa la guerra contra los indígenas.
La obligación de poblar hizo que muchos españoles se quedaran en América, sin regresar
a España con un botín. Esto también debido a que la gente venida de España pertenecía
a un nivel económico-social que no tenía mayor futuro en su patria. Con la conquista se
inicia el latifundismo, ya que los conquistadores se adueñaron de gran parte de tierra,
fueran pertenecientes a indígenas o no, situación que se fue ampliando cada vez más
durante la colonia, tanto en el número de “propietarios” como en el incremento de grandes
extensiones de tierra para cada español.
Esta fundación fue importante para los conquistadores, ya que de ellos dependía la
cantidad de encomiendas que se podían adjudicar a cada español, también fueron de
UNIVERSIDAD RURAL DE GUATEMALA
Maestría en Ciencias Jurídicas y Sociales
Derecho Financiero y Bancario
Lic. Evelyn Lorena Archila Ramírez
suma importancia para la recolección de tributos, y finalmente, era de mucho interés para
la colonia que las tierras estuvieran pobladas, en ningún momento desiertas. Todos los
indígenas que escaparon de la esclavitud forzada fueron repartidos (repartimiento) y como
fruto de esto nace la encomienda que consistía en encomendar a un español un grupo de
indígenas para evangelizarlos y educarlos pero realmente se buscaba que tributaran.
El tributo fue una contribución personal que se pagaba por parte de los indígenas por su
vasallaje al rey. En las ciudades se concentró la población que tenía el poder económico,
político y social, los criollos, es decir conquistadores, primeros pobladores españoles y
sus descendientes; y poco después funcionarios de la monarquía, familiares y séquitos,
finalmente los españoles que llegaron luego en la época colonial.
Hacia las ciudades fluían los cargamentos de productos de toda clase, provenientes de
los pueblos indígenas que se formaban, de las propias haciendas así como
establecimientos ganaderos y agrícolas pertenecientes a los criollos. Fuera de las
ciudades, alrededor de ellas, quedaron establecidos lugares para la residencia de los
indígenas, pero estos quedaban reservados únicamente para los que eran de confianza
para los españoles.
La conquista de Guatemala fue una gran oportunidad para la corona española que vio en
ella la oportunidad de llevarse la mayor cantidad de riquezas posibles hacia Europa, lo
que dio como consecuencia el despojo de tierras y toda clase de bienes a los indígenas
conquistados.
Tras el largo régimen conservador, el nuevo gobierno había encontrado una hacienda sin
rentas y con el crédito comprometido. Criticaba a los conservadores por haber
multiplicado los impuestos sobre los mismos artículos, sin respetar los de consumo diario
y de primera necesidad. Un ejemplo de ello, era el caso del pan, gravado sucesivamente
por el diezmo y primicia de trigo, por los impuestos de garita y alhóndiga, que pagaba la
harina y, finalmente por la alcabala que volvía a imponerse al amasado del producto,
además de la subvención de guerra.
UNIVERSIDAD RURAL DE GUATEMALA
Maestría en Ciencias Jurídicas y Sociales
Derecho Financiero y Bancario
Lic. Evelyn Lorena Archila Ramírez
La carne era otro artículo al que también se le imponían diferentes cargas tributarias. En
el proyecto de Oliva sugería una serie de medidas impositivas, el producto de la renta de
panela bastaría para llenar el presupuesto anual de la administración pública. Los
propietarios de las fincas que no producían nada, preferirían, antes que pagar impuestos
por tierras que no les reportaban beneficios, dedicarlas a la crianza de ganado o vender el
excedente de las tierras a las clases trabajadoras. De esta manera se provocaría un
reparto de la propiedad que, sin duda, haría prosperar a la agricultura.
Este plan debía completarse con una reducción del gasto público, mediante la
disminución del número de empleados y la eliminación de pensiones indebidas y de otros
gastos superfluos en que había incurrido el gobierno anterior. No parece, sin embargo,
que las recomendaciones de Manuel Oliva hayan sido tomadas en cuenta pues, en 1876,
el gobierno liberal tomó algunas medidas fiscales que mantenían algunos de los
impuestos que el proyecto de Oliva proponía eliminar.
Entre los nuevos medios dirigidos a procurar al gobierno los ingresos necesarios para
cubrir los servicios públicos nacionales, y además el pago de la deuda y los costos de las
obras de utilidad que había emprendido, se encontraban la alcabala marítima, las rentas
del aguardiente, chicha y cerveza, las contribuciones urbanas, de caña, papel sellado y
timbres, harinas y ganado de consumo, así como los impuestos sobre el café y el tabaco.
En el mes de junio siguiente, a través del Decreto 238, se incrementaron en un 25% los
Derechos de importación de mercaderías extranjeras, y el 12 de diciembre un segundo
Decreto aumentó la contribución sobre el café, de 50 centavos a un peso por quintal, por
espacio de dos años, pero simultáneamente se exoneró por el mismo lapso las
sementeras de café de la contribución territorial.
Finalmente, el mismo año se procedió a gravar la venta de tabaco en general, con cinco
pesos anuales Un hecho significativo ocurrido entonces, en relación con las finanzas
públicas, consistió en la aceptación por el Presidente de la República del ofrecimiento
hecho por varios propietarios de una erogación a favor del gobierno, la cual consistiría en
200,000 pesos reembolsables con el 15% del producto de la alcabala marítima. Dicha
contribución se destinaría a la continuación de los trabajos del ferrocarril entre el Puerto
San José y Escuintla En el período comprendido entre 1871 y 1886 el erario logró
ingresar anualmente algo más de tres millones de pesos, cantidad nunca antes obtenida,
y la cual fue aumentando un poco cada año.
Esta situación le hubiera permitido al gobierno cubrir sin dificultad sus gastos e incluso
disponer de excedentes para fomentar las mejoras de los servicios públicos. Sin embargo,
UNIVERSIDAD RURAL DE GUATEMALA
Maestría en Ciencias Jurídicas y Sociales
Derecho Financiero y Bancario
Lic. Evelyn Lorena Archila Ramírez
El efecto más importante fue la expansión de las actividades del Estado a espacios que
una generación atrás consideraba fuera del radio de la acción que les es propia.
El período comprendido entre 1945 y 1954 produjo una ruptura histórica con el pasado
liberal autoritario, y propició el establecimiento de un nuevo clima político y cultural que
posibilitó mejores condiciones para la organización política y social. A partir de 1945,
empezó a aumentar visiblemente el monto de los ingresos públicos, como consecuencia
del crecimiento de los impuestos aplicables a las importaciones y al consumo.
Hacia 1948, los ingresos públicos se habían triplicado (con relación al último año del
gobierno de Ubico), al alcanzar 45.5 millones de quetzales dando lugar a un aumento de
la carga tributaria (relación entre impuestos y PIB, aún cuando ésta era baja al compararla
con la de otros países. La mayor disponibilidad de recursos facilitó cambios a la estructura
del Estado, en lo que se refiere a los servicios sociales, aparte de la desmilitarización de
los servicios, se le dio mayor ponderación a la educación y la salud pública.
Los gastos sociales, especialmente en educación, superaron por primera vez de manera
sostenida a los destinados a defensa. La creación del Ministerio de Salud Pública y
Asistencia Social se realizó de acuerdo con esta renovación de los servicios del Estado.
También fue importante la creación de las bases institucionales de un amplio sistema de
seguridad social, destinado a proveer protección contra los riesgos de enfermedad,
accidentes, vejez, maternidad y muerte. El resultado de ello fue la creación del Instituto
Guatemalteco de Seguridad Social.
En 1963 se revirtió esta tendencia, al introducirse por primera vez el Impuesto Sobre la
Renta. La carga tributaria se estabilizó durante el resto de la década de los 60 y la primera
mitad de los 70. Aumentó durante la segunda mitad de la década de los 70, debido a la
existencia de un impuesto a las exportaciones de café, que generó ingresos
extraordinarios debido al alza del precio del grano, para luego desplomarse en los 80,
durante la crisis de la llamada década perdida. Como se puede observar, se dictaron en
esta época muchas disposiciones relativas a la forma de tributar, hasta llegar a la emisión
de nuevas leyes tributarias que actualmente nos rigen.
Guatemala posee una de las estructuras fiscales más conservadoras de la región, basada
en el mantenimiento de privilegios, exenciones y exoneraciones al sector económico, las
cuales debilitan la capacidad del Estado de dar respuesta a las obligaciones
constituciones sobre todo en materia social. Los Acuerdos de Paz establecían el
necesario aumento de la carga tributaria, se proyectó un aumento para el año 2,000 que
alcanzará por lo menos el 12% en relación al PIB. Sin embargo, la constante ha sido una
carga que en la mayoría de años no supera los niveles del 10%. A estas alturas
deberíamos de estar hablando de una meta de recaudación de por lo menos el 16%. Para
disminuir el impacto de la insuficiencia de recursos y mantener el equilibrio del déficit
fiscal se recurre a la adquisición de deuda pública tanto interna como externa (en sus
diferentes variables, préstamos, bonos, certificados del tesoro, etc.).
Los principales problemas del sistema tributario guatemalteco tienen que ver con el
elevado número de exenciones, deducciones, incentivos y privilegios fiscales, la debilidad
institucional de la Superintendencia de Administración Tributaria, la complejidad y falta de
claridad de las normas tributarias, y la escasa persecución y sanción de los grandes
evasores (por ejemplo, los grandes contrabandistas de mercancías). De esa cuenta, el
mayor problema del sistema tributario actual no es de tasas, sino de cumplimiento de las
obligaciones tributarias y de una estructura
Concepto
El tributo es un pago que el Estado exige a sus ciudadanos con el fin de financiar sus
actividades y/o políticas económicas. Un tributo es una prestación pecuniaria que el
Estado o Administración Pública puede exigir a los ciudadanos de un país o territorio
El Estado en el ejercicio del poder tributario, a través del Poder Legislativo, está facultado
para crear, modificar, extinguir tributos, así como también para establecer exenciones
tributarias. El deber fundamental de pagar impuestos, visto por el lado de su titular activo,
se consubstancia en la atribución al legislativo de un poder –el poder tributario (o fiscal)
para la creación, institución o establecimiento de impuestos, esto es, el poder tributario en
sentido estricto o técnico. El Poder Tributario, a diferencia de la libertad, no es
preconstitucional, en la medida en que tal poder es establecido expresamente por el
constituyente originario en la Constitución, y debe ser ejercido dentro de los límites en ella
establecidos.
UNIVERSIDAD RURAL DE GUATEMALA
Maestría en Ciencias Jurídicas y Sociales
Derecho Financiero y Bancario
Lic. Evelyn Lorena Archila Ramírez
Es la facultad inherente al estado para exigir tributos dentro de los límites establecidos por
la Constitución y que solo puede manifestarse por medio de las normas legales. Es en la
Constitución donde se encuentran los principios que sirven como directrices supremas
para orientar el ejercicio de las competencias impositivas, consagrándose en ella los
postulados que imprimen certeza y seguridad a las pretensiones tributarias del Estado, y,
en contra partida, preservan y garantizan los derechos fundamentales de los ciudadanos.
Así, la potestad tributaria es un poder jurídico que deberá ser ejercido respetando los
principios constitucionales de la tributación, tanto formales como materiales, así como los
demás principios constitucionales. Tales principios orientan y vinculan la actividad
legislativa en materia tributaria. En esencia, dichos principios son un límite al ejercicio del
poder tributario estatal.
El poder tributario no está fundamentado en una relación de supremacía del Estado sobre
los individuos, toda vez que el Estado no es un fin en sí mismo, por el contrario, se trata
de un medio al servicio de los individuos. De modo que debemos entender que si bien la
potestad tributaria es una manifestación o expresión del poder que le es conferido al
Estado por los ciudadanos en el pacto social, esa facultad no encuentra su causa o
fundamento en el propio poder del cual es parte.
Así, el poder tributario estatal es un poder-deber, expresión del poder político y connatural
al Estado, pero que nace o encuentra su origen en el espacio abierto que es dejado o
autorizado por la libertad, y consecuentemente se encuentra limitado por esa libertad.
Impuestos: Es la prestación pecuniaria que una entidad pública tiene el derecho de exigir
en virtud de su poder de imperio, originario o derivado, según los casos, en la medida y
forma establecidas por la ley, con propósito de obtener un ingreso.
La ley general tributaria española define el impuesto en los siguientes términos “Son
impuestos los tributos exigidos sin contraprestación, cuyo hecho imponible está
constituido por negocios, actos o hechos de naturaleza jurídica o económica ponen de
manifiesto la capacidad contributiva del sujeto pasivo, como consecuencia de la posesión
de un patrimonio, la circulación de los bienes o la adquisición o gasto de la renta´.
El autor Raúl Rodríguez Lobato propone la siguiente definición: “El impuesto es una
prestación en dinero o en especie que establece el Estado conforme a la ley, con carácter
obligatorio, a cargo de personas físicas y morales para cubrir el gasto público y sin que
haya para ellas contraprestación o beneficio especial directo o indirecto”.
Existen diversas clasificaciones sobre los impuestos siendo éstas las más importantes y
generalmente citadas y utilizadas:
Impuestos reales: Los impuestos reales son los que se establecen atendiendo,
exclusivamente, a los bienes o cosas que se gravan, es decir, se desentienden de
las personas o mejor dicho, prescinden de consideraciones sobre las condiciones
personales del sujeto pasivo y sólo toman en cuenta una manifestación objetiva y
aislada de riqueza. Un claro ejemplo de impuesto directo real es el propio –IUSI-,
que recae sobre los bienes inmuebles.
Cuando se produzca, aún por ley, alguna alteración retroactiva perjudicial para la
situación tributaria del sujeto pasivo, ya sea, la creación retroactiva de tributos no
existentes o el incremento retroactivo proporcional.
Es un derecho que se percibe por el Estado como persona soberana, por servicios o
prestaciones especiales o individualizables, de carácter jurídico administrativo organizado
con fines colectivos y que lo paga el usuario a su solicitud.
La tasa consiste en la suma de dinero que se cobra por el sujeto activo de la obligación
tributaria (sea la nación, las provincias, las comunas), a las personas que se benefician
particularmente por la prestación de un servicio público divisible, coactivo o libre, por el
reconocimiento de una ventaja diferencial basada en la concesión de un beneficio o por el
uso del dominio público a través de un medio especial.
Elemento jurídico: Este nos conduce a la legitimidad de las tasas que ha de verse en su
imposición por ley y a mérito de la capacidad contributiva que actúa como causa mediata
de la misma, por ser inherente a todos los tributos.
Para algunos autores, la tasa es una contraprestación y el costo del servicio es soportado
exclusivamente por quienes lo usan, para otros, dicho costo debe ser soportado en parte
por los usuarios directos y en parte por la colectividad, que en cierto modo se beneficia
con el establecimiento del servicio.
Para otros, el monto de la tasa quedaría a discrecionalidad del Estado. La tasa como una
forma de manifestación del tributo, debe tener como límite el costo del servicio, no
debiendo el Estado o las municipalidades obtener beneficios que pueda disponer a
voluntad; lo contrario, significaría transformar una tasa en un impuesto, los remanentes
que la explotación del servicio pueda producir, deben invertirse en mejorarlo para
acentuar el concepto de razonabilidad. De otro modo resultaría, por lo menos en teoría, la
posibilidad de que la tasa no corresponda a un eficaz servicio y que, con el pretexto de su
mayor costo, se cree un impuesto.
La tasa debe guardar una razonable proporción con el costo del servicio. Esta exigencia
tiene una íntima correlación con la anterior, no podría argüirse que existe contra
prestación, cuando la tasa excede al costo del servicio, y si esto ocurre estamos en
presencia de un impuesto disfrazado con la denominación de tasa.
Por esto, toda tasa municipal, debe respetarla, siendo ilegal si viola los principios
esenciales de la igualdad ante la ley, de capacidad de pago.
Contribuciones Especiales
Son un tributo especial impuesto en virtud de un beneficio especial aportado a algún bien
del patrimonio del contribuyente por una obra Pública que realiza la administración
pública, sea directamente o por concesionario.
Según el autor Guillermo Cabanellas: “lo define como el tributo cuyo hecho imponible
consiste en la obtención por el sujeto pasivo de un beneficio o de un aumento del valor de
sus bienes, como consecuencia de la realización de obras públicas o del establecimiento
o ampliación de servicios públicos”.
El tratadista Villegas dice que las contribuciones especiales son: “Los tributos debidos en
razón de beneficios individuales o de grupos sociales derivados de la realización de obras
o de gastos públicos o de especiales actividades del Estado”.
UNIVERSIDAD RURAL DE GUATEMALA
Maestría en Ciencias Jurídicas y Sociales
Derecho Financiero y Bancario
Lic. Evelyn Lorena Archila Ramírez
Las contribuciones especiales tienen importancia porque la extracción está vinculada con
una ventaja económica y eso crea una predisposición psicológica favorable en el
obligado. Contribución especial por mejoras, es la establecida para costear la obra pública
que produce una plusvalía inmobiliaria y tiene como límite para su recaudación el gasto
total realizado y como límite individual para el contribuyente, el incremento de valor del
inmueble beneficiado.
Arbitrios
Los arbitrios se definen: “Como una retribución por cierta actividad administrativa, en la
que sólo se persigue cubrir el costo, pero en manera alguna obtener un rendimiento con
propósitos financieros, es decir procura el mayor ingreso posible para la hacienda
municipal”.
“Impuestos sobre bienes y servicios a favor de las propias Municipalidades, es así mismo,
la aplicación impositiva de un sistema donde puede no existir la contraprestación de un
servicio material individualizado y diferenciado que beneficia al sujeto de gravamen en
particular, recae sobre el ejercicio de una actividad productiva o por la simple posesión de
bienes que generen renta real o imputada”.
Arbitrios municipales:
Acuerdo Gubernativo del 22 de junio de 1953. Arbitrio sobre alineaciones Arbitrio
sobre pavimento
Arbitrio sobre espectáculos
Arbitrio sobre vendedores ambulantes Arbitrio sobre aguas municipales: Títulos de
aguas municipales
Arbitrio sobre revisión de contadores de agua Arbitrio de canon de agua Arbitrio
sobre excesos en el consumo de agua
Arbitrio sobre instalación de grifos Arbitrio sobre cortes y reconexiones del servicio
de agua.
Arbitrio sobre contribución de ornato.
Acuerdo Gubernativo del 31 de marzo de1954. Arbitrio sobre salas
cinematográficas
Acuerdo Gubernativo del 18 de mayo de 1978 Arbitrio sobre el valor del pasaje de
microbuses
UNIVERSIDAD RURAL DE GUATEMALA
Maestría en Ciencias Jurídicas y Sociales
Derecho Financiero y Bancario
Lic. Evelyn Lorena Archila Ramírez
Consideraciones preliminares.
La normatividad de los principios
El pos-positivismo es el marco filosófico dentro del cual se enmarca el nuevo derecho
constitucional. Se trata de un punto de convergencia o ideal ecléctico entre dos grandes
corrientes del pensamiento que en principio ofrecen paradigmas opuestos para el
derecho: el jusnaturalismo y el positivismo.
A partir de esa nueva perspectiva, la Constitución pasa a ser vista como un sistema
abierto de principios y reglas. Los principios constitucionales pasan a ocupar un lugar de
destaque en la praxis jurídica, y tienen una importante función informadora del
ordenamiento, expresando la síntesis de los valores más relevantes.
Dentro de ese contexto, se supera la visión del positivismo estrictamente legalista que
limita la noción de norma a la regla jurídica. Los principios, al igual las reglas, pasan a
disfrutar del status de norma jurídica, y poseen, al igual que aquellas, carácter imperativo.
Consecuentemente, los principios dejan de ser vistos como postulados con una dimensión
meramente axiológica y pasan a gozar de eficacia plena e inmediata. En términos
generales, puede decirse que entre ambas especies de normas existe una distinción
cualitativa y no solamente de grado.
Los principios son mandatos de optimización que ordenan que algo sea realizado en la
mayor medida de lo posible, de acuerdo con la realidad fáctica y las posibilidades jurídicas
dentro de las cuales se enmarque una determinada situación; no contienen mandatos
definitivos sino razones prima facie. En ese sentido, los principios tienen un alto contenido
de abstracción y pueden incidir sobre una amplia gama de situaciones. Al no existir un
grado de jerarquía entre los diversos principios, su aplicación dentro de cada caso
concreto requiere realizar un ejercicio de ponderación entre los principios involucrados,
realizando concesiones reciprocas a fin de determinar cual deberá prevalecerá en
determinada situación.
Por su parte, en el caso de las reglas, estas tienen un carácter definitivo. Si son válidas y
aplicables a un caso determinado, las mismas deberán ser aplicadas integralmente, de
una manera “todo o nada”. Las reglas aplican el mecanismo de subsunción, y en caso de
que exista conflicto entre ellas, solamente una de ellas podrá ser considerada como válida
de acuerdo a esa lógica de todo o nada.
El principio constituye una condición esencial del Estado de Derecho y está inspirado en
el valor de la seguridad jurídica. Ferreiro Lapatza afirma que “La ley representa la
voluntad de autonormación de una colectividad, que no reconoce otros poderes que los
que emanan del conjunto de ciudadanos que forman parte de ella.
UNIVERSIDAD RURAL DE GUATEMALA
Maestría en Ciencias Jurídicas y Sociales
Derecho Financiero y Bancario
Lic. Evelyn Lorena Archila Ramírez
El tributo deberá materializarse en ley, conforme a la máxima “nullum tributum sine lege”.
A contrario sensu, ninguna norma inferior a la ley podrá establecer obligaciones de
carácter tributario, sobre pena de inconstitucionalidad. De esta forma, siendo que las
leyes son disposiciones de carácter general, abstracto e impersonal, se pretende evitar
que las autoridades fiscales establezcan discrecionalmente cargas tributarias arbitrarias y
discriminatorias. Así las cosas, desde un punto de vista formal, el Poder Tributario está
limitado por el principio constitucional de reserva legal, en la medida en que únicamente el
Parlamento, a través de la ley, podrá establecer, modificar, extinguir tributos, o crear
exenciones tributarias.
De conformidad con este principio, es requisito sine qua non que la ley que crea el tributo
defina en forma clara todos los elementos estructurales del mismo, a saber: hecho
generador, base imponible, sujetos activo y pasivo, y el quantum de la obligación
tributaria, garantizando de esta manera la seguridad jurídica de los contribuyentes. La
doctrina coincide en destacar que el Principio de Reserva de Ley en materia tributaria
cumple tres papeles fundamentales:
Cabe indicar que actualmente, tanto a nivel doctrinario como jurisprudencial, se admite
pacíficamente que en materia tributaria, el principio de reserva de ley debe ser entendido
en forma relativa, toda vez que actualmente la legalidad por si sola es incapaz de
establecer un ordenamiento tributario pleno. Por ello, se permite cierto grado de
delegación relativa en favor del Ejecutivo para complementar la norma tributaria en lo que
respecta al tema de la gestión tributaria, como también en lo que se refiere a las
flexibilización de las alícuotas del tributo, siempre y cuando las mismas sean establecidas
dentro de los parámetros mínimos y máximos que previamente fueron fijados en la Ley.
tributarias, y por otra parte constituye una garantía de la igualdad entre los ciudadanos
que permite la unidad del ordenamiento jurídico.
Así, conforme fue señalado, los aspectos estructurales o substanciales de los tributos –
elementos materiales, personales, temporales, espaciales y cuantitativos de los tributos-
deben ser previamente establecidos por el legislador, no obstante, se admite que el
reglamento, cuando el mismo haya sido dictado dentro de los límites de tipo legal y
respetando el principio de capacidad contributiva, es un importante instrumento de
combate a la evasión fiscal que puede disciplinar aspectos accesorios y de carácter
técnico.
El principio es dirigido no solo al aplicador de la ley (que no la puede hacer incidir sobre
un hecho pretérito) sino también al propio legislador, quien queda prohibido de dictar una
regla para tributar un hecho pasado o para aumentar el tributo que, según la ley de la
época, gravó ese hecho.
El Principio de Igualdad o isonomía fiscal Los individuos aspiran ejercer sus derechos
dentro de la colectividad en condiciones de igualdad. La idea de igualdad de los
ciudadanos fue promovida con gran fuerza en la Revolución Francesa como una reacción
contra los privilegios del Ancien Régime70 caracterizado por la imposición arbitraria de
cargas tributarias desproporcionadas en detrimento de la clase pobre, y por las
inmunidades y privilegios de la nobleza.
Como principio del sistema jurídico, la igualdad constituye una garantía contra la
discriminación y la arbitrariedad, vinculando de forma directa la actividad de los Poderes
Públicos. Concretamente, la igualdad limita la actividad del Poder legislativo, prohibiendo
que el legislador le dé injustificadamente un tratamiento diverso a situaciones iguales o
equivalentes.
Así, el principio parte de la idea de que debe existir una igualdad sustancial; es decir,
debe haber igualdad entre iguales, y desigualdad entre desiguales, siempre y cuando,
claro está, esa desigualdad esté debidamente justificada conforme a los principios de
razonabilidad y proporcionalidad De manera que debe partirse de la premisa de que no
toda desigualdad presupone una discriminación.
Sin embargo, sin duda alguna, el problema está en determinar hasta qué punto esa
desigualdad es aceptable. De conformidad con lo expuesto, puede decirse entonces que
el principio tiene un doble sentido. Por un lado, pretende garantizar la igualdad formal, de
tal manera que la ley sea aplicada en condiciones de igualdad a todos aquellos que estén
en una misma situación jurídica; y, por otra parte, tiene como objetivo la llamada igualdad
material, o sea, el respeto por las desigualdades, admitiéndose así un trato diferenciador
–fundado en una base objetiva y razonable-, como una forma de permitir un trato en
condiciones de igualdad.
De modo que, conforme con ese principio constitucional, el tributo deberá ser establecido
con las posibilidades económicas de cada ciudadano para contribuir con los encargos
UNIVERSIDAD RURAL DE GUATEMALA
Maestría en Ciencias Jurídicas y Sociales
Derecho Financiero y Bancario
Lic. Evelyn Lorena Archila Ramírez
Por otra parte, es importante destacar que la capacidad contributiva está sujeta tanto a
limitaciones cuantitativas – como sería el caso de la prohibición de exceso y el mínimo
existencial- como cualitativas – prohibiciones de desigualdad.