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Be Still

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Salmo 46[a]

10
«Estad quietos y conoced que yo soy Dios;
seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra.»
11
¡Jehová de los ejércitos está con nosotros!
¡Nuestro refugio es el Dios de Jacob! Selah

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

Este salmo se escribió para tiempos de guerra, guerra física en la


tierra prometida.

La batalla para Israel era la manera en que se apoderaban de la


tierra de las naciones que Dios quería echar.

Las batallas tenían que liberarlas en el poder de Dios andando con


Dios en la luz que tenían.

Mira lo importante de este verso – cambia de persona del verbo –


Dios habla directamente. Mira las instrucciones para este canto de
adoración. Sólo los mejores voces y músicos para esta canción.

Har-pu

Estad quietos – deja de luchar en tu propio esfuerzo, dejar de


hablar, dejar de hacer tantas cosas, cesar tus intentos de lidiarlo
todo.

Conoced que soy Dios

Yada

Percibir, reconocer, considerar

Así que no sólo es suficiente dejar de luchar es necesario


activamente considerar la persona de Dios sus atributos y actuar en
consecuencia.

Hoy en día el pueblo de Dios ya no lucha con armas ni busca


apoderarse de territorios, nuestra lucha es espiritual y nuestras
armas también.
Pero los principio y las instrucciones son los mismo. Dejémos de
luchar en nuestras propias fuerzas. Para ganar la batalla tenemos
que considerar quien es Dios, y con fe actuar acorde a las verdades
y sus atributos.

Hermano Hermana os invito a hacer una breve gira de la biblia


conmigo y veremos lo que las escrituras nos aclaran.

Si puedes apuntar estos versículos estaría bien para poder volver a


leerlos con frecuencia y memorizarlos para tenerlos a mano en todo
sitio y tiempo.

El es el creador, sabe como funciona todo, sostiene todo.

Juan 1:3: "Todas las cosas fueron creadas por medio de Él, y sin Él
nada de lo que ha sido creado fue creado".
Col. 1:16: "Porque en El todo fue creado, en el cielo y en la tierra, lo
visible y lo invisible, sean tronos o dominios o principados o
autoridades; todo ha sido creado por medio de El y para El".
Job 38:4 ¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra?
Házmelo saber, si tienes entendimiento.

El es soberano, de máxima autoridad y dirige todo.

Él controla las elecciones de los líderes mundiales - Prov.21:1: "El


corazón del rey es un canal de agua en la mano del Señor: Él lo
dirige a donde Él quiere".
Isaías 46:9-10: "Acordaos de lo que sucedió hace mucho tiempo,
porque yo soy Dios, y no hay otro; [soy] Dios, y nadie es como yo.
Declaro el fin desde el principio, y desde hace mucho tiempo lo que
aún no se ha hecho, diciendo: Mi plan se llevará a cabo, y haré toda
Mi voluntad". Dios no está limitado ni restringido por nada.
En Daniel 4:34-35, el hombre más poderoso de la tierra decidió
enfrentarse a Dios. Cuando Dios terminó con él, esto es lo que dijo:
"Pero al final de aquellos días, yo, Nabucodonosor, miré al cielo, y
mi cordura volvió a mí. Entonces alabé al Altísimo y honré y
glorifiqué a Aquel que vive para siempre: porque su dominio es un
dominio eterno, y su reino es de generación en generación. Todos
los habitantes de la tierra son contados como nada, y Él hace lo que
quiere con el ejército del cielo y los habitantes de la tierra. Allí no
hay quien pueda detener Su mano o decirle: '¿Qué has hecho?'"
El es omnisciente nos conoce hasta el más mínimo detalle.

Ps. 139:1-4: "Señor, me has examinado y me has conocido. Sabes


cuándo me siento y cuándo me levanto; desde lejos entiendes mis
pensamientos. Observas mis viajes y mi descanso; conoces todos
mis caminos. Antes que una palabra esté en mi lengua, tú lo sabes
todo, Señor".
El conocimiento de Dios se describe en las Escrituras como
exhaustivo, minucioso, que cubre los detalles hasta los niveles más
pequeños posibles.
El es omnipotente, no hay nada que no pueda hacer.

Ps. 135:6: "El Señor hace lo que quiere en el cielo y en la tierra, en


los mares y en todos los abismos".
Jeremías 32:27: "Mira, yo soy el Señor, el Dios de toda carne. ¿Hay
algo demasiado difícil para Mí?"
El es infinito, nosotros finitos
Ps. 90:2: "Antes que nacieran los montes, antes que engendraras la
tierra y el mundo, desde la eternidad y hasta la eternidad, Tú eres
Dios".
El es omnipresente ve todo en todo momento.

Jeremías 23:24
24
¿Acaso podrá alguien ocultarse en escondrijos para que yo no lo
vea?, dice el SEÑOR. ¿Acaso no lleno yo el cielo y la tierra?, dice el
SEÑOR.

Considere esta asombrosa promesa


Cualquiera puede hacer promesas; no todos pueden conservarlos.
Las promesas de Dios, tan amplias y definitivas como son, solo
pueden cumplirse si Él es Quien dice ser. Considere, por ejemplo, la
increíble promesa de Romanos 8:28: Sabemos que a los que aman
a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que
conforme a su propósito son llamados. Lo que Dios está
garantizando es que Él puede tomar todos los eventos, todas las
situaciones, todas las personas, los médicos, las medicinas, la
oración, las relaciones, todos los factores relacionados con
cualquier circunstancia difícil en la que nos encontremos, y crear un
resultado que produzca el bien, no solo para ti, sino
simultáneamente en la vida de cada persona que toca esas
circunstancias que es creyente en Cristo. ¿Ve la complejidad y los
problemas superpuestos detrás de hacer realidad esa promesa?

La historia de Ester en la Biblia (y qué podemos aprender)

El libro de Ester comienza con una gran fiesta. El rey Asuero ofreció
un banquete para todos los príncipes, gobernadores y gente
importante bajo su reinado. En ese tiempo, el imperio persa era
enorme, la influencia de Asuero alcanzaba muchos países. Durante
esa fiesta, que duró muchos días, el rey pidió que su esposa, Vasti,
se presentara frente a todos con su corona y mostrara su belleza y
encanto.

Vasti se negó a presentarse frente a todos esos hombres que ya


estaban borrachos. Al parecer, el rey deseaba que ella apareciera
solo con su corona y ella se negó. El rey se enfureció. ¡Qué
humillación más grande! Todos se habían enterado. ¿Cómo iban a
respetarlo si la misma reina no hacía lo que él pedía? ¿Cómo iban
las mujeres de su reino a respetar a sus maridos si la reina no daba
ejemplo?

Asuero decidió buscar una nueva reina. Se hizo un llamado para


que en cada provincia se buscaran las jóvenes vírgenes más
hermosas. Ellas estarían bajo el cuidado de Hegai, quien las
prepararía durante un año con tratamientos especiales de belleza.
De entre todas las que se presentaran, el rey escogería la nueva
reina.

Una de las jóvenes que respondió a esa convocatoria fue Ester. Ella
era huérfana, su primo Mardoqueo la había adoptado y criado luego
de la muerte de los padres de ella. Cuando Hegai, el eunuco
encargado de las jóvenes, vio a Ester, sintió un afecto especial por
ella y decidió ayudarla. Él le daba los mejores tratamientos a Ester y
le concedía todo lo que ella pedía.
Cuando le llegó el turno a Ester de presentarse ante el rey, ella
estaba más que preparada. El rey se enamoró de ella y la escogió
como reina en lugar de Vasti.

Tal como Mardoqueo la había aconsejado, Ester no le dijo a nadie


que ella era judía. Un día, Mardoqueo estaba sentado a la puerta
del rey y escuchó a dos eunucos discutir. Ellos estaban tramando
mal contra el rey Asuero. Mardoqueo se lo contó a Ester y ella fue
ante el rey a advertirlo en nombre de Mardoqueo. El rey mandó a
ahorcar a los dos traidores y esa historia quedó escrita en el libro de
las crónicas del rey.

En Persia había un hombre muy ambicioso, Amán. Él ansiaba el


poder y exigía que todos los siervos que estaban a la puerta del rey
se arrodillaran y se inclinaran ante él. Mardoqueo no lo hacía, lo que
enfurecía a Amán. Amán sabía que Mardoqueo era judío y decidió
vengarse de Mardoqueo y de su pueblo. Llevó su plan ante el rey
Asuero: los judíos debían ser exterminados. El rey, que no sabía
que Ester era judía, lo aprobó.

Cuando Mardoqueo se enteró, rasgó sus vestidos, se cubrió de


cenizas y cilicio y gritó con gran amargura. Muchos otros judíos
también reaccionaron así luego de oír el decreto. Mardoqueo se
plantó frente a la puerta del rey, donde lo veía la gente del palacio.
Ester envió a uno de los eunucos a ir y preguntarle por qué estaba
de luto.

Mardoqueo le explicó al eunuco cómo Amán había planificado la


destrucción de los judíos y le dio una copia del decreto del rey. Él
fue y le contó todo a Ester. Mardoqueo deseaba que Ester
intercediera ante el rey a favor de los judíos, pero Ester no estaba
segura de poder hacerlo. En principio, no era permitido presentarse
ante el rey a menos que él los llamara.

Mardoqueo no se dio por vencido. Le envió un mensaje a Ester que


decía: «No pienses que escaparás en la casa del rey más que
cualquier otro judío. 14 Porque si callas absolutamente en este
tiempo, respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los
judíos; mas tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si
para esta hora has llegado al reino?» (Ester 4:13-14).

Ester pasó a la acción. Le pidió a Mardoqueo que reuniera a todos


los judíos de su pueblo para hacer un ayuno completo por tres días.
Ella y sus doncellas también ayunarían. Después de esos tres días,
ella se presentaría ante el rey, «y si perezco, que perezca», dijo
Ester.

Así lo hicieron, y al tercer día Ester se vistió con su vestido real y se


presentó ante el rey, quien la recibió con agrado. El rey le preguntó
qué le sucedía y ella invitó al rey y a Amán a un banquete. Durante
ese banquete, ella los invitó para otro banquete al día siguiente.

Al salir del banquete, Amán vio a Mardoqueo a la puerta del rey.


Como siempre, Mardoqueo no se inclinó frente a Amán, quien se
enojó mucho. Al llegar a su casa, Aman habló con sus amigos y su
esposa. Ellos le aconsejaron que mandara a preparar una gran
horca para Mardoqueo y así lo hizo Amán.

Esa noche, el rey no podía dormir y pidió que le llevaran el libro de


las crónicas del rey. Allí leyó sobre Mardoqueo y cómo lo salvó de
una traición. Preguntó qué habían hecho para honrar a Mardoqueo
y supo que no se había hecho nada en su honor.

Al otro día, el rey le preguntó a Amán qué se debía hacer para


honrar a alguien que había servido al rey. Amán pensaba que el rey
hablaba sobre él y habló libremente.

Contestó que se debía vestir a esa persona con el vestido y la


corona del rey, pasearlo por la plaza y pregonar que así era como el
rey honraba a los que le servían bien. El rey mandó a Amán a hacer
eso con Mardoqueo. Amán obedeció, pero se puso muy triste y
enojado.

Esa tarde, le contó a su mujer y a sus amigos lo que había


sucedido. Ellos le contestaron con sabiduría: «Si ese Mardoqueo es
descendiente de los judíos, y has comenzado a caer, no lo podrás
vencer, sino que caerás derrotado ante él». Luego, Amán se dirigió
al segundo banquete preparado por Ester.

Fue en ese segundo banquete que Ester reveló su petición: salvar a


los judíos del exterminio. Ella reveló su origen judío y le explicó al
rey cómo Amán había tramado todo para acabar con Mardoqueo y
con su pueblo. Amán se puso muy nervioso y se abalanzó sobre
Ester para rogar que salvara su vida.

El rey pensó que Amán estaba atacando a Ester y mandó que lo


ahorcaran en la misma horca que Amán había preparado para
Mardoqueo. Así lo hicieron, y ese fue el fin de Amán.
El edicto del rey no se podía anular, pero el rey concedió permiso
para que los judíos se defendieran de los ataques de sus enemigos.
El rey le dio su anillo con su sello a Ester y Mardoqueo para que
redactaran cartas en su nombre, permitiendo la defensa de los
judíos.

Los judíos destruyeron a sus enemigos. Al final del libro vemos que
Ester continuó como reina y Mardoqueo pasó a tener un alto puesto
en Persia, siendo el segundo en poder, después del rey Asuero.

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