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Unidad 4 Gravitacion

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FIS-102 Grupo “P1” Docente: Ing. MSc. Percy F.

Camacho Rioja

UNIDAD 4

GRAVITACIÓN
La fuerza gravitatoria es la más débil de las cuatro fuerzas básicas que observamos en la
naturaleza; es despreciable en las interacciones de las partículas elementales y, por lo tanto,
no desempeña ningún papel en el estudio de las moléculas, átomos y núcleos. La atracción
gravitatoria entre objetos de tamaño ordinario es demasiado pequeña para ser observada; sin
embargo, la gravedad es de importancia capital cuando consideramos las interacciones entre
cuerpos de tamaño astronómico como planetas, satélites y estrellas.

En el siglo XVII, Newton descubrió que la misma interacción que hace a una manzana caer de
un árbol mantiene a los planetas en órbita alrededor del Sol. Ése fue el nacimiento de la
mecánica celeste, es decir, el estudio de la dinámica de los objetos en el espacio. En la
actualidad, nuestro conocimiento de la mecánica celeste nos permite determinar cómo poner
un satélite en una órbita deseada alrededor de la Tierra o cómo elegir la trayectoria correcta
para enviar una nave a otro planeta.

En este capítulo estudiaremos la ley básica que rige las interacciones gravitacionales. Se trata
de una ley universal, la gravedad actúa fundamentalmente de la misma manera: entre la Tierra
y nuestro cuerpo, entre el Sol y un planeta y entre un planeta y sus lunas. Aplicaremos la ley de
la gravitación a fenómenos como la variación del peso con la elevación, las órbitas de los
satélites terrestres y las de los planetas alrededor del Sol.

4.1 Las leyes de Kepler y el movimiento de los planetas

El cielo nocturno, con su miríada de estrellas y planetas brillantes, ha fascinado siempre a la


humanidad. La palabra planeta viene de un vocablo griego que significa “vagabundo”;
efectivamente, los planetas cambian continuamente su posición en el cielo relativa al fondo
estrellado. Uno de los grandes logros intelectuales de los siglos XVI y XVII fue darse cuenta de
tres descubrimientos: que la Tierra es un planeta, que todos los planetas están en órbita
alrededor del Sol y que los movimientos aparentes de los planetas vistos desde la Tierra pueden
servir para determinar con precisión sus órbitas.

Los primeros dos descubrimientos fueron publicados por Nicolás Copérnico en Polonia en 1543.
La determinación de las órbitas planetarias entre 1601 y 1619 corrió a cargo del astrónomo y
matemático alemán Johannes Kepler, utilizando un voluminoso conjunto de datos precisos
acerca de los movimientos planetarios aparentes compilado por su mentor, el astrónomo danés
Tycho Brahe. Kepler descubrió que las trayectorias reales de los planetas eran elipses; también
demostró que los planetas no se movían con velocidad constante, sino más rápido cuando
estaban más cerca del sol y menos cuando estaban alejados; finalmente desarrolló una relación
matemática precisa entre el periodo de un planeta y su distancia media al sol.

Kepler expresó sus resultados en tres leyes empíricas que describían con exactitud los
movimientos de los planetas. Estas leyes proporcionaron a Newton la base para su
descubrimiento de la ley de gravitación universal. Las leyes de Kepler son:

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1. Cada planeta se mueve en una órbita elíptica, con el Sol en uno de los focos de la elipse.

2. Una línea del Sol a un planeta dado barre áreas iguales en tiempos iguales.

3. Los periodos de un planeta son proporcionales a las longitudes del eje mayor de sus órbitas
elevadas a la potencia 3/2.

Primera ley de Kepler

Consideremos primero las órbitas elípticas descritas en la primera ley de Kepler. La dimensión
más larga es el eje mayor, siendo “a” la mitad de su longitud; esta distancia se denomina
semieje mayor, y la más corta es el eje menor, siendo “b” la mitad de su longitud.
La suma de las distancias de S a P y de S´ a P es la misma para todos los puntos de la curva.
S y S´ son los focos. El Sol está en S, y el planeta está en P; consideramos a ambos como
puntos porque su tamaño es muy pequeño en comparación con la distancia entre ellos. No hay
nada en el otro foco S´.

En la elipse, la suma de las distancias de S a P y de


S´ a P es la misma para todos los puntos de la curva.
S y S´ son los focos. El Sol está en S, y el planeta
está en P, no hay nada en el otro foco S´.

La distancia de cada foco al centro de la elipse es


ea, donde e es un número adimensional entre 0 y 1
llamado excentricidad. Si e = 0, la elipse es un
círculo.

Las órbitas reales de los planetas son casi


circulares; sus excentricidades varían entre 0.007
para Venus y 0.206 para Mercurio. (La órbita de la
Tierra tiene e = 0.017.) El punto de la órbita más
cercano al Sol es el perihelio; y el más lejano, el
afelio.

Figura 4.1 Geometría de una elipse, la suma de las distancias SP y S´P es la misma para todos
los puntos de la curva.

La órbita de la tierra es casi circular, la distancia al Sol en el perihelio es 1,48x1011 m., y en el


afelio es 1,52x1011 m. El semieje mayor, que es la semisuma de estas distancias, vale1,50x1011
m. para la órbita terrestre. La distancia Tierra-Sol define la unidad astronómica (UA):
1 UA = 1,50x1011 m. = 93,0x106 mi.
La UA se utiliza frecuentemente en los problemas relacionados con el sistema solar.

De manera más general, la ruta de un objeto sometido a movimiento Kepleriano también puede
seguir una parábola o una hipérbola, que, junto con las elipses, pertenecen a un grupo de
curvas conocido como cónicas. Matemáticamente, la distancia entre un cuerpo central y un
cuerpo en órbita se puede expresar como:

𝑎(1−𝑒 2 )
𝑟(𝜃) = (4.1)
1+𝑒 cos 𝜃
dónde:

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𝒓 es la distancia
𝒂 es el semieje mayor, que define el tamaño de la órbita
𝒆 es la excentricidad, que define la forma de la órbita
𝜽 es la anomalía verdadera, que es el ángulo entre la posición actual del objeto en órbita y la
ubicación en la órbita en la que está más cerca del cuerpo central (llamada ápside), de acuerdo
con la figura de abajo.

Alternativamente, la ecuación se puede expresar como:


𝑝
𝑟 (𝜃 ) = (4.2)
1+𝑒 cos 𝜃

Donde 𝒑 se llama semi anchura recta de la curva. Esta


forma de la ecuación es particularmente útil cuando se
trata de trayectorias parabólicas, para las cuales el
semieje mayor es infinito.

Figura 4.2 Un diagrama de las diversas formas de


la Órbita de Kepler y sus excentricidades.

En azul figura una trayectoria hiperbólica (e> 1).

En verde aparece una trayectoria parabólica (e = 1).

En rojo, una órbita elíptica (0 < e <1), y en gris una órbita


circular (e = 0).

Newton pudo demostrar que, para un cuerpo sobre el que actúa una fuerza de atracción
proporcional a 1/r2 las únicas órbitas cerradas posibles son un círculo o una elipse; también
demostró que las órbitas abiertas deben ser parábolas o hipérbolas.

Tabla 4.1 Datos de los planetas


Semieje mayor Periodo
Planeta Excentricidad
(UA) (años)

Mercurio 0.387 0.206 0.24

Venus 0.723 0.007 0.62

Tierra 1.000 0.017 1.00

Marte 1.524 0.093 1.88

Júpiter 5.203 0.048 11.86

Saturno 9.539 0.056 29.46

Urano 19.182 0.047 84.01

Neptuno 30.058 0.009 164.8

Pluton 29.67-48.83 0.249 248.0

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Figura 4.3 Orbitas de los planetas alrededor del sol

Segunda ley de Kepler


Figura 4.4 Movimiento de un planeta en función de su
distancia al Sol, segunda ley de Kepler

a) El planeta (P) se mueve alrededor del Sol (S) en


una órbita elíptica.

b) En un tiempo dt, la línea SP barre un área

c) La velocidad del planeta varía de modo que la


línea SP barre la misma área A en un tiempo dado
t, sea cual fuere la posición del planeta en su órbita.

En un lapso pequeño dt, la línea del Sol S al planeta


P describe un ángulo d 𝜃.

El área barrida es el triángulo coloreado de altura r,


base r d 𝜃 y área.

La velocidad con la que se barre el área, dA/dt, se


denomina velocidad de sector:

𝑑𝐴 1 𝑑𝜃
= 𝑟2 (4.3)
𝑑𝑡 2 𝑑𝑡

La esencia de la segunda ley de Kepler establece


que la velocidad de sector tiene el mismo valor en
todos los puntos de la órbita.

Cuando el planeta está cerca del Sol, r es pequeña


y 𝑑𝜃 /dt es grande; cuando el planeta está lejos del
Sol, r es grande y 𝑑𝜃 /dt es pequeña.

Lo cual significa que, cuando el planeta está próximo al Sol, se mueve más de prisa que cuando
está lejos. Las áreas barridas por el radio vector en un intervalo de tiempo determinado son
iguales.

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Tercera ley de Kepler

El cuadrado de periodo de cualquier planeta es proporcional al cubo del semieje mayor de su


órbita.

La tercera ley de Kepler relaciona el periodo de un planeta con su distancia media al sol, que
es igual al semieje mayor de su órbita elíptica. En forma algebraica, si r es la distancia media
entre el planeta y el sol, y T es el periodo de revolución del planeta, la tercera ley de Kepler
establece que:

𝑇 2 = 𝐶𝑟 3 (4.4)
En donde la constante C tiene el mismo valor para todos los planetas. Esta ley es una
consecuencia simple del hecho de que la fuerza ejercida por el sol sobre un planeta varia
inversamente con el cuadrado de la distancia del sol al planeta. Lo demostraremos en la sección
siguiente para el caso específico de órbitas circulares.

4.2 Ley de Newton de la gravitación

El ejemplo de atracción gravitacional que probablemente resulte más conocido para el lector es
su peso, la fuerza que lo atrae hacia la Tierra. Al estudiar el movimiento de los planetas y la
Luna, Newton descubrió el carácter fundamental de la atracción gravitacional entre dos cuerpos
cualesquiera. Junto con sus tres leyes del movimiento, en 1687 Newton publicó la ley de la
gravitación, que puede enunciarse así:

“Toda partícula de materia en el Universo atrae a todas las demás partículas con una
fuerza directamente proporcional al producto de las masas de las partículas, e
inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que las separa”.

Traduciendo esto a una ecuación, tenemos:


𝐺 𝑚1 𝑚2
𝐹𝑔 = (ley de la gravitación) (4.5)
𝑟2

donde Fg es la magnitud de la fuerza gravitacional que


actúa sobre cualesquiera de las partículas, m1 y m2 son
sus masas, r es la distancia entre ellas, y G es una
constante física fundamental llamada constante
gravitacional. El valor numérico de G depende del
sistema de unidades empleado.

Figura 4.5 fuerzas gravitacionales entre dos partículas de masas m1 y m2.

La ecuación (4.5) nos indica que la fuerza gravitacional entre dos partículas disminuye al
aumentar la distancia r; aunque muchas estrellas del firmamento tienen una masa mucho mayor
que la del Sol, están tan lejos que la fuerza gravitacional que ejercen sobre la Tierra es
insignificante.

Las fuerzas gravitacionales siempre actúan sobre la línea que une las dos partículas, y forman
un par acción-reacción. Aun si las masas de las partículas difieren, las dos fuerzas de
interacción tienen la misma magnitud (figura 4.5).

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La fuerza de atracción que el cuerpo del lector ejerce sobre la Tierra tiene la misma magnitud
que la que la Tierra ejerce sobre el lector.

No se debe confundir g con G, es común confundir las dos cantidades gravitacionales


diferentes que representan. g es la aceleración debida a la gravedad, que relaciona el peso w
de un cuerpo con su masa m: w = mg. El valor de g varía en diferentes puntos de la superficie
terrestre y en la superficie de otros planetas. En cambio, G relaciona la fuerza gravitacional
entre dos cuerpos con sus masas y la distancia entre ellos.

Gravitación y cuerpos esféricamente simétricos

Hemos planteado la ley de la gravitación en términos de la interacción entre dos partículas.

Resulta que la interacción gravitacional de dos cuerpos con distribuciones de masa


esféricamente simétricas (como las esferas sólidas o huecas) es la misma que sería si se
concentrara toda la masa en el centro, como se muestra en la figura 4.6. Así, si modelamos la
Tierra como un cuerpo esférico de masa mE, la fuerza que ejerce sobre una partícula o un
cuerpo esféricamente simétrico con masa m, a una distancia r entre los centros, es:

𝐺 𝑚𝐸 𝑚
𝐹𝑔 = (4.6)
𝑟2

Siempre que el cuerpo esté afuera de la Tierra. El cuerpo ejerce una fuerza de la misma
magnitud sobre la Tierra. En puntos dentro de la Tierra, la situación es diferente. Si pudiéramos
taladrar un agujero al centro de la Tierra y medir la fuerza gravitacional a diferentes
profundidades, veríamos que disminuye hacia el centro, en vez de aumentar según 1/r2.

Para un cuerpo colocado dentro de la Tierra se tiene


que parte de la masa de la Tierra queda del lado del
cuerpo opuesto al centro y actúa en la dirección
opuesta. En el centro exacto de la Tierra, la fuerza
gravitacional sobre el cuerpo es cero.

Los cuerpos esféricamente simétricos son un caso


importante porque las lunas, los planetas y las
estrellas tienden a ser esféricos.

Puesto que todas las partículas de un cuerpo se atraen


gravitacionalmente entre sí, tienden a moverse para
reducir al mínimo la distancia que las separa.

El resultado es que el cuerpo tiende naturalmente a


asumir una forma esférica.

Este efecto se reduce mucho en los cuerpos celestes


de masa baja porque la atracción gravitacional es
menor, y estos cuerpos tienden a no ser esféricos.

Figura 4.6 El efecto gravitacional afuera de cualquier distribución de masa esféricamente


simétrica es igual que si se considera que toda la masa se concentrara en su centro.

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Determinación del valor de G

Para determinar el valor de la constante de gravitación G, debemos medir la fuerza gravitacional


entre dos cuerpos de masas conocidas m1 y m2 a una distancia conocida r.
La fuerza es muy pequeña para cuerpos que caben en un laboratorio, aunque puede medirse
con un instrumento llamado balanza de torsión, que Sir Henry Cavendish usó en 1798 para
determinar G.
En la figura 4.7 se muestra una versión moderna de la balanza de torsión. Una varilla ligera y
rígida con forma de T invertida es sostenida por una fibra vertical de cuarzo muy delgada. Dos
esferas pequeñas de masa m1 se montan en los extremos de los brazos horizontales de la T.
Si colocamos dos esferas grandes de masa m2 en las posiciones indicadas, las fuerzas de
atracción gravitacionales hacen girar la T un ángulo pequeño. Para medir el ángulo, hacemos
incidir un rayo de luz en un espejo sujeto a la T. El haz reflejado incide en una escala; al girar
la T, la luz se mueve en la escala.

Después de calibrar la balanza de Cavendish, podemos medir las fuerzas gravitacionales y así
determinar G. El valor aceptado actualmente (en unidades SI) es: 𝐺 = 6.67 𝑥 10−11 𝑁. 𝑚2 /𝑘𝑔2 .
Como 1 𝑁 = 1 𝑘𝑔 . 𝑚/𝑠2 las unidades de G también pueden expresarse (en unidades
fundamentales del SI) como 𝑚3 /(𝑘𝑔 𝑠2 ).

Las fuerzas gravitacionales se combinan vectorialmente. Si se tienen dos masas, cada una ellas
ejercen una fuerza sobre una tercera, la fuerza total que actúa sobre ésta es la resultante de
las fuerzas individuales de las dos primeras.

Figura 4.7 Principio de la balanza de Cavendish, empleada para determinar el valor de G. El ángulo de
desviación se exageró por claridad.

Importancia de las fuerzas gravitacionales

Las fuerzas gravitacionales son insignificantes entre objetos como los que tenemos en nuestras
casas; pero son considerables entre objetos del tamaño de las estrellas. De hecho, la
gravitación es la fuerza más importante en la escala de planetas, estrellas y galaxias. La
gravitación mantiene la integridad de la Tierra y las órbitas de los planetas alrededor del Sol. La
atracción gravitacional mutua de diferentes partes del Sol comprime los materiales en su centro,
hasta alcanzar densidades y temperaturas muy elevadas que hacen posible las reacciones

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nucleares que ocurren ahí. Tales reacciones generan las emisiones de energía solar, sin las
cuales la vida no existiría en la Tierra.
La fuerza gravitacional es tan importante en la escala cósmica porque actúa a distancia, sin
contacto directo entre los cuerpos. Las fuerzas eléctricas y magnéticas tienen esta misma
propiedad notable, aunque son menos importantes en la escala astronómica porque las
acumulaciones grandes de materia son eléctricamente neutras; es decir, contienen cantidades
iguales de cargas negativa y positiva. Por ello, las fuerzas eléctricas y magnéticas entre estrellas
o planetas son muy pequeñas o valen cero.

Peso de un cuerpo

Definimos con anterioridad el peso de un cuerpo como la fuerza de atracción gravitacional que
la Tierra ejerce sobre él. Ahora vamos a ampliar nuestra definición:

“El peso de un cuerpo es la fuerza gravitacional total ejercida sobre él por todos los
demás cuerpos del Universo”.

Si un cuerpo está cerca de la superficie terrestre, podemos despreciar las demás fuerzas
gravitacionales y considerar el peso tan sólo como la atracción de la Tierra. En la superficie de
la Luna, tomaremos el peso de un cuerpo como la atracción gravitacional de la Luna, etcétera.

Si de nuevo modelamos la Tierra como un cuerpo esféricamente simétrico con radio RE y masa
mE, el peso w de un cuerpo pequeño de masa m en la superficie terrestre (a una distancia RE
del centro) es:

𝐺 𝑚𝐸 𝑚
𝑤 = 𝐹𝑔 = 2 (4.7)
𝑅𝐸
(peso de un cuerpo de masa m en la superficie terrestre)

Sin embargo, también vimos que el peso w de un cuerpo es la fuerza que causa la aceleración
g de caída libre, de modo que, por la segunda ley de Newton, w = m g. Si igualamos esto con
la ecuación anterior y dividimos entre m, obtenemos:

𝐺 𝑚𝐸
𝑔= 2 (4.8)
𝑅𝐸
(aceleración debida a la gravedad en la superficie terrestre)

La aceleración debida a la gravedad g es independiente de la masa m del cuerpo, porque m no


aparece en esta ecuación.
Podemos medir todas las cantidades de la ecuación (4.8) excepto mE, así que esta relación nos
permite calcular la masa de la Tierra. Si en tal ecuación despejamos mE y usamos RE = 6380
km. = 6.28 x 10 6 m. y g = 9.80 m/s2 obtenemos:
2
𝑔 𝑅𝐸
𝑚𝐸 = = 5.98 x 1024 kg
𝐺
que es muy cercana al valor actualmente aceptado de 5.974 x 1024 kg. Una vez que Cavendish
midió G, calculó la masa terrestre precisamente así.

En un punto arriba de la superficie terrestre a una distancia r del centro de la Tierra (una
distancia r - RE sobre la superficie), el peso de un cuerpo está dado por la ecuación de w
sustituyendo RE por r:

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𝐺 𝑚𝐸 𝑚
𝑤 = 𝐹𝑔 = (4.9)
𝑟2

El peso de un cuerpo disminuye inversamente con el cuadrado de su distancia al centro de la


Tierra (figura 4.8).

Figura 4.8 Muestra


cómo varía el peso de un
astronauta con la altura
sobre la Tierra, si su
peso es de 700 N en la
superficie.

Un astronauta que pesa


700 N en la superficie
terrestre experimenta
menos atracción
gravitacional, si está
arriba de dicha
superficie. La distancia
importante r es del
astronauta al centro de
la Tierra.

Al explicar el peso, usamos el hecho de que la Tierra es una distribución de masa con simetría
esférica aproximada; pero esto no implica que la Tierra sea uniforme.

Para demostrar que no puede ser uniforme, calculemos


primero su densidad media, o masa por unidad de
volumen. Si suponemos una Tierra esférica, el volumen
es:
4 4
𝑉𝐸 = 𝜋 𝑅𝐸3 = 𝜋(6.38 𝑋 106 𝑚. )3 = 1.09𝑋1021 𝑚3
3 3

La densidad media 𝝆 de la Tierra es la masa total dividida


entre el volumen total:
𝑚𝐸 5.98 𝑥 1024
𝜌= = = 5500 𝑘𝑔/𝑚3
𝑉𝐸 1.09 𝑥 1021
Si la Tierra fuera uniforme, cabría esperar que la densidad
de rocas individuales cerca de la superficie tuviera este
mismo valor.

De hecho, la densidad de rocas superficiales es


significativamente menor: de 2000 kg/m3 para rocas
sedimentarias, a cerca de 3000 kg/m3 para el basalto. Por
lo tanto, la Tierra no puede ser uniforme, y el interior debe
ser mucho más denso que la superficie para que la
densidad media sea de 5500 kg/m3. Según los modelos
geofísicos del interior de la Tierra, la densidad máxima en
el centro es de cerca de 13,000 kg/m3.
Figura 4.9 Gráfica de densidad de la Tierra en función de la distancia al centro

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Energía potencial gravitacional

Cuando desarrollamos el concepto de energía potencial gravitacional, supusimos que la fuerza


gravitacional que actúa sobre un cuerpo es constante en magnitud y dirección, originando la
expresión U = mgy. Ahora sabemos que la fuerza gravitacional de la Tierra sobre un cuerpo de
𝐺 𝑚𝐸 𝑚
masa m afuera de la Tierra está dada en forma más general por la ecuación, 𝐹𝑔 = donde
𝑟2
mE es la masa de la Tierra y r es la distancia del cuerpo al centro de la Tierra. En problemas
donde r cambia tanto que la fuerza gravitacional no puede considerarse constante, necesitamos
una expresión más general para la energía potencial gravitacional.

Consideramos un cuerpo de masa m fuera de la


Tierra, y calculamos primero el trabajo Wgrav
efectuado por la fuerza gravitacional cuando el
cuerpo se aleja del centro de la Tierra o se acerca
a él, desde r = r1 hasta r = r2 (figura 4.10). Así, Wgrav
está dado por:
𝑟
𝑊𝑔𝑟𝑎𝑣 = ∫𝑟 2 𝐹𝑟 𝑑𝑟 (4.10)
1
donde Fr es la componente radial de la fuerza
gravitacional, es decir, la componente dirigida
hacia afuera desde el centro de la Tierra.

Dado que apunta hacia el centro de la Tierra, Fr


es negativa; difiere en la ecuación, la magnitud de
la fuerza gravitacional, por un signo menos:

Figura 4.10 Cálculo del trabajo efectuado sobre un cuerpo por la fuerza gravitacional, cuando
el cuerpo se mueve de la coordenada radial r1 a r2.

𝐺 𝑚𝐸 𝑚
𝐹𝑟 = −
𝑟2
Sustituyendo la ecuación para 𝐹𝑟 en la ecuación de Wgrav, vemos que Wgrav está dado por:

𝑟 𝑑𝑟 𝐺𝑚𝐸 𝑚 𝐺𝑚𝐸 𝑚
𝑊𝑔𝑟𝑎𝑣 = −𝐺 𝑚𝐸 𝑚 ∫𝑟 2 = − (4.11)
1 𝑟2 𝑟2 𝑟1

La trayectoria no tiene que ser recta: puede ser una curva como la de la figura 4.10. Por el
argumento de que este trabajo sólo depende de los valores inicial y final de r, no del camino
seguido. Esto también demuestra que la fuerza gravitacional siempre es conservativa.

Ahora definimos la energía potencial correspondiente U tal que Wgrav = U1 - U2. Comparando
esto con la ecuación inicial, vemos que la definición apropiada de energía potencial
gravitacional es:

𝐺 𝑚𝐸 𝑚
𝑈=− (energía potencial gravitacional) (4.12)
𝑟

La figura 4.11 muestra cómo la energía potencial gravitacional depende de la distancia r entre
el cuerpo de masa m y el centro de la Tierra. Si el cuerpo se aleja de la Tierra, r aumenta, la
fuerza gravitacional efectúa trabajo negativo, y U aumenta (se vuelve menos negativa).

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Si el cuerpo “cae” hacia la Tierra, r disminuye, el trabajo gravitacional es positivo, y la energía


potencial disminuye (se hace más negativa).

La ecuación de U quizá parezca extraña porque


indica que la energía potencial gravitacional
siempre es negativa. Al definir U con la ecuación
dada, elegimos que U es cero cuando el cuerpo
de masa m está infinitamente lejos de la Tierra (r
= ∞). Al acercarse el cuerpo a la Tierra, la energía
potencial gravitacional disminuye y se hace
negativa.
Podríamos tomar U = 0 en la superficie terrestre,
𝐺 𝑚𝐸 𝑚
donde r = RE, con sólo sumar la cantidad a
𝑅𝐸
la ecuación (4.12).

Esto haría a U positiva cuando r ≥ RE. No se lo


debe hacer por dos razones: una, se complicaría
la expresión para U; y dos, el término sumado no
afectaría la diferencia en energía potencial entre
dos puntos, que es la única cantidad físicamente
significativa.

Figura 4.11 Gráfica de energía potencial gravitacional U para el sistema de la Tierra (masa mE) y un
astronauta (masa m) contra la distancia r entre el astronauta y el centro de la Tierra.

Se puede demostrar que, si estamos cerca de la superficie terrestre, la ecuación (4.12) se


reduce a U = mgy que ya conocemos.

Primero reescribimos la ecuación (4.11):


𝑟1 − 𝑟2
𝑊𝑔𝑟𝑎𝑣 = 𝐺 𝑚𝐸 𝑚
𝑟1 𝑟2
Si el cuerpo se mantiene cerca de la Tierra, en el denominador podemos sustituir r1 y
r2 por RE, el radio de la Tierra, así que:
𝑟1 − 𝑟2
𝑊𝑔𝑟𝑎𝑣 = 𝐺 𝑚𝐸 𝑚
𝑅𝐸2

𝐺 𝑚𝐸
Según la ecuación (4.8), 𝑔 = 2 , por lo cual:
𝑅𝐸

𝑊𝑔𝑟𝑎𝑣 = 𝑚 𝑔 (𝑟1 − 𝑟2 )

Si sustituimos las r por y, ésta es la ecuación U = mgy para el trabajo efectuado por una fuerza
gravitacional constante, así que podemos considerar esta expresión de la energía potencial
gravitacional como un caso especial de la ecuación (4.12) que es más general.

Con la ecuación (4.12), podemos usar relaciones de energía generales para problemas donde
debe incluirse el comportamiento según 1/r2 de la fuerza gravitacional de la Tierra.

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Si esta fuerza es la única que efectúa trabajo sobre el cuerpo, la energía mecánica total del
sistema es constante, o se conserva.

Velocidad de escape

En las últimas décadas la idea de escapar del campo gravitatorio terrestre ha pasado de la
fantasía a la realidad. Sondas espaciales han sido enviadas a los puntos más alejados del
sistema solar.

Algunas de estas sondas acabaran girando alrededor del sol, mientras que otras abandonaran
el sistema solar y se perderán en el espacio exterior. Veremos a continuación que existe una
velocidad inicial mínima llamada Velocidad de escape que es la necesaria para que un cuerpo
escape de la tierra.

Si proyectamos un cuerpo hacia arriba desde la tierra con cierta energía cinética inicial, a
medida que el cuerpo asciende, la energía cinética disminuye y la energía potencial aumenta.
𝐺 𝑚𝐸 𝑚
El máximo incremento de energía potencial, es . Por lo tanto, este valor es el mismo que
𝑅𝐸
𝐺 𝑚𝐸 𝑚
puede decrecer la energía cinética. Si la energía cinética inicial es mayor que , la energía
𝑅𝐸
total E será mayor que cero y el cuerpo todavía tendrá cierta energía cinética cuando r sea muy
𝐺 𝑚𝐸 𝑚
grande. Así que el cuerpo escapará de la tierra si la energía cinética inicial es mayor que
𝑅𝐸
𝐺 𝑚𝐸 𝑚
Como la energía potencial en la superficie de la tierra es − , la energía total E = Ec + U
𝑅𝐸
debe ser mayor o igual que cero para que el cuerpo escape.

La Velocidad del cuerpo próximo a la superficie terrestre, correspondiente a una energía total
cero de Velocidad de escape, ve y puede determinarse a partir de:

𝐸𝑐 𝑖 + 𝑈𝑖 = 𝐸𝑐 𝑖 +𝑈𝑓

1 𝐺 𝑚𝐸 𝑚
𝑚𝑣𝑒2 − =0+0
2 𝑅𝐸

2𝐺 𝑚𝐸
𝑣𝑒 = √ = √2 𝑔 𝑅𝐸
𝑅𝐸

Tomando los valores de g= 9.81 m/s2 y RE = 6.38 x 106 m.

𝑣𝑒 = √2 𝑔 𝑅𝐸 = √2 9.81 6.386 = 11.2 km/s

Un cuerpo con esta velocidad escapará de la gravedad tierra. Sin embargo, no escapará del
sistema solar, pues hemos despreciado la atracción gravitatoria del sol y otros planetas.

Generalizando nuestro resultado, la velocidad inicial ve que un cuerpo necesita para escapar
de la superficie de una masa esférica M con radio R (despreciando la resistencia del aire) es:

2𝐺 𝑀
𝑣𝑒 = √ (Velocidad de escape) (4.13)
𝑅

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Clasificación energética de las orbitas

En la figura 4.12 se muestran los valores posibles de la energía total E sobre un gráfico de U
en función de r. E1 que es negativa y E2 que es positiva. Una energía total negativa significa
𝐺𝑚 𝑚
simplemente que la energía cinética en la superficie de la Tierra es menor que + 𝐸 , de
𝑅𝐸
modo que K + U nunca es mayor que cero.
A partir de la figura podemos ver que cuando la
energía total de un sistema es negativa, la línea
de energía total corta a la curva de energía
potencial a cierta separación rmax y el sistema
está ligado.
Por el contrario, cuando la energía total de un
sistema es positiva o cero, entonces no se cortan
ambas líneas y el sistema no está ligado. Los
criterios para los sistemas ligados y no ligados
pueden resumirse del siguiente modo

Si E < 0, el sistema es ligado

Si E ≥ 0, el sistema es no ligado

Cuando E es negativa su valor absoluto IEI se


denomina energía de enlace, corresponde a la
energía que debe añadirse al sistema para que
la energía total sea cero.

Figura 4.12 Gráfica de la energía cinética de un cuerpo a la distancia r del centro de la tierra:
EC = E – U(r)

La energía potencial de un objeto como un planeta o un cometa m a una distancia r del sol es:

𝑮 𝑴𝑺 𝒎
𝑼(𝒓) = − (4.14)
𝒓

En donde Ms es la masa del sol. La energía cinética del cuerpo es ½ m v2.

Si la energía total, cinética más potencial, es menor que cero, la órbita será una elipse (o
circunferencia), y el objeto está ligado al sol, de manera que no podrá escapar del campo
gravitatorio.

Por otro lado, si la energía total es positiva, la órbita será una hipérbola, lo que significa que el
objeto se acercará al sol, lo rodeará y se alejará para no volver nunca más.

Si la energía total es exactamente cero, la trayectoria será una parábola, y el objeto tambien
escapará.

En resumen, cuando la energía total es cero o positiva, los cuerpos no están ligados al campo
gravitatorio del sol y escapan. Curiosamente, no hay medidas de la energía de un cometa o un
asteroide, que sin lugar a dudas no sean negativas. Por lo tanto, todos los cuerpos observados
de este tipo están ligados al sistema solar.

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Movimiento de satélites

Podemos usar las leyes de Newton y la ley de la gravitación para determinar cómo los satélites
artificiales se mantienen en órbita y qué determina las propiedades de las órbitas.

Sobre el movimiento de proyectiles, en el experimento un motociclista se lanza horizontalmente


del borde de un acantilado, en una trayectoria parabólica que termina en terreno plano en la
base del acantilado. Si aumenta su velocidad de lanzamiento, caerá más lejos del punto de
partida. Podemos imaginarlo lanzándose con tal velocidad que la curvatura de la Tierra se hace
significativa. Al caer, la caída es más larga por la curvatura. Si la velocidad del motociclista es
suficiente, y si su punto de lanzamiento es tan alto que pueda librar las montañas, podría seguir
dando vuelta a la Tierra, sin jamás tocar el suelo.
Se lanza un proyectil del punto A en la
dirección AB, tangente a la superficie terrestre.
Las trayectorias 1 a 7 muestran el efecto de
aumentar la velocidad inicial. En las
trayectorias 3 a 5 el proyectil no choca contra
la Tierra y se convierte en su satélite. Si no hay
una fuerza que frene al proyectil, su velocidad
al volver al punto A es la que tenía
inicialmente, y el movimiento se repite
indefinidamente.

Las trayectorias 1 a 5 terminan donde


comenzaron y se denominan órbitas
cerradas. Todas las órbitas cerradas son
elipses o segmentos de elipses; la trayectoria
4 es un círculo, un caso especial de elipse.
Las trayectorias 6 y 7 son órbitas abiertas; el
proyectil nunca vuelve a su punto de partida y
se aleja cada vez más de la Tierra.

Figura 4.13 Trayectorias de un proyectil lanzado desde una gran altura (ignorando la resistencia del aire).
Las órbitas 1 y 2 se completarían como se muestra, si la Tierra fuera una masa puntual en C.

Órbitas circulares de los Satélites

Una órbita circular como la trayectoria 4 es el caso más sencillo. También es un caso importante,
pues muchos satélites artificiales tienen órbitas casi circulares y las órbitas de los planetas
alrededor del Sol también son aproximadamente circulares.

La única fuerza que actúa sobre un satélite en órbita circular alrededor de la Tierra es la
atracción gravitacional terrestre, dirigida hacia el centro de la Tierra y, por lo tanto, hacia el
centro de la órbita. Esto implica que el satélite está en movimiento circular uniforme y su
velocidad es constante.

El satélite no cae hacia la Tierra; más bien, cae constantemente alrededor de la Tierra. En una
órbita circular, la velocidad es exactamente la necesaria para mantener constante la distancia
entre el satélite y el centro de la Tierra.

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Veamos cómo calcular la velocidad constante v de un


satélite en órbita circular.

El radio de la órbita es r, medido desde el centro de la


Tierra; la aceleración del satélite tiene magnitud a rad =
v2/r y siempre está dirigida hacia el centro del círculo.

La fuerza debida a la atracción gravitacional de la


Tierra proporciona la aceleración centrípeta que
mantiene a un satélite en órbita.
Por la ley de la gravitación, la fuerza neta (la
gravitacional) que actúa sobre el satélite de masa m
tiene magnitud Fg = GmEm/r2 y tiene la misma
dirección de la aceleración.
Figura 4.14 El satélite está en órbita circular: su aceleración a es siempre perpendicular a su velocidad
v, por ello, la velocidad v es constante.

La segunda ley de Newton (∑ 𝐹 = 𝑚 𝑎 ) nos dice entonces que:

𝐺 𝑚𝐸 𝑚 𝑚𝑣 2
𝐹𝑔 = =
𝑟2 𝑟
Despejando v, tenemos que:
𝐺 𝑚𝐸
𝑣=√ (orbita circular) (4.15)
𝑟

Esta relación muestra que no podemos elegir el radio de la órbita r y la velocidad v


independientemente; para un radio r dado, la velocidad v de la órbita circular está determinada.
También muestra que el movimiento del satélite no depende de su masa, porque la masa m no
aparece en la ecuación.

Un astronauta a bordo de un trasbordador espacial también es como un satélite de la Tierra,


mantenido por la atracción gravitacional en la misma órbita que la nave. El astronauta tiene la
misma velocidad y aceleración que la nave, así que nada lo empuja contra el piso o las paredes
de la nave. Él está en un estado de ingravidez aparente, que no se da sólo en órbitas circulares;
existe siempre que la gravedad es la única fuerza que actúa sobre una nave espacial; por lo tanto,
se experimenta en órbitas de cualquier forma, incluidas las abiertas como las 6 y 7.

Podemos deducir una relación entre el radio r de una órbita circular y el periodo T, la duración
de una revolución. La rapidez v es la distancia 2πr recorrida en una revolución, dividida entre el
periodo:
2𝜋𝑟
𝑣= (4.16)
𝑇

Obtenemos una expresión para T si despejamos T de la ecuación (4.16) y sustituimos v de la


ecuación (4.15):
2𝜋𝑟 𝑟 2 𝜋 𝑟 3/2
𝑇= = 2 𝜋 𝑟√𝐺𝑚 = (𝑜𝑟𝑏𝑖𝑡𝑎 𝑐𝑖𝑟𝑐𝑢𝑙𝑎𝑟) (4.17)
𝑣 𝐸 √𝐺𝑚𝐸

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Las ecuaciones (4.16) y (4.17) muestran que las órbitas más grandes corresponden a velocidades
más bajas y a periodos más largos.

Figura 4.15 Tanto la Estación Espacial Internacional como la Luna son satélites terrestres.
La Luna está en una órbita mucho más alejada del centro de la Tierra que la Estación Espacial, así que
tiene una velocidad orbital menor y un periodo orbital mayor.

Comparando la ecuación (4.15) con el cálculo de la velocidad de escape, vemos que la velocidad
de escape ve de un cuerpo esférico con radio R es √2 veces mayor que la velocidad de un satélite
en una órbita circular con ese radio.
Si nuestra nave está en órbita circular alrededor de cualquier planeta, deberemos multiplicar
nuestra velocidad por √2 para escapar al infinito, sin importar la masa del planeta.
Puesto que la velocidad v en una órbita circular está determinada por la ecuación (4.15) para un
radio orbital r dado, la energía mecánica total E = K + U también está determinada. Usando las
ecuaciones (4.12) y (4.15), tenemos:
1 𝐺 𝑚𝐸 𝑚 1 𝐺 𝑚𝐸 𝐺 𝑚𝐸 𝑚
𝐸 = 𝐾+𝑈 = 𝑚𝑣 2 + (− ) = 𝑚( )−
2 𝑟 2 𝑟 𝑟
𝐺 𝑚𝐸 𝑚
𝐸=− (𝑜𝑟𝑏𝑖𝑡𝑎 𝑐𝑖𝑟𝑐𝑢𝑙𝑎𝑟) (4.18)
2𝑟
La energía mecánica total en una órbita circular es negativa e igual a la mitad de la energía
potencial. Aumentar el radio orbital r implica aumentar la energía mecánica (es decir, hacer E
menos negativa). Si el satélite está en una órbita relativamente baja y toca los márgenes de la
atmósfera, la energía mecánica disminuirá a causa del trabajo negativo efectuado por la
resistencia del aire; en consecuencia, el radio orbital disminuirá hasta que el satélite caiga a tierra
o se queme en la atmósfera.

Podemos aplicar el mismo análisis realizado para los satélites terrestres al movimiento circular
de cualquier cuerpo sometido a la atracción gravitacional de un cuerpo estacionario.

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Bibliografía: - Física universitaria volumen 1. YOUNG, HUGH D. y ROGER A. FREEDMAN


- Física para la Ciencia y la Tecnología. TRIPLER - MOSCA

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