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EPISTEMOLOGIA

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UNIVERSIDAD MAYOR REAL Y PONTIFICIA DE

SAN FRANCISCO XAVIER DE CHUQUISACA

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES

CARRERA DE SOCIOLOGIA

TRABAJO PRACTICO

MATERIA: EPISTEMOLGIA Y METODOLOGIA


DOCENTE: LIC. MARIO YAPU
UNIVERSITARIO: SIVILA PLANTAROSA BORIS CARLOS
CURSO: 1er GRUPO 3
INTRODUCCION
Chalmers comienza polémico. No hay ningún método que permita probar que las teorías
científicas son verdaderas, ni siquiera probablemente verdaderas.
Algunos de los argumentos que apoyan la afirmación de que no es posible probar o
refutar de manera concluyente las teorías científicas se basan en gran medida en
consideraciones lógicas y filosóficas. Otros se basan en un análisis detallado de la historia
de la ciencia y de las modernas teorías científicas.

RESUMEN Y ANALISIS DEL EMPIRISMO E INDUCTIVISMO


Según el inductivista ingenuo, la ciencia comienza con la observación; la observación
proporciona una base segura sobre la que se puede construir el conocimiento científico, y
el conocimiento científico se deriva, mediante la inducción de los enunciados
observacionales.
Mi versión del principio de inducción dice así: «Si en una gran variedad de condiciones se
observa una gran cantidad de A y todos los A observados, sin excepción, poseen la
propiedad B, entonces todos los A poseen la propiedad B». Este principio, o algo muy
parecido, es el principio básico en el que se basa la ciencia, si se acepta la postura
inductivista ingenua. A la vista de esto, una cuestión obvia con la que se enfrenta el
inductivista es: «¿Cómo se puede justificar el principio de inducción?». Esto es, si la
observación nos proporciona un conjunto seguro de enunciados observacionales como
punto de partida (supuesto que tenemos que dar por sentado para el desarrollo de la
argumentación de este capítulo), ¿por qué el razonamiento inductivo conduce al
conocimiento científico fiable e incluso verdadero? Al inductivista se le abren dos vías de
acercamiento al problema para intentar responder a esta cuestión. Podría tratar de
justificar el principio apelando a la lógica, recurso que admitimos francamente, o podría
intentar justificar el principio apelando a la experiencia, recurso que yace en la base de
toda su concepción científica.
Las argumentaciones lógicas válidas se caracterizan por el hecho de que, si la premisa de
la argumentación es verdadera, entonces la conclusión debe ser verdadera. Las
argumentaciones deductivas poseen ese carácter. El principio de inducción estaría de
seguro justificado si las argumentaciones inductivas también lo poseyeran, pero no es así.
Las argumentaciones inductivas no son argumentaciones lógicamente válidas. No se da
el caso de que, si las premisas de una inferencia inductiva son verdaderas, entonces la
conclusión deba ser verdadera. Es posible que la conclusión de una argumentación
inductiva sea falsa y que sus premisas sean verdaderas sin que ello suponga una
contradicción. Supongamos, por ejemplo, que hasta la fecha haya observado una gran
cantidad de cuervos en una amplia variedad de circunstancias y que haya observado que
todos ellos han sido negros y, basándome en eso, concluyo: «Todos los cuervos son
negros». Esta es una inferencia inductiva perfectamente lícita. Las premisas de esta
inferencia son un gran número de enunciados del tipo: «Se observó que el cuervo x era
negro en el momento t» y consideramos que todos eran verdaderos. Pero no hay ninguna
garantía lógica de que el siguiente cuervo que observe no sea rosa. Si éste fuera el caso,
entonces «Todos los cuervos son negros» sería falso. Esto es, la inferencia inductiva
inicial, que era lícita en la medida en que satisfacía los criterios especificados por el
principio de inducción, habría llevado a una conclusión falsa, a pesar de que todas las
premisas de la inferencia fueran verdaderas. No supone ninguna contradicción lógica
afirmar que todos los cuervos observados han resultado ser negros y también que no
todos los cuervos son negros. La inducción no se puede justificar sobre bases
estrictamente lógicas.
El principio de inducción no se puede justificar simplemente apelando a la lógica. Dado
este resultado, parecería que el inductivista, según su propio punto de vista, está ahora
obligado a indicar cómo se puede derivar de la experiencia el principio de inducción.
¿Cómo sería una derivación semejante? Probablemente, sería algo así. Se ha observado
que la inducción funciona en un gran número de ocasiones.

El principio de inducción funciona siempre.

Aquí se infiere un enunciado universal que afirma la validez del principio de inducción a
partir de cierta cantidad de enunciados singulares que registran aplicaciones con éxito del
principio en el pasado. Por lo tanto, la argumentación es inductiva y, no se puede, pues,
utilizar para justificar el principio de inducción. No podemos utilizar la inducción para
justificar la inducción. Esta dificultad, que va unida a la justificación de la inducción, ha
sido denominada tradicionalmente «el problema de la inducción».

Parece, pues, que el inductivista ingenuo impenitente tiene problemas. La exigencia


extrema de que todo conocimiento se derive de la experiencia mediante reglas de
inducción excluye el principio de inducción, básico para la postura inductivista.

Además de la circularidad que conllevan los intentos de justificar el principio de inducción,


el principio, tal y como lo he establecido, adolece de otras desventajas. Estas desventajas
proceden de la vaguedad y equivocidad de la exigencia de que se realice un «gran
número» de observaciones en una «amplia variedad» de circunstancias.

¿Cuántas observaciones constituyen un gran número? ¿Cuántas veces hay que calentar
una barra de metal, diez veces, cien veces, antes de que podamos concluir que siempre
se dilata al ser calentada? Sea cual fuere la respuesta a esta cuestión, se pueden
presentar ejemplos que hagan dudar de la invariable necesidad de un gran número de
observaciones. Para ilustrar esta cuestión, me referiré a la fuerte reacción pública en
contra de la guerra nuclear que siguió al lanzamiento de la primera bomba atómica en
Hiroshima al final de la segunda guerra mundial. Esta reacción se basaba en la
constatación de que las bombas atómicas originan destrucción y muerte por doquier y un
enorme sufrimiento humano. Y, no obstante, esta creencia generalizada se basaba en
una sola y dramática observación. Del mismo modo, un inductivista muy terco tendría que
poner su mano en el fuego muchas veces antes de concluir que el fuego quema. En
circunstancias como éstas, la exigencia de un gran número de observaciones parece
inapropiada. En otras situaciones la exigencia parece más plausible. Por ejemplo,
estaríamos justificadamente poco dispuestos a atribuir poderes sobrenaturales a un
adivino basándonos en una sola predicción correcta. Y tampoco sería justificable concluir
una conexión causal entre fumar y el cáncer de pulmón basándonos en la evidencia de un
solo fumador empedernido que contraiga la enfermedad. Creo que está claro en estos
ejemplos que, si el principio de inducción ha de ser una guía de lo que se considere una
lícita inferencia científica, entonces hay que matizar con cierto cuidado la cláusula del
«gran número».

RESUMEN Y ANALISIS DEL FALSACIONISMO DE K. POPPER

El falsacionista ingenuo insiste en que la actividad científica debe dedicarse a intentar


falsar las teorías estableciendo la verdad de los enunciados observacionales que son
incompatibles con ellas.
Los falsacionistas se dan cuentas de las insuficiencias del falsacionista ingenuo, y
reconocen la importancia del papel que desempeñan la confirmación de las teorías
especulativas, así como la falsacion del bien establecidas.
Semejanzas:
Hay una importante diferencia cualitativa en el status de las confirmaciones y las
falsaciones.
Las teorías se pueden falsar de manera concluyente a la luz de las pruebas adecuadas,
mientras que nunca se pueden establecer como verdaderas o falsas, o incluso como
probablemente verdaderas sean cuales fuesen las pruebas. LA ACEPTACIÓN DE LA
TEORIA ES SIEMPRE PROVISIONAL. EL RECHAZO PUEDE SER CONCLUYENTE.
Las afirmaciones del falsacionista se ven seriamente contradichas por el hecho de que los
enunciados observacionales dependen de la teoría y son falibles.
Si se dan enunciados observacionales verdaderos, entonces es posible deducir de ellos
lógicamente la falsedad de algunos enunciados universales, mientras que no es posible
deducir de ellos la verdad de ningún enunciado universal. Esta es una cuestión
condicional basada en el supuesto de que existen enunciados observacionales
completamente seguros.
Todos los enunciados observacionales son falibles.
En consecuencia, si un enunciado universal, o un conjunto de enunciados universales que
constituyen una teoría, o parte de la teoría choca con algún enunciado observacional,
puede ser que sea el enunciado observacional que esté equivocado. No hay nada en la
lógica de la situación que exija que haya de ser la teoría la rechazada en caso de choque
con la observación. Se podría rechazar un enunciado observacional falible y conservar la
teoría falible con la que choca.
Los nuevos adelantos teóricos pueden revelar insuficiencias en ese enunciado.
NO SE PUEDEN CONSEGUIR FALSACIONES DE LAS TEORIAS QUE SEAN
CONCLUYENTES Y SIMPLES.
Popper exponía una concepción de la observación y de los enunciados observacionales
que tenía en cuenta el hecho de que los enunciados observacionales infalibles no se dan
directamente a través de las percepciones sensoriales.
La postura de Popper destaca la importante distinción entre los enunciados
observacionales públicos, por un lado, y las experiencias perceptivas privadas de los
observadores, las cuales vienen dadas de algún modo a los individuos en el acto de
observar, pero no hay un paso simple que lleve a esas experiencias privadas a un
enunciado observacional que pretenda describir la situación observada.
Un enunciado observacional, formulado en un lenguaje público (en el sentido de que
cualquiera que tenga oportunidad de hacerlo, lo puede examinar y criticar), será
comprobable y estará sujeto a modificaciones o rechazos. Los observadores pueden
aceptar o no un determinado enunciado observacional. Su decisión sobre esta cuestión
estará motivada en parte por las experiencias perceptivas pertinentes, pero ninguna
experiencia perceptiva será suficiente para establecer la validez de un enunciado
observacional.
La esencia de la postura de Popper sobre los enunciados observacionales, es que su
aceptabilidad se mide por su capacidad de sobrevivir a las pruebas, los que no lo logran,
son rechazados, mientras que los que pasan las pruebas a las que son sometidos, son
conservados de modo provisional.
Popper destaca el papel de las decisiones de los individuos y los grupos de individuos
para aceptar o rechazar los enunciados observacionales, llamados por Popper,
enunciados básicos, los cuales son aceptados como resultado de una decisión o acuerdo
y en esa medida son convenciones.
Cualquier enunciado científico puede ser presentado de tal modo que cualquiera que haya
aprendido la técnica necesaria pueda comprobarlo.
Si, como resultado, rechaza el enunciado, no nos satisfará si nos habla de sus
sentimientos de duda o de sus sentimientos de convicción con respecto a sus
percepciones. Lo que se debe hacer es formular una afirmación que contradiga la nuestra
y darnos instrucciones para comprobarla. Si no lo hace, debe reflexionar de nuevo.
Un enunciado observacional es aceptable, provisionalmente, en una determinada etapa
del desarrollo de una ciencia, si es capaz de superar todas las pruebas que posibilite el
desarrollo de la ciencia en cuestión a esa etapa.
De acuerdo con la postura popperiana, los enunciados que sirven de base para valorar el
mérito de una teoría son en sí mismo falibles.
La base empírica de la ciencia objetiva no tiene nada de absoluto.
Lo que socava la postura falsacionista es el hecho de que los enunciados observacionales
son falibles y de que su aceptación es solo provisional y está sujeta a revisión. Las teorías
no se pueden falsar de modo concluyente, porque los enunciados observacionales que
sirven de base para una falsacion pueden resultar falsos a la luz de posteriores progresos.
Las falsaciones concluyentes quedan excluidas por la carencia de una base observacional
perfectamente segura, de la que dependen.
COMPARACION ENTRE LAS CORRIENTES ANTERIORMENTE RESUMIDAS

El falsacionista sofisticado mantiene que las teorías se pueden falsar y rechazar, aunque
niega que se puedan establecer como verdaderas o probablemente verdaderas.
EL PROPOSITO DE LA CIENCIA ES FALSAR LAS TEORÍAS Y REEPLAZARLAS POR
TEORIAS QUE DEMUESTREN UNA MAYOR CAPACIDAD DE RESISTIR LAS
PRUEBAS. Las confirmaciones de las nuevas teorías son importantes en la medida que
constituyen la demostración de que una nueva teoría es una mejora de la teoría a la que
reemplaza.
Una vez que una nueva teoría desbanca a su rival, se convierte en un nuevo blanco al
que se le dirigirán las pruebas rigurosas ideadas con la ayuda de otras teorías
audazmente conjeturadas.
Según el inductivista, la confirmación está determinada exclusivamente por la relación
lógica existente entre los enunciados observacionales que son confirmados y las teorías
que estos apoyan.
El contexto histórico en el que se obtiene la evidencia, no tiene importancia.
Los casos confirmadores lo son si proporcionan apoyo inductivo a una Peoria, y cuanto
mayor sea el número de casos confirmadores establecidos, mayor será el apoyo de una
teoría, y más probable de que sea verdadera.
Esta teoría AHISTORICA de la confirmación parece tener la consecuencia negativa de
innumerables observaciones, las que llevan a aumentar la estimación de la probabilidad
de la verdad de la ley.
En la concepción falsacionista la importancia de las confirmaciones depende muchísimo
de su contexto histórico. Una confirmación conferirá un alto grado de valor a una teoría si
esa confirmación fue el resultado de la comprobación de una predicción nueva.
Una confirmación será importante si se estima que es improbable que suceda a la luz del
conocimiento básico de la época. Las confirmaciones que son conocidas de antemano
son insignificantes.
CONCLUSIONES

Es demasiado discutible hablar de estas filosofías de ciencia, mayor aun inclinarse por
alguna, de manera personal pienso que la ciencia debe ser algo natural que los individuos
debemos desarrollar, la ciencia no se aprende leyendo libros, para mí se debe de
experimentar y vivir diariamente, tratando de entender la importancia de lo que nos rodea,
para dar soluciones que mejoren nuestro entorno.

BIBLIOGRAFIA

 https://www.altillo.com/examenes/uba/cbc/pensamiento/
pens2008resnericienciapopper.asp
 CHALMERS, A. (1982). ¿QUE ES ESA COSA LLAMADA CIENCIA? MADRID,
ESPAÑA: SIGLO XXI
 https://filotecnologa.files.wordpress.com/2011/12/resumen_-que-es-esa-cosa-
llamada-ciencia_chalmers.pdf
 https://filadd.com/doc/323769108-resumen-chalmers-2-que-es-esa-cosa

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