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SP3261 2020 (55325)

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Casación 55325

José Robinson Rojas Agudelo

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

SALA DE CASACIÓN PENAL

La información que permite


identificar o individualizar al (los)
menor (es), fue suprimida por la
Relatoría de la Sala de Casación JOSÉ FRANCISCO ACUÑA VIZCAYA
Penal, con el objeto que el

Magistrado Ponente
contenido de la providencia pueda
ser consultado sin desconocer los
artículos 33 y 193 de la ley 1098 de
2006 y demás normas pertinentes.

SP3261-2020
Radicación No. 55325
(Aprobado Acta No. 182).

Bogotá D.C., dos (2) de septiembre de dos mil veinte


(2020).

Decide la Sala la demanda de casación presentada por el


defensor de JOSÉ ROBINSON ROJAS AGUDELO contra la
sentencia proferida por la Sala de Decisión Penal del Tribunal
Superior de Buga el 30 de enero de 2019, mediante la cual
revocó la emitida por el Juzgado Penal del Circuito de Sevilla,
el 9 de julio de 2018 y, en su lugar, lo condenó por el delito de
violencia intrafamiliar.

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Casación 55325
José Robinson Rojas Agudelo

ANTECEDENTES FÁCTICOS

JOSÉ ROBINSON ROJAS AGUDELO y María Ayler Bobo


Melo, conformaban un núcleo familiar al cual se hallaban
integrados tres hijos de esta de 14,12 y 9 años de edad para la
fecha de los acontecimientos. La familia vivía en un predio
rural, de la Vereda El Danubio, Corregimiento Corozal, del
Municipio de Sevilla, Valle.

El 27 de febrero de 2015 María Ayler recibió una llamada


del propietario de la finca, a quien le comentó que JOSÉ
ROBINSON estaba reparando la guadañadora y estaba muy
molesto por cuanto la había llevado a arreglar varias veces al
pueblo y continuaba sin funcionar.

El procesado, molesto con la llamada, llegó a la cocina


donde su compañera estaba preparando los alimentos, le dio
un puntapié a la estufa, le arrojó la licuadora, la golpeó en
diferentes partes del cuerpo y la amenazó con una varilla
extraída de la guadañadora.

Los dos hijos mayores concurrieron en ayuda de la madre,


pero JOSÉ ROBINSON no detuvo los actos de maltrato; por el
contrario, golpeó a los menores, amenazó a su compañera con
una escopeta diciéndole que la iba a matar junto con sus hijos,
y la arrastró halándola del cabello por un maizal, mientras
continuaba agrediéndola.

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José Robinson Rojas Agudelo

La joven M.A.S.B. pidió ayuda telefónica al empleador del


procesado; sin embargo, le contestó que estaba fuera de la
ciudad y no podía colaborarle. Le pidió entonces a un hombre
que pasaba por el lugar que llamara a la policía «porque iban a
matar a su mamá». Gracias a dicho ciudadano los agentes del
orden arribaron a la vivienda, momento en el cual María Ayler
y sus hijos salieron a través de una ventana de la habitación
en donde se refugiaron, cuya puerta el procesado forzó para
intentar entrar.

El motivo de la reyerta familiar lo sitúan las víctimas en el


comentario que días antes de los hechos le hizo a su madre la
menor M.A.S.B. respecto a que el acusado había abusado
sexualmente de ella y amenazado con matarla si contaba lo
ocurrido. María Ayler le hizo el reclamo y el ambiente familiar
se enrareció.

ROJAS AGUDELO también fue investigado en el presente


proceso por los delitos de acceso carnal con menor de catorce
años agravado, y fabricación, tráfico, porte o tenencia de
armas de fuego, accesorios, partes o municiones. El juez de
primera instancia lo absolvió de dichos ilícitos y la decisión no
fue recurrida por la Fiscalía.

ACTUACIÓN PROCESAL RELEVANTE

El 28 de febrero de 2015, ante el Juzgado Segundo Penal


Municipal con Función de Control de Garantías de Buga se

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José Robinson Rojas Agudelo

celebraron las audiencias concentradas de legalización de la


captura en flagrancia, formulación de imputación por los
delitos de acceso carnal violento agravado, fabricación,
tráfico, porte o tenencia de armas de fuego de defensa
personal y violencia intrafamiliar; e imposición de medida de
aseguramiento detención preventiva en centro carcelario1. El
imputado no aceptó cargos 2.

Radicado el escrito de acusación en el que se ajustó la


tipicidad del punible de violencia intrafamiliar en el sentido
de agravarla por recaer sobre mujer y menores 3, el 28 de julio
de 2015 se produjo la audiencia de verbalización respectiva4,
y el 14 de octubre siguiente se surtió la vista preparatoria 5.

El juicio oral se desarrolló durante los días 216 y 227 de


enero, y 11 de abril8 de 2016; 24 de abril9 y 19 de julio 10 de
2017; y 16 de enero de 201811, evacuado el cual, la juez de
conocimiento absolvió al procesado de los ilícitos
increpados12.

Promovido el recurso de apelación por el delegado de la


Fiscalía13, el 30 de enero de 2019 la Sala de Decisión Penal
del Tribunal Superior de Buga revocó la absolución por el

1 Cfr. Folios 6 a 12 del c. del proceso.


2 Cfr. Folio 11 ibídem.
3 Cfr. Folios 18 a 22 ibídem.
4 Cfr. Folios 26 a 28 ibídem.
5 Cfr. Folios 32 a 37 ibídem.
6 Cfr. Folios 72 a 75 ibídem.
7 Cfr. Folios 105 a 107 ibídem.
8 Cfr. Folios 110 a 111 ibídem.
9 Cfr. Folios 137 a 138 ibídem.
10 Cfr. Folios 145 y 146 ibídem.
11 Cfr. Folios 150 a 155 ibídem.
12 Cfr. Folios 223 a 231 ibídem.
13 Cfr. Folios 178 a 182 ibídem.

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punible de violencia intrafamiliar y, en su lugar, condenó al


acusado a la pena principal de 72 meses de prisión y a la
accesoria de inhabilitación para el ejercicio de derechos y
funciones públicas por el mismo lapso de la sanción privativa
de la libertad, negándole el subrogado de la suspensión
condicional de la ejecución de la pena, así como el sustituto
de la prisión domiciliaria 14.

Inconforme con la decisión, el defensor interpuso el


recurso extraordinario de casación 15 y presentó la
correspondiente demanda en oportunidad debida 16. Esta
Sala, superando los defectos formales del libelo la admitió, a
fin de garantizar el derecho a la doble conformidad de la
primera sentencia condenatoria17.

Siguiendo lo dispuesto por la Sala mediante el Acuerdo


020 de 29 de abril del año que transcurre, se tramitó por
escrito la sustentación de la demanda18 y se aseguró el
derecho de contradicción a los no recurrentes19.

LA DEMANDA

Con sustento en la causal tercera del artículo 181 de la


Ley 906 de 2004, el defensor público de JOSÉ ROBINSON
ROJAS AGUDELO formula su cargo único contra la
sentencia del Tribunal por violación indirecta de la ley

14 Cfr. Folios 184 a 200 ibídem.


15 Cfr. Folio 213 ibídem.
16 Cfr. Folios 218 a 241 ibídem.
17 Cfr. Folios 6 y 7 del c. de la Corte.
18 Cfr. Folios 66 a 72 ibídem.
19 Cfr. Folios 73 a 94 ibídem.

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sustancial por falso raciocinio que deviene de la violación a


los postulados de la lógica, en concreto, por la transgresión
del principio de no contradicción.

Estima que la sentencia condenatoria del juez colegiado


se fundamentó en los testimonios de María Ayler Bobo Melo
y sus hijos, considerándolos al mismo tiempo concurrentes y
falaces, pese a lo cual optó por creerles tras razonar que en
lo toral eran coincidentes, cuando en realidad son altamente
contradictorios y la prueba científica los desvirtúa.

Retomando la argumentación de la a quo, el libelista


señala que María Ayler Bobo mintió, pues en la entrevista
sostuvo la perpetración del abuso sexual a su hija el 21 de
febrero de 2015, para luego indicar que lo fue en el 2012 o
2013.

Destaca la consideración de la juez de primer grado


respecto a la provocación de la disputa por ambas partes y la
reciprocidad de las agresiones de palabra y acción.

Indica que el análisis probatorio de la prueba científica


fue precario y desarmonizado con los resultados objetivos de
la prueba pericial que no da cuenta de los golpes señalados
por las víctimas ni de las lesiones que según su relato
debieron provocarse.

Concluye que, pese al acaecimiento de un altercado, la


prueba científica rebate la versión de las víctimas y las
conclusiones del ad quem en cuanto al dolo del acusado, por

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José Robinson Rojas Agudelo

cuanto admite un resultado fortuito, distinto a la intención


de causar lesiones a sus familiares.

LA SUSTENTACIÓN DE LA DEMANDA Y SU
REFUTACIÓN

1. La defensa

El profesional del derecho ratifica el cargo propuesto,


los argumentos de respaldo y las peticiones plasmadas en
el libelo. Requiere a la Corte casar la sentencia y absolver a
su representado.

2. La Fiscalía Séptima Delegada ante la Corte Suprema


de Justicia

Considera imprecisas las premisas transgresoras de la


sana crítica y los principios de la lógica evocadas por el
demandante. Advierte que el fundamento medular de su
inconformidad se basa en sus apreciaciones personales en
el sentido de privilegiar el análisis probatorio propuesto por
la a quo en su sentencia absolutoria.

Para la delegada si bien se presentaron contradicciones


en los testimonios de las víctimas, estos no hacen relación
al núcleo fáctico de la imputación formulada por el delito de
violencia intrafamiliar. Resalta que fueron los testigos
quienes señalaron y aceptaron las incongruencias
advertidas con sus exposiciones iniciales, lo cual no implica

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José Robinson Rojas Agudelo

la mendacidad de la totalidad de sus dichos, máxime


cuando fueron corroborados por los agentes policiales y los
galenos que las atendieron.

Denota que las historias clínicas de los ofendidos dan


cuenta, al menos, de una agresión física que daría cuenta
del punible de violencia intrafamiliar cometido en su contra
por quien fuera el compañero permanente de María Ayler en
ese momento.

Esgrime que el tipo penal de violencia intrafamiliar no


requiere una prolongación en el tiempo de las lesiones
físicas o psicológicas, o la intensidad de estas, al igual que
los reclamos o discusiones suscitados en el seno familiar en
modo alguno faculta a los compañeros permanentes a
desatar actos de violencia moral o física contra su pareja o
hijastros. Solicita a la Sala no casar la sentencia del
Tribunal.

3. El Procurador Judicial Segundo Delegado para


la Casación Penal

Razona que el cargo planteado por el defensor no está


llamado a prosperar por cuanto la sentencia de condena se
fundamentó en los testimonios de las víctimas apoyados por
los informes del policía y el galeno que los atendió, los cuales,
valorados de conjunto, conducen a demostrar que el
procesado con su comportamiento alteró la armonía familiar
y desestabilizó su tranquilidad, causando temor y lesiones en
los cuerpos de las víctimas.

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CONSIDERACIONES

En el marco del recurso extraordinario de casación la


Sala examinará la decisión del Tribunal, con el especial
propósito de satisfacer la garantía de la doble conformidad
de la primera sentencia de condena y, por tanto, evaluará los
presupuestos fácticos, jurídicos y probatorios de esta, sin
consideración a la técnica casacional.

La defensa formula un reproche por la vía de la causal


tercera de casación alegando que el Tribunal incurrió en
violación indirecta de la ley sustancial por falso raciocinio.
Desde su óptica, el ad quem transgredió la sana crítica por
desconocimiento de los postulados de la lógica en la
valoración de los testimonios de María Ayler Bobo Melo y sus
hijos, pues pese a las contradicciones, mentiras e
inconsistencias entre estos y con la prueba científica, se les
otorgó la credibilidad necesaria para desvirtuar la
presunción de inocencia.

La Sala seguirá la siguiente ruta metodológica para


resolver la inconformidad planteada: (i) sintetizará los
argumentos contenidos en los fallos de instancia; (ii) referirá
brevemente los elementos estructurales el delito de violencia
intrafamiliar; (iii) estudiará si en el caso concreto estos se
constatan en las pruebas practicadas en el juicio oral y; (iv)
adoptará las decisiones que se deriven del anterior análisis.

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Casación 55325
José Robinson Rojas Agudelo

(i) Los fallos de instancia

a. La sentencia del a quo

La juez de primer grado absolvió al procesado por los


punibles endilgados considerando que la prueba de cargo
ofrecía serias dudas en torno a la ocurrencia de los hechos
objeto de acusación.

En lo atinente al ilícito de violencia intrafamiliar, razonó


que el testimonio de María Ayler Bobo Melo fue exagerado y
mendaz, pues presentó varias versiones sobre el motivo de la
disputa suscitada el día de los hechos con el procesado.
Advirtió una relación familiar basada en la armonía, el
respeto y la consideración entre sus integrantes20. Indicó que
el testimonio de los menores se percibía amañado,
inverosímil y contradictorio en con relación el de la madre21.

Argumentó que no se conoce el origen del altercado


suscitado entre la pareja el 27 de febrero de 2015 y dedujo la
provocación de la disputa por ambas partes, así como la
reciprocidad de las agresiones de palabra y acción.

Descarta la premeditación en causar daño a los


menores y evaluó los golpes como consecuencia del forcejeo
entre todos. De la prueba científica destacó la ausencia de
fracturas, fisuras, edemas e hinchazones que evidenciaran
golpes como los referidos por los ofendidos, pues los edemas

20 Cfr. Folio 166 del c. del proceso.


21 Cfr. Folios 171 a 172 ibídem.

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descritos por el galeno en la historia clínica no tienen la


magnitud de los referidos por estos22.

Apreció inidónea la valoración psicológica practicada a


la menor M.A.S.B. por cuanto la experiencia de la profesional
en dicho campo era casi nula23.

Evalúa que los agentes del orden no fueron testigos de


los hechos, ni observaron lesionadas a las supuestas
víctimas, por lo cual no se erigen como medios de
corroboración cierta y segura del delito 24.

Considera acertada la hipótesis de la defensa cuando


plantea que en el presente asunto se inculpó al procesado
por problemas de pareja, celos o asuntos económicos, ajenos
a la configuración del injusto de violencia intrafamiliar 25.

b. La sentencia del ad quem

El juez colegiado estimó que María Ayler Bobo Melo fue


clara y enfática al referir las agresiones recibidas por el
acusado, e hizo alusión a los problemas que tenía con él por
diversas circunstancias.

Valoró coincidentes en lo axial lo narrado por los


agredidos en tanto todos confluyeron en la agresión causada

22 Cfr. Cfr. Folios 166 a 169 ibídem.


23 Cfr. Folio 169 ibídem.
24 Cfr. Folio 168 ibídem.
25 Cfr. Folio 174 ibídem.

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por JOSÉ ROBINSON ROJAS AGUDELO 26, y de baja entidad


sus contradicciones que no le restan mérito suasorio.

Destacó que los médicos corroboraron las afirmaciones


de los ofendidos por cuanto hallaron en sus cuerpos edemas,
equimosis y dolor sugestivos de una agresión física27
configuradora del delito de violencia intrafamiliar.

(ii) Elementos estructurales del delito

La violencia contra la mujer y los niños es reprochada por


la comunidad internacional por medio de distintos tratados
internacionales, entre ellos, la Convención sobre la
Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra
la Mujer28 y su Protocolo Facultativo29, la Convención
Interamericana para Prevenir, Castigar y Erradicar la
Violencia Contra la Mujer 30, conocida como Convención de
Belem do Pará y la Convención sobre los Derechos del Niño31.

Igualmente, ha rechazado la violencia contra la mujer y


los niños por medio de instrumentos internacionales como la
Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la
Mujer32, la Observación General Nº 13 (2011) Sobre el
Derecho del Niño a no ser Objeto de Ninguna Forma de

26 Cfr. Folios 194 a 196 ibídem.


27 Cfr. Folio 196 ibídem.
28 Aprobada mediante la Ley 51 de 1981 y ratificada el 19 de enero de 1982.
29 Aprobada mediante la Ley 984 de 12 de agosto de 2005.
30 Adoptada en Colombia mediante la Ley 248 de 29 de diciembre de 1995, puede ser

consultada en https://www.oas.org/juridico/spanish/tratados/a-61.html
31 Adoptada en Colombia mediante la Ley 12 de 22 de enero de 1991, disponible en

http://hrlibrary.umn.edu/instree/spanish/sk2crc.html
32Adoptada en Colombia mediante la Ley 51 del 2 de junio de 1981, disponible en

https://www.ohchr.org/sp/professionalinterest/pages/violenceagainstwomen.aspx

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José Robinson Rojas Agudelo

Violencia33; la Recomendación General Nº 19 del Comité para


la Eliminación de la Discriminación Contra la Mujer
(CEDAW) del 29 de enero de 1992; la Recomendación General
Nº 33 expedida por el Comité para la Eliminación de la
Discriminación Contra la Mujer (CEDAW) del 03 de agosto de
2015; la Recomendación General Nº 34 del Comité para la
Eliminación de la Discriminación Contra la Mujer (CEDAW)
del 07 de marzo de 2016 y; la Recomendación General Nº 35
del Comité para la Eliminación de la Discriminación Contra
la Mujer (CEDAW) del 26 de julio de 2019.

En Colombia, la violencia desplegada al interior de la


familia se desvela como un fenómeno sistemático34 que
socaba la célula básica de la sociedad 35, destruyendo su
armonía, unidad36, honra y dignidad 37. Debido a ello, y con
el propósito de dar cumplimiento a los compromisos
internaciones asumidos por el Estado, la familia es protegida
jurídicamente a fin de impedir cualquier amenaza o violación
a los derechos fundamentales de sus integrantes 38,
especialmente de los más vulnerables39.

La Constitución Política nacional reprocha «cualquier


forma de violencia» en el seno familiar y deja en manos del
legislador ordinario la tipificación de los supuestos
cercenadores de su integridad.

33 Cfr. https://www.acnur.org/fileadmin/Documentos/BDL/2012/8603.pdf
34 Cfr. SCC. C-059 de 2005 y CSJ. SP. de 28 de marzo de 2012, Rad. 33772.
35 Cfr. Constitución Política de Colombia canon 5º.
36 Cfr. CSJ. SP. de 3 de diciembre de 2014, Rad. 41315.
37 Cfr. SCC. C-059 de 2005.
38 Cfr. SCC. C-652 de 1997.
39 Cfr. SCC. C-368 de 2014.

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Casación 55325
José Robinson Rojas Agudelo

A fin de dar alcance a tal propósito Superior, el legislador


nacional previó el punible de violencia intrafamiliar así40:

«ARTÍCULO 229.- El que maltrate física o sicológicamente (sic) a


cualquier miembro de su núcleo familiar, incurrirá, siempre que la
conducta no constituya delito sancionado con pena menor, en prisión de
cuatro (4) a ocho (8) años.

La pena se aumentará de la mitad a las tres cuartas partes cuando la


conducta recaiga sobre un menor, una mujer, una persona mayor de
sesenta y cinco (65) años o que se encuentre en incapacidad o
disminución física, sensorial y psicológica o quien se encuentre en estado
de indefensión.

PARÁGRAFO. A la misma pena quedará sometido quien, no siendo


miembro del grupo familiar, sea encargado del cuidado de uno o varios
miembros de una familia en su domicilio o residencia, y realice alguna
de las conductas descritas en el presente artículo.».

Los elementos del tipo han sido decantados tanto por la


guardiana de la Constitución41 como por esta Sala, y pueden
ser recogidos de la siguiente manera:

El bien jurídicamente tutelado es la familia 42,


concretamente, su unidad, armonía, honra y dignidad 43,
entendida desde su perspectiva constitucional, vale decir,
incorporando las uniones maritales de hecho 44, la familia de
crianza o la conformada por parejas del mismo sexo 45.

40 Cfr. Artículo 229 del Código Penal vigente al momento de los hechos.
41 Cfr. Entre otras, C-285 y C-652 de 1997; C-237 de 1998; C-1195 de 2001, C-059,
C-474 y C-674 de 2005; C-1198 de 2008; C-029 de 2009; C-776 y C-985 de 2010; C-
177, C-368 y C-419 de 2014; C-022 de 2015.
42 Cfr. SCC. C-368 de 2014.
43 Cfr. CSJ. SP. de 6 de marzo de 2019, Rad. 51951; SP. de 30 de abril de 2019, Rad.

49687; SP. de 20 de marzo de 2019, Rad. 46935; entre otras.


44 Cfr. CSJ. SP. de 3 de diciembre de 2014, Rad. 41315.
45 Cfr. En este sentido SCC. C-029 de 2009, C-075 de 2007 y C-368 de 2014.

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Casación 55325
José Robinson Rojas Agudelo

Se trata de un tipo penal con sujeto activo y pasivo


calificado46. El agresor y el agredido deben integrar el núcleo
familiar o unidad doméstica 47, o tratarse de la persona
encargada del cuidado de la víctima en su domicilio o
residencia, lo cual no implica que el maltrato deba ser
ejercido en dicho lugar a efectos de su adecuación típica,
pues se refiere a un elemento calificador del sujeto activo 48.

El verbo rector consiste en la acción de maltratar física


o psicológicamente a un integrante de su núcleo familiar o a
la persona que se cuida en su residencia.

El maltrato intrafamiliar contra la mujer: La


exigencia de razones de género

Esta Sala ha decantado 49 que el tipo agravado de


violencia intrafamiliar por ser cometida contra la mujer no
opera de manera objetiva, vale decir, por la simple
pertenencia del sujeto pasivo al género femenino, pues
requiere de una conducta violenta por razones de género.

Parece entonces necesario indicar que habrá violencia


de género cuando el maltrato se produzca como reproducción
del patrón cultural según el cual el hombre ejerce

46 Cfr. CSJ. SP. de 7 de junio de 2017, Rad. 48047; SP. de 13 de marzo de 2019, Rad.
52066; SP. de 6 de marzo de 2019, Rad. 51951; SP. de 30 de abril de 2019, Rad.
49687; SP. de 4 de diciembre de 2019, Rad. 53393; SP. de 19 de febrero de 2020,
Rad. 53037; entre otras.
47 Cfr. CSJ. SP. de 7 de junio de 2017, Rad. 48047; SP. de 18 de junio de 2019,

Rad. 53048, SP. de 19 de febrero de 2020, Rad. 53037.


48 Cfr. SCC. C-368 de 2014
49 Cfr. CSJ. SP. de 11 de julio de 2018, Rad. 48251; SP. de 18 de junio de 2019, Rad.

53048; SP. de 1º de octubre de 2019, Rad. 52394; SP. de 19 de febrero de 2020, Rad.
53037; SP. de 6 de mayo de 2020, Rad. 52751.

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José Robinson Rojas Agudelo

dominación sobre la mujer, situándola en una posición de


subordinación e inferioridad que, desde su perspectiva, le
faculta para perpetrar contra ella todo tipo de abusos, sin
importar que se encuentren dentro del marco de una relación
de pareja o se trate de un comportamiento único.

De manera, que la adecuación típica del agravante


punitivo del delito de violencia intrafamiliar en razón a que el
sujeto pasivo del ilícito sea mujer, requiere del juzgador una
argumentación tendiente a fijar las razones por las cuales
considera que el maltrato sufrido tuvo origen en motivos de
género.

La agravación del delito de violencia intrafamiliar


cuando el sujeto pasivo de la acción es un menor de edad:
Configuración objetiva

La Carta Política nacional, al igual que múltiples


tratados internacionales sobre derechos humanos, entre los
que se destaca el artículo 3.1. de la Convención sobre los
Derechos del Niño, la Observación General Nro. 14 (2013)
respecto al derecho del niño a que su interés superior sea
una consideración primordial50, la Convención Americana
sobre Derechos Humanos y la Opinión Consultiva de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos OC-17/02 del 28 de
agosto de 2002 referida a la «Condición jurídica y derechos
humanos del niño»51, han declarado el interés superior del

50 Cfr. doc. CRC/C/GC/14 disponible en


https://www.refworld.org.es/docid/51ef9aa14.html
51 Disponible en https://www.corteidh.or.cr/docs/opiniones/seriea_17_esp.pdf

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Casación 55325
José Robinson Rojas Agudelo

niño y la prevalencia de sus derechos sobre los de los demás,


y les ha conferido una protección reforzada52.

El interés superior del niño, entendido como persona


menor de dieciocho años53, está fundado en la dignidad
humana y es considerado 54 un concepto dinámico que tiene
por objetivo garantizar el disfrute pleno y efectivo de los
derechos que le son reconocidos.

La Ley 1098 de 2006, Código de la infancia y la


adolescencia, entiende por interés superior del niño, niña y
adolescente55, un imperativo que obliga a todas las personas
a garantizar la satisfacción integral y simultánea de sus
derechos humanos. Como estrategia para alcanzar tal meta,
ordena que, en todo acto, medida, actuación judicial,
administrativa o de cualquier naturaleza adoptado con
relación a ellos, prevalezcan sus prerrogativas sobre las de
los demás56.

En pie de derechos fundamentales, la Carta Política


nacional prevé en su artículo 44 que:

«Son derechos fundamentales de los niños: la vida, la


integridad física, la salud y la seguridad social, la
alimentación equilibrada, su nombre y nacionalidad, tener una
familia y no ser separados de ella, el cuidado y amor, la

52 Adicional a ello, el bloque de constitucionalidad (artículo 93 Superior) recoge


directrices de las Naciones Unidas en tal sentido, tales como las Reglas de Beijing, las
Reglas de Tokio y las Directrices de Riad, en las que se ratifica el interés superior del
menor.
53 Cfr. Artículo 1º de la Ley 27 de 1977, artículo 3 de la Ley 1098 de 2006, y artículo

1º de la Convención sobre los Derechos del Niño.


54 Cfr. Observación General Nº 5 (2003) Medidas generales de aplicación de la

Convención sobre los Derechos del Niño (artículos 4 y 42 y párrafo 6 del artículo 44)
(CRC/GC/2003/5), párr. 12.
55 Cfr. Ley 1098 de 2006, artículo 8.
56 Cfr. Ídem, artículo 9.

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José Robinson Rojas Agudelo

educación y la cultura, la recreación y la libre expresión de su


opinión. Serán protegidos contra toda forma de abandono,
violencia física o moral, secuestro, venta, abuso sexual,
explotación laboral o económica y trabajos riesgosos.

Gozarán también de los demás derechos consagrados en la


Constitución, en las leyes y en los tratados internacionales
ratificados por Colombia.

La familia, la sociedad y el Estado tienen la obligación de


asistir y proteger al niño para garantizar su desarrollo
armónico e integral y el ejercicio pleno de sus derechos.
Cualquier persona puede exigir de la autoridad competente su
cumplimiento y la sanción de sus infractores.

Los derechos de los niños prevalecen sobre los derechos de


los demás.». (Negritas agregadas por la Sala).

Conforme con lo anterior, al Estado, la sociedad y


familia, les asiste deberes constitucionales de protección a
los menores frente a todo acto de violencia en su contra57,
siendo el derecho penal el escenario por antonomasia, en
donde se reprimen las graves afectaciones a sus derechos
fundamentales.

En cuanto al concepto de maltrato infantil, la Corte


Constitucional ha dicho que se trata de «toda conducta que
tenga por resultado la afectación en cualquier sentido de la
integridad física, psicológica o moral de los(as) menores de
dieciocho (18) años por parte de cualquier persona …»58.

57 Cfr. Ley 1098 de 2006, artículo 18, según el cual, Los niños, las niñas y los
adolescentes tienen derecho a ser protegidos contra todas las acciones o conductas que
causen muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico. En especial, tienen
derecho a la protección contra el maltrato y los abusos de toda índole por parte de sus
padres, de sus representantes legales, de las personas responsables de su cuidado y
de los miembros de su grupo familiar, escolar y comunitario.».

58 Cfr. SCC. C-442 de 2009, C-397 de 2010 y C-368 de 2014.

18
Casación 55325
José Robinson Rojas Agudelo

Y el inciso segundo del artículo 18 de la Ley 1098 de


2006, lo definió como:

«toda forma de perjuicio, castigo, humillación o abuso


físico o psicológico, descuido, omisión o trato
negligente, malos tratos o explotación sexual, incluidos
los actos sexuales abusivos y la violación y en general
toda forma de violencia o agresión sobre el niño, la
niña o el adolescente por parte de sus padres,
representantes legales o cualquier otra persona.»
(resaltado fuera del texto).

En garantía de lo anterior, el plexo normativo anterior


prevé como obligación del Estado para con los menores,
«investigar y sancionar severamente los delitos en los cuales
los niños, niñas y adolescentes son víctimas, y garantizar la
reparación del daño y el restablecimiento de sus
derechos vulnerados»59. (Negritas fuera de texto original).

De allí que la agravación punitiva de la violencia


intrafamiliar contra los niños materializa el cumplimiento del
Estado colombiano de sus compromisos de proporcionarle a
los menores de dieciocho años60 una protección reforzada de
derechos cuando la violencia es perpetrada por personas
pertenecientes a su entorno más próximo61, contrariando su
deber constitucional de solidaridad 62.

59Cfr. Ley 1098 de 2006, numeral 6 del artículo 41.


60Cfr. Artículo 1º de la Ley 27 de 1977, artículo 3 de la Ley 1098 de 2006, y artículo
1º de la Convención sobre los Derechos del Niño, cit.

61El artículo 39 de la Ley 1098 de 2006 contempla entre otras obligaciones de la


familia para con los menores, la de protegerles contra cualquier acto que amenace o
vulnere su vida, su dignidad y su integridad personal.

62 La Ley 1098 de 2006, prevé en su artículo 23 que Los niños, las niñas y los
adolescentes tienen derecho a que sus padres en forma permanente y solidaria asuman
directa y oportunamente su custodia para su desarrollo integral. La obligación de

19
Casación 55325
José Robinson Rojas Agudelo

Esta protección reforzada de sus derechos implica


además, que la punición agravada de la violencia
intrafamiliar en su contra carezca de exigencias adicionales
a la constatación de su condición de menor de dieciocho
años, puesto que los fines constitucionalmente trazados para
ellos, demandan sanciones más severas para los supuestos
de violación dolosa de sus prerrogativas.

Se trata de una medida legislativa que se erige como


mecanismo de tutela del niño -prevención general negativa- y
como un instrumento que efectiviza sus derechos, como
quiera que el maltrato físico o psicológico constituyen una de
las formas más graves de violencia, pues representan un
perverso aprovechamiento de su manifiesta debilidad
biológica e inmadurez psicológica, que incluso puede verse
acentuada63 por razones de género, raciales, étnicas,
económicas, religiosas o culturales.

Adiciónese a lo anterior, que los sujetos activos de la


violencia intrafamiliar contra menores son personas que
integran su núcleo familiar o se hallan a cargo de su cuidado,
con lo cual, quien lo maltrata, es al mismo tiempo el
encargado de satisfacer sus necesidades emocionales,
afectivas, económicas y materiales, tornando más
reprochable el comportamiento.

cuidado personal se extiende además a quienes convivan con ellos en los ámbitos
familiar, social o institucional, o a sus representantes legales.».

63 Cfr. Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, “Caracterización del maltrato


infantil en Colombia: Una aproximación en cifras”, en Boletín de Coyuntura No. 7 del
Observatorio del Bienestar de la Niñez, 2013.

20
Casación 55325
José Robinson Rojas Agudelo

La configuración objetiva del mayor reproche punitivo


también se sustenta en que el maltrato intrafamiliar contra
menores suele ser de más fácil encubrimiento y, por tanto,
representan una mayor posibilidad de impunidad, pues las
relaciones de poder a los que se hallan sometidos debido a
su dependencia y subordinación económica y emocional
pueden propiciar abusos en su contra por parte de
integrantes de su núcleo familiar y cuidadores.

Igualmente, el daño cometido contra un niño víctima de


maltrato intrafamiliar, no culmina cuando cesa la acción
violenta, sino que se extiende a lo largo de toda su vida,
manifestándose a través de sentimientos de baja autoestima,
ansiedad, temor, depresión, visión negativa de su existencia,
inestabilidad emocional, autolesiones, trastornos del
comportamiento, la alimentación, dificultades de
aprendizaje, suicidio y; a la postre, tiende a convertirse en un
estereotipo que se replica de generación en generación, con
graves repercusiones a nivel familiar y social.

Por ello, constatar aspectos adicionales a la minoría de


edad del sujeto pasivo de la acción, tales como la entidad de
las lesiones ocasionadas, su irrestricta coincidencia con las
que afirma que se infringieron en su contra, el origen no
premeditado de estas, entre otras, constituyen exigencias
adicionales para el cumplimiento de los deberes del Estado
que no se compadecen con su interés superior.

21
Casación 55325
José Robinson Rojas Agudelo

Por el contrario, la sanción agravada del maltrato


cometido contra menores, por el solo hecho de serlo, se erige
como un imperativo constitucional y un componente
fundamental en la lucha contra la impunidad, en particular,
como garantía de los derechos a la verdad, la justicia, la
reparación integral y la seguridad de los menores, y como un
mecanismo con impacto directo en la promoción de un
paradigma basado en la consideración de la prevalencia de
su interés superior.

(iii) El caso concreto que se decide

En el presente asunto el defensor rebate la valoración


realizada por el Tribunal a los testimonios de las víctimas por
cuanto tuvo por ciertos los hechos por ellas relatados pese a
demostrarse durante el juicio que mintieron. Desde su
perspectiva, esta postura se corrobora con la prueba
científica, demostrativa de lo fortuito del resultado.

En su ejercicio argumentativo, el libelista, retomando


los razonamientos de la juez de primer nivel, confronta las
declaraciones de María Ayler Bobo Melo y sus hijos, con los
hallazgos plasmados en las historias clínicas y los
dictámenes forenses a ellos practicados, concluyendo que no
revelaban la magnitud de las lesiones por aquellos narradas.

A fin de garantizar la doble conformidad de la primera


sentencia de condena, la Sala no se detendrá a exponer
disertaciones atinentes a los defectos formales de la
demanda, pues con su admisión se entienden superados.

22
Casación 55325
José Robinson Rojas Agudelo

Procederá, por el contrario, a analizar los elementos fácticos,


jurídicos y probatorios del caso.

En cuanto al bien jurídicamente tutelado, no existe


discusión que las víctimas y el procesado, conformaban un
núcleo familiar al que se hallaban integrados los tres hijos de
María Ayler. Así fue reconocido por todos los anteriores.

El libelista alega que, previamente al supuesto de hecho


investigado, las relaciones familiares eran buenas y
convivían en un ambiente de armonía. Por ello, la Sala
recuerda su jurisprudencia 64 según la cual, para la
configuración típica del delito de violencia intrafamiliar no es
necesario que se trate de una conducta sistemática o
reiterada; puede tratarse de un episodio único.

Al mismo tiempo, la Corte verifica que María Ayler Bobo


Melo explicó65 que las relaciones familiares cambiaron a
partir del momento en que la joven M.A.S.B. puso en su
conocimiento un episodio de abuso sexual en su contra por
parte del procesado, con lo cual, en realidad, la sinergia
familiar no era la normal.

Con relación a la materialidad objetiva del maltrato que


la señora Bobo Melo y sus dos hijos relataron recibir de JOSÉ
ROBINSON ROJAS AGUDELO obran los siguientes
elementos de constatación:

64 Cfr. CSJ. AP. de 30 de septiembre de 1999; Rad. 16209; SP. de 5 de octubre de


2016, Rad. 45647; SP. de 20 de marzo de 2019, Rad. 46935; SP. del 25 de septiembre
de 2019, Rad. 56081; SP. de 19 de febrero de 2020, Rad. 53037.
65 Cfr. Audiencia pública del 21 de enero de 2016, record 38:45.

23
Casación 55325
José Robinson Rojas Agudelo

El médico Iccen Arturo Cruz Acosta, quien los atendió


en los servicios de urgencia del Hospital Departamental
Centenario de Sevilla doce horas después de los hechos,
indicó, durante la audiencia pública del juicio, que las
víctimas señalaron como motivo de consulta la agresión
recibida por la pareja de María Ayler.

En concreto, la historia clínica de la señora Bobo Melo66


describe que presentaba dolor y edemas en la región del
hombro, dorsal, lumbar, glútea izquierda y en muslo
izquierdo con equimosis.

En cuanto a la menor M.A.S.B., el mismo galeno


consignó que exhibía trauma en la muñeca izquierda, y el
doctor Anyelo Marcel Moncaleano Hernández, quien la
examinó el 28 de febrero de 2015 a fin de justificar su
valoración por los servicios de ortopedia, sentó en la historia
clínica67 traída al juicio oral con su testimonio, que la
paciente tenía dolor en la muñeca izquierda, sugestiva de
fractura al observarse en RX 68, lesión posteriormente
descartada.

Con relación al niño M.A.S.B., el médico Cruz Acosta


registró clínicamente que en su examen físico halló
extremidades con dolor y edema en el brazo derecho sin
lesiones en la piel69.

66 Cfr. Folios 62 a 63 del cuaderno del proceso.


67 Cfr. Folio 61 ibídem.
68 Cfr. Folio 66 ibídem.
69 Cfr. Folios 64 y 65.

24
Casación 55325
José Robinson Rojas Agudelo

Por medio del testimonio de la médico legista Dolcey de


Jesús Manga Sanjuan del Instituto Nacional de Medicina
Legal y Ciencias Forenses, se introdujo su valoración
practicada a María Ayler Bobo Melo el 3 de marzo de 2015.
En dicho documento dejó constancia 70 de las lesiones
evidenciadas en la región escapular derecha, hombro
izquierdo, cara anterior del brazo izquierdo, muslo izquierdo
y tercio proximal de la cara anterior del muslo izquierdo, lo
cual ameritó una incapacidad médico legal definitiva de
quince días.

En lo relativo al dictamen forense de la menor M.A.S.B.,


la doctora Manga Sanjuan estableció que revelaba lesiones
en la mano izquierda y que el mecanismo traumático de la
lesión fue contundente, dándole una incapacidad provisional
de treinta días71.

Según el casacionista, las lesiones anteriores no reflejan


los golpes en la cara y otras partes del cuerpo referidas por
los testigos, y no comportan la magnitud de las provocadas
por actos como el arrastre del que los ofendidos afirmaron
fue objeto María Ayler.

Al respecto, la Sala evoca su jurisprudencia 72, para


reiterar que el tipo penal de violencia intrafamiliar no exige
para su configuración, un determinado resultado lesivo, ni

70 Cfr. Folio 103 ibídem.


71 Cfr. Folio 101 ibídem.
72 Cfr. CSJ. SP. de 7 de junio de 2017, Rad. 48047.

25
Casación 55325
José Robinson Rojas Agudelo

una multiplicidad de agresiones. Es suficiente con verificar


un supuesto de maltrato físico o psicológico con
independencia de su entidad.

La responsabilidad del procesado en el maltrato sufrido


por las victimas fue derivada por el Tribunal de sus
testimonios, corroborados por la prueba científica y las
atestaciones de los agentes policiales que concurrieron al
lugar de los hechos. La Sala procederá a analizarlos.

María Ayler Bobo Melo, luego de referirse a la violencia


sexual que su hija le manifestó 73, informó que el día de los
hechos su compañero JOSÉ ROBINSON ROJAS AGUDELO
llegó a la cocina, le dio una patada a la estufa, la golpeó
haciéndole salir sangre por la nariz, la «andó» por toda la
finca, la siguió con un palo con el que pretendía maltratarla,
en vista de lo cual los niños se metieron, en medio del forcejeo
golpeó al niño pequeño y a la niña grande en la muñeca, y
tuvo que poner, a manera de escudo, a la niña pequeña, le
apuntó con una escopeta y la amenazó de muerte74. También
informó que ella y sus hijos se enceraron en una de las

73 Cfr. Audiencia de 21 de enero de 2016, record 38:45. «… yo ya venía incómoda por


los hechos de la niña … yo cada rato me acordaba de eso, eso no me dejaba hacer vida
con él. Yo a él le hice el reclamo de los hechos y él se frustró demasiado, estaba
arreglando una guadaña, nos empezamos a decir cosas, él me dijo cosas, yo le dije
cosas; él empezó a amenazarme, yo empecé también a responderle y él se entró a la
cocina y me agredió; me mandó un puño en la cara, le pegó una patada a la estufa …».
74 Cfr. Audiencia de 21 de enero de 2016, record 29:16. «Para la fecha en que

estábamos en la finca yo ya venía maluca con él … él acalorado llegó un día a la cocina,


me golpeó y me hizo salir sangre de la nariz, estaba muy alterado, ahí fue cuando
decidió golpearme a mí; me andó por toda la finca golpeándome, en el medio del forcejeo
golpeó al niño pequeño y a la niña grande en la muñeca. Me siguió con un palo, me iba
a dar con ese palo; a mi me tocó poner a la niña pequeñita al frente de eso y él me
amenazó de muerte … ahí él se fue para la parte de debajo de la finca y ahí fue cuando
tuve el primer contacto con la policía … yo me encerré en un cuarto con mis hijos, cuando
él subió forcejeó la puerta tratando de abrir …».

26
Casación 55325
José Robinson Rojas Agudelo

habitaciones de la casa, puerta que el acusado forzó tratando


de abrirla, luego de lo cual arribó la policía 75.

La menor M.A.S.B. relató76 que el día de los sucesos su


madre estaba haciendo el almuerzo y sin que se hubiese dado
cuenta por qué discutieron, el procesado la comenzó a
maltratar verbalmente, le tiró la licuadora y trató de
ahorcarla, razón por la cual ella se metió y llamó a su
hermano para que la ayudara, recibiendo este un puño en la
cara y ella un golpe en la mano con una guadua. Asimismo,
señala que el acusado desarmó la guadaña y con el tubo fue
a pegarle a María Ayler dejándola muy mal, morada en la
espalda y reventada la cara77.

Indicó78 que le solicitó a un señor que pasaba por allí


llamar a la policía porque su padrastro le estaba pegando a
su mamá agresivamente con una varilla, con el tubo de una
guadaña, a lo cual el ciudadano en un principio se negó por
tratarse de problemas de familia y no querer salir

75 Cfr. Audiencia de 21 de enero de 2016, record 29:16.


76 «En la mañana todos estábamos bien, estaba haciendo oficio, mi mamá estaba
haciendo el almuerzo para los trabajadores y para el señor JOSÉ ROBINSON ROJAS,
la verdad no me di cuenta por qué discutieron, ya él comenzó a maltratar a mi mamá y
a decirle que perra malparida; entonces yo fui a mirar a la cocina, él le tiró la licuadora
a mi mamá, menos mal no le alcanzó a pegar en la cara, luego él se vino todo agresivo
a ahorcarla y yo me metí; ahí empezaron los problemas … yo le dije a mi hermano,
venga que ROBINSON le está pegando a mi mamá, ya mi hermano se fue y le pegó un
puño en la cara y lo dejó siempre mal,; entonces yo me fui y me le metí y con una
guadua me pegó en esta mano, estuve mal de esta mano por un tiempo …».
77 Cfr. Audiencia de 22 de enero de 2016, record 22:30. «Después fue a desarmar una

guadaña y con el tubo de la guadaña fue a pegarle a mi mamá, la dejó un poco


moreteada aquí en la espalda, le dejó reventada la cara, la dejó muy mal. ».
78 Cuando vine, un señor iba pasando y le dije, será que usted nos puede hacer el favor

de llamar a la policía, entonces me dijo, qué pasa, y yo le dije, lo que pasa es que un
señor le está pegando a mi mamá agresivamente y con una varilla, con el tubo de una
guadaña, entonces el me dijo, la verdad, yo no me puedo meter en eso porque son
problemas de familia y no me gustaría que yo saliera perjudicado ahí, yo le dije, señor
pero es que va a matar a mi mamá, el señor solo llamó a la policía y ahí fue cuando
llegaron tres policías ahí a la finca …».

27
Casación 55325
José Robinson Rojas Agudelo

perjudicado; sin embargo, la joven le recalcó «señor, pero es


que va a matar a mi mamá», y este realizó la llamada
telefónica.

Refirió79 que logró comunicarse con el dueño de la finca


por medio de un celular por él suministrado, y le solicitó
ayuda porque su padrastro le estaba pegando a su mamá con
el tubo de una guadaña; no obstante, este se hallaba fuera
de la ciudad y no pudo acudir a la vivienda.

Narró asimismo, que antes de llegar la policía, fue a


mirar lo que le ocurría a su mamá, momento para el cual su
hermano ya estaba inconsciente, pues se le había subido al
acusado a la espalda para que la soltara pues estaba
ahorcando y se cayó.

Informó de igual modo, que luego de soltar a su


progenitora, el enjuiciado tomó un arma, al parecer una
escopeta, la recargó y le apuntó en el pecho a María Ayler
amenazándola con matarla a ella y a sus hijos y quedarse
con su pensión; posteriormente dejó la escopeta al lado de
un palo de mango.

El menor M.A.S.B. afirmó80 que su progenitora recibió


puños, fue arrastrada por el pasto y a él lo arrojaron al suelo
y le pegaron con una guadua al igual que a su hermana.

79 «Nosotros teníamos un celular que nos había dejado el patrón para comunicarse con
nosotros, yo lo llamaba y no me contestaba, … él me contestó y yo le dije, patrón habla
con la hija de la señora que usted le arrendó la finca porque necesito ayuda, vea que
él está agresivamente con mi mamá y e está pegando con el tubo de una guadaña. ».
80 Cfr. Audiencia del 22 de enero de 2016, record 1:50:32. «Lo que pasó fue que mi

papá venía de por allá de trabajar, a él se le dañó unas cosas de quitar el pasto,
entonces él le pegó una patada a la estufa y regó toda la comida y ahí fue cuando le

28
Casación 55325
José Robinson Rojas Agudelo

El censor, haciendo suyas las apreciaciones de la juez


de primer grado, controvirtió la veracidad de los anteriores
testimonios por cuanto: (i) las víctimas ofrecieron varias
versiones sobre el motivo que originó la disputa familiar y
fueron contradictorios con las entrevistas rendidas al inicio
de la indagación; (ii) el altercado se provocó por ambas
partes; (iii) las agresiones de palabra y acción fueron
recíprocas; (vi) no hubo una acción del procesado directa y
premeditada contra los menores, siendo sus lesiones
resultado del forcejeo entre todos; (vii) el médico de urgencias
no evidenció la existencia de fracturas, fisuras, edemas o
hinchazones producto de un puño dirigido contra María
Ayler, raspaduras en el cuerpo, moretones y contusiones
demostrativas de un arrastre por la finca o hasta un maizal,
o de golpes con un palo, guadua o arma corto contundente,
pues el galeno describió varios edemas «pero no de la
magnitud de aquellas agresiones que hace referencia la
señora María Ayler…»81, así como de haber sido víctima de
ahorcamiento.

Igualmente esgrime que: (viii) no se observaron


lesionados con armas blancas o elementos contundentes; (ix)
no se incautaron armas; (x) las heridas halladas en los
menores por los médicos no dejaron claro ser el producto de

empezó a pegar a mi mamá, a agredirla … a mí me dio rabia que le pegara a mi mamá,


entonces yo me le monté en la espalda, él me tiró por allá y me pegó con una guadua
… él primero le estaba pegando puños, la arrastraba por todo el pasto y ahí fue cuando
yo me le tiré en la espalda y él me tiró al suelo y me dio con una guadua; a mi hermana
también le dio con una guadua acá, de ahí él cogió una varilla de hierro con una punta
para pegarle a mi mamá, entonces mi mamá cogió a mi hermana porque ella no quería
que le pegaran más …».
81 Cfr. Folio 166 ibídem.

29
Casación 55325
José Robinson Rojas Agudelo

una agresión física causada por un instrumento


contundente; (xi) no se demostró que la posible fractura en
la mano de la menor fuera el resultado de la agresión con un
objeto como una guadua.

Con relación al reparo según el cual los testigos


mintieron sobre el abuso sexual de la menor M.A.S.B., la Sala
concuerda con el Tribunal en que ello no invalida sus
afirmaciones respecto del episodio de maltrato relatado.

La Sala comparte con el ad quem que, en lo axial, las


víctimas fueron concordantes al informar82 que ROJAS
AGUDELO insultó a su compañera, le arrojó una licuadora a
la cara con el objeto de lastimarla, la golpeó, le apuntó con
una escopeta amenazándola con matarla, procedió a
arrastrarla por un pastizal y la intentó a agredir con una
varilla extraída de la guadañadora, razón por la cual sus hijos
intervinieron en su ayuda y fueron golpeados por el acusado
en su espalda, brazos, piernas, hombro y mano.

Si bien es cierto, como lo afirma el censor, la totalidad


de las lesiones no fueron corroboradas por la prueba
científica en cuanto a su ubicación y magnitud, las historias
clínicas y el dictamen médico legal que se les practicó pocas
horas después de los sucesos evidenciaron vestigios de los
golpes representados en edemas y equimosis en esas partes
del cuerpo.

82Cfr. Audiencias del 21 de enero de 2016, record 49:10; de 22 de enero de 2016


record 25:15 y 1:50 correspondiente a las declaraciones de María Ayler Bobo Melo, la
menor M.A.S.B y el menor M.A.S.B.

30
Casación 55325
José Robinson Rojas Agudelo

El episodio de maltrato fue narrado por los menores con


similitud en la entrevista sostenida con la psicóloga de ICBF
Orfandid Ramírez Tabares el 15 de abril siguiente a los
sucesos.

La joven M.A.S.B. le relató el episodio violento vivido y


los ruegos de ella y su hermano al procesado de no matar a
su mamá, el llanto que el suceso produjo en su hermana
menor y las amenazas de la familia del procesado a su madre
recibidas por facebook y celular83.

El niño M.A.S.B. le contó84 haber observado al


enjuiciado arrastrando a su mamá hacia el maizal pegándole,
y la forma como le apuntó con una escopeta para matarla,
diciéndole que ya tenía el hueco para enterrarlos a todos.
Igualmente narró que ROJAS AGUDELO le pegó en la cara y
a su hermana en el brazo, mientras la pequeña lloraba, los
insultos y amenazas recibidas de la familia procesado, e
indicó que luego del suceso se fueron a vivir con su abuela y
su tía a Calarcá sin volver a saber más de él.

La juez de primer grado estimó inidónea a la psicóloga


Ramírez Tabares para valorar a los menores por cuanto
carecía de experiencia previa, no conocía en qué consistía la
alienación parental ni el protocolo SATAC, e incurrir en
yerros de tipo jurídico al calificar de testimonio las
entrevistas rendidas.

83 Cfr. Folios 67 y 68 ibídem.


84 Cfr. Folios 69 y 70 ibídem.

31
Casación 55325
José Robinson Rojas Agudelo

Ciertamente, no todas las manifestaciones previas al


juicio oral realizadas por la víctima menor de edad a un
profesional de la sicología deben ser entendidas como un
dictamen pericial. En el presente asunto, por ejemplo,
cuando se realiza el diagnóstico, no se consignan los
fundamentos científicos de los hallazgos reportados, razón
por la cual no puede adjudicársele la calidad de prueba
pericial.

Sin embargo, la ausencia de determinados protocolos


forenses durante la recepción de la entrevista no incide en el
conocimiento de los hechos obtenido a partir de su análisis.
Al respecto ha dicho la Corte85:

«[...] el contacto de los profesionales de la salud mental con


las víctimas de abuso sexual puede obedecer a diferentes
propósitos: entrevista para obtener información de un
hecho concreto, tratamiento terapéutico, evaluación del
estado mental o de la coherencia de un relato, entre otras
posibilidades, circunstancia que debe tener en cuenta el
fallador al apreciar el testimonio, porque no toda
intervención configura un dictamen pericial ni tiene la
misma profundidad y alcance.

En tal sentido, los jueces, al valorar las intervenciones


sicológicas, deben precisar cuál es el objeto de la
intervención, qué tipo de protocolo se utilizó y si las
conclusiones tienen soporte técnico o científico o son
producto de la opinión personal del entrevistador, teniendo
claro siempre que fijar la credibilidad de un relato, su
verdad o mentira, corresponde al funcionario judicial a
partir del examen conjunto de la prueba.». (Negrita fuera de
texto adicional)

85 Cfr. SP. de 30 de enero de 2019, Rad. 51672.

32
Casación 55325
José Robinson Rojas Agudelo

En ese orden de ideas, al examinar los informes


contentivos las entrevistas practicadas, se tiene que en
esencia reseñan la versión de los menores en torno a los
acontecimientos de maltrato, fungiendo la psicóloga
únicamente como el medio a través del cual se incorporaron
al juicio tales manifestaciones previas.

Rememórese, por lo demás, que esta Sala ha razonado


que factores como la valoración del estado mental, emocional
y la capacidad del menor para darse a entender,
consideradas por la a quo86 para no valorarlo, apuntan a las
consecuencias del delito y no a su configuración.

Igualmente, la jurisprudencia de la Sala tiene dicho que


en para la adecuación de la conducta no incide el resultado
de las lesiones que se ocasionen 87, pues ello apunta a la
consecuencia del trato violento y por tanto no comporta un
elemento estructural del tipo penal de violencia intrafamiliar.

Por ello, inane resultan los argumentos defensivos


tendientes a establecer la ausencia de fracturas, golpes,
edemas o ataques de mayor entidad, o la falta de coincidencia
entre los golpes narrados y los verificados por la prueba
científica. Recuérdese que para configurar el punible es
suficiente con el maltrato psicológico, materializado en el
presente asunto cuando el procesado amenazó de muerte a
su compañera y a sus hijos, increpándola con palabras
soeces, los intimidó y denigró su dignidad.

86 Cfr. Folio 169 ibídem.


87 Cfr. CSJ. SP. de 6 de marzo de 2019, Rad. 51951.

33
Casación 55325
José Robinson Rojas Agudelo

El defensor alega que el hecho violento fue provocado


tanto por su representado como por su compañera; por ello,
la Sala reitera su jurisprudencia88 según la cual, las
agresiones mutuas no eliminan la tipicidad del maltrato.

Amén de lo anterior, la Corte repara que fue el acusado


quien inició los actos de maltrato a su compañera, los cuales
se extendieron posteriormente a sus hijos cuando acudieron
en su defensa, pues desde su percepción la iba a matar. Y,
aunque se admitiera que previamente a los golpes hubo
discusión entre la pareja, las víctimas son acordes en indicar
que los insultos, golpes y amenazas fueron dirigidas por el
acusado contra ellos.

Los menores y la madre son armónicos en informar 89


que el 27 de febrero de 2015 María Ayler se hallaba en la
cocina haciendo el almuerzo cuando el procesado llegó a la
cocina, le pegó una patada a la estufa, le arrojó la licuadora
e inició a golpear a su compañera.

Sostener que María Ayler fue la provocadora de la


agresión implica analizar la prueba bajo el estereotipo de la
mujer co-responsable y admitir que una palabra o reclamo
dirigido a la pareja puede justificar que el hombre
desencadene episodios de maltrato, lo cual, desde la

88 Cfr. CSJ. SP. de 7 de junio de 2017, Rad. 48047.


89 Cfr. Audiencia del 22 de enero de 2016, record 25:56, del 22 de enero de 2016,
record 25:21 y 1:50:32, correspondientes a los testimonios de María Ayler Bobo Melo,
la menor M.A.S.B y el menor M.A.S.B.

34
Casación 55325
José Robinson Rojas Agudelo

evaluación probatoria bajo un enfoque de género, resulta


inadmisible90.

Recuérdese adicionalmente, que esta Sala 91 ha dicho


que la provocación no exime de responsabilidad por actos de
violencia, ya que eso significaría que la mujer, por ser mujer,
no se puede defender, lo cual ratificaría el estereotipo de la
mujer débil que no defiende, razón por la cual cada caso debe
ser analizado en el contexto de violencia estructural contra
la mujer92.

La Sala también aprecia las condiciones subjetivas de


alarma, susto, rabia y humillación de los niños al presenciar
el maltrato al que era sometida su mamá; la manera en que
el miedo afecta sus apreciaciones, la forma como se percibe
la entidad de la agresión debido a sus cortas edades y el
impacto causado en su memoria, con la consecuente manera
de reproducir los dolorosos hechos sobre los que se declara.

Requerir, como lo hace el demandante, coincidencia


absoluta en la versión de las víctimas sobre lo sucedido
implica desconocer todo lo anterior, pues las narrativas son
construcciones interpretativas de acontecimientos que dan
forma a un conjunto de datos93, mediadas por la subjetividad
del sujeto cognoscente, esto es, por sus edades, sus propias
valoraciones, la cultura a la que se pertenece, sus temores,

90 Cfr. SCC. T-878 de 2014, SP. de 1º de octubre de 2019, Rad. 52394 y CSJ. SP. de
1º de julio de 2020, Rad. 52987.
91 Cfr. CSJ. SP. de 1º de octubre de 2019, Rad. 52394.
92 Cfr. SCC. T-027 de 2017.
93 Cfr. Taruffo Michele, Simplemente la verdad, Ed. Marcial Pons, Madrid, 2010, pág.

48.

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Casación 55325
José Robinson Rojas Agudelo

prejuicios de género, raciales, religiosos, étnicos, políticos,


sociales, profesionales y sus estereotipos, entre otros.

De ahí la importancia de que la historia contada por los


testigos sea verosímil y se halle corroborada por otros
elementos cognoscitivos, razón por la cual el análisis
conjunto de la prueba actuada en el juicio oral es capital.

En el sub lite, la Sala denota que concurren importantes


elementos de juicio que confirman la versión de las víctimas.

Los médicos que examinaron a María Ayler Bobo y a


sus hijos hallaron en sus cuerpos vestigios de lesiones
físicas. El estrado defensivo aduce que son el fruto del
forcejeo y del intento de su representado por alejarlos. La
Sala no comparte esta valoración por cuanto las víctimas
informaron a los médicos que las atendieron pocas horas
después de los sucesos que estas obedecían al maltrato
sufrido por parte del procesado, y si bien no coinciden en su
totalidad con las informadas, algunas sí, con lo cual es
suficiente para la adecuación típica de la conducta.

La hipótesis factual propuesta tampoco se compadece


con la lesión sufrida por la joven M.A.S.B. en su mano
izquierda, ni con los señalamientos a los médicos y a la
psicóloga que los atendió, así como en el juicio oral, que fue
JOSÉ ROBINSON ROJAS AGUDELO y no otra persona o
circunstancia, quien les provocó las lesiones y los maltrató.

36
Casación 55325
José Robinson Rojas Agudelo

Los señalamientos de violencia al enjuiciado también


fueron corroborados con los testimonios de los agentes
policiales que concurrieron a la vivienda para atender un
caso de violencia intrafamiliar reportado telefónicamente.

El patrullero de la Policía Nacional Mauricio Guevara


Rodríguez y el Intendente Óscar Eduardo Correa Valencia,
describieron que recibieron una llamada del Intendente Eliú
Torres transmitiéndoles haber recibido un reporte de una
persona herida con arma blanca en la vereda, ante lo cual,
se comunicaron vía telefónica con una mujer que les pedía
auxilio, quien les informó que la habían agredido con un
arma blanca y amenazado con arma de fuego.

También indicaron que, al llegar al lugar, la mujer se


mostró preocupada, con miedo, aterrorizada, y el procesado
se exhibió callado, sorprendido, con algo de susto e inmóvil,
indicando no tener ningún inconveniente y no entender la
presencia de ellos.

El Intendente Óscar Eduardo Correa Valencia recordó


no observar lesiones físicas en los habitantes de la finca, pero
que el niño dijo haber sido agredido con una guadua.

El patrullero Mauricio Guevara Rodríguez observó al


menor lesionado, a la señora con algunos roces en la piel y
la puerta por donde salieron, forzada.

La defensa presentó como testigos a Melba Jaramillo


Agudelo, rectora de la Institución Educativa Jorge Eliécer

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Casación 55325
José Robinson Rojas Agudelo

Gaitán, en la cual la menor M.A.S.B. cursaba sexto grado de


básica secundaria a la fecha de los hechos. La rectora
certificó que la niña asistió regularmente hasta el día 19 de
febrero de 2015 y luego dejó de asistir. Este testimonio nada
indica sobre los sucesos de violencia intrafamiliar
investigados.

Igualmente acontece con las atestaciones de Rafael


Ángel Alzate, María Enier Rojas Agudelo, Edilson Bravo
Rodríguez y Rodrigo Carvajal García, quienes no
presenciaron los hechos.

JOSÉ ROBINSON ROJAS AGUDELO esgrimió haber


tenido una discusión con su pareja por los celos de esta.
Indicó que le pidió un vaso de agua y ella se lo tiró a los pies
diciéndole «perro tenga le tiro este vaso de agua», y luego le
preguntó si la iba a ayudar con la plata de una marrana
comprada con anterioridad.

Según el procesado, cuando él le respondió


negativamente, ella le dijo que sabía como meterlo a la cárcel,
cogió un cuchillo «a tirarle», razón por la cual le cogió las
manos y la arrojó duro hacia un lado y cuando corrió se
tropezó con los niños quienes lo defendían diciéndole a la
mamá que no se metiera con el papá.

Esta versión de los sucesos no se corresponde con los


relatos de las víctimas, sus lesiones, los llamados de auxilio
hechas a las autoridades a través de un ciudadano y al

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Casación 55325
José Robinson Rojas Agudelo

patrono del procesado. Tampoco fue este quien debió


resguardarse en una habitación para evitar el maltrato.

Del análisis probatorio anterior se concluye que el 27 de


febrero de 2015 JOSÉ ROBINSON ROJAS AGUDELO
maltrató física y psicológicamente, sin causa legal que lo
justificara, a su compañera y sus hijos menores de edad,
adecuando su comportamiento al delito de violencia
intrafamiliar agravado.

El Tribunal por su parte, solo se refirió en su decisión a


la violencia ejercida contra la señora Bobo Melo y sus niños,
y la pertenencia al mismo núcleo familiar del acusado,
omitiendo justificar, en punto de la condena agravada por
recaer el maltrato sobre una mujer, que se trataba de
violencia de género.

Debido a lo anterior, el tipo agravado por este factor


debería decaer; sin embargo, la agravación punitiva también
se tipificó y asimismo se acusó 94 por la ofensa causada a los
menores, lo cual, sumado a que la pena impuesta obedece a
la mínima legalmente prevista, torna el dislate
intrascendente.

Precedentemente la Corte dejó sentado, en virtud del


interés Superior de los menores y la prevalencia de sus
derechos, que el maltrato en su contra constituye una causal
de configuración objetiva, por lo cual no requiere demostrar

94 Cfr. Folio 20 ibídem.

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Casación 55325
José Robinson Rojas Agudelo

otros factores como causas específicas, gravedad del


maltrato, reiteración, condiciones particulares del menor,
etc. Basta con acreditar la violencia ejercida por alguno de
los sujetos activos previstos en el tipo penal contra un menor
de edad.

En el caso sub judice, mediante acuerdo estipulatorio 95


las partes dieron por demostrada la data de nacimiento de
los hijos de María Ayler Bobo Melo. Según ello, a la fecha de
los hechos –27 de febrero de 2015-, su hija M.A.S.B. nacida
el 19 de diciembre de 2000 96 contaba con 14 años, 2 meses,
y su hijo M.A.S.B. nacido el 20 de julio de 2002, con 12 años,
7 meses, quedando de dicha forma debidamente acreditada
su condición de menores de edad con lo cual la causal de
agravación se mantiene.

La conducta también fue formal y materialmente


antijurídica, como quiera que la acción del procesado lesionó
efectivamente el bien jurídicamente tutelado de la unidad,
dignidad y armonía familiar, como quedó demostrado.

En el ámbito de la culpabilidad, se tiene que el


procesado tuvo la posibilidad de abstenerse de maltratar a
los miembros de su núcleo familiar, de resolver las
diferencias con su pareja de una manera ajustada al
ordenamiento jurídico y no lo hizo, pues utilizó la violencia
para solucionar los inconvenientes, hechos en los cuales

95 Cfr. Estipulación Nº 1, folio 79 ibídem.


96 Igualmente obra el registro civil de nacimiento de la menor a folio 90 ibídem.

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Casación 55325
José Robinson Rojas Agudelo

también agredió intencionalmente, física, psicológica y de


manera reiterada a sus dos hijastros.

Bajo las anteriores condiciones, la Corte concluye


que el fallo condenatorio del juez de segundo grado no se
produjo como resultado de un error de juicio sobre los
testimonios de las víctimas. El cargo no prosperara.

Acciones afirmativas en materia de derechos


fundamentales

La erradicación de la violencia intrafamiliar en


Colombia requiere de un enfoque multisectorial97 en el cual,
cada institución del Estado, de acuerdo con sus
competencias, diseñe y ejecute la política pública
correspondiente, pues se trata de un propósito en el que está
comprometida la sociedad colombiana.

El interés superior del menor, previsto en el artículo 44


de la Carta Política, así como el deber de protección de la
familia y de la mujer, consagrados en los preceptos 42 y 43
de la Constitución, conducen a la Sala, al igual que en
anteriores ocasiones98, a recomendar la implementación de
medidas afirmativas tendientes a materializar la prevalencia
de sus derechos fundamentales, eliminando así los prejuicios
y estereotipos socio culturales que limitan el pleno ejercicio
de las facultades de las mujeres y las niñas.

97Cfr.SCC. T-436 de 1995 corroborar


98Cfr. CSJ. SP. de 10 de octubre de 2018, Rad. 50836; SP. de 30 de enero de 2019,
Rad. 51378.

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Casación 55325
José Robinson Rojas Agudelo

Importa advertir que ello no comporta una sanción


adicional, ni un exceso o desbordamiento en el ejercicio de
las competencias legales como Corte de Casación. Por el
contrario, implica materializar el imperativo constitucional
de protección de derechos, así como el cumplimiento de los
compromisos internacionales asumidos por Colombia y
decantados por el Tribunal Constitucional 99.

Para ello, la Sala sugerirá a las autoridades


competentes el emprendimiento de acciones de optimización
de las prerrogativas fundamentales de las víctimas en el
presente caso, por medio de la gestión de acciones
afirmativas de protección, para atenuar con ello los efectos
de la violencia y eliminar las desigualdades que determinan
una ubicación de grave desventaja social de los niños y las
mujeres.

Por consiguiente, la Sala, articulando instrumentos


normativos del Estado, especialmente la Ley 1257 de 2008 y
sus decretos reglamentarios, sugerirá el emprendimiento de
las siguientes acciones afirmativas de derechos, así:

Al Alcalde Municipal de Sevilla se le recomendará que,


de conformidad con lo dispuesto por el artículo 11 del
Decreto 4796 de 2011100, verifique si las víctimas se hallan

99 Cfr. SCC. C-1068 de 2002, C-997 de 2004, T-078 de 2010, C-240 de 2009, C-055
de 2010, T-669 de 2012, C-170 de 2014.
100 Artículo 11. De la afiliación al Sistema General de Seguridad Social en

Salud. Cuando la mujer víctima no esté afiliada al Sistema General de Seguridad Social
en Salud, deberá ser afiliada al Régimen Subsidiado en los términos que establece la
Ley 1438 de 2011. Las instituciones que integran el Sistema General de Seguridad
Social en Salud informarán a las alcaldías distritales o municipales las mujeres

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Casación 55325
José Robinson Rojas Agudelo

afiliadas al régimen subsidiado de seguridad en salud y a los


programas de educación pública gratuita, para que, en caso
negativo, se evalúe adoptar las medidas pertinentes a fin de
lograr su rehabilitación física, psicológica y siquiátrica, y
asegurar su escolaridad.

A la Dirección del INPEC del Valle del Cauca se le


sugerirá ofrecer al condenado un programa de sensibilización
y fortalecimiento en el respeto de derechos fundamentales,
especialmente, de las mujeres y los niños, con el doble
propósito de reforzar el proceso de eliminación de la violencia
como un obstáculo para el logro de la igualdad y, al mismo
tiempo, promover la función de prevención especial positiva
y la resocialización del procesado -artículo 4 del Código
Penal-.

Del mismo modo, se invitará a la dirección de la Escuela


Judicial Rodrigo Lara Bonilla para que, en desarrollo de sus
fin misional de contribución al mejoramiento de la
administración de justicia, considere incluir como estrategia
de promoción y fortalecimiento de los derechos de los niños
y de las mujeres, un programa de actualización jurídica en
violencia intrafamiliar con enfoque de género, para ser
ofrecido a los funcionarios públicos -jueces, fiscales,

procuradores, comisarios de familia, defensores públicos, etc.- que en

ejercicio de sus labores traten dichas problemáticas en el


Departamento del Valle del Cauca.

víctimas no afiliadas al Sistema de Seguridad Social en Salud para que se ordene su


afiliación inmediata al Sistema.

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José Robinson Rojas Agudelo

En mérito de lo expuesto, y una vez oído el criterio de


los delegados de la Fiscalía y del Ministerio Público, la Corte
Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, administrando
justicia en nombre de la República de Colombia y por
autoridad de la ley,

RESUELVE

Primero. NO CASAR la sentencia condenatoria de


segunda instancia emitida el 30 de enero de 2019 por el
Tribunal Superior de Buga, mediante la cual condenó a JOSÉ
ROBINSON ROJAS AGUDELO por el delito de violencia
intrafamiliar agravado.

Segundo. CONFIRMAR el fallo condenatorio de segundo


grado proferido contra ROJAS AGUDELO, a que hace referencia
en numeral anterior.

Tercero. SUGERIR a la Alcaldía de Sevilla, Valle del


Cauca, a la dirección del INPEC del mismo Departamento, y
a la Dirección de la Escuela Judicial Rodrigo Lara Bonilla,
que consideren la adopción de las acciones afirmativas
sugeridas en la presente decisión, para lo cual se le remitirá
copia de esta.

Contra esta decisión no proceden recursos.

44
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José Robinson Rojas Agudelo

Notifíquese y cúmplase.

JOSE FRANCISCO ACUÑA VIZCAYA


Aclaró Voto

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José Robinson Rojas Agudelo

NUBIA YOLANDA NOVA GARCÍA


Secretaria

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