3.5 Corona Empañada - Erin Watt
3.5 Corona Empañada - Erin Watt
3.5 Corona Empañada - Erin Watt
Índice
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
1
—¿P or qué estuve de acuerdo en venir aquí? —me quejo mientras
miro alrededor de la sala llena de gente. Esta fiesta es como un
centenar de otras en las que he estado desde que tenía catorce
años y descubrí como escapar por el viejo garaje mi padre. La música es un poco mejor
ya que la fraternidad cooperó para un DJ real, pero la cerveza es mediocre y también
lo son las píldoras.
—Porque hay alcohol gratis y mujeres calientes. ¿Qué otro incentivo necesitas? —
responde Cal Lonigan, uno de mis compañeros del equipo de natación.
—¿Has mirado a esas chicas? Tú tienes la mitad de una erección o está muerto en
tus baúles. Hay una docena de razones de pie justo allí. —Cal agita su botella de cerveza
hacia un grupo de chicas.
Todas se ven iguales para mí. Larga cabellera suelta, vestidos diminutos y zapatos
que se atan alrededor de los tobillos. Creo que mi hermanastra tenía un nombre para
ellas. ¿Sandalias romanas? ¿Sandalias griegas? Mierda, ¿de verdad me importa?
—Estoy preocupado por ti, hombre. —Él levanta la botella delante de su boca,
supongo que para evitar a todos aquellos lectores de labios averiguaran lo que va a
decir—. Los rumores son que no has sumergido tu cubo en el pozo de nadie durante
mucho tiempo. ¿Estás sufriendo un encogimiento permanente?
Abro la boca para explicarle a Cal que no es eso, pero luego decido no hacerlo.
Fue expuesto a un exceso de cloro cuando era un bebé y eso intervino con sus procesos
mentales. No se puede utilizar eso contra él. —Es bueno que nades bien y seas lindo,
Cal. —Le di una palmadita en la espalda.
—Crees que soy lindo —grita. Con los ojos muy abiertos, mira a su alrededor para
ver si alguien lo escucho—. Mira, amigo, también eres un tipo guapo, pero sabes que no
me muevo de esa manera, ¿verdad?
—De acuerdo. —Señalo—. De todos modos, me voy de aquí. Esta fiesta es...
Su cabello oscuro esta planchado, lo que sé porque en el pasado le tomaba una hora
hacerlo. Su rostro está pintado en líneas agudas con barridos ahumados cerca de sus
ojos azules y señala hacia la parte superior de sus labios al de arco cupido. Es la máscara
que ha usado desde que me dejó. La que dice que está enojada con el mundoy está lista
para desquitarse con algún pobre diablo.
Entonces acecho afuera para averiguar lo que Savannah Montgomery está haciendo
en este agujero infernal de casa de fraternidad cuando debería estar destruyendo los
sueños de los estudiantes de primer año en la Preparatoria Astor Park.
Algún Sigma1 se le acerca antes que yo. Él pone su codo por encima de su cabeza e
intenta rozarla antes de que pueda salir de la entrada.
—¿Peter quizá? ¿Parker? Es así de alto —le digo con la mano alrededor de mi
barbilla—. Tiene cabello rubio.
1
Miembro de fraternidad.
—¿Quieres decir Jason Pruitt?
—Debe ser. —Le doy al chico un empujón no tan suave lejos de Savannah.
—Tengo que ocuparme de esto. —El idiota le guiña a mi chica—. Pero mantén el
lugar junto a ti caliente. Vuelvo enseguida.
—Tenía que ver qué atrajo la poderosa atención de Gideon Royal. —Él levanta su
gigantesca mano hacia Sav—. Cal Lonigan. Llámame Long.
—No lo soy, idiota. —Sav sacude su mano—. Tengo dieciocho años. Y dieciséis
es la edad del consentimiento en este estado, como tú lo sabes muy bien.
—Vete, Cal. —Me niego a llamarlo Long—. Esta es mía. Conoces las reglas.
—No soy un pedazo de carne, Gideon —me dice ella—. No puedes marcarme
como si fuera un pavo durante una cacería.
Ignoro esta queja porque algo mucho más importante necesita ser contestado. —
¿Qué estás haciendo aquí?
Ella sonríe, pero parece dolorida. —Estoy en una visita a la universidad. Estoy
pensando en asistir a la Estatal.
—¿No crees que será doloroso para ti asistir a la misma universidad que yo?
—¿Por qué? —pregunta ella con frialdad. Si no la conociera tan bien, podría
haberme engañado, pero hay un parpadeo de dolor detrás del acero en sus ojos.
—Ambos sabemos por qué. Vamos a asesinarnos entre nosotros. —No importa
cuánta distancia o la cantidad de cuerpos que pongamos entre nosotros, todavía hay un
empate. No podemos negar nuestro pasado o nuestra conexión, no importa lo mucho
que lo intentemos. Pero, cuando nos juntamos, nos causamos dolor inconmensurable.
—Solo digo. ¿Dónde la mataste por primera vez? ¿Si no te importa que te lo
pregunte?
***
“Savannah era esta torpe estudiante de secundaria. Con frenos. Un tipo extraño de cabello.
Ella aparece en el décimo grado totalmente cambiada. Gid tomó una mirada en ella y él golpeó
su nombre en el culo de ella.”
Easton Royal, Paper Princess.
***
—Último año, hombre-G. Vamos a acabar con él —grita Hamilton Marshall III,
mejor conocido como Three desde el techo de mi XXXCAR.
Él se baja del techo a regañadientes. —Solo me estoy sentado porque me siento mal
por ti, nena. Si mi cabeza fuese arrancada, te atormentarían por el resto de tus díasy no
quiero eso para ti. A ti también, hombre-G. —Él alcanza sobre el asiento trasero para
palmear mi hombro.
—Di que no es así, hombre-G. —Three golpea una mano dramática sobre su
pecho—. No harías algo tan sucio a un hombre.
—Yo te cubro, amor —le dice mi hermano Reed a Bailey desde el asiento del
pasajero. Él es tan perezoso que no puede abrir los ojos o levantar la cabeza del descanso
acolchado.
—De ninguna manera. El código del hermano existe incluso en el cielo, donde
estaré observándolos a todos. —Apunta dos dedos en sus ojos y luego los agita hacia el
frente.
—¿Entonces estás diciendo que querrías que el amor de tu vida y tu mejor amigo
fueran miserables durante toda su vida porque eras lo suficientemente estúpido como
para sacar la cabeza del quemacocos cuando tu mejor amigo conduce a ciento treinta
kilómetros por hora? —pregunta Bailey.
—Entonces querrías que nos reconfortáramos entre nosotros. Quieres que Gideon
me esté dando los mejores orgasmos de mi vida porque quieres lo mejor para mí.
Escondo una sonrisa. Bailey lleva las bolas de Three en su bolso mensajero de
Prada.
—Bzzztt. Tempo fuera. —Three hace un signo de T con sus manos—. Dibujo la
línea en que obtiene grandes orgasmos de mi mejor amigo, incluso si estoy muerto. No
voy a estar disfrutando de mi otra vida si has terminado aquí consiguiendo la gran P del
gran G.
—Deberías conectarte con alguien, Gideon. Es más seguro —me dice Bailey.
—¿Cómo es eso?
—La mayoría de las chicas lo están —dice Reed, sin molestarse todavía en abrir los
ojos.
—Por supuesto, te parece agradable. Ella es una de esas chicas que siempre son
dulces y amables alrededor de los chicos, pero la atrapas sola y es mezquina y
manipuladora. —Bailey arruga la nariz—. Peor aún, una chica suena terrible por incluso
quejarse de ella. Como si estuviéramos celosas de ella o algo así.
Tengo que estar de acuerdo con eso. —No quiero salir con alguien de mi último
año. Hace las separaciones demasiado complicadas.
Three me envía una mirada suplicante. Él odia cuando ella está cabreada.
Suspirando, pregunto—: ¿Cuál es el plan para esta noche?
—Bien.
—Estaré allí —le aseguro a Bailey antes de que Three me envíe otra mirada
lamentable.
Bailey agarra su teléfono y comienza a enviar alertas de texto a todos sus amigos.
—¿Alguna petición en particular? ¿Emilia, Sasha, Jeannette?
—¿Jeanette no está saliendo con Dan Graber? —dice Three—. Los vi a los dos
chupando sus caras en la fiesta de Conner Mill en el muelle la semana pasada.
—¿De verdad? No tenía idea. —Ella hace una anotación en su teléfono—. ¿Y las
chicas Montgomery?
—Ella esta con Jordan Carrington. Prefiero cortar mi polla que meterla en alguien
de su tripulación.
—No tenía ni idea de que te sentías así por Jordan. Quiero decir, creo que es una
serpiente en la hierba, pero no me di cuenta de que los hombres vieran nada más que
sus tetas perfectas y culo.
—Oye, ¿qué hay de mí? —protesta Three—. Yo fui quien te contó cómo me sentía
en PE. Aún estoy traumatizado.
Three mide un metro noventa y ocho centímetros y es construido como una casa de
ladrillo. Él estando asustado de la pequeña Jordan Carrington es una broma. Él va a
Louisville con una beca de fútbol completa. Bailey, por supuesto, está inscrita ahí
también. Tiene que proteger su inversión.
—Por eso me tienes, bebé. —Ella le acaricia el hombro—. Vale, volvamos a la lista
de invitados. ¿Sí o no a las Montgomery?
—Sí lo que sea. No me importa. —No significa que vaya a dormir con ninguna de
estas chicas—. Invita a quien quieras...
Shea aleja mi mano. —¿Qué te dije esta mañana? Actúa tranquila. Gideon Royal
tiene chicas lanzándose hacia él cien veces al día. Si quieres destacar, tienes que actuar
como si no existiera para ti, de lo contrario serás una del montón pidiendo migajas—.
Ella suspira—. Dios, esto es tan embarazoso.
—No puedo dejarte. Tengo una reputación que cuidar y no voy a dejar que me la
arruines. —Enlaza su brazo con el mío—. Ahora sonríe así todo el mundo pensará que
la familia Montgomery se aman.
—Lo que sea. —Pero se aprieta más cerca de mí, y ese estímulo tácito baja mi nivel
de ansiedad un nivel soportable.
Gideon está conduciendo, como siempre lo hace. Reed está con él hoy, pero no
reconozco a los dos en la parte de atrás.
—¿Quién está con Gideon? —pregunto.
—Three y su novia, Bailey —dice Shea a través de su sonrisa falsa mientras saluda
a un grupo de chicas a nuestra izquierda. Intercambia besos en el aire y suaves abrazos
con un par de ella, nada demasiado cerca, o la ropa se arrugará y el maquillase se correrá.
Lo entiendo ahora, sin embargo. Esta mañana, pasé una hora aplicándome cerca de
mil capas. Solo mis labios tienen tres diferentes colores en ellos. El gradiente está de
moda, me dijo Shea. Vi un video de Youtube en repetición durante cinco horas para
conseguir este efecto. Autoconsciente, froto mis labios juntos, lo que me gana un fuerte
codazo en el costado.
—No. Cebo de pez a tu derecha. Sonríe —ordena—. ¡Buenos días, Jo! ¡Tali!
—¡Shea! —Dos chicas corren, sus altos tacones haciendo clic elegantemente en el
pavimento.
—¡Jo! Me encanta tu abrigo. ¿Es un… J. Crew? —pregunta Shea, su falsa sonrisa
volviéndose más grande.
Los ojos de Jo se estrechan. —¿Has estado pasando tanto tiempo con los perdedores
que ya no reconoces una etiqueta decente? ¡Es un Fendi! —Agarra a Tali por la
muñeca—. Vámonos. No me gusta caminar cerca de los contenedores debasura.
—Oh. Um, ¿gracias? —Supongo que mi hermana ganó. Qué extraña batalla.
Pero una chica alcanza a los Royal antes de que Shea pueda atraer la atención de
Gideon.
“No ella” es Jordan Carrington. Si Astor Park, o como me gusta llamarlo: Asshole
Park2, está lleno de depredadores, Jordan es una de las mayores amenazas alrededor.
Shea me dijo en el segundo día de escuela, que Jordan escogió una pelea con una de las
más populares chicas de último año, Heather Lange. Las dos se metieron en ella,
lanzando insultos que me hicieron temblar y ni siquiera estaba allí.
Heather Lange dejo Astor después de acción de gracias y nunca regresó. Supongo
que su papá perdió su trabajo y no pudo pagar la matrícula. No conecté la salida de
Heather con Jordan, por lo menos no hasta la extraña conferencia que mi papá nos dio
a Shea y a mí sobre ser agradables con Jordan Carrington.
Desde entonces, Shea aspira y pretende que Jordan camina sobre el agua, por lo que
no habrá ninguna sombra lanzada hacia la ropa, bolsos o zapatos de Jordan. Y
definitivamente no se interrumpirá su ataque piraña hacia los chicos Royal.
2
Asshole Park: juego de palabras, donde asshole significa idiotas o gilipollas.
—¡Qué perra! —Shea agarra mi muñeca de nuevo y empieza a arrastrarme—.
Vámonos.
—No hay caso en desafiar a Jordan. Dejemos que todo pase y veamos a cuál
Royal deja suelto.
La fulmino con la mirada. —¿No es eso lo que Jordan está haciendo? ¿Decidiendo
a cuál de los Royal quiere?
Shea deja salir un gran y pesado suspiro. —Bien, pero si Jordan viene tras de ti, no
te conozco. —Entonces levanta su barbilla, tira de la parte inferior de su blazer y
estampa su mejor sonrisa de country club en su rostro.
—Cállate y sonríe, idiota —dice sin mover sus labios—. Están viniendo para acá.
Me giro alrededor y casi me caigo. Tiene razón. Gideon está a solo unos metros de
distancia. Lo suficientemente cerca como para que pueda admirar el ajuste de su
camiseta por debajo de la camisa de vestir desabrochada y del blazer del uniforme.
Three le está diciendo algo que encuentra divertido. El lado de su boca está
levantado. La novia de Three le golpea el brazo. Gideon esconde su risa al llevar una
mano hacia su nariz, pero Bailey escucha su risa entre dientes y le da una suave palmada.
Gideon la agarra y la tira bajo su brazo.
Ambas miramos cómo Three lucha para separar a Bailey de Gideon, diciendo algo
con falsa ira mientras Gideon levanta sus manos inocentemente. Todo el tiempo, Jordan
está caminando al lado del grupo con solo Reed prestándole incluso la más mínima
atención.
Así que tal vez Jordan no es la competencia después de todo. Gid no parece ni en
lo más mínimo interesado en ella. Dios, él es hermoso. Los rayos del sol parecen
seguirlo, proporcionándole a su perfecto cuerpo el más magnifico telón de fondo. Podría
mirarlo todo…
—Sí, lo sé. Gusto conocerte. —Extiendo una mano mientras sigo intentandodivisar
a Gideon. Mierda, nos va a pasar por culpa del estúpido Aiden.
Apenas noto cuando Aiden toma mis dedos en los suyos o cuando se para más cerca
de mí. —Vaya. La pequeña Savannah Montgomery, toda crecida. La última vez que te
vi, juro que tenías ortodoncia y… ¿distinto cabello?
—Increíble lo que una plancha y algo de maquillaje puede hacer. —La dulce voz
con veneno pertenece a Jordan.
Jordan le lanza a Gideon una mirada fulminante mientras enrosca su brazo a través
del de Aiden. —Si tú lo dices, Addy.
¿Addy? Levanto una ceja hacia Shea, quien me da un codazo en las costillas de
nuevo. Maldición. ¿Cómo se supone que me mantenga derecha si sigue haciendo eso?
La empujo lejos, suavemente así nadie se da cuenta.
—Sí, bueno, no puedes vivir con ellos, y tu madre dice que no puedes matarlos. —
Estiro mi mano y alboroto el cabello de mi hermana.
A mi lado, Shea gime. Todos los demás sonríen. Todos excepto Jordan.
En su lugar, rueda sus ojos, y mete su otro brazo dentro del codo de Gideon.
—Vamos, chicos —dice ella, dirigiendo al grupo lejos de nosotras—. Estoy pensando en
dar una fiesta y estaba preguntándome si podrían darme algunos consejos sobre cuánto
alcohol necesitaremos. ¿Les dije que mi papá está trabajando con el agente de Kendrick
Lamar? Tal vez deberíamos hacer que de una presentación en el baile de otoño.
Nos giramos para seguir a Jordan y a los Royal. En la base de las escaleras,
encontramos a Jordan de pie a un lado sola, escribiendo algo en su teléfono.
Quiero caminar más allá de ella sin decirle nada. En mi opinión, no hay necesidad
de sacar a la bestia, pero Shea se detiene.
—Hola, Jordan.
—Shea, dile a tu hermana que enrolle su lengua dentro de su boca. Estaba babeando
sobre los zapatos de Giddy.
—Dejaré pasar eso —replica Shea secamente, luego me arrastra por las escaleras
antes que pueda dejar salir un insulto.
—Es suficiente para hacerte vomitar —concuerda Shea—. Pero es lo que es.
Jordan está en la cima. No antagonices con ella o te irá muy mal.
Asshole Park se está convirtiendo en la pesadilla que pensé que iba a ser. Corro una
mano sobre mis mechones de cabello liso.
Esta escuela está llena de unos cien niños de las mejores familias del sur. Y por
mejores, me refiero a las que tienen dinero. Pero incluso aquí, hay una jerarquía. Está
el dinero antiguo, los orígenes que a nadie le gusta reconocer. Luego está el dinero
nuevo, que a menudo tiene un lugar de nacimiento sucio también. Luego están los
estudiantes con becas quienes están tratando de casarse con el dinero o crear su propio
horrible legado. Básicamente, todos aquí están tratando de comer el almuerzo de todos
los demás.
Ha sido de esta forma desde la secundaria. Supongo que ahí es cuando porprimera
vez nos dimos cuenta que podríamos separarnos de los otros basados en cuán lejos al
Mayflower3 podríamos trazar el árbol genealógico de nuestras familias.
Es porque Gideon Royal, por toda su rumoreada frialdad, fue amable conmigo
una vez cuando más lo necesité. Nunca olvidaré ese momento. Robó mi corazón en ese
entonces y siempre lo tendrá.
3
Mayflower: nombre del barco que transportó a los primeros colonos anglosajones que se establecieron
en la costa de Massachusetts.
3
Presente
as luces de la casa de la hermandad comienzan a apagarse una por una
Me pregunto qué está vistiendo ahora. Con la ropa de quien está durmiendo.
Me pregunto cuántos tipos habrán visto sus mejillas sonrosadas y sus hombros
descubiertos. Cuántos de ellos han trazado la línea de piel encima de su cintura y sentido
la reverberación de su cuerpo mientras ella se estremece.
El sonido de metal arrugado llena el aire cuando mis dedos se cierran fuertemente
alrededor de la lata de cerveza.
—Ella es una buena busca fantasma —observa Cal desde el pasillo detrás de mí.
—¿Desechó tu culo?
—Algo así.
Él hace un zumbido simpáticamente. —Debió haber sido una mala ruptura. ¿Es por
eso que nunca has conectado con ninguna de las chicas aquí?
Eso, y que he comenzado a odiar el sexo, pero esa es otra historia en la cual no
quiero entrar, ni siquiera con Cal. Es más fácil afirmar que un corazón roto es la razón
por la cual no estoy interesado en perseguir faldas alrededor del campus.
—Es por eso —confirmo. Agarro otra lata y tomo un largo trago.
—Lo sé. —En la universidad, si no estás clavándote a las chicas a cada momento
libre, entonces eres gay. La gente es así de binaria—. Lamento decepcionarte.
—Nah. Siempre supe que eran falsos. Nunca observaste mi impresionante culo.
—No es verdad. —Cuento las ventanas en la casa y me pregunto en cual está ella
quedándose—. He notado tu culo abundante. Tus nalgas están desequilibradas.
—¡Qué! —exclama—. De ninguna forma. —Él levanta una nalga del suelo para
inspeccionarla.
—Tengo que ver esto. —Se levanta y me tiende su teléfono—. Tómame una foto.
—No voy a tomarle una foto a tu trasero, Cal. —Quito su trasero de mi cara. Está
bloqueando mi vista. Otra luz se apaga.
—Jesús H. Cristo, Cal. ¡Qué demonios! —Alzo la mano y agarro la parte de atrás
de sus vaqueros y los alzo—. Ninguno de nosotros está lo suficientemente borracho para
esta mierda ahora.
Al otro lado de la calle, la puerta principal se abre. Cal y yo nos congelamos. Una
figura sale y mi respiración se detiene. Mientras ella camina, la dejo salir. No es
Savannah. Incluso en la oscuridad, puedo decir que no es ella.
El aire cambiaría si lo fuera. Mi piel se apretaría y sería difícil respirar. Las estrellas
brillarían más y el cielo nocturno se sentiría menos opresivo…
No. No es Savannah.
—¿Pueden moverse debajo de la luz del faro? Estamos tratando de filmar su porno
improvisado pero la luz es mala —dice mientras se acerca.
Cal la saluda con una mano, y la otra aún está agarrando la cintura de susvaqueros.
—¡Julie! Necesitamos tu opinión imparcial. —Él se da la vuelta y sacude su culo en su
dirección—. ¿Mis nalgas son de diferente tamaño?
—No voy a detener esto —dice ella alegremente y luego hace una seña hacia el
frente de la casa de la hermandad—. Pero como dije, vayan a la luz, así mis hermanas
pueden verte mejor. No tiene caso hacer un espectáculo si nadie puede verlo.
Le doy una vigorosa negación con mi cabeza, pero él está dañado. Julie dice que se
quite sus pantalones y él hace lo que ella dice porque no puede pensar por sí mismo
cuando ella está en su órbita. Estos dos deberían salir en una cita. Me recuerdan a Three
y Bailey.
—¿Es eso cierto? —Me inclino hacia atrás y trato de averiguar si una de las figuras
oscuras en la ventana frontal pertenece a Sav. Mierda, ¿qué voy a hacer si de hecho
ella asiste a esta universidad el próximo año? Probablemente poner una carpa y vivir
afuera de esta casa de hermandad.
—Te has sentado aquí bebiendo con Cal por la última media hora mirando con
anhelo la sombra de tu ex.
Ni siquiera intento negarlo. —De hecho, no puedo averiguar en cual habitación está,
así que no he estado mirando su sombra exactamente. Tú puedes ayudarme
señalándome en cual habitación se está quedando…
—¿Por qué? ¿Planeas escalar las paredes del castillo y derribar al dragón?
—¿Lo estaba, era ella? Me gusta. —El agarre alrededor de mi cerveza se afloja. O
tal vez es la apretada banda alrededor de mi pecho la que se afloja.
—Sav ha sido fría por dos años. Me gusta escuchar que está enojada. Quiere decir
que todavía le importa.
—No es así como funciona —protesta mi amigo—. Se supone que tú la pongas feliz,
no enojada. La gente molesta se va y no vuelven a estar juntos. Mis padres se odian entre
sí, por lo cual están divorciados. —Él se voltea hacia Julie—. ¿Cierto?
Ella se encoje de hombros. —Posiblemente. Tal vez nuestro muchacho Gid está
siendo un iluso o tal vez la chica de adentro, quien estaba calificándolo como el señor
idiota de mierda que chupa su propia polla, realmente se preocupa por él.
Los dos payasos se ven entre sí y dice—: Nah. —Al unísono y luego se echan a
reír.
Cuando Cal se levanta, dice—: Sería increíble poder chupar tu propia polla. No creo
que pudiera salir de casa de ser así. ¿Eso me haría gay? ¿O es incesto?
Ella rueda sus ojos, pero tira un brazo alrededor de él. —Eso sería masturbación.
Dejo caer mi frente en el borde de la lata de cerveza. En serio, el chico necesita quien
lo cuide.
—Sí.
—No sabes cuantas chicas ahí dentro están aliviadas de escuchar eso. Había un
rumor por ahí sobre ser gay. Al menos si eres bi, ellas tienen una oportunidad.
—Si él está atascado con una chica, ¿cómo significa eso que el resto de ellas tiene
una oportunidad?
Esa es una buena pregunta. Muevo mi cabeza y miro a Julie mientras ella contesta.
—Las otras chicas se imaginan que cuando termines de estar atascado, será un buen
material de novio. Todo el mundo allá adentro está suspirando por lo romántico que
eres y que eres el único tipo que realmente sabe cómo amar a una chica. Este tipo de
devoción es rara.
—Solo hay una persona alrededor que va a hacer que deje de estar atascado —le
digo a Julie.
—¿No han pasado como años desde que ustedes dos se separaron? Savannah
dijo… —Ella se muerde el labio y aleja la mirada.
Cal le da una palmadita en la boca antes de que pueda sacar el resto de las
palabras. —No tenemos suficiente cerveza para atravesar la noche. —Se vuelve hacia
mí—. Rápido. Comienza a cantar algo más.
Ella suspira pero capitula. —Dijo que ustedes rompieron hace años y que si alguien
en la casa te quería, podría tenerte.
—No lo soy.
—Julie, no cuentas historias sobre como tus calcetines solo pueden estar junto a
ciertos pares porque pertenecen juntos y no pueden estar atrapados con ningún otro
calcetín diferente porque eso perturbará el balance del universo.
Sostengo mi mano en alto y cruzo mi dedo medio sobre mi dedo índice. — Estamos
destinados a estar juntos pero las circunstancias nos han mantenido separados.
Claramente el hecho de que ella esté visitando mi universidad en lugar de todas las
demás a las que puede asistir es el destino. ¿Quieres ser la que se interponga entre el
amor verdadero?
Ella suspira y toma su teléfono. —Las cosas que hago por ustedes chicos. —Ella
presiona el botón en su teléfono. Mi ritmo cardiaco se acelera—. Oye Lou, envía a la
Iron Maiden, ¿sí? Gideon Royal acaba de promulgar un decreto.
Doblo mis brazos sobre mi pecho. —Traidores. Me comprometería con una casa
diferente si fuera tú.
Estiro mi mano para alcanzarla, pero ella le da una palmada a mi mano alejándola.
—¡Noooo! —grita Cal y luego trata de cubrirse sus bolas y la boca de Julie al mismo
tiempo.
—Podemos hacer esto enfrente a una audiencia o podemos llevarlo a otra parte. —
Le doy una mirada significativa al otro lado de la calle.
¿Mi habitación? ¿Una isla privada? ¿Marte? ¿En algún lugar donde no haya nadie
más que nosotros dos? Ella no va a estar de acuerdo con eso.
—Ahí está el café Bean. —Inclino mi cabeza detrás de ella—. Abren las veinticuatro
horas. —¿Es decepción lo que destella en sus ojos? Levanto mis cejas—. Opodemos
regresar a mi casa.
Ella mete las manos en los bolsillos de su sudadera con capucha. —Bean está bien.
Sav comienza a caminar enérgicamente por la acera. Supongo que me imaginé ese
arrepentimiento.
La alcanzo en un par de pasos y agarro su muñeca para redireccionarla. —El Bean
está por acá. —Apunto a la dirección opuesta.
—¿A qué otras casas fuiste esta noche? —pregunto, fingiendo hacer una
conversación casual. Todas las fraternidades tenían fiestas de fin de año.
—Fui a un par de esas. No te vi. —Realmente empecé una búsqueda casa por casa,
pero nunca la encontré de nuevo, así que terminé acampando afuera de la casa de la
hermandad donde escuché que se quedaba. Resultó ser un buen plan. Lo tomaré como
una señal positiva.
—No me quedé mucho tiempo. —Ella se calla y luego pregunta—: ¿Qué le dijiste
a Julie para me echaran?
—La verdad.
Una lenta sonrisa se extiende por mi rostro. Quema, pero es la primera vez que me
siento vivo en años. Ella puede odiarme, pero Cristo, eso significa que hay amor justo
al otro lado de esa delgada, delgada línea.
—M
e retracto de lo que dije. Definitivamente debes invitar a las
Montgomery. —Miro por el pasillo, deseando otro atisbo de
Savannah. Sin embargo ella no está aquí, porque yo soy un
estudiante de último año y ella es una estudiante de segundo año, lo que significa que
su hilera de casilleros está en el otro extremo del edificio.
—Acabas de decir que no te engancharías con nadie que esté con Jordan Carrington
—me recuerda Bailey.
—Y no lo voy a hacer.
Su ceja se arruga con confusión. —Entonces por qué… —Ella se detiene—. ¿Estás
hablando de Savannah? ¿No es un poco pequeña para ti?
—Las más pequeñas son las mejores —dice Three, agarrando mi hombro y
moviéndolo toscamente. Él no conoce su propia fuerza—. Puedes entrenarlas. Decirle
que solamente quieres verla los fines de semana y solo si no tienes otros planes. Tampoco
mandarle mensajes de texto durante la concentración de los juegos.
Bailey se detiene, cruza sus brazos y le lanza miradas afiladas en dirección a Three.
A él le toma unos peligrosos segundos entender qué dijo. Cuando sus propias palabras
descuidadas se asientan con la expresión enojada de su novia, sus ojos se amplían
cómicamente.
—No me refería a ti, nena. Me encanta pasar tiempo contigo —declara. Entonces
procede a cavar más profunda su tumba—. Me gustan las chicas experimentadas.
—¿Experimentadas? —grita ella—. ¡Me estás llamando floja, Hamilton Marchall
Tercero! —Ella lo golpea en la espalda con su bolso.
—No. No. No. No eres una floja. Eres apretada. Realmente apretada.
Three gira e introduce el código del casillero de Bailey, luego saca los libros para sus
clases de la mañana. —Déjame llevar estos libros por ti y te acompañaré a tu clase,nena.
Bailey no acepta nada de ello. Ella le quita los libros de los brazos de él. —No es
fin de semana, bebé, así que no necesitamos estar juntos. —Entonces se encoje de
hombros y se aleja.
Derrotado, vuelve a caminar hacia mí. —Gid —se queja—. ¿Por qué no megolpeas
en la boca cuando estoy por decir cosas estúpidas como esa?
—¿Por un golpe?
Three hace una mueca. Lo sujeto alrededor de los hombros y lo llevo a nuestro salón
de clases. El primer período es nuestra sala de estudio, lo cual es bueno porque no soy
una persona mañanera.
—No te preocupes, hombre. Ella volverá a estar en tu regazo para la hora del
almuerzo.
—Tengo segundo y tercer período con ella —gime—. Me va a mirar fijamente todo
el tiempo.
—El tratamiento del silencio es lo peor —concuerda—. ¿Hablas en serio sobre esta
chica Savannah? Poniendo todo las bromas a un lado, ella es joven, y si vas tras ella, será
un objetivo.
—¿Para quién?
—Los chicos a los que les gustaría decir que ellos fueron su primero. Las chicas que
estarán celosas por tu atención. Sabes como es este lugar. —Él extiende sus brazos—.
Serpientes a la derecha. Buitres a la izquierda.
—¿Serpiente?
Dentro del salón de clases, asentimos a algunos pocos compañeros y luego dejamos
caer nuestras cosas en la mesa de la esquina, donde Dane Lovett ya está tendido. Su
libro abierto, pero está ocupado enviándole mensajes de texto a alguien.
—Estoy pensando en tener una fiesta esta noche. Como un día de apertura, como
una cosa de bienvenido-de-regreso-a-clases —dice él sin mirarnos.
—¿Shea? —Dane asiente—. Seguro. —Él comienza a teclear algo y luego me mira
de vuelta—. Espera. ¿Las Montgomery en plural? ¿Hay más de una?
Three hace un gesto de cortar a través de su garganta, pero Dane no lo ve. Está muy
ocupado tecleando.
—Nada como conseguirlas mientras están ansiosas —continúa él—. De esa forma
tienen cero expectativas y uno puede hacer lo que quiera con ellas. —Él levanta la
mirada hacia mí—. ¿Cuál dijiste que era el nombre de la hermana?
Esta vez es el momento de Three de cruzar los brazos en su pecho y mirarme con
diversión. Y ni siquiera me importa. Decisión tomada. Soy lo suficientemente serio,
porque el pensamiento de Dane poniendo una de sus sucias manos sobre Savannah no
me sienta bien. Ni un poco.
—¿Desde cuándo?
—Desde ahora.
—¿Tú? —Él ladea su cabeza con incredulidad—. ¿Si quiera te has enganchado con
alguien más joven que tú? Pensé que te gustaban las chicas universitarias ¿porque ellas
saben lo que están haciendo y son menos propensas a volverse al nivel cinco de
aferramiento?
Froto un dedo sobre mi nariz. Eso suena como algo que dije.
Three golpea el respaldo de mi silla. —Además, hace ni media hora estaba diciendo
que iba a ser un monje en este último año porque no quería lidiar con ningún llanto
cuando se fuera.
—Fuera.
—¿Por qué? Acabo de mandarles un mensaje de texto a cinco personas diciéndoles
que estarás ahí.
—¿Tienes que preguntarle a Bailey antes de que tomar una mierda? —se queja Dane.
Sujeto el brazo de Three antes de que lleve su puño a la cabeza inclinada de Dane.
Nuestro amigo está enviando mensajes de texto de nuevo.
—¿Qué es lo que tiene esta chica Savannah que te gusta tanto? —murmura mientras
sus dedos vuelan por el teclado—. Si ella es la hermana de Shea, entonces esta chica
probablemente sea fría y manipuladora como el infierno.
Extiendo las piernas, cruzo los brazos detrás de mi cabeza, y cierro mis ojos para
invocar el rostro de Savannah. No había nada frío en ella. Al menos no cuando me miró.
***
La casa de Dane tiene tantos autos estacionados alrededor que es casi imposible
llegar a la puerta principal.
Maniobro por encima de la acera y luego estaciono el Range Rover en el pasto. Three
salta afuera inmediatamente y corre alrededor hacia el lado de Bailey. No pregunto
porque está usando zapatos con los que no puede caminar, porque su respuesta sería
que a Three le gustan. Esa ha sido su respuesta desde el primer día que ellos salen. La
razón de que ella lleve los pantalones en la relación es porque está cien por ciento
comprometida en hacerlo feliz.
Él la saca del auto, sus piernas colgando sobre un brazo y su cuerpo acurrucado en
el otro. —Mierda, nena, te ves tan caliente justo ahora. Podría comerte.
—Entonces Sprite. —Coca significa ron, y no me gustan las bebidas dulces. Le paso
la botella de Coca detrás de mí a Bailey. Escaneo los rostros y reviso a los que conozco
hasta que encuentro a la chica por la que vine. Ella no me había notado todavía; está
ocupada platicando con algún tipo que no conozco. De hecho, hay varios idiotas
alrededor de ella.
—Mira, los chicos de último año iban a estar aburridos como el infierno. ¿Qué hay
de malo con que hagamos nuestro propio pequeño entretenimiento? —Él coloca su
brazo sobre mi hombro.
Parpadea un par de veces antes de tomar una profunda inhalación. —Me gusta aquí.
—Él palmea el cojín, poniendo su mano peligrosamente cerca del culo de Savannah—.
El paisaje es agradable.
Aprieto mi mandíbula.
Detrás de mí, puedo sentir los ojos de la mitad de mi clase. Así que quieren un
espectáculo, ¿eh? ¿Quién soy yo para negarles eso?
—¡Tú, pedazo de mierda! —grita y luego como un idiota, se mete en la piscina por
su porro.
Le hago un gesto a Dane para que venga. —Puedes devolver esto cuando él salga
de la piscina.
Le doy el porro aún encendido que acabo de fingir arrojar al agua, y luego tomo el
lugar que Leighton acaba de desocupar.
Las chicas me miran con recelo, pero nuevamente, solo Savannah tiene las bolas;
no, los ovarios, para decir algo.
—¿Todo eso solo porque querías el asiento de Leighton? Podría haberme movido.
Shea golpea una mano contra su propia cara ante el ofuscamiento de su hermana,
mientras Jordan se mofa. —Ese es el por qué los de años inferiores no deben mezclarse
con nosotros. Eres demasiado estúpida para vivir.
Pero tal vez, solo por esta vez, debo pedir permiso primero. A pesar de su edad,
Savannah creció en este mundo. Ella tiene que saber que eres un depredador o una presa.
Así que decido dejarla tomar la decisión.
Sonriéndole, pongo mi mano con la palma hacia arriba. —Ya estoy cansado de
este lugar. ¿Quieres ir a pasear en el auto?
5
omaste su mano? —pregunta Kira desde su escritorio, donde se
—¿T está untándose crema de noche en el rostro. Las orejas de conejo
en su diadema rebotan mientras ella habla. Está
Atrapo el pequeño frasco con una mano y pego el dorso de mi otra mano sobre mis
mejillas. Incluso cuando Jisoo dijo yo que estaba llorando, no me di cuenta hasta que
mi mano se humedeció.
Una vez arriba, Kira sirvió tres vasos de vino, Jisoo produjo un equipo de spa, y
ambas me molestaron hasta que comencé a hablar, Jisoo dijo que la confesión es buena
para el alma. Tal vez lo sea. Me siento mejor ahora que cuando lo vi por primera vez
en la fiesta.
Él levanta la mano como para quitarme el cabello del rostro, pero me alejo de su alcance. Su
mano se detiene en el aire antes de caer a su lado. —No. Nunca me emociono por eso. Cada vez
que estabas triste, yo estaba triste. Cada vez que lloraste, yo lloré. Llegó al punto en que ya no podía
soportar ese dolor, así que me cerré. Al igual que tú.
—No te hagas la victima aquí, Gideon. Esto nunca ha sido sobre mí. Tus sentimientos siempre
fueron primero. La cosa con ustedes los Royal es que creen que su dolor, pérdida ytrauma
son mucho más importantes que los del resto del mundo. Al igual que nadie entiende cómo se siente
ser ustedes. —Cierro los ojos con asco—. Si dejas de pensar por un minuto que el mundo gira a tu
alrededor, tal vez no actuarías como lo haces.
—Pienso en ti cada minuto del día. Cada minuto del maldito día. ¿Qué se necesita para que
me perdones?
—Nada. —Todo—. Ya no te quiero. Sí, todavía estoy enojada. Sí, todavía estoy lastimada.
Pero nada de eso hace que quiera estar contigo nuevamente. No soy la misma chica tonta que se
enamoró de ti hace tres años. No la esperes, porque ella no va a regresar.
Él sacude su cabeza. —No. Ella nunca se fue. Todavía está ahí. Te dejé antes. Lo sé. Nos
ocasioné a ambos mucha miseria, pero ya terminé. Dejé de huir. Dejé de marcharme.
—Este siempre fue mi plan, Gideon. Lo sabes. Hablamos de cómo esta universidad era la
mejor en el estado para estudiar teatro y cinematografía. No voy a dejar que algo tan pequeño como
un ex me aleje de mis sueños.
—¿Eso es todo? —pregunto con incredulidad—. ¿Hiciste que me sacaran de mi futura casa
solo para dejarme así en la acera?
—Estoy organizando un retiro estratégico. Además, pensé que me odiabas. —Él se despide
de mí alegremente con su mano—. Te veré, Savage.
—Eh. Todas tenemos algún chico que nos vuelve tontas —dice Kira.
—Me uní al equipo de fútbol de sala con Sigma porque me gustaba tanto un tipo,
y yo odio los deportes —dice Kira.
Puse mi cuchara al lado del tazón de helado a medio comer y cogí mi teléfono.
Ella puntualiza el mensaje con un emoji rodando los ojos en caso de que no haya
captado el sarcasmo sangrando de cada palabra.
¡¡¡Estoy tranquila!!!
¡¡¡No me hagas a mí!!! Si no te gusta mi consejo, no lo escuches. Reed está aquí. Dios, odio a
esos Royal. Todos están tratando de quedar bien con él. Odio que estés saliendo con uno. Es lo
suficientemente malo salir con la perra.
Sonrío. Shea es probablemente la única chica en Astor que no ama al menos a uno
de los hermanos Royal.
—Mi hermana en casa de Jordan. Ella dice que tu hermano está allí. ¿Quieres ir?
—¿Tú quieres? —El golpetea el lado del tazón—. ¿O quieres el resto de tu helado?
La última cosa que quiero es ir a casa de Jordan. Sonrío, sin embargo, ya que Shea
dice que yo sigo la pista de Gideon. Tiene sentido. Él es de último año. Yo soy de
segundo. Dos meses saliendo y todavía estoy mareada con incredulidad. Mi costado
está negro y azul por ser pellizcado tanto. —Estoy a favor de lo que tú quieras.
Extiende su brazo y gesticula para que avance por la puerta. Tomo mi bolso y doy
un paso adelante. Un ataque de valentía se apodera de mí y me detengo.
—¿Qué pasa? —pregunta él—. ¿Todavía tienes hambre? Pensé que habías
terminado.
—Creo que la pregunta es ¿tú terminaste? —No soy tan valiente ahora que puedo
mirarlo a los ojos, pero lo saco.
Por el rabillo de mi ojo, lo veo echar un vistazo a su postre sin comer. —Sí. Tuve
una gran cena.
O tal vez la verdad es que estoy asustada avanzar por miedo a ser rechazada. Paso
una mano por mi cabello y lo lanzo sobre mi hombro. ¿No es por eso que paso horas
cada mañana arreglándome? Si Gideon me viera realmente a mí; con cabello esponjado
y sin maquillaje y emocionalmente necesitada, él saldría corriendo rápidamente y con
fuerza.
—Gracias.
Él se ríe. —Tan formal. ¿Estamos en el country club? —Él pasa un brazo sobre mi
hombro.
—¿Por qué no? —Él se inclina y entierra su nariz en mi cabello. El aire de otoño es
fresco, pero no es el clima lo que manda un escalofrío por mi columna—. Sería la verdad.
Mis ojos se cierran. Tragar mi inseguridad vale la pena por tener estos momentos.
—¡Hola, Gideon! —Una voz aguda corta el aire. La voz pertenece a una rubia
muy bonita que me parece vagamente familiar. Creo que es de último año.
Su muñeca esta pesada por tres brazaletes de oro que tintinean ricamente mientras
nos saluda. No, a Gideon.
Su blusa es una de esas sin hombros, colgando peligrosamente sobre sus tetas. Veo
su pecho con envidia.
Rhiannon desliza sus ojos sobre mí y luego vuelve su atención hacia Gideon. —
Cuando termines con el preescolar, ven a buscarme.
Tal vez no sea capaz de ser abierta con Gideon, pero en el corto tiempo que hemos
estado saliendo, he aprendido que tengo que reafirmarme con otras chicas o ellas
fingirán que no existo. Y he aprendido que la pelea le divierte a Gideon.
Así que sonrío y le contesto. —Si él te deseara, no estaría de pie junto a mí.
Rhiannon frunce el ceño. —Por favor, niña. La única razón por la que está contigo
es porque harás cualquier cosa que él quiera. Algunas de nosotras tenemos estándares.
—¿Oh? No, supongo que no. —Él hace una mueca—. De acuerdo, la dejaré y
estaré en casa.
—Sí.
—Seguro.
Él se estira para agarrar mi mano. —Lo siento, Savannah. Piensa en ello de esta
forma. No tienes que pasar la noche con Jordan.
—Cierto.
Viajamos otra milla y luego él voltea, solo que es el camino equivocado. Le doy un
golpecito a su mano. —Um, perdiste mi vuelta.
—Lo sé.
—Perfecto. —Tengo una sensación de aleteo. Quiero apretar mis manos contra mi
pecho, pero me resisto. Me siento derecha y aliso mi cabello hacia abajo. Ojalá tuviera
una plancha portátil. Mi cabello lizo me da confianza.
¿Bien? Quiero verme increíble. A menos que a María Royal no le guste increíble.
Entonces quiero verme bien. —Gracias.
La mitad del tiempo, creo que es su dinero tanto como su aspecto que atrae a las
chicas como las abejas a la miel.
Su mansión es enorme. Podría albergar a tres familias. De claro, tiene cuatro
hermanos. Tal vez necesitan el espacio.
La entrada es de mármol pulido, y hay una gran escalera justo más allá de una mesa
circular llena de flores frescas.
—¿Por qué estás tú aquí? —contesta Gideon—. Pensaba que estabas en la casa de
Jordan.
—Mamá llamó, así que vine a casa. —Reed me frunce el ceño—. ¿Por qué está
ella aquí? —repite.
Gideon saca las llaves de mi mano. Por un segundo creo que es porque él está tan
asombrado por el comportamiento de Reed como yo, pero estoy equivocada. Cambia
las llaves de Reed por las suyas. —Toma el mío. Mañana lo recogeré en la escuela.
Gideon intercambia una mirada rápida con Reed. Luego me empuja hacia atrás.
Antes de que lo sepa, estoy de pie afuera, mirando la puerta principal. Gideon no
me defendió. No dijo que debía quedarme. No le dijo a su hermano que estaba fuera
de lugar por decirme que me fuera. En su lugar, me dio las llaves de su coche y me
empujó por la puerta.
Miro con asombro por un buen minuto antes de finalmente entrar en el Rover de
Gideon y alejarme.
6
Tres años antes
—Mamá. ¿Qué más? Tuve a los gemelos afuera de su alcance, pero Easton llegó a
casa.
—Oh, maldita sea. —Pero no es nada más de lo que esperaba cuando respondí la
llamada de mi hermano—. ¿Dónde están?
—Yo me hago cargo. —Lo empujo en dirección a nuestra ala, que es donde supongo
que están los gemelos. Mis hermanitos no necesitan esta mierda. Demonios, ninguno de
nosotros lo necesitamos, pero Reed y yo somos los mayores. Estamos aquí para proteger
a los demás, ya que nuestro viejo se ha olvidado de nosotros. Hablando del padre
ausente, pregunto—: ¿Llamaste a papá?
—Por supuesto. El tío Steve contestó y dijo que papá estaba en una “reunión” —
remarca Reed entre comillas con los dedos.
—Lo entiendo. —En otras palabras, papá estaba jodiendo con alguna prostituta y
no podía contestar el teléfono.
Tomo las escaleras de dos en dos. Tal vez pueda arreglar todo esto en los próximos
treinta minutos y luego correr hacia donde Sav. Podemos ver una película en su casa. O
la puedo llevar a algún lado. Sé instintivamente que mientras menos tiempo pase, tengo
una mayor la oportunidad de ser perdonado.
Encuentro a mamá de espaldas hacia mí, sentada en el sofá frente a las puertas
francesas. Las ventanas están abiertas y la habitación está helada. Un rápido vistazo de
la habitación revela dos botellas de vino vacías en su tocador. Cruzo la habitación y
descubro a Easton sentado en el suelo a sus pies. Hay otra botella entre sus piernas, pero
no es el licor lo que me preocupa. Es la tranquilidad que no es característica en él.Estoy
suponiendo que está borracho.
—Gideon, cariño —llora mamá. Ella levanta una copa medio llena hacia mi
dirección—. Estás aquí.
—Estoy aquí —digo, tomando la copa antes de que ella tire el contenido sobre la
cabeza agachada de mi hermano.
—No cierres las puertas —dice ella mientras muevo las cortinas de gasa fuera del
camino para alcanzar las manijas—. Está mal ventilado aquí.
—Te vas a resfriar. —Me opongo y cierro las puertas de todos modos.
Ella pone mala cara. —Easton y yo estábamos disfrutando de los sonidos del
océano. Es tan calmante, ¿no lo crees?
Mi corazón se aprieta. Esto está tan mal. —Dame un segundo y te sacaré de aquí.
—Pero no quiero estar sola. —Sus delgados dedos agarran mi muñeca. Fácilmente
podía liberarme, pero su fragilidad me sostuvo más apretado que cualquier soga.
Estos últimos meses, ella ha estado cayendo más y más profundo. Bebiendo más,
tomando más píldoras. Mientras, papá está fuera haciendo quién sabe qué, dejándonos
hacernos cargo de mamá.
Con cuidado, libero sus manos. —Lo sé. Me voy a quedar aquí. —Lo que significa
que no voy a ver a Sav esta noche.
—Todos nos quedaremos. Tú, yo y mi cariño Easton. —Sus manos caen en la cima
de la cabeza de Easton. Él se estremece significativamente.
—Él va a hacer tarea. —Ella es una entusiasta de la escuela y odia cuando nos la
saltamos. O lo odiaba antes de que se perdiera en su cabeza.
Sin esperar una respuesta, levanto a Easton del suelo. Él está ganando músculo en
su cuerpo delgado y no es tan fácil arrastrarlo alrededor como era hace apenas un año.
—Vamos, hermanito.
—Mierda, está ruidoso. —Él pone una mano sobre una oreja.
En el puente que separa la habitación de los chicos con la de mamá y papá, hago
una pausa y miro a la planta baja. La urgencia por huir me invade. Podría tomar las
llaves de mi auto y salir corriendo de aquí. Ir al otro lado del país, perderme en los
bosques o en las montañas. En cualquier otro lugar donde pudiera despojar algo de la
responsabilidad de esta familia que recaía sobre mí como un manto de acero.
Cuando regreso a la habitación de mamá, ella todavía está en el sofá, mirando las
cortinas cerradas.
—¿Por qué no intentas dormir un poco? —sugiero, atenuando las luces antes de
cruzar para unirme a ella.
—Claro que puedes. —Deslizo mis brazos debajo de ella y gentilmente la cargo
hacia la cama.
—No, señora.
Lucho por encontrar las palabras correctas por decirle para que deje de llorar. —Él
te ama. Él está ocupado porque quiere proveernos.
—¿Los negocios son más importantes que yo? ¿Qué esta familia?
—No lo son. —Pero no sé qué decir, las lágrimas y la culpa siguen viniendo. Jalo
una silla cerca de la cama y saco mi teléfono. Mientras ella divaga, le mandó un mensaje
de texto a Sav.
Siento lo de antes. Cosas familiares. Te veré en la mañana. Vamos a hacer algo mañana
en la noche ¿Bien?
Como supuse, ella no responde. Dejo caer mi cabeza en mis manos y espero a que
mamá se duerma. Pero con lo bebida que está, toma demasiado tiempo para que caiga.
Finalmente, en algún momento entre las dos y tres de la mañana, los sonidos de lamento
y de corazón roto son reemplazados por un suave ronquido. Llevo mi exhausto culo a
mi habitación y me voy a dormir.
Dinah entra, oliendo a flores frescas. Su rubio cabello vuela como una cortina
sedosa detrás de ella. Puedo ver por qué Steve se casó con ella. Es tan hermosa como
cualquier modelo, pero hay algo en ella que me pone al borde a pesar de que solo ha
sido decente con nosotros. A mamá tampoco le gusta, sin embargo. Tal vez he permitido
que eso me influencie.
—Steve me llamó esta mañana y dijo que tu madre le llamo varias veces anoche.
Me pidió que viniera a revisarlos.
Instantáneamente, mi espalda se tensa. El desastre Royal debe ser cuidado por los
Royal y nadie más. —Estamos bien.
Dinah sacude su cabeza. —No tienes que fingir conmigo. Somos como familia. —
Ella le da un golpecito a mi mejilla antes de entrar más a la casa.
Cierro la puerta y me apresuro detrás de ella. No quiero que vea a mi mamá, lo que
significa que Dinah necesita quedarse en la primera planta. —Um, ¿quieres algo decomer
o de beber?
—Oh, cariño, no puedo evitarlo. De hecho, ¿Por qué no les hago de desayunar?
¿Cuándo se levantan los demás chicos?
Mi estómago se queja. Froto mi estómago y miro hacia arriba por las escaleras. —
Reed, pronto. Los demás como en una hora.
—No lo sé.
Ella lanza una sonrisa divertida en mi dirección. —No necesitas cubrir a tu padre,
cariño. Soy lo suficientemente grande para saber la anotación. Steve siempre ha tenido
una mirada traviesa.
—Sin embargo, me siento mal por tu madre. Ella tiene todas estas responsabilidades
y sin ayuda. Es por eso que vine. Para ver qué puedo hacer para aligerar su carga.
—Gracias, señora.
Ella revuelve mi cabello como si fuera un niño pequeño. —No me llames señora.
Me hace sentir vieja. Llámame Dee.
—Está bien —digo entre bocados de comida. No voy a discutir con la mujer que
acaba de hacerme el desayuno—. Estos panqueques son impresionantes, Dee.
—Bien. Me alegra escucharlo. Es asombroso lo mucho que puedes comer y aun así
conservar ese cuerpo. —Sus dedos recorren mi hombro mientras pasa.
Es incómodo, pero no quiero decir nada, así que mantengo la boca cerrada. No hay
necesidad de quejarse de un toque inocente. Además, tengo cosas más importantes en
las que pensar, como por ejemplo, averigua de qué manera voy a lograr que Sav me
perdone. Exhalo una respiración profunda antes de comer más.
—Oh, ¿qué es esto? ¿Tienes problemas con una chica? Dile a Dee sobre ello. — Ella
coloca los codos sobre el mostrador y se inclina hacia mí. El cuello V de su blusa se abre
y puedo ver el frente.
—Cariño, suspiraste como si todo el peso del mundo estuviera sobre tus hombros.
Soy una mujer joven que estaba soltera no hace mucho. Apuesto que puedo ayudarte a
salir de cualquier situación complicada en la que te encuentres.
—La invité a venir, pero… —Hago una pausa, no queriendo revelar la mierda
completa de mi casa a nadie, ni siquiera a la esposa de Steve—. Necesitaba ayudar a mi
hermano anoche y tuve que mandarla a su casa.
Ella le da un ligero golpecito con su dedo a sus labios. —A las chicas les gustan los
grandes gestos. ¿Ustedes los chicos siguen haciendo proposiciones?
—Sí, supongo. —Algunos chicos se han esforzado mucho para invitar a una chica
al baile, como crear una búsqueda del tesoro. Decker Henry montó sobre un caballo
blanco por la calle con una bandera detrás de él. A su novia le encantó, al parecer. Le
gustó tanto que le entregó su V antes del baile.
—Entonces has algo en esa dirección. Que sea grande y ostentoso. A ella le
encantará eso.
Grande y ostentoso, ¿eh? No quiero montar a caballo, pero podría hacer un
espectáculo de mí mismo. Meto otro bocado de comida en mi boca y me bajo del
taburete.
Sus ojos se amplían de emoción. —¿De verdad? Estoy muerto de hambre. — Luego
se detiene porque la cocina es el dominio de mamá.
—Seguro.
Dejo a Reed llenando su cara y me apresuro por las escaleras para arreglarme.
—¡Gideon!
Me giro para encontrar a Dinah justo detrás de mí. —Oh, oye, ¿qué pasa?
Tengo la necesidad de frotar una mano por mi cara, pero no quiero parecer un
idiota. —Gracias de nuevo por el desayuno.
Subo las escaleras. Sin perder tiempo, estoy limpio, vestido y listo para irme. Mi
primera parada de la mañana es la florería más cercana.
—¿Cuántas rosas tiene? —le pregunto a la empleada.
—¿En la tienda?
Saqué mi cartera y puse varios billetes en el mostrador. —En todo el almacén —le
confirmo.
Resulta que la florista tenía más de doscientas. Una hora después, también había
vaciado otras tres florerías.
Algunas veces, olvido que mi amigo aquí no tiene idea de cuánto dinero tengo.
Una cosa increíble sobre la universidad es que puedes perderte a ti mismo en el
campus. Realmente no importa demasiado el pasado de alguien. Los elogios o
escándalos de preparatoria no importan. Es lo que haces aquí lo que cuenta. Trato de
mantener mis conexiones Royal en lo mínimo. Lo único que remarca que tengo dinero
es mi Range Rover, pero no soy el único niño en el estado quien conduce un equipo de
ruedas costosas. Hay un Mercs y un Beemers, y un par de niños chinos que tienen
Lambos.
—Lo suficiente —le digo a Cal—. Y las compré porque la dejé plantada, así que
no creo que ese camino de nuevo vaya a impactar.
—La engañé —digo sin rodeos, dejando caer las bandas elásticas de resistencia.
Éstas se golpean contra la pared de azulejos.
—Es una larga historia, pero lo hice, y cuando Sav lo descubrió, rompimos. Después
de eso, intentamos ver quien podría lastimar más al otro. —Agarro una toallay se la
lanzo a mi amigo, que aún luce conmocionado.
Ni siquiera podía enojarme sobre eso. Si pasó, no fue porque cualquiera de ellos se
interesaba en el otro. Ellos solo querían infligir dolor, pero sospecho que su propia culpa
y odio propio fue peor que cualquier cosa que sentí cuando oí sobre ello.
—Ella vino aquí en lugar de todas las otras universidades en el país. Ella te quiere,
hombre.
—No estoy seguro aún. —Me visto rápidamente y empujo una gorra sobre mi
cabello húmedo.
—Tendrás que hacerlo a lo grande —aconseja él—. Estoy pensando en que escribas
en el cielo. “Lamento haber sido un imbécil. Por favor, perdona mi estúpido culo”.
Nos ponemos nuestras mochilas en los hombros. Afuera, en el corredor, Julie está
apoyada contra la pared, hablando con un sujeto del equipo de atletismo, quien ha
estado persiguiéndola por siempre. Detrás de mí, Cal se tensa.
—¿Por qué? Es inofensivo. Si a Julie le gustara, hubiera aceptado una de sus docenas
ofertas previas.
—Sí. ¿Tienes hambre? Vayamos a almorzar. —Con mucha eficacia, Cal se me entre
los dos.
El corredor retrocede con un ceño fruncido. —Son solo las diez —objeta él.
Cal espera hasta que salimos para caerle con todo. —¿A qué te refieres con que
tienes su número? ¡Él está en el equipo de atletismo!
—¿Y? Lo haces sonar como si él vendiera drogas o algo —responde Julie, rodando
sus ojos.
Tiempo de intervenir. Camino entre ellos y dejo caer un brazo sobre cada uno de
sus hombros. —Cal está enojado porque tiene hambre. Necesitamos alimentar a la
bestia.
—Como sea. —Julie se encoge de hombros—. Oh, lo olvidé. Tengo algo para ti.
—Lo pateé.
Ella lanza sus manos al aire y comienza a moverse de nuevo. —Ustedes dos son
unos niños.
—Aquí, gran bebé. —Ella empuja una hoja de papel en mis manos.
—¿Qué es esto? —pregunto, pero después de leer la primera inscripción, lo sé—.
¿Este es un horario de las actividades de Sav para su visita?
—Sí, y no le digas a nadie que lo conseguiste de mí. —Julie cruza sus brazos—. Ya
me siento culpable, como si estuviera violando un importante código de chicas.
—¿Cómo vas a ganártela de regreso? ¿Solo la seguirás por ahí y esperarás que ella
note de nuevo cuán increíble eres?
—Nah, él necesita hacer un gran gesto. —Cal estira sus brazos, uno de los cuales
casi me golpea en el rostro—. Le sugerí que escribiera algo en el cielo.
Julie arruga su nariz. —Siempre pensé que eso era súper cursi. Creo que deberías
conseguir flores. Comprarle un gran ramo y arrodillarte frente a ella.
—Puede ser ambas —replica ella—. ¿Y tú qué sabes sobre grandes gestos?
¿Siquiera has hecho uno en tu vida?
—Oh, esto tengo que oírlo —declara Jules—. ¿Involucró animales? ¿Una
búsqueda del tesoro? ¿Qué?
—Puse una bolsa de almendras cubiertas de chocolate en su casillero, con una nota
que decía “Estaría chiflado de no pedirte ir al baile”. —Cal luce tan orgulloso queme
obligo a ahogar mi risa.
Julie sacude su cabeza. —Iugh. Tan estúpido. —Ella voltea hacia mí—. ¿Qué me
dices tú? ¿Hiciste una propuesta de baile?
—No en lo absoluto.
—¿Tu escuela no tuvo baile? Sé que fuiste a una privada —pregunta ella, llena de
curiosidad.
—¿Eso es parte de por qué esta chica está enojada contigo? ¿Porque la engañaste
en la noche del baile? —pregunta Cal.
Julie me palmea en la espalda con lástima. —Suena como que eras un verdadero
imbécil. Creo que Cal podría tener razón por primera vez. Necesitas hacer algo
extravagante y ostentoso para mostrarle cuan arrepentido estás.
—Él ya hizo grandes gestos —le dice Cal—. Le compró cuatro florerías.
—Compré flores de cuatro tiendas diferentes —explico—. Pero aquí está el tema
con los grandes gestos. Son para personas quienes arruinan las cosas cotidianas. Si estás
haciéndolo bien con tu chica, o chico, entonces no necesitas hacer grandes gestos.
Además, como Cal dijo, ya hice eso. Es tiempo de que me concentre en hacer las cosas
cotidianas.
—A
quí tienes. —Adrian Trahern me regresa el teléfono. Con su fuerte
mandíbula y sus soñadores ojos marrones, el estudiante de segundo
año se ve mejor frente a las cámaras que detrás de estas.
—Entonces esta será la primera vez que espero que alguien tenga muchas
emergencias —bromea.
—Sí. —Está vez mi sonrisa es genuina. Es una sonrisa de alivio, no coqueta, pero
si real—. Estoy emocionada y un poco asustada. Sospecho que entonces podría tener
muchas emergencias.
Mantiene abierta la puerta del edificio de Arte y me gesticula que lo preceda. Una
chica normal se desmayaría ante la evidente invitación de un chico tan caliente y
encantador como Adrian, sin embargo, lo único que puedo hacer es sonreír con
modestia. Maldito Gideon.
—¿Produces toda la película durante el verano o ya tienes algunas partes listas? El
equipo aquí es muy bueno así que, si ya tienes algunas escenas filmadas, es posible que
desees hacerlas de nuevo.
—¿La trampa digital? —pregunto, levantando una mano para bloquear los rayos del
sol incidiendo en mi rostro.
—Sí. Con el sistema digital no hay diferencia de costo entre filmar cinco o cincuenta
minutos, excepto que ahí es cuando te sientas a reducir todo el video a un corto de tres
minutos.
—Aquí estas.
—¡No! —La negativa en voz alta sale como un grito y ambos me miran
sorprendidos.
—¿Esté tipo está molestándote? —pregunta Adrian en voz baja—. Porque puedo
llamar a la policía del campus si estas en peligro.
Me cubro el rostro con las manos. El departamento de Arte y Cine está a casi un
kilómetro y medio del conjunto de edificios de Administración de Empresas. Me
convencí a mí misma de que el campus era lo bastante grande para nosotros dos, pero
después de un par de días de visita, sé que estaba equivocada.
Lo que significa que tengo que lidiar con Gideon. Poseo más sentimientos sin
resolver hacía él de lo que creí. Cuando se encontraba en la universidad y yo en Bayview,
era más fácil hacerme creer que ya lo había superado totalmente. Sin embargo, verlo,
trajo todos esos recuerdos de vuelta. Tanto los malos como los buenos.
—Mira, hombre, no sé quién eres, pero te estás pasando de la raya —le gruñe Adrian
a Gideon—. Savannah, puedo tener a los policías del campus aquí en menos decinco
minutos.
Gideon se abalanza y toma solo un nanosegundo para ver cómo se desarrollará esto.
Gideon golpeará a Adrian. Este tomará represalias, pero el otro es más fuerte y
4
En inglés es salvaje.
tiene cuatro hermanos con los que está acostumbrado a pelear. El lindo estudiante de
cine no tendrá ninguna oportunidad y mis cuatro años en la universidad seré catalogada
como “esa chica”. Estoy harta de ser esa chica.
Me deshago del agarre de Adrian y me lanzo hacia Gideon. Como esperaba, desvía
inmediatamente su atención a mí.
—Gideon —siseo.
—¿Qué? —Finge inocencia—. Una vez dijiste que si mis labios se movían era que
estaba mintiendo. Trato de demostrarte que he cambiado. De ahora en adelante solo la
verdad.
Suspiro. —Gracias por todo, Adrian. Te veré luego. “Traducción: Prometo que no
voy a llamarte para hacer súper incomodas las cosas”.
Tan pronto como está lejos del alcance del oído, me giro hacia Gideon. —¿Qué
demonios fue eso?
—¿Hablar de qué?
—De todo.
—¿Por qué? —pregunto sin rodeos, tratando de entender su punto de vista. ¿Por qué
todavía le importa? ¿Por qué continúa persiguiéndome? ¿Por qué todavía quiere
herirme?
—Porque yo…
Por supuesto que esto es sobre lo que quiere él. Comienzo a caminar, pero me
detengo cuando dice—: No. Porque te lo mereces.
Mi corazón salta en mi pecho y el miedo hace que me suden las manos. ¿Todas las
verdades? ¿Puedo manejar eso? ¿Quiero enterarme? Sin embargo, ¿no es esto lo que he
estado esperando? Y si al fin consigo todas las respuestas y explicaciones, ¿no seré
capaz de superar a Gideon?
Curva los labios con tristeza y por un momento espero otra mentira. —Hace un par
de semanas —admite.
Abro los ojos de par en par. —¿La viste hace dos semanas y tienes la osadía de
dirigirme la palabra? —He terminado con él. Estoy tan cansada. —Fuera de mi vista.
No te me acerques. Hemos terminado. De ahora en adelante, no te conozco.
Salta y se pone frente a mí. —Pude haber mentido. Pude haber mentido —repite—
. Pude haber dicho que no había visto a Dinah en meses o años, pero como te dije, solo
la verdad, no importa lo dolorosa que sea. La honestidad apesta, Sav, y no solo porque
generalmente es más dolorosa que la mentira sino porque nunca parece ser
recompensada. Toma este momento como ejemplo. Si hubiese mentido, no estarías a
un segundo de salir huyendo. Si hubiese mentido, no estarías enojada.
—No. Estoy dispuesto a decirte todo, pero ambos sabemos que no justificará lo que
hice. No borrará el pasado, pero si necesitas oírlo, entonces voy a contártelo. —Abre
sus brazos—. Pregúntame lo que sea. Pregúntame porque Dinah vino al campus hace
dos semanas. Pregúntame que pasaba cada vez que tenía que dejarte de maneraabrupta.
Pregúntame por qué estoy aquí, listo para humillarme ante ti. Pregúntame cualquier
cosa, solo no me dejes.
—Entonces cuéntame. —Mi voz es tan baja que apenas puedo oírla, las palabras
salen de lo más profundo de mi corazón—. Dime por qué la escogiste a ella en vez de
mí.
9
Tres años antes
—M
aldita sea, Sav. No puedo ir justo ahora. No te estoy ignorando,
pero tengo algunas cosas con las cuales lidiar aquí. ¿Puedes dejarlo
ir? —Aprieto el teléfono en mi puño. ¿Por qué no
entiende que, si tuviera una opción, estaría con ella? Como si pasar tiempo con mis
cuatro ruidosos y desagradables hermanos menores pudiera ser mejor que estar
acostado en el dormitorio de aroma dulce de Sav debajo de las cortas cortinas que se
extienden alrededor de su cabecera.
Pero mamá está en otra borrachera y no puedo dejar que llegue a Easton. Reed y yo
estamos tratando de hacer que el chico deje de beber. Si los dejamos solos, ella lo
manipulará para que le compre pastillas.
—No es nada —miento—. Solo voy a jugar algunos videojuegos con mis hermanos.
—Videojuegos. ¿Vas a jugar con tus hermanos en vez de salir conmigo? ¿Estoy
escuchando bien?
Dejo salir una carcajada. —Sí, suena loco, pero olvidé que le prometí a Easton que
jugaríamos.
—¿Quieres que hable con ella? —susurra Dinah detrás de mí, solo que no es
realmente un susurro. Cubro el altavoz del teléfono, pero es demasiado tarde.
—Nadie. —Le hago a Dinah un gesto furioso para que se aleje. Dina solo rueda
los ojos.
Sav no responde de inmediato. Sabe que mentí. Sé que ella lo sabe, pero
permanezco en silencio. Su aceptación de mi comportamiento de mierda me pone
irrazonablemente enojado. Grítame, silenciosamente echo humo. Dime que soy un
imbécil.
—Te amo —dice ella, enterrando el cuchillo más profundo sin saberlo.
—Estás haciendo lo correcto. —Me dice Dinah—. Si arrastras a esa dulce einocente
chica a este lío, la harás sentirse responsable de alguna manera, y eso aumentará tú ya
pesada carga.
—No me importa una mierda mi tan llamada carga —murmuro. Un punto entre
mis omoplatos comienza a picar. No me siento cómodo teniendo a Dinah tan cerca de
mí. Pero la mujer no tiene un buen sentido de los límites. Ella siempre está en mi espacio
personal.
Dinah estira su brazo alrededor de mis hombros, dejando que sus dedos cuelguen
por encima de mi pectoral izquierdo. —La mejor manera de protegerla de las heridas
es mantenerla alejada. Es un acto desinteresado, Gideon. Uno que pocas personas
estarían dispuestas a hacer. Te admiro tanto por ello.
—No deberías. Me siento como una gran pila de mierda de perro en este momento.
Sus uñas golpean contra mi pecho. —No deberías. Y pronto, algún día le explicarás
todo y ella lamentará tanto haber estado enfadada contigo por un segundo.
Dinah chasquea su lengua y se acerca más. —Porque es joven. ¿Qué edad dijiste
que tiene?
Los ojos de Dinah se ensanchan antes de que una sonrisa astuta se extienda por su
rostro. —Pero, Gideon, no tenía ni idea de que te gustaba lo prohibido.
—Lo aprecio —digo y me muevo de nuevo para crear mayor espacio entre su cuerpo
y el mío.
Además, este tipo de contacto no significa nada para Dinah. Ella está tratando de
ayudarme. Me he dado cuenta de que ella es del tipo que le gusta tocar y sentir, y no
voy a ofenderla actuando como un niño demasiado inmaduro para soportar un beso en
la mejilla por una figura de madre.
—Siempre estoy aquí para ti —murmura Dinah, sus labios casi rozando mi lóbulo
de la oreja.
Sé que ella no quiere sonar sugestiva, pero a veces esa es la forma en que mi cerebro
lo lee. —Gracias. Creo que veré qué hay para la cena. —Sin esperar una respuesta, me
doy una palmada mental en la cara y me dirijo a la cocina.
Sandra está ocupada cortando cebollas en la isla central. Hay dos ollas en la estufa,
y los olores que llenan la cocina son increíbles. Mi estómago gruñe.
—Pollo a la parmesana.
—Agradable. Le diré a los chicos. ¿En cuánto tiempo tenemos que bajar?
—Increíble. Eres la mejor, Sandy. —Le doy a nuestra ama de llaves un abrazo de
un brazo antes de irme hacia las escaleras.
—¿Ella come? —bromeo. Dinah es delgada como una baranda. No veo mucho
entrando en su boca a menos que sea Vodka Skinny.
—Últimamente he cocinado más para esa mujer que para la Sra. María —se queja
Sandra—. Yo estaba preocupada.
¿Sobre qué? ¿Qué mamá no está comiendo tanto de su comida o de Dinah comiendo
mucho? Pero preguntar es como preguntarle a alguien cual palo de dinamita quiere
encender primero. Ambos terminarán en un montón de llanto innecesario.
—Ella está tratando de ayudar —digo en defensa de Dinah. Ella fue la que trajo al
doctor Whitlock aquí cuando le mencioné que estaba preocupado por llevar a mamá al
hospital. Mamá odiaría que todos aquí conocieran sus asuntos.
En última instancia, creo en Dinah. Decirle a Sav lo que está pasando en esta casa
le dará úlceras a la pobre niña. Es mejor que me guarde eso por ahora. Una vez que todo
se arregle, lo confesaré todo. Es mejor pedir perdón que permiso, ¿no?
Cierto.
10
Tres años antes
—No frunzas el ceño, te da feas arrugas —aconseja Ginnie. Junto a ella, Francine
asiente con la cabeza. Las tres forman el grupo principal de mujeres de Jordan
Carrington. Todo el mundo los llama pasteles. Las chicas piensan que es porque tienden
a usar ropa de color huevo de Pascua cuando no están en sus uniformes de Astor Park,
pero es sobre todo porque sus personalidades son pálidas y sin rasgos. No tienen un
color verdadero propio. Cualquiera que sea la vibración que tengan es prestada de
Jordan.
—Bueno, lo tenías —me informa Lydia—. ¿Es por la cosa del chico? No es una
ofensa, pero no me sorprendería si tuvieras problemas con Gideon Royal. Sería manos
llenas para cualquiera, y mucho menos para un estudiante de segundo año. —Ella mira
fijamente su manicura como si no pudiese importarle menos sobre mi respuesta, pero sé
que se ella está muriendo para los detalles sobre Gideon.
Todas lo están. Incluso Jordan, que está ocupada enviando mensajes de texto a uno
de sus tres novios, está intensamente curiosa acerca de cómo me las arreglé para
enganchar a uno de los chicos Royal.
Los Royal han sido escurridizos hasta este punto. Ninguno de los hermanosmayores
ha tenido una relación seria, hasta ahora. Así que todo el mundo quiere saber por qué
yo. Como si yo tuviera alguna técnica secreta que pueda enganchar a unRoyal.
—No puedo creer que esté saliendo con él, tampoco —le digo con total honestidad.
No sé por qué Gid está interesado en mí. Y, francamente, me temo que ya lo estoy
perdiendo.
La verdad pica. Miro a Shea, sabiendo que prefiere mantener la boca cerrada, pero
podría usar algún consejo. Estas chicas tienen más experiencia manejando chicos que
yo, y no estoy hablando de experiencia sexual. Solo salen más. Además, Jordan es de
otro mundo. Ella siempre tiene chicos dándole su número. El otro día fue detenida en
la calle por una chica que se preguntaba si era una modelo.
Según las pasteles, durante el viaje de verano de Jordan a Suecia, ella tenía flores
enviadas a su habitación de hotel cada día por un individuo con la que ella chocó
literalmente adentro en la estación de tren. Dos chicos de Astor Park se han fracturado
huesos tratando de impresionarla. Uno se agrietó la muñeca durante un truco de patineta
fallido, y otro se fracturó al intentar hacer un salto en un caballo sin entrenamiento. En
la actualidad, ella tiene tres chicos haciendo tonto de sí mismos sobre ella.
Los ojos de Lydia se iluminan. Este es un buen chisme y ella está aquí por ello. Los
ocupados dedos de Jordan se detienen también. Aunque ella no mira en mi dirección,
puedo sentir su atención. Shea suspira.
—¿Qué? —dice Lydia inocentemente—. Necesito saber los detalles para ser útil.
No puedo evitar que mis mejillas se calienten. Éstas no son mis mejores. Son chicas
con las que salgo porque mi padre insiste en eso y porque Shea piensa que es bueno para
mi reputación en la escuela. Es un escudo, explicó ella. Nadie va a ir tras de Jordan, así
que, por extensión, estoy a salvo también.
Necesitas una buena pandilla de chicas que te cuide la espalda, y aunque el círculo
de Jordan es el mejor que hay en Astor, eso no significa que quiera compartir detalles
íntimos con ellas.
—Envíale una foto sexy —sugiere Francine—. A Torin le encanta que le envíe
cosas.
—No te enfades con Shea —interviene Jordan. Ella le sonríe a mi hermana, y casi
retrocedo ante el veneno en sus ojos—. Ella no conoce nada mejor. Recuerda la mala
experiencia que tuvo con Dooley. No querría compartir una foto con nadie si eso me
hubiera sucedido. Pero no todos los chicos van a humillar a una chica como hizo
Dooley. Eso fue solo una mala toma de decisiones por parte de Shea.
Me tendrían en el suelo si Jordan me cortara así, pero Shea simplemente sonríe
como si Jordan no hubiera echado sal sobre una vieja herida. —Tal vez no —dice Shea
con frialdad—, pero ¿por qué arriesgarse?
El incidente de Dooley ocurrió hace dos años. Shea estaba en un viaje de clase del
noveno grado. Matthew Dooley era mayor de edad. Habían estado coqueteando
pesadamente. Shea le envió una foto de sí misma en el bote de Francine, pero no se dio
cuenta de que había derramado jugo de bayas en su regazo. Su traje de baño blanco
mostraba una mancha roja en un lugar desafortunado. Dooley compartió la foto en su
Instagram con un tiburón photoshopeado en el fondo. El subtítulo decía: “Los tiburones
pueden detectar una sola gota de sangre en el océano, ten cuidado ahí afuera.
#ceboparatiburones #Latíafluyevenganza #notepongasblanco”
Shea pasó los siguientes seis meses humillada y burlada por todos en Astor.
Pensando en ello, ese fue el momento en que ella empezó a pasar el rato con Jordan,
incluso antes de que papá nos instruyera mantenerla cerca.
—Oh, deja que la niña viva —dice Jordan. Se inclina sobre Francine para dirigirse
directamente a mí—. La triste verdad es que los chicos son súper visuales. Si va a mirar
el cuerpo de una chica desnuda, ¿por qué no el tuyo? Es maravilloso, Savannah. Es
mejor que él esté fantaseando contigo en lugar de Olivia Munn, ¿verdad?
—Ella tiene un punto —dice Francine. Los otros dos pasteles asienten con la cabeza.
***
Más tarde en el coche, Shea descarga sobre mí. —No lo hagas, acabas de salir con
él y si ya se está desviando, enviarle desnudos parecerá desesperado, además, ¿y si los
comparte con Three o alguien?
Shea frunce los labios y lanza los ojos, diciendo que no podría haber dicho nada
más estúpido. —Cierto. Como si no fuera a engañarte o romperte el corazón.
—Él no me está engañando y mi corazón está bien, muchas gracias. —Pero evito
mirarla a los ojos.
—Esperemos que papá esté dispuesto a enviarte a un internado en Suiza, porque ahí
es donde tendrás que ir tras tu fuga de desnudos. —Forzó el motor a través de la
intersección.
—¿Nunca has oído hablar de una cosa llamada venganza porno? Es real y es feo.
Estás feliz ahora, pero en el momento en que las cosas van mal, él puede poner una foto
de ti en Internet y va a vivir allí para siempre. Solicitarás un trabajo y alguien en elequipo
de contratación buscará tu nombre y tus tetas serán el primer resultado.
¿Quieres venir?
Demasiada tarea.
Entiendo. Te extraño. Vamos a ir a algún lugar este fin de semana. ¿Barco? ¿Solamente tú y
yo?
¡SÍ!
Consigo una imagen de un visto bueno a cambio. Dios, amo sus manos. Ahora otras
partes de mi cuerpo están revoloteando.
Grosero, vuelvo a escribir. Mete la lengua de nuevo en tú boca antes de matarme con
ella.
Sus palabras son un eco involuntario de las palabras de Jordan. Ella está en lo
correcto. Si no puedo confiar en Gideon, entonces no debería estar con él.
No. No estoy lista para una foto en topless. Pasos de bebé, me advierto.
Agarro una camiseta ajustada y un nuevo par de bragas, ambas en negro, y regreso
al baño. Tomo una foto y la miro. El flash se refleja en el espejo y un cepillo de dientes
aparece en la esquina ¡No puedo enviar esto!
¿Estás ahí?
1 min, le respondo.
Reviso la foto otra vez. Está bien, pero todavía parezco incómoda. Así que tomo
varias más. Algunas están con mi parte superior cerca. Algunas de mí están acostadas.
Algunas están completamente desnudas. Me desnudo totalmente. No amo a mi cuerpo
lo suficiente como para enviarlas, pero en las veinte o más que he capturado, una de
ellas es buena.
Tengo la cabeza ligeramente cortada, pero todavía puedes decir que soy yo. La
correa de mi sujetador se desliza de mi hombro y mis bragas están bajando en mis
caderas. Un brazo está levantado detrás de mi espalda mientras que me levanto el
cabello de mi cuello y el otro está alcanzando la cama.
Selecciono un filtro suave y luego presiono enviar antes de que yo pueda hablar de
mí misma fuera de ella.
No recibo una respuesta inmediata.
Abatida, me hundo en la cama. Tal vez debería haber enviado una imagen diferente.
Reviso las fotos. Debería haber pasado más tiempo poniendo el escenario y jugado con
la iluminación. Podría haber comprado un conjunto especial de ropa interior. ¡Dios, me
siento tan ansiosa! Quizás no debería haberlo enviado. Tal vez yo…
—¿Qué? — ¿Le envío una selfie sexy y me pregunta acerca de mi tarea? ¿Qué clase
de fracaso soy? ¿Fue tan malo?
Y entonces no tengo nada más que silencio, porque ha colgado. ¡Y vendrá en diez
minutos! Tiro el teléfono en el aire con alegría. Entonces me golpea. ¡Vendrá en diez
minutos!
Salto y me voy corriendo al baño. Supongo que Jordan tenía razón. Las selfies
calientes son la manera de llegar al corazón de un chico.
11
Tres años antes
Me pongo un par de pantalones cortos para dormir y una sudadera grande que hace
parecer que no tengo nada debajo. La sudadera es por Gideon y los pantaloncillosson
para hacerme sentir más cómoda.
Mi teléfono suena.
Me apresuro fuera del baño y me dirijo hacia la puerta. Tengo la perilla en mi mano
cuando escucho a alguien aclararse la garganta detrás de mí. Girándome, encuentro a
Gideon recargado contra la pared entre mis dos ventanas.
Jadeo. De hecho, el sonido vuela fuera más como un chillido. —¿Cómo entraste
aquí? —siseo.
Con una esquina de su boca alzada, él apunta con su pulgar hacia la ventana. Abro
más los ojos, voy hacia ella y me asomo hacia afuera. Como la mayoría de las
casas del estilo de la época de las plantaciones, tengo un balcón, pero los dos que se
encuentran en mis ventanas son balcones Juliet, lo que significa que apenas son de un
pie de ancho y con barandal de hierro forjado sobresaliendo de cada umbral, son
simplemente para la decorar. No son para subirse o parase en ellos.
—Lo hice —dice, engreído. Sus brazos están cruzados en su pecho, haciendo que
sus bíceps se abulten de una forma que hace que mi boca se haga agua—. Pero tengo
que decirlo, sería más fácil si tuvieras un árbol afuera de tu ventana. Tal vez deberíamos
plantar uno.
—Seguro. Y serás capaz de usarlo en, digamos, diez años o algo así. —Me las
arreglo para decir las palabras ligeramente a pesar de la emoción de lo que él está
insinuando. ¿De verdad cree que estaremos juntos por tanto tiempo?
—Los árboles de bambú son totalmente maduros a los sesenta días —dice él
mientras atraviesa la habitación y se detiene frente a mi cama. Se quita los zapatos y se
acuesta, acomodando sus manos detrás de su cabeza, viéndose tan cómodo aquí como
si estuviera en su propia habitación.
Me subo a la cama, acostándome, pero dejando suficiente espacio para otra persona
entre nosotros. —Mamá lo cortará antes de que crezca más allá de la altura dela rodilla.
El bambú no va con la imagen de forma de vida del sur.
—Tu mamá ama el sur más de lo que los mapaches aman la basura.
—Ya lo sabes. —Mamá nació en Connecticut, pero ella odia cada recordatorio de
su pasado. En su mente, la vida comenzó cuando se inscribió en la estatal de Mississippi.
Siempre desde su primer año, ella ha estado intentando borrar el norte de sus orígenes.
No es que la abuela deje a papá olvidarse que se casó con una Yankee.
Gideon palmea el espacio entre nosotros. —¿Estás esperando compañía?
Las palabras son dulces. Acurrucada en sus brazos, me pregunto porque siempre
me siento ansiosa. Él me ama. Sé que lo hace. No podría sostenerme así si no lo hiciera.
—Buen punto. —Pero me molesta. ¿Por qué no tocar la puerta? ¿Está intentando
esconderse de mis padres? —. Mis padres te aman, lo sabes. No les molesta si estás
aquí.
—Seguro, pero tengo que seguir representando el papel de buen chico. Beber té
dulce con tu mamá. Hacer malas bromas con tu papá de cómo él me ofrece algo más
fuerte para beber a pesar de ser menor de edad. Y luego están las preguntas sobre mis
papás y de por qué nunca salen. Estoy aquí por ti, no por todo eso.
—Sí. Creo que es porque ella solía ser la más pobre de ellas y siempre estaba
luchando por respeto. No se da cuenta de que ahora tiene dinero, ella no es inferior a
las demás. Pero todavía se siente de esa forma y es por cómo actúa.
—No solamente tu mamá. Lo veo en otras mujeres, también. —Él no dice nada
más, pero es obviamente que él encuentra eso comprensivo.
El ligero toque me deja sin aliento. Olvido a las mujeres en la pantalla y sus triviales
pero adictivas luchas. Todo en lo que puedo pensar es sobre el pequeño espacio de piel
que él está acariciando. Las puntas de su pulgar se mueve haciaadelante y hacia atrás
en un movimiento repetitivo. El resto de mi cuerpo se comienza a sentir celoso,
queriendo la misma atención, la misma sensación eléctrica.
Mi boca se seca.
Trago con fuerza mientras mi sangre se calienta más y comienza a correr a través
de mis venas. Una vez que el ruido sordo del latido del corazón de Gideon debajo de mi
oído comienza a acelerarse. Él estira su mano y tira de la mía hacia su pecho.
El aire es pesado. Ambos estamos encontrando difícil respirar. Creo que es porque
busco su boca y él busca la mía. Somos el oxígeno el uno del otro. Él sabe dulce, el sabor
es adictivo.
—S-sí —grazno.
Espera. ¿Vibrar?
Gideon lo debe sentir también, porque su cabeza se alza. Yo gimo ante la pérdida
de su contacto.
Su cabello muy corto está peinado como siempre. Su playera no muestra arrugas. Y
lo más exasperante, ni siquiera parece que haya estado liándose conmigo por los últimos
diez minutos. Su rostro está estoico, sus mejillas bronceadas sin marca.
Ajusto mi sudadera.
—¿Ahora? —El ceño fruncido en su frente se profundiza—. Bien. Estaré ahí en diez.
¿Qué?
Él mete sus pies en las botas y sin necesidad estira su camiseta. —No quiero irme,
pero tengo que hacerlo.
—Aja.
Pasa una mano a través de su cabello. —Realmente lo siento, nena.
Me empujo fuera de sus brazos y marcho hacia la puerta. —Te veo después, Gid.
—¿C ómo está ella? —Tiré mis llaves sobre el banquillo, dondeDinah
se inclina contra el marco de la puerta, mirando mientras me
quito las botas y cuelgo la chaqueta.
—Somnolienta. Creo que se tomó una pastilla para dormir. —Dinah me hace
señas para que me acerque.
—¿Dónde están mis hermanos? —le pregunto, caminando por el pasillo corto
hacia la cocina.
—Es un lugar de maquinitas y de marcas láser —le explico con un suspiro. Ruedo
mi cabeza sobre mis hombros, tratando de alejar la tensión.
—Puedo hacerlo desde aquí —le digo. Pista. Pista. Es hora de que se vaya a casa.
Últimamente, parece que ha encontrado todas las excusas para ponerme las manos
encima. Si yo fuera más lleno de mí mismo, pensaría que ella se me insinuaba, pero ella
es muy sensible con todo el mundo, desde Steve, su esposo, hasta nuestro chico de
mantenimiento que le falta la mitad de los dientes.
Con cuidado, me alejo de ella. —Muy bien. Iré a ver si mamá necesita algo.
¿Sandra te dio de comer?
Los labios de Dinah forman una mueca. —No. Dijo que la cocina estaba cerrada.
No creo que le caiga muy bien.
—¿Qué quieres?
Empiezo a decir “nada”, pero luego mi estómago gruñe. —Hamburguesa doble, sin
pan, con frijoles y arroz. —Le doy un saludo a Dinah con un solo dedo—. Nos vemos
en un rato.
Cuanto antes mamá esté mejor, antes podré pasar más tiempo con Savannah.
Dejar a Sav apestó. Sé que no lo entendió, pero no quiero que esta mierda la
toque. Ella es la única cosa buena y pura en mi vida. Ella es mi refugio. Mi preciosa y
encantadora isla lejos del bosque demente que es la casa Royal, y no quiero manchar
eso.
Bien. Te quiero.
También te quiero.
Mis dedos vacilan un segundo y luego se mueven hacia arriba para poder ver la foto
de Sav otra vez. Maldición, está muy buena. Lleva una media sonrisa, un sujetador
negro apretado subido lo suficientemente alto como para que pueda ver su estómago, y
un par de bragas negras de bikini. Me hizo temblar en cuanto apareció en mi pantalla y
tuve que salir de la habitación antes de avergonzarme delante de mis hermanos.
Mientras froto mi dedo sobre la pantalla, se me ocurre por primera vez que ella tiene
ambas manos mostrándose en la foto. Mis ojos se me cierran. Un selfie significaría que
una mano estaría detrás de la cámara.
Responde enseguida. ¿Estás bromeando? Me mataría si supiera que te envié una foto sexy.
Era un temporizador, tonto.
Cariño. Si pudiera convertirlo en mi monitor, lo haría. Pero no quiero que nadie más te
mire así.
Detrás de mí oigo un suave golpe en la puerta. Oh, genial. Dinah. Justo lo que
necesito.
Pego una sonrisa falsa en mi cara y me vuelvo para saludarla. En vez de la rubia,
veo un cuerpo grande. Es Reed. Mis hombros se desploman con alivio.
Le doy a mamá otra mirada para asegurarme de que está bien antes de salir al pasillo
con mi hermano. —Creí que habías ido a jugar al laser tag —le digo mientras cierro la
puerta.
—Sí. Llamé y dejé un par de mensajes. Steve me mandó un mensaje y dijo que papá
estaba en una reunión importante y que no podría contestarnos hasta más tarde.
Reviso mi reloj. Es media mañana en Hong Kong. Steve podría estar diciendo la
verdad.
—Siento no haber estado aquí. No debería haberme ido en primer lugar. — Tengo
que dejar de hacer cosas egoístas, como ir a ver a Sav solo porque me envió una foto
sexy. Mis hermanos me necesitan.
—No hay problema. ¿Quieres que me siente con ella un rato? Podrías volver a casa
de Savannah por la noche.
—No, yo me encargo. Siéntete libre de salir. Escuché que parte del grupo se reunirá
en casa de los Worthington. —Brent está en la clase de Reed y solo vive por la playa—.
Creo que esa chica, Abby, está allí.
Reed hace una cara. —Sí, no estoy convencido de ella. Pensé en ver una película.
—Inclina la cabeza hacia su habitación en invitación.
—¿Cómo van las cosas con Savannah? —pregunta mientras nos dirigimos a su
habitación.
—Bien.
—Um, negativo. Es casi tres años más joven que yo. Estaba fuera de la secundaria
antes de que ella empezara. —Fruncí el ceño—. Mierda. Eso me hace sonar como un
asaltacunas. ¿Es eso a lo que quieres llegar?
—Al diablo no. —Reed lanza el control remoto sobre la mesa y luego se levanta del
sofá.
Una chica con cabello salvaje, aparatos ortopédicos y un par de ojos color avellana
fangosos rodeados de gafas de alambre me mira fijamente. —¿En serio?
La chica de la foto no se parece en nada a la pulida Sav que conozco. Sav tiene el
cabello castaño brillante y liso, y sus ojos son azules. Sé que ella usa lentes de contacto,
pero la necesidad de lentes correccionales es lo único que tienen en común la foto y mi
novia.
—Sí. Bajo mantenimiento, mi culo —murmura Reed mientras hace clic en la lista
de películas disponibles bajo demanda.
—S
e supone que los nuevos looks te dan más confianza en ti misma,
no al revés —comenta mi hermana sobre mi hombro.
—Significa que todo por lo que pasaste durante el verano: la queratina, las clases de
maquillaje, el análisis de vestuario fue para hacerte ver que ya eras genial, no para
hacerte sentir insegura porque algún idiota no te responde los mensajes. —Después del
consejo, Shea se arroja en la silla junto a mi escritorio y finge estar interesada en lo que
esté en la pantalla de su teléfono. Y digo fingir porque obviamente está en mi habitación
para halarme las orejas.
—Solo está teniendo algunos problemas en casa —digo, pero las palabras de Shea
logran hacerme sentir pequeña y desanimada al mismo tiempo.
—¿Y? eso no quiere decir que te tengas que dejar pisotear por él. —Deja elteléfono
a un lado y se inclina hacia adelante. Su expresión seria me envía una punzada de
culpa—. No me gusta quién eres cuando estás con Gideon —continúa—. Echo de
menos a la vieja Savannah. La que le respondió a ese chico que le decía que corría como
una niña que debería atarse sus zapatos porque estaba a punto de ver lo rápido que podía
correr una chica y lo duro que podía golpear.
—Estaba en secundaria cuando pasó eso. —Sin embargo, cuando me dice esas
palabras, siento una sensación de anhelo. Tiene razón: solía ser mucho más segura de
mí misma. Era quien aportaba ideas sobre qué hacer y a dónde ir. Sería el tipo de chica
que les diría a los chicos que se callaran porque estaban siendo un dolor de cabeza en
un viaje de la clase. Jamás hubiese sido la chica que esperaba mirando su celular,
rezando por que le llegara algún mensaje de texto.
—Estás celosa —le disparo de vuelta. Tan pronto como las palabras salieron, lo
lamenté. Pero era demasiado tarde.
Shea tomo su teléfono y se levanta. —Me siento mal por ti, Sav. Esto no va a
terminar bien.
No voy a ser una inmadura y exigente que tiene que tener a su novio a sus pies. Eso
tampoco termina bien. Jordan, por ejemplo, es preciosa, tiene a los chicos realizando
tonteras por ella todo el tiempo. Pero no puede mantener a uno a su lado detodas formas.
Se hartan de tener que hacer lo que ella quiere en todo momento.
—Hola, Francine.
—Ya casi. —He estado editando una cinta para ella. Lo está presentando como una
audición para el equipo de baile de la universidad a la que quiere unirse el próximo
otoño.
Ruedo mis ojos. La chica apenas y sabe manejar su celular. Se la pasa enviando
mensajes embarazosos pensando que le llegan a su novio.
Empiezo a responderle que sí, cuando recuerdo las palabras de Shea sobre qué debo
dejar que la gente, específicamente Gideon, pasen por encima de mí. Puede que
no le pueda decir no a él, pero no hay razón para que no pueda empezar con los
demás. Al menos para demostrarle a Shea que no soy una perdedora todo el tiempo.
—¿Puedes venir aquí? De esa manera si tenemos que hacer cambios, lo puedo hacer
en mi computadora aquí. Será más fácil.
—Oh, supongo —admite descortésmente—. Acabo de pintar mis uñas por lo que
tengo que esperar veinte minutos antes de que pueda tocar cualquier cosa.
Pero Francine ya ha colgado. Llega una hora más tarde. Shea está fuera, así que le
termino mostrando el video yo misma.
—¡Oh, esto es realmente bueno! —exclama con los ojos abiertos por la sorpresa.
Se encoge de hombros delicadamente. —Nunca sabes. Quiero decir, eres muy joven
y todo. Además, filmaste todo con tu teléfono. Podría haber sido terrible.
—¿Por qué me pediste que hiciera esto por ti si pensabas que iba a ser horrible?
Vaya, ¿Shea tiene razón? ¿Me he convertido en una tonta sin criterio que hace
mierda para las personas que ni siquiera lo aprecian?
—Es tu video.
Me quedo boquiabierta.
Ella toma eso como una señal para continuar—: Es el Colegio Rosemont. —Hace
un movimiento demandante con su mano—. Ve arriba y búscalo. Estoy segura de que
hay instrucciones en algún lugar del sitio web.
Eso es todo. Me acerco y agarro su mano, dejo la USB en su palma y doblo su mano
cerrada. —Puedes hacerlo Francine. Creo en ti.
Deslizo una mirada hacia la puerta en una señal obvia para que ella se vaya, pero
ella no se mueve. Es como si sus zapatos Prada estuvieran pegados a la alfombra.
—¿Tomas fotos?
—Fotos. —Francine simula que toma una foto con sus manos.
¿Me esta… revoloteando sus pestañas? Dios, sí que es rara, todos los amigos de Shea
lo son. —¿Qué tipo de fotos? —tengo el presentimiento de que ya sabía lo que meiba a
decir.
Ella sonríe, pero que da miedo, aunque ella no quiera representarlo de esa forma.
—Tú sabes, unas privadas.
Retrocedo. Podría ser un pelele, pero hasta yo tengo mis límites. —No.
Absolutamente no.
Su labio inferior sobresale. Estoy segura de que sus pucheros y sus muecas
funcionan con Torin, pero no tienen ningún efecto en mí. —¿Por qué no? Eres tan buena
en esto. —Agita una mano en mi computadora—. Harías un video increíble. Y soy
terrible con las selfies, mi brazo siempre se interpone en el camino.
—Sí, temporizador. —Mierda, no se irá hasta que le enseñe. Tomo mi teléfono del
escritorio y lo sostengo delante de ella—. ¿Ves el pequeño reloj? Tócalo y tendrás hasta
10 segundos para tomar una foto.
Apretando los dientes, apilo unos cuantos libros y coloco el teléfono encima.
Selecciono la función de temporizador y me coloco al lado de Francine. Los segundos
bajan y la foto está tomada. Me acerco al escritorio y recupero el teléfono.
—¿Lo ves? —Paso a través de las fotos, olvidando no había borrado la que le envíe
a Gideon. Agarro el teléfono rápidamente, pero no antes de que Francine la vea.
—Seguiste mi consejo por lo que veo. —Sonríe—. Y luces mucho mejor que yo.
¿El temporizador, eh?
Con las mejillas ardiendo, asiento. Finalmente empieza a caminar hacia la puerta.
—No te avergüences, Savannah. Una chica tiene que hacer lo que le toque para
mantener a su hombre. Las fotos que le envío a Torin son para que nunca pase hambre
y no ande buscando en ningún otro lado ¿sabes a lo que me refiero?
Asiento débilmente.
Se despide con la mano mientras se va. —No tienes que acompañarme a la puerta.
Nos vemos luego, Shea.
No puedo creer que no haya borrado la foto, tampoco que Francine la haya visto
¡huácala! Supongo que le va a decir algo a mi hermana. Cuando sorprendentemente,
Shea aparece en mi habitación unos minutos más tarde, ella no lo menciona.
Asiento con entusiasmo. —¿Podemos pedir una pizza? ¡Muero por una!
Normalmente, Shea no come pizza, demasiadas calorías para ella. Pero, debe estar
sintiendo lástima por mí o esta es su manera de disculparse porque se encoge de
hombros y dice—: Claro, pero tiene que ser una pizza margarita. Podríamos ir y pedir
unas sodas también.
—Iré por mi bolso. —Subo a mi escritorio para agarrar mis cosas cuando mi teléfono
suena. Probablemente es Francine que quiere más información sobre cómo subir el
vídeo. ¿Pero saben qué? No le voy a contestar. Ya gasté demasiado tiempo en eso, ella
solita puede hacer el resto. Mira Shea, no soy la ingenua que tú crees.
—Hola nena —me saluda—. ¿Quieres que nos veamos? Tengo algo de tiempo antes
de la práctica de natación.
Puedo sentir la respiración de Shea sobre mi cuello. —Seguro, ¿Quieres ir por algo
de comer? —Mi estómago empieza a rugir.
—No puedo comer antes de la práctica. Pero, si quieres ir te acompaño.
—Seguro —afirmo y cuelgo. Estoy demasiado avergonzada como para mirar a Shea
a los ojos mientras le digo—: Ah, voy a pasar de la cena esta noche.
Mi hermana me mira con algo parecido al pesar. —Uno de estos días, vas a lamentar
saltar ante cualquier petición demandada por Royal. —Suspira, derrotada—. Pero
supongo que tienes que aprender esa lección por ti misma.
—Y
o me había convencido de que tú eras el mayor de tu familia y
tenías mucha responsabilidad, mi propia hermana tenía que ser
amiga de Jordan porque eso era lo que quería mi papá, tu familia te
necesitaba —dice Savannah, sus ojos clavados en algún lugar lejano mientras recuerda
como era cuando estábamos juntos. Por su fría expresión, nada de lo que recuerda es
bueno.
—Si sentías que estaba mintiendo y te escondía, ¿por qué no dijiste algo? —
pregunto.
—Porque tenía miedo de que si decía algo, mentirías aún más. No quería tener
razón. Pensé que era mejor, estar en la oscuridad.
—Pero ahora todo está al descubierto. —Estiré los brazos—. Ya no hay oscuridad
aquí.
Señalo eso. —Todavía estás planchando tu cabello, todavía usas maquillaje, todavía
vistes...
—Así que... ¿no hiciste eso por mí? ¿Para gustarme? —digo sin darme cuenta de lo
tonto que sueno.
Si pensaba que Sav sonaba fría antes, no estaba preparado para lo frío que corría
en sus próximas palabras.
En desesperación, me lanzo—: ¿No vas a preguntar por qué estaba viendo a Dinah
hace un par de semanas?
—Supongo que es porque ella es una acosadora obsesionada y loca que necesita
ayuda profesional. —Sav se altera antes de que yo pueda decir nada—. Mira, este es
un gran campus, Gideon, el complejo universitario de negocios está a casi media milla
del centro de las artes, no tenemos clases juntos, planeo unirme a la hermandad y comeré
con ellas. No hay razón para que tengamos ningún contacto.
—Coincidencia.
Se pone rígida. —Estoy aquí para conocer gente nueva y experimentar cosas nuevas
y averiguar lo que quiero de la vida.
Una bombilla se enciende en mi cabeza. ¿Gente nueva? Bueno. Puedo hacer eso.
—Está bien. —Me giro ligeramente, empezando a alejarme—. Te veré por ahí o tal
vez no lo haga.
Tan mal como quiero mirar por encima de mi hombro para comprobar si ella está
mirando, enfoco mi mirada hacia adelante y salgo corriendo de su línea de visión. Una
vez que la costa está despejada, tomo mi teléfono y envío un texto de grupo a Cal y a
Jules.
Yo: ¿Alguien sabe quién está haciendo la semana de orientación de primer año?
5
N.T: En inglés peas 'n gravy
6
En Español en el original
Jules, sin embargo, es escéptica.
Jules: No lo sé.
Cal: Bleh. No eres divertido. De todos modos, no tenemos nada que hacer esta noche. Todos
están en el campus. Pequeños grupos en sus respectivos facultades, así que a menos que seas un
estudiante de arte, no puedes ir.
Yo: ¿No cae eso bajo el gasto de las artes liberales? Puedo ir a echar una mano.
Cal: G puedes ser un estudiante de negocios, pero Lucas Strong no lo es. Es un hermano de
otro hermano. Acabo de mandarle un mensaje. Está más que feliz de renunciar a su lugar en la
cosa de orientación esta noche.
***
Pierdo la tarde en la biblioteca, buscando el plan de actividades para la clase
visitante de otoño. Hoy, estaban programados para ir a las diferentes universidades y
reunirse con representantes de estudiantes. Esta noche, estarán en varios sitios en el
campus para mezclarse con compañeros de clase para que cuando llegue septiembre,
habrá rostros familiares en la multitud.
—Um, oye, ¿dónde consigo mi camiseta? —le pregunto al tipo que tiene un
portapapeles.
—¿Y tú eres? —Él mira con los ojos entrecerrados a mi pecho como si estuviera
usando una etiqueta de nombre. Mierda, realmente están revisando las identificaciones
en la puerta. Sostengo una risa y muestro mi identificación de estudiante.
—Lucas Strong. —Espero que este tipo nunca haya conocido a Strong antes. El
Tipo Portapapeles revisa su portapapeles, pero luego su atención se desvía a otro
estudiante que llega trayendo noticias de un par de jóvenes que traen alcohol a la sesión.
Antes de que pueda tener lugar un gran debate, toco el portapapeles—.
¿Camiseta? —le pregunto cuando me mira.
Con un agobiado gesto, me dirige hacia la izquierda. —Ah, sí, por allá. Pregunta
por Emily. Dile que Jamison dijo que necesitas una camisa. Puedes ser asignado…
Me acerco a ellas y les muestro una sonrisa Royal. —Hola, Jamison me envió para
ver si necesitaban un descanso para ir al baño.
—Oh, Dios, eso sería genial. —La que lleva pantalones vaqueros ajustados empuja
un portapapeles en mis manos.
Me siento un poco culpable, pero eso no me impide mirar la carta para encontrar
el nombre de Sav. Está asignada al Grupo T. Otra página en el portapapeles dice que el
Grupo T está asignado a Steve Federowicz y Jaycee Lovett. Tacho el nombre de Steve
y pongo el mío y luego busco a Lucas Strong. Está asignado al Grupo C. Escribo en su
lugar el nombre de Steve.
Hay letras en la pared, indicando los varios grupos, y me pongo al lado de la letra
T. Poco después, aparece Jaycee Lovett. Tiene el cabello rizado y una sonrisa brillante,
y puedo decir por el rebote en su paso que ella no puede esperar para interactuar con
ocho chicos de dieciocho años de edad que van a actuar como que lo saben todo, pero
en silencio están aterrorizados por dentro.
—Periodismo tampoco parece ser fácil. ¿Escribir para vivir? Yo no podría hacerlo.
—Más poder para ti. —Es raro encontrar a alguien que se enamora de su
especialidad. La mayoría de los jóvenes parecen cambiarlo media docena de veces antes
de graduarse. Quizás más.
Lentamente, nuestro grupo llega. Sav es una de las últimas en aparecer, y me lanza
una mirada sospechosa.
Ella levanta un puño en el aire. Aplaudo con entusiasmo y los otros estudiantes se
unen. Excepto por Sav, cuyos ojos me disparan dagas.
Ignoro a Sav y sigo hablando. —Soy el mayor de cinco chicos y me alegré de venir
a la universidad donde solo tengo que compartir el baño con otras tres personas.
—Gracias, Lucas. Quiero decir, Gideon. —Jaycee se corrige con una risita—.
¿Alguien más tiene apodos que prefieren usar?
Echo un vistazo a su portapapeles y leo desde la página. —Mímicas: Haga que los
estudiantes actúen diferentes palabras orientadas a la clase como profesor, programa
de estudios. —Miro a Jaycee—. ¿De verdad? ¿Vamos a hacer que actúen la palabra plan
de estudios?
En realidad, eso es un poco ingenioso, pero como tenemos que jugar el juego de
confianza, digo—: Estos ni siquiera son estudiantes de primer año, ¿saben lo que es un
plan de estudios? ¿Han oído esa palabra antes? —Arranco el portapapeles de su mano,
tacho el juego de mímicas y escribo juego de confianza—. Un juego de confianza es
perfecto. Los ayudará a presentarse el uno con el otro. Además, es un ejercicio de
construcción de equipos, porque sabes cómo los profesores aman los proyectos en grupo
y lo mal que son los estudiantes de primer año en ello.
Jaycee tuerce sus labios de un lado a otro antes de ceder. —Bueno, ¿pero no
deberíamos ser un equipo?
—No, queremos que los nuevos estudiantes sientan que no están haciendo nada que
no haríamos. —Lanzo más estupideces y corporativa que estoy aprendiendo en mis
clases de negocios—. Liderar con el ejemplo e inclusivo en nuestras acciones.
Jaycee asiente con la cabeza. En su interior, ella piensa que soy un idiota, pero al
menos no me está contradiciendo. Se encoge de hombros y se aleja para ayudar a todo
el mundo a encontrar pareja.
7
(N.T: Plan de estudios en inglés es syllabus. Jaycee hace el juego de palabra con window sill y bus.
Intraducible.)
—¿Qué demonios crees que estás haciendo? —sisea Sav mientras me da un
apretón de manos débil, de dos dedos.
—Atrápalo.
—¿A dónde crees que vas? —La chica alegre, con cola de caballo agarra mi brazo—
. No puedes hacer eso.
—¿Por qué no?, esto es un juego. —Levanto la nariz en el aire en la mejor manera
de Savannah Montgomery y ver a todos aquellos a mí alrededor curvando sus labios con
disgusto. Muy bien, Sav. Estoy distanciando a la gente y ni siquiera voy a esta
universidad todavía.
Mis hombros caen. Esto no es lo que quería en esta visita. Se suponía que era un
tiempo para rehacerme. No tenía que ser la soberbia e impenetrable Savannah. Yo
podría ser... bueno, alguien que no hace que este estudiante de segundo año me mire
con una mezcla de confusión y desaprobación.
Los ojos de Jaycee se dilatan. Las otras siete estudiantes de mi grupo se acercan,
percibiendo el drama, y eso es mucho más excitante que un ejercicio de confianza o
mímicas o los otros juegos de conocer a ti que se juegan en la habitación.
—¿No eres Lucas? —exige Jaycee. Ella revisa su portapapeles como si hubiera
alguna prueba que pueda confirmar las declaraciones de Gideon.
Él sacude la cabeza. —No. Le pregunté si podía ocupar su lugar porque quería ver
a Savannah, ella es mi exnovia...
Me pongo rígida y espero la acusación de que soy cruel porque no hablo con él, de
que no soy razonable porque no lo perdonaré
Las expresiones en las caras de todas casi me hacen reír. La cara de Jaycee alterna
entre el shock y la ira.
Una de las chicas del grupo frunce el ceño. —Una vez infiel, siempre un infiel,
nunca volvería con él.
—Él dijo que lo lamentaba —contesta un muchacho que llevaba una camiseta
vintage de Nirvana
—Él nunca dijo eso —dice alguien agudamente—. Dijo que la quería de vuelta.
—Todo infiel lamenta haber sido atrapado, pero no significa que lamenten haberlo
hecho.
—¿Sientes que lo hiciste? —le pregunto a Gideon, un tanto divertido que está siendo
juzgado en la corte de la opinión pública, aunque solo sean siete estudiantes de
preparatoria y un estudiante de segundo año que lo juzguen.
—Te hubiera hablado más de lo que estaba pasando en mi vida y habría hecho
más preguntas sobre lo que estaba pasando en tu casa, así no terminaría saltando a
conclusiones tontas. Te hubiera enseñado que te amaba en vez de decirlo. —La última
parte dice suavemente.
Su voz es como agua fría. Me echo de un lado y la mano de Gideon cae a su lado.
Al principio, Jaycee es reacia. Ella cree que Gideon rompió las reglas de alguna
manera, pero no puede averiguar exactamente cuál. Después de engatusarlos por los
otros estudiantes, Gideon se queda. Pero le hacemos hacer todas las tareas más
embarazosas.
Jaycee nos hace ir y decir nuestros nombres. Entonces todos escribimos una cosa
que nos entristeciera decir adiós cuando salgamos de la preparatoria. El trabajo de
Gideon es adivinar qué persona coincide con que hoja de papel.
—La escritura estaba en púrpura y coincidía con tus uñas. —Le señala las manos.
Todos miramos.
Sus uñas están pintadas de color púrpura, blanco y negro, pero cada uno lleva un
diseño diferente. Rayas en un dedo, puntos en otro. Ella está usando las camisetas sin
mangas y un par de jeans con las rodillas desgarradas. Ella me gusta. Ella tiene un
ambiente fresco. Puedo verme siendo amiga de ella.
Forzando los lados de mi boca hacia arriba en una sonrisa. La sensación se siente
incómoda. No soy muy sonriente, pero vale la pena cuando la chica me sonríe.
—Buena suposición —le dice a Gideon—. Sí, voy a extrañar a mis amigos, he
estado en el mismo grupo de chicas desde el jardín de niños, solo una de ellas va a la
escuela aquí, el resto se está esparciendo y me desanima.
—Voy a casa los fines de semana —dice Gideon—. Y hay mensajes de texto y chats
de video que te ayudarán a mantenerte en contacto, requiere esfuerzo, pero luegocuando
están juntos, lo hace mucho más significativo.
—La vi una vez al mes, por lo general en las fiestas. —Vuelve a meter la mano en
el sombrero y saca otro pedazo de papel—. Mi familia —lee, luego escanea el grupo.
Mallory Dunn, una linda chica con un corte bob marrón, levanta la mano.
—Oops. —Mallory se ríe y luego se levanta—. Soy yo, tengo dos hermanitas y las
amo a morir, no puedo imaginar que no vea sus dulces caras todos los días.
—Sí. Además, puedes hacer que te visiten, habrá un día de familia solo cuatro
semanas después de que empiece la escuela, ellos tendrán una gran impresión llegando
al Estado. No es demasiado pronto para que ellos sean parte de nuestra familia —dijo
Jaycee con entusiasmo.
Unos cuantos más aclaman con sus propios consejos. Cuando la conversación se
apaga, Gideon saca otro pedazo de papel y lee—: Nada, estoy lista para la universidad
—Se acerca y pone el papel en frente de mí—. Es tuyo.
—Por mucho que voy a echar de menos a mis amigos — admite Livvy—, estoy
emocionada por empezar de nuevo.
—No hay nada malo en eso, todos podrían empezar de nuevo. —Los ojos de
Gideon me invitan a saltar y participar.
La intensidad de su mirada me hace sentir incómoda, así que miro hacia abajo en
mi regazo. Casi digo una mierda acerca de lo infantil que es todo esto, lo lleno de
mierda que son estos programas, pero me detengo. Todo el mundo aquí está abierto y
honesto y estoy demasiado asustada para mostrar incluso un pedazo de mí misma.
Gideon sigue adelante. Él termina de leer todas las hojas de papel y luego él y Jaycee
se levantan y juegan un juego de mímicas con las palabras basadas en nuevas
experiencias en la universidad, como el profesor, la conferencia, el plan de estudios y los
juegos de fútbol del sábado. Quiero participar. Realmente lo hago, pero acabo sentada.
Livvy y Mallory se lanzan al juego. Incluso el chico Nirvana salta cuando es su turno.
Cuando es el momento para mí para actuar una palabra, estoy llena de ansiedad.
Mis palmas están sudorosas y mi corazón late más rápido de lo normal.
—Sí, la universidad hace sus propias reglas y también puede ser expulsado si hay
suficiente evidencia. —Me da un pedazo de papel.
Miro a Gideon, que está charlando con Livvy. ¿No es eso lo que siempre he querido?
No tener que hablar con él de nuevo. No verlo. No estar cerca de él.
El nudo en mi garganta cae a mis entrañas. Como le dijo a Livvy, Gideon vino a
casa regularmente este año, y lo vi. A veces peleábamos. La mayor parte del tiempo
intenté ignorarlo, pero nunca pude. Lo espiaba encubierta, esperando ver a la chica
con la que se relacionaría, pero nunca lo hizo. Y no es que no tuviera oportunidades.
Es Gideon Royal. En Bayview, cada chica soltera y algunas ya comprometidas,
habrían pisoteado a su propia hermana para meterse en la cama con él. Incluso aquí,
las chicas no pueden dejar de reunirse a su alrededor.
—¿Estás segura?
Por todas las veces que me lastimó, hubo veces que me hizo tan feliz que me sentí
como si estuviera volando sobre las nubes.
Asiento con la cabeza. Supongo que es hora de que hablemos de lo que nos va a
pasar en este nuevo futuro.
Ella y Kira se toparon hace solo un par de horas y Jisoo estaba tan borracha que
apenas podía formar palabras de una silaba. Ella seguía señalando a diferentes áreas de
la habitación indicando lo que necesitada. Agua, por ejemplo, estaba detectando en su
libro de ciencias que tenía una gotita de agua en la portada. Una manta extra se recogió
del armario después de que ella frotó sus manos arriba y abajo por sus brazos varias
veces. Sentí como si estuviera jugando mímicas con un mimo. Un mimo borracho. Un
mimo borracho que de alguna manera fue capaz de levantarse de su cama y ponerse un
par de zapatos para correr color naranja fosforescente tan pronto como el sol salió por
el horizonte.
Después de una media hora de inútilmente tratar de volver a dormir, saqué mi culo
de la cama. Kira con los ojos cerrados me siguió escaleras abajo en donde nos sentamos,
sorbiendo café y esperando a que Jisso regrese.
—El ajetreo de la semana comienza mañana —responde Kira, su voz ronca por el
sueño—. Todos fuimos a nuestra última fiesta antes de que tengamos que comenzar a
inhalar Red Bull para aguantar todas las noches. Te vi caminando con tu ex anoche.
¿Todo está bien?
El camino hasta la casa de fraternidad desde el campus nos llevó por la casa Sigma
Chi donde mis futuras hermanas estaban pasando el rato.
—Tregua permanente. Estoy cansada de ser la chica mala que siempre termina
haciendo que la gente la odie.
—Creo que te refieres a que soy lo suficientemente tonta para decir lo que
deberíamos mantener en nuestras cabezas.
Señalo mi pecho—. Esta cosa de aquí. Todavía tiene sentimientos por Gideon. —
Suspiro tristemente—. Él tiene razón. Todavía debe importarme si lo odio tanto.
—Tal vez no lo odias —argumenta Kira—. Tal vez odiarlo solo se ha vuelto un mal
habito para ti, como fumar.
—¿Cómo puedo no odiarlo? Me engañó. Y no con una chica más joven o una
caliente senior, sino con una mujer mayor. —Hago una cara de asco—. Creo que ella
estaba casi en sus treintas.
Kira se tambalea hacia atrás con sorpresa. —¿Qué? ¡Pensé que se había acostado
con una chica de tu escuela! ¿Era una profesora? ¿La madre de alguien?
No sabía que los ojos podían ampliarse tanto como Kira lo hizo.
—Estoy despierta, ¿cierto? —exige—. No estoy soñando que soy parte de un
episodio de Real Housewives8 ¿verdad?
Una reacia sonrisa de extiende por mi rostro y estoy contenta de que puedo reírme
de mi estúpido y trágico pasado. —Sí, y no que creo que ninguna de esas mujeres haya
siquiera pensando en hacer algunas de las cosas que Dinah ha hecho.
—Guau. Está bien. Siento una jugosa historia aproximarse y no quiero que la
cuentes dos veces. Vamos a esperar hasta que Jisso vuelva.
Kira recoge su teléfono y revisa el progreso de Jisso. Ellas dos se rastrean la una a
la otra en sus teléfonos. Es lindo cuanto se preocupan la una por la otra.
—Oh, ya casi está aquí. —Kira inclina la pantalla así que puedo ver.
Como prometió, Jisso aparece solo unos minutos después, sin aliento y sudada.
Kira no le permite ni siquiera tomar un vaso de agua. —Ve y báñate ahora mismo.
—Eso es asqueroso.
—Necesitas ducharte.
Las dos continúan discutiendo, sus voces desvaneciéndose a medida que Kira
empuja a Jisoo por las escaleras. Tomo el agua y la sigo arriba. A medio camino
subiendo las escaleras, capto mi reflejo en el espejo.
8
The Real Housewives (Las Amas de Casa Reales) es una franquicia estadounidense consistente en
varios reality shows emitidos por Bravo. Documenta las vidas de varias amas de casa residentes de
varias regiones a lo largo de los Estados Unidos.
desastre. Cada mañana me levantaba temprano para alisar mi cabello porque pensaba
que así le gustaría a Gideon. Gasté mucho de mi tiempo con Gideon tratando de
agradarle y mucho de mi tiempo después de eso odiándolo a él y a mí misma.
—Odio mi cabello.
Kira baja las escaleras trotando y me aleja del espejo. —Amo tu cabello. Es inusual.
Todas las chicas aquí matarían por tener tu cabello. No sé por qué lo planchascada día.
¿Por qué verse como todos los demás si puedes ser diferente?
—Guau.
—Es terrible. Sé que dijiste que él te engañó, pero esto es terrible. —Jisso se levanta
de su escritorio y viene para sentarse a mi lado.
Kira rebusca en su mesita de noche y se nos une. Ella pone un puñado dechocolate
kisses en mi palma. —Come. Es buena medicina.
Jisoo agarra uno. —Trae la bolsa, hermana. Vamos a necesitar una receta completa.
¿Qué pasó luego? ¿Cómo te enteraste?
Asiento. —Sí, al día siguiente me envió un texto diciendo que, aunque yo era una
chica dulce, era solo una chica y un hombre como Gideon necesitaba una mujer que
satisficiera todas sus necesidades.
—Aquereso.
—¿Un qué?
Me miran en shock
Comienzo a reír. —Sí, estaba lleno de cosas como sopa de pollo, helado, y un
certificado para un spa, un libro de cómo superar una mala ruptura. Se disculpó de
nuevo y me prometió que fue para mejor.
—¿Qué hiciste?
—Al principio, nada. Estaba demasiado en shock. Luego llamé a Gideon y le pedí
que nos encontráramos. Vi la culpa por todo su rostro. No lo dejé decir ni una palabra.
Salí del auto y corrí dentro de la casa.
—Me dijo que lo lamentaba pero que no quería lastimarme así que deberíamos
romper.
—Lo bueno es que estas aquí con nosotras ahora, y te ayudaremos, justo como Shea
dijo. No estás sola.
Casi comienzo a llorar. Pensé que mis lágrimas se habían agotado hace años, pero
cuando miré los preocupados rostros de estas chicas que conocí hace solo días. Estoy
abrumada y ligeramente molesta conmigo misma. Pude haber tenido amigas como estas
en la preparatoria.
Pero hubo un tiempo en que la puerta de la amistad estuvo abierta y la cerré. Había
vivido los últimos años con rencor, odiando a todos y todo, incluyéndome a mí misma.
Fue agotada, me doy cuenta. Había estado cansada todo el tiempo porque tomaba
mucha energía mantener mi negatividad.
Me apoyo en el abrazo de mis nuevas amigas y deslizo lejos todo los pedazos
destruidos de mi corazón, haciendo camino para que algo nuevo sea construido. Algo
hermoso, fresco y fuerte.
17
Presente
—¿A
dónde la llevas?
—Parque Holiday. —Reviso mi cómoda,buscando una sudadera que pueda prestarle a Sav
en caso de que tenga frío.
Tiro la sudadera con capucha en la cama junto con la manta. —Sí, pero es lo que
estoy buscando.
—Ahh, yendo a por un poco de placer natural. —Se ríe de su mal juego de palabras.
Cuando alcanzo mi teléfono, suena. Una rápida mirada a la pantalla me hace fruncir
el ceño. Es el mismo número que ya me ha llamado dos veces antes. Como nunca
respondo a llamadas no identificadas, presiono cancelar y me recuerdo de bloquear el
número cuando tenga un minuto.
Cal sale de la cama y golpea su puño contra el mío. —Maldición, sí. Revisare los
anuncios. ¿Qué debería tener?
Las cejas de Cal se disparan. —Estás asumiendo muchas cosas allí, ¿no?
Le doy un gesto de reconocimiento y marco a Sav con una mano. —Voy de salida
—le digo.
Estoy casi silbando cuando llego a mi auto. Todo está en camino. Tiro la manta en
la parte trasera del Rover y conduzco la corta distancia a la casa de hermandad. Sav debe
haber estado esperando junto a la ventana, porque sale disparada fuera la puerta antes
de que esté completamente estacionado.
Salgo del coche y voy por su bolso. —¿Tienes miedo de que entre? —bromeo.
Ella se estremece en fingido horror. —Es peor que un baile de debutantes. Hay
tantas cámaras apuntadas a mí, es como si fuera una celebridad que acaba de publicar
una cinta sexual.
Casi me ahogo. —Um, sí, suena mal. —Me las arreglo para decir.
—Sí, solo tragué mal. —Abro la puerta del pasajero y casi la empujo dentro. He
guardado el secreto del chantaje de Dinah durante tanto tiempo, que no tiene sentido
que Savannah se entere ahora. Estaba tratando de protegerla de toda esa fealdad en ese
entonces, y voy a seguir protegiéndola ahora.
Subo y arranco el motor. —Pensé que podríamos ir al parque Holiday, hay un par
de senderos a la sombra y un pequeño lago junto al que podemos comer.
—Síp.
—Gracias.
Por el rabillo del ojo, noto que ella pasa una mano sobre los rizos salvajes. Fue una
sorpresa ver a Sav con su gran cabello, pero es sexy como el infierno. Hoy hay una
diferencia en ella, también. No es solo el cabello, sino la forma en que se ve a sí misma:
confiada, audaz.
Me gusta mucho.
—¿Me estás dando tu teléfono? ¿No es peligroso? —Su tono es burlón, pero hay una
corriente de seriedad.
—Dejo que otros hagan el trabajo duro por mí. —Una gran sonrisa se extiende por
mi cara. No recuerdo la última vez que bromeamos.
—¿Hmmm qué?
—Cal y Julie son mis mejores amigos, por supuesto que esos son los únicos dos
emoticones que uso. ¿Por qué?, ¿cuáles usas?
—Me da vergüenza decir que la mayoría de mis emoticones incluyen algún tipo de
corazón. Y también la chica de morado que se encoge de hombros.
—O tienes buenos amigos con los que escribes. Ahora que vamos a enviarnos
mensajes de texto, tengo la sensación de que los ojos enrollados aparecerán mucho.
—Anotado. —Cambio de tema—. ¿Así que crees que vas a disfrutar del
departamento de cine?
—No puedo esperar a ver lo que se arma. ¿Estás apuntando para ser directora?
¿Productora? Realmente no sé la diferencia —admito.
Aprieto las manos alrededor del volante. —¿Adrián es el tipo de cine con el que
hablabas el otro día?
Sonríe. —Eres un Royal. Por supuesto que tu primer instinto es golpear a un tipo
que no te gusta.
—Oh, en serio, ¿no le sacaste un diente de la boca a John David durante el baile
de invierno?
—Si seguir diciéndote a ti mismo esa mentira te hace sentir mejor. Ni siquiera me
acuerdo porque estabas tan enojado. ¿Tu madre?
—No.
Hace una semana, no lo habría hecho. —Dijo que eras una mala besadora.
—¡Ese idiota! —jadea—. ¡Nunca, nunca lo besé! ¿Dónde él...? ¿Por qué...? —
farfulla—. No creo que le hayas golpeado lo suficiente duro.
Freno en el semáforo y giro para verla. Su perfil está delineado por el sol que fluye.
Ojalá tuviera mi teléfono de vuelta para poder tomar una foto.
Su cabeza se levanta y me mira, con los ojos bien abiertos, los labios exuberantes
ligeramente separados, como si ella se sorprendiera de que me sienta así.
—Pareces sorprendida.
—Nunca fue acerca de tu apariencia, nena. Desde el momento en que te puse los
ojos encima, eras la chica más caliente que jamás había visto. Siento haberte causado
un segundo de duda sobre eso.
¿Podemos hacer eso? No estoy seguro, pero estoy dispuesto si ella lo está. —De
acuerdo. Entonces... ¿almuerzo?
—¿Es lo correcto para ti? —Hace una pausa—. Entonces, siempre ha sido tu familia
para ti, ¿verdad?
Hay una leve nota de amargura en su voz, pero no la culpo. Había guardado todos
esos secretos de Sav porque pensé que la protegería, pero al final solo la hizo sentir que
era menos importante que cualquier otra persona en mi vida. Puse el punto final en eso
cuando dormí con Dinah.
—Sé que parece de esa manera, guardé todas esas cosas de ti porque me estresaban
y pensé que te estresaría. El compartir incluso ni se me ocurrió. —Le doy una media
sonrisa—. Ahora soy diferente, te voy a decir tanto que te vas a cansar de escucharme,
entre los memes y los gifs y los emoticones de corazón, habrá actualizaciones de lo que
estoy comiendo, lo que estoy estudiando, qué videojuego estoy jugando, cuántas veces
me estoy afeitando, cuando tome un ba…
—No. Solo me siento como para comer una buena ensalada hoy.
—De acuerdo.
Le echo otra mirada antes de bajar hacia el café. Ella tiene su mano sobre la
boquilla de mi teléfono. —¿Quién es? —pregunto.
—¿Steve?
—Mierda. —¿Y cómo diablos sabía que estábamos de camino al Parque Holiday?
¿Me está acechando de la manera en que su loca esposa solía acecharme?
—No —le digo con tristeza. Con una mano, tomo el teléfono de su agarre y le
cuelgo a Steve.
—¿Acabas de colgarle?
—Síp.
Una débil sonrisa tira de sus hermosos labios. —¿Al diablo con Steve? —bromea.
—¿Qué crees que quiera? —pregunta Sav. Aunque su tono es plano, puedo decir
por la tensión de su cuerpo que está incómoda.
Ya somos dos.
—Ni idea.
—Te invité a un picnic en el parque. No vamos a dejar que Steve nos diga qué hacer.
Dándole una rápida sonrisa, estaciono el Rover junto a una gran Suburban y hago a
Sav un gesto para que espere mientras salgo del auto y me dirijo a su lado para abrirle
la puerta. A través del estacionamiento diviso a Steve saliendo de su auto.
Escucha algunas preguntas sobre su auto, apunta hacia mí y deja caras
decepcionadas detrás de él.
—Nope. —No estoy haciendo esto fácil para Steve. Vine aquí para tener una cita
con Sav. Él es el que necesita irse, no lo contrario.
Un amague de sonrisa llega a mis labios ya que sé que se está refiriendo a mí. —
Soy culpable, pero espero que esa sea la única cosa en común con Steve.
Se supone que es un chiste, pero ninguno de los dos sonríe. Steve mató a una mujer,
por amor a Dios. —¿Demasiado pronto? —pregunto con ironía.
Pero Steve está sobre nosotros antes de que ella pueda responder.
—Espera un segundo —le digo a Sav—. Traeré el resto de las cosas. Steve, si tienes
algo que decir, dilo ahora.
Camino hacia la parte trasera del Rover y saco un abrigo, bebidas y un pequeño
regalo que le traje a Sav. Me perdí de un montón de cumpleaños y navidades, así que
quiero recompensárselo.
Cierro la puerta de golpe y me dirijo hacia Savannah. —Lo que sea que tengas para
decir, Sav puede escuchar. No le guardo secretos.
Steve levanta una ceja. —Sabes, cuando llegué no la reconocí, señorita
Montgomery.
Ella pasa una mano consiente por su cabello. —Es probablemente mi cabello.
Solía mantenerlo liso.
Me doy cuenta en ese momento que él vio las imágenes. No sé si Dinah se las mostró
o si él revisó su mierda y las vio, pero lo sabe. Lo sabe y se está imaginado a mi dulce
Savannah sin ropa.
Busco a tientas mi cartera, saco un billete de veinte y se lo doy a ella. Hay un puesto
de comida por allá —digo y luego apunto hacia un edificio blanco—. ¿Puedes
conseguirme una botella con agua? Iba a coger una en el restaurante, pero se me olvidó.
Me mira con inquietud y luego a Steve. —Está bien —dice y por fin se va.
Tiro lo que tengo al suelo y lanzo mi puño, pero Steve lo atrapa antes de poder
aterrizar en algún lugar cercano a él.
—Pensé que no ocultabas secretos a tu chica, pero supongo que mentiste sobre eso.
No te preocupes. Lo entiendo. Yo también miento para evitar que las personas salgan
heridas. —Suelta mi muñeca.
Lo golpeo. En un rápido golpe sin mucha fuerza, pero me satisface ver su cara girada
hacia un lado.
Su cara se endurece, retrocede mientras sostiene su mandíbula. —Te daré solo ese,
chico, pero golpéame de nuevo y tu chica tomará el castigo.
Prefiero comer una serpiente viva que revelar esos secreteos en la corte.
Una ola de ira y frustración me deja mudo por un momento. —Tiene dieciocho —
digo finalmente—. El estatuto del asusto de pornografía infantil ya pasaron.
Sus labios de curvan. —¿Quién dijo algo sobre cargos criminales? Digo que sería
una gran vergüenza tener el pack por ahí para que cualquier idiota con internet lo
descargue y vea un caso de delito menor entre dos adolescentes cachondos sexteando.
Quería poner el pasado detrás de nosotros, pero parece que no puedo. El camino
se divide aquí. Uno es arrastrarme detrás de Steve, recolectando basura y tragando
veneno. El otro, quedar limpio con Savannah y herirla de nuevo y tal vez nunca regresar
de esa traición.
Me lanzo hacia él. Savannah grita mi nombre, pero ya estoy ahí. Alcanzo a Steve
en dos zancadas, agarro su hombro y le doy vuelta. Golpeo mi puño contra su boca. Sus
dientes son duros contra mi puño. Retrocedo para dar otro golpe, solo para sentir dos
manos pequeñas en mi brazo.
Steve sacude su cabeza. Sangre cae por un lado de su boca. —Te dije que solo tenías
uno gratis, chico.
Quiero lanzarme a Steve y golpear su cara hasta que quede irreconocible, pero Sav
me detiene.
Ella me sigue sin preguntar. Detrás de nosotros, Steve se ríe, pero fuerzo a seguir
caminando.
—Eres inteligente.
Ella hace una pausa. —Me siento bastante ansiosa en estos momentos. ¿Puedes
simplemente decirme lo que está pasando o tengo que vivir con mis teorías salvajes por
el resto del día?
Me agacho y levanto el abrigo del suelo. —Así que supongo que tenemos dos
opciones. Es una caminata de treinta minutos hasta el lugar en el que pensé que
pasaríamos un buen rato comiendo. O nos podemos sentar en la Rover.
Ella mira su izquierda, luego hacia su derecha. —¿Qué tal si me dices justo ahora?
No hay nadie cerca.
Miro alrededor para darme cuenta de que lo único cerca de nosotros son los campos
de béisbol. Los jugadores están calentando, pero probablemente nadie puede oírnos. No
es mi lugar favorito para una confesión de tal magnitud… es un lugar muy abierto. O tal
vez estaría igual de expuesto en cualquier otro lugar.
Doy una larga mirada a la cara de Savannah. Hay preocupación en sus ojos, pero
no tiene la postura enfadada y tensa que tenía todo el tiempo después de nuestra ruptura.
Creo que eso es lo que más odio… arruinar la paz por la que tanto ha luchado.
Envuelve los brazos a su alrededor. —Bueno, eso es algo, supongo. Por un buen
tiempo, pensé que se las habías mostrado y así fue cómo las obtuvo.
Maldigo. —¿Estás de broma? No se las mostré a nadie. Ella las tomó de mí.
Sav inclina su cabeza y me mira por un momento. Debe haber llegado a algún tipo
de conclusión porque asiente y dice—: Yo como que sumé dos más dos después de que
Ella me rogó no decir nada.
—Espera, ¿Ella sabe sobre las fotos? —Luego empiezo a analizar todo bien—.
¿Por qué estoy incluso sorprendido? Por supuesto que Reed le dijo —frunzo el ceño—.
Pero… ¿cómo sabe Ella que tú sabes?
—¿No hablas con Ella? —Pequeñas arrugas aparecen en las esquinas de sus ojos
color azul cielo, como si se estuviera riendo de mi ignorancia.
No me ofendo. Puede reírse de mí todo lo que quiera. —No realmente. Ella parece
ser más problemas de lo que vale. —En realidad, Ella siempre me ha fastidiado. Entró
a mi hogar y retorció el interior de mi hermano como un pretzel.
—Reed me acorraló una vez en la escuela y me dijo que estaba equivocada sobre ti
—dice Sav—. Que nunca harías algo para lastimarme. Y yo estúpidamente dije que si
nunca harías algo para lastimarme, habrías guardado nuestras cosas privadas.
Suelto el suspiro que había estado reteniendo. —Y él averiguó que estabas hablando
de las fotos porque le conté sobre la amenaza de Dinah cuando me enteré de que estaba
acostándose con Brooke.
—Es un desastre —dice ella también con un suspiro—. Lo que no entiendo es por
qué te quedaste callado. ¿Por qué no viniste a mí? Pensé que me odiabas. Que te
estabas riendo a mis espaldas.
Ella traga y baja su mirada. La miseria llega a mi garganta. —No quería que fueras
a prisión por enviarme esas fotos. Debí haberlas eliminado. En lugar de eso, lasmantuve.
Lo lamento. Dios, lo lamento tanto.
No necesito ver su cara para saber que hay lágrimas en sus ojos. Puedo escucharlas
en su voz. —Steve las vio, ¿verdad? ¿Era de eso de lo que estaba hablando cuando dijo
que deberías conseguir algo que no estuviera tan usado?
—Sí.
—Lo siento. —¿Hay otras dos palabras más inadecuadas que lo siento?
—No lo sé. No sabía que las había visto hasta ahora. Me pidió testificar a favor de
él. A cambio él no subirá las fotos a internet.
El sonido que viene de Sav es desgarrador. Más lágrimas caen.
—Síp.
Ella esnifa una corta risa. Su expresión muestra tristeza y frustración, pero no siento
que están dirigidos hacia mí.
—No. —Nunca siquiera le dije a Reed que me las había mandado hasta que él
demandó saber por qué me estaba acostando con Dinah. Su chantaje había salido en
una confesión borracha y débil.
—Está bien entonces. No voy a culparte por ser descuidado con tu teléfonocuando
yo fui descuidada al mandártelas. —Sav se estira para tomar mi mano, no paraalejarme,
sino para acercarme—. Además, estoy cansada de estar siempre enojada.
El alivio que siento es tan abrumador que quiero acostarme. Pero no tenemos
tiempo para eso. Steve es peligroso, pero hay una solución además de la que élpropone.
—Testificaré si quieres, pero él va a tener eso sobre nuestras cabezas para siempre.
—Sí.
l plan de Gideon es Simple. Logramos que Ella nos de la llave del penthouse
—¿Así que tomamos fotos desnudas de Steve y las ponemos en internet? —pregunto
lentamente y con una montón de confusión—. Porque eso suena terrible. No quiero
tomar ninguna foto de él, menos unas sin ropa. —Casi vomito con el pensamiento.
—No voy a dejar que ponga ni un dedo sobre ti —promete Gideon—. Sé que no es
la mejor de la ideas, pero no podemos eliminar cada copia. Hay digital, así que incluso
si destruimos un grupo, podríamos no ser capaces de borras su existencia por completo.
—Lo sé.
Su mano se eleva y sujeta la mía. —Voy a hacer esto bien por ti.
Me le lanza una sonrisa de alivio. —El paso uno es llamar a Ella. Ella tiene acceso
a Steve.
Hago un gesto. Ella y yo ni siquiera hemos realmente logrado tolerarnos, más que
una vez en que nos vengamos de Daniel Delacorte, un violador imbécil que está
actualmente en alguna escuela militarizada. Esa es una sentencia que a mi parecer es
demasiado ligera, pero al menos está lejos de las chicas. Es vergonzoso que Ella sepa
de mis fotos existen. En su mayoría, si soy verdaderamente honesta conmigo misma,
es porque admiro a Ella.
Es una valiente chica luchadora. Cuando una de nuestras compañeras de clase trató
de humillarla dándole ropa interior apenas existente, en lugar del uniforme real, Ella se
puso la diminuta braga y el sostén transparente y entró al gimnasio que estaba lleno de
jugadores de fútbol.
Yo no estaba allí, pero escuché que ella tenía cada ojo sobre ella. Para todos los
intentos y propósitos, ella estaba desnuda. Y no le importó, o, al menos, no le interesó
lo suficiente para darle importancia. Debería tomar una hoja de su libro.
—Entonces vamos. —Me pongo de pie y sacudo el polvo de mi culo.
Responde inmediatamente. —Hola, Gid —dice—. ¿Qué puedo hacer por ti?
—No. Porque en realidad nunca has hecho eso. Creo que nuestras conversaciones
principalmente consisten en tu advirtiéndome que me aleje de Reed.
¿Ves? Valiente. Luchadora. Giro mi cabeza así Gideon no puede ver mi sonrisa.
—¿Enserio? Muy bien. Bueno, he tenido mi ojo sobre uno de esos nuevos jets que
A está desplegando en la fábrica. Por favor has el mío con cuero blanco y adornos
rosados.
—Estoy bromeando.
—Yo no.
—¿Qué?
—Ya veo, ese es el por qué no estaba bromeando —dice Gid—. Además, conozco
a alguien en Atlantic Aviation. Creo que puedo conseguir un descuento.
—¿Cuándo?
—Negativo —digo con una risa. La broma de Ella está rompiendo todo ese hielo
que se formó entre nosotras.
—Bueno solo estoy relajándome en la piscina, el lugar favorito de Gid, así que
golpéame con el favor.
—Es mi segundo lugar favorito —corrige Gideon cuando toma mi mano y la coloca
en su rodilla—. El primero está a mi lado.
Él se encoge de hombros, algo que Ella no puede ver, y luego me lanza una rápida
sonrisa. Esos dos no se conocen el uno al otro por completo. Me inclino hacia adelante,
curvando mis dedos rodilla cubierta con mezclilla para apoyarme. —Gid esel más
romántico de todos ellos —protesto—. Él siempre ha estado a favor de los grandes
gestos.
—¿Nunca oíste la historia sobre cómo alineó rosas en el pasillo de Astor Park para
disculparse por rechazarme?
—Acabas de decir que fuiste un tonto todo este tiempo, y francamente, eso una
clásico rasgo característico Royal.
Gideon se toma el golpe. Él probablemente dedujo que ser el objeto de burla entre
dos chicas es mejor que nosotras no estando de acuerdo con una con la otra.
—Oh sí.
—Estoy tan celosa que te graduaste un año antes. Ni siquiera sabía que eso era
posible.
—Sav ha estado en la vía rápida desde que llego a Astor. —Hay orgullo en la voz
de Gideon, haciéndome ruborizar.
—Tomas algunas clases en Academia West Marcks —le dije—. Así es cómo
funciona la admisión temprana.
Brillo bajo su elogio. Ella es una chica baste genial, lo cual es algo por lo que la
resentía, y oírla decirme que soy también soy genial, me hace sentir bien.
Ella aclara su garganta. —Tan gracioso como es criticar a Gid, estoy suponiendo
que no me llamaste por esa razón.
—Oh no. —Hay un montón de angustia en esas dos palabras. También escucho una
nota de vergüenza allí, y me pregunto si Ella de alguna manera se siente
responsable por los actos de su padre. Sin embargo, no debería. Steve es un hombre
adulto imbécil y es el que decidió asesinar a alguien.
—Sí, él quiere que testifique a su favor sobre cómo es una buena persona y no
lastimaría ni a una mosca —interviene Gideon. Sus palabras pesadas con desprecio—.
En cambio, no publicará las fotos de Sav y mías en internet.
—Bien, tienes razón. Yo no lo volví horrible, pero por alguna razón me sigo
sintiendo mal. La cosa es que, Dinah quemó todo frente a mí, todos los documento de
la corte, fotos y lo todo lo demás que tenía sobre la familia. Fue su forma de agradecerme
por salvarle la vida, supongo. Con los digitalizados, sin embargo, siempre
hay una copia. —Suspira pesadamente—. ¿Qué quieren que haga?
—Quiero que entres al penthouse y las busques —responde Gideon—. Él tiene que
estar archivando copias digitales en algún lugar.
—Cierto.
—Probablemente.
—Sobrevivió seis meses en altamar y de alguna manera regresó aquí sin acceder a
ninguna de sus cuentas personales, de otra forma papá lo habría notado.
—¿Así que estás diciendo que tiene a alguien ayudándolo? Steve dijo que los
aldeanos que lo encontraron le dieron ayuda.
—O solo no preocupamos sobre las cosas que podemos controlar. En ese caso, la
única cosa que puedo controlar es mi respuesta. Si él postea las fotos, yo derrumbaré la
historia. Era menor y sería ilegal tenerlas en línea.
—Aun así, hay sitios web que las tomaran —señala Gideon.
—¿Y? ¿debería estar avergonzada de cómo me veo? —Una ola de calor se eleva
hasta mis mejillas.
—No. En absoluto. Estabas hermosa en cada una de esas fotos. ¿Por qué crees que
las conservé? —dijo él tristemente.
—Ahí tienes —dice Gideon presumidamente—. Dos de los seis Royal están de
acuerdo en que eres la cosa más caliente de este lado del el Mojave.
—Puedo hablar por Reed y Easton, también —dice Ella—. Ambos piensan que eres
hermosa.
—Bueno, ya que la mayoría de los Royal está de acuerdo, entonces deber ser así.
—Difícilmente sé en lo que estamos de acuerdo en este punto.
—Voy a colgar ahora que esta conversación ha alcanzado su pico —nos dice Ella—
. Llámenme su necesitas algo más.
Después de que nos despedimos. Gideon golpetea sus dedos en el volante y luego
dice—: ¿Realmente no quieres hacer nada?
¿Pequeña venganza? —¿Podría estar detrás de eso? ¿De qué estás hablando?
—Lo bienes de Steve están bastante congelados y él no puede volar, así que la única
salida que tiene para divertirse es su Bugatti. —Gideon arquea una ceja—. Y tengo un
bate en casa con su nombre en él…
—¿Ese es un no?
Alcanzo mi cinturón de seguridad. —Nop. Solo dije que podrías ser arrestado. Sin
embargo, yo pagaré tu fianza. —Le doy una amplia sonrisa—. Incluso podrías lanzar
un par de golpes hacia ese auto.
20
Presente
—Tengo miedo de preguntarte cómo sabes de este lugar —dije, mirando por el
parabrisas hacia el oscuro y estrecho callejón.
—Unos cuantos tipos de la fraternidad Alpha Zeta vinieron aquí el otoño pasado,
creo que estaban tratando de mostrarse a Cal y a mí.
A medida que pasamos, percibo las curvas distintivas del coche deportivo muy caro
de Steve. Gideon continúa por el callejón y se detiene frente a una hilera de setos que
oculta un camino pequeño.
—Espera —me dice, y se estira detrás de él para agarrar los víveres que recogimos
en el camino aquí.
—¿Así que la boloñesa no es para cenar esta noche? —pregunto con ironía.
—Si nos queda algo, es todo tuyo. —Saca una gorra negra desde el asientotrasero—
. Aquí tienes.
Él empuja una similar sobre su cabeza. —Sí. No hay cámaras aquí, pero por si
acaso. Además, te ves caliente como el infierno en una gorra de baseball.
Me lanza una sonrisa rápida y luego sale del Rover. Me pongo la gorra en la cabeza
y luego cavo en mi bolso para un lazo de pelo. El único inconveniente de tener grandes
y tiesos rizos es que se interponen en el camino. Cuando terminé de arreglarme el
cabello, Gideon abrió la puerta.
—¿Lista?
Agarrando mi palma contra la suya, cierra la puerta con la cadera y me conduce por
el tranquilo callejón.
A medida que pasamos por un coche caro después de otro, la curiosidad obtiene lo
mejor de mí. —Tengo que saber, ¿qué es exactamente lo que todos están haciendo aquí?
Se encoge de hombros. —Cuánto dinero tienes y qué quieres. Esos son los únicos
criterios.
Mi imaginación se vuelve loca, pero no hago más preguntas porque llegamos a las
ruedas de Steve. Gideon saca la botella de súper pegamento y un pequeño cuchillo. Se
inclina junto a la rueda delantera del pasajero. —Aquí, sostén esto —dice,
entregándome el tubo de pegamento.
—Voy a dejar salir el aire y luego vamos a pegar los tapones de nuevo —explica.
—¿Para qué sirven la boloñesa, el queso y la mantequilla de maní? —Tenía serias
dudas cuando empujó esos en la canasta en el supermercado, pero decidí esperar a ver
cuáles eran sus planes.
—¿Y la mayonesa?
—Mi fondo de inversiones es bastante decente, creo que puedo pagar la fianza. —
Agarra mi mano y corremos hacia el Rover.
—Tanto como necesites. —Su boca está a un susurro lejos de la mía. Huelo la menta
en su aliento, siento el cálido soplo de aire contra mi mejilla—. Por el tiempo que
necesites.
Siento ese contacto hasta el fondo. Sus dedos se enrollan alrededor de mi nuca.
Lentamente, me atrae hacia adelante, dándome tiempo para alejarme. Me muevo. En
las puntas de mis pies. Cerca. Lo suficientemente cerca para eliminar toda la distancia
entre nosotros. Lo suficientemente cerca para que mis labios se reunieran con los suyos.
Lo suficientemente cerca como para sentir el ascenso y la caída de su pecho mientras
traga aire. Lo suficientemente cerca para borrar el pasado, el dolor, losarrepentimientos.
Su agarre se aprieta como si tuviera miedo de que yo fuera el sueño, y eso me hace
sonreír, me da coraje. Me presiono contra él, moviéndolo hacia atrás hasta que su
espalda choca contra el lado del Rover. Enrollo mis brazos alrededor de su cuello y me
inclino, besándolo de nuevo hasta que está sin aliento.
Me coge las piernas. Bajo mío, siento que él se reposiciona, ampliando su postura,
deslizando sus manos bajo mi trasero y atrayéndome contra él. Le he echado mucho
de menos.
Mis dedos pasan por el dobladillo de su camisa y luego bajo para medir y marcar
sus abdominales tallados por horas en la piscina y el gimnasio.
En un giro de movimiento, Gideon abre la puerta del coche y me deja caer hacia
atrás sobre el blando y suave cuero. Cierne su cuerpo duro sobre el mío, encajando en
el espacio que es al mismo tiempo familiar y extraño. Su boca está en mi cuello y sus
manos están palmando mis lados.
La lanza por la cabeza, y me tomo un momento para apreciar la obra de arte que
es el torso de Gideon Royal. Dios fue demasiado generoso cuando se trataba de Gid.
Él no solo tiene una cara hermosa: la mandíbula dura, la nariz recta, los labios llenos,
pero tiene un cuerpo que haría que una estatua le tuviera envidia.
Y luego somos solo nosotros dos, borrando nuestro pasado, aliviando nuestras
heridas, y reemplazando todo lo malo con recuerdos nuevos y preciosos.
—Savannah —susurra, sacando las tres sílabas hasta que se sienten como un
estribillo completo. Besa la curva de mi mejilla, frota su nariz contra mi barbilla, besa
el hueco caliente entre mis pechos—. Savannah —repite—. Te he echado de menos.
Hay verdadera soledad en sus palabras. Una seriedad que no puedo descartar.
—No lo haré, nunca lo haré, te amo, Savannah. —Se apoya sobre mí, sus brazos
temblando por el esfuerzo—. Desde el momento en que te vi, mi corazón fue tuyo. Por
favor, dime que me tomarás de vuelta.
Me acerco y lo atraigo hacia mí, piel caliente contra piel caliente. —También te
amo, Gideon. Traté de parar, pero eso es imposible, nunca te librarás de mí.
Más tarde, mucho más tarde, él se encuentra a mi lado. La fresca brisa se filtra a
través de la puerta que está abierta. Gideon es demasiado alto para encajar en su interior.
La exposición debería hacer encogerme, pero en vez de eso me río. Una multitud entera
de gente podría haber flotado alrededor del coche y yo habría sido inconsciente.
—C
onduce con cuidado. —Beso a Savannah en la frente y pongo un
mechón de su cabello detrás de su oreja. Hoy, está completamente
liso. No he decidido si prefiero las hebras sedosas o salvajes rizos.
Como que me encanta ambos.
Ella me da una sonrisa apretada y nerviosa. —¿Vas venir a casa el próximo fin de
semana?
Puedo oler su ansiedad incluso a pesar de que está haciendo todo lo posible por
esconderlo. Me inclino más cerca, esperando que pueda leer mi sinceridad en mis ojos.
—Sip. Estaré libre a eso del mediodía del viernes, así que estaré de vuelta antes de que
tus clases se hayan terminado y luego son tres semanas más hasta que esté en casa
durante todo el verano. —Le doy otro apretón y luego levanto su pequeña maleta.
—¿Cuánto tiempo vas a pasar en Bayview durante las vacaciones de verano? — Ella
abre la puerta trasera de su Mercedes y espera a que ponga la maleta.
—No estoy segura. ¿Lograste terminar lo que necesitabas hacer? —Hago tiempo,
preguntándome donde está Julie.
Sorprendido, casi olvido regresarle el abrazo. Ha pasado algo de tiempo desde que
ella comenzó el contacto conmigo. Olvidé lo mucho que me gusta. En cualquier otro
momento, la habría levantado y llevado al lugar más cercana. Anoche, no pude ejercer
suficiente control para esperar a que estuviéramos de vuelta en mi apartamento. Aun
así, no puedo lamentar ni siquiera un segundo de anoche.
Presiono su cabeza contra mi pecho y escaneo el horizonte por mis malditos amigos.
—Um, estás sosteniéndome un poquito muy apretado. —Se retuerce en mis brazos.
—De ninguna forma. Cal sería el cuchareado, siempre. Hablando del diablo. —
Alivio pasa a través de mí ante la vista de mis dos amigos apurándose hacia nosotros. Si
no hubieran aparecido, todos mis planes de media noche se hubieran arruinado.
—¡Lo siento! ¡Lo siento! —grita Julie mientras se acerca—. Mamá llamó y tarde
mucho en poder terminar la llamada. —Ella agarra el brazo de Sav—. Tienes que
regresar un minuto. Necesitamos hacer algunas cosas de la hermandad antes de que te
vayas.
—La llamas desde adentro —la interrumpe Julie, luego prácticamente arrastra a Sav
lejos.
Sonrío y saludo hasta que Sav está a salvo dentro de la casa de la hermandad. Luego
volteo hacia Cal con el ceño fruncido. —Llegan por poco, ¿o no? ¿Qué estaban haciendo
tú y Julie, de cualquier forma?
No, sin embargo, una parte de mí se pregunta que estaba pensando Cal. —Eso es
genial, hombre. Estoy feliz por ti. —Sonrío y le doy una palmada en el hombro.
—Creo que tú estás mal, hijo. —Mi amigo sacude su cabeza lastimeramente—.
Tanto mi papá como mi tío me dijeron la historia y esta involucraba pájaros y flores.
Agarro las llaves de mi bolsillo. —Me encantaría argumentar contigo todo el día
sobre esto, pero necesito llegar a Bayview. Asegúrate que Sav no se vaya a la carretera
en cerca de una hora.
—Explícale la historia de los pájaros y las flores a ella. Eso tomará al menos sesenta
minutos. —Monto la Rover. En mi espejo retrovisor, veo Cal sorprendido conmigo,
pero yo solo le digo adiós alegremente y me dirijo a Bayview. Tengo un montón de
mierda que hacer antes de que Sav llegue a casa.
***
—No, mucho mejor —le aseguro. Shea tiene todo el derecho de estar molesta. De
hecho, si estuviera en sus zapatos, yo no me dejaría entrar en la casa.
Afortunadamente, su padre tiene un punto suave por mí, o mejor dicho, por mi
apellido.
—Ahora, Shea, este joven ya se disculpó. Tenemos que hacer lo que hace un
cristiano y perdonarlo.
La hermana de Sav murmura algo bajo que suena muy parecido como “perdonarlo,
mi culo”. Me mantengo sonriéndole, sin embargo. Shea y yo vamos a estar en contacto
cercano por el resto de nuestras vidas. No tiene sentido antagonizarlamás.
—No. No. Has hecho algo bueno al venir y disculparte. —Él se acerca alrededor y
me palmea en la espalda—. Pero que más podríamos haber esperado del hijo de Callum
Royal.
—Sé que él estará complacido de escuchar que lo tiene en tan alta estima, señor —
exageré, pero como Shea, el señor Montgomery y yo estaremos conviviendo por
mucho tiempo. Necesito agradarle.
—Bien. Bueno, los dejaré solos chicos. Estaré en mi estudio si me necesita. —Me
da otra palmada y luego sale de la habitación.
Él apenas está fuera del alcance de oído antes de que Shea me dice—: No puedo
creer que tengas el coraje de venir aquí —sisea—. Si la vida fuera justa, habría sido
golpeado por un rayo cuando tu pie toco por primera vez nuestra entrada.
—Tienes razón.
Atónita, Shea no responde, o al menos nada que pueda articular. Y antes de que
pueda reunir otro ataque, Savannah entra en la cocina de los Montgomery.
—Oye Shea, papá me dijo que tú… —Se detiene cuando alcanza a verme—. ¡Gid!
¿Qué estás haciendo aquí?
—¡Yo dije lo mismo! —Shea se levanta con una rabieta y rodea la mesa para pararse
protectoramente junto a su hermana menor.
—Le pedí a Julie que te entretuviera para así poder llegar primero. —Entonces con
entusiasmo, saco un sobre y se lo tiendo.
Shea lo agarra de mi mano. —Él quiere llevarte a Suiza por todo el mes de junio.
—Ella saca el pasaporte y lo mueve delante del rostro de Sav.
—Sí.
—¿Por qué?
—Alguna vez hablamos sobre ir y quiero darte esas cosas que te prometí, pero no
cumplí antes.
El periódico cae abierto y la página completa por la cual rogué, imploré y finalmente
pagué una fortuna (creo que pude haber comprado el estúpido periódico en lugar de solo
un anuncio) yace a todo color.
—Para la más inteligente, valiente, hermosa… —Shea comienza a leer. Sav le pone una
mano sobre su boca y juntas leen el resto en silencio.
Cuando por primera vez puse mis ojos en ti hace tres años, no tenía ni idea de cuan duro me
iba a enamorar. Me noqueaste y he sido tuyo desde siempre.
Nuestro romance no siempre ha sido fácil. Soy un idiota la mayoría de las veces. Soy
temperamental, impaciente y desconsiderado. Me has aceptado y perdonado cuando no lo merezco.
Me duermo cada noche preguntándome que cosa grandiosa hice en mi otra vida para merecerte en
esta.
Te amo en cada forma, ya sea con el cabello rizado, liso, sin maquillaje, labios cereza MAC 9,
vestido de seda, o sudadera de algodón.
Sacudirás a la Estatal este otoño, justo como me has sacudido por los últimos tres años.
Felicidades nuevamente. No puedo esperar a pasar el siguiente año, el primero del resto de
nuestras vidas, juntos.
Gideon Royal.
—¿Cuándo hiciste esto? —susurra Sav, levantando sus ojos sorprendidos para
encontrarse con los míos.
9
Marca de maquillaje
—¿Hermana? —farfulla.
—Ve. Ve. —Sav empuja a su hermana por la puerta, y entonces estoy finalmente
solo con Sav—. Oh, Gideon de los grandes detalles —dice ella con un suspiro,
deslizándose en la silla.
—Grandes metidas de pata requieren grandes disculpas. —Jalo mi silla más cerca
de ella y acomodo mis piernas a ambos lados de sus rodillas—. ¿Entonces estás dentro
para un viaje post-graduación?
—Sí. —Ella ríe un poco—. ¿Qué le diste a mi papá para que estuviera de acuerdo?
—No estaría encantado —le digo honestamente—, pero quiero que estés feliz.
Suelta una risa. —Te ves como si acabaras de comer algo horrible. No te preocupes,
no estoy invitando a nadie.
Me relajo con alivio. —El pensamiento no me llenó de mucha alegría. —Aflojo mis
puños y cubro su mano con la mía—. Pero hacerte feliz es lo que me hace feliz.
Ella voltea su mano para entrelazarla con la mía. —No quiero a nadie más. Nunca
lo he hecho. Ese ha sido el problema todo el tiempo.
—Y ahora… ahora está bien. Hemos pasado por mucho, pero de alguna forma nos
hemos encontrado nuevamente. Eso es como un milagro, ¿verdad?
Pequeños diamantes puntean sus pestañas mientras inesperadas lágrimas salen a la
flote. Limpio una y luego la otra. —Tú eres el milagro —murmuro, y luego la beso.
Fin