Danza PDF-13-90
Danza PDF-13-90
Danza PDF-13-90
debates federales
Para su inclusión
en la educación
obligatoria
Alejandra Catibiela
13
1 - Resoluciones del CFE 214/04, 225/04, 228/04, 37/07, 111/10; 120/10; 135/11; 141/11; 142/11; 179/12 y 180/12.
Ministerio de cultura de la nación
14
Alicia Martín
Doctora en Antropología por la Universidad de Buenos Aires. Profesora Titular Regular del
Departamento de Ciencias Antropológicas, Facultad de Filosofía y Letras, UBA. Investigadora del
Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano, Ministerio de Cultura de la
Nación. Investiga temas de folklore, cultura popular urbana, patrimonio cultural y artes performá-
ticas. Dirige proyectos de investigación grupales sobre esos temas, en el Instituto de Ciencias
Antropológicas, Facultad de Filosofía y Letras, UBA.
17
Cuando a mediados del siglo XVII se originó la técnica del ballet, el imperativo
de que el arte debía corregir y embellecer a la naturaleza condujo inexorable-
mente a una negación del cuerpo natural en pos de la construcción de una ana-
tomía bella para la danza. Fue así como la danza académica elaboró un código
de movimientos basado en el desarrollo de las posibilidades del cuerpo a partir
de su riguroso disciplinamiento por medio de la técnica.
Surge de manera inmediata la asociación con los conceptos formulados por el
filósofo Michel Foucault a propósito del surgimiento de las disciplinas:
La disciplina aumenta las fuerzas del cuerpo (en términos económicos de utilidad) y disminuye
esas mismas fuerzas (en términos políticos de obediencia). (Foucault, 2002)
[...] Qué es lo que hace que algunas manifestaciones sean danza, y como segundo paso, por
qué son arte. [...] La conclusión es que no hay nada que haga que una secuencia particular de mo-
vimiento sea realmente danza y no cualquier otra cosa; esto es, nada por fuera de la actividad (tales
como la crítica o la evaluación), el contexto, los intereses y las nociones analíticas empleadas. [...]
una pregunta del tipo “¿Qué es la danza?” no nos permitiría encontrar una respuesta adecuada si no
la incluimos en un contexto. (McFee, 1992: 37)
Quizás, entonces, el agotamiento de la danza tenga que ver con una forma
de agotamiento del disciplinamiento de la subjetividad moderna. Lepecki toma
el concepto de “acto inmóvil” para nombrar esos momentos en que el sujeto
40
interrumpe el fluir histórico e instala un interrogante a las economías del tiempo.
El acto inmóvil sería la escenificación de la suspensión.
André Lepecki analiza la obra Self Unifished (1998) de Xavier Le Roy1 en
relación con la detención de ese flujo del movimiento que tradicionalmente se
asociaba con la idea de la danza. Por otra parte, el trabajo de Le Roy permite
ilustrar un conjunto de aspectos de la danza contemporánea. Uno de ellos es
que su formación académica es como doctor en Biología, y que Le Roy llega a
la danza en el transcurso de ese doctorado, es decir, lo que tradicionalmente se
consideraba como “demasiado tarde para dedicarse a la danza”. Además, posee
uno de esos cuerpos que la tradición de la danza tampoco dejaba ingresar. Sin
embargo hoy Le Roy es bailarín, performer y coreógrafo.
En el transcurso de la pieza, Xavier Le Roy va realizando transformaciones
en su cuerpo a partir del trabajo con una remera negra, con la que hace que
desaparezca su cabeza y con la cual puede generar imágenes ambiguas que
hacen que el cuerpo por momentos se vea como uno y por momentos se vea
como dos. También se coloca en posiciones invertidas que no permiten discernir
dónde está la cabeza o dónde están los pies, lo que permite ver distintas figuras
que hacen, inclusive, que no se reconozca la presencia de un cuerpo humano.
Lepecki analiza este trabajo como una coreografía conceptual que muestra las
posibilidades de la subjetividad de estar en permanente construcción y transfor-
mación. Cuando nosotros pensamos que tenemos ante nosotros un sujeto y que
ese sujeto está definido de una vez
y para siempre, en realidad estamos
frente a un proceso de construcción
y de transformación permanentes.
Todas estas cuestiones que es-
toy mencionando se dan tanto en la
danza argentina como a nivel inter-
nacional, sumadas a las situaciones
coyunturales que cada país atravie-
sa en términos educativos, políti-
cos, económicos y sociales. Este
cimbronazo que hasta el día de hoy
La danza como teoría y práctica crítica propone un cuerpo que es menos un significante va-
cío (ejecutando pasos preordenados mientras obedece ciegamente la estructura de la orden) que
un material, un agente socialmente inscripto, un cuerpo no unívoco, una potencialidad abierta, un
campo de fuerzas que está en constante negociación de su posición en la potente lucha por su
apropiación y control (Lepecki, 2004).
[…] el orden social significa al cuerpo, le otorga un lugar, lo afirma o lo niega, lo estigmatiza o
lo rechaza, lo reprime, lo transforma en mercancía. Desde allí se definen a grandes rasgos las rela-
ciones que los hombres y mujeres de una cultura tienen con su cuerpo y el cuerpo de los otros; lo
que se expresará en la familia, la escuela, el ámbito laboral. Es decir, en los distintos ámbitos de la
cotidianidad. (Quiroga, 1992)
A modo de cierre
Para terminar quiero retomar el planeo de Eisner acerca de que la educación
puede verse como un proceso interesado en expandir y profundizar el significado
que la gente puede extraer de su vida.
Para André Lepecki la subjetividad no debe confundirse con una identidad
Bibliografía
Burt, Ramsay (2004): “Genealogy and Dance History. Foucault, Rainer,
Bausch, and de Keersmaeker”, en André Lepecki (ed.), Of the Presence of
the Body: Essays on Dance and Performance Theory, Middletown, Wesleyan
University Press.
Eisner, Elliot (2002): La escuela que necesitamos: ensayos personales,
Buenos Aires, Amorrortu.
Eisner, Elliot (2004): El arte y la creación de la mente, Barcelona, Paidós.
Foucault, Michel (2002): Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión, Buenos
Aires, Siglo XXI.
Leigh Foster, Susan (1998): Choreography and Narrative: Ballet’s Staging of
Story and Desire, Indiana, Indiana University Press.
Lepecki, André (2004): “Introduction: Presence and Body in Dance and
Performance Theory”, en André Lepecki (ed.), Of the Presence of the
Body: Essays on Dance and Performance Theory, Middletown, Wesleyan
University Press.
McFee, Graham (1992): Understanding Dance. Londres y Nueva York,
Routledge.
Papa, Laura (1999): “La insoportable levedad del cuerpo”, Tiempo de Danza,
a. 5, N° 22, octubre/noviembre, Buenos Aires, El Bosque.
Quiroga, Ana (1992): Matrices de aprendizaje, Buenos Aires, Ediciones Cinco.
Tambutti, Susana (2007): “Herramientas de la creación coreográfica ¿Una
escalera sin peldaños?”, en P. Dorín (comp.), Creación coreográfica,
Buenos Aires, Libros del Rojas, UBA.
la inclusión
de la danza
en la educación
obligatoria
Sandra Reggiani
En tal sentido, se requiere desarrollar una línea político-educativa que contemple las diversida-
des culturales como rasgos inherentes de la realidad, en tanto diferencias enriquecedoras y no como
barreras para justificar la desigualdad social.
En este marco, resulta necesario que el proyecto político-educativo para las próximas décadas
aborde en su conjunto la cuestión de la Educación Artística y el mundo del trabajo, colocando los
esfuerzos en las articulaciones efectivas con los organismos del Estado y sociales vinculados a esta
temática. Esto, sobre todo respecto de los acuerdos en materia de política educativa con organismos
como el INET y el INFOD, las secretarías de Cultura Nacional, provinciales y municipales. Dichas
articulaciones resultarían claves en los niveles de la Educación Secundaria con Modalidad Artística e
Institutos de Arte de Nivel Superior, con sus carreras y planes de formación específica.
los estudiantes respecto de la belleza para poder ponerlas en diálogo entre sí,
y con otras construcciones es una estrategia que puede acercarnos a encontrar
respuestas satisfactorias.
Implementar dispositivos para el análisis, la contextualización y la reflexión
respecto de estas producciones culturales y las vivencias áulicas promueve una
modalidad de realizar la danza que vuelve la mirada sobre sus prácticas.
Otro abordaje en el análisis de los modelos lo encontramos en la salud y los
hábitos posturales. Dialogamos con esos modelos cuando abordamos la salud
postural y el desarrollo de capacidades motoras. ¿Es el cuerpo un objeto de
adiestramiento y transformación respecto de un modelo exterior y de capacida-
des valoradas universalmente como necesarias y satisfactorias? ¿O es el sujeto
un desarrollador de ciertas capacidades en el diálogo con las experiencias que
transita? ¿Es descriptivo o categorizador el abordaje que asumimos respecto de
la realidad corporal y postural del estudiante? ¿Cuáles son las categorías que
prevalecen en ese abordaje?
Una vez más nos encontramos con la necesidad de apelar a dispositivos, ac-
tividades y estrategias que flexibilicen los registros y las capacidades existentes
en el diálogo activo con las necesidades del estudiante. Transformar el “parate
derecho” por el “reconocé los puntos de apoyo de los pies en el suelo, balanceá
el peso, identificá la organización de la columna allí, explorá la alineación entre
los pies, la pelvis, los hombros y la cabeza”, probablemente facilite que nuestros
estudiantes encuentren en las prácticas de danza en la escuela modos operati-
vos de acercarse a sus propios recursos de manera diferente y transformadora,
en lugar de estar necesitando permanentemente conquistar algún saber ajeno
a su propia realidad.
65
Observamos en este ejemplo aspectos biológicos que no son cuestionables.
Que la cintura escapular se alinea sobre la cintura pélvica al estar erguidos no es
estético, es orgánico. Considerar las posibilidades expresivas que el gesto porta
es otra mirada que también podemos ofrecer, no para sustituir la importancia
que revisten los aspectos orgánicos sino para ampliar los recursos disponibles y
realizar también un abordaje abarcador. Según Brikman:
Trabajamos con lo efímero. El despliegue poético se genera entre el vacío y el puro aconteci-
miento. [...] La improvisación con sus componentes intrínsecos, la espontaneidad y la actitud lúdica
[...]. De allí surgen los gestos, el movimiento, la dramática, el despliegue poético encarnado y en-
carnando pluriforme a cada instante para desaparecer en el vacío de donde surgió, dejando como
testimonio o memoria, una estela que se multiplica en el cuerpo del espectador que pone en juego
su propia apertura sensible. Ya sea como intérprete o como espectadores, la espontaneidad nos
sitúa en el ojo del acontecer. (Guido, 2007)
67
Valorar y asumir lo efímero en las instancias educativas propone un corrimien-
to sustantivo respecto de la permanencia históricamente valorizada. Jerarquizar
el acontecer y legitimar la espontaneidad como aspectos significativos de las
construcciones artísticas y pedagógicas nos muestra las estrategias por donde
la transformación consolida su presencia.
Posibilitar que esos abordajes subjetivantes se instalen desde el comienzo
del desarrollo disciplinar, aun cuando la alfabetización no sea implementada en
futuros especialistas, nos acerca a una modalidad de danza que se piensa a sí
misma, dialoga con su tiempo e interpela a sus protagonistas.
Las improvisaciones aparecen entonces como estrategias y dispositivos que
integran estos abordajes exploratorios, organizadores de nuevas agrupaciones y
configuraciones, que pueden consolidarse en el tiempo o desvanecerse. Lejos
de ser una manifestación aislada que el sujeto ejecuta durante un tiempo deter-
minado, es la improvisación la oportunidad de experimentar en el instante sobre
lo dado, modificándolo, alterándolo, repitiéndolo.
El acompañamiento a través de las consignas proporciona que dichas expe-
riencias faciliten el desarrollo subjetivo en el diálogo con aspectos que ofrecen
los otros, entendiendo por otros a los compañeros, el material de experimenta-
ción, el espacio físico, los recursos disponibles, la música, el docente y las mis-
mas consignas.
Las composiciones como instancias de organización estable de estos y otros
hallazgos visibilizados en un relato danzado se presentan sin dudas como un
dispositivo fuerte para la materialización de esta construcción subjetivante que
proponen los diseños.
Muchas modalidades de producción artística contemporánea de diversas pro-
cedencias despliegan momentos de improvisación o la asumen como composi-
ción instantánea. Ejemplo de esto lo encontramos en la danza interactiva, en la
composición en tiempo real, en el rap, en la capoeira. Claramente las aulas de
danza necesitan poder tomar registro de esto.
Habilitar un abordaje sensible y consciente en diálogo con la realidad perso-
nal y del otro, con su historia, con sus posibilidades, y que despliegue estrategias
específicamente vinculadas con la construcción y transformación de nuestro len-
guaje, es viable a través de la sensopercepción y la improvisación en tanto herra-
mientas de conocimiento y de apropiación de materiales.
68
La improvisación se vuelve herramienta de construcción de Danza. Los jóve-
nes la instrumentan desde otros lenguajes con mucha facilidad: el rap es una
modalidad que aplica improvisación al igual que la capoeira. Y son todos lengua-
jes por los que pasan nuestros adolescentes “rebeldes a la danza”. No quieren
bailar, pero hacen capoeira. No quieren bailar, pero hacen otras cosas. Entonces
¿qué es lo que no quieren? ¿No quieren bailar o no quieren encarnar un modelo
que no los identifica al bailar?
Tomar los emergentes como instancias que condensan intereses y conflictos
de los estudiantes para acompañarlos en su transformación y atravesarlos en la
puesta en diálogo con los saberes curriculares suele ser una estrategia altamen-
te valorizada por la potencia que porta respecto del encuentro de intereses y
motivaciones circulantes.
Desde estas perspectivas, tanto la improvisación como la composición son
herramientas potentes para desarrollar conocimiento en danza, así como para
desarrollar sujetos próximos a una gestión cultural autónoma, reflexiva, crítica.
Estas estrategias, sin dudas, pueden aplicarse a la enseñanza de modelos
estéticos determinados o desplegarse para el desarrollo de la danza sin mode-
los preestablecidos. Sería superficial suponer que la subjetividad se desarrolla
exclusivamente en experiencias que orientan a la diversidad de modelos tanto
como suponer que si solamente proponemos actividades de repetición nuestros
estudiantes se encuentran limitados para imaginar. Sin embargo, la inclusión de
enfoques que contemplen otras capacidades y otras instrumentaciones se vuel-
ve imprescindible para el crecimiento de la danza en todas sus posibilidades de
desarrollo y esto sí da respuestas y oportunidades de acceso a quienes llegan
a la danza sin una identificación espontánea con las modalidades hegemónicas
del contexto.
Construir intersubjetividades en la ponderación de las valoraciones respecto
del cuerpo, las estéticas y la danza es una estrategia que nos invita a transfor-
marnos también como docentes; a poner en diálogo nuestros saberes con otras
valoraciones y promover la construcción de un entramado transformador para
todos los que participen de él más que a una sucesión en el tiempo de valora-
ciones ajenas a los contextos, los sujetos y las circunstancias.
Facilitar modalidades de vinculación con la realidad corporal, con la danza, con
la multiplicidad de lenguajes y enfoques, con el procesamiento de la información
69
y las producciones existentes y con estrategias para la construcción y realización
de nuevas realidades requiere de un posicionamiento y vinculación diferentes
respecto del ejercicio de la docencia. Nos posibilita pensarnos como multiplica-
dores de capacidades en la interacción más que reproductores de valoraciones
predeterminadas. Requiere volverse un facilitador de esas valoraciones, herra-
mientas y estrategias puestas en el diálogo con los intereses, los diseños, los
proyectos contextualizados en un tiempo y un espacio.
Es claro el reconocimiento respecto de la necesidad social y cultural que te-
nemos, de una alfabetización temprana también en danza, y un encuadre que
posibilite a los sujetos volverse transformadores de su propia realidad más que
reproductores de modelizaciones heredadas.
Nos ocupa, entonces, asumir este desafío innovador que las normativas vi-
gentes nos invitan a transitar y que esta presentación procura problematizar
con miras a la construcción de las instancias superadoras y transformadoras de
nuestro presente.
70
Bibliografía
Brikman, Lola (1999): El lenguaje del movimiento corporal, Buenos Aires,
Lumen.
Grondona, Leticia y Norberto Díaz (1987): La expresión corporal, su enfoque
didáctico, Buenos Aires, Nuevo Extremo.
Guido, Raquel (2009): Cuerpo, arte y percepción, Buenos Aires, IUNA.
Guido, Raquel (2007): “Danza para Todos”, Kiné, la revista de lo corporal,
Buenos Aires, a. 16, N° 77.
Reggiani, Sandra (2009): “La improvisación”, Kiné, la revista de lo corporal,
Buenos Aires, Nº 90 Stokoe, Patricia (1990): Expresión corporal: arte, salud
y educación, Buenos Aires, Humanitas.
Stokoe, Patricia (1990): Expresión corporal: arte, salud y educación, Buenos
Aires, Humanistas.
Tambutti, Susana (2005): “Cuerpos en fuga”, 1º Congreso de Artes del
Movimiento, Buenos Aires, IUNA.
danza folklórica
y PoPular
en la educación
coMún
y obligatoria
En una clase, de senso, nos hacemos masajes, buscamos el músculo tensionado para relajarlo
y no sufrir dolor. Sirve. Pero eso no es la producción de sentido. No hay clausura del tiempo físico.
Es un ejercicio, similar a los de matemática [...] Este sujeto [...] no es el famoso crítico. Es un sujeto
posmoderno. Ligeramente distraído. Que mientras se masajea cambia de canal, piensa en automó-
viles y bebe un yogurt con fibra y cereal sin colesterol.
Bailar es muy distinto. No es sencillo bailar y tener la cabeza en otra cosa, o bostezar porque uno
corre el riesgo de caerse. Bailar es estar dentro de la coreografía, de las relaciones implicadas en
el movimiento [...] Si salgo, si me rasco la oreja y salgo, si me extraigo de ella para pensar mientras
tanto, para ir al baño, para responder a un familiar que está saludándonos desde el palco, se rompe
el sentido. El sentido es la continuidad. Y la profundidad. Y la pasión. Y el amor. El tiempo fabrica
sentido. Y para derrotarlo hay que olvidarse de él [...]. Así el sujeto crítico es criticado por el sentido,
es atravesado por éste, porque lo que es crítico no es el sujeto, sino la vida y el sujeto no es un
crítico externo de la vida, no está la producción y al lado la reflexión, el teórico y el práctico, están
dentro, una de otra y una es por la otra, y sin esa unidad, entre razón y emoción sólo hay frigidez
instrumental (Belinche, 2010).