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Honrar A Dios

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Honrar a Dios

La clave para un hogar próspero


“Confía en el SEÑOR de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. 6 Reconócelo en todos
tus caminos, y él allanará tus sendas. 7 No seas sabio en tu propia opinión; más bien, teme
al SEÑOR y huye del mal. 8 Esto infundirá salud a tu cuerpo y fortalecerá tu ser. 9 Honra al
SEÑOR con tus riquezas y con los primeros frutos de tus cosechas. 10 Así tus graneros se
llenarán a reventar y tus bodegas rebosarán de vino nuevo.” Proverbios 3:5-10 NVI

Introducción

¿Por qué es tan importante “honrar” a Dios?, ¿Qué significado tiene darle a El la gloria y
honra que merece?, ¿No es suficiente solo con “creer” en Dios, o incluso “servir” a Dios?
En términos de la Biblia, honrar a Dios va mas allá de lo que hacemos en promedio los
cristianos, es una actitud que esta por encima de la forma en la que viven un gran numero
de personas y familias como creyentes.

Es importante tener un correcto entendimiento de lo que significa honrar a Dios. Cuando


Dios recibe honra, nosotros seremos bendecidos y prosperados en todas las áreas de
nuestra vida. Las personas honran aquello que consideran muy importante. En nuestra
escala de valores, damos honor a aquello que nos satisface, nos beneficia y nos agrada.

El capítulo 3 de Proverbios inicia con esta exhortación:

1 “Hijo mío, no te olvides de mi ley, Y tu corazón guarde mis mandamientos; 2


Porque largura de días y años de vida y paz te aumentarán. 3 Nunca se aparten de
ti la misericordia y la verdad; átalas a tu cuello, Escríbelas en la tabla de tu corazón;
4 Y hallarás gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres.”

La palabra hebrea “kabad”, que se tradujo como “honra” denota literalmente algo que
tiene peso, algo abundante, rico, numeroso. Algo que es honorable, que tiene gloria en si
mismo.

En cada uno de nuestro hogares se necesita aprender a honrar a Dios. Nuestros hijos
deben saber que nosotros como padres damos honor a Dios, por encima de todo lo
demás. ¿Cómo sabemos que estamos honrando a Dios? Veamos cuatro cosas principales.

Dios recibe honra y gloria de nosotros cuando:

1. Cuando confiamos en El con todo nuestro corazón

5 “Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia.” Prov. 3:5


▪ Dios es honrado cuando tenemos fe y plena confianza en Él. La autosuficiencia
no agrada a Dios, apoyarnos en nuestra propia prudencia no solo nos impide
las bendiciones de Dios, también nos aparta de su comunión y su presencia.

“Confía en el Señor con todo tu corazón, no dependas de tu propio entendimiento.” (NTV)

▪ “Da al Señor el primer lugar en tu vida, reconócelo, entrégale el timón de


mando… y el te guiará en las decisiones que has de tomar cada día…” (Paráfrasis
del autor)

2. Cuando lo reconocemos en todos nuestros caminos.

“Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas.” Prov. 3:6

▪ En cada decisión, acción o proyecto que vayamos a ejecutar o emprender,


debemos preguntarnos si eso es lo que Dios quiere, si Dios estará con nosotros
y si todo se alinea con el plan y propósito de Dios para nuestras vidas.

▪ Reconocer a Dios en nuestros caminos es prestarle atención, asegurarnos que


sus ojos, su paz, su voluntad, su presencia y su favor están con nosotros.

“Busca su voluntad en todo lo que hagas, y él te mostrará cuál camino tomar.” (NTV)

▪ Nunca dejes de tomar en cuenta a Dios en todo lo que emprendas. Reconócelo


en todos tus caminos, consulta su voluntad en oración y el te mostrará el
rumbo correcto que bendecirá tu hogar.

“Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en
él… porque entonces harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien…” Josué 1:8

3. Cuando mostramos un temor reverente hacia El

“No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová, y apártate del mal…” Prov. 3:7

▪ El temor a Dios es el principio de la sabiduría (Prov. 1:7, 9:10) Temer a Dios no


es sentir miedo de su castigo, no es actuar intimidados por su ira implacable.

▪ El temor de Dios es una convicción reverente de su poder y su justicia, es el


deseo de agradar a Dios a pesar de que todos vayan en dirección opuesta o que
esté en riesgo la simpatía y aceptación de la gente hacia nosotros.
▪ La bendición y protección de Dios está asegurada cuando lo honramos con
temor reverente, cuando nuestro deseo primario es agradarlo a El, antes que a
los demás.

“Esto infundirá salud a tu cuerpo y fortalecerá tu ser…” Proverbios 3:8

4. Cuando lo honramos con nuestros bienes y posesiones

“Honra al SEÑOR con tus riquezas y con los primeros frutos de tus cosechas. Así tus
graneros se llenarán a reventar y tus bodegas rebosarán de vino nuevo.” Proverbios 3:9-
10 NVI

▪ El deseo de Dios es prosperarnos y bendecirnos. Como nuestro Padre amoroso


que es, El se alegra mucho cuando sus hijos son bendecidos y sus hogares son
prosperados.

▪ Una actitud apropiada hacia el dinero, es señal de una vida sana y balanceada.
No podemos divorciar la vida espiritual, moral y etica, con la forma en que
usamos el dinero y nuestros bienes.

▪ El dinero y las posesiones deben ser un medio para honrar a Dios. La razón por
la cual Dios desea prosperarnos, es porque a través de esto podemos ser
instrumentos de bendición a otros. Sin embargo, Jesús mismo nos recuerda la
importancia de cuidar nuestro corazón y nuestra actitud hacia los bienes y
riquezas.

“Donde esté tu tesoro, allí estarán también los deseos de tu corazón.” Mateo 6:21

a. El dinero es cautivador. En este mundo el dinero representa poder,


control y seguridad.
b. El dinero es simbolo de éxito. Ya sea como fruto de esfuerzo y trabajo ó
como resultado de formas inapropiadas de poseerlo.
c. El amor al dinero nos ciega. Siempre nos ofrecerá una falsa seguridad y
una pasajera sensación de control, estabilidad y bienestar.

▪ A pesar de todo lo anterior, el dinero y las posesiones no son un problema en si


mismo. Al contrario, son recursos que nos permiten cumplir el propósito de
Dios, administrándolos sabiamente y honrando a Dios con ellos.

▪ Con todo esto, si el dinero posee un extraño poder cautivador para la mayoría
de nosotros, cuando honramos a Dios con nuestras ofrendas y diezmos,
desarmamos ese poder. Inhabilitamos la proclividad de nuestro corazón a
retener y atesorar cosas pasajeras, permitiendo que sus bendiciones fluyan a
causa de nuestra fe y obediencia.
▪ Cuando damos a Dios nuestros diezmos, ofrendas y primicias, El recibe honra.
El propósito de dar a Dios los primeros frutos de nuestro trabajo, significa que
dedicamos y consagramos a El todo lo que somos y lo que poseemos.

▪ La fiesta de las primicias o primeros frutos (Bikkurim) se celebraba el día


siguiente al sábado de la semana de la Pascua (Levítico 23:9-14) y era un
llamado al pueblo para ofrecer a Dios: a) lo primero, b) lo mejor, y c) lo
apartado o santificado para Dios.

▪ Todo esto era “santo” al Señor, es decir, separado y consagrado para Dios.
Todo lo que había sobre la tierra, tanto de hombres como de animales y frutos
debía ser presentado y dedicado para Dios, en alabanza y agradecimiento.

▪ Se constituía en una forma de asegurar que ellos pondrían a Dios primero en


sus vidas. La cosecha misma era un recordatorio de que Dios era para ellos la
fuente de todas sus bendiciones.

▪ Todo israelita era instruido desde el hogar que la bendición de Dios reposaría
en cada familia, cuando se le dedicara y consagrara lo primero y lo mejor de sus
frutos, cosechas y ganado.

▪ En el sentido bíblico, los primeros frutos o primicias determinan el resto de la


provisión.
- Lo que hagas con la primera porción determinará lo que pase el resto del
año.
- Un primer fruto tiene el poder de redención; todo lo demás que quede
será multiplicado por Dios.
- Un primer fruto trae favor de Dios porque El es honrado.
- La honra a Dios desata su favor, su provisión y su protección
sobrenatural.
- ¡Honremos a Dios en nuestro hogar!

“Honrar a Dios es la clave para un hogar lleno de bendición y prosperidad.”

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