Honrar A Dios
Honrar A Dios
Honrar A Dios
Introducción
¿Por qué es tan importante “honrar” a Dios?, ¿Qué significado tiene darle a El la gloria y
honra que merece?, ¿No es suficiente solo con “creer” en Dios, o incluso “servir” a Dios?
En términos de la Biblia, honrar a Dios va mas allá de lo que hacemos en promedio los
cristianos, es una actitud que esta por encima de la forma en la que viven un gran numero
de personas y familias como creyentes.
La palabra hebrea “kabad”, que se tradujo como “honra” denota literalmente algo que
tiene peso, algo abundante, rico, numeroso. Algo que es honorable, que tiene gloria en si
mismo.
En cada uno de nuestro hogares se necesita aprender a honrar a Dios. Nuestros hijos
deben saber que nosotros como padres damos honor a Dios, por encima de todo lo
demás. ¿Cómo sabemos que estamos honrando a Dios? Veamos cuatro cosas principales.
“Busca su voluntad en todo lo que hagas, y él te mostrará cuál camino tomar.” (NTV)
“Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en
él… porque entonces harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien…” Josué 1:8
“No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová, y apártate del mal…” Prov. 3:7
“Honra al SEÑOR con tus riquezas y con los primeros frutos de tus cosechas. Así tus
graneros se llenarán a reventar y tus bodegas rebosarán de vino nuevo.” Proverbios 3:9-
10 NVI
▪ Una actitud apropiada hacia el dinero, es señal de una vida sana y balanceada.
No podemos divorciar la vida espiritual, moral y etica, con la forma en que
usamos el dinero y nuestros bienes.
▪ El dinero y las posesiones deben ser un medio para honrar a Dios. La razón por
la cual Dios desea prosperarnos, es porque a través de esto podemos ser
instrumentos de bendición a otros. Sin embargo, Jesús mismo nos recuerda la
importancia de cuidar nuestro corazón y nuestra actitud hacia los bienes y
riquezas.
“Donde esté tu tesoro, allí estarán también los deseos de tu corazón.” Mateo 6:21
▪ Con todo esto, si el dinero posee un extraño poder cautivador para la mayoría
de nosotros, cuando honramos a Dios con nuestras ofrendas y diezmos,
desarmamos ese poder. Inhabilitamos la proclividad de nuestro corazón a
retener y atesorar cosas pasajeras, permitiendo que sus bendiciones fluyan a
causa de nuestra fe y obediencia.
▪ Cuando damos a Dios nuestros diezmos, ofrendas y primicias, El recibe honra.
El propósito de dar a Dios los primeros frutos de nuestro trabajo, significa que
dedicamos y consagramos a El todo lo que somos y lo que poseemos.
▪ Todo esto era “santo” al Señor, es decir, separado y consagrado para Dios.
Todo lo que había sobre la tierra, tanto de hombres como de animales y frutos
debía ser presentado y dedicado para Dios, en alabanza y agradecimiento.
▪ Todo israelita era instruido desde el hogar que la bendición de Dios reposaría
en cada familia, cuando se le dedicara y consagrara lo primero y lo mejor de sus
frutos, cosechas y ganado.