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Miércoles de Ceniza

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Miércoles, 22 de febrero de 2023

MONICIÓN INICIAL.
Hoy comenzamos nuestros cuarenta días de Cuaresma, cuarenta días de preparación para Pascua.
¿Para qué estos cuarenta días de penitencia y conversión? Para volver a nuestras raíces -a Dios, a lo
mejor de nosotros mismos- y, en consecuencia, también a nuestro prójimo. De muchas maneras
hemos intentado ser nuestros propios dioses, decidir por nosotros mismos lo bueno y lo malo, pero
hemos acabado haciendo de nosotros mismos el centro del mundo, a expensas de nosotros mismos,
de Dios y de nuestro prójimo. Ahora es el tiempo propicio para volver a Dios y volvernos hacia los
hermanos que nos rodean. Hoy expresaremos nuestro destrozo interior y nuestro deseo sincero de
cambiar, cuando, después del Evangelio, recibamos la ceniza. Por que
Felices quienes recorren el camino cuaresmal con una sonrisa en el rostro
y sienten cómo brota de su corazón un sentimiento de alegría incontenible.

Felices quienes durante el tiempo de Cuaresma,


y en su vida diaria, practican el ayuno del consumismo,
de los programas basura de la televisión,
de las críticas, de la indiferencia.

Felices quienes intentan en la cotidianidad ir suavizando su corazón de piedra,


para dar paso a la sensibilidad, la ternura, la compasión,
la indignación teñida de propuestas.

Felices quienes creen que el perdón, en todos los ámbitos,


es uno de los ejes centrales en la puesta en práctica del Evangelio de Jesús,
para conseguir un mundo reconciliado.

Felices quienes se aíslan de tanto ruido e información vertiginosa,


y hacen un espacio en el desierto de su corazón
para que el silencio se transforme en soledad sonora.

Felices quienes recuerdan la promesa de su buen Padre y Madre Dios,


quienes renuevan a cada momento su alianza de cercanía
y presencia alentadora hacia todo el género humano.
MONICION DE LA PRIMERA LECTURA.-
¡Vuelvan a Mí con Todo su Corazón!
El verdadero ayuno y la penitencia significan un sincero cambio del corazón: rechazando el mal y el
pecado y volviendo hacia el Dios de amor. ESCUCHEMOS.
Primera lectura
Lectura de la profecía de Joel (2,12-18):

AHORA —oráculo del Señor—, convertíos a mí de todo corazón, con ayunos, llantos y lamentos;
rasgad vuestros corazones, no vuestros vestidos, y convertíos al Señor vuestro Dios, un Dios
compasivo y misericordioso, lento a la cólera y rico en amor, que se arrepiente del castigo.
¡Quién sabe si cambiará y se arrepentirá dejando tras de sí la bendición, ofrenda y libación
para el Señor, vuestro Dios! Tocad la trompeta en Sion, proclamad un ayuno santo, convocad a la
asamblea, reunid a la gente, santificad a la comunidad, llamad a los ancianos; congregad a los
muchachos y a los niños de pecho; salga el esposo de la alcoba y la esposa del tálamo.
Entre el atrio y el altar lloren los sacerdotes, servidores del Señor, y digan: «Ten compasión de tu
pueblo, Señor; no entregues tu heredad al oprobio ni a las burlas de los pueblos».
¿Por qué van a decir las gentes: «Dónde está su Dios»? Entonces se encendió el celo de Dios por su
tierra y perdonó a su pueblo.

Palabra de Dios

Salmo
Sal 50,3-4.5-6a.12-13.14.17

R/. Misericordia, Señor: hemos pecado

V/. Misericordia, Dios mío, por tu bondad,


por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R/.

V/. Pues yo reconozco mi culpa,


tengo siempre presente mi pecado.
Contra ti, contra ti sólo pequé,
cometí la maldad en tu presencia. R/.

V/. Oh, Dios, crea en mí un corazón puro,


renuévame por dentro con espíritu firme.
No me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R/.

V/. Devuélveme la alegría de tu salvación,


afiánzame con espíritu generoso.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza. R/.

MONICION DE LA SEGUNDA LECTURA.- Ahora es el tiempo favorable


Jesús nos ha restaurado a la amistad con Dios. Pero exige que continuemos buscando la
reconciliación de Dios hoy. Ahora es el tiempo propicio para hacerlo. Escuchemos con atención.

Segunda lectura

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (5,20–6,2):

HERMANOS:
Actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo exhortara por medio de nosotros. En
nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios.
Al que no conocía el pecado, lo hizo pecado en favor nuestro, para que nosotros llegáramos a ser
justicia de Dios en él.
Y como cooperadores suyos, os exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios. Pues dice:
«En el tiempo favorable te escuché,
en el día de la salvación te ayudé».
Pues mirad: ahora es el tiempo favorable, ahora es el día de la salvación.

Palabra de Dios

Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (6,1-6.16-18):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:


«Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo
contrario no tenéis recompensa de vuestro Padre celestial.
Por tanto, cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en
las sinagogas y por las calles para ser honrados por la gente; en verdad os digo que ya han recibido
su recompensa.
Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu
limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las
esquinas de las plazas, para que los vean los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su
recompensa.
Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo
secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará.
Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para hacer ver
a los hombres que ayunan. En verdad os digo que ya han recibido su paga.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no los
hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te
recompensará».

Palabra del Señor


BENDICIÓN DE LA CENIZA
Introducción por el Celebrante
Las hojas y ramas de las palmas del Domingo de Ramos del año anterior se han transformado de
tallos verdes en ceniza gris. --- Así nos ocurre a nosotros. No permanecemos siempre idénticos,
siempre los mismos. Envejecemos; y tantas veces convertimos la vida en gris y polvorienta, para
nosotros y para los demás. Esta ceniza de hoy nos recuerda nuestra fragilidad de vida nuestra
culpabilidad y la penitencia que necesitamos realizar. Recibiremos esta ceniza con humildad, mientras
se nos marca con la señal de la cruz, pues nuestros corazones desean sinceramente seguir a Jesús
por el camino de la negación de sí mismo y del amor.
Oración de Bendición
Señor, bendice (+) esta ceniza
como signo de conversión y de penitencia,
como prueba de que queremos
descubrir a tu Hijo hoy
en el silencio de nuestra oración
y en la persona de nuestro prójimo,
a quien nos acercamos en su necesidad.
Que la señal de la cruz
dada en el nombre del Padre,
y del Hijo y del Espíritu Santo
nos anime y nos sane interiormente,
de forma que te sirvamos sinceramente a ti y a nuestro prójimo,
por la fuerza de Jesucristo nuestro Señor.
El sacerdote rocía la ceniza con agua bendita, en silencio.
A continuación, imposición de la ceniza.
ORACIÓN DE LOS FIELES.

Al comienzo de este tiempo de conversión, esperamos con ilusión la reconciliación con Dios y
con nuestro prójimo. Presentemos a nuestro Padre Dios nuestras preocupaciones y las necesidades
de todos, y digamos:

R/ Ten misericordia de tu pueblo, Señor.

1. Por la Iglesia de Jesucristo, para que se libere de defectos humanos, de forma que pueda
mostrar a todos la luz y el poder del evangelio, roguemos al Señor.
R/ Ten misericordia de tu pueblo, Señor.

2. Por las personas -cercanas o lejanas- atrapadas en el pecado y en el desaliento, para que
encuentren reconciliación con Dios, consigo mismas, y con los hermanos que les rodean,
roguemos al Señor. R/ Ten misericordia de tu pueblo, Señor

3. Por los endurecidos en su corazón a causa de las riquezas o del poder, e insensibles a las
necesidades de otros, para que en estos cuarenta días de penitencia descubran caminos de
verdadera felicidad a través de su sensibilidad y generosidad para con sus prójimos,
roguemos al Señor. R/ Ten misericordia de tu pueblo, Señor.

4. Por todos los que llevan una pesada carga de preocupaciones y sufrimiento, para que sigan
adelante con fortaleza por el camino del Señor Jesús, roguemos al Señor. R/ Ten
misericordia de tu pueblo, Señor.

5. Roguemos unos por otros, para que cada uno de nosotros esté dispuesto a caminar por el
camino de la paz y la reconciliación, del servicio desinteresado y de la entrega generosa a los
demás, y así decimos: R/ Ten misericordia de tu pueblo, Señor.

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