Fabulas
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El león y el ratón
El caballo viejo
Los perros
El cuervo y la culebra
La golondrina y el ruiseñor
El cuervo y Hermes
Pocos días después unos cazadores apresaron al rey de la selva y le ataron con una cuerda a un
frondoso árbol. Pasó por ahí el ratoncillo, quien al oír los lamentos del león, corrió al lugar y
royó la cuerda, dejándolo libre.
-- Días atrás -- le dijo --, te burlaste de mí pensando que nada podría hacer por tí en
agradecimiento. Ahora es bueno que sepas que los pequeños ratones somos agradecidos y
cumplidos.
Nunca desprecies las promesas de los pequeños honestos. Cuando llegue el momento las
cumplirán.
Dos gallos reñían por la preferencia de las gallinas; y al fin uno puso en fuga al otro.
Mas no tardó un águila en caerle y raptarlo. Desde entonces el gallo que había perdido la riña
se quedó con todo el gallinero.
A quien hace alarde de sus propios éxitos, no tarda en aparecerle quien se los arrebate.
El caballo viejo
Un caballo viejo fue vendido para darle vueltas a la piedra de un molino. Al verse atado a la
piedra, exclamó sollozando:
Oyó una vez un león el croar de una rana, y se volvió hacia donde venía el sonido, pensando
que era de algún animal muy importante.
Esperó y observó con atención un tiempo, y cuando vio a la rana que salía del pantano, se le
acercó y la aplastó diciendo:
Un hombre tenía dos perros. Uno era para la caza y otro para el cuido. Cuando salía de cacería
iba con el de caza, y si cogía alguna presa, al regresar, el amo le regalaba un pedazo al perro
guardián. Descontento por esto el perro de caza, lanzó a su compañero algunos reproches: que
sólo era él quien salía y sufría en todo momento, mientras que el otro perro, el cuidador, sin
hacer nada, disfrutaba de su trabajo de caza.
Pide siempre a tus mayores que te enseñen una preparación y trabajo digno para afrontar tu
futuro, y esfórzate en aprenderlo correctamente
Un hombre tenía dos perros. Uno era para la caza y otro para el cuido. Cuando salía de cacería
iba con el de caza, y si cogía alguna presa, al regresar, el amo le regalaba un pedazo al perro
guardián. Descontento por esto el perro de caza, lanzó a su compañero algunos reproches: que
sólo era él quien salía y sufría en todo momento, mientras que el otro perro, el cuidador, sin
hacer nada, disfrutaba de su trabajo de caza.
El perro guardián le contestó:
Pide siempre a tus mayores que te enseñen una preparación y trabajo digno para afrontar tu
futuro, y esfórzate en aprenderlo correctamente.
El cuervo y la culebra
Andaba un cuervo escaso de comida y vio en el prado a una culebra dormida al sol; cayó veloz
sobre ella y la raptó. Mas la culebra, despertando de su sueño, se volvió y la mordió. El cuervo
viéndose morir dijo:
Antes de querer poseer algún bien, primero hay que valorar si su costo vale la pena.
La golondrina y el ruiseñor
Invitó la golondrina a un ruiseñor a construir su nido como lo hacía ella, bajo el techo de las
casas de los hombres, y a vivir con ellos como ya lo hacía ella. Pero el ruiseñor repuso:
-- No quiero revivir el recuerdo de mis antiguos males, y por eso prefiero alojarme en lugares
apartados.
Los bienes y los males recibidos, siempre quedan atados a las circunstancias que los rodearon.
El cuervo y Hermes
Un cuervo que había caído en un cepo prometió a Apolo que le quemaría incienso si lo salvaba;
pero una vez liberado de la trampa olvidó su promesa.
Capturado de nuevo en otro cepo, dejó a Apolo para dirigirse a Hermes, prometiéndole
también un sacrificio. Mas el dios le dijo:
Espantadas las ranas por el ruido que hizo el leño al caer, se escondieron donde mejor
pudieron. Por fin, viendo que el leño no se movía más, fueron saliendo a la superficie y dada la
quietud que predominaba, empezaron a sentir tan grande desprecio por el nuevo rey, que
brincaban sobre él y se le sentaban encima, burlándose sin descanso.
Y así, sintiéndose humilladas por tener de monarca a un simple madero, volvieron donde Zeus,
pidiéndole que les cambiara al rey, pues éste era demasiado tranquilo.
Indignado Zeus, les mandó una activa serpiente de agua que, una a una, las atrapó y devoró a
todas sin compasión.
A la hora de elegir los gobernantes, es mejor escoger a uno sencillo y honesto, en vez de a uno
muy emprendedor pero malvado o corrupto.