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Examen de Parménides-KBF

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Universidad de Costa Rica

Facultad de Letras-Escuela de Filosofía


F-3114 Seminario de autores griegos
Prof. Luis Fallas
Karol Badilla Fallas B20745
Examen

1. ¿Es Parménides un filósofo, un sabio, un poeta didascálico, un sofista o un


sacerdote? -Sin importar su lectura, asuma una perspectiva griega para
responder este asunto-. (20%)

Primero es importante poner atención al contexto cultural de la época en la que


vivió Parménides para responder la pregunta. El poema revela un momento de transición
entre la comunicación oral y la escritura. Siguiendo a Giovanni Reale en su libro Platón.
En busca de la sabiduría secreta (2002), la cultura griega tuvo un predominio de la
oralidad hasta el siglo V a. c. Fue a inicios del IV que la escritura se fue convirtiendo en la
manera principal de comunicar el conocimiento (o que al menos llegó a círculos más
amplios). La escritura ya había aparecido tres siglos antes, pero se utilizaba principalmente
para leyes, decretos, ceremonias o tumbas. Los primeros textos, según Reale, serían los
poéticos, como soporte de la oralidad y la memoria era muy preciada dentro de la cultura.

La poesía, entonces, se nos presenta muy diferente de como ahora la representamos.


Aunque tiene un componente artístico, era en realidad una “enciclopedia social” (p. 55). La
poesía era una fuente de conocimientos de todo tipo; sobre la naturaleza, medicina,
conocimientos sociales y culturales. Reale nos cuenta algo más: los poetas eran
comúnmente escribas, expertos y juristas. Esta última descripción encaja muy bien con la
forma de escritura de nuestro filósofo, a pesar de la tradición conocida que utiliza su
poética como un pseudo-elemento dentro de la filosofía. El problema de Platón, era con la
institucionalidad de la memoria, que hacía a los estudiantes repetir el conocimiento sin
someterlo a una examinación, lo que nos da señales de la importancia tan grande que tenía
la poesía y la oralidad aún en tiempos de Platón.
Si aceptamos las palabras de los antiguos sobre Parménides como un legislador, la
idea de su uso poético adquiere mucho más sentido. Existen muchos intérpretes que no
perdonan a Parménides su poética, y no lo llamarían poeta. Sin embargo, no nos basta con
su poema para llamarle un poeta didáctico. Era más que eso. También fue naturalista y
astrónomo y la inscripción que encontraron en 1962 le llama Teórico de la naturaleza, lo
cierto es que podíamos decir que Parménides fue un sabio, con conocimiento en múltiples
áreas (Leyes, Política, Retórica, Poesía, Astronomía, Naturaleza) y con la habilidad de
escritura para enseñar y causar un impacto. Siendo un legislador, estaba familiarizado con
la enciclopedia poética que nos describe Reale y la utilizó para trasmitir sus conocimientos
sobre las distintas áreas.

Sabio le llamamos aludiendo a Cordero (2005). Este filósofo nos cuenta como no
sería nada inverosímil un poema como única obra, pues, la idea de un “filósofo” que
llevaba una vida contemplativa no aparece hasta Aristóteles. Lo cierto es que, los
presocráticos tenían otros oficios que nos lo encajaba exclusivamente en ese término, y
como ya hemos mencionado, Parménides tenía muchos otros conocimientos (p. 25-26).
Estos eran generalmente “sabios”. El impacto que produjo su poema fue suficiente para
establecer su autoridad, ya que precedió todas las discusiones de la filosofía griega y la
filosofía occidental hasta el día de hoy.

2. Atendiendo a la interpretación de Cordero, el “siendo” es la clave de lectura del


ser, ¿qué implica esta visión de forma general? (15%)

La tesis mencionada, viene directamente de la obra de Néstor Cordero Siendo, se


es. La tesis de Parménides (2005). Para entender su punto, primero debemos referirnos a
la búsqueda por comprender la realidad dentro de los presocráticos. Cordero aclara
inmediatamente, en el pensamiento griego la “realidad” dentro de su concepción, viene a
ser el “conjunto de todo lo que es.” (p. 33). Una realidad entendida como aquello que
“posee el hecho de ser: el conjunto de los entes”. Para Cordero así, Parménides tendría
su propia teoría sobre la interpretación de la realidad, entendida como se dijo
anteriormente.

Para el filósofo argentino, Parménides fue mucho más allá en su investigación


sobre la realidad. Ataca un problema básico que pareciera ser obviado: hay cosas.
¿Cómo es que hay cosas? Podría no haber nada, sin embargo si las hay. Estos filósofos
anteriores suponen las cosas: El agua, el aire. Cordero nos dice entonces:

La constatación del hecho de que hay una realidad (que se


convertirá luego en “la tesis” de Parménides) abre para el filósofo
horizontes insospechados, esconde riquezas inesperadas, exhibe una
fertilidad inagotable, hasta tal punto que pareciera que, para Parménides,
la tarea insoslayable y básica del filósofo deberá consistir en captar las
últimas consecuencias y el alcance total de la fórmula “hay cosas”. Y él
da el ejemplo, pues su Poema se encarga de hacerlo. (p. 35).
¿Cómo defiende Cordero estas aseveraciones tan importantes? Con el lugar que
brinda Parménides en su poema, al lugar del ser. La fijación por lo que “es” y por el ser en
el poema, son las claves de lectura. Pero afirmar que “hay cosas” sería tautológico en el
griego. Existen palabras para utensilios, pero no específicamente “cosas”. Así, el griego
utiliza en el mismo sentido las “cosas” y el participio presente, plural y sustantivado del
verbo ser. “O sea que, como dijimos, afirmar solemnemente, como lo hace Parménides, que
hay cosas, significa admitir que “hay, lo que está haciendo” o, de manera más general, que,
“siendo, se es” (p. 36). ¿Qué quiere decir esto anterior?
Cuando en el fragmento 2, la diosa señala los dos caminos: lo que es y lo que no es,
Cordero nos presenta la polémica en torno al sujeto de esa oración: ¿qué es lo que es y lo
que no? ¿Todo, nada? La respuesta que nos interesa va de la mano con Cassin (1980),
cuando afirmó: “Lo que es, es el ser”. Cordero acepta esta interpretación, afirma que este
“es”, denotaría al ser en el tiempo presente, es decir, siendo (p. 69). ¿Qué otra cosa puede
“ser”, si no lo que está siendo? Es decir lo que “es” en el momento. Para nuestro filósofo
argentino, desde el fragmento 2 se va comunicando lo que se desarrollará en el 6, el 7 y el 8
con respecto al Ser y sus características. La ausencia de un sujeto revelaría esa referencia al
Ser.
3. Conforme con la primera línea del fr. 7, no hay “entes” que puedan no ser, pero
en el fr. 8 queda claro que el ente es uno. ¿Es posible salvar esta posible
discrepancia desde el propio Poema? ¿Hacia dónde deberíamos fijar la mirada?
(20%)

Según mi punto de vista, sí es posible salvar esta discrepancia, y en ese caso,


retomaría la argumentación de Cordero. Primero, si prestamos atención (la mirada) a la
realidad griega como un “conjunto de entes” se comprende la intención por presentar
que no existe algo como lo no-real. Entonces, la primera línea de ese fragmento, podría
revelarnos que no existen “entes” es decir, cosas que son dentro de la realidad, que al
mismo tiempo no “sean”, es decir que no existan en la realidad. El error de los bicéfalos
que se encuentra al final del fragmento 6, es el pensar que la realidad y la no-realidad
pueden coexistir al mismo tiempo. Lo que es y lo que no es no puede ser lo mismo, pues
implicaría una contradicción fundamental en la propia existencia de todo.

Ahora bien, en cuanto a la otra parte, volvemos a aceptar lo que no dice Cordero
con respecto al lugar de lo que “es” como una forma verbal y plural del tiempo presente
en el verbo ser. El ente que funciona como uno, que es continuo, denotaría la capacidad
de la realidad de los entes para existir y seguir existiendo. La realidad que contempla un
todo, precisamente como un “todo lo que es” (2005, p. 33). La mirada debe fijarse en el
uso novedoso de decir que “hay cosas”, y los entes como aquellos que poseen el hecho
de ser. Como se mencionó anteriormente, la forma plural del ser corresponde a los
“entes”. Un ente, un solo ser denotaría totalidad. En la realidad, existe el ser como
principio, es decir, existen las cosas que están siendo. Son totalidad en cuanto a que
están siendo en tiempo presente. La unidad del ser denota el continuo de lo que “es”.
“Hay, lo que está siendo” es otra forma de plantearlo que puede ayudar a la
interpretación.

Sin embargo, si queda un poco difícil de comprender esta discrepancia en el


poema. A nuestro parecer no es una contradicción gravísima si se atiende a la tesis de
Cordero. Otra forma de verlo sería suponer al Ser como un principio rector, más que un
“ente” (algo que es). Es decir, la pregunta es, cuando Parménides se refiere al ente del
fragmento 8: ¿está hablando de una entidad material, abstracta, un precepto? Esta será la
tarea que se propondrán los filósofos posteriores a él, y que dará fruto a muchas
interpretaciones. Platón mismo temía no haber comprendido a Parménides. Si
suponemos que el “ser” o lo que es, funciona como un principio rector del mundo,
entonces entenderíamos su desviación plural para afirmar que nada “no puede ser”.
4. ¿Cómo se puede entender la insistencia en el Poema sobre la necesidad de
límite? ¿Hay algo más allá? Si no lo hay, ¿cuál es la preocupación? ¿Será una
respuesta a Anaximandro o al pitagorismo? (20%)
Para responder a esta pregunta, hemos elegido dos caminos interesantes, el primero
está en algunas de las tesis presentadas por Chendo (2017) en su artículo “La prohibición
de ir más allá del límite. Una lectura del fragmento 8 de Parménides”. Sin embargo,
discrepamos de algunas afirmaciones de la filósofa, por lo que no se acepta completamente
el matiz político de su interpretación. Más allá de esto anterior, se nos presenta una
construcción de la relación con el poema y el límite que es muy satisfactoria.
En primera instancia tenemos la interpretación sobre el papel de la épica dentro de
la forma del poema. La autora está interesada por el uso retórico de la solemnidad épica que
desea adoptar Parménides. La narración de las épicas tenía como tema común un destino,
un momento en el que se determinaba un límite fijo a seguir del cual no podía salirse ni el
protagonista ni quienes le rodeaban. Chendo nos indica, que el “es” del fragmento 8
parmenídeo representa un momento similar en la narración. “El es encadenado (peírata) del
fragmento 8 de Parménides trae a la memoria el momento en el Destino encadena a Héctor
obligándolo a permanecer fuera de los muros de Troya, mientras los troyanos huyen al
interior de la ciudad” (p. 261).
Según la filósofa, la perfección de la que da cuenta el ente en 8, tiene directa
relación con la vinculación a la perfección y completitud con Necesidad y Destino. La
imperfección sería contraria a lo determinado por ley. La perfección indicaría
determinación, y por tanto un límite. La preocupación caería específicamente en mantener
la solemnidad de la épica como retórica y también, en relacionar la perfección del ser con el
destino, que impondría un límite.
Acerca de esta tesis anterior, personalmente la encuentro muy interesante, pero no
podría compartirla del todo. Sin embargo es curioso que existan coincidencias al respecto.
Creo más plausible que fuese una respuesta al ápeiron de Anaximandro. Quiero
decir que esta otra tesis presenta más evidencias. Para Anaximandro el principio de todas
las cosas (podríamos decir la realidad si pensamos en Cordero), era lo ápeiron, es decir, lo
indeterminado, indefinido e ilimitado. Esto es contrario al Ser parmenídeo. Sin embargo,
comparte unas cualidades con el ser parmenídeo: su eternidad, su indestructibilidad y el
hecho de que es ingénito e imperecedero. Este pensamos que es el error más grande que
comete Anaximandro. Cuando Parménides llama a los bicéfalos en el fragmento 6, parece
que se refiere a él. Lo que es y lo que no es parece lo mismo para estas personas, de igual
manera en lo “indeterminado” del otro filósofo, se presentan elementos que le pertenecen
tanto al ser como al no ser.
Parménides viene desde un principio discutiendo con este problema, y después de
presentarlo así, se refiere al peîras que tiene el ser. La realidad no puede venir del no-ser,
de lo que no-es. La indeterminación no podría engendrar la determinación, ni los entes. Por
lo que nos inclinamos a apoyar esta tesis principalmente. Resulta interesante pensar la
posibilidad de su solemnidad épica, sin embargo la afrenta contra Anaximandro es evidente
en lo anterior. Aquí, su preocupación sería la de refutar estas teorías bicéfalas y presentarlas
como falsas o inconsistentes con el corazón de la verdad.
5. ¿Qué tengo que investigar con Parménides? (25%)
Numerosos autores y autoras, coinciden con que la tesis de Parménides tiene que
ver con dos cosas: 1. Presentar el corazón de la verdad bien redonda y 2. Presentar las
opiniones de los mortales que están equivocados en su propia visión de la verdad. De
aceptar esto anterior, podríamos decir que la investigación se derivaría en conocer el
corazón de la verdad, y también, en comprender cuál es esta verdad.

Según el fragmento segundo, la verdad sería que existen los dos caminos, de lo que
“es” y lo que no “es” y el válido es el de lo que “es”. Como explicamos anteriormente, éste
sería el camino del Ser. Nuestra investigación se dirigiría al Ser y a la realidad de los entes.
Si volvemos a Cordero (que me parece muy útil en este caso) nuestra investigación entraría
a revisar una premisa que fue obvia para muchos pensadores: hay cosas. ¿Cómo hay cosas?
Es evidente, sí, pero ¿por qué? ¿Sería por la posibilidad de un principio regidor de todo,
creador de toda la realidad?

La existencia del ser y de la realidad como un conjunto de entes, por ejemplo,


contraria a la idea de Anaximandro, sería la intención que llevaría el poema con sus
enseñanzas. Retomando nuestra respuesta anterior, pensar en una indeterminación como
principio regidor del mundo le parecería a Parménides imposible, con lo que el poema
también es una exhortación a no tomar esos caminos. La investigación, además, negaría
prestar atención a lo indeterminado, tal y como se nos señalan en los fragmentos 2 y 7. Esta
enseñanza se muestra muy estricta en el poema, no es un consejo, es una orden. El punto
sería que aceptar la indeterminación o lo que no “es” como un principio, convierte a
cualquiera en un bicéfalo que no sabría al final distinguir la realidad de lo no real. Las
opiniones erróneas de los mortales entran dentro de esta categoría.

Con todo, el mejor ejemplo de investigación llegó posterior al poema parmenídeo.


Muchísimos filósofos y filósofas reaccionaron a su poema, para seguirle o para refutarle. El
principio de toda realidad, la mera existencia de las cosas, se abre con su poema y despliega
un sinfín de interpretaciones (siendo mi favorita la atomista). La investigación de la
realidad misma, de los entes dentro de la totalidad y en la unidad, sería una enseñanza muy
importante que nos deja el poema.

Bibliografía.

Chendo, M. (2017). “La prohibición de ir más allá del límite. Una lectura del
fragmento 8 de Parménides”. Disputatio 7 pp. 257–276.

Cordero, N. L. (2005). Siendo, se es. La tesis de Parménides. Buenos Aires: Biblos.

Reale, G. (2002). Platón. En busca de la sabiduría secreta. Barcelona: Herder.

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