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Tanatologia 2 44

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El fin que persiguen 10s capitulos de esta parte es mostrar datos

importantes de neurofisiologia, psicologia animal, paleontologia y antro-


pologia que no sustentan la hip6tesis de que el hombre nace dotado de un
instinto agresivo espontlneo y automiitico.

LA R E L A C I ~ NDE L A PSICOLOG~ACON LA NEUROFISIOLOG~A

Antes de entrar en. la discusibn de 10s datos neurofisiolbgicos, es necesario


decir unas cuantas palabras acerca de la relacibn existente entre la
psicologia, la ciencia.de la mente, y las neurociencias, las ciencias del
cerebro.
Cada ciencia tiene su propia materia de estudio, sus mktodos, y la
direcci6n que toma la determina la aplicabilidad de sus rnktodos a sus
datos. No puede esperarse que el neurofisi6logo proceda de la manera
que seria mis deseable para el psicblogo, o viceversa. Pero si es de esperar que
ambas ciencias estkn en estrecho contacto y se ayuden mutuamente;esto es
posible tan s610 si por ambas partes hay a l g h conocimiento elemental que
prmfia a1 menos a cada una entender el lenguaje de la otra y apreciar sus
descubrirnientos fundarnentales. Si 10s estudiosos de arnbas ciencias estu-
vieran en tan estrecho contacto descubririan algunos terrenos en que 10s
descubrimientos de la una pueden relacionarse con 10s de la otra; tal es el
caso, por ejemplo, en relaci6n con el problema de la agresi6n defensiva.
No obstante, en la mayorfa de 10s casos, las investigaciones psicol6gi-
cas y neurofisiol6gicas y sus respectivos marcos estructurales estin muy
aparte y el neurocientifico no puede actualmente dar satisfaccibn a1 deseo
del psicblogo de obtener informacibn referente a cuestiones como la del
equivalente neurofisiolbgico de pasiones como la destructividad, el sadis-
mo, el masoquismo o el narcisismo,' ni el psicblogo puede ser de gran
1. Esta declaraci6n general necesita puntualizaci6n y seiialamiento de 10s
intentos del difunto Rahl Hernindez Pe6n para descubrir el equivalente newofisiolB
gico de la actividad en el sueiio, 10s estudios neurofisiol6gicos de la esquizofrenia y el
aburrimiento por R. G. Heath y 10s intentos de P. D. MacLean de hallar explicaciones
neurofisiol6gicas a la paranoia. K. Pribrarn ha estudiado (1962) la contribuci6n
de Freud a la neurofisiologia. Sobre la importancia de 10s conocimientos neurol6gicos
de Freud cf. P. Ammacher (1962); cf. tambiin R. R . Holt (1965).
104 PRUEBAS CONTRA LA TESIS INSTINTNISTA

Un pesimismo mis o menos radical han manifestado cierto nlimero de


neurocientificos en relaci6n con el acercamiento entre neurociencia y
psicologia en general, y particularrnente en lo que toca ,a1 valor de la
neurofisiologia actual en su contribuci6n a la explicaci6n del comporta. El estudio de la relaci6n entre el funcionamiento del cerebro y el
miento humano. Han expresado este pesimismo H. von Foerster y T. comportmiento se conducfa en gran paRe por la proposici6n darwfiana
~ e l n e c h u k ? asi como H. R. Maturana y F. C. Varela (pr6ximamente).' de que la estructura y el funcionamiento del cerebro se rigen por el
Tamhien en vena critica escribe F. C. Worden: "Se dan ejemplos de la principio de la supervivencia del individuo y de la especie.
Despuks, 10s neurofisi6logos han dedicado principalmente sus esfuer-
investigacidn neurocientifica para ilustrar cbmo, a medida que 10s investi-
gadores se ocupan m b directamente en 10s fen6menos conscientes, las zos a1 descubrimiento de las regiones cerebrales que son 10s subestratos de
insuficiencias de la doctrina materialists se van. haciendo m h y m b 10s hpulsos y comportamientos mis elementales necesarios para la
prturbadoras y dan pie a la blsqueda de mejores sistemas conceptuales." supervivencia. Hay acuerdo general con la conclusi6n de MacLean, quien
(F. C. Worden, pr6ximamente.) decia que estos mecanismos fundamentales del a r e b r o eran (en inglks) las
cuatro efes: alimentaci611, lucha, huida y realizaci6n de actividades
Cierto nhmero de comunicaciones orales y escritas de neurocientificos
me da la impresi6n de que este moderado mod0 de ver lo comparte un sexuales (feeding, fighting, fleeing and. . . the performmce of sexual
ndmero reciente de investigadores. Cada vez se entiende mtis y mis el activities; P . D . MacLean, 1958). Como es fhcil advertir, estas actividades
cerebro como un rodo, un sistema, de mod0 que no puede explicarse el son vitalmente necesarias para la supervivencia material del individuo y la
comportamiento refiriendose a alguna de sus partes. Impresionantes especie. ( M b adelante veremos si el hombre tiene otras necssidades
hechos en favor de esta opini6n present6 E. Vaknstein (1968), quien fundamentales aparte de la supervivencia fisica y cuya realizacibn sea nece-
demostr6 que 10s supuestos "centres" hipotalhicos del hambre, la sed, el saria para su funcionamiento como ente total.)
En lo tocante a la agresi6n y la fuga, la obra de cierto nlrmero de
sexo, etc, no son, si en realidad existen, tan puros como se pensaba
investigadores -W. R. Hess, J. Olds, R. C. Heath, J. M. R. Dtlgado y
anteriormente -que la estimulacib de un "centro" por un comportamien- otros- indica que las L'controlan"' diferontes regiones neurales del
to puede provocar el comportamiento apropiado de otro si el medio cerebro. Se ha demostrado, por ejemplo, que la reacci6n afectiva de rabia y
provee estimulos consonantes con el segundo. D. Ploog (1970) ha hecho
su correspondiente pauta de comportamiento agresiva pueden activarse por
ver que la "agresi6nW (en realidad la comunicaci6n no verbal de una
estimulacibn eldctrica directa de diversas regiones, como las amigdalas, la
amenaza) provocada en un mono ardilla no es creida por otro mono si la parte lateral del hipotblamo, algunas partes del mesoencCfalo y la materia
amenaza la hace un inferior social del segundo. Estos datos concuerdan
con el modo de ver holistic0 de que el cerebro toma en cuenta, en su gris central; y puede inhibirse estimulando otras estructuras, como el
cilculo del comportamiento a ordenar, m h de un elemento o hebra de la tabique, la circunvolucih del cingulo y el nficleo caudal.' Con gran
estimulacih que llega . . . que el estado total del medio fisico y social en ingeniosidad quirdrgica, algunos investigadores9 lograron implantar elec-
ese momento modifica el significado de un estimulo especifico. trodos en ciertas regiones determinadas del cerebro y establecer una
Pero el escepticismo acerca de la capacidad que tenga la neurofisiolo- conexibn de dos sentidos para la observaci6n. Con una estimulaci6n de
gia de explicar debidamente el comportamiento humano no significa negar
6. En esta discusibn ~ 6 1 0presentark 10s hechos ma's importantes y aceptados en
la validez rehztiva de 10s muchos descubrimientos experimentales realiza- general. La labor realizada en este campo en 10s Gltimos veinte aiios es tan enorme
dos en especial en las dltimas dkcadas. Estos descubrimientos, aunque que seria superior a mi competencia entrar en 10s cientos de problemas especificos
hubieren de x r reformulados e integrados en una visi6n mls global, son aue se presentan, ni seria Gtil citar la amplia literatura al respecto, que puede hallarse
suficientemente vdidos para darnos importantes indicaciones en el conoci- en las dbras mencionadas en el texto.
7. SegGn algunos de 10s autores arriba citados, cs impropio decir "controlan",
mient o de un tip0 de agresibn : la defensive porque ven en ellas la reaccibn a procesos que se producen en otras partes del
conducta" (psicologia y sociologia), designacibn que popularizb el programa de la cerebro, en accibn reciproca con la regibn especifica estimulada.
Fundacibn Rockefeller, re intereun principalmente en lo que el hombre hace y en 8. El neocbrtex ejerce un efecto predominantemente excitador en el comporta-
c6mo puede conseguirse que lo haga, no en el porqud lo hace y q u i h es 61. Eh grado miento de rabia. Cf. 10s experimentos de K. Ackert con la ablacibn del neocbrtex del
considerable se han convertido en obsticulo a la formacibn de una ciencia integrada polo temporal. (R. Ackert, 1967.)
del hombre y e n sustituto de la misma 9. Cf,W. R. Hess (19541, J. Olds y P. Milner (19541, R. G. Heath, ed. (19621,
4. Comunicaciones personales de H. von Foerster y T. Melnechuk J. M. R. Delgado (1967, 1969, con amplia bibliografia). Cf. ademis el volun~en
5. Estoy agradecido a 10s autores por haberme permitido leer sus originales recientcmente publicado por V. H. Mark y F. R. Ervin (1970), que contiene una
antes de publicarlos. exposicibn clara y concisa, ficil de entender incluso para el lego cn esta materia, de
10s datos esenciales de neurofisiologia referentes a1 comportamiento violento.
PRUEBAS CONTRA LA TESIS INSTINTIVISTA
ayuda a1 neurofisi6logo. Parece como si cada una d e esas ciencias debiera cibn conductual cornpleja". (T. H. Bullock, 1961.)' De mod0 semejante
seguir su propio camino y resolver sus problemas por s i sola hasta que un dice Birger Kaada:
dia uno tuviera que dar por supuesto que ambas habian adelantado lo
suficiente para poder abordar 10s mismos problemas con sus diferentes Nuestro conocimiento y nuestros conceptos de la organizacibn neural
rndtodos e interrelacionar sus descubrimientos. Seria seguramente absurd0 central de comportamiento agresivo estln limitados por el hecho de que la
que cada una de ellas esperara a que la otra hubiera presentado pruebas mayor parte de la informacibn procede de experimentos con animales y
positivas o negativas a las hipbtesis por ella formuladas. Mientras una por lo tanto casi no se sabe nada acerca de la relacibn del sistema nemioso
prueba neurofisiolbgica clara n o contradiga la teoria psicolbgica, el central con 10s aspectos "sentimiento" o "afectivos" de las emociones.
Estamos totalmente reducidos a la observacibn y el andisis experimental
psicblogo sblo debe tener respecto de sus descubrimientos la cautela de 10s fenbmenos expresivos o conductuales y 10s cambios corpbreos
cientifica normal, con tal que estkn basados en la debida observacibn e perifB,ricos registrados objetivamente. E s evidente que ni siquiera estos
interpretacibn de 10s datos. procedhientos son totalmente seguros, y a pesar de vastos esfuerzos de
R. B. Livingston hace las siguientes observaciones a propbsito 'de lis investigacibn es dificil interpretar el comportamiento sobre la base de estos
relaciones entre arnbas ciencias: indicios solamente. (B. Kaada, 1967.)

Se establecerl una verdadera unibn entre la psicologia y la neurofisiologia Uno de 10s m i s destacados neurocientificos, W. Penfield, llega a la misma
cuando gran numero de cientificos Sean buenos conocedores de ambas conclusibn :
disciplinas. Queda por ver culn segura y fructifera sera la unibn lograda.
No obstante, han aparecido nuevos campos a investigardonde losestudiosos
del comportamiento pueden manipular el cerebro ademls del medio Los que esperan dar solucibn a1 problema de la neurofisiologia de la mente
ambiente y donde 10s estudiosos del cerebro pueden aprovechar 10s son como personas a1 pie de la montaiia; de pie en 10s claros que hicieron
conceptos y tecnicas conductistas. Muchas de las tradicionales maneras de en las estribaciones contemplan la altura que piensan escalar. Pero el
identificacibn de ambos campos se han perdido. Debemos descartar pinlculo e s t l oculto por nubes eternas y muchos creen que nunca se p o d r l
activamente todo vestigio de provincialismo y todo sentido de jurisdiccibn llegar a B1. Seguramente, si amanece el dia en que el hombre haya llegado a
y rivalidad entre estas disciplinas. contra quiBn estamos? Solo contra conocer perfectamente su cerebro y su mente, s e r l tal vez su mayor
nuestra propia ignorancia. hazaiia, su victoria definitiva.
A pesar de 10s progresos recientes, hay todavia relativamente pocos Sblo un mktodo puede usar el hombre de ciencia en su labor
recursos en el mundo para la investigacibn b h i c a en psicologia y neurofi- cientifica. Es el de la observacibn de 10s fenbmenos de la naturaleza por el
siologia. Los problemas que requieren solucibn son ingentes. S610 podre- anilisis comparativo, complementada por la experimentacibn con base en
mos llegar a1 entendimiento modificando nuestros conceptos actuales. A su hipbtesis razonadas. Los neurofisiologos que siguen las reglas del metodo
vez, Bstos estan sujetos a cambio sblo por empresas experimentales y cientifico dificilmente se atreverian a decir con toda sinceridad que su
tebricas fertiles en recursos. (R. B. Livingston, 1 962.) labor cientifica 10s autoriza a responder a esas cuestiones. (W. Penfield,
1960.)~
Muchas personas piensan equivocadarnente, corno sugieren algunos 2. Pero Gltimamente, aunque sosteniendo todavia esta declaracibn, Bullock le
relatos para el pdblico, que 10s neurofisi6logos han hallado muchas ha dado un matiz mis optimista: "Desde 1958, la neurociencia ha avanzado bastante
soluciones a1 problema del comportamiento humano. En cambio, la hacia el entendimiento de algunas funciones superiores, como el reconocimiento y el
mayoria de 10s expertos en el campo de las neurociencias tienen una dominio de las emociones, asi como hacia el conocimiento del mecanismo de
asociacibn, cuando no del aprendizaje. Estamos en vias de proporcionar ideas a1
actitud rnuy diferente. T. H. Bullock, gran conocedor del sisterna nervioso respccto, como por ejemplo declarar cue1 pueda ser la base biolbgica de la agresibn, y
de 10s invertebrados, el pez elictrico y Ips marniferos rnarinos empieza su si hay un mecanismo hidriulico y si es inherentc." (Comunicacibn personal a1 doctor
articulo sobre la evolucibn del mecanisrno neurofisiolbgico ("Evolution of T. Melnechuk, quien me escribib de ella.)
neurophysiological mechanism") rechazando "nuestra capacidad de con- 3. No sblo las neurociencias y la psicologia, tambi6n otros muchos campos
tienen que ser integrados para crear una ciencia del hombre: como la paleontologia,
tribuir actualrnente de mod0 fundamental a la verdadera cuestion" y la antropologia, la historia, con la historia de las religiones (mitos y rituales), la
prosigue diciendo que "en el fondo no tenemos una idea medianarnente biologia, la fisiologia, la genktica. El objeto de estudio de la "ciencia del hombre" es
razonable acerca del rnecanisrno neuronal del aprendizaje o del subestrato el hoinbrc! n~ismo;el hombre como scr total en desenvolvimiento, biolbgica e
fisiolbgico de las pautas instintivas ni de virtualmente ninguna manifesta- histbricamente, que sblo puede entendcrse si vemos las rclaciones reciprocas existen-
tcs entre todos sus aspectos, si lo examinamos como un proceso que se produce
dcntro de un sistema complcjo con muchos subsistemas. Las "ciencias de la
. .. . . -,
-. , . ., , . .
. . , . , .. . ... . . . .

108 A NEUROFISIOLOG~A 109


PRUEBAS CONTRA LA TESIS INSTINTNISTA

Otros, en es~ecid con HunsPerger y SU grupo del laboratorio de H~~~ ma ,militares seguramente no les pareced nada extrafia, sir10 hart0 ftimiliar.
ROmaniuk, Levinson Y F l ~ n . " A pesar de ciertas diferencias en lo$ Saben par experiencia que la naturaleza del hombre no Parem h ~ l i ~ ~ ~
resultadOs a Clue estos diversos investigadores ban llegado, confirman lac heroismo qUe eS neemrio tomar muchas medidas para h a e l que p l z e y
bisicos descubrimientos de Hess. evitar que corra por salvar su vida.
Mark y Ervin resumen el estado actual de nuestros conocimientos en
el siguiente plrrafo:

1970.)

E? instinto de fig^"

dates sobre combate y fuga como reacciones de &fensa haan ver


con un aspect0 ~ U peculiar
Y la teoria instintivista de la agresibn. El
*pulse de h u i desempefia -neurofisiolbgiea y conductuahente- u,n
p a p 1 hual 0 tal vez mayor en el comP?rtmiento animal que el impuh
de combatir. Neurofisiolbgifsmente, Ips don hpulsos estan *tegrados
del m~~ mode; n o hay base para decir que agnsibn es mss
una-
tural" que la f"ga. $or qu6 e n t o n e s 10s instintivistas hablan de la
intensidad de 10s instintos innatos de agresibn y no del instinto innate DEPREDAC~ONY AGRESION
de fuaa?
hubiiramos de aplicar el mod0 de razonar de lor instintivistas
a a r c a del irnpulso de combate a1 de fuga llegariamos a un enunciado de Hay otro tip0 de agresibn que ha ocasionado mucha confusibn, yes el de 10s
este tipo: "Mueve a1 hombre el impulso innato de huir; a veces trata de anhnaies depredadores o rapaces terrestres. Zool6gicamente est6n bien de-
dominar este impulso por su razbn, per0 su dominio serl relativamente finidos, y comprenden las famdias de 10s felinos, hienas, lobas Y osos.'
ineficaz, aunque pueda hallarr a l g h medio de refrenar el poder del Se estin acumulando ripidamente pruebas experimentales que sefialan
'instinto de fuaa'." cbmo la base neurolbgica de la agresibn rapaz es distinta de la de la
considerando el enfasir que se ha dado a la agresibn humans innata agresi6n defensiva.13 Lonnz ha observado lo rnismo desde el punto de
corno uno de 10s problemas mAs graves de la vida social, desde las a vista etol6gico:
posiciones religiosas hasta la obra cientifica de Lorenz, una teoria que gire 12. Los osos son dificiles de catalogar: algunos son omnivoros; matan animdes
en torno a1 "incontrolable instinto de fuga" puede parecer extrafia, pero menores o heridos y devoran su carns, pero no 10s cazan a1 acecho, como hacen por
neurofisiol6gicamente es tan buena como la de la "agresi6n incontrolable". ejemplo 10s leones Por otra parte, el oso polar. que vivc en condiciones climitsas
De hecho, desde un punto de vista biolQco pareceria que la fuga es mas rigurosas, acocha focas para matarlas y devorarlas y asi puede considcrdrsele animal
de rapifia.
eficaz que la pelea para la conservaci6n del individuo. A 10s jefes politicos 13. Mark y Ervin han puesto de relieve cste punto (1970) y Egger y Flynn lo
han demostrado con sus estudios, estimulando la zona espscifica de la parte lateral
11. Cf, el detallado examen que de estos estudios hace B. Kaada (1967). drl hipotdlamo y logrado un comportamiento que rccordaba a 10s observadorcs cl de
un animal a1 acecho o dando caza a su presa. (M. D. Egger y J. P. Flynn, 1963.)

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