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6 Freud Topicas

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Las Tópicas Freudianas - Libido- Concepto de transferencia

Dra. Gladys Adamson

Primera Tópica - Consciente - pre consciente - inconsciente

Freud va a elaborar un primer modelo de aparato psíquico, una primera tópica,


que es presentada por primera vez en el libro La interpretación de los sueños en 1900,
donde va a explicar que la conciencia humana se divide en tres: lo consciente, lo
preconsciente y lo inconsciente.
Plantea en ella que la conciencia es todo lo que sentimos, lo que percibimos, y lo
que pensamos en un momento dado. Desde cierto punto de vista podemos decir que
es todo aquello que está en nuestro foco de atención.
Si yo les pregunto a ustedes qué piensan hacer esta noche, por un simple acto de
voluntad ustedes van a recordar qué planes tienen para esta noche. Ahora, si yo les
pregunto qué hicieron la noche del 12 de enero de 1975, es imposible, es información
que se ha perdido o es información que ha sido olvidada.
Podemos decir entonces que hay en nuestro inconsciente elementos que llegan
a la conciencia por un simple acto de voluntad, y hay otros que no pueden llegar a
nuestra conciencia de ninguna manera. Todos aquéllos que llegan por un simple acto
de voluntad, decimos que forman parte de lo preconsciente.

Hay entre lo consciente y lo preconsciente una barrera, que es moderada, y que


cumple una función al servicio del desempeño del sujeto: no podríamos tener en
nuestra conciencia al mismo tiempo todo aquello que podemos recordar, porque la vida
sería imposible. La conciencia es selectiva, está en nuestra conciencia aquello que se
necesita en un momento dado.
Hay en el ser humano una información que se pierde, y que hay otra (como lo
comprobó Freud) que no se pierde, que está olvidada pero que está ahí, en algún
lugar, y que puede estar incluso generando síntomas en el sujeto. Esa información
inconsciente va a ser el objetivo del Psicoanálisis. Freud va a decir: hacer consciente lo
inconsciente, para que deje de producir síntomas. Y se va a guiar por esta idea del
conflicto psíquico: que traer a la conciencia esos contenidos inconscientes va a ser
displacentero, porque esos contenidos constituyen una fuente de angustia, de
ansiedad, de temor, de culpa.
Por lo tanto él se va a evocar a explicar cómo son esos contenidos, cuál es la
lógica de lo consciente y la lógica de lo inconsciente. Y va a decir que lo consciente y lo
inconsciente no sólo tienen contenidos diferentes, sino que se rigen por lógicas
diferentes, y que la función de ambas es que el sujeto logre el máximo de placer y el
mínimo de displacer, sólo que perciben lo que es placentero o displacentero desde
distintas perspectivas.

El ser humano se rige básicamente por lo que Freud llama "el principio del
placer". Cuando un bebé nace es el principio del placer en estado puro. El bebe no
tolera no obtener placer, quiere lograr el placer pero sin esfuerzo, (que siempre implica
displacer) para llegar al logro de sus satisfacciones. El bebé que nace es puro ello,
pura energía pulsional, regida por dos grandes pulsiones (es decir, dos grandes fuerzas
por ahora usemos ese término)
fuerzas de naturaleza sexual
fuerzas de naturaleza agresiva.
Esas fuerzas son las que reclaman la realización del placer, a cualquier precio y
sin postergaciones.
Ahora, si este principio del placer se realizara tal como el sujeto lo exige y en su
forma pura, sería sumamente peligroso para el sujeto y sumamente peligroso para la
vida básicamente, sería imposible vivir en sociedad.

Freud dice que, entonces, los hombres tuvieron que encontrar otra forma de en-
cauzar ese principio del placer, y por lo tanto nuestra conciencia crea lo que él llama
"principio de realidad". Que no se opone al placer, sino que busca encauzarlo de
acuerdo a lo posible. El principio de realidad es el que va induciendo al sujeto a pos-
tergar ciertas gratificaciones, a renunciar a ciertas gratificaciones, o a realizarlas pero
de la manera que corresponde.
Segunda Tópica Ello – Yo - Superyo
Freud plantea una segunda tópica del aparato psíquico que es la diferenciación
entre Yo, Superyo, y Ello.
El Ello
El Ello es el reservorio de lo pulsional. El Ello es una instancia que está en el límite
entre lo somático y lo psíquico.
La pulsión, el impulso, viene del cuerpo y accede a lo psíquico como un desafío, como
una exigencia de que algo debe hacer con este impulso.
El Ello; dice Freud; en contacto con el mundo externo; o sea en contacto con otros
sociales va desarrollando al Yo.

El Yo
El Yo es una organización psíquica que trata de sintetizar los intereses de la personas.
Es una estructura psíquica, que intenta armonizar las exigencias del ello, de la realidad
y del super-yo.
Pichón Rivière le va a llamar self y lo define como “el estratega del mundo interno”, el
que trata de conciliar los requerimientos pulsionales y las exigencias de la realidad. Hay
impulsos que si se realizan se recibe una sanción social. Los niños aprenden a ser
piadosos con el otro, a ser considerados con el otro o a ser pulcros, a adquirir ciertas
formas de comportamiento porque si no reciben una sanción social. Y la peor sanción
social que puede recibir un niño o una niña es el retiro del afecto de los padres. Esa es
la sanción que teme y frente a la cual el niño o la niña declinan sus impulsos más
espontáneos.

Algunas de las características del Yo.


El Yo asume varias funciones como:
 el reconocimiento de la realidad,
 el control de la atención, (dirige la atención hacia un sector del mundo que lo
rodea),
 ejerce el control de la motilidad, del aspecto motor. Por ejemplo uno puede tener
ganas de darle un golpe al jefe, pero, se controla El Yo entonces tiene que
conciliar los impulsos del Ello, los condicionamientos o condiciones que vienen
de la realidad y además, las exigencias del Superyo.
El Superyo
Freud plantea que en la culminación del Complejo de Edipo emerge otra instancia que
es el Superyo. El Superyo es la culminación del Complejo de Edipo producto de
identificaciones. El Superyo es una estructura interna que contiene el reservorio de las
prohibiciones, de las restricciones, la moral en su sentido más imperativo y tradicional.
Lacan dice que el Superyo contiene los imperativos categóricos kantianos: esa moral
inapelable, esa moral que: “lo bueno es lo bueno, y lo malo es lo malo; y no hay
apelación posible. Ciertos preceptos que se consideran universales e inapelables. El
Superyo tiene el aspecto más sádico de las restricciones. El Superyo es una instancia
que Lacan la presenta como prácticamente “Inútil” en su función psíquica, porque no es
la ley. La ley regula, pone límites, discrimina, pero la ley contempla también las
diferencias. Por eso la ley no puede ser aplicada automáticamente, tiene que haber un
juez.
La ley siempre es objeto de debate. Porque la ley no es una receta. “Se hace tal
cosa, se condena”, “se hace…” “se premia…”, o sea, no es un canon rígido, fijo. En
cambio el Superyo puede ser caprichoso. El Superyo es una instancia que parece
encargada de hacer sufrir a la persona. En ese sentido el Superyo aparece con rasgos
sádicos, como si gozara con el sufrimiento del yo, como si gozara con hacer sufrir a la
persona, con distintos argumentos. La prueba de esto es que muchas veces, personas
sumamente bondadosas, que tienen una vida intachable se sienten terriblemente
culpables. O sea, la culpa, los remordimientos, el sentirse una mala persona, por obra
del Superyo no tiene que ver con que esa persona no ha sido ética o no ha cumplido la
ley de la vida o la ley de su sociedad, porque jamás ha hecho mal a nadie.
El Superyo fue transformándose a lo largo de la evolución de la cultura o de la
sociedad. Una cosa era el Superyo medieval, y otra es el de ahora.

 Para profundizar la teoría trabajada te sugerimos leer este sitio


http://www.portalhuarpe.com.ar/medhime20/Talleres/TALLERES%20SECUNDARIOS%20UNS
J/Comercio/05Teorias%20de%20Sigmund%20Freud/Sigmund%20Freud-
Navegable/psicologia/index.html

Ideal del Yo
Freud distinguió el Superyo del Ideal del Yo, pero quien más remarca la importancia de
esta distinción es Lacan. El Ideal del Yo contiene también preceptos, leyes, normas, la
ética, las identificaciones con aquello que se valora pero es una instancia motora. El
Ideal del Yo es diferente del Superyo, porque el Ideal del Yo es impulsor. Esa imagen
del espejo a la cual quiero mirarme y parecerme. El ser humano quiere cumplir sus
ideales. El Ideal del yo marca un camino, voy hacia ahí, es la meta a lograr. Por
supuesto tiene que ver con la sociedad, tiene que ver con las leyes, tiene que ver con
las normas, tiene que ver con aquello que también concilia con los ideales sociales; de
alguna manera, o los ideales de una porción de la sociedad.

La libido
Otro concepto importante tiene que ver con la pulsión sexual es el concepto del Libido.
La Libido es la energía psíquica de la pulsión sexual. La Libido es una energía, que
Freud identificaba con el amor. La libido podríamos sintetizarlo como amor. Proviene de
la pulsión sexual, y es un lazo amoroso. Este lazo amoroso puede estar recubriendo al
Yo o puede estar recubriendo a un objeto amoroso.

Cuando es una energía que liga a objetos del mundo externo (cuando digo “objetos”
estoy diciendo “objetos y sujetos”)… es una “libido objetal”, cuando recubre el Yo es
una “libido narcisística”.
Freud dice que la libido; ese reservorio de energía; es como una ameba. Tiene su
núcleo en el Yo, recubre al Yo. Esta energía puede, como las amebas, desarrollar un
seudópodo y recubrir un objeto. Ese objeto entonces va a ser un objeto amado.
Pero él dice: “hay una cierta cantidad de energía”; por lo cual este seudópodo que
recubre al objeto significa menor libido narcisística. En otra palabras, cuanto mayor es
el interés amoroso del sujeto por el mundo menor carga narcisística hay.
Esta es la idea de Pichón Rivière, nada más que él lo traduce en términos
comunicacionales. Cuando él dice: “la ruptura progresiva de los vínculos con el mundo
exterior va creando una lógica intrasistémica, que va centrando al sujeto en los objetos
del mundo interno, y lo va alejando del mundo externo”.
Pichón tiene todo una descripción en ese sentido del proceso del enfermarse a partir de
frustraciones y rupturas vinculares con el mundo externo.
Por ejemplo: tomemos algunos casos más o menos recientes: desocupados, sobre
todo hombres. La persona pierde su trabajo y vive esto como un fracaso personal. Si
esta significación de fracaso aparece corroborado por la familia, si tiene un entorno que
no le da un apoyo vincular para que vuelva a conectarse al mundo exterior, sino que de
alguna manera acentúa esta vivencia de fracaso y de impotencia el conflicto deja de
ser un conflicto de búsqueda laboral y empieza a volverse subjetivo. Comienza a
trasladarse, progresivamente esta sensación de impotencia y fracaso del mundo
externo al mundo interno. Y ahí empieza un circuito de un progresivo alejamiento de la
realidad. El problema del mundo interno desconectado del mundo externo es que es un
mundo fantasmático, es un mundo de fantasmas. Lo único que puede regular esa
actividad fantasmática es la praxis, es el contacto con los otros, es la comunicación con
el mundo externo.
Pichón dice: “La praxis con el mundo externo es aquello que vuelve a otorgar
objetividad a estas representaciones del mundo interno”. Sin una praxis son solo
fantasmas subjetivos desconectados de la realidad. Por lo cual el hombre que ha tenido
un traspié en el mundo puede transformarse, al final en una piltrafa humana. Ese
primitivo conflicto dialéctico con el mundo externo se interioriza y se internaliza como
circulo vicioso.
Freud plantea ejemplos más ligados a lo amoroso. Por ejemplo él describe el
amor romántico como ese amor en el cual la libido que recubre al objeto es tan intensa,
se proyecta en el objeto amado tantos ideales, valores, tanta belleza, y perfección, que
no queda libido en el Yo. Entonces este amor romántico donde el hombre se siente
indigno frente a las maravillas de la dama, esa dama que es el sumun de la perfección,
de todos los valores y de los ideales, ese hombre que sufre este amor romántico puede
llegar al suicidio. Como ese objeto está tan idealizado y no me corresponde no soy
digno de vivir. El suicidio romántico se debe a estas razones. De todas maneras Freud
dice que en todo enamoramiento hay algo de esto. Esa persona de la cual alguien se
enamora tiene que ser depositaria de ideales y valores aunque no llegue al extremo del
amor romántico. Y además después del periodo del enamoramiento, con los años, se
vuelve a regular la libido en términos más equitativos.

El primer logro narcisístico es poder identificarse con esa representación de ser


amado que tiene la madre del bebe. Si la madre mira con amor a su hijo o hija esta se
identifica con un ser digno de amor, y produce amor a si mismo. Ese amor propio es
necesario para sostener la vida. Si no tuviera amor propio; no tendría la energía para
hacer las cosas como hace, no tendría ni siquiera la capacidad de amar. Porque
cuando alguien se ofrece como objeto de amor a la persona que ama tiene que sentirse
digno o digna de ese amor. Tiene que sentir que merece amor. La libido narcisística es
producto de esta identificación.

Concepto de transferencia
Es un concepto técnico que surgió de la práctica analítica luego se extendió a la
vida cotidiana. Cuando Breuer analizaba a Anna O., lo que lo llevó a abandonar el
tratamiento con ella fue que Anna O. se enamoró de Breuer e hizo un falso embarazo.
Esto fue muy escandaloso, en una sociedad victoriana Una mujer enferma, que no
salía de su casa y el único hombre al que recibía era su médico. Era un embarazo
histérico.
Esto hizo que Breuer definitivamente cortara el tratamiento con Anna O. Pero al
mismo tiempo, este trastorno significó el descubrimiento del fenómeno de la
transferencia. El hecho frecuente que sufre todo terapeuta sobre su persona, el
paciente desplaza deseos que originariamente pertenecieron a otra relación, desplaza
sobre el médico otras figuras amadas del pasado.
Más adelante la noción de Transferencia se extendió a cualquier situación de la
vida cotidiana. Transferencia tiene que ver con condiciones vinculares que facilitan el
desplazamiento de una figura interna sobre la externa. Por ejemplo las relaciones
docentes tienden en general a generar esta transferencia. Los alumnos en general se
enamoran de la maestra de primer grado o de la maestra de jardín, o luego de algún
profesor a pesar de que no es una situación terapéutica. Toda relación asimétrica
promueve estos impulsos amorosos.

Una definición es: “Transferencia implica la actualización de deseos inconscientes en


una relación interpersonal; y es una repetición de prototipos infantiles vividos con
sensación de actualidad” En sentido más amplio, fuera del psicoanálisis designa un
desplazamiento de valores, derechos, entidades a otro.
Un rasgo de la transferencia es, como dice Pichón: “aquí y ahora conmigo, como antes
y con otro”, pero en términos relacionales. Se evoca un estilo de relación. En ese
sentido tenemos que ser fiel a esta conceptualización de la representación.
Cada recuerdo es una imagen, es un afecto, y una acción, es un estilo relacional. Cada
recuerdo, cada figura interna o significante del mundo interno es una forma de
interacción. Está incluido en ese recuerdo el estilo relacional o del modo de relación.
Por lo cual para Pichón el inconsciente son escenas, con una ecología, con objetos,
con personas, argumentos.
Pichón Rivière hablaba de una concepción dramática del inconsciente. No
dramática por “terrible” o por “trágica”; sino en un sentido teatral. El inconsciente son
escenas, son argumentos, son guiones, son personajes, pero que están entramados,
que tienen historias relacionales.
Por eso se dice que un grupo que recién comienza, que al ser todos sus
integrantes desconocidos las otras personas son pantallas proyectivas. Son pantallas
donde se proyectan los personajes internos. Proyección es un mecanismo donde se
pone afuera alguna representación interna, por ejemplo, se transfiere en el otro un
personaje interno.
En los grupos que recién comienzan se consideran que hay un deslizamiento del
grupo interno sobre el grupo externo. Y los primeros momentos del grupo; justamente
por este desconocimiento de los otros; es el momento de máxima transferencia. Como
uno no cuenta más que con la propia experiencia… ¿cómo comenzar a conocer al otro
si no es a partir del pasado? se viene con la propia experiencia de relaciones
humanas.
Parodiando cuando se encuentra con el otro dice: “¿Y a éste adónde lo pongo?”
“¿Adónde lo ubico?” “¿Cómo comienzo?” “¿Cómo empiezo a conocerlo… a
reconocerlo… a distinguirlo? aparecen ahí aquellos rasgos de reencuentro con el otro,
ya sean con figuras amadas o con figuras odiadas o resistidas. Por eso en las primeras
reuniones grupales se tiende a ubicar a algunos del lado de los buenos, (aquellos con
los que acuerdo) y a otros integrantes del lado de los malos (con los que no tengo
afinidad). Emerge una lógica de la “posición esquizoparanoide” en los comienzos de
todo grupo. En ese sentido algunos psicoanalistas grupalistas que llevan a cabo un
“psicoanálisis aplicado” a los grupos plantean que en estos primeros momentos
grupales predominan las defensas resistenciales. Es decir, que haya transferencias de
personajes internos sobre los integrantes del nuevo grupo lo interpretan como una
vuelta al pasado y un mecanismo resistencial frente a lo nuevo. Pero, desde el ECRO
de E. Pichón Rivière tenemos que decir que no hay otro camino, no hay otra manera,
no hay otra vía. Lo nuevo se comienza a conocer solo desde lo viejo, solo a partir de
experiencias previas pues es lo único que tenemos.
Los fenómenos de Transferencia, el mecanismo de desplazamientos fueron
grandes descubrimientos freudianos.

 Bibliografía

FREUD S.(1923- 1925) “El Yo y el Ello y otras obras” Tomo XIX Amorrortu editores.
Buenos Aires-1994. Teoría Psicoanalítica, primera y segunda tópica

LAPLANCHE J y PONTALIS J,(1999) “Diccionario de Psicoanálisis” Ed. Paidos,


Buenos Aires

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