La Constitución Dominicana
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La Constitución Dominicana
Conciencia ciudadana
Artículo 39.- Derecho a la igualdad. Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley,
reciben la misma protección y trato de las instituciones, autoridades y demás personas y
gozan de los mismos derechos, libertades y oportunidades, sin ninguna discriminación por
razones de género, color, edad, discapacidad, nacionalidad, vínculos familiares, lengua,
religión, opinión política o filosófica, condición social o personal.
Artículo 40.- Derecho a la libertad y seguridad personal. Toda persona tiene derecho a la
libertad y seguridad personal.
Artículo 42.- Derecho a la integridad personal. Toda persona tiene derecho a que se
respete su integridad física, psíquica, moral y a vivir sin violencia. Tendrá la protección del
Estado en casos de amenaza, riesgo o violación de las mismas.
Artículo 43.- Derecho al libre desarrollo de la personalidad. Toda persona tiene derecho
al libre desarrollo de su personalidad, sin más limitaciones que las impuestas por el orden
jurídico y los derechos de los demás.
Artículo 44.- Derecho a la intimidad y el honor personal. Toda persona tiene derecho a la
intimidad. Se garantiza el respeto y la no injerencia en la vida privada, familiar, el domicilio
y la correspondencia del individuo. Se reconoce el derecho al honor, al buen nombre y a la
propia imagen. Toda autoridad o particular que los viole está obligado a resarcirlos o
repararlos conforme a la ley.
Artículo 46.- Libertad de tránsito. Toda persona que se encuentre en territorio nacional
tiene derecho a transitar, residir y salir libremente del mismo, de conformidad con las
disposiciones legales.
Artículo 47.- Libertad de asociación. Toda persona tiene derecho de asociarse con fines
lícitos, de conformidad con la ley.
Artículo 48.- Libertad de reunión. Toda persona tiene el derecho de reunirse, sin permiso
previo, con fines lícitos y pacíficos, de conformidad con la ley.
Artículo 49.- Libertad de expresión e información. Toda persona tiene derecho a expresar
libremente sus pensamientos, ideas y opiniones, por cualquier medio, sin que pueda
establecerse censura previa.
¿Qué puntos de encuentro cabe señalar entre el Derecho Constitucional y las políticas
públicas? ¿Cuáles de sus conceptos tienen alguna vinculación especial con esta nueva
categoría? El Derecho Constitucional es la rama jurídica que se ocupa del diseño
organizativo fundamental del Estado y del gobierno; de formular los fines que se
pretenden alcanzar y señalar lo que considera medios adecuados a tal fin; de establecer
los mecanismos de limitación, control, coordinación y cooperación recíproca de los
órganos de gobierno y de reconocer los derechos fundamentales que se atribuyen a los
ciudadanos y grupos sociales. Desde esta perspectiva, son muchos los puntos de contacto
que se pueden establecer entre el Derecho Constitucional y el diseño, ejecución y
evaluación de las políticas públicas. Entre estos puntos de contacto cabe mencionar los
siguientes:
Así como se han ido desarrollando conceptos y metodologías propias para la posterior
evaluación judicial de las políticas públicas decididas por los poderes públicos, como por
ejemplo, el análisis de proporcionalidad, habrá que pensar en instrumentos y prácticas
que evalúen previamente su razonabilidad y el impacto, también desde el punto de vista
jurídico, de aquellas que se decidan instrumentar. La Unión Europea ya prevé que las
normas emanadas de sus órganos fundamenten previamente cómo sus disposiciones
respetan los principios de subsidiariedad y razonabilidad, establecidos en los tratados
comunitarios.
2.6 Interés práctico de las cláusulas de Derechos Ciudadanos.
Así lo reconoce el legislador en el considerando cuarto de la Ley No. 107-13 sobre los
derechos y deberes de las personas en sus relaciones con la Administración Pública de
fecha 8 de agosto de 2013, al señalar que “en un Estado Social y Democrático de Derecho
los ciudadanos no son súbditos, ni ciudadanos mudos, sino personas dotadas de dignidad
humana, siendo en consecuencia los legítimos dueños y señores del interés general, por lo
que dejan de ser sujetos inertes, meros destinatarios de actos y disposiciones
administrativas, así como de bienes y servicios públicos, para adquirir una posición central
en el análisis y evaluación de las políticas públicas y de las decisiones administrativas“.
Aunque el término esté cargado de connotaciones negativas, la “obtención de lucro” por parte de
los socios está en la esencia misma de la definición legal de la sociedad, tanto de la sociedad civil,
como de la mercantil. Es el “fin o causa” del contrato de sociedad y razón de ser de su
constitución, el cual puede perseguirse a través de cualquier actividad lícita (objeto social).
También es el núcleo fundamental de lo que las normas (el hard law) y las recomendaciones de
buen gobierno (el soft law) denominan el interés social o el interés de la sociedad.
Cuando dos o más personas convienen entre sí un contrato de sociedad, lo que pactan es
la consecución de un negocio rentable y la distribución entre ellos de las ganancias. Cobra
especial relevancia esta institución, en razón de su reconocimiento constitucional para efectos del
juicio de amparo, a la vez de ser un componente fundamental conducente a la prosecución de las
acciones colectivas.
Comenta Monti (2005: 40-42) que si bien la expresión de interés legítimo proviene de la
doctrina italiana de fines del siglo XIX, la institución se incuba en Francia un siglo antes,
con la Revolución de 1789.
Multa.
Prisión.
La pérdida de los derechos civiles de quienes han sido declarados culpables de
delitos. Esto puede incluir la pérdida del derecho al voto por un cierto período de
tiempo, la pérdida del derecho a postularse como candidato a un cargo en el
distrito en donde se cometió el delito o a cualquier cargo público.