Este documento critica la manipulación de la opinión pública por parte de los medios de comunicación y los gobernantes. Señala que los medios ocultan información relevante y en su lugar difunden noticias que convengan a los gobernantes para mantener controlada a la opinión pública. También critica a los periodistas que callan sobre problemas importantes como la inflación y en su lugar dan clases de moralidad sin ética. El documento concluye diciendo que la vida es demasiado importante como para dejar que otros decidan cómo vivirla o qué información recibir
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Este documento critica la manipulación de la opinión pública por parte de los medios de comunicación y los gobernantes. Señala que los medios ocultan información relevante y en su lugar difunden noticias que convengan a los gobernantes para mantener controlada a la opinión pública. También critica a los periodistas que callan sobre problemas importantes como la inflación y en su lugar dan clases de moralidad sin ética. El documento concluye diciendo que la vida es demasiado importante como para dejar que otros decidan cómo vivirla o qué información recibir
Este documento critica la manipulación de la opinión pública por parte de los medios de comunicación y los gobernantes. Señala que los medios ocultan información relevante y en su lugar difunden noticias que convengan a los gobernantes para mantener controlada a la opinión pública. También critica a los periodistas que callan sobre problemas importantes como la inflación y en su lugar dan clases de moralidad sin ética. El documento concluye diciendo que la vida es demasiado importante como para dejar que otros decidan cómo vivirla o qué información recibir
Este documento critica la manipulación de la opinión pública por parte de los medios de comunicación y los gobernantes. Señala que los medios ocultan información relevante y en su lugar difunden noticias que convengan a los gobernantes para mantener controlada a la opinión pública. También critica a los periodistas que callan sobre problemas importantes como la inflación y en su lugar dan clases de moralidad sin ética. El documento concluye diciendo que la vida es demasiado importante como para dejar que otros decidan cómo vivirla o qué información recibir
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Prensa
Miércoles, 10 de diciembre, 2008
Pensando en cómo es que nos creemos cualquier cosa por parte de nuestros gobernantes se me cruzaron dos imágenes de mis épocas de estudiante. Una profesora mal llevada, por no llamarla de otro modo menos decoroso, aunque más justo, vivía cuestionándome la redacción de mis trabajos. No eran problemas gramaticales, no eran cuestiones ortográficas, no se trataba nunca de la selección del tema a desarrollar. Siempre me machacaba lo mismo, que no podía ser tan abierto en mis opiniones personales, que no me podía dejar llevar por mi temperamento y que debía ser más imparcial en cuestiones políticas. Vieja de mierda que nunca tuvo la coherencia necesaria para aceptar que una opinión no puede carecer de ideas personales al respecto, porque deja de ser opinión para pasar a existir como un texto inútil, en el que solo se vuelcan informaciones como si fuera un resúmen del diario. Quizás tenía razón. Marcelo Bonelli vive bien. Con esa cara de nada y sus acotaciones de pecho frío, tiene un programa propio, conduce un noticiero y la pasa bomba. Otro profesor se mereció una de las mayores cataratas de improperios que un alumno sería capaz de emitir. Me había encargado un trabajo respecto de dictaduras en el mundo y me lo tachó de punta a punta luego de leer la primera hoja. En ella, yo decía que según Aristóteles existían tres clases de Gobiernos Perfectos, la Democracia, la Aristocracia y la Dictadura. Fue duro darme cuenta que el filósofo griego hubiera terminado en Campo de Mayo si viviera en la Argentina. Con el correr de los años, tomé conciencia del daño que hacen estos tipos al bloquear y anular la capacidad de opinión personal de cada uno. El desastre colectivo que se genera desde la enseñanza es impresionante. Así andamos por la vida totalmente desinformados, cuando quienes cobran un sueldo bastante jugoso por desmenuzar la realidad y entregárnosla lo suficientemente rejurigitada para poder digerirla, lo único que hacen es callar o decir lo que convenga con el fin de no perder la guita de publicidad oficial que entra. Cualquier sistema que se aplique en el mundo, en nuestro país es tan solo una utopía. La libertad de prensa no escapa a esta regla. La simpatía de los multimedios por ser cada día más grandes se ha juntado con la necesidad de los Gobernantes de tener a la opinión pública controlada. Es algo básico y sencillo de explicar. Todos sabemos que en la calle hay inseguridad, que los alimentos y las vestimentas cuestan cada día más y que la corrupción en todos los estratos de la sociedad es moneda corriente. Sin embargo, alcanza con prestarle atención a las noticias del diario de hace una semana, compararlo con las del periódico de hace un año, y cotejar las estadísticas en materia económica y de seguridad en cada uno de esos períodos, para darnos cuenta que la realidad no ha cambiado ni una pizca. Son los medios, los formadores de opinión, quienes nos dosifican la información del modo que más convenga. Ejemplos sobran. Cristina llega a fin de año con la misma imagen positiva que tenía De La Rúa. Sin embargo, Cristina la viene arrastrando desde hace 10 meses, en tanto al Chupete le empezó a decrecer cuando mando el 13% de retención salarial y se terminó de ir a los caños con el Corralito. El papel que jugaron los medios en 2001 y el que están realizando ahora, no es para nada mínimo ni irrelevante. Somos manipulables por naturaleza. La sensación de inseguridad sería mucho más grande si por cada Ingeniero de Zona Norte que muere en manos de la delincuencia, tomaramos conocimiento de los 8 homicidios por día que ocurren en el resto del Conurbano. Lo sabemos, pero si sale en la tele, es más importante. Si toda vez que dan a conocer el índice de inflación del INDEC, algún analista de economía, a quien le pagan precisamente por ello, dijera que es todo una terrible fantochada y que nos están metiendo la mano en el bolsillo en continuado y descaradamente, de seguro que el malestar social sería casi incontrolable. Los medios juegan un papel mucho más que importante en la vida en democracia. La prensa es la ventana que tenemos a la realidad, solo que muchas veces, tiene los vidrios polarizados y nos deja ver lo que quiere que veamos. En los últimos 50 años vimos a un diario ponerse a favor del peronismo -siendo que su fundador era un gorila de molde- ponerse en contra del peronismo, hablar a favor de cada uno de los Golpes de Estado, chuparle las medias a todos y cada uno de los presidentes que han pasado, y siempre pegar el saltito antes que el barco se hunda. Nosotros, en cambio, seguimos comprando ese mismo periódico que parece más una revista de barrio, donde se cometen las mayores de las atrocidades por parte de personajes que luego vienen a educar sobre las formas de hacer periodismo gráfico. Las noticias relevantes a la izquierda y las publicidades a la derecha ocupando toda la página que vemos cada vez que damos vuelta a la hoja es merecedor de un bochazo en la UBA, en la UNLP, TEA o dónde sea. Noticias que se estiran a lo largo del 80 por ciento de la tapa, son calificadas por esos mismos próceres de la prensa, como amarillistas. Pero la utilizan. Y vende. Durante los últimos días, circuló una cadena de mensajes de texto y correos electrónicos en los cuales se convoca a una marcha a realizarse hoy a la tarde en repudio a la gestión de Cristina, quien ni siquiera está en el país. Ningún medio se hizo eco, cuando sí lo habían hecho con el apagón organizado por la Alianza. Sin embargo, no importa cuánta gente vaya, dirán que no fue espontáneo, que fue organizado sólo porque se transmitió de boca en boca. A nadie tiene que importarle la espontaneidad, lo que vale es la voluntad en común de quienes se reúnan. Las manifestaciones con banderas, jamás son espontáneas, y sin embargo, valen. Pero los medios, hoy están mas preocupados en reflejar la visita de Cristina a Rusia, a dónde llegó en busca de inversiones. Cuando alguien se convierte en insolvente, el único que quiere llevar a cabo negocios con esa persona es quien sabe que podrá hacer lo que quiera. Rusia es el país más corrupto del mundo y en eso nos ganó a nosotros. Pero allá está ella. Mientras, Néstor festeja con un brindis que su mujer aguantó un año, el 65% de los adolescentes no cree en la democracia, el país está de paro y Alperovich critica a los investigadores del CONICET por decir que el hambre en Tucumán cada día es más grave. Si existen salarios del Estado que no se tiran a la basura, los mismos incluyen a la totalidad del CONICET, integrado por personas que cobran miseria al lado de lo que se merecen por la cantidad de años de estudio y esfuerzo en sus investigaciones. Gente admirable que trabaja por su país, pudiéndo ganar mucho más en cualquier otro lado. Pero estamos en la Patria donde la Presidente dice que envidia a los científicos porque ella nunca pudo pasar del “hache dos cero”, mujer bruta e ignorante que comanda los destinos de esta patria cívicamente analfabeta. Yo no estoy en contra de nadie, aunque cueste creerlo. Yo estoy a favor de otra forma de hacer política, de otra forma de Gobernar un país, de otra forma de vivir en sociedad. No me interesa que el periodismo venga a decirme lo que tengo que pensar, lo que tengo que ver, lo que tengo que escuchar, lo que tengo que leer. Mucho menos esta clase de periodismo, esta prensa ladera y mezquina que calla lo importante y se ensaña con nimiedades, dando clases de falsa moralidad dictadas por sujetos totalmente faltos de ética. La vida es demasiado importante para que alguien nos venga a decir cómo vivirla.
Miércoles. Me agarró por la filosofía barata. A todos nos pasa.