Poesia y Oralidad
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Poesía y oralidad
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Poesía y oralidad*
MAURICIO OSTRIA GONZÁLEZ
Universidad de Concepción
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ACTA LITERARIA Nº 27, 2002
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Narrador, persona dramática, yo ensayista o hablante lírico y sus correlatos son cons-
trucciones ficticias y lingüísticas.
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Está claro que entender las funciones sonoras en poesía implica comprender la dife-
rencia entre la fonética y la fonología, “vale decir, entre los sonidos como elenco de fenó-
menos físicos y el inventario de unidades funcionales, con capacidad diferenciadora, que
se abstrae sobre la base de la realidad fonética” [Escobar 1970: 119].
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Sin embargo, esto no quiere decir que las condiciones rítmicas o prosódicas de un
idioma determinen absolutamente la estructura del verso de modo absoluto. Baste recor-
dar que el endecasílabo surgió en el italiano y el alejandrino en el francés.
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“... la versificación era la base mnemónica y por ende autoritativa de la cultura oral...”
[Rivers 1988: 15].
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“Los modernos, con la desaparición gradual de la poesía épica y de la tragedia versificada,
hemos inventado el reducto de una poesía exclusivamente lírica” [Rivers 1988: 15].
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La intuición de los poetas sobre las correspondencias parece corroborarse por los
estudios lingüísticos y neurológicos: “La relación que una las oposiciones distintivas de la
lengua y la sistemática de los colores, especialmente, abre perspectivas serias y prometedo-
ras a un trabajo en común con físicos, antropólogos, psicólogos, historiadores del arte y
lingüistas...
Las experiencias de los lingüistas sobre el simbolismo de los sonidos, sobre la asocia-
ción evidente e inequívoca entre las oposiciones de los sonidos del lenguaje y las oposicio-
nes de sentido, tales como alto-bajo, claro-oscuro, agudo-romo, alegre-triste, etc., se ca-
racterizan por resultados aún más positivos” [Jakobson 1980: 60-61].
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[1980: 29]. En el mismo sentido, Octavio Paz señala: “En ningún otro género
literario es de tal modo íntima la unión entre sonido y sentido como en la
poesía. Esto es lo que distingue al poema de las otras formas literarias, su carac-
terística esencial. El poema es un organismo verbal rítmico, un objeto de pala-
bras dichas y oídas, no escritas ni leídas” [1990: 122]. Y Rivers: “la mera versi-
ficación material impone al lector una semiosis totalmente diferente a la de la
prosa” [1988:16]. Esto es especialmente cierto en poemas como los de Garcilaso
o Fray Luis, de Juan de la Cruz o Luis de Góngora, entre los clásicos; de Rubén
Darío, Federico García Lorca o Nicolás Guillén, entre los modernos.
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Henríquez Ureña pensaba en el origen común de ciertos vocablos referidos al verso,
a la música y a la danza en el Caribe [cf. Matos Moquete 1989: 554].
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10. Uno de los casos más representativos del conflicto y la interferencia entre
oralidad y escritura es, no hay duda, el de la poesía de Nicanor Parra. Al res-
pecto, Ivette Malverde ha escrito palabras certeras y esclarecedoras: “la
interacción entre oralidad y escritura tiene que ver [...] con los rasgos generales
de la producción parriana y con el proyecto del autor de que sus libros son
‘simultáneamente un documento literario y a la vez un documento visual’, ya
que el arte moderno, como dice él, es el de imágenes visuales, y el arte contem-
poráneo por ‘antonomasia es la televisión’” [Malverde 1985-1986: 79]9.
Malverde caracteriza del siguiente modo el circuito comunicativo imagina-
rio de los Sermones: “La situación discursiva de este texto es propuesta como la
de un espectáculo popular festivo, que requiere, por lo tanto, un lenguaje oral,
coloquial10. El hablante del poema introductor origina un discurso que figura
emitirse oralmente pero que es escrito, lo que le permite valerse tanto de pro-
cedimientos propios de la oralidad como de la escritura. Al hacer uso de estas
dos posibilidades amplía las opciones del discurso, produciéndose un fenóme-
no de travestismo verbal en el que la escritura se inviste de oralidad y en el que
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El carácter esencialmente fónico del poema ilumina, según Octavio Paz, el “verdade-
ro significado de la lectura en público de poemas [...]. Es un regreso al origen de la poesía,
un volver a la fuente. Y por esto mismo las posibilidades de la pantalla de televisión son
inmensas. En primer término, la creciente popularidad de los casetes nos libera de la
tiranía del ‘rating’ y abre el camino a la pluralidad de públicos. En seguida: en la pantalla
de televisión confluyen las dos grandes tradiciones poéticas, la escrita y la hablada. La
pantalla es una página favorable, incluso por sus dimensiones, al diseño de composiciones
no menos sino más complejas que la ideada por Mallarmé. Además, las letras aparecen en
distintos colores y, diferencia substancial, en movimiento. Por otra parte, la página se
transforma en una superficie animada, que respira, transcurre y cambia de un color a otro.
Al mismo tiempo, la voz humana, mejor dicho las voces, pueden enlazarse y combinarse
con las letras. Por último: las imágenes visuales y los elementos sonoros, en lugar de ser
meros adornos, pueden transformarse en partes orgánicas del cuerpo mismo del poema”
[1990: 122-123].
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Cf. Morales 1972: 219.
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En los poemas I y LXIII –señala Malverde– Parra explicita la aparente oralidad de su
discurso [1985-1986: 84].
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la oralidad se escribe [...] los procedimientos del lenguaje oral serán reproduci-
dos a través de la escritura [1985-1986: 79].
REFERENCIAS
Belic, Olrich. 1972. El español como material del verso, Valparaíso, Ediciones Univer-
sitarias.
Benveniste, Emile. 1977. Problemas de lingüística general II, México, D.F., Siglo XXI.
Coseriu, Eugenio. 1977. El hombre y su lenguaje, Madrid, Gredos.
Darío, Rubén. 1851. Poesías completas, Madrid, Aguilar, 9ª ed.
Escobar, Alberto. 1970. La partida inconclusa. Teoría y método de interpretación lite-
raria, Santiago, Universitaria.
Guillén, Nicolás. 1957. Songoro cosongo, Buenos Aires, Losada.
Jakobson, Roman. 1980. Lingüística, poética, tiempo. Conversaciones con Krystina
Pomorska, Barcelona, Crítica.
Lihn, Enrique. 1997. El circo en llamas. Una crítica de la vida, Santiago, Lom (ed. de
G. Marín).
Malverde Disselkoen, N. Ivette. 1985-1986. “La interacción escritura-oralidad en el
discurso carnavalesco de los Sermones y prédicas del Cristo de Elqui”, Acta Literaria,
10-11: 77-89.
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