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Homilía 3 de Marzo

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HOMILÍA

DOMINGO 03 DE MARZO

Padre Mariano Cinquemani Lecturas:


Éx 20, 1-17; Sal 18, 8-11; 1Cor 1, 22-25;
Jn 2, 13-25

El itinerario de Cuaresma, como todos los itinerarios que la


Iglesia nos invita a vivir, es hermoso. Comenzábamos la
Cuaresma con ese domingo en el que éramos invitados a ir al
desierto, para enfrentar y vencer la tentación. ¿Con qué vence
Jesús la tentación? Con la Palabra de Dios: “No Sólo de pan vive
el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. El
domingo pasado éramos invitados a subir al monte de la oración,
el momento de la transformación. Un momento pleno, al punto tal
que los discípulos dicen: “Hagamos carpas y quedémonos aquí”,
como si la religión fuese para lo confortable, para una paz y una
armonía. Inmediatamente, Jesús dice: “Vamos, vamos…” La
religión es aventura, es riesgo, es arriesgar la vida. Todo eso forma
parte de la vida de Jesús. Vemos cómo hace Jesús para subir al
monte de la oración. A través de la Palabra de Dios, como vimos
en las tentaciones. Hoy, ¿cuál es el corazón del Evangelio?
Vuelve a ser otra vez el mismo. Los discípulos creyeron en la
Escritura, creyeron en la Palabra que Dios les Había anunciado.
Por eso, otra vez este domingo vuelve a ser la Palabra de Dios, la
necesidad de escuchar la Palabra de Dios.
Este texto está en todos los Evangelios, y es muy conocido.
Nos presenta a Jesús de un modo que no imaginamos, de un
modo que no pensamos. Fíjense que hay diferencias en los
relatos de estos textos. En Mateo, Marcos y Lucas, Jesús es
presentado expulsando a los vendedores del templo, durante su
Pasión. Ya Jesús se encamina a vivir la Pasión, y allí aparece este
episodio. Sin embargo, hemos leído hoy el Evangelio de Juan. El
Evangelio de Juan pone este episodio tres años antes. Lo ubica
inmediatamente que Jesús comienza su vida pública. Más allá de
esa diferencia, los dos relatos coinciden en lo mismo, y
podríamos titularlo así: “Jesús vino a regalarnos un nuevo
templo”. Y el nuevo templo que Jesús nos vino a regalar es su
cuerpo. Por eso, cuando los discípulos hicieron pasar la Palabra
de Dios por la mente y el corazón, entendieron que Jesús no se

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Padre Mariano Cinquemani
HOMILÍA
03/03/2024

refería al templo de Jerusalén, que por ciertos relatos en el año


70 fue totalmente destruido, y hoy sólo queda un muro, al que
los judíos van a llorar y lamentarse, porque nunca más se
reconstruyó. Jesús dice: “Ahora el nuevo templo para
reconciliarse con Dios es mi cuerpo”. Es interesante que
miremos el Evangelio de Juan, porque este Evangelio pone el
acento en que Jesús echó a los animales, no sólo a los
vendedores. De hecho, se detiene dos veces a nombrar todos
los animales que había en el templo. En cambio, los otros
Evangelios ponen el acento en que los vendedores han
convertido el templo en una cueva de ladrones, y no dicen nada
de los animales.
Recordemos cómo comienza el Evangelio de Juan, comienza
con el episodio en que el Bautista dice: “Este es el cordero de
Dios, síganlo”. Ahora entendemos por qué se detiene en la
expulsión de los animales. Ahora para relacionarse con Dios no
hay que sacrificar animales, ya tenemos al “Cordero de Dios que
quita el pecado del mundo”. Es a Jesús al que hay que seguir, no
hay que matar palomas, chivos ni corderos, porque esto se
queda en lo externo. En cambio, vivir de Cristo transforma el
interior del corazón. E inmediatamente que el Bautista dice esto,
¿adónde va Jesús? A Caná de Galilea y realiza su primer signo.
¿Se acuerdan del primer signo en el Evangelio de Juan? En las
bodas hay unas tinajas para la purificación. Estas tinajas
estaban en el templo, no estaban en la boda, y Jesús convierte
el agua en vino. Ahora la purificación no vendrá por los ritos
judíos, sino que vendrá por la Sangre de Cristo derramada en la
cruz. Y así llegamos a la purificación del templo. El Evangelista
ha ido haciendo un camino en el que nos va indicando una
religión que ya no salva. ¿Cómo comienza el Evangelio de hoy?
“Se acercaba la Pascua de los judíos…” Ya Jesús no se identifica
con la Pascua de ellos. Él va a vivir su propia Pascua, y será para
nosotros la Pascua.
Jesús con este gesto denuncia el divorcio entre la fe y la
realidad. La Palabra de Dios que pronunciamos la hemos
vaciado de contenido, los ritos que practicamos han dejado de

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Padre Mariano Cinquemani
HOMILÍA
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ser significativos. ¿De qué sirve una religión que sólo piensa han
dejado de ser significativos. ¿De qué sirve una religión que sólo
piensa que con actos externos puede comprar y ganar a Dios?
Por eso losdetalles que presenta el Evangelio, lejos de querer
presentar a un Jesús violento –de hecho, Jesús nunca ejerció la
violencia- de no ser así nunca hubiera llegado a la cruz. Al
contrario, entregó la vida y entregó el corazón. Lejos de eso un
látigo. Fíjense ustedes la figura de los faraones egipcios. Ellos
tienen un báculo, y es el que usan los obispos como signo de
poder, y un látigo cruzados, que es el signo de la autoridad que
tienen en el pueblo. Jesucristo, al modo de los reyes de su época,
tiene autoridad, pero su autoridad es el servicio, no el látigo; su
autoridad es purificar la religión y ensanchar el corazón, no
someter a su pueblo. Cuando dice que Jesús expulsó a todos
estos vendedores, pone el acento en esto.
¿Cómo estamos viviendo nuestra Cuaresma? ¿Estamos
llegando al interior del corazón, o nos estamos quedando en
gestos externos? ¿Estamos conformando y calmando la
conciencia porque hacemos algún ayuno, alguna limosna, o
alguna oración, y encima lo vamos contando? Eso no es lo que
nos relaciona con Dios. ¿Cuántos conocemos que abusan de la
visita al templo, pero no para estar más cerca de Dios, sino para
sentirse mejor? ¿Cuántos practican o son de una religión para
conseguir bienestar? ¿Cuántos en su oración le piden a Dios su
voluntad? ¿Y cuántos negocian con Dios para conseguir un
favor? Hoy Jesús, en esta Cuaresma, viene a expulsar todos los
vendedores y animales que tenemos nosotros en el corazón, que
no nos dejan entender que con Dios se trata de amistad y no de
sacrificios. No se negocia con Dios, se obtiene la Gracia y se vive
su Palabra. Es la Palabra de Dios la que tiene que tocar los
pensamientos y los sentimientos en esta Cuaresma, y llevarnos a
vivir como Dios nos ha enseñado, como Jesús nos mostró con su
propia vida.
Un hermoso texto el Evangelio de San Juan, que nos invita a
ir justamente al interior de nuestro corazón. La oración colecta
dice: “Que nuestro ayuno, oración y limosna te sirvan, Señor”.
Jesús también propuso la oración, el ayuno y la limosna, pero,

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Padre Mariano Cinquemani
HOMILÍA
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como el domingo pasado, no los cambió, los transformó y nos


enseñó cuál es el sentido verdadero. El cristiano no puede
refugiarse, como los judíos, en el templo para decir que está
orando y hacer un sacrificio externo. La oración no puede ser
excusa nunca para no hacer ayuno, o para no hacer limosna. O
digámoslo bien, como lo dice Jesús: “¿Qué es el ayuno sino la
oración que se hace con el cuerpo y no sólo con la lengua, y el
resultado de ese ayuno es la limosna, para que, privándonos de
lo superficial, otro pueda vivir?” Ese es el culto que Dios quiere.
Que nuestro sacrificio personal nos purifique, pero que esa
purificación haga de nosotros una verdadera oración
ayudando al hermano. Jesús nos lleva al interior, porque su
Palabra nos ilumina para una proyección social. Cuando el
culto no termina incidiendo en las estructuras, en la familia y en
nuestro entorno, preguntémonos qué estamos alentando.
Jesús vuelve a mostrar su autoridad y vuelve a decir que lo
que verdaderamente quiere es que no separemos el trabajo de
la oración, el rosario de la vida política, la espiritualidad del
compromiso social, porque sería querer armar una carpa para
vivir el bienestar, y no arriesgarse como Jesús a vivir una
verdadera fe, aquella que ensancha el corazón, que cambia a
los hombres y mujeres, y que nos regala un mundo distinto. La
Cuaresma no es para cosechar frutos, oración, ayuno y
limosna, es para sembrar la Palabra de Dios. A ver si al final de
la Cuaresma, la Palabra de Dios hace que produzcamos algún
fruto de los que Cristo quiere que nosotros provoquemos en
nuestra sociedad. Fíjense que los judíos hacían esos
sacrificios porque creían que eso los hacía perfectos. Hoy,
Jesús nos dice: “Yo no quiero perfectos, quiero hombres y
mujeres sinceros, que miren el corazón y vivan según la
voluntad de Dios”.
Todo israelita debía ir, al menos tres veces, al templo de
Jerusalén, viviera donde viviera, y debía ofrecer un sacrificio.
La moneda que llevaba era la del Imperio Romano. Y la
primera lectura dice: “No te harás ninguna imagen”. La

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Padre Mariano Cinquemani
HOMILÍA
03/03/2024

imagen de la moneda era la del emperador romano, por eso


tenía que cambiarla en el atrio del templo por una moneda
que ya no se usaba, pero que sí servía para el sacrificio
porqueno tenía ninguna imagen, de allí que hubiera
cambistas. Con esa moneda se compraba el animal. El animal
no se podía llevar de lejos porque si se quebraba o llegaba
débil no servía para el sacrificio ya que tenía que ser perfecto.
No quedaba otra que cambiar y comprar el animal en el
templo. Jesús nos recuerda que no es ese el cordero que salva
a la humanidad, es la entrega amorosa que Cristo hace en la
cruz la que perdonó nuestros pecados. Por eso hoy el templo
es Cristo y donde vive Cristo lo convierte en un templo.
¡Qué hermosa afirmación la del Evangelio de hoy! Dios
quiere que reconozcamos en cada hermano bautizado y en el
que no es bautizado, el rostro de Dios. Y ahí ayudemos, y ahí
salgamos, y ahí salvemos, y así ensanchemos el corazón.
Fíjense que este episodio justamente sucede en el patio, no es
propiamente adentro del templo. El templo era sagrado, el
templo era solamente para los judíos, pero en este patio
podían entrar los paganos, todos aquellos que tuvieran raza,
lengua o color distinto de los judíos. En este patio no había
diferencias, todos podían vender, todos podían cambiar. Este
gesto Jesús no lo hace adentro del templo, lo hace en este
patio, para decir que había ido a purificar todo tipo de
relaciones con Dios, y ya no sólo los judíos pertenecen al
Pueblo de Dios.
Todo aquel que une su corazón al querer de Dios se convierte
en hijo de Dios. Este es el mensaje de este domingo, la mirada
amorosa de Dios sobre toda la humanidad, porque lo que salva
no es el pueblo o la religión, sino la caridad que tenemos y
ayuda a construir un mundo mejor. Ya casi estamos
terminando la Cuaresma. ¿Qué ha pasado en nuestro interior?
Cuando empezamos la Cuaresma escuchamos: “Ve a tu
habitación (el corazón), ilumínala con la Palabra de Dios, y con
el ayuno, la limosna y la oración, conviértela en servicio”. Hoy

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Padre Mariano Cinquemani
HOMILÍA
25/02/2024

Jesús nos lleva al interior de nuestro corazón para ver si estamos


caminando en una verdadera conversión. No quiere personas
perfectas, quiere personas sinceras y que sean sinceras con Dios,
porque para eso vino Jesús a mostrarnos el verdadero culto. Ojalá
que esta semana, también nosotros, en cada persona que tengamos
que encontrar, que cruce nuestro camino, que tengamos que vivir o
trabajar, pensemos que estamos frente al templo de Dios, y ahí
podamos hacer nuestro servicio y ensanchar el corazón.

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