Energia Eolica-Informe de Exposicion-Electrotecnia
Energia Eolica-Informe de Exposicion-Electrotecnia
Energia Eolica-Informe de Exposicion-Electrotecnia
ELECTROTECNIA
ENERGIA EOLICA
LA PAZ , 2021
INDICE
1. INTRODUCCION
2. DESARROLLO
2.1. TECNOLOGIA
2.2. EL AEROGENERADOR
2.4.4. DESALINIZACION
3. CONCLUSIONES
4. BIBLIOGRAFIA
1. INTRODUCCION
Frente a la mayoría de los pronósticos realizados hace apenas unos años, hoy la
energía eólica no solo crece de forma imparable en España y bate todos los récords,
sino que además se ha convertido en la mejor demostración de que las energías
renovables pueden contribuir a transformar el modelo energético tradicional. Y esto
en un momento en el que el precio del petróleo supera los 60 dólares el barril.
Cuando se escribía esta publicación eran más de 12.000 los aerogeneradores que se
recortaban en el horizonte nacional, y la potencia eólica acumulada rebasaba los
9.000 megavatios (MW); es decir, 80 veces más de la que había hace ahora casi
diez años, y de la que se hablaba con entusiasmo en la introducción de la anterior
guía sobre energía eólica editada por el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la
Energía (IDAE) en 1996. Entonces eran muy pocos los que creían que una energía
renovable como la eólica llegaría a competir con las convencionales. Sin embargo,
este milagro se ha producido y en el año 2005 se han podido observar algunas
señales inequívocas de que así ha ocurrido.
Segunda señal: ¿Quién dijo que las turbinas eólicas no aportan energía cuando más
se las necesita? El 26 de enero de 2005, en medio de un intenso temporal y
temperaturas gélidas, la demanda peninsular de electricidad telemedida por Red
Eléctrica de España batía todos los récords y se situaba en 42.950 MW a las 19:30
horas. Si no sucedió nada fue porque afortunadamente los parques eólicos estaban
funcionando a pleno rendimiento y se estima que aportaron más de 5.000 MW que
cubrieron el 12% de la demanda. No se trató de una casualidad, pues solo unos días
después, el 15 de febrero, los aerogeneradores del país mejoraban su propia marca
y aportaban esta vez casi 6.000 MW, el 70% de toda la potencia eólica instalada
(cuando la media anual no alcanza el 30%), lo que permitió atender el 17% de la
demanda existente en aquellos momentos.
Tercera señal: Poco más de cinco años antes de que llegue a su fin el Plan de
Fomento de las Energías Renovables 1999-2010, en agosto de 2005, el Gobierno
aprobaba un nuevo objetivo para el desarrollo de la energía eólica, una vez superado
el que aparecía con anterioridad sobre el papel. La nueva meta fijada en el Plan de
Energías Renovables en España 2005-2010 son 20.155 MW de potencia: más del
doble de lo instalado hoy en día. Una potencia ya nada despreciable, incluso con los
parques funcionando al 30%. A pesar de estas señales, todavía hay voces que
cuestionan la energía eólica y argumentan que, por muchos récords que se logren,
los aerogeneradores no han servido para cerrar una sola central térmica en España.
Cada vez que se vierte la energía de los parques eólicos en la red eléctrica, esto
supone miles de toneladas de CO2 que se dejan de emitir a la atmósfera porque se
ha sustituido una o varias centrales térmicas de combustión convencionales que
estarían funcionando si no hubiese aerogeneradores.
En cualquier caso, tampoco hay que caer en triunfalismos, pues todo esto no implica
que la energía eólica no mantenga importantes retos por delante. Uno de los
mayores desafíos del sector es conseguir dar mayores garantías de estabilidad
conjunta al sistema eléctrico. Para ello, se trabaja en la mejora de la predicción de la
producción, en la adaptación de los parques a las crecientes exigencias de la red
eléctrica y en la búsqueda de soluciones para llegar a almacenar la energía extraída
del viento; como, por ejemplo, mediante hidrógeno a alta presión.
Del mismo modo, con 20.155 MW en el horizonte de 2010, otra cuestión por resolver
es encontrar emplazamientos para duplicar la actual potencia eólica. En este terreno,
el sector avanza hacia turbinas más grandes y eficientes que reemplacen a las
antiguas, o hacia máquinas que puedan aprovechar vientos más moderados. Por
otro lado, aunque la energía eólica sea mucho menos impactante que cualquiera de
las fuentes tradicionales, tampoco podemos dejar de cuidar la huella que deja en el
entorno, particularmente en el paisaje. Quizá el desafío esté entonces en dar el salto
al agua, con parques eólicos mar adentro. De estas cuestiones, y todo lo relacionado
con la energía eólica, se ocupa esta guía. Con ella el lector podrá realizar un
recorrido por la situación en el mundo, la tecnología, las aplicaciones, las
instalaciones, los planes de futuro, la historia o la normativa de esta fuente de
energía “limpia”, inagotable y autóctona como es el viento.
2. DESARROLLO
2.1. TECNOLOGIA
La velocidad a la que el aire pase por las palas resulta determinante, pues la energía
cinética del viento aumenta proporcionalmente al cubo de la velocidad a la que se
mueve. Por ejemplo:
si la velocidad se duplica, la energía será ocho veces mayor (23).
El principal inconveniente a la hora de producir energía a partir del viento es que éste
no es un recurso del que se pueda disponer de forma constante. Igual aparece que
desaparece.
Este ejercicio, que también cuenta con la participación del Instituto para la
Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), consiste en analizar el estado actual
del arte de la predicción eólica (niveles de resultados alcanzables, detección de
variables con más trascendencia en los resultados, influencia del tipo de modelo de
predicción seleccionado, importancia de la cuenca eólica considerada, influencia del
tamaño y características del parque y de los aerogeneradores, etc.), además de
detectar fuentes de mejora de los modelos y del propio intercambio de información
entre los parques eólicos y los modelos de predicción.
.El ejercicio todavía no ha terminado. No obstante,
la AEE ha ofrecido ya algunos resultados:
• El promedio de error de producción hasta ahora entre la producción estimada y
la real es muy variable según el parque del que se trate y del modelo que se utilice,
rondando entre el 30% y el 60%, incluso superándose estos valores en
algunos casos.
• Con el estado del arte actual, resulta muy difícil reducir el error de producción
por debajo del 30%.
• Cuanto más baja es la producción de un parque, mayor es el porcentaje de error.
• No se ha encontrado una influencia apreciable de la complejidad del terreno.
Quizá porque la dispersión de parques y el diseño del Ejercicio no permite detectar
la influencia de este parámetro. En cualquier caso, sí se demuestra que otros
parámetros influirían de manera más decisiva que la complejidad, tales como el
Factor de Capacidad y la cuenca eólica donde se ubica el parque.
Paralelamente a este Ejercicio, se está llevando a cabo otro con un carácter más
científico a nivel europeo: el proyecto ANEMOS, en el que participan 22
organizaciones de 7 países, 5 de ellas españolas, entre ellas el IDAE, financiado con
cargo a fondos del extinto V Programa Marco de la UE, y se desarrolla un sistema de
predicción eólico a gran escala para la integración en la red de la mayor parte de la
potencia eólica onshore y offshore generada en la Unión Europea.
2.2. EL AEROGENERADOR
La torre: Soporta la góndola y el rotor. Hoy en día suelen ser tubulares de acero. Las
de celosía (perfiles de acero soldados) son más económicas, pero han dejado de
usarse por estética y por ser más incómodas e inseguras para los trabajadores. En
terrenos rugosos, las torres más altas captarán vientos de mayor velocidad. Rotor:
Conjunto formado por las palas y el buje que las une. Sirve para transformar la
energía cinética del viento en energía mecánica. Cuanto mayor sea el área barrida
del rotor mayor será la producción. Los rotores pueden ser de paso variable (que
permiten girar sobre sí mismas a las palas) o de paso fijo (en el que no pueden girar).
También puede ser de velocidad variable (cuando la velocidad de giro del rotor es
variable) o constante.
Las palas: Las palas de un aerogenerador son muy similares a las alas de un avión.
Hoy en día, la mayoría de las turbinas cuentan con tres palas. Y suelen ser de
poliéster o epoxy reforzado con fibra de vidrio.
Góndola: En su interior contiene los diferentes dispositivos que van a transformar la
energía mecánica del rotor en energía eléctrica. Además, en su exterior cuentan con
un anemómetro y una veleta que facilitan información continua a todo el sistema para
su control. Multiplicador: Multiplica la velocidad de giro que llega del rotor para
adaptarla a las necesidades del generador. El movimiento de giro de los
aerogeneradores suele ser bastante lento. El rotor de una turbina de 1.500 kW de
potencia, por ejemplo, suele girar a una velocidad de entre 10 y 20 revoluciones por
minuto (r.p.m.). El multiplicador aumentará esta velocidad hasta las 1.500 r.p.m.
Generador: Transforma la energía mecánica en energía eléctrica, tal y como hace la
dinamo de una bicicleta, aunque generando normalmente corriente alterna. El
alternador puede ser síncrono o asíncrono. El primero suministra una energía de
mayor calidad, pero es más caro y complejo. Esta es la razón por la que el asíncrono
es el más extendido de los dos. Controlador electrónico: Un ordenador controla
continuamente las condiciones de funcionamiento del aerogenerador mediante el
análisis de las señales captadas por múltiples sensores que miden temperaturas,
presiones, velocidad y dirección del viento, tensiones e intensidades eléctricas,
vibraciones...
Sistemas hidráulicos: Elementos auxiliares que permiten el accionamiento del giro de
las palas sobre su eje, así como el frenado del rotor o el giro y frenado de la góndola.
Sistema de orientación: Los aerogeneradores disponen de un sistema de orientación
que, con ayuda de los datos recogidos por la veleta, coloca siempre el rotor de
manera perpendicular al viento.
Aerogenerador monopala , bipala, tripala o multipala: Una, dos, tres o muchas palas.
¿Qué resulta más eficiente para extraer la energía del viento? Los primeros
aerogeneradores tenían un gran número de palas, pero con los años se han reducido
a tres. Este es el número menor de palas que proporciona mayor estabilidad. Es
decir, el número que permite ahorrar más material y peso, sin complicar el sistema.
Algunos modelos utilizan rotores bipala o monopala, que logran un ahorro todavía
mayor, pero resultan menos eficientes y deben introducir sistemas de control más
complicados para mejorar la estabilidad. El multipala americano también sigue
utilizándose, aunque solo para vientos moderados.
E [2 - (V-7)/4)] D2 V3
Con cerca de 600 MW acumulados al finalizar el año 2004, los parques eólicos
marinos representan todavía una proporción pequeña de la potencia instalada en el
mundo. No obstante, la industria eólica europea es consciente de que estas
instalaciones marinas constituyen uno de los grandes desafíos actuales y una de las
áreas con más proyección de futuro. Se han llevado a cabo diversos estudios para
evaluar los recursos eólicos de los mares europeos: algunos estiman en unos 3.000
TWh/año6 la cantidad de energía que se podría extraer, y de ellos, 140 TWh/año en
España. Otros rebajan este cálculo a alrededor de 500 TWh/año7 en el continente y
7 TWh/año en España, lo que sigue siendo un valor apreciable. En cualquier caso, el
dato que mejor refleja el potencial de esta tecnología es que en la actualidad son ya
más de 20.000 los megavatios propuestos en los mares del norte de Europa.
Greenpeace8, por su parte, estima que podría satisfacerse un 23% de la demanda
eléctrica prevista en la UE-15 para el año 2020 si para entonces se tienen instalados
en las costas 240 GW (720 TWh/año).
¿Por qué en el mar? Las condiciones especiales del medio marino suponen
importantes ventajas para el aprovechamiento de la energía eólica:
En el mar la rugosidad superficial es muy baja en comparación con el medio
terrestre y no existen obstáculos que puedan reducir la velocidad del viento.
Esto favorece la circulación del viento a mayores velocidades y hace
innecesario el tener que subir la altura de la torre más de lo que obligue la
suma del semidiámetro del rotor y la altura máxima de la ola prevista. Por lo
general, los vientos van ganando en velocidad al separarnos de la costa.
El recurso eólico es mayor y menos turbulento que en localizaciones próximas
en línea de costa sin accidentes geográficos. La existencia de menor
turbulencia ambiental en el mar disminuye la fatiga a la cual se encuentra
sometido un aerogenerador aislado, y aumenta su vida útil.
Las áreas marinas disponen además de enormes espacios donde colocar
aerogeneradores, lo que ofrece la posibilidad de instalar parques mucho más
grandes que en tierra. El parque de Arklow Bank, en Irlanda, en el que
participa la empresa española Acciona, tiene proyectado ampliarse a 520 MW,
pero hay propuestas en Alemania y en Francia para crear instalaciones de
más de 1.000 MW.
La vastedad de este medio, unido a su lejanía con los núcleos de población,
consigue reducir también el impacto visual sobre el paisaje.
Su ubicación lejos de lugares habitados permite suavizar las restricciones
impuestas por las autoridades ambientales en relación con la emisión y
propagación de ruido e incrementar la velocidad de punta de pala, con la
correspondiente disminución de su peso y de las estructuras que las soportan,
consiguiendo una reducción significativa del coste de fabricación del
aerogenerador en su conjunto.
Sin embargo, no todo es tan sencillo; de ser así, habría hoy muchos más megavatios
offshore en funcionamiento. Estas instalaciones marinas tienen también importantes
desventajas respecto a las terrestres:
• La evaluación del recurso eólico en la Zona de Discontinuidad Costera (< 10 km) es
más compleja y mucho más cara que en tierra.
• No existen infraestructuras eléctricas que conecten las áreas con mayores recursos
eólicos en mitad del mar con los centros de consumo. La situación es semejante a lo
experimentado por el sector del gas natural cuando descubrieron importantes
yacimientos de este recurso en el Mar del Norte, antes de que hubiese gasoductos
con los que poder trasladarlos al continente.
• Los costes de la cimentación y las redes eléctricas de estas instalaciones
encarecen en gran medida la tecnología offshore: si en tierra los aerogeneradores
suponen del orden del 75% de la inversión total de un parque eólico, en el mar
representan aproximadamente un 55%.
Por su parte, el coste de la obra civil en un parque eólico marino tipo se estima en un
20% del total (frente al 5% en tierra firme) y el de las infraestructuras eléctricas en
otro 20% (15% en tierra).
Las limitaciones de acceso y las dificultades para trabajar en medio del mar en la
fase de montaje y en el mantenimiento de la instalación.
• El aumento de los costes y dificultades de construcción, según el proyecto vaya
alejándose de la costa o aumente la profundidad marina, siendo este último uno de
los principales argumentos esgrimidos para justificar la nula penetración de la
energía eólica marina en España (pues la mayoría de las aguas superan la
profundidad máxima económicamente viable en la actualidad: 25 metros).
• Debido a la mayor propagación de las turbulencias por la baja rugosidad del mar, el
efecto provocado por la propia estela de los aerogeneradores sobre el resto de las
máquinas de un parque eólico es más importante en este medio que en tierra, lo que
disminuye la vida útil de las turbinas. Para evitarlo, las máquinas requieren más
separación entre ellas y esto implica un aumento de la inversión.
Si bien los aerogeneradores se han vuelto cada vez más grandes, hay una variante
de máquinas que se han negado a crecer. Son las turbinas de una potencia inferior a
los 10 kW, una de las joyas de los defensores de la generación eléctrica a escala
“mini”. Aunque la producción de energía de esta tecnología es limitada puede ser
suficiente para cubrir pequeños consumos, y tiene un buen número de ventajas con
respecto a la gran eólica:
• Puede suministrar electricidad en lugares aislados y alejados de la red
eléctrica.
• Causa mucho menor impacto visual que las máquinas grandes.
• Genera la energía junto a los puntos de consumo, por lo que reduce las
pérdidas.
• Es accesible a muchos usuarios, sin apenas necesitar obra civil, y su
instalación es sencilla.
• Funciona con vientos moderados y no requiere estudios de viabilidad
complicados.
Otra posibilidad consiste en utilizar estas máquinas para producir energía y verterla a
la red eléctrica aunque su coste resulta prohibitivo, al igual que en las instalaciones
de media potencia (entre 10 y 100 kW). Esta opción está muy poco desarrollada en
España; sin embargo, esto podría cambiar con unas condiciones más favorables en
la retribución de la venta de la electricidad, similares a las de la energía fotovoltaica.
Técnicamente, estas aeroturbinas tienen una estructura similar a las grandes, solo
que su diseño es mucho más simple (sistemas de orientación pasivos, generadores
eléctricos robustos de bajo mantenimiento, ausencia de multiplicadores...). Su
sencillez de funcionamiento hace que estas pequeñas instalaciones puedan ser
atendidas por los propios usuarios.
Este tipo de máquina presta servicios importantes en las regiones con velocidades
medias anuales entre los 4 y los 5 m/s, aprovechando principalmente los vientos de
principalmente los vientos de velocidades comprendidas entre los 3 y los 7,5 m/s.
Las instalaciones de molinos multipala suelen emplearse en explotaciones
agropecuarias aisladas cuyas necesidades de agua no sean elevadas, ya que su
limitada potencia impide su aplicación con caudales grandes o a mucha profundidad.
Un molino de 5 m de diámetro, especialmente indicado para captar caudales medios,
a 7,5 m/s es capaz de impulsar 8.000 litros de agua por hora desde una profundidad
de 50 metros.
2.4.4. DESALINIZACION
Los ingenieros han recogido el guante y son ya varios los proyectos dados a conocer
que logran unir estas dos tecnologías. Unos combinan la energía eólica con los
combustibles fósiles de forma que se vayan alternando según haya o no viento; otros
proponen utilizar los aerogeneradores para bombear agua y almacenarla en altura,
de manera que luego pueda aprovecharse en un salto hidráulico para generar
electricidad de forma constante, como en la proyectada central hidroeólica de la isla
de El Hierro; por último, también se ha planteado desalar el agua directamente en
instalaciones mar adentro, con aerogeneradores que bombeen agua de mar a
presión. Este sistema resolvería además la cuestión del impacto ambiental causado
en las costas por el vertido hipersalino (salmuera) generado en la desalación.
Aun así, los parques eólicos no dejan de causar unos impactos medioambientales
que deben tenerse en cuenta para ser mitigados en la medida de lo posible:
Deterioro del paisaje: El mayor impacto provocado por
la energía eólica es de tipo visual. No en vano, los
emplazamientos más ventosos donde suelen
colocarse los aerogeneradores corresponden por lo
general a entornos naturales poco humanizados y, por
lo tanto, con preciados valores paisajísticos. Este es
un impacto muy subjetivo, pues depende de la
apreciación estética de cada persona. Además, si lo
justo es que las cargas de la producción de energía
se repartan entre toda la población en función del
consumo, todo el mundo debería preguntarse qué prefiere tener junto a su casa para
abastecerse de electricidad, si una planta térmica, una central nuclear o un parque
eólico. En cualquier caso, es evidente que hay muchos lugares del país en los que
por su especial interés paisajístico, ambiental, histórico, cultural o turístico nunca se
deberían instalar turbinas. Además, es de esperar que este impacto aumente cada
vez más, según vaya creciendo el parque eólico español, por lo que requiere de
mucha atención. Aunque esto podría mitigarse con el reemplazo de máquinas más
potentes en los parques existentes (“Repotenciación” o repowering). En zonas con
altitud sobre el nivel del mar superior a los 1.500 metros, el análisis ambiental deberá
extremarse. En estas áreas se producen frecuentemente tormentas con abundante
aparato eléctrico. Los aerogeneradores son puntos de atracción de rayos y las
pendientes pronunciadas acentúan más el alto riesgo de impacto en estos espacios
alejados generalmente de los medios de protección contra incendios; igualmente, el
rigor invernal influye en las actuaciones de las aeroturbinas, que algunas veces al
iniciar su operación pueden ocasionar serios percances por el desprendimiento de
hielo acumulado en las palas. Todos estos factores sugieren que se estudie
meticulosamente, tanto por parte de las autoridades ambientales como de los
promotores eólicos, la instalación de parques en estas zonas, en su mayor parte de
alto valor natural.
Efectos sobre las aves: La colisión de las aves con los aerogeneradores o las
molestias causadas a la avifauna por la construcción y funcionamiento de un parque
eólico constituyen en realidad impactos bastante limitados. Sin embargo, suelen
tener cierta importancia en lugares especialmente valiosos para el paso o la
nidificación de las aves.
Ocupación del territorio: La energía eólica necesita instalar muchos aerogeneradores
por todo el territorio para acercarse a la producción de las centrales térmicas
tradicionales. Aun así, las turbinas ocupan solo entre un 1% y un 3% de estos
terrenos, que pueden seguir aprovechándose para la agricultura o la ganadería. Por
otro lado, también se deben abrir o mejorar los accesos y trazar líneas de evacuación
de la energía (que en ocasiones llegan a soterrarse).
Ruido: A 200 metros de un aerogenerador se puede percibir un ruido moderado de
unos 50 decibelios, algo así como el ruido existente en una oficina. Cuando las
velocidades de viento son altas el propio ruido ambiente enmascara el originado
aerodinámicamente por las palas del aerogenerador. Para velocidades de viento
bajas el ruido que se percibe con más intensidad es el mecánico provocado por los
componentes de la góndola en rotación. Sin embargo, hoy en día, es en gran parte
atenuado por las mejoras en la calidad de los mecanizados y en los tratamientos
superficiales de las piezas que constituyen el tren de potencia del aerogenerador.
Impactos en el mar: En el caso de las instalaciones marinas, la separación de la
costa determinará el impacto visual o el ruido, pudiendo disminuir o desaparecer
alguna de estas afecciones. Por otro lado, puede que el impacto para las aves y
otras especies marinas sea importante, lo que deberá ser evaluado a la hora de
elegir el emplazamiento para el parque.
Consumo en la fabricación de
las turbinas: Los modernos
aerogeneradores recuperan
rápidamente la energía
invertida en su fabricación,
instalación, operación,
mantenimiento y
desmantelamiento. Según
los resultados de un estudio
del análisis del ciclo de vida
llevado a cabo por la Danish Wind Industry Association, para un aerogenerador de
600 Kw que funcione al año 2.400 horas equivalentes, el período de retorno
energético (o pay-back) es de unos 3 meses. Es decir, el aerogenerador genera unas
80 veces más energía de la que ha consumido a lo largo de su vida.
Un parque eólico puede generar otros impactos que, sin ser de carácter ambiental,
también deben
ser tenidos en consideración. Estos son:
• La interferencia electromagnética en la recepción de señales de
telecomunicaciones que, exceptuando en áreas de uso militar donde existen
zonas donde se prohíbe expresamente la ubicación de aerogeneradores por
razones de seguridad nacional debido a las incertidumbres ocasionadas en las
pantallas de los radares de vigilancia, en general son fácilmente remediables,
sobre todo en las de TV, mediante la instalación de discriminadores de
frecuencias.
• La afección en la navegación aérea, ya sea por el obstáculo que representan
en sí mismos los aerogeneradores o por su influencia sobre las instalaciones
radioeléctricas de ayudas a la navegación. El Decreto 584/1972 de
servidumbres aeronáuticas en su artículo 8º establece que deberán
considerarse como obstáculos los que se eleven a una altura superior de 100
metros sobre planicies partes prominentes del terreno o nivel del mar dentro
de aguas jurisdiccionales, y que las construcciones que sobrepasen tal altura,
al igual que para todas las situadas en las zonas de Servidumbres
Aeronáutica (definidas para cada aeropuerto o instalación radioeléctrica),
deberán ser comunicadas a la Dirección General de Aviación Civil, para que
por ésta se adopten las medidas oportunas a fin de garantizar la seguridad en
la navegación aérea. Recientemente, el Ministerio de Fomento ha aprobado
las normas para señalamiento e iluminación de aerogeneradores.
Doce años después, en 2008, se presenta el Mapa Eólico de Bolivia realizado por la
Transportadora de Electricidad (TDE), el mismo que tiene base en un modelo
matemático de simulación, ajustado con mediciones puntuales, el perfil de suelos y
otras particularidades geográficas y climáticas de Bolivia. Este mapa tiene la virtud
principal de señalar los sitios con mayor potencial eólico y, por tanto orientar futuros
estudios de detalle.
Finalmente en 2012 se hizo la presentación oficial del proyecto del Parque Eólico
Qollpana que desarrolla la empresa Corani S.A. y que con una potencia de 3 MW y
una inversión inicial de 7,6 millones de $US, podría expandirse fácilmente en 5
veces, dado el potencial de la región. Qollpana se encuentra ubicada en el Municipio
de Pocona en el Departamento de Cochabamba. El proyecto ya licitado debería
entrar en construcción y operación en esta gestión 2013.
3. CONCLUSIONES
- http://www.energetica.org.bo/energetica/bbdd/v2_n1.htm
- www.iea.org
- www.worldenergy.org