Clase 4
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La Santa Trinidad
LA IGLESIA CONFIESA QUE LA TRINIDAD ES UN MISTERIO QUE SOBREPASA LA COMPRENSIÓN DEL HOMBRE
“Los numerosos esfuerzos que han sido hechos para explicar el misterio fueron especulativos más bien que
teológicos. Invariablemente dieron por resultado el desarrollo de concepciones triteístas o modalistas de Dios,
la negación de la unidad de la esencia divina, o de la realidad de las distinciones personales dentro de la
esencia. La dificultad verdadera está en conocer la relación que las personas en la Deidad conservan respecto a
la esencia divina, y una para con la otra; y esta es una dificultad que la Iglesia no puede remover; sino
únicamente tratar de reducir a sus debidas proporciones mediante una adecuada definición de los términos.
La Iglesia nunca ha tratado de explicar el misterio de la Trinidad, únicamente trata de formular la doctrina
respectiva, en tal forma que los errores en que se peligra se eviten” Luis Berkhof. Teología Sistemática
MacArtur dice: La Trinidad es un misterio en dos sentidos. Es un misterio en el sentido bíblico, por cuanto es
una verdad que estaba escondida hasta que se reveló (Revelación Progresiva). Sin embargo, también es un
misterio porque, en su esencia, es algo suprarracional que trasciende por completo la comprensión humana.
Solo es inteligible en parte para el hombre, porque Dios lo ha revelado en las Escrituras y en Jesucristo. Pero no
tiene analogía alguna en la experiencia humana, y sus elementos medulares (tres personas coiguales, que cada
una posee la esencia divina completa y simple, y que están relacionadas entre sí eternamente sin
subordinación ontológica) superan la razón humana. Por consiguiente, la doctrina debe aceptarse por fe,
basándose en cómo se revela a la Deidad en las Escrituras. Y debe articularse de tal forma que la esencia de
Dios no esté dividida y que las distinciones y la coigualdad entre las tres personas no queden comprometidas.
Uno en esencia
Hay en el Ser Divino una sola esencia indivisible. Dios es uno en la esencia de su Ser, o en su naturaleza
constitucional. (Luis Berkhof)
Solo hay un Dios, que está formado por una esencia simple (no compuesta e indivisible) (John MacArthur)
Las tres personas diferentes de la Trinidad son una no sólo en propósito y en acuerdo en lo que piensan, sino
que son una en esencia, una en su naturaleza esencial. En otras palabras, Dios es sólo un ser. No hay tres
dioses. Hay sólo un Dios. (Wayne Grudem)
Deuteronomio 6:4 Escucha, oh Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.
Santiago. 2:19 Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan.
1 Corintios 8:4 Acerca, pues, de las viandas que se sacrifican a los ídolos, sabemos que un ídolo nada es
en el mundo, y que no hay más que un Dios.
Clase IV: La Santa Trinidad
Introducción a la Teología Sistemática: Teología Propia
Tres en personas
En este Ser Divino hay tres personas o subsistencias individuales. (Luis Berkhof)
El Dios único existe eternamente como tres personas distintas (también conocidas como subsistencias e
hipóstasis). (John MacArthur)
Dios existe eternamente como tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, y cada persona es plenamente Dios,
y hay sólo un Dios. (Wayne Grudem)
Los hechos son (1) Que hay un Ser Divino. (2) El Padre, El Hijo y el Espíritu Santo son divinos. (3) El Padre, El
Hijo y el Espíritu Santo son, en el sentido acabado de expresar, personas distintas. (Charles Hodge)
Mateo 28:19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del
Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
2 Corintios 13:14 La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean
con todos vosotros.
Coigualdad esencial
Cada persona de la Trinidad (también conocida como la Deidad) posee toda la esencia simple (indivisa) de
Dios. Este hecho significa que, aunque distintas entre sí, las tres personas son coiguales en toda perfección de
la esencia divina. Son esencialmente coiguales. Es decir, con respecto a la esencia de Dios, las tres personas
son iguales entre sí. (John MacArthur)
La esencia de Dios, plena, no fragmentada, pertenece por igual a cada una de las tres personas. Esto significa
que la esencia Divina no está dividida entre las tres personas, sino que está plenamente con todas sus
perfecciones en cada una de las personas, de tal manera que tienen una unidad numérica de esencia … la
naturaleza Divina es indivisible, y por tanto, idéntica en las personas de la Deidad. (Luis Berkhof)
Juan 1:1-3: En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con
Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.
Juan 20:27 Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado;
y no seas incrédulo, sino creyente. Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío!
Hechos 5:3-4 Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y
sustrajeses del precio de la heredad? Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder?
¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios.
Distinciones Personales
A pesar de que el Padre, el Hijo y el Espíritu son lo mismo en sustancia, e iguales en poder y gloria, no es
menos cierto, según las Escrituras, (a) Que el Padre es primero, el Hijo segundo, y el Espíritu tercero. El Hijo es
del Padre y el Espíritu es del Padre y del Hijo. El Padre envía al Hijo, y el Padre y el Hijo envían al Espíritu… En la
Santa Trinidad hay una subordinación de las Personas en cuanto al modo de subsistencia y operación. (Charles
Hodge)
El Padre ni es engendrado ni procede de ninguna de las otras personas; el Hijo es eternamente engendrado del
Padre, y el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo desde toda eternidad. Generación y procesión tienen
lugar en el Ser divino e implican una cierta subordinación como el modo de subsistencia personal; pero
ninguna subordinación que tenga que ver con la posesión de la esencia divina. (Luis Berkhof)
Estos tres modos distintos de relación establecen un orden definido en el seno de la Trinidad, de manera que
es adecuado decir (solo con respecto a su relación y no a su esencia, su gloria o su majestad) que el Padre es
primero, el Hijo es segundo y el Espíritu Santo es tercero. Estos actos de generación y procesión eternas se
denominan, a veces, la opera ad intra, o las obras internas de la Trinidad. Es decir, son actos eternos dentro de
la vida interna de la Trinidad, que establece el modo de subsistencia personal de cada miembro de la Deidad.
Difieren de la opera ad extra, o de las obras externas, que producen efectos fuera de la esencia de Dios, es
decir, en la creación. Las Escrituras adscriben las diversas obras de Dios en la economía de la redención a un
miembro particular de la Trinidad. Se destaca al Padre en especial como Creador (1 P. 4:19); al Hijo se le
distingue como el Redentor y Mediador (Ro. 3:24; Ef. 1:7; 1 Ti. 2:5); y el Espíritu Santo se identifica como el
agente de santificación (2 Ts. 2:13; 1 P. 1:2).
No obstante, en todas estas obras, las tres personas de la Trinidad obran juntas, de manera inseparable (cf. Jn.
14:10). Aunque una persona u otra pueda ser enfatizada en una obra particular, ninguna de ellas realiza obra
alguna que excluya a las otras dos porque, como afirma la máxima clásica “las obras externas de la Trinidad no
están divididas” (opera Trinitatis ad extra indivisa sunt). Obsérvese, por ejemplo, los pasajes siguientes que
adscriben las obras bosquejadas más arriba a las demás personas de la Trinidad:
1. Creación y preservación
a. Por medio del Hijo (Jn. 1:3, 10; Col. 1:16-17; 1 Co. 8:6; He. 1:2-3, 10)
b. Por medio del Espíritu (Gn. 1:2; Job 26:13; 32:8; 33:4; 34:14-15; Sal. 104:30)
2. Redención
a. Por medio del Padre (1 Cr. 17:21; Is. 63:16; Gá. 4:4-5)
b. Por medio del Espíritu (He. 9:14; Ro. 8:11)
3. Santificación
a. Por medio del Padre (Jn. 17:17; 1 Ts. 5:23)
b. Por medio del Hijo (1 Co. 1:30; Ef. 5:25-27)
La doctrina de la Trinidad fue desarrollada gradualmente a lo largo de los primeros siglos del cristianismo en
respuesta a diversas controversias teológicas y cuestiones sobre la naturaleza de Dios y de Jesucristo. Los
credos desempeñaron un papel fundamental en la formulación y establecimiento de esta doctrina central.
Arrianismo: El arrianismo es una herejía que lleva el nombre de su principal defensor, Arrio (256-336 d.C.).
Esta enseñanza sostiene que el Hijo de Dios (Jesucristo) es una criatura creada por Dios Padre y, por lo tanto,
no es de la misma sustancia (ousia) que el Padre. Según el arrianismo, el Hijo es subordinado al Padre y es de
una naturaleza diferente, lo que implica una falta de igualdad y eternidad con el Padre.
Modalismo (Sabelianismo o Monarquianismo Modalista): El modalismo es otra herejía que surgió en los
primeros siglos del cristianismo. También se le conoce como sabelianismo o monarquianismo modalista. Esta
enseñanza sostiene que Dios es una única persona que se manifiesta en tres "modos" o "manifestaciones": el
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. En otras palabras, en lugar de tres personas distintas en la Trinidad, el
modalismo afirma que Dios se revela en diferentes "modos" o "roles" en diferentes momentos.
Los credos mas importantes en los que se desarrolló la doctrina de la Trinidad derivada de concilios
ecuménicos fueron:
Credo de Nicea (325 d.C.): Uno de los primeros y más influyentes credos en la historia cristiana es el
Credo de Nicea. Fue formulado en respuesta a las enseñanzas heréticas de Arrio, quien negaba la plena
divinidad de Jesucristo. El Credo de Nicea afirmó la coeternidad y consustancialidad del Hijo con el
Padre y rechazó la idea de que Jesús fuera una criatura creada. Este credo sentó las bases para la
comprensión de la Trinidad como una realidad de tres personas divinas en una sola esencia.
Credo de Constantinopla (381 d.C.): El Credo de Constantinopla, también conocido como el Credo
Niceno-Constantinopolitano, expandió y aclaró las enseñanzas del Credo de Nicea. Este credo se centró
en la divinidad y obra del Espíritu Santo, rechazando las herejías que negaban la plena divinidad del
Espíritu. Estableció la plena igualdad y divinidad de las tres personas de la Trinidad y afirmó la
coeternidad y consubstancialidad del Espíritu Santo con el Padre y el Hijo.
Credo de Calcedonia (451 d.C.): Aunque no se centra directamente en la Trinidad, el Credo de
Calcedonia fue esencial para aclarar la relación entre la naturaleza divina y humana de Jesucristo. Al
afirmar que Jesucristo es una sola persona en dos naturalezas (divina y humana), este credo contribuyó
a establecer la comprensión trinitaria de Cristo como el Hijo eterno de Dios encarnado.
Capítulo 2, punto 3: “En este Ser divino e infinito hay tres subsistencias, el Padre, el Verbo (o el Hijo) y el
Espíritu Santo, de una misma sustancia, poder y eternidad, poseyendo cada uno la plenitud de la esencia
divina y, sin embargo, la esencia permanece sin división alguna. El Padre no es engendrado ni procede de
nadie; el Hijo es engendrado eternamente del Padre; el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo; todos
infinitos, sin principio y, por tanto, son un solo Dios, que no está dividido ni en Su naturaleza ni en Su ser, sino
distinguido por varias propiedades relativas peculiares y relaciones personales. Esta doctrina de la Trinidad es
el fundamento de toda nuestra comunión con Dios y de nuestra consoladora dependencia de Él”
Como la mente humana no puede comprender la Trinidad, la doctrina de la Trinidad debe definirse mediante
declaraciones negativas. Por ejemplo, la frase “sin división y sin replicación de la esencia”, utilizada más arriba,
es una expresión de la teología negativa. Este tipo de frases y afirmaciones son necesarias para colocar las
limitaciones adecuadas en las declaraciones positivas, como la que citamos arriba: “Dios es absoluta y
eternamente una esencia que subsiste en tres personas distintas y ordenadas”. Esta declaración positiva
necesita límites para impedir que se interprete que cada una de las tres personas posee un tercio de la esencia
divina (parcialismo) o una esencia divina completa distinta a la esencia plena, pero idéntica, de las otras dos
personas (triteísmo). Si la esencia se dividiera entre las tres personas, ninguna de ellas sería divina. Y si la
esencia fuera replicada en las tres personas, el resultado sería tres dioses.
La Trinidad no tiene analogías perfectas en la experiencia humana. Los teólogos han intentado hallar una
ilustración perfecta de la Trinidad, pero todos estos intentos han dividido la esencia, comprometido la
distinción entre las tres personas, o perdido de vista la esencia personal de Dios. Nada en la creación es
exactamente igual a la Trinidad.
Ninguna ilustración pude comunicar por completo la Trinidad, porque esta es Dios y siempre trasciende el
orden creado en esencia, personas y relaciones. Sin embargo, mientras los maestros dejen claro que toda
analogía será en cierta medida inadecuada, sigue resultando provechoso usar estas ilustraciones inapropiadas
para explicar por qué y cómo no llegan a ser representaciones adecuadas de la Trinidad. Al entender que la
Trinidad no es como los tres estados del H2O (hielo, agua, vapor), el estudiante aprende a rechazar el
modalismo. Cuando se aprende que la Trinidad no es como las tres hojas de un mismo trébol, evita el
parcialismo. Comprendiendo que la Trinidad no es como la luz y el calor que emana del sol, desmiente el
arrianismo.
Extracto Teología Sistemática John MacArthur
Preguntas de estudio
1) ¿Qué significa que cada persona de la Trinidad posee toda la esencia divina completa??
R.
3) ¿Cómo se diferencia la enseñanza trinitaria de la herejía del arrianismo con relación a la divinidad del
Hijo?
R.
4) ¿Qué funciones específicas tienen el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo en la obra de la redención?
R.