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AT en Discapacidad

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EL ACOMPAÑAMIENTO TERAPÉUTICO EN LA DISCAPACIDAD

Lic. Verónica Evangelina Fernández

RESUMEN

En el transcurso del tiempo, se ha producido una evolución de la percepción de la discapacidad. La


visión que se le ha dado a lo largo del siglo XX estaba relacionada con una condición considerada
deteriorada respecto del estándar general de un individuo o de su grupo. El término, de uso
frecuente, se refiere al funcionamiento individual e incluye discapacidad física, discapacidad
sensorial, discapacidad cognitiva, discapacidad intelectual, enfermedad mental o psicosocial. En
nuestra sociedad actual se cuida la adaptación del entorno a las personas con discapacidades para
evitar su exclusión social. La discapacidad puede pensarse, desde la perspectiva psicoanalítica,
como una marca real que acompaña al Sujeto pero que no es el Sujeto mismo. A partir de esa
problemática surge pensar en profundizar respecto a su atención para una futura integración a la
sociedad, y en la realización de cada uno de ellos como seres humanos en búsqueda de su propia
felicidad e independencia. Cuando nuestra intervención es requerida para trabajar con niños
pequeños, por lo general se tratará de colaborar en la construcción de un espacio de separación
respecto de la madre y el niño, propender la integración al grupo de pares, y/o la inserción en
distintos ámbitos, respetando sus características singulares.

Palabras-clave: discapacidad, exclusión social, Acompañante Terapéutico

Para abordar ésta temática debemos saber que la Discapacidad es una realidad humana percibida
de manera diferente en distintos períodos históricos y civilizaciones. En el transcurso del tiempo,
se ha producido una evolución de la percepción de la discapacidad. La visión que se le ha dado a lo
largo del siglo XX estaba relacionada con una condición considerada deteriorada respecto del
estándar general de un individuo o de su grupo.

El término, de uso frecuente, se refiere al funcionamiento individual e incluye discapacidad física,


discapacidad sensorial, discapacidad cognitiva, discapacidad intelectual, enfermedad mental o
psicosocial. En nuestra sociedad actual se cuida la adaptación del entorno a las personas con
discapacidades para evitar su exclusión social.

La discapacidad puede pensarse, desde la perspectiva psicoanalítica, como una marca real que
acompaña al Sujeto pero que no es el Sujeto mismo. A partir de esa problemática surge pensar en
profundizar respecto a su atención para una futura integración a la sociedad, y en la realización de
cada uno de ellos como seres humanos en búsqueda de su propia felicidad e independencia.

Cuando nuestra intervención es requerida para trabajar con niños pequeños, por lo general se
tratará de colaborar en la construcción de un espacio de separación respecto de la madre y el
niño, propender la integración al grupo de pares, y/o la inserción en distintos ámbitos, respetando
sus características singulares.
Será importante también la contención de esos padres que seguramente siguen aturdidos frente a
la “diferencia” respecto de lo que esperaban de su pequeño. Lamentablemente luego de
terminado el ciclo educativo de la persona discapacitada, se encuentran, aún hoy, con serios
problemas de integración en todo los sentidos (personales, laborales, sociales, vinculares,
comunicacionales, etc.), es allí también donde cobra vital importancia nuestra tarea como
Acompañantes Terapéuticos para facilitar la reinserción a la sociedad.

Solemos encontrarnos en contextos donde prevalece una mirada discapacitante, con lo cual
estamos marginando y discriminando. No debemos detenernos en los obstáculos, y sí hay que ver
siempre las posibilidades.

Si bien las personas con alguna discapacidad poseen una marca real de por vida, lo debemos
repensar en su condición de ser humano integral, desde una mirada más amplia y abarcativa con
la cual aparece naturalmente un ser humano en toda su integridad, dos personas con la misma
limitación pueden tener necesidades diferentes, percibirlo dependerá de nuestra mirada, por lo
cual trabajar en equipos interdisciplinarios y multidisciplinarios es fundamental para contribuir al
desarrollo integral del paciente como:

- Persona digna, libre y justa que, desde el seno de la familia como núcleo de la sociedad, procure
recreación sana como forma de promoción de su salud física, mental y emocional.

- Ciudadano autorrealizado y formado para el ejercicio participativo de la democracia, integrado al


mundo, capaz de discernir y competir.

- Productor y producido desde el punto de vista de sus habilidades, aprendizajes, destrezas, y de


búsqueda del conocimiento creador.

- Capaz de comunicarse con el mundo, de manera que, tome decisiones, con identidad propia,
flexibilidad y visión crítica.

Atender hoy a la Discapacidad, es atender a la diversidad y en ella a las diferencias que le son
propias a cada sujeto. La diversidad y aquellas diferencias a las que hacemos referencia nos da
cuenta de tener una mirada a lo distinto a lo no esperado a la contingencia y una escucha
diferente a lo conocido.

En la variedad de encuentros a los que el A. T. tiene acceso, se hace imprescindible conocer


especificidades que caracterizan en general al sujeto con el cuál ha de relacionarse, pero sin
desconocer su posición frente al trabajo a realizar como AT, estando advertido de los prejuicios
que podrán hacernos caer en la trampa de significar, dar sentido, indicar a nuestro acompañado,
cercenando la posibilidad de que se produzca la subjetividad esperada.

Sin dudas el Acompañante Terapéutico deberá contar con un sustento teórico para afrontar la
tarea, pero creo que el desafío más grande es el de mantener una posición ética respecto de la
abstinencia, de la supervisión y formación constante, dando cuenta de su clínica regularmente y
apostando a la mejora en la calidad de vida de cada uno de nuestros pacientes y sus familias
tratando de desarrollar todo el potencial posible y de optimizar el trabajo en equipo.

La legislación argentina contiene un compendio de leyes de discapacidad amplio, muchas


complementarias entre sí.

Con la Ley 22.431 sancionada y promulgada el 16 de marzo de 1981 Argentina ha reunido un


conjunto integral de leyes de discapacidad, ello coincide con la iniciación del Decenio de los
Discapacitados proclamado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Con ello inició una
etapa con normas conjugando gran parte de los intereses de los discapacitados, produciendo una
recopilación de medidas al respecto.

Una de ellas es la obtención del Certificado Único de Discapacidad.

El Certificado Único de Discapacidad es un documento público. Es la llave de acceso al Sistema de


Salud y a los beneficios instituidos por la normativa en la materia, para las personas con
discapacidad. El trámite es voluntario y consta de una evaluación interdisciplinaria en la que los
profesionales determinarán, de acuerdo a la documentación presentada por el interesado, si se
encuadra o no dentro de las normativas vigentes de certificación de discapacidad.

Mi posición respecto de este Certificado es, nuevamente, el de preservar la subjetividad de cada


paciente, intervenir con el equipo actuante, ya que pareciera que lo que le ocurre a la mayoría de
las familias, es el apuro por “aprovechar” todo lo que el certificado de discapacidad puede ofrecer
gratuitamente, entorpeciendo el desarrollo de cada niño, avasallando sus tiempos libres y
atormentándolos con una actividad tras otra. Aún con la función del AT cuando muchas veces es
convocado pero con otra intención.

Sin ninguna duda el Acompañante Terapéutico ha logrado un importante lugar en el abordaje de


todas estas patologías, que creo deberá sostener materializando en la práctica de cada
acompañamiento la esencia de este trabajo artesanal que nos caracteriza, enmarcados en la
estrategia terapéutica acordada con el equipo interdisciplinario.

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