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Semana 01 Travnik - Historia de La Psicología Social

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Historia de la Psicología Social y Perspectivas Actuales

Dra. Cecilia Travnik

La psicología social es un área de la psicología que estudia cómo los pensamientos,


sentimientos y comportamientos de las personas son influenciados por la presencia real o
imaginaria de otras personas (Allport, 1954). Esta área se centra en comprender cómo las
interacciones sociales, las normas, las actitudes, los roles y los procesos de influencia social
afectan la forma en que pensamos y nos comportamos en diferentes contextos sociales. La
psicología social se interesa por una amplia gama de temas y fenómenos como la
conformidad, la obediencia, los prejuicios, los estereotipos, la discriminación, la identidad
social, la agresión y el comportamiento prosocial, entre otros. Entre los mismos se resalta el
proceso de socialización, como aquel en el que un individuo aprende valores, roles y
normas, de su cultura y sociedad. Esta adquisición de habilidades sociales se encuentra
determinada por estructuras sociales, por agentes de socialización como la familia, el grupo
de pares, las instituciones y los medios de comunicación.

Psicólogos y psicólogas sociales aplicamos métodos de investigación científica para


estudiar estos fenómenos, utilizando tanto enfoques experimentales como observacionales.
A través de experimentos de laboratorio, estudios de campo y análisis de datos, las personas
que investigamos en el ámbito de la psicología social buscamos comprender cómo los
factores sociales influyen en el pensamiento y el comportamiento de las personas, y cómo
estos procesos pueden variar entre individuos y culturas.

El objetivo de la psicología social es generar conocimientos que ayuden a explicar y


comprender mejor la conducta humana en contextos sociales, y también proporcionar ideas
y estrategias para abordar problemas sociales, con el objetivo de promover la salud mental
en la sociedad.
Precursores de la Psicología Social

La historia de la psicología social se remonta al siglo XIX, cuando surgieron las


primeras ideas y conceptos que sentaron las bases para esta disciplina. Como precursores,
de lo que en la actualidad se denomina el área de la psicología social, se encuentran con
Gabriel Tarde y Émile Durkheim. Cada autor con sus contribuciones, muchos años más
tarde, dio lugar al desarrollo de dos corrientes: la psicología social psicológica y la
psicología social sociológica, respectivamente.

Durkheim (1858-1917) estudió cómo los factores sociales influyen en la conducta


individual y colectiva. Sus investigaciones se centraron en la influencia de las normas
sociales, la solidaridad social y los fenómenos de suicidio. La “conciencia colectiva” es uno
de los conceptos que plantea dicho autor, que años después se tomará “como piedra angular
en el desarrollo de la noción de representación social. De hecho, Durkheim diferencia las
representaciones individuales, estudiadas por los psicólogos, de las representaciones
colectivas que los sociólogos estudian tomando objetivamente los hechos sociales”
(Seidmann, 2010, p. 9). Estas ideas se retomarán al introducir la psicología social europea
con los aportes de Moscovici.

Tarde (1843-1904), se interesó en la imitación social y cómo las ideas y


comportamientos se difunden entre las personas. “Somos el resultado de la combinación de
una multiplicidad de otros. Tarde preanuncia así la posterior teoría del rol y la perspectiva
social del sí mismo que deriva de “asumir el rol del otro” (Seidmann, 2010, p. 7). El énfasis
en lo individual refiere a la reciprocidad de imitaciones, que el autor denomina como
interpsicología.

No obstante, Allport (1954) señala a Augusto Comte como el fundador de la


psicología social como ciencia. Comte, filósofo francés y fundador del positivismo, en la
década de 1850, durante los últimos años de su vida, auguró que más allá de la sociología,
emergería una verdadera ciencia final, llamó a esta ciencia la moral positiva, pero era
claramente la psicología. De hecho, combinada con la sociología se convertiría en
psicología social (Goethals, 2007, p. 12).
Si no es con Comte, ¿dónde comienza la psicología social?, se pregunta Goethals
y se remonta a los filósofos antiguos quienes reflexionaron sobre la naturaleza inherente de
la humanidad. ¿Son las personas capaces de libre albedrío o se determina el
comportamiento? ¿Cuál es la naturaleza del pensamiento y la conciencia humana? ¿Los
individuos perciben la realidad con precisión? (Goethals, 2007, p. 22).

En el año 1875, Willhelm Wundt pone en funcionamiento el primer laboratorio de


psicología experimental en Leipzig, Alemania. Consideraba que la psicología debía ser una
ciencia independiente y separada de la filosofía. Su enfoque en la introspección y la
investigación experimental sentó las bases para el desarrollo posterior de la psicología
como disciplina científica. El laboratorio de Wundt fue pionero en la aplicación de métodos
científicos y experimentales para estudiar la experiencia consciente y los procesos
mentales. Su influencia se extendió por todo el mundo y se establecieron laboratorios
similares en otros países.

También en 1875 William James, establece un laboratorio de psicología


experimental informal en Estados Unidos e imparte el primer curso de psicología en la
Universidad de Harvard. Luego Stanley Hall, en 1883, fundó el primer laboratorio
psicológico, formal, en la Universidad Johns Hopkins.

Es importante comprender la ciencia, incluida la psicología, no solo como un


conjunto de teorías y enunciados, sino como una empresa social con normas, códigos,
instituciones y límites definidos. Las ciencias, incluida la psicología, están influenciadas
por factores sociales y culturales que afectan su desarrollo, evolución e institucionalización.

El proceso de institucionalización académica de la psicología como


disciplina a fines del siglo XIX incluyó, por ejemplo, la creación de cátedras
y de cargos de profesores universitarios dedicados exclusivamente a esta
área, la organización de laboratorios de investigación, la publicación de
revistas y libros especializados, y la organización de congresos y sociedades
de psicología. Ese proceso de institucionalización no fue homogéneo (Talak,
2019, pp. 2-3).
Albores de la Psicología Social

El fenómeno de la influencia social es uno de los más estudiados por la Psicología


Social. Se ubican dos autores que comienzan a indagar cómo las fuerzas sociales afectan a
los individuos, ya que sus estudios han sido muy influyentes.

El primero que se presenta es el de Triplett, realizado en el año 1895 en la


Universidad de Indiana en los EE. UU. Observando estadísticas de carreras de ciclismo de
la Liga de Ciclismo Americana. Señala que los tiempos de los ciclistas eran más rápidos
cuando competían contra otros ciclistas que cuando competían contra el reloj, es decir sin la
presencia de otro. Concluye que la ejecución de una tarea puede ser mejorada con la mera
presencia de otras personas. Tripplet para comprobar esta teoría desarrolló una serie de
experimentos en los que los participantes enrollaban hilos de pesca en un carrete en dos
ocasiones, solos y en competencia directa con otros. Vuelve a descubrir que las personas
estudiadas tienen mejor desempeño, es decir enrollan más rápido el carrete en situación de
competencia que cuando estaban solos.

Allport, años después en 1924, denomina a esta explicación como Teoría de la


Facilitación Social para referirse a que la presencia de otros, por alguna razón, producía un
mayor rendimiento en los individuos. De este modo, prosigue la línea de exploración
teórica y metodológica de Triplett, que aún hoy continúa generando preguntas.

El segundo estudio que se presenta es el de Le Bon, Psicología de las Masas,


publicado en 1895. Su contribución desde el campo de la sociología es de carácter teórico,
ya que realizó observaciones de diversos tipos de grupos, en lugar de plantear pesquisas
experimentales en el ámbito de un laboratorio. Le Bon analizó la influencia de la multitud,
la masa, en el comportamiento individual. Sus principales conclusiones fueron que las
personas que conforman una masa, son más propensas a comportamientos extremos, ocurre
en ellas una suspensión temporal de la razón a favor del comportamiento emocional.
También son más influenciables ya que son incitadas fácilmente por la figura del líder. Este
fenómeno de gran intensidad emocional y de una disminución del funcionamiento
intelectual, lo explica a través del contagio y la sugestión. Estas explicaciones han sido
influyentes en otros autores (Goethals, 2007).

En 1908 se publican dos libros que contienen en sus títulos el término psicología
social. Psicología Social de Ross (1908), que plantea las ideas de imitación y sugestión
aplicadas a temas como multitudes, movimientos sociales, clase social, matrimonio y
religión (Pepitone, 1999).

Por su parte Mc Dougall (1908) publica Introducción a la Psicología Social, en el


cual se plantea que existen muchas explicaciones diferentes de comportamiento social,
dándole entre estas un papel preponderante al concepto de instintos. Dejando en segundo
lugar, al fenómeno de la influencia social. “Sobre el pensamiento de Mc Dougall pesaron
fuertes críticas: por su posición biologista e instintivista de la conducta humana y por
consiguiente la fijeza e incapacidad de cambio del ser humano” (Seidmann, 2010, p. 11).
Doce años más tarde, publican The Group Mind (1920) proponiendo una mente de grupo,
cambiando su enfoque individualista hacia el de los procesos sociales.

Freud publica en 1921, Psicología de las masas y análisis del yo, artículo en el que
se mencionan las contribuciones de Le Bon y Mc Dougall. De este modo explica, desde el
marco teórico psicoanalítico la influencia de las masas y del liderazgo en el
comportamiento individual.

Si bien a principios del siglo XX se comienza a nombrar el área de la psicología


social, no es hasta la década de 1930 cuando queda firmemente establecida como disciplina
científica.

Influencia Social

El estudio de la influencia social fue una línea de trabajo clave en las décadas
anteriores a la Segunda Guerra Mundial. Muzafer Sherif realizó uno de los experimentos
clásicos de la psicología social, en el que indagó cómo las personas perciben el movimiento
en condiciones de incertidumbre. Para esto ubicó a un grupo participantes en una habitación
oscura y les pidió que miraran un punto de luz que parecía moverse. Sin embargo, en
realidad, la luz estaba fija, pero debido a la falta de puntos de referencia en la oscuridad, los
participantes percibían un movimiento propio de la luz.

Inicialmente, los participantes realizaron la tarea de forma individual. Luego, Sherif


formó grupos de tres personas y les pidió que dieran estimaciones individuales del
movimiento de la luz. Después de varias rondas de estimaciones individuales, los
participantes comenzaron a discutir sus percepciones en grupo. El resultado interesante fue
que, con el tiempo, las estimaciones individuales convergieron hacia un consenso de grupo.
Las personas que originalmente tenían estimaciones diferentes ajustaron sus percepciones
para que coincidieran con las del grupo. Esto demostró el fenómeno de "autopercepción del
movimiento" y cómo las personas se influencian mutuamente para conformarse a las
normas grupales, incluso en situaciones ambiguas (Sherif, 1936).

En esta misma línea de trabajo, Kurt Lewin desarrolló la Teoría del Campo,
consideraba que el comportamiento de una persona está determinado por la interacción
entre su personalidad y el entorno en el que se encuentra. Una de las contribuciones más
importantes de Lewin (1947) fue el concepto de "espacio vital" y “ambiente psicológico”
que se refiere al entorno psicológico y social en el que una persona interactúa con otros
individuos. El comportamiento de una persona en un grupo está influenciado por la
dinámica de ese grupo y por las fuerzas que operan en dicho espacio. En esta línea intenta
desarrollar una psicología ecológica, que años más tarde propone Urie Bronfenbrenner
(Seidmann, 2010).

Otros de los aportes más relevantes de Lewin son las investigaciones sobre el
liderazgo, en las que realizó estudios experimentales que demostraron que los diferentes
estilos de liderazgo (autocrático, democrático y laissez-faire) tienen efectos diferentes en la
dinámica y el rendimiento grupal. Por último, se destacan el modelo de tres etapas del
cambio social y las ideas de investigación aplicada y acción participativa, ya que abogó por
la aplicación de la psicología social en la resolución de problemas sociales y comunitarios.
Experimentos clásicos de la psicología social

Acerca del estudio de la influencia social, Asch impactado por los principios de la
Gestalt, plantea una de los experimentos cruciales en psicología social. Asch (1951) pidió a
los ingenuos participantes de la investigación que hicieran juicios sobre la longitud de unas
líneas cuando una mayoría unánime de sus pares hizo juicios obviamente erróneos sobre las
líneas en una situación cara a cara. La pregunta era si las personas simplemente se
ajustarían a los juicios de los demás cuando estaba completamente claro que sus juicios
estaban equivocados (Goethals, 2007, p. 9).

De este modo, encuentra que las personas que habían participado estaban mucho
más influenciadas por el juicio de la mayoría de lo que creía. Este fenómeno lo explica
enunciando la Teoría de la Conformidad y explica tres procesos mediante los cuales las
personas se conformaban. El primero es que podría ocurrir una distorsión de la acción, es
decir sabían que la mayoría estaba equivocada pero la aceptaban. El segundo sería una
distorsión del juicio, en este caso no veían las líneas como la mayoría pero seguramente la
mayoría estaría haciendo el juicio correcto. Y la tercera sería una distorsión en la
percepción, en donde los participantes entrecerraron sus ojos hasta percibir la línea
equivocada como correcta. Los estudios para indagar exhaustivamente el fenómeno de la
conformidad han continuado en las décadas posteriores.

Carolyn Sherif y Muzafer Sherif han realizado la experiencia conocida como “La
cueva de los ladrones” en 1945 en la Universidad de Oklahoma. Los participantes fueron
22 niños de 11 años de edad con un buen rendimiento académico y apoyo familiar,
divididos en dos grupos en forma aleatoria en un campamento. Cada grupo acampó en
lugares distintos de un gran parque y no sabían de la existencia.

El experimento consistió en tres fases, la primera en la que se incentivó el


sentimiento de pertenencia al grupo. La segunda, que se denominó de conflicto, en la que
los investigadores ponen en conocimiento de la existencia del otro grupo y les proponen
actividades competitivas contra ellos para ganar premios y recompensas, generando un
clima de hostilidad entre los grupos. Por último, la fase colaboración en la que “inventaron”
condiciones de desabastecimiento de bebida y comida porque personas extrañas habían
robado dichos recursos. De este modo, proponían actividades de cooperación entre los
grupos. Los autores señalan que, en esta última fase, los dos grupos se comportaron de una
forma muy solidaria y fraternal para buscar el bienestar común. Sherif y Sherif (1954)
postulan la Teoría del Conflicto Realista en la que explican que la resolución conjunta de
problemas comunes consigue que terminen por reducir y anular los prejuicios intergrupales.

Es necesario destacar que una crítica importante hacia la teoría es que supone que
los grupos sociales compiten en igualdad de condiciones por los recursos. Sin embargo, en
la realidad, las relaciones entre grupos son más complejas y a menudo se caracterizan por la
existencia de grupos dominantes que tienen un acceso desproporcionado a los recursos
materiales y simbólicos. Este desequilibrio de poder y acceso a recursos permite a los
grupos dominantes reaccionar rápidamente ante las amenazas a su posición privilegiada y
poner en marcha mecanismos de control social para mantener y perpetuar su posición de
ventaja (Smith Castro, 2006).

Los estudios sobre la obediencia la autoridad de Milgram (1963 y 1965) son otras
de las experiencias que han marcado esta área disciplinar. El objetivo de esta investigación
era explorar la obediencia a la autoridad y comprender por qué las personas podían cometer
actos inmorales o dañinos hacia otros cuando se les ordenaba hacerlo por una figura de
autoridad.

El diseño del experimento consistía en asignar dos roles, el "evaluador" y el


"aprendiz", siempre en presencia de un experimentador que ocupaba el rol de autoridad. El
“evaluador” debía administrar una serie de descargas eléctricas progresivamente más
intensas al "aprendiz" cada vez que respondía incorrectamente a una pregunta. Sin
embargo, el "aprendiz" en realidad era un cómplice del experimentador y no recibía
realmente ninguna descarga eléctrica, actuaba el sufrimiento y el dolor que supuestamente
le era infligido. ¿Obedecerían los sujetos al experimentador que ordena estas descargas o se
negarían a continuar? Al igual que Asch, Milgram encontró mucho más influencia social de
lo que él, o casi cualquier otra persona, creía posible (Goethals, 2007, p. 7).
La experiencia de Milgram, realizada en la Universidad de Yale, arrojó luz sobre
la naturaleza de la obediencia a la autoridad y cuestionó cómo situaciones sociales pueden
influir en el comportamiento humano. Sin embargo, también fue objeto de controversia
debido a las implicaciones éticas de someter a los sujetos a situaciones estresantes y
potencialmente traumáticas sin el conocimiento completo del experimento.

Zimbardo en 1971 en la Universidad de Stanford propone examinar el


comportamiento humano en situaciones de autoridad y poder, específicamente en entornos
cerrados y jerárquicos, centrándose en cómo los roles pueden influir en el comportamiento
de las personas. Para esto realizó una convocatoria a través de anuncios, en la que
seleccionó a 24 jóvenes varones universitarios debido a su salud física y psicológica
aparentemente normal. De esos 24 participantes, 12 fueron asignados al rol de "guardias" y
los otros 12 al rol de "prisioneros". El experimento implicaba la simulación de una prisión
en el sótano de la universidad.

A los seis días de comenzado el experimento, la situación se descontroló y se


interrumpió el mismo. Los "guardias" comenzaron a ejercer su poder de manera abusiva,
utilizando tácticas psicológicas y físicas para controlar y humillar a los "prisioneros". Por
otro lado, los "prisioneros" empezaron a mostrar signos de angustia emocional y
degradación.

Al igual que la experiencia de Milgram, este estudio fue altamente controvertido


debido a la extrema crueldad que se desarrolló en tan poco tiempo. Se cuestionó su ética, ya
que los participantes no estaban adecuadamente protegidos y el experimento claramente
afectó negativamente su bienestar psicológico. A lo largo de los años, se ha debatido mucho
sobre la validez y la interpretación de los resultados del experimento.

Acerca de las cuestiones éticas en el ámbito de la investigación en psicología social,


se menciona el consentimiento informado, que implica obtener la aprobación voluntaria y
consciente de los individuos antes de su participación en un estudio. Este proceso está
basado en una comprensión completa y clara de lo que implica la investigación y sus
posibles implicaciones. Los elementos esenciales del mismo son: voluntariedad,
información adecuada, comprensión, capacidad para consentir, revocación del
consentimiento y confidencialidad. En Argentina, en la década de 1990 se empezó a
fortalecer la regulación en investigación biomédica y en psicología. Así se crearon comités
de ética en investigación en las instituciones académicas y de salud para revisar y aprobar
los protocolos de investigación. Estos comités empezaron a exigir el consentimiento
informado como parte integral de los procedimientos éticos de investigación. Actualmente,
el Ministerio de Salud de la Nación publica en su página web las pautas generales para la
obtención del consentimiento informado, sostenidas en la Resolución 1480/2011, el artículo
59 del Código Civil y Comercial, la ley n°26529 Derechos del Paciente y sus
modificaciones vigentes.

Percepción, actitudes y cognición social

La psicología social, luego de la Segunda Guerra Mundial, creció rápidamente


proponiendo nuevos enfoques. Dentro de ellos se señalan la Teoría de la Atribución de
Heider y la Teoría del Equilibrio de Festinger, ambos psicólogos guestálticos. La
Psicología de la Gestalt, proviene de Alemania de la mano de Wertheimer, Koffka y Köhler
quienes enfatizaron que las personas procesan la información y organizan elementos
perceptuales en totalidades coherentes. “El todo es más que la suma de las partes” es uno
de sus principios fundamentales, tomando como ejemplo las notas musicales se integran en
un acorde musical para formar un sonido integrado (Wheeler, 1970).

Heider en 1944 publica “Percepción social y causalidad fenomenal”, explicando


que las personas vinculan las acciones percibidas con motivos o disposiciones subyacentes.
La comprensión de las formas en que las personas hacen atribuciones causales para el
comportamiento personal se desarrolló más completamente más tarde en el libro clásico de
Heider, “Psicología de las Relaciones Interpersonales” en 1958.

Heider intenta construir una psicología del sentido común al plantear


que todos somos “psicólogos ingenuos” que intentamos descubrir las
relaciones causa-efecto en los hechos que nos rodean. Nos proponemos
explicar el mundo para hacerlo coherente y comprensible y poder así actuar
en él. Esta atribución de causas es sistemática. Se crean patrones explicativos
definidos que tienen consecuencias para nuestros sentimientos y nuestras
conductas. De modo que nos acercaremos o rechazaremos de acuerdo a
nuestra evaluación cognitiva de la situación, enfatizando ya sea causas
personales o situacionales que conforman inferencias causales, mecanismos
cognitivos centrales para la comprensión de los comportamientos en las
relaciones interpersonales (Seidmann, 2010, p. 33).

Dos años más tarde, en 1946, Heider presenta la Teoría del Equilibro o de
Consistencia Cognitiva en su artículo titulado Actitudes y Organización Cognitiva. Según
dicha teoría las personas tendemos a mantener consistencia y coherencia en nuestras
relaciones. Si algo perturba ese equilibrio o armonía se buscará un cambio de actitud para
volver al mismo. A partir de la misma se desarrolló la Teoría de la Congruencia de Osgood
y Tannembaum (1955) y la Teoría de la Disonancia Cognitiva de Festinger (1957).

León Festinger es uno de los autores más influyentes en el área de la Psicología


Social, discípulo de Lewin en la Universidad de Iowa, postuló teorías a través de una vasta
evidencia empírica. Cartwright y Festinger han sido los líderes del Centro de Dinámica de
Grupo, luego de la repentina muerte de Lewin en 1947.

En primer lugar, Festinger postula la Teoría de la Comparación Social, en la que


explica que las personas evalúan sus habilidades y opiniones a través de una referencia
social. El cambio situó las preocupaciones de Festinger directamente en la mente de la
persona, eludiendo así las viejas cuestiones de la naturaleza independiente del grupo
(Goethals, 2007, p 9.). No obstante, Festinger, como se presentó previamente, es
reconocido por la Teoría de la Disonancia Cognitiva. Esta teoría explica el conflicto mental
que ocurre cuando una persona tiene dos creencias que se contradicen entre sí, o cuando
existe una discrepancia entre creencia y comportamiento. Para reducir esa disonancia, se
puede evitar exponerse a la información contradictoria “sesgo de confirmación”, se puede
persuadir y justificar que la información contradictoria es falsa y/o se puede cambiar la
creencia o el comportamiento contradictorio.
Festinger y Carlsmith en 1959 llevaron a cabo un experimento en que se les pedía a
todos los participantes que realizaran una tarea aburrida y tediosa: rellenar una serie de
pequeñas fichas con alfileres durante un período de tiempo. Después de completar la tarea,
los participantes fueron asignados aleatoriamente a uno de dos grupos de pago: en un
grupo, se les pagaba a los participantes solo $1 por completar la tarea (el pago era mínimo y
claramente insuficiente para motivar a los participantes), y en el otro grupo, se les pagaba a
los participantes $20 por completar la misma tarea (el pago era sustancial y debería haber
sido un incentivo mucho más fuerte para ver la tarea como valiosa).

Después de recibir su pago, a los participantes se les preguntó sobre su opinión


sobre la tarea. Lo que Festinger y Carlsmith descubrieron fue que los participantes del
grupo de $1 tendían a evaluar la tarea como más interesante y agradable en comparación
con los del grupo de $20, a pesar de que ambos grupos realizaron la misma tarea aburrida.
Esta discrepancia en las evaluaciones reflejaba una disonancia cognitiva en el grupo de $1,
ya que sabían que habían realizado una tarea aburrida por muy poco dinero. Para reducir
esta disonancia cognitiva, los participantes del grupo de $1 cambiaron sus actitudes hacia la
tarea, convenciéndose a sí mismos de que, en realidad, la tarea era más interesante de lo
que inicialmente pensaban. Por otro lado, los participantes del grupo de $20 no
experimentaron la misma disonancia, ya que tenían una razón clara para realizar la tarea: el
dinero.

Este experimento fue denominado por los críticos como “el malentendido de los 20
dólares”, han cuestionado el diseño del experimento, señalando que la manipulación de la
recompensa (1 dólar vs. 20 dólares) puede no haber sido la única variable que influyó en las
respuestas de los participantes. Otros factores, como el aburrimiento o la monotonía de la
tarea, podrían haber influido en las evaluaciones. Se ha discutido si las interpretaciones de
la disonancia cognitiva y las conclusiones sobre cómo se resuelve podrían haber sido
simplificadas o sobre-interpretadas, dejando de lado otros posibles mecanismos de
explicación. Si bien estas críticas no invalidan completamente los hallazgos originales del
experimento, destacan la necesidad de considerar con cautela las limitaciones y la
interpretación de los resultados. Décadas más tarde, han surgido muchas reformulaciones y
nuevos enfoques para justificar el cambio actitud.
Psicología Social Europea

A este apartado pertenecen varias corrientes de la disciplina con un fuerte anclaje en


lo social, no obstante, se presentan los aportes de Moscovici y las líneas de investigación
actuales.

Moscovici y Zavalloni (1969) tratan de explicar el fenómeno de la polarización y


determinar en qué condiciones se produce. Para esto han realizado un estudio de 140
participantes estudiantes de secundaria franceses, se les requería que puntúen
individualmente una escala de actitud con una seria de ítems relativos a Charles De Gaulle,
político y militar francés. A esta primera fase se la denominó “pre-consenso”y se conocían
las actitudes negativas, positivas o neutras que tenían hacia la persona mencionada. Luego,
se les pedía que conformen grupos de discusión en los que debían llegar a una decisión
unánime sobre cada uno de los ítems de la escala, que previamente habían completado en
forma individual, esta segunda fase fue denominada “consenso”, Por último, cada
participante volvía a responder la escala de forma individual, fase denominada “post-
consenso”. Además se han realizado estudios similares pero cambiando la figura, en lugar
de Charles De Gaulle debían puntuar a los estadounidenses. Ambos estudios muestran que
luego de la fase de consenso, ocurre la polarización de actitudes.

Moscovici (1961) plantea la Teoría de la Representaciones Sociales. Sus estudios


abordan la influencia de las minorías y la innovación en los grupos, formas de influencia
social que no han sido indagadas por la psicología social psicológica de tradición
norteamericana.

Las representaciones sociales son sistemas cognitivos compartidos por los


miembros de una comunidad, explicaciones de sentido común que les
permiten evocar objetos ausentes, pasados o futuros, portando una
condensación de significados que conllevan emociones, imágenes e ideas.
Estas se crean y transforman en la comunicación de la vida cotidiana
(Seidmann, 2010, p. 35).
También, enmarcada en esta teoría, se encuentran los estudios de Denise Jodelet,
quien es Doctora de Estado por el gobierno francés y ha sido galardonada por múltiple
universidades latinoamericanas, entre ellas la Universidad de Buenos Aires en el año 2007,
por su labor en la reivindicación de los espacios de investigación social.

Por último, se mencionan los aportes de Ivana Markova, psicóloga social checa,
que ha contribuido a través de múltiples investigaciones empíricas sobre las
representaciones sociales, el pensamiento social y la semiótica.

Cognición social

La perspectiva cognitiva toma las bases impulsada por los psicólogos de la


Gestalt, entre ellos se destacan nuevamente a Lewin, Ash, Heider y Sherif. Dentro de esta
perspectiva, el pensamiento juega un papel central: la gente piensa en su mundo social y, a
partir de ese pensamiento, actúa de ciertas maneras. Sin embargo, es necesario aclarar que
pensamiento y cognición no son sinónimos. El pensamiento es el lenguaje interno y los
símbolos que se utilizan, es consciente. La cognición es más amplia, si bien también se
refiere al procesamiento mental, advierte que este puede ser en gran medida automático,
inconsciente.
La cognición actúa un poco como un programa de computadora o un sistema
operativo: opera automáticamente en segundo plano, ejecutando todas las
funciones de la computadora. La cognición y el pensamiento ocurren dentro
de la mente humana. Son las actividades mentales que median entre el mundo
exterior y lo que la gente hace posteriormente. Su funcionamiento puede
inferirse de lo que la gente hace y dice: de las acciones, expresiones, dichos y
escritos. (Hogg & Vaughan, 2018, p. 44).

Dicha perspectiva, en el año 1984, se presenta en auge con la publicación de


Social Cognition de Susan Fiske y Shelley Taylor. En ella definen a la “cognición social
como el estudio de cómo las personas dan sentido a otras personas y a sí mismas” (Fiske y
Taylor, 1991, p. 1). Las autoras argumentaron que aunque “las personas pueden parecer
perezosas y crédulas, cuando tienen razón, pueden ser pensadores sociales efectivos: En
resumen, las personas no son tontas” (Fiske y Taylor, 1991, p. 136).

La cognición social también ha contribuido con su perspectiva a indagar en los


fenómenos de la memoria de la persona, el desarrollo de esquemas, el papel de la cognición
en la persuasión y la inferencia social.

Teoría de la Identidad Social

La teoría de la identidad social se basó en una serie de estudios sobre


categorización social, etnocentrismo y relaciones intergrupales. En las décadas de 1960 y
1970 Tajfel, realiza una serie de estudios empíricos que hallan las condiciones mínimas
requeridas para conformar un grupo, el Paradigma del Grupo Mínimo.

En 1971, Tajfel y Turner publican “Categorización social y conducta intergrupal”,


en sus experiencias pedían a los participantes, jóvenes de 14 y 15 años, que eligieran entre
pinturas de Paul Klee y Vasili Kandinsky, con este criterio determinaron a qué grupo
pertenecían. Por supuesto, esta fue una mentira diseñada para establecer la idea de
“nosotros” y “ellos” en sus mentes. Los experimentadores querían dos grupos de niños sin
la menor idea de quién estaba también en su propio grupo o qué significaba la agrupación o
qué tenían que perder o ganar.

Después, los niños fueron llevados a un cubículo, uno a la vez, y se le pidió a cada uno que
distribuyera dinero virtual a los otros miembros de ambos grupos. El hallazgo básico fue un
fuerte favoritismo en el grupo.

Luego, en 1985, Turner postula la Teoría de la Autocategorización, en la que se


desarrolla la tendencia a ver a las personas en grupos en relación con un “prototipo”, el cual
refiere a:
un conjunto borroso de atributos que definen los pensamientos, sentimientos
y comportamientos ideales de los miembros de esos grupos. Los individuos
no son percibidos por sus cualidades únicas. Más bien, se asimilan al
prototipo del grupo al que pertenecen, y se acentúan las diferencias entre
miembros prototípicos de diferentes grupos, formando la base para los
estereotipos (Hogg, 2001, p.125).

La teoría de la identidad social tiene mucho en común con la teoría de la


comparación social se centra en cómo nos evaluamos a nosotros mismos como individuos
dentro de ciertos grupos. Como se mencionó anteriormente, la teoría de la identidad social
y de la autocategorización han contribuido a comprender la dinámica de las relaciones
intergrupales.

Los trabajos relacionados al estudio de las relaciones intergupales, el prejuicio,


los estereotipos y la discriminación forman parte de las perspectivas actuales en el
desarrollo de la psicología social.

Los teóricos de la identidad social proponen la existencia de dos clases


amplias de identidad que definen diferentes tipos de yo: (1) identidad social,
que define el yo en términos de pertenencia a grupos (por ejemplo, el origen
étnico de cada uno) y (2) identidad personal, que define el yo en términos de
relaciones y rasgos personales idiosincrásicos (por ejemplo, la relación de
uno con sus pareja romántica o ser ingenioso). (Hogg & Vaughan, 2018, p.
132).

Desarrollos locales

La Psicología Social en Latinoamérica también ha tenido desarrollos relevantes,


afectada por diversas corrientes teóricas y contextos socioculturales propios de la región.
Busca comprender los procesos sociales y psicológicos en el contexto de la historia, la
cultura y las estructuras sociales específicas de América Latina. Los principales enfoques
son la Psicología Social de la Liberación, la Psicología Social Comunitaria, la Psicología
Política y la Psicología Social de la Salud Comunitaria.

La Psicología Social de la Liberación se originó en la década de 1970 y está


profundamente influenciada por la realidad social y política de América Latina. Los
psicólogos sociales de la liberación se centran en la transformación social y la justicia
social. Abordan y promueven la participación activa de las personas en la sociedad y se
esfuerzan por abordar desigualdades sociales, opresión y exclusión. Ignacio Martín Baró,
fue un psicólogo y sacerdote considerado uno de los pioneros de la Psicología de la
Liberación. Desarrolló una perspectiva psicológica comprometida con la transformación
social y la justicia y abordó temas como la violencia política, los derechos humanos y la
marginalización social. Esta corriente tiene una relación estrecha con la Teología de la
Liberación, propone la lectura contextual de la Biblia, la crítica a las estructuras de poder y
la participación activa y empoderamiento de los grupos marginales de la sociedad. También
se puede incluir a Paulo Freire, aunque es más reconocido por su trabajo en el área de la
educación y la pedagogía crítica, también influyó en la Psicología de la Liberación. Su
enfoque pedagógico, centrado en la concientización y la emancipación, se ha aplicado en
contextos psicológicos para fomentar la conciencia crítica y la acción transformadora.

La Psicología Social Comunitaria se centra en comprender y mejorar la calidad de


vida de las comunidades. Su objetivo principal es fortalecer los lazos comunitarios y
promover la participación activa de los individuos en su entorno. Maritza Montero es una
destacada psicóloga social comunitaria que ha contribuido significativamente al avance de
este campo en América Latina. Su enfoque se centra en entender y mejorar la calidad de
vida de las comunidades a través del fortalecimiento de la cohesión social y la participación
activa de sus miembros en la construcción de soluciones a los problemas que enfrentan.
Parte fundamental de su trabajo es la investigación participativa, donde involucra a la
comunidad en la identificación y análisis de sus desafíos, promoviendo así la apropiación
de los procesos y resultados por parte de los propios involucrados. Esta metodología
permite una comprensión más completa y contextualizada de la realidad social en la que se
interviene. Montero se ha destacado por abordar problemáticas sociales relevantes en
América Latina, como la violencia, la pobreza, la exclusión social y la desigualdad,
buscando soluciones desde una perspectiva colaborativa y de trabajo conjunto con la
comunidad.

La Psicología Política es una disciplina que se centra en el estudio de los procesos


psicológicos que subyacen en la participación política, las actitudes políticas y la acción
colectiva de los individuos en contextos políticos. Examina cómo diversos factores
psicológicos pueden influir en el comportamiento político, incluyendo la intención de voto
y otros aspectos relacionados con la participación cívica y electoral. Uno de los aspectos
clave en el estudio de la Psicología Política es entender cómo las percepciones de justicia,
los valores políticos, la identificación con grupos políticos, la confianza en las instituciones
políticas y las actitudes hacia la autoridad pueden moldear las decisiones políticas de las
personas. Estos elementos psicológicos pueden afectar la intención de voto, las preferencias
políticas y la participación en diferentes formas de acción política, como la protesta, la
movilización o la afiliación a partidos políticos.

La Psicología Social de la Salud Comunitaria en Latinoamérica es un campo


interdisciplinario que se enfoca en comprender y abordar las dinámicas sociales y
psicológicas que influyen en la salud de las comunidades en esta región. Se nutre de la
Psicología Social y la Salud Pública para analizar cómo los contextos sociales, económicos
y culturales impactan en la salud y el bienestar de los individuos y grupos. Este enfoque
busca considerar las particularidades y desafíos propios de la región, como las inequidades
sociales, la diversidad cultural, los determinantes sociales de la salud y las condiciones
económicas desiguales. Se centra en la prevención de enfermedades, la promoción de
estilos de vida saludables y la participación activa de la comunidad en la toma de
decisiones relacionadas con la salud. Algunos temas clave incluyen: equidad en salud,
participación comunitaria y salud mental comunitaria.

Dentro de los desarrollos locales, se deben mencionar los aportes de Enrique Pichon-
Rivière, fue un destacado psiquiatra, psicoanalista y psicólogo social que realizó
importantes contribuciones al campo de la Psicología Social, tanto en Argentina como a
nivel internacional. Quiroga (2010) señala tres etapas en el pensamiento de Pichon-Rivière:
un primer período (1940-1950) en el que predomina una perspectiva psiquiátrica y clínica
donde estudiaba un único núcleo generador de patologías mentales; un segundo período
(1950-1960) en el que desarrolla la teoría del vínculo social señalando la importancia de los
vínculos interpersonales en la construcción de la identidad y el desarrollo individual y en
donde plantea a la familia como unidad intersubejtiva de análisis en el ámbito clínico; y un
tercer momento (1960-1970) en el que desarrolla la psicología social a nivel grupal y
comunitario.
Algunos de los aportes más influyentes de su pensamiento son la noción de grupos
operativos, como herramienta de intervención en diversos contextos. Estos grupos buscan
promover la reflexión y la acción colaborativa para abordar problemáticas y generar
cambios en el entorno social. La psicoterapia institucional, que se enfoca en el estudio y
abordaje de las instituciones y organizaciones desde una perspectiva psicológica y social.
Propuso técnicas y estrategias para intervenir en estas estructuras y promover el cambio.
Las estrategias grupales para la psicoterapia, desarrolló técnicas y estrategias para el trabajo
psicoterapéutico grupal, enfocándose en cómo utilizar la dinámica grupal para facilitar la
comprensión y transformación de padecimientos mentales.
La fundación de la "Escuela de Psiquiatría Social" por parte de Enrique
Pichon-Rivière en 1953, la cual posteriormente se articula con el "Instituto
Argentino de Estudios Sociales" (I.A.D.E.S.). Esta institución fue un espacio
clave para el desarrollo de investigaciones sociales, estudios de opinión y
cursos de formación para coordinadores de grupos (...) la institución cambia
su enfoque de "Escuela de Psiquiatría Social" a "Escuela de Psicología
Social" en 1967, bajo la dirección de Ana P. de Quiroga. Se subraya que esta
transformación está relacionada con la reconceptualización del pensamiento
de Pichon-Rivière en torno al E.C.R.O. (Becerra, 2015 pp. 11-12).

El ECRO refiere a Esquema Conceptual, Referencial y Operativo, y lo define


“como un conjunto organizado de conceptos generales, teóricos, referidos a un sector de lo
real, a un determinado universo de discurso, que permiten una aproximación instrumental al
objeto particular (concreto).” (Pichon-Rivière, 1970, p. 36). Está sostenido desde la
interdisciplinariedad de las Ciencias Sociales, el Psicoanálisis y la Psicología Social.
Por último, Becerra (2015) enfatiza el contexto de auge de educación no formal en
que se funda la Escuela de Psicología Social, con criterios de admisión basados en aptitud
psicológica en lugar de títulos formales. Ni siquiera se exigía título secundario, lo cual
representa una postura anti-academicista, que podría haber influido en la marginación de
Pichon-Rivière de la universidad.

Reflexiones finales
El estudio de la historia de la psicología social revela experiencias clásicas que han
marcado su evolución y desarrollo en diversas partes del mundo. A través de un recorrido
histórico se ha intentado poner de relieve la relación entre los eventos históricos y los
avances en esta disciplina. Es necesario reflexionar acerca de la influencia del entorno en la
psicología social, ya que esta área no es solo un producto de teorías abstractas, sino también
de contextos culturales, políticos y sociales en constante cambio.
Se han presentado las perspectivas actuales de la psicología social, que buscan
integrar conceptos tradicionales con la dinámica contemporánea de la sociedad. La
psicología social actual se esfuerza por abordar los complejos problemas que enfrentamos
en el mundo actual, como la identidad y diversidad cultural, la influencia de las redes
sociales y las dinámicas digitales, la polarización política, la sostenibilidad ambiental y la
justicia social, las perspectivas de género y las desigualdades sociales ocupan un lugar
central en la investigación y práctica psicosocial.
En particular, se han identificado los desarrollos locales principales en psicología
social, reconociendo la importancia de las perspectivas regionales y sus contribuciones
únicas al campo.
Para concluir, la historia de la psicología social brinda una visión retrospectiva, al
mismo tiempo que propone mirar hacia adelante, reconociendo que el estudio de las
interacciones humanas y la influencia del entorno social sigue siendo fundamental para
comprender y mejorar la salud mental.
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