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Chiaramonte - Antigua Constitución

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La Rivada. Julio-Diciembre de 2018, vol. 6, no.

11, ISSN 2347-1085

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La Rivada. Julio-Diciembre de 2018, vol. 6, no. 11, ISSN 2347-1085

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La Rivada. Julio-Diciembre de 2018, vol. 6, no. 11, ISSN 2347-1085

3 Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales.


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Sandra Nicosia (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Argentina)
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Tel: 054 0376-4430140
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La Rivada. Revista de Investigaciones en Ciencias Sociales.

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Julio-Diciembre de 2018, vol. 6, no. 11, ISSN 2347-1085
Universidad Nacional de Misiones. Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales.
Secretaría de Investigación y Posgrado.

La Antigua Constitución
en el Río de La Plata de
la primera mitad del
siglo XIX
The Ancient Constitution in Río de La Plata
during the first half of the 19th century
José Carlos Chiaramonte*
Ingresado: 01/10/18 // Evaluado: 30/10/18 // Aprobado: 26/11/18

Resumen
La Conferencia propone un recorrido por las principales tesis de la original obra
del autor. Inicia con su tesis principal, la negación de la preexistencia de la nación
argentina al proceso de revolución de independencia colonial. Luego propone una se-
gunda tesis que cuestiona el uso naturalizado de la idea de federalismo en la historia
pos independencia en el Río de La Plata y por último destaca la tesis de la existencia
de una “Constitución antes de la Constitución”, o la “Antigua Constitución”: idea que
cuestiona los prejuicios históricos respecto a la existencia de una anarquía o ano-
mia en el periodo posindependencia contraponiéndola a la de una época donde un
cuerpo de leyes y normas, no siempre escritas, ordenaban la vida de estos pueblos,
en la que se destaca la más importante de las normas del derecho natural: el libre
consentimiento.

Palabras Clave: Historia - Río de la Plata - Antigua Constitución - Nación


La Rivada. Julio-Diciembre de 2018, vol. 6, no. 11, ISSN 2347-1085

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Abstract:

The following conference proposes a journey through the main thesis present in
the work of the author. It begins with the central thesis, the denial of the Argentine
La Antigua Constitución en el Río de La Plata

nation preexistence related to the revolution of colonial independence. Later propo-


ses a second thesis that questions the naturalized use of the idea of federalism in the
de la primera mitad del siglo XIX

post-independence history in Río de La Plata and finally it highlights the idea of the
existence of a “Constitution before the Constitution” or an “Ancient Constitution”:
that challenges the historic prejudices over the existences of anarchy or anomy du-
ring the post-independence period against the idea of a time when a body of laws
and rules, usually unwritten, ordered the life of the people. This emphasizes the
most important rule of the natural right: free will.

Keywords: History - Río de la Plata - Ancient Constitution - Nation

José Carlos Chiaramonte Cómo citar este artículo:


* Investigador -Categoría Superior- del Consejo Nacional de Chiaramonte, José Carlos (2018). “La Antigua Constitución
Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), con sede en el en el Río de La Plata de la primera mitad del siglo XIX”.
Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani”, Revista La Rivada 6 (11), 23-38. http://larivada.com.ar/index.
Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Líneas
php/numero-11/100-2-dossier/197-la-antigua-constitucion
de investigación actuales: Fundamentos intelectuales y políticos de
las independencias iberoamericanas. La Ilustración en Iberoamérica.
La Rivada. Julio-Diciembre de 2018, vol. 6, no. 11, ISSN 2347-1085

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Introducción La constitución antes


Lo que ustedes van a escuchar1 es un resumen de la constitución
La Antigua Constitución en el Río de La Plata

de diversos trabajos míos, artículos y libros en los


que he tratado de explicar cuáles fueron las reales En un libro publicado hace algunos años se-
de la primera mitad del siglo XIX

condiciones del proceso iniciado en 1808 y que ñalaba que para comprender los alcances de lo
llevaría mucho más tarde al nacimiento de la ac- que acabo de exponer es imprescindible tener en
tual República Argentina. Partiría de recordar dos cuenta la vigencia de las pautas constitucionales
criterios innovadores que me obligaron a variar que en aquel entonces conformaban el funda-
sustancialmente la visión de la historia del siglo mento de las tendencias confederales, un con-
XIX rioplatense y, por extensión, del latinoame- junto de normas conocido en esos años como la
ricano. Uno de ellos consiste en la percepción de “antigua Constitución”. Es éste un reconocimien-
que hacia 1810 y años subsiguientes la Argentina to que implica la invalidez de una forma tradi-
no existía y que la correspondiente nacionalidad cional de concebir los conflictos que sacudieron
fue en realidad fruto tardío y no causa del proceso a los nuevos países iberoamericanos luego de las
de la Independencia. Además, el mismo concepto independencias. Me refiero al falso dilema de
de nacionalidad como fundamento de un Estado constitucionalismo y caudillismo, en el que lo que
no existía entonces, puesto que fue efecto de la erróneamente se denomina caudillismo equival-
posterior difusión del Romanticismo europeo. dría a anarquía política y a inexistencia de un or-
La otra tesis, de mayor importancia pues tras- den legal. Esta falsa interpretación de la historia
ciende y engloba a la anterior, consiste en advertir de estos países conlleva al también falso supuesto
que lo que habíamos llamado federalismo no es lo de que el único orden constitucional posible es
que habitualmente se entiende por tal, sino algo el de una constitución formal, un texto escrito,
que, empleando un neologismo, podría denomi- como, por ejemplo, nuestra Constitución de 1853
narse confederacionismo, esto es, la preferencia o las fracasadas de 1819 y 1826. Por el contrario,
por esa antigua forma de organización política, la tanto la historia iberoamericana como la europea
confederación, mediante la cual Estados sobera- muestran frecuentemente la vigencia de lo que se
nos que por diversos motivos necesitan unirse lo denomina una constitución material, es decir, un
hacen sin perder su independencia soberana. Un conjunto de normas, escritas o no, que rigen la
criterio que también se reveló válido para otros vida de esos pueblos, cuyo principal ejemplo si-
países latinoamericanos y que obliga a indicar, gue siendo todavía la Constitución británica.2 En
por ejemplo, que las ciudades rioplatenses que nuestro caso, se trataba de normas provenientes
enviaron sus diputados a la Primera Junta de go- del pasado colonial que continuaron vigentes lue-
bierno actuaban como pequeñas soberanías, una go de la Independencia, normas constitucionales
calidad que al desaparecer el Directorio en 1820 que impedirían o condicionarían, según los casos,
se prolongó en la calidad de Estados soberanos las iniciativas reformistas a lo largo del siglo XIX.
que asumirían las denominadas provincias. Unas escritas, como las del derecho público espa-
ñol, las Leyes de Indias o la Ordenanza de Inten-
dentes, y otras consuetudinarias, fundadas por lo
1 El texto que presentamos a continuación es el texto general en el derecho natural y en el derecho ca-
que dio lugar a la Conferencia Magistral pronunciada
por el Dr. José Carlos Chiaramonte en el marco XXX-
VII Encuentro de Geohistoria Regional. Problemáticas
regionales, frontera y conflictos, realizado en la Facul-
tad de Humanidades y Ciencias Sociales de la UNaM 2 Para los colonos norteamericanos, la Constitución
los días 11, 12 y 13 de octubre de 2017. La conferencia británica era “...una mezcla de costumbre, derecho na-
se puede ver completa en https://www.youtube.com/ tural, derecho canónico, leyes escritas y razón” (She-
watch?v=hC7r5NuMA1I rry, 1987: 1129).
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nónico.3 Como he escrito recientemente, debemos centralizados rechazaban las preferencias de los
apuntar que lo que estoy explicando... pueblos por las uniones confederales. Fue así que
en el Río de la Plata, desde el comienzo del pro-
...no implica juicios de valor. Las reformas podían ceso de Independencia, se produjo la violación
La Antigua Constitución en el Río de La Plata

ser buenas o malas, las resistencias válidas o no, de ese principio, circunstancia que tuvo trágicas
pero no es posible comprender esa historia si no consecuencias de allí en adelante. El rechazo de
de la primera mitad del siglo XIX

atendemos a que las resistencias a las reformas, y la unión confederal, que pretendían pueblos del
los conflictos suscitados en torno a ellas, provenían interior y Litoral rioplatense -entre ellos el Para-
de conductas políticas que, buenas o malas, respon- guay y la Banda Oriental-, prevaleció en la Asam-
dían a normas coherentes de vida social y política y blea del Año XIII, en el Congreso de Tucumán y
no a tendencias arbitrarias y anárquicas. (Chiara- en el de 1824-1827, y el consiguiente empeño en
monte, 2013) imponer constituciones centralistas fracasaría
por no lograr el consentimiento de la mayoría de
Es que los conflictos políticos calificados de esos pueblos.
anarquía tenían en realidad otro factor desen- El Congreso de Tucumán -pronto trasladado
cadenante: la no observancia de aquella antigua a Buenos Aires- finalizó sin haber podido supe-
norma constitucional que suele ser conocida rar las profundas discrepancias que existían en
como principio del consentimiento. Se trata de los pueblos rioplatenses en torno a la posible
una norma fundada entonces en el derecho natu- organización de un Estado nacional, un objetivo
ral, pero proveniente del derecho privado romano cuyo logro se dilataría hasta 1853. Además, el dé-
y que fue convertida en norma de derecho público bil conato de organización de ese Estado durante
durante la Edad Media, norma que regía -y sigue el Directorio cayó con él. De manera que, como
rigiendo- tanto el ámbito de lo privado como de lo reconocía la circular del Cabildo de Buenos
lo público. Aires a los demás cabildos rioplatenses, del 12
Por ejemplo, en el terreno económico un con- de febrero de 1820, cada una de las provincias
trato no es válido si una de las partes ha sido obli- quedó librada a su propia organización políti-
gada a suscribirlo contra su voluntad. Asimismo, ca, asumiendo la condición de soberanías inde-
en el terreno de las relaciones sociales el matri- pendientes. Esta situación se prolongó hasta la
monio es inválido si uno de los contrayentes ha reanudación de débiles lazos confederales en el
sido obligado, esto es, sin su consentimiento. En Pacto de 1831.
cuanto al ámbito de lo público, la formación de ¿Deberíamos concluir entonces que el
un nuevo Estado requiere también el libre con- Congreso de Tucumán declaró la independencia
sentimiento de sus integrantes, condición que de un Estado insostenible? Creo que la respuesta
en la historia latinoamericana fue frecuentemen- sería en buena medida afirmativa pero que, por
te infringida cuando los partidarios de Estados un lado, la Independencia no fue una decisión
política irreal dado que se encarnaba en la
3 Luego de hacer referencia a “las cartas o leyes fun- voluntad de los pueblos soberanos reunidos en
damentales que forman el derecho constitucional de ese Congreso, los que la materializarían luego en
Inglaterra”, Alberdi dice: “Sin ir tan lejos nosotros su accionar como soberanías independientes. Por
mismos tenemos leyes de derecho público y priva- otro lado, la declaración, más allá de la posterior
do que cuentan siglos de existencia. En el siglo XIV disolución de las Provincias Unidas, dio respaldo
promulgáronse las Leyes de Partidas, que han regido
legítimo a la guerra de la Independencia y a su
nuestros pueblos americanos desde su fundación, y son
seculares también nuestras Leyes de Indias y nuestras prolongación en territorios transcordilleranos,
Ordenanzas de comercio y de navegación. Recordemos algo que había sido uno de los principales mó-
que, a nuestro modo, hemos tenido un derecho público viles de esa decisión. Ella merece mayor examen
antiguo [...] las Siete Partidas, las Leyes de Indias, las de sus fundamentos, provenientes de uno de los
Ordenanzas de Bilbao, etc.” (Alberdi, 1994) principales componentes de la antigua Cons-
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titución, el derecho de gentes que, entre otras rras consideradas legítimas. No olvidemos que la
características, equivalía entonces al derecho cuestión de definir la legitimidad de una guerra
internacional. fue algo central no sólo en la teoría política de la
Recordemos que entre las motivaciones que época sino mucho antes, desde la obra de Grocio
La Antigua Constitución en el Río de La Plata

impulsaron a declarar una independencia que re- sobre la guerra y la paz (Grocio, 1925), y también
clamaban muchos de los protagonistas políticos antes, en la escolástica medieval.
de la primera mitad del siglo XIX

rioplatenses, pero que resistían quienes temían En síntesis, la declaración de Independencia


una repercusión internacional negativa, figuraba del 9 de julio de 1816 fue hecha en nombre de
un poderoso imperativo que, entre otros, encar- un Estado incierto cuyos límites eran indefinidos
naba San Martín con su proyectada extensión de “Provincias Unidas en Sud América”, un Estado,
la guerra a Chile y al Perú. Se trataba de lograr además, pronto desaparecido. Por otra parte, fue
amparar sus operaciones militares en los térmi- realizada por un Congreso que luego se despresti-
nos de ese derecho, de manera de que su empresa giaría por amparar gestiones monárquicas y que
no fuese encuadrada en la figura de rebelión sino concluiría elaborando una constitución que dise-
en la de guerra civil. Según los criterios del dere- ñaba un Estado centralizado, parcialmente corpo-
cho de gentes, para lograr esa condición la guerra rativo, constitución inmediatamente fracasada.
debía ser considerada como guerra legítima, esto Sin embargo, aún con esas características, su
es, debía emprenderse amparada en la autoridad decisión tuvo el enorme efecto de cambiar sus-
de un soberano legítimo (Vattel, 1863), condición tancialmente las condiciones de la guerra de In-
de la que las provincias rioplatenses carecerían dependencia, al legitimarla en el escenario inter-
mientras siguiesen simulando acatar la soberanía nacional, y de legitimar también la independencia
de la corona española. de cada uno de esos pueblos rioplatenses que, aun
Esta pretensión de poseer una legítima calidad desaparecida en 1820 la débil estructura estatal
soberana fue un objetivo firmemente perseguido de la década anterior, seguirían válidos de su con-
durante las guerras de Independencia en toda dición de soberanías independientes pese a ser
América, desde la Nueva Inglaterra, durante el habitualmente denominados “provincias”.
proceso de independencia norteamericana, a Río Pero la mayor parte de la historiografía des-
Grande do Sul, durante la revolución farroupil- de mediados del siglo XIX en adelante postulaba
ha que lo separó del Imperio Brasileño, así como la existencia de una nación argentina, anterior a
en el Río de la Plata.4 La calificación de rebeldes, las provincias que la componían, asunto que nos
esto es, de promotores de una guerra injusta se- obligará a detenernos en el problema clave de esta
gún las categorías del derecho de gentes, les ha- historia, el problema de la soberanía.
bría enajenado la imprescindible neutralidad o el
posible apoyo de otros Estados; pero, asimismo,
habría también privado a las tropas calificadas ¿Qué fue antes, las
de rebeldes del trato humanitario que ese dere-
cho reclamaba para los participantes en las gue- provincias o la nación?
4 Moacyr Flores, Modelo Politico dos Farrapos, Por- La cuestión de qué fue anterior, la nación o las
to Alegre, Mercado Aberto, 1982, pág. 138, citado en provincias, el todo o las partes, ha sido un proble-
Maria Medianeira Padoim. También Fray Servando ma delicado para la historia constitucional argen-
Teresa de Mier se apoyaba en Vattel respecto de la dife-
tina, particularmente porque de la respuesta dada
rencia entre rebelión y guerra civil según el derecho de
gentes (véase J. Reyes Heroles) La influencia de Vattel, a la misma se podía fundar, o negar, el derecho de
comenta Reyes Heroles, “subsistirá largamente”. El cada parte a separarse del conjunto. Se trataba de
pensamiento de Fray Servando agrega, “resulta fuer- un riesgo muy sensible en el siglo XIX, tal como lo
temente marcado por el Iusnaturalismo racionalista y mostraron, entre otros incidentes, la segregación
la teoría contractualista como origen y fundamento de de Buenos Aires en 1852 y los sucesos del ‘80, así
la sociedad.”
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como también lo avivaba el ejemplo de un conflic- La Nación Argentina había comenzado por ser una
to exterior, el de la guerra civil norteamericana. unidad en la Colonia, durante el Virreinato, y siguió
Ese riesgo se había desvanecido ya en el siglo XX, siendo así después de la Revolución de Mayo [...] las
pero sus efectos condicionantes en el constitucio- provincias no actuaron nunca como Estados sobe-
La Antigua Constitución en el Río de La Plata

nalismo argentino seguían vigentes.5 ranos independientes, sino como entidades creadas
El problema provenía de que tanto la pre- dentro de la Nación y como partes integrantes de
de la primera mitad del siglo XIX

existencia de las provincias con anterioridad a la misma, circunstancialmente afectadas por con-
la Constitución de 1853, como su participación flictos internos (Sánchez Viamonte, 1957: 196- 197).
en calidad de entidades soberanas en el Acuerdo
de San Nicolás, en 1852 -y fue en toda esa década El argumento adoptado en la historiografía res-
Buenos Aires la más aferrada a su condición de pectiva con mayor frecuencia para justificar la pre-
Estado independiente y soberano-, no podían ser existencia de la nación es, así, suponerla desde al
ignoradas fácilmente. De modo que conciliar esa menos el momento inicial del proceso de Indepen-
realidad con el principio constitucional de que la dencia.7 La misma tesis es recogida más reciente-
nación argentina está formada por un conjunto mente por otro destacado constitucionalista, quien
de provincias que son producto de ella y que sólo sostiene que mientras en EE. UU. la Confederación
ejercen ciertas atribuciones soberanas que, a tra- unió a colonias independientes, en Argentina el
vés de la Constitución, la nación les ha concedido, proceso se inició con “...una entidad nacional úni-
no era cosa sencilla. ca, heredera del virreinato, que luego de atravesar
La voluntad de “poner” la nación ab initio ha por un largo período de anarquía y desorganiza-
sido fuerte en los constitucionalistas, que unen ción, devino en la forma constitucional descentra-
así el recurso convencional propio del régimen lizante de 1853/1860” (Vanossi, 1964: 11).
representativo liberal de imputar la soberanía a Si las provincias que concurrieron al naci-
un sujeto de derecho político denominado na- miento del actual Estado nacional argentino en
ción, con un supuesto histórico discutible. Tal 1853 eran Estados independientes y soberanos
como se observa en este texto de uno de los más que pactaban su fusión en un Estado federal o
importantes constitucionalistas argentinos con- sólo eran partes remanentes de una nación pre-
temporáneos, Carlos Sánchez Viamonte: “...en el via que se había disgregado luego de 1810 o 1819
proceso histórico, las provincias son anteriores y que desde entonces habían intentado reunirse
a la Constitución de 1853, pero posteriores a la sin éxito, conforma un problema de capital im-
existencia de la Nación Argentina, nacida de la portancia, no sólo para el derecho constitucional
Revolución de 1810 y con plena independencia sino también para la historia rioplatense del siglo
y soberanía desde 1816” (Vanossi, 1964: 11).6 Y XIX. Pues también entre los historiadores ha sido
más claramente en el siguiente: preocupación predominante. Un excelente ejem-
plo de las tesis sobre la existencia de la nación en
5 Problema no ajeno tampoco al caso del Brasil (Co- 1810, así como una muestra bastante traslúcida
rreira de Andrade, 1999). de la voluntad creadora del mito, los ofrece la His-
6 Según la Constitución argentina, las provincias es- toria del Derecho Argentino de Ricardo Levene.
tán subordinadas a la voluntad soberana de todo el Especialmente desde su primera página, en la que
pueblo cuando éste opera como poder constituyente. afirma la existencia de un “Derecho Patrio” desde
En este sentido, la fórmula de una sentencia del chief 1810, que si bien se desprende del Derecho India-
justice Chase, pronunciada con motivo del caso “Texas
v. White”, por la cual el Estado federal es “una unión
indestructible de Estados indestructibes”, no es aplica-
ble al caso argentino, según Sánchez Viamonte, quien 7 Un punto de vista parcialmente diferente es el de
sostiene que las provincias no son destructibles para Germán J. Bidart Campos, que observa la inexisten-
el gobierno ordinario, pero sí para la voluntad consti- cia de una nacionalidad argentina en 1810, aunque la
tuyente del pueblo de la Nación Argentina (Vanossi, supone preexistente al acto constitucional de 1853 (Bi-
1976: 18). dart Campos, 1976: 134 y 139).
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no, “...desde sus orígenes es vertebral, formativo unidad nacional.10 “A partir de 1810 -escribía- la
de una nacionalidad” (Levene, 1948: 11- 12).8 historia del nombre es la historia de la unidad
Nuestro criterio es que lo que puede conside- nacional.” Con esto, Rosenblat asume inadver-
rarse una “ficción” jurídica, en el sentido de una tidamente el encierro en la versión tradicional
La Antigua Constitución en el Río de La Plata

convención aceptada como un postulado para la de la cuestión nacional. Encierro que refuerza al
organización de un Estado, ha sido convertida adoptar el punto de vista de “fuerzas centrífugas
de la primera mitad del siglo XIX

en una tesis historiográfica que vela la compren- y centrípetas” (punto de vista que supone como
sión del proceso abierto por la Independencia. La ya dado el centro-nación): “El alcance del nombre
comentada tesis constitucional no coincide con de la Argentina y de la significación de argentino
lo realmente ocurrido en el proceso de organi- resulta del juego contrapuesto de las fuerzas cen-
zación estatal rioplatense, cuando las primeras trípetas y centrífugas que actúan desde 1810” (Ro-
entidades soberanas fueron posteriores a 1810 y senblat: 1964, 59 y 60).
consistieron en las ciudades con ayuntamiento. A partir de allí, expone un elenco de ocurren-
Posteriormente, se convirtieron en cabeceras de cias de los distintos nombres que se utilizaron
provincias, las que tratarían de organizarse como hasta 1853: Provincias Unidas del Río de la Plata,
Estados soberanos e independientes y actuarían Provincias Unidas del Río de la Plata en Sudamé-
en calidad de tales, independientemente del ma- rica, Provincias Unidas en -o de- Sudamérica, Re-
yor o menor logro de esos intentos de organiza- pública de las Provincias Unidas, Repúblicas del
ción estatal, de dispares resultados en el conjunto Río de la Plata, Estados Unidos del Río de la Plata
rioplatense.9 y, asimismo, comenzará a aparecer República Ar-
La cuestión de qué fue antes, la provincia o la gentina, Confederación Argentina, Nación Argen-
nación, es de especial interés -algo que se instaló tina, nombres que frecuentemente se alternan sin
también en el debate constitucional norteameri- oponerse en los mismos documentos. En 1826,
cano- porque, como ya advertimos, de la forma en Bernardino Rivadavia fue designado Presidente
cómo se la resuelva dependerá la posibilidad de de las Provincias Unidas del Río de la Plata, pero
una mejor comprensión del proceso histórico que la fracasada constitución de ese mismo año se lla-
va de 1810 a 1853. mó “Constitución de la República Argentina, y en
su articulado se mencionaba al país como Nación
Argentina”. La frecuencia con que aparece la ex-
El nombre del país presión Nación Argentina en esos años reflejaba
el clima que emanaba del Congreso Constituyente
Una cuestión anexa al problema que referimos de 1824-1827, cuyo fracaso hizo declinar transito-
es el de las oscilaciones en el uso de nombres de lo riamente esa expresión.
que más tarde sería la República Argentina. Ángel Y lo cierto es que, luego de 1810 y durante mucho
Rosenblat había demostrado de manera taxativa tiempo, el vocablo seguiría conservando su sentido
que el vocablo “argentino” designaba sólo al habi- original referido a Buenos Aires. Con la excepción
tante de Buenos Aires. Pero muy probablemente de su uso por algunos porteños que, reflejando el
pagando tributo a la delicada posición de un ex- papel dominante que atribuían a su ciudad, ex-
tranjero ante un tema como éste, limitaba ese uso tendían el alcance del término a todo el territorio
al período colonial y afirmaba que a partir de 1810 rioplatense, tal como ocurrió en algunos artículos
los avatares del término reflejaron la lucha por la del primer periódico rioplatense, el Telégrafo Mer-
cantil..., o como se lo encuentra usado en la obra

8 Sobre la formación de la historiografía constitucio-


10 Ángel Rosenblat era un exiliado polaco que pos-
nal argentina, véase Chiaramonte y Buchbinder, 1992.
teriormente sería víctima de la represión estatal en
9 Véase, al respecto, nuestros trabajos “El federalismo Argentina por sus antecedentes políticos de izquierda,
argentino en la primera mitad del siglo XIX”, en circunstancia que le obligaron a trasladarse a Venezue-
Carmagnani, 1993. la donde finalizó una brillante carrera académica.
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inédita de un nativo de Buenos Aires, Francisco Asimismo, en una paradójica inversión de la


Bruno de Rivarola, Religión y Fidelidad Argenti- resonancia del término, cuando luego de 1831, su
na, de 1809, destinada a enaltecer la fidelidad a la uso como designación de lo que ya se podía llamar
monarquía entre los jóvenes “argentinos”.11 De la República Argentina o Confederación Argentina
La Antigua Constitución en el Río de La Plata

misma naturaleza puede ser considerada la expre- se había hecho frecuente aún entre provincianos,
sión “A vosotros se atreve Argentinos / el orgullo dos prominentes hombres públicos de origen no
de la primera mitad del siglo XIX

del vil invasor...” en el poema, que sería el Himno porteño, el ex gobernador de Corrientes Pedro Fe-
Nacional Argentino, escrito por Vicente López y rré y el cordobés General José María Paz, se que-
Planes en 1811. Para los contemporáneos suyos, la jaban de que algunos porteños le negaban a ellos
atribución rioplatense a la palabra “argentina”, en el derecho a llamarse argentinos (Chiaramonte,
la medida que no era lo usual, requería una expli- 1997: 231 y 232).
cación, tal como se comprueba en una edición del Es de notar que al igual que lo que ocurría con
Himno de 1837, en la que el editor, en nota refe- el nombre argentino, la actual bandera nacional
rida a esos versos advierte que “la voz Argentinos azul y blanca era considerada bandera porteña,
en esta marcha comprende a todos los ciudadanos tal como surge de un proyecto de ley del gober-
de las Provincias del Río de la Plata”.12 O tal como, nador de Entre Ríos, Pascual Echagüe en 1831, en
años antes, en las Memorias del General Miller, se el que alega que si bien en 1822 el Congreso de
informaba en nota al pie a los lectores respecto de Entre Ríos había decidido aceptar como bandera
la expresión “juventud Argentina”, que “...los de de la nación que se proyectaba la azul y blanca de
Buenos Ayres se titulan a sí propios, Argentinos” Buenos Aires, según la decisión de la Asamblea
(Miller, 1997: 111). del año XIII, y dado que posteriormente, no ha-
En anteriores trabajos hemos referido canti- biéndose llegado a constituir esa nación “...cada
dad de ocurrencias de tal uso del término hasta Provincia ha elevado un pabellón distinto a todos
muy avanzada la primera mitad del siglo XIX. A los demás de la República”, el gobierno
tal punto el vocablo estaba adherido a lo porteño
que en el Congreso Constituyente de 1824-1827 (…) es de opinión que la de Entre Ríos debe diferen-
los diputados de Buenos Aires se sintieron obliga- ciar el suyo del de Buenos Aires a fin de que por este
dos a consultar a los del interior si no les molesta- distintivo se conozcan los individuos que dependen
ría aceptar como nombre de la nación proyectada de ella y que en cualquier puerto ó rada de los de-
el de “Provincias Unidas del Río de la Plata”, dado más de la República sean respetados los buques cu-
que no sólo “argentina” sino también “Río de la biertos con dicha bandera, evitando por este medio,
Plata” podría interpretarse como referencia a las tropelías que se han cometido con varios de esta
Buenos Aires, la única ciudad que, con excepción pertenencia en el puerto de Buenos Aires: por ha-
de las de la Banda Oriental, se encontraba sobre berle servido de pretexto ‘la identidad del distintivo
ese río. El nombre fue aceptado por los represen- (Martínez, 1910: 307).13
tantes de las demás provincias aunque, posterior-
mente, cuando el predominio de los diputados No está de más recordar que los colores azul y
unitarios se consolidó, la fracasada constitución blanco de la bandera de Argentina y otros países
emanada del Congreso en 1826, como ya lo co- hispanoamericanos provienen de los colores de la
mentamos, tuvo por título el de “Constitución de Orden de Carlos III, es decir, del universo simbó-
la República Argentina”.
13 Explica Martínez que por la ley aprobada el 28 de
diciembre de 1831 “se establecía en la provincia un
11 Véase al respecto Chiaramonte: 67 y Rivarola, 1983
pabellón tricolor con tres fajas horizontales, debien-
12 El Cancionero Argentino, Colección de poesías adap- do ser blanca la del centro, azul y colorada la de los
tadas para el canto, Cuaderno I. Buenos Aires, 1837, pág. lados, poniéndose contra el asta la parte azul hasta la
6. Agradezco al Dr. Fabio Wasserman, del Instituto Ra- mitad de la bandera, y en el centro el mismo escudo
vignani, el haberme proporcionado esta información. entrerriano.” (1910: 307).
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lico hispano. Colores a los cuales la mayoría de las Corrientes concedía la aceptación del antiguo
banderas provinciales rioplatenses agregó el rojo, nombre porteño para el nuevo Estado, a cambio
también de origen español (Herrero, 1996). de la organización constitucional del país que le
Pero, como mencionamos más arriba, el uso permitiría imponer los intereses suyos y de otras
La Antigua Constitución en el Río de La Plata

de “Argentina” en expresiones alternativas a la de provincias.


Provincias Unidas, empezó a ser aceptado por lí-
de la primera mitad del siglo XIX

deres provinciales. Una razón podría haber sido


la que el miembro informante de la Comisión de La expresión
Negocios Constitucionales del Congreso Constitu-
yente dio al diputado de Corrientes cuando este Provincias Unidas
pidió explicaciones del uso de República Argenti-
na en lugar de Provincias Unidas del Río de la Pla- del Río de la Plata
ta, aprobado previamente: que el uso de Repúbli-
ca Argentina se había hecho común en el exterior Durante las dos primeras décadas de vida
y en el interior (Rosenblat, 1964: 66). Es evidente independiente la denominación predominante
que lo que estaba tácito era el peso de Buenos Ai- del país, real o imaginario, fue la de Provincias
res, el que se hará sentir con mayor fuerza poste- Unidas del Río de la Plata. Ella se componía
riormente durante los gobiernos de Juan Manuel de dos núcleos: el de “provincias unidas” y el
de Rosas. de “Río de la Plata”. El primero fue más cons-
Sin embargo, el sorprendente cambio de ac- tante, mientras que el segundo desaparece en
titud de Corrientes, la provincia más fuerte lue- la también fracasada constitución de 1819, la
go de la de Buenos Aires y su principal enemiga, que adoptaba como nombre de la nueva nación
hacia 1831, inclina a pensar que había otras razo- el de “Provincias Unidas en Sud América”. En
nes. Los manifiestos de Pedro Ferré, gobernador este enunciado, los vocablos “en Sud América”
de Corrientes, se refieren a la nación argentina reflejaban la incertidumbre sobre los límites de
e, inclusive, se dirigen a los “argentinos”, uso del la nueva nación, la que se consideraba que po-
gentilicio que era entonces mucho más escaso dría englobar territorios no sólo rioplatenses.
que el nombre del país. En este caso, se trasluce En sus primeras apariciones, “Provincias
un movimiento estratégico pensado para obligar Unidas del Río de la Plata” poseía innegable re-
a Buenos Aires a encarar la organización consti- miniscencia de la independencia de los Países
tucional del país, resistida por ésta por el riesgo Bajos. Y, como en ese caso, refería también a
que entrañaba para los principales apoyos de su entidades soberanas que buscaban una forma
prosperidad: la rentas de su Aduana que serían de relación que preservase su autonomía. Re-
así nacionalizadas, la libre navegación de los ríos cordemos que la expresión se había comenzado
que le privaría del control de la cuenca del Plata, y a usar en minúsculas, “las provincias unidas
el tratado de libre comercio firmado en 1825 con del Río de la Plata”, como simple referencia a
Gran Bretaña que podría sucumbir ante el protec- las provincias que habían decidido reunirse,
cionismo de las provincias del Litoral e Interior.14 para adquirir luego, con mayúsculas, la calidad
de un título que designaba a la nación en cier-
14 “El Gobierno de la Provincia de Corrientes a los nes. E inmediatamente surgiría en torno a esta
pueblos de la República Argentina [29 de Octubre de denominación del nuevo país un choque de in-
1832]”, en Cuestiones nacionales, Contestación al Lu-
terpretaciones que será de larga data.
cero o los falsos y peligrosos principios en descubier-
to, con la refutación a los autores escondidos bajo el No cabe duda que, en su origen, “provincias
título de Cosmopolita y Porteño... Corrientes, Impren- unidas” reflejaba esa calidad soberana de las
ta del Estado, 1832 y 1833. Véase un tratamiento más ciudades, luego “provincias”, rioplatenses. Y,
extenso de este asunto, y parte de los documentos co- por lo tanto, la calidad confederal del vínculo
rrespondientes, en nuestro libro Ciudades, provincias, que invocaba, calidad confederal que surge ex-
Estados... (1997: 231 y ss).
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plícitamente de la Introducción al Reglamento debía interpretarse como referencia a una enti-


de la División de Poderes de setiembre de 1811 dad única o, como argüía el diputado tucumano,
de la Junta Conservadora, sucesora de la Pri- a una reunión de entidades que conservaban su
mera Junta de Gobierno. Con ese Reglamen- independencia, continuó vigente a lo largo de
La Antigua Constitución en el Río de La Plata

to, la Junta intentaba adoptar el esquema de toda la primera mitad del siglo, sin perjuicio de
división de poderes al crear un triunvirato en que los dos grandes sectores en que se dividiría
de la primera mitad del siglo XIX

calidad de ejecutivo y reservarse las funciones la política rioplatense, el “Partido Federal” y el


del legislativo. La expresión utilizada en el do- “Partido Unitario”, empleasen el mismo nom-
cumento -cuya redacción es atribuida al Deán bre de Provincias Unidas del Río de la Plata.
Gregorio Funes, prestigioso hombre público de Pero, advirtiendo más apropiadamente el pro-
la época- para designar la fuente del poder era blema subyacente, Juan José Paso, otro de los
que para que una autoridad sea legítima entre más destacados hombres de la independencia
las ciudades de nuestra confederación política rioplatense, observaba en 1825 en el seno del
debe nacer del seno de ellas mismas. Se trataba Congreso Constituyente que en el caso de que
de una postura confederal que fue violentamen- se adoptase una organización confederal, sus
te rechazada por el Triunvirato -conocido como integrantes “...serán estados, y no provincias;
el Primer Triunvirato- que disolvió inmediata- por lo tanto yo creo, que si ha de sancionar
mente a la Junta que lo había creado, logrando como está, debía ser dejándose la reserva de
así concentrar el poder. Como es lógico en los variar la palabra provincias en la de estados, si
políticos centralistas enemigos de la Confede- se hubiese de adoptar el sistema de federación”
ración, el argumento principal del Triunvirato (Ravignani, 1937).
fue que la Junta había actuado “como si la so- Sólo a partir de que en Buenos Aires, luego
beranía pudiese ser dividida”.15 del fracaso de la Constitución de 1826, se hizo
Ese carácter confederal, y la calidad comunal conciencia de la imposibilidad de unir constitu-
de las entidades confederadas, fueron ingenio- cionalmente al Río de la Plata bajo su hegemonía
samente explicados por Nicolás Laguna, dipu- -tendencia que se había expresado fundamen-
tado de Tucumán a la Asamblea del Año XIII, la talmente mediante soluciones centralistas-, y
primera, y también fracasada, tentativa consti- ante el riesgo de ser avasallada por las demás
tucional rioplatense. Laguna, en comunicación provincias, aquella denominación sería relega-
dirigida al Cabildo de aquella ciudad, afirmaba da a un segundo plano. Ella fue reemplazada
que con el propósito de sostener siempre la ma- por otra que reflejaba el hecho de que Buenos
jestad de su pueblo, no propugnaría otra cosa Aires, de haber sido la principal sostenedora
que “...la confederación, de manera que fiján- de un Estado unitario, pasaba a convertirse en
dose los deberes con que el Tucumán queda con la campeona de la unión confederal. Luego del
respecto a las otras ciudades, se confirme y no Pacto Federal de 1831, el gobierno de Buenos
se destruya la soberanía de nuestra ciudad”. Y Aires impuso en su provincia y difundió en el
añadía con mayor énfasis: “Porque quien juró resto del territorio la expresión “Confederación
Provincias Unidas, no juró la unidad de las Pro- Argentina”, que subrayaba el tipo de relación
vincias. Quien juró y declaró las Provincias en preferido ahora en Buenos Aires como salva-
Unión, no juró la unidad ni la identidad, sino guarda de su autonomía soberana. Tradicional-
la confederación de las ciudades...” (González, mente, se ha considerado ese nombre como una
1941: 95). expresión del “federalismo” argentino, errada
La cuestión de si el primer núcleo de la de- interpretación que, como veremos, se hizo pa-
nominación del país, el de “Provincias Unidas”, tente en las disputas que sobre la organización
constitucional enfrentaría a Buenos Aires con
la mal llamada “Confederación Argentina” sur-
15 Véase referencia a esta crisis y su interpretación en
gida de la Constitución de 1853.
Ciudades, provincias, Estados... (ob. cit.: 144 y 145).
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mente con el Tirano común ejercían el poder dis-


Luego de la crecional. (Sarmiento, 1853)

Constitución de 1853 Al reiterar esa asociación del nombre dado al


La Antigua Constitución en el Río de La Plata

país por la Constitución de 1853 con el gobierno


Todo esto emergió con fuerza luego de la caída de Rosas, Sarmiento propone adoptar en cambio
de la primera mitad del siglo XIX

de Rosas y de la definitiva organización constitu- el de “Provincias Unidas del Río de la Plata”, cosa
cional del país. En el intermedio, pese a la predo- que también podría sorprender por dos rasgos de
minancia del nombre preferido por el derrocado este nombre. Uno, el de suprimirse “argentina”, la
gobierno de Rosas, la diversidad de denomina- antigua denominación de los porteños, por gente
ciones que señalaba Rosenblat era una realidad. que integraba el partido de Buenos Aires. Y otra,
Una realidad a veces curiosa como cuando, en una menos fuerte en la memoria política argentina,
misma oración, el Ministro de Relaciones Exterio- que en su origen lo de “provincias unidas” tuvo
res de Buenos Aires escribe “...la República de las sustancia confederal. Omitiendo todo esto -que
Provincias de la Confederación Argentina” (Picco- además no resultaba explícito en esa denomina-
let d’Hermilion, 15/VII/835). ción-, Sarmiento destacaba su vínculo con la jura
Pero la adopción de “Confederación Argenti- de la Independencia en 1816: “¿Por qué no lla-
na” en la Constitución de 1853 reavivó fuertemen- marnos, como en el Acta de la Independencia, Las
te el debate sobre el nombre del país. De hecho, Provincias Unidas del Río de la Plata, traducción
era una patente incongruencia que se adoptase de los Estados Unidos del Norte de América?”.
“Confederación” en un texto constitucional que Pero el principal objetivo de Sarmiento no
en verdad implicaba la definitiva desaparición del era, en el fondo, el vilipendio de Rosas, sino el
sistema confederal y su reemplazo por un Estado imponer al público que la Constitución de 1853,
federal. Esto había sido percibido con alborozo pese a haber sido promulgada como “Constitu-
por hombres como Sarmiento que, pese a encon- ción de la Confederación Argentina”, era en rea-
trarse del lado del Estado de Buenos Aires, veían lidad ajena al régimen confederal. Por eso decide
en la nueva Constitución la posible base de una que antes de iniciar el análisis del texto consti-
nación unida y que, consiguientemente, reclama- tucional a partir de su Preámbulo, y de estudiar
ron la sustitución del nombre de “Confederación su relación con la Constitución de Filadelfia, le
Argentina” por otro más apropiado. es menester empezar “por la denominación con
En su libro Comentarios de la Constitución…, que la Constitución designa el país o Estado que
Sarmiento había recurrido a un argumento polé- va a constituirse.16 Y para ello dedica al asunto
mico que en el momento en que escribía, 1853, un extenso parágrafo, titulado “Confederación”,
tenía en Buenos Aires fuerte y favorable acogida: en el que partirá de la acertada distinción entre
atribuir a Juan Manuel de Rosas la introducción Confederación y Estado federal.
del uso de “Confederación Argentina”:

La palabra Confederación, como designación de la 16 Conviene advertir aquí que para Sarmiento la Cons-
República Argentina, fue introducida en el lengua- titución de 1853 es reproducción de la de Filadelfia.
je oficial por el Tirano, como tantas otras palabras Se trata de una postura interpretativa impregnada de
vacías de sentido, o significando lo contrario de la
la clásica ausencia de matices propia del estilo político
del sanjuanino (así como, según se habrá percibido en
aplicación que él les daba, que entraron en nuestro
la cita anterior, escribe que “Provincias Unidas del Río
vocabulario político; y si bien cuerpo alguno sobe- de la Plata” es “traducción de los Estados Unidos del
rano general la legalizó, aceptáronla y adoptáronla Norte de América”), que va a ser combatida por otra
las legislaturas de las Provincias, en la época en que que, con espíritu fuertemente nacionalista, pretenderá
sólo eran ecos de la voluntad de los que conjunta- que la Constitución argentina era absolutamente origi-
nal y nada debía a la de los Estados Unidos de Nortea-
mérica (Chiaramonte y Buchbinder, 1992).
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De tal manera, podríamos inferir que la inde- Estados con el nombre de Los Estados Unidos de la
finida cuestión del nombre del nuevo país, tanto América del Norte (Sarmiento, 1853: 55).
cuando ese país era solamente proyecto como
cuando comenzó a ser realidad, había sufrido Luego de negar que las provincias argentinas
La Antigua Constitución en el Río de La Plata

una modificación sustancial que la convertía en hubiesen tenido una calidad similar a la de las co-
reflejo del irresuelto problema de la forma de lonias angloamericanas confederadas, alega que
de la primera mitad del siglo XIX

gobierno. Es decir, de crear una discordia deri- el uso de la palabra Confederación en el Río de la
vada de la asociación del nombre “argentina” a Plata fue sólo un hábito y cierra el asunto de esta
una de las partes, Buenos Aires, o, casi contem- manera:
poráneamente, de una querella en torno a la Queda, pues, establecido, a nuestro juicio, que
conveniencia o no de abandonar una expresión, la palabra Confederación usada en la Constitu-
“Provincias Unidas del Río de la Plata”, que te- ción Argentina es simplemente una denomina-
nía el mérito, y de allí la resonancia afectiva, de ción introducida por el uso oficial de la época que
haber sido la primera, se pasaba ahora a ligar la precedió a la Constitución, y conservada por con-
cuestión del nombre a la de la ardiente disputa sideraciones de hecho, pero sin darle el sentido
en torno a la organización política. En otras pa- político que ella envuelve. (Sarmiento, 1853: 64).
labras, el antiguo litigio sobre cuál debía ser el
nombre del nuevo país adquiría una dimensión Mientras la nueva Constitución regía el Es-
que trascendía el nivel afectivo para convertirse tado Federal denominado Confederación Ar-
en una expresión de la controversia respecto a la gentina, con capital en la ciudad de Paraná,
forma de organización política argentina. provincia de Entre Ríos, Buenos Aires se con-
Los más fundamentales principios de gobier- formó como Estado independiente, hasta que
no -argüía Sarmiento- están comprometidos en diversas circunstancias políticas y bélicas cul-
el uso de esta palabra Confederación, con que se minaron con su ingreso al nuevo país, el que
designa a la República que forman las provincias fue condicionado a una reforma constitucional
que en otro tiempo se llamaron Provincias Uni- que satisficiese los recaudos que Buenos Ai-
das del Río de la Plata. ¿Es una Confederación res consideraba necesarios para proteger sus
la República Argentina? ¿Quiere sólo indicar la intereses.
Constitución que lo era tal, hasta el momento de La postura de Buenos Aires al impugnar en
promulgar la Constitución federal? ¿Continúa 1852 el Acuerdo de San Nicolás y, posterior-
después de su sanción y adopción siendo una mente, al condicionar su ingreso en la nación
Confederación? ¿Qué es, pues, una Confedera- argentina, se fundaba en el principio del con-
ción?” Y se responde con una clara distinción, sentimiento, uno de los principios básicos del
excepcional para la época: derecho natural que condicionaron las tres
grandes revoluciones de la Edad Moderna (Ma-
Una Confederación es, en el sentido genuino, diplo- nin, 1998: 108)17 y que regiría la historia de las
mático y jurídico de la palabra en todos los idiomas independencias anglo e iberoamericanas, así
del mundo, una asociación o liga entre diversos Es- como seguiría en vigor hasta muy avanzado el
tados, por medio de un pacto o tratado. Las colonias siglo XIX.18
inglesas de Norte América se confederaron entre sí
para resistir por las armas a las pretensiones del 17 “Esta creencia de que el consentimiento constituye
Parlamento inglés que quería imponerles derechos, la única fuente de autoridad legítima y la base de la
no estando ellas representadas en dicho cuerpo; obligación política fue compartida por todos los teó-
pero la Confederación de colonias cesó desde que se ricos del derecho natural, desde Grocio a Rousseau,
Incluyendo a Hobbes, Pufendorf y Locke.” (Manin,
constituyó un Estado federal de todas las colonias,
1998: 109).
por medio de la Constitución de 1788, y entonces
la antigua Confederación pasó a ser una Unión de 18 Respecto del principio del consentimiento en la his-
toria ibero y anglo americana véase Chiaramonte, 2004.
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En 1852, Bartolomé Mitre había invocado Y asimismo:


el derecho natural en varios momentos de su
discurso de impugnación al Acuerdo, en ex- El derecho civil, el derecho constitucional, todos los
presiones como la que sigue: “He dicho que el derechos creados por las leyes, la soberanía misma
La Antigua Constitución en el Río de La Plata

acuerdo [de San Nicolás] creaba una dictadura de los pueblos, puede variar, modificarse, acabar
irresponsable; y que esa dictadura constituía también, para reaparecer en otro derecho civil o en
de la primera mitad del siglo XIX

lo que se llama un poder despótico. Voy a pro- otro derecho político, o por el tácito consentimiento
barlo permitiéndome recordar a V.H. los prin- de la nación o por las leyes positivas; pero los dere-
cipios generales de buen gobierno, las reglas de chos naturales, tanto de los hombres como de los
nuestro derecho escrito, y las bases fundamen- pueblos constituidos por la Divina Providencia (se-
tales del derecho natural” (Mitre, 1902). gún las palabras de la ley romana) siempre deben
Y en 1860, Buenos Aires volvía a apoyarse quedar firmes e inmutables. (Ob. cit.)
en él para contribuir a evitar el riesgo de in-
gresar a una confederación que, a diferencia El principio del consentimiento constituía en-
de la que rigió durante los gobiernos de Juan tonces la base en la que Buenos Aires asentaba su
Manuel de Rosas -cuando careció de ordena- derecho a examinar las condiciones de su ingre-
miento constitucional-, la pondría a merced del so a la nueva nación organizada en 1853. Como
resto de las provincias, lo que implicaba entre fundamento de la calidad de soberanías indepen-
otras cosas la pérdida de las bases de su econo- dientes que se atribuían las provincias convocadas
mía: las rentas de su Aduana y el libre cambio a la Constituyente de 1853, ese principio afloraba
garantizado por el tratado con Gran Bretaña de nuevamente en las reformas del ‘60. Y, como una
1825. La convención de Buenos Aires convoca- derivación natural del mismo, surgía con fuerza el
da para proponer las reformas a la Constitución derecho a dilucidar la interpretación de la Consti-
era considerada necesaria para que también tución del ‘53 en términos de Confederación o de
quedara claro que “la incorporación de Buenos Estado federal y, asimismo, vinculado a esto, se
Aires se efectuaba por el libre consentimiento, producía el debate sobre el nombre del país.
y no por la presión de circunstancias pasaje- Es así que en el curso de la Convención con que
ras.” (Ravignani, 1937). No es así casual que en en mayo de 1860 el Estado de Buenos Aires discu-
el “Informe de la Comisión Examinadora de la tió y definió las modificaciones que quería intro-
Constitución Federal” se lea lo siguiente: ducir en el texto de 1853, la cuestión del nombre
del país volvió a ocupar un lugar de relevancia. Y
Los derechos de los hombres que nacen de su pro- el debate, en el que no hubo prácticamente des-
pia naturaleza, como los derechos de los pueblos acuerdos, apuntó nuevamente, como lo había
que conservando su independencia se federan hecho Sarmiento en 1853, a impugnar el sentido
con otros, [...] forman el derecho natural de los de la palabra confederación, sin dejar tampoco
individuos y de las sociedades, porque fluyen de de estar revestidos los argumentos por las enton-
la razón del género humano, del objeto mismo de ces habituales condenas de la figura de Rosas. El
la reunión de los hombres en una comunión po- primer orador fue el destacado jurista Dalmacio
lítica, y del fin que cada individuo tiene derecho Vélez Sársfield, quien propuso una reforma
a alcanzar. El objeto primordial de los gobiernos
es asegurar y garantir esos derechos naturales de (…) sobre el nombre que en el día se da a la Re-
los hombres y de los pueblos; y toda ley que los pública, llamándola Confederación Argentina. Su
quebrantase, destruiría los fundamentos de la nombre legítimo, su nombre de honor, es el de Pro-
sociedad misma, porque iría contra el principio vincias Unidas del Río de la Plata: este nombre se
fundamental de la soberanía; porque iría contra lo dio la primera Asamblea Nacional de 1812, y bajo
la voluntad de los individuos y de los pueblos. de él se hizo la famosa declaración de la Indepen-
dencia en 1816; y como Provincias Unidas del Río
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de la Plata fue reconocida la Independencia de la pero que debe haber buscado una actitud más
República por las potencias de Europa y de América conciliatoria en la cuestión del nombre del país:
(Velez Sársfield, 1860: 934). “En cuanto a Provincias Unidas su máxima co-
mún ha triunfado: ni vencedores, ni vencidos.
La Antigua Constitución en el Río de La Plata

Como un curioso reflejo de ese entusiasmo Todas las épocas históricas del país quedan, diré
colectivo porteño, la edición del texto de la Cons- así, legalizadas.” (Vélez Sársfield, 1860: 564)
de la primera mitad del siglo XIX

titución, en ese año de 1860, cuenta con todas las Pero la multiplicidad de denominaciones no
enmiendas propuestas por Buenos Aires y con el dejaba de ser un problema y a la vez una incógni-
nombre de “Constitución de las Provincias Uni- ta. Así lo sentía el mismo periódico recién citado,
das del Río de la Plata”.19 al manifestar su esperanza de que
Pero, sin embargo, todo ese entusiasmo no
tuvo satisfacción pues el dictamen de la Conven- (…) de las tres denominaciones aceptadas por la
ción bonaerense sobre este punto no prosperó en Constitución una prevalecerá, y ésta forzosamente
la constituyente nacional. La Convención nacio- ha de ser la que con más prestigios se presente al
nal convocada para la reforma de la Constitución pueblo, y la que más excite su patriotismo... [...] ...
adoptó otro criterio, sin que en este caso el Dia- no quedará el de ‘Confederación’ que no tiene un
rio de Sesiones haya conservado la discusión que solo título a las simpatías de los pueblos... [...] ...y
pudo haber motivado el tema. Podemos suponer bien concebimos que la patria de nuestros padres
que los hombres de Buenos Aires debieron ha- pueda llamarse con honor y con orgullo ‘Provin-
cer algunas concesiones al resto de las provin- cias Unidas del Río de la Plata’- o ‘República Ar-
cias, entre ellas la que concernía al nombre del gentina (El Nacional, 1 de octubre de 1860).
país. Esto se infiere de la inclusión, en el texto
constitucional, de un artículo, que hemos colo- También La Tribuna, otro de los periódicos
cado como acápite de este trabajo, según el cual liberales porteños, consideraba que la aproba-
las expresiones utilizadas desde 1810 en adelante ción de las reformas por la Convención ad hoc
-Provincias Unidas del Río de la Plata, Repúbli- era una victoria porteña y del partido liberal,
ca Argentina y Confederación Argentina-, serían mientras el artículo 35 era juzgado como una
indistintamente nombres válidos para designar concesión para alcanzar ese triunfo. Prefería el
el Gobierno y el territorio, mientras se utilizarían nombre de Provincias Unidas... pero confiaba
las palabras “Nación Argentina” en el texto de las en que con el tiempo prevalecería el nombre con
leyes. Evidentemente, una conciliación de fuer- mayor prestigio histórico entre el pueblo y que
zas políticas adversarias que acababan de confiar ese no era “Confederación” (La Tribuna, 29 de
a las armas la solución de antiguos diferendos, septiembre de 1860).
pero que aún no habían borrado el ardor de las Efectivamente, sobrevivió una de ellas, “Re-
heridas abiertas en la lucha. Así lo interpretaba pública Argentina”, mientras las otras se con-
el redactor de El Nacional, quien escribía que vertirían simplemente en datos históricos, y el
ese artículo “revela visiblemente una transacción artículo 35 en una curiosidad. ¿Qué podría expli-
honorable con elementos e intereses de los que carnos este resultado? Nos inclinamos a tres fac-
tal vez no convenía prescindir en esta obra de re- tores que habían dejado su huella en el lenguaje
construcción de la República” (El Nacional, 28 político: uno, la popularización de lo que había
de septiembre de 1860). Y más explícita y bre- sido inicialmente una moda culta, y en forma
vemente le confió Vélez Sársfield a Urquiza, en poética, de la palabra “Argentina”; otro, su fre-
quien los liberales de Buenos Aires habían en- cuente uso en la correspondencia diplomática de
contrado un aliado para aprobar las reformas, otros países, lo que habría influido en el lenguaje
oficial y de allí en el habla popular; y, por último,
19 “Constitución de las Provincias Unidas del Río de pero de no menor importancia, una decisión del
la Plata”, Buenos Aires, 1860, lámina de la portada, gobierno nacional que, en octubre de 1860, pese
entre págs. 304 y 305.
La Rivada. Julio-Diciembre de 2018, vol. 6, no. 11, ISSN 2347-1085

37

a que el Art. 35 de la Constitución establecía la CHIARAMONTE, José Carlos (2004): “The


expresión “Nación Argentina” para el texto de Principle of Consent in Latin and Anglo-Ameri-
las leyes, decidió adoptar “República Argentina” can Independence”. En Journal of Latin Ameri-
para los actos administrativos: can Studies, N° 36, Cambridge University Press.
La Antigua Constitución en el Río de La Plata

Habiendo resuelto la Convención Nacional ad hoc, CHIARAMONTE, José Carlos y BUCHBIN-


de la primera mitad del siglo XIX

que para designar la Nación puedan indistintamen- DER, Pablo (1992): “Provincias, caudillos, nación
te usarse las denominaciones Provincias Unidas y la historiografía constitucionalista argentina,
del Río de la Plata, República Argentina o Confe- 1853-1930”. En Anuario IEHS Nº 7, Buenos Aires,
deración Argentina, y siendo conveniente a este Instituto de Estudios Histórico-Sociales-Universi-
respecto establecer uniformidad en los actos admi- dad del Centro de la Provincia de Buenos Aires.
nistrativos, el Gobierno ha venido en acordar que
para todos estos se use la denominación ‘República CHIARAMONTE, José Carlos (2013): “La
Argentina”. (Rosenblat, 1964) constitución antes de la constitución” En: Revista
Ñ, 14 de octubre de 2013.
Fue esta una decisión que, aún vigente el ar-
tículo 35 de la Constitución nacional, nos habili- CORREIRA DE ANDRADE, Manuel (1999):
ta a cualquiera de nosotros a definirnos no sólo As raízes do separatismo no Brasil. São Paulo,
como argentinos sino también como provincianos Unesp/Educ.
unidos del Río de la Plata o confederacionistas ar-
gentinos. Pero, más allá de esta humorada, es de GONZALEZ, Ariosto (1941): Las primeras
destacar que ese artículo transmite a quien quiera fórmulas constitucionales en los países del Plata
ahondar en su trasfondo las vicisitudes históricas (1810-1813). Montevideo, Claudio García & Cía.
del denominado “federalismo argentino”.
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