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La Esfinge

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La esfinge

Celia Álvarez

1
Celia Alvarez, nació en La Plata en
1956. Es profesora de Historia UNLP.
Participó en distintos talleres literarios
de cuento y poesía y publicó en
revistas literarias.
Su primer libro de poemas es La Esfinge
(2020, Vuelo de Quimera editoras)

2 3
LA ESFINGE

Ex Libris - Vuelo de Quimera

COLECCIÓN VUELOS LÍRICOS

4 5
La esfinge, Celia Álvarez
Vuelo de Quimera Editoras
Dirección: Eugenia Straccali, María Micaela Corfiel Recalde Celia Álvarez
Ilustración y arte de tapa: Leonardo Massari
Diseño de tapas e interior: Lucky Salessi

Dirección electrónica:
quimeraeditoras@gmail.com
www.vuelodequimera.com.ar

LA ESFINGE
Álvarez, Celia
La esfinge / Celia Álvarez - 1a ed . - Ciudad de La Plata
Vuelo de Quimera, 2020.
Libro digital, PDF

Archivo Digital: descarga


ISBN 978-987-86-5175-0

1. Poesía Argentina. I. Título.


CDD A861
34 p; 21 x 14,8

Prohibida la reproducción total o parcial sin la autorización de sus


titulares. Todos los derechos reservados.

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NOTA EDITORIAL AGRADECIMIENTOS

Vuelo de Quimera Editoras se enorgullece de presentar el libro A mis maestros literarios, quiénes a través de los distintos
La esfinge de Celia Álvarez. Colección “Vuelos Líricos”. talleres literarios me comunicaron los secretos de la escritura.
A Eugenia Straccali por hacer posible la publicación de este libro
Eugenia Stracalli y María Micaela Corfiel Recalde

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PRÓLOGO esa hoja escarlata la pego como una estampilla en mi frente /
alimento escondido en el altillo cuando acosa la nieve.”
Una memoria fotográfica-poética donde esa primera mirada
Esta puede ser la crónica de una ciudad abatida por la ausencia recorta desde el marco un fragmento de objeto contrastado que
en presencia de Celia. Una ciudad antes habitada hoy presenta narra jornadas enteras. Los actos que supieron ser cotidianos e
los pedazos erigidos de una cotidianeidad hecha trizas. La insignificantes cobran un cariz de extrañamiento en la soledad y
naturaleza avanza. No hay signos. Una obra atrapada en un el desamparo donde “Los días se guardan nuevos, sin tocar” en
ahora irremediable donde la mirada conserva la memoria de lo sus palabras.
que fue y ya no será nunca más. Pedacitos de importancia diaria La imagen de una esfinge en plena ciudad, estatua testigo de
destruida dan lugar a la pregunta ¿Existió alguna vez? la miseria diaria, en su quietud la movilidad es interna, un
Su escritura conservada en un presente violentamente fugaz pensamiento que se hila sin cesar y a su vez, sin margen de acción.
posee la velocidad de quien al salir de su casa se encuentra a si “El camión de la basura es verde tiene un brazo metálico / que
mismo entrando. levanta el contenedor / y automáticamente lo arroja dentro /
Celia nombra los objetos sin por ello destruirlos, porque el allí las cajas saquitos de té hojas almohadones hebillas / y otros
acto creativo que caracteriza su escritura se encuentra en el objetos que iluminan las horas /caen con estrépito hacia su
ensamblado. De este modo la referencia se aloja en la imagen destino final
de un objeto junto a otro, esto hace su poesía diáfana y tangible.
Palabras sencillas, objetos palpables en un cruce con una En la vereda dos ancianos esperan”.
situación social cercana demuestra una metáfora enraizada y
comprensible. Esta característica es la que a uno como lector lo
ubica en un imaginario muy concentrado.
Celia mira desde la ventana y cuenta lo prosaico inmerso en Leonardo Massari
una temporalidad no cronológica, sino que entra en los ciclos
naturales. El cambio de estación marca a color el paso de los días
en las hojas de un árbol avistado “Hoy por la ventana de la cocina
vi el árbol raleado / sólo queda una hoja incandescente que por
fuerza va a caer / El invierno desnudo me tomó por sorpresa
/ las hojas amarillas andarán estremecidas por algún albañal /

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Cada uno tuvo que aceptar el vivir al día, Se viene a nacer, se viene a vivir la tierra
solo bajo el cielo por un tiempo se tiene prestado
(La Peste, Albert Camus) la gloria de aquél por quien todo vive
No es verdad, no es verdad
sólo venimos a dormir
sólo venimos a soñar la tierra
(Poema maya)

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1. Celias sólo una imagen un fragmento pequeño que se
desteje y vuelve a aparecer son pedazos de Celia feliz
Elegir las máscaras es el primer gesto voluntario humano. son minutos cómo armar sola una gran estatua de Celia
Y es solitario.
(Clarice Lispector) monumento Celia luchadora Celia sentimental
¿una esfinge?
Ser una raíz al ras del suelo sostener los decorados sostener la escenografía diaria los
una piedra quisiera ser personajes sostenidos que te apuntalan te devuelven como
el mundo de los edificios se abalanza espejitos humanos tu propia imagen sostenida
¿el de la soledad, el de los hospitales también?
¿cómo cazar algo escurridizo?
El escondrijo proviene de mi ser
es un quiste que ha cerrado sus compuertas ¿cómo armar una muñeca colorida en una sociedad sin
flores cines cafés músicas hilos?
en una ronda grave y sin sentido
todos son telones barreras (1977)
una fuerza tira hacia adentro
mientras afuera el circo sigue.

Incierta encrucijada de locuras y destierros

hay gente para picotear un momento gentes sin gente para


siempre la gente para siempre como un regalo sin abrir
¿hay gente?

y las Celias nuevas rojas alegrías risas escondidas de

14 15
2. 3.

Alguna vez yo me hartaré de beberme, de dialogarme, de devorar Deambulo por la noche


mi corazón, acunado por el sueño impar de una pantera.
(Patricia Coto) piso rastros de pandemia
las ventanas de los edificios son corrales de luces
I. hay gusanos moviéndose en su interior
un topo come mis pensamientos los maniquíes esperan en las vidrieras,
los arrastra a su cueva un polvillo otoñal cubre sus hombros
los rumia en los bares cerrados persisten los televisores encendidos
entonces desaparecen las personas en un mismo canal y con el mismo locutor que anuncia
se vuelven invisibles la catástrofe:
perdieron mi rastro
el olor de mi piel ha caído una bomba neutrónica sobre la ciudad.

II. En una danza veneciana


una máquina muele mis pensamientos esquivo al chico de barbijo negro
brota un jugo metálico busca víveres en los estantes
se esparce por mi almohada y me ciega. de su boca cuelga una baba tóxica
me deslizo sigilosa entre latas de tomate y panes
Ando perdida por la casa, cueva de barro sospechosos.
no me veo grabada en las paredes
ni oigo voces conocidas Dejo la única sonrisa del día al chico de la caja.

mientas la ropa está secándose al sol


nunca tan huérfana.

16 17
4. 5.
En un día claro se ve hasta siempre
El camión de la basura es verde tiene un brazo metálico
(Vicent Minelli)
que levanta el contenedor
y automáticamente lo arroja dentro
allí las cajas saquitos de té hojas almohadones hebillas
Sólo un ave
y otros objetos que iluminaron las horas
un castor una amapola
caen con estrépito hacia su destino final.
sólo un río que crece debajo de tu axila
En la vereda dos ancianos esperan.
el aire que cruje en la mañana

sólo yo y el parpadeo de los semáforos


un adoquín una gacela entre los autos

sólo el sol nos cubre como un tapiz.

18 19
6. 7.

Una amapola desnuda su color Los días se guardan nuevos, sin tocar
tiembla afuera un fogonazo amarillo me habla del otoño
ya no existe. vuelvo a la lluvia del encierro
miro hacia atrás

soy una estatua de sal.

20 21
8. cavan sus túneles
oradándonos
Ayer llovió toda la noche
cayeron historias charlas risas la última nevada tapó el orificio
mi cara en un espejo oprimiéndonos el cuerpo
el brillo del pelo sobre los ojos
manos calientes apretamos las semillas hasta que el cielo estalle.
tazas en los bares
el corazón rodando por la ciudad.

Ahora miro por el ojo de una aguja


el mundo se adelgaza como una película
todo lo que veo es mío
-dice Duchamp
pero el rojo no está

hojas amarillas
sensualidad y cemento
nos contaminan
murmuran
detrás de la jaula
los animales somos nosotros

tigres ciervos víboras


ciempiés escolopendras.

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9. 10.

Debajo de mi pecho crecen gramillas A veces sueño con ustedes


un reloj oxidado persiste a la izquierda hablamos en paisajes extraños
¿alguna vez estuve allí? -
pasó tanto tiempo
la arena tapa la piel En ese barco extenso donde caminaba libre
es un reloj de arena mi cuerpo de proa a popa
silencio mientras los brazos me saludaban desde las explanadas.
sólo el sonido de la sangre
por las arterias como por calles húmedas Charlé con Marcelo de infinitas cosas
arriba la luna marginal que ya ocultan los pastos. brillamos en juegos de palabras con Guillermo
mientras de los árboles caían personas
con palabras siempre?

Era dueña de refugiarme en mi escritorio de otoño


con amigas jugando a las visitas
y papeles arcaicos
paleografía de antiguas vidas
brotando a mi lado?

Todo aquello se evaporó como una burbuja extraña


en los rincones del aire
solo quedan las cuerdas de abrazos imaginarios
fondeando en mi corazón.

24 25
11. 12.

La mente recuerda pero también las hornallas Las libélulas duermen sobre las flores
el agua que degluten las cañerías tienen patas doradas y ojos de astrolabio
las paredes repetidas como desiertos las víboras lucen sus escamas esmeralda
las cebras se balancean en la sabana.
las cebollas y el aceite
el humo de la sopa que besa los platos la arquitectura del mundo es un mapa que brilla en el caos.
son los recipientes
donde se estira el alma
testigos que esperan
formas sólidas en el vacío
sin ellas
donde pondríamos la mirada o el cuerpo
aguardando la sábana
que susurra en la medianoche.

26 27
13. 14.

En la pieza de la abuela había un espejo de tres lunas En el fondo del mar hay un zumbido imperceptible
la del medio redonda las caras se deforman en el cristal curvo del agua
las otras góticas siluetas de brujas. allá arriba los edificios truenan
Frente al espejo la niña se probaba vestidos negros de las calles se manchan de sangre
mujer aquí estamos a salvo
limones simulaban pechos el cuerpo se mece
mientras agitaba el pelo rubio como un bigbang de luz en el verde fosforecente del agua.

Después llegaba la amiga con su pelo negro y cómplice Aquí no entra nadie
entonces el banquete de manjares se sirve temprano
saltábamos sobre el colchón solo a veces una luz crepuscular
saltábamos sobre el mundo acongoja el agua
la respiración sisea bajo el barbijo-escafandra
Aturdidas Vilma y Bety picapiedras
sin oir el llamado a tomar la leche lástima el mar tan frío.

eternamente saltaran en mi corazón


sobre una cama sin abismos.

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15. 16.

Hoy por la ventana de la cocina vi el árbol raleado El virus viaja por la humedad de la garganta y se aloja en
solo queda una hoja incandescente que por fuerza va a caer. la tráquea
Baja hacia los pulmones como por una pista de gel. Le
El invierno desnudo me tomó por sorpresa gusta la nieve, los cubitos en un vaso deslizarse por la
las hojas amarillas andarán estremecidas por algún albañal garganta moderadamente tibia
esa hoja escarlata la pego como una estampilla en mi frente conocer nuestro interior cuevas estalactitas
alimento escondido en el altillo cuando acosa la nieve. respirar subir bajar con el suave aliento de los pulmones
suele anidar en la ropa de lana o en los mostradores de
Ya no quedan imágenes vivas en el barrio metal.
sólo El Trapito entre los autos, revoleando como un
arlequín de circo Ha de ser rojo como lo pintan en los noticieros
el sol entre sus dedos. tienen corona como esos reyes que van a esquiar a gstaad,
y bordean su vaso de whisky en las rocas
de su vida sexual nada se ha dicho
pero duplica las células como un James Bond de pacotilla.

Es un virus malo
es un virus maldito -dicen
gusta de la comodidad simplemente
a quién no le place estar abrigado
ir a la playa o fumar un poco de nicotina
sentado en el medio de la vida.

30 31
17. 18.

Me caminan las palabras por el cuerpo, por los brazos, me Nadie vivió sin matar
pican. sin cortar una flor
perfumarse y seguir
No puedo sacarlas (Homero y Virgilio Expósito)
les doy de comer y se agrandan
las ignoro y choco con la puerta
se inflan adentro como pulmones La gota de sangre sobre el mantel.
y me dan taquicardia las suelto de a una Nadie vivió sin matar
es un globo que apenas larga un silbidito y nada más. sin cortar una flor
vertemos ríos de sangre todos los días
Me inflo como el niño de la fábrica de chocolate apuñalamos rosas
entonces me elevo herimos terciopelo
vuelo por el espacio sin hilo que sujete mis palabras no podemos avanzar sin dejar casas ardientes
territorios diezmados en el país de humo
¿saldrán todas juntas como bomba molotov yo soy testigo y homicida a la vez.
conejos blancos
silbido de tren descarrilándose? Nadie vivió sin cortar una flor pero la raíz duele.

paz silencio

en algún lugar recóndito me multiplico.

32 33
19. 20.

Hay un tiempo sin tiempo El olor de la granada inició el tacto


los días se presentan en fila reverdeció el aljibe, amplio brocal
sin espacios ni entreactos de besos ahuecado al amanecer
En una sábana se extinguió el sol
amontonados como si alguien los tirara con rabia contra y explicó las causas de la Primera alegría
el suelo Enredadera de luz serpenteando entre viejos cascotes
Precipicio verde, vértigo aljibe
la noche se junta con la mañana espejo de sonoridad
las hileras de platos se unen a la película de la noche Ellos comenzaron la madrugada
falta la gente cuando la noche se desnudó de sus párpados.
ellos iniciaban el fulgor del reloj
los laureles las coronas
y las pequeñas glorias de todas las horas.

34 35
21. 22.

El día del juicio se aproxima Sol de la mañana de Hopper


los pájaros aprietan ya
las jaulas de su exilio Ella es una mueca esperando
Aprisionados por espejos afuera el día es arpillera
huyen de su sombra el cuerpo un pescado a cortar en rodajas
hacia un cénit paraíso más no puede hacer
que perdió la memoria ha oscurecido su cuerpo en trabajos sombríos
de sus pisadas. los ladrillos lucen bien
en las elegantes casas de la mañana
pero son ajenos los vestidos que huelen a vainilla
el sol se acerca verdoso
la envuelve en celofán
como a un paquete
ella nunca saldrá de ese cuarto.

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23. 24.

En el hueco de un árbol En medio de la tormenta


un círculo de luz para espiar la esfinge sobrevive
alas sedosas abriéndose en pintas la acosan murmullos indescifrables
amodorrarse en días de lluvia sus ojos fijos miran el desierto
empollar con certeza y adivina el verde
mientras se huele la mañana en el disco solar las clepsidras del tiempo y de la muerte
desconocer que hubo el mar turquesa que sueña
guerras - holocaustos - pestes - historia arisco y bello
la cabeza limpia como una fuente erosiona su piel impenetrable.
al borde de la casa el presagio del vuelo.

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25. 26.

En el promontorio Una niña entre los pastos altos


cerca del faro lleva un algibe en sus espaldas
la noche pregunta por el tejer de las olas y las preguntas de las estrellas en los pies.
lentamente la marea desvanece la línea de las cosas
mi rostro de arena.

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COLECCIONES
VUELO DE QUIMERA

Vuelos Líricos
Vuelos Narrativos
Ensayos de Vuelo
Antología Vuelo de Quimera
Vuelos en Bandada

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En medio de la tormenta
la esfinge sobrevive
la acosan murmullos indescifrables...

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