Via Lucis
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Lector:
Del Evangelio según san Mateo Mt 28,1-2 II Estación: Su sepulcro vacío muestra que Jesús ha vencido
la muerte
PASADO EL SÁBADO, al alborear el primer día de la semana,
fueron María la Magdalena y la otra María a ver el sepulcro. Y Lector:
de pronto tembló fuertemente la tierra, pues un ángel del Señor, Del Evangelio según san Marcos Mc 16,1- 6
bajando del cielo y acercándose, corrió la piedra y se sentó
encima. EN AQUEL TIEMPO, María Magdalena, María la de Santiago y
Salomé compraron aromas para ir a embalsamar a Jesús. Y
Reflexión Guía: muy temprano, el primer día de la semana, al salir el sol, fueron
Gracias, Señor, porque al romper la piedra de tu sepulcro nos al sepulcro. Y se decían unas a otras: «¿Quién nos correrá la
trajiste en las manos la vida verdadera, no sólo un trozo más de piedra de la entrada del sepulcro?». Al mirar, vieron que la
piedra estaba corrida y eso que era muy grande. Entraron en el muestra ahora que tú eres un Dios de vivos y no un Dios de
sepulcro y vieron a un joven sentado a la derecha, vestido de muertos.
blanco. Y quedaron aterradas. Él les dijo: «No tengáis miedo.
¿Buscáis a Jesús el Nazareno, el crucificado? Ha resucitado. Guía:
No está aquí. Mirad el sitio donde lo pusieron. Verdaderamente ha
resucitado el Señor. Aleluya.
R Todos: Como anunciaron las
e Escrituras. Aleluya.
f Gloria al Padre…
l
e
III Estación: Jesús, bajando a los infiernos, muestra el
x
triunfo de su resurrección
i
ó
n Lector:
De la primera carta del apóstol san Pedro 1Pe 3, 18-20
G
u PORQUE TAMBIÉN Cristo sufrió su Pasión, de una vez para
í siempre, por los pecados, el justo por los injustos, para
a conduciros a Dios. Muerto en la carne, pero vivificado en el
: Espíritu; en el espíritu fue a predicar incluso a los espíritus en
prisión, a los desobedientes en otro tiempo, cuando la paciencia
Hoy, al resucitar, dejaste tu sepulcro abierto como una enorme de Dios aguardaba, en los días de Noé, a que se construyera el
boca, que grita que has vencido a la muerte. Ella, que hasta ayer arca, para que unos pocos, es decir, ocho personas, se salvaran
era la reina de este mundo, a quien se sometían los pobres y los por medio del agua.
ricos, se bate hoy en triste retirada vencida por tu mano de
muerto-vencedor. ¿Cómo podrían aprisionar tu fuerza unos R
metros de tierra? Alzaste tu cuerpo de la fosa como se alza una e
llama, como el sol se levanta tras los montes del mundo. y se f
quedó la muerte muerta, amordazada la invencible, destruido por l
siempre su terrible dominio. El sepulcro es la prueba: nadie ni e
nada encadena tu alma desbordante de vida y esta tumba vacía x
i IV Estación: Jesús, resucita por la fe en
ó el alma de María
n
Lector:
G Del Evangelio según san Lucas Lc 1,
u
46-48
í
En aquel tiempo María dijo: «Proclama mi
a
: alma la grandeza del Señor, se alegra mi
espíritu en Dios, mi salvador; porque ha
Más no resucitaste para ti solo. Tu vida era contagiosa y querías mirado la humildad de su esclava. Desde
repartir entre todos el pan bendito de tu resurrección. Por eso ahora me felicitarán todas las generaciones.
descendiste hasta el seno de Abrahán, para dar a los muertos de
mil generaciones la caliente limosna de tu vía recién R
reconquistada. e
Y los antiguos patriarcas y profetas que te esperaban desde f
l
siglos y siglos se pusieron en pie y te aclamaron, diciendo:
e
«Santo. Santo. Santo. Digno es el cordero que con su muerte nos
x
infunde vida, que con su vida nueva nos salva de la muerte. Y i
cien mil veces santo es este Salvador que se salva y nos salva». ó
Y tendieron sus manos hacia ti. Y de tus manos brotó este nuevo n
milagro de la multiplicación de la sangre y de la vida.
G
Guía: u
Verdaderamente ha í
resucitado el Señor. Aleluya. a
Todos: Como anunciaron las :
Escrituras. Aleluya.
Gloria al Padre… No sabemos si aquella mañana del domingo visitaste a tu Madre,
pero estamos seguros de que resucitaste en ella y para ella, que
ella bebió a grandes sorbos el agua de tu resurrección, que nadie
como ella se alegró con tu gozo y que tu dulce presencia fue
quitando uno a uno los cuchillos que traspasaban su alma de la Magdalena fue y anunció a los discípulos: «He visto al Señor
mujer. y ha dicho esto».
No sabemos si te vio con sus ojos, mas sí que te abrazó con los
brazos del alma, que te vio con los cinco sentidos de su fe. Ah, si R
nosotros supiéramos gustar una centésima parte de su gozo. e
Ah, si aprendiésemos a resucitar en ti como ella. Ah, si nuestro f
corazón estuviera tan abierto como estuvo el de María aquella l
mañana del domingo. e
x
Guía: i
Verdaderamente ha ó
n
resucitado el Señor. Aleluya.
Todos: Como anunciaron las
G
Escrituras. Aleluya. u
Gloria al Padre… í
a
V Estación: Jesús elige a una mujer como apóstol de los :
apóstoles
Lo mismo que María Magdalena decimos hoy nosotros: «Me
Lector: han quitado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.»
Del Evangelio según Juan Jn 20, 15-18 Marchamos por el mundo y no encontramos nada en qué poner
los ojos, nadie en quien podamos poner entero nuestro corazón.
EN AQUEL TIEMPO, Jesús le dice a María Magdalena: «Mujer, Desde que tú te fuiste nos han quitado el alma y no sabemos
¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?». Ella, tomándolo por el dónde apoyar nuestra esperanza, ni encontramos una sola alegría
hortelano, le contesta: «Señor, si tú te lo has llevado, dime que no tenga venenos.
dónde lo has puesto y yo lo recogeré». Jesús le dice: «¡María!». ¿Dónde estás? ¿Dónde fuiste, jardinero del alma, en qué
Ella se vuelve y le dice: «¡Rabbuní!», que significa: sepulcro, en qué jardín te escondes? ¿O es que tú estás delante
«¡Maestro!». Jesús le dice: «No me retengas, que todavía no he de nuestros mismos ojos y no sabemos verte ¿Estás en los
subido al Padre. Pero, anda, ve a mis hermanos y diles: “Subo al hermanos y no te conocemos? ¿Te ocultas en los pobres,
Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro”». María resucitas en ellos y nosotros pasamos a su lado sin reconocerte?
Llámame por mi nombre para que yo te vea, para que reconozca
la voz con que hace años me llamaste a la vida en el bautismo, R
para que redescubra que tú eres mi maestro. Y envíame de nuevo e
a transmitir tu gozo a mis hermanos, hazme apóstol de apóstoles f
como aquella mujer privilegiada que, porque te amó tanto, l
conoció el privilegio de beber la primera el primer sorbo de tu e
resurrección. x
i
Guía: ó
n
Verdaderamente ha
resucitado el Señor. Aleluya. G
Todos: Como anunciaron las u
Escrituras. Aleluya. í
Gloria al Padre… a
:
VI Estación: Jesús devuelve la esperanza a dos discípulos
desanimados. Lo mismo que los dos de Emaús aquel día también yo marcho
ahora decepcionado y triste pensando que en el mundo todo es
Lector: muerte y fracaso. El dolor es más fuerte que yo, me acogota la
Del Evangelio según Lucas Lc 24, 28-32 soledad y digo que tú, Señor, nos has abandonado. Si leo tus
LLEGARON cerca de la aldea adonde iban y él simuló que iba a palabras me resultan insípidas, si miro a mis hermanos me
seguir caminando; pero ellos lo apremiaron, diciendo: «Quédate parecen hostiles, si examino el futuro sólo veo desgracias.
con nosotros, porque atardece y el día va de caída». Y entró para Estoy desanimado. Pienso que la fe es un fracaso, que he perdido
quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, mi tiempo siguiéndole y buscándote y hasta me parece que
pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. A ellos se les triunfan y viven más alegres los que adoran el dulce becerro del
abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció de su dinero y del vicio.
vista. Y se dijeron el uno al otro: «¿No ardía nuestro corazón Me alejo de tu cruz, busco el descanso en mi casa de olvidos,
mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las dispuesto a alimentarme desde hoy en las viñas de la
Escrituras?». mediocridad. No he perdido la fe, pero sí la esperanza, sí el
coraje de seguir apostando por ti.
¿Y no podrías salir hoy al camino y pasear conmigo como
aquella mañana con los dos de Emaús? ¿No podrías descubrirme
el secreto de tu santa Palabra y conseguir que vuelva a calentar x
mi entraña? ¿No podrías quedarte a dormir con nosotros y hacer i
que descubramos tu presencia en el Pan? ó
n
Guía:
Verdaderamente ha G
resucitado el Señor. Aleluya. u
í
Todos: Como anunciaron las
a
Escrituras. Aleluya.
:
Gloria al Padre…
Gracias, Señor, porque resucitaste no sólo con tu alma, más
VII Estación: Jesús muestra a los suyos su carne herida y también con tu carne. Gracias porque quisiste regresar de la
vencedora. muerte trayendo tus heridas. Gracias porque dejaste a Tomás que
pusiera su mano en tu costado y comprobara que el Resucitado
Lector: es exactamente el mismo que murió en una cruz. Gracias por
Del Evangelio según Juan Jn 20, 26-29 explicarnos que el dolor nunca puede amordazar el alma y que
cuando sufrimos estamos también resucitando. Gracias por ser
A LOS OCHO DÍAS, estaban otra vez dentro los discípulos y un Dios que ha aceptado la sangre, gracias por no avergonzarte
Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se de tus manos heridas, gracias por ser un hombre entero y
puso en medio y dijo: «Paz a vosotros». Luego dijo a Tomás: verdadero.
«Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en Ahora sabemos que eres uno de
mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente». Contestó nosotros sin dejar de ser Dios, ahora
Tomás: «¡Señor mío y Dios mío!». Jesús le dijo: «¿Porque me entendemos que el dolor no es un
has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber fallo de tus manos creadoras, ahora
visto». que tú lo has hecho tuyo
comprendemos que el llanto y las heridas son compatibles con la
R resurrección.
e Déjame que te diga que me siento orgulloso de tus manos
f heridas de Dios y hermano nuestro. Deja que entre tus manos
l
crucificadas ponga estas manos maltrechas de mi oficio de
e
hombre.
i
Guía: ó
Verdaderamente ha n
resucitado el Señor. Aleluya.
Todos: Como anunciaron las G
Escrituras. Aleluya. u
Gloria al Padre… í
a
VIII Estación: Con su cuerpo glorioso, Jesús explica que también los muertos
:
resucitan.
«Miradme bien. Tocadme. Comprobad que no soy un fantasma»,
Lector: decías a los tuyos, temiendo que creyeran que tu resurrección era
Del Evangelio según Lucas Lc 24, 36-43 tan sólo un símbolo, una dulce metáfora, una ilusión hermosa
para seguir viviendo.
ESTABAN HABLANDO de estas cosas, cuando él se presentó en
Era tan grande el gozo de reencontrarte vivo que no podían
medio de ellos y les dice: «Paz a vosotros». Pero ellos,
creerlo; no cabía en sus pobres cabezas que entendían de llantos,
aterrorizados y llenos de miedo, creían ver un espíritu. Y él les
pero no de alegrías. El hombre, ya lo sabes, es incapaz de
dijo: «¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro
muchas esperanzas.
corazón? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona.
Como él tiene el corazón pequeño cree que el tuyo es tacaño.
Palpadme y daos cuenta de que un espíritu no tiene carne y
Como te ama tan poco no puede sospechar que tú puedas amarle.
huesos, como veis que yo tengo». Dicho esto, les mostró las
Como vive amasando pedacitos de tiempo siente vértigo ante la
manos y los pies. Pero como no acababan de creer por la alegría,
eternidad.
y seguían atónitos, les dijo: «¿Tenéis ahí algo de comer?». Ellos
Y así va por el mundo arrastrando su carne sin sospechar que
le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y
pueda ser una carne eterna. Conoce el
comió delante de ellos.
pudridero donde mueren los muertos: no
logra imaginarse el día en que esos
R
muertos volverán a ser niños, con una
e
f infancia eterna.
l
e
x
Muéstranos bien tu cuerpo, Cristo vivo, ¡enséñanos ahora la G
verdadera infancia, la que tú nos preparas más allá de la muerte! u
í
Guía: a
Verdaderamente ha :
resucitado el Señor. Aleluya.
Todos: Como anunciaron las Han pasado. Señor, ya veinte siglos de tu resurrección y todavía
Escrituras. Aleluya. no hemos perdido el miedo, aún no estamos seguros, aún
tememos que las puertas del infierno podrían algún día
Gloria al Padre…
prevalecer si no contra tu Iglesia, sí contra nuestro pobre
corazón de cristianos.
IX Estación: Jesús bautiza a sus
Aún vivimos mirando a todos lados menos hacia tu cielo. Aún
apóstoles contra el miedo Lector:
creemos que el mal será más fuerte que tu propia Palabra.
Del Evangelio según Juan Jn 20, 19-21
Todavía no estamos convencidos de que tú hayas vencido al
AL ANOCHECER de aquel día, el primero de la semana, estaban dolor y a la muerte. Seguimos vacilando, dudando, caminando
los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a entre preguntas, amasando angustias y tristezas.
los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: Repítenos de nuevo que tú dejaste paz suficiente para todos. Pon
«Paz a vosotros». Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el tu mano en mi hombro y grítame: No temas, no temáis.
costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Infúndeme tu luz y tu certeza, danos el gozo de ser tuyos,
Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así inúndanos de la alegría de tu corazón. Haznos, Señor, testigos de
también os envío yo». tu gozo. ¡Y que el mundo descubra lo que es creer en ti!
R Guía:
e Verdaderamente ha
f resucitado el Señor. Aleluya.
l Todos: Como anunciaron las
e Escrituras. Aleluya.
x Gloria al Padre…
i
ó
X Estación: Jesús anuncia que seguirá siempre con nosotros
n
Lector: Tú juegas limpio. Dios. Tú bajas a ser hombre para serlo del
Del Evangelio según Mateo Mt 28, 20b todo, para serlo con todos, dispuesto a dar al hombre no sólo una
limosna de amor, sino el amor entero.
EN AQUEL TIEMPO, dijo Jesús a sus discípulos: «sabed Desde entonces el hombre no está solo,
que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final tú estás en cada esquina de las horas
de los tiempos». esperándonos, más nuestro que
nosotros, más dentro de mí mismo que
R mi alma. «No os dejaré huérfanos»,
e dijiste. Y desde entonces ha estado
f lleno nuestro corazón.
l
e
Guía:
x
i
ó Verdaderamente ha
n resucitado el Señor. Aleluya.
Todos: Como anunciaron las
G Escrituras. Aleluya.
u Gloria al Padre…
í
a XI Estación: Jesús devuelve a sus apóstoles la alegría
: perdida.
Esta fue la más grande de todas tus promesas, el más jubiloso
Lector:
de todos tus anuncios. ¿O acaso tú podrías visitar esta tierra
Del Evangelio según
como un sonriente turista de los cielos, pasar a nuestro lado,
Juan Jn 21, 4-7
ponernos la mano sobre el hombro, darnos buenos consejos y
regresar después a tu seguro cielo dejando a tus hermanos ESTABA YA AMANECIENDO,
sufrir en la estacada? ¿Podrías venir a nuestros llantos de visita cuando Jesús se presentó en
sin enterrarte en ellos? ¿Dejarnos luego solos, limitándote a ser la orilla; pero los discípulos
un inspector de nuestras culpas? no sabían que era Jesús.
Jesús les dice: «Muchachos, ¿tenéis pescado?». Ellos Y una tarde tú vuelves y nos dices: «Echa tu red a tu derecha,
contestaron: «No». Él les dice: atrévete de nuevo a confiar, abre tu alma, saca del viejo cofre las
«Echad la red a la derecha de la barca y nuevas ilusiones, dale cuerda a tu corazón, levántate y camina».
encontraréis». La echaron, y no podían Y lo hacemos, sólo por darte gusto. Y, de repente, nuestras redes
sacarla, por la multitud de peces. rebosan alegría, nos resucita el gozo y es tanto el peso de amor
Y aquel discípulo a quien Jesús amaba le dice a Pedro: «Es el que recogemos que la red se nos rompe, cargada de ciento
Señor». Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba cincuenta nuevas esperanzas.
desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Ah, tú, fecundador de almas: llégate a nuestra orilla, camina
sobre el agua de nuestra indiferencia, devuélvenos, Señor, a tu
R alegría.
e
f Guía:
l Verdaderamente ha
e resucitado el Señor. Aleluya.
x Todos: Como anunciaron las
i Escrituras. Aleluya.
ó
Gloria al Padre…
n
Desde que tú te fuiste no hemos pescado nada. Llevamos veinte DESPUÉS DE COMER, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón, hijo de
siglos echando inútilmente las redes de la vida y entre sus mallas Juan, ¿me amas más que estos?». Él le contestó: «Sí, Señor, tú
sólo pescamos el vacío. Vamos quemando horas y el alma sigue sabes que te quiero». Jesús le dice: «Apacienta mis corderos».
seca. Nos hemos vuelto estériles, lo mismo que una tierra Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?».
cubierta de cemento. ¿Estaremos ya muertos? ¿Desde hace Él le contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Él le dice:
cuántos años no nos hemos reído? ¿Quién recuerda la última vez «Pastorea mis ovejas». Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo
que amamos? de Juan, ¿me quieres?». Se entristeció Pedro de que le
preguntara por tercera vez: «¿Me quieres?» y le contestó: Oh Dios, ¿cómo se puede perdonar tan de veras? ¿Es que no
«Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero». Jesús le dice: tienes ni una palabra de reproche? ¿No temes que los hombres se
«Apacienta mis ovejas. vayan de tu lado al ver que se lo pones tan barato? ¿No ves,
Señor, que casi nos empujas a alejarnos de ti sólo por
encontrarnos de nuevo entre tus brazos?
R
e Guía:
f Verdaderamente ha
l resucitado el Señor. Aleluya.
e Todos: Como anunciaron las
x Escrituras. Aleluya.
i Gloria al Padre…
ó
n
Aún nos faltaba un gozo: descubrir tu inédito modo de perdonar. EN AQUEL TIEMPO, los once discípulos se fueron a Galilea,
Nosotros, como Pedro, hemos manchado tantas veces tu nombre, al monte que Jesús les había
hemos dicho que no te conocíamos, hemos enrojecido ante el indicado. 1Al verlo, ellos se
«horror» de que alguien nos llamara beatos, nos hemos postraron, pero algunos
calentado al fuego de los gozos del mundo. dudaron. Acercándose a ellos,
Y esperábamos que, al menos, tú nos reprendieras para paladear Jesús les dijo: «Se me ha dado
el orgullo de haber pecado en grande. Y tú nos esperabas con tu todo poder en el cielo y en la
triste sonrisa para preguntar sólo: «¿me amas aún, me amas?», tierra. 1Id, pues, y haced
dispuesto ya a entregarnos tu rebaño y tus besos, preparado a discípulos a todos los pueblos,
vestirnos la túnica del gozo. bautizándolos en el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a tarea de hacer lo que sólo tú haces: llevar gozosa y
guardar todo lo que os he mandado. orgullosamente de mano en mano la antorcha que tú enciendes.
R Guía:
e Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
f Todos: Como anunciaron las Escrituras. Aleluya.
l Gloria al Padre…
e
x
XIV Estación: Jesús sube a los cielos para
i
ó abrirnos camino.
n
Lector:
G Del libro de los Hechos de los apóstoles Hch 1, 10-11
u
í CUANDO miraban fijos al cielo, mientras él se iba marchando,
a se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, 1que les
: dijeron: «Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo?
El mismo Jesús que ha sido tomado de entre vosotros y llevado
Y te faltaba aún el penúltimo gozo: dejar en nuestras manos la al cielo, volverá como lo habéis visto marcharse al cielo».
antorcha de tu fe. Tú habrías podido reservarte ese oficio,
sembrar tú en exclusiva la gloria de tu nombre, hablar tú al Reflexión Guía:
corazón, poner en cada alma la sagrada semilla de tu amor. La última alegría fue quedarte marchándote. Tu subida a los
¿Acaso no eres tú la única palabra? ¿No eres tú el único cielos fue ganancia, no pérdida: fue bajar a la entraña, no
jardinero del alma? ¿No es tuya toda gracia? ¿Hay algo de ti o evadirte.
de Dios que no salga de tus manos? Al perderte en las nubes te vas sin alejarte, asciendes y te
¿Para qué necesitas ayudantes, intermediarios, colaboradores, quedas, subes para llevarnos, señalas un camino, abres un surco.
que nada aportarán si no es su barro? ¿Qué ponen nuestras Tu ascensión a los cielos es la última prueba de que estamos
manos que no sea torpeza? salvados, de que estás en nosotros por siempre y para siempre.
Pero tú, como un padre que sentara a su niño al volante y dijera: Desde aquel día la tierra no es un sepulcro hueco, sino un horno
«Ahora conduce tú», has querido dejar en nuestras manos la encendido: no una casa vacía, sino un corro de manos: no una
larga nostalgia, sino un amor creciente.
Te quedaste en el pan, en los hermanos, en el gozo, en la risa, en U
todo corazón que ama y espera, en estas vidas nuestras que cada S
día ascienden a tu lado. I
Ó
Guía: N
Verdaderamente ha
resucitado el Señor. Aleluya. Guía:
Todos: Como anunciaron las Anunciemos a todos la alegría del Señor resucitado, Aleluya,
Escrituras. Aleluya. aleluya.
Gloria al Padre… Todos: Demos gracias a Dios, Aleluya, aleluya.
ORACIÓN FINAL
Guía:
Señor y Dios nuestro, fuente de alegría y de esperanza, hemos
vivido con tu Hijo los acontecimientos de su Resurrección y
Ascensión; haz que la contemplación de estos misterios nos
llene de tu gracia y nos capacite para dar testimonio de
Jesucristo en medio del mundo.
Te pedimos por tu Santa Iglesia: que sea fiel reflejo de las
huellas de Cristo en la historia y que, llena del Espíritu Santo,
manifieste al mundo los tesoros de tu amor, santifique a tus
fieles con los sacramentos y haga partícipes a todos los hombres
de la resurrección eterna.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos: Amén.
C
O
N
C
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