Dieta Vegetariana
Dieta Vegetariana
Dieta Vegetariana
FACULTAD DE VETERINARIA
por
MONTEVIDEO
URUGUAY
2021
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PÁGINA DE APROBACIÓN
Presidente: __________________
Dr. Alejandro Benech
Autor: __________________
María Pía Miraballes
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AGRADECIMIENTOS
A mi familia por su apoyo incondicional a lo largo de todos estos años de estudio,
sobre todo a mi madre Teresita y mi padre Antonio.
A mis amigas y mi hermana por siempre creer en mí y acompañarme ante cualquier
desafío.
A Andrés por acompañarme en estos últimos años de estudio.
A mi amiga y compañera de facultad Verónica Varela por despejarme las dudas y
brindarme su ayuda cuando lo necesité.
A esta casa de estudios y todos sus docentes, por formarme como profesional y
como persona.
A Claudia Della Cella por ser una excelente docente y tutora, de la que he aprendido
mucho.
A la Sección de Referencias, de la Biblioteca de FVET, que me ayudaron con las
referencias bibliográficas siempre con la mejor predisposición.
A esos profesionales que han compartido sus conocimientos conmigo.
A todos esos peludos de 4 patas, especialmente a Lucho, que me enseñaron a tener
paciencia y a que no todo se aprende de los libros.
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TABLA DE CONTENIDO
Página
PAGINA DE APROBACIÓN ..................................................................................... 2
AGRADECIMIENTOS ................................................................................................ 3
RESUMEN.................................................................................................................. 7
SUMMARY ................................................................................................................. 8
1. INTRODUCCIÓN ................................................................................................. 9
2. OBJETIVOS....................................................................................................... 12
2.1. Objetivos generales ............................................................................. 12
2.2. Objetivos particulares ........................................................................... 12
3. ADAPTACIONES ANATOMOFISIOLÓGICAS Y EVOLUTIVAS DEL PERRO
DOMESTICO ........................................................................................................... 13
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6. EFECTOS EN LA SALUD ................................................................................ 40
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LISTA DE TABLAS
Página
Tabla 1: Análisis garantizado del alimento Wenaewe ............................................... 59
Tabla 2: Análisis garantizado del alimento All love- Veggie ...................................... 60
Tabla 3: Análisis garantizado del alimento Bicho Green ........................................... 61
Tabla 4: Análisis garantizado del alimento FriDog .................................................... 62
Tabla 5: Análisis garantizado del alimento Green Dog para adultos......................... 63
Tabla 6: Análisis garantizado del alimento Green Dog para cachorros .................... 63
Tabla 7: Análisis garantizado del alimento Veguis .................................................... 64
Tabla 8: Niveles de nutrientes de dietas vegetarianas para perros adultos en
comparación con los perfiles de nutrientes de alimento de la AAFCO basados en
materia seca (AAFCO) .............................................................................................. 65
Tabla 9: Niveles de nutrientes de una dieta vegetariana para cachorros en
comparación con los perfiles de nutrientes de alimento de la AAFCO basados en
materia seca (AAFCO) .............................................................................................. 66
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RESUMEN
El vegetarianismo sigue siendo, incluso en la actualidad, un tema muy controversial,
más aún si queremos implementarlo en una especie como el perro. Debido a que su
principal ascendente es el lobo, el cual se alimenta mayormente de carne, solemos
considerar a los perros como carnívoros. Sin embargo, luego de miles de años de
domesticación el perro ha evolucionado, tanto anatómica, fisiológica como
conductualmente, y es capaz de alimentarse a partir de una dieta mucho más
variada que la de su principal antepasado.
En la presente revisión bibliográfica se indagó acerca de la nutrición de perros
domésticos con el fin de esclarecer, de manera objetiva, la posibilidad de satisfacer
todos sus requerimientos mediante una alimentación a base de plantas. Para cumplir
este objetivo se expusieron los nutrientes requeridos para una dieta equilibrada y
balanceada en esta especie y se analizaron aquellos nutrientes de riesgo en una
dieta vegetariana.
Se investigaron tanto los beneficios, así como los inconvenientes que pueden
acarrear este tipo de alimentación en los caninos y no se encontró razón científica
por la cual una dieta basada en vegetales, minerales y suplementos adecuados, no
pueda llegar a ser completa, nutritiva y agradable a su paladar.
La nueva información que relaciona las dietas convencionales basadas en carne con
enfermedades crónicas, la degradación ambiental y el bienestar de los animales
explotados, son algunas de las causas por las que muchos propietarios estén
cuestionando la posibilidad de alimentar a sus mascotas con una dieta vegetariana.
Para poder satisfacer esta nueva demanda, al día de hoy ya disponemos con una
variedad de raciones comerciales basadas en productos de origen vegetal, incluso
en nuestro país. Algunas de ellas fueron analizadas para corroborar su adecuación
nutricional.
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SUMMARY
Vegetarianism is still, even nowadays, a very controversial issue, especially if we
want to implement it in a species like the dog. Because its main ascendant is the
wolf, which feeds mostly on meat, we usually consider dogs as carnivores. However,
after thousands of years of domestication the dog has evolved both anatomically,
physiologically and behaviorally, and is able to feed from a much more diverse diet
than its main ancestor.
In the present literature review, the nutrition of domestic dogs was investigated in
order to clarify, objectively, the possibility of satisfying all their requirements through
a plant-based diet. To reach this objective, the nutrients for a complete and balanced
diet required in this species were exposed and the nutrient’s risks in a vegetarian diet
were analyzed.
The benefits were investigated, as well as the inconveniences that can be caused by
this type of food in dogs and there was no scientific reason why a diet based on
vegetables, minerals and adequate supplements can’t become complete, nutritious
and pleasant to their palate.
The new information that relates conventional meat-based diets with chronic
diseases, environmental degradation and the welfare of exploited animals are some
of the reasons why many owners are questioning the possibility of feeding their pets
with a diet based on plants. In order to meet this new demand, today we already can
have access to a variety of commercial rations based on plant products, even in
Uruguay. Some of them were analyzed to validate their nutritional adequacy.
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1. INTRODUCCIÓN
Cada vez aumentan más los propietarios de animales de compañía preocupados
acerca de la relación entre enfermedades degenerativas, el bienestar de los
animales de granja, la degradación ambiental, el cambio climático y factores
causales como la ganadería y el consumo de productos de origen animal. Las
enfermedades como el cáncer, enfermedades renales y hepáticas y la insuficiencia
cardíaca son mucho más comunes de lo que deberían ser, y es probable que
muchas de ellas se vean exacerbadas o sean causadas directamente por los
numerosos ingredientes peligrosos de las dietas comerciales a base de carne para
perros. En consecuencia, muchos están interesados en dietas vegetarianas o a base
de plantas (Knight y Leitsberger, 2016; Petfoodinovation.info).
El vegetarianismo es un régimen alimenticio basado principalmente en el consumo
de productos vegetales, pero que admite el uso de productos de origen animal,
como los huevos, la leche y la miel (es decir, se excluye únicamente la carne). En
caso de referirse a una dieta que además de estar basada en vegetales incorpora
algún producto de origen animal se suele aclarar, como en el caso de las
ovovegetarianas, lactovegetarianas o pesivegetarinas, que admiten huevos,
derivados lácteos o pescado, respectivamente. El término vegetariano se usa
habitualmente, aunque muchas de las personas y los animales a los que se hace
referencia son, de hecho, veganos. Este último es un concepto más amplio y se
define como una forma de vida que busca excluir, en la medida de lo posible y
practicable, todas las formas de explotación y crueldad hacia los animales, así como
el uso de cualquier producto animal, para alimentación, vestimenta o cualquier otro
propósito. Con respecto a la alimentación, una dieta vegana se caracteriza por estar
constituida a base de plantas y evitar todos los alimentos de origen animal, como la
carne (incluidos peces, mariscos e insectos), y los derivados de origen animal como
lácteos, huevos y miel. A lo largo de la tesis se utilizará el término vegetariano y
vegano para referirse a dietas que se basan únicamente en vegetales (O’Heare,
2013; Knight y Leitsberger, 2016; RAE, 2018; International vegetarian union; Vegan
society).
La domesticación del perro data de 10.000 a 15.000 años. Durante esta evolución a
lo largo del tiempo entre el hombre y el perro; el hombre empezó a modificar algunos
hábitos de los animales. Es así que este vínculo hizo que el perro fuera participe de
los cambios dietéticos ya que se alimentaba exclusivamente de los restos de
comida. Los perros genéticamente son animales omnívoros por lo cual se alimentan
de vegetales y de carnes. Son comedores oportunistas y generalistas, que no están
específicamente adaptados para comer y digerir ni carne ni vegetales
exclusivamente. La composición genética del perro ha cambiado para adaptarse a
un aumento en los carbohidratos de la dieta y son genéticamente diferentes a los
lobos en varios genes clave involucrados en la digestión del almidón y la captación
de glucosa. Históricamente se ha clasificado a los perros como carnívoros, al igual
que los gatos, pero en comparación los perros de hoy en día se diferencian en varios
rasgos digestivos y metabólicos que parecen estar más asociados con los
omnívoros, como el hombre, los cerdos y las ratas. Sin embargo, los perros
evolucionaron mientras comían una dieta con alto contenido en tejidos animales, lo
que genera inquietudes acerca de si las dietas a base de plantas pueden satisfacer
completamente sus requisitos nutricionales. Las tendencias en la nutrición de
animales de compañía a menudo reflejan tendencias en la nutrición humana,
manifestando el deseo de los dueños de mascotas de alimentar con dietas que
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consideran saludables y beneficiosas para el bienestar de las mismas. La cantidad
de personas que eligen comer una dieta libre de productos animales y adoptan un
estilo de vida vegano ha ido aumentando constantemente, y por lo tanto buscan
también para sus mascotas una alimentación que ellos perciben como más
saludable y con menos impacto en los animales y el medio ambiente. En acuerdo
con esta visión, muchos están explorando alternativas a los alimentos comerciales
estándar para mascotas, y buscan asesoramiento sobre el tema con el veterinario.
La nutrición de animales pequeños es un campo en constante cambio
(Berschneider, 2002; Sánchez 2014; Chandler, 2015; Dodd y col., 2018;).
Debe tenerse presente básicamente que los alimentos para un perro deben suplir
por lo menos los requerimientos nutricionales, por lo cual se han ido generando
diferentes tipos de formulaciones según el estado fisiológico, la raza, tipo de pelaje y
peso de los animales, en donde interfieren y fluctúan los nutrientes principales, como
las proteínas, grasas, hidratos de carbono, fibra, vitaminas y minerales, necesarios
para mantener una buena calidad de vida y un buen rendimiento. Por lo tanto, el
perro se ha vuelto un animal que se alimenta básicamente de concentrado, el cual
es una mezcla de materias primas a base de carnes de diferente origen animal,
granos y vegetales exclusivamente, generando una dieta balanceada (Gaviria,
2016).
Para satisfacer esta demanda de los veganos, hay un número creciente de dietas
vegetarianas y recetas disponibles para perros. El interés y la disponibilidad de las
dietas basadas en plantas están creciendo en popularidad en el mercado de
alimentos para mascotas de América del Norte. La mayoría de los propietarios
vegetarianos están interesados en extrapolar el mismo tipo de alimentación a sus
mascotas, por considerarla la más saludable y segura forma de alimentarlos, de
igual manera estas opciones de alimentación se deberían discutir con el veterinario o
el nutricionista animal (Brown, 2009; FEDIAF, 2017; Dodd y col., 2018).
Hace unos años alimentar a perros con dietas a base de plantas era impensable, o
al menos más difícil. En la actualidad se ha vuelto más fácil y bastante rápido de
implementar, ganando cada vez más importancia en la clínica veterinaria. Sin
embargo, las dietas vegetarianas caninas siguen siendo objeto de cierta
controversia. Hay muchos malentendidos, tergiversación y desinformación sobre
este tipo de dietas. Algunas personas lo consideran "no natural", mientras que otros
creen que es nutricionalmente inadecuado (O’Heare, 2013; Semp, 2014;
Petfoodinovation.info).
Más allá de los prejuicios contra las dietas veganas, no existen razones científicas
por las cuales una dieta compuesta por vegetales, minerales y suplementos
adecuados, no pueda llegar a ser completa, nutritiva y palatable para muchas
especies (Aboglio, 2013).
Es importante un conocimiento básico de nutrientes, requisitos, disponibilidad y
consecuencias de deficiencias o excesos. Alimentar perros, que sistemáticamente
pertenece al grupo de carnívoros, con una dieta que excluye todo tipo de producto
de origen animal, plantea la pregunta de si es una opción segura y discutible (Semp,
2014).
El conocimiento y la comprensión de los requerimientos nutricionales de los perros
han crecido dramáticamente en los últimos diez años. El National Research Council
(NRC) de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU. es el proveedor líder de
recomendaciones de nutrientes para perros. Éste forma la base de los perfiles de
nutrientes de la Asociación de Funcionarios de Control de Alimentos de EE.UU.
(AAFCO), que proporciona mecanismos para desarrollar e implementar leyes
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uniformes, regulaciones, estándares y políticas de cumplimiento relacionadas con
dichas dietas (Anderson, 2000; Knight y Leitsberger, 2016).
Juntos han publicado pautas sobre los requisitos dietéticos mínimos de nutrientes
esenciales para perros, teniendo en cuenta el tamaño y la edad de los animales, la
actividad, los requerimientos de crecimiento y gestación. La norma AAFCO se
considera la última y mejor referencia y es utilizada por la mayoría de los fabricantes
de alimentos para mascotas (Anderson, 2000).
Un grupo significativo y creciente de estudios de población e informes de casos han
indicado que los perros que se mantienen con dietas vegetarianas pueden ser
saludables, incluidos los que se ejercitan en los niveles más altos, y, de hecho,
pueden experimentar una variedad de beneficios para la salud. Sin embargo, dichas
dietas deben ser nutricionalmente completas y razonablemente equilibradas, a su
vez las mascotas deben ser monitoreadas continuamente para detectar cualquier
anomalía que pueda ocurrir. Este cuidado, por supuesto, no está reservado solo
para dietas vegetarianas (Beynen, 2015; Knight y Leitsberger, 2016).
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2. OBJETIVOS
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3. ADAPTACIONES ANATOMOFISIOLÓGICAS Y EVOLUTIVAS DEL PERRO
DOMESTICO
El perro doméstico (Canis lupus familiaris) pertenece a la clase Mammalia, orden
Carnívora, superfamilia Canoidea. Como miembro del orden Carnívora, a menudo se
asume que el perro es carnívoro. Esta nomenclatura taxonómica es engañosa
porque el orden Carnívora contiene tanto carnívoros obligados, como la familia
Felidae (por ejemplo, gatos, guepardos y leones), omnívoros, como el oso y el
mapache, y herbívoros, como la familia Ailuropodidae (por ejemplo, pandas) (Brown,
2009; Dodd y col., 2018).
En comparación con el gato carnívoro (Felis catus), los perros de hoy en día se
diferencian en varios rasgos digestivos y metabólicos. El perro tiene un
requerimiento de proteína más bajo que el gato. Estudios recientes muestran que
rasgos metabólicos observados en los perros, como la capacidad para sintetizar
cantidades suficientes de nutrientes esenciales como la niacina, la taurina y la
arginina, no se vieron afectados por la domesticación. A su vez pueden convertir el
β-caroteno en vitamina A activa y el ácido linoleico en ácido araquidónico. Esto
permite que cumplan con los requisitos de vitamina A y ácido araquidónico de
fuentes vegetales. Además, son capaces de cumplir con los requisitos de taurina de
los aminoácidos azufrados de las plantas. Los perros difieren en estos rasgos de los
gatos carnívoros y, en este sentido, se asemejan al hombre, cerdos y ratas. Esto ha
llevado a que se clasifiquen como omnívoros (Brown, 2009; Bosch y col., 2015).
Dentro del mismo género que el perro doméstico hay cuatro especies de chacales,
todos ellos omnívoros, y el coyote (C. latrans), que puede subsistir con frutas y
material vegetal cuando la presa es escasa. Se sabe que los perros salvajes cazan
en manadas, similares a los caninos salvajes, y comen una gran variedad de
alimentos. Normalmente cazan presas pequeñas y forrajean bayas y algunas
plantas. Los chacales (Canis aureus) a menudo asaltan almacenes de frutas
cultivadas y consumen grandes cantidades de hierba. Los caninos salvajes y los
perros salvajes deben gastar una cantidad considerable de energía para adquirir
alimentos y, por lo tanto, consumen alimentos que están más fácilmente disponibles
en el entorno en el que viven. Esta evidencia apoya la hipótesis de que las especies
caninas son altamente adaptables a varias dietas, y la dieta que eligen está dictada
por el ambiente en el que viven (Brown, 2009; Buff y col., 2014).
Dentro de este género también está el lobo (C. lupus), recientemente identificado
como el antepasado principal y quizás único del perro doméstico. La dieta de C.
lupus consiste principalmente de carne en la mayoría de las áreas que actualmente
habita, por lo general, cazan presas grandes, como alces, de los cuales comen los
órganos densos en nutrientes y luego el tejido muscular. Sin embargo, un estudio
reveló que, en el contenido estomacal de 32 lobos seleccionados de su hábitat
natural en Grecia, el material vegetal (hierbas y frutas) contribuyó sustancialmente a
su dieta y se ha observado que esta puede variar drásticamente, desde una dieta
que consiste casi completamente de animales presa a uno que contiene hasta un
50% de materia vegetal, cuando las presas son escasas, lo que los hace verdaderos
omnívoros o carnívoros facultativos. A su vez los lobos pueden experimentar
tiempos de hambruna prolongados durante la baja disponibilidad de presas, mientras
que, después de una caza exitosa, la ingesta de alimentos y nutrientes puede ser
excesiva. Como resultado de un estilo de vida "festivo y hambriento", los lobos
deben hacer frente a una ingesta de nutrientes altamente variable que requiere un
metabolismo adaptable, que todavía es funcional en nuestros perros de hoy en día
(Brown, 2009; Buff y col., 2014; Bosch y col., 2015; Dodd y col., 2018).
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Algunos alimentos naturales para perros se comercializan en base a formulaciones
de alto contenido de carne y proteínas que se consideran adecuadas para los lobos
debido a su conexión evolutiva y similitudes genéticas. Sin embargo, la
domesticación ha modificado no solo sus atributos sociales y cognitivos, sino
también los tipos de alimentos que son adecuados para ellos (Buff y col., 2014).
Hace aproximadamente 33.000 años, los perros fueron domesticados de los lobos.
Cuando el hombre vivió como cazador-recolector nómade, los campamentos
probablemente atrajeron a los lobos grises carnívoros (Canis lupus), los
antepasados directos del perro, para hurgar matanzas o capturar animales heridos
que escaparon de la caza. Después, cuando el hombre se volvió sedentario y
comenzó a practicar la agricultura, un nuevo nicho de alimentos emergió constituido
por desperdicios derivados de alimentos vegetales y animales (Bosch y col., 2015;
Knight y Leitsberger, 2016).
Como los humanos adoptaron un estilo de vida menos nómada y comenzaron a
cultivar, sus primeros vertederos habrían incluido desperdicios de comida y heces
ricas en almidones. Los perros se convirtieron en los carroñeros de una dieta mixta,
y esto aplicó una fuerte presión selectiva sobre sus conductas apetitivas y su
sistema digestivo. De hecho, las diferencias en el genoma de los perros
domesticados y los lobos indican que los antepasados de los perros se adaptaron de
una dieta principalmente carnívora a una más rica en almidón, ya que comenzaron a
depender de los asentamientos humanos como fuentes de nutrición (Semp, 2014;
Dodd y col., 2018).
La asociación con el hombre y el acostumbramiento gradual al contacto humano, el
alimentarse con los desperdicios de las personas, y, durante generaciones, con los
múltiples eventos de domesticación y/o entrecruzamiento con sus contrapartes
salvajes, permitieron las adaptaciones fisiológicas y de comportamiento a una dieta
más variada, incluidos los alimentos basados en plantas, que fueron necesarias para
permitir que los perros ancestrales prosperen y alcancen el éxito evolutivo (Semp,
2014; Bosch y col., 2015; Knight y Leitsberger, 2016; Dodd y col., 2018).
Los perros han evolucionado de manera muy diferente en su capacidad para
seleccionar una dieta más baja en proteínas y metabolizar los carbohidratos en
comparación con la dieta de lobos salvajes. Durante la asociación con humanos, los
perros han estado comiendo más granos, su composición genética ha cambiado
para adaptarse a un aumento en los carbohidratos de la dieta y son genéticamente
diferentes a los lobos en varios genes clave involucrados en la digestión del almidón
y la captación de glucosa. Las adaptaciones bioquímicas que facilitan esto incluyen
un aumento de la expresión génica de la amilasa pancreática, la capacidad de
convertir la maltosa en glucosa y un aumento de la captación intestinal de glucosa.
Se han reportado pruebas recientes en las que las mutaciones en genes clave de
perros en comparación con lobos brindan apoyo funcional para una mayor
capacidad de digestión de almidón, la evidencia muestra que tres genes (AMY2B,
MGAM y SGLT1) involucrados en la digestión del almidón y la captación de glucosa
fueron el objetivo de la selección durante la domesticación. A su vez un estudio
publicado indica que el gen para la amilasa (una proteína que comienza la
descomposición del almidón) fue 28 veces más activo en perros que en lobos, lo que
indica que los perros deberían ser cinco veces mejores que los lobos en la digestión
de almidón (Buff y col., 2014; Semp, 2014Bosch y col., 2015; Chandler, 2015; Knight
y Leitsberger, 2016).
Las adaptaciones novedosas que permitieron a los ancestros primitivos de los perros
modernos prosperar con una dieta rica en almidón, en relación con la dieta de los
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lobos, constituyeron un paso crucial en la temprana domesticación de los perros y
ayudan a explicar la naturaleza omnívora de estos frente a los lobos salvajes.
(Axelsson y col., 2013; Buff y col., 2014)
En la naturaleza, parece que el componente principal de la dieta canina es la
proteína animal, pero los caninos domésticos también pueden obtener
requerimientos nutricionales de fuentes vegetales. El perro doméstico es un
comedero oportunista y es capaz de adaptarse a una amplia variedad de alimentos
cuando sea necesario. En un estudio realizado en Italia por Boitani y col. en 1995 se
ha observado que los perros salvajes subsisten principalmente con desechos
humanos extraídos de vertederos abiertos y hubo poca evidencia de depredación, lo
que concuerda con los hallazgos de otros investigadores (Brown, 2009; Buff y col.,
2014).
Morfológicamente, la dentición de los carnívoros terrestres se caracteriza por un par
de dientes carnaciales en forma de cuchillas que se adaptan a la carne cortada, y
caninos prominentes para la presa y para pinchar y desgarrar la carne. Los molares
postcarnaciales, utilizados para la trituración y molienda, están bien desarrollados en
omnívoros, pero están ausentes en carnívoros obligatorios como el gato. La
retención de estos molares en los cánidos ha permitido una mayor flexibilidad
evolutiva con respecto a su dieta, lo que puede explicar los diversos hábitos
dietéticos de los cánidos contemporáneos (Brown, 2009).
Por otro lado, sus ancestros subsistieron principalmente o completamente
capturando animales presa. En consecuencia, tienen una gama de adaptaciones
evolutivas diseñadas a facilitar la captura, aprensión, masticación, digestión y
absorción de tejidos animales. Éstos incluyen sentidos diseñados para detectar
animales presa, un sistema musculo-esquelético diseñado para facilitar su captura,
dientes caninos para ayudar con la aprehensión, coronas de dientes diseñadas para
cortar y rebanar (en lugar de molienda de materiales vegetales, que son más
prominentes en los herbívoros), y tractos intestinales que son más cortos y tienen
diferentes enzimas digestivas y flora intestinal que la de los herbívoros, los cuales
requieren tiempos de procesamiento y digestión relativamente prolongados (Knight y
Leitsberger, 2016).
Sin embargo, a pesar de ser interesantes, es importante reconocer que tales
adaptaciones evolutivas tienen una relevancia limitada debido a los estilos de vida
modernos y domésticos de perros que reciben dietas comerciales de latas o
paquetes en momentos predecibles diariamente. La selección natural favorece las
dietas que permiten a los animales vivir el tiempo suficiente para reproducirse dado
sus entornos históricos. Esos atributos (por ejemplo, la preferencia por alimentos
densos en calorías, el deseo de cazar y el comportamiento de alimentación sin
restricciones) generalmente no son adecuados para los entornos modernos y
domésticos y la vida prolongada de animales de compañía esterilizados y
relativamente sedentarios, donde pueden dar lugar a comportamientos indeseables
o problemas de salud, como la obesidad y sus secuelas. Para que los perros puedan
prosperar en ambientes modernos y domesticados, durante el tiempo que se
prolonga su vida artificialmente, deben recibir dietas razonablemente equilibradas.
Cada especie y etapa de vida (por ejemplo, juvenil, adulta, gestante, lactante,
geriátrica) requiere un perfil de nutrientes particular; cuya provisión puede prevenir la
desnutrición y puede ayudar en el manejo de otras enfermedades (Knight y
Leitsberger, 2016).
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4. REQUERIMIENTOS NUTRICIONALES
Para alimentar perros correctamente es importante un conocimiento básico de
nutrientes, requisitos, disponibilidad y consecuencias de deficiencias o excesos:
todos los nutrientes, esenciales o no, deben estar en equilibrio para ser utilizados de
forma adecuada (Anderson, 2000; Semp, 2014; Dodd y col., 2018).
Tenemos una base evolutiva sólida de conocimiento con respecto a los requisitos
mínimos de nutrientes que los perros tienen en diferentes etapas de sus vidas. El
Consejo Nacional de Investigación (NRC) de la Academia Nacional de Ciencias de
EE.UU. ha desarrollado estándares nutricionales para al menos 15 especies, y es el
proveedor líder de recomendaciones de nutrientes para perros. Éste forma la base
de los perfiles de nutrientes de la Asociación de Funcionarios de Control de
Alimentos de EE.UU. (AAFCO). La AAFCO a su vez, proporciona mecanismos para
desarrollar e implementar leyes uniformes, regulaciones, estándares y políticas de
cumplimiento relacionadas con dichas dietas (Knight y Leitsberger, 2016;
Petfoodinovation.info).
Hay dos métodos reconocidos para fundamentar que las dietas de animales de
compañía son nutricionalmente completas y equilibradas. El primer método es
formular la dieta para cumplir con los perfiles de nutrientes de alimentos para perros
de la AAFCO. El segundo método (que se considera el estándar de oro), es realizar
una prueba de alimentación para la etapa de vida especificada, utilizando protocolos
aprobados por AAFCO. Si un alimento completa con éxito una prueba de
alimentación, no es necesario que cumpla con los perfiles de nutrientes. Dichos
estándares pretenden garantizar que las dietas de animales de compañía sean
nutritivas y que los consumidores comprendan con precisión su contenido nutricional
(Knight y Leitsberger, 2016).
Otros países y regiones han desarrollado sus propias directrices nutricionales
basadas en la legislación específica de cada país y con referencia a las directrices
de la AAFCO sobre ensayos de alimentación. La Asociación Mundial de Veterinarios
de Pequeños Animales (WSAVA) proporciona, de manera similar, pautas de
evaluación nutricional global (Knight y Leitsberger, 2016).
En Europa, la Federación Europea de la Industria de Alimentos para Mascotas
(FEDIAF) es el organismo comercial que representa a la industria europea de
alimentos para mascotas y colabora con las autoridades, los reguladores y los
académicos para lograr condiciones favorables para el suministro de productos
seguros, nutritivos y sabrosos. Ha producido una guía nutricional que los miembros
siguen. Esta es una revisión exhaustiva de los datos del NRC y otros conocimientos
existentes producida como una guía práctica para los fabricantes. Los lineamientos
son revisados por expertos veterinarios independientes en toda Europa (Chandler,
2015; FEDIAF).
En Uruguay, el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca es el responsable de
realizar el control de los alimentos destinados a la nutrición animal a efectos de
verificar su composición, calidad y destino. Para lograr este cometido toda persona
física, jurídica u organismo oficial que produzca, mezcle, procese o importe
alimentos para animales destinados a su comercialización interna, debe previamente
registrarlos, indicando los elementos integrantes del alimento y los procesos a los
que han sido sometidos. A su vez, se debe especificar la composición química
cuantitativa porcentual con indicación, por lo menos, del mínimo de proteínas
(nitrógeno por factor) y de extracto etéreo y el máximo de humedad, fibra y
minerales totales. De éstos se especifica el máximo y el mínimo de calcio y de
fósforo (Uruguay, 1993).
16
Para determinar la cantidad de alimento con que se debe alimentar a un animal el
conocimiento de los requisitos de energía es necesario. El requerimiento diario de
energía (DER) representa el requerimiento promedio diario de energía de cualquier
animal y depende de la etapa de vida y la actividad. Las estimaciones del DER para
perros oscilan entre 95 y 200 kcal/BWkg0.75 por día (NRC, 2006; Semp, 2014).
Proporcionar energía es una función clave de la ingesta dietética, siendo el principal
proveedor las grasas y los carbohidratos (Gross y col., 2010).
4.1. Grasas
Los lípidos son compuestos de alta energía. Su ingesta en la dieta beneficia a los
perros de muchas maneras diferentes, incluidas las membranas, el almacenamiento
de energía y otras funciones. Las grasas dietéticas son la forma más concentrada de
fuentes de energía en los alimentos para mascotas, ya que suministran 2,25 veces
la energía metabolizable de las proteínas y los carbohidratos. Además, la grasa
dietética proporciona un ambiente físico positivo en el intestino que mejora la
absorción de vitaminas liposolubles (A, D, E y K) (Hand y col., 2010; Meyer y Zentek,
2010).
Los ácidos grasos son el constituyente clave de los lípidos. Ciertos ácidos grasos de
cadena larga que son necesarios para funciones fisiológicas adecuadas no se
pueden sintetizar de novo y, por lo tanto, el metabolismo depende de una ingesta
alimentaria adecuada. Estos ácidos grasos se llaman ácidos grasos esenciales y el
suministro insuficiente conduce a signos clásicos de deficiencia (NRC, 2006; Fascetti
y Delaney, 2012).
Para los perros adultos no reproductivos (machos y hembras que no están gestantes
o en período de lactancia), el ácido linolénico es el único ácido graso Ω-3 esencial
requerido para mantener la salud, y el ácido linoleico el único Ω-6 esencial (NRC,
2006).
El ácido linolénico, perteneciente a la familia Ω-3, es necesario para la función del
cerebro y la retina, contribuyendo a la fluidez de la membrana celular y la salud de la
piel. Se encuentra en abundancia en los mariscos, la linaza, la canola y el aceite de
girasol (Anderson, 2000; NRC, 2006; Fascetti y Delaney, 2012).
Otros ácidos grasos poliinsaturados Ω-3 de cadena más larga (ácido
eicosapentaenoico y ácido docosahexaenoico) se pueden sintetizar en cantidades
pequeñas pero suficientes a partir del ácido linolénico y no se consideran esenciales
para perros adultos no reproductores. Sin embargo, los cachorros requieren la
provisión directa de ácido docosahexaenoico en la dieta durante el crecimiento
porque este se acumula selectivamente dentro de los tejidos nerviosos en desarrollo.
Por lo tanto, debe proporcionarse en dietas formuladas para apoyar la gestación, la
lactancia y el crecimiento. Es esencial para la salud de los ojos y la función cerebral.
El ácido eicosapentaenoico, por su parte, es importante para equilibrar la
prostaglandina. Los peces lo obtienen de las micro algas (Anderson, 2000;
Heinemann y Bauer, 2006; NRC, 2006).
Dentro de la familia Ω-6, el ácido linoleico, puede ser encontrado en fuentes
vegetales como la soja, el maíz, el girasol y el aceite de cártamo. A partir de este
ácido graso esencial los perros son capaces de sintetizar el ácido araquidónico,
importante para la agregación plaquetaria, la prevención de la mineralización leve de
los riñones y para la reproducción, especialmente en las hembras, es esencial para
una piel y una capa saludables, también para el transporte de lípidos en la sangre
(NRC, 2006; Fascetti y Delaney, 2012).
La cantidad de ácido linoleico recomendada para perros por el NRC es de 11 g/kg
MS y la de ácido linolénico es de 0,44 g/kg MS (NRC, 2006).
17
En caso de un exceso de lípidos en la dieta, estos serán asimilados y almacenados
como grasa en los adipocitos. En cambio, una deficiencia de ácidos grasos impedirá
la cicatrización de heridas, causará un pelaje seco, sin brillo y una piel escamosa, y
cambiará la película de lípidos en la piel. Si la deficiencia persiste, se puede
desarrollar alopecia, edema y dermatitis húmeda. En hembras gestantes, una
deficiencia de ácidos grasos esenciales, puede llevar a anomalías neonatales y
abortos (Hand y col., 2010; Meyer y Zentek, 2010).
4.2. Carbohidratos
Los carbohidratos simples y almidones de los alimentos son utilizados por el cuerpo
como fuente de glucosa. Ellos proporcionan energía y son una fuente de calor.
Pueden usarse como bloques de construcción para otros nutrientes, como
aminoácidos no esenciales, glicoproteínas, glicolípidos, lactosa, vitamina C, etc.
(Semp, 2014).
Los carbohidratos simples y los almidones que superan las necesidades energéticas
inmediatas del cuerpo se almacenan como glucógeno o se convierten en grasa
(Hand y col., 2010).
A diferencia de lo que ocurre con los aminoácidos o ácidos grasos esenciales, los
perros no tienen un requisito dietético absoluto de carbohidratos. Sin embargo, la
glucosa o sus precursores deben administrarse de forma adecuada para
proporcionar el combustible esencial para ciertos órganos y tejidos (por ejemplo, el
sistema nervioso central y los glóbulos rojos). Si la dieta no dispone de carbohidratos
adecuadamente, se utilizarán los aminoácidos para la síntesis de glucosa (Hand y
col., 2010).
En el caso de animales con necesidades energéticas altas y una tasa activa de
procesos anabólicos (por ejemplo, durante el crecimiento, la gestación y la
lactancia), la dieta debe contener al menos 20% de carbohidratos. Es adecuado, a
su vez, suministrarles alimentos que contengan carbohidratos y almidones
fácilmente digeribles (Hand y col., 2010).
La carne, es una fuente pobre de carbohidratos. En los alimentos comerciales para
mascotas los granos como el maíz, el arroz, el trigo, la cebada y la avena
proporcionan la mayor parte del almidón y se digieren y absorben bien debido a los
procesos de cocción y extrusión. Para mejorar la palatabilidad de los alimentos para
mascotas a veces se agrega azúcar. Al contrario de lo que ocurre con las personas y
otros primates, en los perros no representa un riesgo de caries (Hand y col., 2010).
4.3. Proteínas
Las proteínas tienen una gran gama de funciones, son los principales constituyentes
estructurales de los órganos y tejidos corporales, además forman parte de enzimas,
hormonas y anticuerpos o suministran energía. Son moléculas complejas formadas
por unidades básicas, los aminoácidos. Solo 20 aminoácidos diferentes se usan y
combinan de distintas maneras para formar todas las proteínas necesarias en el
cuerpo. Muchos aminoácidos no son esenciales, lo que significa que se pueden
sintetizar en el cuerpo si se dispone de nitrógeno y energía adecuados. Sin
embargo, hay varios aminoácidos que no se pueden sintetizar en el cuerpo o no en
cantidades suficientes para satisfacer las necesidades de los perros, por lo que son
aminoácidos esenciales y deben suministrarse en la dieta en cantidades adecuadas
para mantener la vida, promover un crecimiento saludable o apoyar la gestación y la
lactancia. Los aminoácidos esenciales para los perros son diez: arginina, histidina,
isoleucina, leucina, lisina, metionina, fenilalanina, treonina, triptófano y valina
(Anderson, 2000; NRC, 2006; Hand y col., 2010; Meyer y Zentek, 2010).
18
El organismo puede producir aminoácidos no esenciales según sea necesario,
siempre que haya disponibilidad de precursores adecuados. Si no se sintetizan
suficientes aminoácidos no esenciales y no se derivan adecuadamente de los
alimentos, los aminoácidos esenciales se convertirán en aminoácidos no esenciales
en el cuerpo. Tanto los aminoácidos no esenciales como los esenciales pueden
usarse para sintetizar proteínas dentro del cuerpo, actuar como metabolitos
funcionales o catabolizarse como energía (NRC, 2006; Hand y col., 2010; Meyer y
Zentek, 2010).
Mientras que estén disponibles todos los aminoácidos necesarios, el cuerpo es
capaz de sintetizar nuevas proteínas. Sin embargo, cuando ciertos aminoácidos no
están presentes o disponibles en las cantidades necesarias esta síntesis se limita.
Todas las proteínas del cuerpo se descomponen y se sintetizan continuamente. Una
alta tasa de síntesis de proteínas ocurre durante la producción de glóbulos rojos y
blancos, células de la piel, tracto gastrointestinal y páncreas, por otro lado,
permanentemente hay una fracción de los aminoácidos que se pierde como urea,
amoníaco, creatinina o nitrato en la orina y las heces, el sudor, el semen, las
secreciones, la descamación de la piel y la pérdida de cabello (NRC, 2006; Hand y
col., 2010; Meyer y Zentek, 2010; Semp, 2014).
La cantidad total de proteínas en una dieta es importante, pero también se debe
considerar la calidad o el valor biológico de la proteína, este se describe como la
eficiencia mediante la cual los aminoácidos de los alimentos se convierten en tejido.
La calidad de la proteína está influenciada por la disponibilidad de aminoácidos y su
concentración, así como por la fuente de proteína. Las llamadas proteínas de alta
calidad proporcionan todos los aminoácidos esenciales. Cuando una proteína carece
de uno o más de los aminoácidos esenciales, se conoce como proteína de mala
calidad. Otras características de un ingrediente pueden afectar el valor biológico de
la proteína, incluidas las prácticas de procesamiento (Yamka y col., 2003; Hand y
col., 2010; Semp, 2014; Kanakubo y col., 2015; Dodd y col., 2018).
Mediante la combinación de diferentes fuentes de proteínas se puede lograr que el
perfil de aminoácidos de una ración sea mucho más eficiente y obtener alimentos
con proteínas de alta calidad. Además, se pueden agregar aminoácidos individuales
al alimento. Las principales fuentes de proteínas de los alimentos secos comerciales
para perros son la harina de carne y hueso, los subproductos animales y la harina de
soja en diversas combinaciones (Huber y col., 1994; Gillen, 2003; Hand y col., 2010).
Los animales no tienen un requerimiento de proteínas específico, en su lugar si
tienen un requerimiento de aminoácidos que varía según las constituciones
individuales de cada animal. Si el alimento contiene proteínas de baja calidad los
perros aumentarán la ingesta para cumplir con los requisitos de aminoácidos para el
mantenimiento (Hand y col., 2010; NRC, 2006).
Una vez en la luz del intestino delgado los aminoácidos se absorben o son
fermentados por enzimas bacterianas en el intestino grueso. Algunos factores como
el alto contenido de materia seca en los alimentos, la fibra y los alimentos que
contienen proteínas de baja calidad pueden afectar la disponibilidad de aminoácidos.
Luego de ser absorbidos son re ensamblados en nuevas proteínas por el hígado y
otros tejidos del cuerpo para la síntesis de proteínas tisulares, enzimas, hormonas,
albúmina y la desaminación de la energía (Lewis y col., 1990; Hand y col., 2010).
La síntesis de proteína va a estar determinada por las concentraciones de los
aminoácidos esenciales y se detendrá si la concentración de alguno de ellos es baja.
A un aminoácido que está disponible en la cantidad más pequeña se le denomina
aminoácido limitante porque inhibe la síntesis y limita la calidad de la proteína
19
completa de la ración. A su vez, cuando uno o más aminoácidos necesarios para la
síntesis de proteínas no está disponible en la cantidad necesaria y al menos otro
aminoácido se proporciona en exceso, también se puede producir un desequilibrio.
El antagonismo ocurre cuando el exceso de un aminoácido aumenta el
requerimiento de uno o más aminoácidos químicamente similares (Hand y col.,
2010; Kirchgeßner y col., 2011).
Los animales son incapaces de almacenar el exceso de aminoácidos. En perros
sanos la ingesta de proteínas por encima del requisito no produce una verdadera
toxicidad, ya que el exceso de aminoácidos de la proteína se cataboliza y el
nitrógeno residual se excreta, sin embargo, si debe controlarse cuidadosamente en
cualquier animal con enfermedades renales o hepáticas, (Anderson, 2000; Hand y
col., 2010).
El NRC ha establecido que los alimentos caninos deben contener al menos un 22%
de proteína para el crecimiento y un 18% de proteína en base a MS para el
mantenimiento de adultos (máximo de 30% de proteína) (NRC, 2006; Hand y col.,
2010).
En caso de que el aporte de proteína en la dieta sea deficiente los animales podrán
manifestar una tasa de crecimiento reducida, anorexia, anemia, infertilidad, alopecia,
hígado graso, cabello quebradizo y un pelaje pobre, atrofia muscular y disminución
de los niveles sanguíneos de albúmina (NRC, 2006; Hand y col., 2010).
La taurina, por su parte, está involucrada en el desarrollo fetal, el crecimiento, la
neuromodulación, la visión, la función cardíaca y las reacciones de antioxidación. A
pesar de que no se considera esencial para todos los perros porque se puede
sintetizar de forma endógena cuando hay cantidades adecuadas de aminoácidos
azufrados en la dieta, puede considerarse condicionalmente esencial en algunas
circunstancias. Algunas razas pueden ser susceptibles a condiciones de salud
deficientes en taurina, como en el caso de los American Cocker Spaniel y en los
Golden Retriever, en los cuales puede causar cardiomiopatía dilatadora. Además,
los perros tienen grandes pérdidas de taurina a través de la excreción fecal debido a
que tienen una conjugación obligatoria de los ácidos biliares con este aminoácido.
Esta pérdida se ve agravado por las dietas altas en fibra fermentable que pueden
dar como resultado una mayor excreción y degradación microbiana de ácidos
biliares conjugados con taurina (NRC, 2006; FEDIAF).
Clínicamente la deficiencia de taurina puede manifestarse con signos inespecíficos
como por ejemplo letargo y anorexia o como una condición más específica a través
de una miocardiopatía dilatada, falla reproductiva o degeneración de la retina central
(Kramer y col., 1995; Fascetti y col., 2003; Sanderson, 2006; Belanger y col., 2005).
Se recomienda en los alimentos para perros agregar suplementos de taurina para
garantizar un suministro suficiente de este aminoácido. Además, se debe tener en
cuenta que el requerimiento de taurina aumenta ligeramente con el aumento de
proteínas en la dieta (NRC, 2006).
4.4. Vitamina D
La vitamina D es el precursor de la hormona calcitriol. Influye sustancialmente en la
homeostasis del calcio y el metabolismo óseo mediante la mejora de la absorción
intestinal de calcio y fósforo, estimulando la deposición de calcio en los huesos y
aumentando la reabsorción renal de calcio. El aporte de vitamina D es importante
para una adecuada mineralización esquelética, particularmente de huesos en
crecimiento muy metabólicamente activos como ocurre en los perros juveniles. En
caso de que la dieta no aporte suficiente vitamina D puede ocurrir una disfunción de
20
la mineralización ósea, a pesar de que esta cumpla con los requisitos de calcio y
fósforo (Tam y col., 1986; Hazewinkel y Tryfonidou; 2002; Meyer y Zentek, 2010).
La vitamina D puede ser obtenida a partir de 3 fuentes potenciales: en la dieta puede
estar presente como ergocalciferol o vitamina D2, obtenida principalmente a partir de
las plantas, o como colecalciferol o vitamina D3, obtenida principalmente en
productos animales. La tercera fuente es la síntesis endógena en la piel cuando se
expone a la luz UV, sin embargo, esta vía de fotosíntesis es ineficiente en perros.
Por lo tanto, dependen de una ingesta adecuada de vitamina D (How y col., 1994;
Hand y col. 2010)
Existe la convicción de que la vitamina D2 se usa con menos eficiencia que la
vitamina D3. Sin embargo, en los perros la vitamina D2 basada en plantas tiene casi
la misma eficacia que la vitamina D3 basada en animales (NRC, 2006; Hand y col.,
2010; Meyer y Zentek, 2010).
En los mamíferos, tanto la vitamina D2 como la D3 no son la forma activa, se activan
en el cuerpo primero en el hígado y nuevamente en los riñones. La demanda de esta
sustancia activa depende de la demanda de calcio y la ingesta de fósforo. Los
productos y tejidos animales, especialmente el pescado y los aceites de pescado,
son buenas fuentes de vitamina D, mientras que las plantas generalmente tienen
pequeñas cantidades (Meyer y Zentek, 2010).
La deficiencia de vitamina D frecuentemente se vincula con un desequilibrio
simultáneo de calcio y fósforo que conduce a una mineralización insuficiente del
esqueleto. Los signos clínicos pueden incluir raquitismo, uniones costocondrales
agrandadas, osteomalacia, osteoporosis y disminución de las concentraciones
séricas de calcio y fósforo (Hand y col., 2010; Meyer y Zentek, 2010).
El NRC recomienda una concentración de 13,8 μg de colecalciferol/kg MS para
perros. Si se realiza una suplementación excesiva de vitamina D3, incluso por
debajo del nivel tóxico, se disminuye la remodelación ósea y en cachorros provoca
un agrandamiento de la placa de crecimiento. A su vez, las concentraciones
excesivas de vitamina D pueden provocar hipercalcemia, calcificación de los tejidos
blandos e incluso la muerte. El límite superior seguro es de 80 μg de
colecalciferol/kg MS para perros independientemente de las etapas de la vida (NRC,
2006; Hand y col., 2010).
4.5. Vitamina A
La vitamina A, engloba un grupo de compuestos con la actividad biológica del retinol.
Se encuentra exclusivamente en los tejidos animales, mientras que la fuente de
vitamina A de las plantas se encuentra en forma de carotenoides provitamina A que
los animales omnívoros, como los perros, pueden metabolizar para formar la
vitamina A activa (Deming y Erdman, 1999; Hand y col., 2010).
El aporte adecuado de vitamina A es esencial para el crecimiento, la reproducción, la
función inmune, el mantenimiento de la piel y la expresión y regulación de muchos
genes. Debido a que es el componente principal de la retina tiene especial
importancia para la visión. El hígado es el principal sitio de almacenamiento en
perros (NRC, 2006; Hand y col., 2010; Meyer y Zentek, 2010).
El NRC recomienda un aporte de vitamina A de 1,515 RE (equivalente retiniano)/kg
MS para perros (NRC, 2006).
Ante una deficiencia de vitamina A pueden producirse signos como ceguera
nocturna, degeneración de la retina y sequedad extrema de la conjuntiva. Además,
los animales pueden manifestar anorexia, pérdida de peso, ataxia, lesiones
cutáneas, mayor susceptibilidad a las infecciones, mal estado del pelaje, debilidad,
aumento de la presión del líquido cefalorraquídeo, nefritis, defectos esqueléticos y
21
reproducción alterada. Por otro lado, la hipervitaminosis A se relaciona con
malformaciones esqueléticas, fracturas espontáneas o hemorragia interna. Otros
signos incluyen anorexia, crecimiento lento, pérdida de peso, engrosamiento de la
piel, queratinización suprimida, aumento del tiempo de coagulación de la sangre,
reducción del recuento de eritrocitos, enteritis, anomalías congénitas, conjuntivitis,
infiltración grasa del hígado y alteración en la función del hígado y los riñones (Hand
y col., 2010).
El NRC propuso un límite superior seguro de 64,000 RE/kg MS para perros adultos
(NRC, 2006).
La vitamina A está presente en el aceite de pescado, el hígado, el huevo y los
productos lácteos, mientras que el beta caroteno, provitamina A, se encuentra en las
plantas, especialmente las de color amarillo brillante y naranja (Hand y col., 2010;
O’Heare, 2013).
4.6. Vitamina B12
El complejo de vitamina B está constituido por nutrientes esenciales, dentro de los
cuales podemos enumerar la tiamina (vitamina B1), riboflavina (vitamina B2), niacina
(vitamina B3), ácido pantoténico (vitamina B5), piridoxina (vitamina B6), biotina
(vitamina B7), folato (vitamina B9) y cobalamina (vitamina B12). Generalmente son
cofactores y precursores enzimáticos que el cuerpo utiliza en diversos procesos
metabólicos (NRC, 2006).
La cobalamina es la vitamina B más grande y compleja y la única que no se
encuentra en los materiales vegetales. Es sintetizada solo por ciertos
microorganismos en el suelo o sustancias orgánicas fermentadas y en partes
específicas del tracto gastrointestinal de los animales, luego se absorbe y distribuye
a los tejidos, donde desempeña un papel como cofactor en las reacciones
metabólicas. Por lo tanto, los tejidos animales pueden ser una fuente rica de
vitamina B12 y hasta cierto punto los productos lácteos. Los productos vegetales
generalmente carecen de esta vitamina o contienen solo cantidades muy pequeñas.
(NRC, 2006; Hand y col., 2010; Dodd y col., 2018).
La flora intestinal de los perros es capaz de sintetizar cobalamina en presencia de
cobalto, sin embargo, el sitio de producción es caudal al sitio de absorción,
impidiendo su aprovechamiento. Por lo tanto, para cumplir con los requerimientos de
los perros debe ser suministrada en la dieta (NRC, 2006).
Luego de ser ingerida, la vitamina B12 de la dieta se libera de los péptidos y
proteínas de los alimentos en el estómago. La vitamina B12 libre se une a una
glicoproteína, llamada factor intrínseco (FI), esencial para su absorción. En los
perros, el páncreas es la principal fuente de FI, mientras que el estómago es una
fuente menor. El complejo vitamina B12-FI se absorbe principalmente en el íleon, y
en menor medida en el yeyuno (NRC, 2006; Hand y col., 2010).
Las formas activas de cobalamina, participan en el funcionamiento de más de una
docena de sistemas enzimáticos y tienen un papel importante en los procesos
bioquímicos (Hand y col., 2010).
Ante una deficiencia de vitamina B12 los primeros tejidos afectados son aquellos con
una rápida división celular, porque las células de división rápida (como los
enterocitos, las células de la médula ósea, los neurocitos) dependen especialmente
de ella. Esto se reflejará en un crecimiento deficiente, neuropatías, signos
gastrointestinales y complicaciones sistémicas como la deficiencia inmunitaria y la
anemia. Los signos clínicos de deficiencia generalmente no ocurren de inmediato, ya
que se pueden movilizar las reservas de vitamina B12 del hígado. Además de la
ingesta dietética inadecuada, las concentraciones séricas subnormales de
22
cobalamina pueden estar asociadas a una insuficiencia pancreática exocrina, esto
ocurre debido a una reducción o ausencia en la secreción del factor intrínseco. Las
enfermedades gastrointestinales también pueden afectar la capacidad de absorción
de la mucosa ileal (yeyunal), por lo tanto, las enteropatías crónicas conducirán a
deficiencias de esta vitamina. Algunas razas son más susceptibles a las deficiencias
de cobalamina. Un estudio indicó que las razas Akita, Shar-Pei chino, Pastor
Alemán, Galgo y Labrador Retriever tienen mayor proporción de concentración de
cobalamina sérica por debajo del límite inferior del intervalo de referencia. Los perros
Shar Pei, por su parte, presentan una alta prevalencia de deficiencia de cobalamina
en comparación con otras razas (Hand y col., 2010; Meyer y Zentek, 2010; Grützner,
2012; Kook, 2013).
La mayoría de los alimentos comerciales para mascotas están complementados. Las
formas activas de cobalamina a partir de la ingesta dietética son muy inestables. La
cobalamina producida comercialmente se deriva de la fermentación, y durante el
aislamiento se une un grupo ciano lo que la hace muy estable en productos
alimenticios y se puede usar como suplemento farmacéutico (NRC, 2006; Hand y
col., 2010).
La cantidad recomendada por el NRC para la vitamina B12 es de 35 μg de
cobalamina/kg de MS para perros, independientemente de las etapas de la vida
(NRC, 2006).
En caso de que la cobalamina sérica esté por debajo de lo normal o en el rango
normal bajo debe ser suplementada (Semp, 2014).
El folato o vitamina B9, por otra parte, es importante para la función celular normal y
el crecimiento, ayuda a prevenir la anemia y defectos congénitos. La vitamina B12
es necesaria para la absorción, almacenamiento y activación del folato en sus
formas de coenzima. Además, ambos son necesarios para la conversión de
homocisteína en metionina o cisteína. El ácido fólico, particularmente en grandes
dosis, puede enmascarar la deficiencia de vitamina B12 al corregir completamente
las anomalías hematológicas (Herbert, 1999).
4.7. Hierro
El hierro es un mineral que desempeña un papel importante en varias enzimas y
otras proteínas responsables de la activación y transporte de oxígeno, del transporte
de electrones, siendo su papel principal la síntesis de hemoglobina y mioglobina
(Hand y col., 2010).
En los alimentos el hierro puede estar disponible en dos formas, como hierro hemo
presente en la hemoglobina y la mioglobina (por ejemplo, en la carne) y como hierro
no hemo, encontrandolo en los cereales y fuentes vegetales (Hand y col., 2010).
La disponibilidad de hierro en la dieta y las cantidades de hierro hemo y no hemo en
los alimentos van a determinar la cantidad de hierro que será absorbido de los
alimentos. A diferencia del hierro hemo, la absorción de hierro no hemo está
marcadamente influenciada por el estado del hierro y por varios factores dietéticos
como el fitato, los taninos y los excesos de fósforo, manganeso, zinc, cobre y ácido
ascórbico. Se ha comprobado que los alimentos ricos en ácido ascórbico tienen una
influencia positiva en la absorción de hierro, mientras que el calcio es un factor de la
dieta que inhibe la absorción de hierro tanto hemo como no hemo (Hand y col.,
2010).
El hierro se almacena predominantemente en el hígado, la médula ósea y el bazo y
se pierde continuamente en el sudor, el cabello y las uñas, pero debido a la limitada
23
capacidad del cuerpo para excretarlo, la homeostasis se mantiene principalmente al
ajustar la absorción (Hand y col., 2010).
El NRC recomienda un mínimo de 88 mg de hierro/kg de MS para el crecimiento y
30 mg de hierro/kg MS para perros adultos (NRC, 2006).
Los ingredientes cárnicos son fuentes ricas de hierro, especialmente los órganos
como el hígado, el bazo y los pulmones. Las algas marinas, los porotos de soja,
lentejas, espinacas y fuentes de fibra, como pulpa de remolacha y cáscaras de maní,
son consideradas buenas fuentes vegetarianas de hierro (Hand y col., 2010).
La deficiencia de hierro producirá anemia microcítica hipocrómica y un bajo
porcentaje de saturación de transferrina plasmática, crecimiento deficiente, mucosas
pálidas, letargo, debilidad, diarrea, hematoquecia y melena (Fascetti y Delaney,
2012).
El exceso en la ingesta puede saturar la capacidad de unión de las proteínas y dar
lugar a la presencia de cantidades tóxicas de hierro libre en el sistema. También se
debe tener en cuenta el potencial antagonismo del hierro con otros minerales (por
ejemplo, zinc y cobre) (Hand y col., 2010).
La industria de alimentos para mascotas formula dietas basadas en estadísticas de
población, sin embargo, cada vez más se reconoce la variabilidad bioquímica
individual de los animales. Sus necesidades deberían ser abordadas a través de la
nutrición para así evitar una salud y longevidad menos óptima, e incluso una
enfermedad clínica franca o muerte prematura. Además, los animales con problemas
médicos o con necesidades especiales deben recibir una consulta de un veterinario
experto o un especialista acreditado (Wills y Simpson, 1994).
24
5. DIETAS A BASE DE PLANTAS
Como ya se mencionó anteriormente, el veganismo es una forma de vida que busca
excluir el uso de cualquier producto de origen animal para alimentación, vestimenta
o cualquier otro propósito, mientras que el vegetarianismo es un régimen alimenticio
basado principalmente en el consumo de productos vegetales, pero que admite el
uso de productos de origen animal, como los huevos, la leche y la miel (es decir, se
excluye únicamente la carne). A pesar de esto el término vegetariano se usa
habitualmente, aunque muchas de las personas y los animales a los que se hace
referencia son, de hecho, veganos (O’Heare, 2013; Knight y Leitsberger, 2016; RAE,
2018; International vegetarian union; Vegan society).
Debido a que los perros pueden clasificarse biológicamente como omnívoros, por su
capacidad para subsistir y recibir los nutrientes necesarios con una dieta mixta de
material animal y vegetal en sus entornos naturales, crear una comida vegetariana
que sea completa y equilibrada y que puedan adaptarse a esta no es
particularmente difícil (Case y col., 2011; Chandler, 2015; FEDIAF, 2017;
Petfoodinovation.info).
Más allá de la combinación de ingredientes de origen animal, vegetal, mineral o
sintético, las dietas deben formularse para satisfacer los requisitos de palatabilidad,
nutrición y biodisponibilidad de las especies para las cuales están destinados. No
existe, al menos en teoría, ninguna razón por la que las dietas veganas no puedan
hacerlo (Knight y Leitsberger, 2016; Petfoodinovation.info).
Un creciente cuerpo de evidencia parece indicar que los perros pueden sobrevivir, y
de hecho prosperar, con dietas vegetarianas y veganas que sean nutritivas. Las
necesidades nutricionales de muchos perros se pueden satisfacer fácilmente con
una dieta vegana equilibrada y ciertos suplementos, todos los nutrientes esenciales
requeridos en su dieta pueden ser encontrados sin ningún tipo de producto de origen
animal en absoluto. Todos y cada uno de los aminoácidos esenciales, ácidos grasos,
hidratos de carbono, vitaminas y minerales pueden ser proporcionados en su
totalidad adecuadamente en una dieta vegana en cantidad suficiente y de una forma
razonablemente biodisponible para que ellos se desarrollen bien. De hecho, un
número creciente de dietas disponibles en el mercado tiene como objetivo hacerlo.
Dichas dietas se suministran completamente o como suplementos que se agregan a
las dietas caseras (O’Heare, 2013; Knight y Leitsberger, 2016; PETA).
El interés y la disponibilidad de las dietas basadas en plantas están creciendo en
popularidad en el mercado de alimentos para mascotas de América del Norte, pero
hay pocos datos que apoyen los beneficios de alimentar con dietas basadas en
plantas a mascotas. Esta falta de información sumada a la controversia de la cual
siguen siendo objeto estas dietas, se ve agravada por la ignorancia de los problemas
de salud y nutrición involucrados, incluso entre los veterinarios y otros cuidadores de
animales con experiencia. Algunas personas lo consideran "no natural", mientras
que otros creen que es nutricionalmente inadecuado. Por otra parte, otro grupo cree
que es moralmente "incorrecto" porque creen que los veganos están forzando a su
estilo de vida a los animales que son "carnívoros". Las personas interesadas en la
nutrición de perros a menudo señalan lo que nuestros animales de compañía
habrían comido "en la naturaleza" como un indicador de cómo deberían comer hoy.
Teniendo en cuenta la fisiología carnívora facultativa de los perros y como
evolucionaron mientras comían una dieta omnívora con alto contenido en tejidos
animales, se ha cuestionado la idoneidad de las dietas basadas en plantas para
satisfacer las necesidades nutricionales de estos animales (O’Heare, 2013; Knight y
25
Leitsberger, 2016; Dodd y col., 2018; Dodd y col. 2019; PETA;
Petfoodinovation.info).
Frecuentemente existe la suposición de que los perros domesticados deben comer
carne, ya que sus ancestros o contrapartes salvajes consumían animales de presa.
Si bien la evolución proporciona algunas claves dietéticas, si tenemos una
comprensión clara de su domesticación, es importante darse cuenta de la limitada
validez de este concepto en la nutrición de animales de compañía. Es esclarecedor
comparar los ingredientes de las dietas comerciales basadas en carne con las
necesidades y preferencias nutricionales de perros salvajes y lobos, y perros
domesticados. Tales dietas comerciales comúnmente incluyen partes del cuerpo de
ciertos animales, en contraste se sabe que los perros salvajes cazan en manada,
como los caninos salvajes, y comen una gran variedad de alimentos. Por otro lado,
la dieta de los lobos está constituida principalmente por presas grandes, de los
cuales consumen primero los órganos densos en nutrientes, seguidos de tejido
muscular. Además, las especies que estos animales consumirían naturalmente y las
especies incluidas normalmente en las dietas comerciales basadas en carne son
significativamente diferentes. Luego de que los perros o lobos salvajes matan a sus
presas, devoran lo más posible para evitar dejarles alimentos a sus competidores.
Posteriormente suelen ocurrir períodos inciertos de hambre. Por el contrario, los
perros domésticos son alimentados con una variedad de partes del cuerpo,
generalmente de animales que nunca comen de forma natural, administrados a partir
de latas o paquetes en momentos predecibles diariamente, con ración a veces
disponibles ad libitum. Estos hábitos difieren notoriamente con el comportamiento
natural de alimentación (Stahler y col., 2006; Knight y Leitsberger, 2016).
5.1. Razones para una dieta vegetariana
Como ya se mencionó anteriormente, las dietas humanas que minimizan o que
evitan por completo los productos animales han aumentado en prevalencia en todo
el mundo en la última década. Grandes preocupaciones internacionales,
contemporáneas como el cambio climático, la degradación ambiental, la salud
pública y el bienestar animal, están afectando y cambiando las actitudes y
actividades de la sociedad. En 2010, se estimó que existían 1.5 billones de
vegetarianos en todo el mundo, de los cuales 75 millones eran vegetarianos por
elección (en comparación con los del mundo en desarrollo que son vegetarianos por
necesidad) (Knight y Leitsberger, 2016; Dodd y col., 2018; Dodd y col., 2019).
Las tendencias en la nutrición de animales de compañía a menudo reflejan
tendencias en la nutrición humana, manifestando el deseo de los propietarios de
alimentar con dietas que consideran saludables y beneficiosas para el bienestar de
las mismas. Las recetas veganas que evitan cualquier alimento asociado con un
animal en su abastecimiento o producción, se están volviendo cada vez más
comunes a medida que los clientes adoptan esta opción dietética ellos mismos y
pretenden extender su propia filosofía dietética a sus mascotas (Semp, 2014; Dodd y
col., 2018; Dodd y col., 2019).
Los propietarios pueden decidir alimentar a sus mascotas con una dieta vegetariana
o vegana por una variedad de razones. Las motivaciones reportadas para este
alejamiento de los productos animales incluyen consideraciones de salud,
sostenibilidad y preservación ambiental, religión, bienestar de los animales agrícolas
o preocupación ética (Michel, 2006; Case y col., 2011; O’Heare, 2013; Knight y
Leitsberger, 2016).
26
5.1.1. Salud
La preocupación por la salud sigue a una conciencia cada vez más generalizada de
los vínculos entre la dieta tradicional "occidental" y las llamadas enfermedades
"degenerativas" en humanos, como las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, la
obesidad y la diabetes. La transición global de una dieta predominantemente basada
en plantas a una dieta rica en productos animales, a medida que las naciones se
hacen cada vez más prósperas, se ha identificado como un contribuyente notable al
aumento de las enfermedades crónicas (Walker, 2005; Popkin y Du, 2003; Knight y
Leitsberger, 2016).
Muchos propietarios eligen una dieta vegetariana para sus mascotas tanto para
adquirir una nutrición saludable, como debido a una presunta alergia inducida por la
carne o intolerancia (Beynen, 2015).
5.1.2. Medio ambiente y sostenibilidad
La agricultura destinada a los animales de consumo se relaciona impactos
ambientales nocivos. El cambio climático se está convirtiendo rápidamente en el
mayor problema ambiental para las generaciones actuales y posteriores, un
importante contribuyente es la industrialización de este tipo de agricultura
produciendo una degradación ambiental global (Koneswaran y col.; 2008).
A su vez la población mundial está creciendo y los recursos del planeta serán
desafiados a proporcionar tanto los granos como el ganado necesarios para
mantenerla alimentada. Estas preocupaciones también se han expresado
recientemente dentro de la industria de alimentos para mascotas, las que están
trabajando para abordar la brecha prevista entre las proteínas basadas en carne
disponibles para alimentos para mascotas y la demanda proyectada. La
investigación y el desarrollo centrados en nuevos enfoques son cruciales para
abordar el problema de la sostenibilidad y, como siempre, no debe haber ningún
compromiso con la calidad nutricional para garantizar que las mascotas reciban una
dieta saludable y equilibrada (Danks, 2016; Knight y Leitsberger, 2016).
Para satisfacer la demanda de los consumidores y al mismo tiempo respetar la
realidad ambiental, la industria de alimentos para mascotas debe considerar buscar
proteínas del rendering, vegetales, granos y animales no convencionales (Danks,
2016; Knight y Leitsberger, 2016).
Los impactos ambientales que se sabe están asociados con nuestras opciones
dietéticas están bien documentados. Lo que se busca con una dieta vegana es
contrarrestar la producción de carne no amigable con el medio ambiente (Beynen,
2015; Dodd y col, 2019).
5.1.3. Ética
A pesar de que los dueños de mascotas quieren alimentos adecuados para el
bienestar de sus compañeros, para algunos, esto puede entrar en conflicto con las
ideologías para minimizar o evitar el uso de productos derivados de otros animales.
"El dilema de los vegetarianos" es un conflicto moral que se ha documentado entre
los dueños de mascotas que evitan los productos animales en sus propias dietas e
informan sentimientos de culpa y conflictos internos relacionados con la alimentación
de sus mascotas con productos animales. Las dietas vegetarianas y basadas en
plantas proporcionan una solución potencial a este dilema moral para los
vegetarianos y veganos que comparten sus hogares con mascotas omnívoras y
carnívoras (Wakefield y col., 2006, Rothgerber, 2013; Knight y Leitsberger, 2016).
En un estudio en el cual participaron 233 dueños de mascotas en Austria, Alemania
y Suiza, el 90% de los participantes dijo que sus convicciones (preocupaciones
27
morales, éticas y de bienestar animal) fueron las razones más importantes que los
motivaron a mantener a sus mascotas con una dieta vegana. Se encontraron
resultados similares durante un estudio de perros vegetarianos (86) en Alemania,
Suiza y Bélgica (Kienzle y Engelhard, 2001; Semp, 2014; Knight y Leitsberger,
2016).
5.1.4. Religión
Las consideraciones sociales, como las prácticas culturales o religiosas, también
pueden requerir que se eviten los productos de origen animal en los alimentos para
mascotas. El budismo, el adventismo del séptimo día y Hare Krishna son algunas de
las religiones que promueven evitar la carne y/o los productos animales (Spencer y
col., 2007; Nath, 2010).
5.2. Dietas comerciales versus dietas caseras
Los perros alimentados con alimentos vegetarianos reciben dietas caseras con o sin
suplementos, sobras de mesa, alimentos preparados comercialmente y/o
combinaciones (Beynen, 2015).
Desde que el concepto de dietas completas y balanceadas se introdujo en la
industria de alimentos para mascotas hace casi 50 años, la práctica de alimentar con
dietas comerciales ha sido comúnmente el método principal para alimentar a los
perros. Sin embargo, un número creciente de dueños de mascotas parece preferir
actualmente dietas preparadas en casa en lugar de dietas comerciales procesadas.
Los propietarios afirman principalmente que se sienten cómodos al saber y controlar
los alimentos, la composición y el origen de los ingredientes (Laflamme y col., 2008;
Semp, 2014; Morgan, 2017).
Para los perros, es posible hacer una dieta casera a base de plantas con
suplementos veganos apropiados, sin embargo, es un reto formularla
adecuadamente. Los estudios han demostrado que los errores nutricionales son
comunes en muchas dietas caseras, proporcionar una dieta vegetariana casera y
nutricionalmente equilibrada es una tarea complicada que requeriría una
planificación meticulosa y solo se debe administrar cuando la dieta ha sido
formulada por un veterinario o nutricionista veterinario con experiencia o ha sido
evaluada con el uso de un software de nutrición clínica para garantizar niveles
adecuados de nutrientes (Semp, 2014; Dodd y col., 2018; FEDIAF).
Se reconoce que las dietas preparadas en casa tienen un alto riesgo de
desequilibrios nutricionales e insuficiencias cuando no están formuladas
correctamente, y alimentar con tales dietas puede tener efectos adversos para la
salud. La literatura veterinaria contiene numerosos ejemplos de resultados adversos
para la salud asociados con dietas preparadas en el hogar mal formuladas, y se
aconseja examinar las formulaciones de dichas dietas y de alimentos comerciales
para mascotas con los mismos estándares (Dodd y col., 2018).
Las mismas preocupaciones y consideraciones que se aplican a las dietas
preparadas en el hogar en general se aplican a las dietas vegetarianas caseras, con
los desafíos adicionales de encontrar fuentes complementarias adecuadas de los
nutrientes esenciales que están limitados o ausentes en los ingredientes de origen
no animal. Mientras que las dietas preparadas en casa con ingredientes animales a
menudo son desequilibradas nutricionalmente e insuficientes en algunos nutrientes,
especialmente en vitaminas y minerales, pueden estar repletas de proteínas y
aminoácidos porque contienen fuentes de proteínas completas. Las dietas a base de
plantas preparadas en el hogar además de tener la misma probabilidad de tener
desequilibrios e insuficiencias de vitaminas y minerales, es probable que sean
28
insuficientes en los aminoácidos que contienen azufre y que no proporcionen
cantidades adecuadas de proteína total (Michel, 2006; Dodd y col., 2018).
En la práctica, las raciones diarias pueden estar desequilibradas. En 1999 Engelhard
realizó un estudio en el cual calculó que las raciones vegetarianas caseras de perros
individuales a menudo tenían niveles de nutrientes muy por debajo de los límites
recomendados. En contraste, ninguno de los animales mostró anomalías clínicas
relacionadas con la desnutrición (Beynen, 2015).
Desde la perspectiva de las enfermedades infecciosas, las dietas basadas en
plantas preparadas en el hogar tienen una ventaja sobre las dietas basadas en
animales crudos, ya que hay una ausencia de organismos patógenos y el potencial
de enfermedades infecciosas y resistencia antimicrobiana asociados a este
ingrediente (Michel, 2006).
Por otro lado, en el mercado hay una variedad de dietas caninas vegetarianas e
incluso veganas disponibles preparadas comercialmente que llevan el reclamo
completo y equilibrado en la etiqueta y se ha demostrado que son nutricionalmente
adecuados, incluso algunas han demostrado la suficiencia nutricional a través de
pruebas de alimentación de la AAFCO. Para la mayoría de los propietarios esta es la
forma más segura y recomendada de alimentar con una dieta vegetariana (Michel,
2006; Case y col., 2011; Dodd y col., 2019; FEDIAF).
El procesamiento también puede afectar la digestibilidad y biodisponibilidad de los
nutrientes. Los fabricantes de alimentos para mascotas tienen los medios para
extrusar dietas a base de cereales de una manera que mejora la digestibilidad y, por
lo tanto, están mejor equipadas para producir dietas nutricionalmente adecuadas a
partir de ingredientes vegetales que el dueño del perro (Knight y Leitsberger, 2016).
Las dietas vegetarianas comerciales para perros han estado disponibles durante
décadas, generalmente utilizando legumbres y granos para cumplir con los
estándares establecidos por la AAFCO y cuerpos similares. De todas formas, antes
de alimentar con una comida vegetariana, se debe verificar el contenido de los
nutrientes críticos para garantizar una correcta alimentación. Dentro de las raciones
comerciales, las dietas terapéuticas veterinarias pueden ser opciones más
apropiadas para los alimentos vegetarianos para mascotas ya que se comercializan
bajo la presunción de que se usan solo bajo la dirección de un veterinario autorizado
que proporciona recomendaciones para el uso apropiado del producto y para el
monitoreo de pacientes individuales (Beynen, 2015; Kanakubo y col., 2015).
5.3. Nutrientes de riesgo
Las dietas vegetarianas auto-preparadas y comerciales pueden diseñarse para
proporcionar una nutrición adecuada, pero se deben considerar determinados
nutrientes claves (Beynen, 2015).
De acuerdo con la comprensión actual de la nutrición de mascotas, se enfatiza la
importancia de los nutrientes, dado que los animales tienen requisitos específicos de
estos y no de ingredientes. Cualquier dieta que cumpla o exceda los requisitos
mínimos de nutrientes de un perro para una etapa de vida específica se considerará
nutricionalmente suficiente para ese animal, independientemente de los
ingredientes. Por lo tanto, la evaluación de la suficiencia nutricional de una dieta
basada en plantas debe basarse en los mismos criterios que las dietas que incluyen
productos derivados de animales (Buff, 2014; Knight y Leitsberger, 2016; Dodd y
col., 2018).
Para salvaguardar la salud y evitar enfermedades, las dietas vegetarianas deben ser
completas y razonablemente equilibradas. Esto se puede lograr agregando un
suplemento nutricional vegetariano a una dieta casera o utilizando una dieta
29
comercial nutricionalmente completa. Idealmente, se debería certificar que cumplen
con los estándares nutricionales de la AAFCO, o autoridad nacional equivalente.
Para ello, los fabricantes de dietas vegetarianas se basan en fuentes vegetales,
minerales y nutrientes sintéticos en vez de derivados de tejidos animales. Una gran
crítica de estas dietas es que hay poca evidencia para fundamentar las afirmaciones
de suficiencia nutricional. Sin embargo, esta no es una crítica exclusiva de las dietas
basadas en plantas. La mayoría de las dietas vendidas por los principales
fabricantes comerciales están formuladas para cumplir con los requisitos AAFCO de
una etapa de vida específica de los animales, pero no se han evaluado mediante
ensayos de alimentación (Aboglio, 2013; Buff, 2014; Petfoodinovation.info).
A pesar de que todos los nutrientes esenciales para perros se pueden obtener de
fuentes no animales, los ingredientes de origen vegetal pueden ser fuentes escasas
o pobres de alguno de ellos, en comparación con los ingredientes derivados de
animales. Los macronutrientes esenciales (es decir, proteínas y grasas) se pueden
encontrar en los ingredientes de plantas y animales. Sin embargo, los
micronutrientes suponen un desafío mayor al formular un alimento completo y
equilibrado para perros (FEDIAF; Dodd y col., 2018).
Por otro lado, ningún ingrediente individual, independientemente de su origen, está
repleto de todos los nutrientes esenciales en cantidades o proporciones suficientes.
Las dietas basadas tanto en animales como en plantas a menudo dependen de la
suplementación para ser nutricionalmente completas y equilibradas. Mientras que los
aminoácidos pueden ser provistos por una dieta balanceada, el resto conviene
ingresarlo a través de una suplementación adecuada, al igual que en cualquier dieta.
Los alimentos comerciales para perros típicamente contienen, como mínimo,
vitaminas y minerales adicionales, que pueden provenir de fuentes sintéticas o de
origen vegetal. Mientras las dietas se complementen con cantidades adecuadas de
minerales, la provisión de cantidades adecuadas de estos sin el uso de productos
animales no es una preocupación (Aboglio, 2013; Dodd y col., 2018).
Una de las principales inquietudes de las dietas estrictamente a base de plantas es
asegurar niveles adecuados de ciertos nutrientes que se derivan principalmente de
ingredientes animales o en cantidades mínimas en algunas algas como ciertos
aminoácidos (por ejemplo, arginina, taurina, carnitina, metionina, lisina y triptófano),
vitaminas (por ejemplo, vitaminas A, B3, B9 y B12), minerales (por ejemplo, calcio,
hierro, zinc y cobre), y ciertas grasas ( ácidos grasos Ω 3 y Ω 6) (Aboglio, 2013;
Semp, 2014; Knight y Leitsberger, 2016; Dodd y col., 2018; FEDIAF).
En otro orden, la investigación nutricional reciente ha producido un flujo constante de
información nueva sobre los componentes de las plantas que se ha encontrado que
son fisiológicamente beneficiosos. Las proantocianidinas, muchas de las cuales
muestran propiedades antimicrobianas, son solo uno de muchos de estos grupos
fitoquímicos. Otras incluyen isoflavonas, que se encuentran en productos de soja y
luteína, de vegetales frescos, y la lista continúa. Aunque se ha demostrado que
estos fitoquímicos tienen un impacto significativo en la función de los órganos y la
inmunidad, no aparecen en los requisitos nutricionales para perros establecidos por
el NRC o la AAFCO ya que estos nutrientes no son esenciales para la supervivencia
básica del animal durante un período limitado en un laboratorio (Berschneider,
2002).
5.3.1. Carbohidratos
Una inquietud que a menudo puede despertar la utilización de una dieta vegana es
la ingesta excesiva de carbohidratos para cumplir con los requisitos de energía. Los
perros no tienen un requerimiento de carbohidratos específico, sin embargo, sí
30
tienen un requerimiento de glucosa adecuada o precursores de glucosa para
proporcionar combustible esencial para el sistema nervioso central. Estos requisitos
se pueden cumplir fácilmente con una dieta basada en plantas mediante el consumo
de granos, papas y otras legumbres que son frecuentemente usadas en dietas
comerciales y se pueden agregar fácilmente a las dietas caseras (Semp, 2014).
5.3.2. Ácidos grasos
Como se mencionó anteriormente, el requisito de ácidos grasos esenciales, tanto los
pertenecientes a la familia Ω6 como a la Ω3, se puede cumplir con una dieta basada
en plantas (Semp, 2014).
Las plantas terrestres pueden ser fuentes ricas de ácido α-linolénico, pero pueden
contener concentraciones insuficientes de ácido docosahexaenoico (DHA).
Anteriormente, la única fuente de DHA concentrada que se utilizaba comercialmente
era el aceite de pescado. En la actualidad, se sabe que muchas especies de algas
contienen altas cantidades de este ácido graso, y estos ingredientes pueden
incluirse en las formulaciones de alimentos. Por lo tanto, los alimentos de origen
vegetal pueden cumplir con los requisitos de ácidos grasos esenciales de los perros,
incluso durante la gestación, la lactancia y el crecimiento, a través de la inclusión de
productos de plantas marinas (Garcia-Vaquero y Hayes, 2015; Sarter y col., 2015;
Dodd y col., 2018).
5.3.3. Proteínas y aminoácidos esenciales
Al considerar una dieta basada estrictamente en plantas, hay algunos nutrientes que
instantáneamente solemos cuestionar si se puede garantizar un suministro
adecuado. El aporte de proteínas es probablemente la principal preocupación en una
dieta vegetariana o vegana (Semp, 2014).
Los tejidos animales típicamente contienen proteínas de alto valor biológico,
comúnmente proporcionan cantidades suficientes de los 10 aminoácidos esenciales
y su digestibilidad es alta. Por otro lado, la utilización de vegetales como fuente de
proteína para los alimentos para mascotas se ha cuestionado debido a que sus
perfiles de aminoácidos pueden ser incompletos. Sin embargo, las proteínas y los
aminoácidos también se encuentran en grandes cantidades en las plantas. Con solo
unas pocas excepciones, la calidad nutricional de dichas fuentes de proteínas es
inferior a la de las fuentes de proteínas animales debido a las deficiencias de
algunos aminoácidos esenciales, en particular la lisina y los aminoácidos que
contienen azufre (Yamada y col., 1987; Bressani, 2010; Hand y col., 2010; Kanakubo
y col., 2015; FEDIAF).
Aunque los ingredientes derivados de una sola planta no proporcionan proteínas que
cumplan con todos los requisitos esenciales de aminoácidos para perros, se pueden
usar proteínas complementarias para cumplir estos requisitos. Al combinar proteínas
derivadas de plantas con perfiles de aminoácidos complementarios o suplementando
aminoácidos individuales a los alimentos, se crea un perfil de aminoácidos completo.
Por lo tanto, una dieta vegana equilibrada y saludable puede proporcionar una
ingesta adecuada de proteínas (Bressani, 2010; Semp, 2014).
Las fuentes de proteínas vegetales, sin embargo, pueden tener factores anti
fisiológicos y compuestos químicos que interfieren con la utilización de nutrientes.
Cuando se comparan con proteínas derivadas de animales, las proteínas derivadas
de plantas pueden tener menor digestibilidad debido a la presencia de fibra (hidratos
de carbono estructurales poco digeribles) que reducen tanto la digestibilidad total
como la digestibilidad de las proteínas. En el estómago, un alto contenido de fibra
conduce a un paso más lento. Sin embargo, en el intestino, las dietas altas en fibra
31
conducen a un paso más rápido de los alimentos, lo que podría reducir la tasa de
degradación de los nutrientes y, por lo tanto, la disponibilidad de aminoácidos. Las
proteínas de origen vegetal pueden requerir más procesamiento para mitigar estos
factores anti-nutricionales que afectan la palatabilidad, la digestibilidad y la utilización
de nutrientes (Yamada y col., 1987; Clapper y col., 2001; Hill, 2004; Bressani, 2010).
Los inhibidores de tripsina pueden influir también en la disponibilidad de proteínas,
encontrándose principalmente en las fuentes de proteína vegetal. La tripsina y la
quimotripsina son enzimas que desempeñan un papel clave en la digestión de
proteínas en animales. Si se inhiben, la calidad de la proteína alimentaria disminuye
drásticamente con una menor disponibilidad de aminoácidos. El tratamiento térmico
suave durante el procesamiento sirve para inactivar los inhibidores y mejora la
digestibilidad de la planta, como por ejemplo la soja, con altas concentraciones de
estas sustancias (Hegarty y col., 1982).
Se han propuesto varios ingredientes de origen vegetal para su uso en dietas de
animales de compañía con una digestibilidad similar a la de los ingredientes
derivados de animales y que contienen proteínas totales y aminoácidos azufrados en
cantidades comparables a las de las fuentes animales de proteínas comúnmente
utilizadas en los alimentos para mascotas convencionales (Hill, 2004; Thompson,
2008; Beloshapka y col., 2016; Tjernsbekk y col.; 2017).
El aminoácido esencial metionina es el primer o segundo aminoácido limitante en
una dieta para perros. A diferencia de las proteínas animales, en las vegetales su
contenido tiende a ser más bajo y a ser relativamente ricas en glicina, que puede
actuar como un antagonista funcional. Las semillas de sésamo, las nueces
brasileñas, el arroz integral, el maíz y hasta cierto punto los productos de soja
también pueden ser buenas fuentes de metionina (NRC, 2006; McCarty y col.,
2009).
La cisteína y la metionina son aminoácidos proteinogénicos que contienen azufre. Es
crucial que las dietas a base de plantas presenten cantidades suficientes de ambos
para soportar el metabolismo de aminoácidos azufrados, como en el caso de la
síntesis de taurina. Aunque los perros no requieren de taurina en la dieta, la tasa de
síntesis parece diferir entre razas. Por otro lado, el alto contenido de fibra de la
mayoría de los ingredientes de las plantas también puede aumentar su pérdida. La
taurina solo se puede encontrar en productos animales y en algunas algas, las
dietas basadas en plantas repletas con proteínas pueden ser marginales en
precursores de aminoácidos que contienen azufre. Por todo esto, aquellos perros
que consumen dietas basadas en plantas pueden tener un mayor riesgo de
deficiencia de este aminoácido por lo que para garantizar un suministro suficiente se
recomienda complementar los alimentos con metionina y taurina. Las fuentes no
animales de estos nutrientes están fácilmente disponibles, sus biodisponibilidades
han sido determinadas y ya son utilizadas por las industrias de alimentos para
animales (Kim, 1995; Han y Lee, 2000; NRC, 2006; Semp, 2014; Dodd y col., 2018).
Otro aminoácido esencial importante es la arginina. Es un intermediario clave en el
ciclo de la urea que desintoxica los desechos nitrogenados como el amoníaco. La
mayoría de las fuentes de proteínas animales suministran suficiente arginina; sin
embargo, en una dieta estrictamente a base de plantas, la ingesta de arginina debe
controlarse cuidadosamente. Plantas con buenas fuentes de arginina son las
semillas de sésamo, la soja y las algas (Hand y col., 2010).
El aminoácido no esencial L-carnitina también se debe tener en cuenta en perros
alimentados con una dieta vegana. Naturalmente, se encuentra en pequeñas
cantidades en las plantas y puede ser sintetizado a partir de la lisina por el perro. Sin
32
embargo; para garantizar un suministro adecuado, se sugiere la suplementación
(Meyer y Zentek, 2010).
Se han realizado pocos estudios para evaluar la proteína total o el contenido de
aminoácidos de los alimentos para perros a base de plantas. Sin embargo, se ha
encontrado que las dietas estaban repletas y cumplían con los requisitos de la
industria para esos nutrientes (Kanakubo y col., 2015).
A pesar de que el contenido de proteínas y aminoácidos de las dietas basadas en
plantas no parece verse afectado negativamente cuando no se usan ingredientes de
origen animal, una formulación cuidadosa es necesaria para proporcionar
aminoácidos complementarios y así lograr un perfil que cumpla con los requisitos
nutricionales de los perros, garantizando que una adecuada cantidad de
aminoácidos esenciales están disponibles para los animales (Dodd y col., 2018).
5.3.4. Vitamina D
Las fuentes vegetales de vitamina D son muy limitadas y la forma en que está
presente es de gran interés cuando se formulan dietas basadas en plantas. La
vitamina D3 se ha derivado tradicionalmente de los productos animales, en particular
los aceites de pescado o la lanolina de oveja. Sin embargo, también se ha aislado de
las plantas y es biológicamente activa en animales. Algunas especies de plantas y
flores terrestres de las familias Solanaceae, Cucurbitaceae, Fabaceae y Poaceae,
así como microalgas y líquenes pueden proporcionar una fuente de vitamina D3 de
origen vegetal para suplementar los alimentos a base de plantas para mascotas
(Wang y col., 2001; Mattila y col., 2002; Boland y col., 2003; Jäpelt y Jakobsen,
2013).
Las únicas fuentes significativas de vitamina D2 son los hongos y las levaduras. El
ergosterol es un componente de la membrana celular de los hongos y la provitamina
de la vitamina D2. Por lo tanto, se puede encontrar en plantas contaminadas con
hongos. No se sabe que las plantas produzcan ergosterol, y cualquier vitamina D2
se deriva probablemente de hongos endófitos o de una infección por hongos (Mattila
y col., 2002; TEICHMANN y col., 2007; Jäpelt y Jakobsen, 2013).
Las dietas caninas vegetarianas deben contener cantidades adecuadas de vitamina
D agregadas, ya que faltan en la mayoría de los productos vegetales y se sintetizan
marginalmente por el cuerpo del perro. Pueden enriquecerse con vitamina D3
utilizando una preparación sintetizada químicamente. La vitamina D3 puede ser
reemplazada por la vitamina D2, pero la cantidad es aproximadamente un 50% más
alta (Morris, 2001; Semp, 2014; Beynen, 2015).
5.3.5. Vitamina A
Como se mencionó anteriormente, la fuente de vitamina A de las plantas está en
forma de carotenoides provitamina A. En la naturaleza, toda la vitamina A ingerida
por los animales proviene de carotenoides sintetizados por las plantas. Los perros
tienen la capacidad de usar estos precursores (como la betacarotina) y convertirla en
retinol. Las plantas, particularmente las de color amarillo brillante y naranja, son una
buena fuente de β-caroteno, provitamina A. La inclusión de dichos vegetales se
puede usar para formular dietas caninas que contienen los precursores adecuados
para el metabolismo de la vitamina A. Además, se pueden agregar análogos
sintéticos (Deming y Erdman, 1999; Lee y col., 2004; NRC, 2006; Hand y col., 2010;
O’Heare, 2013).
33
5.3.6. Complejo de vitamina B
La vitamina B12 es una gran preocupación cuando una dieta basada estrictamente
en plantas se aplica a organismos que no son capaces de sintetizar esta vitamina,
ya que solo es producida por microbios y es encontrada en el tejido animal.
Históricamente los productos animales han sido la fuente dietética de cobalamina en
los alimentos para mascotas, pero actualmente también pueden contener B12
derivada sintéticamente biodisponible producida a partir de la fermentación
microbiana. La adición de cobalamina sintética a las dietas a base de plantas hace
que cumplan con el requisito dietético para perros. Se puede agregar como algunos
productos de levadura o en forma purificada (Semp, 2014; Beynen, 2015; Dodd y
col., 2018).
El ácido fólico, es un nutriente que a menudo se asocia con deficiencia en una dieta
vegana, sin embargo, las plantas naturalmente proporcionan una alta cantidad de
esta vitamina, una ingesta dietética adecuada no debe ser motivo de preocupación.
Las verduras de hoja verde oscuro y las legumbres son una excelente fuente
(Herbert, 1999).
5.3.7. Hierro
Una de las mayores preocupaciones cuando se piensa en una dieta vegana basada
estrictamente en plantas, junto a la proteína, es la garantía de una ingesta adecuada
de hierro. A pesar de que su contenido es alto en algunas legumbres y verduras, en
los alimentos para mascotas comerciales vegetarianos o veganos, el hierro debe
complementarse para garantizar una ingesta diaria adecuada. Las dietas veganas
disponibles en el mercado generalmente se complementan con hierro en cantidades
adecuadas (Meyer y Zentek, 2010; Semp, 2014).
5.4. Ingredientes vegetales
Varios estudios han demostrado una amplia digestibilidad de ingredientes dietéticos
de origen vegetal en perros, los fabricantes de alimentos para mascotas son
conscientes de ello, por lo que constituyen una gran proporción de los productos que
venden (Petfoodinovation.info).
Los granos enteros se agregan a las formulaciones de alimentos para mascotas
para proporcionar carbohidratos digeribles y fibra dietética. El maíz, el arroz, el trigo,
la cebada y la avena proporcionan la mayor parte del almidón en los alimentos
comerciales para mascotas y se digieren y absorben bien debido a los procesos de
cocción y extrusión (Hand, 2010; Godoy y col., 2013).
Las plantas terrestres pueden ser fuentes ricas de ácido linolénico, como la linaza, la
canola y el aceite de girasol. El ácido linoleico, puede ser encontrado en fuentes
vegetales como el maíz, el girasol y el aceite de cártamo. La soja ofrece tanto ácido
linoleico como ácido linolénico en una gran cantidad. Además, se sabe que muchas
especies de algas contienen altas cantidades de ácido docosahexaenoico, y estos
ingredientes pueden incluirse en las formulaciones de alimentos (Anderson, 2000;
NRC, 2006; Fascetti y Delaney, 2012; Garcia-Vaquero y Hayes, 2015; Dodd y col.,
2018).
Algunas plantas como las zanahorias, la batata, la col rizada y la calabaza son una
buena fuente de beta caroteno (O’Heare, 2013).
Las algas marinas, porotos de soja, lentejas, espinacas y las fuentes de fibra, como
pulpa de remolacha y cáscaras de maní, contienen buena cantidad de hierro (Hand,
2010).
Las fuentes vegetales de vitamina D son muy limitadas y los hongos silvestres son
una de las únicas fuentes significativas de vitamina D2. A su vez, se puede
34
encontrar en plantas contaminadas con hongos. Por otra parte, determinadas
especies de plantas y flores terrestres, que incluyen verduras como la papa, el
tomate y el pimiento, así como microalgas y líquenes pueden proporcionar una
fuente de vitamina D3 de origen vegetal (Wang y col., 2001; Mattila y col., 2002;
Boland y col., 2003; Teichmann y col., 2007; Jäpelt y Jakobsen, 2013).
Las proteínas derivadas de granos de cereales, leguminosas alimenticias, semillas
oleaginosas y vegetales verdes representan la mayor fuente de proteínas para
alimentar a la creciente población mundial. Mirando hacia el futuro del
abastecimiento sostenible de ingredientes, las verduras como el berro, la col rizada,
el diente de león, la acelga roja, la levadura de cerveza y la lenteja de agua pueden
proporcionar proteínas nutritivas. Particularmente la lenteja de agua, que es
abundante y alta en proteínas y ya se utiliza en dietas de cerdos y aves (Bressani,
2010; Danks, 2016).
Varias proteínas vegetales alternativas han sido investigadas por su posible
inclusión en las dietas para perros, encontrándose una alta digestibilidad de la
proteína de soja, maíz, arroz y avena, la cual no se modifica significativamente por
los procedimientos de cocción normales (Brown, 2009; Petfoodinovation.info).
Una gran parte de la proteína en los alimentos secos para mascotas a base de
cereales generalmente proviene de granos, arroz, maíz, trigo y cebada. A su vez las
proteínas de papa, las harinas de canola, girasol y maní también son bien digeridas
por los perros. La harina de soja y la harina de gluten de maíz, por su parte, son
fuentes concentradas de proteína vegetal (Kendall y Holme,1982; Hill, 2004; Hand,
2010; Semp, 2014).
Kendall y Holme (1982) investigaron la digestibilidad de 21 ingredientes vegetales
diferentes en dietas de perros, incluidas ocho fuentes de proteínas. Cuatro de las
fuentes de proteínas fueron productos de porotos de soja, que contenían entre 36 y
50% de proteína cruda (PC) y tenían una digestibilidad aparente de entre 80 y 85%.
El gluten de trigo, con 83% PC y una digestibilidad aparente de proteína cruda del
96%, fue la fuente de proteína más prometedora, ya que tiene un mayor contenido
de proteína cruda y digestibilidad que los productos de soja. El gluten de trigo se ha
incluido en las dietas para cerdos destetados con excelentes resultados (Richert y
col., 1994).
Por otro lado, la harina de gluten de maíz se ha identificado como una proteína
vegetal altamente digestible adecuada para su inclusión en dietas para perros. Es
alta en proteínas (60% CP) y cuando se administró a perros, la digestibilidad
aparente de PC mejoró a medida que aumentaba el nivel de inclusión con una
variación entre 84 y 91% (Yamka y col., 2004).
Robinson (2001) identificó la harina de copra, los lupines y los porotos mung como
posibles proteínas vegetales adecuadas para su inclusión en alimentos para perros.
Estos alimentos se probaron posteriormente en perros con dietas a base de trigo
extruido, con resultados alentadores. El nivel de inclusión de estos ingredientes fue
de aproximadamente el 15%, y la digestibilidad aparente de PC para dietas que
contenían lupines, copra o porotos mung fue de 80%, 79% y 82%, respectivamente.
Estas fuentes de proteínas vegetales representan alternativas prácticas a las fuentes
de proteínas animales en alimentos extruidos para perros, ya que la digestibilidad de
los nutrientes y la calidad fecal fueron similares a las de la dieta control (Twomey y
col., 2001; Brown, 2009).
La soja es una fuente de proteína vegetal que se ha investigado exhaustivamente
como un ingrediente alimentario para perros ya que tiene un alto contenido de
proteínas, una composición de aminoácidos y una digestibilidad total que es
35
demostrablemente similar a la de las fuentes de proteína animal. La harina de soja
es la fuente de proteína suplementaria más utilizada en la alimentación animal. Sin
embargo, los porotos de soja contienen altos niveles de polisacáridos sin almidón
(oligosacáridos, estaquiosa y rafinosa) y otros factores anti-nutritivos (inhibidores de
la tripsina, lectinas, taninos y fitatos), que varían su digestibilidad y limitan la
cantidad de soja que puede incluirse en la dieta. En consecuencia, gran parte de la
literatura científica relacionada con las proteínas vegetales en las dietas para perros
se ha centrado en mejorar la digestibilidad de los productos de soja a través del
procesamiento. La investigación realizada con perros ha demostrado que la
digestibilidad aparente de las harinas de soja es mayor que la de la soja entera
(Kendall y Holme, 1982; Yamka y col., 2003; Brown, 2009; Dodd y col., 2018).
Algunas discrepancias son evidentes en la literatura relacionada con la digestibilidad
de los productos de soja en perros. Por un lado, se observó una disminución de la
digestibilidad total de materia seca en un estudio con alimentos completos para
perros que contenían concentraciones graduales de harina de soja con niveles
superiores al 15% (Yamka y col., 2003), sin embargo, la digestibilidad total de la PC
en el tracto no se vio afectada. En contraposición otros investigadores (Clapper y
col., 2001) compararon la digestibilidad canina de cinco fuentes de proteína de soja
con la de harina de pollo, y encontraron que la proteína de soja ofrecía una fuente de
proteína viable. También informaron que la digestibilidad de la harina de soja y el
concentrado de proteína de soja fue excelente cuando se incluyó en niveles
superiores al 30% y que cuando se combina con otras fuentes de proteínas que
contienen aminoácidos complementarios, puede proporcionar una fuente económica
de proteína altamente disponible y de calidad consistente para el canino (Yamka y
col., 2003; Brown, 2009; Semp, 2014; Petfoodinovation.info).
Por otra parte, en otro estudio (Huber y col., 1994), no se observó diferencias en la
digestión de proteínas de las dietas a base de cereales que contenían harina de soja
o harina de carne y hueso. La digestibilidad media de materia seca para las dietas
fue similar a la reportada para alimentos secos comerciales y dietas experimentales
con ingredientes similares y no se observaron diferencias significativas en la
digestión de proteínas entre las dietas (Huber, 1994; Semp, 2014).
Un recurso potencial para su uso como alimento para animales son las algas o
macroalgas. Suelen ser ricas en micronutrientes y moléculas pequeñas, incluidos los
carotenoides y los florotaninos, y proteínas, dependiendo de la ubicación y la
temporada de cosecha (Garcia-Vaquero y Hayes, 2015).
Las proteínas de las macroalgas, además de contener todos los aminoácidos
esenciales, son un sustrato para la generación de péptidos bioactivos, los cuales
tienen varias actividades biológicas beneficiosas. Se informó en la literatura
concentraciones de proteínas en macroalgas verdes de 10-26% y en macroalgas
rojas de 35-47%. De hecho, el contenido de proteínas de las macroalgas rojas se
puede comparar con otros alimentos convencionales ricos en proteínas como la
soja, los cereales, los huevos y el pescado (Fleurence, 2004; Garcia-Vaquero y
Hayes, 2015).
La mayoría de las algas son una rica fuente de aminoácidos ácidos, ácido aspártico
y glutámico. La treonina, la lisina, el triptófano, los aminoácidos azufrados (cisteína y
metionina), y la histidina están presentes en niveles bajos en la mayoría de las
proteínas macroalgales, sin embargo, la concentración de estos aminoácidos es
mayor que la que se encuentra en las plantas terrestres, incluida la harina de soja y
los guisantes de campo. A su vez, los niveles promedio de leucina, valina y
metionina encontrados en algunas algas son cercanos a los encontrados en la
36
ovoalbúmina del huevo, mientras que los niveles de isoleucina y treonina son
similares a los niveles encontrados en vegetales leguminosos. Algunas especies de
macroalgas contienen aminoácidos inusuales como la taurina y los cainoides. Este
último con propiedades insecticidas, antihelmínticas y neuroexcitadoras (Galland-
Irmouli y col., 1999; Fontaine y col.; 2001; Fleurence, 2004; Harnedy y FitzGerald,
2011; Holdt y Kraan, 2011).
Como ya se mencionó anteriormente, otros compuestos importantes encontrados en
las algas son los lípidos. Estos representan hasta 4,5% en peso seco de algunas
especies de macroalgas, por lo tanto, su contribución como fuente de energía
alimentaria parece ser baja. Sin embargo, representan una fuente importante de
ácidos grasos poliinsaturados (PUFA) de cadena larga. El ácido linoleico, ácido α-
linolénico, ácido estearidónico, ácido araquidónico y el ácido eicosapentaenoico
representan los PUFA dominantes en las macroalgas (Murata y Nakazoe, 2001;
Dawczynski y col., 2007).
Los minerales esenciales como el yodo, el calcio, el magnesio, el hierro y el cobre,
se encontraron en altas proporciones en las macroalgas. El calcio se acumula en las
algas a niveles mucho más altos que en los alimentos terrestres, de manera similar
el hierro y el cobre se presentan a niveles más altos que los que se encuentran en
las carnes rojas y la espinaca (MacArtain y col., 2007; Van der Spiegel y col., 2013).
Debido a las valiosas funciones biológicas, nutricionales y químicas de los
compuestos bioactivos, el uso de macroalgas tiene varias potencialidades en los
sectores de alimentación animal. Es de esperar investigaciones más profundas
sobre nuevas tecnologías de proceso y la toxicidad de los extractos de macroalgas
junto con la mejora de la maricultura de especies ricas en proteínas para garantizar
un suministro sostenible o material de recursos. El desarrollo de macroalgas como
fuente alternativa y sostenible de alimento para animales depende de la
sostenibilidad del recurso natural de biomasa cruda y de trasladar el proceso de
desarrollo de alimento desde el laboratorio a la escala industrial. Se espera que las
macroalgas se utilicen cada vez más como sustitutos de las proteínas animales y
vegetales tradicionales (Garcia-Vaquero y Hayes, 2015).
5.5. Cambio a una dieta vegetariana
El microbioma gastrointestinal está compuesto por billones de células que residen en
el tracto digestivo. Dentro de él podemos encontrar bacterias, hongos, arqueas, virus
y protozoos. Su función es facilitar la digestión de nutrientes del huésped y producir
postbióticos, estos son sustancias producidas por los probióticos que ejercen efectos
metabólicos y/o inmunomoduladores en el huésped, es decir, son factores solubles
generados del metabolismo de los probióticos y liberados al medio extracelular, que
tendrían actividad beneficiosa sobre la salud. Los alimentos sirven como sustrato
para el microbioma gastrointestinal de los perros y desempeñan un papel importante
en la definición de su composición y metabolismo. Los cambios en la nutrición
pueden influir en la salud de las mascotas al modificar la función del microbioma,
siendo la porción del intestino grueso la más sensible a estos cambios. Un perro
puede tardar varias semanas en adaptarse por completo a un nuevo alimento, en
parte porque las bacterias intestinales endógenas necesitan aproximadamente 3
semanas para adaptarse. Durante este tiempo, hay aumentos y disminuciones de
ciertas poblaciones bacterianas en función del ingrediente y la matriz de nutrientes
del alimento. Otro factor importante, cuando se realiza un cambio de dieta, son las
enzimas para la digestión que también deben ajustarse a su nueva composición
(Cline, 2014; Wernimont y col., 2020).
37
Debido a todo esto, para que el organismo del animal se adapte a una novel fuente
alimenticia, la transición hacia una dieta vegana debe ser paulatina. Un cambio
gradual es más aceptable conductualmente en casos difíciles, y también permite una
transición apropiada de las enzimas digestivas (en la medida de lo posible) y la flora
intestinal. Por el contrario, cambios bruscos en la dieta pueden tener como
consecuencia reacciones gastrointestinales como molestias abdominales, flatulencia
y diarrea. Los cambios se deben realizar, por ejemplo, mediante el uso de un 90%
de dieta antigua y un 10% de dieta nueva durante unos días, luego cambiar a 80% y
20% por unos días más, por lo que la transición a la nueva dieta dure varias
semanas, o incluso más si es necesario (Cline, 2014; Sánchez, 2014; Knight y
Leitsberger, 2016; Dodd y col., 2018; Petfoodinovation.info).
En caso de que el animal rechace el alimento, puede ser necesario realizar ayuno
durante un día. Esto estimulará el apetito sin dañar a los adultos sanos (Knight y
Leitsberger, 2016).
Es posible que se requiera una gran paciencia y persistencia cuando se modifican
las dietas, en particular por la fijación de algunos perros a las marcas comerciales
basadas en carne, a las que se han habituado debido principalmente a la adición de
"digesto”, más aún si han estado expuestos a este por largos períodos. El digesto es
un eufemismo de la industria para una sopa de intestinos, hígados, pulmones y
vísceras diversas de pollos (principalmente) y otros animales parcialmente disueltos,
producida utilizando diversas enzimas y ácidos. Los ingredientes utilizados en
diferentes combinaciones, producen distintos sabores y mejoran la palatabilidad de
los alimentos secos. (Knight y Leitsberger, 2016; Dodd y col., 2018;
Petfoodinovation.info).
38
que, igualmente, debe ocurrir al menos anualmente, o dos o tres veces por año en el
caso de pacientes que comen alimentos caseros (Remillard, 2008; Beynen, 2015;
Kanakubo y col., 2015; Knight y Leitsberger, 2016; PETA).
Los propietarios deben considerar exámenes de sangre de rutina (hematología y
bioquímica) y análisis de orina durante los controles de bienestar, y en caso de
enfermedad. Los datos de laboratorio, como el nivel de albúmina, el número y
tamaño de glóbulos rojos y la concentración de hemoglobina, son estimaciones
generales del estado de proteínas y minerales traza del animal y se pueden usar
junto con otras observaciones clínicas para evaluar los alimentos (Remillard, 2008;
Knight y Leitsberger, 2016).
Puede que sea prudente que el monitoreo incluya la medición de las
concentraciones plasmáticas de aminoácidos y de taurina en sangre completa por lo
menos anualmente en perros que consumen una dieta vegetariana. Si bien la taurina
en la dieta no es una preocupación para la mayoría de los perros sanos, el hecho de
que una dieta vegetariana pueda contener niveles marginales de este aminoácido,
exige que estos pacientes también deban ser monitoreados periódicamente para
conocer su estado (Case y col., 2011; Kanakubo y col., 2015).
Debido al mayor pH de las proteínas de origen vegetal, las dietas veganas y
vegetarianas tienden a promover una formación de orina alcalina y cálculos de
estruvita. Para evitar la cristalización en perros alimentados con una dieta vegana o
vegetariana, se recomienda un control regular del pH de la orina y se pueden
agregar agentes acidificantes y suplementos a los alimentos (Gillen, 2003; Hand,
2010).
39
6. EFECTOS EN LA SALUD
En el pasado, los estudios han correlacionado la dieta y las enfermedades,
destacando el enorme potencial de los alimentos en la prevención y progresión de
enfermedades crónicas. Con respecto a las legumbres, se ha demostrado en
nutrición humana que su consumo reduce el riesgo de enfermedades
cardiovasculares, algunos cánceres (colon, mama y próstata) y también ayuda a
controlar el peso corporal debido a su valor de saciedad. La utilización regular de los
pulsos ayuda a controlar la diabetes y mejora la salud gastrointestinal. A su vez, las
legumbres poseen algunos compuestos protectores de la salud importantes, como
los fosfatos de inositol y los fenólicos, y se consideran una fuente dietética
económica de proteínas, minerales, carbohidratos y vitaminas (Garcia-Vaquero y
Hayes, 2015; Kamboj y Nanda, 2018).
Por otro lado, un mayor consumo de frutas y verduras, se han asociado a un menor
riesgo de diferentes tipos cáncer en el hombre. Efectos positivos de la sinergia
alimentaria de las frutas sobre las actividades antiproliferativas y anticancerígenas
también fueron observados en modelos de roedores e invitro. Es importante
destacar que a medida que las frutas, verduras y sus componentes se incorporan a
los alimentos para mascotas, se necesita investigación adicional para comprender el
impacto potencial en la salud y el bienestar de estas y el efecto del procesamiento
en la estabilidad de fitonutrientes (Key, 2006; Buff y col., 2014; Potter, 2015).
Los consumidores y los científicos tienen un gran interés en el desarrollo de
productos marinos naturales para el control y mantenimiento de la salud animal.
Entre las proteínas encontradas en las algas, las lectinas han recibido mucha
atención debido a sus actividades biológicas reportadas como actividades
antibióticas, mitogénicas, citotóxicas, anti-nociceptivas, antiinflamatorias y anti-
adhesión. Otro grupo de proteínas bioactivas que se encuentran en las macroalgas
son las ficobiliproteínas, estas han mostrado diversas actividades que incluyen
antioxidantes, antiinflamatorios, neuroprotectores, hipocolesterolémicos,
hepatoprotectores, antivirales, antitumorales, protectores del hígado, reducen los
lípidos en suero e inhiben la lipasa. A su vez dentro de la secuencia proteica
podemos encontrar péptidos o criptidos bioactivos, estos son secuencias de
aminoácidos inertes pero pueden liberarse después de diferentes tratamientos o la
digestión gastrointestinal y tienen varias actividades biológicas beneficiosas como la
inhibición de la enzima convertidora de angiotensina I, antihipertensiva, antioxidante,
antitumoral, antitirosinasa, anticoagulante, inhibidor de la precipitación de calcio,
antimutagénica, reducen el colesterol hepático y plasmático y disminuyen el azúcar
en la sangre. Por otra parte, los fenoles presentes en algunas macroalgas han
mostrado fuertes propiedades antioxidantes, antiinflamatorias, antihepatotóxicas,
antialérgicas, antihipertensivas, antiadipogénico, antivíricas, antitumorales y
antidiabéticas (Smit, 2004; Fitzgerald y Murray, 2006; Sekar y col, 2008; Harnedy y
FitzGerald, 2011; Jung y col.; 2014).
Los beneficios comúnmente informados, después de la transición de perros a dietas
veganas o vegetarianas con una buena base nutricional, incluyen la disminución de
reacciones de intolerancia y de alergia a los alimentos, condición mejorada del
pelaje, control de peso con la consiguiente reducción de la obesidad, aumento de la
salud y la vitalidad en general, regresión de signos de artritis, diabetes, cataratas y
enfermedad urogenital, disminución de la incidencia de cáncer, infecciones e
hipotiroidismo, olor individual de las mascotas más agradable, pérdida de halitosis y
mejoría en la consistencia de las heces (Semp, 2014; Knight y Leitsberger, 2016).
40
La obesidad es un problema importante y creciente para los perros domésticos y
puede ser una de las principales afecciones que afecta negativamente a la
longevidad de una mascota. Los problemas de salud potencialmente graves
relacionados incluyen una función cardíaca alterada y trastornos respiratorios. Las
dietas vegetarianas suelen contener niveles reducidos de proteínas y grasas y un
aumento de fibra en la dieta, todo lo cual es eficaz en la promoción de un peso más
saludable (Petfoodinovation.info).
Las dietas vegetarianas a menudo son prescriptas por parte de veterinarios para
pacientes con afecciones como encefalopatía hepática, alergias alimentarias y
urolitiasis de urato y cistina. La raza dálmata tiene una predisposición genética a la
formación de estos cálculos y puede beneficiarse de una dieta sin carne porque el
material vegetal tiene un contenido de purina más bajo. Esta enfermedad también se
ha observado en perros con anomalías vasculares portales, los que también podrían
beneficiarse por este tipo de dieta. La protección contra las alergias inducidas por la
carne es otro importante punto de venta de los alimentos vegetarianos que a
menudo se promocionan para resolver problemas de piel, pelaje, estómago e
intestinos, fatiga, inapetencia e hiperactividad. Sin embargo, no hay evidencia
objetiva de que los alimentos vegetarianos bien formulados sean más saludables
que los alimentos completos que contienen ingredientes animales (Kruger y
Osborne, 1986; Brown y col., 2003; Beynen, 2015; Kanakubo y col., 2015).
Es evidente que las dietas vegetarianas de animales de compañía pueden evitar los
peligros que a veces se asocian con las dietas basadas en carne. Sin embargo, a
menos que estén nutricionalmente completos y razonablemente equilibradas,
incurrirán en el peligro de la desnutrición. La eliminación de todos los productos
animales de la dieta aumenta el riesgo de ciertas deficiencias nutricionales. Los
micronutrientes de especial preocupación documentados en el hombre incluyen las
vitaminas B12 y D, el calcio y los ácidos grasos Ω3 de cadena larga. A menos que
las dietas estén adecuadamente balanceadas se debe consumir los suplementos
apropiados. En algunos casos, el estado de hierro y zinc también puede ser motivo
de preocupación debido a la limitada biodisponibilidad de estos minerales en los
vegetales (Craig, 2009; Knight y Leitsberger, 2016; Dodd y col., 2019).
Otro nutriente a tener en cuenta es la L-carnitina, cuya deficiencia predispone a la
cardiomiopatía dilatada. Esta enfermedad, potencialmente mortal, afecta a alrededor
del 2% de todos los perros, y se presenta principalmente en razas grandes y
gigantes. Por lo tanto, los propietarios de animales en riesgo deben considerar una
suplementación apropiada (Knight y Leitsberger, 2016).
Otro factor a tener en cuenta, con el uso de estas dietas, es el impacto que producen
sobre el pH urinario. Por lo tanto, el examen de este parámetro es importante ya que
influye directamente generando las condiciones propicias para la producción de
diferentes tipos de cálculos. La orina de perros suele ser ligeramente ácida, el rango
saludable normal es de pH 5,5 a 7,5, sin embargo, es normal que algunos perros
sanos y normales tengan valores un poco más ácidos o básicos. La excreción de los
productos de desecho nitrogenados del catabolismo de proteínas produce la orina
ácida de los carnívoros. Las plantas son pobres en aminoácidos acidificantes, por lo
tanto, debido al mayor pH de las proteínas de origen vegetal, las dietas veganas y
vegetarianas tienden a promover una orina alcalina. Las alteraciones del pH
predisponen a la cristalización de ciertas sales urinarias, lo que da lugar a la
formación de cálculos en el sistema urinario, predisponiendo a una obstrucción
urinaria parcial o completa, disuria y hematuria. Los cristales de estruvita son más
propensos a formarse en la orina alcalina, y son especialmente preocupantes.
41
También pueden producirse alteraciones en la flora bacteriana, con un aumento de
la posibilidad de infecciones urinarias. En consecuencia, se justifica la atención
especial al pH urinario para los animales mantenidos con dietas vegetarianas. El
monitoreo regular de los valores del pH urinario de ambos sexos es esencial, al
menos semanalmente durante cualquier transición dietética, enfermedad o
inestabilidad, y mensualmente después de la estabilización. En caso de que ocurra
la alcalinización o para evitarla, puede ser corregida mediante una variedad de
productos dietéticos y de aditivos o suplementos. Los espárragos, las arvejas, el
arroz integral, la avena, las lentejas, el maíz, las coles de bruselas y la levadura
pueden incluirse en la comida vegetariana y son todos acidificantes urinarios.
También la vitamina C (ácido ascórbico) y los aminoácidos Metionina y Cisteína
pueden usarse adicionalmente para acidificar una orina alcalina. El aumento de la
acidez urinaria, la disminución del magnesio en la orina y el aumento del consumo
de agua ayudan a mantener el pH urinario dentro de un rango ácido saludable y
ayudan a prevenir la formación de cristales de estruvita. Sin embargo, los nutrientes,
agentes o productos acidificantes deben usarse con cuidado, ya que un exceso
puede conducir a la acidosis metabólica. Además, un pH urinario más ácido
promueve una mayor excreción urinaria de calcio y una menor excreción de
magnesio. Esto se debe chequear regularmente y controlar, ya que el magnesio es
un inhibidor natural en la formación de cálculos urinarios asociados con el calcio
(Chew y Di Bartola, 1998; Peden, 1999; Gillen, 2003; Lutz y col. 2014; Semp, 2014;
Hand, 2010; Danks, 2016; Knight y Leitsberger, 2016).
42
7. DIETAS A BASE DE ANIMALES
Las dietas de animales de compañía basadas en carne poseen riesgos significativos
propios. En el caso de los productos de origen animal que se han preparado,
almacenado o manipulado de forma inadecuada antes del consumo pueden incluir
contaminantes como la Salmonella, la Listeria y una variedad de otros
microorganismos potencialmente patógenos, presencia de micotoxinas o proteínas
priónicas que causan encefalopatías espongiformes transmisibles, e incluso algunos
de estos pueden causar enfermedades en las personas con las que cohabitan estas
mascotas (Marks y col., 2011; Carrión y Thompson, 2014; Knight y Leitsberger,
2016).
Las marcas comerciales de alimentos para mascotas pueden estar asociadas con
una variedad de peligros. Estos incluyen la presencia de productos de matadero
clasificados como no aptos para el consumo humano, como la carne "4-D" (de
animales que están incapacitados, enfermos, moribundos o muertos al llegar al
matadero), los cuales aparecen en las etiquetas usando términos como "derivados
de la carne" o “subproductos”. También pueden contener las caravanas plásticas
para las orejas, que no siempre se retiran debido a los elevados costos de mano de
obra o carne de supermercado vieja o deteriorada, a veces con el embalaje de
espuma de poli estireno (Mason, 1990; Gillen, 2003; Knight y Leitsberger, 2016;
Perry, 1996).
Las mascotas pueden estar expuestas a una variedad de compuestos
farmacológicamente activos a través de residuos de ingredientes que resultan de
prácticas agrícolas o industriales, los cuales pueden ser tóxicos para perros. Los
antibióticos ionóforos, por ejemplo, se incluyen dentro de los aditivos para alimentos
disponibles comercialmente que se administran a las aves de corral para el control
de la coccidiosis, y al ganado bovino y porcino para mejorar la eficiencia alimentaria
y la producción cárnica. Sin embargo, pueden ser tóxicos para los músculos
cardíacos y esqueléticos y los nervios periféricos, y pueden causar parálisis e
incluso la muerte en perros (Carrión y Thompson, 2014).
Los peces, también se utilizan comúnmente en alimentos para mascotas. Estos
pueden contener contaminantes oceánicos modernos que se acumulan en sus
tejidos y pueden alcanzar niveles peligrosos. A su vez, debido al tipo de bacterias y
enzimas que se encuentran en los peces, y los efectos del oxígeno atmosférico, se
descomponen más rápido que los animales terrestres. Agravado debido a que las
cadenas de transporte son más largas, lo que resulta en mayores períodos de
tiempo para la descomposición y putrefacción (Peden, 1999; Knight y Leitsberger,
2016).
Otros peligros potenciales adicionales asociados con las dietas comerciales basadas
en carne incluyen radicales libres, ácidos grasos trans y otras toxinas de la grasa de
restaurante que se usa como fuente de grasa, residuos hormonales, conservantes
químicos y la degradación de nutrientes sensibles como las enzimas y vitaminas,
debido a las temperaturas, presiones y tratamientos químicos involucrados en el
procesamiento (Petfoodinovation.info).
Teniendo en cuenta el número de ingredientes potencialmente peligrosos que se
encuentran en las dietas comerciales basadas en carne, no es sorprendente que un
número significativo de estudios controlados hayan demostrado un aumento en el
riesgo de una variedad de enfermedades luego del mantenimiento a largo plazo de
gatos con dietas de este tipo, incluyendo falla renal, enfermedades hepáticas,
musculoesqueléticas y neurológicas, defectos congénitos y trastornos hemorrágicos.
A pesar de que plantean preocupaciones significativas, el estándar de evidencia
43
ofrecido por estos estudios no siempre cumple con los estándares de ensayos
controlados aleatorios (ECA) bien diseñados, por lo que se debe tener precaución
antes de sacar conclusiones definitivas de estos resultados (Dow y col.,1989;
DiBartola y col., 1993; Strieker y col., 1996; Freytag y col., 2003; Knight y
Leitsberger, 2016).
Por el contrario, los numerosos riesgos para la salud asociados con el consumo
humano de productos animales están bien documentados y son cada vez más
apreciados por la comunidad científica y el público en general. Utilizando esta
evidencia podríamos crear un paralelismo con medicina veterinaria sobre los
posibles efectos de este tipo de dietas en los animales (Dodd y col., 2019).
La población de los Estados Unidos generalmente consume dietas altas en carne y
grasas saturadas y bajas en frutas, verduras y granos enteros. La carne y los
productos lácteos aportan todo el colesterol y la gran mayoría de las grasas
saturadas a la dieta típica de este país. Este patrón dietético supera las necesidades
nutricionales, lo que aumenta el riesgo de aumento de peso y contribuye a las altas
tasas de enfermedades crónicas. Las grasas saturadas son responsables del mayor
riesgo de enfermedad cardiovascular, ciertos tipos de cáncer, los accidentes
cerebrovasculares y diabetes miellitus, cuatro de las principales causas de muerte
en los Estados Unidos (Walker, 2005; WCRF/AICR, 2007; Dodd y col., 2019).
Las dietas altas en proteínas animales, independientemente del contenido de grasa,
también aumentan el riesgo de mortalidad cardiovascular y se asocian con un mayor
riesgo de algunos cánceres. En un metanálisis de estudios que comparó los
patrones dietéticos derivados empíricamente en relación con el riesgo de cáncer se
encontró un mayor riesgo para aquellos que adoptaban una alimentación con alto
contenido de carne en comparación con las plantas. En particular las carnes rojas o
procesadas son causas convincentes o probables de algunos tipos de cáncer, sobre
todo colorrectal. El cáncer de esófago, pulmón, páncreas, próstata, estómago,
hígado, riñón, mama, ovario y endometrio también pueden estar relacionados (Chao
y col. 2005; Walker, 2005; Key y col., 2006; WCRF/AICR, 2007; Potter, 2015; Bella y
col., 2016).
El consumo de carne a su vez está bien establecido como un factor de riesgo para la
salud planetaria. La producción animal industrial, sobre todo la de tipo intensivo,
tiene un fuerte impacto en el medio ambiente y en la salud pública debido a que,
además de producir grandes cantidades de carne, las operaciones concentradas de
alimentación animal aportan grandes cantidades de desechos al medio ambiente,
como estiércol, orina, carcasas, exceso de alimento y plumas conteniendo
patógenos que pueden causar enfermedades en otros animales y en los seres
humanos. Aparecen riesgos de salud directos para los trabajadores, consumidores y
la comunidad, además de riesgos indirectos mediados por vías ambientales. Reducir
el consumo de carne de la población no solo podría disminuir la carga de
enfermedad, sino que también las emisiones de gases de efecto invernadero
(Walker, 2005; Yip, 2013; Potter, 2015).
Una dieta alta en carne también consume muchos más recursos que una dieta
basada en plantas. Cuando los suministros de grano se alimentan al ganado en
lugar de consumirse directamente, se pierde una cantidad significativa de energía y
recursos para convertir las calorías de grano en calorías de carne afectando de esta
manera la sostenibilidad (Walker, 2005).
44
8. ESTUDIOS EN MEDICINA VETERINARIA
El interés y la disponibilidad de las dietas basadas en plantas están creciendo en
popularidad en el mercado de alimentos para mascotas de América del Norte. Sin
embargo, según los autores consultados, la mayoría de los alimentos sin carne para
perros disponibles actualmente no basa sus afirmaciones de adecuación nutricional
en protocolos de alimentación reconocidos y teniendo en cuenta la fisiología
carnívora facultativa de los perros, ha sido cuestionada la idoneidad para satisfacer
sus necesidades nutricionales con estas dietas (Wakefield, 2006; Brown y col., 2009;
Knight y Leitsberger, 2016; Dodd y col., 2018; Dodd y col., 2019).
En medicina humana ha habido un aumento constante en el número de artículos
sobre nutrición vegetariana que aparecen en la literatura biomédica, y esto se ha
atribuido a la creciente popularidad del vegetarianismo y los beneficios para la salud
documentados asociados con una dieta equilibrada basada en plantas. En contraste
con esto, hay una escasez de investigación sobre nutrición vegetariana en el canino.
Unos pocos estudios han evaluado el contenido nutricional de los alimentos para
mascotas basados en plantas o los parámetros de salud y el estado nutricional de
las mascotas alimentadas con ellas y hay pocos datos que apoyen los beneficios de
alimentarlos con estas dietas (White y Frank, 1994; Sabatey col., 1999; Brown y col.,
2009; Dodd y col., 2018; Dodd y col., 2019).
Por otro lado, hay un cuerpo significativo y creciente de ensayos de alimentación
controlada y estudios de población, que arrojan luz sobre la salud de los animales de
compañía mantenidos con dietas vegetarianas a largo plazo. La evidencia parece
indicar que los perros pueden sobrevivir, y de hecho prosperar, con dietas
vegetarianas y veganas que sean nutritivas. Tales dietas se han asociado con
algunos beneficios. Se producen desviaciones de los rangos normales dentro de los
resultados de los análisis de sangre, pero son poco frecuentes y rara vez aparecen
asociadas con signos clínicos de enfermedad (Knight y Leitsberger, 2016).
El estándar de evidencia ofrecido por estos estudios e informes de casos varía
significativamente por lo que se debe tener precaución antes de sacar conclusiones
definitivas de estos resultados. De igual manera pueden ser útiles para sugerir áreas
en las que enfocar esfuerzos de investigación más rigurosos, ya que no cumplen (en
sí mismos) el estándar de prueba científica. Para lograr esto, se necesitan ensayos
controlados aleatorios (ECA) bien diseñados, los que se consideran la piedra
angular de la medicina basada en la evidencia. Las revisiones sistemáticas de
múltiples ECA, idealmente con metanálisis de resultados agrupados, proporcionan la
evidencia más confiable. Sin embargo, mantener a perros con dietas invariables en
entornos de laboratorio durante períodos prolongados puede plantear
preocupaciones éticas, y faltan estudios de este tipo, que podrían proporcionar los
más altos estándares de evidencia en este campo (Knight y Leitsberger, 2016;
Evidence-Based Medicine Working Group).
A continuación, se resumen algunos de los estudios más recientes en la materia.
8.1. Estudios observacionales transversales
8.1.1. Encuestas
En 1994, People for the Ethical Treatment of Animals (PETA) informó sobre los
resultados de una encuesta sobre la salud de 300 perros vegetarianos procedentes
de 33 estados de Estados Unidos y Canadá a través del boletín de PETA. Los
perros tenían edades comprendidas entre cachorros jóvenes y 19 años, e incluían
una amplia gama de razas, machos y hembras, tanto castrados como enteros. De
estos, el 65,3% eran veganos y el 34,7% restante vegetarianos. Se habían
45
mantenido con estas dietas desde menos de dos, hasta más de nueve años. Con
respecto al estado general de salud parecía haber una clara ventaja de ser vegano o
vegetariano por un mayor tiempo de vida. Más del 80% de los perros mantenidos
con dietas veganas o vegetarianas durante el 50% al 100% de sus vidas fueron
reportados como de buena a excelente salud. También pareció haber una ligera
ventaja de salud para e veganismo en comparación con aquellas dietas que
admitían productos derivados de animales (Knight y Leitsberger, 2016;
Petfoodinovation.info).
Veintiocho perros fallecidos fueron incluidos en la encuesta, con una edad promedio
de muerte de 12,6 años. Las causas más comunes de muerte fueron cáncer y
enfermedades cardíacas (Knight y Leitsberger, 2016).
Los problemas de salud hallados son, a su vez, comúnmente reportados dentro de la
población normal de perros domésticos. Las infecciones de todo tipo fueron de las
afecciones más frecuentes. Sin embargo, hubo una relación inversa entre el tiempo
como veganos o vegetarianos y la incidencia de infecciones. Un porcentaje
relativamente alto de estos perros encuestados (42%) tenía orina alcalina (pH>
7). De los cuales el 15,2% tenía antecedentes de infecciones del tracto urinario
(Knight y Leitsberger, 2016; Petfoodinovation.info).
El segundo problema de salud más común observado, después de las infecciones,
fueron las enfermedades de piel, las cuales constituyen de las enfermedades más
comunes de los perros en general (Petfoodinovation.info).
En tercer lugar se mencionó la artritis. 7,3% padecían esta afección, pero en la gran
mayoría estaba relacionada con lesiones antiguas (fracturas de hueso) o con la edad
(Petfoodinovation.info).
Un porcentaje menor, 3,7%, fue considerado por sus guardianes con sobrepeso. Sin
embargo, fueron descritos como de buena o excelente salud o enérgicos
(Petfoodinovation.info).
El 2,7% de los perros tuvo cáncer, todos ellos tenían más de 7 años, lo que
concuerda con que la incidencia de esta enfermedad normalmente aumenta con la
edad. La correlación inversa entre la duración de la dieta vegana o vegetariana y la
incidencia de cáncer puede haber sido significativa: ningún perro que haya sido
vegano durante más de 5 años y ningún que haya sido vegetariano durante más de
5,5 años tuvo cáncer (Petfoodinovation.info).
Los problemas cardíacos afectaron el 4% de los perros. Hubo una correlación
directa entre la enfermedad cardíaca y el tiempo como vegano o vegetariano: todos
los perros con enfermedad cardíaca habían sido veganos durante al menos cuatro
años o vegetarianos durante al menos 10 años. La enfermedad cardíaca más común
y grave fue la miocardiopatía dilatada (CMD). Un pequeño porcentaje de estos
carece de niveles cardíacos suficientes del aminoácido L-Carnitina. La deficiencia
del aminoácido taurina, que los perros, a diferencia de los gatos, pueden sintetizar,
también puede causar cardiomiopatía. Sin embargo, la recuperación es posible con
la suplementación con taurina o L-carnitina. De los cinco perros con CMD, tres se
recuperaron tomando suplementos de L-carnitina o taurina. La prevención parece
posible a través de la suplementación regular con estos dos aminoácidos
(Petfoodinovation.info).
En conclusión, aunque no se realizaron pruebas de significación estadística, los
resultados sugieren que cuanto más tiempo permanezca un perro en una dieta
vegetariana o vegana, mayor será la probabilidad de que la salud general sea buena
o excelente y menos probabilidades tendrá de contraer cáncer, infecciones,
hipotiroidismo o padecer obesidad. Por el contrario, cuanto más tiempo permanezca
46
un perro en una dieta vegetariana o vegana sin la suplementación de L-carnitina o
taurina, mayor será la probabilidad de cardiomiopatía dilatada u otra enfermedad
cardíaca, especialmente en razas grandes o gigantes. Por otro lado, una dieta
vegetariana puede aumentar la alcalinización urinaria, con su consiguiente potencial
para cálculos urinarios, bloqueos e infecciones; por lo tanto, el control regular del pH
de la orina y la corrección de la alcalinización son importantes
(Petfoodinovation.info).
Para el siguiente estudio, publicado en 2014, se obtuvieron dueños de mascotas de
Austria, Alemania y Suiza a través de tableros de anuncios en clínicas veterinarias,
artículos en diversos foros y grupos de Facebook, y boca a boca. Consistía en
completar un cuestionario sobre la experiencia de alimentar a sus gatos y perros con
una dieta basada en plantas, su implementación y las consecuencias que conlleva.
Un total de 233 dueños de mascotas completaron el cuestionario, incluyendo 174
dueños de perros y 59 gatos, algunos de los cuales tenían ambas especies viviendo
en su hogar (Semp, 2014).
El 90% de los participantes del cuestionario dijo que la convicción (razones morales
y éticas y de bienestar animal) fue la razón más importante que los motivó a
alimentar a sus mascotas con una dieta vegana, seguido por problemas de
aceptación con la alimentación normal (Semp, 2014).
La mayoría de los dueños de mascotas participantes afirmaron que utilizaban
alimento producido industrialmente o mezclado con comida casera, solo el 9% lo
preparaban en casa exclusivamente y el 27% declaró agregarle suplementos (Semp,
2014).
De forma independiente 38 dueños de mascotas informaron, que los animales
mostraban un pelaje mucho más brillante y saludable. Por otra parte, algunos
animales que habían sido propensos a una capa particularmente escamosa o
aceitosa antes de la conversión a una dieta vegana, ya no mostraban signos de
ningún problema dermatológico. Algunos dueños de mascotas notaron
particularmente el aumento en el volumen de las heces, sin embargo, definieron una
mejoría en la consistencia. Otros beneficios descriptos fueron el olor individual de las
mascotas como más agradable y la pérdida de halitosis (Semp, 2014).
Más recientemente, en 2019, fue publicada otra encuesta relacionada al
vegetarianismo en mascotas. Para realizarla se difundió un cuestionario en línea a
los dueños de mascotas de habla inglesa, incluidos gatos y perros, para recopilar
datos sobre la demografía, el tipo de mascota, la dieta que le administraban y las
preocupaciones sobre los alimentos para mascotas. El objetivo de este estudio fue
estimar el número de propietarios que alimentaban con dietas basadas en plantas a
sus mascotas, determinar qué los motivaba a hacerlo e identificar sus inquietudes
con respecto a los productos animales (Dodd y col., 2019).
Se proporcionó información dietética de 2,940 perros. Del total, el 1,6% era
alimentado con una dieta estrictamente a base de plantas, dentro de ellos el 91%
con una dieta comercial con la inclusión de algunos alimentos caseros, mientras que
el 2% era alimentado exclusivamente con una dieta casera. Los resultados
encontraron que los dueños de mascotas eran más propensos a ser vegetarianos
(6,2%) o veganos (5,8%) de lo que se informó anteriormente para los miembros de
la población general (Dodd y col., 2019).
Con la excepción de un perro cuyo guardián era un vegetariano, los veganos fueron
los únicos que alimentaron a sus mascotas con dietas basadas en plantas. De
aquellos que no alimentaban con dietas basadas en plantas, pero expresaron interés
47
en hacerlo, una gran proporción deseaba más información que demostrara su
adecuación nutricional. Entre todos los dueños de mascotas, la preocupación más
comúnmente informada con respecto a los alimentos a base de carne era el
bienestar de los animales de granja y con respecto a los de origen vegetal era la
integridad nutricional de la dieta. La mayoría de los dueños de mascotas indicaron
que no alimentarían con una dieta basada en plantas a sus mascotas, incluso si una
estuviera hipotéticamente disponible y cumpliera con sus necesidades. Es probable
que la escasez de evidencia que respalde las dietas vegetarianas para mascotas, la
preocupación por la desaprobación veterinaria y los desafíos con la disponibilidad
informados en esta encuesta contribuyan en contra de estos alimentos. Sin
embargo, los hallazgos de este estudio sugieren que más dueños de mascotas
están interesados en alimentar con una dieta basada en plantas, especialmente
aquellos que evitan la carne en su propia dieta. La asociación entre evitar la carne y
la culpa asociada con el alimento para mascotas se ha documentado previamente, lo
que reforzaría estos resultados. A pesar de que la mayoría de los veganos
expresaron interés en alimentar a sus mascotas con una dieta basada en plantas, la
preocupación por la falta de naturalidad y evidencia de suficiencia nutricional de
estas dietas puede evitar que lo hagan (Dodd y col., 2019).
La estimación de la prevalencia de este tipo de alimentación proporciona una base
desde la cual se puede medir el crecimiento potencial de la tendencia, así como para
informar a veterinarios, nutricionistas y profesionales de las mascotas sobre el
alcance de esta práctica controvertida en la actualidad. Comprender las actitudes,
preocupaciones y motivaciones de los propietarios es necesario para una
comunicación efectiva entre los veterinarios y sus clientes con el fin de servir los
mejores intereses tanto de ellos como de los pacientes. La alta prevalencia de
evitación de carne y la preocupación con respecto a los alimentos para mascotas de
origen animal, que se encontraron en esta encueta, pueden indicar una demanda
para el desarrollo de dietas vegetarianas nutricionalmente completas y equilibradas
con el fin de cumplir con los requisitos nutricionales y al mismo tiempo satisfacer las
necesidades de los dueños (Dodd y col., 2019).
Las tendencias en la industria de alimentos para mascotas ciertamente están
impulsadas en parte por las demandas de los consumidores, por lo que las
creencias populares de los consumidores, y no los requisitos nutricionales, a
menudo dictan la formulación de la dieta. Esto sugiere que la investigación futura
con respecto al contenido nutricional de las dietas vegetarianas, la disponibilidad o
eficacia de los nutrientes derivados de las plantas para las mascotas y los efectos de
estas dietas en la salud de los perros se justifican desde una perspectiva de
demanda del mercado. Además, el crecimiento de la población previsto y las
crecientes demandas asociadas de proteínas están ejerciendo una presión cada vez
mayor en el sistema alimentario humano, y es posible que la industria de alimentos
para mascotas deba adaptarse para evitar competir con este. Por lo tanto,
independientemente de la filosofía o dieta del dueño de la mascota, la prevalencia
de las prácticas de alimentación de mascotas basadas en plantas puede aumentar
por necesidad (Dodd y col., 2019).
8.1.2. Exámenes clínicos, analítica sanguínea y raciones
En 1999 Engelhard publicó un estudio sobre nutrición vegetariana en el cual
participaron 66 perros adultos (29% de los cuales eran veganos), 8 cachorros
veganos y 8 gatos (25% veganos). Los hallazgos mostraron que, a las 8 semanas,
los cachorros veganos tenían aproximadamente la mitad del peso normal para los
48
perros de esa edad. Los perros adultos, al contrario, no mostraron anomalías
clínicas y parecían alegres y saludables (Semp, 2014).
Por otro lado, analizó 12 alimentos vegetarianos disponibles comercialmente para
perros y gatos, 10 eran insuficientes para sus necesidades nutricionales. Sólo dos
dietas podrían ser recomendadas sin reserva. Mirando el año de publicación de este
estudio, sin embargo, las dietas examinadas tendrían que volver a examinarse, ya
que las recetas y los ingredientes podrían haber cambiado a lo largo de los años.
Por ejemplo, en el caso de una ración analizada años más tarde por otro
investigador, la compañía confirmó un cambio de receta y los resultados difirieron
(Semp, 2014).
Más adelante, en 2001 junto a Kienzle, estudiaron 86 perros y ocho gatos
vegetarianos en Alemania, Suiza y Bélgica. Al igual que en el cuestionario realizado
en 2014 por Semp, se encontraron resultados similares en las razones más
importantes que motivaron a los propietarios a mantener a sus mascotas en una
dieta vegana (Knight y Leitsberger, 2016).
Se analizaron 12 alimentos vegetarianos para perros disponibles en el mercado y se
encontró que solo 2 de ellos eran nutricionalmente adecuados. Los errores comunes
de formulación incluyeron insuficientes proteínas, sodio, vitamina A, vitamina B12,
taurina, ácido araquidónico, calcio, fósforo y una relación desequilibrada de Ca:P.
Sin embargo, este estudio tiene ahora alrededor de 20 años y se espera que los
estándares de fabricación y los procesos de control de calidad hayan mejorado
desde entonces en los casos de estas dietas. La misma investigación también revisó
las dietas vegetarianas preparadas en el hogar y descubrió que muchos de ellos
eran nutricionalmente inadecuados en formas típicas de las dietas preparadas en el
hogar. Sorprendentemente no se encontraron problemas clínicos en los perros
adultos (Michel, 2006; Knight y Leitsberger, 2016).
Más adelante, en el 2000, Anderson evaluó a través de una prueba de alimentación
con perros adultos, la ingesta, la palatabilidad, la digestibilidad aparente general de
la materia seca, la proteína y la grasa de un alimento para perros vegano
australiano. La formulación del alimento indicaba contener un mínimo de 24% de
proteínas y de 11% de grasa, lo que se corroboró mediante el análisis de una
muestra representativa. Todos los perros comieron el alimento y la palatabilidad era
muy alta. El día 14 la digestibilidad de la materia seca fue del 84%, de la proteína fue
de 68,9% y de las grasas fue de 87,4 +/- 9%, los que son excelentes resultados para
un alimento para perros preparado comercialmente. La calidad fecal medida como %
de materia seca fue muy buena, 28% en el día 14. Las deposiciones fueron
consistentes en todos los perros. Este estudio no solo demuestra la adecuación
tanto de proteína y grasas, sino también su digestibilidad y la aceptación por parte
de los perros (Anderson, 2000).
Otro estudio sobre la salud de perros vegetarianos fue publicado por Semp en 2014.
De los perros que habían participado en el cuestionario realizado por Semp y que
por una duración mínima de 6 meses habían comido exclusivamente una dieta
vegana, 20 fueron seleccionados al azar y se les realizó un examen clínico
estandarizado y análisis de sangre (Knight y Leitsberger, 2016).
El examen clínico incluyó evaluaciones de apariencia general, condición corporal,
piel y pelaje, ganglios linfáticos, signos vitales, sistemas cardiovascular, respiratorio
y digestivo, y defecación. No se pudieron encontrar enfermedades o anomalías que
pudieran relacionarse directa y obviamente con la dieta. Todos los perros
examinados estaban, alertas, reactivos y proclives a la actividad lúdica, aunque una
49
minoría era temerosa o agresiva, lo que refleja las poblaciones domesticas
normales. Solo 2 perros presentaban una condición corporal por encima del peso
ideal (Semp, 2014; Knight y Leitsberger, 2016).
Tras el examen clínico general, se tomaron muestras de sangre y se evaluaron los
parámetros hematológicos (hemograma completo) y bioquímicos (hígado, riñón y
páncreas), así como los niveles de magnesio, calcio, hierro, proteínas totales, ácido
fólico, vitamina B12 y carnitina. Los resultados de la evaluación de sangre no
mostraron diferencias significativas en todos los parámetros probados en
comparación con los perros que recibieron una dieta convencional. A diferencia de lo
esperado, no se observaron valores significativamente más bajos de hierro y
vitamina B12. Ni siquiera, los 2 perros alimentados con una dieta suplementada
casera, mostraron desviaciones relevantes (Semp, 2014; Knight y Leitsberger,
2016).
En todos los perros la micción normal fue descrita por sus dueños. Se utilizaron tiras
reactivas para el examen de orina encontrándose que todos los indicadores fueron
negativos, salvo en 3 perros en los cuales resultó positiva la proteína. El interés
principal en el examen de orina era el pH por la posible alcalinización de esta en
perros alimentados con dietas veganas y sus consecuencias. Solo un perro mostró
un pH por encima del rango normal, sin embargo, no mostró signos ni problemas
clínicos en el tracto urinario (Semp, 2014).
Posteriormente se examinaron las raciones comerciales para mascotas veganas
más comúnmente utilizadas por los participantes, así como algunos ejemplos de
dietas preparadas en el hogar. Se analizó la cantidad de los siguientes
componentes: humedad, ceniza bruta, proteína cruda, grasa bruta, fibra cruda y
elementos dietéticos como calcio, fósforo, potasio, sodio, cobre, hierro, zinc,
manganeso y magnesio. Para una dieta vegana auto-preparada y húmeda se
calculó, además de los nutrientes mencionados anteriormente, la vitamina A, E y la
vitamina B12, el perfil de aminoácidos y la cantidad de ácido linolénico
proporcionado. En general, las dietas veganas examinadas cumplían con los
requisitos nutricionales de perros. Solo dos dietas secas para perros no cumplieron
con las dosis mínimas recomendadas de potasio por kilo de alimento de perro y una
dieta húmeda no cumplía con los requisitos de energía y calorías de un perro de 9
kg, al obedecer las recomendaciones de alimentación que se incluye en el envase.
La receta de comida casera presentada en este estudio cumplió con los requisitos
de nutrientes de los perros en general, pero fue demasiado baja en los aminoácidos
metionina y cisteína, vitamina B12 y sodio, desequilibrios de nutrientes que pueden
corregirse fácilmente (Semp, 2014).
Con la información proporcionada en este estudio, la impresión general de los
animales participantes y los resultados actuales de los exámenes y las evaluaciones
de sangre, la desaprobación de las dietas veganas para perros que se presenta
comúnmente no puede ser fundamentada. El creciente interés y la demanda de este
tipo de dietas para perros deberían resultar en una discusión más fuerte sobre este
tema entre los veterinarios. Para resultados a largo plazo, se necesitaría un grupo
más grande de animales que se alimentaran con una dieta vegana durante más de 7
años y pruebas adicionales, así como un mayor número de participantes sería
necesario para una validez significativa (Semp, 2014).
Para otro estudio, publicado en 2015, se evaluaron 13 dietas vegetarianas secas y
11 en lata para perros y gatos, de las cuales 23 solo incluían ingredientes de origen
vegetal, mientas que en una enlatada los huevos secos también se enumeraron
como ingrediente. El objetivo principal fue medir las concentraciones de proteína
50
cruda (PC) y aminoácidos (AA) en los alimentos vegetarianos comerciales y
comparar esos valores con las concentraciones mínimas requeridas para las
especies previstas y la etapa de vida establecida por la AAFCO (Kanakubo y col.,
2015).
Las concentraciones de PC medidas fueron superiores al requisito mínimo para los
perfiles de nutrientes de alimentos para perros para todas las dietas, salvo una dieta
seca que contenía el 94% del valor mínimo requerido, pero había completado un
ensayo de alimentación animal reconocido por AAFCO. Una dieta enlatada para
perros que excedió las 4,000 kcal/kg de MS contenía solo el 91% de la PC mínima
reportada para el análisis garantizado en base a la alimentación, pero cumplió con
los requisitos cuando se corrigió la densidad de energía. Las diecinueve dietas para
perros estudiadas contenían todos los AA en concentraciones que cumplían o
superaban los valores mínimos (Kanakubo y col., 2015).
En conclusión, en este estudio no se encontraron objeciones para no alimentar a
perros con comidas vegetarianas comerciales. Sin embargo, se evaluó solo un
número limitado de nutrientes esenciales lo que justificaría una evaluación más
exhaustiva. Además, no hubo evaluación de los animales durante el consumo de las
dietas, el control de las concentraciones de AA en la sangre proporcionaría
información valiosa para evaluar su adecuación en los alimentos. A su vez, las
concentraciones, proporciones y biodisponibilidad de AA son posiblemente más
importantes que la concentración de PC per se (Kanakubo y col., 2015).
8.1.3. Control de alergias
La alergia alimentaria es una patología de baja frecuencia, asociada al consumo de
distintas proteínas que generan una reacción de hipersensibilidad, provocando
sintomatología dermatológica y/o gastrointestinal. Se asocia al consumo de
alimentos comerciales o caseros que contienen proteína de pollo, pavo, cerdo y
vacuno, entre otras (Plechner y Shannon, 1977; Cartlotti y col., 1990; Paterson,
1995).
Esta hipersensibilidad surge por la exposición repetida a un alérgeno, algunos
autores documentan que un tiempo de contacto con el alérgeno alimentario
sensibilizador debe ocurrir 1 a 2 años antes de que aparezca el primer síntoma, por
lo tanto, el responsable suele ser un ingrediente alimentario básico de la dieta, que
los animales ingirieron por largos periodos. Un tercio de los casos ocurren en
animales jóvenes menores de un año, aunque la edad de inicio es variable (Plechner
y Shannon, 1977; Cartlotti y col., 1990; Verlinden y col., 2006).
La prevalencia de alergias en animales de compañía está aumentando. Según los
informes, aproximadamente el 1% de todas las enfermedades dermatológicas y el
10% de todas las dermatosis alérgicas son atribuibles a la alergia alimentaria. No es
raro que aparezca concomitantemente con otras dermatosis pruriginosas, en el 20-
30% de los casos los perros tienen enfermedades alérgicas concurrentes,
especialmente atopia e hipersensibilidad por pulgas, pero a veces evitar el alérgeno
alimentario puede reducir la importancia de otros alérgenos al permitir que el perro
caiga por debajo de un "umbral" pruriginoso (Plechner y Shannon, 1977; Cartlotti y
col., 1990; Verlinden y col., 2006; Petfoodinovation.info).
Aunque todas las proteínas de los alimentos son antigénicas, es decir extrañas al
cuerpo, solo un pequeño componente del contenido total de estas es alergénico. Los
factores que determinan qué proteínas son los alérgenos más importantes se
entienden de manera incompleta, pero su inmunogenicidad y estabilidad juegan un
papel importante. Los alérgenos alimentarios son proteínas con un peso molecular
de 10 a 70 kDa y mantienen su inmunogenicidad a pesar de los diferentes
51
tratamientos, muchos son parcialmente resistentes a la influencia del calor y el
ácido, por lo que la alergenicidad de la mayoría de los alimentos no cambia o se
reduce mediante la cocción o la digestión parcial (Verlinden y col., 2006).
Existen muchos alérgenos alimentarios potenciales y, debido al contenido de
múltiples ingredientes en los alimentos comerciales para mascotas, es difícil detectar
los causales específicos (Verlinden y col., 2006).
Los productos animales provocan la mayoría de las reacciones alérgicas. En 7
estudios diferentes realizados la carne de res fue el principal alérgeno responsable
de las alergias alimentarias en perros. Otros ingredientes comunes incluyeron carne
de otros animales (pollo, cerdo, caballo, cordero, pescado), huevo, leche, arroz y
otros cereales. De los productos cárnicos alimentados a perros, se encontró que el
cordero es el menos alergénico. Se ha informado que la antigenicidad aumenta
progresivamente con pollo y subproductos de pollo, pescado, carne de cerdo y carne
de res, pero hay que tener en cuenta que esto puede variar según cuales sean los
subproductos más comúnmente utilizados en las dietas comerciales de cada país.
Por ejemplo, alrededor del 40% de todos los Viejos Pastor Ingles tienen
hipersensibilidad a la carne de res (Plechner y Shannon, 1977; Cartlotti y col., 1990;
Paterson, 1995; Petfoodinovation.info).
El antígeno ofensivo puede presentarse en muchas formas, con la carne, por
ejemplo, la reacción puede obtenerse a través de alimentos balanceados, harina,
galletas, huesos, cuero crudo, palitos, etc. En un paciente muy altamente
sensibilizado, solo se requieren cantidades infinitesimales para provocar una
respuesta, y es difícil encontrar un producto alimenticio comercial que no incluya
antígenos de carne (Plechner y Shannon, 1977).
Un diagnóstico confiable solo se puede obtener con ensayos de eliminación de la
dieta, seguida de desafiar con la comida anterior del paciente. Cuando los síntomas
recurren con la dieta anterior y desaparecen nuevamente con la dieta de eliminación,
se realiza el diagnóstico de alergia alimentaria (Verlinden y col., 2006).
La dieta de eliminación ideal debería responder a algunos criterios: contener un
número limitado de proteínas nuevas altamente digeribles o presentar proteínas
hidrolizadas, tener un contenido de proteínas más bajo que los alimentos habituales,
evitar los aditivos y las aminas vasoactivas y ser nutricionalmente adecuados para la
etapa de vida y condición del animal. Estas características pueden ser logrados
fácilmente con una dieta vegetariana (Verlinden y col., 2006).
La terapia principal de la alergia alimentaria consiste en evitar los alimentos
ofensivos identificados durante la dieta de prueba. Para los pacientes programados
contra todos los productos cárnicos, es necesario desarrollar un sustituto de la carne
que cumpla con los requerimientos nutricionales, elimine los alérgenos nocivos más
comunes y sea apetecible. Cambiar a otro alimento comercial para mascotas a base
de carne generalmente no resuelve el problema, debido a la similitud en los
ingredientes utilizados. Hay muchas dietas hipoalergénicas excelentes disponibles
para el veterinario. Sin embargo, ingredientes como cordero, pollo y huevo se usan
comúnmente en dietas como nuevas fuentes de proteínas. Un estudio que investigó
la alergia alimentaria en perros en el Reino Unido, mostró que estos tres alimentos
pueden causar enfermedad cutánea pruriginosa en perros. En otro estudio se utilizó
la dieta prescrita d/d Hill de cordero y arroz en 7 perros (cinco alérgicos a la carne de
res). La enfermedad pudo controlarse solo en tres de los perros alérgicos a la carne
de res. En el Hospital de Clínicas Veterinarias y Enseñanza de la región de Jammu,
India, se realizó un estudio para registrar la prevalencia de dermatitis alérgica en
caninos entre los casos de dermatitis presentados. La variación en la prevalencia
52
sobre la base de los hábitos alimenticios indicó que los perros que recibieron dieta
no vegetariana eran más propensos a la dermatitis alérgica. En consecuencia, se
han formulado varias dietas con receta sin carne para abordar las alergias utilizando
fuentes de proteínas vegetarianas nobles (es decir, no encontradas anteriormente),
estas dietas son útiles en perros que han sido alimentados con tantos tipos de
alimentos que es difícil identificar una proteína novedosa (Plechner y Shannon,
1977; Cartlotti y col., 1990; Paterson, 1995; Sharma, 1995; Verlinden y col., 2006;
Carlotti, 2013; Petfoodinovation.info).
8.1.4. Tumores
A diferencia de lo que ocurre en medicina humana, hay pocos estudios en animales
con respecto a la interacción entre la dieta y la presencia de tumores y mucha de la
información que disponemos es extrapolada. Se ha propuesto que la sobrenutrición
durante la adolescencia en humanos es un importante determinante subsecuente en
la incidencia de cáncer de mamas. La baja frecuencia de obesidad en la población
vegetariana, lo que sugiere una ingesta baja de calorías, puede provocar un retraso
en el inicio de la menarquia y también puede influir en el estado hormonal en otros
momentos de la vida (Perez y col., 1998).
En 1998 se publicó el presente estudio de casos y controles, se investigaron varios
factores dietéticos y nutricionales para determinar si existía una relación entre la
dieta y el desarrollo de tumores mamarios en perras. En este estudio se observó que
la obesidad al 1 año de edad y la obesidad 1 año antes del diagnóstico se
relacionaba significativamente con el riesgo de desarrollar tumores mamarios. Esto
llevó a la hipótesis de que la obesidad a una edad temprana podría modificar el inicio
de la madurez sexual en las perras y su estatus hormonal más adelante en la vida,
lo que podría aumentar la carcinogénesis mamaria. Además, si los mecanismos que
se han propuesto en humanos también son operativos en tumores mamarios en
perros, la obesidad 1 año antes del diagnóstico también podría haber aumentado la
carcinogénesis al modificar las concentraciones y disponibilidad de hormonas
sexuales femeninas. Otros factores de riesgo importantes en perras encontrados en
este estudio fueron una alta ingesta de carne roja, especialmente carne de res y
cerdo (Perez y col., 1998).
55
9. ESTUDIOS EN MEDICINA HUMANA
Debido a los escasos estudios disponibles acerca de la implementación de dietas
vegetarianas en perros y a la vasta información que hay al respecto en medicina
humana, podría resultar útil extrapolar cierta evidencia que, a su vez, serviría como
puntos claves donde ampliar futuras investigaciones.
Según la Asociación Americana de Dietética y la Asociación de Dietistas de Canadá
una dieta vegetariana bien planificada se considera adecuada para todas las etapas
del ciclo de vida, incluida la infancia y la adolescencia. Esta puede variar
ampliamente, pero la evidencia empírica se relaciona en gran medida con el
contenido nutricional y los efectos sobre la salud de la dieta promedio de
vegetarianos bien educados que viven en países occidentales, junto con cierta
información sobre vegetarianos en países no occidentales (Key y col., 2006).
Un gran número de personas en todo el mundo sigue dietas vegetarianas, pero en la
mayoría de los países representan solo una pequeña proporción de la población.
India es una notable excepción porque una proporción sustancial, quizás
aproximadamente el 35% de la población, sigue una dieta vegetariana tradicional y
lo ha hecho durante muchas generaciones. Este número se desconoce en occidente
y si bien aquellas personas que eligen una dieta vegetariana pueden estar
aumentando en algunos de los países más ricos, el consumo de carne se está
incrementado en muchos países que hasta hace poco tenían una baja ingesta (Key
y col., 2006).
56
los principales grupos de alimentos y el desplazamiento de calorías hacia grupos de
alimentos que son más saciantes, con una mayor ingesta de fibra y una menor
ingesta de proteínas. El índice de masa corporal aumenta cuando se consume un
espectro más amplio de productos animales. Específicamente, es más alto en los
consumidores de carne, más bajo en los veganos e intermedio en los consumidores
de pescado (Walker y col., 2005; Key y col., 2006; Tonstad y col., 2009; Crowe y
col., 2013; Appleby y Key, 2016).
Las dietas vegetarianas pueden en parte contrarrestar las fuerzas ambientales que
conducen a la obesidad y que consecuentemente aumentan las tasas de diabetes
tipo 2. La ingesta reducida de ácidos grasos saturados y otras intervenciones en el
estilo de vida destinadas a reducir las tasas de obesidad son los cambios más
propensos a reducir el número de epidemias de personas con esta enfermedad
(Mann, 2002; Tonstad y col., 2009; Crowe y col., 2013; Appleby y Key, 2016).
Además del efecto de la dieta sobre el peso corporal, los patrones dietéticos o los
alimentos específicos pueden ser determinantes importantes del riesgo de esta
enfermedad. Los investigadores han sugerido que la cartera de alimentos que se
encuentra en las dietas vegetarianas puede tener ventajas metabólicas para su
prevención. Las dietas protectoras generalmente se caracterizan por el alto consumo
de alimentos de origen vegetal, que contienen sustancialmente menos grasas
saturadas que las dietas no vegetarianas, los cuales reducen la sensibilidad a la
insulina. A su vez, generalmente incluye alimentos que tienen un índice glucémico
bajo, como frijoles, legumbres y nueces, y una mayor proporción de frutas y verduras
lo que también está asociado con una menor prevalencia de la enfermedad (Tonstad
y col., 2009).
La ingesta de carnes rojas y carnes procesadas se asocia con un mayor riesgo de
padecer diabetes tipo 2, en comparación las dietas vegetarianas y veganas, y la
lacto-ovo están asociadas con una reducción de casi la mitad en el riesgo. Las
dietas pesco y semivegetarianas se asocian con reducciones de riesgo intermedias
(Tonstad y col., 2009).
57
9.4. Cáncer
Los patrones dietéticos permiten estimar las asociaciones de enfermedades más allá
de los alimentos individuales o nutrientes e incluyen la dieta total. Se estima que
más de la mitad de todos los casos de cáncer y muertes en todo el mundo son
potencialmente prevenibles, y que la dieta y la nutrición son responsables
aproximadamente del 30% de todos los casos de cáncer en los países desarrollados
y del 20% en los países en desarrollo. Se han identificado mecanismos biológicos
plausibles por el cual las dietas vegetarianas podrían reducir específicamente el
riesgo de algunos tipos de cáncer. Es probable que cualquier efecto se deba no solo
a la exclusión de la carne, sino también a la inclusión de un mayor número y una
mayor variedad de alimentos vegetales, que contienen una amplia variedad de
posibles sustancias para prevenir el cáncer (WCRF/AICR, 2007; Tantamango-
Bartley y col. 2013).
El Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer, con una dependencia
relativamente extensa en los estudios de casos y controles, concluyó que existían
pruebas convincentes de una asociación causal entre un mayor consumo de
verduras y frutas y un menor riesgo de cáncer de boca, faringe, esófago, pulmón,
estómago y una asociación similar entre un mayor consumo de vegetales solos y
cánceres de colon y recto. Además, había pruebas de una posible asociación causal
entre un mayor consumo de verduras y frutas y un menor riesgo de cáncer de
laringe, páncreas, mama y vejiga (Key y col., 2006).
La dieta vegana parece conferir un menor riesgo de cáncer general y específico para
la mujer en comparación con otros patrones dietéticos. Con respecto al cáncer de
mama, la mayor parte de la epidemiología puede explicarse por factores
hormonales, y los únicos efectos alimentarios definidos sobre el riesgo son la
obesidad en las mujeres posmenopáusicas y el alcohol. Por otra parte, existe cierta
evidencia de que los niveles de factor de crecimiento tipo insulina I también pueden
influir en el riesgo cáncer de mama y que los veganos tienen niveles plasmáticos
más bajos, lo que disminuiría el riesgo. Lo mismo ocurre con esta hormona en el
hombre y riesgo de cáncer de próstata (Key y col., 2006; Tantamango-Bartley y col,
2013; Potter, 2015).
Las causas del cáncer colorectal no se conocen bien, pero los investigadores están
de acuerdo en que la dieta es importante y hay pruebas sustanciales de que las
dietas ricas en carnes rojas y procesadas se asocian con un aumento moderado del
riesgo de padecerlo. Además de la ausencia de carne en su dieta, algunos factores
de riesgo putativos para este tipo de cáncer son más favorables en los vegetarianos,
como una menor proporción de ácidos biliares secundarios en sus heces y una
menor probabilidad de tener movimientos intestinales infrecuentes (Key y col., 2006).
9.5. Mortalidad
Los datos de cohortes prospectivos actuales de adultos en América del Norte y
Europa plantean la posibilidad de que un patrón de estilo de vida que incluya una
ingesta de carne muy baja se asocie con una mayor longevidad (Singh y col., 2003).
En varios estudios, los vegetarianos experimentaron tasas de mortalidad
considerablemente inferiores a las de la población general, pero similares a la de los
no vegetarianos con hábitos comparables. Sin embargo, puede haber discusiones
sobre si la protección real entre los vegetarianos se deriva solo de las prácticas
dietéticas o si existe un paquete de comportamientos de estilo de vida que
contribuyen conjuntamente a un menor riesgo y mejores resultados (Potter, 2015;
Appleby y Key, 2016).
58
10. ALIMENTOS COMERCIALES A BASE DE PLANTAS
La creciente demanda de alimentos veganos para mascotas ha tenido como
resultado la aparición en el mercado de alimentos producidos comercialmente que
cumplen con los requisitos de dichos animales y que son formulados estrictamente a
base de plantas. Muchas opciones y marcas están disponibles en todo el mundo
(Semp, 2014).
En Uruguay y la región podemos encontrar una variedad de alimentos comerciales
vegetarianos y veganos para perros, a continuación, se da una breve descripción y
se brinda información acerca de algunos de ellos.
10.1. Wenaewe
Alimento orgánico certificado, de calidad super Premium, con una variedad
vegetariana para perros adultos. Es el único alimento comercial a base de plantas
disponible en Uruguay, cuya fórmula está aprobada por la División de Inocuidad y
Calidad de Alimentos de la Dirección General de Servicios Agrícolas del MGAP.
Además de comercializarse en el mercado local, es exportado a países como
Estados Unidos y Japón (Nutrapet, etiqueta Wenaewe).
Wenaewe combina 17 ingredientes orgánicos de alta calidad aptos para el consumo
humano que ofrecen una excelente nutrición y benefician la salud. Entre ellos,
cereales hipoalergénicos, harinas de semillas, vegetales y hierbas aromáticas
orgánicas. Estos ingredientes contienen altos niveles de antioxidantes, vitaminas y
ácidos Ω-3 y 6, todos en su forma natural. No contiene maíz, productos lácteos, soja,
colorantes ni saborizantes artificiales, trigo, conservantes químicos, productos
derivados, ni productos genéticamente modificados (etiqueta Wenaewe).
10.1.1. Composición
Arroz integral, semilla de canola, trigo serraceno, cebada, mijo, zanahorias,
remolacha roja, sal marina, orégano, ajo, ácido ascórbico, propóleo, vitaminas (A,
B12, D3, C, E, K3, tiamina, riboflavina, piridoxina, biotina, ácido fólico, pantotenato,
niacina) y minerales (cromo, sodio, selenio, hierro, citrato de cobre, sulfato de zinc,
cobalto) (etiqueta Wenaewe).
10.1.2. Análisis garantizado
Tabla 1: Análisis garantizado del alimento Wenaewe (etiqueta Wenaewe).
Nutriente
Proteína cruda (mín.) 20%
Extracto etéreo (mín.) 12%
Fibra cruda (máx.) 9%
Humedad (máx.) 10,5%
59
proteínas y energía. Los aceites vegetales y algas suministran Ω-6 y Ω-3,
importantes para todo el organismo, especialmente para la piel y pelaje. Los
extractos vegetales naturales actúan como antioxidantes, reduciendo la formación
de radicales libres. A su vez estos alimentos se hacen en pequeños lotes y se asan
lentamente en el horno para mantener el sabor y los nutrientes naturales del
alimento de una manera segura y equilibrada (Dr. Stanley).
10.2.1. Composición
Harina de arroz integral, harina de trigo integral, harina de soja, aceite de soja,
semilla de linaza, chía, garbanzos, extracto de levadura, levadura de cerveza seca,
harina de alga Schizochytrium sp., fibra de la caña de azúcar, gluten de trigo,
zanahoria deshidratada, quínoa, aceite de oliva, vitaminas (A, D, E, K, C, B1, B2, B6,
B12, biotina, pantotenato de calcio, ácido fólico, niacina, cloruro de colina), minerales
(sulfato de hierro, sulfato de cobre, yodato de calcio, cloruro de potasio, óxido de
zinc, óxido de manganeso, selenito de sodio), fosfato bicálcico, metionina, extractos
vegetales (yucca, romero, menta, té verde), antioxidantes naturales (ácido cítrico) y
concentrado de tocoferoles (Dr. Stanley).
10.2.2. Análisis garantizado
Tabla 2: Análisis garantizado del alimento All love- Veggie (Dr. Stanley).
Nutriente
Proteína cruda (mín.) 21%
Extracto etéreo (mín.) 11%
Fibra cruda (máx.) 3%
Humedad (máx.) 9%
Materia Mineral (máx.) 10%
Calcio (máx.) 1,5%
Calcio (mín.) 0,6%
Fósforo (mín.) 0,5%
Sodio (mín.) 0,1%
Omega 6 (mín.) 3%
Omega 3 (mín.) 0,5%
DHA (mín.) 0,01%
Energía Metabolizable aprox. 3650 Kcal/kg.
60
sodio, aceite de soja degomado, aceite de soja hidrogenado, ácido fólico, ácido
pantoténico, ácido nicotínico, biotina, cloruro de colina, iodato de calcio, piridoxina,
riboflavina, selenito de sodio, sulfato de cobalto, sulfato de cobre, fosfato bicálcico,
carbonato de calcio, sulfato de manganeso, sulfato de magnesio, sulfato de zinc,
vitaminas (A, B12, D2, E y K), L-lisina, DL-metionina, colorante natural de urucum,
bentonita, dolomita, harina de algas, sorbato de potasio, ácido propiónico y
antioxidante natural (tocoferol, dióxido de silicio, aceite de romero, ácido cítrico)
(Vegpet).
10.3.2. Análisis Garantizado
Tabla 3: Análisis garantizado del alimento Bicho Green (Vegpet).
Nutriente
Proteína cruda (mín.) 24%
Extracto etéreo (mín.) 10%
Fibra cruda (máx.) 5%
Humedad (máx.) 10%
Materia Mineral (máx.) 9%
Calcio (máx.) 1,5%
Calcio (mín.) 0,9%
Fósforo (mín.) 0,9%
10.4. FriDog
FriDog Vegetariana es un balanceado completo con fuente de proteína y energía
100% vegetal, indicado para perros adultos de todos los tamaños y razas.
Desarrollado en Brasil, especialmente para perros con intolerancia a proteínas y
grasas de origen animal (FriDog).
Contiene todos los aminoácidos estructurales, en cantidad y calidad, favoreciendo la
absorción de las proteínas, para atender sustancialmente a las necesidades
proteicas del organismo. El agregado de Yucca schirdigera genera menos olor de
heces y el hexametafostafo de sodio previene la formación del sarro. A su vez
contiene probióticos y prebióticos que mantienen al intestino más sano, con menos
presencia de diarreas y proporciona un refuerzo inmunológico (FriDog).
10.4.1. Composición
Arroz, salvado de gluten de maíz, maíz integral de trigo, salvado de trigo, salvado de
soja, levadura autolisada de caña de azúcar, levadura de cerveza seca, pared
celular de levadura, aceite de soja degomado, calcáreo calcífico, fosfato bicálcico,
cloruro de sodio, cloruro de potasio, antioxidante natural (0,06% de aceite vegetal,
ácido cítrico, dióxido de silicio, extracto de tocoferol y esencia de romero), extracto
de yucca, ácido propiónico, aluminosilicato de sodio y calcio, sorbato de potasio,
aditivo aromatizante (levadura seca de caña de azúcar, levadura de cerveza seca,
dextrosa, ácido fosfórico, sorbato de potasio, tocoferol y aceite de romero), L-lisina,
DL-metionina, óxido de zinc, zinc aminoácido quelato, sulfato de cobre, sulfato de
hierro, monóxido de manganeso, yodato de calcio, selenito de sodio, proteína de
selenio, vitaminas (A, B1, B12, B2, B6, D3, E, K3, cloruro de colina, ácido fólico,
ácido nicotínico, biotina y pantotenato de calcio), hexametafosfato de sodio y
Bacillus subtilis (FriDog).
61
10.4.2. Análisis Garantizado
Tabla 4: Análisis garantizado del alimento FriDog (Fridog).
Nutriente
Proteína cruda (mín.) 25%
Extracto etéreo (mín.) 10%
Fibra cruda (máx.) 3%
Humedad (máx.) 12%
Materia Mineral (máx.) 8%
Calcio (máx.) 1,4%
Calcio (mín.) 1%
Fósforo (mín.) 0,85%
Energía Metabolizable aprox. 3373 Kcal/kg.
62
de los músculos. La tirosina y el yodo, por su parte, previenen el hipotiroidismo,
ayudan a la reducción de infecciones, piel seca, obesidad, etc. (Green Dog).
10.5.1. Composición
Maíz, expeller de soja, expeller de maní, aceite y grasa vegetal (aceite de soja),
pulpa de remolacha, levadura de cerveza, raíz de achicoria, yucca schidigera,
semillas de chía y quínoa, poroto negro, fosfato dicálcico, carbonato de calcio, sodio,
cloruro de magnesio, zeolita, aromatizante (soja hidrolizada), extractos de origen
natural ricos en tocoferoles (extracto de romero ), metionina, L-carnitina,
conservantes (sorbato de potasio, sorbato de sodio, propionato de amonio,
propionato de calcio), antioxidantes (BHT y/o BHA), lisina, sulfato de zinc, sulfato
ferroso, sulfato de cobre, óxido de manganeso, iodato de calcio, selenito de sodio,
vitaminas (A, D3, E, B1, B2, B6, K3, B12, cloruro de colina, ácido nicotínico, ácido
fólico, pantotenato de calcio y biotina) (Green Dog). Rodríguez G., (2020).
Comunicación personal
10.5.2. Análisis Garantizado
Tabla 5: Análisis garantizado del alimento Green Dog para adultos. Rodríguez G.,
(2020). Comunicación personal.
Nutriente
Proteína cruda (mín.) 22%
Extracto etéreo (mín.) 11%
Fibra cruda (máx.) 4%
Humedad (máx.) 10%
Materia Mineral (máx.) 8%
Calcio (máx.) 1,5%
Calcio (mín.) 1,2%
Fósforo (máx.) 1,1%
Fósforo (mín.) 0,9%
Tabla 6: Análisis garantizado del alimento Green Dog para cachorros (Green Dog).
Nutriente
Proteína cruda (min.) 27%
Extracto etéreo (min.) 14%
Fibra cruda (max.) 4%
Materia Mineral (máx.) 8%
10.6. Veguis
Balanceado completo, 100% vegetal, producido en Argentina que cubre los
requerimientos nutricionales necesarios del perro adulto. Provee un buen aporte de
proteínas, energía, vitaminas y minerales.
Muchos de los consumidores de Veguis no son veganos ni vegetarianos, sin
embargo, encuentran en esta ración una solución a distintas patologías de sus
mascotas derivadas de la harina de carne que contiene el balanceado tradicional
o, simplemente, la utilizan para mantenerlos saludables y en forma. (Veguis).
63
10.6.1. Composición
Arroz, maíz, gluten meal, harina de soja, pulpa de remolacha, levadura de cerveza,
aceites vegetales (maíz, girasol), semilla de lino, extracto de romero, extracto de
yucca schidigera, afrechillo de trigo, sal, carbonato de calcio, fosfato dicálcico,
zeolita, mananooligosacáridos, oxido de manganeso, sulfato de zinc, sulfato ferroso,
sulfato de cobre, cloruro de potasio, iodato de calcio, selenito de sodio, inulina,
vitaminas (A, D3, E, C, B1, B2, B5, B6, B12, ácido fólico, pantotenato de calcio,
ácido nicotínico, colina, biotina), taurina, L-carnitina, lisina, metionina, antioxidante
(BHT), saborizantes y conservante (sorbato de potasio) (Veguis).
10.6.2. Análisis Garantizado
Tabla 7: Análisis garantizado del alimento Veguis (Veguis).
Nutriente
Proteína cruda (mín.) 20%
Extracto etéreo (mín.) 12%
Fibra cruda (máx.) 3,5%
Humedad (máx.) 10%
Minerales totales (máx.) 8%
Calcio (máx.) 1,5%
Calcio (mín.) 1,2%
Fósforo (máx.) 1,1%
Fósforo (mín.) 0,8%
64
Como se puede apreciar en la Tabla 8 y la Tabla 9, a pesar de que no se pudo tener
acceso a algunos valores, todos los datos proporcionados cumplían con los
estándares de los animales a los cuales estaban destinadas (mantenimiento de
adultos no reproductores y cachorros respectivamente). Todos los nutrientes
estaban dentro de las concentraciones mínimas y máximas requeridas, según el
caso. Las concentraciones mínimas de proteína cruda, extracto etéreo, calcio y
fósforo fueron superadas en todos los casos, y las concentraciones máximas de
calcio también fueron respetadas. Solo 2 raciones proporcionaban información
acerca de la Energía metabolizable de la ración, la cual se acercaba bastante a la
medida requerida. Estos valores fueron alcanzados gracias a una correcta
combinación de vegetales y suplementos.
De igual manera, como ya se expresó anteriormente, es conveniente el control y
seguimiento de los pacientes que consumen este tipo de dietas por parte de un
profesional, ya que a pesar de que las raciones cumplan con los requerimientos
mínimos y máximos de nutrientes, pueden haber diferencias individuales en los
requerimientos de cada animal según la edad, actividad, enfermedades que
presente el paciente, entre otras.
Valores
de All Green
Wenaew Bicho Vegui
Nutriente referenci love Fridog dog
e Green s
a (adulto)
(AAFCO)
Proteína 21,08 26,67 28,41 22,22
18% 22,34% 24,44%
cruda (min.) % % % %
12,09 11,11 11,36 13,33
Extracto 5,5% 13,4% 12,22%
% % % %
etéreo (min.)
65
Tabla 9: Niveles de nutrientes de una dieta vegetariana para cachorros en
comparación con los perfiles de nutrientes de alimento de la AAFCO basados en
materia seca (AAFCO).
Valores de
Green dog
Nutriente referencia
(cachorro)
(AAFCO)
Proteína
22,5% 29,35%
cruda (min.)
66
11. Discusión
Los perros tienen vidas cada vez más prolongadas. En virtud de esto y de su óptimo
desarrollo en ambientes modernos y domesticados deben recibir dietas que sean lo
suficientemente palatables, biodisponibles, nutricionalmente completas y
razonablemente equilibradas. Para lograrlo, de acuerdo con la comprensión actual
de la nutrición de mascotas, se enfatiza la importancia de los nutrientes, dado que
los animales tienen requisitos específicos de estos y no de ingredientes. Cualquier
dieta que cumpla o exceda los requisitos mínimos de nutrientes de un perro para
una etapa de vida específica se considerará nutricionalmente suficiente para ese
animal, independientemente de los ingredientes que la compongan. Por lo tanto, la
evaluación de la suficiencia nutricional de una dieta basada en plantas debe basarse
en los mismos criterios que las dietas que incluyen productos derivados de animales
(Buff, 2014; Knight y Leitsberger, 2016; Dodd y col., 2018).
Las necesidades nutricionales de muchos perros se pueden satisfacer fácilmente
con una dieta vegana equilibrada y ciertos suplementos, ya que todos los nutrientes
esenciales requeridos en la dieta del perro pueden ser encontrados sin ningún tipo
de producto de origen animal en absoluto. Todos y cada uno de los aminoácidos
esenciales, ácidos grasos, hidratos de carbono, vitaminas y minerales pueden ser
proporcionados en su totalidad adecuadamente en una dieta vegana en cantidad
suficiente y de una forma razonablemente biodisponible para que ellos se
desarrollen bien. Sin embargo, se debe tener cuidado al formular dietas basadas en
plantas para asegurar que se cumplan todos los requisitos de nutrientes, en
particular los requisitos para las concentraciones de proteína total, metionina,
taurina, DHA y vitaminas A, B12 y D, ya que estos nutrientes se obtienen
normalmente a partir de ingredientes de origen animal y pueden estar en
concentraciones bajas en las plantas (O’Heare, 2013; Dodd y col., 2018; PETA).
Las dietas de animales de compañía basadas en carne, por otra parte, están
compuestas muchas veces de ingredientes no aptos para el consumo humano con
potenciales noxas para la salud que incluyen bacterias patógenas, protozoos,
hongos, virus y priones, con sus endotoxinas y micotoxinas asociadas, los residuos
de hormonas y antibióticos y conservantes potencialmente peligrosos (Knight y
Leitsberger, 2016).
Una gran cantidad de perros se alimenta actualmente con dietas libres de carne. En
el mercado hay una variedad de dietas caninas vegetarianas e incluso veganas
disponibles preparadas comercialmente que llevan el reclamo completo y equilibrado
en la etiqueta y se ha demostrado que son nutricionalmente adecuadas, incluso
algunas han demostrado la suficiencia nutricional a través de pruebas de
alimentación de la AAFCO. Para la mayoría de los propietarios esta es la forma más
segura y recomendada de alimentar con una dieta vegetariana (Michel, 2006; Brown,
2009; Case y col., 2011; Dodd y col., 2019; FEDIAF).
La información sobre la adecuación nutricional de las marcas vegetarianas y la
biodisponibilidad de sus ingredientes es muy importante. Sin embargo, a pesar de
que la industria de alimentos para mascotas formula dietas basadas en estadísticas
de población, la variabilidad bioquímica individual de los animales se reconoce cada
vez más, al igual que el hecho de que podemos y debemos abordar las necesidades
de estos individuos a través de la nutrición. Al considerar la efectividad de una dieta,
evaluar la salud de los animales conlleva un peso aún mayor. El monitoreo y la
evaluación general de rutina son necesarios, en todos los animales e
independientemente de la dieta, para una evaluación nutricional adecuada y para
que los veterinarios puedan proporcionar recomendaciones para animales
67
individuales (Berschneider, 2002; O’Heare, 2013; Kanakubo y col., 2015; Knight y
Leitsberger, 2016; PETA).
Los propietarios deben controlar la salud de sus animales en forma regular, incluso a
través de controles periódicos del peso corporal, el nivel de actividad y el
comportamiento. En caso de presentarse un problema significativo y continuo debe
realizarse un examen veterinario, que, en cualquier caso, debe ocurrir al menos una
o dos veces al año después de los siete años de edad aproximadamente. Los
controles veterinarios bianuales también son recomendables durante el primer año
con una nueva dieta vegetariana. Se deben considerar estudios paraclínicos, como
análisis de sangre y orina, durante dichos controles de bienestar y en caso de
enfermedad (Knight y Leitsberger, 2016).
Para aquellas mascotas alimentadas con dietas caseras, se recomienda que se
utilice una receta formulada por un veterinario o nutricionista de animales calificado.
Los perros alimentados con estas dietas deberán ser considerados como animales
de alto riesgo y ser examinados rutinariamente por un profesional (Dodd y col.,
2018).
Un factor adicional que merece consideración es que las dietas veganas y
vegetarianas tienden a promover una orina alcalina. Las alteraciones del pH
predisponen a la cristalización de ciertas sales urinarias, lo que da lugar a la
formación de cálculos en el sistema urinario, predisponiendo a una obstrucción
urinaria parcial o completa, disuria y hematuria. El monitoreo regular de la acidez de
la orina de los perros de ambos sexos es esencial, al menos semanalmente durante
cualquier transición dietética, enfermedad o inestabilidad, y mensualmente después
de la estabilización. En caso de que ocurra la alcalinización o para evitarla, puede
ser corregida mediante una variedad de productos dietéticos y de aditivos o
suplementos (Semp, 2014; Knight y Leitsberger, 2016).
La transición hacia una dieta vegana debe ser paulatina para que el organismo del
animal se vaya adaptando. Un cambio gradual es más aceptado conductualmente, y
también permite una transición apropiada de las enzimas digestivas (en la medida
de lo posible) y la flora intestinal, minimizando así la posibilidad de reacciones
gastrointestinales como molestias abdominales, flatulencia y diarrea (Sánchez, 2014;
Knight y Leitsberger, 2016; Dodd y col., 2018).
Hay un cuerpo significativo y creciente de ensayos de alimentación controlada y
estudios de población, que arrojan luz sobre la salud de los animales de compañía
mantenidos con dietas vegetarianas a largo plazo. La evidencia parece indicar que
los perros pueden sobrevivir, y de hecho prosperar, con dietas vegetarianas y
veganas que sean nutritivas. Se producen desviaciones de los rangos normales
dentro de los resultados de los análisis de sangre, pero son poco frecuentes y rara
vez aparecen asociadas con signos clínicos de enfermedad. Se ha indicado que los
perros que se alimentan con dietas vegetarianas pueden ser saludables, incluso
aquellos que hacen ejercicio a niveles altos, y de hecho pueden experimentar una
gama de beneficios para la salud. A su vez, estudios recientes acerca de la
adecuación nutricional de raciones comerciales veganas para mascotas, aseguraron
el cumplimiento de los requisitos caninos de la mayoría de ellas y no se encontraron
objeciones para no alimentarlas con ellas. De manera similar, todos los valores de
los nutrientes proporcionados por los análisis garantizados de raciones vegetarianas
y veganas de Uruguay y la región, comparados con los perfiles diseñados por la
AAFCO, cumplían con los requerimiento de los animales a los cuales estaban
destinadas (mantenimiento de perros adultos no reproductores y cachorros). Estos
valores fueron alcanzados gracias a una correcta combinación de vegetales y
68
suplementos (Brown y col., 2009; Semp, 2014; Kanakubo y col., 2015; Knight y
Leitsberger, 2016).
Los beneficios comúnmente informados, después de la transición de perros a dietas
veganas o vegetarianas con una buena base nutricional, incluyen la disminución de
reacciones de intolerancia y de alergia a los alimentos, condición mejorada del
pelaje, control de peso con la consiguiente reducción de la obesidad, aumento de la
salud y la vitalidad en general, regresión de signos de artritis, diabetes, cataratas y
enfermedad urogenital, disminución de la incidencia de cáncer, infecciones e
hipotiroidismo, olor individual de las mascotas más agradable, pérdida de halitosis y
mejoría en la consistencia de las heces (Semp, 2014; Knight y Leitsberger, 2016).
La Asociación Americana de Dietética y la Asociación de Dietistas de Canadá
declaró que una dieta vegetariana bien planificada se considera adecuada para
todas las etapas del ciclo de vida, incluida la infancia y la adolescencia. Varios
estudios en medicina humana, a su vez, afirman que las personas que consumen
varias formas de dietas vegetarianas tienen un bajo riesgo de contraer algunas
enfermedades. La obesidad, la diabetes tipo 2, la cardiopatía coronaria, algunos
tipos de cáncer y otras enfermedades crónicas han sido poco frecuentes en aquellas
partes del mundo donde los patrones dietéticos tradicionales se basan en las
plantas. Estas dietas han aumentado su popularidad basados en la evidencia
epidemiológica, dado que los grupos de alimentos constituidos por plantas serian
potencialmente protectores contra enfermedades crónicas relacionadas con la dieta
en comparación con los grupos de alimentos de origen animal. Los productos
lácteos tienen un efecto neutral, mientras que las carnes rojas y procesadas tienden
a aumentar el riesgo (Walker y col., 2005; Key y col., 2006; WCRF/AICR, 2007;
Fardet y Boirie, 2014).
Con el aumento de evidencia que vincula la cría y el consumo de productos
animales como factores causales de ciertas enfermedades degenerativas, los
problemas de bienestar de los animales de granja, la degradación ambiental y el
cambio climático, es probable que aumente las preocupaciones de los consumidores
sobre los impactos adversos de las dietas tradicionales basadas en carne. En
consecuencia, es factible que crezca el interés en dietas alternativas, incluidas las
dietas vegetarianas (Knight y Leitsberger, 2016).
Más allá de las convicciones personales de cada profesional, la nutrición de perros
veganos debería ser seria en una clínica veterinaria moderna. En lugar de dejar a los
dueños de mascotas solos, arriesgando a un suministro inadecuado de nutrientes,
los veterinarios pueden y deben proporcionar información sobre la implementación
de esta dieta, los requerimientos y la suplementación de nutrientes. Al crear una
base de discusión positiva y abierta se puede garantizar una dieta equilibrada y un
estilo de vida saludable para las mascotas (Semp, 2014).
69
12. Conclusiones
Luego de una ardua investigación y según la bibliografía consultada podría concluir
que, teóricamente, sería posible satisfacer las necesidades nutricionales de los
perros con dietas a base de plantas ya que todos los nutrientes requeridos por estos
animales se pueden encontrar en ingredientes vegetales, sin la necesidad de utilizar
ingredientes de origen animal. Se debe tener especial atención en algunos
nutrientes de riesgo y, al igual a lo que ocurre con los alimentos convencionales, es
necesaria una suplementación adecuada.
Siguiendo las tendencias mundiales en nutrición, es esperable un aumento de
tutores que quieran elegir este tipo de dietas para sus perros. A su vez, frente a la
posible escases de proteína de origen animal agravada por la competencia con el
mercado de consumo humano, la industria de alimentos para mascotas podría
encontrar en los vegetales una nueva fuente de proteína para satisfacer las
necesidades de los caninos.
Sin embargo, al contrario de lo que ocurre en medicina humana, donde hay una gran
cantidad de estudios realizados sobre personas que consumen dietas veganas, en
veterinaria hay muy pocos estudios disponibles sobre este tema. La mayoría de ellos
carecen de rigor científico y sus resultados suelen variar significativamente, incluso
llegando a contradecirse. Por lo tanto, a la hora de recomendar este tipo de dietas a
perros domésticos debemos tomar recaudos, realizar un seguimiento individual y
monitorear la salud de los pacientes, ya que no hay una base de información lo
suficientemente profunda y estandarizada al respecto. Teniendo en cuenta estas
carencias, sería aconsejable a futuro la realización de más estudios, que sigan
estándares científicos, para disponer de argumentos sobre la adecuación y los
posibles efectos de estas dietas en las mascotas.
70
13. Referencias Bibliográficas
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