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5.1 Historia y Experiencia

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Progresión 5.

Experiencia/ Historia

Actividad de aprendizaje 5.1


Historia y experiencia

Propósito: Poner en cuestión la experiencia de sí misma/o, para analizar cómo se define


la virtud y las pasiones de los seres humanos desde el punto de vista de Aristóteles. Esta
actividad se trabajará desde la dimensión “Discurso y realidad”. El empirismo, es una teoría
filosófica que basada en la alegación de que la experiencia es la fuente del conocimiento.

Fecha de inicio: lunes 23 de octubre 2023.

Fecha de término: jueves 26 de octubre.


Instrucciones:

1. En equipo de 5 o 6 elementos, realizarán la lectura del fragmento de “La Mínima Moralia


de Theodore W. Adorno” y elaboren un discurso argumentativo sobre la experiencia
vivida por el autor.
2. Mediante la mayéutica describir ¿qué es la experiencia?, ¿Actualmente se vive la misma
experiencia que la que menciona Adorno en la Mínima Moralia?
3. Conceptualizar el término experiencia a partir de la lectura de John Dewey y Hume.
4. Contesta la pregunta: ¿La historia tiene algo que ver con la experiencia? Y ¿Por qué?
5. Posteriormente cuando hayan pasado a revisión el producto generado deben subir de
manera individual a Google Classroom para su evaluación.
6. La entrega es a más tardar el día jueves 26 de octubre de 2023 y a las 23:59 tiempo
límite.
7. Checar los criterios de evaluación antes de realizar la entrega.

ACH PROGRESIÓN 4 Actividad 4.2 pasión y virtud desde Aristóteles.


Descripción: revisa los indicadores para poder realizar tu actividad y llevarla a cabo correctamente.

Ortografía Sin errores ortográficos Presenta menos de 3 Presenta 3 o más


errores errores.
3 2 1 30%
Redacción y Redacta de manera excelente los Redacta de bastante bien Redacta de manera
organización de enunciados y con facilidad de los enunciados y con deficiente y se aprecia
la información transmisión de la idea que quiere facilidad de transmisión incoherencias en la
que el lector comprenda. de la idea que quiere que transmisión del
el lector comprenda. mensaje.
7 5 3 70%
Total: 100%

Comprende la configuración histórica de la experiencia propia. Para delimitar la


configuración (pasional, sensible o afectiva) de la experiencia de sí, es necesario
investigar su génesis y su construcción histórica.

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DR. FRANCISCO JAVIER CIGARROA ARIAS
Progresión 5. Experiencia/ Historia

De esta manera, se pretende que el estudiante emplee herramientas humanísticas para


reconocer la conformación histórica de su experiencia de sí. Pues si la estructura de la
propia experiencia de principio es recibida desde fuera de la persona, de los otros, de lo
colectivo, también es conveniente que explore su carácter histórico. Dicho de otra manera,
las personas de otras épocas no se concibieron a sí mismas de igual manera que las del
día de hoy. Una persona que vivió en la Grecia antigua, una en la edad media, y una en el
México prehispánico, no se pensaron a sí mismas de la misma manera que una del siglo
XXI.

Mínima Moralia
Theodore W. Adorno

El propósito específico de Mínima moralia –el ensayo de describir momentos de nuestra


común filosofía desde la experiencia subjetiva–impone la condición de que los fragmentos
en modo alguno se sitúen delante de la filosofía de la que ellos mismos son un fragmento.
Los tabúes que determinan el rango espiritual de un hombre y que a menudo consisten en
experiencias sedimentadas y conocimientos inarticulados, se dirigen siempre contra ciertos
impulsos propios que aprendió a reprobar, pero éstos son tan poderosos que sólo una
instancia incuestionable e incuestionada puede inhibirlos.
De la extinción de la experiencia no es poco culpable el hecho de que las cosas, bajo la ley
de su pura utilidad, adquieran una forma que limita el trato con ellas al mero manejo sin
tolerar el menor margen, ya sea de libertad de acción, ya de independencia de la cosa, que
pueda subsistir como germen de experiencia porque no pueda ser consumido en el
momento de la acción.
Antes era la filiación, hoy es la experiencia espiritual la que es declarada intransferible y por
definición extraña. Lo que no está cosificado, lo que no se deja numerar ni medir, no cuenta.
Y por si no fuera suficiente, la misma cosificación se extiende a su opuesto, a la vida que
no se puede actualizar de forma inmediata, a lo que siempre pervive como idea o recuerdo.
Para ello han inventado una rúbrica especial. Es la de los «antecedentes», y aparece como
apéndice de los cuestionarios después del sexo, la edad y la profesión. La ya estigmatizada
vida es aún arrastrada por el automóvil triunfal de los estadísticos unidos, y ni el propio
pasado está ya seguro frente al presente, que cada vez que lo recuerda lo consagra al
olvido.
El sordo rumor, siempre presente en nosotros, de nuestra experiencia onírica resuena en
el despierto en los titulares de los periódicos. El mítico «correo de Job» se renueva con la
radio. Quien comunica algo importante con voz autoritaria, anuncia calamidades. En inglés
solemn significa solemne y amenazador. El poder de la sociedad detrás del locutor se dirige
por sí solo contra el auditorio. El pasado reciente se nos aparece siempre como si hubiese
sido destruido por catástrofes. La expresión de lo histórico en las cosas no es más que el
tormento pasado.

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DR. FRANCISCO JAVIER CIGARROA ARIAS
Progresión 5. Experiencia/ Historia

El largo intervalo entre las primeras memorias de la guerra y el tratado de paz no es casual:
es testimonio de la fatigosa reconstrucción de los recuerdos, que en todos aquellos libros
lleva aneja cierta impotencia y hasta adulteración independientemente de la clase de
horrores por los que hubieran pasado los narradores. Pero a esta segunda guerra le es ya
tan completamente heterogénea esa experiencia como al funcionamiento de una máquina
los movimientos corporales, que sólo en ciertos estados patológicos se le asemejan.
Cuanta menos continuidad, historia y elementos «épicos» hay en una guerra, cuando en
cada fase suya vuelve en cierto modo a empezar, menos es capaz de dejar una impresión
duradera e inconsciente en el recuerdo. Con cada explosión destruye, dondequiera que se
hallen, los muros a cuyo amparo germina la experiencia y se asienta la continuidad entre el
oportuno olvido y el oportuno recuerdo. La vida se ha convertido en una discontinua
sucesión de sacudidas entre las que se abren oquedades e intervalos de parálisis. Pero
quizá nada sea tan funesto para el porvenir como el hecho de que literalmente nadie pueda
ya advertirlo, pues todo trauma, todo shock no superado en los que regresan es un fermento
de futura destrucción. Karl Kraus tuvo el acierto de titular una de sus obras Los últimos días
de la humanidad. Lo que hoy está aconteciendo habría que titularlo «Tras el fin del mundo».
Con cada explosión destruye, dondequiera que se hallen, los muros a cuyo amparo germina
la experiencia y se asienta la continuidad entre el oportuno olvido y el oportuno recuerdo.
La vanidad y la pobreza de muchas manifestaciones del exilio contra el fascismo guarda
conexión con este hecho. Los que expresan sus pensamientos en la forma del
enjuiciamiento libre, distanciado e ininteresado son los que no han sido capaces de asumir
de esa misma forma la experiencia de la violencia, lo que resta validez a tales
pensamientos. El problema, casi insoluble, es aquí el de no dejarse atontar ni por el poder
de los otros ni por la propia impotencia.
El conocimiento se da antes bien en un entramado de prejuicios, intuiciones, inervaciones,
autocorrecciones, anticipaciones y exageraciones; en suma, en la experiencia intensa y
fundada, más en modo alguno transparente en todas sus direcciones.
Moral y estilo. –El escritor siempre podrá hacer la experiencia de que cuanto más precisa,
esmerada y adecuadamente se expresa, más difícil de entender es el resultado literario,
mientras que cuando lo hace de forma laxa e irresponsable se ve recompensado con una
segura inteligibilidad.
El oído percibe lo que es propio del ojo porque ambos viven la experiencia de una misma
belleza. A ésta la reconoce desde el primer momento: certeza íntima de lo nunca visto.
Bajo la presión de la sociedad, sólo la ingeniosa combinación de trabajo y felicidad puede
aún dejar abierto el camino a la auténtica experiencia.
El gusto es el más fiel sismógrafo de la experiencia histórica. Como ninguna otra facultad
es capaz de registrar incluso su propio comportamiento. Reacciona contra sí mismo y se
reconoce como falto de gusto.
Las grandes obras de arte y las grandes construcciones filosóficas han permanecido
incomprendidas no por su excesiva distancia del núcleo de la experiencia humana, sino por
todo lo contrario, y la propia incomprensión podría reducirse fácilmente a una bien notoria

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DR. FRANCISCO JAVIER CIGARROA ARIAS
Progresión 5. Experiencia/ Historia

comprensión: la vergüenza por la participación en la injusticia universal, que se intensificaría


si se permitiese el comprender.
La plena referencia de la experiencia a la cosa ha sido reemplazada por lo meramente
subjetivo a la vez que físicamente aislado, por una sensación que se agota en la oscilación
del manómetro.
De esta suerte, la emancipación histórica respecto del ser en sí se convierte en la forma de
la intuición, un proceso del que dio cuenta la psicología de las sensaciones del siglo XIX
reduciendo el substrato de la experiencia a mero «estímulo», de cuya peculiar naturaleza
las energías específicas de los sentidos serían independientes.
Sin embargo, hay mucho de falsedad en las consideraciones que parten del sujeto acerca
de cómo la vida se tornó apariencia. Porque en la fase actual de la evolución histórica, cuya
avasalladora objetividad consiste únicamente en la disolución del sujeto sin que de ésta
haya nacido otro nuevo, la experiencia individual se sustenta necesariamente en el viejo
sujeto, históricamente sentenciado, que aún es para sí, pero ya no en sí.

La experiencia desde el punto de John Dewey


Se trata de una unidad de análisis que toma en cuenta las interacciones entre las personas
y el contexto, las cuales se determinan mutuamente, esto es, tienen un carácter
transaccional. Dewey (2002:124) también sostiene que la experiencia tiene un aspecto
activo y otro pasivo peculiarmente combinado.

El concepto de experiencia es uno de los más vagos e imprecisos. A lo largo de la historia


de la filosofía se han ido sucediendo diferentes intentos de definición alrededor de los cuales
convergían las distintas orientaciones filosóficas. Por ello, se hace difícil hablar de la noción
de experiencia sin precisar qué contenido se le da. No es nuestro propósito hacer un repaso
a las distintas nociones de experiencia, sino centrarnos en la que propone John Dewey, en
tanto que presenta una nueva perspectiva desde donde pensar y entender qué pueda ser
eso que llamamos experiencia humana.
El concepto de experiencia es central en la filosofía de Dewey, hasta el punto que se
convierte en el eje a cuyo alrededor gira el debate entre la "vieja" filosofía tradicional y la
"nueva" filosofía que él propone. Así, Dewey dedicó gran parte de su obra a hablar de este
concepto. Entre sus obras más importantes y conocidas están, precisamente, las que tratan
esta cuestión: The Need for a Recovery of Philosophy (1917), Reconstruction in Philosophy
(1920), Experience and Nature (1925), Art as Experience (1934) y Experience and
Education (1938). Además, está también presente –más o menos explícitamente- en todos
sus otros escritos.
El concepto de experiencia es central en la filosofía de Dewey, hasta el punto de convertirse
en el eje a cuyo alrededor gira el debate entre la “vieja” filosofía tradicional y la “nueva”
filosofía que él propone. El mundo externo ya no es un mundo externo sino un medio en el
que todo aquello dotado de vida -por tanto, también el hombre- interacciona de una manera
u otra. Desde esta perspectiva, la experiencia deja de ser solamente un modo de conocer
para convertirse en el modo de vivir, de interaccionar con nuestro entorno físico y social.

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DR. FRANCISCO JAVIER CIGARROA ARIAS
Progresión 5. Experiencia/ Historia

Según Dewey, es urgente y necesaria una «reconstrucción» de la filosofía y dicha


reconstrucción pasa, precisamente, por la superación del error inicial de la filosofía
tradicional: haberse situado fuera del campo de la experiencia —no solamente fuera de la
experiencia social, sino también fuera del campo de la experiencia personal e individual.
Para él, en cambio, "philosophy has the task of analytic dismemberment and synthetic
reconstruction of experience". Dewey afirma que las distintas respuestas de la filosofía
tradicional —a pesar de no ser ni mucho menos coincidentes— se basan todas en una
doble separación radical: entre Experiencia y Razón, por un lado, y entre Experiencia y
Naturaleza, por otro. Así, podríamos decir que la filosofía tradicional situaría la experiencia
a medio camino entre la Razón y la Naturaleza; entre una Razón concebida como autoridad
transcendente que garantiza el conocimiento necesario, universal y verdadero, y una
Naturaleza entendida como mundo exterior y objetivo. Según esto, las diferentes posturas
filosóficas, a pesar de sus diferencias, están de acuerdo en el supuesto básico según el
cual la experiencia no se eleva nunca por encima del plano de lo particular y contingente y,
por tanto, no puede tener acceso a lo que es universal, objetivo y estable.

Como afirma Dewey:

“Los propios empiristas admitieron la exactitud de estas afirmaciones. Sólo dijeron que,
dado que no existe la facultad de la Razón Pura en posesión de la humanidad, debemos
aguantar lo que tenemos, experimentar y aprovecharlo al máximo. Se contentaron con
ataques escépticos contra el trascendentalista, con indicaciones de las maneras en que
podríamos captar mejor el significado y el bien del momento que pasa.”

Esta postura ha sido avalada por siglos de historia de la filosofía que han potenciado la
presencia –y persistencia– de los dualismos Experiencia-Razón y Experiencia-Naturaleza
que Dewey critica. Este error inicial de la filosofía tradicional, lleva a Dewey a proponer una
reconstrucción de la filosofía en nombre de la unidad y la continuidad de la experiencia.
Esto no implica eliminar la diversidad, ya que el pluralismo y la heterogeneidad son hechos
empíricos, pero sí que evita caer en la tentación de erigir uno u otro extremo en la
“verdadera realidad”. Para Dewey, hay que integrar a los dualismos en la experiencia
humana puesto que es, de hecho, de donde han surgido:

La función, los problemas y los temas distintivos de la filosofía surgen de las tensiones y
tensiones en la vida comunitaria en la que surge una determinada forma de filosofía y que,
en consecuencia, sus problemas específicos varían con los cambios en la vida humana
que siempre están ocurriendo y que a veces constituyen una crisis y un punto de inflexión
en la historia de la humanidad.

Para Dewey, es posible hablar de un nuevo concepto de experiencia gracias a la presencia


de dos factores que han supuesto un giro en las concepciones tradicionales:

El factor principal es el cambio que ha tenido lugar en la naturaleza real de la experiencia,


sus contenidos y métodos, tal como se vive realmente. El otro es el desarrollo de una
psicología basada en la biología que haga posible una nueva formulación científica de la
naturaleza de la experiencia.

En cuanto al primer factor, la revisión del concepto de experiencia supone adaptarlo a las
circunstancias actuales, en las que ya no tiene sentido apelar a un conocimiento estable y
verdadero. Ahora se trata, más bien, de dar una respuesta efectiva a los problemas que
acosan al hombre. Esa respuesta, según Dewey, no vendrá de la mano de una Razón

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DR. FRANCISCO JAVIER CIGARROA ARIAS
Progresión 5. Experiencia/ Historia

desligada de las circunstancias concretas; y tampoco basta con apelar pasivamente a la


existencia de un mundo externo. En relación a esto y en cuanto al segundo factor, Dewey
está convencido de que los progresos realizados en la biología han contribuido a cambiar
la perspectiva tradicional. El mundo externo ya no es un mundo externo sino un medio en
el que todo aquello dotado de vida -por tanto, también el hombre interacciona de una
manera u otra. Por tanto, según Dewey, ya no es posible la referencia a algo exterior
independiente y objetivo, ni tampoco concebir el organismo vivo como sometido
pasivamente a la realidad exterior y a sus variaciones.

Todo ello, evidentemente, tiene que introducir cambios en la noción tradicional de


experiencia, que a partir de ahora se revelará como " la estrecha conexión entre sufrir y
hacer y sufrir o pasar por la vivencia.

Dewey, pues, sostiene -contra los racionalistas- que la experiencia no se reduce a un estado
de conciencia claro y distinto, ni tampoco -como pretendían los empiristas- es meramente
un asunto de conocimiento, sino que ahora aparece como una relación entre el ser vivo y
su entorno físico y social. Por lo tanto, la postura de Dewey se sitúa a medio camino entre
los racionalistas y los empiristas postulando que la experiencia significa maneras de hacer
y de sufrir, es decir, actividad y pasividad a la vez, sin privilegiar especialmente ninguno de
los dos extremos.

Los grandes problemas de la noción de experiencia han sido, pues, un subjetivismo mal
entendido y/o un intelectualismo demasiado riguroso. La experiencia no es lo meramente
experienciado por un sujeto y menos aun lo que éste experiencia con el objetivo de adquirir
un saber. El conocimiento se convierte sólo en una de las maneras de experienciar por la
que algunos rasgos genuinos de la naturaleza se convierten en manifiestos. La experiencia
es la forma en que se relacionan los objetos, su peculiar manera de conectarse; y este
conjunto de "objetos" incluye tanto al ser vivo como a su entorno.
La experiencia estética es una manifestación, un registro y una celebración de la vida de
una civilización, un medio de promover su desarrollo, y también el juicio último sobre la
cualidad de una civilización. Porque mientras los individuos la producen y la gozan, esos
individuos son lo que son en el contenido de su experiencia a causa de las culturas en que
participan.
Una de las grandes preguntas que inquieta a los filósofos de todos los tiempos es qué es
el conocimiento y de dónde viene. Sobre esta cuestión no hay consenso alguno. Unos
sostienen que la única fuente del conocimiento es la experiencia (son los que se ubican en
el Empirismo). Otros sostienen que esa fuente es la razón (son los partidarios del
Racionalismo). Hay también los que opinan que el conocimiento se origina tanto de la
experiencia como de la razón (posición en la que se ubican los seguidores del
Intelectualismo, el Apriorismo, el Criticismo).
Entre todas las corrientes que tratan de explicar el conocimiento hay dos grandes teorías:
el Empirismo y el Racionalismo. El Empirismo preconiza la experiencia como su principal
fuente, fundamentándose en que se nace tabula rasa, es decir, sin nada de conocimiento,
vacío, y que el niño acumula en la medida en que va desarrollando experiencias en su vida.
El Racionalismo, por su parte, se funda en la razón, basado en que sin esta nuestros
conocimientos estarían desvinculado de la realidad (Hessen, 1956; Quintanilla, 1976). Al

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Progresión 5. Experiencia/ Historia

final, no hay acuerdos, y cada quien se alinea en una determinada postura filosófica de
acuerdo con su criterio personal. No obstante, asúmase la posición que se quiera, es
incontrovertible la importancia de la experiencia en la formación del conocimiento. Esa
experiencia puede, en consecuencia, ser utilizada para propósitos pedagógicos, de
enseñanza-aprendizaje o autoaprendizaje, en distintas modalidades en las que el
pensamiento crítico6 juega un rol fundamental.
En esta sección temática abrimos un espacio de reflexión y discusión acerca de cómo los
estudiantes construyen sus experiencias en torno a la escuela, sus vivencias y el sentido
que tiene para ellos estudiar. Queremos conocer qué les pasa y la manera particular como
viven y sienten los acontecimientos escolares, para ello, proponemos un abordaje de los
alumnos y estudiantes como sujetos de la experiencia. Incursionamos en la dimensión
subjetiva ya que consideramos que es un ámbito esencial para comprender a la escuela en
tanto institución y al sistema educativo en su conjunto, sus problemas, cambios y desafíos.

Hume y la experiencia
Para Hume la experiencia es la piedra de toque en el conocimiento sobre cuestiones de
hecho. Así, mostraremos que el sentido que adquiere la experiencia en las inferencias
causales es el de casos que recogemos mediante la observación y organizamos en
colecciones o patrones, los que funcionan como evidencia para establecer o justificar
enunciados epistémicos. Por último, para comprender la especificidad de su función en este
tipo de inferencias, distinguiremos la experiencia de las impresiones y del hábito.
La lectura de la obra de Hume nos muestra una diversidad de usos de la noción de
experiencia que de alguna manera confluyen e inciden en las razones que hemos
mencionado recién. Podemos distinguir que en sus textos la experiencia alude, por un lado,
a un fenómeno preconceptual, es decir, a los contenidos del acto de percepción, entendidos
como ciertos estados de cosas que se presentan ante la mente. Pero también hace
referencia a un principio operativo de la naturaleza humana que nos “enseña”.

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DR. FRANCISCO JAVIER CIGARROA ARIAS

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