FICHA Clima Escolar
FICHA Clima Escolar
FICHA Clima Escolar
FICHA DE LECTURA
DEL II SEMESTRE / TRAYECTO
CLIMA ESCOLAR
PARTICIPANTE:
DOCENTE INVESTIGADOR:
Temas Generadores:
• La nueva cultura escolar emancipadora por, para el vivir bien
• El Circuito Educativo como referente social y cultural
• La escuela como espacio de tregua para la convivencia, la paz, la participación, la ciudadanía, el
bien común y el compromiso social.
• Cultura organizacional humanista y gestión educativa escolar, colectiva, democrática y participati-
va.
• La interacción social y la inventiva didáctica, en la construcción de conocimientos y experiencias
en el desarrollo del aprender haciendo y aprender conviviendo.
• Liderazgos democráticos para la participación, el protagonismo y la corresponsabilidad en la me-
diación y resolución de conflictos, la autonomía real de los colectivos y la toma de decisiones.
• Confrontación entre la nueva cultura insurgente y el modelo educativo dominante
Referentes Teóricos-Prácticos:
• Fundamentos filosóficos, ontológicos, axiológicos, organizativos y comunicacionales del vivir bien.
• Clima y gestión escolar.
• Clima cultural contemporáneo desde la perspectiva Hermenéutico-crítico
• La cultura escolar emancipadora.
• Liderazgo humanista y democrático.
• La participación en la nueva cultura escolar.
• La mediación pedagógica, la convivencia e interacción social.
• Principios y valores de convivencia, cooperación y bien común.
FICHAS DE LECTURA
1.- Se especifica el tema generador y los referentes teórico-prácticos con los cuales el texto en cuestión
se vincula.
2.- Contiene los Datos de la fuente de la cual se está tomando el texto de lectura.
* Lo interesante:
Son aquellas ideas de la lectura que le abren nuevas perspectivas al lector o lectora que no había
visualizado o intuido anteriormente y que le llevan a cuestionar su propia práctica, bien porque le
invitan a repensarla y transformarla o bien porque le hacen consciente de aquellas prácticas
transformadoras que se han estado llevando adelante sin haberlo pretendido de forma sistemática.
* Lo positivo:
Son aquellas ideas, propuestas, experiencias del texto con las cuales se identifica el lector o lectora
por su proximidad a su experiencia, a sus reflexiones o sus inquietudes y en los que encuentra una
valoración positiva.
* Lo discutible:
Son aquellas reflexiones, ideas o postulados del texto con los que el lector o lectora tiene algún
disenso y le invitan, desde la propia experiencia pedagógica, a debatirlas y re-articularlas.
En este punto de la ficha, el o la participante elabora una reflexión breve, tipo ensayo, en la cual hace
una síntesis crítica del texto de tres o cuatro párrafos a fin de recoger de una forma coherente lo
señalado en la sinopsis y destacando su argumentación crítica frente al mismo. Este punto de la ficha
facilitará su aporte en los encuentros presenciales.
En este punto se hacen las referencias bibliográficas de otras lecturas ya conocidas o consultadas por la
o el participante con las cuales el texto leído se vincula o bien los textos de fichas de lecturas anteriores
realizadas con los cuales el texto se articula y se entreteje.
FICHAS DE LECTURA
TEMA GENERADOR:
Intencionalidad:
Área Problemática:
REFERENTES TEÓRICO-PRÁTICOS: .
(Temas Indispensables) .
.
DATOS DE LA FUENTE
TEXTO
PÁGINAS
EDITA
Lo interesante:
Lo positivo:
Lo discutible:
Otros textos:
CLIMA ESCOLAR
Apuntes para orientar la unidad curricular
Resumen
El clima escolar y la gestión educativa aparecen como elementos clave en la Consulta Nacional por la Calidad
Educativa, reuniendo la que es calificada como una de las mayores preocupaciones de todos los sectores
participantes. La noción de clima escolar hace referencia a la forma en que son vividas las relaciones entre los
distintos sectores educativos en la escuela y con su actividad y se vincula con la noción de cultura escolar,
entendida como el sistema de creencias y condiciones que configuran y justifican las formas de actuar en los
centros educativos, tanto en las aulas como en el conjunto de la escuela. La noción de clima escolar nos remite
a la necesidad de que los centros educativos proporcionen un entorno acogedor en el que las y los estudiantes,
sin discriminaciones, y el profesorado encuentren un lugar para aprender. Sin embargo, en la
bibliografía disponible sobre el tema, predominan los estudios y publicaciones inscritos en las corrientes
sobre la eficacia escolar, que analizan la educación desde una perspectiva técnico-instrumental.
La discusión y reelaboración conceptual sobre el clima escolar y la gestión educativa se plantea desde el
Programa Nacional de Formación Avanzada en Educación desde múltiples vertientes, En primer lugar,
la revisión de esta perspectiva permite valorar elementos fundamentales de la acción educativa como
la participación, la acción colegiada entre las y los docentes, las relaciones dentro de la escuela y con
la comunidad, los valores implícitos en la vida de la escuela, los estilos de dirección, gestión y toma de
decisiones, las distintas formas de discriminación y exclusión prevalecientes en muchas
dinámicas aceptadas acríticamente, la relación con el conocimiento y las expectativas sobre lo que las y
los estudiantes pueden aprender, los cuales tradicionalmente han constituido un currículum oculto, con mayor
peso en la formación que los currículos formalmente establecidos. En segundo lugar, el estudio de las
relaciones y el clima escolar tal como se vive en las distintas escuelas venezolanas y en comparación con
otros contextos, apunta a un análisis crítico que permita identificar factores estructurales que enmarcan y
determinan los climas y culturas escolares y los mecanismos específicos de reproducción que pasivamente
generan los colectivos docentes o que, en dinámica transformadora y consciente, generan o pueden
generar oportunidades para una educación liberadora. En tercer lugar, se discuten las vinculaciones entre
la realidad de las escuelas y la configuración del sistema educativo, entendiendo esta configuración tanto
desde el punto de vista formal, jurídico-político, como el de un proceso social concreto con sus contradicciones
y dinámicas no declaradas o incluso no deseadas.
El estudio del sistema educativo hace necesaria también una revisión conceptual básica, al igual que
una revisión de su evolución histórica, contrastando con otros sistemas educativos en Nuestra América y el
mundo, que contribuyan a descubrir que no todo tiene que ser así y a apreciar el contexto y valor de conceptos
como el Estado docente, conceptualizado por el maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa y recogido en nuestra
legislación.
CLIMA ESCOLAR
Índice de contenido
6. Escuelas enfermas.............................................................................................................................9
3 Puig Rovira, Josep (2011). La cultura moral como sistema de prácticas y mundo de valores. XII Congreso Internacional
de Teoría de la Educación. Universitat de Barcelona.
PARTE I: CLIMA ESCOLAR Y CULTURA
ESCOLAR
3 Puig Rovira, Josep (2011). La cultura moral como sistema de prácticas y mundo de valores. XII Congreso Internacional
de Teoría de la Educación. Universitat de Barcelona.
2. La noción de clima escolar
Como señalan Fernando Hernández y Hernández y Juana María Sancho Gil (2004) 1:
El clima escolar en la actualidad no es una referencia abstracta, sino un campo de estudio que se
vincula con procesos de innovación y de cambio escolar relacionados con la preocupación de
los centros y de sus responsables, desde las diferentes administraciones públicas. De favorecer
unas condiciones organizativas, de convivencia, de gestión, que hagan posible que todo el
alumnado encuentre su lugar para aprender (Hargreaves y otros, 1998; Payne, 1998; Stoll y
Fink, 1999; Cummings, 2000; Tomlinson, 2001; Darling-Hammond, 2001; etc.) p-14
Más adelante, Hernández y Hernández y Sánchez Gil (2004) nos proporcionan los elementos que giran en
torno a la noción de clima escolar:
... la noción de clima escolar nos remite a la necesidad de que los centros proporcionen un entorno
acogedor e intelectual y emocionalmente estimulante en el que todo tipo de alumnado y profesorado
encuentre un lugar para aprender. p.23
Idea especialmente relevante en tiempos que la violencia social se cruza con la exaltación de la
violencia política, y en buena parte se intenta vaciar de contenido y de discusión crítica los valores de paz y
convivencia. No extraña entonces que el tema de la violencia aparezca en el primer lugar de las
preocupaciones vinculadas con el entorno junto a la necesidad, compartida por amplios sectores, de que las
escuelas sean espacios de tregua, respetados por la comunidad, para proteger a nuestras niñas, niños y
adolescentes de la violencia. No extraña tampoco que buena parte de las soluciones y propuestas que surjan
alrededor de estas preocupaciones apunten a las medidas de seguridad física y a la participación de los
cuerpos de seguridad del Estado.
No obstante, sin menospreciar ni intentar disminuir o dejar de lado estas urgencias y perspectivas, el estudio del
clima escolar y los sistemas educativos debería permitir ampliar horizontes y revisar referentes que
nos permitan orientar nuestra acción educativa, afincando precisamente su carácter educativo. Milicic y Arón2,
de la Universidad Católica de Chile, ofrecen una aproximación a la noción de clima escolar
(clima social escolar) muy ilustrativa:
Muchos escritores, cuando describen situaciones de vida escolar permiten vislumbrar la complejidad de
la narrativa que se sucede al interior de las escuelas (Charles Dickens, Mario Vargas Llosa,
Arturo Fontaine, Alfredo Bryce Echeñique, Susana Tamaro) y junto con ellos podríamos describir esta
novela escolar como una situación muchas veces dramática, más bien como una obra de
teatro con demasiados actores, en que el guión es una desordenada creación colectiva y la puesta en
escena está hecha con directores itinerantes, que muchas veces se asemeja a un teatro de
marionetas cuyos hilos son manejados a control remoto por personas muy lejanas al escenario donde
se desarrolla la obra. Durante cada puesta en escena muchas personas se sienten con derecho a
modificar el guión sin anticipar suficientemente los efectos de estas modificaciones sobre los
protagonistas. Los elencos son cambiados con frecuencia y los actores principales –los profesores y
los estudiantes- que son aquellos que le dan sentido a la obra, no siempre son consultados para las
modificaciones del texto ni para la puesta en escena.
El clima social escolar se refiere al escenario y a las condiciones ambientales en que se desarrolla esta
novela, en la mayoría de los casos dramática, y con algunos intermedios que permiten la distención de
los actores. El clima puede ser muy nutritivo para el desarrollo personal y otras veces tóxico.
El clima social se refiere a la percepción que los individuos tienen de los distintos aspectos
del ambiente en el cual se desarrollan sus actividades habituales, en este caso, el colegio. Es la
sensación que una persona tiene a partir de sus experiencias en el sistema escolar. La percepción del
3 Puig Rovira, Josep (2011). La cultura moral como sistema de prácticas y mundo de valores. XII Congreso Internacional
de Teoría de la Educación. Universitat de Barcelona.
clima social incluye la percepción que tienen los individuos que forman parte del sistema escolar sobre
las normas y creencias que caracterizan el clima escolar (...) Los factores que se relacionan con un
clima social positivo son: un ambiente físico apropiado, actividades variadas y entretenidas,
comunicación respetuosa entre profesores y alumnos, y entre compañeros, capacidad de escucharse
unos a otros, capacidad de valorarse mutuamente. Un clima social positivo es también aquel en que las
personas son sensibles a las situaciones difíciles que puedan estar atravesando los demás, y son
capaces de dar apoyo emocional. Un clima social positivo se asocia habitualmente a la
inteligencia emocional que tengan los miembros del grupo para resolver sus conflictos en formas no
violentas.
Además del clima social general percibido en una institución existen microclimas al interior del contexto
escolar que a veces actúan como protectores frente al clima social más amplio. Por ejemplo, en un
contexto de una gestión escolar percibida como muy autoritaria algunos profesores pueden agruparse
y generar en su grupo un clima diferente, que les permite paliar o amortiguar el efecto adverso
tiene sobre ellos la modalidad de gestión. Lo mismo sucede a nivel de los alumnos, que
eventualmente pueden agruparse en pequeños microclimas sociales al interior de la escuela, que los
provee de un contexto más protegido En ocasiones estos microclimas son positivos y tienen una
perspectiva valórica constructiva en tanto que otros pueden constituirse en fuentes de conflicto y
transmitir valores negativos como las pandillas que consumen drogas o grupos que se organizan para
realizar conductas violentas.
Puig aclara que los modos en que actúa la cultura escolar sobre la formación de las y los estudiantes
varían:
Las instituciones educativas, escolares y no escolares, son medios complejos que nos abrazan
e influyen, a veces de modo muy evidente y otras veces de manera sutil y casi invisible.
3 Puig Rovira, Josep (2011). La cultura moral como sistema de prácticas y mundo de valores. XII Congreso Internacional
de Teoría de la Educación. Universitat de Barcelona.
Y propone un concepto de cultura moral que puede resultar más
claro:
La cultura moral es la suma de lo que llevan a cabo educadores y educandos en la escuela y del
conjunto de valores que expresa lo que realizan. Es decir, la cultura moral tiene dos caras
indisolubles: lo que se hace y los valores que encarna lo que se hace. Cada una de las múltiples y
variadas prácticas educativas que encontramos en los centros está constituida por un curso de
acciones y por los valores que invita a vivir ese conjunto de acciones. En consecuencia, la suma de
todas las prácticas de un centro educativo constituye su cultura moral: una cualidad que resulta de
las actividades con valores que se llevan a cabo en el centro.
Así, podemos establecer una relación entre los supuestos e intenciones pedagógicas más allá de los
currículos explícitos:
En buena medida las diferentes tendencias educativas pueden explicarse a partir de la cultura
moral que han implantado en los centros educativos. La pedagogía tradicional diseñó una
institución ordenada, silenciosa, inmóvil, pensada para someter, uniformar y vigilar al alumnado. Una
cultura moral presidida por la idea de disciplina. Más adelante, las escuelas que adoptaron una
pedagogía activa se esforzaron por transformar el ambiente escolar y hacerlo a la medida de
los escolares, de sus posibilidades de participación e investigación.
Al introducir la idea de cultura, podemos también examinar lo que pasa en cada escuela a la luz de lo que pasa
en el sistema educativo, de cómo este se organiza (más allá de las declaraciones de intención) y de cómo
organiza y regula a las escuelas, de cómo el propio sistema social y las dinámicas de contradicción,
dominación, discriminación, dependencia, establecidas en el conjunto social, condicionan ese entorno
inmediato nuestro, de cómo actuamos a veces reproduciendo valores y conductas que sometidos a
nuestro propio examen desearíamos cambiar.
4 García-Gómez. Liliana y Aldana-González, Gabriela (2010). Cultura escolar: un elemento indispensable. Acción
Pedagógica, No. 19/Enero-diciembre, pp. 116-125.
Los estudiantes no responden meramente al contenido presentado y a las tareas asignadas. Más bien
se adaptan y trabajan dentro del ambiente de aprendizaje que sienten como una totalidad
inter- relacionada. Ponen tanta atención al curriculum oculto como al explícito. Aparte de la
adquisición de hábitos particulares de estudio, de lectura y de respuesta, también asimilan las
convenciones, creencias
4 García-Gómez. Liliana y Aldana-González, Gabriela (2010). Cultura escolar: un elemento indispensable. Acción
Pedagógica, No. 19/Enero-diciembre, pp. 116-125.
y modelos de realidad que se transmiten de forma constante e inevitable a través del proceso de
enseñanza.5
Por su parte, Jurjo Torres6 nos refiere la diferencia entre el currículo formal y el currículo
oculto:
Analizar el sistema educativo y, por consiguiente, lo que los ciudadanos y ciudadanas aprenden en su
paso por las instituciones escolares supone prestar atención no sólo a lo que denominamos
el curriculum explícito sino también al curriculum oculto. (...) El curriculum explícito u oficial
aparece reflejado claramente en las intenciones que, de una manera directa, indican (...) las normas
legales, los contenidos mínimos obligatorios o los programas oficiales (...) El curiculum oculto hace
referencia a todos aquellos conocimientos, destrezas, actitudes y valores que se adquieren mediante la
participación en procesos de enseñanza y aprendizaje y, en general, en todas las interacciones que se
suceden día a día en las aulas y centros de enseñanza (...)
La introducción de la expresión currículo oculto se atribuye al estadounidense Philip W. Jackson en su libro La
vida en las escuelas, publicado por primera vez en 1968. En este libro destaca el carácter prolongado
y obligatorio de la experiencia escolar y la convivencia en masa, la continua evaluación y el sometimiento al
poder del adulto como elementos que diferencian la escuela de otros espacios de socialización. Estas
condiciones tienen como resultados inevitables la postergación de las necesidades y deseos individuales, la
exigencia de actuar como si se estuviera aislado en medio de los otros, la sensación continua del fracaso
y del éxito, así como aprender a falsificar la conducta para disimular las fallas y determinar las propias
acciones a partir de los deseos de otros.
La espera de las y los estudiantes para que se abra el portón, los uniformes, los timbres de entrada y salida, la
subdivisión en grupos, la realización de tareas bajo la dirección y supervisión de otros, el trabajo repetitivo, el
énfasis en el control y la disciplina, el tumulto de la hora de salida, que caracterizan las escuelas
más tradicionales, tienen una clara afinidad con las grandes fábricas que caracterizaron el capitalismo en
Europa y Estados Unidos hasta finales del siglo XX y que ahora se han desplazado a los países
periféricos, que en la distribución de tareas de la globalización, han legalizado la maquila, para
compensar con bajos salarios y precarias condiciones laborales, las necesidades de acumulación del
gran capital. Como señala Aurora Lacueva;
La escuela de masas que se extendió en la mayoría de los países occidentales hacia finales del siglo
XIX y principios del XX obedecía a funciones de control social de la población trabajadora y a su
preparación básica en lectura, escritura y las “cuatro reglas”, suficiente para las necesidades de
un capitalismo industrial basado en la explotación de una fuerza laboral realizadora de tareas simples
y repetitivas7.
La industrialización tuvo que lidiar con la transformación de población campesina reconvertida en
obreros urbanos que justo tenían que adaptarse a las penosas condiciones del trabajo industrial. Jurjo
Torres (1998) describe como cada cambio en las necesidades de producción tiene su correlato en la
organización escolar (aún con desfases).
En nuestro caso, como país neocolonizado, la escuela masiva repite las formas de los países neocoloniales,
afincando no obstante el pensamiento neocolonizado, que rinde culto al occidente colonizador, somete a la
población a la separación y condena de su acervo cultural, enseñándole a despreciarse a sí mismo 8.
Algunas advertencias:
1. El currículo oculto comprende tanto las condiciones impuestas intencionadamente, las que
resultan determinadas por la hegemonía cultural y los supuestos compatibles con las necesidades de la
dominación, así como los efectos no deseados. Permanece oculto o no declarado o encubierto para los
participantes directos de la educación, que pueden asumir sus usos, creencias y su reproducción
suponiéndolas naturales (así se hacen las cosas). La formación de las y los docentes en las pedagogías
críticas tiene como tarea ir más allá de las apariencias y, en este caso, develar lo oculto del currículo para
poder transformarlo.
5 José Gimeno Sacristán y Antonio Pérez Gómez (2008, sexta edición). La enseñanza: su teoría su práctica. Madrid:
Ediciones Akal, p. 457.
6 Jurjo Torres (1998, sexta edición, primera edición 1991). El curriculum oculto. España: Ediciones Morata.
7 Aurora Lacueva (1999). La investigación en la escuela necesita otra escuela. Investigación en la escuela, No.38.
8 Sobre este tema volveremos más adelante. Por ahora, la recomendación de la lectura del Educador neocolonizado, del
2. Al vincular cultura escolar y currículo oculto se ha enfatizado en características del conjunto de las
escuelas, su carácter general permite encontrar en las culturas y climas escolares condiciones que se
derivan de las concepciones y determinaciones del sistema educativo más que de los actores de cada
escuela. No obstante, al hablar de cultura y de clima escolar también deben considerarse las características
que corresponden a grupos de escuelas (por ejemplo, las escuelas privadas de élite, los liceos
considerados “emblemáticos” o los considerados “problemáticos”, la escuelas técnicas, las escuelas rurales
o las escuelas indígenas) o a escuelas específicas.
3. Pero no todas las escuelas responden de igual manera a la hegemonía cultural y a las reglas o determinantes
del sistema escolar y del sistema social. Así como en algunas escuelas encontramos culturas y climas escolares
que no sólo reproducen las relaciones de dominación sino que las agravan, como señalan Henry Giroux 9
y Apple10, las escuelas son espacios culturales, políticos y sociales que pueden generar culturas de resistencia
y de liberación.
4. El currículo oculto tiende a naturalizarse. No solo las y los estudiantes de hoy están sometidos a la acción
prolongada del sistema escolar. Sus familias y docentes han conocido y han sido formados en la
cultura pedagógica dominante, es la escuela que conocen y la que tienden a repetir o considerar normal.
Jurjo Torres pone un ejemplo ilustrativo de esta dinámica:
... una editorial quiso lograr que fuesen los propios niños y niñas quienes ilustrasen la portada de
un libro de su fondo. El libro versa sobre los ambientes de aprendizaje, por consiguiente se les
pide a éstos, quienes a su vez ya llevaban años de escolarización, que dibujen la organización de
un “aula ideal”. La que ellos y ellas desearían. El resultado es totalmente coincidente, todas las
muestras recogidas de dicho ejercicio de imaginación presentan el dibujo de una clase con los pupitres
colocados de la forma más tradicional posible: todos en fila y enfrente la mesa del profesor o profesora.
Otro tanto podemos constatar a través de los juegos infantiles que niños o niñas
voluntariamente inician. Lo primero que hacen una vez repartidos los papeles de estudiantes y
docentes es organizar el espacio al estilo “jesuítico”: pupitres individuales y ordenados en filas. Las
películas, juegos comercializados, etc., en los que aparecen aulas escolares, todos reproducen un
esquema como el que venimos señalando (...) El propio colectivo estudiantil ya había asumido esta
modalidad como lógica y, lo que es peor, como la única imaginable. (Torres, 1998, p. 42.)
La reproducción de la cultura escolar tradicional sólo puede ser cortada por la voluntad de enfrentarla,
orientada por el pensamiento crítico y mediante la acción persistente y colectiva.
6. Escuelas enfermas
Al describir culturas institucionales, correspondientes a distintas visiones de la educación, pudiera olvidarse
de otras situaciones, con intensa repercusión sobre la vida escolar, que son más bien producto del
deterioro institucional. Es el caso de las escuelas que algunos autores denominan “escuelas enfermas”.
Los cambios sociales y los cambios sobre lo que se espera de la escuela, el cambio en la composición social
de las y los estudiantes, los cambios en la configuración de la profesión docente, los cambios en el papel social
de la escuela, acelerados en distintos contextos y por distintos motivos, pero que tienen en común su
velocidad, pueden descomponer la vida y la cultura escolar, sin que esta halle cauces para recomponerse. En
tales casos, la actitud de que nada vale la pena, la ausencia de compromiso y de esperanza o también,
combinadas con
12 Ministerio del Poder Popular para la Educación (2016). Proceso de transformación curricular en educación media.
ellas, las imposiciones externas o arbitrarias, contribuyen a caotizar primero y descomponer después la
cultura escolar.
Ignacio Escalera Castillo13 señala al respecto:
Cuando los antagonismos entre distintos grupos llegan a ser muy severos, y si los líderes y demás
integrantes de la organización no son capaces de manejar positivamente las diferentes expectativas de
los integrantes, esta situación llega a enfermar la institución entera y en un momento dado a provocar
su entropía, la cual, desde el enfoque de sistemas, consiste en el agotamiento, desgaste,
desorganización y desintegración de la organización(...)
Algunos síntomas de una institución que ha enfermado, de acuerdo a las ideas de Guízar(2008) 14
son los siguientes:
- No existen valores y creencias institucionales que sean claros y homogéneos para
los integrantes de la institución.
- Escasa contribución del trabajo individual a los objetivos de la organización.
- El personal se percata del mal desempeño de la institución, pero no hace nada por evitarlo;
nadie se ofrece voluntariamente para ello.
- Los errores y problemas se ocultan y encubren.
- Las jerarquías son más importantes que la solución de los problemas.
- Los líderes no se basan en el entendimiento común para alcanzar los propósitos de la
organización.
- La alta dirección trata de tomar el mayor número de decisiones.
- Los directivos se sienten solos cuando hacen su trabajo.
- Las necesidades y sentimientos del personal no son considerados.
- Los empleados compiten en lugar de colaborar. Los directivos toleran y no dan importancia
a esta situación.
- Cuando hay crisis el personal se retira y se inculpa mutuamente.
- No se fomenta ni existe apertura para el aprendizaje colectivo.
- Las relaciones están contaminadas por la simulación y la hipocrespia.
- El personal se siente encerrado en su trabajo. Sin motivación, anquilosado, pero
permanece en él por necesidad.
- La administración controla exageradamente los pequeños gastos.
- El margen de error que se permite a los colaboradores es mínimo, por lo que se
sienten inseguros.
- En oposición a lo anterior el desempeño deficiente es disfrazado y la valoración del trabajo de
cada persona no se maneja con imparcialidad.
- La estructura, políticas y procedimientos se vuelven obstáculos para la organización.
- No se fomenta la innovación.
Escalera asocia las escuelas enfermas con “la pérdida del sentido educativo y la razón de ser de la escuela”:
13 Escalera Castillo, Ignacio (2014). Las instituciones educativas y su cultura. Prácticas y creencias construidas a través
del tiempo. Madrid: Narcea.
14 Guízar Montúfar, Rafael (2008). Desarrollo organizacional. Principios y aplicaciones. México: McGraw Hill.
7. Climas escolares “nutritivos” y “tóxicos”
Milicic y Arón (2000) plantean la noción de lo que sería un “clima tóxico” y un “clima nutritivo”
... los climas nutritivos son aquellos que generan (...) convivencia social (...) positiva, en que
las personas sienten que es agradable participar, en que hay una buena disposición a aprender
y a cooperar, en que los estudiantes sienten que sus crisis emocionales pueden ser contenidas, y
que en general contribuyen a que aflore la mejor parte de las personas.
Por el contrario, los climas sociales que podrían describirse como tóxicos, son aquellos que contaminan
el ambiente contagiándolo con características negativas que parecieran hacer aflorar las partes más
negativas de las personas. En estos climas, además se invisibilizan los aspectos positivos y
aparecen como inexistentes y por lo tanto existe una percepción sesgada que amplifica los aspectos
negativos, y las interacciones se tornan cada vez más estresantes e interfirientes con una resolución
de conflictos constructiva.
Y es interesante apuntar como, según estas autoras, que otorgan a la acción personal un alto valor en
la conformación de los climas escolares:
Del mismo modo que podemos hablar de climas tóxicos y climas nutritivos, también los actores
del sistema escolar pueden describirse como tóxicos, nutritivos y aquellos que son invisibles. Es decir
hay quienes contaminan los ambientes, quienes los purifican y los hacen crecer y quienes tienen muy
poco impacto en ellos.
Milicic y Arón (2000), a partir de su trabajo de indagación en escuelas municipales chilenas, nos
ofrecen características de los climas tóxicos y los climas nutritivos, según la percepción de las y los docentes:
Por su parte Murillo Estepa y Becerra Peña 15, a partir de las opiniones de docentes y directivos, formulan una
lista de condicionantes de climas educativos positivos y “obstaculizadores” del clima escolar, que resumimos en
la siguiente tabla:
15 Murillo Estepa, P. y Becerra Peña, S. Las percepciones del clima escolar por directivos, docentes y alumnado mediante
el empleo de redes semánticas naturales. Su importancia en la gestión de los centros educativos. Revista de Educación,
350. Septiembre-diciembre 2009, pp. 375-399. Disponible en: http://repositorio.minedu.gob.pe.
Condicionantes de climas Elementos obstaculizadores del clima
educativos positivos escolar
Elementos institucionales Nivel de organización y orden Escasez de tiempo-sobrecarga de tareas.
Claridad de normas, metas y Bajos sueldos y remuneraciones
funciones
Procesos comunicativos Estilo de liderazgo autoritario
(reconocimiento de la comunicación
como un aspecto relevante para las
relaciones interpersonales en la
escuela, lo que significa superar la
concepción instrumental de ésta)
tipo de liderazgo de los directivos
(relación directivo-docente)
Espacios de encuentro, de
participación, y de trabajo en equipo
Elementos propios del rol Responsabilidad y compromiso Irresponsabilidad - incumplimiento
profesional docente
Vocación-profesionalismo Falta de cooperación, baja participación e
implicación, falta de compromiso y de
trabajo en equipo
Capacidades, conocimiento Desacuerdos, competitividad o rivalidad
Elementos afectivos y Empatía Envidia, celos profesionales,
conductuales «chaqueteo»16
Vínculos de confianza Egoísmo, individualismo, poca solidaridad
Actitud de calidez Apatía, indiferencia, pesimismo
Respeto Problemas de comunicación, malos
entendidos, falta de diálogo,
incomunicación
Tolerancia Rumores, comentarios encubiertos,
murmuraciones
Mentiras, falta de honestidad, calumnias,
engaño
Solidaridad Deslealtad, egoísmo, prepotencia, falta de
respeto
Una tercera versión que presentamos nos la brindan Hernández y Hernández y Sancho Gil 17, quienes, a
partir de la investigación con grupos focales de docentes y directivos, identifican entre los elementos que
propician y caracterizan un clima escolar positivo:
• La existencia de objetivos compartidos. “Que el centro educativo se viva como algo de
todos: Implicación de padres, profesores y alumnos”.
• “Concordancia entre todos los sectores que forman parte de la educación”. “Implicación
de todos los sectores: padres, profesores y alumnos”.
• “Que no haya tensiones fuertes: No hace falta estar de acuerdo sino llegar a acuerdos”.
16 Esta expresión es un chilenismo que significa desacreditar o desprestigiar a quien se destaca o sobresale.
17 Hernández y Hernández, Fernando y Juana María Sancho Gil (2004) El clima escolar en los centros de secundaria:
más allá de los tópicos . Ministerio de Educación y Ciencia / CIDE, España.
“Intervenir en los conflictos en cuanto aparecen”. Conflictos afrontados en equipo.
• Un estilo docente compartido. “Uso de metodologías distintas a la tradicional”.
• “Clima relajado entre profesores”.
• “Ilusión y ganas de trabajar”.
• Contacto con los padres y las madres. “Clima relajado entre padres, alumnos y profesores para
intercambiar información y trabajo”.
• “Disciplina dialogada: Ciertas normas y hábitos que se deben respetar”.
• Buenas relaciones con la Administración y flexibilidad en la aplicación de las
normas. Resaltan estos autores que:
... los aspectos que el profesorado considera como característicos de un clima favorable a
la convivencia y el aprendizaje dependen de todos los agentes e instancias educativas. Lo que
implica una visión sistémica que no parcializa o que atribuye más responsabilidad a una sector que
a otro. Aspectos de esta cultura que contribuyen a un buen clima escolar están vinculados, sobre
todo, a la relación entre los docentes; el papel del equipo directivo y de la Administración...
Sobre la relación entre los docentes señalan que: “Una de las observaciones más reiteradas por
los participantes en los grupos de discusión es la importancia que la buena relación que mantienen entre
los docentes ejerce en lo que sería un buen clima del centro”. Y resaltan, apoyándose en Hargreaves et al 18,
que:
... cuando existe un fuerte cultura de colaboración o una comunidad profesional sólida, el
resultado suele ser un aprendizaje eficaz en el aula, una mayor sensación de seguridad y confianza en
la propia eficacia entre los docentes y la capacidad de éstos para responder a las demandas
de cambio (Hargreaves et al., 2001: 175).
Las y los docentes entrevistados vinculan las buenas relaciones con sentirse a gusto con su actividad, con
encontrar diversión en lo que se hace (“Una clase en la que el docente se divierte, les contagia la diversión a
los alumnos”); además, por la utilización de metodologías de enseñanza diferentes a las tradicionales,
esto posibilitado por las relaciones de confianza y ayuda mutua, que a su vez permite intervenir en los
conflictos cuando aparecen, con espíritu de equipo. Citando de nuevo a Hargreaves et al:
... cuando los profesores, dentro y fuera de nuestra muestra, asumían el riesgo de desarrollar relaciones
cooperativas entre ellos, la alegría y el entusiasmo eran palpables. La energía llevaba a la acción, que a
su vez, insuflada de optimismo colectivo, volvía a cargar las pilas de los docentes para
seguir avanzando con decisión (Hargreaves et al., 2001: 176).
Sobre el papel del equipo directivo, Hernández y Hernández y Sancho Gil reiteran que: “En casi todos los
trabajos en torno al clima escolar se señala el papel del liderazgo positivo de la dirección como un factor que
facilita un buen ambiente en el centro”. Y nos ofrecen las palabras de una profesora entrevistada que, en buena
medida recoge lo que serían las características de la gestión del equipo directivo que contribuyen a un
buen clima escolar:
Un clima bueno viene dado por la transparencia en la gestión. Por la implicación de los miembros de la
comunidad educativa. Los equipos de gestión que potencian la horizontalidad y la implicación en
la gestión del centro hacen que éste sea cada vez de más gente y no de una sola persona. Eso
quiere decir que el conflicto se ha de positivizar y no vivirlo como un ataque o una descalificación, sino
como un elemento que hay que atender. En este sentido, la horizontalidad y la flexibilidad van de la
mano. Un equipo gestor tiene que ser flexible, porque tiene que tener en cuenta un diagnóstico de
necesidades en los diferentes ámbitos, en unos ámbitos que mayoritariamente están
consensuados. Y hablo de docentes, de alumnos y de padres. Cuando el centro es de más gente el
centro es más de todos y es más vivo y hay más implicación. Yo hablo de una utopía porque cada
vez se camina más en sentido contrario, en el autoritarismo y en la no participación y no
implicación, y hacia todo aquello que dificultará cada vez más este clima que sería positivo en el
centro.
18 Hargreaves, A., Earl, L., Moore, S. y Manning, S. (2001), Aprender a cambiar. La enseñanza más allá de las materias y
los niveles, Barcelona, Octaedro.
Hernández y Hernández y Sancho Gil completan su descripción de un clima escolar positivo, citando a Stoll y
Fink (1999)19 quienes, a partir de la investigación en torno a los proyectos de innovación de diversas
escuelas “que funcionan”, llegan a la conclusión de que un centro escolar puede conseguir un buen clima que
le ayude a cubrir sus propias metas si logran:
• Compartir objetivos comunes. Lo que significa situar la enseñanza, el aprendizaje y los intereses
del alumno al frente, e impulsar a todos los que colaboran y trabajan en la escuela a perseguir la
misma visión.
• Responsabilizarse del éxito, que quiere decir que entre todos se va a conseguir lo que se proponen.
• Considerar a la escuela como un todo, en el que cada uno de los miembros de la comunidad educativa
tiene un papel.
• Plantear la mejora continua, acompañada de la creencia de que siempre se puede hacer más.
• Tener en cuenta la importancia del aprendizaje que se prolonga durante toda la vida, no sólo para los
estudiantes, sino también para el profesorado. Lo que significa considerar que nunca se deja
de aprender, que siempre hay más que aprender y los alumnos sólo pueden aprender al lado
de profesores que también aprenden.
• Ser capaces de correr riesgos, lo que significa que la experimentación, el ensayo y el aprendizaje
a
través del error constituyen partes esenciales del crecimiento.
• Saber que nunca se va a estar solo, que siempre alguien va a tener tiempo para los demás,
incluso cuando están ocupados.
• Valorar el respeto mutuo que supone considerar que la diversidad entre el profesorado se percibe como
una ventaja.
• Mantener una posición de franqueza en la que se valora la habilidad de decir lo que se piensa y
expresar las preocupaciones dentro de la escuela.
• Mantener la celebración y el buen humor, como expresión de sentirse bien, compartir el proyecto de la
escuela y reconocerse valorados alumnos, padres y profesores.
Complementariamente, al describir el clima escolar negativo, Hernández y Hernández y Sancho Gil hacen
énfasis en la instalación de la “cultura de la queja”, que tiende a eludir las propias responsabilidades,
que impulsa a rendirse y dejar todo como está. En este contexto serían características de un clima escolar
negativo, entre otras:
19 Stoll, L. y Fink, D. (1999). Para cambiar nuestras escuelas: Reunir la eficacia y la mejora, Barcelona, Octaedro.
tradicción que sí existe es entre el estilo burocrático-autoritario predominante en el
sistema escolar (y que pervive en buena parte del Estado como parte de aquello “que no
termina de morir”) y el desarrollo consciente de la cultura escolar por parte de las
comunidades y los equipos docentes . Esta contradicción parece ser la misma que existe
entre el Estado burgués y el poder popular. Se trata del viejo Estado que privilegia las
formas (los formularios, las normas, las apariencias) para rehuir a la justicia, que favorece
a los sectores sociales con más poder y discrimina a los de menores recursos, que
interpreta la función pública como cargo de poder “por encima de la ciudadanía”, que impone
porque sí sus criterios, que intenta asfixiar o desfigurar la participación social. También en
la educación a ese estado de cosas, a esa “cultura del abuso” hay que enfrentarla.
En el sistema educativo que hemos heredado, uno de los rasgos definitorios es su carácter
burocrático que, por lo demás es perfectamente compatible con la vocación de
dependencia (educación neocolonizada) de un sistema al que no le toca pensar su realidad,
sus necesidades y sus perspectivas sino simplemente asumir los modelos educativos
diseñados y pensados desde los centros de poder mundiales. La educación liberadora exige
otras maneras de hacer, que invocan la diversidad cultural, la participación protagónica, el
poder popular, la soberanía en todos los terrenos.