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Abandono

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1. Bienestar
2. Desarrollo personal

11 señales que indican si sufres


autoabandono
13 minutos
Recomendación del autor
Son muchas las personas que se abandonan a sí mismas, dejando a
un lado sus necesidades emocionales e incluso sus valores. ¿Y si
también tú te estás descuidando de algún modo? Te damos una serie
de pautas.

Hay dos formas de sufrimiento que ningún ser humano debería


experimentar. El primero es el abandono en cualquiera de sus formas,
ya sea parental, de pareja, amistades, etc. El segundo tiene que ver
con la desconexión con nosotros mismos, con descuidar necesidades,
emociones, valores e identidades. Curiosamente, esta dimensión es la
que más nos cuesta reconocer.
Aunque el autoabandono como tal nos parezca un concepto algo extraño,
aparece con demasiada frecuencia. Bien es cierto que siempre estamos
con nosotros mismos y que nadie puede escapar de su propia piel. Sin
embargo, es común dejarnos de lado hasta el punto de poner en
manos ajenas dimensiones que deberíamos nutrir por nosotros
mismos.
Esta característica, esa dejadez a la hora de revisar, fortalecer y
promover el autoconcepto, la autoconfianza o los valores suele tener
su inicio en la infancia o adolescencia. Haber crecido en un entorno
disfuncional y frío emocionalmente nos convierte a menudo en seres
desapegados de sí mismos. Algo así tiene un serio impacto para la salud
mental.
La creencia de que nuestras necesidades no pueden satisfacerse, es una

dinámica muy frecuente en el registro psicológico de muchas personas.

¿Qué es el autoabandono?
Es una forma de relacionarse con uno mismo caracterizada por
la negligencia y la falta de atención a las propias necesidades. El
autoabandono puede manifestarse tanto a nivel físico como a nivel
emocional o intelectual. Además, es capaz de afectar múltiples
ámbitos de la vida de quien lo padece. Veamos algunos ejemplos de
esta conducta.
Gabriel siempre le echa en cara a su pareja que lo descuida y que por su
culpa no puede rendir bien en el trabajo. Ana atiende todo el día a su
madre dependiente, pero cada vez que su amiga Clara la llama
porque tiene un mal día, ella acude de inmediato sin importar lo
agotada que esté. Roberto se desahoga yendo de fiesta y bebiendo
alcohol cada vez que siente ansiedad o estrés.
Estos ejemplos son muestras de cómo las personas se dejan de lado,
como quien olvida las gafas en un cajón de la mesita. Intentan
moverse por el mundo, pero su miopía severa no les permite verse
ante el espejo ni caminar por la calle sin darse de
bruces. Abandonarse es descartar o ignorar por completo las
experiencias psicológicas internas.
Algo así puede ocasionar situaciones tan diversas y contrapuestas
como supeditar a los demás para que validen tu autoestima, o bien
convertirte en una figura complaciente sin ninguna autoridad. Desoír lo
que necesitas conduce a la disolución del yo, a ese malestar corrosivo
que se impregna en toda área de tu existencia.

Veamos esas dinámicas que suelen manifestarse cuando estamos


dominados por el desapego interno.
Señales de autoabandono
Tal vez te estés preguntando si padeces este problema. Para ayudarte
a resolver esta inquietud, a continuación, te presentamos 11 señales
que pueden darte el fundamento para identificar si te has estado
autoabandonando.

1. Culpas a los demás de tu infelicidad


Es posible que tuvieras una infancia difícil y que no hayas tenido
suerte en el amor. Sin embargo, la responsabilidad última por
promover tu bienestar y felicidad está en ti mismo. Como bien decía el
psicoterapeuta Abert Ellis, la mejor etapa de nuestra vida llega cuando
nos damos cuenta de que nuestros problemas son solo nuestros.

Dejar de culpar a nuestros padres o a la sociedad nos permitirá asumir


las riendas de nuestra vida.

2. No pensar en lo que te duele y distraerte son dos


necesidades constantes en ti
Después de un día estresante a todos nos agrada desconectar viendo
series o quedando con un amigo para tomar algo. Sin embargo, tú
acudes de manera persistente a cualquier distractor que te evite tomar
conciencia de tu tristeza y dolor emocional.

Esto puede hacer que te vuelques en la comida como mecanismo


catártico para aliviar la ansiedad. Ir de compras, pasarte el día jugando
a los videojuegos o beber en exceso son también ejemplos de
autoabandono.

3. Eres incapaz de poner límites


Los límites son barreras psicológicas que articulas ante los demás
para salvaguardar tu bienestar, y para aportar una información
necesaria a quienes te rodean. Llevarlo a cabo requiere de una
comunicación abierta y asertiva; algo que, como bien sabes, no
siempre es fácil llevar a cabo.
Ahora bien, como te caracterizas por ese descuido o desapego hacia ti, te
sientes incapaz de decir «no» a cualquier demanda o solicitud. Te dejas
llevar, a todo accedes, todo lo asumes, lo aceptas y avanzas con la
corriente por mera inercia. Dicho comportamiento se explica por esa
incapacidad por salvaguardar tus propias necesidades.

Descubre: 5 señales de que tienes problemas para poner límites


4. Falta de autoconciencia emocional
En un trabajo de investigación de la Universidad del Norte de Carolina
se destaca la importancia de la autoconciencia para el bienestar psicológico.
Es decir, ser capaces de conectar y comprender nuestros
pensamientos y emociones nos permite tener un mayor control sobre
nuestras vidas. También ser más felices en cualquier ámbito de la
vida.
El autoabandono hace que dejes de responsabilizarte de tus emociones y
sentimientos. Esperas que sean los demás quienes te den calma
cuando el mundo se agita, que sea tu pareja la responsable de validar
lo que sientes, de llenar esos vacíos que no puedes llenar.
Si te abandonas a ti mismo vivirás en una cárcel de sufrimiento en la que

asumir valores ajenos y reprimir muchas de tus emociones y sentimientos.

5. Vives en la evitación constante


Vivir en la evitación es negar los problemas que te atosigan y merman
tu equilibrio interno. Hacer uso de forma constante de los más
variados mecanismos de escape, hace que vivas en la procrastinación,
que no admitas lo que te turba y que estés atrapado en el inmovilismo.
Ese tipo de existencia, lejos de solucionar algo, provoca que siempre
te sientas frustrado.

6. Autoexigencia excesiva
Cuando el abandono se impregna en lo más profundo de tus estratos
psicológicos, hace que te conviertas en tu peor enemigo. No te
valoras, no aprecias tus logros y la voz crítica alcanza en tu interior
unos decibelios ensordecedores.

Además, una realidad que te define es esa autoexigencia que te impide


cometer cualquier fallo, que te presiona y te supedita a insufribles
estados de ansiedad.

7. Ocultas partes de ti mismo


Inseguridad, miedos, falta de iniciativa… Eres una persona de gran
valía y notables competencias, pero dudas tanto de ti misma que
prefieres ocultar tus áreas luminosas. Lo haces por miedo a la crítica
ajena, a los juicios y a los comentarios que puedan hacer de ti. Tu
regla de supervivencia te recuerda que, para evitar ser herido, siempre
es mejor esconder ciertas áreas.

8. Eres prisionero de tus dudas


Estás dominado por los pensamientos rumiantes, esos que oxidan toda
valía y que te alimentan de dudas. Esto provoca que dejes de confiar
en tu intuición, en tu experiencia adquirida e incluso en tus instintos.
Te percibes falible, aunque de cara a los demás aparentes ser alguien
resolutivo.

9. Actúas en disonancia con tus valores


No vivir en armonía de acuerdo a los valores de uno duele. Lo hace
porque, casi sin darte cuenta, actúas y te mueves de acuerdo a los valores
de tu familia o pareja, los cuales pueden estar muy alejados de los
tuyos. Son los demás los que te guían y te condicionan en casi
cualquier aspecto. Esto deriva en un estilo de vida marcado por la
insatisfacción y la infelicidad.

10. Evitas hacer actividades agradables


Una de las señales más notables es evitar la participación en
actividades que generan placer y bienestar. Ya no tienes pasatiempos
divertidos, no le dedicas espacio a tus hobbies, no sales con tus
amigos a divertirte y has perdido la capacidad de interesarte en
aquellas cosas que antes te generaban satisfacción.

11. Descuidas tu salud física ni mental


A nivel físico, no haces ejercicio, no te alimentas bien, ignoras las
señales de alerta de cualquier enfermedad, no sigues los tratamientos
médicos, etc. En cuento al plano psicológico, niegas tus malestares
emocionales, tienes hábitos y patrones de pensamiento nocivos, tu
diálogo interno es negativo, piensas que no mereces estar bien y te
niegas a recibir ayuda profesional.

Causas del autoabandono


Las causas varían de un caso a otro y cada persona tiene sus propios
motivos. No obstante, hay algunos factores generales que pueden
explicar esta forma de abandono, y uno de ellos es la crianza. Haber
crecido en un ambiente familiar donde las necesidades emocionales y
físicas eran ignoradas o minimizadas puede haber influido en la
configuración del patrón de abandono en la vida adulta.
De igual modo, influye mucho haber crecido con cuidadores que se
autoabandonaban. La persona, siendo niña, modeló ese
comportamiento que continúa arrastrando a su vida adulta. La
internalización de estas conductas deja un esquema que afecta el
modo en que la persona vive su adultez y sus relaciones con los
demás y consigo mismo.
Más allá de la crianza y el vínculo con los cuidadores, podemos hallar
otras variables que influyen sobre el abandono de sí mismo. El estrés
crónico es una de ellas. Cuando un sujeto es sometido a altos niveles
de estrés durante mucho tiempo, tiende a descuidarse por andar
buscando la forma de lidiar con las exigencias del medio que lo
estresan, lo cual lo lleva a olvidar sus necesidades fisiológicas y
psicológicas.
Trastornos mentales como la depresión, la ansiedad y el estrés
postraumático son otros factores a considerar. El trauma, por ejemplo,
deteriora tanto la relación que la persona tiene consigo misma como
con la que tiene con el mundo; además, afecta los hábitos saludables
de autocuidado.

Consecuencias físicas
La falta de cuidado puede conducir a diversos problemas y afectar la
salud y el bienestar físico. Cuando abandonas el cuidado de tu cuerpo,
la enfermedad y los malestares empiezan a ser un tema común en tu
cotidianidad.

1. Problemas de peso
El abandono puede llevarte a hábitos alimenticios que no favorecen tu
salud, como comer en exceso o no ingerir suficientes alimentos. A
corto y largo plazo, estas conductas generan alteraciones del peso,
obesidad o desnutrición. A su vez, estos problemas vienen
acompañados de otras complicaciones físicas y mentales que
diminuyen el bienestar y la calidad de vida.

2. Problemas cardíacos
La falta de cuidado físico, la dieta no saludable, el estrés y otros
aspectos asociados con el abandono pueden predisponerte a tener
problemas cardíacos. Entre ellos, la hipertensión, accidentes
cerebrovasculares, etc. Todo depende de las conductas de riesgos
asociadas a tu forma de autoabandono.

3. Fatiga y falta de energía


Como no atiendes las señales de tu cuerpo que te piden descanso y
recuperación, el cansancio constante, la falta de energía y la fatiga
empiezan a ser tus compañeras cotidianas. Además, si no duermes lo
suficiente ni te alimentas bien, el agotamiento se acrecentará más.

4. Empeoramiento de condiciones médicas


La falta de cuidado y atención puede llevarte a ser negligente con tu
situación médica existente. Por ejemplo, te lleva a no prestarle
atención a tus padecimientos físicos (diabetes, asma, hipertensión,
etc.) y a olvidarte de seguir el tratamiento recomendado por el médico.
Todo esto hace que esas enfermedades que ya tienes se agraven con
el tiempo.

Consecuencias mentales
El abandono también tiene repercusiones psicológicas en ti. Sus
consecuencias en ese sentido puede deteriorar de manera
significativa tu funcionamiento cotidiano y las relaciones que
mantienes con otras personas. Veamos algunos de sus efectos.

1. Baja autoestima
Si dejas de cuidarte, es posible que empieces a sentir que no vales
tanto. Esto es así porque no te tratas con amor, no velas por tu
bienestar y salud. Poco a poco, empiezas a entender que, como no te
das cariño, entonces, no eres tan valiosa. En consecuencia,
tu autoestima empieza a bajar.

2. Ansiedad
Cuando te abandonas, cultivas un campo fértil para las preocupaciones,
el estrés y la ansiedad. La negligencia y la falta de atención hacia el
propio cuerpo y la salud mental pueden hacerte sentir abrumado
debido a la incapacidad de lidiar con las demandas de tu vida en
distintas áreas de desarrollo: trabajo, familia, pareja.

3. Deterioro en las relaciones interpersonales


El abandono puede llevarte al aislamiento social, ya sea porque no
participas en las integraciones sociales, por vergüenza o por la baja
autoestima. A largo plazo, y debido a esto, tus vínculos empiezan a
deteriorarse por falta de dedicación, intimidad, compromiso y apoyo
emocional.

4. Depresión
Ignorarte, dejar de lado tus necesidades y no atender tus
emociones, puede hacerte sentir triste y desesperanzado. A su vez,
la depresión, incrementará tus conductas de abandono. Esta mutua
relación afecta de manera considerable tu desempeño diario y
perturba aún más la relación que tienes contigo y los demás.

Cómo superar el autoabandono


Afrontar este problema es un gran desafío para cualquiera porque
requiere de mucho esfuerzo y dedicación para empezar a conectar
consigo mismo, con las emociones y las propias necesidades.
Además, implica el desarrollo de hábitos de autocuidado emocional y
físico. Aquí te dejamos algunas ideas para comenzar este proceso.
1. Identifica y acepta el problema: el primer paso que tienes que dar es
aceptar que te has estado autoabandonando. Es necesario que veas las
consecuencias que esto te ha traído para que entiendas cuán importante
es cambiar este patrón. Si no aceptas que tienes un problema, es muy
difícil que estés dispuesto a dejarlo.
2. Fomenta tu autoconocimiento: al final del día, dedica un tiempo para
pensar en tus necesidades. Pregúntate qué necesitas de verdad, qué te
piden tus emociones y tu organismo (¿descanso, alimento, dormir?).
Escucha las demandas de tu mente y de tu cuerpo.
3. Practica mindfulness: esta práctica te ayudará a conectar con tu
esencia y el momento presente, que es el lugar en donde se manifiestan
esas necesidades y emociones que estás ignorando.
4. Define objetivos: una vez hayas conectado con tus sensaciones, haz
una lista de lo que requieres. Luego, establece metas pequeñas y un
plan de acción para satisfacer tus demandas biológicas y psicológicas.
5. Cuida tu salud física y mental: haz ejercicio, aliméntate sano, medita,
duerme, comparte tiempo con tus seres queridos, escribe, dibuja, baila,
pinta, realiza actividades que te hagan feliz, dedícale tiempo a
tus hobbies, descansa…
6. Establece límites: aprende a comunicar tus límites y necesidades de
forma asertiva. Aprende a decir «no» cuando te pidan favores que no
desees hacer porque te demandan mucho tiempo y esfuerzo.
7. Busca apoyo profesional: el abandono de sí es un patrón complejo en
el que intervienen variables emocionales, cognitivas y relacionales. Por
eso, te recomendamos buscar la ayuda de un profesional de la salud
mental.

Descubre: Cómo aumentar el amor propio en 17 pasos

El autocuidado: el mejor recurso de todos


El autocuidado es lo opuesto al abandono. Esta es la palabra mágica
que debes tener presente en tu interior en caso de que te sientas
identificado con las dimensiones aquí descritas. Es momento de poner
la mirada en el interior y ordenar ese universo caótico y solitario que
dejaste de lado hace muchos años, por las más diversas razones.

Siempre es buen momento para desarrollar adecuadas habilidades de


gestión emocional, responsabilidad personal y asertividad. Empieza
mirándote al espejo y conectando con esa figura a la que has dejado
de lado demasiado tiempo. Esa persona necesita afecto, validación y
compasión. En el momento en que la sientas como tu mejor aliada,
todo cambiará para mejor.

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