Anexo. Historia Del Voto en Argentina.
Anexo. Historia Del Voto en Argentina.
Anexo. Historia Del Voto en Argentina.
Entre 1862 y 1930 ingresaron al país 5.000.000 de inmigrantes de los cuales más de la mitad se
radicó definitivamente en suelo argentino. Durante el mismo período nuestro país fue el que
tuvo la mayor proporción de extranjeros en relación con su población total: según el censo de
1914 una tercera parte del total de los habitantes del país estaba compuesta por extranjeros y
en algunas ciudades el porcentaje superaba el 50%. En este contexto no es de extrañar que la
participación de la población en las elecciones no superara en ningún caso el 50%. Así, el
régimen se iba caracterizando por un divorcio cada vez mayor entre una clase gobernante –
verdadera oligarquía política– y una sociedad civil demasiado ajena al mundo de los asuntos
públicos.
En el período comprendido entre 1880 y 1916, el poder político estuvo monopolizado por el
Partido Autonomista Nacional (PAN). El PAN fue virtualmente el “partido único” sobre la base
de elecciones fraudulentas propiciado por el sistema de voto cantado. En 1889, nació la Unión
Cívica, que adoptó un programa de 11 puntos, exigiendo al gobierno el retorno a la moral
administrativa, la libertad de sufragio y el respeto a la ciudadanía. Al año siguiente, esta
agrupación política encabezó un levantamiento armado popular para hacer efectivas estas
demandas. En 1893, la Unión Cívica Radical, un desprendimiento de este partido, volvió a
liderar un movimiento armado motivado por reclamos similares. Hacia fines de la década de
1900 cobraron impulso las voces de muchos intelectuales y políticos que plantearon
claramente la necesidad de iniciar reformas electorales que ampliaran la participación política
de la población. El resultado de estos debates fue la sanción, en 1912, de la Ley 8.871, más
conocida como la Ley Sáenz Peña. Esta ley estableció, por primera vez en la Argentina, el
voto universal, secreto y obligatorio para todos los varones mayores de 18 años. La Ley de
voto universal, secreto y obligatorio con empadronamiento, fue promovida por el presidente
Roque Sáenz Peña, y sancionada el 10 de febrero de 1912. En 1916 se realizaron las primeras
elecciones generales bajo la nueva ley electoral. El triunfador de esos comicios fue Hipólito
Yrigoyen, líder radical, que había ganado la adhesión de las capas medias urbanas y, en menor
medida, la de los sectores populares. La ampliación de la participación popular fue enorme,
puesto que votaron 745 mil personas, lo que equivalió al 62 por ciento de los habilitados para
hacerlo. Igualmente, hay que tener en cuenta que Yrigoyen se convirtió en presidente tan sólo
con 341 mil votos, sobre una población argentina de aproximadamente ocho millones de
habitantes. Faltaba recorrer el camino que llevara a los millones de inmigrantes a obtener la
carta de ciudadanía. La conquista popular que significó el voto universal (aunque fuera sólo
para los hombres) y secreto sufrió un grave retroceso durante la década de 1930 cuando se
implementó el denominado “fraude patriótico” que implicó falsear el modo principal de
expresión de la voluntad popular.
En cuanto a los derechos políticos, el acontecimiento más importante del período de la década
del 40, fue la sanción, en el año 1947, de la Ley N° 13.010, más conocida como Ley de Voto
Femenino, que equiparó los derechos políticos entre hombres y mujeres. De esta forma, una
larga historia de luchas femeninas lograba, finalmente, su objetivo. Esta lucha había empezado
en 1907, cuando la socialista Alicia Moreau de Justo creó el Comité Pro-Sufragio Femenino. En
mayo de 1910 Buenos Aires fue elegida como sede del Primer Congreso Femenino
Internacional con la participación de delegadas chilenas, uruguayas y paraguayas donde se
reclamó enérgicamente el derecho de las mujeres a votar.
En 1911, el diputado socialista Alfredo Palacios presentó el primer proyecto de ley de voto
femenino en el Parlamento nacional pero ni siquiera fue tratado. Desde aquel proyecto de
Palacios se presentaron otras 22 iniciativas legislativas hasta que el 9 de setiembre de 1947
pudo sancionarse finalmente la Ley 13.010 que establecía en su primer artículo: “Las mujeres
argentinas tendrán los mismos derechos políticos y estarán sujetas a las mismas obligaciones
que les acuerdan o imponen las leyes a los varones argentinos”. En algunas provincias, el
derecho al sufragio para las mujeres existió mucho antes de su sanción a nivel nacional. Tal es
el caso de San Juan, que en 1862 logró su inclusión en las leyes electorales, para permitirles
ejercer el derecho de votar en las elecciones municipales. La siguiente experiencia tuvo lugar
en 1921: en Santa Fe se promulgó una constitución que aseguraba el voto femenino a nivel
municipal. En 1927, San Juan sancionó una nueva constitución que le reconocía iguales
derechos a hombres y mujeres. El derecho al voto femenino se vio por fin consagrado en toda
su extensión el 23 de setiembre de 1947.
Artículo 37 CN (1994). Esta Constitución garantiza el pleno ejercicio de los derechos políticos,
con arreglo al principio de la soberanía popular y de las leyes que se dicten en consecuencia. El
sufragio es universal, igual, secreto y obligatorio. La igualdad real de oportunidades entre
varones y mujeres para el acceso a cargos electivos y partidarios se garantizará por acciones
positivas en la regulación de los partidos políticos y en el régimen electoral.