Taller Vacunas
Taller Vacunas
Taller Vacunas
Participantes : Dayana Andrea Arjona Granados , Alvaro Gacharna , Javier Moreno , Diego
Sanchez , Diana Carolina Mendoza
Objetivo Principal
Entender los principios inmunológicos de las vacunas
Objetivos Específicos
-Describir los componentes de cada vacuna
-Describir las fases para desarrollar una vacuna
-Describir los tipos de vacunas existentes
-Describir los conceptos inmunológicos de las vacunas
-Describir las vacunas contraindicadas para las diferentes inmunodeficiencias.
Metodología
1) Búsqueda de bibliografía (1h)
2) Responder las preguntas del taller (1h30)
3) Escribir el ensayo en grupo (30min)
Preguntas
Se entiende por vacuna cualquier preparación destinada a generar inmunidad contra una
enfermedad estimulando la producción de anticuerpos. Puede tratarse, por ejemplo, de una
suspensión de microorganismos muertos o atenuados, o de productos o derivados de
microorganismos.
Las vacunas estimulan el organismo a generar inmunidad y, de ese modo, reducen el riesgo
de contraer enfermedades. Actúan desencadenando una respuesta de nuestro sistema
inmunitario, que:
Las vacunas son una forma ingeniosa e inocua de inducir una respuesta inmunitaria sin causar
enfermedades. Adicional dado que el sistema inmune tiene memoria la administración de una o
más dosis de una vacuna contra una enfermedad concreta, nos brinda la oportunidad de
quedar protegidos normalmente durante años, décadas o incluso para toda la vida.
2. ¿Qué elementos contiene una vacuna?
Primero hay una fase de investigación preclínica en la cual se identifica un patógeno específico
y se realizan investigaciones preclínicas para comprender cómo funciona y cómo afecta al
cuerpo humano. Una segunda fase corresponde al diseño de la vacuna, en la cual una vez se
conoce la biología del microorganismo, se diseña el mecanismo de la vacuna para
desencadenar una respuesta inmunitaria protectora contra el patógeno. En esta fase se pueden
usar virus atenuados, inactivados, proteínas virales u otros componentes del patógeno. Una
tercera fase corresponde a los ensayos clínicos que cumplen las mismas fases que en los
medicamentos. Fase I: Se prueba en un pequeño grupo de voluntarios para evaluar la
seguridad y la dosis. Fase II: Se evalúa un grupo más grande de personas y se evalúa la
eficacia y la seguridad. Fase III: Se realiza en miles de personas para confirmar la eficacia y
monitorear los efectos secundarios raros y a largo plazo. Después de esta fase viene la
aprobación regulatoria, donde una vez que se aprueba se inicia la producción a gran escala.
Durante todo el proceso de fabricación y distribución se realizan controles de calidad para
garantizar la seguridad y la eficacia de la vacuna.
● Vacunas inactivadas
● Vacunas vivas atenuadas
● Vacunas de ARN mensajero (ARNm)
● Vacunas subunitarias, recombinantes, polisacáridas y conjugadas
● Vacunas toxoides
● Vacunas de vectores virales
Vacunas inactivadas
Las vacunas inactivadas utilizan la versión muerta del germen que causa una enfermedad.
Los microorganismos de las vacunas inactivadas han sido eliminados, por lo que no pueden
causar infección. La inactivación de patógenos, generalmente a través del uso de calor o
agentes químicos como el formaldehído o la formalina. La capacidad del patógeno para
replicarse es limitada sin comprometer su estructura, por lo que el sistema inmunitario aún
puede reconocerlo y responder a él.
A diferencia de las vacunas vivas y atenuadas, que pueden volver a una condición más
virulenta capaz de generar enfermedades, los virus desactivados no pueden replicarse en
absoluto. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que las vacunas inactivadas suelen
proporcionar protección durante un período más corto que las vacunas vivas y, por lo general,
requieren la administración de dosis de refuerzo para lograr una inmunidad a largo plazo.
Las vacunas vivas utilizan una forma debilitada (o atenuada) del germen que causa una
enfermedad.
Hay múltiples métodos disponibles para la producción de vacunas atenuadas. El virus que
causa la enfermedad se transmite comúnmente a través de cultivos celulares o embriones
animales, en particular embriones de pollos los cuales se utilizan para el cultivo del virus.
El virus exhibe una mayor replicación en las células de estos reservorios disminuyendo a su
vez su eficiencia replicativa en las células humanas.
Un virus dirigido a la vacuna se puede cultivar en más de 200 embriones o cultivos celulares
distintos, sometiéndose a un proceso conocido como "paso".
Debido a que estas vacunas son tan similares a la infección natural, logran desencadenar una
respuesta inmunológica duradera y en algunos escenarios de por vida con una o dos dosis de
la misma del huésped hacia el patógeno.
Los investigadores han estado estudiando y trabajando con vacunas de ARNm durante
décadas y esta tecnología se utilizó para fabricar algunas de las vacunas contra la COVID-19.
Las vacunas de ARNm fabrican proteínas virales a partir de este para desencadenar una
respuesta inmune.
Las vacunas de ARNm tienen varios beneficios en comparación con otros tipos de vacunas,
incluidos tiempos de fabricación más cortos y, debido a que no contienen un virus vivo, no hay
riesgo de causar enfermedad en la persona que se vacuna.
Ejemplos:
Vacunas toxoides
Las vacunas toxoides utilizan una toxina producida por el patógeno la cual produce la
enfermedad , para desencadenar la respuesta inmunitaria. Eso significa que la respuesta
inmune está dirigida a la toxina en lugar de a todo el germen.
Al igual que otros tipos de vacunas, es posible que necesite inyecciones de refuerzo para
obtener una protección continua contra las enfermedades.
Ejemplos Difteria – Tétanos
Durante décadas, los científicos estudiaron las vacunas de vectores virales. Algunas vacunas
utilizadas recientemente para los brotes de ébola han utilizado tecnología de vectores virales, y
una serie de estudios se han centrado en vacunas de vectores virales contra otras
enfermedades infecciosas como el Zika, la gripe y el VIH. Los científicos también utilizaron esta
tecnología para fabricar vacunas contra la COVID-19.
Las vacunas de vectores virales utilizan una versión modificada de un virus diferente como
vector para proporcionar protección. Se han utilizado varios virus diferentes como vectores,
incluyendo la gripe, el virus de la estomatitis vesicular (VSV), el virus del sarampión y el
adenovirus, que causa el resfriado común. El adenovirus es uno de los vectores virales
utilizados en algunas vacunas contra la COVID-19 que se están estudiando en ensayos
clínicos. Las vacunas de vectores virales se utilizan para proteger contra:
Ejemplos . COVID 19 .
Administración intramuscular
La eficacia teórica de una vacuna, que se mide en un ensayo clínico controlado, se refiere al
número de personas vacunadas que presentaron el resultado objeto de estudio (generalmente,
la enfermedad) con respecto al número de personas que recibieron un placebo (una vacuna
ficticia) y presentaron el mismo resultado. Una vez finalizado el ensayo, se compara el número
de enfermos de cada grupo y se calcula el riesgo relativo de enfermar tanto si se administra la
vacuna como si se inyecta un placebo. Así, la eficacia teórica mide el grado en que la vacuna
reduce el riesgo de enfermarse. Si esta eficacia teórica es elevada, en el grupo que recibió la
vacuna se enferman muchas menos personas que en aquel al que se administró un placebo.
La eficacia real de las vacunas es una medida del grado en que estas funcionan en la práctica.
Los ensayos clínicos incluyen a un gran número de participantes de todas las edades, sexos y
etnias, e incluso con problemas de salud conocidos, pero no pueden representan a la
perfección a toda la población. La eficacia observada en los ensayos clínicos se restringe a los
resultados específicos en un ensayo, mientras que la eficacia real se mide calculando la
protección conferida a las comunidades en su conjunto. Esta eficacia real puede diferir de la
eficacia teórica medida en un ensayo, porque no se puede predecir exactamente cuál será la
eficacia de la vacunación en la práctica en una población mucho más grande y variable
vacunada en condiciones reales.
Cada vacuna aprobada en los Estados Unidos pasa por extensas pruebas de seguridad. Antes
de que sea aprobada por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), se realizan
pruebas y evaluaciones. A menudo, este proceso puede tomar varios años.
Evaluación de seguridad
● La empresa que fabrica las vacunas prueba cada lote de inmunizaciones para verificar
su calidad y seguridad. La FDA revisa los resultados de estas pruebas. También
inspecciona las fábricas donde se elabora la vacuna. Estas medidas ayudan a asegurar
que las vacunas cumplan con los estándares de calidad y seguridad
● La FDA, los CDC y otras agencias federales continúan monitoreando su seguridad para
detectar posibles efectos secundarios y cuentan con sistemas para rastrear cualquier
problema de seguridad con las vacunas.
8. ¿Cuáles son los mitos y las preocupaciones comunes sobre las vacunas y cómo
podemos abordarlos?
Algunos mitos y preocupaciones sobre las vacunas incluyen:
9. ¿Cuáles son los efectos secundarios más comunes de las vacunas y cuándo deben
preocuparnos?
Los efectos secundarios graves de las vacunas son extremadamente raros y están
relacionados directamente con los signos y síntomas de una reacción alérgica grave.
Se han descrito también efectos tardíos como la polineuropatía, sin embargo, este último no
tiene una relación causal clara.
Toda reacción adversa se debe motivar inmediatamente al ente encargado del mismo.
La vacuna inactivada se produce tras crecer el virus en cultivos celulares. Posteriormente los
virus se inactivan con formol, la vacuna se administra por vía intramuscular y en general en
forma de vacuna trivalente junto a la vacuna DTP y en ocasiones con la de la Hepatitis B y la
de Haemophilus influenzae tipo B, la vacuna atenuada se obtuvo tras pase y clonado de cepas
de los tres virus de polio y seleccionando cepas de baja neurovirulencia en monos, la vacuna
se administra por vía oral, estabilizada en cloruro magnésico o sacarosa, en general en forma
trivalente, pero también se puede administrar en forma monovalente o bivalente.
Ambas vacunas generan anticuerpos que, en caso de infección posterior, neutralizan los virus
infecciosos antes de que lleguen al sistema nervioso central. Además, en el caso de la
vacunación con vacuna atenuada, el virus vacunal tras replicar en el intestino puede
transmitirse a los contactos del sujeto vacunado.
En principio la vacunación con VPI permite la infección con dosis bajas del mismo modo que si
la persona no estuviera vacunada, mientras que si la persona se vacunó con VPO se precisa
para establecer la infección dosis elevadas del virus polio, tras la infección, ambas vacunas
impiden que el virus replique en orofaringe, ya que ello ocurre tras la viremia, que es impedida
por la presencia de anticuerpos, esto impide la transmisión por la vía oral-oral, tras la infección
en personas no vacunadas se produce la eliminación del virus por las heces a alto título
durante aproximadamente un mes, pero si la persona hubiera estado vacunada con VPI esta
eliminación es de menor duración y se elimina virus con un título más bajo, si la persona
estuviera vacunada con VPO habría ocurrido el mismo hecho solo que aumentado, esto hace
que, tras la vacunación, además de la protección frente a la enfermedad se produzca la
reducción de la transmisión por la vía fecal-oral (en especial tras la vacunación con VPO) y
básicamente se elimine la transmisión por la vía oral-oral, ello genera lo que se denomina
inmunidad de grupo, que ya fue vista incluso con la VPI al principio de su introducción en USA,
donde la reducción del número de casos excedió con mucho el esperado, si la protección solo
se generara en los vacunados, la inmunidad de grupo es lo que va a permitir la erradicación de
la enfermedad.
11. ¿Cómo podemos promover una mayor aceptación y acceso a las vacunas en la
comunidad?
La vacunación contra las enfermedades infecciosas ha sido reconocida como uno de los “diez
mayores logros de la salud pública” del siglo XX, dado su gran impacto a nivel mundial sobre
varias enfermedades, como la poliomielitis, la gripe, la neumonía, el sarampión, la parotiditis, la
rubéola, las hepatitis virales, la tos ferina y la infección por el virus del papiloma humano
oncógeno.
Los programas de inmunización han logrado una reducción significativa de los nuevos casos de
enfermedad y de la morbilidad y mortalidad asociadas, menores costos de atención de salud y
una mejora de la productividad. Sin embargo, a pesar de su demostrada efectividad clínica y en
cuanto a sus costos, la vacunación aún no ha alcanzado todo su potencial.
Los programas de inmunización han logrado una reducción significativa de los nuevos casos de
enfermedad y de la morbilidad y mortalidad asociadas, menores costos de atención de salud y
una mejora de la productividad, sin embargo, a pesar de su demostrada efectividad clínica y en
cuanto a sus costos, la vacunación aún no ha alcanzado todo su potencial, las tasas de
inmunización en niños y adultos siguen siendo insuficientes, lo que ha llevado al resurgimiento
de ciertas enfermedades infecciosas (p. ej., el sarampión), la falta de acceso a las vacunas es
un factor clave en las tasas bajas de inmunización en muchas comunidades; eso es un hecho
innegable para lo cual se deben implementar más programas de prevención y vacunación de
tal manera que alcance a ser llevado el programa de vacunación a poblaciones más
vulnerables y alejadas de centros de salud mediante brigadas de salud para realizar una mayor
cobertura y garantizar que las vacunas sean llevadas a las distintas poblaciones más
vulnerables, alejadas por otra parte cuando el acceso no es un problema, el principal obstáculo
para la aceptación de las vacunas es la falta de confianza.
Las estrategias de educación sobre las vacunas podrían incluir comunicación personalizada
entre proveedores y pacientes (y padres) durante encuentros en entornos clínicos, campañas
específicas en los medios de comunicación, sesiones entre pares, cursos sobre salud y ciencia
en las escuelas, y programas educativos llevados a cabo en la comunidad (p. ej., en iglesias,
en programas de extensión o a través de servicios sociales).
Si bien aumentar el nivel de conocimiento general sobre las vacunas será fundamental, el
mayor desafío para los esfuerzos de educación sobre las vacunas posiblemente sea la
proliferación de información errónea sobre las vacunas en Internet. Durante años, los expertos
en salud pública y defensores de las vacunas han tratado de revertir el daño causado por
informes sobre una correlación infundada entre el autismo y las vacunas infantiles, estos
esfuerzos de rectificación se han visto socavados por la enorme cantidad de información
errónea que circula en Internet acerca de las vacunas, ante la ausencia de certeza científica,
los rumores se afianzan con mayor facilidad, para mitigar los efectos de la exposición a
información errónea sobre las vacunas se debe formular y poner a prueba estrategias
novedosas más allá de las iniciativas tradicionales de concientización. Estas estrategias
podrían basarse en esfuerzos pasados para desacreditar a la industria tabacalera, como
sembrar escepticismo sobre los agentes que difunden información errónea y desarrollar
herramientas para ayudar al público a identificar fuentes de información creíbles (p. ej., diseñar
un símbolo que indique que una cuenta en las redes sociales o un sitio web es creíble y ha sido
comprobado), hay otras ideas innovadoras como luchar contra las teorías conspirativas al
asociarse con personas que solían pertenecer a grupos que creen en ellas, estas personas
pueden ofrecer información sobre las creencias del grupo y transmitir información de salud
basada en la evidencia a los miembros del grupo.
Otra estrategia podría consistir en movilizar a la mayoría de la población que está a favor de las
vacunas para contrarrestar la información errónea en línea y así mitigar la exposición a dicha
información, las redes sociales también pueden asumir un papel activo y monitorear, marcar y
eliminar contenidos o cuentas que promuevan información de salud perjudicial, así como
reconfigurar algunas funciones de la plataforma que ayudan a propagar la información errónea.
Si bien es necesario educar sobre las vacunas, abordar la información errónea y fortalecer los
conocimientos en materia de salud, esto no es suficiente para responder a la reticencia y
mejorar la aceptación de las vacunas, también hay factores cognitivos, emocionales, sociales,
culturales y contextuales que influyen sobre las actitudes y comportamientos generales
respecto a las vacunas.
Algunos ejemplos de estos factores son la ideología política, las creencias religiosas, los silos
de información en línea dominados por puntos de vista homogéneos, la desconfianza en la
medicina, las posturas sobre la participación del gobierno en las decisiones de salud
individuales y la percepción del riesgo de enfermedad. Por eso los esfuerzos de concientización
sobre las vacunas deben reconocer que la reticencia no siempre se debe a la falta de
conocimiento y deben abordar estos factores al crear y divulgar mensajes que estén en
consonancia con los valores individuales, que reconozcan sus inquietudes y que destaquen los
beneficios económicos y de salud que presenta la vacunación para las personas, sus familias y
sus comunidades.
Las estrategias que posiblemente sean más efectivas incluyen el refuerzo de las normas
sociales que promueven la salud, involucrar a los principales formadores de opinión y personas
influyentes en los medios sociales en la defensa de las vacunas, y garantizar la formulación de
recomendaciones firmes y coherentes por parte de los prestadores de atención de salud. Ahora
bien, reconocemos que muchas de estas estrategias de intervención presentan limitaciones
(por ejemplo, una efectividad limitada en personas con creencias arraigadas, alcance
insuficiente, etc.); por lo tanto, los esfuerzos de comunicación deben combinarse con enfoques
basados en políticas como los requisitos de inmunización en escuelas y lugares de trabajo, de
manera que la vacunación sea la opción predeterminada para las personas y familias, y así
desincentivar el rechazo de la vacunación.
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