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A veces…todos nos sentimos solos y necesitamos a alguien en quien podamos confiar para contarle

nuestros problemas. En la vida, es tan difícil confiar en una persona real que nos escuche y guarde
nuestros secretos. Mi nombre es Alan, y esta es mi historia. Tenía 10 años y vivía con mis padres. Yo
era alguien que prefería estar solo. No quería tener amigos, al menos no en la vida real. Yo era un
niño especial y por eso también era diferente.

Mientras estaba en clase en la escuela, siempre estuve muy callado, serio, y siempre estaba lejos de mis
compañeros. Ellos solían burlarse de mí casi todos los días por mi forma de ser. Yo siempre los ignoraba,
pero ya estaba cansado y a veces solo quería huir. Ellos me tiraban cosas y me ponían sobrenombres. Se
burlaban de mí todos los dias solo porque siempre estaba solo, y no tenía amigos. Cada vez que llegaba
a mi casa después de la escuela me sentía triste, deprimido, sin querer hablar con nadie, ni siquiera con
mis padres. Una vez, mi mamá me preguntó qué me sucedía, pero yo no quería hablar con ella y me
encerré en mi cuarto. Mi mamá sabía que algo me estaba pasando y fue a hablar conmigo.

"Alan, ¿qué pasa? ¿Te pasó algo en la escuela?"


"No, mamá. Estoy bien. Sólo quiero estar solo".
"Alan, tienes que decirme si alguien te hizo algo en la escuela."
"Es solo que los niños se burlan de mí porque no tengo amigos."
"Entonces, ¿Por qué no haces amigos para que los otros niños no te molesten?"
"No me interesa ser amigo de ninguno de ellos."

Mi mamá fue a hablar con mi papá sobre mi situación. Querían buscar una solución para mi problema.
Pensaron que yo no era normal y por eso actuaba de esa manera. Ellos no entendían que yo veía este
mundo de una manera muy distinta a los demas. Ese dia me quedé encerrado en mi habitación todo el
día sin querer salir, ni siquiera para cenar. Honestamente, no tenía ganas de socializarme con nadie.

Al día siguiente, mi mamá decidió ir a la escuela para hablar con el director sobre mi problema, y el
bully que los otros estudiantes tenían conmigo. Yo no sabía que ella estaba allí. Ellos estaban
considerando varias opciones para ayudarme. El director envió a alguien a mi clase a buscarme. Yo
estaba confundido. No entendía que estaba pasando. Porqué tenía que ir a la oficina, y mis compañeros
se burlaron de mi. Pensaron que yo estaba en problemas. Yo estaba confundido, pero cuando llegué a la
oficina, vi a mi mamá.

"¿Mamá, qué haces aquí?" Yo pregunté.


"Vine para asegurarme de que estás bien y encontrar ayuda para ti".
"Pero yo no necesito ayuda, mamá."

No quería aceptar que necesitaba ayuda. Por alguna razón, sentí que era muy vergonzoso. El director
me habló de mi actitud y trató de hacerme entender que socializarme con otros estudiantes era bueno
para mí. Cerrarme en mi pequeño mundo no era saludable en lo absoluto, pero los niños de la escuela
no eran buenos conmigo. Ellos no entendían mi situación y siempre me hacían sentir poca cosa. Como si
yo fuera una basura. ¡No! No podría socializarme con ellos. Mi mamá tuvo la idea de cambiarme de
escuela para que me sintiera mejor conmigo mismo, pero no me gustó la idea. No quería volver a
empezar de nuevo, aunque no estuviera contento en mi escuela. El director no estuvo de acuerdo de
todos modos. Él ofreció otras opciones que la escuela ofrecía para ayudarme. Hablaron de mudarme a
otra clase con otros estudiantes especiales como yo. Esa idea si me gustó y mi mamá estuvo de acuerdo.
Así que hicieron todos los trámites para mudarme de clase. Al yo regresar a mi clase actual, los
estudiantes comenzaron a reirse de mí, ya que seguían pensando que me había metido en problemas.
Yo los ignoré, pero estaba muy cansado de ellos y lo unico que quería era huir. No pude soportar más y
salí de la clase corriendo, escondiendome en unos de los pasillo de la escuela llorando. Donde nadie
podía encontrarme. Estaba cansado de ser la persona que yo era. Odiaba ser diferente a los demás. De
repente, escuché una voz que me llamaba por mi nombre. Pensé que era uno de mis compañeros
buscándome, pero no vi a nadie. Así que me que escondí y me quede tranquilo. No dije una palabra para
que no me encontraran, pero una vez más oí la voz que decía mi nombre. Cerré mis ojos, sin querer ver
quién me llamaba.

-No tengas miedo, Alan. Solo quiero ser tu amigo.-


"No quiero ser amigo de nadie." Decía sin querer mirar quien me hablaba.
-No todos son como esos niños que te molestan."
"¿Cómo sabes que me molestan?"
-Sé todo sobre ti.-
"¿Que sabes?
-"Todo."-
"Entonces, ¿no eres como ellos?"
-No, Alan, soy diferente a esos niños.-

Yo no quería abrir mis ojos. Tenía miedo de ver quién me hablaba.

-Mírame, Alan. Estoy aquí, a tu lado y no quiero que vuelvas a llorar.-


"¿Como sabes mi nombre?"
-Yo sé todo sobre ti.-
"¿En serio? ¿Qué sabes de mí?"
-No eres feliz y siempre estás triste.-
"No puedo evitarlo. Yo no tengo amigos, y mis compañeros de clase siempre se burlan de mí. Aveces
desearía ser como los otros niños."
-No eres diferente a los otros niños. Eres igual que ellos. Solo tienes miedo de socializarte, pero no te
preocupes. De ahora en adelante yo seré tu amigo y estoy aqui para ayudarte.

Abrí mis ojos suavemente y vi a un niño con un traje blanco parado frente a mí. Me ofreció su mano
para ayudarme a levantarme. Yo lo miraba extrañamente. Nunca lo había visto antes.

"¿Cuál es tu nombre?" Yo pregunté.


-Mi nombre es Uriel.-
"¿De donde vienes?"
-Desde muy lejos.-
"¿Dónde? Nunca te había visto antes."
-Siempre he estado cerca de ti.-
"Aquí en la escuela?"
-Sí.-
"No lo creo. Nunca te había visto."
-No lo entenderías en estos momentos, Alan.-
"Pero, ¿de dónde vienes?" Yo seguía preguntando curiosamente.
-Mejor vamos a clase para que no tengas problemas.-
"Pero no quiero volver ahí. Esos niños seguirán molestándome."
-No, no lo harán. Confía en mi.-
Al hablar con él, me sentí muy diferente. Estaba un poco confundido porque nunca lo había visto
antes, pero sentí paz con su presencia. Así que fuimos juntos de regreso a mi clase. Al regresar, mi
maestra me estaba buscando.

"Alan, ¿dónde estabas? Te he estado buscando por todas partes". Preguntó mi maestra.
"Estoy cansado, señorita Rivera. No quiero estar más aquí."
"Entiendo, Alan, pero escuché que te mudaras de clase la proxima semana. Solo debes de ser fuerte por
un tiempo más y haré lo posible para no permitir que los otros niños se burlen de ti."
"Esta bien, pero ¿Uriel puede venir conmigo?"
"Uriel? ¿Quién es Uriel?"

Al mirar a mi lado, Uriel ya no estaba. Yo no entendía. Simplemente desapareció y mi maestra no me


dió importancia. Entramos a clase y todos los estudiantes estaban tranquilo, haciendo su trabajo. Yo no
lo podía creer. No entendía lo que pasaba. Por lo general, ellos siempre tenían algo negativo que decir
sobre de mi o me molestaban. Yo me senté en mi pupitre y la maestra continuó con la clase. Yo me
preguntaba: "¿Donde está Uriel?" La verdad estaba muy confundido, y al terminar la clase, cuando salí,
me encontré con Uriel de nuevo.

-¿Ves? Te dije que confiaras en mi.- Uriel dijo.


"¿Dónde estabas?"
-Tuve que irme por un momento.-
"Fue muy extraño que nadie me molestara cuando entré a la clase. No podía creerlo. ¿Te gustaría ir a mi
casa para que conozcas a mis padres? Ellos estarán contentos al saber que tengo un nuevo amigo."
-Bueno, claro, ¿Por qué no?-

Como no vivía muy lejos de la escuela, Uriel y yo caminamos juntos hasta mi casa, hablando y
conociéndonos mejor. Noté que la gente me miraba muy extraño, pero no le dí mucha importancia. Yo
estaba muy contento de tener un nuevo amigo, y estaba loco de presentarselo a mis padres. Finalmente
llegamos a mi casa y en cuanto entré, llamé a mi mamá.

"Mamá, mamá, ¿Dónde estás? Quiero presentarte a mi nuevo amigo."

Mi mamá salió de la cocina sorprendida por lo que yo había dicho y me preguntó:

"¿Dijiste que querías presentarme a tu nuevo amigo?"


"Sí, mamá, lo conocí hoy en la escuela".
"¿Si? ¿Después que me fuí‫"?ؙ‬
"Sí, su nombre es Uriel."
"Me alegra mucho. ¿Dónde está tu amigo? ¿Esta afuera?"
"No mamá. Él está aquí conmigo."
"¿Contigo? pero no veo a nadie."
"¿No puedes verlo? Él está justo aquí delante de ti."

Mi mamá me miró sin decir una palabra. Ella no sabía qué decir. Me miró como si yo estuviera loco.

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