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Cuento

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Alumna: Rodríguez Ruíz Jessica Guadalupe

1E
Miss: Yessika Zamora Valera

Cuento: MERSI

Hola, mi nombre es Jessica, tengo 15 años, casi 16, soy una chica tímida a la que no le gusta salir
de casa y no tiene muchos amigos. Tengo un hermano 4 años y medio mayor que yo. Siempre he
dicho que lo quiero mucho y que lo admiro, aunque sea muy distinto a mí. Y cuando me refiero a
que es muy diferente, es que es BASTANTE diferente a mí. Él es sociable, tiene muchos amigos,
le encanta salir y le encanta conocer gente nueva. Aunque seamos diferentes no dudo sobre el
amor que tienen mis padres hacia nosotros. Por cierto mis padres están separados y no se llevan
ni bien ni mal. Sé que al principio había dicho que no tenía amigos, pero la verdad es que si, son
pocos pero los podría considerar como “amigos", ellos son de mi anterior escuela. En mi colegio
actual no he tenido a alguien que pudiera considerar como “amig@", si le hablo a todos pero solo
los considero como “compañeros", todos son amables, pero no a cualquiera se le dice “amigo”.
Mi madre me dice que en esta vida no hay amigos, ya saben, los consejos de las madres siempre
hay que tomarlos en cuenta.
Una mañana desperté y no había nadie en casa, no me asusté, me dió igual, me hice de
desayunar, y me puse a ver una serie que me encanta en Netflix. Todo parecía un día común y
corriente, estaba acostumbrada a que si mi mamá se iba a trabajar, me llamaba y la alcanzaba,
pero está vez no me llamó para nada, ni siquiera se me ocurrió ver a la ventana, así que decidí
hacer los deberes del hogar. Cuando terminé se me hizo raro que mi mamá no me llamara y ya
era tarde. Salí para ir a verla, su trabajo no era muy lejos de mi casa, como a dos cuadras.
Cuando salí del fraccionamiento no había gente, todo estaba desértico, tengo que admitir que en
ese instante si me consterné al no ver nada de gente, los negocios estaban abiertos, entré a la
tienda que está enfrente de mi fraccionamiento saludé, pero no había nadie. Me angustié, así que
me fuí directamente en dónde se supone que debería estar mi mamá, también estaba abierto pero
no había absolutamente nadie. Estaba asustada no sabía ni qué hacer, me puse a llorar. Intenté
llamar a mi hermano, un día antes se había ido con su novia que vive a 1 hora de mi casa, pero
no había señal, intenté de todo pero no había nada ni nadie.
Así pasaron los días y todo seguía igual, no sabía que estaba pasando, me sentía muy sola,
extrañaba a alguien con quién hablar.
Pasó 1 mes y me volví alguien insensible, ya no me importaba lo que estaba pasando. Salí a
buscar comida, había un supermercado a una cuadra de mi casa, tampoco había nadie en ese
establecimiento. Estaba en el área de panadería y frente a mí estaba el área de limpieza. De
repente se escuchó que se había caído algo, pero yo era la única que estaba ahí, no pudo haber
sido alguien más, el ruido venía del área de limpieza, se había caído una botella de cloro, me
asusté un poco, detrás de mí pasó algo corriendo, ahí si me asusté mucho, tomé lo que tenía que
tomar y salí corriendo. Llegué a mi casa y cerré bien, pensaba que ahí ya estaba segura porque
mi casa no es muy grande, me dirijí hacia la cocina para preparar lo que iba a comer. Cuando
comencé a comer se escuchó un objeto caer, pero está vez en la recámara de mi mamá, fuí a ver
qué era lo que se había caído pero no había nada. En la cama de mi mamá había un hombresito
que no medía ni 30cm parecía un duende y me dijo: “si quieres volver a la normalidad debes
valorar y agradecer todo lo que tienes,". Me quedé pasmada, fué algo extraño pero no hice
nada al respecto.
Después de casi 3 meses estando sola, fuí a mi habitación y cerré la puerta, me senté en el suelo
recargada sobre la pared, tomé la guitarra, recordé los hermosos momentos que había pasado con
mi familia. Recordé una canción que le había dedicado a mi mamá y a mi hermano, “ Count on
me" de “Bruno Mars", cuando la terminé de tocar me ganó el sentimiento y comencé a llorar. De
repente me dió mucho sueño y me quedé profundamente dormida, no tenía ya noción del
tiempo.
Al siguiente día el ruido de la licuadora y de la televisión me despertó, me asusté, pues se supone
que estaba sola, - ¡Buenos días! ¡ya despiertate! ¿No has visto la hora?- dijo mi mamá-
¿¡En dónde han estado todo esté tiempo!?- respondí confundida -¿estás bien?- me dijo -si-
respondí.
Todo lo que había pasado era solo un sueño.
Nunca me había gustado que mi mamá nos preparara de desayunar porque hacía demasiado ruido
y nos despertaba, pero está vez lo agradecí porque experimenté lo que en realidad es sentirse
sola.

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